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4.

PRINCIPALES ENFERMEDADES VECTORIALES RELACIONADAS CON EL AGUA


El mal almacenamiento del agua o las aguas estancadas favorecen el crecimiento de
insectos, como moscos y zancudos, que se crian y viven cerca de aguas contaminadas y no
contaminadas. Esos vectores infectan al ser humano con microorganismos que causan
paludismo, fiebre amarilla y dengue
4.1DENGUE
El dengue es una enfermedad vírica
transmitida por mosquitos que se ha
propagado rápidamente en todas las
regiones de la OMS en los últimos años. El
virus del dengue se transmite por mosquitos
hembra principalmente de la especie
Aedes aegypti y, en menor grado, de A.
albopictus. Estos mosquitos también
transmiten la fiebre chikungunya, la fiebre
amarilla y la infección por el virus de Zika. La
enfermedad está muy extendida en los
trópicos, con variaciones locales en el riesgo
que dependen en gran medida de las
precipitaciones, la temperatura y la urbanización rápida sin planificar.
El dengue grave (conocido anteriormente como dengue hemorrágico) fue identificado por
vez primera en los años cincuenta del siglo pasado durante una epidemia de la enfermedad
en Filipinas y Tailandia. Hoy en día, afecta a la mayor parte de los países de Asia y América
Latina y se ha convertido en una de las causas principales de hospitalización y muerte en
los niños y adultos de dichas regiones.
Se conocen cuatro serotipos distintos, pero estrechamente emparentados, del virus: DEN-1,
DEN-2, DEN-3 y DEN-4. Cuando una persona se recupera de la infección adquiere
inmunidad de por vida contra el serotipo en particular. Sin embargo, la inmunidad cruzada a
los otros serotipos es parcial y temporal. Las infecciones posteriores causadas por otros
serotipos aumentan el riesgo de padecer el dengue grave.
TRANSMISIÓN
El vector principal del dengue es el mosquito Aedes aegypti. El virus se transmite a los seres
humanos por la picadura de mosquitos hembra infectadas. Tras un periodo de incubación
del virus que dura entre 4 y 10 días, un mosquito infectado puede transmitir el agente
patógeno durante toda la vida.
Las personas infectadas sintomáticas y asintomáticas son los portadores y multiplicadores
principales del virus, y los mosquitos se infectan al picarlas. Tras la aparición de los primeros
síntomas, las personas infectadas con el virus pueden transmitir la infección (durante 4 o
5 días; 12 días como máximo) a los mosquitos Aedes.
El mosquito Aedes aegypti vive en hábitats urbanos y se reproduce principalmente en
recipientes artificiales. A diferencia de otros mosquitos, este se alimenta durante el día; los
periodos en que se intensifican las picaduras son el principio de la mañana y el atardecer,
antes de que oscurezca. En cada periodo de alimentación, el mosquito hembra pica a
muchas personas.
Aedes albopictus, vector secundario del dengue en Asia, se ha propagado al Canadá, Norte
América y a más de 25 países en la región de Europa debido al comercio internacional de
neumáticos usados (que proporcionan criaderos al mosquito) y el movimiento de mercancías
(por ejemplo, el bambú de la suerte). Ae. albopictus tiene una gran capacidad de adaptación
y gracias a ello puede sobrevivir en las temperaturas más frías de Europa. Su tolerancia a
las temperaturas bajo cero, su capacidad de hibernación y su habilidad para guarecerse en
microhábitats son factores que propician su propagación.
CARACTERÍSTICAS
El dengue es una enfermedad de tipo gripal que afecta a bebés, niños pequeños y adultos,
pero raras veces resulta mortal.
Se debe sospechar que una persona padece dengue cuando una fiebre elevada (40 °C) se
acompaña de dos de los síntomas siguientes: dolor de cabeza muy intenso, dolor detrás de
los globos oculares, dolores musculares y articulares, náuseas, vómitos, agrandamiento de
ganglios linfáticos o salpullido. Los síntomas se presentan al cabo de un periodo de
incubación de 4 a 10 días después de la picadura de un mosquito infectado y por lo común
duran entre 2 y 7 días.
El dengue grave es una complicación potencialmente mortal porque cursa con extravasación
de plasma, acumulación de líquidos, dificultad respiratoria, hemorragias graves o falla
orgánica. Los signos que advierten de esta complicación se presentan entre 3 y 7 días
después de los primeros síntomas y se acompañan de un descenso de la temperatura
corporal (menos de 38 °C) y son los siguientes: dolor abdominal intenso, vómitos
persistentes, respiración acelerada, hemorragias de las encías, fatiga, inquietud y presencia
de sangre en el vómito. Las siguientes 24 a 48 horas de la etapa crítica pueden ser letales;
hay que brindar atención médica para evitar otras complicaciones y disminuir el riesgo de
muerte.
TRATAMIENTO
No hay tratamiento específico para el dengue.
En caso de dengue grave, la asistencia prestada por médicos y enfermeras que tienen
experiencia con los efectos y la evolución de la enfermedad puede salvar vidas y reducir las
tasas de mortalidad de más del 20% a menos del 1%. Es decisivo mantener el volumen de
los líquidos corporales
Inmunización
Entre finales de 2015 y principios de 2016 se aprobó en varios países el uso de la primera
vacuna contra el dengue —Dengvaxia (CYD-TDV), de Sanofi Pasteur— en personas de 9 a
45 años residentes en zonas endémicas
PREVENCIÓN Y CONTROL
Hoy por hoy, el único método para controlar o prevenir la transmisión del virus del dengue
consiste en luchar contra los mosquitos vectores:
Evitar que los mosquitos encuentren lugares donde depositar sus huevecillos aplicando el
ordenamiento y la modificación del medio ambiente; eliminar correctamente los desechos
sólidos y los posibles hábitats artificiales; cubrir, vaciar y limpiar cada semana los recipientes
donde se almacena agua para uso doméstico:
aplicar insecticidas adecuados a los recipientes en que se almacena agua a la intemperie;
utilizar protección personal en el hogar, como mosquiteros en las ventanas, usar ropa de
manga larga, materiales tratados con insecticidas, espirales y vaporizadores; mejorar la
participación y movilización comunitarias para lograr el control constante del vector; durante
los brotes epidémicos, las medidas de lucha anti vectorial de emergencia pueden incluir la
aplicación de insecticidas mediante el rociamiento.se debe vigilar activamente los vectores
para determinar la eficacia de las medidas de control

4.2. FILARIASIS
La filariasis es endémica en regiones tropicales
de Asia, África, América Central y del Sur,
poniendo en riesgo a más de 1 100 millones de
personas, con 120 millones de personas
afectadas en 83 países, más del 60% de los
cuales residen en el sureste de Asia. En estas
áreas endémicas del mundo, por ejemplo,
Malaipea en Indonesia, hasta un 54% de la
población puede que tenga microfilarias en su
sangre. El humano es el reservorio o fuente de
infección primaria para todas las filariasis
humanas, por lo que es una antroponosis. El
mecanismo de transmisión se efectúa exclusivamente por medio de hospedadores
intermediarios, los cuales varían dependiendo del parásito.
DIAGNÓSTICO Y ESPECIES

El diagnóstico de la filariasis se basa en la identificación de las microfilarias en la sangre o


en la piel. Se han identificado los siguientes nemátodos causantes de la filariasis, separados
en tres grupos principales, según el hábitat del verme adulto:

GRUPO LINFÁTICO

Wuchereria bancrofti se encuentra en África del norte y central, sudeste de Asia, India islas
del Pacífico y norte de Sudamérica. Vive en los conductos linfáticos de los humanos, de
donde, por drenaje, pasa a sus extremidades inferiores, causando una de las patologías más
debilitantes y desfigurantes.2 La hembra produce microfilarias que penetran en el torrente
sanguíneo entre 10 pm y 2 am. Este fenómeno se denomina periodicidad nocturna y
corresponde con la hora de máxima actividad de los mosquitos que sirven como
transmisores, tales como Aedes, Anopheles, Culex o Mansonia. Al infectarse la persona,
generalmente sufre inflamaciones y dolores en los ganglios. La repetida exposición al
parásito en zonas endémicas termina por provocar una infección grave con inflamaciones
notorias que evolucionan hasta convertirse en linfedemas y fibrosis con una fase final
denominada «elefantiasis» de las extremidades inferiores y los genitales. La larva L1 es la
forma infectiva para el mosco, transformándola luego en L3 haciéndola infectiva para el
humano yendo al conducto linfático, produciendo la inflamación del ganglio.

Brugia malayi es similar a la anterior, pero la enfermedad es menos severa y puede afectar
las extremidades superiores. Se encuentra en Japón, Corea, China, Cochinchina e India.

GRUPO CUTÁNEO

Loa loa se encuentra en África y es transmitida por tábanos del género Chrysops. Los
gusanos adultos viven en los tejidos subcutáneos donde producen durante períodos de 2 a
3 días las llamadas "hinchazones fugitivas", de 30 mm de diámetro.

Onchocerca volvulus, causante de la «oncocercosis», se encuentra en África, México,


Centroamérica y noroccidente de Sudamérica. Los parásitos en los tejidos subcutáneos
están estrechamente enrollados sobre sí mismos desencadenando inflamaciones
fibrosantes y formando nódulos de hasta 40 mm de diámetro. Las microfilarias migran a
través de la piel y se ubican cerca de los nódulos causando escozor, edema y atrofia de la
piel. Pueden ubicarse en los ojos causando graves lesiones, opacidad córneal e inclusive
ceguera, por lo que este parásito es uno de los problemas oftalmológicos más graves de las
áreas tropicales. Es transmitido por moscas del género Simulium y especie "ochraceum"..

GRUPO VISCERAL

Mansonella ozzardi de Sudamérica y Centroamérica, es transmitida por los jejenes


Culicoides y las moscas negras Simulium. Los adultos miden 3 cm los machos y 7 cm las
hembras; viven libres en las cavidades abdominal y torácica. Las microfilarias miden 200
micras de longitud, circulan en la sangre sin periodicidad y se encuentran también en los
tejidos subcutáneos, el mesenterio y la grasa periférica. Los síntomas de la infección se
manifiestan cuando ya hay un número grande de filarias en el cuerpo del paciente, que sufre
decaimiento y dolores musculares y de cabeza. A veces se presentan inflamaciones de los
ganglios y urticarias. Los pacientes infectados por largo tiempo tienden a sufrir depresión.

Mansonella perstans (anteriormente Dipetalonema perstans) de África y norte de


Sudamérica es transmitida por zancudos Culicoides. Los parásitos adultos viven en las
cavidades peritoneal, pleural y pericárdica y las microfilarias aparecen en la sangre periférica
a cualquier hora del día. Los síntomas de la infección son similares a los de Mansonella.

Dirofilaria immitis es un parásito del perro que causa la dirofilariasis canina; afecta diversas
zonas subtropicales y tropicales, especialmente en Estados Unidos la cuenca del río Misisipi
o en Argentina en el Delta del río Paraná.

TRATAMIENTO

El tratamiento de la filariasis se hace con un antihelmíntico como Albendazol, que para


conseguir la curación debe ser administrado simultáneamente con Ivermectina o con
dietilcarbamazina para eliminar las microfilarias o larvas, en las patologías en que éstas se
presentan. El medicamento y la dosis precisa deben ser determinados por prescripción
médica para cada caso específico. La extirpación quirúrgica de los nódulos oncocercomas
(nodulectomía) es una medida usada para el tratamiento
y control específica de la oncocercosis.

El tratamiento farmacológico de las filariasis se realiza


con ivermectina, dietilcarbamacina y albendazol. Pero
todos ellos presentan serios inconvenientes, ya que el
tratamiento farmacológico debe mantenerse durante
mucho tiempo debido a la larga duración de los gusanos
adultos, la alta frecuencia de re-infestaciones y la falta
de vacunas. Si se quiere interrumpir la transmisión, se
hace necesaria la aparición de fármacos eficaces que
eliminen la producción de formas embrionarias de forma
total y definitiva.

En el caso de la filariasis linfática crónica el tratamiento


proporciona poco beneficio. Ninguno de los fármacos
consigue eliminar los gusanos adultos y si el nivel de
microfilarias en sangre es elevado, pueden producirse reacciones inmunológicas severas,
por lo que el tratamiento se asocia a antihistamínicos, antipiréticos e incluso corticoides.

La principal estrategia recomendada para la interrupción de la transmisión es el tratamiento


anual en masa de las áreas endémicas con una única dosis de albendazol, en combinación
con ivermectina o dietilcarbamacina. No obstante, en casos severos, la dietilcarbamacina
debe administrarse con extrema precaución, debido a sus efectos secundarios. Estos
tratamientos deben complementarse con terapia antimicrobiana para tratar las infecciones
secundarias.

El tratamiento indicado para la loasis es la dietilcarbamacina, que presenta eficacia frente a


los gusanos adultos y frente a las microfilarias. Sin embargo, también se pueden producir
reacciones alérgicas por la muerte del parásito por lo que se recomienda el uso de
corticoides. Para los parásitos que migran a través del ojo se puede utilizar la cirugía para
su extirpación.

En el caso de la oncocercosis, el tratamiento seleccionado es ivermectina y el control


vectorial que está demostrando su utilidad en la interrupción de la transmisión de la
enfermedad. Además, la administración semianual en masa de ivermectina parece estar
interrumpiendo la transmisión.

La profilaxis o prevención de estas parasitosis se basa en evitar la picadura del insecto vector
empleando repelentes e insecticidas, cubriéndose el cuerpo con ropa, protegiendo las casas
con mallas metálicas y destruyendo, si es posible, las zonas de reproducción del insecto. El
peligro de que los viajeros sean infectados por cualquiera de las filarias es real pero de
importancia relativa, pues suelen ser parasitosis ligeras.

Así pues, los avances en los métodos de tratamiento y de control de la transmisión junto con
la mejora en las técnicas de diagnóstico de la infección apuntan a una posible erradicación
en el tiempo de estas parasitosis. Habiendo establecido la Organización Mundial de la Salud
dos objetivos claves para su eliminación: detener la propagación de la infección por filariasis
en todos los países endémicos, y aliviar y prevenir el sufrimiento y discapacidad de los
individuos afectados.
PREVENCIÓN
La profilaxis se fundamenta principalmente en el control del reservorio (el humano infectado).
El control de los vectores es posible, aunque por lo general, difícil. El control de sus criaderos
y el rociamiento de insecticidas y plaguicidas continúan siendo la principal metodología para
combatir las enfermedades transmitidas por mosquitos, como la filariasis y la malaria.
4.3. PALUDISMO

El paludismo es causado por parásitos del género Plasmodium que se transmiten al ser
humano por la picadura de mosquitos hembra infectados del género Anopheles, los llamados
vectores del paludismo. Hay cinco especies de parásitos causantes del paludismo en el ser
humano, si bien dos de ellas - Plasmodium falciparum y Plasmodium vivax - son las más
peligrosas.

 P. falciparum es el parásito causante del paludismo más prevalente en el continente


africano. Es responsable de la mayoría de las muertes provocadas por el paludismo
en todo el mundo.
 P. vivax es el parásito causante del paludismo dominante en la mayoría de los países
fuera del África subsahariana.

SÍNTOMAS

El paludismo es una enfermedad febril aguda. En un individuo no inmune, los síntomas


suelen aparecer entre 10 y 15 días tras la picadura del mosquito infectivo. Puede resultar
difícil reconocer el origen palúdico de los primeros síntomas (fiebre, dolor de cabeza y
escalofríos), que pueden ser leves. Si no se trata en las primeras 24 horas, el paludismo por
P. falciparum puede agravarse, llevando a menudo a la muerte.

Los niños con enfermedad grave suelen manifestar uno o más de los siguientes síntomas:
anemia grave, sufrimiento respiratorio relacionado con la acidosis metabólica o paludismo
cerebral. En el adulto también es frecuente la afectación multiorgánica. En las zonas donde
el paludismo es endémico, las personas pueden adquirir una inmunidad parcial, lo que
posibilita la aparición de infecciones asintomáticas.
TRANSMISIÓN

El paludismo se transmite en la mayoría de los casos por la picadura de mosquitos hembra


del género Anopheles. En el mundo hay más de 400 especies de Anopheles, pero solo 30
de ellas son vectores importantes del paludismo. Todas las especies que son vectores
importantes pican entre el anochecer y el amanecer. La intensidad de la transmisión
depende de factores relacionados con el parásito, el vector, el huésped humano y el medio
ambiente.

Los mosquitos Anopheles hembra ponen sus huevos en el agua. Tras eclosionar los huevos,
las larvas se desarrollan hasta alcanzar el estado de mosquito adulto. Los mosquitos hembra
buscan alimentarse de sangre para nutrir sus huevos. Cada especie muestra preferencias
con respecto a su hábitat acuático; por ejemplo, algunos prefieren las acumulaciones de
agua dulce superficial, como los charcos y las huellas dejadas por los cascos de los
animales, que se encuentran en abundancia durante la temporada de lluvias en los países
tropicales.

La transmisión es más intensa en lugares donde los mosquitos tienen una vida relativamente
larga que permite que el parásito tenga tiempo para completar su desarrollo en el interior de
su organismo, y cuando el vector prefiere picar al ser humano antes que a otros animales.
Por ejemplo, la larga vida y la marcada preferencia por los humanos que presentan las
especies que actúan como vectores en África son la principal causa de que más del 90% de
los casos de paludismo se registren en ese continente.

La transmisión también depende de condiciones climáticas que pueden modificar el número


y la supervivencia de los mosquitos, como el régimen de lluvias, la temperatura y la
humedad. En muchos lugares la transmisión es estacional y alcanza su máxima intensidad
durante la estación lluviosa e inmediatamente después.

Se pueden producir epidemias de paludismo cuando el clima y otras condiciones favorecen


súbitamente la transmisión en zonas donde la población tiene escasa o nula inmunidad, o
cuando personas con escasa inmunidad se desplazan a zonas con transmisión intensa,
como ocurre con los refugiados o los trabajadores migrantes.

La inmunidad humana es otro factor importante, especialmente entre los adultos residentes
en zonas que reúnen condiciones de transmisión moderada a intensa. La inmunidad se
desarrolla a lo largo de años de exposición y, a pesar de que nunca proporciona una
protección completa, reduce el riesgo de que la infección cause enfermedad grave.

Es por ello que la mayoría de las muertes registradas en África corresponden a niños
pequeños, mientras que en zonas con menos transmisión y menor inmunidad se encuentran
en riesgo todos los grupos de edad.

PREVENCIÓN

La lucha antivectorial es el medio principal de reducir la transmisión del paludismo. Si la


cobertura de las intervenciones de esta índole es suficiente en una zona determinada, se
protegerá a toda la comunidad.
La OMS recomienda proteger a todas las personas expuestas a contraer la enfermedad
mediante medidas eficaces de lucha antivectorial. Para el control efectivo del vector,
recomienda proteger a toda la población que se encuentra en riesgo de infectarse. Hay dos
métodos de lucha contra los vectores que son eficaces en circunstancias muy diversas: los
mosquiteros tratados con insecticidas y la fumigación de interiores con insecticidas de acción
residual.

4.4. ONCOCERCOSIS

La oncocercosis, o "ceguera de los


ríos", es una enfermedad
parasitaria provocada por el
nematodo filárico Onchocerca
volvulus. Se transmite por la
picadura de moscas negras
infectadas (Simulium spp.) que se
crían en ríos rápidos y arroyos,
cerca de aldeas remotas situadas
cerca de tierras fértiles donde la
población depende de la
agricultura.

En el cuerpo humano, los gusanos


adultos producen larvas
embrionarias (microfilarias) que migran a la piel, los ojos y otros órganos. Cuando una mosca
negra hembra pica a una persona infectada, junto con la sangre ingiere las microfilarias, que
continúan desarrollándose en la mosca negra para luego transmitirse al siguiente huésped
humano durante picaduras posteriores.

SIGNOS Y SÍNTOMAS

La oncocercosis es una enfermedad de la piel y los ojos. Los síntomas están provocados
por las microfilarias, que se desplazan por el cuerpo humano en el tejido subcutáneo y dan
lugar a respuestas inflamatorias intensas cuando mueren. Las personas infectadas pueden
presentar síntomas como prurito intenso y diversas afecciones cutáneas desfigurantes.
Algunas personas infectadas desarrollan lesiones oculares que pueden producir
discapacidad visual y ceguera permanente. En la mayoría de los casos se forman nódulos
subcutáneos alrededor de los gusanos adultos.

La oncocercosis se produce principalmente en las zonas tropicales. Más del 99% de las
personas infectadas viven en 31 países del África subsahariana: Angola, Benin, Burkina
Faso, Burundi, Camerún, Chad, Côte d’Ivoire, Etiopía, Gabón, Ghana, Guinea, Guinea-
Bissau, Guinea Ecuatorial, Kenya, Liberia, Malawi, Malí, Mozambique, Níger, Nigeria,
República Centroafricana, República del Congo, República Democrática del Congo,
República Unida de Tanzania, Rwanda, Senegal, Sierra Leona, Sudán, Sudán del Sur, Togo
y Uganda. La oncocercosis también se transmite en el Yemen y las Américas.

A fecha de 20 de julio de 2016, la transmisión del parásito persiste en el Brasil y la República


Bolivariana de Venezuela.
TRATAMIENTO

La OMS recomienda el tratamiento de la oncocercosis con ivermectina al menos una vez al


año durante un periodo entre 10 y 15 años. Cuando O. volvulus coexiste con Loa loa hay
que ajustar las estrategias terapéuticas. Loa loa es otro nematodo filárico endémico en el
Camerún, el Congo, Nigeria, la República Centroafricana, la República Democrática del
Congo y Sudán del Sur.

4.5. FIEBRE DEL VALLE DE RIFT


La fiebre del Valle del Rift (FVR) es
una zoonosis vírica que afecta
principalmente a los animales, si
bien también puede afectar al ser
humano. La enfermedad que causa
esta infección puede ser grave
tanto en los animales como en el
ser humano. Asimismo, produce
importantes pérdidas económicas
debido a las muertes y a los abortos
que causa en el ganado infectado.

El virus de la FVR (VFVR), que


pertenece al género Phlebovirus, se identificó por vez primera en 1931 durante una epizootia
ovina en una granja del Valle de Rift (Kenya).

Desde entonces se han notificado varios brotes en el África subsahariana. En 1997 se


registró un brote de carácter explosivo en Egipto, país donde el VFVR se había introducido
por vía del comercio de ganado a lo largo del sistema de riego del Nilo. En 1997-1998 se
produjo un brote importante en Kenya, Somalia y Tanzanía tras las grandes inundaciones
causadas por el fenómeno de El Niño. Nuevamente a través del comercio de ganado
infectado procedente del Cuerno de África, el virus se propagó a Arabia Saudita y Yemen en
septiembre de 2000. Estos primeros casos fuera del continente africano causaron
preocupación por su posible propagación a otras zonas de Asia y a Europa.

TRANSMISIÓN AL SER HUMANO

La mayoría de las infecciones humanas se deben al contacto directo o indirecto con sangre
u órganos de animales infectados. La transmisión a través de la manipulación de tejidos
animales se puede producir durante el sacrificio o el despiece, la asistencia al parto de los
animales, la realización de procedimientos veterinarios o la eliminación de animales o fetos
muertos. Por tanto hay profesiones, como los pastores, granjeros, matarifes y veterinarios,
que corren mayor riesgo de contraer la infección.

El virus infecta al ser humano por inoculación (por ejemplo, a través de una herida con un
instrumento cortante contaminado o del contacto con una solución de continuidad de la piel)
o por inhalación de aerosoles producidos durante el sacrificio de los animales infectados.
Algunos datos indican que el ser humano se puede infectar a través de la ingestión de leche
no pasteurizada o no hervida de animales infectados.

 Asimismo, se han producido infecciones por picadura de mosquitos infectados, sobre


todo de los géneros Aedes y Culex, y también es posible la transmisión por moscas
hematófagas (que se alimentan de sangre).
 Hasta la fecha no se ha documentado la transmisión de persona a persona y tampoco
ha habido casos de transmisión al personal sanitario cuando se han tomado las
precauciones básicas para el control de las infecciones.
 No se han notificado brotes de FVR en zonas urbanas.

CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS EN EL SER HUMANO

Forma leve de la FVR en el ser humano

 El periodo de incubación (intervalo entre la infección y el inicio de los síntomas) oscila


entre dos y seis días.
 Las personas infectadas son asintomáticas o padecen una forma leve de la
enfermedad caracterizada por un síndrome febril de tipo gripal con cefalea y dolores
musculares y articulares. Algunos pacientes presentan rigidez de la nuca, sensibilidad
a la luz, pérdida de apetito y vómitos; estos casos pueden confundirse en sus fases
iniciales con una meningitis.
 Los síntomas de la FVR generalmente duran entre cuatro y siete días, al cabo de los
cuales se detecta una respuesta inmunitaria (aparición de anticuerpos) y el virus
desaparece de la sangre.

Forma grave de la FVR en el ser humano

Aunque la mayoría de los casos humanos son relativamente leves, un pequeño porcentaje
de pacientes sufre una forma mucho más grave de la enfermedad, generalmente consistente
en la aparición de uno o más de los tres síndromes siguientes: enfermedad ocular (0,5-2%
de los casos), meningoencefalitis (menos del 1%) o fiebre hemorrágica (menos del 1%).

DIAGNÓSTICO

Debido a que los síntomas de la FVR son variados e inespecíficos, el diagnóstico clínico
suele ser complejo, sobre todo al principio de la evolución de la enfermedad. Es difícil
distinguir la FVR de otras fiebres hemorrágicas de origen vírico y de muchas otras
enfermedades que causan fiebre, como el paludismo, la shigelosis, la fiebre tifoidea y la
fiebre amarilla.

Las pruebas que permiten realizar un diagnóstico definitivo solo están disponibles en los
laboratorios de referencia. Las muestras que se envíen a estos laboratorios pueden ser
peligrosas y se deben manipular con extremo cuidado. La infección por el VFVR solo se
puede diagnosticar de forma concluyente en el laboratorio mediante las siguientes pruebas:

 reacción en cadena de la polimerasa con retrotranscriptasa (RCP-RT);


 enzimoinmunoanálisis de adsorción (ELISA) para la detección de IgG e IgM;
 aislamiento del virus en cultivo celular.
TRATAMIENTO Y VACUNACIÓN

Puesto que la mayoría de los casos de FVR son relativamente leves y de corta duración,
estos pacientes no necesitan tratamiento específico. En los casos más graves, lo más
frecuente es un tratamiento sintomático general.

Se ha desarrollado una vacuna inactivada para uso humano cuya comercialización no está
autorizada. Solo se ha utilizado de forma experimental para proteger al personal veterinario
y de laboratorio con alto riesgo de exposición a la FVR. Se están investigando otras vacunas
experimentales.

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