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SANTA TERESA DE JESÚS Y SU AUTOBIOGRAFÍA

Las mujeres en la cultura del Renacimiento

Hasta ahora no hemos visto en clase ningún texto escrito por mujeres. ¿Por qué?
Principalmente, porque durante la Edad Media sólo una minoría de mujeres (algunas nobles) eran
sabían leer y escribir: la mayoría de ellas sólo podían dedicarse a cuidar a su familia o a hacer
labores no profesionales (cuidar la casa, trabajar en el campo, etc.). La cultura se asociaba con los
hombres: religiosos, nobles o juglares.
Sin embargo, desde finales de la Edad Media empieza a mejorar la educación de las
mujeres de la nobleza (tanto en España como en el resto de Europa) y, en el siglo XV,
encontramos la primera obra de una mujer: las Memorias de Leonor López de Córdoba. Leonor
(1362-1420) fue una aristócrata que dictó sus memorias hacia 1404 para reivindicar la
importancia política de su familia y pedir a los reyes que le devolvieran todo lo que había perdido
en la guerra civil que había sufrido cuando fue niña.
Pero el gran cambio en la educación de las mujeres tiene lugar con la llegada de las ideas
del Renacimiento, cuando los nobles dan más importancia a la educación y la cultura, lo que
también beneficia a las mujeres aristócratas. Con la llegada al poder de la reina Isabel la Católica
en Castilla, se formó un grupo de mujeres cultas en su corte que
influyeron tanto en la política como en la educación de la época.
Beatriz de Bobadilla (1440-1511) fue una gran amiga de la reina
y pasó gran parte de su vida trabajando como criada y consejera
política (algunos dicen que influyó en la reina Isabel para que
ayudara a Cristóbal Colón en su viaje a través del Atlántico).

Beatriz Galindo,
conocida como ‘la Latina’
(1465-1535), fue educada para
ser monja y estudió latín y griego
en la Universidad de Salamanca,
pero su gran inteligencia y su
enorme habilidad con las lenguas
clásicas y la filosofía hicieron
que su fama se extendiera por
toda Castilla. Por ello, la reina Isabel la Católica impidió que se
hiciera monja y la contrató para que fuera la maestra de sus
cuatro hijas.

La Latina es el nombre de un barrio en el centro de Madrid, muy popular por todos los restaurantes y bares que hay
allí. El nombre del barrio viene del apodo de Beatriz Galindo (su marido tuvo tierras en esa parte de la ciudad).
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Pero para encontrar a mujeres que escriban con su propia mano hay que esperar hasta el
siglo XVI, con la figura de Santa Teresa de Jesús, que abre el camino para otras mujeres
españolas que poco a poco empezaron a poder escribir obras de ficción, sobre todo a partir del
siglo XVII (María de Zayas, Ana Caro, Sor Juana Inés de la Cruz, etc.) y siempre con ataques
desde sectores conservadores y patriarcales de la sociedad.

Santa Teresa de Jesús, mujer, escritora y mística

Teresa de Cepeda y Ahumada (1515-1582) es conocida hoy en día como Santa Teresa de
Jesús porque fue declara santa por la iglesia católica en 1622. Religión y literatura están
relacionadas en ella: por un lado, tuvo una vocación religiosa desde niña y pasó toda su vida
como monja. Fue una monja reformista, que quiso mejorar la vida de las monjas y actualizar la
forma de vivir la religión para que fuera más personal. Santa Teresa participa de lo que se conoce
como el misticismo, una corriente cristiana que se desarrolló durante la Edad Media, pero que se
extendió sobre todo durante el Renacimiento. Busca un cristianismo más personal, más íntimo, y
que se caracterice por un contacto directo con Dios. Es un reflejo de esas tensiones y cambios
religiosos propios del Renacimiento. El objetivo es la unión del alma con Dios.

Retrato de Santa Teresa (José de Ribera, 1630)

Santa Teresa tuvo experiencias místicas de supuestas uniones de su alma con Dios. En un
famoso episodio místico descrito por Santa Teresa en su autobiografía, un ángel atravesó varias
veces su corazón con una flecha de oro, causándole al mismo tiempo placer y dolor cuando la
sacaba:

Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco
de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces, y que me llegaba a las
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entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor
grande de Dios. El dolor era tan fuerte que me hacía lanzar gemidos, mas esta pena
excesiva estaba tan sobrepasada por la dulzura que no deseaba que terminara. El alma no
se contenta ahora con nada menos que con Dios. El dolor no es corporal sino espiritual,
aunque el cuerpo tiene su parte en él. Es un intercambio amoroso tan dulce el que ahora
tiene lugar entre el alma y Dios, que le pido a Dios en su bondad que haga
experimentarlo a cualquiera que pueda pensar que miento. (Libro de la vida, cap. XXIX)

El escultor italiano Gian Lorenzo Bernini hizo una estatua famosa sobre este momento de
éxtasis místico:

Éxtasis de Santa Teresa de Jesús (1651)

Santa Teresa como escritora

Por otro lado, Santa Teresa aprendió a leer y escribir al ser hija de una familia noble y con
interés por la lectura. Escribió varias obras en prosa de carácter religioso, pero Santa Teresa es
famosa por su autobiografía, que escribió para contar sus experiencias místicas y como monja

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reformadora. A pesar de su tema religioso, hoy lo más interesante es que se trata de una
autobiografía escrita por una mujer y que utiliza un lenguaje familiar, fresco, natural, como el que
se hablaba en España a la mitad del siglo XVI. Vemos aquí unos rasgos típicos del
Renacimiento: la importancia del individuo a través de sus experiencias propias, cómo se
examina Santa Teresa a sí misma y a su vida para saber más sobre sí y la importancia de la
religión entendida como una relación personal con lo divino.
En Panoramas (pp. 118-119) tenemos el principio de su autobiografía, donde habla de su
familia y de su niñez. Fijaos en que habla sobre sus padres, sus hermanos y su niñez. Tres ideas
importantes encontramos aquí:

1) La importancia que tenían los libros en su familia. Santa Teresa explica que su padre era
“aficionado a leer buenos libros, y así los tenía de romance para que leyesen sus hijos
estos” (líneas 3-4). También cuenta cómo ella y uno de sus hermanos se juntaban para
“leer vidas de santos” (líneas 29-30)
2) La importancia de la religión en la vida de Santa Teresa desde muy niña:
- Su padre se negaba a tener esclavos y mostraba mucha caridad.
- Al leer sobre las vidas de los santos, Santa Teresa y su hermano quisieron ir a
morir en nombre de Dios para ser santos.
- Santa Teresa jugaba a ser ermitaña (‘a hermit’) o a ser monja.
3) La autobiografía se centra tanto en lo exterior como en lo interior: tanto en lo que hizo
Santa Teresa (lo exterior) como sus pensamientos y sentimientos cuando recuerda hechos
de su pasado (lo interior).

Manuscrito escrito por Santa Teresa (en la página de la izquierda, abajo, está su firma)

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Además de su autobiografía y otras obras en prosa, Santa Teresa también escribió poesías.
Su poema más famoso es el siguiente, donde expresa su deseo de morir para poder ver a Dios
usando paradojas y antítesis, además de un lenguaje de amor para expresar el sentimiento
religioso que tiene:

Vivo sin vivir en mí


y tan alta vida espero
que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí,


después que muero de amor,
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí;
cuando el corazón le di puso en mí este letrero:
«Que muero porque no muero».

Esta divina unión,


y el amor con que yo vivo,
hace a mi Dios mi cautivo
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a mi Dios prisionero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida!


¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel y estos hierros
en que está el alma metida!
Sólo esperar la salida
me causa un dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

Acaba ya de dejarme,
vida, no me seas molesta;
porque muriendo, ¿qué resta,
sino vivir y gozarme?
No dejes de consolarme,
muerte, que así te requiero:
que muero porque no muero.

letrero: ‘sign’.
mi cautivo: ‘my slave’.
hierros: cadenas.
tan fiero: ‘so strong’.
¿qué resta: ¿qué queda?.
gozarme: ‘enjoy’.
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