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TRABAJO PRÁCTICO

Leonhard Euler

Leonhard Euler fue un matemático suizo, cuyos trabajos más importantes se


centraron en el campo de las matemáticas puras, campo de estudio que ayudó a
fundar.

Euler nació en Basilea en 1707 y estudió en la Universidad de Basilea con el


matemático suizo Johann Bernoulli, licenciándose a los 16 años. En 1727, por
invitación de la emperatriz de Rusia Catalina I, fue miembro del profesorado de la
Academia de Ciencias de San Petersburgo. Fue nombrado catedrático de física en
1730 y de matemáticas en 1733.

En 1741 fue profesor de matemáticas en la Academia de Ciencias de Berlín a


petición del rey de Prusia, Federico el Grande. Euler regresó a San Petersburgo
en 1766, donde permaneció hasta su muerte.

Aunque obstaculizado por una pérdida parcial de visión antes de cumplir 30 años y
por una ceguera casi total al final de su vida, Euler produjo numerosas obras
matemáticas importantes, así como reseñas matemáticas y científicas.

En su Introducción al análisis de los infinitos (1748), Euler realizó el primer


tratamiento analítico completo del álgebra, la teoría de ecuaciones, la
trigonometría y la geometría analítica. En esta obra trató el desarrollo de series de
funciones y formuló la regla por la que sólo las series convergentes infinitas
pueden ser evaluadas adecuadamente.

También abordó las superficies tridimensionales y demostró que las secciones


cónicas se representan mediante la ecuación general de segundo grado en dos
dimensiones. Otras obras trataban del cálculo (incluido el cálculo de variaciones),
la teoría de números, números imaginarios y álgebra determinada e
indeterminada.

Euler, aunque principalmente era matemático, realizó también aportaciones a la


astronomía, la mecánica, la óptica y la acústica. Entre sus obras se encuentran
Instituciones del cálculo diferencial (1755), Instituciones del cálculo integral (1768-
1770) e Introducción al álgebra (1770).

Euler tenía una memoria prodigiosa; recordaba las potencias, hasta la sexta, de
los 100 primeros números primos, y la Eneida entera. Realizaba cálculos
mentalmente que otros matemáticos realizaban con dificultad sobre el papel.

La productividad matemática de Euler fue extraordinaria. Nos encontramos su


nombre en todas las ramas de las matemáticas: Hay fórmulas de Euler, polinomios
de Euler, constantes de Euler, integrales eulerianas y líneas de Euler. A pesar de
todo esto se casó y tuvo trece hijos, estando siempre atento al bienestar de
familia; educó a sus hijos y nietos.

Murió el 7 de septiembre de 1783.

Leonhard Euler

(Basilea, Suiza, 1707-San Petersburgo, 1783) Matemático suizo. Las facultades


que desde temprana edad demostró para las matemáticas pronto le ganaron la
estima del patriarca de los Bernoulli, Johann, uno de los más eminentes
matemáticos de su tiempo y profesor de Euler en la Universidad de Basilea. Tras
graduarse en dicha institución en 1723, cuatro años más tarde fue invitado
personalmente por Catalina I para convertirse en asociado de la Academia de
Ciencias de San Petersburgo, donde coincidió con otro miembro de la familia
Bernoulli, Daniel, a quien en 1733 relevó en la cátedra de matemáticas.

Leonhard Euler

A causa de su extrema dedicación al trabajo, dos años más tarde perdió la visión
del ojo derecho, hecho que no afectó ni a la calidad ni al número de sus hallazgos.
Hasta 1741, año en que por invitación de Federico el Grande se trasladó a la
Academia de Berlín, refinó los métodos y las formas del cálculo integral (no sólo
gracias a resultados novedosos, sino también a un cambio en los habituales
métodos de demostración geométricos, que sustituyó por métodos algebraicos),
que convirtió en una herramienta de fácil aplicación a problemas de física. Con ello
configuró en buena parte las matemáticas aplicadas de la centuria siguiente (a las
que contribuiría luego con otros resultados destacados en el campo de la teoría de
las ecuaciones diferenciales lineales), además de desarrollar la teoría de las
funciones trigonométricas y logarítmicas (introduciendo de paso la notación e para
definir la base de los logaritmos naturales).

En 1748 publicó la obra Introductio in analysim infinitorum, en la que expuso el


concepto de función en el marco del análisis matemático, campo en el que así
mismo contribuyó de forma decisiva con resultados como el teorema sobre las
funciones homogéneas y la teoría de la convergencia. En el ámbito de la
geometría desarrolló conceptos básicos como los del ortocentro, el circuncentro y
el baricentro de un triángulo, y revolucionó el tratamiento de las funciones
trigonométricas al adoptar ratios numéricos y relacionarlos con los números
complejos mediante la denominada identidad de Euler; a él se debe la moderna
tendencia a representar cuestiones matemáticas y físicas en términos aritméticos.

En el terreno del álgebra obtuvo así mismo resultados destacados, como el de la


reducción de una ecuación cúbica a una bicuadrada y el de la determinación de la
constante que lleva su nombre. A lo largo de sus innumerables obras, tratados y
publicaciones introdujo gran número de nuevas técnicas y contribuyó
sustancialmente a la moderna notación matemática de conceptos como función,
suma de los divisores de un número y expresión del número imaginario raíz de
menos uno. También se ocupó de la teoría de números, campo en el cual su
mayor aportación fue la ley de la reciprocidad cuadrática, enunciada en 1783.

A raíz de ciertas tensiones con su patrón Federico el Grande, regresó nuevamente


a Rusia en 1766, donde al poco de llegar perdió la visión del otro ojo. A pesar de
ello, su memoria privilegiada y su prodigiosa capacidad para el tratamiento
computacional de los problemas le permitieron continuar su actividad científica;
así, entre 1768 y 1772 escribió sus Lettres à une princesse d’Allemagne, en las
que expuso concisa y claramente los principios básicos de la mecánica, la óptica,
la acústica y la astrofísica de su tiempo.
De sus trabajos sobre mecánica destacan, entre los dedicados a la mecánica de
fluidos, la formulación de las ecuaciones que rigen su movimiento y su estudio
sobre la presión de una corriente líquida, y, en relación a la mecánica celeste, el
desarrollo de una solución parcial al problema de los tres cuerpos –resultado de su
interés por perfeccionar la teoría del movimiento lunar–, así como la determinación
precisa del centro de las órbitas elípticas planetarias, que identificó con el centro
de la masa solar. Tras su muerte, se inició un ambicioso proyecto para publicar la
totalidad de su obra científica, compuesta por más de ochocientos tratados, lo cual
lo convierte en el matemático más prolífico de la historia.

“Leed a Euler, es el maestro de todos nosotros”

Pierre Simón de Laplace

Hace trescientos años nació en Basilea el matemático más prolífico de toda la


historia. A lo largo de su dilatada vida científica amplió las fronteras de las
matemáticas en todas sus ramas, y no sólo las fronteras de las matemáticas, su
actividad creadora se extiende por la casi totalidad de las ciencias. Su influencia
impregna todas las materias científicas a lo largo del siglo XVIII. Sin su figura las
matemáticas serían otras.

Sin embargo, Euler es aún un genio por descubrir. Este es un pequeño homenaje
a su amor por las matemáticas y a su enorme creatividad.

Leonhard Euler nació en Basilea el 15 de abril de 1707, su padre Paulus Euler,


pastor calvinista, quería que Leonhard, siguiera sus pasos en los estudios
teológicos, así que lo inscribió en la universidad de Basilea para cursar estudios
de teología, humanidades clásicas y lenguas orientales, pero la vocación de Euler
se enfocaba hacia las matemáticas. Tanto que consiguió recibir unas clases
particulares especiales del propio Johann Bernoulli, quien reconoció desde el
principio el talento del joven Euler y debió mediar ante su padre para que
estudiase una carrera de carácter científico en lugar de teología.

El propio Euler lo cuenta en su autobiografía:

“Pronto tuve la oportunidad de ser presentado al famoso profesor Johann


Bernoulli. Estaba realmente muy ocupado, y así rehusó de plano darme lecciones
particulares, pero me dio en cambio consejos mucho más valiosos para comenzar
a leer por mi propia cuenta libros de matemáticas más difíciles y estudiarlos con
toda la diligencia que pudiera. Si me encontraba con algún obstáculo o dificultad
tenía permiso para visitarle con plena libertad todos los sábados por la tarde...”
Así Euler acabó estudiando medicina, astronomía y filosofía natural.

Comenzó a publicar con tan solo 19 años; su primera memoria Constructio


lincarum isochronarum in medio quocunque resistente impresionó a Johann
Bernoulli. Quizás animado por él, Euler, que no había visto un barco de vela en su
vida, presentó a la Academia de París, con tan solo veinte años, una memoria
sobre la distribución óptima de mástiles y velas en los barcos. En estos escritos ya
se vislumbra la manera original y creativa, que tenía Euler, para resolver
cuestiones y problemas científicos.

En esta ocasión no obtuvo el premio que concedía la Academia, tan sólo una
mención honorífica. Pero la Academia acabaría rendida a los méritos de Leonhard
concediéndole hasta doce premios a lo largo de su vida. En 1727, recién
cumplidos los 20, Euler opta a la cátedra de filosofía natural de la universidad de
Basilea, con un trabajo sobre el sonido, Dissertatio physica de sono, pero es
rechazado por su juventud.

1727-1740. Primera estancia en la Academia de Ciencias de San Petersburgo

Tras este fracaso Euler acepta la invitación para trabajar en la Academia de


Ciencias de San Petersburgo, donde ya se encontraban los hermanos Nicolás y
Daniel Bernoulli, los hijos de Johann, ocupando una plaza en la sección de
fisiología y medicina. Esta importante institución había sido fundada en el año
1725 por Catalina. Era una Academia aún joven pero de mucha proyección
científica por la categoría de sus miembros.

Justo el día en que Euler llega a San Petersburgo, el 27 de mayo de 1727, muere
Catalina la Grande, la protectora de la Academia. Su sucesor, Pedro II, no
compartía esta vocación de mecenas de las ciencias y Euler para sobrevivir tuvo
que enrolarse en la marina rusa en la que durante tres años ocupo el grado de
teniente de navío.

Por suerte para la ciencia Pedro II duró poco en el trono y en 1730 sucediéndole
su hija Ana que relanzará la Academia. Gracias a este hecho, en 1730, Euler
ocupará la cátedra de filosofía natural y en 1733 sucederá en la cátedra de
matemáticas a su amigo Daniel, que había abandonado Rusia para hacerse cargo
de la cátedra de matemáticas en la Universidad de Basilea. Ese mismo año
Leonhard se casó con Catherine Gsell, hija del pintor sueco G. Gsell, que en ese
momento dirigía la Academia de Pintura de San Petersburgo. Este matrimonio
tuvo 13 hijos, cinco de los cuales murieron siendo aún niños.

La pluma de Euler durante los 14 años que va a durar su primera estancia en San
Petersburgo no va a tener ni un día de descanso. En esos años publicará más de
100 memorias y artículos sobre los temas más diversos, (la gran mayoría de los
artículos de los Comentarii de la Academia corresponden a Euler).

Sus resultados durante esta primera estancia en la Academia de Ciencias fueron


espectaculares; mostremos aquí algunos de ellos:

Con el fín de resolver problemas de series, definió en 1729 la función gamma


con s>0 y demostró algunas de sus propiedades Γ(s+1) = s•Γ(s); Γ(n+1) = n!
∀n∈N.

Un año más tarde, en 1730, introdujo la función beta, para s,t>0, probando la
relación entre las funciones gamma y beta, .

En 1735 la Academia de París, propuso un problema relacionado con la rotación


del Sol, Euler se concentró de tal manera en solucionarlo que debido al enorme
esfuerzo ocular, pues requería de muchas observaciones, perdió la visión de su
ojo derecho.

El año 1736 publicó la primera de las varias pruebas que dio del Pequeño
Teorema de Fermat. Si p > 0 es primo, entonces p divide a ap – a. De este
resultado dará a lo largo de su vida otras dos demostraciones, la última en 1768.

En 1737 demostró la infinitud de los números primos por un procedimiento muy


original y que a la postre dio origen a laTeoría Analítica de Números.

Ese mismo año también dio una prueba de la irracionalidad del número e,
utilizando fracciones continuas, y dos años más tarde, en 1739, demostró la
irracionalidad del cuadrado del número e.

El número e siempre ejerció en Euler una especial fascinación. Lo calculó por


varios procedimientos, hallando del mismo hasta 23 cifras significativas. Su valor
es e =2,718 281 828 459 045 235 360 28…

El número π es investigado y obtenido, por Euler en muchos periodos de su vida,


utilizando diversos métodos para aproximarle, entre otros el obtenido aplicando el
teorema de la adición a la función arctag.

Resolvió también problemas populares como el famoso de los Siete puentes de


Könisberg, recogido en su artículoSolutio problematis ad geometriam situs
pertinentis.

A lo largo de estos años se preocupa por solucionar diversos problemas


relacionados con la teoría clásica de números, muchos de ellos planteados por.
Fermat y otros provenientes de su relación con su amigo Goldbach. Así descubrió
que el quinto primo de Fermat: , no era un número primo, en contra de lo afirmado
para todos estos números por el matemático francés. Aunque la descomposición
no es nada simple, sobre todo si no se cuenta con las poderosas herramientas de
cálculo actuales: F5 = 4.294.967.297 = 641 • 6700417

Entre los años 1732 y 1736 estudia productos infinitos y problemas de


isoperímetros.

Poco antes de abandonar San Petersburgo, en 1739, le escribe una nota a Johann
Bernouilli en la que le comunica como las ecuaciones diferenciales de coeficientes
constantes se pueden resolver mediante la resolución de su ecuación
característica asociada.

De esta época es también su primera obra cumbre: la Mechanica (1736), dos


tomos con más de 1000 páginas, la primera obra en que la mecánica parece
tratada de forma analítica y con los términos actuales.

En la década entre 1730 y 1740 se enfrenta a su gran pasión: la suma de series


numéricas llamativas. Aplicando técnicas, hoy criticables en cuanto al rigor, pero
llenas de originalidad y valentía adornadas con una buena dosis de ingenio y
habilidad para combinar resultados de ramas en apariencia muy distantes de las
matemáticas, como análisis y aritmética, Euler consigue resultados espectaculares
como estos:

O de las diferencias alternadas de otras potencias

Pero sin duda la joya de la corona de sus cálculos de series, es la respuesta al


gran problema planteado varios años antes por Jakob Bernoulli, el que se dio en
llamar el problema de Basilea, que no es otro que calcular la suma de los inversos
de los cuadrados de los números naturales:

Euler había conseguido aproximaciones calculando hasta los mil primeros


términos:

En 1735, con su genial manera de relacionar técnicas y resultados de campos


matemáticos distantes va a encontrar el resultado:
“Sin embargo, he encontrado ahora y contra todo pronóstico una expresión
elegante para la suma de la serie , que depende de la cuadratura del círculo ( Es
decir, de π). He encontrado que seis veces la suma de esta serie es igual al
cuadrado de la longitud de la circunferencia de un círculo de diámetro 1”.

Y en efecto, la suma de la serie es:

Todos estos resultados los incorporará al capítulo X del tomo primero de la


Introductio in analysin infinitorum (Edición facsimil y comentada de la SAEM
Thales y la RSME. Sevilla 2000).

1741-1766. Estancia en la Academia de Ciencias de Berlín

A finales de 1740, tras la muerte de la zarina Ana, a Euler se le vuelve a plantear


la misma situación de incertidumbre sobre su futuro que trece años antes, pero
ahora tiene una familia que mantener y sobre todo un prestigio enorme en toda
Europa. Por esta razón Euler decidió aceptar una invitación, que años antes le
había realizado el rey Federico II el Grande de Prusia, para incorporarse a la
Academia de Ciencias de Berlín, fundada por Leibniz en 1700.

A raíz la entronización de Federico II, en 1740, el monarca se esforzó por


impulsar y renovar la Academia, que hasta entonces había tenído una actividad
muy reducida, nombrando, en 1741 al científico francés Maupertuis como
presidente y contratando a personas de gran prestigio, como es el caso de Euler.

Cuando Euler llegó a Berlín, el año 1741, encontró al reino prusiano sumido en la
primera guerra de Silesia y con una actividad científica prácticamente inexistente.
Como consecuencia no le fue posible ocupar su cátedra en la Academia, debido a
que en ese momento estaba pasando por la peor crisis económica desde su
fundación. Para ganarse la vida Euler se ocupó en dar clases a miembros de
familias nobles, entre las que destaca las impartidas a la princesa Filippina von
Schwendt, pariente del rey de Prusia; durante años le dio lecciones y al ser
interrumpidas, Euler las completó por escrito, naciendo de esta forma sus famosas
Lettres a une princese d’Allemagne (Las cartas a una princesa sobre diversos
temas de Física y de Filosofía1), obra que es considerada como la primera obra
divulgativa de física que se haya elaborado. Está compuesta por tres tomos
publicados en Rusia, el primero en 1768 y el último en 1772.

En 1744, Federico II crea la nueva Academia de Ciencias y Letras de Berlín y a


ella fue invitado Euler como responsable de las actividades matemáticas y
Maurpetius como presidente. Debido a las continuas ausencias de Maupertuis era
Euler el que dirigía la Academia. De hecho, el monarca le encomendó trabajos de
una cierta importancia como: la nivelación del canal Finow, instalaciones de
juegos de agua, la dirección de una mina de sal, diversas cuestiones financieras,
como la creación de montepíos de viudedad y juegos de lotería, etc. Para realizar
estas acciones Euler disponía de una partida ecónomica importante, pero
curiosamente, para investigar cuestiones matemáticas no recibíría ninguna ayuda
económica sustancial. La razón estribaba en el hecho de que el monarca Federico
se sentía más a gusto los filósofos, como el caso de Voltaire, que con los
geómetras. Para Fedrerico II, Euler era una filósofo anodino, incapaz de dar
gracejo y prestancia a los salones cortesanos. Algunos contemporáneos narran
que cuando el monarca se refería a Euler, le llamaba, de manera despectiva "el
cíclope matemático" ( en ese momento Euler veía únicamente a través de un sólo
ojo). Así las relaciones con el monarca debieron ser muy difíles y en algunos
momentos insoportables.

En Berlín continuará con su gran afición a la astronomía. Buena prueba es la


publicación en 1747 de una memoria tituladaRecherches sur le mouvement des
corps celestes en general, deduciendo a partir de la segunda ley de la dinámica y
de la ley de gravitación universal la primera ley de Kepler y la obtención del premio
de la Academia de París en 1748 por un trabajo sobre las perturbaciones del
movimiento de Júpiter y Saturno.

Durante el cuarto de siglo que duró su estancia en Berlín, Euler continuó con su
producción febril, seguió mandando regularmente artículos para los Comentarii, la
revista de la Academia de San Petersburgo de la que continuó siendo editor, envió
en total más de 100, casi tantos como los que publicará en las Memorias de la
Academia de Berlín – 127 -; investigó sobre todos los temas matemáticos del
momento y publicó cientos de memorias y de artículos, pero de este época, de su
primera década en Berlín, data uno de los mejores regalos del genio de Basilea a
la historia de las matemáticas, su Introductio in analysin infinitorum, (1748), el
nacimiento oficial de las funciones, uno de los libros de matemáticas más
influyentes de todos los tiempos.

Cuatro años antes, en 1744, había publicado su primera visión del cálculo de
variaciones, Methodus inveniendi lineas curvas... , y la Theoria motuum
planetarum y cometarum. Dos años más tarde su Teoría sobre la luz y el color. Su
ritmo de producción se mantiene a un nivel inusitado.

Durante la década de los 50 hasta el final de su estancia berlinesa ven la luz al


menos otra veintena de obras cumbres en sus respectivos campos. No podemos
citar todas aquí pero destacaremos alguna: su segunda mecánica, Theoria motus
corporum solidorum (1765)..., Recherches sur la la courvature des surfaces
(1760), Institutiones calculi differentialis(1755) y aunque menos extensa, no la de
menor repercusión posterior, su obra clásica sobre los logaritmos de números
negativos e imaginarios De la controverse entre Mrs. Leibnitz et Bernoulli sur les
logaritmes de nombres negatifes e imaginaires (1751), donde deja despejado el
camino para justificar la existencia y el cálculo de logaritmos naturales de números
imaginarios, utilizando la sorprendente expresión que, desde entonces lleva su
nombre, la identidad de Euler:

Para cualquier x real, eix = cos x + i sen x

Según Euler, las propiedades de los logaritmos se mantienen para los números
negativos, en contra de la opinión de Leibniz, es decir:

ln(-x) = ln[x•(-1)] = lnx + ln(-1)

La clave estaba en la constante ln(-1). Para Bernoulli esta constante valía cero.
Pero Euler tenía la llave desde la Introductio. Haciendo en su identidad x = π ,
obtiene eiπ = cos π + i sen π y, por tanto, ln (-1) = i π

Es decir, ln(-x) = lnx + ln(-1) = lnx + i π

Para sorpresa de todos, los logaritmos de los números negativos no sólo existen
sino que además son números imaginarios.

En el caso de los logaritmos de los números imaginarios la solución es más


sorprendente, no sólo existe el logaritmo de un complejo a+bi, sino que hay
infinitos logaritmos. Si c es el módulo del complejo y π su argumento, Euler afirmó
que ln(a+bi) = lnc + i(θ ± 2kπ) para k = 0, 1, 2, ....

Habían nacido para la historia de las matemáticas los logaritmos complejos. Y de


paso había dotado de carta de identidad definitiva a los números complejos,
explicando cómo operar con ellos, cómo calcular sus raíces, sus potencias, sus
logaritmos, sus senos y cosenos.

No deja de ser un nota reveladora del carácter de Euler la carta dirigida a Golbach
en la que eufórico le comunica su cálculo de z = ii

Tomando logaritmos:

Así que

¡¡Infinitos valores reales diferentes!!. Para k = 0:


“¡Lo que me parece extraordinario!”, afirmaba Euler en su carta. Y no es para
menos.

Durante su estancia en Berlín se dedica, al igual que en San Petersburgo, a


resolver problemas relativos a la geometría elemental. Entre los variados
resultados obtenidos destacamos la obtención de una demostración sintética de la
fórmula de Herón para calcular el área de un triángulo en función de sus lados; la
demostración de que en cualquier triángulo, el ortocentro, el baricentro y el
circuncentro están siempre alineados, llamándose a esa recta la recta de
Euler(1767), la obtención del círculo de Euler, propiedades de paralelogramos… y
otros problemas que tienen que ver con la combinatoria y la geometría. Hemos
dejado para el final su gran hallazgo, obtenido en 1750 y dice así:

si un poliedro es tal que su superficie puede ser deformada con continuidad hasta
transformarse en la superficie de una esfera, entonces se verifica que: C+V=A+2

Siendo C= Número de caras del poliedro, V= Número de vértices del poliedro,


A= Número de aristas del poliedro.

1766-1783. Segunda estancia en la Academia de Ciencias de San Petersburgo

El carácter discreto, retraído y familiar de Euler no le hacía encajar bien en la corte


de Federico II, un monarca engreído y pedante, amante de fastos y boatos, justo
lo contrario de Euler. Así que en el verano de 1766 decide volver a San
Petersburgo con cuya Academia había estado profundamente vinculado durante
toda su estancia berlinesa.

El trato que le dispensó Catalina II de Rusia fue todo lo contrario. Dispuso para él
y su familia, 18 miembros en total, una enorme mansión y puso a su disposición a
su mejor cocinero. Esto debió consolarle del golpe que debió suponer la pérdida
de todos sus objetos personales y numerosos escritos sin publicar que se
perdieron en el naufragio del barco que los transportaba desde Alemania. Para
colmo una catarata en el ojo izquierdo comenzó a hacerle perder progresivamente
la visión de su ojo sano. Su casa, junto a otras 500, fue víctima de un incendio que
casi siega su vida y en el que volvió a perder una buena parte de sus manuscritos,
entre ellos su memoria sobre la Luna. En 1776, viejo y casi ciego pierde a su
esposa, aunque al año siguiente se casa con su cuñada. A pesar de todos estos
percances vitales Euler continuó con su producción febril. En esta etapa publicó
más de 350 trabajos, muchos de ellos sobre su gran afición: la teoría de números
en la que nos ha dejado magníficos resultados sobre números perfectos (el
teorema de Euclides-Euler), sobre números amigos (sus famosas 62 parejas que
al final fueron sólo 60), sobre números primos...

En 1768 apareció su Aritmética Universal. En ella se analizan un sin fin de


resultados elementales de forma muy didáctica: se generalizan las reglas de
resolución de problemas aritméticos; se desarrolla el aparato simbólico-literal del
álgebra; se aclaran las operaciones con números, monomios, radicales y
complejos; se introducen los logaritmos; se dan las reglas de extracción de las
raíces de números y de expresiones algebraicas polinomiales; se introducen las
series como medio de expresión de las funciones racionales fraccionarias; se
introducen los números poligonales, las proporciones y progresiones, las
fracciones decimales periódicas y se estudian los métodos de resolución de
ecuaciones algebraicas.

Entre 1768 y 1770 verán la luz los tres tomos de las Instituciones calculi integralis,
donde presenta su visión analítica del cálculo de variaciones, entre 1769 y 1771
los tres tomos de la Dioptrica, que convertiría a Euler en el precursor de los
fenómenos de interferencia y difracción de la luz, aspectos que fueron
definitivamente resueltos por el científico A. Fresnel(1788-1827), y en 1774 su
segunda Scientia navalis menos teórica y mucho más práctica que la publicada en
1749.

Ya totalmente ciego publica en 1770 su Introducción al Álgebra dictándole sus


cálculos a su ayudante Peter Grimm, que no tenía una formación matemática
especial. Las correcciones las realizaba su hijo Johann Albercht. La obra consta
de dos volúmenes, el primero de los tomos trata de sentar las bases del álgebra,
mientras que el segundo está destinado al análisis diofántico. Su estilo didáctico
ha constituido un modelo desde entonces. Tras la edición de este libro, Euler
descubre la necesidad de contar con un secretario con una formación matemática
sólida y pide a Daniel Bernoulli que le envíe uno de sus alumnos más aventajados,
Así es como Nicolás Fuss, un estudiante de la universidad de Basilea tendrá la
fortuna de compartir día a día los últimos diez años de creación matemática del
genio.

A lo largo de toda su vida y en todas sus obras, Euler se manifiesta con un estilo
claro, llano y sencillo, alejado de la pedantería que rodea muchas publicaciones
científicas; porque Euler fue también un maestro y un divulgador fabuloso.
Condorcet lo expresa de manera precisa:

“Cuando publicaba una memoria sobre un asunto nuevo, exponía con sencillez el
camino que había recorrido, haciendo observar sus dificultades y vericuetos, y tras
hacer seguir al lector la marcha de su espíritu durante los primeros ensayos, les
enseñaba cómo había conseguido encontrar el camino más fácil, lo que
demuestra que prefería la instrucción de sus discípulos a la satisfacción que
pudiera producirle su asombro, y creía no hacer bastante por la ciencia si no
agregaba a las verdades nuevas con que la enriquecía, la sincera exposición de
las ideas que le habían conducido a su descubrimiento”

Gracias a Nicolás Fuss conocemos sus últimas horas:

“Esos vértigos fueron el anuncio de su muerte, ocurrida el 7 de septiembre. Ese


mismo día, conversó en la sobremesa con sobre el nuevo planeta – se refiere a
Urano recién descubierto por Herschel – con M. Lexell, que había venido a verle, y
más tarde nos habló de otros temas con su agudeza habitual. Acababa de
ponerse a jugar con uno de sus nietos cuando sufrió un ataque de apoplejía. Antes
de perder el conocimiento solo pudo decir “me muero”; y así terminó la gloriosa
vida pocas horas más tarde”.

O como indica el propio Condorcet en su Éloge de M. Euler:

El 7 de septiembre de 1783, [...] mandó llamar a su nieto, con el que se puso a


jugar mientras tomaba el té, cuando de repente se la cayó la pipa de la mano, y
cesó de calcular y de vivir”

La figura de Euler se hace gigantesca cuando exploramos en cualquier rama de


las matemáticas.

La cantidad y la importancia de sus descubrimientos nos hacen dudar a veces que


puedan ser obra de una sola persona, no en vano se le ha calificado como “el
matemático más prolífico de todos los tiempos”. A lo largo de su vida publicó más
de 500 libros y artículos. Añadiendo su obra póstuma, se alcanza la cifra de 886
trabajos. Se calcula que sus obras completas, superarán probablemente los
noventa grandes volúmenes. Si dividimos el número de páginas entre los años
vividos (a partir de los 20 años), nos da una producción de unas 800 páginas
anuales de promedio. Podemos decir con toda rotundidad que ningún matemático
ha superado jamás la producción de este hombre.

Hoy, en cualquier camino matemático que sigamos nos encontraremos tarde o


temprano con él, con sus resultados: relación de Euler de los poliedros convexos,
teoría de grafos, recta de Euler, constante de Euler, funciones, logaritmos, variable
compleja... Y si no aparece alguno de sus resultados compartiremos con él,
ignorándolo muchas veces, alguna de sus omnipresentes notaciones: f(x), e, π,
i, ...

De hecho Euler está presente, como si de un guiño de la naturaleza se tratase, en


la relación más hermosa de las matemáticas; una relación que liga de forma sutil
las cinco constantes numéricas universales más populares, los números 0, 1, π, e,
i. Y que es el compendio de todo el Análisis. Una relación, por supuesto
descubierta por el genial Leonhard Euler, El Análisis Encarnado como bien dijo
Arago:

Bibliografía

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1996

Condorcet. Marqués de. Eulogy to Mr. Euler

http://www.math.dartmouth.edu/~euler/historica/condorcet.html

Dunham, William. Euler el maestro de todos los matemáticos. Ed. NIVOLA.


Madrid 2000

Dunham, William. Viaje a través de los genios. Ed Pirámide. Madrid 1993

Durán A. J. Historia, con personajes, de los conceptos del cálculo. Alianza Univ.
Madrid 1996.

EULER,L: Introducción al Análisis de los infinitos. Edición crítica con facsímil de


A.Durán de la obra de Euler Introductio in Analysin Infinitorum.. RSME, SAEM
Thales, Sevilla, 2003.

Fuss, Nicolas. Eulogy of Leonhard Euler

http://www.math.dartmouth.edu/~euler/historica/fuss.html

Sánchez, C. y Valdés C. De los Bernoulli a los Bourbaki. Ed. NIVOLA Madrid


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Pérez Sanz, A. Euler. Una superestrella. Documental serie Universo Matemático.


RTVE. 2001

Las obras de Euler on-line: http://www.math.dartmouth.edu/~euler/

Nota:

1 "Reflexiones sobre el espacio, la fuerza y la materia". Leonhard Euler. Alianza


Editorial. Madrid 1985.
Leonhard Euler (1707 - 1783)
Desde "Un breve relato de la Historia de las Matemáticas" (4 ª edición, 1908)
por WW Rouse Ball.

Leonhard Euler nació en Basilea el 15 de abril de 1707, y murió en San


Petersburgo el 7 de septiembre de 1783. él era el hijo de un pastor luterano que se
había establecido en Basilea, y fue educado en su ciudad natal bajo la dirección
de Jean Bernoulli, con cuyos hijos Daniel y Nicolás formó una amistad de por
vida. Cuando, en 1725, el joven Bernoulli fue a Rusia, a invitación de la
emperatriz, que adquirió un lugar allí por Euler, que en 1733 cambió por la
cátedra de matemáticas, a continuación, dejado vacante por Daniel Bernoulli. La
severidad del clima afectó su vista, y en 1735 perdió el uso de un ojo por
completo. En 1741 se trasladó a Berlín, a petición, o el comando más bien, de
Federico el Grande, y aquí permaneció hasta 1766, cuando regresó a Rusia, y fue
sucedido en Berlín por Lagrange. Dentro de dos o tres años de su regreso a
San Petersburgo se quedó ciego, pero a pesar de ello, y aunque su casa, junto con
muchos de sus papeles, se quemaron en 1771, que la refundición y la mejora de
la mayoría de sus obras anteriores. Él murió de apoplejía en 1783. Se casó dos
veces.

Creo que podemos resumir el trabajo de Euler al decir que creó una gran cantidad
de análisis, y revisado casi todas las ramas de la matemática pura, que se
conocían entonces, llenar los datos, añadiendo pruebas, y organizar el conjunto
en una forma consistente. Esta labor es muy importante, y es una suerte para la
ciencia cuando caen en manos tan competentes como las de Euler.

Euler escribió un inmenso número de memorias de todo tipo de temas


matemáticos. Sus obras principales, en los que muchos de los resultados de las
memorias anteriores se incorporan, son los siguientes.

En primer lugar, que escribió en 1748 su Introductio in Analysin infinitorum, que


estaba destinada a servir como una introducción a la pura matemática
analítica. Este se divide en dos partes.

La primera parte de la infinitorum análisis contiene la mayor parte de la materia


que se encuentra en los modernos libros de texto de álgebra, la teoría de
ecuaciones, y trigonometría. En el álgebra se prestó especial atención a la
expansión de diversas funciones en serie, y la suma de la serie dado, y señaló
explícitamente que una serie infinita no puede ser con seguridad empleado a
menos que sea convergente fundada. En la trigonometría, muchos de los cuales
se de Mayer aritmética FC de Sines, que se había publicado en 1727, Euler
desarrolló la idea de John Bernoulli, que el tema era una rama de análisis y no un
mero apéndice de la astronomía o la geometría. también introdujo las funciones
trigonométricas, y mostró que la exponencial y las funciones trigonométricas
fueron conectados por la relación   .

También en este caso [pp 85, 90, 93], nos encontramos con el correo símbolo
utilizado para referirse a la base de los logaritmos neperianos, es decir, el número
inconmensurable 2.71828 ..., y el símbolo   utiliza para indicar el número
inconmensurable 3,14159 .... El uso de un solo símbolo que represente el número
2.71828 ... parece ser debido a Cotes, quien lo denotado por M, Euler en 1731
denotado por correo. Al mejor de mi conocimiento, Newton había sido el
primero en emplear la notación exponencial literal, y Euler, utilizando el
formulario   , Había tomado una como la base de cualquier sistema de
logaritmos. Es probable que la elección de correo de una base particular, se
determinó que sea la vocal consecutivos a un archivo. El uso de un solo símbolo
que represente el número 3.14159 ... parece haber sido introducido sobre el inicio
del siglo XVIII. W. Jones en 1706 representaba el   , Un símbolo que había sido
utilizado por los Oughtred en 1647, y por Barrow unos años más tarde, para
denotar la periferia de un círculo. Jean Bernoulli representado el número
de c;Euler en 1734 denotado por p, y en una carta de 1736 (en el que enunció el
teorema de que la suma de los cuadrados de los inversos de los números naturales
es el   / 6) se utiliza la letra c; Chr. Goldbach en 1742 utiliza  , Y después de la
publicación de los análisis de Euler en el símbolo   se emplea generalmente.

Los números de correo y   entraría en el análisis matemático de cualquier lado se


abordó el tema. Este último representa entre otras cosas, la razón de la
circunferencia de un círculo a su diámetro, pero es un mero accidente que el que
se toma para su definición. De Morgan en el Presupuesto de paradojas cuenta
una anécdota que ilustra lo poco que la definición habitual sugiere su origen
real. Él estaba explicando a un actuario lo que la probabilidad de que al final de
un momento dado una cierta proporción de algún grupo de personas estaría vivo,
y se cita a la fórmula actuarial de la participación   , Que, en respuesta a una
pregunta, explicó estaba a la proporción entre la circunferencia de un círculo a su
diámetro. Su amistad, que había escuchado hasta ahora a la explicación con
interés, le interrumpió y explicó: `` Mi querido amigo, que debe ser un engaño, lo
que puede hacer un círculo tiene que ver con el número de personas vivas al final
de un determinado tiempo?''

La segunda parte de la infinitorum El análisis es de la geometría analítica. Euler


comenzó esta parte mediante la división en las curvas algebraicas y
trascendentes, y estableció una serie de proposiciones que son verdaderas para
todas las curvas algebraicas. A continuación, aplicar estos a la ecuación general
de segundo grado en dos dimensiones, mostró que representa las secciones
cónicas diferentes, y dedujo la mayor parte de sus propiedades a partir de la
ecuación general. que también se considera la clasificación de cuarto grado y
otras curvas algebraicas, cúbico. El próximo discutió la cuestión de qué
superficies están representadas por la ecuación general de segundo grado en tres
dimensiones, y cómo pueden ser objeto de discriminación una de la otra: algunas
de estas superficies no se había investigado previamente. en el curso de este
análisis que establece las reglas para la transformación de coordenadas en el
espacio. Aquí también nos encontramos con el primer intento de llevar la
curvatura de las superficies dentro del dominio de las matemáticas, y la completa
del primer debate de curvas sinuosas.

El infinitorum El análisis fue seguido en 1755 por la Cálculos differentialis


Institutiones, a los que fue concebido como una introducción. Este es el texto del
primer libro sobre el cálculo diferencial que tenga alguna pretensión de ser
considerada como completa, y puede decirse que hasta hace poco muchos
tratados modernos sobre el tema se basan en ella y, al mismo tiempo hay que
añadir que el exposición de los principios de la materia es a menudo prolija y
oscura, ya veces no del todo exacta.

Esta serie de obras se completó con la publicación en tres volúmenes en 1768 al


1770 de los cálculos Integralis Institutiones, en los que los resultados de varias
de las primeras memorias de Euler sobre el mismo tema y sobre ecuaciones
diferenciales se incluyen. Este, al igual que el tratado similar sobre el cálculo
diferencial, resumió lo que entonces se conocía sobre el tema, pero muchos de
los teoremas fueron refundidas y pruebas mejorado la. Las funciones Beta y
Gamma fueron inventados por Euler y se discuten aquí, pero sólo como
ilustraciones de los métodos de reducción y de integración. Su tratamiento de las
integrales elípticas es superficial, sino que fue sugerido por un teorema,
propuesta por John Landen en las Philosophical Transactions de 1775,
conectando los arcos de una hipérbola y elipse. las obras de Euler que forman
esta trilogía han pasado por numerosas ediciones posteriores.

Los problemas clásicos en las curvas isoperimetrical, el braquistocrona en un


medio de resistencia, y la teoría de geodésicas (todo lo cual había sido sugerido
por su maestro, John Bernoulli) había contratado la atención de Euler en una
fecha próxima, y en la solución de ellos fue llevado a el cálculo de
variaciones. La idea general de esto fue establecido en su curvarum Maximi
Minimive Proprietate Gaudentium Inventio Nova CA facilis,publicado en 1744,
pero el desarrollo completo del nuevo cálculo se efectuó por primera vez por
Lagrange en 1759. El método utilizado por Lagrange se describe en el cálculo
integral de Euler, y es la misma que la que figura en los más modernos libros de
texto sobre el tema.

En 1770 Euler publicó su Anleitung zur Álgebra en dos volúmenes. Una


traducción al francés, con numerosas y valiosas adiciones por Lagrange, fue
llevado a cabo en 1794, y un tratado de aritmética por Euler fue anexado a él. El
primer volumen trata del álgebra determinada. Este contiene uno de los primeros
intentos de colocar los procesos fundamentales sobre una base científica: el
mismo tema ha atraído la atención de D'Alembert. Este trabajo también incluye
la prueba del teorema del binomio para un verdadero índice de restricciones que
todavía se conoce por el nombre de Euler, la prueba se basa en el principio de la
permanencia de formas equivalentes, pero Euler no hizo ningún intento de
investigar la convergencia de la serie: que debería haber omitido este paso
esencial es el más curioso en cuanto él mismo había reconocido la necesidad de
considerar la convergencia de las series infinitas: la prueba de Vandermonde
dado en 1764 sufre del mismo defecto.

El segundo volumen de la trata de álgebra o álgebra diofántica


indeterminado. Este contiene las soluciones de algunos de los problemas
propuestos por Fermat, y que hasta entonces habían permanecido sin resolver.

Como ilustra la sencillez y la franqueza de los métodos de Euler doy la sustancia


de su demostración, se alude más arriba, que todos los números perfectos pares
son incluidos en la fórmula de Euclides,   p, donde prepresenta   - 1 y es un
primo de la. Sea N incluso una perfecta forma de número. N es par, por lo que se
puede escribir en   , Donde   no es divisible por 2;. N es perfecto, es decir,
es igual a la suma de todos los integrante de su subdivisors por lo tanto (si el
mismo número de tener en cuenta como uno de sus divisores) es igual a la mitad
de la suma de todos sus divisores integral , que podemos denotar por   . Desde
el 2 de N =  , Tenemos

por lo tanto

Por lo tanto   =   p y   =   (P + 1), y como el cociente p: p + 1 está en su
mínima expresión,   debe ser un entero positivo. Ahora, a menos que   = 1,
tenemos 1,   , P y   p como factores de   p, por otra parte, si pno sea primo,
habrá también otros factores menos. Por lo tanto,   = 1 y p un primo, que han

Pero esto es incompatible con el resultado


Por lo tanto   debe ser igual a 1 y p debe ser primo. Por lo tanto   = P, por lo
tanto

Puedo añadir el corolario de que puesto que p es un primo, se sigue que n es


primo, y la determinación de cuáles son los valores de n (menos de 257) que
primo p cae bajo la regla de Mersenne.

Las cuatro obras anteriormente indicadas, comprenden la mayor parte de lo que


Euler producidos en las matemáticas puras. También escribió numerosas
memorias en casi todas las asignaturas de matemática aplicada y física
matemática luego estudió: las principales novedades en ellos son los siguientes.

En la mecánica de un sistema rígido que determina las ecuaciones generales de


movimiento de un cuerpo alrededor de un punto fijo, que son normalmente
escrito en la forma

y le dio las ecuaciones generales del movimiento de un cuerpo libre, que suelen
presentarse en forma

También defendió y elaboró la teoría de la acción'', `` por lo que había sido


propuesta por Maupertuis en 1751 en su Essai de cosmologie [p. 70].

En hidrodinámica de Euler estableció las ecuaciones generales del movimiento,


que se expresan habitualmente en forma

En el momento de su muerte, se dedicaba a escribir un tratado sobre la


hidromecánica en la que el tratamiento del tema habría sido una refundición total.

Sus obras más importantes en la astronomía son sus Theoria Motuum planetarum


et Cometarum, publicado en 1744, su Theoria Motus Lunaris, publicado en 1753,
y su Theoria Motuum Lunae, publicado en 1772.En estos atacó el problema de
tres cuerpos: se supone que el cuerpo considerado (por ejemplo, la luna gr. La)
para llevar a tres ejes rectangulares con él en la propuesta, los ejes se mueven
paralelamente a sí mismos, y con estos ejes todas las propuestas de resolución se
refiere . Este método no es conveniente, pero fue a partir de los resultados de
Euler que Mayer construye las tablas lunares para que su viuda en 1770 recibió
5.000 libras por parte del Parlamento Inglés, y en reconocimiento de los servicios
de Euler una suma de 300 libras también fue votado como honorarios a él.

Euler se interesó mucho en la óptica. En 1746 se discutieron los méritos relativos


de las emisiones y las teorías ondulatoria de la luz, sino que en general prefiere
esta última. De 1770 a 1771 publicó su óptica investigaciones en tres volúmenes
bajo el título dioptrica.

También escribió y el trabajo elemental de la física y los principios


fundamentales de la filosofía matemática. Esto se originó a partir de una
invitación que recibió cuando fue por primera vez a Berlín para dar clases de
física a la princesa de Anhalt-Dessau. Estas conferencias fueron publicadas en
1768 - 1772 en tres volúmenes bajo el título de Cartas ... sur quelques sujets
físico de ..., y durante medio siglo se mantuvo un tratado de serie en el tema.

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