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“FORMANDO LIDERES PARA EL FUTURO”

Escuela Particular N°12 Santa Cruz

Tañi ûy:_____________________________________________________ Antû:_______________

La leyenda del diluvio

Mucho antes de que llegaron los blancos, sólo habitaban las tierras los antiguos y verdaderos
mapuches. Dios vivía en lo alto con su mujer y sus hijos, reinando sobre el cielo y la tierra. Aunque
siempre era Dios, se lo llamaba de diversas maneras:

Chao, el padre; Antü, el sol; o Nguenechen, creador del mundo.

A la reina, que era su esposa, le decían Cuyen, la luna.

Dios había creado el cielo, las nubes y cada una de las estrellas. Había hecho correr los ríos y crecer
los bosques. Pero lo más importante había sido que con sus enormes dedos había sembrado por
todas partes a los animales y a los mapuches. Mientras tanto, los dos hijos mayores de Antu (sol) y
Cuyen (luna) crecían. Un día, quisieron ser como su padre, querían crear cosas y reinar sobre la
tierra. Al ver que no podían comenzaron a criticar y a burlarse de él - hasta que Dios enfureció.

Así, con cada una de las manos tomó a sus hijos de los cabellos y los dejó caer desde lo más alto del
cielo sobre las cordilleras rocosas. Los cuerpos gigantescos se hundieron en la piedra formando dos
inmensos agujeros. La madre Cuyen no soportó la angustia de observar esa pelea y se puso a llorar
lágrimas enormes que - poco a poco - comenzaron a inundar los profundos hoyos que en la caída
habían hecho sus dos hijos. Así se formaron los lagos vecinos: el Lácar y el Lolog (hoy en Argentina).

Dios tampoco soportó tanto dolor y decidió perdonar a sus hijos rebeldes. Entonces, les dio vida a
los dos cuerpos despedazados y los transformó en una enorme serpiente alada encargada de cuidar
los mares y los lagos. La llamó Caicai.

Igualmente, la serpiente continuaba con la ambición de derrotar a Dios y dominar, de una vez por
todas, el mundo entero. Furiosa, Caicai se llenaba de odio contra Antu y todos los seres vivos creados
por su padre.

Al darse cuenta de su error, Dios creó una serpiente buena, a la que llamó Trentren. Y antes de
dejarla bajar a la tierra, le dijo:

"Tu misión es vigilar a Caicai. Cuando veas que comienza a agitar el agua del lago, debes avisar a los
mapuches para que busquen refugio y se pongan a salvo."

Pasó el tiempo, y un día Dios decidió bajar a visitar a los mapuches. Les enseñó a cumplir los trabajos,
a sembrar, a conservar los alimentos y a respetar el tiempo. El gran Chao (gran padre) volvió a su
casa satisfecho. Luego, transcurrió otro tiempo tan largo, que los mapuches se olvidaron de las
enseñanzas que habían recibido. Es más, dejaron de ser buenos hombres y empezaron a pelearse
entre sí. Ya no había quien quisiera escuchar los consejos de Dios. Los propios descendientes de sus
hijos hablaban de sus antepasados sin ningún respeto. Tanto enojo sintió Antu, que decidió recurrir
a Caicai:
“FORMANDO LIDERES PARA EL FUTURO”
Escuela Particular N°12 Santa Cruz

"Quiero que hagas subir las aguas del lago, a ver si un buen susto hace que los hombres cambien su
conducta."

La conversación fue escuchada por la atenta Tren tren, quien enseguida lanzó su silbido de alerta
para convocar a todos los mapuches al cerro donde vivía ella. El pueblo, lleno de miedo, comenzó
la subida. Los animales también iban. Pero el agua los perseguía tan deprisa, que muchos murieron
ahogados. Los mapuches que caían al agua se convertían en peces o en rocas.

La serpiente buena gritaba: "Trentren, trentren". Y la montaña subía. La serpiente mala decía:
"Caicai, caicai". Y el agua aumentaba más y más.

Un día Caicai quiso ir a buscar a los mapuches a las cuevas de los cerros para terminar con su terrible
misión. Trentren la interceptó y con su cola la hizo caer por la ladera de la montaña. En su caída,
entre las piedras filosas, Caicai murió. Al poco tiempo, las aguas pararon de crecer.

Nadie sabe cuánto tiempo duró la batalla. Sólo se sabe que todos murieron . Todos menos un niño
y una niña que sobrevivieron en el abismo profundo de una grieta. Únicos seres humanos de la tierra
que crecieron sin padre ni madre, desabrigados de palabras y amamantados por una zorra y una
puma. De ese niño y esa niña descienden todos los mapuches.

Los jóvenes mapuches se entretenían frotando dos palillos, uno de madera blanda y otro de madera
dura. Tanto frotaron, que se formó un hueco en el palillo blando. De repente brotó del hueco algo
brillante. Sorprendidos y atemorizados, arrojaron lejos los dos palillos. Al atravesar el aire, la brasa
se convirtió en llama. Ésta cayó sobre pastos secos y los incendió. El incendio alcanzó el bosque más
cercano y lo destruyó por completo. Arrasó con árboles, arbustos y animales. Así fue como los
mapuches conocieron el fuego.

Pepikan Kûzaw:

Kiñe. ¿Cuál es el propósito del relato de esta leyenda?

Epu. ¿Cómo se originaron los lagos Lacar y Lolog?

Kûla. ¿Cómo Cai Cai y Tren Tren llegaron a ser serpientes?

Meli. ¿Por qué se originó el conflicto que llevó a las serpientes a batallar?

Kechu. Segùn la lectura ¿Cuál es el origen de nuestra descendencia cómo mapuches?

Kayu. Si bien el descubrimiento del fuego fue un evento fortuito ¿Cuál es la importancia del
descubrimiento de este?

Regle. Realice un cuadro comparativo con características de los personajes Cai Cai y Tren Tren.

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