Está en la página 1de 7

A Lionel Messi le diagnosticaron dos

enfermedades cuando tenía nueve años.


Primero, la deficiencia de la hormona de
crecimiento que se evidenciaba en sus 125
centímetros de estatura, fragilidad para
lesionarse y cansancio excesivo cuando se vestía
de cortos negros e ingresaba a la cancha del
Newells Old Boys de Rosario, equipo donde dio
sus primeros pasos como jugador en 1994.

La segunda, el Síndrome de Arsperger, o


síndrome de la genialidad, una extraña
enfermedad –confirmada por
algunos y cuestionada por otros– que solo le permitía concentrarse en un asunto y nada más: el
fútbol.

Lionel Andrés tuvo una infancia tranquila en Rosario. Le hacía caso a sus padres, jodía como uno
más, era un travieso sano y tanto hermanos como compañeros de Newells nunca vieron maldad
en sus ojos fríos y dispersos. Sin embargo, cuando Diego Schwarzstein –el médico que descubrió
su problema de crecimiento– le dijo a Lio y sus padres que debía someterse a un tratamiento
hormonal para ser igual de alto a los demás chicos con los que jugaba, no dudó en usar esa
habilidad que tenía para enfocarse solo en la pelota, y decidió aplicarse, como si fuera un
diabético, la inyección en sus piernas durante cuatro años para ser el mejor de la historia. Sería
un tratamiento que lo acompañaría por toda su adolescencia.

Algunos lo tildaban de autómata, otros de tímido, otros de autista. Silvana Suárez, una de sus
profesoras, decía que ese nene, el menor de los Messi, tenía problemas para relacionarse con los
adultos; que no prestaba atención en clase de matemáticas porque siempre quería salir por las
calles de su barrio Las Heras, para coger un balón, así fuera de trapo o de plástico, driblar,
quebrar cinturas y romperle las manos al pibe que estuviera fungiendo en el arco.

A sus 13 años, Messi llegó al Barcelona, equipo que no lo despreció y se la jugó para pagarle su
costoso tratamiento hormonal. No era un tipo dicharachero ni amiguero, por eso, en sus
primeros años en el Barça Junior, se apartaba de la multitud y se iba solito a una esquina con su
pelota cuando se terminaban los entrenos. También se ponía sus audífonos y se ensimismaba
con el reggae de Los Cafres, la banda que más le gusta escuchar.

Aunque le costó adaptarse a una nueva vida alejada de su Rosario natal, ese pibe, esa maquinita
de goles y jugadas, ese tipito que se enojaba si lo sacaban en la mitad de un partido, debutaba
– de la mano de Frank Rijkaard– a los 16 años en el primer equipo del Barca contra el Porto de
Mourinho en un partido amistoso. Fue ahí en 2003 que comenzaba su carrera como crack
internacional.

El talento de Lio se pondría en los ojos de la opinión pública en agosto de 2005, cuando el Barça
disputaba un encuentro amistoso contra la Juventus en el torneo Joan Gamper. Fue allí que se
confirmaría la teoría que ese pibe argentino, que tenía la 30 en su espalda, venía de otro planeta
y marcaría una época. Además de salir ovacionado del Camp Nou, el propio Ronaldinho y
Rijkaard comienzan a darle vía libre para liderar al equipo. Y Lio, con su único enfoque, lo
confirma un año más tarde, cuando con huevos, personalidad, y la pelota en sus pies, humilla al
Chelsea de Mourinho en Londres, por la Champions League.

El síndrome de Asperger de Messi, confirmado por tres periodistas y cuestionado por una decena
de psicólogos, psiquiatras y la opinión pública en general, fue, en palabras del periodista
argentino Ernesto Morales, la enfermedad que lo catapultó como una bestia capaz de marcar
453 goles en 531 partidos con el Barca y ser el goleador histórico del club catalán y de la Liga
Española en tan solo 12 años. Según Morales, un rasgo distintivo de las personas que padecen
esta patología es su noble capacidad para obedecer. Lio solo obedecía a su padre, quien le decía
“jugá a la pelota, tipito, que yo me encargo del resto”. Y Messi, aprovechando su genialidad, no
ha hecho nada más. Barcelona. (Redacción).- Un estudio del Pentágono afirma que el presidente ruso
Vladimir Putin tiene el síndrome de Asperger, "un trastorno autista que afecta a todas sus decisiones", según
un informe de 2008 revelado por el periódico USA Today.
"El desarrollo neurológico de Bladimir Putin se
interrumpió significativamente en la infancia", escribió Brenda
Connors, un experto en el análisis de patrones de movimiento
de la Escuela de Guerra Naval de Newport.
El estudio de 2008 fue uno de los muchos elaborados por
Connors y sus colegas, que son contratistas de la Oficina de
Evaluación de la Red (ONA), un think tank interno del
Pentágono que ayuda a diseñar la estrategia militar a largo
plazo.
Los investigadores no pudieron probar su teoría acerca de Putin
y el síndrome de Asperger, según el informe, porque no fueron
capaces de realizar una exploración del cerebro del presidente ruso. El informe cita el trabajo de los
especialistas en autismo con copias de sus hallazgos.
El informe de 2008 cita al doctor Stephen Porges, que ahora es profesor de psiquiatría de la Universidad de
Carolina del Norte, que concluye que "Putin tiene una forma de autismo." Sin embargo, Porges ha afirmado
posteriormente a USA Today que no vio el informe terminado.
Porges asegura que los funcionarios estadounidenses que se pusieron en contacto con él necesitaban averiguar
formas de lidiar con Putin, cuya conducta y expresiones faciales revelan a alguien que se siente a la defensiva
en muchos aspectos de sociabilización. Aunque estas características se observan en el síndrome de Asperger,
también se observan en las personas que tienen dificultades para mantener la calma en situaciones sociales.
"Si necesitan negociar con él, es mejor que sea en una situación más íntima, con poca gente y en un lugar
tranquilo", dijo.
Las acciones de Putin han estado bajo un escrutinio particular desde principios de 2014, cuando Rusia se
anexionó Crimea. Desde entonces, Rusia ha respaldado a los separatistas prorrusos en el este de Ucrania,
mientras que Estados Unidos y sus aliados europeos han iniciado una serie de sanciones económicas que han
debilitado la economía rusa.

Beethoven
Varias veces he mencionado por aquí el hecho de que cuando en algunos
medios se habla del Asperger parece que hay una especie de obligación de citar
una serie de personajes importantes a los que se asigna este trastorno. Siempre
aparecen nombres como los de Bill Gates, Einstein, Newton e incluso
Beethoven para dar a entender que el padecer este problema no es
incompatible con la genialidad y el éxito.

Tiene gracia que ocurran estas cosas y que a la vez haya que poner en marcha
una campaña para evitar que los medios de comunicación utilicen la palabra
"autista" en sentido peyorativo para designar, por ejemplo, determinados
comportamientos de nuestros dirigentes políticos. No parece que exista el
término medio.

Por otra parte, esta "táctica" de intentar "apropiarse" de determinados personajes para la "causa" no es privativa del
asunto que tratamos. Todos sabemos que hay colectivos que se valen de diversos rasgos de la personalidad de esos
personajes para presentarlos como ejemplo y demostrar algo parecido a "si Fulano era así, esto no puede ser malo".

He centrado este mensaje en Beethoven, al que últimamente he visto varias veces dentro del rango de los Asperger,
porque casualmente conozco bastante bien su biografía y ello me ha dejado claro lo que estoy diciendo aquí. No
podemos confundir las cosas.

 Dificultad para mantener el contacto ocular.

 Dificultades para la interacción social (especialmente con personas de su misma edad).

 Alteraciones de los patrones de comunicación no-verbal.

 Intereses restringidos a un único tema o a una muy reducida variedad de temas de permanencia variable.

 Inflexibilidad conductual.

 Atención especial a los detalles, o bien, a la visión general de una situación percibida.

 Perfeccionismo y metodismo excesivo.

 Obsesión con la auto-imagen.

 Interpretación literal del lenguaje.

 Dificultad en la toma de decisiones personales, o metodicidad casi obsesiva en la planificación.

 Interpretación muy disminuida o nula de los sentimientos y emociones ajenos y propios.

¿Tuvo Beethoven estos problemas? Sin duda el primero no, ya que todos los que le conocieron resaltaban precisamente
el poder de su mirada, algo difícil de apreciar si ni siquiera te miran a la cara. El segundo, los problemas de interacción
social, lo vamos a dejar para el final. Tampoco parece que tuviera alterados los patrones de comunicación no verbal ni
restricción de intereses, ya que sus cartas y sus conversaciones demuestran que no sólo se centró en la música, sino que
la política, la literatura e incluso el buen vino eran asuntos que le interesaban y mucho. Del resto de rasgos sólo se
podría decir que sí tenía dificultades para tomar decisiones personales, pero eso era más bien porque era un paranoico
crónico que siempre pensaba que alguien estaba dispuesto a jugársela. Mas para eso no hay que ser Asperger... Y de lo
demás, nada.

En el caso de Albert Einstein, Simon


Baron-Cohen, experto en autismo de la
Universidad de Cambridge (Reino Unido),
asegura que la tríada formada por la ausencia de
relaciones sociales, dificultades para la
comunicación y un comportamiento rutinario y
obsesivo durante su desarrollo, llevan a la
conclusión de que padecía síndrome de
Asperger. Y a sus argumentos se suma que su
hijo Hans Albert Einstein decía de él: "De niño se portada muy bien. Era tímido, solitario y ya en su
infancia parecía vivir aislado del mundo." Según Baron-Cohen, todo esto no es incompatible con
"la pasión, el enamoramiento y el sentido de la justicia" de los que Einstein hizo gala.

En los últimos meses Albert Einstein está volviendo a ser protagonista en los medios de
comunicación, tal y como sucedió durante la primera mitad del siglo XX, cuando se consolidó
como uno de los científicos más influyentes de la historia.
En 2015 se conmemoró el primer centenario de su Teoría de la Relatividad, así como el 60
aniversario de su muerte. Asimismo, el descubrimiento de las ondas gravitacionales le ha
reafirmado como genio. Ahora, un libro publicado por la periodista científica Claudia Kalb se
pregunta si Einstein padecía de Síndrome de Asperger, y si tal enfermedad pudo ayudarle en sus
descubrimientos.

El Síndrome de Asperger es una enfermedad mental muy relacionada con el autismo, que
afecta sobre todo a la capacidad de establecer relaciones sociales. Además, las personas que la
padecen suelen presentar una inteligencia más marcada y un interés inusual acerca de temas que
para la mayoría no son atractivos.

Acerca del síndrome de Asperger


El trastorno debe su nombre a Hans Asperger, un pediatra vienés que, en 1944, describió por
primera vez un conjunto de patrones de comportamiento presentes en algunos de sus pacientes,
mayoritariamente de sexo masculino. Asperger observó que si bien estos niños tenían una
inteligencia y un desarrollo del lenguaje normales, presentaban serios problemas en las aptitudes
sociales, no podían comunicarse bien con otras personas y tenían problemas de coordinación.

Según la Coalición para el Síndrome de Asperger de Estados Unidos, es posible que el síndrome de
Asperger aparezca más tarde que el autismo típico o, al menos, se lo detecta más tarde. A muchos
niños se los diagnostica después de los 3 años y la mayoría de ellos recibe el diagnóstico entre los
5 y los 9 años de edad.

El síndrome de Asperger se caracteriza por la dificultad para la interacción social, las obsesiones,
los patrones del habla extraños, pocas expresiones faciales y otras peculiaridades. Con frecuencia,
los niños que padecen el síndrome de Asperger tienen dificultad para comprender el lenguaje
corporal de otras personas. Tal vez se embarquen en rutinas obsesivas y muestren una
sensibilidad inusual a los estímulos sensoriales (por ejemplo, es posible que les moleste una luz
que ninguna otra persona nota. tal vez se cubran los oídos para evitar sonidos del ambiente; o
quizás prefieran usar ropa hecha exclusivamente de un tejido determinado).

En general, los niños y los adolescentes con síndrome de Asperger pueden desempeñarse
normalmente en la vida diaria, pero tienen una tendencia a la inmadurez social, se relacionan
mejor con los adultos que con sus pares y tal vez los demás los consideren raros o excéntricos.

Otras características del síndrome de Asperger pueden incluir retrasos en la motricidad, torpeza,
intereses limitados y preocupaciones peculiares. Los adultos con síndrome de Asperger tienen
dificultad para demostrar empatía hacia los demás y continúan teniendo dificultades en las
interacciones sociales.

Los expertos afirman que el síndrome de Asperger sigue un curso continuo y suele durar toda la
vida. Sin embargo, los síntomas pueden aumentar o disminuir con el transcurso del tiempo y los
servicios de intervención precoz pueden ser de gran ayuda.

Signos y síntomas
Como los signos del síndrome de Asperger pueden asemejarse a los de otros problemas del
comportamiento, lo más conveniente es que un médico u otro profesional de la salud evalúe los
síntomas de su hijo. A muchos niños se les diagnostica trastorno de déficit de atención con
hiperactividad (ADHD) antes de recibir el diagnóstico de síndrome de Asperger.

Los niños con síndrome de Asperger podrían tener los siguientes signos y síntomas:

interacciones sociales mínimas o inadecuadas

conversaciones que casi siempre tratan sobre sí mismos en lugar de los demás

lenguaje "cifrado", "robótico" o repetitivo

falta de "sentido común"

problemas para leer, escribir y para la matemática

obsesiones con temas complejos, como ciertos patrones visuales o musicales

capacidades cognitivas no verbales normales o por debajo de la media, aunque sus capacidades
cognitivas verbales suelen ser normales o superiores a la media

movimientos extraños

comportamientos y gestos extraños

Es importante destacar que, a diferencia de los niños con autismo, quienes padecen síndrome de
Asperger tal vez no presenten ningún retraso en el desarrollo del lenguaje; suelen tener buenas
aptitudes gramaticales y un vocabulario avanzado a edades tempranas. Sin embargo, muchos de
ellos presentan un trastorno del lenguaje (por ejemplo, un niño podría ser sumamente literal y
tener problemas para usar el lenguaje en contextos sociales).

Con frecuencia, no existen retrasos evidentes en el desarrollo cognitivo. Los niños con síndrome
de Asperger tal vez tengan problemas para prestar atención y organizarse, o tengan aptitudes bien
desarrolladas en algunas áreas y deficientes en otras, pero suelen tener una inteligencia media o
superior a la media.

¿Cuáles son las causas del síndrome de Asperger?


Los investigadores y los expertos en salud mental continúan investigando las causas del autismo y
el síndrome de Asperger. Se cree que las anomalías en el cerebro son una posible causa del
síndrome de Asperger porque, por medio de técnicas de diagnóstico por imágenes, se han
detectado diferencias estructurales y funcionales.

La genética tal vez tenga alguna relación en el síndrome de Asperger y las investigaciones indican
que algunos casos pueden estar asociados con otros problemas de salud mental, como la
depresión y el trastorno bipolar.

El síndrome de Asperger no se debe a carencias emocionales ni es causado por el tipo de crianza


de un niño. Dado que algunos de los comportamientos de las personas con síndrome de Asperger
pueden parecer intencionalmente groseros, muchas personas asumen erróneamente que este
síndrome es el resultado de una mala educación por parte de los padres; pero esto es
absolutamente falso. Se trata de un trastorno neurobiológico cuyas causas aún no se terminan de
comprender.

En la actualidad, no existe una cura para este trastorno; los niños con síndrome de Asperger
también lo sufrirán cuando sean adultos. Pero muchos de ellos llevan vidas plenas y felices, y sus
probabilidades de hacerlo son mejores si cuentan con los recursos, el apoyo y la educación
adecuados.

Diagnóstico del síndrome de Asperger


El síndrome de Asperger puede ser muy difícil de diagnosticar. Los niños con síndrome de Asperger
se desempeñan normalmente en la mayoría de los aspectos de su vida; por lo tanto, resulta
común atribuir sus comportamientos extraños al hecho de que simplemente son "diferentes".

Los expertos afirman que, tanto en el aspecto educativo como en el social, es muy importante una
intervención precoz, mientras el cerebro del niño con síndrome de Asperger aún se está
desarrollando.

Si su hijo muestra algunos de los síntomas y los comportamientos típicos del síndrome de
Asperger, es fundamental que busque ayuda de su médico. Su médico podrá derivarlo a un
profesional de salud mental o a otro especialista para que realice una evaluación más exhaustiva.

El especialista hará una minuciosa evaluación "psicosocial" de su hijo. Esto incluye un historial
detallado del momento en el que se notaron los síntomas por primera vez, el desarrollo de la
motricidad y el lenguaje, así como otros aspectos de la personalidad y el comportamiento del niño
(actividades favoritas, hábitos inusuales, preocupaciones, etc.).

Se pondrá especial énfasis en el desarrollo social, lo cual incluye problemas pasados y presentes
de interacción social y desarrollo de amistades. En general, se realiza una evaluación psicológica
de las habilidades de comunicación para identificar las áreas con dificultades.
Tratamiento del síndrome de Asperger
Los comportamientos y los problemas del síndrome de Asperger pueden diferir notablemente de
un niño a otro; por lo tanto, no existe un tratamiento "típico". Pero, según cuáles sean sus puntos
fuertes y débiles (o sus antecedentes de desarrollo), los niños se pueden beneficiar con lo
siguiente:

información y entrenamiento para los padres

intervenciones educativas especializadas

entrenamiento en habilidades sociales

terapia del lenguaje

en el caso de niños pequeños, entrenamiento en integración sensorial. Esto suele incluir terapia
ocupacional, en la cual los niños pierden la sensibilidad a los estímulos a los cuales son
excesivamente sensibles.

en el caso de niños más grandes, psicoterapia o terapia cognitivo-conductual

medicamentos

Son muchas las personas que pueden ayudar a su hijo; por eso es importante que haga participar a
quienes están a cargo de su cuidado. Por ejemplo, cada profesional de la salud que cuida de su hijo
debe saber lo que están haciendo otros profesionales. Y los maestros, las niñeras, otros
integrantes de la familia, los amigos cercanos y cualquier otra persona que cuide a su hijo deben
tomar parte en esta tarea.

Es fundamental obtener ayuda lo antes posible y encontrar el programa adecuado. Los niños con
síndrome de Asperger pueden beneficiarse mucho con el tratamiento y la educación adecuados.

También podría gustarte