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Esa noche olor a pájaros y a peces


puede ser el nuevo arriero de las calles.

Busqué los árboles,


refugié mi ojos sobre ese polvo
húmedo, sin matrices.

Ahora salgo entre las mil personas,


haciendo gestos al raro de mi casa.
Dirán muchos de los
que miran
soy un ocre
atravesando paredes
en la estación de niños universales.

Resulta, despierto
con las manos tendidas
en la arena.
Solo un desierto
se apodera de mi boca,
no le respondo nada.

En común paso desapercibido,


este conflicto, ese insólito sauce
me desprecia.

Debo coger mi pantalón, mi camisa,


marcharme en los rodajes.
AGOSTO

He vuelto para contarte las noticias


a la distancia.
Tú que buscas oro por el oeste
haces trabajos y negocios en tu vejez
jamás anduviste por esos cementos gélidos
ó esos caminos.

Me extraña que los pintarrajeados pájaros


vuelen y se posen en tu jarrón.
Ahí comiste y bebiste
con los presos.

Ahora tienes tu computadora


tus distintos programas
colgados para tus sueños aumentados,
un par de medias.

Se avecina la luz, tus pensamientos


flotan en tu garganta media dorada;
entre la monotonía, tus fanáticas
correrías de tu chillona vida.

ESTACIONES Y PLANOS

Prosigo a la memoria
de las fuerzas, envuelto como todos
en cada pecho de los combatientes.

Así, a movimiento
abruptamente
dejo mi ramada en linfa seco.
Nadie podrá cimentarme en este llano suelo.

En todas partes tendré un océano sueño,


una montaña formando un cenit.

Hecho de fuegos gruesos


haciendo firmes al paso
de los cóndores.

No habrán músicas totales,


ni himnos en el firmamento
solo un trozo de alivio
pegado en la paz
de nuestros años.

LAS PAREDES ENCANTADAS

Álzame, constrúyeme un instante.


Aquí debo pensar en mi lampión
o en la hoyada que cae
a flor y flama.

Soy un enfermo viajero


y dudo serlo
Pertenezco a mi guitarra trotamunda
a brincos de caballos.
Es inútil detenerme.

Arrastro mi cansancio,
en cada melodía me hago frente.
Entiendo las ondas formándose
Entre el sol. Y media luna.
Me olvido y a puro canto
destrozo pentagramas.
En el silencio, a gargantadas.

PARADERO Y LUCES

Como podré saber de esta marea


olas sabor a hierbas
y unos minutos pasados como un juego de puños.
La tarde suena a palmadas,
las canciones se acercan, crecen como las sombras.

Es cierto, solo sé esta forma de escribir


de ver la luz retorciéndose en las
descontinúas voces.
¡Dónde! amigos: habrán de quedarse mi malditos
estropajos. En que paradero estarán mis huellas
naciendo con el tiempo,
Con l humeantes miradas.
Este es el trabajo de los pasivos pensadores.

He de mirar, escuchar, escribir


las estaciones cifras.

Me han dejaron sólo. Debo tener mala memoria,


toscas palabras.
Me lo dice el viejo amigo rondinero
que llevo en mi talones
y renuevo a cada año.
la vida es una vieja mariposa
columpiándose en tus manos.
Debemos continuar, con nuestra plástica
fuerza. Es lo único que nos queda.

TRIANGULOS MARRONES

Pensé lo mismo que un arriero pájaro.


Volar por los albores de las ramas
reírle a todo lo fantástico pasado.

Sin embargo una cadena azul me ata,


mi fluida garganta se oscurece,
ese tráfico, de hoy jamás fue de los hombres.

Aquí en estas ciudades luminas, tengo prisa,


una gama descolorida entre mis fístes.

Nadie ayuda a labrar estos campos.


Fertilizados, individuos.
Retrocediendo sus recuerdos tirados
en las desmemoriadas raíces.
Así es, como los árboles resisten.
Siguen filosofando.
Dar una luz más para los que miran
claridades en la tierra
o simplemente en las hoyadas.
POEMA

Extendiéndonos sobre las plazas


con nuestros colores pensamientos
consteladamente nacemos con la
fuerza acerada de llevar la ola
los pueblos.

Ellos saben que existimos,


esparcimos nuestros brazos.
Y forrados de cartones, pegado de
noticias. Realizamos nuestras moradas.

Nosotros, algunos con el pensamiento


de lucha exigimos los derechos
celestes de las bases.

Nos formamos profesionalmente.


Adelgazados de problemas, llegamos.
forrando melodías.
Alzando vuelo a otras bancas amarillas.
resistiendo estos fuertes huracanes.
que hacen llagas en la piel de nuestros pueblos,
gritos y despojos.
Mañana volveremos a ser hombres resistentes
en el umbral
ó los pasillos.
HORAS

Madre, tú sabes la historia;


la hora en que tu luz me trajo,
al mundo.

No sonaron campanas, ni vuelos


ó canto de palomas.
Pero sí rompí el silencio ámbar
a puro grito.

Ahora haz de darme ese calor


los juegos de tus risas aromadas . Tal vez el
arrullo de una canción metida en las estrellas.

Ahora cuando me encuentre flotando


en cada tierra. Buscando mi cartilla.
Perdóname el saludo si no lo tengo.

Y a cada espacio breve, a tranco frío.


las horas azuladas no me cuentan
tu mirada amanecida.

Hoy no tengo tiempo de pensar


parece que esta lucha la conozco.
Madre, aquí buscando cómo andar
en libertad sin detenerse.

TANTO POR CIENTO Y UNAS MANCHAS

Hasta ahora no he podido ordenar mis


cosas.
Mis conversaciones siempre fueron
lánguidas
o espesas, como los pasos cuyos tiempos
antiguos caen piedras amarillas.
Pañuelos que no tienen que ver
con las estaciones venideras.
Es verdad, no tengo la vida comprada. No estoy
en la realidad de los que viven.

Estas épocas no son mías.


Ni tampoco la esquina que frecuento a diario,
con mi amiga la sombra de mi cuerpo.
Alucinando estar en caminos hechos de
relámpagos y aceros fundiéndose en los
puños. Este es el día, y cada paso que damos
es una historia nueva que a la luz
de la tarde se envejece.
No tenemos nada que perder, nada que
ocultar, el mar de nuestros ojos se nos
opaca cada vez que cae un almanaque más
en nuestras espaldas, llena de grietas y volcanes.

CONTINUACIÓN TANTO POR…

Verdad, somos una masa llena de


incógnitas y derrepentes. Por momentos
buscamos algunos pájaros, que nos canten
sus melodías. De los nunca vivieron
apurados, ni lloraron por un poco de
ilusiones.
Haz lo que quieras, hasta cuando la mente
te lo ordene. Ponle un punto a tu
mirada
bostézale una sonrisa a la soledad, cada
vez que se te acerque. Tírale flores a
la mala vida, agárrale por los hombros al brillo de tus
sueños, si se burlan.
Déjate correr, para que ellos
alcancen tu destino, tus manos.
Las huellas dejados en los platos,
de la tierra, acorralada por el sol
y las esteras.

PSIQUISMOS ESCOLTADOS

Yo no tengo banderas palpitantes


sólo unas cuantas canciones
de poeta oriundo, maltratado por lo días invernales.

Yo no tengo banderas otoñales


tarjetas que habrán puertas doradas o me avalen

Es por eso los


partidos de mi pueblo, no
escuchan mi voz de trotamundo trasnochado.
Tal vez pertenezco a confusas tierras,
comarcas ignoradas.
He perdido mi voz, la luz de las estrellas,
la voz celeste de los cielos
ó víspera de estrellas
Yo no tengo banderas benditas.

Sólo sé que mi patria, holocausto a cuatro lados


conoce mi nombre a puro grito.
Ahora, escucho poco a poco,
los gritos vestidos de mendigo.

DETENCIÓN

Buscándote secretamente, lanzando socorros y alaridos.


Despertando el otro día de
tus sueños. Aquí sin suerte, quebrando
lo que sueldas.
Ultimando detalles en las
capas de la iglesia.

Tengo la piel a lobos, a escorpiones. Se me viene a la memoria


la imagen de Hiroshima.

HORROR!

Lleva tu vestimenta de trabajo


camina en cada espacio blanco,
no descuidarse. ¡Puedes tropezar!
¡¡¡CUIDADO!!!

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