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La Lengua Es pañola

Por Anita Acosta

En el presente escrito trataré de relatar una breve historia del español a través del tiempo en relación
con dos ejes fundamentales que lo han tejido en un mismo telar, las políticas y las gramáticas. Esto
con el fin de evidenciar cómo las diferentes prácticas sociales han formado parte de la creación de
nuevas reglas y de formas de pensar el español, así como de los diferentes enfoques de enseñanza
que estos cambios originan. Con fines de organización, luego del contexto histórico dividiré mis
reflexiones de la siguiente manera; 1- la lengua es un fósil, 2- la lengua es sagrada, 3- la lengua es
pura, 4- la lengua es un organismo vivo y finalmente, 5- la lengua es un monopolio.

El estudio de las lenguas y de su historia es una tarea sin fin. A pesar de que varias disciplinas
como la antropología, la sociología, la psicología y entre otras como la lingüística histórica se
encargan de estudiar la evolución de las lenguas y sus cambios lingüísticos en el tiempo, aún no
existe un consenso sobre el origen filogenético de estas y la antigüedad de las familias lingüísticas.
Los métodos de reconstrucción lingüística realizados hasta el día de hoy se dan gracias a esos
vestigios del lenguaje que perduraron con el pasar de los años y que se conservaron en los llamados
fósiles del lenguaje, a través del léxico, las estructuras y formas que presentan las diferentes lenguas
en documentos antiguos que contienen pequeñas muestras de una lengua primitiva y que da cuenta
de la realidad de una sociedad en un momento determinado del tiempo. Según Robins (1987), a
medida que tratamos de reconstruir estadios más antiguos de una lengua se va perdiendo la
fiabilidad y se estima que para estudios de más de 6 milenios, es imposible reconstruir los rasgos
esenciales de una protolengua.

1- La lengua es un fósil:

Con esto no me refiero a que la lengua sea un vejestorio, sino que es una pieza clave del estudio
del lenguaje en el pasado para poder comprenderla en el presente y predecirla en el futuro. La
historia del español trasciende inmensos periodos y para una mayor comprensión de su evolución
es importante hacer un breve repaso por la historia de la humanidad. No solo el español, sino las
lenguas en general deben ser comprendidas desde periodos previos a lo que conocemos como la
edad antigua. Si viajamos por un momento al periodo prehistórico encontramos que los seres
humanos sabían hablar desde mucho antes de que se empezaran a desarrollar los primeros sistemas
de escritura. Según el historiador Fernández Armesto (2005) en la historia de la humanidad primero
se desarrolló la oralidad y después llegó la escritura. La prehistoria comprende el período de tiempo
transcurrido desde la aparición de los primeros homínidos, predecesor del Homo Sapiens, hasta el
periodo en donde se encuentra la existencia de documentos escritos, periodo que marca el comienzo
de la edad antigua.

Se piensa que las primeras manifestaciones de la escritura, de las que se tiene registro, se
encuentran en las pinturas rupestres, en el periodo paleolítico. Estas primeras expresiones del
intelecto humano son consideradas tanto obras de arte como los inicios de la comunicación escrita.
Las imágenes talladas en la piedra podían comunicar numerosos significados, desde historias
pasadas hasta el estilo de vida y las costumbres de las personas de este periodo donde el hombre
vivía en cuevas y cazaba para sobrevivir. Según Calvet (2007), aunque estos signos primitivos no
sean considerados como escritura, sí representan sus orígenes. Estos abren paso en la edad antigua
a los pictogramas, dibujos que representan objetos a los que se les atribuía valor de signos escritos,
ejemplos de ellos son la escritura cuneiforme, los jeroglíficos egipcios y mexicanos y la escritura
maya y china.

Según el autor, en América, la civilización maya fue de las primeras culturas en crear una escritura
pictográfica. Esta nace de la necesidad de registrar datos astronómicos, numéricos y matemáticos,
así como procedimientos de la medicina. El arte de la escritura era reservado estrictamente para
los sacerdotes ya que eran los creadores de los mandamientos y leyes. De esta escritura no se tienen
muchos registros, ya que en su mayoría fueron destruidos con la llegada de los españoles a
América.

Los pictogramas evolucionan a ideogramas, que son símbolos gráficos que representan conceptos
que actualmente se siguen usando, un ejemplo son las señales de tránsito. Finalmente, el producto
de estas transformaciones resulta en logogramas, grafemas que comprenden la unidad mínima de
el sistema de escritura y que representa una palabra, ejemplos actuales del logograma son los
números arábigos (1,2,3…), el signo & como abreviación de et del latín, los signos de @ y %,
signos que representan unidades monetarias como $, €, £, o signos matemáticos como +, -, ∞, √.

En la edad antigua, periodo ocurrido en el Oriente Medio alrededor del 3300 a. C., y posteriormente
en el resto del planeta, Calvet (2007) sustenta que la escritura nace en la antigua Mesopotamia, lo
que hoy conocemos como Irak, cuando los sumerios debían registrar sus transacciones comerciales
a través de la escritura cuneiforme. Para la misma época, los egipcios crean sus jeroglíficos. Tanto
los jeroglíficos egipcios como la escritura cuneiforme se realizaban tallando en piedra, lo cual
permitió que hoy en día existan pocas muestras de esta expresión, a diferencia de la escritura
posterior realizada en papiros, la cual se ha deteriorado con le pasar de los siglos. Ya que no era ni
fácil ni práctico escribir en jeroglíficos, llega la escritura Hierática, más ágil y práctica, usada por
los escribas del antiguo Egipto, empleada para hablar de asuntos administrativos y religiosos. Esta
última es posteriormente es remplazada por la escritura demótica empleada en obras que describían
procedimientos quirúrgicos o celebraciones funerarias. Hacia el siglo X a.C., de acuerdo con Morín
(2009), el fenicio tenía un gran auge en el territorio de los actuales Líbano y Siria y se encuentra
que este abre paso al alfabeto griego siglos después.

El griego es la subfamilia helénica del Indoeuropeo, ha sido una de las lenguas más importantes en
la historia de Europa y en la cristiandad. Según el autor, el griego antiguo tiene gran influencia en
el desarrollo de las civilizaciones occidentales y de él se tienen grandes registros en poemas épicos
como la Ilíada y la Odisea. Esta lengua ha atravesado todos los estratos de las lenguas, tuvo un
sustrato en donde el griego es dividido en múltiples dialectos y todos se hablan en simultaneo. Este
sustrato, llamado por Alatorre (1989) lenguas pelásgicas, sucede a principios del III milenio a. C.

2- La lengua es sagrada:

Aproximadamente en el siglo XVI, el griego, que se creía venía del hebreo “la lengua sagrada”,
también gozaba de un estatus de nobleza entre las lenguas. Este periodo fue marcado por la creencia
de que había lenguas superiores y por lo tanto inferiores. El hebreo que era la lengua de Dios tuvo
unos sucesores que fueron el griego y el latín como lenguas de la nobleza, y representaban la
máxima pureza entre las lenguas de este tiempo. Allí nace también el mito de la torre de Babel, que
daba “explicación” al nacimiento de las lenguas.

Esto pudo haber generado que la edad antigua diera las bases para que se empezara a estudiar la
gramática tradicional, pues las políticas que respondían a las necesidades de los pueblos buscaban
encontrar la lengua ideal, la mejor forma de hablar y escribir, un ideal de pureza, de esteticidad y
estilística. Grandes ejemplares de esto son las obras más conocidas de Safo, cuyos poemas
incitaban a la reflexión y al crecimiento interior con un carácter sagrado.

Posteriormente, el griego se vuelve fundamental influencia en la creación del alfabeto del latín, y
consecuentemente, una pieza clave en el estudio de la lingüística moderna, según Robins (1987).
El latín pertenece a otra subfamilia del Indoeuropeo muy importante, la rama Itálica. Esta lengua
hablada más o menos desde el siglo VIII a.C. en la antigua Roma y formalmente hasta la edad
media, aunque se sabe que el latín fue usado como lengua científica hasta el siglo XIX d.C. La
edad media es un período histórico de la civilización occidental comprendido entre el siglo V y el
siglo XV. Su inicio está marcado con la caída del imperio romano de occidente. Esta es una etapa
de grandes transiciones sociales, políticas y religiosas.

Todo parece empezar con el primer emperador romano, Augusto, quien gobernó entre el
XXVII a. C. y el XIV d. C. El latín es conocido ahora como la lengua de los romanos debido a los
esfuerzos de este emperador que trataba de “domesticar”, según Alatorre (1989), al pueblo del norte
de Hispania, en ese entonces, forzándolos a aprender el latín para que pudieran hacer parte del gran
imperio y pudieran seguir comercializando y comunicándose con los demás pueblos ya
“sometidos”. Es allí en donde se evidencia el sustrato, donde los españoles debían recurrir al latín
poco a poco para poder comunicarse con los romanos.

Posteriormente hay un periodo de bilingüismo. El adstrato del latín se da porque hay una distinción
entre el latín escrito y hablado. Latín hablado de los hispanos es vulgar. El latín escrito de los
romanos se usa para la poesía y la prosa. Desde que la literatura consolidó el tipo de lengua escrita,
reconoció al latín culto como el que era enseñado en las escuelas o iglesias, este era el que todos
anhelaban escribir. Por otra parte, el latín hablado en las calles era vulgar. Finalmente, el latín pasa
por el superestrato cuando este se habla en los sectores de mayor estrato social y que posteriormente
todos querían adoptar. Allí empezó una "latinización completa" según el mismo autor. Gran
influencia de esta glotofagia fue la religión, cuando un papa hispánico mandó traducir la biblia a la
lengua de Roma.

De este periodo, es importante rescatar que el latín es el más grande vestigio del español, es
considerado el eslabón clave en el estudio de nuestra lengua, pues sus documentos, que datan del
año 1,001, constituyen, según el autor, “el acta de nacimiento de nuestra lengua”. Estos documentos
escritos en latín nos dejan conocer las primeras palabras del español. Grandes representantes a
estudio son los sermones de San Agustín y los textos del prosista Cicerón que marcan el uso del
buen latín. Otros modelos de estudio son de los poetas Virgilio y Horacio, literatura latina que
marca la diferencia entre el latín culto que es escrito, pero que no se parece al latín que realmente
se habla, el latín vulgar. Es por ello que leer la filosofía y la poesía de Seneca no nos da una idea
precisa del español en la época. Considero que el estudio de las lenguas, por ejemplo, del latín, está
sesgado por el tipo de documentos a los que tenemos alcance. Ya que no tenemos registros de la
oralidad del latín, el único que nos queda para analizar es el “producto refinado” (p.39) del latín
que nos dan los textos. Finalmente, el latín abre paso a las lenguas romances, como el francés, el
italiano, el portugués y entre ellas, el español.

A manera de reflexión podría decirse que los estudios gramaticales que surgen en la edad media
europea dieron respuesta a una necesidad concreta; la cultura estaba escrita en una lengua que ya
no se entendía. La gramática nos enseñaba a descifrar textos obscuros del latín. Hasta hace poco
nuestras gramáticas estaban diseñadas más para ayudar a entender que para producir. Estas sirven
bastante bien para dar cuenta de la lengua escrita estándar, pero fallan cuando queremos aplicarlas
a la conversación cotidiana. Cuando vemos que las reglas gramaticales no encajan con nuestra
forma de hablar, no llegamos a la conclusión de que la gramática está mal hecha, sino que
decidimos que hablamos mal. Por eso las variedades de una lengua cuya pronunciación está más
cercana a la ortografía tienen más prestigio. Por ejemplo, la crítica contra seseantes y ceceantes el
de que su pronunciación no se respete en la escritura.

3- La lengua es pura:

En los siglos XVII y XVIII de la edad moderna, ya podemos observar que hay una cuestión social
que dicta que hay una lengua formal y una vulgar, así también nace una construcción de lo correcto
y lo incorrecto, de la pureza y la impureza. Este momento de la historia permite que en el futuro la
lengua se estudie desde una gramática normativa. El hecho de que haya un dialecto de prestigio
en una comunidad hablante hace que muchas construcciones comunes entre los grupos
socioeconómicos “bajos” se empiecen a rechazar y a marcar como incorrectos y vulgares, por
ejemplo, para los romanos el latín del común era bárbaro y profano. Cabe mencionar que la
gramática normativa, o también llamada prescriptiva aún suele utilizarse en la pedagogía y en la
enseñanza de lenguas extranjeras, esto ha generado como respuesta corrientes como el
estructuralismo. Sin embargo, sí podemos observar que ha perdido un gran peso en la lingüística
académica moderna, y actualmente describe solamente un subconjunto del uso de la lengua, hecho
que considero muy afortunado para nuestras generaciones y en general para el estudio del
aprendizaje-enseñanza de segundas lenguas.

Gran ejemplar de esta corriente es el Chauvinismo, una creencia propia de algunas culturas en esta
época, juzgada por muchos ahora como narcisista, que relataba que lo propio del país o de la región
al que uno pertenece es mejor o superior en todos los aspectos en relación con los demás. Similar
fue el centralismo, que hacía que algunas culturas no aceptaran términos de las provincias, ya que
su lengua no se debía contaminar. Ejemplos de ello se pueden ver en la cultura francesa del siglo
XVIII, especialmente la de París. Allí nace la Academie Francise, la apertura de las instituciones
abre paso para reglamentar la lengua.

4- La lengua es un organismo vivo:

La nueva era contemporánea que se inicia con la revolución francesa también revoluciona el
pensamiento con nuevas y trascendentales ideas. A mediados del siglo XIX, obras como El Origen
De Las Especies, de Charles Darwin (1859) abren paso a una nueva corriente que llamamos el
Darwinismo, como sinónimo de evolucionismo, pues sus ideas sobre la selección natural como
causa de la evolución, siembran una idea de que las lenguas también evolucionan, se transforman.
Por ello la idea de que la lengua es un ser vivo, pues estas nacen, crecen, cambian y mueren. Aquí
hay una idea de que las lenguas fuertes sobreviven, y las débiles son las que mueren.
Por otra parte, apelando a conceptos que también estudiaban las lenguas desde una perspectiva
biológica, llega Joseph Arthur de Gobineau, el padre de lo que se conoce como la demografía racial,
base del nacismo, con sus teorías de la superioridad racial Aria, que creía que el hombre europeo
de raza aria pertenecía a la raza superior. Este filósofo francés tiene variadas obras de lo que se
conoce como racismo científico, en donde habla que el pueblo ario es el pueblo original, y que por
ende, su lengua es más sagrada y es la más pura, con argumentos como que si la gramática de la
lengua es más compleja, esta lengua es más fuerte y por tanto superior a aquellas lenguas menos
complejas, que las hacía más débiles y “fáciles” y por lo tanto eran lenguas inferiores, por ejemplo,
una lengua indígena.

Esta nueva visión de las lenguas, como un fenómeno no solo cultural sino un aspecto biológico
más la implantación del método científico da pie a nuevas corrientes que estudian la lengua desde
la gramática comparativa, que tiene como fin descomponer la lengua para estudiar la evolución de
las palabras, realizar estudios diacrónicos y sincrónicos. Esta además busca las relaciones,
similitudes y diferencias entre las lenguas, con el motivo de separarla en familias de lenguas. Un
gran cambio es que aquí se adopta una perspectiva más histórica para dar explicación a las lenguas,
y menos descriptivo.

5- La lengua es un monopolio:

Finalmente, tenemos el periodo al que se le ha llamado apresuradamente “la posmodernidad” que


comprende la revolución tecnológica e industrial de los siglos XX y XXI. Aquí, gracias a los
diferentes movimientos artísticos, culturales, literarios, filosóficos, y educativos, hoy en día
tenemos nuevas políticas lingüísticas que favorecen el quehacer educativo. Estas nos han traído
nuevos enfoques de enseñanza como el enfoque comunicativo, y nuevas perspectivas de la
gramática como la cognitiva. Sin embargo, estas políticas están mayormente dirigidas desde países
extranjeros a los de nuestros propios contextos. Por ejemplo, todos nuestros materiales y currículos
están regidos por los lineamientos propuestos en el Marco Común Europeo de Referencia para las
Lenguas (2001) creado por el Concejo de Europa, que aunque sean materiales de muy buena
calidad, no obedecen a las necesidades propias de nuestros contextos particulares.

Hoy en día, aunque contemos con diversos materiales para la enseñanza-aprendizaje del español
que antes no teníamos, como lo son los manuales de ELE, estos últimamente han sido criticados
por su fuerte postura imperialista y por su posición centrista. Además, la cuestión con los
currículos, exámenes, las traducción y editoriales se ha convertido en todo un monopolio que le
pertenece a Europa, específicamente a España. Es sabido que la creación de materiales locales,
aunque necesaria, tiende a tornarse inútil, pues nuestro país se enfrenta diariamente a la
invalidación de sus productos, y a la desaprobación por parte de las casas editoriales. Esto
desmotiva diariamente a docentes y lingüistas aplicados que desearían aportar desde sus practicas
y saberes, con nuevas formas de proceder, pero prontamente sus practicas se ven frenadas ante tal
situación.

Para concluir, con este breve ejercicio he aprendido que el estudio de las lenguas, la creación de
nuevas políticas lingüísticas, el nacimiento de las gramáticas y de las posturas educativas es el
producto de una serie de sucesos históricos, sociales, políticos, económicos, religiosos y hasta
biológicos del ser humano. Todo lo que ha pasado ha afectado al español, no considero que sea ni
positiva ni negativamente, sino, en resumen, ha tenido una gran influencia en lo que hoy es el
español. Desde sus orígenes en las lenguas romances, hasta las practicas actuales que tenemos para
aprenderlo y enseñarlo. Finalmente, es importante que como profesores de ELE tengamos la
valentía de producir nuestros propios materiales, o al menos, de aprender a adaptar los recursos
con los que contamos para beneficiar en lo mayor posible nuestras comunidades educativas.

Bibliografía

Alatorre, A. (1989) Los 1,001 años de la lengua española. S.L. Fondo de Cultura Económica de
España.

Calvet, L. (2007) La historia de la escritura. Paidós. Barcelona, España.

Fernández-Armesto, F. (2005) Breve historia de la humanidad. Ediciones B. Barcelona, España.

Giacalone, A., Ramat, P. (1995) Las lenguas Indoeuropeas. Cátedra. Madrid, España.

Morin, E. (2009) Breve Historia de la Barbarie en Occidente. Paidós. Barcelona, España.

Robins, R. (1987) Breve historia de la lingüística. Paraninfo. Madrid, España.

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