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Beatriz Guerrero Mojica

Pontificia Universidad Javeriana


Carrera de Historia
El Oficio de Escribir.

Enrique Vila-Matas “Bartleby & Co.” y Mihaly Csikszentmihalyi “Creatividad: el


Fluir y la psicología del Descubrimiento de la invención.”

Pensé mucho en qué podría escribir después de haber leído a aquellos que se estancan
en un momento de sus vidas, y luego no pueden proseguir con su idea. Luego recordé al
combo de los Bartleby’s y seguramente ese problema me atañe a mi igual. “Preferiría no
hacerlo” quizás, no por el deber que me ha sido impuesto, sino tal vez porque no sé por
donde comenzar. Junto a mis aquejadas palabras suena un eco en la lectura de la
creatividad, del fluir, de la imaginación y todo el sistema en cuenta a la realización de
un trabajo, una obra, un libro, etc. Vila-Matas crea un personaje que es un oficinista,
alguien que sin mucho por hacer y con un tinte a Kafka, decide escribir y rastrear a
todos esos escritores del No, de la rotunda y grande negación. Puede que para este
personaje la literatura es también un instrumento para suplir los huecos deficitarios de la
vida. Cuando nos habla de los escritores del No, se entrelazan ambas paradojas, escribir
por voluntad propia, por un lapsus de creatividad, por un profundo “despertar” de la
imaginación, o simplemente dejar de escribir, porque te rehúsas a ello, porque sacas
miles de excusas, porque ya no tienes el temple de antes, ni la nota musical te saldrá
igual.

En cierto modo, escribir es una actividad de alto riesgo, nos lo dice nuestro buscador de
Bartleby’s y en este sentido, se entiende que la obra escrita está fundada sobre la nada y
que un texto, si quiere tener validez, debe abrir nuevos caminos y tratar de decir lo que
aún no se ha dicho. Pero, y ahí es donde entra la psiquis, y donde nuestras sospechas
empiezan a perseguirnos: ¿quiénes son realmente los hombres creativos? ¿Es posible
qué en el sinnúmero de pies de páginas en el texto de Vila-Matas ya no existan los
textos con forma, sino se convierten en una larga y pesada nota al pie? Decidir desde su
experiencia misma, dejar de escribir y vivir toda la vida a la sombra de unas letras, y
negar absolutamente cualquier indicio de por qué se enmudecen de tal forma, o penetrar
en la mente de aquellos que leemos su obra y preguntarnos en el fondo: ¿escribir nace
de nuestras almas y no de un proceso de carácter creativo?

A pesar de que Vila-Matas nos abre un innumerable caso de escritores con síndrome de
Barltleby, Csikszentmihalyi por otro nos advierte, muy pretenciosamente, que la
creatividad no es cotidiana, el mundo del creativo es aquel donde alguien transforma la
forma en como (y no los que no tenemos esa facilidad) se ve el mundo. Mundo con ojos
creativos, innovadores, alucinantes. Ojos aquellos que se cuestionan a sí mismos sin
importar cuanto se piense en ello. Escribir, por ejemplo, escribir sin importar si ya
escribiste uno o dos, o quizás diez libros. La creatividad no llega como un rayo de luz
que entra por la ventana, como Víctor Hugo lo explica muy bien en la siguiente cita:
“Hay algunos hombres misteriosos que no pueden ser sino grandes. ¿Por qué lo son? Ni
ellos mismos lo saben. ¿Lo sabe acaso quien los ha enviado? Tienen en la pupila una
visión terrible que nunca los abandona. Han visto el océano como Hornero, el Cáucaso
como Esquilo, Roma como Juvenal, el infierno como Dante, el paraíso como Milton, al
hombre como Shakespeare. Ebrios de ensoñación e intuición en su avance casi
inconsciente sobre las aguas del abismo, han atravesado el rayo extraño de lo ideal, y
éste les ha penetrado para siempre... Un pálido sudario de luz les cubre el rostro. El
alma les sale por los poros. ¿Qué alma? Dios.” Sin embargo, el aparato creativo sólo
funciona del día a día, del modo en como se siente el que tiene una idea y necesita
explayarla o elevarla a la infinita potencia.

Entonces ¿qué pensar de la creatividad? ¿Es un acto individual o es un logro social?


Creo que es difícil con palabras definir la creatividad, además si se tiene en cuenta que
la creatividad es el motor de la aparición de cosas sublimes, de las artes, las letras; si
tenemos en cuenta que la creatividad es acto distintivo de la naturaleza humana, le
permite cambiar su realidad y expresarse en ella. De interesante podemos tildar la tesis
de Csikszentmihalyi, pensar que la creatividad no es algo que dependa del individuo,
sino que en el proceso de la creatividad tiene un peso muy importante el contexto
sociocultural. Csikszentmihalyi está pensando la creatividad también como un problema
social, un fenómeno que incumbe a toda una sociedad por la posibilidad de generar
cambios. Si bien es cierto que como historiadora ésta tesis me parece muy interesante,
pues muestra la interacción entre el individuo y su realidad social, no puedo evitar
pensar que la creatividad tiene algo de magia. No puedo dejar de pensar que quien logra
una Divina Comedia, una Odisea, o que un Newton, un Einstein, quien escribe unas
Bodas de Figaro o componer un Dark Side of The Moon, es porque simplemente nació
con un don, porque tiene algo que como individuo lo distingue del común, algo que
como individuo le permite ir más allá de donde otros pueden ver, o si quiera aspirar.

Finalmente debo decir que haciendo el ejercicio de juntar ambos textos es posible
apreciar que dentro del círculo literario hasta los propios escritores llegan a tener crisis
existenciales y problemas para concluir sus obras, o para empezarlas. Abandonar el
oficio de escribir, no es simplemente un hecho sencillo que sucede en cuanto uno menos
lo piensa, sino que a su vez conjuga todos unos elementos sobre el proceso creativo de
cada quien y de la sociedad misma. Aunque el texto sea un simple recuento propuesto
por Vila-Matas, el hecho en sí de darle un trabajo a su personaje principal una serie de
formulaciones sobre los escritores del No, le da un cierto momento creativo. A raíz de
los diferentes, variados y característicos hechos de cada uno de los autores, le da pie al
mismo personaje a indagar en ellos y abrir su mente a un sinnúmero de posibilidades
que aunque el no lo crea, ya está haciendo una obra literaria bastante rigurosa y poco
común, en simple medida: creativa. Como lo señala en la cita número 20: “Querido
amigo: Sospecho que usted anda buscando que yo bendiga que se haya apropiado de mi
idea de escribir sobre gente que renuncia a la escritura. ¿Verdad que no ando
desencaminado? Pues bien, no se preocupe. Si usted persigue que yo no proteste por el
evidente plagio de mi idea, sepa que, cuando publique su libro, actuaré como si usted
hubiera hábilmente comprado mi silencio. Y es que me ha caído simpático, tanto que
hasta voy a regalarle un bartleby que le falta.”

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