Está en la página 1de 317

DERECHO PROCESAL ORGANICO

PARTE GENERAL

CAPITULO I.-

EL CONFLICTO Y SUS FORMAS DE SOLUCION.

1.- INTRODUCCIÓN.

El hombre es un ser social, debiendo relacionarse con los demás para lograr su realización
material y espiritual.

El hombre vive en sociedad, ha vivido siempre en sociedad y no puede vivir más que en
sociedad con sus semejantes y la sociedad humana es un hecho primario y natural y en manera
alguna producto o resultado de la voluntad humana “(Duguit).

La sociedad supone un orden y el orden ciertas limitaciones. En toda sociedad hay una
ordenación como en la propia naturaleza: el sol sale siempre, hay un día que sigue a la noche,
la luna se ve más grande o más pequeña, las estaciones se suceden.

El hombre para poder mantener su vida en común ha debido autolimitarse de manera más o
menos acentuada, configurándose un conjunto de normas que regulan su conducta externa e
incluso interna, espiritual.

Así hay, ha habido normas de la convivencia, de la etiqueta, de la moral, de la religión y del


derecho.

“Obedece a las normas morales aquel que sin ser constreñido por una orden del Estado,
exento de toda sanción civil o religiosa, se comporta en sus acciones como exige el sentimiento
ético de la sociedad en que vive, es decir, actúa en conformidad con las leyes de la honestidad
por libre determinación interna de la conciencia.

“Obedece a normas jurídicas aquél que conforma su conducta a las reglas emanadas del
Estado, a aquellos preceptos que emanan de los poderes constituidos por el Estado,
constituidos a este fin según una peculiar ordenación, como mandato que se impone
necesariamente a la voluntad y a la acción del particular; y que puede adoptar la forma de un
precepto negativo cuando es prohibición; o permisivo, en cuanto es declaración de una pura
facultad de hacer o no hacer” (Roberto de Ruggiero)

En las sociedades primitivas, todas las normas están confundidas, acentuándose las morales en
forma especial.

Las normas jurídicas se van imponiendo poco a poco y se diferencian claramente de las otras
desde dos puntos de vista: por una parte, al ser impuestas por el Estado tienen fuerza
coercitiva; de otro lado, mientras las otras (éticas, religiosas, de etiqueta), sólo imponen
normalmente deberes, las normas jurídicas imponen deberes, pero también otorgan
pretensiones (derechos).-
Las normas jurídicas son bilaterales, en tanto que las otras son universales. Una vez que una
norma de conducta adquiere carácter jurídico no interesa al Derecho si figura al mismo tiempo
en la esfera de otras normas, aunque muchas veces coinciden. Así por ejemplo, es norma ética,
religiosa y jurídica el “no matar”, el “alimentar a los hijos”, etc.

Luego Derecho es “norma de las acciones humanas en la vida social establecida por una
organización soberana e impuesta coactivamente a la observancia de todos.

Surge como un producto de la vida social y como creación del espíritu humano, por los
hombres es creado y a los hombres sirve, puesto que gobierna sus actos dirigiéndolo al fin
supremo que es la realización del bien y en todos los idiomas evoca la idea de dirección. Se
descubre ello en la raíz etimológica de la palabra: “regare”, “dirigere”, “recht” (alemán),
“right”(inglés), “diritto”(italiano), “drept”(rumano).

Estos vocablos dan la idea de dirección, de rectitud, de disciplina: es “la regla social
obligatoria” (Josserand).

En general, atendido el carácter social del ser humano, puede surgir un conflicto de intereses,
el que se produce cuando una persona siente una necesidad y no puede satisfacerla
plenamente. En otras palabras, cuando se produce una confrontación de intereses.

Los conflictos de intereses pueden clasificarse en dos grandes categorías: conflicto interno y
conflicto externo de intereses.

“El conflicto interno se produce cuando el propio sujeto debe ponderar alternativas tendientes
a satisfacer algunas de sus ilimitadas necesidades. Por tal motivo se denominan también
conflictos entre intereses individuales o personales. Estos son resueltos por el propio sujeto
mediante el sacrificio del interés menor en beneficio del interés mayor. Así, por ejemplo, si una
persona siente la necesidad de comer o de divertirse, normalmente, frente a la alternativa,
optará por satisfacer la de alimentarse, pero, evidentemente, puede darse el caso inverso, lo
que resulta armónico con el concepto subjetivo de necesidad. Ellas son por su naturaleza
ilimitadas y, en un momento determinado, el sujeto, con los bienes disponibles, sólo podrá
satisfacer aquellas que signifiquen un mejor interés.

“El conflicto interno así descrito nunca será regulado por el derecho, y, por ende, carecerá de
relevancia jurídica. Empero, su existencia tiene una influencia importante sobre la forma de
actuar del sujeto en el mundo externo y, por lo tanto, lográndose una educación y orientación
en la fase interna de la decisión de las personas, se podría, por esa vía, evitar la generación de
conflictos externos. Un buen ejemplo lo encontramos en las etapas de desarrollo del delito. En
su fase interna no hay efectos con resultados externos y, por consiguiente, esa conducta no
provoca sanción. Sólo podrá tenerla cuando la decisión de actuar se exterioriza
transformándose en una acción u omisión o en la ejecución de actos preparatorios.”

“El conflicto externo de intereses se sustenta en la presencia de intereses discrepantes de dos


o más personas que se manifiestan mediante una acción u omisión que produce un cambio en
el mundo externo.
“Este conflicto puede surgir en diversos ámbitos según quien actúe, dónde y frente a quién,
pudiendo distinguir confrontación de intereses con otro sujeto, la familia, un grupo social, el
estado, varios estados o el mundo.

“Considerando el espectro donde los intereses se resisten y provocan el conflicto externo, éste
puede producirse por la acción de un sujeto sobre otro, dentro del grupo familiar o social, en
su relación con el Estado, entre los estados y conflagrados en el mundo. Las guerras mundiales
han sido un buen ejemplo de estos últimos. Quizás si en algún tiempo debamos agregar los
que surjan entre mundos.

“Estos conflictos externos de intereses pueden subdividirse a su vez en conflictos externos de


relevancia jurídica y en aquellos que no la tienen. Los primeros (conflictos externos de
relevancia jurídica) se generan cuando un sujeto, con su acción u omisión, produce como
resultado el quebrantamiento del ordenamiento jurídico, esto es, la infracción de la ley, o
mejor dicho de la norma reguladora de su conducta, ya sea ésta imperativa, prohibitiva o
permisiva ; los segundos (conflictos externos que carecen de relevancia jurídica) son aquellos
que, siendo también externos, carecen de relevancia jurídica porque no conllevan la violación
del derecho, como, por ejemplo, los que afectan el orden social y moral. En consecuencia, y en
lo sucesivo, cuando en este trabajo mencionemos al “conflicto” debemos nosotros “leer” que
se trata del conflicto de intereses de relevancia jurídica.”

Este conflicto externo de relevancia jurídica que requiere de ser compuesto para la
mantención de la paz social se le ha denominado litigio.

Se entiende por litigio el conflicto de intereses caracterizado por la existencia de la pretensión


de uno de los interesados y la resistencia de otro a satisfacerla.

De acuerdo con ello, la doctrina ha conceptualizado el conflicto como litigio, entendiendo por
tal “el conflicto intersubjetivo de intereses, jurídicamente trascendente, reglado por el derecho
objetivo, y caracterizado por la existencia de una pretensión resistida.”

2.- FORMAS DE SOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS.

“El nacimiento de un litigio entre los particulares o el de un conflicto entre la sociedad y alguno
de sus miembros origina un estado de insatisfacción individual o colectiva. La paz social se ha
alterado y urge equilibrar los intereses en pugna. Para ello han surgido en la historia de las
instituciones procesales y coexisten en el momento presente tres métodos o posibles medios
de solución: la autotutela, la autocomposición y la heterocomposición.”

2.1. LA AUTOTUTELA O AUTODEFENSA.-

La autotutela, la autodefensa o autoayuda es de las tres formas de composición de los


conflictos la más primitiva, puesto que el asunto se pretende solucionarse sin recurrir a nadie,
directamente, e incluso por el empleo de la fuerza entre los propios interesados.

“Etimológicamente significa defenderse o cuidarse a sí mismo. Representa la forma más


primitiva y arbitraria de solución.
“Se denomina también autodefensa y, en virtud de ella, cualquiera de los sujetos involucrados
en el conflicto acciona para resolverlo por mano propia. Es una forma primitiva y, la más de las
veces, injusta, de poner término a un conflicto. Mediante la autotutela una de las partes
impone a la otra por su fuerza propia la solución del litigio. “Consiste en la reacción directa y
personal de quien se hace justicia con manos propias”. Representa el imperio de “la ley del
más fuerte”, en que resulta triunfador no siempre quien tiene efectivamente la razón, sino que
quien cuenta con medios coercitivos para imponer su decisión.

Son pues, caracteres de la autotutela la inexistencia de un tercero o juez distinto a las propias
partes y la imposición coactiva de la decisión por una de ellas a la otra, resultando indiferente
el que la solución se adopte a través de un procedimiento preestablecido.

Expresa la autotutela la natural reacción del sujeto lesionado en su interés que al acudir a ella
se deja llevar por consideraciones emocionales y egoístas prescindiendo de toda idea de
solidaridad social.

La autodefensa o autotutela consiste en que, uno de los sujetos en conflicto, sea un individuo,
sea una persona jurídica, sea una masa indeterminada, resuelven o intentan resolver el
conflicto pendiente con otro sujeto (o los dos a la vez), a través de una acción directa en lugar
de dirigir el instrumento apropiado hacia un tercero que lo dirima. El brocardo “hacerse
justicia por su mano” responde a ello; aunque no por ello la autodefensa ha de ser
forzosamente injusta.

Lo que caracteriza a la autodefensa o autotutela no es la preexistencia de un ataque, puesto


que éste no existe o concurre en varias de sus formas, como la inexistencia de un determinado
procedimiento puesto que a veces éste se observa, sino la concurrencia de los siguientes dos
elementos:

a) La ausencia de un tercero imparcial distinto de los sujetos en conflicto; y

b) La imposición de la decisión por una de las partes a la otra

La natural evolución social y jurídica va excluyendo la fuerza a medida que se progresa, y


podemos identificar la evolución social con el rechazo de la solución mencionada. Por eso los
derechos - y las sociedades - que no han evolucionado suficientemente, como sucede en el
ámbito internacional, mantienen aún soluciones de conflictos basadas en la fuerza. Y por eso
también, resulta indudable que todas las soluciones de violencia representan un retroceso en
la humanidad.

En alguna etapa primitiva - o de desarrollo muy retardado - se llega a la propia regulación de la


fuerza como forma sancionadora: por ejemplo, cuando se establece la ley del talión (ojo por
ojo, diente por diente, pero no dos ojos por un ojo....) o se regula el armamento que puede
usarse en la guerra (proscripción de armas nucleares, etc.).Son sistemas reveladores del atraso
de la humanidad, aunque existan.

Esa forma la podemos llamar autodefensa (defensa propia), en virtud de la cual el titular de la
situación (o del derecho) asume la defensa de ella. El primer intento fue fijar la medida de la
reacción en el sistema de la composición (wergeld) germano, donde se permitía la reacción
individual (o familiar, o de grupo), pero se trataba de tarifarla. Es una forma muy primitiva de
intervención de la colectividad para determinar el modo de sanción ante el violador.

En la evolución del derecho vamos a ver que la última etapa es la moderna, en la cual el Estado
se apodera de la facultad sancionadora. O sea, que, prohíbe la justicia por la propia mano,
llegando a tipificar como delito esa conducta, en el Código Penal. Tal es la importancia que en
nuestra época se reconoce a este fin esencial del Estado (el brindar tutela jurídica), que si no lo
realiza prácticamente se considera que no existe.

“La autotutela está reñida con nuestro ordenamiento constitucional y legal. La igualdad ante la
ley y ante la justicia excluye el empleo de la autotutela como medio de solución. Por tal razón,
puede afirmarse que el derecho positivo chileno prohíbe la autotutela y, más aún, la sanciona
criminal y civilmente como regla general.

“En efecto, el artículo 1° de la Constitución Política, al consagrar el principio que los hombres
nacen libres e iguales en dignidad y derechos, conceptualmente ya excluye el uso de la fuerza
como método de término de los conflictos. Esta disposición, concordada con el artículo 19 en
sus numerales 1°, 2° y 3°, que contemplan los principios de igualdad ante la ley y ante la
justicia, al declarar que la Constitución “asegura a todas las personas la igual protección de la
ley en el ejercicio de sus derechos”, está eliminando el empleo de este método arbitrario de
solución.

Estas disposiciones deben concordarse con el artículo 76 de la Carta Fundamental, que


establece que todo conflicto debe ser resuelto a través de un proceso del cual conocerá el
tribunal establecido por la ley. Siendo así, se excluye el “juzgamiento” de una parte por la
contraria.

“Finalmente, y dentro del ámbito de estas nociones, podemos añadir que el texto del citado
artículo 76 dispone en su inciso 1° que “la facultad de conocer de las causas civiles y criminales,
de resolverlas y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece exclusivamente a los tribunales
establecidos por la ley”, como consecuencia de lo cual está prohibido a los particulares
autotutelar sus eventuales derechos. Dicho principio se reitera en el art. 1º del C.O.T.-

En materia procesal penal, se dispone en el inciso 1º del artículo primero del NCPP que
ninguna persona podrá ser condenada o penada, ni sometida a una de las medidas de
seguridad establecidas en este Código, sino en virtud de una sentencia fundada, dictada por un
tribunal imparcial. Toda persona tiene derecho a un juicio previo, oral y público, desarrollado
en conformidad con las normas de este cuerpo legal.

En el orden legal, el empleo de la fuerza por los sujetos en la solución de sus conflictos se
encuentra sancionado, produciendo su uso efectos penales o civiles, como se dijera,
dependiendo de la forma y actividad de quien haga uso de ella.

En efecto, el Código Penal y su legislación complementaria establecen una serie de tipos


delictivos que sancionan como delito el empleo de la fuerza y que van desde los delitos
patrimoniales hasta el homicidio, según el cual sea el bien jurídicamente resguardado.
Por su parte, la ley civil contempla la fuerza como un vicio de la voluntad y declara anulables
todos aquellos actos que se realizan bajo su efecto, como lo indica el artículo 1456 del Código
Civil, que expresa: “La fuerza no vicia el consentimiento, sino cuando es capaz de producir una
impresión fuerte en una persona de sano juicio, tomando en cuenta su edad, sexo y condición.
Se mira como una fuerza de este género todo acto que infunde a una persona un justo temor
de verse expuesta ella, su consorte o alguno de sus ascendientes o descendientes a un mal
irreparable y grave.

El temor reverencial, esto es, el solo temor de desagradar a las personas a quienes se debe
sumisión y respeto, no basta para viciar el consentimiento”.

Dentro del ámbito procesal debemos recordar, a vía solamente ejemplar, que la confesión
como medio de prueba, en materia civil y penal, debe ser libre y espontánea; si se obtiene por
fuerza o coacción no produce efecto alguno. En general, la ritualidad del procedimiento está
consagrada, entre otros motivos, para garantizar la libre disposición de los derechos en el
proceso, excluyendo la posibilidad de coacción de los sujetos.

2.2. LA AUTOCOMPOSICIÓN.

2.2.1 Concepto.

“La palabra composición equivale a solución, resolución o decisión. El concepto “auto


composición” revela la solución del conflicto por obra de los partícipes en este.

La autocomposición es la forma “mediante la cual, bien ambas partes mediante el acuerdo


mutuo, bien una de ellas, deciden poner término al litigio planteado.

“Si bien en la autodefensa también la solución del conflicto puede provenir de las partes, el
rasgo peculiar de la autocomposición es el carácter reflexivo, renunciativo o altruista frente al
signo instintivo, impositivo, a veces violento, egoísta de la autodefensa.

2.2.2. Características de la autocomposición.

La autocomposición se caracteriza por:

a) Ser una forma de solución de conflictos, ya sea que ellos se hayan llevado o no al proceso
para su decisión.

b) Es una forma en que las partes en forma directa, sea con la asistencia o no de terceros,
determinan las condiciones en que se debe solucionar el conflicto.

c) Sólo puede llegarse a la forma autocompositiva por quienes tienen la capacidad o las
facultades suficientes para convenir en el acuerdo. La capacidad se encuentra regulada por las
normas del Código Civil, y las facultades para autocomponer dentro del proceso requieren del
mandatario judicial facultades especiales de conformidad a lo establecido en el inciso 2° del
artículo 7º del Código de Procedimiento Civil.
d) Es una forma pacífica de solución de los conflictos que emana de una decisión voluntaria de
las partes, por lo que la concurrencia de la fuerza física o moral la invalida.

2.2.3.-Evolución y ventajas.

Durante estas últimas décadas se ha puesto énfasis en la solución del conflicto por esta vía
autocompositiva, sin tener que acudir al proceso para su solución en diversos países,
generándose nuevos métodos a los cuales se ha designado como ADR o Resolución
Alternativa de Litigios.

Como nos señala Andrés Bordali “ hoy en día, con la sigla ADR (Alternative Dispute Resolution)
se designa a todos aquellos modos de arbitraje, conciliación, mediación o cualquier otra
instancia privada o social, que permiten resolver controversias evitando el recurso a la
Jurisdicción; me refiero a los métodos alternativos de solución de conflictos.

“El auge en su utilización se produce en los Estados Unidos de Norteamérica, especialmente en


los años sesenta y setenta del siglo pasado, aunque la conciliación al menos en sede procesal
civil, ya fue conocida y ampliamente utilizada en el derecho europeo desde el siglo XIX

“Se trata de métodos alternativos al proceso, pero lo cierto es que a veces la alternativa
presupone un proceso. Por ello, habría que decir que lo alternativo tendría dos perspectivas
fundamentales. La primera es externa al proceso y comprendería los medios de tutela que
excluyen el proceso y, que de este modo, son radicalmente alternativos. La segunda es a su vez
interna y comprendería aquellos medios técnicos de tutela endoprocesal que no puede decirse
sean propiamente sustitutivos del proceso, en cuanto implican ya su existencia y promoción,
pero si aparecen configurados como optativos a su curso ulterior y, sobre todo, como
alternativos a la decisión judicial final. En todo caso, la alternativa por antonomasia viene a ser
la primera perspectiva, esto es, la que intenta evitar el recurso a la jurisdicción y al proceso
que se desarrolla por y ante ella.

“Los métodos alternativos de solución de controversias suponen sustraer del Estado la


aplicación de la ley a los casos concretos que le someten los ciudadanos, encargando su
resolución a individuos o entidades sociales. En este sentido, suponen una privatización del
proceso de creación y aplicación del derecho, rompiendo así con uno de los pilares básicos de
la construcción moderna del Estado de Derecho de tipo occidental.”

Las motivaciones para la búsqueda de lograr establecer vías alternativas para la resolución de
conflictos serían las siguientes:

1.- Permite dar una solución a la crisis de la justicia ante el atochamiento de asuntos por
resolver ante los juzgados, constituyendo así una vía alternativa que permitiría mejorar la
eficacia de aquella;

2.- Por constituir una nueva forma de justicia menos formalista, de mayor simpleza y menor
costo para arribar a la solución a los conflictos de una manera no confrontacional, sino que
más bien en un plano colaborativo por las partes
3.- Constituye una nueva forma de solución a los conflictos que se ajusta al bien o derecho
respecto del cual se suscita el conflicto.

Como muestra de la extensión de los métodos de ADR a nuestro continente tenemos el caso
de Argentina en la que “mediante la Ley 24.573, publicada en el Boletín Oficial de 27-X-1995,
se instituyó con carácter obligatorio la mediación previa a todo juicio, aclarándose que por tal
procedimiento se promoverá la comunicación directa entre las partes para la solución
extrajudicial de la controversia.”

En nuestro país, la mediación se ha introducido lentamente como un mecanismo de solución


de los conflictos.

Mediante la Ley 19.966 se estableció un procedimiento previo de mediación obligatorio y no


confrontacional entre usuarios(as) y establecimientos de salud para buscar acuerdos,
mutuamente convenientes, que permitan reparar el daño ocasionado con motivo de una
atención en salud.

No se podrá recurrir a tribunales de justicia sin antes haber pasado por mediación ante el
Consejo de Defensa del Estado o ante mediadores registrados en la Superintendencia de Salud,
en caso de que el daño haya ocurrido en prestadores privados.

Con posterioridad, el artículo 7ª transitorio de la Ley 20.286 estableció la entrada en vigencia


de normas que modifican mediación previa ante los Tribunales de Familia, las cuales se previó
que comenzarán a regir en tres etapas a partir de Junio, Septiembre y Diciembre de 2009.

Finalmente, dentro de los procesos de negociación colectiva laboral se contempla la


intervención de buenos oficios de la Dirección del Trabajo para tratar de que alcancen un
acuerdo, si cualquiera de las partes lo solicita dentro de las 48 horas de acordada la huelga. La
duración de los buenos oficios de la Dirección del Trabajo es de cinco días, prorrogables de
común acuerdo por cinco días, debiendo hacerse efectiva la huelga si transcurrido ese plazo si
no se ha logrado el acuerdo.(art. 374 bis Código del Trabajo)

La Cámara de Comercio de Santiago y el Centro Nacional de Arbitrajes han promovido como


instituciones privadas la utilización de la mediación para la solución de los conflictos civiles y
comerciales.

2.2.4.-Diversos métodos de autocomposición en materia civil existentes en el derecho


comparado.

Dentro de los nuevos métodos alternativos a acudir a los tribunales para la solución de los
litigios se han señalado los siguientes:

a) Arbitraje obligatorio. Las partes libremente acuden a un tercero elegido por ellas, con
experiencia en el campo en el cual se plantea el conflicto, para que sea éste quien resuelva la
disputa.
Se encuentra establecido en nuestra legislación, pero concibe al árbitro más que como un
método autocompositivo como un caso de heterotutela, puesto que es el árbitro quien
impone la decisión a las partes mediante el ejercicio de la función pública de la jurisdicción.

b) Arbitraje consultivo. Las partes libremente acuden a un tercero elegido por ellas, con
experiencia en el campo en el cual se plantea el conflicto, para que sea éste quien les
proponga la forma en la cual debería ser resuelta la disputa.

La decisión del árbitro no es obligatoria para ellas, pero se pueden diseñar desestímulos para
aquel que acudiendo al proceso no obtenga una satisfacción de su pretensión en la sentencia
mejor a la propuesta por el árbitro, como podrían ser gravarlo con los honorarios del árbitro y
el pago de multas.

En este caso nos encontramos ante un caso de autocomposición, puesto que las partes deben
aceptar lo propuesto por el árbitro consultivo

c) Arbitraje de oferta final. Las partes libremente acuden a un árbitro elegido por ellas,
generalmente con experiencia en el campo en el cual se plantea el conflicto, para que sea éste
quien les indique la forma en la cual debería ser resuelva la disputa, teniendo que optar solo
por una de las proposiciones que le hayan puesto en su conocimiento por las partes, sin que
pueda el árbitro idear ninguna otra forma de decisión.

d) Evaluación neutral temprana. Las partes libremente acuden a un abogado elegido por ellas,
generalmente con experiencia en el campo en el cual se plantea el conflicto, para que una vez
agotado el periodo de discusión del proceso les indique en forma no vinculativa cual debería
ser la decisión del conflicto.

e) La Mediación.

2.2.5.-Importancia actual de la autocomposición.

De lo anteriormente expuesto se puede constatar que cada vez más se está poniendo mayor
énfasis en la negociación para los efectos de obtener la solución de un conflicto, sin perjuicio
de que ella es una técnica mucho más general, puesto que no es utilizada sólo con ese
propósito de componer conflictos jurídicos.

“Cada vez más son las ocasiones en que debemos negociar: el conflicto es una industria en
crecimiento. Todos desean participar en las decisiones que los afectan; cada vez será menos
las personas que aceptarán las decisiones dictadas por alguien más. La gente difiere, utiliza la
negociación para arreglar sus diferencias. Ya sea en las empresas, el gobierno o la familia, la
gente toma la mayoría de las decisiones a través de la negociación. Incluso cuando se
presentan ante la Corte, casi siempre negocian un acuerdo antes del juicio”.

“A pesar de que la negociación se lleva a cabo todos los días, no es fácil realizarla bien. Las
estrategias comunes para negociar con frecuencia dejan a la gente insatisfecha, fatigada o
enemistada, y a menudo, experimenta las tres cosas.

“La gente se encuentra en un dilema. Todos perciben dos formas de negociar, suave o dura. El
negociador suave desea evitar los conflictos personales, y por lo tanto, hace concesiones de
inmediato para llegar a un acuerdo. Desea una resolución amigable; sin embrago, con
frecuencia termina explotado y sintiéndose amargado. El negociador duro ve cualquier
situación como una contienda de voluntades, en donde la parte toma las posiciones más
extremas y las mantiene firmes durante más tiempo, obtiene más. No obstante, con
frecuencia, termina produciendo una respuesta igualmente dura, que lo agota a él y a sus
recursos, y que daña la relación con la otra parte. Otras estrategias comunes de negociación se
ubican entre la rigidez y la moderación, pero cada una incluye el intento de un trato para
conseguir lo que se desea y llevarse bien con la gente.

“Existe una tercera forma de negociar, la cual no es dura ni suave, pero sí ambas a la vez. El
método de negociación de principios desarrollado en el Proyecto de Negociación de Harvard,
consiste en resolver sus asuntos por sus méritos y no a través de un proceso tajante enfocado
en que cada parte dice qué hará y qué no hará. Sugiere buscar beneficios mutuos siempre que
sea posible, y que donde hay intereses en conflicto, éstos deben resolverse en base a patrones
justos e independientes de la voluntad de cada parte. El método de negociación de principios
es rígido respecto de los méritos y benigno respecto de las personas. No emplea trucos ni
posiciones. La negociación de principios propone como obtener lo que se ha propuesto
manteniendo la decencia. Le permite ser justo mientras lo protege de aquellos que quieren
aprovecharse de esto”.

La negociación directa entre las partes constituye la primera alternativa para la composición
del litigio.

La autocomposición presupone la existencia de un conflicto, a cuya solución se arriba por una


acción voluntaria de sus partes.

La autocomposición es indiferente a la pendencia del proceso en cuenta puede existir aquella


sin éste, o bien, puede existir aquella durante el proceso o después de éste en la ejecución de
la sentencia. Como medio de resolver el litigio no se circunscribe al concepto de modo de
concluir el proceso. Desde este punto de vista lo esencial es el conflicto y no el proceso.

En el nuevo proceso penal, no obstante establecer el juicio oral como el principal instrumento
para la resolución de los conflictos penales de mayor gravedad, para que pueda operar el
sistema en forma eficiente se han contemplado salidas alternativas para poner término o
suspender los procesos penales durante su transcurso, para lo cual se requiere contar siempre
con el acuerdo de las partes, siendo las dos medios autocompositivos más trascendentes los
de suspensión condicional del procedimiento (arts. 237 a 240 del NCPP) y los acuerdos
reparatorios (arts. 241 a 245 del NCPP).

Otra vía autocompositiva de carácter unilateral consiste en el nuevo proceso penal en el


ejercicio del principio de oportunidad contemplado en el art. 170 del NCPP, en virtud del cual
“los fiscales del ministerio público podrán no iniciar la persecución penal o abandonar la ya
iniciada cuando se trate de un hecho que no compromete gravemente el interés público, a
menos que la pena mínima asignada al delito excediere de la de presidio o reclusión menores o
se tratare de un delito cometido por un funcionario público en el ejercicio de sus funciones. La
decisión del fiscal se encuentra sujeta al control del juez de garantía, quien puede dejarla sin
efecto en los casos previstos por la ley.
Finalmente, en el nuevo proceso penal se prevé que la solución de los conflictos puede
lograrse no a través de un juicio oral ante un tribunal oral, sino que mediante el procedimiento
abreviado siempre que exista acuerdo entre el fiscal y el imputado y se reunieren los demás
requisitos previstos en la ley.(arts. 406 y sgtes del NCPP).

Debemos hacer presente que todas esas vías deben ser aprobadas por parte del juez de
garantía, puesto que en caso contrario debería necesariamente alcanzarse la solución del
conflicto mediante la celebración del un juicio oral.

Debemos hacer presente que en el antiguo proceso penal, que se encuentra vigente a la fecha
solamente respecto de delitos cometidos antes de la entrada en vigencia del nuevo sistema
procesal penal en las respectivas Regiones del país rige el principio de la legalidad y no de la
oportunidad, por lo que no reciben aplicación ninguna de las salidas alternativas mencionadas
precedentemente para la solución del conflicto penal.

De lo expuesto, podemos concluir que en el nuevo proceso penal se dio cabida a formas
autocompositivas de solución del conflicto respecto de los delitos de acción penal pública, las
que sólo se reconocen en el antiguo proceso penal a través del perdón de la parte ofendida, la
renuncia y conciliación respecto de los delitos de acción penal privada.

2.2.6. Clasificación de los medios autocompositivos.

Desde el punto de vista de su relación con el proceso la autocomposición se clasifica en:

a) Extraprocesal o pre-procesal: Tendrá uno u otro carácter según se discuta su validez en el


proceso.

b) Intra-procesal : Es aquella que se produce durante el proceso declarativo sea por iniciativa y
acuerdo de las partes (avenimiento) o a instancia del órgano jurisdiccional.(conciliación)

c) Pos-procesal : Es aquella que se verifica desde la sentencia firme durante la ejecución de


ésta, ya sea en la ejecución singular como en la colectiva.

La autocomposición intraprocesal requiere resolución judicial que no tiene carácter de


decisión jurisdiccional del conflicto objeto del proceso. Se trata de una función homologadora
en el caso del avenimiento, y da lugar más a un acta que a un pronunciamiento en el caso de la
conciliación. Su carácter esencial es que en virtud de esa resolución o formalidad la
autocomposición adquiere imperatividad.

Desde el punto de vista de la concurrencia de las partes para generar la autocomposición, es


menester tener presente que siendo dos las partes del conflicto (quien pretende y aquel de
quien se pretende la satisfacción de una pretensión) y no tres como ocurre en las partes del
proceso en que también debe intervenir el órgano jurisdiccional imponiendo la decisión por
medio de una sentencia a las partes, la conducta por medio de la cual se puede arribar a la
solución del conflicto por la vía autocompositiva puede provenir de una de las partes
(unilateral) o del acuerdo de ambas partes del conflicto (bilateral), logrado actuando ellas en
forma directa o asistidas por un tercero.
En general, podemos señalar que las diversas formas autocompositivas no se encuentran
suficientemente reguladas en nuestra legislación. Al efecto, se ha señalado con razón que
“nuestro sistema procesal legisla tímidamente sobre la autocomposición.”

Para que se llegue a una solución autocompositiva se requiere que las partes puedan disponer
de la pretensión o de sus derechos, puesto que en caso que con ello se mire sólo al interés
individual del renunciante o esté prohibida la renuncia deberá ser resuelto el conflicto sólo a
través del proceso.

2.2.6.1.- FORMAS AUTOCOMPOSITIVAS UNILATERALES.

Las formas autocompositivas de carácter unilateral que se contemplan en nuestra legislación


son las siguientes: La que procede del atacante o el sujeto titular de la pretensión se le
denomina renuncia o desistimiento; la que emana del atacado o del sujeto que se opone a la
satisfacción de la pretensión se la denomina allanamiento.

A.- LA RENUNCIA.

En primer lugar, es posible que el actor y el que hubiere deducido una reconvención renuncie
a su pretensión antes de hacerla valer en el proceso de conformidad a lo previsto en el artículo
12 del Código Civil, de acuerdo con el cual pueden renunciarse a los derechos conferidos por
las leyes con tal que miren al interés individual y no esté prohibida su renuncia.

Dicho precepto debe ser concordado con lo establecido en el inciso primero del artículo 28 del
Código de Procedimiento Penal y con el artículo 56 del Código Procesal Penal, en adelante
NCPP, según los cuales la acción penal pública no se extingue por la renuncia de la persona
ofendida.-

De acuerdo con ello, se puede establecer que es posible renunciar a la acción penal pública por
la parte ofendida, pero ella importa que sólo el ofendido y sus sucesores no podrán hacer valer
dicha acción, puesto que el acto abdicativo afecta sólo al renunciante y sus sucesores y no a las
otras personas a quienes correspondiere el ejercicio de la acción penal pública (arts.29 del
C.P.P. y 57 del NCPP), pudiendo ser ejercida ella por cualquiera otra persona que reúna los
requisitos contemplados en el artículo 15 del Código de Procedimiento Penal y 111 y 173 del
NCPP). En consecuencia, en caso que exista una renuncia a la acción penal pública, no se
produce la extinción de la acción, sino que tan sólo la pérdida del derecho de ejercitarse ella
por el renunciante con posterioridad.

En el antiguo proceso penal, al aplicarse el principio de la legalidad, se contempla que los


oficiales del Ministerio Público tienen la obligación de ejercer la acción penal pública con
respecto a todo delito que deba perseguirse de oficio en el artículo 23 del Código de
Procedimiento Penal.

En el nuevo proceso penal, el art. 170 del NCPP contempla el principio de la oportunidad, al
permitirse a los fiscales del ministerio público no iniciar la persecución penal o abandonar la ya
iniciada cuando se tratare de un hecho que no comprometiere gravemente el interés público.
Dicho principio de oportunidad reviste los caracteres de reglada y no discrecional, por cuanto
se contemplan los casos en los cuales es procedente ejercer esta facultad por el Ministerio
Público y se encuentra sujeta a revisión por parte del juez de garantía, la que puede ejercer de
oficio o a petición de cualquiera de los intervinientes en el proceso.

Sin embargo, tanto en el antiguo como en el nuevo proceso penal, tratándose de la acción
penal privada y de la acción civil, se establece expresamente su extinción con motivo de la
renuncia efectuada por la parte ofendida de conformidad a lo establecido en el inciso segundo
del artículo 28 del Código de Procedimiento Penal y en el inciso 2º del artículo 56 del NCPP.

Incluso el legislador contempla la renuncia tácita de la acción penal privada en caso que se
hubiere ejercido primeramente la acción civil que emanada del delito antes que la acción penal
privada en el artículo 12 del Código de Procedimiento Penal y en el art.66 del NCPP.

Finalmente, se contempla como una forma de extinguir la responsabilidad penal el perdón de


la parte ofendida en el artículo 93 Nº 5 del Código Penal en relación con los artículos 408 Nº 5
del C.P.P. y 250 letra d) del N.C.P.P., el que puede llevarse a efecto incluso después de
encontrarse ejecutoriada la sentencia condenatoria.

B.- EL DESISTIMIENTO.-

Una vez hecha valer la pretensión en el proceso por parte del actor, lo que cabe es el
desistimiento, que consiste en la renuncia que efectúa el demandante de la pretensión hecha
valer en su demanda o el demandado de la pretensión hecha valer en su reconvención dentro
del proceso.

El desistimiento consiste en un acto unilateral del actor que no requiere aceptación el


demandado, sin perjuicio del derecho a oponerse que sea aceptado (arts 140 y 150 del Código
de Procedimiento Civil).Sin embargo, es menester que el tribunal dé a la solicitud de
desistimiento la tramitación de un incidente y dicte una sentencia interlocutoria aceptando el
desistimiento formulado para los efectos que se ponga término al proceso, perdiendo la parte
que se hubiere desistido la pretensión que hubiere hecho valer de acuerdo a lo establecido en
el artículo 150 del Código de Procedimiento Civil.

Tanto en el antiguo como en el nuevo proceso penal, el querellante puede desistirse de la


acción penal pública, pero éste no produce la extinción de la acción penal, sino que sólo
genera el efecto de dejar el querellante de ser parte activa en el proceso de acuerdo a lo
establecido en el inciso segundo del artículo 30 del Código de Procedimiento Penal y 118 del
NCPP, sin perjuicio de quedar obligado a comparecer al proceso y a la responsabilidad penal
que pudiere afectarle por el ejercicio de esa acción penal conforme a lo establecido en los
artículos 31 y 34 del Código de Procedimiento Penal y 119 del NCPP. En el antiguo proceso
penal, al regir el principio de la legalidad, el Ministerio Público no puede desistirse de la acción
penal de conformidad a lo previsto en el artículo 36 del Código de Procedimiento Penal, sin
perjuicio de poder pedir, a su tiempo, el sobreseimiento o la absolución del procesado cuando
así lo estimare de derecho. Excepcionalmente, se contempla la extinción de la responsabilidad
penal en caso de matrimonio del participe en los delitos de rapto, violación y otros en el inciso
4° del artículo 369 del Código Penal.
En el nuevo proceso penal, rige el principio de la oportunidad reglado, pudiendo el Ministerio
Público si se cumplen los requisitos legales hacer abandono de la acción penal que hubiere
iniciado (art. 170 del NCPP).

Tratándose de la acción penal privada, tanto en el antiguo como en el nuevo proceso penal, el
desistimiento del querellante que es el único titular para el ejercicio de la acción produce la
extinción de la pretensión penal y el proceso termina mediante la dictación de un
sobreseimiento definitivo de conformidad a lo establecido en el artículo 32 del Código de
Procedimiento Penal y en el artículo 401 del NCPP, sin perjuicio de quedar sujeto a la
responsabilidad penal que pudiere afectarle por el ejercicio de esa acción penal conforme a lo
establecido en los artículos 34 del Código de Procedimiento Penal y 119 y 401 del NCPP.

En los artículos 575 del Código de Procedimiento Penal se contempla un caso de desistimiento
tácito por el legislador respecto del querellante en los delitos de acción penal privada de
injuria y calumnia para el evento en que el querellante no comparezca al comparendo de
conciliación En el artículo 402 del NCPP se contempla el mismo principio en caso de
inasistencia a la audiencia, pero haciéndolo extensivo a todos los delitos de acción penal
privada.

C.- EL ALLANAMIENTO.

El allanamiento consiste en una manifestación de voluntad por parte del demandado por el
cual reconoce y se somete a la satisfacción de la pretensión hecha valer en su contra por el
actor.-

En efecto, el demandado después de haber optado por apersonarse a los autos, puede
contestar la demanda, formulando incluso reconvención, o puede dejar de contestar; y cabe
también que abandonando toda idea de contienda, llegue a manifestar su conformidad con los
pedimentos de la demanda, lo que constituye el allanamiento.

Si bien este instituto constituye la contrapartida del desistimiento del actor, el allanamiento
del demandado en nuestro derecho sólo importa eliminar la fase probatoria del procedimiento
civil de conformidad a lo previsto en el artículo 313 del Código de Procedimiento Civil,
debiendo el tribunal dictar una sentencia definitiva para los efectos de acoger la pretensión
que se hubiere hecho valer y respecto de la cual se ha efectuado el allanamiento. De acuerdo
con ello, si el demandado en un juicio ordinario civil se allana a las pretensiones hechas valer
por el actor, el tribunal debe citar a las partes a oír sentencia definitiva luego de concluido el
periodo de discusión (artículo 313).

Sin embargo, es obvio que, en caso de allanamiento, la conformidad del demandado con lo
pedido por el actor, simplifica en extremo la labor del Juez al dictar su sentencia. Así, en el
supuesto de allanamiento, una vez que el juez ha llegado a la conclusión de que lo que se pide
en la demanda no es imposible o contrario al ordenamiento jurídico, no es necesario enjuiciar
los hechos, ni se precisa un análisis o valoración de la prueba.

En los casos en que exista un interés de orden público, como se ha señalado por nuestra
jurisprudencia en los casos de nulidad de matrimonio, se ha restado eficacia al allanamiento
para excluir la etapa de prueba, debiendo en tal caso las partes acreditar los hechos en el
proceso para que pueda ser acogida la pretensión del demandante. En consecuencia, en estos
procesos no se genera por el allanamiento el efecto de eliminarse la etapa de prueba, no
pudiéndose citar a las partes para oír sentencia luego del concluido el período de discusión.

En el antiguo proceso penal, no cabe el allanamiento del demandado para los efectos de
obviar el trámite de prueba, puesto que la contestación de la acusación es un trámite esencial
conforme a lo previsto en el inciso 3° del artículo 448 del Código de Procedimiento Penal, y el
reconocimiento de los hechos que configuran la pretensión penal hecha valer en su contra solo
permite dar por acreditada su participación en la medida que cumpla con los requisitos del
artículo 481 del Código de Procedimiento Penal, pero no permite tener por acreditado el delito
conforme a lo establecido en los artículos 110 y 111 de ese cuerpo legal. En el nuevo proceso
penal, no es posible concebir un allanamiento en el juicio oral, porque de darse esta situación
lo que cabría sería aplicar el procedimiento abreviado (art. 406 del NCPP) o las salidas
alternativas de suspensión condicional del procedimiento o de acuerdos reparatorios.

2.2.6.2.-FORMAS AUTOCOMPOSIVAS BILATERALES.

Las formas autocompositivas de carácter bilateral que se contemplan en nuestra legislación


procesal son las siguientes:

A.- LA TRANSACCIÓN.-

Es un medio autocompositivo de carácter extrajudicial, bilateral y no asistido, destinado a


precaver un litigio eventual o a poner término a un litigio pendiente, haciéndose las partes
concesiones reciprocas.

La transacción se encuentra regulada en los artículos 2446 y siguientes del Código Civil. En
materia penal, el querellante puede en los juicios de acción penal privada de consuno con el
querellado poner término al juicio mediante el contrato de transacción conforme a lo previsto
en el artículo 30 inciso 3° del Código de Procedimiento Penal. En el nuevo proceso penal
entendemos que también ello es posible conforme a lo previsto en el art. 403 del NCPP.

La transacción se caracteriza por ser:

a) Es método autocompositivo, puesto que a través de ella se pretende precaver un litigio


eventual, esto es, solucionar el conflicto antes de haber sido este llevado al proceso, o poner
término a un litigio pendiente, esto es, a un litigio sobre el cual existe un proceso.

El conflicto es requisito preliminar para que las partes puedan transigir. Así lo establece el
inciso segundo del artículo 2446 al señalar: no es transacción el acto que sólo consiste en la
renuncia de un derecho que no se disputa.

b) Es un medio autocompositivo directo, puesto que no se contempla la asistencia de un


tercero que asesore a las partes en su celebración.
c) Es un contrato o acto jurídico bilateral, por lo que requiere el acuerdo de las partes del
litigio para establecer las condiciones bajo las cuales se precave el litigio eventual o se pone
término a un litigio pendiente. Se rige por las normas generales y las especiales que a su
respecto se encuentran contenidas en el Código Civil a su respecto.

d) Es un contrato procesal, puesto que está destinado a producir efectos respecto del proceso,
ya sea impidiendo su inicio al solucionar el litigio eventual, o poniéndole término en caso que
el litigio se encontrare pendiente dentro de un proceso.

e) Es un contrato que pone término a un litigio eventual o precave un litigio pendiente,


exigiendo que las partes se hagan concesiones recíprocas.

La transacción supone sacrificios o concesiones mutuas entre las partes. Si es una sola de las
partes quien cede o accede, habrá renuncia, desistimiento o allanamiento, parciales o totales,
pero no una transacción. Reciprocidad no quiere decir igualdad en los sacrificios consentidos o
concesiones otorgadas, de manera que no se requiere que la solución contemple el
otorgamiento entre las partes de concesiones que tengan una igualdad matemática

f) Es un contrato extrajudicial, puesto que las partes lo celebran fuera del proceso.

g) Es un contrato regulado en la ley, por lo que sólo puede ser celebrado en los casos que ella
contempla.

h) El mandatario judicial requiere de facultades especiales para transigir conforme al inciso 2°


del artículo 7° del Código de Procedimiento Civil y 403 del NCPP, habiéndose entendido que la
facultad de transigir comprende la de avenir y conciliar.

i) Es una excepción perentoria, por lo que debe hacerse valer en la contestación de la


demanda en el juicio ordinario. Además constituye una excepción mixta, por lo que puede
hacerse valer como excepción dilatoria antes de contestar la demanda conforme al artículo
304 del Código de Procedimiento Civil, y una excepción anómala por lo que puede hacerse
valer en cualquier estado del proceso hasta antes de la citación para oír sentencia en primera
instancia y la vista de la causa en segunda conforme a lo previsto en el artículo 310 de ese
cuerpo legal.

j) Es un contrato de carácter consensual.-

Sin embargo, la transacción constituye título ejecutivo perfecto sólo cuando ella se celebra por
escritura pública de conformidad a lo establecido en el artículo 434 N° 2 del Código de
Procedimiento Civil.

k) La transacción produce el efecto de cosa juzgada en última instancia de conformidad a lo


previsto en el artículo 2460 del Código Civil.

B.- LA MEDIACION.-

Es un medio autocompositivo de carácter extrajudicial, bilateral y asistido, destinado a


precaver un litigio eventual o a poner término a un litigio pendiente.-
La mediación se ha definido como un procedimiento no adversarial en el cual un tercero
neutral ayuda a las partes a negociar para llegar a un acuerdo mutuamente aceptable.

En la mediación nos encontramos con la intervención de un tercero aceptado por las partes,
imparcial, que carece de poder de decisión, pero que se encuentra facultado para ayudar a las
partes contendientes para que ellas determinen voluntariamente las condiciones bajo las
cuales podrían celebrar un acuerdo que ponga término a un conflicto.

La mediación se caracteriza por ser:

a) Un método autocompositivo igualitario y voluntario, puesto que a través de ella se


pretende por las partes, mediante la asistencia de un tercero, llegar actuando en forma
igualitaria y voluntaria a determinar las condiciones que les permitan llegar a un acuerdo
destinado a precaver un litigio eventual o poner término a un litigio pendiente.

b) Es un medio autocompositivo de negociación asistida, puesto que se contempla la


asistencia de un tercero, denominado mediador, para que asesore a las partes a fin de que
sean ellas las que determinen las condiciones bajo las cuales pueden llegar a poner término al
conflicto.

La mediación es un procedimiento de negociación asistida, por el cual las partes del conflicto
pretenden encontrar una solución que las satisfaga a ambas, recurriendo a la colaboración de
un tercero neutral, que carece de poder de decisión y cuya función será de ayudarlas en
arribar a un acuerdo.

c) El mediador no cumple una función decisoria respecto del conflicto, sino que es un
colaborador de las partes para que arriben a un acuerdo.

En la mediación la función del mediador es acercar a las partes y facilitar la comunicación entre
ellas a fin de que lleguen por sí mismas a la solución del conflicto, sin que al mediador le
corresponda un papel decisorio en el conflicto al quedar dicha facultad radicada
exclusivamente en las partes.

De allí que el mediador no es un juez al no corresponderle decidir la controversia, sino que


ejerce una función colaborativa para las partes en la solución del conflicto, transformándose
en un puente entre los afectados para que las partes se comuniquen entre sí y lleguen por sí
mismas a la solución del conflicto.

d) El proceso de mediación es confidencial, tanto para las partes, el mediador y terceros.

El mediador no puede revelar a la otra parte del conflicto lo que alguna de ellas le ha confiado
en sesión privada, y menos puede develar a terceros lo acontecido durante el proceso de
mediación.

e) El proceso de mediación puede ser establecido con carácter voluntario, obligatorio u


optativo. Nos encontramos en presencia de un proceso de mediación voluntario, cuando son
las partes de común acuerdo quienes optan por acudir a la mediación, sin que se encuentren
compelidas a ello por norma alguna.
El proceso de mediación será obligatorio cuando las partes se encuentran obligadas a acudir a
ella por mandato de una norma legal, como acontece en la República Argentina de acuerdo a
la ley 24.573,que establece la mediación previa y obligatoria a todo juicio, con las salvedades
que ella establece.-

En Chile, el artículo 106 de la Ley de Tribunales de Familia establece que en las causas relativas
al derecho de alimentos, cuidado personal y al derecho de los padres e hijos e hijas que vivan
separados a mantener una relación directa y regular, aun cuando se deban tratar en el marco
de una acción de divorcio o separación judicial, deberán someterse a un procedimiento de
mediación previo a la interposición de la demanda, el que se regirá por las normas de esta ley
y su reglamento.

Finalmente, la mediación será optativa cuando la decisión de una parte de acudir a la


mediación obliga a la otra parte a participar en ella.

No obstante, cualquiera sea el sistema establecido, no se discute que la permanencia dentro


del proceso de mediación es voluntaria para las partes, pudiendo cualquiera de ellas darlo por
terminado.

f) El proceso de mediación se caracteriza por ser de una informalidad relativa y flexible.

A diferencia de lo que ocurre con los procedimientos que se llevan a cabo ante el órgano
jurisdiccional para resolver un conflicto, la mediación se caracteriza por no tener etapas
preestablecidas, teniendo el mediador libertad para convenir las partes las diversas etapas que
debe contemplar dicho proceso.

g) El proceso de mediación se caracteriza por ser creativo.

En el proceso de mediación, a diferencia del procedimiento que se lleva a cabo ante los
tribunales, el mediador y las partes no se encuentran limitados en explorar las diversas
soluciones a través de las cuales se puede llegar a componer el conflicto

En el proceso de mediación, el mediador debe suavizar los ánimos encrespados, actuar como
un guía imparcial de la discusión y asegurar que todas las partes tengan oportunidad de hablar,
ayudar a diferenciar intereses de posiciones, trabajar con las partes para idear soluciones
creativas que cubran sus respectivas necesidades, ganarse la confianza de las partes de modo
que compartan con él información confidencial sobre sus intereses y alternativas, trasladar de
uno a otro una selección de información, traduciéndola de un lenguaje negativo a uno positivo,
actuar como un representante de la realidad y ayudar a las partes a ser más realistas con
respecto a sus alternativas, ofrecer, ocasionalmente, una opinión objetiva sobre el aspecto
positivo de la controversia, mantener viva la negociación cuando las partes están dispuestas a
abandonar, efectuar recomendaciones si las partes lo piden, y actuar de cabeza de turco
cuando las cosas van mal.

De allí que se ha señalado que el mediador precisa de la paciencia de Job, la sinceridad y


tenacidad de los ingleses, el talento de los irlandeses, la resistencia física de los corredores de
la maratón, la habilidad para esquivar a un contrario de un jugador de fútbol americano, la
astucia de Maquiavelo, la técnica para sondear la personalidad de un buen psiquiatra, la
capacidad de guardar secretos de un mudo, la piel de un rinoceronte, y la sabiduría de
Salomón.

h) El proceso de mediación puede permitir que las partes lleguen a un acuerdo recíproco
acerca de la forma de resolver el conflicto.

En el proceso de mediación “el modo más común de asegurar el compromiso con un acuerdo
consiste en convertirlo en un contrato legal, cuyo cumplimiento se impone desde la justicia.
Los convenios se caracterizan por un intercambio de consideraciones, una promesa o un acto
en el sentido de que una parte acepta cumplir a cambio de las promesas o actos de la otra”.

En nuestro derecho, lo normal será que el acuerdo alcanzado durante un proceso de


mediación se materialice mediante la suscripción de un contrato de transacción.

C - EL AVENIMIENTO.

Es un medio autocompositivo de carácter extrajudicial, bilateral y no asistido, destinado a


poner término a un litigio pendiente.-

El avenimiento ha sido definido como “el acuerdo que logran directamente las partes en virtud
del cual le ponen término a su conflicto pendiente de resolución judicial, expresándoselo así al
tribunal que está conociendo de la causa”..

El avenimiento se caracteriza porque:

a) Es método autocompositivo, puesto que a través de ella se pretende poner término a un


litigio pendiente, esto es, a un litigio sobre el cual existe un proceso.

b) Es un medio autocompositivo directo, puesto que no se contempla la asistencia de un


tercero que asesore a las partes en su celebración.

c) Es un contrato o acto jurídico bilateral, por lo que requiere el acuerdo de las partes del
litigio para establecer las condiciones bajo las cuales se pone término a un litigio pendiente.

d) Es un contrato procesal, puesto que está destinado a producir efectos respecto del proceso,
que no es otro que ponerle termino totalmente en caso que verse sobre todas las pretensiones
hechas valer, o parcialmente, en caso que verse sólo sobre algunas de las varias pretensiones
respecto de las cuales se encontrare pendiente su resolución dentro de un proceso.

e) Es un contrato judicial, puesto que generalmente las partes lo celebran fuera del proceso,
pero deben dar cuenta de éste al tribunal para que se produzca el término del proceso.

f) Es un contrato no regulado sistemáticamente en la ley.

Nuestro legislador no ha reglamentado sistemáticamente el avenimiento, y muchas veces


cuando utiliza la expresión se está refiriendo más bien a la conciliación.

El avenimiento se encuentra contemplado en el artículo 434 Nº 3 del Código de Procedimiento


Civil, el cual otorga mérito ejecutivo al “acta de avenimiento pasada ante tribunal competente
y autorizada por un ministro de fe o por dos testigos de actuación.”
De lo expuesto se desprende que el avenimiento para ser título ejecutivo requiere:

1°.- Constar en un acta, esto es, debe ser extendida por escrito por las partes que hubieren
convenido en su celebración;

2°.- Dicha acta de avenimiento debe encontrarse autorizada por un ministro de fe o por dos
testigos de actuación; y

3°.- El acta que cumple con dichos requisitos debe ser pasada ante tribunal competente.

Acerca del término pasada ante tribunal competente se han sustentado dos posiciones:

El Profesor Mario Mosquera considera que la expresión "pasada ante tribunal competente”
quiere significar que debe existir constancia de la agregación material del avenimiento en el
expediente.

En la práctica, los tribunales no pronuncian ninguna resolución que apruebe derechamente el


avenimiento, ya que la resolución que aquellos dictarán será "téngase presente". Con esa
resolución se tiene que el avenimiento, para los efectos legales, ha sido pasado ante tribunal
competente.

En todo caso, debemos tener presente que respecto del avenimiento celebrado sobre
alimentos futuros que se deben por ley a ciertas personas se exige expresamente su
aprobación por parte del tribunal en el artículo 2451 del Código Civil.

Por otra parte, el profesor Colombo ha señalado que la expresión “pasada ante tribunal
competente “significa que ha debido ser presentada al tribunal. Y el segundo requisito, que es
absolutamente discutible y en el cual estoy matriculado con una tesis desde hace muchos
años, significa cual es la posición del tribunal frente a esta acta de avenimiento. Si el tribunal
basta con que tenga presente este avenimiento o si tiene que dictar una resolución que tenga
por aprobado el avenimiento. A mi juicio, para que el acta de avenimiento sea título ejecutivo
tiene que ser presentada al tribunal, o sea pasada al tribunal y aprobada por este tribunal. ¿ de
dónde deduzco esto yo? Que justamente lo que se trata es que el tribunal pueda controlar la
disponibilidad de los derechos en un acta de avenimiento y ¿cuando el tribunal podría
oponerse a dar su visto bueno al acta de avenimiento? Cuando ésta contenga derechos
indisponibles y que, por lo tanto, el juez no esté obligado a aceptar como un equivalente
jurisdiccional que le ponga término a su proceso. De ahí entonces que yo pienso que en esta
acta de avenimiento el título es el acta presentada por las partes y la resolución del tribunal
debidamente notificada y autorizada por su secretario que lo apruebe expresa, y yo podría
llegar hasta aceptar que lo apruebe en forma tácita, dependiendo ya de la resolución que
pueda dictar el tribunal en estos casos. Pero si el tribunal simplemente se limita a tener
presente el avenimiento, yo creo que éste sería vulnerable por la excepción del artículo 464".-

De acuerdo con ello, se ha señalado que el juez, conociendo del contenido del avenimiento,
debe dictar una resolución al respecto, aceptándolo o rechazándolo, facultad que miramos
como inherente a la función jurisdiccional. Si las partes no desean que el juez intervenga y
controle la legalidad de los acuerdos, tienen el camino de la transacción legislado
minuciosamente por el Código Civil.
g) El mandatario judicial requiere de facultades especiales para avenir conforme al inciso 2°
del artículo 7° del Código de Procedimiento Civil, puesto que se entendido que la facultad de
transigir comprende la de avenir y conciliar.

h) El avenimiento pasado ante tribunal competente pone término al proceso y produce el


efecto de cosa juzgada.

D - LA CONCILIACION.

Es un medio autocompositivo de carácter judicial, bilateral y asistido, destinado a poner


término a un litigio pendiente.-

La conciliación ha sido definida como “el acto jurídico procesal bilateral en virtud del cual las
partes, a iniciativa del juez que conoce de un proceso, logran durante su desarrollo ponerle fin
por mutuo acuerdo”.

La conciliación se caracteriza porque:

a) Es método autocompositivo, puesto que a través de ella se pretende poner término a un


litigio pendiente, esto es, a un litigio sobre el cual existe un proceso.

Se ha señalado que la conciliación no es un método autocompositivo puro, ya que precisa de la


existencia de un proceso y, en su momento, de la actividad personal del juez de la causa.

b) Es un medio autocompositivo asistido, puesto que se contempla la asistencia del juez que
conoce de la causa en su celebración, llamado que debe ser efectuado en forma obligatoria y
facultativo.

En la conciliación le corresponde al juez un papel activo, puesto que éste debe tratar de poner
a las partes de acuerdo para los efectos de poner término al proceso, ya sea en forma total o
parcial, no constituyendo causal de inhabilidad las opiniones que emita el juez para los efectos
de poder seguir conociendo de la causa de conformidad a lo previsto en el artículo 263 del
Código de Procedimiento Civil. El juez actúa como un amigable componedor, y puede
proponer bases de arreglo a las partes, quienes son libres para aceptarlas o no.

Sin embargo, es menester tener presente que “la función del mediador o del conciliador es
aproximar a las partes y, a lo sumo, la de proponer una solución; pero la composición definitiva
del litigio la realizarán las propias partes, a través del acuerdo o la resignación. El tercero actúa
inter partes, no supra partes.”

A partir de la dictación de la Ley 19.334, publicada en el Diario Oficial de 7 de octubre de 1994,


se introdujo a continuación del periodo de discusión y antes de la recepción de la causa a
prueba, en todo juicio civil a excepción de los casos establecidos en la ley, el trámite
obligatorio o necesario para el tribunal del llamado a conciliación.

Sin perjuicio de ello, el tribunal puede además para llamar a conciliación en forma facultativa,
en cualquier estado de la causa, una vez evacuado el trámite de contestación a la demanda.
(art.262 del C.P.C).-
Debemos hacer presente que también se contempla el trámite del llamado a conciliación en
forma obligatoria en el procedimiento laboral (art. 442 del Código de Trabajo), en el
procedimiento ante los juzgados de policía local respecto de las acciones civiles, de manera
que producida la conciliación se sigue adelante el proceso respecto del aspecto
contravencional (Art. 11 Ley 18.287 sobre procedimiento ante juzgados de policía local, y
respecto sólo de los delitos de injuria y calumnia en el artículo 574 del Código de
Procedimiento Penal y respecto de todos los delitos de acción penal privada en el art. 404 del
NCPP.

c) Es un contrato o acto jurídico bilateral, por lo que requiere el acuerdo de las partes del
litigio para establecer las condiciones bajo las cuales se pone término a un litigio pendiente.

La conciliación supone necesariamente el acuerdo de las partes, sin perjuicio de la


intervención que le corresponde al tribunal.

d) Es un contrato procesal, puesto que está destinado a producir efectos respecto del proceso,
que no es otro que ponerle termino totalmente en caso que verse sobre todas las pretensiones
hechas valer, o parcialmente, en caso que verse sólo sobre algunas de las varias pretensiones
respecto de las cuales se encontrare pendiente su resolución dentro de un proceso.

En la materia, cabe tener presente que se ha sostenido que en la conciliación existe una
limitación respecto a la competencia específica sobre lo que puede versar la conciliación.” Ello
significa que las partes sólo pueden autocomponer por la vía de la conciliación las pretensiones
y contrapretensiones debatidas, sin poder hacer concesiones ajenas a los sustentos del
proceso. Esta posición resulta discutible, pero en opinión de quien la sostiene se ajusta
exactamente a la reglamentación que de ella formula el Código de Procedimiento Civil.

“Si se desea llegar a una solución sobre la base de prestaciones no discutidas, deberá
recurrirse a la transacción, que para tal efecto, no tiene límites.”

e) Es un contrato judicial, puesto que las partes lo celebran dentro del proceso y en presencia
del tribunal, dejándose constancia en un acta que debe consignar sólo las especificaciones del
acuerdo, la cual deben suscribir el juez, las partes que lo deseen y el secretario del
tribunal.(art.267 del C. P.C.)

f) Es un contrato regulado en la ley.

Nuestro legislador ha reglamentado sistemáticamente la conciliación en el Titulo II del Libro II


del Código de Procedimiento Civil, estableciendo además que el llamado a conciliación
obligatorio por el tribunal constituye un trámite esencial en la primera instancia de
conformidad al artículo 795 N° 2 del Código de Procedimiento Civil, cuya omisión faculta para
deducir el recurso de casación en la forma en contra de la sentencia que se dicte conforme a lo
prescrito en el artículo 768 N° 9 de ese cuerpo legal.
g) El mandatario judicial requiere de facultades especiales para conciliar conforme al inciso 2°
del artículo 7° del Código de Procedimiento Civil, puesto que se ha entendido que la facultad
de transigir comprende la de avenir y conciliar.

h) El acta de conciliación se estima como una sentencia ejecutoriada para todos los efectos
legales de conformidad al artículo 267 del Código de Procedimiento Civil, y en consecuencia,
produce el efecto de cosa juzgada de acuerdo a lo prescrito en el artículo 175 de ese Código, y
constituye un título ejecutivo perfecto conforme a lo prescrito en el artículo 434 N°1 de éste.

2.2.7. Críticas a los mecanismos de auto composición.

Debemos señalar que hoy en día, el movimiento de la Resolución Alternativa de Conflictos está
firmemente establecido. Comenzó a ganar fuerza a finales de los 70 y principios de los 80.54

Sin embargo, ha sido objeto de críticas la generalización del sistema de Resolución Alternativa
de conflicto para concebirlo como una segunda vía frente al proceso como un mecanismo
adecuado para la solución de los conflictos.

En este sentido se ha señalado por Owen Fiss que “no creo que la conciliación, como práctica
genérica, sea preferible a una decisión judicial o deba ser institucionalizada de una manera
general indiscriminada. Por el contrario, esta práctica debería ser concebida como una técnica
altamente problemática de reducir la carga de trabajo de los despachos judiciales. En mi
opinión, la conciliación es equivalente en materia civil de la negociación entre fiscal y acusado
en el ámbito penal. En ambos casos, el consentimiento es, con frecuencia, el resultado de la
coerción; el acuerdo puede ser negociado por quien carece de autoridad para ello; la ausencia
de un juicio y una sentencia dificulta una posterior vinculación de los jueces al asunto; y,
aunque la carga de trabajo de la rama judicial ciertamente se reduce, el resultado obtenido
puede ser injusto. Tal como ocurre en la negociación entre fiscal y acusado, la conciliación es
una capitulación ante las condiciones de la sociedad de masas que no debería ser alabada ni
auspiciada.”

En el proceso penal, las soluciones negociadas han sido cuestionadas porque conduce a una
disminución de las garantías del imputado al generar una ausencia del control judicial respecto
de la legalidad y el mérito de los medios de prueba, habiendo llevado a algunos incluso a
afirmar que los mecanismo de plea berganing, que en Estados Unidos han conducido por abolir
sustancialmente el juicio por jurados, por su estructura esencialmente coercitiva pueden ser
comparables con el mecanismo de la tortura propios de los sistemas inquisitivos imperantes
en la Edad Media.

Las razones por las cuales se han cuestionados los mecanismos de ADR son básicamente las
siguientes:

a.- Las desigualdades que existen entre las posiciones de las partes de un conflicto demuestra
la existencia de desequilibrios de poder, los que conducen a soluciones negociadas que no son
siempre las más beneficiosas para el más débil, situación que no se presenta en un fallo
judicial que se encuentra en una posición de autonomía frente a las desigualdades distributivas
que pudieran existir entre las partes del proceso.
Por ello, los ADR deben ser siempre plenamente voluntarios para las partes en el proceso civil,
lo que pasa por establecer un número de jueces y sistemas procesales modernos, para que sea
así siempre el consentimiento voluntario de las partes y no la coerción que ejercería un
sistema judicial ineficiente el que haga acudir a vías alternativas al proceso.

b.- En muchos procesos, especialmente en los que actúan representantes de intereses o de


grupos o en la defensa de intereses difusos, las partes de los mismos no prestan un
consentimiento dotado de autoridad a la solución del conflicto que se alcanza por la vía
negociada.

c.- La solución negociada del conflicto conduce alcanzar mas una paz social que la justicia en la
composición del mismo, dado que se ha sostenido que conciliar una cuestión consiste en
aceptar una situación menos favorable que la ideal.

d.- Las vías negociadas ponen énfasis solamente en la solución de conflictos, sin importarle
mayormente el proceso que se sigue para ese efecto como el resultado alcanzado, lo que
puede resultar incompatible con un pleno respeto del Estado de Derecho, que requiere
promover el respecto y la protección de los derechos fundamentales.

El proceso, que es el instrumento concebido para la protección de derechos, no sólo pone


énfasis en la solución del conflicto, sino que respecto del método, en cuanto deben respetarse
los procedimientos que se prevé en términos igualitarios para la intervención de las partes, y
en cuanto al resultado, por cuanto requiere que se resuelva el conflicto teniendo en cuenta los
hechos y aplicando la ley vigente.

Como conclusión, se rechaza la solución alternativa de conflictos concebida en términos


generalizados porque sería un pobre sustituto de la resolución judicial y, aun más conduciría a
una retirada de la jurisdicción, la que solo puede ser admitida por quienes tiene una
concepción privada del proceso de adjudicación consistente en solamente la solución de
conflictos, basada en el individualismo, la competencia y el éxito, lo que no debe ser admitido
por quienes tienen una concepción pública del proceso, destinado a alcanzar los fines
generales del derecho.

Así, cabria concluir que no cabe oponerse radicalmente a las vías de ADR, sin perjuicio que
deba actuarse con cautela frente a ellos, de manera que se configuran siempre en forma
voluntaria y con acceso para todos, sin que pueda existir imposición alguna para acudir a ellos,
y estableciendo clara y expresamente el legislador los casos en los cuales no puede acudirse a
esos mecanismos para la solución de conflictos por referirse a derechos fundamentales, los
que sabemos que revisten el carácter de indisponibles para las partes.

2.3. EL PROCESO.

La heterocomposición es aquel medio de solución de conflicto en el cual las partes acuden a


un tercero, ya sea una persona individual o colegiada, quien se compromete o está obligada en
razón de su oficio (tribunal), luego de la tramitación de un proceso, a emitir una decisión para
la solución de un conflicto, cuyo cumplimiento deberán acatar las partes.
En consecuencia, en la heterocomposición no son las partes, sino que un tercero a quien
acuden las partes y que actúa supra partes, a quien le corresponderá brindar la solución al
conflicto mediante la decisión que emita.

La razón por la cual el tercero imparcial a quien acuden las partes para la resolución del
conflicto actúa sobre las partes para la solución del conflicto radica en que se le ha investido
para el ejercicio de una función pública denominada jurisdicción, la que reconoce su fuente
Constitucional en el artículo 76 de nuestra Constitución Política .

En este sentido, se ha señalado que la jurisdicción es el poder deber que tienen los tribunales
para conocer y resolver, por medio del proceso y con efecto de cosa juzgada, los conflictos de
intereses de relevancia jurídica que se promuevan en el orden temporal, dentro del territorio
de la República y en cuya solución les corresponda intervenir.

Para que se ponga en movimiento el ejercicio de la función jurisdiccional es menester que se


ejerza por la parte activa interesada en obtener la solución del conflicto una acción.

De allí que la acción ha sido conceptualizada como “el derecho subjetivo público, de carácter
constitucional, consistente en excitar o poner en funcionamiento la actividad jurisdiccional del
Estado” (Nicolás Fairen Guillen.) o “como la posibilidad jurídicamente encuadrada de recabar
los proveimientos jurisdiccionales necesarios para obtener el pronunciamiento de fondo y, en
su caso, la ejecución respecto de la pretensión litigiosa”(Niceto Alcalá Zamora).

El actor ejerce la acción para los efectos de obtener la satisfacción de una pretensión, a lo cual
se opone la persona en contra de quien se hace ella valer.

Debemos entender por pretensión como “la exigencia de subordinación de un interés ajeno al
interés propio”64 “El máximo estudioso de este concepto y - quien lo desarrolla largamente, el
español Jaime Guasp lo define como “una declaración de voluntad por la cual se solicita la
actuación de un órgano jurisdiccional frente a una persona determinada y distinta del autor de
la declaración.”

Acción y pretensión son conceptos básicos en el Derecho Procesal y se reúnen en el acto


procesal demanda que se presenta al órgano jurisdiccional. “La pretensión es el cordón
umbilical que une la acción con el derecho material en litigio”.

Ahora, frente a la “acción” sobrevendrá normalmente, “la reacción” del sujeto pasivo o
demandado. Hay otra posibilidad, como el simple silencio del demandado, el que decide no
hacer nada, que se verá más adelante, pero lo normal es que el demandado se defienda,
actúe, “reaccione”.

“Por ello, habitualmente el proceso se desarrolla a través de “acciones” y “reacciones”.- La


“reacción” destinada a obtener el rechazo de la demanda por el tribunal puede consistir en la
oposición por el demandado de “defensas” (simple negativa de los hechos en que se funda la
pretensión) o “excepciones”(“todos los otros medios destinados a restar eficacia a la
pretensión del actor”).
“Sin embargo, es necesario, para evitar erróneas interpretaciones, establecer que a la voz
excepción se le da o puede dársele tres significados:

a) En el sentido más amplio es toda defensa que el demandado oponga a la pretensión del
actor, cualquiera sea su naturaleza (negativa de los hechos, hechos impeditivos (nulidad),
hechos extintivos (pago), etc. “Frente al ataque la defensa”.

b) Sólo cuando se configura a través de hechos impeditivos o extintivos, que excluyen la razón
de lo que el actor pretende.

c) En sentido estricto, es toda defensa fundada en hechos extintivos o impeditivos que el


órgano jurisdiccional sólo puede declarar, acoger, por regla general, cuando el sujeto pasivo la
hace valer, la invoca. (P.ej. el pago, la prescripción).

En la situación contemplada en la letra b) se contendrían las llamadas “excepciones


procesales” (en nuestro derecho “excepciones dilatorias”) que se refieren a defectos de mero
procedimiento, de mera forma.

“Las ideas de “acción” y “reacción” son básicas en sus vinculaciones con la marcha del proceso
y para que el sujeto pasivo esté en condiciones de defenderse debe ponerse en conocimiento
la pretensión del demandado a través de una notificación válida. Así se entera que ha sido
demandado y que se pide a su respecto. A raíz de esa notificación se cumple con un principio
básico en el llamado “debido proceso de ley”(en el derecho angloamericano : “due process of
law”) cual es el principio de audiencia, o de bilateralidad de la audiencia o audiencia bilateral.
Este principio es el trasunto del “nadie puede ser condenado sin ser oído”, pero en el Derecho
Procesal debe entenderse como “nadie puede ser condenado, sin saber legalmente que existe
un proceso respecto de él y de tener la posibilidad cierta de intervenir en ese proceso”.

El principio de audiencia es, pues, un principio formativo básico del procedimiento y salvo
escasas y calificadas excepciones, ha de integrar el debido proceso de ley que constituye una
garantía emanada de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, aprobada por las
Naciones Unidas y reconocido expresamente por la Constitución Política Vigente(artículo 19 N°
3, inciso 5°).

La oposición a la satisfacción de esa pretensión por la otra parte es la que genera el conflicto o
litigio, entendido éste como “el conflicto intersubjetivo de intereses, jurídicamente
trascendente, reglado por el derecho objetivo, y caracterizado por la existencia de una
pretensión resistida”.-

No habiendo sido posible obtener la solución del conflicto a través de la autocomposición, es


menester que el titular de la pretensión accione para que se ejerza la función jurisdiccional, lo
que debe realizarse a través del proceso.

Al efecto, se establece en nuestra Constitución Política del Estado en el artículo 19 N° 3 que “la
Constitución asegura a todas las personas: 3° La igual protección de la ley en el ejercicio de los
derechos”.
La forma en la cual se verificará la solución del conflicto será mediante una decisión de la
autoridad jurisdiccional, la que se manifiesta a través de la sentencia que debe ser dictada al
final del proceso. Al efecto, se establece en el citado precepto de nuestra Carta Fundamental
que “toda sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso previo
legalmente tramitado.”

Debemos entender por proceso, “una secuencia o serie de actos que se desenvuelven
progresivamente, con el objeto de resolver, mediante un juicio de autoridad, el conflicto
sometido a su decisión.”

La sentencia que se debe dictar en el proceso por el órgano jurisdiccional resulta eficaz para la
solución del litigio por provenir ella de un tercero imparcial, dotado de autoridad para tal
efecto por ejercer una función pública, y porque dicha decisión se torna en inmutable e
inimpugnable una vez pasada en autoridad de cosa juzgada.

La cosa juzgada es la cualidad de los efectos que adquieren ciertas y determinadas


resoluciones una vez firmes y ejecutoriadas. Al efecto, se establece en el artículo 175 del
Código de Procedimiento Civil, que “las sentencias definitivas o interlocutorias producen la
acción o la excepción de cosa juzgada.”

La acción de cosa juzgada es aquella que permite exigir el cumplimiento forzado de los
resuelto en la sentencia, en caso de no ser cumplida por el afectado la decisión contenida en el
fallo.

La excepción de cosa juzgada es aquella que se genera a partir de la preclusión de los recursos
procesales en el proceso en el cual se dictó la resolución (inimpugnable), y que impide iniciar
otro proceso con posterioridad con la finalidad de modificar la decisión contenida en la
sentencia firme o ejecutoriada (inmutabilidad).

El proceso como forma de solución de los conflictos es susceptible de ser abordado con tres
preguntas:

¿Cómo es el proceso? ¿Qué es el proceso? y ¿Para qué sirve el proceso?

¿CÓMO ES EL PROCESO?

Con dicha pregunta estamos evocando el desarrollo o la forma de ser externa del proceso.

El proceso es una idea abstracta y teleológica vinculada a las partes y al tribunal y asentada en
una dinámica de conocer, juzgar y hacer ejecutar lo resuelto, independientemente de las
formas, de las instancias y los recursos.

La forma externa en la cual se debe desarrollar esta idea abstracta que es el proceso
compuesta de una secuencia o serie de actos que permite arribar a la sentencia que
solucionará un conflicto es el procedimiento.

Entendemos por procedimiento el conjunto de formalidades externas, de trámites y


ritualidades establecidas por el legislador para los efectos que se desarrolle el proceso.
Al efecto, se establece en el artículo 19 N° 3 de nuestra Carta fundamental que “corresponderá
al legislador establecer siempre las garantías de un procedimiento y una investigación
racionales y justos”

Para el desarrollo del proceso nos encontramos con diversos procedimientos, pudiendo
distinguir en cuanto a su contenido entre procesos civiles y penales; en cuanto a su objetivo,
nos encontramos con procesos declarativos y ejecutivos, pudiendo distinguir dentro de los
declarativos los meramente declarativos, constitutivos, de condena y cautelares; y respecto de
la formas de los procedimientos penales se han distinguido los procedimientos penales
inquisitivos, acusatorios y mixtos.

¿QUÉ ES EL PROCESO?

Con esta pregunta estamos indagando acerca a la naturaleza jurídica del proceso. Para explicar
la naturaleza jurídica del proceso nos encontramos con las teorías privatistas, la que nos
explican el proceso primeramente como un contrato, y luego a través de la figura del
cuasicontrato; y posteriormente surgen las teorías publicistas, las que nos explican el proceso
como una relación jurídica, como una situación jurídica, como una relación jurídica compleja,
como una institución, a todas las cuales nos referiremos con posterioridad durante el curso del
año.

¿PARA QUÉ SIRVE EL PROCESO?

Con esta pregunta pretendemos inquirir acerca de cuáles son los fines a los cuales sirve el
proceso.

“La idea de proceso es necesariamente teleológica, pues sólo se explica por su fin. El proceso
por el proceso no existe”.

“El fin del proceso es el de dirimir el conflicto de intereses sometido a los órganos de la
jurisdicción.”

“Ese fin es privado y público, según trataremos de demostrarlo. Satisface al mismo tiempo, el
interés individual comprometido en el litigio, y el interés social de asegurar la efectividad del
derecho mediante la obra incesante de la jurisdicción.”

De acuerdo a lo señalado por dicho destacado procesalista uruguayo, es posible concluir que el
proceso como medio destinado a resolver los conflictos de intereses jurídicamente
trascendentes cumple una doble función: privada y pública.

La función privada del proceso, consiste en que es el único medio en materia penal, y el medio
residual a falta de acuerdo en materia civil, para los efectos de lograr la satisfacción de los
intereses jurídicamente trascendentes por las partes de un conflicto.-

Al efecto, se nos ha señalado que “desprovisto el individuo, por virtud de un largo fenómeno
histórico, de la facultad de hacerse justicia por su mano, halla en el proceso el instrumento
idóneo para obtener la satisfacción de su interés legítimo por acto de la autoridad”.
“La primera de todas las concepciones sobre la naturaleza del proceso debe ser, pues, una
concepción eminentemente privada: el derecho sirve al individuo, y tiende a satisfacer sus
aspiraciones. Si el individuo no tuviera la seguridad de que existe en el orden del derecho un
instrumento idóneo para darle la razón cuando la tiene y hacerle justicia cuando le falta, su fe
en el derecho habría desaparecido”.

“Contemplando el mismo proceso desde el punto de vista del demandado, su carácter privado
se presenta todavía más acentuado que desde el punto de vista del actor”.

“Configurado como una garantía individual, el proceso (civil o penal) ampara al individuo y lo
defiende del abuso de la autoridad del juez, de la prepotencia de los acreedores o de la saña
de los perseguidores”.

“No puede pedirse una tutela más directa y eficaz del individuo. Difícilmente puede concebirse
un amparo de la condición individual más eficaz que éste.”

Tanta razón tienen las palabras del notable procesalista uruguayo, que el proceso aparece
contemplado como uno de los más preciados derechos humanos en diversas declaraciones,
tratados y convenciones, pudiendo reseñar al efecto los siguientes preceptos:

- Artículo 10 de la Declaración Universal de Derechos Humanos:

Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con
justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y
obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.

- Artículo 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos :

Todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de justicia. Toda persona tendrá
derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por un tribunal competente,
independiente e imparcial, establecido por la ley, en la substanciación de cualquier acusación
de carácter penal formulada contra ella o para la determinación de sus derechos y obligaciones
de carácter civil. La prensa y el público podrán ser excluidos de la totalidad o parte de los
juicios por consideraciones de orden moral, orden público o seguridad nacional en una
sociedad democrática, o cuando lo exija el interés de la vida privada de las partes o, en la
medida estrictamente necesaria en opinión del tribunal, cuando por circunstancias especiales
del asunto la publicidad pudiera perjudicar los intereses de la justicia; pero toda sentencia en
materia penal o contenciosa será pública, excepto en los casos en que el interés de menores
de edad exija lo contrario, o en las actuaciones referentes a pleitos matrimoniales o a la tutela
de menores.

Artículos XVIII y XXVI de la Declaración Americana de los derechos y deberes del Hombre:

- Artículo XVIII: Derecho de justicia. Toda persona puede concurrir a los tribunales para hacer
valer sus derechos. Asimismo debe disponer de un procedimiento sencillo y breve por el cual la
justicia lo ampare contra actos de la autoridad que violen, en perjuicio suyo, alguno de los
derechos fundamentales consagrados constitucionalmente.
- Artículo XXVI: Derecho a proceso regular. Se presume que todo acusado es inocente, hasta
que se pruebe que es culpable.

Toda persona acusada de un delito tiene derecho a ser oída en forma imparcial y pública, a ser
juzgada por tribunales anteriormente establecidos de acuerdo con leyes preexistentes y a que
no se le imponga penas crueles, infamantes o inusitadas.

Artículo 8 de la Convención Americana de Derechos Humanos:

Artículo 8. Garantías judiciales.

1.- Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con
anterioridad por la ley, en la substanciación de cualquier acusación penal formulada contra
ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal, o de
cualquier otro carácter.

La función pública del proceso, consiste en asegurar la efectividad del derecho mediante la
obra incesante de la jurisdicción.

“El proceso sirve al derecho como un instrumento de creación vivificante, como una constante
renovación de las soluciones históricas forjadas en el pasado. El derecho se realiza día a día en
la jurisprudencia. Satisfecho el interés individual, queda todavía un abundante residuo de
intereses no individuales que han quedado satisfechos”.

“El proceso es el medio idóneo de asegurar la lex continuatis del derecho, su efectividad en la
experiencia jurídica”. “Ese es, sin duda, su fin social, Proviene de la suma de los fines
individuales”.

Respecto del proceso, se ha señalado que “la finalidad última, es por consiguiente, la
realización del derecho (sería admisible afirmar que la actuación de la ley) para, en definitiva,
asegurar la paz social y la justicia.”.

CAPITULO II.-

LAS REGLAS DE DESCARTE PARA DETERMINAR EL TRIBUNAL A QUIEN CORRESPONDE


CONOCER DE UN ASUNTO Y EL PROCEDIMIENTO DE ACUERDO CON EL CUAL DEBE SER
TRAMITADO Y RESUELTO.

1.- INTRODUCCION.

Antes de iniciar los estudios del Derecho Procesal, y para dimensionar de manera general
cuales son los grandes objetivos que se persiguen a través de la aplicación de sus normas, se
deben estudiar lo que se denominan las reglas de descarte para los efectos de determinar ante
qué tribunal acudo para obtener la resolución de un conflicto y como acudo para los efectos de
obtener dicha resolución, en caso de no haberse podido resolver éste por la vía
autocompositiva y tener que acudir al proceso para su solución.

A esta heterotutela y al procedimiento a aplicar, se debe acudir cuando han fracasado los
medios autocompositivos, reconociendo las partes su fracaso en obtener una solución del
conflicto por sí mismas o lisa y llanamente al verse las partes impedidas por no permitirlo la
ley, al encontrarnos ante derechos indisponibles.

Estas reglas de descarte que nos darán una visión general de la forma, en cuanto al
funcionamiento orgánico y procedimental del Derecho Procesal son las que nos enseñará en
clases el fallecido ex- Decano y Profesor Titular de la Cátedra de Derecho Procesal de esta
Facultad, don Mario Mosquera Ruiz.

Cuando se produce un conflicto y se requiere para su resolución el ejercicio de la función


jurisdiccional a través del debido proceso. El Derecho Procesal, tiene por finalidad responder
fundamentalmente dos interrogantes: ¿Dónde acudo? y ¿ Cómo acudo?.

2.- ¿DÓNDE ACUDO PARA OBTENER LA SOLUCION DEL CONFLICTO?

A.- GENERALIDADES.

Esta interrogante debe ser contestada, señalándose que, producido que sea un conflicto, sin
que haya operado la autotutela y la autocomposición, debe acudirse para su solución a los
tribunales establecidos en la ley, a los cuales les corresponde en forma exclusiva conocer de
las causas civiles y criminales, resolverlas y hacer ejecutar lo juzgado, de acuerdo a lo
establecido en el artículo 76 de la Constitución Política de la República de Chile que constituye
nuestra Carta Fundamental.(En adelante C. Pol.) .

En consecuencia, sabiéndose que al producirse un conflicto debe acudirse para obtener su


solución a uno de los tribunales establecidos en la ley, debemos indagar ¿cuáles son los
tribunales que establece la ley, a quienes debemos acudir para obtener la solución del
conflicto?

El artículo 5° del Código Orgánico de Tribunales (en adelante C.O.T.), se encarga de señalarnos
cuales son los tribunales que se encuentran establecidos en nuestro ordenamiento jurídico.
Dicho Código reviste el carácter de Ley Orgánica Constitucional de acuerdo a lo establecido en
el artículo 77 de nuestra Constitución Política, en relación con lo establecido en el artículo 4°
transitorio de ella.

De acuerdo a lo prescrito en el artículo 5° del C.O.T. podemos distinguir las siguientes


categorías de tribunales: 1° Ordinarios 2° Especiales y 3° Arbítrales.

1°.- TRIBUNALES ORDINARIOS.

Los Tribunales Ordinarios tienen una estructura jerárquica de carácter piramidal, en cuya
cúspide se encuentra la Corte Suprema y en su base los jueces de letras, los jueces de garantía
y los tribunales de juicio oral en lo penal.

El artículo 5° del C.O.T., establece que integran el Poder Judicial, como tribunales ordinarios de
justicia, los siguientes:

a.- La Corte Suprema. Es el máximo tribunal de la República; posee la superintendencia


directiva, correccional y económica de todos los tribunales de la nación, con las excepciones
que se establecen en el artículo 82 de la Constitución Política; tiene el carácter de tribunal
colegiado y letrado; ejerce su competencia respecto de la totalidad del territorio y tiene su
sede en la capital de la República, de conformidad a lo establecido en el artículo 94 del C.O.T.-

b.- Las Cortes de Apelaciones.- Existen 17 Cortes de Apelaciones (art.54 del C.O.T.), las que
tienen como superior jerárquico a la Corte Suprema y son ellas los superiores jerárquicos de
los jueces de letras, tribunal oral y juez de garantía de su respectiva jurisdicción; tienen el
carácter de tribunal colegiado y letrado, ejercen su competencia generalmente respecto de la
totalidad de una Región (Art. 55 del C.O.T.) y tienen su asiento en las comunas que establece la
ley. (Art. 54 del C.O.T.).

c.- Los Tribunales Unipersonales de Excepción.- Estos tribunales unipersonales letrados se


encuentran permanentemente establecidos en la ley para conocer de las materias que
específicamente establece la ley y son:

1.- El Presidente de la Corte Suprema (art. 53 del C.O.T.) ; 2.- Un Ministro de la Corte Suprema
(Art. 52 del C.O.T.) ;

3.- El Presidente de la Corte de Apelaciones de Santiago (Art. 51 del C.O.T.) ; 4.- Un Ministro de
la Corte de Apelaciones respectiva. (Art. 50 del C.O.T.)

A partir de la entrada en vigencia de la reforma procesal penal, no se contempla la existencia


de tribunales unipersonales de excepción para conocer de las causas criminales dentro del
nuevo sistema.

d.- Los Jueces de Letras. Estos tribunales unipersonales letrados tienen como superior
jerárquico a la Corte de Apelaciones respectiva, ejercen su competencia para el conocimiento
de la generalidad de los asuntos en primera y única instancia, tienen su asiento en una comuna
y ejercen su competencia sobre una comuna o agrupación de comunas.(Arts. 27 a 40 del
C.O.T.).

La competencia de los jueces de letras se ha visto notoriamente disminuida con la entrada en


vigencia primeramente de los Juzgados Laborales y con posterioridad de los Tribunales de
Familia.

e.- Los juzgados de garantía. Estos tribunales letrados, están conformados por uno o más
jueces, tienen como superior jerárquico a la Corte de Apelaciones respectiva, ejercen su
competencia para el conocimiento de la generalidad de los asuntos penales en el nuevo
sistema procesal penal consistentes en la aseguración de los derechos del imputado y demás
intervinientes en el nuevo proceso penal y conocen dentro de éste del procedimiento
simplificado, de los procesos de acción penal privada y del procedimiento abreviado, tienen su
asiento una comuna y ejercen su competencia en primera y única instancia en una comuna o
agrupación de comunas.(Arts. 14 a 16 del C.O.T.).

f.- Los tribunales orales en lo penal, son tribunales colegiados, letrados, tienen como superior
jerárquico a la Corte de Apelaciones respectiva, ejercen su competencia para el conocimiento y
fallo, en única instancia de los juicios orales en el nuevo sistema procesal penal, tienen su
asiento en una comuna y ejercen su competencia sobre una comuna o agrupación de
comunas.(Arts. 27 a 40 del C.O.T.).
2°.- TRIBUNALES ESPECIALES.

De acuerdo a lo prescrito en los incisos 3° y 4° del artículo 5° del C.O.T., podemos distinguir dos
categorías de tribunales especiales: 1°) Tribunales especiales, que forman parte del Poder
Judicial; y 2°) Tribunales especiales, que no forman parte del Poder Judicial

2.1. Tribunales especiales que forman parte del Poder Judicial.

Forman parte del Poder Judicial, como tribunales especiales, los siguientes:

a.- Los Juzgados de Familia, los que se rigen en su organización y atribuciones por las
disposiciones orgánicas constitucionales contenidas en la Ley 19.968, publicada en el Diario
Oficial de 30 de agosto de 2004.

b.- Los Juzgados de Letras del Trabajo y de Cobranza Laboral, los que se rigen en su
organización y atribuciones por las disposiciones orgánicas constitucionales contenidas en el
Código del Trabajo (Específicamente, en el Libro V del Código del Trabajo denominado “De la
Jurisdicción Laboral”); y

c.- Los Juzgados Militares en Tiempo de Paz, los que se rigen en su organización y atribuciones
por las disposiciones orgánicas constitucionales contenidas en el Código de Justicia Militar.

Estos Tribunales especiales forman parte del Poder Judicial, los que se rigen en su organización
y atribuciones por la disposiciones orgánicas constitucionales especiales precedentemente
señaladas, rigiendo para ellos las disposiciones del Código Orgánico de Tribunales sólo cuando
dichas normas orgánicas constitucionales especiales se remitan en forma expresa a él.(Art. 5°
inc. 3° del C.O.T.)

2.2.- Tribunales especiales, que no forman parte del Poder Judicial.

El legislador ha establecido otros tribunales especiales, que no forman parte del Poder Judicial,
pudiendo destacar como los más importantes de ellos, los siguientes:

a.- Los Juzgados de Policía Local, los que se rigen en su organización y atribuciones por las
disposiciones orgánicas constitucionales contenidas en la Ley 15.231 sobre Organización y
Atribuciones de los Juzgados de Policía Local, cuyo texto refundido se fijó por el Decreto
supremo 307 de 23 de Mayo de 1978, estableciéndose en la Ley 18.287, de 7 de febrero de
1984, el Procedimiento ante los Juzgados de Policía Local, conteniéndose ambos textos legales
en el Apéndice del Código Orgánico de Tribunales ;

b.- Los Juzgados Militares en Tiempo de Guerra, los que se rigen en su organización y
atribuciones por las disposiciones orgánicas constitucionales contenidas en el Código de
Justicia Militar.

c.- La Contraloría General de la República, quien a través del Subcontralor General de la


República en primera instancia, y el Tribunal de Cuentas, como tribunal colegiado integrado
por el Contralor General de la República y dos abogados que se hayan destacado en la vida
profesional o universitaria, designados por el Presidente de la República previa propuesta en
terna por el Contralor, en segunda instancia, conoce de los juicios de cuentas fiscales de
conformidad a lo establecido en el artículo 98 de la Constitución Política y artículos 107 y 118
de la Ley 10.336 (Ley Orgánica de la Contraloría General de la República) ;

d.- El Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, a quien le corresponde conocer a solicitud


de parte o del Fiscal Nacional Económico, las situaciones que pueden constituir infracciones a
las normas de la libre competencia contenidas en el D.L. 211 de 1973, cuyo texto refundido
coordinado y sistematizado se contiene en el DFL Nº 1 de 2005, contenido en el Apéndice del
Código de Comercio.

e.- El Director del Servicio de Impuestos Internos,

f.- El Director del Servicio Nacional de Aduanas,

En estas materias, debemos hacer presente que con fecha 27 de enero de 2009 se publicó en
el Diario Oficial la Ley 20.322, que fortalece y perfecciona la jurisdicción tributaria, creando
Tribunales Tributarios y Aduaneros de primera instancia en diversas comunas con jurisdicción
sobre las diversas Regiones del país.

De conformidad a lo previsto en el artículo 1º transitorio de esa ley, se contempla la entrada


en vigencia en cuatro años contados desde el día primero del mes siguiente a la fecha de su
publicación en el Diario Oficial. Sin perjuicio de ello, se contempla la entrada en vigencia
escalonada y gradual en uno, dos, tres y cuatro años de los tribunales y respecto de la Región
que en cada caso se indica en ese precepto. Es así como por ejemplo, a partir del 1 de Febrero
de 2010 comenzó a regir la ley respecto de las Regiones XV de Arica y Parinacota, I Región de
Tarapacá, II Región de Antofagasta y III Región de Atacama. Respecto de la Región
Metropolitana se contempla el funcionamiento de los nuevos tribunales tributarios y
Aduaneros a partir del 1 de Febrero de 2013.

g.- Los Alcaldes, quienes deben conocer de los reclamos que se interpongan en contra de
resoluciones u omisiones ilegales de la Municipalidad, sea que provengan del propio Alcalde o
de sus funcionarios, de conformidad a lo establecido en el artículo 140 de la Ley 18.695, Ley
Orgánica Constitucional de Municipalidades, cuyo texto refundido se fijo en el DFL Nº 1,
publicado en el Diario Oficial de 26 de julio de 2006, contenida en el Apéndice de la
Constitución Política.

h.- El Tribunal de Propiedad Industrial, que debe conocer de la apelación que se deduzca en
los asuntos de oposición, nulidad de registro o de transferencias así como de cualquier
reclamación relativa a la validez, efectos o derechos de propiedad industrial, que son
conocidos en primera instancia por el Jefe del Departamento de Propiedad Industrial
dependiente del Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción, de conformidad a lo
establecido en el artículo 17 bis C y siguientes del DFL respectivo, publicado en el Diario Oficial
de 26 de junio de 2006, que fijo el texto refundido, coordinado y sistematizado de la Ley
19.039 (Ley de Propiedad Industrial) de 25 de enero de 1991 y del Decreto Supremo 177 de 30
de septiembre de 1991, Reglamento de la Ley 19.039.

Estos tribunales especiales no forman parte del Poder Judicial y se rigen por las leyes que los
establecen y reglamentan, sin perjuicio de quedar sujetos a las disposiciones generales del
Código Orgánico de Tribunales. (Art. 5° inc. 4° del C.O.T.)
3° TRIBUNALES ARBITRALES.

Los jueces árbitros se rigen por las disposiciones contenidas en el Título IX del Código Orgánico
de Tribunales.

Se llaman árbitros los jueces nombrados por las partes o por la autoridad judicial en subsidio,
para la resolución de un asunto litigioso.(Art. 222 del C.O.T.).-

La clasificación de los árbitros se efectúa en atención a dos factores:

a) La forma en que resuelven el conflicto (esto es, si deben fallar conforme a Derecho o a lo
que su prudencia o equidad le dictaren) y

b) La manera en que deben tramitar el proceso (esto es, si deben tramitar el asunto de
acuerdo al procedimiento que corresponda de acuerdo a la naturaleza del asunto o de acuerdo
a las normas que las partes hayan establecido o en su defecto si éstas nada han señalado,
conforme a las normas mínimas de procedimiento establecidas en la Ley) .

Los árbitros se clasifican en:

Árbitros de Derecho son aquellos que deben fallar con arreglo a la ley y se someten tanto en la
tramitación como en el pronunciamiento de la sentencia definitiva, a las reglas establecidas
para los jueces ordinarios según la naturaleza de la acción deducida (Art. 223 inc.2° del C.O.T.)

Árbitros Arbitradores son aquellos que deben fallar obedeciendo a lo que su prudencia y
equidad le dictaren y no están obligados a guardar en el procedimiento otras reglas que la que
las partes hayan expresado en el acto constitutivo del compromiso, y si éstas nada han
expresado, a las normas mínimas que se establecen el Código de Procedimiento Civil
consistentes en escuchar a las partes y agregar los documentos que le presenten.(Arts. 223
inc.3° del C.O.T. y 637 del Código de Procedimiento Civil, en adelante C.P.C.)

Árbitros Mixtos son los árbitros de derecho a quienes se les conceden facultades de arbitrador
en cuanto al procedimiento, pero que deben pronunciar la sentencia definitiva dando
aplicación estricta a la ley.(Art. 223 inc.2° del C.O.T.)

De acuerdo con ello, los árbitros mixtos son aquellos árbitros de derecho que deben fallar con
arreglo a la ley, y que tramitan el asunto conforme al procedimiento que la que las partes
hayan establecido, y si éstas nada han expresado, a las normas mínimas que se establecen el
Código de Procedimiento Civil consistentes en escuchar a las partes y agregar los documentos
que le presenten.(Arts. 223 inc.3° del C.O.T. y 637 del Código de Procedimiento Civil, en
adelante C.P.C.)

En relación a las materias que pueden ser sometidas al conocimiento de un árbitro, ellas se
clasifican en:

Materias de Arbitraje Prohibido: Son aquellos asuntos que, por mandato del legislador, no
pueden ser sometidos por las partes al conocimiento y resolución de un árbitro, debiendo ser
resueltos ellos por los tribunales ordinarios o especiales que establece la ley.(Arts. 229 y 230
del C.O.T)
Materias de Arbitraje Obligatorio: Son aquellos asuntos que, por mandato del legislador,
deben ser sometidos por las partes al conocimiento y resolución de un árbitro, no pudiendo
ser resueltos por los tribunales ordinarios o especiales que establece la ley, los que carecen de
competencia para ello.(Art. 227 del C.O.T)

Materias de Arbitraje Facultativo: Son aquellos asuntos que no siendo de arbitraje prohibido u
obligatorio, las partes pueden voluntariamente sustraerlos del conocimiento de los tribunales
que establece la ley para someterlos al conocimiento y resolución de un árbitro.(Art. 228 del
C.O.T).- Estos asuntos constituyen la regla general, pero requieren de la voluntad de todas las
partes del conflicto para sustraerlos del conocimiento de un tribunal ordinario o especial y
someterlos al conocimiento y resolución de un árbitro, lo que se realiza mediante la
celebración de un compromiso o cláusula compromisoria.

B.- NORMAS PARA DETERMINAR EL TRIBUNAL CIVIL ANTE EL CUAL DEBO ACCIONAR O
ACUDIR PARA REQUERIR LA SOLUCIÓN DEL CONFLICTO.

Para los efectos de determinar el tribunal ante el cual debo accionar o acudir para requerir la
solución del conflicto se deben aplicar las siguientes reglas de descarte:

1.- Arbitraje.

En primer lugar, debo determinar si el legislador ha establecido que el conflicto es de aquellos


en los cuales no es procedente su solución por medio de arbitraje, puesto que en tal caso debo
pasar de inmediato a la aplicación de las otras reglas de descarte para determinar, si este debe
ser resuelto por un tribunal especial o uno ordinario. En tal caso de arbitraje prohibido se
encuentran las cuestiones que versan sobre alimentos; derecho a pedir la separación de bienes
entre marido y mujer; las causas criminales; las de policía local; las que se susciten entre un
representante legal y su representado ; y aquellas en que debe ser oído el Ministerio Público,
las que se establecen en el artículo 357 del C.O.T..-

A continuación, debo examinar si se trata de una materia de arbitraje obligatorio, puesto que
en tal caso deberá procederse a someter el asunto a la resolución del árbitro y no será
necesario en consecuencia pasar a analizar las otras reglas de descarte para determinar si
corresponde intervenir a un tribunal especial o a uno ordinario. Los casos en que se establece
la obligatoriedad de la resolución de un conflicto por parte de un árbitro se encuentran
establecidos en el artículo 227 del C.O.T..-

Finalmente, debo examinar si las partes han celebrado un compromiso o una cláusula
compromisoria en un asunto de arbitraje facultativo, puesto que en tal caso ello significa que
las partes han sustraído el conocimiento del asunto de los tribunales para los efectos de
entregárselos al conocimiento de un árbitro, debiendo acudirse ante éste para la solución del
conflicto. En tal caso, las partes no podrían acudir posteriormente ante un tribunal ordinario o
especial, si no han resciliado o dejado sin efecto previamente el compromiso o la cláusula
compromisoria, puesto que se podría por el demandado oponer la excepción de compromiso
para impedir que el tribunal ordinario o especial conozca del asunto. En consecuencia, en este
caso no será necesario pasar a analizar las otras reglas de descarte para determinar si
corresponde intervenir a un tribunal especial o a uno ordinario, puesto que el conocimiento
del asunto deberá ser sometido a la resolución de un árbitro.

2.- Tribunal especial.

En segundo lugar, en caso de no ser obligatoria por mandato del legislador o por acuerdo de
las partes la resolución del asunto por un árbitro, en una materia que no sea de arbitraje
prohibido, debo examinar si el legislador ha establecido un tribunal especial para los efectos
que sea éste el encargado de solucionar el conflicto.

Así por ejemplo, si el conflicto consiste en la Región Metropolitana en el reclamo de un


trabajador de despido injustificado para que se ordene el pago de la indemnización se debe
acudir a un tribunal del trabajo de acuerdo a lo previsto en el artículo 420 letra a) del Código
del Trabajo en relación con el artículo 416 de ese cuerpo legal; si el conflicto pretende la
aplicación de una sanción por infracción por parte de un conductor de un vehículo motorizado
consistente en un choque en que no hubo personal lesionadas se debe acudir a un juez de
policía local de acuerdo a lo previsto en el artículo 13 letra a) de la Ley 15.231 sobre
organización y atribuciones de los jueces de policía local; si el conflicto consiste en la obtención
del pago de alimentos para menores o para estos y su madre se debe acudir al Tribunal de
Familia de acuerdo a lo previsto en el artículo 8 de la Ley 19.968 de Tribunales de Familia y art.
1 de la Ley 14.908 Abandono de Familia y Pago de Pensiones Alimenticias y 147 del COT ; etc.

En caso que el legislador haya establecido el tribunal especial para la resolución del conflicto
en atención a la naturaleza del asunto y/o la calidad de las partes se debe acudir ante él y
termina la aplicación de estas reglas de descarte.

3.- Tribunal ordinario.

En caso que el asunto no deba ser resuelto por un árbitro o un tribunal especial, debe acudirse
ante un tribunal ordinario, a quienes les corresponde residualmente el conocimiento de todos
los asuntos judiciales que se promuevan en el orden temporal dentro del territorio de la
República, cualquiera sea su naturaleza o la calidad de las personas que en ellos intervengan,
sin perjuicio de las excepciones que establezcan la Constitución y las leyes.(Art. 5° del C.O.T.).-

Los tribunales ordinarios se encuentran organizados mediante una estructura piramidal, en


cuya cúspide se encuentra la Corte Suprema, de ellas dependen las Cortes de Apelaciones, y en
la base de esa estructura pirámide se encuentran los jueces de letras, juzgados de garantía y
los tribunales de juicio oral.-

El territorio jurisdiccional de la Corte Suprema es todo el territorio nacional; de las Cortes de


Apelaciones lo es una Región o una parte de ella según el caso; y de los jueces de letras su
territorio es una comuna o agrupación de comunas.

3.A.- JERARQUÍA DEL TRIBUNAL ORDINARIO QUE DEBE CONOCER DEL ASUNTO CIVIL.

Establecido mediante la aplicación de las reglas de descarte que un tribunal ordinario debe de
conocer el asunto, en primer término debo determinar la jerarquía del tribunal ordinario que
debe conocer y resolver el conflicto, lo que se debe realizar mediante la aplicación de las
reglas de la competencia absoluta.

Para los efectos de determinar la jerarquía del tribunal que dentro de esa estructura piramidal
debe conocer del asunto se deben aplicar las reglas de la competencia absoluta.

En otras palabras, las reglas de la competencia absoluta, que revisten el carácter de orden
público, y por ello irrenunciables e inmodificables por las partes, determinan la jerarquía del
tribunal que dentro de la estructura jerárquica piramidal debe conocer del asunto. (V.gr. la
Corte Suprema, una Corte de Apelaciones, un tribunal de excepción o un juez de letras).

Los elementos que el legislador ha considerado para los efectos de determinar la competencia
absoluta son los siguientes:

a.- El Fuero, es la calidad de las partes que intervienen en el conflicto para los efectos de elevar
la jerarquía del tribunal que debe resolver el asunto.

El Fuero, en atención a la mayor o menor dignidad de las personas que intervienen en el


asunto, se clasifica en:

c. a. Fuero Mayor, de acuerdo con el cual el asunto debe ser conocido por un Ministro de
Corte de Apelaciones como tribunal unipersonal de excepción (Art. 50 N° 2 C.O.T.), el que no
recibe aplicación en el nuevo sistema procesal penal;

c. b. Fuero Menor, de acuerdo con el cual el asunto debe ser conocido por un juez de letras
(Art. 45 N° 2 letra g).-

El fuero se encuentra consagrado para proteger a la parte del conflicto que no se encuentra
constituida en dignidad, puesto que se estima que a mayor jerarquía es mayor la
independencia del tribunal para los efectos de resolver el asunto.

Existen asuntos en los cuales no cabe considerar la existencia del fuero para los efectos de
elevar la jerarquía del tribunal que debe conocer del asunto, los que se indican en el artículo
133 del C.O.T..-

b.- La Materia, que no es más que la naturaleza del asunto disputado.(Arts. 130 y 131 del
C.O.T.)

c.- La Cuantía. (Art. 115 C.O.T.)

En materia civil, la cuantía se determina por el valor de la cosa disputada. Hoy en día la
cuantía, en cuanto elemento de la competencia absoluta, tiene importancia solamente para
determinar la instancia en que conocerá un determinado tribunal, pues en ciertos casos el
legislador ha negado la posibilidad de recurrir a una instancia superior para revisar el asunto
dada la baja cuantía de la acción reclamada (ej: Art. 45 Nº1 COT).

Sin perjuicio de ello, la cuantía podría determinar también la jerarquía del tribunal que
conocerá del asunto dado que para el caso del fuero menor conocerá de la acción civil o de
comercio un juez de letras en primera instancia mientras la cuantía de la acción no supere las
10 UTM (Art. 45 Nº2 letra G COT), mientras que si la cuantía supera dicho monto deberá
conocer un Ministro de Corte de Apelaciones como tribunal unipersonal de excepción (Art. 50
Nº2 COT).

Aplicadas las reglas de la competencia absoluta queda determinada la jerarquía del tribunal
que debe conocer del asunto.

Finalmente, tratándose de los asuntos penales será menester para determinar el tribunal
competente considerar el factor tiempo, esto es, la fecha en la cual se cometió el delito.

3.B.- TRIBUNAL ORDINARIO QUE DENTRO DE UNA DETERMINADA JERARQUÍA DEBE


CONOCER DEL ASUNTO.

Establecida la jerarquía del tribunal ordinario que debe de conocer el asunto mediante la
aplicación de las reglas de la competencia absoluta, debe determinarse cual tribunal dentro de
esa jerarquía debe de conocer del asunto. En otras palabras y desde un punto de vista
práctico, mediante las reglas de la competencia relativa debe determinarse cuál de las Cortes
de Apelaciones o de los diversos jueces de letras que existen a lo largo del país es el
competente para conocer del asunto. Así por ejemplo, si se determinó mediante las reglas de
la competencia absoluta que es competente un juez de letras, debe mediante la aplicación de
las reglas de la competencia relativa determinarse si es competente por ejemplo un juez de
letras de Arica, Santiago, Valparaíso, La Serena, Temuco, etc.-

De allí que mediante la aplicación de las reglas de la competencia relativa se determina cual
tribunal dentro de una determinada jerarquía (preestablecida por la aplicación de las reglas de
la competencia absoluta) es el competente para conocer del asunto.

Las reglas de la competencia relativa tienen como elemento el territorio, que más que un
espacio físico consiste en la aplicación de una serie de reglas para determinar el tribunal de
cual territorio jurisdiccional ha de conocer el asunto. Las reglas de competencia relativa se
vinculan directa y exclusivamente con el elemento territorio. Éste, a juicio de don Mario
Mosquera, no se traduce en un concepto meramente geográfico, sino que comprende
cualquier aspecto que la ley tome en consideración para la determinación precisa del tribunal
que tendrá competencia para conocer de un asunto.

De acuerdo con ello, el territorio para los efectos de determinar la competencia relativa no es
más que los diversos factores que considera el legislador para determinar el juez del lugar de
una determinada jerarquía que debe conocer de un asunto.

Para determinar la competencia relativa es menester distinguir entre asuntos penales y civiles,
y en estos, subdistinguir los asuntos civiles contenciosos y los no contenciosos.

a.- Asuntos contenciosos civiles.

Las reglas de la competencia relativa en los asuntos contenciosos, en única o primera


instancia, y entre tribunales ordinarios de igual jerarquía, se caracterizan por ser de orden
privado, y en consecuencia renunciables y modificables por las partes.

El medio que se contempla por el legislador para que las partes puedan modificar las reglas de
la competencia relativa en los asuntos contenciosos civiles es la prórroga de la competencia.
La prórroga de la competencia es el acuerdo expreso o tácito de las partes en virtud del cual,
en la primera instancia de los asuntos civiles contenciosos que se tramitan ante tribunales
ordinarios, otorgan competencia a un tribunal ordinario que no es el naturalmente para
conocer de él en razón del elemento territorio.

La prórroga de la competencia se puede verificar en forma expresa o tácita.

La prorroga expresa es la convención en virtud de la cual las partes acuerdan prorrogar la


competencia, sea que se contenga en el contrato mismo o en un acto posterior, designando
con toda precisión el juez a quien se someten.

De acuerdo con ello, la prorroga expresa se puede verificar en el mismo contrato, cuando las
partes insertan dentro de éste una cláusula sometiéndose a la competencia de determinados
tribunales para la resolución de cualquier conflicto que pudiera suscitarse con motivo de su
celebración, o en un acto posterior a la celebración del contrato, puesto que en el evento que
no se hubiere contemplado la estipulación de la prorroga al celebrarse el contrato, no existe
inconveniente alguno para que se convenga en ella mediante un acto posterior, en cuyo caso
deberá en éste contemplarse la materia respecto de la cual se efectúa y el tribunal para ante el
cual se prórroga la competencia.

La prorroga tácita es aquella contemplada por parte del legislador con motivo de las
conductas que las partes hayan realizado en el proceso.

Para establecer la existencia de la prorroga tácita es menester distinguir entre el demandante


y demandado.

a.- La prorroga tácita del demandante.

Se entiende que el demandante prorroga tácitamente la competencia por el hecho de ocurrir


ante el juez interponiendo su demanda.

En este caso debe darse a la expresión “demanda” un sentido genérico como de cualquier
solicitud que se formula por el actor al tribunal que no es el naturalmente competente y no
sólo la del escrito de demanda en los términos contemplados en el artículo 254 del C.P.C..-

En consecuencia, debe entenderse que prórroga la competencia no sólo el actor que acude a
interponer la demanda ante un tribunal que no es el naturalmente competente, sino que
también aquel que solicita ante él una medida prejudicial ya sea propiamente tal, probatoria o
precautoria; una medida preparatoria de la vía ejecutiva o la notificación del tercer poseedor
en una acción de desposeimiento.

b.- La prorroga tácita del demandado.

Se entiende que el demandado prórroga tácitamente la competencia por hacer, después de


apersonado en el juicio, cualquiera gestión que no sea la de reclamar la incompetencia del
juez.

Ello significa que el demandado debe como primera gestión que efectúa en el juicio alegar la
incompetencia relativa del tribunal. En consecuencia, si el demandado comparece al proceso
oponiendo excepciones dilatorias, entre las cuales no se encuentra la incompetencia relativa
del tribunal, o contesta derechamente la demanda sin oponer excepciones dilatorias, se
entenderá que ha prorrogado tácitamente la competencia.

En consecuencia, la prórroga tácita de la competencia siempre se realiza con motivo de


actuaciones que el demandante y demandado realizan dentro del proceso.

Los efectos que genera la prórroga de la competencia consisten en que un tribunal que no era
el naturalmente competente para conocer del asunto en virtud del elemento territorio pasa a
ser competente para conocer de él.

Producida la prórroga de la competencia, ya sea expresa o tácita, no podrán las partes alegar la
incompetencia relativa del tribunal que naturalmente no era el competente, pero que ha
pasado a tener una competencia prorrogada.

Las reglas de descarte que deben aplicarse para determinar en un asunto civil contencioso,
cual tribunal de una determinada jerarquía, en razón del territorio, será competente para
conocer del asunto, son las siguientes:

1º Se debe determinar si existe o no prórroga de la competencia. Si se ha pactado, a ella


hemos de atenernos.-

2º A falta de prórroga de competencia, será necesario especificar si existen o no disposiciones


especiales que establezcan el tribunal que debe conocer del asunto. En el primer caso, a esas
reglas habremos de atenernos.- Los arts. 139 y sgtes del C.O.T. establecen diversas reglas
especiales al efecto.

3º A falta de reglas especiales, hemos de estudiar la naturaleza de la acción deducida, de


acuerdo a las prescripciones del Código Civil, cuerpo de leyes que las clasifica en inmuebles,
muebles y mixtas; las que para los efectos de determinar la competencia se contemplan en los
arts. 135, 137 y 138 del C.O.T.

4º Finalmente, a falta de todas las reglas precedentes, y como norma residual, se entiende que
será competente para conocer del asunto el tribunal del domicilio del demandado. Así lo
prescribe el Art. 134 C.O.T. en cuya virtud "en general, es juez competente para conocer de
una demanda civil o para intervenir en un acto no contencioso, el del domicilio del demandado
o interesado, sin perjuicio de las reglas establecidas en los artículos siguientes y de las demás
excepciones legales".

b.- Asuntos no contenciosos civiles.

Las reglas de la competencia relativa en los asuntos no contenciosos civiles se caracterizan por
ser de orden público, y en consecuencia irrenunciable e inmodificable por las partes.- En los
asuntos no contenciosos civiles no procede la prórroga de la competencia, puesto que ella se
contempla sólo respecto de los asuntos contenciosos civiles en el artículo 182 del C.O.T.-

Las reglas de descarte para determinar el tribunal que dentro de una determinada jerarquía
debe conocer de un asunto civil no contencioso, esto es, en que no se promueve conflicto
entre partes, y respecto de los cuales no cabe la prórroga de la competencia, son las
siguientes:

1º Determinar si el legislador ha establecido una norma especial en atención al elemento


territorio, las que se encuentran contempladas en los artículos 148 a 155 C.O.T., en cuyo caso
a ella hemos de atenernos; y

2º Ante la falta de una regla especial, se debe aplicar la regla supletoria que concede
competencia al tribunal de la comuna o agrupación de comunas en que tenga su domicilio el
solicitante o interesado (Art. 134 C.O.T.).

C.- LAS REGLAS DE DISTRIBUCIÓN DE CAUSAS Y DEL TURNO EN MATERIAS CIVILES.-

Las reglas de distribución de causas son aquellas que nos permiten determinar cual tribunal
luego aplicadas las reglas de la competencia absoluta y relativa va a conocer del asunto,
cuando existan en el lugar dos o más tribunales competentes.

De acuerdo a la posición mayoritaria de la doctrina y de la jurisprudencia en la actualidad,


podemos señalar que las reglas de distribución de causas no son reglas de la competencia
relativa, sino que sólo medidas de orden establecidas en virtud de facultades económicas
destinadas a producir una adecuada distribución del trabajo. No obstante, estas reglas de
distribución de causas son de orden público, no pudiendo ser modificadas por la voluntad de
las partes, debiendo el tribunal abstenerse de admitir a tramitación las demandas que no las
respeten, pudiendo ser sancionado el tribunal que haga caso omiso de ellas en virtud de las
facultades disciplinarías.

1.- Reglas de distribución de causas en los asuntos civiles contenciosos.-

Es necesario, previamente, determinar si los tribunales competentes se encuentran en


comunas que son asientos de Corte de Apelaciones o comunas que no lo son.

2.1. Si los jueces de letras son de lugares que no son asiento de Corte de Apelaciones se aplica
la regla del turno de acuerdo a los incisos 1º, 2º y 4º del art. 175, del C.O.T.:

2.2. Si los jueces de letras son de lugares que son asiento de Corte de Apelaciones se aplica la
regla de distribución de causas de acuerdo al artículo 176 del C.O.T..

2.- Reglas de distribución de causas en los asuntos civiles no contenciosos.-

Respecto de los asuntos judiciales no contenciosos siempre debe aplicarse la regla del turno,
sin importar si los dos o mas jueces de letras sean o no asiento de Corte de Apelaciones, de
acuerdo a lo previsto en el artículo 179 del C.O.T..

En el territorio jurisdiccional de la Corte de Apelaciones de Santiago de acuerdo con el


precepto legal citado existen cinco juzgados de letras civil de turno semanal y se podía acudir
con el asunto judicial no contencioso ante cualquiera de ellos.- Sin embargo, la Corte de
Apelaciones de Santiago con fecha 9 de Diciembre de 1991 dictó un Auto Acordado, que
aparece publicado en el Diario Oficial de 23 de Diciembre de 1991, mediante el cual estableció
que “a contar del 2 de Marzo de 1992, todas las demandas de asuntos no contenciosos y
demás materias propias del turno o no afectas actualmente a distribución, de competencia de
los Juzgados de Letras en lo Civil de Santiago, deberán ser ingresadas por los interesados en la
Oficina de Distribución de causas de la Corte de Apelaciones de esta ciudad, para su
incorporación y registro en los libros respectivos y para su distribución entre los juzgados de
turno en la semana de su presentación.

3.- PROCEDIMIENTO APLICABLE A LA ACCIÓN CIVIL A DEDUCIR.-

Los tribunales para los efectos de resolver los conflictos ejercen la función jurisdiccional, la que
se delimita en su ejercicio respecto de cada tribunal por la competencia de acuerdo con las
reglas de descarte antes señaladas.

Para que los tribunales ejerzan la función jurisdiccional, se requiere que las partes del conflicto
acudan a los tribunales requiriéndoles su intervención por medio del ejercicio de la acción.
Mediante el ejercicio de la acción el actor requiere a los tribunales que le satisfagan la
pretensión, a lo cual no ha accedido la parte demandada.

Los tribunales deben resolver el conflicto por medio de un proceso, el que se desarrolla a
través de las formas externas que el legislador determina mediante la consagración de un
procedimiento.

Nuestro Constituyente establece expresamente la necesidad de que exista un proceso para la


solución de un conflicto por medio de la dictación de una sentencia por parte del tribunal y
que dicho proceso se desarrolle de acuerdo con el procedimiento racional y justo establecido
por el legislador.

Al efecto, establece el artículo 19 N°3 inciso 5° de la Carta Fundamental que “Toda sentencia
de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente tramitado.
Corresponderá al legislador establecer siempre las garantías de un racional y justo
procedimiento”.

Nuestro legislador ha establecido diversas procedimientos normas para la solución de un


conflicto, tanto en materia penal y civil, de acuerdo con la naturaleza del asunto.

En consecuencia, existen diversas reglas de descarte que deberemos aplicar en materia civil y
penal para determinar el procedimiento aplicable para la solución de un conflicto, puesto que
este varía de acuerdo con la naturaleza de un asunto.

1.- Reglas de descarte para determinar el procedimiento aplicable en un asunto civil


contencioso.

Para determinar el procedimiento aplicable para la solución de un asunto civil contencioso


debemos aplicar las siguientes reglas de descarte:

a.- Debemos determinar si el legislador ha establecido un procedimiento especial


para la solución del conflicto.
El legislador, tanto en leyes especiales como en el Libro III del Código de Procedimiento Civil,
ha establecido diversos procedimientos especiales para la solución de un conflicto.

En primer lugar, es menester tener presente que el legislador normalmente al establecer la


creación de un tribunal especial contempla también un procedimiento especial, para que ellos
tramiten los asuntos que se someten a su resolución.

Así por ejemplo, respecto de los juzgados de policía local creados por la Ley 15.231, se
contempla un procedimiento especial ante los juzgados de policía local en la Ley 18.287
contenidas ambas en el apéndice del C.O.T.; respecto de los juzgados laborales se contemplan
procedimientos especiales para la tramitación de los asuntos laborales en los párrafos 2°, 3° y
4° del Capítulo II del Libro V del Código del Trabajo; respecto de los Tribunales de Familia se
contempla un procedimiento común y diversos especiales en la Ley 19. 968; etc.-

En caso que el legislador no tenga establecido un procedimiento especial para el tribunal


especial, estos deberán tramitar el asunto de acuerdo con el procedimiento general aplicable
según las reglas que a continuación se indican.

Tratándose de los tribunales ordinarios, el legislador también ha establecido que respecto de


determinados asuntos deberán aplicar el procedimiento especial que éste establece para la
solución de un conflicto, ya sea en una ley especial como ocurre con el procedimiento especial
para el cobro de deudas hipotecarias establecido la Ley de Bancos; o como acontece en el
Libro III del Código de Procedimiento por ejemplo con los interdictos posesorios, los juicios de
arrendamiento, etc.- En la especie, cabe tener presente que el juicio sumario tiene una
aplicación especial como procedimiento especial en los diversos casos que se enumeran en el
artículo 680 del C.P.C..-

b.- A falta de la existencia de un procedimiento especial, debemos determinar si cabe


dar la aplicación general del procedimiento sumario de acuerdo con la naturaleza de la
acción deducida.

En caso que no exista un procedimiento especial para la solución del conflicto, ya sea en una
ley especial o en el Libro III del Código de Procedimiento Civil, debemos apreciar si procede
darle la aplicación general al juicio sumario contemplada en el inciso 1° del art. 680 de C.P.C.-

De acuerdo con ese precepto legal, “el procedimiento sumario se aplica en defecto de otra
regla especial, a los casos en que la acción (pretensión) deducida requiera, por su naturaleza,
tramitación rápida para que sea eficaz.”

c.- A falta de procedimiento especial y no cabiendo darle aplicación general al juicio sumario,
deberá aplicarse el juicio ordinario de mayor cuantía para la solución del conflicto.

El legislador regula en el Libro II del C.P.C. el Juicio Ordinario Civil de Mayor Cuantía, el que
debe aplicarse para la solución de todos los conflictos en caso que no se haya establecido un
procedimiento especial o sea aplicable el juicio sumario de acuerdo con la naturaleza de la
pretensión hecha valer por el actor.
El Juicio Ordinario Civil de Mayor Cuantía se caracteriza por ser de aplicación general y por
tener el carácter de supletorio respecto de los otros procedimientos, al tenerse que aplicar sus
disposiciones a todos las gestiones, trámites y actuaciones de los otros procedimientos que no
estén sometidos a una norma especial, cualquiera sea su naturaleza de conformidad a lo
establecido en el artículo 3° del C.P.C.- Así por ejemplo, si se desea rendir una prueba
testimonial, acompañar un documento o practicar la prueba pericial en un juicio sumario, de
arrendamiento o interdicto posesorio, dado que no se regula la forma de rendir dichas pruebas
en esos procedimientos, se deberán aplicar las normas que sobre la materia se contemplan en
el juicio ordinario.

2.- Reglas de descarte para determinar el procedimiento aplicable en un asunto civil no


contencioso.

Para determinar el procedimiento aplicable para la solución de un asunto civil no contencioso


debemos aplicar las siguientes reglas de descarte:

a.- Debemos determinar si el legislador ha establecido un procedimiento especial para la


tramitación del asunto civil no contencioso.

El legislador, tanto en leyes especiales como en el Libro IV del Código de Procedimiento Civil, a
partir de su Título II, ha establecido diversos procedimientos especiales para la tramitación de
distintos asuntos civiles no contenciosos

Así por ejemplo, en el párrafo 3, Título VIII del Libro IV del C.P.C. se regula la dación de
posesión efectiva de la herencia testada ante los tribunales ordinarios y en la Ley 19.806 se
regula la posesión efectiva de la herencia intestada ante el Registro Civil.

b.- A falta de la existencia de un procedimiento especial, deberá aplicarse el procedimiento


de general aplicación que se contempla en el Titulo I del Libro IV del CPC para la tramitación
de los asuntos no contenciosos.

CAPITULO III.-

LA JURISDICCION

1.- ASPECTOS GENERALES.

Según Calamandrei, el Derecho Procesal se basa en el estudio de tres conceptos


fundamentales: La jurisdicción, la acción y el proceso.

La jurisdicción es la actividad que se realiza por el juez, como un tercero imparcial, para los
efectos de dirimir a través del proceso, el conflicto que las partes han sometido a su
conocimiento, mediante el ejercicio de la acción.

La acción es el derecho que se reconoce a los sujetos para los efectos de poner en movimiento
la actividad jurisdiccional para los efectos de que se resuelva a través del proceso el conflicto
que se ha sometido a la decisión del tribunal.
La acción se puede concebir como el derecho a poner en movimiento la actividad
jurisdiccional, para que se desarrolle a través de un proceso destinado a resolver el conflicto
mediante la dictación de una sentencia.

Excepcionalmente, la actividad jurisdiccional se pone en movimiento sin necesidad de que se


ejercite una acción, como ocurre en los procesos penales de acción penal pública en el antiguo
procedimiento por crimen o simple delito de acción penal pública, los que pueden iniciarse de
oficio por parte del órgano jurisdiccional.

El proceso es el medio que el sujeto activo tiene para obtener la declaración jurisdiccional
acerca de la pretensión que ha hecho valer mediante el ejercicio de la acción; donde el sujeto
pasivo tiene el derecho de defenderse: y el tribunal la obligación de dictar sentencia conforme
a lo alegado y probado por las partes en él. El proceso podrá desarrollarse en forma escrita u
oral, rápida o concentradamente o en forma lata; en presencia del juez o través de auxiliares
de éste; de acuerdo a la ley del procedimiento establecida para su desarrollo.

2.- ETIMOLOGIA.

Del latín iurisdictio, nis, que significa “acción de decir o indicar el derecho”, o sea se trata de un
nomen actionis formado por la locución verbal ius dicere “decir o indicar el derecho”.

La acepción etimológica no ha sido aceptada por la doctrina para conceptualizar la jurisdicción


por las siguientes razones:

a.- Se trataría de un concepto de gran multivocidad.

No sólo el juez indica o declara el derecho, sino que también el legislador al dictar la ley ( Art.
1° Código Civil) ; el Poder Ejecutivo al reglamentar la ley y aplicarla de acuerdo a las funciones
que le encomienda la Carta Fundamental ; la Contraloría General de la República cuando emite
dictámenes o toma razón de un decreto luego de verificar su legalidad ; el Servicio de
Impuestos Internos, la Dirección del Trabajo, u otros órganos administrativos, al interpretar o
aplicar las leyes tributarias, laborales u otras normas legales ; y finalmente, los particulares al
manifestar su voluntad en cuanto a la forma en que se deben regir determinadas situaciones al
celebrar los contratos ( Art. 1545 C.Civ.)

b.- No se comprende la equidad.

Al señalar que la jurisdicción es declarar el derecho se está dejando de lado a la equidad.

En efecto, si bien es cierto que en la gran mayoría de los Estado existe una “ Jurisdicción de
Derecho”, esto es, el deber del juez de aplicar la ley ( formulación del derecho por clases o
formulación legal en concepto de Calamandrei) al caso concreto, no es menos cierto que, a
falta de norma de autoridad que solucione el conflicto, es el juez quien , aplicando la equidad,
debe cumplir con su deber social (Arts. 76 C. Pol. ; 10 inc. 2° C.O.T. y 170 N° 5 C.P.C.).

c.- Se restringe la jurisdicción a las sentencias declarativas.

La definición etimológica restringe la actividad del juez a las resoluciones o actos jurídicos
procesales meramente declarativos al expresar que la jurisdicción es declarar el derecho. Esta
conceptualización no comprendería a ciertos pronunciamientos judiciales que, emanando de la
actividad jurisdiccional, no se limitan a “declarar el derecho”, o sea, no se limitan a reconocer
situaciones preexistentes.

En efecto, en la actualidad existen las denominadas “sentencias constitutivas”, que son actos
jurídicos procesales del juez que crean, modifican o extinguen un estado o una situación
jurídica, produciendo sus efectos sólo hacia futuro y no hacia el pasado. Ejemplo de esta
categoría de resoluciones es la que desconoce o la que constituye el estado de hijo legítimo,
hoy simplemente hijo de filiación matrimonial o no matrimonial.

3.- DIVERSAS ACEPCIONES DE LA JURISDICCION.

En nuestro ordenamiento jurídico es posible advertir que la voz jurisdicción ha sido utilizada
con los sentidos o alcances de ámbito territorial, competencia, poder y función:

a.- Como ámbito o extensión territorial.

Con gran frecuencia se habla de que un delito determinado fue cometido en el territorio
jurisdiccional de cierto juzgado del crimen o dentro del de una Corte de Apelaciones que
señala (Véase por ejemplo Arts. 27, 55, etc. del C.O.T); y por extensión se suele hablar
igualmente de aguas territoriales de los Estados: dícese entonces de aguas jurisdiccionales
chilenas, argentinas, etc.- Esta primera acepción debe ser descartada de inmediato, puesto
que ella se utiliza como expresión de territorio, la que se aparta claramente del significado de
la jurisdicción.

b.- Como competencia.

En diversos preceptos legales se suele confundir la jurisdicción con la competencia, en


circunstancias que se trata de conceptos diferentes, no obstante existir respecto de ellos una
relación de totalidad a parte.

"La confusión entre jurisdicción y competencia era corriente en la legislación y doctrina en


épocas pretéritas; mas en la actualidad ambos conceptos se encuentran perfectamente
delimitados. "La competencia es una medida de jurisdicción; pero no todos los jueces tienen
competencia para conocer de un determinado asunto. Un juez competente es, al mismo
tiempo juez con jurisdicción; pero un juez incompetente es un juez con jurisdicción y sin
competencia. La competencia es el fragmento de jurisdicción atribuido a un juez.

"La relación entre la jurisdicción y la competencia es la relación que existe entre el todo y la
parte. La jurisdicción es el todo, la competencia es la parte: un fragmento de la jurisdicción. La
competencia es la potestad de jurisdicción para una parte del sector jurídico: aquel
específicamente asignado al conocimiento de determinado órgano jurisdiccional. En todo
aquello que no le ha sido atribuido, un juez, aunque sigue teniendo jurisdicción, es
incompetente. (Couture. Fundamentos de Derecho Procesal Civil.).-

La diferenciación entre la jurisdicción y la competencia tiene gran relevancia y nos referiremos


específicamente a ellas al estudiar la competencia, puesto que claramente existen facultades
que pueden ser ejercidas respecto de la competencia, como la prórroga y la delegación, más
no respecto de la jurisdicción.

En el párrafo & 8 del Título VII del C.O.T. y en los diversos artículos que lo conforman (arts. 181
a 187), el legislador hasta antes de la dictación de la Ley 18.869, de 10 de Marzo de 1990, se
refería a la prórroga de la jurisdicción en circunstancias de tratarse la prórroga de la
competencia en ése párrafo y los preceptos que lo conforman.

En la actualidad, aún es posible encontrar preceptos en los cuales el legislador utiliza


erróneamente la voz jurisdicción como una acepción de competencia, pudiendo citar al efecto
los artículos 433 N° 1 y 440 del C.P.P. en los cuales se habla de declinatoria de jurisdicción en
circunstancias que claramente se están refiriendo a la declinatoria de competencia, que es una
de las formas de alegar la incompetencia del tribunal. En el Código Procesal Penal, en adelante
NCPP, este error se subsana al señalarse en la letra a) del artículo 264, que la excepción de
previo y especial pronunciamiento consiste en la “incompetencia” del juez de garantía.

En consecuencia, esta acepción de la voz jurisdicción es errada, puesto que la competencia es


un concepto diverso a ella.

c.- Como poder.

También se utiliza la expresión jurisdicción para referirse al conjunto de atribuciones del cual
se encuentran dotados los diferentes órganos del poder público. Es así como se señala que el
Presidente de la República o el Senado poseen jurisdicción respecto de una determinada
materia.

Tratándose de los órganos jurisdiccionales, la sola noción de poder no permite delimitar el


concepto de la jurisdicción.

En efecto, la jurisdicción no sólo importa un poder, sino que también un deber que requiere
ser ejercido por parte del órgano que la posee para los efectos de conocer y resolver los
conflictos que ante él se promuevan por las partes.

Esta noción de poder - deber, y en especial en lo que dice relación con este último aspecto,
aparece expresamente recogido en nuestra Carta Fundamental con la consagración del
principio de la inexcusabilidad, contemplado expresamente en el inciso 2° del art. 76, según el
cual “Reclamada su intervención en forma legal y en negocios de su competencia, no podrá
excusarse de ejercer su autoridad, ni aún a falta de ley que resuelva la contienda o asunto
sometido a su decisión”.

d.- Como función.

La jurisdicción, como poder deber del Estado, constituye una de las funciones públicas que
deben ser desarrolladas en toda nación civilizada, y constituye la función que debe ser ejercida
para resolver los conflictos de trascendencia jurídica que se promuevan dentro de él.

El ejercicio de esa función jurisdiccional se halla radicada, según el inciso 1° del artículo 76 de
la Constitución, “exclusivamente en los tribunales establecidos en la ley”, y, “ ni el Presidente
de la República ni el Congreso pueden, en caso alguno ejercer funciones judiciales, avocarse
causas pendientes, revisar los fundamentos o contenido de sus resoluciones o hacer revivir
procesos fenecidos”. Además, la última parte del inciso 1º del artículo 83 de la Carta
fundamental nos señala que el Ministerio Público “en caso alguno podrá ejercer funciones
jurisdiccionales”.

Sin embargo, debemos advertir que no es posible identificar las nociones de función
jurisdiccional y de función judicial, puesto que el Poder Judicial ejerce preferentemente la
función jurisdiccional, sin perjuicio de ejercer además otras funciones que no revisten tal
carácter como ocurre con los asuntos judiciales no contenciosos (art. 2° del C.O.T., a los cuales
la mayoría de la doctrina les ha atribuido una naturaleza administrativa) y las facultades
conservadoras, disciplinarias y económicas (Art. 3° del C.O.T.).-

Por otra parte, es menester tener presente que el legislador puede encomendar respecto de
algunos asuntos el ejercicio de la función jurisdiccional a órganos que no forman parte del
Poder Judicial, los cuales pueden ejercer preferentemente una función legislativa (como ocurre
con la acusación constitucional (52 N° 2 letra c) y 53 N° 1 de la Constitución) o una función
administrativa (como ocurre en el juicio de cuentas fiscales con la Contraloría General de la
República o con los asuntos tributarios en primera instancia que son conocidos por el Director
del Servicio de Impuestos Internos.

De allí, que resulta imprescindible el estudio de la jurisdicción, puesto que es la función la que
caracteriza al órgano y no el órgano que la ejerce quien caracteriza a la función. Dicho en
otras palabras, tendrá el carácter de tribunal u órgano jurisdiccional quien ejerce la función
jurisdiccional, y podremos encontrarnos en presencia de un tribunal que respecto de
determinadas actividades no ejerce una función jurisdiccional, como ocurre por ejemplo en el
conocimiento por parte de un juez de letras de los asuntos judiciales no contenciosos o en el
ejercicio por una Corte de Apelaciones o Corte Suprema de las facultades económicas o
disciplinarias.

4.- LA JURISDICCION COMO FACULTAD DE ADMINISTRAR JUSTICIA.

La función jurisdiccional concebida como la administración de justicia, desde un punto de vista


orgánico, obedece a un resabio histórico.

En efecto, hasta antes de la existencia del Estado moderno se concebía la existencia de sólo
dos poderes fundamentales del Estado: El legislativo y el ejecutivo.

Durante mucho tiempo se concibió por los tratadistas de Derecho Administrativo y de Derecho
Público que la intervención de los órganos creados por ley para la resolución de las
controversias no era sino una derivación de la administración interna del Estado y,
consiguientemente, una derivación del Poder Ejecutivo. Ello se fundaba en que
correspondiendo al Poder Ejecutivo la administración y conservación del Estado y de la paz
social, era obvio que también le correspondiera resolver los conflictos que se suscitaban entre
los súbditos, dado que ello atentaba contra de la paz social que se intentaba proteger.

La función jurisdiccional era una parte del Derecho Administrativo en lo que se refería a su
organización interna, mas no a su función, ya que esta siguiendo la ideología imperante era
ejercida con independencia a toda otra autoridad. La confusión se presenta entonces en que
los miembros del Poder Judicial se regían por el Derecho Administrativo, consiguientemente su
actividad se desarrollaba a través de la administración de la función, esto es, de hacer justicia.

En la Constitución de 1833, el Capítulo dirigido a regular a los órganos encargados de ejercer la


función jurisdiccional se denominaba “De la Administración de Justicia”, situación que cambió
en la Constitución de 1925 en que el Capítulo respectivo pasó a denominarse “Del Poder
Judicial”, situación que se mantuvo en la Constitución de 1980.

Respecto de esta concepción aún se conservan reminiscencias en nuestro Código Orgánico,


utilizándose la expresión Administración de Justicia no como sinónima de jurisdicción sino que
de Poder Judicial. Así por ejemplo, el Titulo XI del C.O.T. se denomina de “Los Auxiliares de la
Administración de Justicia”.

La jurisdicción como función definida como “la facultad de administrar justicia” está sujeta
también a una serie de críticas:

1°.- La jurisdicción no es una facultad, esto es, algo que pueda ser ejercido o no a discreción de
su titular, sino que un poder y a la vez un deber que tiene el Estado para con sus súbditos,
teniéndose la obligación de ejercerse cuando se es requerido el órgano depositario de la
función.

2°.- La justicia no se administra de la manera como se hace una empresa o negocio. La Justicia
se hace o no se hace, se imparte o no, pero no se administra en el entendido de graduar o
dosificar el uso de alguna cosa.

3°. Finalmente, en cuanto a lo que se administra a través de la jurisdicción, cabe tener


presente, siguiendo a Santo Tomas, que se hará justicia en la medida que la ley a aplicar
corresponda a dicho valor. La justicia general es la justicia legal en cuanto ella debe concordar
con la ley que ordena los actos de todas las virtudes al bien común.

Sin perjuicio de ello, debemos tener presente que en la aplicación de la ley mediante el
ejercicio de la función jurisdiccional, deben siempre respetarse los derechos esenciales que
emanan de la naturaleza humana por mandato del artículo 5º de la Carta Fundamental, y en
caso que por la interpretación sistemática de los diversos preceptos no fluya claramente dicho
respeto debe darse aplicación a la equidad natural y principios generales de derecho para
determinar el verdadero sentido y alcance de la ley (art. 24 del Código Civil).

En caso en que no exista ley, en virtud del principio de la inexcusabilidad consagrado en los
arts. 76 de la Constitución y 10 del C.O.T. y de lo establecido en el art.170 N° 5 del C.P.C., le
corresponderá al tribunal resolver el conflicto no acudiendo a la justicia legal, sino que a la
equidad entendida ella como la justicia del caso concreto.

Sin embargo, en nuestro sistema legal resulta claro que la justicia, entendida como la
equivalencia de las prestaciones, y la justicia distributiva, entendida como darle a cada uno lo
que le corresponde, no es una misión de los tribunales, al tener ellos que atenerse al texto de
la ley o de la justicia social o general para los efectos de resolver el conflicto, en la medida que
ella no entre en pugna con los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana por
mandato del artículo 5º de la Carta Fundamental. Este principio ha quedado claramente
establecido en el nuevo proceso penal al contemplarse expresamente como causal del recurso
de nulidad de la sentencia penal la infracción sustancial de los derechos o garantías
asegurados por la Constitución o por los tratados internacionales ratificados por Chile que se
encuentren vigentes. (art. 373 letra a) NCPP).

5.- DEFINICIONES DOCTRINARIAS DE LA JURISDICCION.

El notable autor uruguayo Eduardo Couture nos da una noción descriptiva de la jurisdicción
señalándonos que la Jurisdicción es la función pública, realizada por órganos competentes del
Estado, con las formas requeridas en la ley, en virtud de la cual, por acto de juicio, se
determina el derecho de las partes, con el objeto de dirimir sus conflictos y controversias de
relevancia jurídica, mediante decisiones con autoridad de cosa juzgada, eventualmente
factibles de ejecución.

Los principales elementos que se pueden extraer del concepto de Couture son los siguientes:
1°.- La jurisdicción es una función.

Se trata de una función porque ella no sólo importa un conjunto de poderes y facultades sino
también de un conjunto de deberes de los órganos del poder público.

2°.- La jurisdicción es una función pública, que se realiza por órganos competentes.

La jurisdicción se realiza, en el Estado democrático, por institución del orden público, y en


nombre de la nación organizada como tal.

Esta función se realiza mediante órganos competentes, los que normalmente son los del Poder
Judicial, pero esta circunstancia no excluye que funciones jurisdiccionales puedan ser
asignadas a otros órganos.

Los jueces que desempeñan la función jurisdiccional deben ser idóneos, lo que exige, ante
todo, la imparcialidad.

3°.- La jurisdicción se cumple mediante un adecuado proceso. 4°.- La función jurisdiccional


asegura la vigencia del derecho.

5°.- El cometido inmediato de la jurisdicción es decidir conflictos y controversias de relevancia


jurídica.

Por conflicto se entiende toda pretensión resistida o toda pretensión insatisfecha. Por
controversias se entienden todas aquellas cuestiones de hecho o de derecho que, no pudiendo
resolverse mediante procedimientos de autotutela o autocomposición, reclaman un
pronunciamiento de los órganos del Estado.

No toda la función jurisdiccional supone la existencia de un conflicto. Hay intervenciones


jurisdiccionales necesarias. Puede no existir, por ejemplo, pretensión resistida o insatisfecha
en materia de divorcio. Pero el divorcio no puede lograrse por autotutela ni autocomposición.
La jurisdicción penal no siempre es jurisdicción de pretensiones resistidas o insatisfechas. Es
jurisdicción tuitiva, necesaria, determinada por la ley.
6.- La decisión del conflicto o controversia se logra mediante una sentencia pasada en
autoridad de cosa juzgada.

La cosa juzgada es la piedra de toque del acto jurisdiccional. Donde hay cosa juzgada hay
jurisdicción y donde no hay cosa juzgada no existe función jurisdiccional.

7.- La sentencia que se dicte para decidir la controversia o conflicto es eventualmente factible
de ejecución.

El triunfador no está obligado a ejecutar la sentencia de condena; pero debe estar facultado
para hacerlo cuando desee. Sin esa facultad la jurisdicción se frustra.

En relación con la Jurisdicción, se procede por Couture a distinguir respecto de todo acto
jurisdiccional los tres elementos propios siguientes:

1°.- Formas o elementos externos de la jurisdicción.-

Los elementos formales o externos que permiten indicar la presencia de la jurisdicción son las
partes, el juez, y el procedimiento establecido en la ley

2°.- El contenido de la jurisdicción lo constituye la existencia de un conflicto o controversia de


relevancia jurídica que debe ser decidido por el órgano jurisdiccional mediante una sentencia
pasada en autoridad de cosa juzgada.

3°.- La función de la jurisdicción es el logro de la paz social y demás valores del Derecho, lo que
se alcanza mediante su aplicación, aún eventualmente en forma coercitiva.

Mario Mosquera Ruiz, destacado ex - Decano y Profesor de Derecho Procesal de esta Facultad,
nos enseñó que la Jurisdicción “es el Poder - Deber del Estado, radicado preferentemente en
los tribunales de justicia, para que estos como órganos imparciales, resuelvan de manera
definitiva e inalterable con posibilidad de ejecución, los conflictos de intereses de relevancia
jurídica suscitados entre partes o que surjan de una violación del ordenamiento jurídico
social, en el orden temporal y dentro del territorio de la República.”

Cristián Maturana señala que entendemos por JURISDICCIÓN “ es el Poder - Deber del
Estado, radicado exclusivamente en los tribunales establecidos en la ley, para que éstos
dentro de sus atribuciones y como órganos imparciales, por medio de un debido proceso,
iniciado a requerimiento de parte y a desarrollarse según las normas de un racional y justo
procedimiento, resuelvan con eficacia de cosa juzgada y eventual posibilidad de ejecución,
los conflictos de intereses de relevancia jurídica que se promuevan en el orden temporal y
dentro del territorio de la República.”

De la definición de la jurisdicción podemos extraer los siguientes elementos:

1°.- La jurisdicción es un Poder - Deber del Estado.

En primer lugar, es menester tener presente que el ejercicio de la soberanía reside


esencialmente en la Nación, la que se ejerce a través de las autoridades que esta Constitución
establece (Art. 5° C. Pol.).
Las tres funciones que corresponden ser ejercidas en el Estado moderno son las ejecutiva o
administrativa, la legislativa y la jurisdiccional.

Estas funciones deben ser ejercidas por los órganos del Estado previa investidura regular de
sus integrantes, dentro de su competencia y en la forma que prescriba la ley. (Art. 7° C. Pol.).

El artículo 76 de la Constitución prevé expresamente que corresponde el ejercicio de la función


jurisdiccional a los tribunales establecidos en la ley.- Al efecto, prescribe dicho precepto, que
“La facultad de conocer de las causas civiles y criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo
juzgado, pertenece exclusivamente a los tribunales establecidos en la ley”.

Sin embargo, la jurisdicción importa también un deber para los órganos del Estado, puesto que
ellos deben de ejercer la función jurisdiccional cuando son requeridos al efecto.

Al efecto, el artículo 6° de la Constitución establece que “Los órganos del Estado deben
someter su acción a la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella (…) Los preceptos
de esta constitución obligan tanto a los titulares o integrantes de dichos órganos como a toda
persona, institución o grupo. La infracción de esta norma generará las responsabilidades y
sanciones que determine la ley.”

Tratándose del ejercicio de la función jurisdiccional, se prevé expresamente la obligatoriedad


de su ejercicio en el inciso segundo del artículo 76 de la Constitución, al señalársenos que
“Reclamada su intervención en forma legal y en negocios de su competencia, no podrán
excusarse de ejercer su autoridad, ni aún por falta de ley que resuelva la contienda o asuntos
sometidos a su decisión”. Dicho precepto constitucional, incorporado al texto en la Carta de
1980, no hace más que reiterar con mayor rango lo estatuido en el inciso segundo del artículo
10 del C.O.T.

El incumplimiento del deber de ejercicio de la función jurisdiccional puede acarrear diversas


especies de responsabilidad respecto de los titulares de los órganos que incurren en dicha
omisión, cuando poseyendo la jurisdicción y siendo competentes para ejercerla, se niegan a
hacerlo en forma dolosa o culpable.

En primer lugar, el artículo 79 de la Constitución establece que los jueces son personalmente
responsables por los delitos de denegación de administración de justicia, disposición que no es
aplicable a los miembros de la Corte Suprema de conformidad a lo previsto en el artículo 324
del Código Orgánico de Tribunales.

En los artículos 224 y 225 del Código Penal se tipifican como delitos las conductas dolosas y
culpables que importen una negativa o retardo en la administración de justicia y en brindar el
auxilio y protección que legalmente se les pida.

En segundo lugar, es menester tener presente que la Constitución prevé la responsabilidad


política respecto de los magistrados de los tribunales superiores de justicia al hacer
procedente la acusación constitucional en su contra por haber incurrido en notable abandono
de sus deberes de conformidad a lo previsto en sus artículos 52 N° 2 letra c) y 53 N° 1.
Finalmente, es menester tener presente que en caso de incurrir en alguna conducta que
importe el incumplimiento de este deber los jueces también posee una responsabilidad de
carácter disciplinaria de conformidad a lo previsto en el artículo 80 de nuestra Carta
Fundamental.

2°.- El ejercicio de la función jurisdiccional se radica exclusivamente en los tribunales


establecidos en la ley.

El artículo 19 N° 3, inciso 4º, de la Carta Fundamental establece que “Nadie podrá ser juzgado
por comisiones especiales, sino por el tribunal que señalare la ley y que se hallare establecido
por ésta con anterioridad a la perpetración del hecho”.

En los mismos términos, el artículo 2º del Código Procesal Penal, titulado del “juez natural”,
complementa el principio establecido en la Carta Fundamental, y establece que nadie podrá
ser juzgado por comisiones especiales, sino por el tribunal que señalare la ley y que se hallare
establecido por ésta con anterioridad a la perpetración del hecho”.

Concordante con dicho principio, el artículo 76 establece que la facultad de conocer de las
causas civiles y criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece
exclusivamente a los tribunales establecidos en la ley”.

De lo expuesto, resulta claro que los órganos encargados de ejercer la función jurisdiccional
son los tribunales establecidos en la ley, los cuales pueden formar parte o no del Poder Judicial
según lo establecido en el artículo 5° del Código Orgánico de Tribunales.

Ello “explica por qué autoridades legislativas o administrativas, a las cuales la Constitución o la
ley han otorgado extraordinariamente el ejercicio de facultades jurisdiccionales,
excepcionalmente en la medida en que las tienen y hacen uso de ellas son tribunales de
justicia. Así ocurre, por ejemplo, con el Senado cuando conoce del juicio político, del
Subcontralor cuando se pronuncian sobre las cuentas fiscales y el Director de Impuestos
Internos, tribunal de primera instancia en causas tributarias”.

Asimismo, “los tribunales agrupados en su mayoría en el llamado Poder Judicial detentan


funciones no jurisdiccionales, como es el caso de la competencia que tienen para conocer de
los asuntos judiciales no contenciosos y aquellos propios de las facultades disciplinarias”.

De acuerdo con ello, y teniendo presente que en la actualidad existe sólo una primacía y no
una exclusividad en el ejercicio de la función dentro del principio de la separación de los
Poderes, es la función la que da carácter al órgano y no el órgano a la función, teniendo el
carácter de tribunal cualquier órgano público, sea que pertenezca o no al Poder Judicial, en la
medida en que el legislador le haya investido de las facultades para ejercer la función
jurisdiccional.

El carácter privativo del ejercicio de la jurisdicción en los tribunales establecidos en la ley


aparece ratificado en el artículo 76 de la Constitución al prescribir que “ni el Presidente de la
República ni el Congreso pueden, en caso alguno, ejercer funciones judiciales, avocarse causas
pendientes, revisar los fundamentos o contenidos de resoluciones judiciales o hacer revivir
procesos fenecidos” y en la última parte del inciso 1º del artículo 83 de la Carta Fundamental,
al señalarnos que el Ministerio Público “ en caso alguno podrá ejercer funciones
jurisdiccionales”.

3°.- Los tribunales deben ejercer la función jurisdiccional actuando dentro de sus
atribuciones.

Todo tribunal, por el hecho de ser tal, se le ha entregado por parte del legislador el ejercicio de
la función jurisdiccional.

De acuerdo con ello, todo tribunal tiene jurisdicción, pero no necesariamente poseerá
competencia para los efectos de poder ejercer dicha función. La parte de jurisdicción que
corresponde a cada tribunal es su competencia.

La competencia es la esfera, grado o medida que posee cada tribunal para el ejercicio de la
función jurisdiccional, existiendo una relación entre la jurisdicción y la competencia de género
a especie.-

Revistiendo la jurisdicción una función de carácter pública es menester que ella sea ejercida
por los órganos que la detentan dentro de la órbita de su competencia.

Al efecto, el art. 7° de la Constitución establece que “los órganos del Estado actúan
válidamente, previa investidura regular de sus integrantes, dentro de su competencia y en la
forma que prescriba la ley (Art. 7° C. Pol.).

Tratándose de la función jurisdiccional, la obligación de su ejercicio sólo se prevé respecto de


los órganos que posean competencia. Al efecto, el citado inciso segundo del artículo 76 de la
Constitución prevé que “reclamada su intervención en forma legal y en negocios de su
competencia, no podrán excusarse de ejercer su autoridad, ni aún por falta de ley que resuelva
la contienda o asunto sometidos a su decisión”.

Por su parte, el art. 77 de la Carta Fundamental establece que “una ley orgánica constitucional
determinará la organización y atribuciones de los tribunales que fueren necesarios para la
pronta y cumplida administración de justicia en todo el territorio de la República.”

Concordante con ello, los artículos 108 y siguientes del C.O.T. se encargan de regular la esfera
o medida (competencia) dentro de la cual cada tribunal debe ejercer su función jurisdiccional.

La jurisdicción como función es única y no admite clasificaciones, lo que no ocurre tratándose


de la competencia.

De acuerdo con ello, se pueden distinguir las reglas de la competencia absoluta, que nos
sirven para determinar la jerarquía del tribunal que debe conocer de un proceso; las reglas de
la competencia relativa, que determinan cual tribunal dentro de una determinada jerarquía es
el competente para conocer de un proceso; y las reglas de la competencia específica que
determinan cual es el ámbito de atribuciones que posee un tribunal para resolver el conflicto
sometido a su decisión, y que en materia civil se configura por las peticiones formuladas por
las partes, sancionándose la sentencia que se aparta de ese ámbito con la nulidad por la vía del
recurso de casación en la forma, a través de la causal de ultrapetita.
“La competencia produce la singularización de la jurisdicción en un tribunal determinado, que,
siendo absoluta y relativamente competente, se encuentra habilitado para resolver un
conflicto en virtud de la competencia específica que le otorgan las partes.

“La falta de jurisdicción hace al acto inexistente; la incompetencia absoluta, o relativa,


anulable; y la incompetencia específica lo hace incurrir en el vicio de la extra o de la ultra
petita.”

4°.- Los jueces, que son los que actúan en representación del órgano jurisdiccional para la
solución del conflicto, deben ser imparciales.

El ejercicio de la función jurisdiccional se delega en un juez, quien además de ser


independiente, requiere ser imparcial, para los efectos de poder resolver el conflicto. Ello
aparece reconocido ya en el aforismo latino “Nemo esse judex in sua causa potest “ ( Nadie
puede ser juez en causa propia)

La imparcialidad, de acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, significa la “falta


de designio anticipado o de prevención en favor o en contra de personas o cosas, que permite
juzgar o proceder con rectitud.”

Para que nos encontremos ante un debido proceso de ley, que permita el pronunciamiento de
una sentencia para dar cumplimiento a la garantía de igual protección de la ley en el ejercicio
en los derechos contemplada en el art. 19 N° 3 de la Carta Fundamental, es menester como
requisito sine qua non que el órgano jurisdiccional encargado de ejercer esa función sea
imparcial.

Es de la esencia del ejercicio de la jurisdicción, que el órgano encargado de ejercer la función


sea imparcial, puesto que éste se sitúa supra partes para los efectos de imponerles la solución
del conflicto.

De allí, que el juez que ejerce la jurisdicción debe ser impartial, es decir, debe ser una persona
distinta a las partes del conflicto, e imparcial, es decir, no debe poseer ninguna vinculación con
las partes que le motive un designio en favor o en contra de alguna de ellas.

En las Actas de la Comisión de Estudios de la Nueva Constitución, el profesor José Bernales


dejó expresa constancia que uno de los presupuestos para que nos encontremos ante un
racional y justo procedimiento, consiste en la existencia de “un tribunal constituido de tal
manera que dé una seguridad razonable de honestidad e imparcialidad”

Por otra parte, es menester tener presente que en los tratados internacionales suscritos por
Chile sobre los derechos humanos se diferencia claramente la independencia de la
imparcialidad.

Al efecto, se ha señalado que “el derecho supranacional contemporáneo diferencia claramente


ambos atributos y, así, el Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos demanda un juez
independiente e imparcial, formula que el Pacto de San José de Costa Rica reproducirá años
más tarde. Es que, con esfuerzo y singulares condiciones propias, se puede llegar a ser
dependiente e imparcial y se podrá ejercer jurisdicción. Quien, en cambio, sea independiente
(no dependa de nadie: ni se subordine a potestad alguna), pero sea parcial, jamás ejercerá la
jurisdicción.”

En caso que concurra una causa que le reste imparcialidad al juez para la solución del conflicto
se dice que éste no posee una competencia de carácter subjetiva.

Al efecto, el artículo 194 del C.O.T. establece que “los jueces pueden perder su competencia
para conocer determinados negocios por implicancia o recusación declaradas, en caso
necesario, en virtud de causas legales.”

Nuestro legislador celoso de resguardar la efectiva imparcialidad de los jueces ha establecido


una serie de casos que generan o pueden generar la inhabilidad de un juez para los efectos de
conocer un determinado proceso, no obstante poseer por el tribunal del cual forma parte
competencia objetiva en virtud de las reglas de la competencia absoluta y relativa.

Los medios a través de los cuales se pueden hacer valer las inhabilidades de un juez por
carecer de la imparcialidad necesaria para conocer de un determinado proceso son las
implicancias y recusaciones.

Las implicancias, cuyas causales se encuentran contempladas en el artículo 195 del C.O.T., se
caracterizan por ser de orden público y por ello irrenunciables para las partes, debiendo ser
ellas declaradas de oficio por parte del tribunal, bastando su sola concurrencia para los efectos
de poder ser impugnado el fallo por la vía del recurso de casación en la forma. En cambio, las
recusaciones cuyas causales se encuentran contempladas en el artículo 196 del C.O.T., se
caracterizan por ser de orden privado y por ello renunciables para las partes, no debiendo ser
ellas declaradas de oficio por parte del tribunal, y sólo en caso que se encuentren declaradas o
pendientes de resolución permiten la impugnación del fallo por la vía del recurso de casación
en la forma.

Especial trascendencia reviste en esta materia el asegurar también una neutralidad subjetiva
por parte del juez en el ejercicio de la jurisdicción, debiendo impedirse que pueda ejercerse
esa función de juzgar por parte de quienes, por haber participado con anterioridad realizando
otras actividades, deben tener una opinión formada, ya sea consciente o inconscientemente
sobre el conflicto que deben resolver.

Para resguardar esta imparcialidad subjetiva dentro del proceso penal, por la Ley 19.708 se
incorporó al artículo 195 del C.O.T. el siguiente inciso final:

"Respecto de los jueces con competencia criminal, son causas de implicancia, además, las
siguientes: 1º Haber intervenido con anterioridad en el procedimiento como fiscal o defensor;

2º Haber formulado acusación como fiscal, o haber asumido la defensa, en otro procedimiento
seguido contra el mismo imputado, y

3º Haber actuado el miembro del tribunal de juicio oral en lo penal como juez de garantía en el
mismo procedimiento.".

Los artículos 113 y siguientes del Código de Procedimiento Civil se encargan de regular el
incidente especial a través del cual deben hacerse valer las implicancias y recusaciones, y los
artículos 52, 75 y 76 del Código Procesal Penal se refieren a la inhabilitación del juez de
garantía y jueces del tribunal oral en lo penal.

La intervención de un juez inhabilitado en el proceso, de conformidad al artículo 79 de la


Constitución, genera la responsabilidad de dicho juez por el delito de torcida administración de
justicia, disposición que no es aplicable a los miembros de la Corte Suprema de conformidad a
lo previsto en el artículo 324 del Código Orgánico de Tribunales.

En el Código Penal se tipifican diversos delitos para sancionar la parcialidad del juez en la
tramitación y resolución de un proceso. (arts 224 N°s 4 a 7 y 225 N°s 4 y 5 del Código Penal).

Finalmente, es menester tener presente que en caso de incurrir en alguna conducta que
importe el incumplimiento de este deber los jueces también poseen una responsabilidad de
carácter disciplinaria de conformidad a lo previsto en el artículo 80 de nuestra Carta
Fundamental.

5°.- La jurisdicción debe ser ejercida dentro de un debido proceso legal.

El artículo 19 N°3 de la Constitución Política establece “que toda sentencia de un órgano que
ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente tramitado”.

El texto exige que toda sentencia de un órgano que ejerce jurisdicción debe fundarse en un
proceso previo, legalmente tramitado, correspondiendo al legislador establecer siempre las
garantías de un racional y justo procedimiento. Encontramos aquí varios requisitos para la
validez de la sentencia de cualquier órgano que ejerza jurisdicción. Aclaremos primero que se
trata de un texto aplicable a cualquier autoridad, expresión sinónima de órgano en la
constitución, que ejerza jurisdicción, o sea, que deba cumplir funciones o ejercer atribuciones
que afecten derechos de las personas. Además, dejamos establecido que la expresión
“sentencia” no se refiere exclusivamente a la sentencia judicial, sino a cualquier resolución, ya
vimos que de cualquier autoridad, que ejerciendo sus atribuciones afecte derechos
constitucionales o legales.

Para que esa resolución de autoridad sea válida debe reunir los siguientes requisitos:

1) Que exista un proceso previo, legalmente tramitado. Luego, la resolución es nula si no existe
una tramitación anterior a ella, en que el afectado haya sido oído en sus defensas y sus
pruebas.”

De acuerdo con ello, no sería legítimo que se ejerciera la función jurisdiccional para la solución
de cualquier conflicto si no emana ella de un proceso previo legalmente tramitado.

El artículo 1º del Código Procesal Penal, titulado juicio previo y única persecución, establece
este principio del debido proceso al señalarnos en su inciso 1º que “Ninguna persona podrá ser
condenada o penada, ni sometida a una de las medidas de seguridad establecidas en este
Código, sino en virtud de una sentencia fundada, dictada por un tribunal imparcial. Toda
persona tiene derecho a un juicio previo, oral y público, desarrollado en conformidad con las
normas de este cuerpo legal.”
El incumplimiento del debido proceso en el nuevo proceso penal permite deducir el recurso de
nulidad para invalidar el fallo que hubiere emanado de él conforme a lo previsto en los
artículos 373 letra a) y 374.

6°.- El ejercicio de la jurisdicción y el inicio del proceso suponen el requerimiento de parte.

El ejercicio de la jurisdicción para la solución de los conflictos en el ámbito civil es eventual,


puesto que sólo será necesario que se ponga en movimiento la actividad jurisdiccional cuando
las partes no hubieren arribado a la solución del conflicto por la vía autocompositiva.

Por otra parte, debemos tener presente que en el proceso civil rige el principio dispositivo, el
que se manifiesta a través de tres bocardos latinos que se han presentado como una unidad
tanto en su naturaleza como en su origen:

a) Nemo iudex sine actore. ( El proceso debe comenzar a instancia de parte)

b) Ne eat iudex ultra vel extra petita partium ( El proceso tiene como contenido o ámbito el
que determinan las partes con sus peticiones) ;y

c) Secundum allegata et probata partium (Corresponde a las partes elegir los medios
oportunos de prueba para defender sus intereses, debiendo el juez limitarse a juzgar en
atención a lo alegado y probado por las partes).

El bocardo Nemo iudex sine actore (El proceso debe comenzar a instancia de parte) se justifica
en el proceso civil, en atención a que los derechos privados pertenecen a las partes y por ello
su protección queda entregada a la petición de sus titulares.

La justificación de este principio emana de la naturaleza misma de los intereses en juego en el


proceso civil.

Dada la naturaleza privada de los intereses en juego, el Estado sólo debe intervenir cuando es
requerido para ejercer la función jurisdiccional, puesto que las partes pueden llegar a la
solución del conflicto mediante los medios autocompositivos.

De allí que la aplicación de este principio de disposición derivada de la naturaleza privada de


los derechos conduce a:

a) Que el proceso sólo puede iniciarse a instancia de parte;

b) Que iniciado el proceso, las partes pueden dentro de él disponer de sus pretensiones
mediante la renuncia, el desistimiento y el allanamiento; y

c) Que en el proceso sólo cabrá la revisión de la sentencia que se dicte si las partes deducen
recursos, encontrándose el tribunal superior limitado por la congruencia a lo que las partes
hubieren solicitado al interponer el recurso (tamtum devolutum quantum apellatum).

El medio que la parte tiene para los efectos de poner en movimiento el ejercicio de la función
jurisdiccional es la acción.
Este principio aparece reconocido en nuestro ordenamiento respecto del ejercicio de la
función jurisdiccional en la base orgánica de la pasividad consagrada en el inciso 1° del artículo
10 del Código Orgánico de Tribunales, de acuerdo con el cual “los tribunales no podrán ejercer
su ministerio sino a petición de parte, salvo en los casos en que la ley los faculte para proceder
de oficio”.-

En materia penal, en el antiguo proceso penal de corte inquisitivo que se regula en el Código
de Procedimiento Penal, tratándose de los delitos de acción penal pública es posible que la
jurisdicción se ponga en movimiento y se de inicio al proceso penal sin que exista una actividad
de parte, puesto que “sin esperar denuncia ni querella alguna, deberá el tribunal competente
instruir sumario de oficio, siempre que, por conocimiento personal, por avisos confidenciales,
por notoriedad o por cualquier otro medio, llegare a su noticia la perpetración de un crimen o
simple delito de acción pública” (art. 105 en relación con art. 81 Nº 4 del Código de
Procedimiento Penal).

En el nuevo proceso penal, que se basa en el sistema acusatorio, el juez sólo puede actuar a
requerimiento de parte por regla general, y no puede de oficio dar inicio a una investigación
que no le corresponde realizar (arts 3, 77 y 172 del NCPP), ni proceder a formalizar una
investigación (art.229 del NCPP) o formular la acusación (arts. 248 letra b) y 258 del NCPP).

7°.- La sentencia que se dicte en el proceso requiere que éste se haya desarrollado según las
normas de un racional y justo procedimiento.

El proceso debe desarrollarse para los efectos de permitir la dictación de la sentencia dirigida a
resolver el conflicto a través de un procedimiento racional y justo.

Al efecto, se ha señalado que para la validez de la resolución de autoridad es necesario que “la
ley haya establecido un racional y justo procedimiento. Si la ley no lo ha establecido,
corresponde que la autoridad que va a aplicar una sanción o que de alguna manera va a
afectar derechos, antes de resolver cumpla con la exigencia del “racional y justo
procedimiento”. Si así no sucede, la sanción aplicada y el acto de autoridad son nulos (art. 7°
de la Constitución) y así debe declararlo la justicia ordinaria.

Tratándose de la sentencia definitiva penal se regula específicamente la forma en la cual ella


deberá ser redactada, poniendo especial énfasis en su fundamentación en el artículo 342 del
NCPP, constituyendo la omisión de ella una causal que permite deducir en su contra el recurso
de nulidad. (art 374 letra e).

8°.- La jurisdicción tiene por objeto resolver los conflictos de relevancia jurídica, con eficacia
con eficacia de cosa juzgada y eventual posibilidad de ejecución.-

En primer lugar, es menester tener presente que la jurisdicción tiene por objeto la resolución
de conflictos de relevancia jurídica.

Debemos recordar que los conflictos externos de relevancia jurídica se generan cuando un
sujeto, con su acción u omisión, produce como resultado el quebrantamiento del
ordenamiento jurídico, esto es, la infracción de la ley, o mejor dicho de la norma reguladora de
su conducta, ya sea ésta imperativa, prohibitiva o permisiva, y a su resolución está destinado el
ejercicio de la función jurisdiccional. Los conflictos internos como los externos que carecen de
relevancia jurídica porque no conllevan la violación del derecho, como, por ejemplo, los que
afectan el orden social y moral, no son resueltos a través del ejercicio de la función
jurisdiccional.

Este conflicto externo de relevancia jurídica, que requiere de ser compuesto para la
mantención de la paz social, se le ha denominado litigio. Se entiende por litigio, el conflicto de
intereses caracterizado por la existencia de la pretensión de uno de los interesados y la
resistencia de otro a satisfacerla.

La misión que la jurisdicción tiene respecto de estos litigios es su resolución, la que se


materializa a través de la dictación de una sentencia al término de la tramitación del
procedimiento, y que en nuestro ordenamiento jurídico se le denomina sentencia definitiva.

La decisión del conflicto que se obtiene a través de la sentencia definitiva puede llegar a ser
impugnada por las partes mediante la interposición de los diversos recursos que se
contemplan con tal finalidad, siendo los que revisten una mayor trascendencia los recursos de
apelación, de casación en la forma y en el fondo.

Sin embargo, dentro del proceso debe llegarse a un instante en que la sentencia que se dicte
para los efectos de resolver el conflicto se vuelva inimpugnable por la preclusión de los medios
de impugnación, lo que da origen a la cosa juzgada formal, la que se extiende también a todo
otro proceso posterior que pretenda iniciarse con posterioridad para los efectos de obtener la
revocación, modificación o anulación de la sentencia a través de la cosa juzgada substancial.

Una sentencia definitiva o interlocutoria pasa a producir cosa juzgada una vez que la
resolución se encuentre firme o ejecutoriada de conformidad a lo previsto en el artículo 174
del Código de Procedimiento Civil, debiéndose para tal efecto distinguir:

a) Si no proceden recursos en su contra, la sentencia se encuentra firme o ejecutoriada desde


que ella se ha notificado legalmente a todas las partes;

b) Si proceden recursos en su contra, debemos subdistinguir:

b.1.) Si proceden recursos y ellos no se han interpuesto: la sentencia se encontrará firme desde
que hubieren transcurrido todos los plazos que la ley concede para su interposición por las
partes; y tratándose de una sentencia definitiva se requerirá que ese hecho sea homologado
mediante un certificado por parte del Secretario del Tribunal;

b.2.) Si proceden recursos y ellos se han interpuesto: la sentencia se encontrará ejecutoriada


una vez que se hayan fallado la totalidad de esos recursos y se notifique a las partes el decreto
que debe dictar el tribunal de primera o única instancia ordenando su cumplimiento.

La cosa juzgada tiene un reconocimiento de carácter constitucional, al disponerse en el artículo


76 que “ni el Presidente de la República ni el Congreso pueden, en caso alguno, ejercer
funciones judiciales, avocarse causas pendientes, revisar los fundamentos o contenidos de
resoluciones judiciales o hacer revivir procesos fenecidos”, y de carácter legal al disponer el
artículo 175 del C.P.C. que “las sentencias definitivas o interlocutorias firmes producen la
acción o excepción de cosa juzgada”. El inciso final del artículo 1º del Código Procesal Penal
nos señala que “La persona condenada, absuelta o sobreseída definitivamente por sentencia
ejecutoriada, no podrá ser sometida a un nuevo procedimiento penal por el mismo hecho.

La excepción de cosa juzgada es una característica peculiar del ejercicio de la función


jurisdiccional y propio de ella, que no concurre respecto de la función administrativa y
legislativa; y tiende a darle eficacia a dicha función al permitir que la decisión contenida en la
sentencia adquiera estabilidad por no ser impugnable y modificable una vez que la sentencia
se encuentre firme o ejecutoriada.

Finalmente, las sentencias que se dicten para la solución del conflicto son susceptibles de una
eventual posibilidad de ejecución a través de la acción de cosa juzgada.

Al efecto, debemos recordar que el artículo 175 del C.P.C. dispone que “las sentencias
definitivas o interlocutorias firmes producen la acción de cosa juzgada.”

Sobre el particular, debemos tener presente que la posibilidad de requerir el cumplimiento de


una sentencia definitiva no se genera, como ocurre con la excepción de cosa juzgada, sólo
cuando una sentencia se encuentra firme o ejecutoriada.

En efecto, también es posible solicitar el cumplimiento de las sentencias que causan


ejecutoria, entendiendo por tales, aquellas respecto de las cuales se puede solicitar su
cumplimiento no obstante existir recursos pendientes en su contra. Revisten el carácter de
sentencias que causan ejecutoria las sentencias definitivas en contra de las cuales se haya
concedido un recurso de apelación en el solo efecto devolutivo sin que se haya concedido una
orden de no innovar, y las sentencias en contra de las cuales se hubiere interpuesto un recurso
de casación en la forma y en el fondo sin que sea procedente la suspensión de su
cumplimiento en los casos previstos en el art. 773 del C.P.C..- En el nuevo proceso penal se
establece como regla general que los recursos no suspenderán la ejecución de la decisión
impugnada, salvo que se trate de sentencia definitiva condenatoria o que la ley dispusiere
expresamente lo contrario. (art.355 NCPP).

La ejecución de la sentencia firme o ejecutoriada mediante el ejercicio de la acción de cosa


juzgada es eventual, puesto que:

a) No todas la resoluciones judiciales son susceptibles de ejecución, existiendo algunas que


satisfacen su misión por el sólo hecho de su dictación como ocurre con las sentencias de mera
declaración de certeza, ya sea positivas o negativas, así como con las sentencias constitutivas;
y

b) Las sentencias de condena que son las que requieren de ejecución no siempre requieren de
un procedimiento compulsivo posterior para ser satisfechas, sea porque en algunos casos el
deudor puede voluntariamente darles cumplimiento (como ocurre con el deudor que paga la
indemnización a la cual es condenado) o porque no es procedente exigir compulsivamente su
cumplimiento por la vía de apremio como ocurre con las sentencia dictadas en juicio de
hacienda en contra del Fisco que se cumplen en sede administrativa mediante la dictación de
un decreto supremo por el Presidente de la República, a través del ministerio respectivo y
previo informe del consejo de Defensa del Estado (Arts. 748 y sgtes. del C.P.C.).-
El procedimiento de general aplicación para exigir el cumplimiento de la sentencia es el
Procedimiento De Cumplimiento Incidental, el que se debe solicitar por la parte que hubiere
obtenido en el juicio (la parte en cuyo favor se dictó la resolución) (176 C.P.C.), ante el tribunal
que dictó la sentencia en primera o única instancia ( Art. 231 C.P.C. y 113 del C.O.T.) y dentro
del plazo de un año contado desde que la prestación contenida en el fallo se hubiere hecho
exigible ( 233 C.P.C.).-

El otro procedimiento establecido por la ley para solicitar el cumplimiento de una sentencia es
el Juicio Ejecutivo, constituyendo la sentencia definitiva firme o ejecutoriada el primero de los
títulos ejecutivos enumerados en el art. 434 del C.P.C., pudiendo solicitarse su cumplimiento
dentro del plazo de tres años contados desde que la prestación contenida en el fallo se hubiere
hecho exigible, existiendo en este caso una competencia acumulativa o preventiva al poderse
solicitar su cumplimiento ante el tribunal que dictó la resolución en única o primera instancia o
ante el tribunal que fuere competente según las reglas generales.(Art. 114 del C.O.T.).

Sin perjuicio de lo anterior, es menester hacer presente que existen además otros
procedimientos ejecutivos especiales los cuales estudiaremos oportunamente.

En el Código Procesal Penal se regula la ejecución de las sentencias condenatorias y Medidas


de Seguridad en el Título VIII del Libro IV (arts. 466 a 472)

9°.- La jurisdicción tiene por objeto resolver los conflictos de relevancia jurídica, que se
promuevan en el orden temporal.

El artículo 5° del C.OT. establecía que “ a los tribunales mencionados en este artículo
corresponderá el conocimiento de todos los asuntos judiciales que se promuevan en el orden
temporal .........”.- La expresión temporal debemos entenderla de acuerdo con el Diccionario de
la Real Academia Española en su acepción de “Secular o profano”.- Por “profano” se entiende
lo que no es sagrado ni sirve a usos sagrados, sino puramente secular.

De acuerdo con ello, la expresión temporal quiere decir que la jurisdicción se ejerce solamente
sobre lo no secular o espiritual.

De acuerdo con ello, y demostrando la existencia de la separación entre la jurisdicción que se


entrega respecto de lo temporal a los tribunales de justicia respecto de la que se pudiere
poseer sobre materias propias de los tribunales eclesiásticos, el inciso final del primitivo
artículo 5° del C.O. T. disponía que “las penas que la autoridad eclesiástica imponga en virtud
de su jurisdicción espiritual no se entenderá que dejan de ser espirituales porque produzcan
efectos temporales, como por ejemplo, la suspensión o privación de un beneficio eclesiástico,
o de sus frutos”.

El artículo 11 de la Ley 19.665 de 9 de Marzo de 2.000, eliminó en el inciso 1º del artículo 5º


del C.O.T. la expresión “ en lo temporal”. Esta supresión tuvo su origen en una indicación del
Senador Viera Gallo, atendido a que “ella se explicó en un contexto histórico pero que, en la
actualidad, la diferenciación entre el orden temporal y el espiritual para los efectos de
determinar la competencia de los tribunales no aporta mayor utilidad”
En consecuencia, se entiende que la jurisdicción se ejerce respecto de todas aquellas materias
que no revisten un carácter espiritual.-

10°.- La jurisdicción tiene por objeto resolver los conflictos de relevancia jurídica, que se
promuevan dentro del territorio de la República.”

La jurisdicción al ser una función pública, que emana de la soberanía y que se delega para su
ejercicio en los tribunales establecidos en la ley, debe reconocer como límite para su ejercicio
el territorio de la República.

Al efecto, el artículo 5° del C.O.T. establece que “a los tribunales mencionados en este artículo
corresponderá el conocimiento de todos los asuntos judiciales que se promuevan en el orden
temporal dentro del territorio de la República, cualquiera que sea la naturaleza o la calidad de
las personas que en ellos intervengan, sin perjuicio de las excepciones que establezcan la
Constitución y las leyes.”.-

Este principio de la territorialidad para el ejercicio de la función jurisdiccional aparece


ratificado por lo establecido en el artículo 1° del Código de Procedimiento Penal al señalar que
“los tribunales de la República ejercen jurisdicción sobre los chilenos y extranjeros para el
efecto de juzgar los delitos que se cometan en su territorio, salvo los casos exceptuados por la
leyes generalmente reconocidas en el Derecho Internacional”.

Por su parte, el artículo 5° del Código Penal establece que “la ley penal chilena es obligatoria
para todos los habitantes de la República, incluso los extranjeros. Los delitos cometidos en el
mar territorial adyacente quedan sometidos a la prescripciones de este Código”.

Al ser la jurisdicción una función pública, debemos tener presente el principio general
contemplado en el artículo 1462 del Código Civil, el cual prescribe que “ hay objeto ilícito en
todo lo que contraviene el derecho público chileno. Así la promesa de someterse en Chile a
una jurisdicción no reconocida por las leyes chilenas, es nula por vicio del objeto.”

Sin embargo, es menester tener presente que este principio de la territorialidad de nuestra
jurisdicción reconoce excepciones en casos en que nuestros tribunales poseen competencia
para conocer de asuntos promovidos fuera del territorio de la República; y por otra parte,
existen asuntos promovidos dentro del territorio de la República respecto de los cuales
nuestros tribunales no ejercen la función jurisdiccional.

En primer lugar, como casos de asuntos en que nuestros tribunales ejercen jurisdicción para
juzgar asuntos promovidos fuera del territorio de la República cabe destacar el conocimiento
de los crímenes y simples delitos cometidos fuera el territorio de la República los cuales
quedan sometidos a la jurisdicción de los tribunales chilenos que se enumeran en el artículo 6°
del Código Orgánico de Tribunales.

Respecto de estos delitos no tienen eficacia en nuestro país las sentencias absolutorias
dictadas por los países extranjeros para los efectos de evitar su juzgamiento en nuestro país
(Art. 3° inc. final del C.P.P.) y las sentencias condenatorias no producen el efecto de cosa
juzgada para impedir su juzgamiento, sino que son consideradas sólo las penas que se
hubieren cumplido en el extranjero para los efectos de computarlas a las que se impusieren de
acuerdo a la ley nacional si son de igual naturaleza o en caso contrario, para los efectos de
atenuar prudencialmente la pena.( Art. 3° inc. 3° del C.P.P.).- En el Nuevo Código Procesal
Penal, su artículo 13 dispone que “Tendrán valor en Chile las sentencias penales extranjeras. En
consecuencia, nadie podrá ser juzgado ni sancionado por un delito por el cual hubiere sido ya
condenado o absuelto por una sentencia firme de acuerdo a la ley y al procedimiento de un
país extranjero, a menos que el juzgamiento en dicho país hubiere obedecido al propósito de
sustraer al individuo de su responsabilidad penal por delitos de competencia de los tribunales
nacionales o, cuando el imputado lo solicitare expresamente, si el proceso respectivo no
hubiere sido instruido de conformidad con las garantías de un debido proceso o lo hubiere sido
en términos que revelaren falta de intención de juzgarle seriamente.

En tales casos, la pena que el sujeto hubiere cumplido en el país extranjero se le imputará a la
que debiere cumplir en Chile, si también resultare condenado.

La ejecución de las sentencias penales extranjeras se sujetará a lo que dispusieren los tratados
internacionales ratificados por Chile y que se encontraren vigentes.

En segundo lugar, como asuntos que se hayan promovido en Chile respecto de los cuales
nuestros tribunales no ejercen la función jurisdiccional, están aquellos que se conocen bajo la
denominación de inmunidades de jurisdicción y que se regulan en tratados internacionales
respecto de funcionarios diplomáticos de países extranjeros u organismos internacionales.

Finalmente, es menester tener presente que de acuerdo lo previsto en nuestra legislación es


posible someterse válidamente a la jurisdicción y competencia de los tribunales o de un árbitro
en Chile, puesto que existen diversas normas que expresamente así lo contemplan.

Al efecto, es menester tener presente que la Convención de Derecho Internacional Privado


suscrita en La Habana con fecha 10 de Mayo de 1942, en cuya redacción participaron los
delegados enviados entre otros, por los Presidentes de las Repúblicas de Perú, Chile y Estados
Unidos de Norteamérica.

La referida Convención fue ratificada, habiéndose efectuado el depósito respectivo de las


mismas, por Chile, con fecha 6 de Septiembre de 1933 y, por Perú, con fecha 19 de Agosto de
1929.

Dicha Convención de la Habana es conocida en nuestro país, como el Código de Derecho


Internacional Privado.

De acuerdo a lo previsto en el artículo 318 de dicho cuerpo legal, “será en primer término
competente para conocer de los pleitos a que dé origen el ejercicio de las acciones civiles y
mercantiles de toda clase, aquel a quien los litigantes se sometan expresa o tácitamente,
siempre que uno de ellos por lo menos sea nacional del Estado contratante a que el juez
pertenezca o tenga en él su domicilio y salvo el derecho local contrario.

“La sumisión no será posible para las acciones reales o mixtas sobre bienes inmuebles, si la
prohíbe la ley de su situación.”

La sumisión a los tribunales chilenos puede materializarse en forma expresa o tácita.


La sumisión expresa es aquella hecha por los propios interesados renunciando clara y
terminantemente a su fuero propio y designando con toda precisión el juez ante el cual se
someten. ( Art. 321 Cod. Int. Priv.)

La sumisión tácita es aquella que se entiende hecha por “el demandante con el hecho de
acudir al juez interponiendo la demanda, y por el demandado con el hecho de practicar,
después de apersonado en el juicio, cualquier gestión que no sea proponer en forma la
declinatoria. No se entenderá que hay sumisión si el procedimiento se siguiera en rebeldía”. (
Art. 322 Cod. Int. Priv.)

La sumisión sólo podrá hacerse al juez que ejerza la jurisdicción ordinaria y que la tenga para
conocer de igual clase de negocios y en el mismo grado. ( Art. 319 Cod. Int. Priv.)

La sentencia que se dicte por el tribunal ordinario o el árbitro podrá ser ejecutada incluso en
otros de los países que han suscrito la convención de la Habana, de conformidad a lo
establecido en el Título X de su Libro IV denominado “Ejecución de sentencias dictadas por
tribunales extranjeros”.

Existen, incluso tratados internacionales en los cuales se contempla el sometimiento de


conflictos ante otros tribunales.- Así por ejemplo, por Decreto Supremo N° 458 del Ministerio
de Relaciones Exteriores de la República de Chile, publicado en el Diario Oficial de 13 de agosto
de 1979, se ha dispuesto y mandado cumplir que se lleven a efecto como ley de la República el
Convenio para la unificación de ciertas reglas relativas al Transporte Aéreo Internacional de 12
de Octubre de 1929, suscrito en Varsovia, y el Protocolo que lo modifica de 28 de Septiembre
de 1955, suscrito en La Haya.

En el artículo 28 de dichas convenciones internacionales, que rigen como ley de la República,


se dispone expresamente en cuanto al tribunal competente y el procedimiento respecto de las
acciones para hacer efectivas las responsabilidades provenientes de un accidente aéreo, lo
siguiente:

“ 1.- La acción de responsabilidad, a elección del demandante, deberá entablarse, en el


territorio de una de las Altas Partes Contratantes ante el tribunal del domicilio del
transportista, o del asiendo principal de su negocio o del lugar en que posea oficina por
intermedio de la cual se hubiera celebrado el contrato, o ante el tribunal del lugar de destino.

2.- El procedimiento se regirá por la ley del tribunal competente.”

En consecuencia, de acuerdo con lo señalado precedentemente, es posible de acuerdo a las


normas generales de derecho internacional privado que exista válidamente una sumisión de
parte de una persona natural o jurídica extranjera a la jurisdicción de los tribunales o un
árbitro en Chile; e incluso, existen casos en que la referida sumisión como acto de
manifestación expreso o voluntario de voluntad no es necesaria para los efectos que nuestros
tribunales ejerzan la jurisdicción respecto de ellas, puesto que nuestra ley o normas de
carácter internacional pueden entregarles a éstos el ejercicio de la función jurisdiccional, en
cuyo caso no se requeriría de la existencia de una manifestación de voluntad de la parte
extranjera para que se produzca la sumisión a dicha jurisdicción.
6.- CARACTERISTICAS DE LA JURISDICCION

Las características que se ha señalado respecto de la jurisdicción son las siguientes :

1°.- La jurisdicción tiene un origen constitucional.

La jurisdicción tiene un origen de carácter constitucional, encontrándose contemplada como


tal en el artículo 76 de la Constitución Política.-

Respecto de esta materia, debemos tener presente que en el nuevo sistema procesal penal se
consagró el principio de separación de la función de la investigación del juzgamiento.

La investigación es concebida como una etapa meramente preparatoria del juicio oral,
desformalizada y sin valor probatorio, entregándose dicha función a los fiscales del Ministerio
Público. En la etapa de investigación, se concibe la participación de un juez de garantía, el que
sólo cumple una misión garantística del respeto de los derechos que asegura la Constitución al
imputado e intervinientes en el proceso, al tener que autorizar previamente los actos de
instrucción ordenados por los fiscales que importen una privación, restricción o perturbación
de esos derechos, sin corresponderle a dicho juez llevar a cabo acto alguno de investigación,
puesto que la dirección de ella queda entregada en forma exclusiva a los Fiscales respecto de
la investigación de los hechos constitutivos de delito, los que determinen la participación
punible y los que acrediten la inocencia del imputado. ( arts 3º y 9º del NCPP)

En la Sesión 40a Ordinaria del Senado, celebrada el 15 de abril de 1997, el Senador Otero,
señaló que “ a objeto de no dejar duda alguna de que este es un órgano administrativo y no
jurisdiccional, en la propia Constitución se ha señalado que en caso alguno podrá ejercer
funciones jurisdiccionales”

“ Se ha sostenido que la función de investigar es privativa de los Tribunales de Justicia, por


cuanto conocer e investigar son una misma cosa. Este es un claro error de Derecho. Nuestra
Constitución Política entrega a los tribunales de justicia la facultad de conocer y de juzgar. Esto
es, el tribunal debe resolver el conflicto con pleno conocimiento de los hechos que los
configuran, los cuales son establecidos por los medios de prueba legal. Esta es una realidad
tanto en el proceso penal como en el proceso civil y, en ambos casos, la jurisdicción es una
misma.

“ De acogerse esta tesis que impugno no existiría jurisdicción en el proceso civil, por cuanto en
éste el órgano jurisdiccional carecería de toda facultad investigadora.

No obstante el carácter de exclusividad que se reconoce respecto de esta función al Ministerio


Público, es menester tener presente que los tribunales se encuentran facultados para los
efectos de practicar o hacer practicar actos de instrucción, pero sólo en los casos que lo
determine la ley. (Art. 76 inc. 3º).

En el Segundo Informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del


Senado, que aparece en el Boletín 1.943-07, se deja expresa constancia que la sustitución de
las palabras “ que decreten” por la expresión “ que determine la ley” esta en armonía con la
decisión de traspasar al Ministerio Público la facultad de investigar los delitos y, al mismo
tiempo, preserva las atribuciones de los jueces para practicar y hacer practicar actos de
instrucción en conformidad a la ley.

“ Se ha incluido en el inciso tercero del artículo 76 la frase “ que determine la ley” de modo
que los jueces siempre lo podrán hacer, en la oportunidad, forma y condiciones que ella
señale, sea la ley orgánica constitucional del Ministerio Público o cualquiera otra.

“ Además, la comisión acordó dejar en la misma forma unánime constancia que los actos de
instrucción que pueden ordenar los jueces no altera el hecho que la investigación siempre será
dirigida por los fiscales”.

“ La facultad que el inciso tercero del artículo 76 otorga a los tribunales para hacer ejecutar sus
resoluciones no es afectada de modo alguno por el presente proyecto y se mantiene integra y
sin modificaciones”.

Uno de los casos en que le corresponderá necesariamente a los tribunales practicar o hacer
practicar los actos de instrucción, por mandato expreso del constituyente, serán aquellos en
que con ellos se prive, restrinja o perturbe al imputado o terceros del ejercicio de los derechos
asegurados en la Constitución, puesto que ellos requieren de aprobación judicial previa.

La ley orgánica constitucional deberá determinar el grado de independencia, autonomía y


responsabilidad que tendrán los fiscales en la dirección de la investigación y en el ejercicio de
la acción penal pública en los casos que tengan a su cargo. (Art. 84 inc. 2º ).

En todo caso, es menester tener presente que la investigación que se lleve a cabo por parte de
los fiscales deberá ser racional y justa, habiéndose modificado para tal efecto el inciso quinto
del número 3º del artículo 19 de la Carta Fundamental, el cual dispone en su nuevo texto:
“Toda sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso previo
legalmente tramitado. Corresponderá al legislador establecer siempre las garantías de un
procedimiento y una investigación racionales y justos”

En el Segundo Informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del


Senado, que aparece en el Boletín 1.943-07, se deja expresa constancia que dicha modificación
se introdujo con motivo de una indicación del Senador Diez, y que “ ella apunta a exigir que la
investigación que pudiera dar lugar a un proceso se deberá ceñir también a los requisitos de
justicia y racionalidad. Si se tiene en cuenta que el proyecto en informe deja claramente
sentado que la pesquisa que realice el Ministerio Público no tiene carácter jurisdiccional,
resulta imperativo entonces, sujetarla también y expresamente, a las exigencias que la Carta
Fundamental impone al procedimiento.

Por otra parte, los Fiscales deben llevar a cabo los actos de instrucción en forma objetiva,
puesto que a estos no les corresponde sólo instar por la investigación de los hechos
constitutivos de delito y los que determinen la participación punible, sino que también por
aquellos que acrediten la inocencia del imputado. (art. 3º L.O.C. Ministerio Público. Ley
19.640).

De acuerdo con lo expuesto, se desprende claramente que el Ministerio Público en el nuevo


proceso penal no ejercerá funciones jurisdiccionales, sino que meramente de carácter
administrativo al dirigir la investigación de los hechos constitutivos de delito conforme a lo
previsto actualmente en el artículo 83 de la Constitución.

En el nuevo proceso penal, el juzgamiento se lleva a cabo en un juicio oral, público y


contradictorio, y dentro del cual debe formularse la acusación por parte del Ministerio Público,
funcionario público distinto e independiente del juez, ejercerse la defensa por los defensores
que designe el imputado o los defensores públicos en caso de no poseer los medios para
procurarse uno; y rendirse la prueba por las partes. Todo ello debe realizarse en el juicio oral a
desarrollarse ante un tribunal colegiado e imparcial, cuyos miembros no deben haber tenido
ninguna intervención con anterioridad en la investigación de los hechos ni en el control de ella,
y a quien le corresponderá fallar la causa penal, y en caso de dictarse sentencia condenatoria,
determinar la imposición de la pena consiguiente. Claramente este juzgamiento corresponde
al ejercicio de una función jurisdiccional dentro del proceso penal.

Sin perjuicio de lo anterior, resulta incuestionable que el juez de garantía claramente ejerce
funciones jurisdiccionales con anterioridad a que el proceso penal pase a ser conocido y
resuelto dentro de un juicio oral.

En efecto, conforme a lo dispuesto en el nuevo Código Procesal Penal el juez de garantía ejerce
funciones jurisdiccionales: 1º.- Al autorizar las actuaciones que le solicite el Fiscal que
importen una privación, restricción o perturbación de los derechos que la Constitución asegura
al imputado o terceros ( art. 9º); 2ª.- Al aprobar el ejercicio de la facultad por parte del Fiscal
de no iniciar la investigación ( art. 168) o de aplicar el principio de oportunidad ( art. 170); 3º.-
Al aprobar la suspensión condicional de procedimiento ( art. 237) o los acuerdos reparatorios (
art.241); 4ª.- Al decretar el sobreseimiento definitivo ( art. 250) o temporal (art. 252); 5ª.- Al
aceptar la solicitud del fiscal y del imputado de aplicar el procedimiento abreviado ( art.410);
etc

2°.- La jurisdicción es una función pública.

En cuanto al carácter de función pública de jurisdicción nos remitimos a lo señalado en las


diversas definiciones doctrinarias extranjeras y al analizar el concepto de Poder - Deber
contenido en la definición de la jurisdicción dada en un comienzo.

3°.- La jurisdicción es un concepto unitario

“ La jurisdicción, cualquiera fueren sus diversas manifestaciones o las ramas en que se divide,
responde a una unidad conceptual, considerada desde el punto de vista funcional, esto es, a
partir del examen de la labor que toca al juez desplegar como resolutor de litigios. En efecto,
ius dicunt tanto el juez civil como el juez penal ( el primero en sentido amplio comprensivo de
los mercantil, laboral, lo tributario, etc) ya que ambos, en definitiva, mediante el
desenvolvimiento de sendos complejos silogísticos, concretan, actuando la norma abstracta en
el caso concreto, la voluntad abstracta de la ley relativamente a un bien de la vida. Se trata
aquí, cual exactamente sucede con el Derecho Procesal en general ( ramas civil y penal), de la
unidad ( jurisdicción) en la diversidad ( civil y penal) : idéntica esencia, sin perjuicio de la
separación del árbol en ramas.
En el mismo sentido, se ha señalado que “ no es dudoso que la jurisdicción es una y es la
misma cualquiera sea el tribunal que la ejercite y el proceso de que se valga para ello. Pero,
tiene además, carácter totalizador en el sentido que cuando el órgano correspondiente la
ejercita, lo hace como un todo sin posibilidad de parcelación.

“Cuando en el lenguaje común o, incluso, en el de la ley, se emplea la expresión jurisdicción


seguida del calificativo civil, penal, laboral, constitucional, etc, se incurre en impropiedad,
porque lo que en realidad admite distribución, previa clasificación, es la competencia.”.

Todos los jueces tienen jurisdicción; si no la tuviesen no serían jueces. Por lo tanto, es una
unidad, un género que debe estudiarse globalmente para poder apreciar su contenido y
alcance.

La jurisdicción es una sola y como tal no acepta clasificaciones. Por el solo hecho de dividirse la
jurisdicción, ésta se restringe y especifica en el concepto de competencia.

4°.- El ejercicio de la jurisdicción es eventual

Como señala Calamandrei, el ejercicio de la jurisdicción es eventual, puesto que ella sólo debe
actuar en caso de incumplimiento del mandato contenido en la ley, siendo la regla general que
ella sea cumplida naturalmente por parte de sus destinatarios.

Tratándose del proceso penal, el ejercicio de la función jurisdiccional reviste el carácter de


necesaria e indispensable para solucionar el conflicto penal, dado que la única vía para los
efectos de declarar la culpabilidad del sujeto y de imponerle una pena por la comisión del
delito es la sentencia definitiva penal, la que debe ser pronunciada dentro de un debido
proceso. (Arts. 19 Nº 3 de la C.Pol; 42 Código de Procedimiento Penal y 1º del Código Procesal
Penal.)

5°.- El ejercicio de la función jurisdiccional corresponde exclusivamente a los tribunales


establecidos en la ley.

En esta materia nos remitimos a lo señalado al analizar la definición de la jurisdicción dada en


la Cátedra.

Además, cabe reiterar en este sentido lo señalado en cuanto a que el Ministerio Público, a
quien le corresponderá dirigir la investigación en el nuevo proceso penal, realiza una actividad
de naturaleza administrativa al cumplir con ese cometido, y que por expreso mandato
constitucional en caso alguno podrá ejercer funciones jurisdiccionales. ( Art. 83 C. Pol).

6°.- La jurisdicción es indelegable.-

De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española delegar significa “ dar una persona
a otra la jurisdicción que tiene por su dignidad u oficio , para que haga sus veces o conferirle su
representación.”

El juez no puede delegar o conceder la función jurisdiccional a otro órgano, particular o


autoridad. Una vez que el tribunal está instalado (nombrado y juramentado de acuerdo a los
arts 296 a 305 del C.O.T.) no puede dejar de ejercer su ministerio si no es por causa legal.
El art. 7° inciso primero de la Constitución nos señala que “los órganos del Estado actúan
válidamente, previa investidura regular de sus integrantes, dentro de su competencia y en la
forma que prescriba la ley”

“Todo acto en contravención a este artículo es nulo y originará las responsabilidades y


sanciones que la ley señale” ( art. 7° inc. final)

El juez no puede dar a otro lo que es su obligación ejercer como tal y como funcionario público
que es. Los actos del delegado serán nulos, porque no ha sido investido en el cargo en la forma
que determina el Código Orgánico de Tribunales. En tal sentido, el artículo 35 del NCPP
establece categórica y expresamente que “la delegación de funciones en empleados
subalternos para realizar actuaciones en que las leyes requirieren la intervención del juez
producirá la nulidad de las mismas.”

El juez delegante estará sujeto a la responsabilidad consiguiente, sea política (art. 52 N° 2 letra
c) de la Constitución) cuando se trate de los magistrados de los tribunales superiores de
justicia; sea ministerial (art., 79 C.P. y 324 y sgtes. del C.O.T.) o penal por el delito de abandono
de destino tipificado en el artículo 254 del Código Penal.

Lo que el juez puede hacer es delegar parcialmente su competencia a través de los exhortos
conforme a lo previsto en los artículos 7° del C.O.T., 71 y sgtes. del C.P.C., y 20 del NCPP, pero
nunca su jurisdicción. Esta delegación parcial de la competencia que está permitida por la ley
se realiza a través de los exhortos, y se efectúa de un juez a otro juez que se encuentra en un
distinto territorio jurisdiccional, con la finalidad de que se practiquen en ese lugar una o más
actuaciones del proceso.

Especial trascendencia reviste respecto de la delegación de la jurisdicción la sentencia que se


pronunciara por el Pleno de la Corte Suprema el 20 de Diciembre de 2002. En dicha sentencia,
ejerciendo de oficio la facultad de declarar la inconstitucionalidad de la ley, se declaró por la
mayoría de nuestro máximo tribunal que el artículo 116 del Código Tributario al permitir que a
través del mecanismo de la delegación se constituya un órgano jurisdiccional cuya asignación o
determinación no provenga de manera inmediata de la ley sino del llamado discrecional de
otro ente normativo, se opone a la normativa precitada de la Carta Fundamental ( arts.19 Nº 3
inc 4º, 38 inc. 2º, 76 y 77); sin perjuicio de contravenir además lo dispuesto en sus artículos 6º
y 7º en relación con lo preceptuado en el artículo 76 que impide la delegación de funciones de
índole judicial.170

7°.- La jurisdicción es improrrogable.

La jurisdicción es improrrogable en el sentido que la función jurisdiccional no puede ser


creada, modificada o derogada por la voluntad de los particulares.

Debemos recordar que la función de ejercer la jurisdicción corresponde exclusivamente a los


tribunales establecidos en la ley de conformidad a lo establecido en el artículo 76 de la C.Pol y
en consecuencia, los particulares no pueden en virtud del principio de la autonomía de la
voluntad pretender conferir el ejercicio de la función jurisdiccional a quien por ley no la tiene y
no la puede ejercer.
Al efecto, el artículo 5° de nuestra Carta Fundamental establece que la soberanía reside
esencialmente en la Nación, la que se ejerce a través de las autoridades que esta Constitución
establece. (Art. 5° C. Pol.).- Por otra parte, es menester tener presente que ninguna
magistratura, ninguna persona ni grupo de personas puede atribuirse, ni aun a pretexto de
circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les
hayan conferido en virtud de la Constitución y las leyes. Todo acto en contravención a este
artículo es nulo y originará las responsabilidades y sanciones que señale la ley (Art. 7° inc. 2°
C.Pol. )

En la especie, debemos recordar que lo que se ha permitido por parte del legislador es la
prorroga de la competencia respecto de los asuntos contenciosos civiles, en la primera
instancia y ante tribunales ordinarios respecto del elemento territorio, situación que en la
actualidad aparece meridianamente clara a partir de la Ley 18.969 de 10 de marzo de 1990
que sustituyó la denominación errónea de “prorroga de la jurisdicción” por “prorroga de la
competencia “ que se contenía en el Título VII párrafo 8° del Código Orgánico de Tribunales,
confirmando con ello el carácter de improrrogable de la jurisdicción.

En relación con los árbitros, debemos hacer presente que el principio de la improrrogabilidad
de la jurisdicción no reconoce excepciones, puesto que ellos han sido contemplados por parte
del legislador con el carácter de órgano jurisdiccional en el artículo 5° del C.O.T. y en el Título
IX del Código Orgánico de Tribunales.

En la especie la diferencia entre los árbitros y los jueces ordinarios y especiales radica en el
sistema especial de designación de la persona del juez que ejercerá una función jurisdiccional
contemplada en la ley y en la duración de sus funciones, la que se limita sólo al asunto
sometido a su conocimiento y decisión. Además, dicho árbitro posee una facultad de imperio
limitada conforme a lo establecido en el inciso 3° del artículo 76 de la Constitución y en los
artículos 635 y 643 del Código de Procedimiento Civil.

Las restantes características sólo nos limitaremos a enunciarlas, puesto que ellas ya han sido
analizadas precedentemente al referirnos a concepto de la jurisdicción.

8°.- La parte de jurisdicción que corresponde a cada juez o tribunal es su competencia.

9°.- La jurisdicción debe ser ejercida a través del debido proceso, el que debe tramitarse
según las normas de un racional y justo procedimiento.

10°.- La jurisdicción se ejerce para resolver asuntos del orden temporal.

170 En atención a la trascendencia jurídica de dicha resolución pronunciada por la Corte


Suprema se incorpora como Anexo a esta separata y su lectura y análisis es de carácter
obligatorio.

11°.- La jurisdicción como función pública que emana de la soberanía se debe ejercer dentro
del territorio de la República.

12°.- La jurisdicción resuelve conflictos a través de sentencias que tienen la eficacia de cosa
juzgada, y de eventual posibilidad de ejecución.
7.- LOS MOMENTOS JURISDICCIONALES.-

Los momentos de la jurisdicción dicen relación con las diversas fases o etapas que se
contemplan para el desarrollo de dicha función, los que en definitiva corresponden a las
etapas que se deben contemplar dentro de un debido proceso, al ser éste el único medio a
través del cual la jurisdicción puede válidamente ejercerse.

Los momentos o etapas que se contemplan para el ejercicio de la función jurisdiccional en las
causas civiles y criminales son: el conocimiento, juzgamiento y ejecución de lo juzgado. Dichos
momentos se encuentran contemplados respecto de la jurisdicción en los arts 76 inciso 1º de
la C.Pol y 1º del C.O.T..-

Los momentos de la jurisdicción corresponden a una secuencia psicológica porque en el


proceso judicial también se comienza por saber los hechos y el derecho mediante el
contradictorio de las partes y por obra del juez; luego éste decide, esto es, quiere en sentido
jurídico, a cuyo querer se le asigna una eficacia especial; y por último obra, esto es, asegura
prácticamente el resultado de la obra intelectual y volitiva, mediante las diversas formas
exigidas por el contenido mismo de la sentencia.

Como nos ha señalado certeramente la I. Corte de Apelaciones de Santiago, “el ejercicio de la


jurisdicción está concebido sobre la base de tres tareas específicas, a saber, la de conocer, la
de resolver y la de hacer ejecutar lo juzgado, conocidas en doctrina como “momentos”
jurisdiccionales, integradas en una misma función, de manera que el conocimiento se
encamina naturalmente al juzgamiento y éste exige a su vez el cumplimiento de lo resuelto.”

La fase de conocimiento comprende conocer las pretensiones de parte del actor y de las
alegaciones, excepciones o defensas que frente a ellas puede hacer valer el demandado, y la
realización de la actividad probatoria para acreditar los hechos en los cuales ellas se sustentan

En el procedimiento civil, en un primer lugar, esta etapa de conocimiento se encuentra


conformada por la demanda que debe efectuar el demandante y la contestación de ella que
realiza el demandado. En el proceso penal, esta etapa se encuentra representada por la
acusación que debe efectuar el Fiscal y la acusación particular del querellante si lo hubiere y la
contestación de la acusación por parte del acusado.

En segundo lugar, la fase de conocimiento se proyecta esencialmente a saber los hechos por
medio de las pruebas que suministran las partes o por la propia iniciativa del juez. En la
primera situación se dice que las partes prueban y en la segunda se afirma que el juez
investiga. En cuanto al derecho, las partes pueden invocarlo, sin que esta invocación ligue en
forma alguna al juez quien tiene absoluta autonomía para elegir, interpretar y aplicar la norma
o el principio jurídico que estime pertinente, absolutismo que desde antiguo se ha expresado
con la formula “ iura novit curia” o “ el juez sabe el derecho”. Y como el ámbito de éste cada
vez es más vasto, si no lo sabe, lo estudia.

“De numerosas disposiciones constitucionales y legales podemos concluir que en todo


proceso chileno existe un período previo a la decisión, que es el de conocimiento y que
comprende dos etapas claras: la de discusión y la de prueba.
“El Código Orgánico de Tribunales en su artículo 1º expresa: “ la facultad de conocer las causas
civiles y criminales ...”. El artículo 108, definiendo la competencia, agrega en términos amplios
que “la competencia es la facultad que tiene cada juez o tribunal para conocer de los negocios
que la ley ha colocado dentro de la esfera de sus atribuciones”.

“ Los artículos 110,111 y 112 repiten el concepto a propósito de las reglas generales de la
competencia. La regla del grado indica: “Una vez fijada con arreglo a la ley la competencia de
un juez inferior para conocer en primera instancia de un determinado asunto, queda
igualmente fijada la del tribunal superior que debe conocer del asunto en segunda instancia.

“La regla de la extensión en el artículo 111 señala: “El tribunal que es competente para
conocer de un asunto lo es igualmente para conocer de todas las incidencias que en él se
promuevan. Lo es también para conocer de las cuestiones...”

“Los artículos 46, 50, 51, 52, 53, 63, 98 y 99, Título VII, párrafo 4 del Código Orgánico, entre
otras muchas disposiciones, reconocen en la ley la facultad jurisdiccional de conocer.

“Del análisis de las disposiciones precedentemente recordadas, se desprende que todo


tribunal al que la ley otorga la facultad de conocer, que se asimila a su competencia específica,
asume el deber poder de juzgar resolviendo el conflicto. Así lo establece la regla de la
inexcusabilidad tantas veces citada y consagrada en los artículos 76 de la Constitución Política
y 10 del Código Orgánico de Tribunales”.

“Con los antecedentes expuestos podemos concluir que existen principios básicos en el
Derecho Procesal nacional, en virtud de los cuales “nadie puede ser condenado sin ser oído”,
“bilateralidad de la audiencia”, y que “ las sentencias se pronunciarán conforme al mérito del
proceso”, norma contenida en el artículo 160 del Código de Procedimiento Civil. Por su lado,
los artículos 170 del Código citado y 500 del Código de Procedimiento Penal ( y hoy también en
el art. 342 del NCPP) señalan que la parte considerativa de la sentencia definitiva debe ya
contener los antecedentes de hecho y de derecho que le sirven de fundamento a la parte
resolutiva y que la sustentan, sancionando con pena de nulidad la que no los contenga. Debe
recordarse a propósito del estudio de este momento jurisdiccional el contenido del artículo
318 del Código de Procedimiento Civil que prescribe que el juez, si existen hechos sustanciales
pertinentes y controvertidos, deberá recibir la causa a prueba; un conjunto de disposiciones de
los códigos procesales estructuran y regulan la prueba y su forma de rendirla en nuestro
sistema procesal.

“De todo lo anterior se deduce que ningún juez en Chile puede juzgar sin conocer lo que va a
juzgar; de allí la necesidad reconocida expresamente por el artículo 1º del Código Orgánico de
Tribunales y reglamentada por distintos procedimientos, de que todo proceso se inicia por la
fase jurisdiccional del conocimiento, que en el vocabulario tradicional comprende los períodos
de iniciación; discusión, prueba y discusión de la prueba. Es la primera aplicación legal del
principio del debido proceso que consagra nuestra actual Constitución Política en su artículo
19 Nº 3”.

La fase de juzgamiento es en esta secuencia, la más relevante y caracteriza la misión del juez.
Implica reflexión, estudio y análisis del material de hecho y de derecho necesario para adoptar
una decisión, análisis que se manifiesta o exterioriza en el acto o declaración de voluntad que
es la sentencia. Ciertamente, no implica sólo reflexión y volición, sino que también valoración y
sentimiento.

En nuestro derecho la labor de raciocinio y análisis ya de la situación fáctica, ya de la situación


jurídica, se desarrolla en las consideraciones de hecho o de derecho de la sentencia definitiva
(arts. 170 Nº 4 del C.P.C. 500 Nºs 4 y 5 del Código de Procedimiento Penal, letras c y d del art.
342 del C. Procesal Penal y 83 del C.O.T.) y es el antecedente directo e inmediato de la
resolución, es la razón del mandato, y por ello Leonardo Prieto Castro define la sentencia como
“el resultado de un juicio jurídico y de valoraciones investido de autoridad.”

“Corresponde al período de sentencia. Esta etapa constituye la esencia de la jurisdicción.


Dentro del lenguaje de nuestra ley, equivale a la función de “juzgar”, término que
encontramos en los artículos 76 de la Constitución Política y 1º del Código Orgánico de
Tribunales, entre muchos otros.

“Sin duda que ésta es la etapa más importante de la jurisdicción y que la caracteriza. Sin
embargo, ella carecería de fundamento y de eficacia si no contara con el desarrollo previo del
conocimiento y con la posterior etapa de ejecución de lo resuelto.

“En virtud de este momento jurisdiccional, el tribunal resuelve el conflicto aplicando el


derecho o la equidad a los hechos probados en la fase del conocimiento, mediante un
raciocinio mental que se exterioriza y adquiere forma en un acto procesal denominado
sentencia definitiva. Esta resolución del tribunal, cuando precluye el período de impugnación o
no hay recursos en su contra, adquiere caracteres de verdad jurídica indiscutible e inamovible,
provocándose así la solución jurídica del conflicto con efecto de cosa juzgada.

“La ley procesal en esta etapa otorga diversas posibilidades al juez. En efecto, los
sentenciadores deben ajustarse en sus fallos a lo que ordenan los códigos procesales. Estos
consagran, como regla general decisoria litis, la jurisdicción de derecho, que conlleva la
aplicación del derecho a los hechos para resolver el conflicto de acuerdo a sus preceptos.
Excepcionalmente, deben fallar de acuerdo a las normas de la equidad natural y de la sana
crítica, lo que ocurre, por ejemplo, en la sentencia dictada por los árbitros arbitradores y por
los jueces de letras cuando no hay ley que resuelva el conflicto en asuntos civiles, según lo
dispone el artículo 10 inciso 2º del Código Orgánico de Tribunales, que expresa: “Reclamada su
intervención en forma legal y en negocios de su competencia, no podrán excusarse de ejercer
su autoridad ni aun por falta de ley que resuelva la contienda sometida a su decisión”.

“En esta etapa, los jueces pueden hacer uso de la llamada jurisdicción de derecho o la de
equidad, según corresponda, siendo ambas alternativas válidas, cada cual en su especie, en el
momento resolutivo de la jurisdicción.

“La aplicación de uno u otro sistema es un problema de política procesal, que no corresponde
debatir a propósito del análisis de la jurisdicción.

“Las diferencias fundamentales en su aplicación radican en lo siguiente: cuando el juez falla en


un sistema de jurisdicción de equidad extrae la norma decisoria litis de su conciencia y
experiencia. Es el caso típico de los jurados en que las personas no expertas en la aplicación de
la ley resuelven un proceso. Consecuentemente, el ámbito de la labor intelectiva del juzgador
es mayor pero más peligroso.

“En el sistema de jurisdicción de derecho el juez falla de acuerdo a lo que indique la legislación
vigente, debiendo limitarse en su sentencia a expresar las consideraciones de derecho en que
fundamenta el fallo. Los artículos 160 y 170 del Código de Procedimiento Civil y 500 del Código
de Procedimiento Penal establecen claramente esta obligación. En este régimen, el juez no
puede discutir la bondad de la ley, sino que debe limitarse a aplicarla para cumplir así con el
objetivo que ha tenido en vista el legislador al establecer y lograr su efectiva vigencia. Si no lo
hace, su sentencia será casada en el fondo, anulándose.

“Podemos anotar, como comentario final, que el sistema chileno es de jurisdicción de


derecho, salvo los casos de excepción en que la propia ley autoriza al juez para resolver en
equidad. Debemos también comentar la tendencia actual de nuestra legislación de facultar al
juez para apreciar la prueba en conciencia, atribución que no lo exonera de su obligación de
fallar en derecho, por lo cual esta latitud en la valoración de las prueba no limita la aplicación
del sistema de jurisdicción legal que estamos comentando.

“Para ilustrar en esta parte el desarrollo del tema, examinaremos los casos más importantes
de aplicación de la jurisdicción de equidad que nuestra legislación consagra:

1) Árbitros arbitradores. De acuerdo al artículo 223 del Código Orgánico de Tribunales, “el
arbitrador falla obedeciendo a lo su prudencia y la equidad le dictaren”.

“Esta disposición debe concordarse con el artículo 640 Nº 4º del Código de Procedimiento
Civil, que señala que la sentencia del arbitrador contendrá las razones de prudencia o de
equidad que le sirvan de fundamento.

“Como es lógico, la impugnación de la sentencia por agravio o vicio estará en concordancia con
la jurisdicción de equidad aplicada por el árbitro. Por tal motivo no procede el recurso de
casación en el fondo contra su sentencia de acuerdo al artículo 767 inciso 2º del Código de
Procedimiento Civil. Por su parte, el recurso de apelación sólo procede cuando las partes lo
han reservado y han señalado el tribunal de segunda instancia, el que necesariamente estará
compuesto por árbitros arbitradores (art. 642 del Código de Procedimiento Civil).

2) Tribunales ordinarios. Estos jueces deben fallar en derecho por ser éste el sistema
consagrado por nuestra ley procesal. No obstante, en virtud de la regla general de la
competencia llamada “de la inexcusabilidad”, contenida en los artículos 76 de la Constitución
Política y 10 inciso 2º del Código Orgánico de Tribunales, reclamada su intervención en forma
legal y en negocios de su competencia, no podrán excusarse de ejercer su autoridad ni aun por
falta de ley que resuelva la contienda sometida a su decisión. Esta disposición obedece a la
necesidad procesal de contar siempre con un tribunal con competencia suficiente para
resolver conflictos, sin que la falta de ley que los resuelva deje a las partes en la indefensión.

“El proceso, como medio de solución de conflictos, requiere siempre de un tribunal que pueda
resolver en cualquier momento una contienda. Es así entonces como nuestro mecanismo
procesal civil señala que los tribunales, como norma general, tienen una jurisdicción de
derecho, pero supletoriamente pueden ejercer su jurisdicción de equidad en causas civiles.

“Confirma lo expuesto el artículo 170 Nº 5º del Código de Procedimiento Civil en la parte que
expresa que la sentencia definitiva deberá contener “la enunciación de las leyes –jurisdicción
de derecho-, y en su defecto de los principios de equidad –jurisdicción de equidad-, con arreglo
a los cuales se pronuncia el fallo”. El carácter supletorio de las normas de equidad que puede
aplicar el juez se ha visto confirmado por la doctrina de la Excma. Corte Suprema que se
resumen en la siguiente: “No es aceptable aducir razones de equidad en los casos en que se
formulan peticiones fundadas en la ley, más aún cuando existe una norma para fallar el juicio”.
En materia penal no hay jurisdicción de equidad. No hay delito sin ley.

“Para el ejercicio de este momento jurisdiccional el juez cuenta con la sentencia definitiva y, en
ciertos casos, con la sentencia interlocutoria.”

En la etapa de ejecución, en cambio, la reflexión cede paso, sin desaparecer, al obrar. Su


existencia está subordinada al contenido de la sentencia en cuanto funciona si ésta es de
condena y normalmente requiere coerción, del auxilio de la fuerza pública. Si la resolución
ordena pagar una suma de dinero, se embargan bienes del deudor que se subastan para
entregar al acreedor el producido del remate; si ordena restituir al actor una cosa raíz o
mueble, se procede a la entrega mediante lanzamiento; si ordena destruir una obra se procede
a su demolición, etc.

Como el órgano judicial carece de fuerza pública propia, ha de recurrir al órgano


administrativo correspondiente para que le suministre la suya. De ahí las disposiciones
constitucionales (art. 76 incisos 3º y 4º) y legales (art. 11 del C.O.T.) que habilitan a los
tribunales ordinarios para impartir órdenes directas a la fuerza pública para hacer ejecutar sus
resoluciones, sin que la autoridad requerida pueda diferir el mandato judicial, ni calificar su
fundamento, oportunidad, justicia o legalidad.

Como es obvio, esta fase jurisdiccional deja de existir si el obligado por el fallo se allana a
cumplirlo voluntariamente o se produce alguna forma de composición, no del conflicto que ya
se encuentra resuelto, sino en el modo de facilitar la ejecución.

“Corresponde al contenido de las expresiones “hacer ejecutar lo juzgado”.

“Si bien es efectivo que en ciertos casos las sentencias se cumplen por vía administrativa,
como ocurre con las sentencias penales condenatorias a penas corporales, la regla general es
que ellas se hagan cumplir por la vía jurisdiccional directa. Sin embargo, la esencia de este
momento radica en la fuerza que tiene el tribunal para hacerla cumplir. Cómo se materialice es
un asunto secundario.

“Por ello, la generalidad de la doctrina procesal está acorde en considerar la facultad de hacer
cumplir lo juzgado como una cuestión inherente a la jurisdicción. Esta opinión la comparte la
Excma. Corte Suprema:

“La ejecución de la sentencia equivale a la conversión de ésta en actos; el derecho existía, pero
sólo se transforma en realidad mediante el mandato contenido en la sentencia, y éste no
puede dejar de llevarse a efecto, puesto que de otro modo sería ilusorio y teórico. Es por ello
que resulta inherente a la jurisdicción el poder de coerción; éste es el presupuesto ineludible
de la eficacia del derecho, porque mediante la medida coercitiva se impone la restauración del
orden jurídico violado. Por consiguiente, a la jurisdicción va anexo el imperio, que es la
facultad que tienen los jueces de usar la fuerza para ejecutar lo juzgado y decretado (Esta
sentencia se encuentra en Revista de Derecho y Jurisprudencia, t LXII, secc. 1º, pág. 57.)

“De faltar este momento, la jurisdicción no cumpliría con la esencial función de mantener la
vigencia real de la ley, ya que la falta de cumplimiento por parte del infractor provocaría al
sistema una doble contravención; la primera a la ley, y la segunda a la sentencia. De este
modo, la facultad de hacer cumplir lo juzgado está íntimamente ligada a la de juzgar, que
constituye en esencia su contenido, pero que se verá necesariamente completada por la de
hacer cumplir lo juzgado.

“Para hacerla efectiva, la ley señala diversos procedimientos. En algunos se realiza mediante la
actividad directa del tribunal, como ocurre con el procedimiento ejecutivo por obligación de
hacer cuando se trata de suscribir un documento o reconocer una obligación, en que el juez
firma por el deudor. Igual ocurre con la licitación de bienes raíces y otras especies que
requieren de previa tasación. Pero en la generalidad de los casos las resoluciones judiciales se
cumplen mediante lo que Jaime Guasp denomina auxilios jurisdiccionales y que define como el
“conjunto de deberes y derechos en virtud de los cuales cabe exigir y se debe prestar por tales
organismos la actividad necesaria o conveniente para la adecuada consecución de una
finalidad procesal reconocida por la ley”.

“Estos auxilios pueden emanar del propio Poder Judicial o de fuera de él. Ejemplo del primer
caso es la acción de un receptor que practica un retiro de especies. En el segundo caso se
encuentra el auxilio de la fuerza pública para que se cumpla la sentencia del tribunal.

“Sobre el particular nuestra legislación contiene algunas disposiciones fundamentales:

“En primer término debe señalarse el contenido del nuevo artículo 76 de la Carta
Fundamental, que a propósito de la facultad de hacer cumplir lo juzgado expresa: “Para hacer
ejecutar sus resoluciones y practicar o hacer practicar los actos de instrucción que decreten,
los tribunales ordinarios de justicia y los especiales que integran el Poder judicial, podrán
impartir órdenes directas a la fuerza pública o ejercer los medios de acción conducentes de
que dispusieren. Los demás tribunales lo harán en forma que la ley determine.

“La autoridad requerida deberá cumplir sin más trámite el mandato judicial y no podrá calificar
su fundamento u oportunidad, ni la justicia o legalidad de la resolución que se trata de
ejecutar”.

“Por su parte, el artículo 11 del Código Orgánico de Tribunales, que se explica a sí mismo,
señala que “Para hacer ejecutar sus sentencias y para practicar o hacer practicar los actos de
instrucción que decreten, podrán los tribunales requerir de las demás autoridades el auxilio de
la fuerza pública que de ellas dependiere, o los otros medios de acción conducentes de que
dispusieren.
“La autoridad legalmente requerida debe prestar el auxilio, sin que le corresponda calificar el
fundamento con que se le pide ni la justicia o legalidad de la sentencia o decreto que se trata
de ejecutar”.

“La Corte Suprema en interesantes fallos ha reafirmado categóricamente este precepto. El


comentario de los mismos excede el tema que estamos desarrollando.

“En el desenvolvimiento de la jurisdicción en el campo del proceso penal ocurre un fenómeno


similar, con la diferencia de que esta tercera etapa del cumplimiento de la sentencia les
corresponde a los auxiliares judiciales un rol más activo. El juez mantiene la vigilancia del
cumplimiento y mantiene el imperium, el que no se ve disminuido en modo alguno por la
participación de otras personas en la ejecución material.

“Siendo así, puede resumirse que la esencia de este momento es el poder de hacer cumplir lo
resuelto en forma coactiva. Es la decisión del cumplimiento la que tipifica esta fase. El hecho
del cumplimiento material sólo complementa la decisión, haciéndola realmente efectiva en la
práctica.

“Además, quienes cuestionan la existencia de este tercer momento en el proceso penal, deben
tener presente que durante la fase de instrucción el juez hace uso del imperio jurisdiccional.

“Debe recordarse que si bien esta facultad se identifica con el cumplimiento de lo resuelto por
la sentencia definitiva que puso fin al conflicto, también es propia de todas las demás
sentencias del proceso. Como ejemplos, pueden mostrarse la detención, el arraigo, la prisión
preventiva y tantos otros.

“Basta leer el Código de Procedimiento Penal para llegar a tal conclusión.”.

Sin embargo, resulta conveniente tener presente como no señala Manuel Egidio Ballesteros
que “la atribución de hacer ejecutar lo juzgado no es propia científicamente hablando de los
tribunales de justicia. El rol esencial del tribunal es juzgar. La sentencia, en cuanto pone fin a la
controversia de las partes i fija sus derechos, corresponde al fin de la institución judicial i en
interés de la sociedad se confiere a la sentencia un valor eminente, una fuerza invencible, que
consiste en la autoridad de cosa juzgada. Una vez dictado su fallo, la misión natural del juez
queda cumplida, su jurisdicción debiera terminar i agotarse sus poderes. Es al poder ejecutivo
a quien propiamente corresponde la ejecución de la sentencia i darle la fuerza de un mandato
de la autoridad pública. Así, en muchos pueblos la ejecución de una decisión judicial esta
confiada a los agentes de la administración. En Chile, como en otros países, se ha adoptado un
sistema diferente, dando a los tribunales mismos la autoridad suficiente para hacer ejecutar
sus decisiones; pero al ejercitar esta atribución el juez desempeña propiamente una
delegación especial de la autoridad ejecutiva, distinta del poder judicial que , por su
naturaleza, debiera limitarse a dictar sentencias declarando derechos.

En la actualidad, respecto de la fase de ejecución deberíamos distinguir la realización de los


actos que no son de naturaleza jurisdiccional como lo es el apoderamiento e investigación de
bienes, las notificaciones, el embargo, administración y liquidación de bienes, todos los cuales
no revisten naturaleza jurisdiccional y que por ello podría ser encomendados a terceros como
ocurre con el Oficial de ejecución en muchos países europeos, y por otra parte, dictar las
resoluciones para resolver las cuestiones jurídicas que pueden presentarse al respecto en caso
de oposición o afectación indebida de derechos, como seria conocer y resolver las oposiciones
del ejecutado, decretar fuerza pública, disponer el embargo en caso de oposición, resolver las
tercerías, etc.

8.- LOS LIMITES DE LA JURISDICCION.-

a.- Concepto.

Se entiende por límites de la jurisdicción los diversos factores que delimitan el ejercicio de la
función jurisdiccional.

b.- Clases de límites.

b.1. En atención al tiempo.

En primer lugar, es posible distinguir un límite en atención al tiempo. En general el ejercicio de


la función jurisdiccional es perpetua.

La excepción la constituyen los árbitros y los tribunales unipersonales de excepción.

Debemos tener presente que en la actualidad rige respecto de las personas designadas para
ejercer la función jurisdiccional un límite en cuanto a la edad. (Arts. 80 y antiguo artículo 8ª
transitorio de la Constitución, actualmente suprimido por la Ley 20.050)

b.2. En atención al espacio.

En atención al espacio es posible distinguir:

b.2.1. Un límite interno que esta dado por las normas de la competencia respecto de cada
tribunal

b.2.2. Un límite externo que está dado por la jurisdicción de los otros Estados.

b.3. En atención a la materia.

La jurisdicción sólo debe ejercerse respecto de la resolución de asuntos de trascendencia


jurídica del orden temporal.

b.4. En atención a la persona.

La jurisdicción sólo puede ser ejercida por el tribunal establecido en la ley, no pudiendo el juez
delegarla, ni las partes modificarla de manera alguna.

b.5.- En relación con las atribuciones de otros poderes del Estado.

Los tribunales no pueden ejercer más funciones que las encomendadas por la ley, no pudiendo
ejercer funciones que se han entregado por la Constitución a otros Poderes del Estado.

Esta materia puede ser enfocada desde un doble punto de vista:


a.- Los tribunales no pueden avocarse el ejercicio de las funciones de los otros poderes del
Estado Art. 4° del C.O.T.

b.- Los otros poderes del Estado no pueden avocarse el ejercicio de las funciones
encomendadas a los tribunales. Arts. 76 y 83 de la Constitución.

b.6. En relación con el respeto a los otros Estados.

Los tribunales no pueden ejercer la jurisdicción respecto de Estados extranjeros, mandatarios,


diplomáticos, organismos internacionales, y en general respecto de toda persona que goza de
inmunidad de jurisdicción.

9.- INMUNIDAD DE JURISDICCION.

La inmunidad de jurisdicción se refiere a los casos en que no es posible que se ejerza por parte
de nuestros tribunales el ejercicio de la función jurisdiccional respecto de determinadas
personas.

1.- Los Estados Extranjeros.

Los Estados Extranjeros no pueden ser juzgados como sujetos de derecho por nuestros
tribunales de acuerdo con las normas consuetudinarias del derecho internacional y al principio
de la igualdad soberana de los diversos Estados consagrada en la Carta de las Naciones
Unidas.( art. 2.1.)

Este principio se encuentra expresamente reconocido en nuestro derecho en los artículos 333
y 334 del Código de Derecho Internacional Privado.

Nuestra Corte Suprema ha reconocido expresamente este principio en sentencias


pronunciadas con fecha 3 de septiembre de 1969 y 2 de junio de 1975 ( R. D. J. Tomo 66 2ª
parte. Sección 2ª. Pág.5 y Tomo 72. 2ª.parte Sección 1ª. Pág.54)

Respecto de la inmunidad de que gozan los Estados Extranjeros se reconoce la inmunidad de


jurisdicción y la inmunidad de ejecución,

Para que se reconozca a un Estado extranjero la inmunidad de jurisdicción y ejecución en


nuestro país se exige el principio de la reciprocidad de acuerdo a lo establecido en el art.9° del
D.L. 2.349.

De conformidad a dicho Decreto Ley el Estado de Chile , sus organismos e instituciones pueden
someterse a una legislación extranjera, y renunciar a la inmunidad de jurisdicción ( art. 1°) y a
la inmunidad de ejecución.( Art. 2°).-

Excepcionalmente, no es posible la renuncia a la inmunidad de ejecución respecto de los


fondos, derechos y bienes que el Banco Central posea en el extranjero, a menos que se pacte
en contratos que den cuenta de obligaciones contraídas por el Banco Central (Art. 5°); y
respecto de bienes inmuebles y mobiliario destinado a una Misión Diplomática, consular o a la
residencia del jefe de ellas (art. 6° inc 1°) y respecto de bienes dedicados a fines militares( art.
6° inc 2°).
2°.- Los Jefes de Estado Extranjeros.

Los Jefes de Estado Extranjeros gozan de inmunidad de jurisdicción de conformidad a los


artículos 333 y 334 del Código de Derecho Internacional Privado.

3°.- Los agentes diplomáticos.

Los agentes diplomáticos gozan de inmunidad de jurisdicción de conformidad a lo previsto en


el art. 31 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, pudiendo renunciarse a
ella por el Estado acreditante de conformidad a lo previsto en el art.32 de esa Convención. El
art. 37 hace extensiva la inmunidad a los miembros de la familia de un agente diplomático.-

4°.- Los Cónsules.

Los cónsules y empleados Consulares gozan de inmunidad de jurisdicción de conformidad al


art.43 de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, y pueden renunciar a ella de
conformidad a lo previsto en el art.45 de esa Convención.

5°.- Misiones Especiales y Organizaciones Internacionales.

Los artículos 31 y 41 de la Convención sobre Misiones Especiales regulan la inmunidad de


jurisdicción y la renuncia a ella respecto de las Misiones Especiales.

10.- LOS CONFLICTOS DE JURISDICCION.

Los casos en los cuales nos podemos encontrar ante un conflicto de jurisdicción se presentan
en relación con los límites externos de ella, esto es, porque existe un tribunal nacional que se
atribuye facultades para los efectos de resolver un determinado conflicto frente a un tribunal
extranjero u otra autoridad política o administrativa del Estado.

De acuerdo con ello, nos podemos encontrar ante dos casos de conflictos de jurisdicción:

a) Conflictos de jurisdicción internacional.

Nos encontraremos ante un conflicto de jurisdicción internacional cuando se discute de los


límites de poderes que puede tener un tribunal chileno frente a un tribunal extranjero o
viceversa, para los efectos de conocer y resolver un determinado conflicto. .

En tal caso, se deberán aplicar para resolver dicha controversia las normas contempladas en
los tratados internacionales y de derecho internacional privado, las cuales se contemplan en el
Código de Derecho Internacional Privado.

b) Conflictos de jurisdicción o de atribuciones nacionales.

De conformidad a lo establecido en los artículos 5, 6, 7 de la Constitución los órganos del


Estado deben actuar dentro de su competencia y no pueden atribuirse facultades que no se les
han conferido ni aún a pretexto de concurrir circunstancias extraordinarias.
De acuerdo con ello, nos encontramos ante un conflicto entre los tribunales ordinarios o
especiales cuando ellos se atribuyen una función que se sostiene corresponder a otro poder
del Estado.

Según nuestro ordenamiento jurídico, los órganos encargados de resolver estos conflictos de
atribuciones difieren según la mayor o menor jerarquía del tribunal que interviene en el
conflicto.-

Conforme a las reglas que se contienen en nuestro ordenamiento jurídico, el conflicto de


jurisdicción deberá ser resuelto:

a) Por el Senado, si el conflicto se suscita entre las autoridades políticas o administrativas y los
tribunales superiores de justicia, entendiendo por tales a la Corte Suprema y la Corte de
Apelaciones.( Art. 53 N° 3 de la Constitución)

Especial mención merece en esta materia las contiendas resueltas reiteradamente ya por el
Senado en cuanto a que no es procedente que la Corte de Apelaciones de Santiago conozca de
recursos de protección deducidos en contra de la Contraloría General de la República con
motivo de haber tomado razón de decretos supremos.

a) Por la Corte Suprema, si el conflicto se suscita entre las autoridades políticas o


administrativas y los tribunales inferiores de justicia. (Art. 191 inc. 4° del C.O.T.).

En estos casos nos encontramos ante un conflicto de jurisdicción o atribuciones, puesto que
deberá el Senado o la Corte Suprema en su caso decidir a cual órgano de un poder del Estado
le corresponderá intervenir en el asunto, ya sea ejerciendo una función jurisdiccional o
administrativa según se determine el carácter de la atribución que deba ejercerse.

Como regla especial, el artículo 8º inciso 2º de la Ley 19.665, incorporado por la Ley 19.708,
dispone que “corresponderá, asimismo, a la Corte de Apelaciones competente respecto del
territorio de un tribunal con competencia en lo penal, dirimir las cuestiones que se planteen
entre éste y el ministerio público sobre la competencia para investigar un determinado hecho
punible.

Si no pudieren aplicarse las reglas precedentes, resolverá la Corte Suprema.

Por otra parte, el artículo 19 del Código Procesal Penal al regular los requerimientos de
información, contenido y formalidades con las cuales deben ser requeridas por el ministerio
público y los tribunales con competencia penal a las autoridades y órganos del Estado, dispone
que:

Todas las autoridades y órganos del Estado deberán realizar las diligencias y proporcionar, sin
demora, la información que les requirieren el ministerio público y los tribunales con
competencia penal. El requerimiento contendrá la fecha y lugar de expedición, los
antecedentes necesarios para su cumplimiento, el plazo que se otorgare para que se llevare a
efecto y la determinación del fiscal o tribunal requirente.

Con todo, tratándose de informaciones o documentos que en virtud de la ley tuvieren carácter
secreto, el requerimiento se atenderá observando las prescripciones de la ley respectiva, si las
hubiere, y, en caso contrario, adoptándose las precauciones que aseguraren que la
información no será divulgada.

Si la autoridad requerida retardare el envío de los antecedentes solicitados o se negare a


enviarlos, a pretexto de su carácter secreto o reservado y el fiscal estimare indispensable la
realización de la actuación, remitirá los antecedentes al fiscal regional quien, si compartiere
esa apreciación, solicitará a la Corte de Apelaciones respectiva que, previo informe de la
autoridad de que se tratare, recabado por la vía que considerare más rápida, resuelva la
controversia. La Corte adoptará esta decisión en cuenta. Si fuere el tribunal el que requiriere la
información, formulará dicha solicitud directamente ante la Corte de Apelaciones.

Si la razón invocada por la autoridad requerida para no enviar los antecedentes solicitados
fuere que su publicidad pudiere afectar la seguridad nacional, la cuestión deberá ser resuelta
por la Corte Suprema.

Aun cuando la Corte llamada a resolver la controversia rechazare el requerimiento del fiscal,
por compartir el juicio de la autoridad a la que se hubieren requerido los antecedentes, podrá
ordenar que se suministren al ministerio público o al tribunal los datos que le parecieren
necesarios para la adopción de decisiones relativas a la investigación o para el
pronunciamiento de resoluciones judiciales.

Las resoluciones que los ministros de Corte pronunciaren para resolver estas materias no los
inhabilitarán para conocer, en su caso, los recursos que se dedujeren en la causa de que se
tratare.

En cambio, nos encontraremos ante un conflicto de competencia y no de jurisdicción, en caso


que lo que se debe resolver es cual de dos o más tribunales sean ordinarios o especiales deben
intervenir para la resolución de un conflicto.

A esta materia se refieren las contiendas de competencia y nos avocaremos a su estudio y al


órgano encargado de resolverlas cuando nos refiramos a la competencia.

11.- LOS EQUIVALENTES JURISDICCIONALES.

Concepto

Se entiende por equivalente jurisdiccional todo acto que sin haber emanado de la jurisdicción
de nuestros tribunales equivale a los efectos que produce una sentencia para los efectos de la
solución del conflicto. Ya los analizamos a propósito de los mecanismos autocompositivos.

12.- LOS ACTOS JUDICIALES NO CONTENCIOSOS.

1.- Reglamentación.

El artículo 2º del C.O.T. nos señala que “también corresponde a los tribunales intervenir en
todos aquellos actos no contenciosos en que una ley expresa requiera su intervención.”

De conformidad con el artículo 45 Nº 2 letra c) del C.O.T. le corresponde a los jueces de letras
conocer en primera instancia de los actos judiciales no contenciosos, salvo respecto de la
designación de curador ad litem, de la que debe conocer el juez que conozca del proceso en el
cual deba realizarse la designación.

El Libro IV del Código de Procedimiento Civil (arts 817 a 925) se encarga de establecer diversos
procedimientos para la tramitación de los asuntos judiciales no contenciosos”.

2.- Acepciones y naturaleza jurídica.

Para referirse a los actos judiciales no contenciosos se ha solido utilizar las expresiones de
jurisdicción voluntaria y de jurisdicción no contenciosa, las que claramente adolecen de serias
deficiencias.

No cabe utilizar la expresión de jurisdicción voluntaria.

En primer lugar, porque en el conocimiento de los asuntos no contenciosos no se ejerce una


función jurisdiccional, dado que no existe un conflicto jurídico que deba ser resuelto mediante
el ejercicio de ella y además no concurre la cosa juzgada respecto del dictamen que se
pronuncia sobre la petición.

Por otra parte, no cabe hablar del ejercicio de una actividad de carácter voluntario tanto
respecto de los interesados, dado que ellos se encuentran compelidos a solicitar la declaración
de la autoridad respecto del asunto no contencioso, como respecto de los tribunales, dado que
ellos deben actuar si la ley les ha entregado la competencia para conocer de ellos.

Tampoco cabe la expresión de jurisdicción no contenciosa, porque que no cabe hablar del
ejercicio de la función de la jurisdicción respecto de materias en las cuales no se promueve
conflicto alguno entre partes, siendo éste de la esencia para que nos encontremos ante el
ejercicio de una función jurisdiccional.

De allí que se ha señalado que los actos judiciales no contenciosos no importan más que el
ejercicio de una función administrativa, cuyo ejercicio se ha entregado por mandato expreso
de la ley a los tribunales.

Los actos judiciales no contenciosos, por su contenido entran en la rama más vasta de la
función administrativa que se suele llamar administración pública del derecho privado.

Como explica Calamandrei, si bien es cierto que el Estado reconoce a los particulares un campo
de autonomía para crear, modificar o extinguir relaciones jurídicas mediante declaraciones de
voluntad manifestada en ciertas formas, en determinados casos, para la producción de efectos
jurídicos deseados, exige la intervención de algún órganos del mismo Estado que puede
consistir en la simple verificación de la legalidad del acto o examinando la oportunidad del
mismo con criterios discrecionales. Esta administración puede ser ejercida por autoridades de
la propia Administración (intervención del oficial de Registro civil en la celebración del
matrimonio v.gr.); pero en determinadas oportunidades se entrega por razones de
conveniencia práctica o de tradición histórica a los jueces y entonces toma la denominación de
jurisdicción voluntaria, la que se puede definir, por consiguiente, como “la administración
pública del derecho privado ejercida por órganos jurisdiccionales”
Como concluye con gran acierto el profesor Hugo Pereira A. “esa actividad estatal no es
encuadrable dentro de la potestad jurisdiccional.

“No es dudoso, en otro sentido, que el acto judicial no contencioso es el resultado de la


confluencia de la actividad estatal para la consecución de actividades diferentes que realizan
diversas autoridades: El Presidente de la República, cuando reconoce personalidad jurídica, o
el conservador de Bienes Raíces al inscribir en los registros de su dependencia actos o
declaraciones de voluntad de los particulares, o el Oficial de Registro Civil al intervenir en la
celebración del matrimonio, o los jueces cuando declaran presunción de muerte por
desaparecimiento o cuando intervienen en la multiplicidad de procedimientos regulados en el
Libro V del Código de Procedimiento Civil.

“La intervención de los jueces en estas actividades no tiene carácter esencial, sino meramente
secundario o accidental, pudiendo desaparecer en todo o en parte de la esfera de su
competencia o transferirse a otros agentes públicos sin inconvenientes. Su carácter secundario
lo confirma la inexistencia en la Constitución Política de cualquiera referencia a los actos
judiciales no contenciosos, cuyo artículo 76 solamente regula la verdadera jurisdicción que se
ejercita en las “ causas” civiles y criminales y, por otra parte, el Código Orgánico de Tribunales,
junto con reiterar en su artículo 1º la normativa constitucional, alude en su artículo 2º a los
actos judiciales no contenciosos exigiendo la existencia de ley expresa que requiera la
intervención de los tribunales en tales materias, lo que no ocurre en el ejercicio de la potestad
jurisdiccional que, por pertenecerles de suyo, no necesita de norma expresa para que, en cada
caso, puedan intervenir.

3º.-Concepto legal.

El artículo 817 del C.P.C. define los actos judiciales no contenciosos señalándonos que “son
aquellos que según la ley requieren la intervención del juez y en que no se promueve
contienda alguna entre partes.”

De acuerdo con la definición legal, dos son los elementos que deben concurrir para que nos
encontremos ante un acto judicial no contencioso:

1º.- Que la ley requiera la intervención del juez y

2º.- Que no se promueva contienda alguna entre partes.

En cuanto al primer elemento, que la ley requiera la intervención del juez, es importante
destacar que los asuntos judiciales no contenciosos no son de la esencia de la función que
debe desempeñar un tribunal por mandato constitucional como ocurre con la jurisdicción,
función esta última que debe desarrollarse siempre, aun ante la falta de ley para la solución
del conflicto. (Arts. 76 C. Pol. y 10 inc. 2º del C.O.T.).

De allí que tratándose de los actos judiciales no contenciosos, a diferencia de lo que ocurre con
la jurisdicción, sólo van a poder ser conocidos por parte de los tribunales sólo si existe una ley
que expresamente le ha entregado el conocimiento de esta clase de asunto.
De acuerdo con ello, es posible que determinados asuntos no contenciosos no sean conocidos
por parte de los tribunales sino que por una autoridad administrativa, si el legislador les ha
encomendado a ella esta atribución.

Por otra parte, no existiría ningún inconveniente para que los asuntos no contenciosos de los
cuales conocen actualmente los tribunales sean sacados de su esfera de competencia y
puedan ser entregados a la autoridad administrativa.

Por ello es posible que un asunto no contencioso pueda ser conocido por diversos órganos y a
través de diversos procedimientos por mandato del legislador. Así por ejemplo, es posible
llegar a rectificar o modificar una inscripción en el Registro Civil ante el propio oficial de
registro civil si la inscripción contiene omisiones o errores manifiestos ( art 17 Ley Registro
Civil), ante el juez de letras si no se trata de errores manifiestos ( art. 18 Ley de Registro Civil) o
mediante el procedimiento de cambio de nombre ante el juez de letras conforme al
procedimiento contemplado en la Ley 17.344, la que autoriza el cambio de nombres y
apellidos en los casos que indica.

En cuanto al segundo elemento, que no se promueva contienda alguna entre partes, el


legislador ha incurrido en una inexactitud jurídica al utilizar la expresión contienda.

En efecto, la contienda se entiende como la lidia, pelea, riña o batalla en un término usual, o
como la disputa, discusión o debate físico que se da entre dos personas. En consecuencia, se
entiende que existe contienda cuando se da un enfrentamiento físico entre dos partes dentro
del proceso, al haber comparecido ambas dentro de él a plantear peticiones que se
contraponen.

Sin embargo, es posible que nosotros claramente nos encontremos en un proceso civil en el
cual exista un conflicto y por ello estemos en presencia de un proceso que debe ser resuelto
mediante el ejercicio de la función jurisdiccional, y que sin embargo no nos encontremos en
presencia de una contienda por no haber comparecido el demandado, como ocurre
claramente en los juicios que se siguen en su rebeldía.

De acuerdo con ello, es que respecto del segundo elemento que se contempla en la ley se
incurre en una impropiedad, y por ello se debe señalar que los asuntos no contenciosos son
aquellos en los cuales no se promueve conflicto alguno entre partes, y por ello se indica que
éstos son procedimientos unilaterales, en los cuales se contempla la intervención sólo del
interesado, que formula la petición; y la del tribunal, que emitirá su dictamen respecto de
aquella.

4º.-Concepto doctrinario.

Los actos judiciales no contenciosos consisten en aquella actividad del Estado, radicada en los
tribunales en virtud de expresa disposición de ley, siempre que no surja conflicto por oposición
de legítimo contradictor, para que éstos emitan un dictamen a petición de un interesado para
cumplir con los diversos fines perseguidos con su establecimiento. (Mario Mosquera Ruiz).

Los actos judiciales no contenciosos son procedimientos de carácter unilateral cumplidos ante
los jueces con el objeto de determinar auténticamente ciertas situaciones jurídicas o cumplir
determinados requisitos impuestos por la ley, mediante declaraciones que no adquieren
autoridad de cosa juzgada ni pueden causar perjuicio a terceros. (Couture).

5.- Clasificación.

Los actos judiciales no contenciosos conforme al objetivo que se persigue a través de su


establecimiento se clasifican en:

a.- Actos judiciales no contenciosos destinados a proteger incapaces y/ o completar la


capacidad (designación de tutores y curadores; autorización judicial para celebrar actos y
contratos; tasación e inventario solemne, etc).

b.- Actos judiciales no contenciosos destinados a declarar solemnemente ciertos hechos o


derechos (Posesión efectiva, declaración goce de censos)

c.- Actos judiciales no contenciosos destinados a autentificar ciertos actos y/o situaciones
jurídicas (Inventario solemne y tasación)

d.- Actos judiciales no contenciosos destinados a cumplir una finalidad probatoria (Información
de perpetua memoria)

e.- Actos judiciales no contenciosos destinados a evitar fraudes. (Insinuación de donaciones).

6.- Características.

Respecto de los actos judiciales no contenciosos podemos señalar la concurrencia de las


siguientes características:

a.- En ellos no se promueve conflicto alguno entre partes.

De acuerdo con ello, si durante la tramitación se hace oposición a la solicitud presentada por
un legítimo contradictor, se hace contencioso el negocio y pasa a sujetarse a los trámites del
juicio que corresponda. (art. 823 C.P.C.).

b.- Su conocimiento corresponde a los tribunales sólo cuando exista texto expreso de ley que
requiera su intervención. (art 817 C.P.C.).

c.- No se considera el fuero personal de los interesados para establecer la competencia del
tribunal (arts 133 inc.2º del C.O.T. y 827 del C.P.C.).

d.- El conocimiento de los asuntos judiciales no contenciosos le corresponde en primera


instancia a los jueces de letras, salvo respecto de la designación de curador ad litem de la que
debe conocer el juez que conozca del proceso en el cual deba realizarse la designación.( Art 45
Nº 2 letra c) del C.O.T.).

e.- El juez competente para conocer de ellos en razón del elemento territorio es el que se
contemple en una regla especial, y falta de ella, cabe aplicar la regla general del domicilio del
interesado. (art. 134 del C.O.T.).- En estas materias, no es procedente la prórroga de la
competencia. (art. 182 del C.O.T.).
f.- En cuanto a su tramitación cabe aplicar el procedimiento especial, y a falta de éste el
procedimiento general, conforme con el cual el asunto judicial no contencioso puede ser
resuelto de plano, si la ley no ordena obrar con conocimiento de causa (art. 824 del C.P.C.) o
con conocimiento de causa, en los casos en que ley lo requiera (art. 818 del C.P.C.).

En los casos en que deba obrarse con conocimiento de causa, los antecedentes le son
proporcionados al tribunal mediante informaciones sumarias.

Se entiende por información sumaria la prueba de cualquier especie rendida: a.- Sin
notificación e intervención de contradictor; y b.- Sin previo señalamiento de término
probatorio. (Art. 817 inc final C.P.C.).

g.- Se aplica el principio inquisitivo, al poder el tribunal decretar todas las diligencias
informativas que estime convenientes. (art 820 del C.P.C.).

h.- El tribunal aprecia el mérito de las justificaciones y de las pruebas que se produzcan
prudencialmente, esto es, conforme a un sistema de apreciación judicial y no legal de la
prueba. (art 819 C.P.C.)

i.- La sentencia definitiva debe reunir las menciones que se indican en el art. 826 del C.P.C..- y
proceden los recursos de apelación y casación conforme a las reglas generales.( art 822 del
C.P.C.)

j.- Las sentencias definitivas no producen cosa juzgada, sino que el desasimiento del tribunal
para impedir que se modifique la resolución dentro del procedimiento no contencioso,
debiendo distinguirse para tal efecto entre resoluciones negativas o positivas respecto de la
petición formulada.

Las resoluciones afirmativas pueden revocarse o modificarse por el tribunal que la dictó si
varían las circunstancias y con tal que esté pendiente aún su ejecución.- ( P.Ej. Se inscribió el
auto de posesión efectiva en el Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces). En el
caso de la resolución negativa, ella puede revocarse o modificarse si varían las circunstancias,
sin hacerse distinción alguna respecto de la ejecución de ella. (Art. 821 del C.P.C.).

13.- LAS ATRIBUCIONES O FACULTADES CONEXAS.

1.-Concepto.

Son aquellas atribuciones vinculadas con el ejercicio de la función jurisdiccional que se radican
en los tribunales, por mandato de la constitución o de la ley.

El artículo 3º del C.O.T. se refiere a ellas, al indicarnos que “los tribunales tienen, además,las
facultades conservadoras, disciplinarias y económicas que a cada uno de ellos se asignan en los
respectivos títulos de este Código”.

De acuerdo con lo anterior, como atribuciones conexas con el ejercicio de la función


jurisdiccional podemos distinguir las siguientes facultades:

a.- Conservadoras b.- Disciplinarias; y c.- Económicas.


13.1. LAS FACULTADES CONSERVADORAS.

a.- Concepto

Las facultades conservadoras son aquellas conferidas a los tribunales para velar por el respeto
de la constitución en el ejercicio de la función legislativa y por la protección y amparo de las
garantías y derechos que se contemplan en la Constitución.

La expresión facultades conservadoras tiene su origen histórico en la constitución de 1833, la


cual contemplaba en sus artículos 48 y 49, la constitución de una Comisión Conservadora, la
que se constituía anualmente y se componían por 7 miembros elegidos por cada Cámara, para
velar fuera del periodo de las sesiones ordinarias en representación del Congreso por la
observancia de la constitución y de las leyes y prestar protección a las garantías individuales.

b.- Diversas manifestaciones de facultades conservadoras.

Respecto de los tribunales se contempla en nuestro ordenamiento jurídico las siguientes


manifestaciones de las facultades conservadoras:

1.- Respeto de la Constitución y las leyes.

a.- Inaplicabilidad por inconstitucionalidad de la ley. Art. 80 C.Pol.

El control de constitucionalidad que se ejerce por parte del Tribunal constitucional reviste el
carácter de preventivo al verificarse con anterioridad a la publicación de la ley y tiene carácter
general, puesto que impide en caso de declararse la norma legal contenida en el proyecto que
ella pueda entrar a regir. Arts 82 Nºs 1 y 2 y 83 incisos 1 y 2 de la Carta Fundamental.

Además, se contemplaba un control constitucional represivo o con posterioridad a la


publicación de la ley a cargo de la Corte Suprema, pero sólo tiene un carácter relativo,
atendido a que la declaración de inaplicabilidad de la ley sólo regía para el proceso en el cual
se pretendiere aplicar esa norma para la solución del conflicto. (Antiguo Art. 80 C. Pol.)

El destacado profesor de Derecho Procesal y miembro del tribunal Constitucional, don Juan
Colombo Campbell, en forma fundada y promoviendo una modificación que es compartida
mayoritariamente por la doctrina y que permite como ocurre por lo general en los
ordenamientos europeos continentales concentrar en un solo órgano el control de
constitucionalidad, ha recomendado para un buen orden de la justicia constitucional:

a.- Traspasar las atribuciones que el artículo 80 otorga a la Corte Suprema para conocer de la
acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad de las leyes, al Tribunal Constitucional con
los mismos efectos que señala el artículo 83. Esto significa que su sentencia deje sin efecto la
ley declarada inconstitucional.

b.- Facultar a cualquier Tribunal de la República para que, cuando se le plantee una cuestión de
inconstitucionalidad de la norma aplicable a la solución de un asunto pendiente, pueda recurrir
al Tribunal Constitucional para solicitar su pronunciamiento al respecto.

En la actualidad, tanto el control preventivo como el represivo de constitucionalidad se


concentran en el Tribunal Constitucional, habiendo dejado de ser competente la Corte
Suprema para conocer del requerimiento de inaplicabilidad, el que se entregó al conocimiento
del Tribunal Constitucional a partir de la Ley 20.050, de 20 de agosto de 2005.

Además, respecto de una ley que hubiere sido declarado inaplicable por el Tribunal
Constitucional se contempla el requerimiento de inconstitucionalidad ante ese tribunal, el que
si es acogido produce efectos de carácter general y no retroactivos, al provocar la derogación
de dicha ley.

b.- Resolver las contiendas de competencia que se susciten entre las autoridades políticas o
administrativas y los tribunales inferiores de justicia.

Corresponde a la Corte Suprema la resolución de estos conflictos de jurisdicción conforme a lo


previsto en el inciso final del artículo 191 del C.O.T. en relación con el art. 53 Nº 3 de la C.Pol.,
dado que las contiendas que se suscitan entre esas autoridades y los tribunales superiores,
entendiendo por tales a la Corte Suprema y Corte de Apelaciones, corresponde resolverlas al
Senado.

Creemos que la totalidad de la solución de las contiendas deberían ser resueltas en el futuro
por el Tribunal Constitucional, atendido a que estamos en este caso en presencia de conflicto
con componentes no sólo jurídicos, sino que también políticos, componentes que siempre
deben encontrarse presentes y tenerse en consideración en las resoluciones que se
pronuncian por un Tribunal Constitucional, y porque además por regla general no se
encontrará involucrado como una de las partes entre quienes se promueve ese conflicto.

2.- Protección de garantías constitucionales.

Para velar por el respeto de las garantías y derechos constitucionales se contemplan respecto
de los tribunales el ejercicio de las siguientes facultades:

a.- Conocimiento del recurso de protección, el que es de competencia en primera instancia, en


Sala, de la Corte de Apelaciones respectiva, y en segunda instancia, en Sala, por la Corte
Suprema. Art. 20 C. Pol. y Auto Acordado de la Corte Suprema sobre tramitación del recurso de
garantías constitucionales de 27 de Junio de 1992.Arts. 63 nº 4 letra b) y 98 Nº 3º del C.O.T.

b.- Conocimiento del recurso de amparo, el que es de competencia en primera instancia, en


Sala, de la Corte de Apelaciones respectiva, y en segunda instancia, en Sala, por la Corte
Suprema. Art. 20 C. Pol. y Auto Acordado de la Corte Suprema sobre tramitación y fallo del
recurso de amparo de 19 de Diciembre de 1932.Arts. 63 nº 4 letra b) y 98 Nº 3º del C.O.T.

c.- Amparo ante el juez de garantía. Art. 95 Código Procesal Penal.

d.- Reclamación por desconocimiento o pérdida de la nacionalidad. Art. 12 C.Pol.

e.- Acceso a los tribunales. Art. 19 Nº 3 incisos 1 y 2 C.Pol.

e.1.- Privilegio de pobreza. Art. 129 C.P.C. 593, 596 y 600 dek COT, 64 y 277 del C.P.P. y Ley
19.718 de 10 de Marzo de 2.001, que crea la Defensoría Penal Pública.

e.2.- Abogados y procuradores de turno. Art. 598 inc. 1º del C.O.T.


3.- Otras manifestaciones.

a.- Desafuero. Arts 611 a 6222 del Código de Procedimiento Penal y 416 a 423 del Código
Procesal Penal.

b.- Visitas a los lugares de prisión o detención. Semanal art.567 del C.O.T. Semestral Arts. 578,
579 y 580 del C.O.T.

Este sistema de visitas sufrió radicales modificaciones con la entrada en vigencia de la reforma
procesal penal, dado que las visitas semanales se efectúan por un juez de garantía con un juez
de tribunal oral, y las otras visitas a cargo del Presidente y un Ministro de la Corte Suprema y el
Presidente y Ministro de Corte de Apelaciones pueden efectuarlas cuando lo estimen
necesario y no en forma semestral como se indicaba anteriormente.

13.2. LAS FACULTADES DISCIPLINARIAS.

a.- Concepto

Las facultades disciplinarias son aquellas conferidas a los tribunales para velar por la
mantención y el resguardo del correcto y normal funcionamiento de la actividad jurisdiccional,
pudiendo al efecto reprimir las faltas o abusos en que incurrieren los diversos funcionarios
como los particulares que intervienen o asisten a los tribunales.

El principio que rige en esta materia consiste en que las máximas facultades disciplinarias se
ejercen a mayor jerarquía del tribunal. Al efecto, se comprende el ejercicio de facultades
disciplinarias por la Corte Suprema en los artículos 80 inciso 3º y 82 de la C. Pol y 540 del
C.O.T..-

El Titulo XVI, Arts 530 y sgtes del C.O.T., se encarga de regular la denominada jurisdicción
disciplinaria de los tribunales.

El ejercicio de las facultades disciplinarias se puede ejercer por parte de los tribunales no sólo
respecto de los funcionarios de un tribunal, sino que también respecto de los abogados, las
partes y en general respecto de todos aquellos que concurren ante ellos.

Las facultades disciplinarias pueden ser ejercidas de oficio como a petición de parte.

b.- Aplicación de facultades disciplinarias de oficio.

b.1. Juez de letras. Arts. 530, 531 y 532 del C.O.T.

b.2. Juez de garantía. Art.71 NCPP

b.3.- Tribunal oral Arts 292 a 294 NCPP.

b.4. Cortes de Apelaciones. Arts 535, 537, 538 y 542 del C.O.T.

b.5. Corte Suprema Arts. 540,541y 542 del C.O.T.

c.- Aplicación de medidas disciplinarias a petición de parte.


c.1. Queja disciplinaria. Arts 544, 547 y 551 del C.O.T. y Nºs 14, 15 y 16 del Auto Acordado de la
Corte Suprema sobre tramitación y fallo de los recursos de queja de 1º de diciembre de 1972.

La queja disciplinaria no se deduce con motivo de la dictación de una resolución judicial, sino
que con motivo de la infracción de los deberes y obligaciones de los funcionarios judiciales.

Debemos tener presente que respecto de estas quejas no se dará curso a ellas después de 60
días de ocurridos los hechos que la motivan, sin perjuicio de a facultad de proceder de oficio.
Nº 15 inc. 2º del auto Acordado de Recurso de queja.

c.2. Recurso de queja. Arts. 545, 548,549 del C.O.T.

El recurso de queja experimentó trascendentales modificaciones con motivo de la dictación de


la Ley 19.374, de 18 de febrero de 1995.

Mediante dicha ley se limitó el recurso de queja que se puede deducir en contra del juez o
jueces que dictaron una resolución con flagrante falta o abuso, al poderse deducir sólo cuando
concurran los siguientes requisitos:

a.- Se trate de una resolución de carácter jurisdiccional

b.- Tenga la naturaleza jurídica de sentencia definitiva o de sentencia interlocutoria, siempre


que ella ponga termino al juicio o haga imposible su continuación; y

c.- La resolución no debe ser susceptible de recurso alguno, ordinario o extraordinario.

El recurso de queja es conocido en Sala por el tribunal superior jerárquico del juez o jueces que
dictaron la resolución con falta o abuso. Si la Sala acoge el recurso de queja e invalida una
resolución jurisdiccional, debe disponer que se de cuenta al Pleno de los antecedentes para
que aplique la medida disciplinaria respectiva, la que no podrá ser inferior a amonestación
privada.Art.545 inciso final del C.O.T.

Debemos tener presente que el Presidente de la República puede solicitar a la Corte Suprema
la declaración de mal comportamiento de un empleado del Poder Judicial conforme a lo
previsto en el art. 32 Nº13 C.Pol.

d.- Sanciones a abogados. Art. 546 del C.O.T. y 287 NCPP. e.- Medios indirectos.

Las visitas son actividades de carácter inspectivo que desarrollan los superiores jerárquicos
respecto de los inferiores.

Las visitas pueden ser ordinarias o extraordinarias.

Las visitas ordinarias son ejercidas por las Cortes de Apelaciones y se encuentran reguladas en
los arts. 555 a 558 del C.O.T.

Las visitas extraordinarias son ejercidas por un miembro de un tribunal superior de justicia a
alguno de los tribunales de su dependencia siempre que el mejor servicio judicial lo exigiere.
Art 559 del C.O.T.
El artículo 560 se encarga de señalar las causales específicas en que es procedente la
designación de un Ministro en visita extraordinaria.

Se ha entendido que la alarma pública se presenta cuando un hecho genera una impresión
profunda en la sociedad toda de que el mal acaecido vuelva a ocurrir.

El artículo 561 del C.O.T. nos señala las facultades y el artículo 562 señala la duración de la
visita extraordinaria.

Finalmente, el artículo 562 exige la presentación de informe al Ministro visitador.

Otro medio indirecto para el ejercicio de las facultades disciplinarias son los estados y
publicaciones que se contemplan en los arts. 586y sgtes.

Finalmente, el Relator debe dar cuenta de las faltas o abusos que notare antes de comenzar la
relación ante los tribunales colegiados. Art. 373 inc.1º del C.O.T.

13.3. LAS FACULTADES ECONOMICAS.

a.- Concepto

Las facultades económicas son aquellas conferidas a los tribunales para velar por el mejor
ejercicio de la función jurisdiccional y para dictar las normas o instrucciones destinadas a
permitir cumplir con la obligación de otorgar una pronta y cumplida administración de justicia
en todo el territorio de la República.( arts 77 y 82 C.Pol).

b.- Diversas manifestaciones de facultades económicas.

Respecto de los tribunales se contempla en nuestro ordenamiento jurídico las siguientes


manifestaciones de las facultades económicas:

a.- Discurso Presidente de la Corte Suprema Art. 102 Nº 4 del C.O.T. b.- Intervención en el
nombramiento. Arts 282 y sgtes del C.O.t.

c.- Escalafón. Art. 264 y sgtes COT.

d.- Confección de Listas. 278 del C.O.T. e.- Instalación de jueces. Art 300 C.O.T. f.- Traslados y
permutas. Art. 310 C.O.T. g.- Autos acordados internos y externos.

CAPITULO IV.-

LA COMPETENCIA

TITULO I. CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN DE LA COMPETENCIA.

I.- CONCEPTO.

Para los efectos de resolver los conflictos a través del proceso es menester que las partes
ejerzan la acción para que se ponga en movimiento la jurisdicción.
La jurisdicción, concebida como el poder deber del Estado destinado a conocer las causas
civiles y criminales, de juzgarlas y hacer ejecutar lo juzgado (Arts 76. de la C.Pol. y 1 del C.O.T.),
pertenece exclusivamente a los tribunales que establece la ley.

Para el adecuado ejercicio de la jurisdicción es necesario que ella sea distribuida entre los
diversos tribunales, puesto que no es posible concebir que se confíe el ejercicio de ella a un
solo tribunal o persona.

De allí que la competencia no viene a ser más que la esfera, órbita, medida o grado de
jurisdicción establecida por el legislador para que ella se ejerza por cada tribunal a través del
debido proceso de ley.

El artículo 108 del C.O.T. se encarga de definir la competencia, señalándonos que "es la
facultad que tiene cada juez o tribunal para conocer de los negocios que la ley ha colocado
dentro de la esfera de sus atribuciones".

De acuerdo con los preceptos legales citados, la jurisdicción es la facultad de conocer, juzgar y
hacer ejecutar lo juzgado en las causas civiles y criminales; y la competencia es la esfera fijada
por el legislador para que la jurisdicción se ejerza.

Según lo anterior, la definición de competencia adolece de un defecto formal al señalarnos que


la competencia es la facultad para conocer de los negocios, puesto que ella no es mas que la
esfera, grado o medida fijada por el legislador para el ejercicio de la facultad (jurisdicción).

Esta objeción que se formula respecto de la definición legal de la competencia es posible


salvarla invirtiendo sus términos. De acuerdo con ello, podemos definir la competencia como
"la esfera de atribuciones establecida por la ley para que cada juez o tribunal ejerza la facultad
de conocer, juzgar y hacer ejecutar lo juzgado en las causas civiles o criminales" o "la esfera,
grado o medida establecida por el legislador para que cada tribunal ejerza la jurisdicción."
En este sentido, don Manuel Urrutia Salas define la competencia como "la esfera de
atribuciones dentro de la cual la ley ha colocado los negocios de que debe conocer cada juez o
tribunal."

"La confusión entre jurisdicción y competencia era corriente en la legislación y doctrina en


épocas pretéritas; mas en la actualidad ambos conceptos se encuentran perfectamente
delimitados.

"La competencia es una medida de jurisdicción; pero no todos los jueces tienen competencia
para conocer de un determinado asunto. Un juez competente es, al mismo tiempo juez con
jurisdicción; pero un juez incompetente es un juez con jurisdicción y sin competencia. La
competencia es el fragmento de jurisdicción atribuido a un juez.

"La relación entre la jurisdicción y la competencia es la relación que existe entre el todo y la
parte. La jurisdicción es el todo, la competencia es la parte: un fragmento de la jurisdicción. La
competencia es la potestad de jurisdicción para una parte del sector jurídico: aquel
específicamente asignado al conocimiento de determinado órgano jurisdiccional. En todo
aquello que no le ha sido atribuido, un juez, aunque sigue teniendo jurisdicción, es
incompetente. (Couture. Fundamentos de Derecho Procesal Civil.)
II.- CLASIFICACIÓN.

La jurisdicción es un concepto unitario, que no admite clasificaciones.

En cambio, respecto de la competencia se han establecido una serie de clasificaciones


atendiendo a distintos aspectos, siendo las principales de ellas las siguientes:

1. EN CUANTO A LA DETERMINACIÓN DEL TRIBUNAL COMPETENTE.

Desde este punto de vista la competencia se clasifica en competencia absoluta y relativa.

La competencia absoluta es aquella que persigue determinar la jerarquía del tribunal, dentro
de la estructura jerárquica piramidal de ellos, que es competente para conocer de un asunto
especifico.

Los elementos de la competencia absoluta que sirven para determinar la jerarquía del tribunal
son la cuantía, la materia y el fuero o persona.

En la actualidad, podríamos agregar como otro elemento de la competencia absoluta en


materia penal el factor tiempo.

Como sabemos se ha contemplado una entrada gradual de vigencia para el nuevo sistema
procesal penal, el cual determina cual es el tribunal competente para conocer de un
determinado asunto.

En efecto, conforme a lo previsto en los artículos 4º transitorio de la Ley Orgánica


Constitucional del Ministerio Público y 484 del Código Procesal Penal, respecto de todos los
delitos cometidos con anterioridad a la fecha de entrada en vigencia en la respectiva Región
serán competentes los tribunales que correspondan por la aplicación de las normas de
competencia vigentes a esa fecha y se aplicará el procedimiento que corresponda
contemplado en el Código de Procedimiento Penal o en leyes especiales. En este caso, la
investigación no es dirigida por el Ministerio Público y son claramente incompetentes para
conocer de él tanto el juez de garantía como el tribunal de juicio oral en lo penal.

En cambio, si el delito se hubiere cometido con posterioridad a la entrada en vigencia del


Código Procesal Penal, la investigación deberá ser dirigida por el Ministerio Público con la
participación del juez de garantía que se prevé en la ley, y se aplicará el procedimiento que
fuere pertinente de los contemplados en el Nuevo Código Procesal Penal para el desarrollo del
proceso penal.

Sin embargo, debemos hacer presente que el factor tiempo no tiene injerencia alguna
respecto de los delitos de competencia de los tribunales militares, en atención a que la
reforma procesal penal no es aplicable respecto de ellos conforme a lo prescrito en el inciso
final del artículo 80 A de la Constitución Política.

Con la aplicación de las reglas de la competencia absoluta podemos determinar en


consecuencia si para el conocimiento de un asunto específico es competente un juez de letras,
un tribunal unipersonal de excepción, una Corte de Apelaciones o la Corte Suprema; y en el
nuevo sistema procesal penal, si es competente un juzgado de garantía, un tribunal oral en lo
penal, una Corte de Apelaciones o la Corte Suprema.

Una vez determinada la jerarquía del tribunal por las reglas de la competencia absoluta que es
competente para conocer de un asunto específico, es menester establecer cual tribunal dentro
de esa jerarquía es el competente para su conocimiento.

La competencia relativa es aquella que determina cual tribunal dentro de una jerarquía es el
competente para conocer de un asunto específico.

El único elemento establecido por el legislador para determinar la competencia relativa es el


territorio.

Es así como si por la aplicación de las reglas de la competencia absoluta hemos determinado
que es competente un juez de letras para el conocimiento de un asunto específico, por la
aplicación del elemento territorio de la competencia relativa podemos llegar a determinar que
es competente el juez de letras con asiento en la comuna de Santiago, San Miguel, San
Bernardo, Puente Alto, Talagante, Melipilla, Buin, etc.-

2.- EN CUANTO A LA INTERVENCIÓN DE LA VOLUNTAD DE LAS PARTES EN LA


DETERMINACIÓN DE LA COMPETENCIA.

Desde este punto de vista, la competencia puede ser clasificada en competencia natural y
competencia prorrogada.

Competencia natural es aquella que se asigna por la ley a un determinado tribunal para el
conocimiento de un asunto.

La competencia natural es aquella que se genera por la aplicación lisa y llana de las reglas de la
competencia absoluta y relativa que el legislador establece para la determinación del tribunal
competente, sin que tenga intervención alguna la voluntad de las partes.

Competencia prorrogada es aquella que las partes expresa o tácitamente confieren a un


tribunal, que no es el naturalmente competente para conocer de un asunto específico, a través
de la prórroga de la competencia.

La competencia prorrogada es aquella que resulta de la voluntad expresa o tácita de las partes,
que conduce a otorgar competencia a un tribunal que no es el naturalmente competente para
conocer de un asunto.

Sólo puede existir competencia prorrogada en los casos en que se permite por el legislador
que opere la prórroga de la competencia, regulada en cuanto a sus requisitos, condiciones y
modos en que opera en el párrafo 8 del Titulo VII del C.O.T., la que en general sólo puede
operar respecto del elemento territorio en los asuntos contenciosos civiles, en primera
instancia y entre tribunales ordinarios de igual jerarquía.

En consecuencia, la competencia de un tribunal siempre será la natural respecto de todos los


elementos de la competencia absoluta; en todos los asuntos penales se encuentren regidos o
no por el nuevo sistema procesal penal; en los civiles no contenciosos respecto del elemento
territorio; y siempre respecto de la segunda instancia de cualquier proceso, puesto que
respecto de ellos no cabe la prórroga de la competencia.

En la primera instancia de los asuntos civiles contenciosos respecto del elemento territorio, la
competencia no será la que naturalmente corresponde al tribunal cuando las partes la
hubieren modificado expresa o tácitamente en virtud de la prórroga de la competencia entre
tribunales ordinarios de igual jerarquía.

3.- EN CUANTO AL ORIGEN DE LA COMPETENCIA EN VIRTUD DE LA CUAL ACTÚA UN


TRIBUNAL.

Desde este punto de vista la competencia se clasifica en competencia propia y competencia


delegada.

La competencia propia es aquella que naturalmente o por voluntad de las partes en virtud de
la prórroga de la competencia corresponde a un tribunal para el conocimiento de un asunto
por la aplicación de las reglas de la competencia absoluta y relativa.

El tribunal con competencia propia tiene la plenitud de la competencia para el conocimiento


del asunto desde el principio hasta su fin.

Este tribunal con competencia propia, de acuerdo con la base orgánica de la territorialidad
contemplada en el art.7 del C.O.T., sólo puede ejercer su competencia en los negocios y dentro
del territorio que la ley le hubiere asignado.

Excepcionalmente, el legislador posibilita al tribunal que posee competencia propia que


efectué personalmente algunas diligencias fuera de su territorio jurisdiccional, como acontece
en los siguientes casos:

a.- El tribunal que posee la competencia propia puede realizar la prueba inspección personal
del tribunal fuera de su territorio jurisdiccional de acuerdo a lo previsto en el art.403 el C.P.C.;

b.- Los jueces del crimen de las comunas o agrupaciones de comunas de las provincias de
Santiago y Chacabuco en los asuntos sometidos a su conocimiento pueden practicar
actuaciones en cualquiera de las comunas de la Región Metropolitana de Santiago de acuerdo
a lo previsto en el inciso 3 del art. 43 del C.O.T..- Esta norma se encuentra derogada al regir la
reforma procesal penal, dado que los tribunales no les corresponde llevar a cabo la
investigación, sino que a los Fiscales.

Debemos tener presente en el nuevo proceso penal, que conforme a lo previsto en el inciso 2º
del artículo

70 del NCPP que cuando las actuaciones que requirieren autorización previa del juez de
garantía competente debieren realizarse fuera del territorio jurisdiccional de ese juzgado de
garantía competente y se tratare de diligencias urgentes, el ministerio público también podrá
pedir la autorización directamente al juez del juzgado de garantía del lugar. En este caso, una
vez realizada la diligencia, el ministerio público dará cuenta a la brevedad al juez de garantía
del procedimiento.
Igual regla del art.43 del C.O.T. rige para los tribunales en lo civil de la Región Metropolitana a
los que se les fije un territorio jurisdiccional exclusivo, situación que no ha acontecido a la
fecha.

No obstante, es posible que para la realización de determinadas diligencias del proceso sea
necesario que se actúe fuera del territorio del tribunal que posee la competencia propia sin
encontrarnos ante las excepciones señaladas precedentemente, como puede acontecer con la
necesidad de practicar la notificación de la demanda o interrogar a un testigo que tiene su
domicilio fuera del territorio jurisdiccional del tribunal.

En tal evento, se establece en el inciso 2º del art. 7 del C.O.T. que consagra la mencionada base
de la territorialidad, que ello "no impide que en los negocios de que conocen puedan dictar
providencias que hayan de llevarse a efecto en otro territorio.", para lo cual deberá proceder a
delegar su competencia mediante exhorto para que se lleve a cabo una actuación específica
ante el tribunal de ese otro territorio jurisdiccional.

De acuerdo con ello, La competencia delegada es aquella que posee un tribunal que no
conoce del asunto, para la realización de diligencias especificas, por habérsela delegado para
ese sólo efecto el tribunal que posee la competencia propia.

El tribunal con competencia propia delega su competencia en otro tribunal (tribunal delegado)
sólo para la realización de una o más diligencias específicas del proceso, las cuales no puede
realizar por deberse ellas verificar fuera de su territorio jurisdiccional.

De acuerdo con ello, tenemos que nunca puede delegarse la competencia del tribunal
delegante al tribunal delegado en forma total, sino que solo parcialmente y para la práctica de
diligencias específicas y determinadas. Esta situación se reconoce expresamente en el inciso
final del art.71 del C.P.C. al señalarnos que "el tribunal a quien se dirija la comunicación
ordenará su cumplimiento en la forma que ella indique, y no podrá decretar otras gestiones
que las necesarias a fin de darle curso y habilitar al juez de la causa para que resuelva lo
conveniente."

Además, es requisito sine qua non para que se produzca la delegación parcial de la
competencia que el tribunal delegante y delegado posean un distinto territorio jurisdiccional,
puesto que si ambos tuvieran un mismo territorio no procedería efectuar la delegación al
carecer ella de objeto.

Finalmente, para el tribunal delegado constituye una obligación practicar o dar orden para que
se practiquen en su territorio las actuaciones que en él deban ejecutarse y que el tribunal
delegante le encomiende de acuerdo a lo establecido en el inciso 1 del art. 71 del C.P.C.-
Señala al efecto la mencionada disposición que "todo tribunal es obligado a practicar o dar
orden para que se practiquen en su territorio las actuaciones que en él deban ejecutarse y que
otro tribunal le encomiende."

El medio a través del cual se verifica la delegación de la competencia del tribunal delegante al
delegado son los exhortos, que son las comunicaciones que el tribunal que conoce de una
causa dirige a otro tribunal, nacional o extranjero, para que practique u ordene practicar
determinadas actuaciones judiciales dentro de su territorio jurisdiccional. La existencia legal de
los exhortos se contempla en el inciso 2 del art. 71 del C.P.C., al señalarnos que "el tribunal
que conozca de la causa dirigirá al del lugar donde haya de practicarse la diligencia la
correspondiente comunicación, insertando los escritos, decretos y explicaciones necesarias." El
art. 20 del NCPP se refiere a la materia.

4.- EN CUANTO A LA EXTENSION DE LA COMPETENCIA QUE POSEEN LOS TRIBUNALES PARA


EL CONOCIMIENTO DE LOS PROCESOS.

Desde este punto de vista la competencia se clasifica en competencia común y competencia


especial.

Competencia común es aquella que permite a un tribunal conocer indistintamente de toda


clase de asuntos, sean ellos civiles, contenciosos o no contenciosos, y penales.

En nuestro país, la regla general respecto de los jueces de letras es la competencia común,
puesto que ellos deben conocer tanto de los asuntos civiles y penales. Se entiende por civil no
sólo los asuntos propiamente civiles, sino que también los de comercio, minas, contencioso
administrativos; y también los de menores y del trabajo si no existiere creado dentro de su
territorio jurisdiccional alguno de estos tribunales especiales. En consecuencia, para estos
efectos debemos entender que es civil todo aquello que no es penal.

De la lectura de los artículos 28 a 40 del C.O.T. que se encontraban vigentes con anterioridad a
la Ley 19.665, podemos apreciar que la mayoría de los jueces de letras posee competencia
común, debiendo conocer indistintamente tanto de los asuntos civiles y penales.
Sin embargo, una vez entrada en vigencia la reforma procesal penal dicha norma se alteró y
pasó a ser la regla general en la primera o única instancia la competencia especial, en atención
a que los juzgados de garantía tienen una competencia sólo penal y solo existe la competencia
común radicada en el juez de letras cuando no existe en la Comuna respectiva un juez de
garantía cuya competencia se ejerce por el juez de letras; y los tribunales de juicio oral en lo
penal siempre poseen una competencia penal específica como básicamente es la de conocer
del juicio oral.

Las Cortes de Apelaciones y la Corte Suprema son tribunales colegiados que tienen siempre
una competencia común, puesto que ellos conocen tanto de los asuntos civiles y penales
conforme a lo previsto en los artículos 63, 96 y 98 del C.O.T..- Sin embargo, la Corte Suprema
debe funcionar en forma ordinaria y extraordinaria en salas especializadas para resolver los
asuntos que debe conocer en Sala, debiendo asignarse a cada sala a lo menos cada dos años y
mediante Autoacordado las materias de las cuales debe conocer cada una de las Salas.

Competencia especial es aquella que faculta a un tribunal ordinario para el conocimiento de


determinadas causas civiles o penales.

Excepcionalmente, dentro de la estructura de los tribunales ordinarios vigente con


anterioridad al nuevo sistema procesal penal, el legislador ha establecido una competencia
especial para determinados jueces de letras. En efecto, solo en las Comunas de Antofagasta,
Mejillones y Sierra Gorda ( art. 29), Valparaíso, Juan Fernández, y Viña del del Mar (Art. 32);
Rancagua, Graneros, Mostazal, Codegua, Machalí, Coltauco, Doñihue, Coinco y Olivar ( art. 33);
Chillan, Pinto, Coihueco, chillan viejo, Concepción, Penco, Hualqui, San Pedro de la Paz,
Chiguayante y Talcahuano ( art.35), Temuco, Vilcún, Melipeuco, Cunco y Freire (art.36) y todas
las comunas de la Región Metropolitana, con excepción de las de San Bernardo,
Talagante,Peñaflor, Melipilla, Buin y Colina ( art 40 del C.O.T.) se contempla la existencia de
juzgados civiles y juzgados del crimen.

"Preciso es, sin embargo, no confundir la competencia especial con el tribunal especial. No
coinciden matemáticamente estas expresiones, ya que es posible que un tribunal ordinario
tenga competencia especial y no por eso deje de ser ordinario. Me explico: Un Juez de Letras
de Santiago, en lo civil, sólo conoce de causas civiles y no por eso deja de ser ordinario. Pero sí
tiene competencia especial, porque sólo puede conocer causas civiles."

5. EN CUANTO AL NÚMERO DE TRIBUNALES POTENCIALMENTE COMPETENTES PARA


CONOCER DE UN ASUNTO.

De acuerdo a este punto de vista la competencia se clasifica en competencia privativa o


exclusiva y competencia acumulativa.

Competencia privativa o exclusiva es aquella en que de acuerdo a la ley existe un sólo tribunal
competente para conocer del asunto, con exclusión de todo otro tribunal.

Como casos de competencia privativa o exclusiva podemos citar la competencia que posee la
Corte Suprema para conocer de los recursos de casación en el fondo (Art. 767 del C.P.C.);
recursos de revisión (Arts. 810 del C.P.C. y 675 del C.P.P.); y reclamo por privación o
desconocimiento de la nacionalidad (Art. 12 C.Pol.). El Tribunal Constitucional posee
competencia exclusiva y excluyente para conocer de los requerimientos de inaplicabilidad e
inconstitucionalidad de la ley.

Respecto de los jueces de letras podemos citar como un caso de competencia privativa o
exclusiva la que poseen los jueces de letras o el juez de garantía dentro del nuevo sistema
procesal penal para conocer dentro del proceso penal de la acción civil restitutoria, la que sólo
puede ser ejercida ante ellos. (Arts. 171 C.O.T. , 5 del C.P.P. y 59 y 189 del N.C.P.P.)

Competencia acumulativa o preventiva es aquella en que de acuerdo a las reglas de


competencia que establece la ley existen dos o más tribunales potencialmente competentes
para conocer del asunto, pero previniendo cualquiera de ellos en el conocimiento del asunto
cesa la competencia de los demás para conocer del asunto por el sólo ministerio de la ley.

Como ejemplos de casos de competencia acumulativa podemos destacar los siguientes:

a) Para el conocimiento de una acción (pretensión) inmueble en razón del elemento territorio,
a falta de convención de las partes, son competentes el tribunal del lugar donde se contrajo la
obligación o el del lugar donde se encontrare la especie reclamada. (Art. 135 del C.O.T.);

b) En el juicio de alimentos en razón del elemento territorio, son competentes para conocer de
la demanda de alimentos el juez de familia del domicilio del alimentante o del alimentario a
elección de este último. Art. 1º Ley Abandono de Familia y Pago de Pensiones alimenticias y
147 del C.O.T., modificados por la Ley 19.741, publicada en el Diario Oficial de 24 de julio de
2001.

c) En el antiguo proceso penal, para el conocimiento de una acción destinada a perseguir la


indemnización de los perjuicios provenientes de la comisión de un delito son potencialmente
competentes el juez que conozca del respectivo proceso penal o el juez civil que sea
competente de acuerdo con la aplicación de las reglas generales para conocer de la pretensión
indemnizatoria. (Arts. 5 del C.P.P. y 171 y 172 del C.O.T.).-
En el nuevo sistema procesal penal, la competencia acumulativa o preventiva para conocer de
una acción civil indemnizatoria se mantiene solo en caso que ella sea ejercida por la víctima del
delito en contra del imputado, pudiendo solo en que los legitimados activos y pasivos sean
esas personas optarse por demandar dentro del proceso penal o ante el juez civil competente
conforme a las reglas generales. (art. 59 inc. 2º NCPP).

En el nuevo sistema procesal penal si la acción civil es ejercida por quien no es la víctima del
delito y/o ella se dirige en contra de una persona distinta del imputado como son los terceros
civilmente responsables, no nos encontraremos ante un caso de competencia acumulativa o
preventiva, dado que en ese evento sólo cabra deducir la acción civil ante el tribunal civil y no
ante el tribunal penal. (art. 59 inc. 3º NCPP). El concepto de víctima se encuentra contemplado
en el art.108 del N.C.P.P.

En los casos de competencia acumulativa existen dos tribunales con competencia potencial
para el conocimiento del asunto, pero previniendo cualquiera de ellos en su conocimiento cesa
de inmediato y por el sólo ministerio de la ley la competencia del otro para conocer de él. Así
por ejemplo, si se ejerce la acción indemnizatoria destinada a obtener la reparación de los
perjuicios provenientes de la comisión de un delito ante el juez del crimen o el juez de garantía
por la víctima en contra del imputado, cesa por el sólo ministerio de la ley la competencia del
juez civil para conocer de esa acción en virtud de la regla general de la competencia de la
prevención contemplada en el artículo 112 del C.O.T.-

Se habla indistintamente de competencia acumulativa, porque existen dos o más tribunales


potencialmente competentes para conocer del asunto; como de competencia preventiva,
porque en definitiva será competente para conocer del asunto sólo aquel tribunal de los
potencialmente competentes que hubiere prevenido en el conocimiento del asunto.

6.- DE ACUERDO A LA INSTANCIA EN QUE EL TRIBUNAL POSEE COMPETENCIA PARA


CONOCER DEL ASUNTO.

La instancia es cada uno de los grados de conocimiento y fallo que corresponde a un tribunal
para la resolución de un asunto, pudiendo avocarse al conocimiento tanto de las cuestiones de
hecho y de derecho que configuran el conflicto.

El concepto de instancia se encuentra indisolublemente vinculado al recurso de apelación, que


es el que da origen a la segunda instancia.

De acuerdo a la procedencia o improcedencia del recurso de apelación en contra de la


resolución que se dicta para la resolución de un asunto es que se determina la instancia en que
un asunto es conocido por el tribunal, pudiendo distinguirse de acuerdo con ello la
competencia de única instancia, competencia de primera instancia y competencia de segunda
instancia.

El párrafo 9 del Título VII del C.O.T se refiere a la competencia para fallar en única o primera
instancia, señalándonos que "la competencia de que se halla revestido un tribunal puede ser o
para fallar un asunto en una sola instancia, de modo que la sentencia sea inapelable; o para
fallarlo en primera instancia de manera que la sentencia quede sujeta al recurso de apelación."
Por otra parte, el C.O.T en sus arts. 45 respecto de los jueces de letras; 50 a 53 respecto de los
tribunales unipersonales de excepción; 63 respecto de las Cortes de Apelaciones y; 96 y 97
respecto de la Corte Suprema establecen la instancia en que ellos deben conocer de los
asuntos que son de su competencia.
Finalmente, los arts 187 del C.P.C. y 54 bis del C.P.P. se encargan de establecer las reglas
generales de procedencia del recurso de apelación respecto de las resoluciones que se dictan
en los procesos civiles y penales respectivamente. Los artículos 364 y 370 del N.C.P.P. se
encargan de establecer las reglas generales respecto de la procedencia del recurso de
apelación en el nuevo procedimiento penal.

a) Un tribunal posee competencia en única instancia para el conocimiento de un asunto


cuando no procede el recurso de apelación en contra de la sentencia que debe dictar para su
resolución.

En este caso, el asunto sólo será conocido y resuelto en sus cuestiones de hecho y de derecho
por un sólo tribunal, puesto que la parte agraviada con la resolución no podrá deducir el
recurso de apelación para instar por la revisión de la sentencia por parte del tribunal de alzada
al haberse establecido por el legislador su improcedencia.

En nuestro país, la competencia de única instancia es de carácter excepcional, puesto que


siempre es procedente el recurso de apelación en contra de una sentencia, salvo texto expreso
en contrario.

En el nuevo sistema procesal penal, se altera esta regla general, y se contempla el


conocimiento en única instancia del juicio oral por el tribunal de juicio oral en lo penal (art. 364
N.C.P.P.) y del procedimiento simplificado por el juez de garantía. (Art. 399 N.C.P.P.)

b) Un tribunal posee competencia en primera instancia para el conocimiento de un asunto


cuando es procedente la interposición del recurso de apelación en contra de la sentencia que
debe dictar para su resolución.

La primera instancia constituye la regla general en nuestro país, puesto que siempre será
procedente el recurso de apelación en contra de la sentencia que se dicte para la resolución
del conflicto, a menos de existir texto legal expreso en contrario. Debemos dejar en claro que
la competencia de primera instancia la posee un tribunal para el conocimiento de un asunto
por el hecho de estar establecida por el legislador la posibilidad de interponerse el recurso de
apelación en contra de la sentencia que se pronuncia, aún cuando en definitiva no se ejerza
esa facultad por las partes.

En el nuevo sistema procesal penal, esta regla se altera, por cuanto no procede el recurso de
apelación respecto de la sentencia definitiva que se pronuncia en el juicio oral por el tribunal
de juicio oral en lo penal (art. 364 N.C.P.P.) y en el procedimiento simplificado por el juez de
garantía. (Art. 399 N.C.P.P.), sin perjuicio que además el recurso de apelación en contra de las
resoluciones que pronuncia el juez de garantía sólo es procedente en los casos contemplados
en el art. 370 del N.C.P.P.

Lo anterior se ve reforzado en el nuevo sistema procesal penal por la eliminación del trámite
de la consulta, la que era procedente para revisar la sentencia definitiva pronunciada en la
primera instancia en caso de no haberse verificado ella por medio del conocimiento de un
recurso de apelación. La consulta se encontraba contemplada en el antiguo procedimiento
penal respecto no sólo de la sentencia definitiva, sino que respecto de una serie de
resoluciones que se dictaban durante el curso de éste.

c) Un tribunal posee competencia de segunda instancia para el conocimiento de un asunto


cuando se encuentra conociendo del recurso de apelación interpuesto en contra de una
resolución pronunciada por el tribunal de primera instancia.
7.- EN CUANTO A LA MATERIA CIVIL RESPECTO DE LA CUAL SE EXTIENDE LA COMPETENCIA.

Desde este punto de vista la competencia se clasifica en competencia civil contenciosa, que es
aquella que posee el tribunal para resolver un asunto en que existe un conflicto entre partes; y
competencia civil no contenciosa, que es aquella en que la ley requiere la intervención de un
tribunal para resolver un asunto en que no se suscita conflicto entre partes.

Esta clasificación es importante porque los tribunales siempre deben intervenir, aun a falta de
ley en los asuntos contenciosos; en cambio en los asuntos no contenciosos, sólo pueden
intervenir en caso que la ley contemple expresamente su intervención.

Por otra parte, en los asuntos contenciosos, cuando la sentencia se encuentra firme o
ejecutoriada, produce cosa juzgada, vale decir, ella pasa a ser irrevocable e inmutable. En los
asuntos de jurisdicción voluntaria, o no contenciosos en cuanto a la posibilidad de modificar la
sentencia es menester distinguir si ella es afirmativa o negativa. Si la sentencia es negativa, ella
puede ser modificada. Si la sentencia es afirmativa, hay que volver a distinguir si ella se
encuentra pendiente o está cumplida. Si la sentencia afirmativa se encuentra pendiente de
ejecución, ella puede modificarse. Si la sentencia afirmativa se encuentra cumplida, ella no
puede modificarse. (Art. 821 del C.P.C.).-

Debemos hacer presente que esta clasificación de la competencia se ha sostenido que es


inadmisible, puesto que los asuntos no contenciosos no tendrían un carácter jurisdiccional,
sino que una naturaleza administrativa; y siendo la competencia una medida o esfera de la
jurisdicción no sería procedente hablar de competencia respecto de los asuntos no
contenciosos, sino que sólo de ejercicio de una atribución conferida por la ley a los tribunales.
No obstante compartir la opinión respecto de la naturaleza administrativa de los asuntos no
contenciosos, hemos estimado útil contemplar esta clasificación que se efectúa respecto de la
competencia dada la trascendencia de las diferencias existentes entre ambas clases de
asuntos, cualquiera sea el punto de vista que se tenga respecto de su naturaleza jurídica.

8.- EN CUANTO AL DESTINATARIO DE LAS REGLAS DE COMPETENCIA.

Desde este punto de vista, la competencia se clasifica en competencia objetiva y subjetiva.

Competencia objetiva es aquella que determina el órgano jurisdiccional que debe conocer del
asunto en virtud de las reglas de la competencia absoluta y relativa.

Competencia subjetiva o funcional es aquella que determina la posibilidad de actuar de la


persona misma del juez para la resolución de un asunto, por no ser este parte en el proceso a
resolver (Impartialidad) o carecer la de absoluta independencia para resolver (Imparcialidad).
El medio que nuestro legislador ha establecido para velar por la competencia subjetiva de la
persona del juez encargada de resolver el conflicto ha sido el establecimiento de las
implicancias y recusaciones, cuyas causales se encuentran expresamente contempladas en la
ley y se pueden hacer valer con el fin de velar por la impartialidad e imparcialidad del juez que
debe resolver el conflicto.

El Artículo 196 del C.O.T. establece que "los jueces pueden perder su competencia para
conocer determinados negocios por implicancia o recusación declaradas, en caso necesario, en
virtud de causas legales."

En caso de concurrir la incompetencia subjetiva respecto de un juez, se mantiene la


competencia objetiva del órgano jurisdiccional o tribunal, pero el juez inhabilitado debe
abstenerse de intervenir en el asunto, debiendo ser subrogado por la persona que establece la
ley.

III.- REGLAS DE LA COMPETENCIA. CLASIFICACION.

Las reglas de la competencia se clasifican en especiales y generales.

Las reglas generales lo son en el sentido que se aplican a cualquier clase de materias y
tribunales.

Las reglas especiales son aquellas que se encuentran destinadas a determinar la jerarquía del
tribunal que debe conocer del asunto (competencia absoluta) y cual tribunal específico dentro
de esa jerarquía debe conocer del asunto (competencia relativa).

TITULO II. LAS REGLAS GENERALES DE LA COMPETENCIA.

1.- CONCEPTO Y CARACTERISTICAS.

Las reglas generales de la competencia son los principios básicos que establece el legislador
respecto de la competencia y que deben aplicarse sin importar la naturaleza del asunto y la
clase o jerarquía del tribunal que debe conocer de él.
Estas reglas generales de la competencia se caracterizan por cuanto:

a) Son generales, en el sentido de recibir ellas aplicación respecto de todos los asuntos que
conocen los tribunales ordinarios, especiales o arbitrales, cualquiera sea su jerarquía, tanto en
los asuntos penales y civiles;

b) Son complementarias, en cuanto no integran las normas de la competencia absoluta o


relativa, pero sirven para determinar las facultades de un tribunal una vez que aquellas han
recibido aplicación;

c) Son consecuenciales, en cuanto reciben aplicación una vez que se encuentre determinado el
tribunal competente de acuerdo a las reglas de la competencia absoluta y relativa; y

d) Su infracción no tiene establecida una sanción única, sino que ella debe determinarse
respecto de la violación de cada regla general atendiendo a los diversos principios doctrinarios
que motivan su consagración.

2.- ENUNCIACION.

Las reglas generales de la competencia se encuentran establecidas en los artículos 109 a 114
del C.O.T. y ellas son las siguientes:

1.- Regla de la Radicación o fijeza ( Art. 109);


2.- Regla del grado o jerarquía ( Art. 110);
3.- Regla de la extensión ( Art. 111);
4.- Regla de la prevención o inexcusabilidad (Art. 112); y
5.- Regla de la ejecución (Arts. 113 y 114)
3.- REGLA GENERAL DE LA COMPETENCIA DE LA RADICACION O FIJEZA.

A.-CONCEPTO.

La regla de la radicación o fijeza, o "perpetuatio iuridictionis" como se la denomina desde


antiguo, se encuentra consagrada en el artículo 109 del C.O.T., según el cual: "Radicado con
arreglo a la ley el conocimiento de un negocio ante tribunal competente, no se alterará esta
competencia por causa sobreviniente."

La radicación consiste en fijar en forma irrevocable la competencia del tribunal que ha de


conocer de un asunto, cualquiera fueren los hechos que acontezcan con posterioridad
modificando los elementos que se tuvieron en cuenta para determinar la competencia
absoluta o relativa.

Como señala Dalloz, citado por don Juan Colombo, en virtud de la radicación "el juez conserva
el conocimiento del negocio que le está sometido no obstante cualquier cambio que pueda
ocurrir, sean en la condición o domicilio de las partes, sea en las leyes relativas a la
competencia y a las formas del procedimiento".

La regla de la radicación o fijeza importa la consagración del principio de la seguridad jurídica


en materia de competencia, puesto que una vez acaecida ella, las partes sabrán que deberán
continuar tramitando siempre el proceso ante ese tribunal, sin importar los hechos que
puedan sobrevenir con posterioridad modificando los elementos que se tuvieron en vista para
determinar el tribunal competente. " Así, por ejemplo, si está conociendo de una materia un
juez de letras (porque los elementos de la competencia absoluta y relativa determinaron su
intervención) y posteriormente una de las partes es designada Ministro de Estado, sigue, no
obstante, conociendo de la causa el mismo juez y no el que le correspondería conocer de las
causas en que sea parte un Ministro de Estado, ya que operó en tal sentido la regla de la
radicación. La designación es una causa sobreviniente que no afecta en nada la cuestión
principal controvertida, que se encuentra ya radicada ante un tribunal determinado." (Juan
Colombo C. La Competencia.)

En los juicios de alimentos que se seguían ente el juez de menores se efectuaba por el
legislador una aplicación específica de la regla de la radicación, al establecerse expresamente
que la circunstancia que el menor alimentario llegara a la mayoría de edad mientras el juicio se
encuentre pendiente no constituía causa sobreviniente para alterar la competencia. (Art. 2º
inc. 1º parte final Ley Abandono de Familia y Pago de Pensiones Alimenticias, modificado por
la Ley 19.741, publicada en el Diario Oficial de 24 de julio de 2001.)En la actualidad, dicho
principio no recibe aplicación al ser de competencia de los Tribunales de Familia el
conocimiento de todos los juicios de alimentos, sea que se demanden ellos por mayores o
menores de edad.

B.- ELEMENTOS QUE DEBEN CONCURRIR PARA QUE SE PRODUZCA LA RADICACIÓN DEL
ASUNTO ANTE UN TRIBUNAL.

De acuerdo a lo previsto en el citado art.109 del C.O.T, para que se produzca la radicación del
conocimiento de un asunto ante un tribunal es menester que concurra los siguientes
elementos:
a.- Actividad del tribunal.

Es menester para que se produzca la radicación de un asunto ante un tribunal competente que
este haya intervenido en el conocimiento del asunto, sea actuando de oficio o a petición de
parte.

Jamás será posible entender que el conocimiento de un asunto se ha radicado ante un


tribunal, si éste no ha actuado para su conocimiento.

b.- Competencia del tribunal interviniente.

Para que se produzca la radicación no basta con la intervención de un tribunal en el


conocimiento de un asunto, sino que se requiere que esa actividad se hubiere realizado por un
tribunal que sea competente de acuerdo con las reglas de la competencia absoluta y relativa.

Al efecto, el art.109 establece claramente que la radicación del conocimiento del asunto debe
efectuarse "ante tribunal competente".

c.- Intervención del tribunal con arreglo a derecho.

Finalmente, la intervención del tribunal competente debe haberse efectuado con arreglo a
derecho, puesto que si las actuaciones realizadas por el tribunal y las partes adolecen de
irregularidades o se efectuaron ante un tribunal incompetente, éstas podrán ser declaradas
nulas y en consecuencia no producirán efecto alguno.

C.- MOMENTO A PARTIR DEL CUAL SE ENTIENDE RADICADO UN ASUNTO ANTE EL TRIBUNAL
COMPETENTE EN MATERIA CIVIL.

La determinación del momento en que se produce la radicación de la competencia ante un


tribunal tiene gran importancia, puesto que desde ese instante la modificación de los
antecedentes fácticos que se tuvieron presente para fijar el tribunal competente no serán
aptos para alterarla en virtud de esa causa sobreviniente.

De acuerdo con ello, causa sobreviniente será todo hecho acaecido con posterioridad a
producida la radicación de la competencia ante un tribunal para el conocimiento del asunto y
que no es apto para modificar el tribunal competente que conoce de éste.

La radicación ante el tribunal competente se produce desde la notificación válida de la


demanda, instante a partir del cual se entiende constituida la relación jurídica procesal y
generado el estado de litis pendencia.

En caso que la notificación válida de la demanda se hubiere producido ante un tribunal


incompetente de acuerdo a las reglas de la competencia absoluta no se habrá producido la
radicación por la falta de concurrencia de uno de sus elementos, vicio respecto del cual no
existe plazo para formular el incidente de nulidad procesal de acuerdo a lo previsto en el inciso
segundo del artículo 83 del C.P.C.-

En caso que la notificación válida de la demanda se hubiere producido ante un tribunal


incompetente de acuerdo a las reglas de la competencia relativa es posible que se produzca la
radicación si el demandado contesta la demanda sin alegar la incompetencia del tribunal o se
genera su rebeldía por no contestar la demanda dentro del plazo fatal que el legislador
contempla al efecto, puesto que en tales casos se genera la prórroga tácita de la competencia
conforme a lo previsto en el artículo 187 del C.P.C.-.

Debemos hacer presente que algunos autores sustentaban la opinión que la radicación se
producía con el cuasicontrato de litis contestacio, esto es, una vez contestada la demanda, o
en su rebeldía por el transcurso del plazo fatal para ello. Esta opinión que se sustentaba en una
concepción iusprivatista del proceso se encuentra actualmente superada por la evolución
experimentada por el Derecho Procesal acerca de la naturaleza jurídica del proceso.

En consecuencia, notificada que sea validamente la demanda ante un tribunal competente,


cualquier modificación de los hechos que permitieron su fijación no constituirán causas
sobrevinientes aptas para alterar o modificar la competencia de éste.

D.- EXCEPCIONES A LA REGLA DE LA RADICACIÓN.

La radicación es una regla general de la competencia de carácter general y de rango legal.

Como toda norma de carácter general y de rango legal es posible que se contemple la
existencia de excepciones a su respecto, las que requieren de un texto legal expreso.

Las excepciones a la regla de la radicación consisten en que, no obstante encontrarse fijado el


tribunal competente para el conocimiento y resolución del asunto, por un hecho posterior el
proceso debe pasar al conocimiento de otro tribunal para su tramitación y fallo.

Es menester destacar que para que exista realmente la excepción a la regla de la radicación, el
cambio que debe producirse con posterioridad debe decir relación con el tribunal u órgano
jurisdiccional y no con la persona del juez.

De allí que la subrogación de un juez por otro no importa una excepción a la regla de la
radicación, puesto que el tribunal que debe resolver el asunto permanece inalterable y sólo
existe una sustitución de la persona física del juez que debe resolver el asunto.

Tradicionalmente se ha señalado que constituyen una excepción a la regla de la radicación o


fijeza las siguientes:

a.- El compromiso.

Por la suscripción de una convención de compromiso, pueden las partes del juicio sustraer el
conocimiento del asunto radicado ante el juez ordinario y entregárselo a la decisión de un juez
árbitro, siempre y cuando no se trate de materias de arbitraje prohibido.

b.- La acumulación de autos.

La acumulación de autos es un incidente especial que tiene como finalidad evitar el


pronunciamiento de sentencias contradictorias, manteniendo la continencia o unidad de la
causa.

Puede ocurrir que se tramiten dos o más procedimientos vinculados subjetiva y objetivamente
entre sí y que, de ser fallados separadamente, puedan obtenerse sentencias diferentes y hasta
contradictorias (Art.92 y ss. C.P.C.), donde una de ellas pueda oponerse como excepción de
cosa juzgada

Todas estas causas y expedientes van a ser conocidas y falladas por un solo juez, quien las
resolverá en una única sentencia. Por ello, todos los demás tribunales que validamente
estaban conociendo de otros asuntos similares, objetiva y subjetivamente, deben dejar de
hacerlo para que todos los procesos se acumulen ante uno solo y ante un mismo tribunal.

El Art.96 C.P.C., se encarga de establecer el tribunal que deberá seguir conociendo de los
procesos una vez decretada la acumulación en forma operativa en los siguientes términos: "Si
los juicios están pendientes ante tribunales de igual jerarquía, el más moderno se acumulará al
más antiguo; pero en el caso contrario, la acumulación se hará sobre aquel que esté sometido
al tribunal superior".

c.- Las Visitas.

Se ha sostenido por algunos que también las Visitas constituirían una excepción a la regla de la
radicación.

En el caso de las llamadas Visitas Extraordinarias reglamentadas en los artículos 559 a 563 del
C.O.T., el Ministro Visitador se constituye en un juzgado determinado con todas las facultades
de un juez de primera instancia y contra las resoluciones que dictare en los procesos a que
hubiere lugar en dichos casos, podrán deducirse los recursos legales como si se dictaren por el
juez visitado.

En este caso, no nos encontramos frente a una excepción a la regla de la radicación, puesto
que no existe una sustitución de un tribunal por otro, sino que la de persona física de un juez
(visitado) por la de otro (el visitador).

En todo caso, hacemos presente que en el nuevo sistema procesal penal sólo proceden las
visitas que permiten asumir al Visitador el conocimiento de una causa en materia civil, en las
causas que se rigen por el antiguo sistema procesal penal, y en el nuevo sistema procesal penal
sólo respecto de las causas penales militares. Art. 560 C.O.T.

4. REGLA DEL GRADO O JERARQUIA.

1.- CONCEPTO.-

Con esta regla se persigue la determinación, desde el inicio del procedimiento, de un tribunal
de segunda instancia que conozca del asunto en caso de impetrarse algún recurso de apelación
o el trámite de la consulta, cuando ella sea procedente. Una vez determinado el tribunal de
alzada, esta designación nunca podrá verse alterada.

Esta regla se encuentra establecida en el Art. 110 del C.O.T. en los siguientes términos:

"Una vez fijada con arreglo a la ley la competencia de un juez inferior para conocer en
primera instancia de un determinado asunto, queda igualmente fijada la del tribunal
superior que debe conocer del mismo asunto en segunda instancia".
Esta regla general de la competencia se vincula a dos conceptos que son fundamentales en
Derecho Procesal: la instancia y el recurso de apelación.

La instancia está constituida por cada uno de los grados de conocimiento y fallo que tiene un
tribunal para la decisión de un asunto, comprendiéndose el análisis tanto los hechos como del
derecho involucrado en él.

El recurso de apelación es el recurso ordinario por cuya interposición y concesión se otorga


competencia al tribunal superior respectivo, con el objeto que este último enmiende, con
arreglo a derecho, una resolución susceptible de ser apelada y que fue pronunciada por el
tribunal inferior.

La vinculación entre la instancia y la apelación da origen a la clasificación de la competencia en


única, primera y segunda instancia a la cual ya nos refiriéramos.

La regla del grado o jerarquía tiene por objeto determinar el tribunal de alzada que va a
conocer de la segunda instancia.

La regla del grado o jerarquía es de orden público e irrenunciable.

En consecuencia, nunca podrá haber prórroga de la competencia en segunda instancia, ya que


sólo podrá conocer del recurso de apelación el tribunal superior jerárquico de aquel que dictó
la resolución impugnada y que, además, concedió el recurso para ante su superior (Art. 182
C.O.T.).

2.- ELEMENTOS PARA QUE OPERE LA REGLA DEL GRADO O JERARQUÍA.

Los elementos que deben concurrir para la aplicación del grado o jerarquía son los siguientes:
a.- Que el asunto se encuentre legalmente radicado ante un juez de primera instancia; y

b.- Que sea procedente el recurso de apelación en contra de la resolución pronunciada por el
tribunal de primera instancia.

Concurriendo estos elementos queda determinado de pleno derecho el tribunal que debe
conocer en segunda instancia, que siempre será el superior jerárquico del de primera
instancia.

La aplicación de la regla del grado o jerarquía se fundamenta en la estructura jerárquica


piramidal de los tribunales.

De acuerdo con lo anterior, de la apelación de las resoluciones dictadas en primera instancia


por el juez de letras conoce la Corte de Apelaciones respectiva; y de la apelación de las
resoluciones pronunciadas en primera instancia por las Corte de Apelaciones conoce la Corte
Suprema.

En el nuevo sistema procesal penal, la regla del grado o jerarquía para determinar el tribunal
competente solo recibe aplicación respecto de los jueces de garantía respecto de las
resoluciones que ellos pronuncian y que son apelables ( art. 370 NCPP), y no recibe aplicación
respecto de los jueces de tribunal oral en lo penal porque las resoluciones que pronuncian no
son apelables ( art 364 N.C.P.P.) y respecto del trámite de la consulta, por haber sido este
suprimido.

Creemos que la regla del grado o jerarquía debería ser modificada en el sentido de vincularla a
los recursos en términos más amplios que limitada sólo a la apelación, porque ella opera
respecto de todos ellos por regla general para determinar el tribunal superior que debe
conocerlo, y porque además, la competencia en el recurso de apelación por parte del tribunal
de alzada se ha ido delimitando, al igual que respecto de los recursos extraordinarios, al
extenderse la competencia específica del superior jerárquico sólo a las peticiones concretas
que se hubieren formulado al interponerlo.

5. REGLA DE LA EXTENSION.

1. CONCEPTO.-

Esta regla general de la competencia es de una gran importancia, porque determina cuales
asuntos vinculados al asunto principal pueden llegar a ser de conocimiento del tribunal ante el
cual se tramita la causa.

La regla de la extensión se encuentra formulada en el Art. 111 C.O.T. en los siguientes


términos:

"El tribunal que es competente para conocer de un asunto lo es igualmente para conocer de
todas las incidencias que en él se promuevan.

Lo es también para conocer de las cuestiones que se susciten por vía de reconvención o de
compensación, aunque el conocimiento de estas cuestiones, atendida su cuantía, hubiere de
corresponder a un juez inferior si se entablaran por separado".

El Profesor y Ex- Decano de nuestra Facultad, don Mario Mosquera define esta regla de la
siguiente manera: "La regla general de la extensión consiste en que el tribunal que es
competente para conocer del asunto principal que se promueve ante él, es también
competente para conocer de todo aquello que se vincula al asunto principal y que lo conduce a
la decisión del conflicto".

Los romanos conocían de esta regla y la sentaron en el principio de que "el juez que es
competente para conocer de la acción lo es también para conocer de la excepción".

El tribunal es naturalmente competente para conocer del asunto principal, pero en cada caso
se generan situaciones que sería absurdo que no conociera, dada su vinculación con aquél.

No obstante lo anterior, el legislador procesal chileno no quiso correr riesgos y señaló


perentoriamente todo aquello vinculado al asunto principal que, en virtud de esta regla, el
tribunal puede llegar a conocer.

El objetivo de la regla de la extensión es proporcionar unidad al procedimiento, permitiendo al


juez avocarse al conocimiento de otros asuntos independientes o accesorios que
complementen o adicionen el planteamiento de la acción principal y sus excepciones". (La
Competencia. Juan Colombo C.)
La determinación de las materias a las cuales se extiende la competencia del tribunal para su
conocimiento y fallo tiene gran trascendencia, puesto que su infracción puede llegar a
configurar el vicio de ultrapetita que da lugar a la interposición del recurso de casación en la
forma en contra de la sentencia que se dicte para la resolución del asunto.(Art.768 del C.P.C.)

2. REGLA DE LA EXTENSIÓN EN MATERIA CIVIL.

El Art. 111 del C.O.T., antes transcrito, señala cuáles son los asuntos de los cuales puede
conocer el tribunal en virtud de la regla de la extensión en materia civil: el asunto principal, los
incidentes, la reconvención y la compensación. Además, el tribunal de primera instancia puede
conocer de la ejecución de la sentencia por él pronunciada de acuerdo a lo previsto en los arts
113 y 114 del C.O.T.

a.- El asunto principal.

El asunto principal se encuentra configurado en materia civil básicamente por las pretensiones
que el demandante formula en el proceso, la que debe hacer valer en la parte petitoria de su
demanda (Art.254 No 5 del C.P.C.) y por las alegaciones, defensas y excepciones que el
demandado formula respecto de la pretensión hecha valer en su contra, las que debe señalar
en la contestación de la demanda. (Art. 309 del C.P.C.)

b.- Los incidentes.

Incidente es toda cuestión accesoria de un juicio que requiere pronunciamiento especial del
Tribunal (Art. 82 C.P.C.).

El Tribunal que es competente para conocer del asunto principal también lo es para conocer
de los incidentes que en el transcurso del procedimiento se promovieren.

Durante la tramitación del asunto principal pueden promoverse diversas cuestiones que no
dicen relación directa con él, pero que tienen una relación accesoria con él.

El legislador contempla la existencia de incidentes ordinarios, esto es, todas las cuestiones
accesorias que no tienen establecida una tramitación especial, a los cuales se les aplican las
reglas generales contempladas en los artículos 82 a 91 del C.P.C..- Sería el caso por ejemplo, de
la impugnación de un instrumento público presentado al proceso, de la solicitud de una
actuación que debe concederse con audiencia, de la oposición a la práctica de una actuación
judicial decretada con citación, etc.

Además se contempla la existencia de incidentes especiales, esto es, cuestiones accesorias


respecto de las cuales se han establecido reglas especiales para su tramitación en el C.P.C.,
dentro de los cuales se encuentran la acumulación de autos (Arts 92 a 100 ),las cuestiones de
competencia (Arts 101 a 112),las implicancias y recusaciones (arts 113 a 128), el privilegio de
pobreza (129 a 137), las costas (138 a 147), el desistimiento de la demanda (148 a 151) y el
abandono del procedimiento (152 a 157).-
c.- La reconvención.

La reconvención es la demanda formulada por el demandado en su escrito de contestación a la


demanda y que se inserta en el primitivo procedimiento o juicio en tramitación iniciado por el
demandante.

La reconvención sólo puede aplicarse en el juicio ordinario de mayor cuantía, salvo, claro está,
que la ley la haga aplicable en virtud de una regla especial a otros procedimientos. Tales casos
son:

1) El juicio de arrendamiento.-

Oportunamente veremos cuáles son los cuerpos legales que regulan la materia, cuya
aplicación depende de la fecha en que el contrato se celebró.

La ley Nº 18.101, en actual vigencia, señala en su Art.9º, Nº4 que los juicios derivados del
contrato de arrendamiento se rigen y tramitan conforme a las reglas del juicio sumario, con las
modificaciones que indica, una de las cuales consiste, precisamente, en la posibilidad de
reconvenir: "4) La audiencia tendrá lugar con sólo la parte que asista y no se requerirá la
concurrencia del defensor público. En ella el deman- dado podrá reconvenir al actor y se
aplicarán las normas del Título VIII del Libro II del Código de Procedimiento Civil, en cuanto
fueren procedentes, de acuerdo con la naturaleza del procedimiento de que aquí se trata. Del
traslado de la reconvención tendrá el actor seis días para su contestación".

2) El juicio ordinario de menor cuantía.-

El Art.698, Nº1 C.P.C. expresa que "los juicios de más de 10 UTM y que no pasen de 500 UTM y
que no tengan señalado en la ley un procedimiento especial, se someterán al procedimiento
ordinario de que trata el Libro II con las modificaciones siguientes:

1a. Se omitirán los escritos de réplica y duplica.

Si se deduce reconvención, se dará traslado de ella al demandante por seis días, y con lo que
éste exponga o en su rebeldía, se recibirá la causa a prueba".

3) El juicio ordinario laboral.-

Consagrando una solución jurisprudencial, que hacía aplicable la reconvención al


procedimiento laboral del D.L.3.648, la ley Nº18.510 se encargó de regularla explícitamente en
sus artículos 21, 22 y 23. En la actualidad, los artículos 440, 441 y 442 del Código del Trabajo
mantienen la misma redacción y principio.

La reconvención podrá deducirse ante el tribunal que conoce del asunto principal cuando este
sea competente para conocer de la reconvención estimada como demanda y siempre que la
reconvención deba someterse en su tramitación al mismo procedimiento que se ha aplicado
para la tramitación de la demanda formulada por el demandante.

Para estimar la competencia del tribunal para conocer de la reconvención se considerará el


monto de ella independientemente al de la demanda de acuerdo a lo previsto en el art. 124
del C.O.T..-
No obstante, es posible deducir la reconvención ante el tribunal que conoce de la causa
principal aún cuando por su cuantía la reconvención deba ventilarse ante un juez inferior de
acuerdo a lo previsto en el inciso segundo del mencionado art. 124..-

La importancia de la reconvención y sus límites serán analizadas en forma detallada cuando


tratemos del juicio ordinario civil de mayor cuantía y la actitudes que el demandado puede
asumir frente a la demanda deducida en su contra.

d.- La compensación.

Por otra parte, la competencia del tribunal que conoce de un asunto se extiende al
conocimiento de la compensación que haga valer el demandado.

Desde la perspectiva sustancial civil, la compensación es un modo de extinguir las obligaciones


civiles. El Art. 1655 C.C. señala el efecto que produce la convención en estudio: "Cuando dos
personas son deudoras una de otra, se opera entre ellas una compensación que extingue
ambas deudas, del modo y en los casos que van a explicarse".

La doctrina sustancial civil, en general, está concorde en señalar, sobre la base de lo dispuesto
en los Arts.1655 y 1656 C.C., que la compensación es un modo de extinguir obligaciones
recíprocas existentes entre dos personas, hasta concurrencia de la de menor valor.

Desde el punto de vista instrumental, la compensación es una excepción perentoria, es decir,


un medio de defensa que puede hacer valer el demandado y que ataca y enerva el fondo de la
acción deducida de manera definitiva (Art.303, Nº6 C.P.C., interpretado a contrario sensu).

De este modo, para el Derecho Procesal, la compensación es una excepción que afecta el
fondo de la pretensión del actor por la cual el demandado persigue obtener la declaración de
la extinción del crédito invocado por el demandante hasta la concurrencia de su monto,
fundado en su calidad de acreedor recíproco.

No se trata de una demanda, como en la reconvención, sino que es una excepción que, al
oponerse, pasa a formar parte del conflicto al cual el tribunal debe avocar su conocimiento y
que, por tanto, debe ser resuelta en el fallo.

Después de la entrada en vigencia de la Ley Nº18.776, de 18 de enero de 1989, las reglas


referentes a la competencia en atención a la cuantía para hacer valer la reconvención y la
compensación, como manifestación de la regla de la extensión ha dejado de tener la
importancia que tenía, desde el momento que son jueces competentes para conocer en
primera instancia de un asunto civil común únicamente los jueces de letras, salvo en los casos
de fuero o en que recibe aplicación el elemento materia. Los jueces de subdelegación y de
distrito, y anteriormente los jueces de letras de menor cuantía, con cuya concurrencia la regla
en comento tenía verdadero interés, fueron eliminados de la geografía judicial nacional,
convirtiéndose tanto ellos como la aplicación general de esta regla en reminiscencia histórica.

e.- Ejecución de la sentencia.

De acuerdo a lo previsto en los arts. 113 y 114 del C.O.T., que contemplan la regla general de la
competencia de la ejecución a la cual nos referiremos más adelante, la ejecución de las
resoluciones puede corresponder a los tribunales que las hubieren pronunciado en primera o
única instancia, sea con competencia exclusiva si se aplica el procedimiento incidental para
obtener el cumplimiento; o como uno de los tribunales con competencia acumulativa o
preventiva si se aplica el procedimiento ejecutivo para obtener el cumplimiento.

Respecto de los juicios de alimentos, debemos tener presente que la regla de la extensión
tiene una aplicación mayor aún, dado que se prevé expresamente que será competente para
conocer de las demandas de aumento, rebaja o cese de la pensión alimenticia el mismo juez
que decretó la pensión..Art. 2º inc. 2º de la Ley Abandono de Familia y Pago de Pensiones
alimenticias, modificado por la Ley 19.741, publicada en el Diario Oficial de 24 de julio de 2001.

6. REGLA DE LA PREVENCION O INEXCUSABILIDAD.

1. CONCEPTO

Esta regla se encuentra formulada en el Art. 112 del C.O.T. según la cual "siempre que según la
ley fueren competentes para conocer de un mismo asunto dos o más tribunales, ninguno de
ellos podrá excusarse del conocimiento bajo el pretexto de haber otros tribunales que
puedan conocer del mismo asunto; pero el que haya prevenido en el conocimiento excluye a
los demás, los cuales cesan desde entonces de ser competentes".

Este artículo no es más que una aplicación de uno de los fundamentos o bases del ejercicio de
la Jurisdicción consagrado en el inciso segundo del art.73 de la C.P.E y en el art.10, inc.2º
C.O.T., en cuya virtud, reclamada la intervención de los tribunales "en forma legal y en
negocios de su competencia, no podrán excusarse de ejercer su autoridad ni aún por falta de
ley que resuelva la contienda sometida a su decisión".

2.- ELEMENTOS QUE DEBEN CONCURRIR PARA LA APLICACIÓN DE LA REGLA.

Para que opere la regla de la prevención o inexcusabilidad contemplada en el mencionado


art.112 del

C.O.T. es menester:

a.- Que de acuerdo con las reglas de la competencia existieren dos o más tribunales
potencialmente competentes para el conocimiento del asunto.

Esta situación es la que se presenta en todos los casos en que existe competencia acumulativa
o preventiva para el conocimiento de un asunto, es decir, cuando hay dos o más tribunales que
pueden potencialmente conocer de un mismo asunto como acontece por ejemplo en las
acciones inmuebles, la acción civil indemnizatoria de un delito, la ejecución de las resoluciones
judiciales cuando sea necesaria la iniciación de un nuevo juicio, etc.

b.- Que el demandante presente su demanda ante uno de ellos.

El demandante puede, en caso que existan dos o más tribunales potencialmente competentes
para conocer de un asunto, requerir la intervención de cualquiera de ellos para conocer del
asunto, sin que ninguno pueda excusarse de conocer del asunto bajo pretexto de existir otros
tribunales competentes para ello.
Este es el aspecto de la regla que le otorga la denominación de inexcusabilidad.

c.- Que uno de los tribunales prevenga en el conocimiento del asunto, instante a partir del cual
cesa la competencia de los otros tribunales que hubieren sido potencialmente competentes.

En este aspecto, se contempla la denominación de esta regla como "de la prevención", puesto
que apenas comience a conocer uno de los tribunales competentes (prevenga en el
conocimiento), se produce automáticamente la extinción de la potencial competencia del o de
los otros tribunales. Se habla del tribunal que "previno" como aquel que conoce primero.

Este efecto está expresamente contemplado respecto de la competencia acumulativa que se


contempla en el nuevo sistema procesal respecto de la acción civil indemnizatoria ejercida por
la víctima en contra del imputado en el inciso segundo del artículo 59 del N.C.P.P..- Prescribe al
efecto ese precepto que “Asimismo, durante la tramitación del procedimiento penal la víctima
podrá deducir respecto del imputado, con arreglo a las prescripciones de este Código, todas las
restantes acciones que tuvieren por objeto perseguir las responsabilidades civiles derivadas
del hecho punible. La víctima podrá también ejercer esas acciones civiles ante el tribunal civil
correspondiente. Con todo, admitida a tramitación la demanda civil en el procedimiento penal,
no se podrá deducir nuevamente ante un tribunal civil.”

Finalmente, respecto de los juicios de alimentos se contempla un caso de competencia


preventiva al establecerse que son competentes para conocer de la demanda de alimentos el
juez de letras en lo civil del domicilio del alimentante o del alimentario a elección de este
último. Art. 1º Ley Abandono de Familia y Pago de Pensiones alimenticias y 147 del C.O.T.,
modificados por la Ley 19.741, publicada en el Diario Oficial de 24 de julio de 2001.

En el caso que la demanda de alimentos sea de competencia del juez de menores, porque los
alimentos se deban a menores, al cónyuge del alimentante cuando éste los solicitare
conjuntamente con sus hijos menores, o a parientes mayores y menores de edad que los
reclamaren conjuntamente, se mantiene el principio de la competencia acumulativa dado que
conocerá de la demanda el juez de letras de menores del domicilio del alimentante o del
alimentario a elección de este último. Art. 2º Ley Abandono de Familia y Pago de Pensiones
alimenticias, modificado por la Ley 19.741, publicada en el Diario Oficial de 24 de julio de 2001.

En la actualidad, en virtud del art. 8° numeral 4 de la ley 19968 que crea los Tribunales de
Familia, serán estos los competentes para conocer todo lo relacionado con las causas de
alimentos

7. REGLA DE LA EJECUCION.

1.- CONCEPTO.-

Señala el Art. 113, inc.1º C.O.T. que "la ejecución de las resoluciones corresponde a los
tribunales que las hubieren pronunciado en primera o en única instancia".

Esta regla hace radicar el cumplimiento de las resoluciones en los tribunales que las
pronuncian en primera o en única instancia.

Este principio de carácter general reconoce tres excepciones:


1º.- En el nuevo sistema procesal penal, la ejecución de la sentencia definitiva penal y de las
medidas de seguridad establecidas en la sentencia pronunciada por el tribunal de juicio oral
no debe ser ejecutada ante él, sino que ante el juzgado de garantía que hubiere intervenido
en el respectivo procedimiento penal.

2º.- En el nuevo sistema procesal penal, la ejecución de la parte civil de la sentencia


definitiva dictada dentro del proceso penal no debe ser ejecutada ante los tribunales
penales, sino que ante el juzgado de letras civil que fuere competente conforme a las reglas
generales.

3º.- Los tribunales que conozcan de los recursos de apelación, casación o revisión, ejecutarán
los fallos que dictaren para la sustanciación de dichos recursos.

Es obvio que los tribunales que conocen de los recursos están investidos de la facultad de
ejecutar las resoluciones que pronuncien durante su tramitación. Al efecto, el inciso 2º del Art.
113 C.O.T. señala que " De igual manera, los tribunales que conozcan de la revisión de las
sentencias firmes o de los recursos de apelación, casación o de nulidad contra sentencias
definitivas penales, ejecutarán los fallos que dicten para su sustanciación. Podrán también
decretar el pago de las costas adeudadas a los funcionarios que hubieren intervenido en su
tramitación, reservando el de las demás costas para que sea decretado por el tribunal de
primera instancia".

Si bien la regla del Art. 113 C.O.T., es plenamente aplicable en lo relativo al cumplimiento de
los autos y decretos, no lo es respecto de otras resoluciones.

En efecto, tratándose de las sentencias definitivas o interlocutorias, se puede solicitar su


cumplimiento o ejecución conforme al procedimiento incidental dentro del año siguiente a la
fecha en que se haga exigible la obligación sólo ante el tribunal que la dictó en única y
primera instancia, aplicándose las normas contempladas en los Arts.231 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil.

Pero si para perseguir el cumplimiento o ejecución de la sentencia definitiva se quiere iniciar


un nuevo juicio para obtener su cumplimiento, el procedimiento que deberá aplicarse será el
juicio ejecutivo contemplado en los artículos 434 y siguientes del C.P.C.. En tal caso nos
encontramos ante una competencia acumulativa o preventiva, puesto que se podrá requerir
su cumplimiento a través de este procedimiento ante el tribunal que dictó la resolución en
única o primera instancia o ante el tribunal que fuere competente conforme a las reglas
generales. Esta situación es la que se contempla en el art.114 del

C.O.T. al señalarnos que "siempre que la ejecución de una sentencia definitiva hiciere
necesaria la iniciación de un nuevo juicio, podrá éste deducirse ante el tribunal que
menciona el inciso primero del artículo precedente o ante el que sea competente en
conformidad a los principios generales establecidos por la ley, a elección de la parte que
hubiere obtenido en el pleito".

Este artículo 114 C.O.T. es otro ejemplo, quizás uno de los más claros y manifiestos, de
competencia acumulativa o preventiva que consagran nuestros textos positivos cuando se
inicia un nuevo juicio para solicitar la ejecución de la sentencia. En cambio, cuando se solicita
el cumplimiento de la sentencia a través del procedimiento incidental, es un caso de
competencia privativa o exclusiva, puesto que su conocimiento sólo corresponde al tribunal
que la pronunció en única o primera instancia.

Debemos recordar que, de acuerdo a lo previsto en los dos últimos incisos del art. 76 de la
C.P.E., "para hacer ejecutar sus resoluciones y practicar o hacer practicar los actos de
instrucción que determine la ley, los tribunales ordinarios y los especiales que integran el
Poder Judicial, podrán impartir órdenes directas a la fuerza pública o ejercer los medios de
acción conducentes de que dispusieran. Los demás tribunales lo harán en la forma que
determine la ley.

La autoridad requerida deberá cumplir sin más trámite el mandato judicial y no podrá
calificar su fundamento u oportunidad, ni la justicia o legalidad de la decisión que se trata de
ejecutar."

Esta facultad de imperio que poseen los tribunales para hacer efectivo el cumplimiento por la
fuerza de sus resoluciones aparece reiterado con rango legal en el artículo 11 del C.O.T.-

Finalmente, el artículo 240 del C.P.C. establece que " cumplida una resolución, el tribunal
tendrá facultad para decretar las medidas tendientes a dejar sin efecto todo lo que se haga en
contravención a lo ejecutado.

"El que quebrante lo ordenado cumplir será sancionado con reclusión menor en su grado
medio a máximo".

TITULO III. LAS REGLAS ESPECIALES DE LA COMPETENCIA

1.- GENERALIDADES.

Determinado que un asunto debe ser conocido por un tribunal ordinario, es menester
determinar cuál de ellos dentro de la escala jerárquica es el competente para conocer de él.

Una de las clasificaciones de la competencia que analizamos era la de la competencia absoluta


y relativa.

Las reglas de la competencia absoluta son las que determinan la jerarquía del tribunal
ordinario que será competente para el conocimiento de un asunto.

Las reglas de la competencia relativa son las que determinan cual tribunal ordinario dentro de
una determinada jerarquía es el competente para conocer de un asunto.

Del estudio particular de estas reglas de la competencia absoluta y relativa nos haremos cargo
a continuación.

SECCION 1a : REGLAS DE LA COMPETENCIA ABSOLUTA.

1.- CONCEPTO.

Las reglas de la competencia absoluta son aquellas que determinan la jerarquía del tribunal
que es competente para conocer de un asunto determinado.
Ellas se encuentran establecidas en los artículos 115 a 133 del C.O.T.-

2.- CARACTERÍSTICAS.

Las reglas de la competencia absoluta presentan las siguientes características:

a.- Son de orden público.

Las reglas de la competencia absoluta son de orden público por cuanto dicen relación con la
organización y funcionamiento de nuestros tribunales.

b.- Son irrenunciables.

Esta característica de las reglas de la competencia absoluta no es más que una consecuencia
de su carácter de orden público, no pudiendo ellas ser modificadas por la voluntad expresa o
tácita de las partes.

c.- No procede la prórroga de la competencia.

d.- Puede y debe ser declarada de oficio la incompetencia del tribunal.

e.- No existe plazo para que las partes aleguen la nulidad del procedimiento por incompetencia
absoluta del tribunal.

3. ELEMENTOS DE LA COMPETENCIA ABSOLUTA.

Los tres elementos de la competencia absoluta en nuestra legislación, que determinan la


jerarquía del tribunal que conocerá de un determinado asunto, son las siguientes:

A. La Cuantía;

B. La Materia, y

C. El Fuero o Persona.

En la actualidad, podríamos agregar como otro elemento de la competencia absoluta en


materia penal el factor tiempo. Como sabemos se ha contemplado una entrada gradual de
vigencia para el nuevo sistema procesal penal, el cual determina cual es el tribunal
competente para conocer de un determinado asunto. En efecto, conforme a lo previsto en el
artículo 4º transitorio de la Ley Orgánica Constitucional del Ministerio Público y en el artículo
484 del Código Procesal Penal, respecto de todos los delitos cometidos con anterioridad a la
fecha de entrada en vigencia en la respectiva Región serán competentes los tribunales que
correspondan por la aplicación de las normas de competencia vigentes a esa fecha y se
aplicará el procedimiento que corresponda contemplado en el Código de Procedimiento Penal
o en leyes especiales. En este caso, la investigación no es dirigida por el Ministerio Público y
son claramente incompetentes para conocer de él tanto el juez de garantía como el tribunal de
juicio oral en lo penal.

En cambio, si el delito se hubiere cometido con posterioridad a la entrada en vigencia del


Código Procesal Penal, la investigación deberá ser dirigida por el Ministerio Público con la
participación del juez de garantía que se prevé en la ley, y se aplicará el procedimiento que
fuere pertinente de los contemplados en el Nuevo Código Procesal Penal para el desarrollo del
proceso penal.

Sin embargo, debemos hacer presente que el factor tiempo no tiene injerencia alguna
respecto de los delitos de competencia de los tribunales militares, en atención a que la
reforma procesal penal no es aplicable respecto de ellos conforme a lo prescrito en el inciso
final del artículo 83 de la Constitución Política.

4. LA CUANTIA.

4.A. GENERALIDADES.-

Este elemento o factor de la competencia absoluta, que ya había perdido importancia con la
supresión de los juzgados de letras de menor cuantía, tanto en el campo civil cuanto en el
penal, por lo que hoy como regla de competencia prácticamente no tiene ningún interés,
atendido el hecho de la eliminación por la dictación de la Ley Nº 18.776 de 1989 de los jueces
de distrito y de los de subdelegación.

Con todo, si bien en la actualidad la importancia de este elemento ha disminuido en lo que


respecta a la determinación de la competencia, no la ha perdido para los efectos de
determinar el procedimiento aplicable.- La cuantía como regla de admisibilidad para la
procedencia de determinados recursos se mantiene en lo que dice relación con la procedencia
de algunos recursos, como el de apelación en materia civil y el de revisión en materia penal,
pero ya no se aplica respecto del recurso de casación en el fondo a partir de la modificación
introducida al artículo 767 del C.P.C. por la ley 19.374.

4.B. CONCEPTO.

El Art. 115 del C.O.T. especifica qué se entiende por cuantía en materia civil y penal. Señala el
precepto que "en los asuntos civiles la cuantía de la materia se determina por el valor de la
cosa disputada. En los asuntos criminales se determina por la pena que el delito lleva
consigo".

4.C. REGLAS PARA DETERMINAR LA CUANTÍA EN LOS ASUNTOS CIVILES.

Sin lugar a dudas, era en materia civil en donde mayor aplicación tenía la regla de la cuantía en
sede de competencia. En la actualidad, como se ha venido diciendo, no la tiene y nuestro
estudio posterior únicamente influirá para los efectos de determinar si el tribunal conocerá en
única o en primera instancia, la procedencia de algunos recursos y la naturaleza del
procedimiento aplicable. La competencia en función de la cuantía está entregada
exclusivamente a los jueces de letras.

Ahora bien, en éstos últimos tribunales la cuantía sólo importa para fijar si el tribunal será
competente para resolver el asunto en única o primera instancia (Art. 45, Nos. 1 y 2 C.O.T.). En
efecto, si el asunto es de una cuantía inferior a 10 U.T.M., conocerá en única instancia. Si es
superior a 10 U.T.M., en primera instancia.

Las reglas que se establecen para determinar la cuantía son las siguientes:
En primer lugar, para estudiar la cuantía en materia civil, es menester distinguir entre aquellos
asuntos susceptibles de apreciación pecuniaria y aquellos que no lo son.

4.D. DETERMINACIÓN DE LA CUANTÍA EN ASUNTOS NO SUSCEPTIBLES DE APRECIACIÓN


PECUNIARIA.

Estos asuntos, por su importancia, siempre han estado entregados al conocimiento del juez de
letras. En efecto, los Arts. 130 y 131 C.O.T, por vía meramente ejemplar, señalan qué asuntos
no son susceptibles de apreciación pecuniaria.

Señala el primero de los preceptos citados que "para el efecto de determinar la competencia
se reputarán de mayor cuantía los negocios que versen sobre materias que no estén sujetas a
una determinada apreciación pecuniaria. Tales son, por ejemplo:

1º Las cuestiones relativas al estado civil de las personas;

2º Las relativas a la separación de bienes entre marido y mujer, o a la crianza y cuidado de los
hijos;

3º Las que versen sobre validez o nulidad de disposiciones testamentarias, sobre petición de
herencia, o sobre apertura o protocolización de un testamento y demás relacionadas con la
apertura de la sucesión, y

4º Las relativas al nombramiento de tutores y curadores, a la administración de estos


funcionarios, a su responsabilidad, a sus excusas y a su remoción".

Prescribe el Art. 131 C.O.T. que "se reputarán también, en todo caso, como materias de mayor
cuantía, para el efecto de determinar la competencia del juez, las que en seguida se indican:

1º El derecho al goce de los créditos de un capital acensuado, y

2º Todas las cuestiones relativas a quiebras y a convenios entre el deudor y los acreedores"
(Art. 143 C.O.T.).

En general, se puede afirmar que los asuntos reputados como de mayor cuantía son materias
vinculadas al Derecho de Familia y a cuestiones en que las sumas de dinero involucradas no se
pueden cuantificar con facilidad.

4.E. REGLAS PARA DETERMINAR LA CUANTÍA EN ASUNTOS SUSCEPTIBLES DE APRECIACIÓN


PECUNIARIA.

A este tipo de asuntos se refieren los Arts. 116 y siguientes C.O.T., preceptos que establecen
reglas generales para determinar la cuantía del juicio.

En primer término, comienza el legislador por distinguir si el demandante acompaña o no


documentos en que apoye su pretensión.

Si el demandante acompaña esos documentos se aplica el Art. 116, precepto que señala que
si "en ellos apareciere determinado el valor de la cosa disputada, se estará para determinar la
competencia a lo que conste de dichos documentos".
Para determinar la cuantía de las obligaciones en moneda extranjera, podrá acompañar el
actor, al tiempo de presentar la demanda, un certificado expedido por un banco, que exprese
en moneda nacional la equivalencia de la moneda extranjera demandada. Dicho certificado no
podrá ser anterior en más de 10 días (Art.21 Ley Nº18.010) a la fecha de presentación de la
demanda.

Si el demandante no acompaña documentos que sirvan de apoyo a su pretensión es


menester efectuar una nueva distinción según si la acción o pretensión emana de un derecho
real o de un derecho personal.

a) Acción personal.-

Señala el Art. 117 C.O.T. que "si el demandante no acompañare documentos o si de ellos no
apareciere esclarecido el valor de la cosa, y la acción entablada fuere personal, se determinará
la cuantía de la materia por la apreciación que el demandante hiciere en su demanda verbal o
escrita".

b) Acción real.- Si la acción (pretensión) es real, entran a jugar una serie de reglas para
determinar la cuantía:

1. Señala el Art. 118, inc.1º C.O.T. que "si la acción entablada fuere real y el valor de la cosa no
apareciere determinado del modo que se indica en el artículo 116, se estará a la apreciación
que las partes hicieren de común acuerdo".

En el inciso segundo se establece una presunción de derecho de que existe acuerdo entre las
partes, presunción que constituye una verdadera "prórroga de la competencia absoluta" en
función de la cuantía. Esta "prórroga" se produce cuando las partes efectúan cualquiera
gestión que no sea reclamar de la incompetencia por concepto de la cuantía.

Señala el inciso citado que "por el simple hecho de haber comparecido ante el juez para
cualquier diligencia o trámite del juicio todas las partes juntas o cada una de ellas
separadamente, sin que ninguna haya entablado reclamo por incompetencia nacida del valor
de la cosa disputada, se presume de derecho el acuerdo de que habla el inciso anterior y se
establece la competencia del juez para seguir conociendo del litigio que ante él se hubiere
entablado".

2. Si no existe acuerdo entre las partes, el juez debe determinar la cuantía por medio de la
evaluación efectuada por peritos.

El Art. 119 C.O.T. señala que "si el valor de la cosa demandada por acción real no fuere
determinado del modo que se indica en el artículo anterior, el juez ante quien se hubiere
entablado la demanda nombrará un perito para que evalúe la cosa y se reputará por
verdadero valor de ella, para el efecto de determinar la cuantía del juicio, el que dicho perito
fijare".

El informe del perito es obligatorio en cuanto a sus conclusiones, tanto para el juez como para
las partes. Esta circunstancia diferencia el peritaje en estudio del informe de peritos -medio de
prueba, ya que este último es apreciado por el juez conforme a las reglas de la sana crítica (art.
425 del C.P.C.). Además, para los efectos de determinar la cuantía corresponde al juez la
designación del perito; en cambio, tratándose del informe pericial como medio de prueba,
corresponde a las partes designar los peritos, y sólo ante el desacuerdo de las partes, debe el
tribunal efectuarla designación. (Art. 414 del C.P.C.)

Finalmente, previene el Art. 120 C.O.T. que "cualquiera de las partes puede, en los casos en
que el valor de la cosa disputada no aparezca esclarecido por los medios indicados en este
Código, hacer las gestiones convenientes para que dicho valor sea fijado antes de que se
pronuncie sentencia.

Puede también el tribunal dictar de oficio las medidas y órdenes convenientes para el mismo
efecto".

Esta facultad, según veremos, debe ejercerse en primera instancia y antes de que el tribunal
cite a las partes a oír sentencia.

Las reglas precedentes pueden resumirse en el siguiente esquema:

1. Asunto avaluable pecuniariamente.

a) Actor acompaña documentos en que basa su demanda: Se está al valor que en ellos se
expresa (Art. 116).

b) Actor no acompaña documentos con su demanda:

i. si es acción personal, se está a lo que exprese el demandante (Art. 117).

ii. si es acción real, se está:

a) al acuerdo de las partes, presumiéndose de derecho que lo hay cuando no se alega la


incompetencia del tribunal en razón de la cuantía (Art. 118).

b) a falta de acuerdo, se estará a la evaluación de la cosa disputada que efectúe un perito (Art.
119).

Si el valor de la cosa disputada no se puede determinar de acuerdo a las reglas precedentes,


las partes pueden hacer las gestiones para fijar la cuantía antes de que se dicte sentencia.

El Tribunal puede dictar medidas de oficio para idéntico objetivo (Art. 120).

2. Asunto no avaluable pecuniariamente.

Se reputa siempre de mayor cuantía (Arts. 130 y 131).

4.F. MOMENTO EN QUE SE DETERMINA LA CUANTÍA.-

Ya hemos visto que una vez que la cuantía es fijada no puede ser alterada. Pero, ¿en qué
momento o instante procesal debe determinarse la cuantía del asunto?.

De lo señalado en los Arts.116 y siguientes C.O.T. se desprende que la cuantía debe tomarse en
consideración cuando se presenta la demanda. Esto para los efectos de calificar el
procedimiento aplicable y, antes de la Ley Nº18.776, para la competencia de los tribunales.
Con la demanda, según veremos, la cuantía comienza a fijarse.

La verdad sea dicha, para determinar el momento en que se fija la cuantía han de tomarse en
consideración las reglas de determinación de la misma. Si se deduce una pretensión real y se
acompañan documentos justificativos del derecho que se invoca, evidentemente que desde
ese momento la cuantía quedará fijada. En consecuencia, podría afirmarse que, por regla
general, la cuantía queda fijada con la presentación de la demanda.

La cuantía de la materia está configurada por todos los elementos que se contienen en la
demanda, cuando es asunto susceptible de apreciación pecuniaria: capital, intereses, cláusulas
penales, reajustes, etc.

Una vez que la cuantía queda determinada, no puede ser alterada por causa sobreviniente. Es
lo que denominamos "la inmutabilidad de la cuantía".

Prescribe al efecto el Art. 128 C.O.T. que "si el valor de la cosa disputada se aumentare o
disminuyere durante la instancia, no sufrirá alteración alguna la determinación que antes se
hubiere hecho con arreglo a la ley".

Por su parte, el Art. 129 C.O.T. ratifica la regla de la inmutabilidad de la cuantía fijada al
expresar que "tampoco sufrirá la determinación alteración alguna en razón de lo que se deba
por intereses o frutos devengados después de la fecha de la demanda, ni de lo que se deba por
costas o daños causados durante el juicio.

Pero los intereses, frutos o daños debidos antes de la demanda se agregarán al capital
demandado, y se tomarán en cuenta para determinar la cuantía de la materia".

Todo lo que se devengue antes de la presentación de la demanda altera la cuantía, no así lo


que se devengue con posterioridad

En el Art. 120 C.O.T. se autoriza a determinar la cuantía, de oficio o a petición de parte, y en


cualquier estado del juicio, pero antes que se pronuncie sentencia. Esta disposición,
aisladamente considerada podía conducir a incurrir en un grave error con nefastas
consecuencias vinculadas para la determinación de la procedencia del recurso de casación en
el fondo, puesto que el artículo 767 exigía una fijación especial para ese efecto. En la
actualidad, el elemento cuantía carece de toda trascendencia para los efectos del recurso de
casación en el fondo, dado que la ley 19.374 modificó el Art. 767 C.P.C. eliminando este
elemento como requisito de procedencia.

Si la tramitación del juicio admite la reconvención, la fijación de la cuantía no puede efectuarse


con la sola demanda, para lo cual deben sumarse las cantidades indicadas en ambos escritos.
Más, esta fijación no es importante para los efectos de la cuantía como regla de la
competencia, sino que para los de la cuantía como requisito de procedencia de recursos.

Existen procedimientos en los que la cuantía necesariamente se determina en función de lo


que se expone en la demanda y donde no existe la posibilidad de reconvenir. Es lo que sucede
con el procedimiento ejecutivo por obligación de dar, donde en la demanda necesariamente se
debe indicar la especie o cuerpo cierto que se debe o la cantidad a la que asciende la deuda
(liquidez de obligación) (Art. 438 C.P.C.).

4.G- REGLAS ESPECIALES PARA LA DETERMINACIÓN DE LA CUANTÍA.

Entre los artículos 121 a 127 C.O.T., el legislador procesal orgánico contempló una serie de
reglas especiales en que el elemento cuantía es fijado por la ley, a fin de evitar dificultades:

a) Pluralidad de acciones.- Señala el Art. 121 C.O.T.: "Si en una misma demanda se entablaren
a la vez varias acciones, en los casos en que puede esto hacerse conforme a lo prevenido en el
Código de Procedimiento, se determinará la cuantía del juicio por el monto a que ascendieren
todas las acciones entabladas".

Esta disposición guarda relación con lo dispuesto en el Art. 17 C.P.C., donde se autoriza la
interposición de dos o más "acciones" en una misma demanda, con tal que no sean
incompatibles (inc 1º) o, cuando lo son, una en subsidio de otra (inc.2º).

b) Pluralidad de demandados.- El Art. 122 C.O.T. se refiere a este punto en los siguientes
términos: "Si fueren muchos los demandados en un mismo juicio, el valor total de la cosa o
cantidad debida determinará la cuantía de la materia, aun cuando por no ser solidaria la
obligación no pueda cada uno de los demandados ser compelido al pago total de la cosa o
cantidad, sino tan sólo al de la parte que le correspondiere".

El artículo transcrito guarda relación con el Art. 18 C.P.C., precepto que autoriza la
intervención de una pluralidad de sujetos pasivos y, en general, la intervención de muchos
contra muchos.

c) Caso de la reconvención.- Para estos efectos, el Art. 124 C.O.T. señala que deben
considerarse aisladamente los montos de la reconvención y los de la demanda: "Si el
demandado al contestar la demanda entablare reconvención contra el demandante, la cuantía
de la materia se determinará por el monto a que ascendieren la acción principal y la
reconvención reunidas; pero para estimar la competencia se considerará el monto de los
valores reclamados por vía de reconvención separadamente de los que son materia de la
demanda.

No podrá deducirse reconvención sino cuando el tribunal tenga competencia para conocer de
ella, estimada como demanda, o cuando sea admisible la prórroga de jurisdicción. Podrá
también deducirse aún cuando por su cuantía la reconvención debiera ventilarse ante un juez
inferior".

Este precepto guarda relación con los Arts.314 y 315 C.P.C., disposiciones que regulan la
oportunidad en que debe ser entablada, los requisitos de la solicitud y una regla de
competencia para el tribunal que conoce de la demanda, respectivamente.

Para la procedencia de recursos, la cuantía de la materia se determina sumando las cantidades


expresadas en la demanda y en la reconvención.

d) Terminación del arrendamiento.- De acuerdo a lo establecido en el Art. 125 C.O.T debemos


distinguir:
d.a) En los juicios de desahucio o de restitución de la cosa arrendada el valor de lo disputado
se determinará por el monto de la renta o del salario convenido para cada período de pago. Si
las partes en el contrato de arrendamiento establecen dicho período de pago se estará a ello.
Así por ejemplo, si se arrienda un inmueble urbano con una renta de $ 1.000.000 pagadera
anualmente y se demanda el desahucio o la restitución, la cuantía ascenderá a $1.000.000.

Si las partes no han estipulado el período de pago de la renta en el contrato de arrendamiento


sino que solo el monto de ella en $100.000, se deberá aplicar lo establecido en el artículo 1944
del C. Civil, según el cual "el pago del precio o renta se hará en los períodos estipulados,
conforme a la costumbre del país, y no habiendo estipulación ni costumbres según las reglas
que siguen: La renta de los predios urbanos se pagará por meses , la de los predios rústicos por
años."

d.b) En los juicios de reconvenciones de pago, el valor de lo disputado se determinará por el


monto de las rentas insolutas".

e) Saldos insoluto.- Agrega el Art. 126 C.O.T. que "si lo que se demanda fuere el resto insoluto
de una cantidad mayor que hubiere sido antes pagada en parte, se atenderá, para determinar
la cuantía de la materia, únicamente al valor del resto insoluto".

f) Pensiones futuras.- Finalmente, previene el Art. 127 C.O.T que "si se trata del derecho a
pensiones futuras que no abracen un tiempo determinado, se fijará la cuantía de la materia
por la suma a que ascendieren dichas pensiones en un año. Si tienen tiempo determinado, se
atenderá al monto de todas ellas.

Pero si se tratare del cobro de una cantidad procedente de pensiones periódicas ya


devengadas, la determinación se hará por el monto a que todas ellas ascendieren".

4.F. OTROS FINES DE LA CUANTÍA.

Nuestro legislador procesal no sólo ha utilizado el factor cuantía para la determinación de la


competencia absoluta de un tribunal, la que, como hemos visto, en la práctica ya no recibe
ninguna aplicación, sino que, además, lo ha hecho en las siguientes materias, donde está
plenamente vigente:

a) La cuantía de un asunto importa para los efectos de establecer la utilización de un


procedimiento determinado. Así, por lo demás, se colige de lo prescrito en los Arts. 698 y 703
C.P.C.

En virtud de los preceptos citados se puede afirmar que existen tres procedimientos
ordinarios: el de mayor, menor y mínima cuantía.

Los asuntos cuya cuantía sea superior a 500 U.T.M, se tramitan de acuerdo al procedimiento
ordinario del Libro II del Código de Procedimiento Civil;

Los asuntos cuya cuantía sea superior a 10 U.T.M. pero inferior a 500 UTM, se tramitan de
acuerdo a las normas del juicio ordinario de menor cuantía.
Los asuntos cuya cuantía sea inferior a $ 10 UTM0, se tramitan de acuerdo al procedimiento de
mínima cuantía.

Pese a que en la actualidad no existen los juzgados de letras de menor cuantía y los de distrito
y subdelegación, lo cierto es que los procedimientos ordinarios que regulan los párrafos 1º y
2º, del Título XIV del Libro III del Código de Procedimiento Civil se encuentran plenamente
vigentes, puesto que se han mantenido las razones y motivos que originaron su
establecimiento.

b) La cuantía importa en los negocios civiles y comerciales para los efectos de determinar si
el tribunal que conoce de ellos lo hará en primera o en única instancia (Art.45 C.O.T.)

4.G. LA CUANTÍA EN ASUNTOS PACTADOS EN MONEDA EXTRANJERA.-

A las obligaciones en moneda extranjera o expresadas en moneda extranjera se refieren el


Título II de la Ley Nº18.010 sobre operaciones de crédito de dinero y el Art. 116, inc.2º C.O.T.

De acuerdo al Art.20, inc.1º de la Ley Nº18.010, "las obligaciones expresadas en moneda


extranjera serán solucionadas por su equivalente en moneda chilena según el tipo de cambio
vendedor del día del pago".

En la determinación de la cuantía, el legislador ha autorizado, como medio de prueba, la


utilización de un certificado emitido por una entidad bancaria: "Para determinar la cuantía de
las obligaciones en moneda extranjera, podrá acompañar el actor, al tiempo de presentar la
demanda, un certificado expedido por un banco, que exprese en moneda nacional la
equivalencia en moneda extranjera demandada. Dicho certificado no podrá ser anterior en
más de 15 días a la fecha de la presentación de la demanda" (Art. 116, inc.2º C.O.T.).

Por su parte, indica el Art.21 de la Ley Nº18.010, que, por ser especial y posterior, prima sobre
la normativa del Código Orgánico de Tribunales, que en "los juicios en que se persiga el
cumplimiento de alguna de las obligaciones señaladas en el artículo anterior, basta un
certificado otorgado por un Banco de la plaza, referido al día de la presentación de la demanda
o a cualquiera de los diez días precedentes, para los efectos de lo dispuesto por los artículos
116 y 120 del Código Orgánico de Tribunales".

Regla similar, en cuanto al establecimiento de la cuantía, rige en materia de obligaciones


pactadas y pagaderas en moneda extranjera.

5.- LA MATERIA.

5.1. CONCEPTO Y ACTUAL IMPORTANCIA.-

La materia es la naturaleza del asunto controvertido.

En la actualidad, pese a que ha ido perdido importancia, en la legislación chilena el factor


materia juega doblemente.

En efecto, por una parte, es utilizada para el establecimiento de los tribunales especiales, ya
que éstos han sido creados en razón, precisamente, de este factor (familia, laborales, militares,
etc.), en no pocas oportunidades acompañados del factor persona.
El Art.6º. C.O.T., sea de manera directa o de forma mediata, establece cuáles son los distintos
tribunales que integran el Poder Judicial, dividiéndolos en tribunales ordinarios y especiales,
solamente en función del elemento materia, sea en forma exclusiva o en relación con el
elemento persona.

Dispone al efecto el Art.6º., inc.3o. C.O.T. que "forman parte del Poder Judicial, como
tribunales especiales, los Juzgados de Familia, los Juzgados de Letras del Trabajo, los Juzgados
de Cobranza Laboral y Previsional y los Tribunales Militares en tiempo de paz, los cuales se
regirán en su organización y atribuciones por las disposiciones orgánicas constitucionales
contenidas en la ley 19.968, en el Código del Trabajo, y en el Código de Justicia Militar y sus
leyes complementarias, respectivamente, rigiendo para ellos las disposiciones de este Código
sólo cuando los cuerpos legales citados se remitan en forma expresa a él".

Existen otros tribunales en que también se atiende exclusivamente a la naturaleza del asunto
para los efectos de otorgarles competencia. Ello ocurre, por ejemplo, en las causas sobre
cuentas cuyo conocimiento corresponda a la Contraloría General de la República; en las causas
cuyo conocimiento corresponda a los Alcaldes y a los Jueces de Policía Local en los Juzgados de
Policía Local (Arts.12 y siguientes Ley 15.231); y en los demás asuntos judiciales del orden
temporal que leyes particulares entreguen al conocimiento de tribunales especiales.

Lo mismo puede afirmarse de asuntos tan importantes como las causas aduaneras y las
tributarias, donde la materia sobre la que versan es esencial para señalar que son competentes
los Administradores de Aduanas, el Director Nacional de Aduanas, la Junta General de
Aduanas, los Directores Regionales del Servicio de Impuestos Internos, el Tribunal Especial de
Alzada para asuntos relativos a avalúos, etc.

En materia de acusación constitucional, en que toca conocer al Senado como jurado (Arts.53,
Nº1 C.Pol. y 47 a 52 Ley 18.918), el elemento materia se encuentra mezclado con un marcado
ingrediente personal.

En segundo lugar, la materia juega a través de lo que se denomina propiamente "elemento de


la competencia absoluta" (fuero real), para la determinación de la jerarquía de un tribunal. En
este carácter, la materia -elemento de competencia- ha tendido a arrastrar siempre asuntos de
una cuantía inferior al tribunal superior jerárquico.

Por la materia, se tiende a elevar la jerarquía del tribunal. En la actualidad, esta finalidad sólo
se cumple parcialmente, según veremos.

5.2. LA MATERIA COMO FACTOR DE COMPETENCIA.-

Hemos visto con anterioridad que en ciertos casos, cuando no existe la posibilidad de
cuantificar pecuniariamente un determinado asunto, éste se reputa, por el solo ministerio de
la ley, como de mayor cuantía. Es lo que ocurre con las hipótesis contempladas en los Arts.130
y 131 C.O.T., referentes, fundamentalmente, como afirmáramos, al Derecho de Familia.

Estos dos preceptos juegan tanto para asuntos no susceptibles de apreciación pecuniaria (Art.
130 C.O.T.), como para aquellos que por su naturaleza corresponden al conocimiento de un
tribunal superior (Art. 131 C.O.T.).
Antes de la entrada en vigencia de la Ley Nº 18.776, de 18 de enero de 1989, los jueces de
letras se dividían en jueces de letras de simple departamento, jueces de letras de capital de
provincia y jueces de letras de asiento de Corte de Apelaciones.

En la actualidad, los jueces de letras también se estructuran en forma jerárquica, pero


adecuándose ella a la regionalización del país, pudiéndose acuerdo con esa nueva organización
administrativa interna del Estado distinguir: jueces de letras de comuna o agrupación de
comunas; jueces de letras de capital de provincia; y jueces de letras de comunas asiento de
Corte de Apelaciones. En esta estructura, el factor materia, en conjunto con el factor fuero o
persona, juega a través de la sustracción del conocimiento de un asunto correspondiente a un
tribunal y su radicación en otro de mayor jerarquía.

Es necesario hacer notar que el elemento materia también juega respecto de los juzgados de
letras que no tienen competencia común. En efecto, tanto en las comunas de la provincia de
Santiago y Chacabuco, como en algunos tribunales que dependen de las Cortes de Apelaciones
de San Miguel, Concepción, Temuco y Valparaíso, existen tribunales que conocen únicamente
de asuntos criminales y otros de asuntos civiles, sin perjuicio de la existencia de juzgados
especiales como los de Familia, del Trabajo, Policía Local, etc.

Dando un breve vistazo al C.O.T. nos encontramos con que el factor materia se encuentra en
las siguientes reglas de competencia:

a) El Art.48 C.O.T..- Los juicios de hacienda, esto es, aquellos en que tiene interés el Fisco y
cuyo conocimiento se encuentra entregado a los tribunales ordinarios (Art 748 del C.P.C.),
presentan ciertas peculiaridades que se orientan a obtener el inmediato beneficio de la
defensa Fiscal, como por ejemplo, la consulta de la sentencia que es contraria al interés fiscal y
que no son apeladas, etc.

El primero de los beneficios orgánicos con que cuenta el Fisco es la determinación de la


jerarquía del tribunal que conoce de ese asunto. Es así como el Art.48 C.O.T. expresa: "Los
jueces de letras de comunas asiento de Corte conocerán en primera instancia de las causas de
hacienda, cualquiera que sea su cuantía.

No obstante lo dispuesto en el inciso anterior, en los juicios en que el Fisco obre como
demandante, podrá éste ocurrir a los tribunales allí indicados o al del domicilio del
demandado, cualquiera que sea la naturaleza de la acción deducida.

Las mismas reglas se aplicarán a los asuntos no contenciosos en que el Fisco tenga interés".

b) El Art.45, Nº2 letra c) C.O.T., entrega a los jueces de letras el conocimiento exclusivo en
primera instancia de los asuntos judiciales no contenciosos, salvo en lo que respecta a la
designación de los curadores ad litem, donde es competente el tribunal que "conoce en el
pleito" (Art. 494, inc. 2º C.C.).

c) El Art.50, Nº4 C.O.T. entrega al conocimiento de los ministros de las Cortes de Apelaciones
los asuntos en que se pretende hacer efectiva la responsabilidad ministerial de los jueces de
letras;
d) El Art.51, Nº1 C.O.T. radica en el Presidente de la Corte de Apelaciones de Santiago el
conocimiento de las causas sobre amovilidad de los ministros de la Corte Suprema;

e) El Art. 53, Nº 1 C.O.T. radica en el Presidente de la Corte Suprema el conocimiento en


primera instancia de las causas sobre amovilidad de los ministros de las Cortes de
Apelaciones;

f) El Art.52, Nº1 C.O.T. entrega a un ministro de la Corte Suprema el conocimiento en primera


instancia de las causas a que se refiere el artículo 23 de la Ley Nº12.033, esto es, de las
cuestiones o juicios entre la Corporación de Ventas de Salitre y Yodo de Chile y las empresas
adheridas o que en el futuro se adhieran, o que se retiren de la misma; y al pleno de la Corte
Suprema el conocimiento en segunda instancia de los mismos asuntos;

g) El art.52 No2 del C.O.T. entrega a un Ministro de la Corte Suprema el conocimiento en


primera instancia de los delitos de jurisdicción de los tribunales chilenos, cuando puedan
afectar las relaciones internacionales de la república con otro estado.

Este caso de competencia en razón de la materia fue agregado por la Ley 19.047, publicada en
el D. Of. de 14 de Febrero de 1991.

Por Auto Acordado de 3 de octubre de 1991 de la Excma Corte Suprema, publicado en el Diario
Oficial de 5 de Octubre de 1991,se estableció que corresponderá a una Sala de la Corte
Suprema ,designada por el Presidente del tribunal, el conocimiento de los recursos que se
interpongan contra las resoluciones que se dicten por un Ministro de la Corte Suprema
conociendo de esos procesos.

Este es el único caso en el cual se mantiene vigente en el nuevo sistema procesal penal un
precepto que otorga competencia penal a un tribunal unipersonal de excepción.

h) El Art.53, Nº3 C.O.T. entrega al conocimiento del Presidente de la Corte Suprema "las
causas de presas, de extradición pasiva y demás que deban juzgarse con arreglo al Derecho
Internacional". En el nuevo sistema procesal penal la extradición pasiva es conocida por un
Ministro de la Corte Suprema en primera instancia.

i) El Art.227 C.O.T. entrega exclusivamente a los tribunales arbitrales el conocimiento y fallo el


conocimiento de determinados asuntos.

6.- EL FUERO O PERSONA

6.1. CONCEPTO.-

Se puede afirmar que el fuero es aquel elemento de la competencia absoluta que modifica la
determinación previa de la jerarquía de un tribunal en razón de la cuantía y materia para
conocer de un asunto por existir la intervención de una persona constituida en dignidad.

Este factor mantiene toda su vigencia como elemento alterador de la competencia de un


tribunal.
El fuero, contrariamente a lo que se pudiera pensar, no es un beneficio para la persona que lo
goza, sino que es una garantía para la persona que no cuenta con él. De esta manera,
abstractamente considerada, se mantiene una relativa igualdad ante la ley.

El legislador piensa que a una mayor jerarquía del tribunal que conoce del asunto mayor es la
independencia del tribunal para su resolución, de allí que la elevación de la jerarquía del
tribunal en virtud de este elemento protege a aquella persona no constituida en dignidad.

6.2. CLASIFICACION DEL FUERO.

El factor fuero recibe una clasificación entre fuero mayor y fuero menor.

Por el fuero mayor, se eleva el conocimiento de un asunto que, en principio, estaba entregado
a un juez de letras al de un tribunal unipersonal de excepción.

Al fuero mayor se refiere el Art. 50, Nº 2 C.O.T. en los siguientes términos: "Un ministro de la
Corte de Apelaciones respectiva, según el turno que ella fije, conocerá en primera instancia de
los siguientes asuntos:

2º De las causas civiles en que sean parte o tengan interés el Presidente de la República, los ex
Presidentes de la República, los Ministros de Estado, Senadores, Diputados, miembros de los
Tribunales Superiores de Justicia, Contralor General de la República, Comandantes en Jefe de
las Fuerzas Armadas, General Director de Carabineros de Chile, Director General de la Policía
de Investigaciones de Chile, los Intendentes y Gobernadores, los Agentes Diplomáticos
chilenos, los Embajadores y los Ministros Diplomáticos acreditados con el Gobierno de la
República o en tránsito por su territorio, los Arzobispos, los Obispos, los Vicarios Generales, los
Provisores y los Vicarios Capitulares.

La circunstancia de ser accionista de sociedades anónimas las personas designadas en este


número, no se considerará como una causa suficiente para que un ministro de la Corte de
Apelaciones conozca en primera instancia de los juicios en que aquéllas tengan parte,
debiendo éstos sujetarse en su conocimiento a las reglas generales".

En el nuevo sistema procesal penal no se contempla la existencia del fuero mayor respecto de
las causas penales, debiendo su investigación ser efectuada por parte del Ministerio Público,
actuando el juzgado de garantía y el tribunal oral en lo penal de acuerdo con las reglas
generales..

Por el fuero menor, determinadas personas, por el hecho de desempeñar una función pública,
hacen radicar el conocimiento de un asunto en los jueces de letras, pero sólo en asuntos civiles
o de comercio. Señala, al efecto, el Art. 45, Nº 2 letra g) C.O.T. que los jueces de letras
conocerán en primera instancia "de las causas civiles o de comercio cuya cuantía sea inferior a
las señaladas en las letras a) y b) del Nº 1 de este artículo (10 Unidades Tributarias Mensuales),
en que sean parte o tengan interés los Comandantes en Jefe del Ejército, de la Armada y de la
Fuerza Aérea, el General Director de Carabineros, los Ministros de la Corte Suprema o de
alguna Corte de Apelaciones, los Fiscales de estos tribunales, los jueces letrados, los párrocos y
vicepárrocos, los cónsules generales, cónsules o vicecónsules de las naciones extranjeras
reconocidas por el Presidente de la República, las corporaciones y fundaciones de derecho
público o de los establecimientos públicos de beneficencia.

6.3. EL FUERO DE LOS JUECES.-

En esta materia, sobre todo a partir de la entrada en vigencia de la actual Constitución, es


preciso tomar en consideración que lo que comúnmente se denomina "fuero orgánico", el que
está complementado con una garantía que no dice relación directa con la competencia. Nos
referimos a la inviolabilidad.

De acuerdo al Art. 81 C.Pol., "los magistrados de los tribunales superiores de justicia, los
fiscales y los jueces letrados que integran el Poder Judicial, no podrán ser aprehendidos sin
orden del tribunal competente, salvo el caso de crimen o simple delito flagrante y sólo para
ponerlos inmediatamente a disposición del tribunal que debe conocer del asunto conforme a
la ley".

Los jueces están al margen de toda privación de libertad que no sea el caso indicado en el
precepto constitucional transcrito.

Por nuestra parte, entendemos por "fuero de los jueces", la alteración establecida por la ley en
la jerarquía de los tribunales que van a conocer de asuntos civiles o penales en el que sea parte
o tenga interés un juez, ministro o fiscal del Poder Judicial. Estas normas son equiparables a las
del fuero, pero son única y exclusivamente aplicables a esos miembros del orden judicial.

El fuero de los jueces tiene idéntico fundamento que el fuero común, ya que son medidas
protectoras de la persona que litiga con el juez. Recordemos, una vez más, que el fuero no es
un derecho del aforado, sino que una garantía para el que carece de él.

A esta especial modalidad del fuero se refieren los siguientes preceptos orgánicos:

a) El Art. 45, Nº2, letra g) C.O.T. establece la competencia en primera instancia de un juez de
letras en el conocimiento de las causas civiles y de comercio, cuya cuantía sea ionferior a 10
UTM, en que sean parte o tengan interés los jueces letrados.

b) El Art. 51, Nº 2 C.O.T. radica en el Presidente de la Corte de Apelaciones de Santiago el


conocimiento de las acusaciones o demandas civiles que se entablen contra uno o más de los
miembros de la Corte Suprema o contra su fiscal para hacer efectiva su responsabilidad por
actos cometidos en el desempeño de sus funciones; En el nuevo sistema procesal penal no se
contempla la existencia de esta norma, debiendo su investigación ser efectuada por parte del
Ministerio Público. y

c) El Art. 53, Nº 2, C.O.T., que radica en el Presidente de la Corte Suprema el conocimiento en


primera instancia de los asuntos indicados en la letra d) precedente, en que participen los
ministros de las Cortes de Apelaciones o los fiscales de estos tribunales colegiados. En el nuevo
sistema procesal penal no se contempla la existencia de esta norma, debiendo su investigación
ser efectuada por parte del Ministerio Público.
6.4. MATERIAS EN QUE NO OPERA EL FUERO.-

Nuestro legislador ha señalado en el art.133 del C.O.T. algunos casos en que por la naturaleza
del asunto o del procedimiento empleado, el factor fuero no es tomado en consideración,
siendo ellos los siguientes:

1) los juicios posesorios;

2) los juicios sumarios y los procedimientos que deban tramitarse breve y sumariamente;

3) los juicios de minas;

4) los juicios sobre distribución de aguas;

5) los procedimientos de partición de bienes;

6) los procedimientos seguidos por faltas o contravenciones;

7) Tampoco se tomará en cuenta el (fuero) que tengan los acreedores en el juicio de quiebras
ni el de los interesados en los asuntos no contenciosos" (Art. 133, inc.2º C.O.T.).

8) los demás que determinen las leyes.

SECCION 2a: REGLAS DE LA COMPETENCIA RELATIVA.

1. CONCEPTO.-

Las reglas de competencia relativa persiguen establecer, dentro de la jerarquía ya determinada


por las reglas de competencia absoluta, el tribunal específico dentro de esa jerarquía que va a
conocer del asunto. Así, por lo demás, se desprende del encabezado del párrafo 4º del Título
VII C.O.T., al señalar que se refiere a "las reglas que determinan la competencia en materias
civiles entre tribunales de igual jerarquía" y del encabezado del párrafo 6º del mismo Título,
relativo a las "reglas que determinan la competencia en materias criminales entre tribunales
de igual jerarquía".

Como premisa básica, es menester señalar que estas reglas tienen el carácter de instituciones
de orden privado, siendo, por tanto, plenamente renunciables, pero sólo respecto de los
asuntos contenciosos civiles. Tanto en materia civil no contenciosa (Art. 182 C.O.T.,
interpretado a contrario sensu), como en materia penal (Art. 9º C.P.P.), las reglas de
competencia relativa son de orden público, irrenunciables y no admiten la prórroga de la
competencia.

Las reglas de competencia relativa se vinculan directa y exclusivamente con el elemento


territorio. Este, a juicio de don Mario Mosquera, no se traduce en un concepto meramente
geográfico, sino que comprende cualquier aspecto que la ley tome en consideración para la
determinación precisa del tribunal que tendrá competencia para conocer de un asunto.

De acuerdo con ello, el territorio para los efectos de determinar la competencia relativa, no es
más que los diversos factores que considera el legislador para determinar el juez del lugar de
una determinada jerarquía que debe conocer de un asunto.
El territorio como lugar físico resulta ser una consecuencia y no el elemento determinante de
la competencia relativa.

2. ADECUACIÓN A LA REGIONALIZACIÓN.-

Los Decretos-Leyes Nºs 573 y 575 modificaron substancialmente la división política y


administrativa de nuestro país.

En efecto, en la actualidad el territorio nacional se divide en comunas, provincias y Regiones. A


la cabeza de las primeras se encuentran los Alcaldes; de las segundas, los Gobernadores, y,
finalmente, de las últimas, los Intendentes.

Por expresa disposición del artículo 1º transitorio del D.L. Nº573, el proceso de regionalización
tendría un carácter gradual, de manera que, mientras no se hubieran dictado las leyes
previstas en ese Estatuto, continuaría vigente, en cuanto no hubieran sido modificadas
específicamente, la división territorial del país vigente a esa fecha, sus sistemas de Gobierno y
Administración interiores y la organización y competencia territorial de los tribunales de
justicia.

Nuestros Códigos (Civil, de Procedimiento Civil, de Procedimiento Penal, Orgánico de


Tribunales y de Minería), utilizaban la antigua división administrativa de la Ley de Organización
y Administración interior del Estado, siendo la unidad administrativa básica el departamento y,
en algunos casos, las subdelegaciones y los distritos.

La Ley Nº 18.776, de 18 de enero de 1989, vino a regularizar la situación transitoria antes


indicada y adecuó a la Regionalización la organización interna del Poder Judicial. El Art. 1º de la
citada ley señala que "las normas sobre regionalización del país serán aplicables al Poder
Judicial en conformidad a lo dispuesto en la presente ley".

En la actualidad, la unidad administrativa básica no es el departamento, sino la comuna. En


efecto, de acuerdo al Art. 27 C.O.T., introducido por la Ley Nº 18.969 de 10 de marzo de 1990,
"sin perjuicio de lo que se previene en los artículos 28 al 40, en cada comuna habrá, a lo
menos, un juzgado de letras.

Los nuevos juzgados que se instalen tendrán como territorio jurisdiccional la respectiva
comuna y, en consecuencia, dejarán de ser competentes en esos territorios los juzgados que
anteriormente tenían jurisdicción sobre dichas comunas".

Sin embargo, de acuerdo al Art. 1º, inc. 3º transitorio de la aludida ley, mientras no se instalen
esos juzgados, mantendrán su competencia en los territorios señalados en los artículos 28 al
40, los tribunales existentes a la fecha de vigencia de la ley.

En consecuencia, mientras no se instalen los aludidos tribunales, mantiene plenamente su


vigencia lo dispuesto en el Art. 2º, inc.1º de la Ley Nº 18.776, en cuya virtud, "en los casos que
las leyes, reglamentos y decretos se refieren al Departamento como territorio jurisdiccional de
un tribunal o de los auxiliares de la administración de justicia, dicha referencia se entenderá
hecha a la comuna o agrupación de comunas que constituyan el respectivo territorio
jurisdiccional".
En consideración a ésta disposición, aludiremos a la comuna o agrupación de comunas en
todos los textos legales que citemos, aun cuando no hayan sido expresamente modificados por
la ley de adecuación.

3. PLAN DE DESARROLLO.

En sucesivos párrafos analizaremos las reglas de competencia relativa en los asuntos


contenciosos civiles, asuntos no contenciosos civiles, asuntos mineros, asuntos concursales,
asuntos penales, asuntos laborales y de menores, y asuntos tributarios y aduaneros.

PÁRRAFO PRIMERO: LAS REGLAS DE LA COMPETENCIA RELATIVA EN LOS ASUNTOS


CONTENCIOSOS CIVILES.

1. GENERALIDADES.-

Para poder determinar, con precisión, qué tribunal, en razón del territorio, será competente
para conocer del asunto, será menester tomar en consideración las siguientes reglas de
descarte:

1º Determinar si existe o no prórroga de la competencia.

Si se ha pactado, a ella hemos de atenernos;

2º A falta de prórroga de la competencia, será necesario especificar si existen o no


disposiciones especiales que establezcan el tribunal que debe conocer del asunto. En el primer
caso, a esas reglas habremos de atenernos;

3º A falta de reglas especiales, hemos de estudiar la naturaleza de la acción deducida, de


acuerdo a las prescripciones del Código Civil, cuerpo de leyes que las clasifica en muebles e
inmuebles; y

4º Finalmente, a falta de todas las reglas precedentes, y como norma residual, se entiende que
será competente para conocer del asunto el tribunal del domicilio del demandado. Así lo
prescribe el Art. 134 C.O.T. en cuya virtud "en general, es juez competente para conocer de
una demanda civil o para intervenir en un acto no contencioso, el del domicilio del demandado
o interesado, sin perjuicio de las reglas establecidas en los artículos siguientes y de las demás
excepciones legales".

A continuación, nos referiremos a la aplicación de todas estas reglas para los efectos de
determinar el tribunal competente para conocer de un asunto civil contencioso en atención al
elemento territorio.

2.- LA PRÓRROGA DE LA COMPETENCIA.

a.- REGLAMENTACION.

La prórroga de la competencia se regula en el Párrafo 8 del Título VII del Código Orgánico de
Tribunales y en el artículo 9 del Código de Procedimiento Penal.
Debemos advertir que mediante la dictación de la Ley 18.969, publicada en el Diario Oficial de
10 de Marzo de 1990, se modificó el párrafo 8 y diversos preceptos de éste con el fin de
sustituir al tratar esa institución la alusión que el legislador efectuaba a la jurisdicción por la de
competencia, con lo cual se adecua ella a la actual posición de la doctrina al no ser prorrogable
la jurisdicción.

Por otra parte, tradicionalmente se enseña la prórroga de la competencia como una institución
en forma aislada, pero hemos estimado pertinente referirnos a ella en esta parte para los
efectos de destacar su aplicación sólo respecto de la determinación del territorio en los
asuntos civiles contenciosos.

b.- CONCEPTO.-

De acuerdo a lo establecido en el artículo 181 del C.O.T "un tribunal que no es naturalmente
competente para conocer de un asunto, puede llegar a serlo si para ello las partes, expresa o
tácitamente, convienen en prorrogarle la competencia para este negocio.".

Invirtiendo los términos de ese precepto, la prórroga de la competencia sería el acuerdo


expreso o tácito de las partes para otorgar competencia a un tribunal que no es el
naturalmente competente para conocer del asunto.

Esta definición de la prórroga de la competencia, que fluye de la explicación que nos da el


citado precepto legal es demasiado amplia y merece por ello las siguientes críticas;

a) No precisa que la prórroga sólo procede respecto de los asuntos contenciosos civiles y no en
los asuntos civiles no contenciosos y en los asuntos penales;

b) No señala que ella sólo opera respecto del elemento territorio, en la primera instancia y sólo
entre tribunales ordinarios de igual jerarquía.

De acuerdo con ello, podemos definir en nuestro derecho la prórroga convencional de la


competencia como el acuerdo expreso o tácito de las partes en virtud del cual, en la primera
instancia, de los asuntos civiles contenciosos, que se tramitan ante tribunales ordinarios,
otorgan competencia a un tribunal que no es el naturalmente competente para conocer de él,
en razón del elemento territorio.

c.- CLASIFICACION.

Desde un punto de vista doctrinario es posible efectuar una clasificación de la prórroga de la


competencia desde diversos puntos de vista.

c.1. En cuanto al sujeto que efectúa la prórroga.

Desde este punto de vista la prórroga de la competencia puede ser clasificada en legal y
convencional.

Prórroga legal de la competencia es aquella que se verifica por el propio legislador


modificando el tribunal que debe conocer de un asunto de acuerdo a las reglas generales que
la ley ha preestablecido.
Esta prórroga de la competencia, como se efectúa por el propio legislador, es posible que se
refiera a cualquiera de los elementos de la competencia absoluta y relativa, tanto en los
asuntos penales y civiles.

Se han señalado como casos de prórroga legal los siguientes:

a.- El art. 161 del C.O.T., a propósito de las faltas, establece que si un mismo reo tuviere
procesos pendientes por faltas y por crímenes o simples delitos, el juez de letras será el solo
competente para conocer de todos ellos.". Este precepto se encuentra derogado en el nuevo
sistema procesal penal.

b.- Los artículos 11 y 124 del C.O.T., a propósito de la reconvención, establecen que el tribunal
que conoce de la causa es competente para conocer de la reconvención aún cuando por su
cuantía hubiere de corresponder a un juez inferior si se entablare por separado.

c.- El artículo 168, inciso 2° del C.O.T., el cual señala que "si siendo muchos los autores de un
delito o de varios delitos conexos, hubiere entre ellos individuos aforados y otros que no lo
sean, el tribunal competente para juzgar a los que gozan de fuero, deberá juzgar a los demás
autores y a los cómplices y encubridores." Este precepto se encuentra derogado en el nuevo
sistema procesal penal.

No obstante lo anterior, es discutible hablar que en estos casos nos encontremos ante una
prórroga de la competencia, puesto que es esencial, para que ella opere, la manifestación de
voluntad de las partes. En estos casos, sólo nos encontramos con normas especiales en virtud
de las cuales el legislador contempla excepciones respecto a las reglas generales que él mismo
ha establecido.

Prórroga convencional de la competencia es aquella que las partes realizan en forma expresa
o tácita, otorgando competencia a un tribunal que naturalmente no la posee.

Esta es la prórroga de la competencia que se reglamenta en el Código Orgánico de Tribunales.

La prórroga convencional de la competencia se subclasifica en expresa o tácita según la forma


en que las partes manifiestan su voluntad para que ella opere, como veremos al referirnos a su
regulación en nuestro derecho.

c.2. En atención al elemento sobre el cual recae la prórroga.

De acuerdo a lo señalado por don Manuel Egidio Ballesteros en su obra Ley de organización y
atribuciones de los tribunales de justicia, se puede clasificar la prórroga en:

1.- De persona a persona, cuando el avencindado en un distrito judicial se somete a la


jurisdicción del juez de un distrito diferente, o el del fuero especial al del fuero común.

La prórroga de persona a persona, en razón del elemento territorio, recibe aplicación en


nuestro país de acuerdo a lo previsto en los artículos 181 y siguientes del C.O.T.

La prórroga de persona a persona relacionada con la renuncia del fuero no se aplica en Chile,
porque el fuero está establecido por razones de orden público.
2.- De cantidad a cantidad, cuando se somete a un juez que no puede juzgar, sino hasta cierta
cuantía, una cuestión de cuantía superior.

Ella no tiene aplicación en Chile, puesto que, como nos señala Ballesteros, "si la ley ha
restringido la jurisdicción de un juez, también por razones de orden público, a negocios cuyo
valor no pase de una cuantía determinada, este juez no puede aceptar de las partes una
jurisdicción que la ley no les ha conferido.".

3.- De tiempo a tiempo o de causa a causa, cuando las partes convienen en que el juez cuya
jurisdicción está limitada a cierto tiempo o cierto negocio conozca más allá del plazo o de
negocio diverso, como suele suceder en los juicios arbitrales.

La prórroga de tiempo a tiempo procede en los casos de arbitraje. En efecto, el árbitro tiene un
plazo dentro del cual debe cumplir su función. Este término, a falta de estipulación expresa, es
de dos años contados desde la aceptación. El plazo convencional puede ser más largo o más
breve.

Ballesteros nos señala que "puede en Chile prorrogarse la jurisdicción de tiempo a tiempo y de
causa a causa, cuando los sometidos a un arbitraje convienen en ampliar el plazo del
compromiso o las materias sujetas a la decisión del juez. Esta clase de prórroga ha sido
considerada por nuestros tribunales como la constitución de un nuevo compromiso.".

4.- De lugar a lugar, que ocurría antiguamente cuando el juez de un territorio conocía en otro,
de alguna causa con conocimiento de los litigantes y permiso expreso o tácito del juez del
distrito.".

La prórroga de lugar a lugar no puede tener aplicación en Chile en virtud de la base orgánica
de la territorialidad consagrada en el inciso primero del artículo 7 del C.O.T., según el cual "los
tribunales sólo pueden ejercer su potestad en los negocios y dentro del territorio que la ley les
hubiere respectivamente asignado.".

d.- REQUISITOS DE PROCEDENCIA DE LA PRÓRROGA DE LA COMPETENCIA.

Para que en nuestro derecho sea procedente la prórroga de la competencia es menester que
concurran los siguientes requisitos:

1.- Naturaleza del asunto.

De acuerdo a lo previsto en el artículo 182 del C.O.T., la "prórroga de la competencia sólo


procede respecto de negocios contenciosos civiles."

A contrario sensu, la prórroga no es procedente en los asuntos civiles no contenciosos y en los


asuntos penales.

Además, cabe hacer presente a mayor abundamiento, que el legislador señala


categóricamente en el art.9 del C.P.P. que "la competencia criminal no puede, en caso alguno,
ser prorrogada por simple voluntad de las partes.".

2.- Elemento de la competencia que puede ser modificado.


La prórroga de la competencia sólo procede respecto del elemento territorio.

Los elementos cuantía, materia y fuero o persona tienen un carácter de orden público y no
pueden ser modificados por la voluntad de las partes.

3.- Tribunales entre los cuales procede.

De acuerdo a lo previsto en el artículo 182 del C.O.T.," la prórroga sólo procede "entre
tribunales ordinarios de igual jerarquía".

4.- Instancia en la cual procede.

De acuerdo a lo previsto en el artículo 182 del C.O.T., "la prórroga de la competencia sólo
procede en primera instancia".

La prórroga de la competencia no procede en la segunda instancia, no sólo por la norma


expresa citada, sino que, además, por la regla general de la competencia del grado o jerarquía
contemplada en el artículo 110 del C.O.T.

En consecuencia, la prórroga de la competencia sólo procede respecto del elemento territorio,


en los asuntos contenciosos civiles, en la primera o única instancia y entre tribunales
ordinarios de igual jerarquía.

e.- CAPACIDAD PARA PRORROGAR LA COMPETENCIA.

La prórroga de la competencia es un acto jurídico bilateral cuando se verifica en forma


expresa, y debe realizarse por personas que tengan la capacidad de ejercicio que contempla el
Código Civil.

Al respecto, establece el art.184 del C.O.T que "pueden prorrogar competencia todas las
personas que según la ley son hábiles para estar en juicio por sí mismas y por las que no lo son
pueden prorrogarla sus representantes legales.".

f.- FORMA DE PRORROGAR LA COMPETENCIA.

La prórroga convencional de la competencia se puede verificar en forma expresa o tácita.

f. a. PRÓRROGA EXPRESA.

De acuerdo a lo establecido en el artículo 186 del C.O.T., se prorroga la competencia


expresamente cuando en el contrato mismo o en un acto posterior han convenido en ello las
partes, designando con toda precisión el juez a quien se someten.".

Según lo señalado por el legislador, podemos definir la prórroga expresa como la convención
en virtud de la cual las partes acuerdan prorrogar la competencia, sea que se contenga en el
contrato mismo o en un acto posterior, designando con toda precisión el juez a quien se
someten.

La prórroga expresa puede verificarse por las partes:


a.- En el mismo contrato.

Se prorroga la competencia en el mismo contrato cuando las partes insertan dentro de éste
una cláusula sometiéndose a la competencia de determinados tribunales para la resolución de
cualquier conflicto que pudiera suscitarse con motivo de su celebración.

Para los efectos de estipular esa cláusula es menester tener presente que la competencia de
los jueces de letras se extiende a la Comuna y que el legislador exige la designación con toda
precisión del juez a cuya competencia se someten.

En consecuencia, la cláusula que debería insertarse en el contrato para prorrogar la


competencia normalmente es del siguiente tenor: "Las partes, para todos los efectos del
presente contrato, fijan su domicilio en la Comuna de Santiago de la Región Metropolitana y
prorrogan expresamente la competencia respecto de cualquier conflicto que pudiera
suscitarse respecto de él para ante sus tribunales ordinarios.".

b.- Acto Posterior.

En el evento que no se hubiere contemplado la estipulación de la prórroga al celebrarse el


contrato, no existe inconveniente alguno para que se convenga en ella mediante un acto
posterior, en cuyo caso deberá en éste contemplarse la materia respecto de la cual se efectúa
y el tribunal para ante el cual se prorroga la competencia.

En consecuencia, la prórroga expresa se debe verificar normalmente antes de que se hubiere


dado inicio al juicio mediante la presentación de la demanda.

f. b. PRÓRROGA TÁCITA.

Una vez iniciado el proceso, el legislador contempla la existencia de la prórroga tácita de la


competencia, la cual se establece no porque exista una manifestación expresa de voluntad de
las partes en ese sentido, sino que de actuaciones por ella realizadas que no importan
desconocer la incompetencia en razón del elemento territorio en los asuntos contenciosos
civiles del juez ordinario ante el cual comparecen. (Art. 187 del C.O.T.)

Para establecer la existencia de la prórroga tácita es menester distinguir entre el demandante


y demandado.

a.- La prórroga tácita del demandante.

Se entiende que el demandante prorroga tácitamente la competencia por el hecho de ocurrir


ante el juez interponiendo su demanda.

En este caso debe darse a la expresión demanda un sentido genérico como de cualquier
solicitud que se formula por el actor al tribunal que no es el naturalmente competente y no
sólo la del escrito de demanda en los términos contemplados en el artículo 254 del C.P.C..

En consecuencia, debe entenderse que prorroga la competencia no sólo el actor que acude a
interponer la demanda ante un tribunal que no es el naturalmente competente, sino que
también aquel que solicita ante él una medida prejudicial, ya sea propiamente tal, probatoria o
precautoria, una medida preparatoria de la vía ejecutiva o la notificación del tercer poseedor
en una acción de desposeimiento.

b.- La prórroga tácita del demandado.

Se entiende que el demandado prorroga tácitamente la competencia por hacer, después de


apersonado en el juicio, cualquiera gestión que no sea la de reclamar la incompetencia del
juez.

Ello significa que el demandado debe, como primera gestión que efectúa en el juicio, alegar la
incompetencia relativa del tribunal. En consecuencia, si el demandado comparece al proceso
oponiendo excepciones dilatorias, entre las cuales no se encuentra la de incompetencia
relativa del tribunal, o contesta derechamente la demanda sin oponer excepciones dilatorias,
se entenderá que ha prorrogado tácitamente la competencia.

Excepcionalmente, tratándose del juicio ejecutivo, se establece en el artículo 465 del C.P.C.
que "no obstará para que se deduzca la excepción de incompetencia, el hecho de haber
intervenido el demandado en las gestiones del demandante para preparar la acción
ejecutiva.". En consecuencia, tratándose del juicio ejecutivo, si el demandado interviene con
motivo de alguna gestión preparatoria de la vía ejecutiva de las contempladas en el artículo
434 del C.P.C., como por ej., concurrir a la gestión preparatoria de confesión de deuda o
reconocimiento de firma, no se producirá la prórroga tácita de la competencia y este podrá,
con posterioridad, una vez deducida la demanda ejecutiva y requerido de pago, oponer la
excepción de incompetencia relativa del tribunal.

Si el demandado no comparece en el juicio no habrá prorrogado tácitamente la competencia


relativa del tribunal, pero normalmente su derecho para hacer valer la incompetencia precluirá
por haber transcurrido el plazo que posee para alegarla como excepción dilatoria en el juicio
ordinario (Art. 305 del C.P.C.) o como incidente de nulidad procesal (Art.83 inciso 2 del C.P.C.).

En consecuencia, la prórroga tácita de la competencia siempre se realiza con motivo de


actuaciones que el demandante y demandado realizan dentro del proceso.

g.- EFECTOS DE LA PRÓRROGA DE LA COMPETENCIA.

Los efectos que genera la prórroga de la competencia son los siguientes:

a.- Un tribunal que no era el naturalmente competente para conocer del asunto en virtud del
elemento territorio pasa a ser competente para conocer de él.

Producida la prórroga de la competencia, ya sea expresa o tácita, no podrán las partes alegar la
incompetencia relativa del tribunal que naturalmente no era el competente, pero que ha
pasado a tener una competencia prorrogada.

b.- Los efectos de la prórroga de la competencia son relativos, puesto que sólo afecta a las
partes que han concurrido a otorgarla.
Al efecto, el art.185 establece que " la prórroga de la competencia sólo surte efectos entre las
personas que han concurrido a otorgarla, mas no respecto de otras personas como fiadores o
codeudores.".

Siendo la prórroga de la competencia uno de aquellos actos denominados por la moderna


doctrina como "negocios procesales", esto es, actos jurídicos bilaterales celebrados fuera o
dentro del proceso y destinados a producir efectos a su respecto, se hace extensivo por el
legislador el principio de la relatividad contractual.

3. REGLAS LEGALES ESPECIALES RESPECTO DE LA COMPETENCIA RELATIVA.-

En caso de no existir prórroga de la competencia, para determinar el tribunal competente en


razón del territorio es menester aplicar las diversas reglas especiales que el legislador
establece respecto de distintas materias.

Estas reglas especiales se encuentran contempladas entre los artículos 139 y 148 C.O.T., siendo
las siguientes:

3.1. Varias obligaciones que deban cumplirse en distintos lugares.

"Si una misma demanda comprendiere obligaciones que deben cumplirse en diversos
territorios jurisdiccionales, será competente para conocer del juicio el juez del lugar en que se
reclame el cumplimiento de cualquiera de ellas" (Art. 139 C.O.T.).

3.2. Demandado con dos o más domicilios.

"Si el demandado tuviere su domicilio en dos o más lugares, podrá el demandante entablar su
acción ante el juez de cualquiera de ellos" (Art. 140 C.O.T.).

3.3. Dos o más demandados con diversos domicilios.

"Si los demandados fueren dos o más y cada uno de ellos tuviere su domicilio en diferente
lugar, podrá el demandante entablar su acción ante el juez de cualquier lugar donde esté
domiciliado uno de los demandados, y en tal caso quedarán los demás sujetos a la jurisdicción
del mismo juez" (Art. 141 C.O.T.).

3.4. Personas jurídicas.

"Cuando el demandado fuere una persona jurídica, se reputará por domicilio, para el objeto de
fijar la competencia del juez, el lugar donde tenga su asiento la respectiva corporación o
fundación.

Y si la persona jurídica demandada tuviere establecimientos, comisiones u oficinas que la


representen en diversos lugares, como sucede con las sociedades comerciales, deberá ser
demandada ante el juez del lugar donde exista el establecimiento, comisión u oficina que
celebró el contrato o que intervino en el hecho que da origen al juicio" (Art. 142 C.O.T.).

Es necesario recordar que, tratándose de la persona jurídica Fisco, es competente para


conocer de los juicios de hacienda el juez de letras de comuna asiento de Corte de
Apelaciones, cuando aquél aparece como demandado. Si, por el contrario, el Fisco es el
demandante, puede deducir su demanda ante el juez de letras de comuna asiento de Corte de
apelaciones o ante el juez del domicilio del demandado, a su elección.

3.5. Acciones posesorias.

"Es competente para conocer de los interdictos posesorios el juez de letras del territorio
jurisdiccional en que estuvieren situados los bienes a que se refieren. Si ellos, por su situación,
pertenecen a varios territorios jurisdiccionales, será competente el juez de cualquiera de
éstos" (Art. 143 C.O.T.).

3.6. Juicios de Aguas.

A los juicios de aguas se refiere el Art. 144 C.O.T., con la redacción que le dio la Ley Nº18.776,
citada: "Será competente para conocer de los juicios de distribución de aguas el de la comuna
o agrupación de comunas en que se encuentra el predio del demandado. Si el predio estuviere
ubicado en comunas o agrupaciones de comunas cuyo territorio correspondiere a distintos
juzgados, será competente el de cualquiera de ellas".

3.7. Avería común.

"La justificación, regulación y repartimiento de la avería común se hará ante el tribunal que
designa el Código de Comercio" (Art. 145 C.O.T.).

Este punto requerirá de una breve explicación.

Uno de los riesgos de la navegación marítima está constituido por la avería, la que, en
términos simples, puede equipararse a los daños y gastos extraordinarios o imprevistos
incurridos durante la expedición para la conservación de la nave, de la carga o de ambas a la
vez. La avería se clasifica en avería simple o particular y avería gruesa o común.

La avería simple o particular, cuya especificación se encuentra en el Art. 1093 C. de Co., no


genera, en principio, mayores problemas, ya que, de acuerdo al Art. 1094 C. de Co., "el
propietario de la cosa que hubiese sufrido el daño o causado el gasto, soportará la avería
particular, sin perjuicio de su derecho para perseguir las responsabilidades que correspondan".

La avería gruesa o común está constituida "por los sacrificios o gastos extraordinarios e
imprevistos, efectuados o contraídos intencional y razonablemente, con el objeto de preservar
de un peligro común a los intereses comprometidos en la expedición marítima".

En cuanto a las normas de competencia, el legislador mercantil ha sido bastante explícito:

a) si el arreglo de la avería se hace fuera del territorio de la República, se aplican las leyes, usos
y costumbres del lugar donde se verifica el arreglo (Art. 1092 C. de Co.).

b) si el arreglo se hace en territorio nacional, éste debe efectuarse por un perito liquidador,
designado, a falta de acuerdo, por el juez competente del puerto donde termina la descarga.

El nombramiento se verifica según las normas de designación de peritos de los Arts. 414 y 415
del Código de Procedimiento Civil.
Si el capitán o el armador, dos de los sujetos que participan en el comercio marítimo, no han
declarado la avería común, cualquier interesado puede solicitar al juez indicado
precedentemente que nombre un árbitro, para que se pronuncie sobre la existencia de la
avería común.

Las objeciones de la legitimidad de la liquidación de la avería común se deben presentar ante


el juez competente del puerto chileno donde termina la descarga (Art. 1106 C. de Co.).

Si se formula observación, el tribunal debe citar a las partes a un comparendo para designar un
árbitro para que conozca, en única instancia, del juicio de impugnación (Arts.1107 y 1108 C. de
Co.).

3.8. Juicios de alimentos y de filiación.

En el juicio de alimentos, son competentes para conocer de las demandas de alimentos el del
domicilio del alimentante o alimentario, a elección de este último. Asimismo, ello se aplicará a
las solicitudes de aumento de pensiones alimenticias decretadas. De las solicitudes de cese o
rebaja de la pensión decretada conocerá el tribunal del domicilio del alimentario (Art. 147).

En los juicios de filiación, dispone el Art. 147 C.O.T. que Asimismo, será juez competente para
conocer de las acciones de reclamación de filiación contempladas en el Párrafo 2º del Título
VIII del Libro I del Código Civil el del domicilio del demandado o demandante, a elección de
este último.

3.9. Juicios hereditarios.

En su aspecto contencioso, señala el Art. 148, inc. 1º C.O.T. que "será competente para
conocer del juicio de partición de la herencia, del de desheredamiento y el de validez o nulidad
de disposiciones testamentarias, el del lugar donde se hubiere abierto la sucesión del difunto
con arreglo a lo dispuesto por el artículo 955 del Código Civil.".

El precepto sustancial al que la norma instrumental se remite, se refiere a la delación de la


herencia, esto es, al llamado que hace la ley a los herederos a aceptar o repudiar una
asignación: "La sucesión en los bienes de una persona se abre al momento de su muerte en su
último domicilio, salvos los casos expresamente exceptuados.

La sucesión se regla por la ley del domicilio en que se abre; salvas las excepciones legales" (Art.
955 C.C.).

En otras palabras, concordando el precepto orgánico-procesal con el precepto del Código Civil,
se concluye que es competente el juez de letras de las comunas o agrupaciones de comunas
donde el causante tuvo su último domicilio.

El Art. 148, inc. 2º C.O.T., como veremos, se refiere a la competencia en materias no


contenciosas. Sin embargo, existe una hipótesis, en el inciso primero, cuya inclusión pareciera
dudosa dentro de las reglas de competencia contenciosa. En efecto, señala el precepto citado
que ese mismo juez es competente para conocer de todas las diligencias judiciales relativas a
la partición de bienes que el causante hubiere dejado.
La lectura aislada del precepto puede inducir a error, ya que la partición de bienes es materia
de arbitraje forzoso, el que necesariamente ha de verificarse por medio de árbitros de derecho
(Arts. 227, Nº 2 C.O.T., en relación con los Arts. 1323 C.C. y 225 C.O.T). Sin embargo,
concordando los preceptos citados, hemos de llegar a la conclusión que el Art. 148, inc.1º
C.O.T. se refiere a aspectos previos y conducentes a la designación del juez partidor, en caso
de que las partes no lleguen a acuerdo sobre la persona en quien recaerá la designación.

3.10. Asuntos Concursales.

Será juez competente en materia de procedimientos concursales entre deudores y acreedores


el del lugar en que el deudor tuviere su domicilio (Art. 154).

4.- REGLAS VINCULADAS A LA NATURALEZA DE LA ACCION DEDUCIDA.

En la determinación de la competencia, atendiendo al factor naturaleza de la pretensión, el


Código distingue entre acciones muebles, acciones inmuebles y acciones mixtas, esto es, en las
que se reclaman derechos muebles e inmuebles a la vez, siguiendo en este punto la
clasificación general del Art. 580 del Código Civil.

4.1.- Cuando la acción (pretensión) es INMUEBLE estamos frente a un caso de competencia


acumulativa o preventiva. En efecto, prescribe el Art. 135 C.O.T. que "si la acción entablada
fuere inmueble, será competente para conocer del juicio el juez del lugar que las partes hayan
estipulado en la respectiva convención. A falta de estipulación será competente, a elección del
demandante:

1º El del lugar donde se contrajo la obligación; o

2º El del lugar donde se encontrare la especie reclamada".

Si el inmueble o inmuebles que son objeto de la acción estuvieren situados en distintos


territorios jurisdiccionales, será competente cualquiera de los jueces en cuya comuna o
agrupación de comunas estuvieren situados".

La Ley 18.969 ha solucionado, con la modificación del Art. 135 y la derogación del Art. 136, un
problema interpretativo debatido durante mucho tiempo. La regla establecida en el actual Art.
135 C.O.T. es lo suficientemente clara para explicarse por sí misma, no requiriendo mayores
comentarios.

4.2.- Tratándose de acciones (pretensiones) MIXTAS o que comprende pretensiones muebles


e inmuebles a la vez, señala el Art. 137 C.O.T. que "si una misma acción tuviere por objeto
reclamar cosas muebles e inmuebles, será juez competente el del lugar en que estuvieren
situados los inmuebles.

Esta regla es aplicable a los casos en que se entablen conjuntamente dos o más acciones, con
tal que una de ellas, por lo menos sea inmueble".

4.3.- Finalmente, prescribe el Art. 138 C.O.T. que "si la acción entablada fuere de las que se
reputan MUEBLES con arreglo a lo prevenido en los artículos 580 y 581 del Código Civil, será
competente el juez del lugar que las partes hayan estipulado en la respectiva convención.
A falta de estipulación de las partes, lo será el del domicilio del demandado".

Los hechos que se deben, como las promesas, se reputan muebles, de acuerdo al Art. 581 C.C.
y, consiguientemente, se rigen por la disposición del Art. 138 C.O.T.

5.- REGLA SUPLETORIA.-

A falta de todas las otras reglas de competencia que se han enunciado, será juez competente
para conocer del asunto aquel en que tenga su domicilio el demandado (Art. 134 C.O.T.).

A este respecto es necesario tomar en consideración que la voz "domicilio", esto es, la
residencia acompañada real o presuntivamente del ánimo de permanecer en ella (Art. 59, inc.
1º C.C.), sólo es utilizada para los efectos orgánico-procesales de determinación de
competencia y no en el sentido procesal funcional de lugar hábil y específico donde pueda
practicarse alguna actuación o diligencia judicial.

Para los efectos de la competencia, "el lugar donde un individuo está de asiento, o donde
ejerce habitualmente su profesión u oficio, determina su domicilio civil o vecindad" (Art. 62
C.C.).

Cuando el demandado posee más de un domicilio, será competente para conocer del asunto el
juez que ejerza jurisdicción en cualquiera de ellos.

PARRAFO 2 : LAS REGLAS DE LA COMPETENCIA RELATIVA EN LOS ASUNTOS CIVILES NO


CONTENCIOSOS.

1. REGLAS DE DESCARTE.-

Para poder determinar con precisión el tribunal que es competente para conocer de los
asuntos no contenciosos en que no se promueve conflicto entre partes, en los que no cabe la
prórroga de la competencia, es menester tomar en consideración las siguientes reglas de
descarte:

1º Determinar si el legislador ha establecido una regla especial en atención al elemento


territorio, en cuyo caso a ella hemos de atenernos; y

2º Ante la falta de una regla especial, se debe aplicar la regla supletoria que concede
competencia al tribunal de la comuna o agrupación de comunas en que tenga su domicilio el
solicitante.

2. REGLAS ESPECIALES.-

Ellas se encuentran contempladas en los artículos 148 a 155 C.O.T., siendo las siguientes:

2.1. Asuntos no contenciosos en materia sucesoria.

a.- Es competente para conocer de todas las diligencias judiciales relativas a la apertura de la
sucesión, formación de inventarios, tasación, declaración de herencia yacente, la guarda y
aposición de sellos y la posesión efectiva, el tribunal de la comuna o agrupación de comunas
en que tuvo su último domicilio el causante (Arts.148, inc.2º C.O.T. y 955, inc.1º C.O.T.).

b.- "Cuando una sucesión se abra en el extranjero y comprenda bienes situados dentro del
territorio chileno, la posesión efectiva de la herencia deberá pedirse en el lugar en que tuvo el
causante su último domicilio en Chile, o en el domicilio del que la pida si aquél no lo hubiere
tenido" (Arts.149 C.O.T. y 998 C.C.).

2.2. Nombramiento de tutores y curadores.

"Será juez competente para conocer del nombramiento de tutor o curador y de todas las
diligencias que, según la ley, deben preceder a la administración de estos cargos, el del lugar
donde tuviere su domicilio el pupilo, aunque el tutor o curador nombrado tenga el suyo en
lugar diferente.

El mismo juez será competente para conocer de todas las incidencias relativas a la
administración de la tutela o curaduría, de las incapacidades o excusas de los guardadores y de
su remoción" (Art. 150 C.O.T.).

"Para nombrar curador a los bienes de un ausente o a una herencia yacente, será competente
el juez del lugar en que el ausente o el difunto hubiere tenido su último domicilio.

Para nombrar curador a los derechos eventuales del que está por nacer, será competente el
juez del lugar en que la madre tuviere su domicilio" (Art. 152 C.O.T.).

2.3. Muerte presunta.

"En los casos de presunción de muerte por desaparecimiento, el juez del lugar en que el
desaparecido hubiere tenido su último domicilio será competente para declarar la presunción
de muerte y para conferir la posesión provisoria o definitiva de los bienes del desaparecido a
las personas que justifiquen tener derecho a ellos" (Arts. 151 C.O.T. y 81, Nº 1 C.C.).

2.4. Autorización gravar y enajenar.

"Para aprobar o autorizar la enajenación, hipotecación o arrendamiento de inmuebles, es


competente el juez del lugar donde éstos estuvieren situados" (Art. 153 C.O.T.).

2.5. Censo.

"Será tribunal competente para conocer de la petición para entrar en el goce de un censo de
transmisión forzosa, el del territorio jurisdiccional en donde se hubiere inscrito el censo. Si el
censo se hubiere redimido, el del territorio jurisdiccional donde se hubiere inscrito la
redención. Si el censo no estuviere inscrito ni se hubiere redimido, el del territorio
jurisdiccional donde se hubiere declarado el derecho del último censualista" (Art.155 C.O.T.).
TÍTULO IV

LA INCOMPETENCIA DEL TRIBUNAL. SANCION. FORMA DE HACERLA VALER. PARALELO ENTRE


LA JURISDICCION Y LA COMPETENCIA.

1. LA INCOMPETENCIA DEL TRIBUNAL Y SU SANCIÓN.

De acuerdo a lo establecido en el art.73 de la C.Pol, los tribunales son los órganos establecidos
por la ley para ejercer la facultad de conocer de las causas civiles y criminales, resolverlas y
hacer ejecutar lo juzgado.

La organización y atribuciones de los tribunales debe ser establecida mediante la dictación de


una ley orgánica constitucional de acuerdo a lo previsto en el artículo 74 de la C.Pol.-

Hasta la fecha no se ha dictado en forma orgánica una ley orgánica constitucional que regule la
organización y atribuciones de los tribunales, por lo que debemos entender que permanece
plenamente vigente con ese rango en todo aquello que no se oponga a la Constitución las
disposiciones del Código Orgánico de Tribunales que se refieren a esa materia de acuerdo a lo
previsto en el artículo 5 transitorio de la C.Pol..-

La jurisdicción es una de las funciones básicas, conjuntamente con la legislativa y ejecutiva que
debe desarrollar el Estado para cumplir con sus fines.

El artículo 7 de la C.P.E establece que " los órganos del Estado actúan validamente previa
investidura regular de sus integrantes, dentro de su competencia y en la forma prescriba la
ley.

Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aún a


pretexto de circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que
expresamente se les hayan conferido en virtud de la Constitución o las leyes.

Todo acto en contravención a este artículo es nulo y originará las responsabilidades y


sanciones que señale la ley.-"

Por otra parte, el artículo 19 No 7 de la C.Pol establece que " la Constitución asegura a todas
las personas la igual protección de la ley en el ejercicio de sus derechos.

Nadie puede ser juzgado por comisiones especiales, sino por el tribunal que le señale la ley y
que se halle establecido con anterioridad por esta.

Toda sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso previo
legalmente tramitado. Corresponderá al legislador establecer siempre las garantías de un
racional y justo procedimiento."

En consecuencia, el constituyente se ha encargado expresamente de establecer que los


tribunales son los órganos públicos encargados de ejercer la función jurisdiccional, debiendo
actuar para ello dentro de las atribuciones que la ley confiere.
La esfera, medida o grado en la que cada órgano jurisdiccional puede ejercer sus atribuciones
se encuentran establecidas por las reglas de la competencia conforme a los establecido en los
artículos 108 y siguientes del Código Orgánico de Tribunales.

Si un tribunal actúa fuera de las atribuciones que la ley le ha establecido, todo lo actuado ante
el adolecerá de nulidad de acuerdo a lo previsto en el artículo 7 de la C.Pol..-

En nuestro derecho procesal no se contemplan causales específicas para declarar la nulidad


procesal , sino que ella debe ser declarada en todos los casos en que se infrinjan las normas
que se han establecido para la actuación de un órgano público, ya sea en lo que diga relación
son su competencia o el procedimiento.

La nulidad procesal puede obedecer a infracciones respecto de leyes de orden público, en cuyo
caso ella debe ser declarada de oficio por el tribunal o a petición de parte; o de orden privado,
en cuyo caso ella sólo puede ser declarada a petición de parte. Además la nulidad procesal sólo
puede ser invocada en las oportunidades que el legislador contempla dentro del proceso en el
cual se hubiere cometido el vicio, no siendo posible que se pueda iniciar un nuevo juicio con
posterioridad para obtener la declaración de nulidad de lo actuado en un juicio anterior. Al
efecto, en el mensaje del C.P.C. se establece perentoriamente que "se desconoce de un modo
expreso la acción ordinaria para invalidar sentencias".

En consecuencia, una vez que la sentencia se encuentre firme o ejecutoriada y hubiere pasado
en autoridad de cosa juzgada se genera la máxima preclusión, extinguiéndose todo medio para
los efectos de impugnar la resolución con motivo de cualquier vicio que se hubiere cometido
en el proceso, a menos que excepcionalmente sea procedente la interposición del recurso de
revisión por las causales y en los plazos que el legislador establece.

Tratándose de la infracción de las reglas de la incompetencia absoluta no cabe duda que


estamos en presencia de una infracción de una ley de orden público, y su trascendencia es de
tal envergadura que el tribunal no sólo ha establecido la facultad del tribunal para declararla
de oficio, sino que además excepcionalmente y como único caso la ha excluido del plazo
preclusivo para que se alegue por la vía de un incidente de nulidad dentro del proceso en que
se cometió el vicio en el inciso segundo del artículo 83 del C.P.C.-

En cambio, las leyes de la competencia relativa en los asuntos contenciosos civiles son de
orden privado, puesto que ellas son renunciables por las partes a través de la prórroga de la
competencia. La infracción a las reglas de la competencia relativa en esta materias da lugar a
una nulidad procesal de orden privado, la que se caracteriza por no poder ser declarada de
oficio por el tribunal y ser susceptible de sanearse y de renunciarse por las partes.

2. FORMAS DE HACER VALER LA INCOMPETENCIA DEL TRIBUNAL.

De acuerdo a lo señalado precedentemente, ha quedado claramente demostrado que la


sanción a la infracción de las reglas de la competencia absoluta y relativa es la nulidad
procesal.

El legislador ha establecido diversas formas comunes de hacer valer la nulidad procesal por
infracción a las reglas de la competencia absoluta y relativa, las que en algunos casos
presentan ciertas particularidades tratándose de las que dicen relación con la competencia
relativa en los asuntos civiles contenciosos atendiendo su orden privado respecto de las demás
que revisten el carácter de orden público, diferencias a las cuales nos vamos a referir
expresamente en las materias que ellas concurran.

Las vías que el legislador ha contemplado para hacer valer la nulidad procesal son las
siguientes:

2.1. De oficio por el tribunal.

Los artículos 84 inciso final del C.P.C. y 72 del C.P.P. establecen que el tribunal puede corregir
de oficio los errores que observe en la tramitación del proceso. En el artículo 163 del N.C.P.P.
se contempla la facultad del tribunal para declarar la nulidad con carácter mas limitado, pero
dentro de la cual debemos considerar comprendida la declaración de nulidad por
incompetencia del tribunal.

Por otra parte, el artículo 83 del C.P.C., aplicable en el proceso penal de acuerdo a lo previsto
en el art.68 del C.P.P., establece que la nulidad procesal podrá ser declarada de oficio por el
tribunal.

Además, el inciso segundo del artículo 102 del C.P.P., establece que el tribunal ante el cual se
presenta la querella si se cree incompetente, lo declarará así; y el querellante podrá ocurrir
ante el tribunal a quien corresponda el conocimiento del negocio.........".- En el nuevo sistema
procesal penal no se regula esta situación en el artículo 117 del N.C.P.P.

Finalmente, a propósito del recurso de casación en la forma se establece que si un tribunal


superior jerárquico se encuentre conociendo de una causa por vía de casación, apelación,
consulta o alguna incidencia puede proceder a casar de oficio una sentencia si aparece de
manifiesto de los antecedentes una causal que hace procedente el recurso de casación en la
forma, dentro de las cuales se encuentra la incompetencia del tribunal.(art.776 del C.P.C.,
aplicable también en el procedimiento penal en virtud de lo establecido en el artículo 535 del
C.P.P).-

Tratándose de la incompetencia relativa en los asuntos civiles contenciosos, ella no puede ser
declarada de oficio por el tribunal, puesto que se trata de aquellas nulidades de orden privado
que sólo pueden ser invocadas por las partes.

Además, no es posible que el tribunal declare de oficio su incompetencia relativa en los


asuntos civiles contenciosos, puesto que el legislador contempla la disponibilidad de esas
normas por las partes, la que en caso de la prórroga tácita de la competencia ellas operan
luego de iniciado el proceso.

Si el tribunal pudiera declarar de oficio su incompetencia relativa en los asuntos judiciales


contenciosos a la presentación de la demanda no sería posible que operara la prórroga tácita
que contempla el legislador.
2.2. Por vía incidental.

La posibilidad de alegar la incompetencia del tribunal a través de la promoción de un incidente


se puede verificar a través de la declinatoria de competencia, la inhibitoria de competencia, el
incidente de nulidad procesal y el incidente de nulidad en la segunda instancia.

2.2.a. La declinatoria de competencia.

El artículo 101 del C.P.C. establece que podrán las partes promover cuestiones de competencia
por inhibitoria o declinatoria.

Estas dos vías para alegar la incompetencia del tribunal son incompatibles entre sí, puesto que
"las que hayan optado por uno de estos medios no podrán después abandonarlo para recurrir
al otro.

Tampoco podrán emplearse los dos simultánea ni sucesivamente."

La declinatoria de competencia es aquella incidencia que se propone ante el tribunal que se


cree incompetente para conocer de un negocio que le esté sometido , indicándole cual es el
que se estima competente y pidiéndole que se abstenga de dicho conocimiento. Su
tramitación se sujetará a las reglas establecidas para los incidentes."(Art.111 del C.P.C.).-

En el juicio ordinario civil, la forma de hacer valer la declinatoria de competencia es a través de


la excepción dilatoria contemplada en el No 1 del artículo 303 del C.P.C., esto es, "la
incompetencia del tribunal ante quien se haya presentado la demanda". La sola aceptación de
la excepción de incompetencia del tribunal importa la abstención de este de seguir conociendo
del asunto de acuerdo a lo prescrito en el artículo 306 del C.P.C.-

Si no se hace valer la declinatoria de competencia como excepción dilatoria , ella puede


hacerse valer con posterioridad por la vía de un incidente de nulidad procesal de acuerdo a lo
establecido en el inciso 2 del artículo 305 del C.P.C..-

No obstante, esta facultad sólo existe tratándose de la infracción de las normas de la


competencia absoluta y no de la normas que rigen la competencia relativa en los asuntos
civiles contenciosos, puesto que si el demandado comparece al proceso sin hacerla valer
prorrogará tácitamente la competencia. El demandante nunca podrá alegar la incompetencia
relativa del tribunal, puesto que este prórroga tácitamente la competencia por concurrir a
presentar la demanda ante un tribunal que no es el naturalmente competente.

En el procedimiento penal, la declinatoria de competencia por infracción de las reglas de la


competencia absoluta y relativa se puede alegar como una excepción de previo y especial
pronunciamiento de acuerdo a lo previsto en el No 1 del artículo 433 del C.P.P..y 264 letra a)
del N.C.P.P.-

Dicha excepción se puede hacer valer durante el Sumario Criminal, pero en tal caso se tramita
como un incidente que no reviste el carácter de previo y especial pronunciamiento,
tramitándose en cuaderno separado sin suspender la investigación.(Arts 405 y 445 del C.P.P.).
en el nuevo procedimiento penal se contempla que se hagan valer para ser resueltas en la
audiencia de preparación del juicio oral por el juez de garantía.
Además, dicha excepción se puede hacer en el Plenario Criminal por el acusado en lo principal
del escrito de contestación a la acusación, la que se efectúa en forma subsidiaria, tramitándose
como incidente de previo y especial pronunciamiento en el cuaderno principal y
suspendiéndose el curso del procedimiento hasta su resolución.( Art.434 y 439 el C.P.P.).-En el
nuevo procedimiento penal no es procedente hacer valer la excepción de incompetencia en el
juicio oral .Art. 265 NCPP.

El acogimiento de la excepción de declinatoria de competencia se encuentra regulado en los


artículos 48 y 440 del C.P.P..- El primero de esos preceptos establece que "todas las
actuaciones practicadas ante los jueces que resultaren incompetentes serán válidas sin
necesidad de que se ratifiquen ante el juez que fue declarado competente." Este criterio se
ratifica en el mencionado art.440 al señalarnos que "si alguna de las excepciones opuestas
fuere la de declinatoria de jurisdicción (competencia) o la de litis pendencia, el juez la resolverá
antes de las demás. Cuando considere procedente alguna de estas y la litis anterior no
pendiere ante él, mandará remitir los autos al juez que considere competente, absteniéndose
de resolver sobre las otras excepciones.".-

2.2.b. La inhibitoria de competencia.

La inhibitoria de competencia es aquel incidente especial que se promueve ante el tribunal


que se cree competente y que no está conociendo del asunto pidiéndole que se dirija al
tribunal, que es incompetente pero que esta conociendo del negocio, para que se inhiba y le
remita los autos.(art.102 del C.P.C.)

El tribunal ante el cual se presenta la solicitud debe analizar los antecedentes y pronunciarse
acerca de su competencia. Si estima que la solicitud es procedente, le solicitará al tribunal que
está conociendo del asunto que se inhiba de seguir conociendo de él y le remita el proceso.

Requerido el tribunal que esta conociendo del asunto deberá oír a la parte que ante él litiga, y
con lo que ella exponga o en su rebeldía, procederá a acceder a la inhibición o negar lugar a
ella. Si se niega se generará una contienda positiva de competencia. Si acepta la inhibitoria,
remitirá los autos al tribunal requirente, resolviéndose con ello la cuestión de competencia.

2.2.c. El incidente de nulidad procesal.

La tramitación de un proceso por parte de un tribunal incompetente es un vicio que da lugar a


la nulidad procesal, pudiéndose hacer ella valer de acuerdo a lo previsto en los artículos 83 y
85 del C.P.C.-

Para hacer valer el incidente de nulidad procesal no existe un plazo para promoverlo de
acuerdo a lo establecido en el inciso segundo del artículo 83 del C.P.C..- No obstante, deberán
concurrir para promover el incidente de nulidad por incompetencia del tribunal los siguientes
requisitos: Que exista un juicio pendiente; que el proceso se trámite ante un tribunal
absolutamente incompetente y que el juicio se encuentre pendiente.
2.2.d. Como incidente de nulidad procesal en segunda instancia.

El inciso segundo del artículo 305 del C.P.C. establece en su inciso final que "las excepciones de
incompetencia y litispendencia pueden oponerse en segunda instancia en forma de incidente.

3.- El recurso de casación en la forma.

El recurso de casación en la forma es aquel que persigue invalidar una sentencia definitiva o
interlocutoria de aquellas que ponen termino al juicio o hacen imposible su continuación, por
emanar ella de un procedimiento viciado o no haberse cumplido con los requisitos legales en
su dictación.

Una de las causales que permite interponer el recurso de casación en la forma es la


incompetencia del tribunal de acuerdo a lo establecido en los artículos 768 No 1 del C.P.C. y
541 No 6 del C.P.P.-

Para los efectos de poder deducir el recurso de casación en la forma es menester que el
recurso se hubiera previamente preparado, esto es, que en la especie se hubiere alegado
previamente por todos los medios que establece la ley y oportunamente el vicio de
incompetencia del tribunal. Si el vicio de casación en la forma no hubiere sido reclamado con
anterioridad en el procedimiento el recurso de casación en la forma deberá ser declarado
improcedente.

El recurso de casación en el fondo nunca podrá ser interpuesto en contra de una sentencia con
motivo del vicio de incompetencia del tribunal, puesto que las normas que regulan la
competencia tienen el carácter de ordenatoria litis y su infracción no puede ser reclamada a
través de este recurso.

Además constituyen medios indirectos de reclamar respecto de la incompetencia del tribunal


el recurso de apelación y el recurso de queja, los cuales se pueden interponer con motivo de la
dictación de las resoluciones que erróneamente no hubieren acogido un incidente en el cual se
hace valer fundadamente el incidente de incompetencia del tribunal.

En el nuevo sistema procesal penal, la incompetencia del tribunal que pronuncia la sentencia
definitiva es una causal para deducir el recurso de nulidad en su contra.( Art. 374 letra a)

TITULO V.-

LAS REGLAS DE DISTRIBUCION DE CAUSAS.

1. NATURALEZA E IMPORTANCIA.-

Una vez que utilizamos las reglas de competencia absoluta y relativa podemos llegar a
determinar el tribunal que va a conocer del asunto.

Si de la aplicación de esas reglas hemos llegado a establecer que dentro del territorio
jurisdiccional existe un sólo tribunal de la misma jerarquía para conocer del asunto no existirá
inconveniente alguno, y podremos deducir derechamente la demanda en materia civil y la
denuncia o querella en materia penal directamente ante él. Sería el caso por ejemplo, si
determinamos que es competente para conocer del asunto un juez de letras de la Comuna de
Buin de la Región Metropolitana, de la comuna de Quilpue, Villa Alemana, Casablanca, La
Ligua, Petorca, Putaendo, Calera, Limache o Isla de Pascua en la Quinta Región, etc, lugares en
los cuales sólo existe un juez de letras.

Sin embargo, puede ocurrir que por la aplicación de las reglas de la competencia absoluta y
relativa lleguemos a determinar que es competente el juez de letras de una comuna o
agrupación de comunas donde existe más de un tribunal, siendo, legalmente, todos
igualmente competentes. Este es el caso de los jueces de letras con asiento en la Comuna de
Santiago en que existen 30 jueces de letras en lo civil y 36 jueces de letras en lo criminal.

Frente a esa circunstancia, surge entonces la pregunta de saber cuál de todos esos tribunales
va, en definitiva, a conocer del asunto, pese a que, por aplicación de las reglas anteriores,
todos son competentes.

A esta situación se van a referir las reglas de distribución de causas y del turno, reglas que nos
indicarán cuál es el tribunal preciso de los competentes en virtud de las reglas de la
competencia absoluta y relativa que va a conocer del asunto.

Las reglas de distribución de causas son aquellas que nos permiten determinar cual tribunal
luego aplicadas las reglas de la competencia absoluta y relativa va a conocer del asunto,
cuando existan en el lugar dos o más tribunales competentes.

De acuerdo a la posición mayoritaria de la doctrina y de la jurisprudencia en la actualidad,


podemos señalar que las reglas de distribución de causas no son reglas de la competencia
relativa, sino que sólo medidas de orden establecidas en virtud de facultades económicas
destinadas a producir una adecuada distribución del trabajo. Se ha fallado que "la
distribución de las causas entre los varios jueces de un mismo departamento (hoy, comunas o
agrupación de comunas) de igual jerarquía, a que se refiere el artículo 176 del Código Orgánico
de Tribunales, no constituye una regla de competencia, sino que una medida legal de orden
puramente económico, cuya naturaleza no permite sustentar en ella la incompetencia del
tribunal y, por ende, debe rechazarse la excepción dilatoria fundada en ella" (R.D. y J. Tomo
LXXIX N50 Nº2. 1982. Segunda Parte. Sección Segunda. Pág. 35. ). No obstante, estas reglas de
distribución de causas son de orden público, no pudiendo ser modificadas por la voluntad de
las partes, debiendo el tribunal abstenerse de admitir a tramitación las demandas que no las
respeten, pudiendo ser sancionado el tribunal que haga caso omiso de ellas en virtud de las
facultades disciplinarías.

En otras palabras, las reglas de distribución de causas y del turno son simples disposiciones de
carácter administrativo tendientes a una mejor distribución del trabajo judicial.

El sistema chileno tiene como base a los Arts. 175 y ss. del C.O.T., preceptos que reciben una
complementación con otras dos vías que no son propiamente leyes:

a) por una parte, están los decretos del Presidente de la República que fijan territorios para
cada tribunal. Esta vía es utilizada en los territorios de competencia de los tribunales del
crimen de las provincias de Santiago y Chacabuco.
b) por otro lado, están los autos acordados, especialmente los de la Corte Suprema y de la
Corte de Apelaciones de Santiago.

2. REGLAS DE DISTRIBUCION DE CAUSAS EN LOS ASUNTOS CIVILES.

Es necesario, previamente, determinar si los tribunales competentes se encuentran en


comunas que son asientos de Corte de Apelaciones o comunas que no lo son.

2.1. Si los jueces de letras son de lugares que no son asiento de Corte de Apelaciones se
aplica la regla del turno.

Establecen al respecto los incisos 1º, 2º y 4º del art. 175, del C.O.T.: "En las comunas o
agrupaciones de comunas en donde hubiere más de un juez de letras, se dividirá el ejercicio de
la jurisdicción, estableciéndose un turno entre todos los jueces, salvo que la ley hubiere
cometido a uno de ellos el conocimiento de determinadas especies de causas.

El turno se ejercerá por semanas. Comenzará a desempeñarlo el juez más antiguo, y seguirán
desempeñándolo todos los demás por el orden de su antigüedad.

Cada juez de letras deberá conocer de todos los asuntos judiciales que se promuevan durante
su turno, y seguirá conociendo de ellos hasta su conclusión".

2.2. Si los jueces de letras son de lugares que son asiento de Corte de Apelaciones se aplica la
regla de distribución de causas.

Si en la comuna o agrupación de comunas asiento de Corte de Apelaciones existieren dos o


más jueces de letras , se está a la regla de distribución de causas que reglamenta el Art. 176
C.O.T.: "En los lugares de asiento de Corte en que hubiere más de un juez de letras en lo civil,
deberá presentarse a la secretaría de la Corte toda demanda o gestión judicial que se iniciare y
que deba conocer alguno de dichos jueces, a fin de que se designe el juez a quien corresponda
su conocimiento.

Esta designación se hará por el presidente del tribunal, previa cuenta dada por el
secretario, asignando a cada causa un número de orden, según su naturaleza, y dejando
constancia de ella en un libro llevado al efecto que no podrá ser examinado sin orden del
tribunal".

BAJO LAS MODIFICACIONES INTODUCIDAS POR LA LEY 20.886, SE SUPRIME LA


REFERENCIA A “…LA SECRETARÍA DE..”, debiendo presentarse directamente ante “la Corte”.
Así mismo, la ley 20.886 sustituyó el inciso segundo precedente indicando lo siguiente: “Esta
designación se hará electrónicamente por orden del presidente del tribunal, asignando a cada
causa un número de orden, según su naturaleza".

En la Provincia de Santiago de la Región Metropolitana, con fecha 29 de Diciembre de 1989, la


I.Corte de Apelaciones de Santiago dictó un Auto Acordado (que aparece en el apéndice de la
última edición del C.O.T). exigiendo que las demandas y demás presentaciones que vayan a
distribución tengan incorporadas una minuta con los datos que se consignan, permitiéndose
con ello una distribución por medios computacionales de las causas entre los diversos jueces
de letras civiles de su territorio jurisdiccional. Con ello se ha logrado como se señala en el Auto
Acordado mediante el empleo de los adelantos de la informática aumentar la expedición del
trámite de la distribución de causas (ahora es automática porque con la sola presentación en la
Secretaria se distribuye de inmediato a uno de los juzgados de letras) y lograr una mayor
seguridad en el reparto equitativo de las causas entre los diversos juzgados.

Existen, empero, algunas excepciones en que se exime de la distribución de causas, pudiendo


llevarse directamente el asunto ante un tribunal por la sola disposición de la ley; o bien,
ordenándose que determinados asuntos vuelvan a la regla del turno. A la primera situación se
refiere el Art.178 C.O.T., precepto que indica los casos en que no se sigue la regla de
distribución de causas sino que directamente se recurre para efectuar una presentación ante
un tribunal previamente determinado. No será menester, entonces, utilizar nuevamente la
regla de distribución de causas toda vez que el asunto se encuentra sometido, de acuerdo a la
regla de la radicación, al conocimiento de un tribunal. Señala el precepto citado que no
obstante lo dispuesto en el Art. 176, serán de la competencia del juez que hubiere sido
designado anteriormente, las demandas en juicios que se hayan iniciado:

a) por medidas prejudiciales;

b) por medidas preparatorias de la vía ejecutiva;

c) mediante la notificación previa ordenada por el artículo 758 del Código de Procedimiento
Civil.

d) todas las gestiones que se susciten con motivo de un juicio ya iniciado y

e) aquellas a que dé lugar el cumplimiento de una sentencia, fuera del caso previsto en la parte
final del artículo 114.

A la segunda situación, esto es, el regreso a la regla del turno, se refiere el Art. 179 C.O.T.: "No
están sujetos a lo dispuesto en el artículo 176 el ejercicio de las facultades que corresponden a
los jueces para proceder de oficio en determinados casos, ni el conocimiento de los asuntos
que tienen por objeto dar cumplimiento a resoluciones o decretos de otros juzgados o
tribunales, ni los asuntos de jurisdicción voluntaria.

La jurisdicción en estos casos será ejercida por el juez letrado de turno, a menos que se trate
de negocios derivados del conocimiento que otro juzgado tuviere de un determinado asunto,
en cuyo caso la jurisdicción podrá también ser ejercida por éste.

Asimismo, en el territorio jurisdiccional de la Corte de Apelaciones de Santiago el turno para el


conocimiento de los asuntos de que trata el presente artículo y demás que leyes especiales
dispongan será ejercido simultáneamente por cinco jueces letrados en la forma establecida en
el inciso segundo del artículo 175".

En consecuencia, de acuerdo con este precepto legal respecto de los asuntos judiciales no
contenciosos siempre debe aplicarse la regla del turno, sin importar si los dos o más jueces de
letras sean o no asiento de Corte de Apelaciones.

En el territorio jurisdiccional de la Corte de Apelaciones de Santiago de acuerdo con el


precepto legal citado existen cinco juzgados de letras civil de turno semanal y se podía acudir
con el asunto judicial no contencioso ante cualquiera de ellos .Ello trajo como consecuencia
una gran disparidad en los totales de asuntos judiciales no contenciosos entre los diversos
juzgados de letras, existiendo en algunos cerca de 1.300 asuntos y en otros asuntos que no
sobrepasaban de 100.

A fin de solucionar esos problemas de división del trabajo entre los diversos jueces de letras
civiles de Santiago para el conocimiento de los asuntos judiciales no contenciosos y demás
asuntos no sujetos a la distribución de causas, la Corte de Apelaciones de Santiago con fecha 9
de Diciembre de 1991 dictó un Auto Acordado, que aparece publicado en el Diario Oficial de
23 de Diciembre de 1991, mediante el cual estableció que " a contar del 2 de Marzo de 1992,
todas las demandas de asuntos no contenciosos y demás materias propias del turno o no
afectas actualmente a distribución, de competencia de los Juzgados de Letras en lo Civil de
Santiago, deberán ser ingresadas por los interesados en la Oficina de Distribución de causas de
la Corte de Apelaciones de esta ciudad, para su incorporación y registro en los libros
respectivos y para su distribución entre los juzgados de turno en la semana de su presentación.
En las solicitudes correspondientes a asuntos no contenciosos, deberá anteponerse al texto de
la suma del escrito las menciones que se indican en dicho Auto Acordado."

En consecuencia, respecto de estos asuntos continúa rigiendo la regla del turno semanal entre
los 5 juzgados de letras civil de Santiago, pero para repartir el trabajo entre esos cinco
juzgados se aplica la regla de distribución de causas por mandato contenido en el mencionado
Auto Acordado de la I.Corte de Apelaciones de Santiago.

La tramitación de los exhortos nacionales se rige por la regla del turno.

TÍTULO VI.-

LAS CONTIENDAS Y CUESTIONES DE COMPETENCIA.

1.- GENERALIDADES.

Mediante la aplicación de las reglas de la competencia absoluta y relativa se determina por el


legislador cual es el tribunal competente para conocer de un determinado asunto.

No obstante, puede suceder que tanto el tribunal ante el cual se acude como las partes que
intervienen en el proceso puedan estimar que el órgano jurisdiccional carece de competencia
para conocer del conflicto.

Se señala que existe una cuestión de competencia cuando una de las partes en el proceso
reclama mediante la promoción de un incidente la incompetencia del tribunal para conocer del
asunto.

En cambio, se dice que nos encontramos ante una contienda de competencia cuando se
suscita un conflicto entre dos o más tribunales, en el cual uno de ellos sostiene poseer
competencia para conocer de un determinado asunto con exclusión de los otros que están
conociendo de él (contienda positiva); o en cual ninguno de los tribunales que se encuentran
en conocimiento de los antecedentes estima poseer competencia para conocer de un asunto
(contienda negativa)
2.- LAS CUESTIONES DE COMPETENCIA.

La posibilidad de alegar la incompetencia del tribunal a través de la promoción de un incidente


especial de cuestión de competencia se puede verificar a través de dos vías: la declinatoria de
competencia y de la inhibitoria de competencia.

2.A LA DECLINATORIA DE COMPETENCIA.

El artículo 101 del C.P.C. establece que podrán las partes promover cuestiones de competencia
por inhibitoria o declinatoria.

Estas dos vías para alegar la incompetencia del tribunal son incompatibles entre sí, puesto que
"las que hayan optado por uno de estos medios no podrán después abandonarlo para recurrir
al otro” y “tampoco podrán emplearse los dos simultánea ni sucesivamente.". De esta manera,
utilizada una vía precluye la facultad de hacer valer la otra por operar la modalidad de la
preclusión del ejercicio de un acto incompatible.

La declinatoria de competencia es aquella incidencia que se propone ante el tribunal que se


cree incompetente para conocer de un negocio que le esté sometido, indicándole cual es el
que se estima competente y pidiéndole que se abstenga de dicho conocimiento. Su
tramitación se sujetará a las reglas establecidas para los incidentes."(Art.111 del C.P.C.).-

En el juicio ordinario civil, la forma de hacer valer la declinatoria de competencia es a través de


la excepción dilatoria contemplada en el No 1 del artículo 303 del C.P.C., esto es, "la
incompetencia del tribunal ante quien se haya presentado la demanda". La sola aceptación de
la excepción de incompetencia del tribunal importa la abstención de éste de seguir conociendo
del asunto de acuerdo a lo prescrito en el artículo 306 del C.P.C.-

Si no se hace valer la declinatoria de competencia como excepción dilatoria, ella puede


hacerse valer con posterioridad por la vía de un incidente de nulidad procesal de acuerdo a lo
establecido en el inciso 2 del artículo 305 del C.P.C..-

No obstante, esta facultad sólo existe tratándose de la infracción de las normas de la


competencia absoluta y no de las normas que rigen la competencia relativa en los asuntos
civiles contenciosos, puesto que si el demandado comparece al proceso sin hacerla valer
prorrogará tácitamente la competencia. El demandante nunca podrá alegar la incompetencia
relativa del tribunal, puesto que éste prórroga tácitamente la competencia por concurrir a
presentar la demanda ante un tribunal que no es el naturalmente competente.

En el procedimiento penal, la declinatoria de competencia por infracción de las reglas de la


competencia absoluta y relativa se puede alegar como una excepción de previo y especial
pronunciamiento de acuerdo a lo previsto en el No 1 del artículo 433 del C.P.P. y 264 letra a)
del N.C.P.P.-

Dicha excepción se puede hacer valer durante el Sumario Criminal, pero en tal caso se tramita
como un incidente que no reviste el carácter de previo y especial pronunciamiento,
tramitándose en cuaderno separado sin suspender la investigación.(Arts. 405 y 445 del C.P.P.).
En el nuevo procedimiento penal se contempla que se hagan valer para ser resueltas en la
audiencia de preparación del juicio oral por el juez de garantía.

Además, dicha excepción se puede hacer en el Plenario Criminal por el acusado en lo principal
del escrito de contestación a la acusación, la que se efectúa en forma subsidiaria, tramitándose
como incidente de previo y especial pronunciamiento en el cuaderno principal y
suspendiéndose el curso del procedimiento hasta su resolución.( Art.434 y 439 el C.P.P.).- En el
nuevo procedimiento penal no es procedente hacer valer la excepción de incompetencia en el
juicio oral. Art. 265 NCPP.

El acogimiento de la excepción de declinatoria de competencia se encuentra regulado en los


artículos 48 y 440 del C.P.P..- El primero de esos preceptos establece que "todas las
actuaciones practicadas ante los jueces que resultaren incompetentes serán válidas sin
necesidad de que se ratifiquen ante el juez que fue declarado competente." Este criterio se
ratifica en el mencionado art.440 al señalarnos que "si alguna de las excepciones opuestas
fuere la de declinatoria de jurisdicción (competencia) o la de litis pendencia, el juez la resolverá
antes de las demás. Cuando considere procedente alguna de estas y la litis anterior no
pendiere ante él, mandará remitir los autos al juez que considere competente, absteniéndose
de resolver sobre las otras excepciones.".-

2.B. LA INHIBITORIA DE COMPETENCIA.

La inhibitoria de competencia es aquel incidente especial que se promueve ante el tribunal


que se cree competente y que no está conociendo del asunto pidiéndole que se dirija al
tribunal, que es incompetente pero que está conociendo del negocio, para que se inhiba y le
remita los autos.(art.102 del C.P.C.)

El tribunal ante el cual se presenta la solicitud debe analizar los antecedentes y pronunciarse
acerca de su competencia. Si estima que la solicitud es procedente, le solicitará al tribunal que
está conociendo del asunto que se inhiba de seguir conociendo de él y le remita el proceso.

Requerido el tribunal que esta conociendo del asunto deberá oír a la parte que ante él litiga, y
con lo que ella exponga o en su rebeldía, procederá a acceder a la inhibición o negar lugar a
ella. Si se niega se generará una contienda positiva de competencia. Si acepta la inhibitoria,
remitirá los autos al tribunal requirente, resolviéndose con ello la cuestión de competencia.

2.C. PARALELO ENTRE LA VIA DECLINATORIA E INHIBITORIA.

a.- Ambas son incidentes especiales.

b.- La inhibitoria se promueve ante el tribunal que se cree competente, pero que no está
conociendo del asunto.

La declinatoria se promueve ante el tribunal que está conociendo del asunto, pero que se
estima incompetente para que conozca de él.

c.- La inhibitoria genera un incidente que no es de previo y especial pronunciamiento, sin


perjuicio que se anule todo lo obrado ante el tribunal incompetente si con posterioridad ella es
acogida.
La declinatoria es un incidente de previo y especial pronunciamiento.112 inc. 1º C.P.C. d.- La
inhibitoria puede dar lugar a una contienda positiva de competencia

La declinatoria no da origen a una contienda de competencia.

3.- LAS CONTIENDAS DE COMPETENCIA.

Son los conflictos que se suscitan entre dos o más tribunales cuando estiman que todos ellos
tienen competencia para conocer de un determinado asunto (contienda positiva) o que
ninguno de ellos posee competencia para conocer de un determinado asunto (contienda
negativa).

Lo transcendente desde un punto de vista orgánico es determinar el tribunal encargado de


resolver la contienda de competencia, debiendo para tal efecto distinguir las contiendas entre
tribunales ordinarios; entre tribunales especiales o entre éstos y los tribunales ordinarios; y
entre las autoridades políticas y administrativas con los tribunales de justicia.

A.- CONTIENDA ENTRE TRIBUNALES ORDINARIOS.

a.1. Tribunales en conflicto tienen superior común: la contienda es resuelta por el tribunal
superior común ( P. Ej. 1er y 2º Juzgado Letras Civil de Santiago: Resuelve C. Ap. Stgo). Art. 190
inc1 C.O.T.

a.2 Tribunales en conflicto fueren de distinta jerarquía: será competente para resolver la
contienda el superior de aquel que tenga jerarquía más alta. Art. 190 inc2C.O.T.

a.3. Tribunales en conflicto dependieren de diversos superiores, iguales en jerarquía: será


competente para resolver la contienda el que sea superior del tribunal que hubiere prevenido
en el conocimiento del asunto. Art. 190 inc3 C.O.T.

Los jueces árbitros de primera, de segunda o de única instancia tendrán por superior, para
estos efectos a la respectiva Corte de Apelaciones.

B.- CONTIENDA ENTRE TRIBUNALES ESPECIALES O ENTRE ÉSTOS Y LOS TRIBUNALES


ORDINARIOS.

b.1.- Entre tribunales especiales o entre éstos y los tribunales ordinarios, dependientes
ambos de una misma Corte de Apelaciones: La contienda debe ser resuelta por la Corte de
Apelaciones.

b.2. Entre tribunales especiales o entre éstos y los tribunales ordinarios, dependientes
ambos de diversas Cortes de Apelaciones: La contienda debe ser resuelta por la Corte de
Apelaciones que sea superior jerárquico del tribunal que hubiere prevenido en el
conocimiento del asunto.

b.3.- Si no pudieren aplicarse las reglas precedentes, resolverá la contienda la Corte Suprema.

C.- CONTIENDA ENTRE LAS AUTORIDADES POLÍTICAS Y ADMINISTRATIVAS CON LOS


TRIBUNALES DE JUSTICIA.
c.1 Contiendas de competencia que se susciten entre las autoridades políticas o
administrativas y los tribunales inferiores de justicia: Corresponderá resolver la contienda el
Tribunal Constitucional. Art. 93 N°12 C.POl.

c.2 Contiendas de competencia que se susciten entre las autoridades políticas o


administrativas y los tribunales superiores de justicia: Corresponderá resolver la contienda al
Senado. Art. 49 Nº3 de la C. Pol.

Todas las contiendas de competencia serán falladas en única instancia. Art. 192 C.O.T.

TITULO VII.

LAS IMPLICANCIAS Y RECUSACIONES.

1.- INTRODUCCIÓN.

La jurisdicción es una función del estado que requiere ser ejercida por un órgano integrado por
jueces imparciales.

Si el juez que ejerce jurisdicción no es imparcial no se daría uno de los presupuestos para que
nos encontremos ante el debido proceso.

Para resguardar esta imparcialidad se ha establecido el sistema de las implicancias y


recusaciones.

Las implicancias y recusaciones conducen a una incompetencia accidental o subjetiva


conforme a lo previsto en el art. 194 del C.O.T.

De acuerdo con lo anterior, podemos afirmar que el debido proceso requiere de un juez
imparcial, esto es, que no sea parte en el conflicto, e imparcial, esto es, que no tenga interés
en el conflicto que debe resolver.

2.- REGLAMENTACIÓN.

Arts 194 y sgtes y 483 y sgtes C.O.T. Art.s 113 y sgtes C.P.C.

3.- CONCEPTO.

Las implicancias o recusaciones son inhabilidades por las causales previstas en la ley, que
inhabilitan a un juez o funcionario naturalmente competente para conocer o participar en un
determinado asunto, por considerarse que existe un interés presente que le hace perder la
imparcialidad requerida en la función que desempeña.-

4.- CAUSALES:

Implicancias: art. 195 C.O.T. Recusaciones : 196 C.O.T.

5.- MOTIVOS.

1.- Parentesco: Implicancias 195 Nºs 2,4,6,7 y 9

Recusaciones : 196 Nºs 1,2,3,,5,6,7,8,11 y 13


2.- Interés Implicancias 195 Nºs 1,3,5, 6,7 y 9

Recusaciones : 196 Nºs 4,5,12,14,17 y 18

3.- Amistad Recusación 195 Nº 15

4.- Enemistad Recusación 195 Nº 16

5.- Emisión de juicio Implicancia Art. 195 Nº 8 o anticipo juicio sobre Recusación 195 Nº 10
cuestión pendiente

Especial trascendencia tiene en esta materia, el inciso final del art. 195 del C.O.T. el cual
establece como causales de implicancias en el nuevo proceso penal, respecto de los jueces con
competencia criminal, además de las señaladas, las siguientes:

1º Haber intervenido con anterioridad en el procedimiento como fiscal o defensor;

2º Haber formulado acusación como fiscal, o haber asumido la defensa, en otro procedimiento
seguido contra el mismo imputado, y

3º Haber actuado el miembro del tribunal de juicio oral en lo penal como juez de garantía en el
mismo procedimiento

6.- RECUSACIÓN ABOGADOS INTEGRANTES.

1º.- No se requiere expresar causa. Art. 198 C.O.T. 2º.- Antes del inicio de la audiencia.

7.- ABANDONO IMPLICANCIA Y RECUSACIÓN.

De conformidad a lo previsto en el artículo 123 del C.P.C. “ paralizado el incidente de


implicancia o de recusación por más de diez días, sin que la parte que lo haya promovido haga
gestiones conducentes para ponerlo en estado de que sea resuelto, el tribunal lo declarará de
oficio abandonado con citación del recusante.”

En consecuencia, tratándose de los incidentes de implicancia y recusación, el legislador ha


previsto el plazo más breve para sancionar la inactividad del recusante (diez días) con la
pérdida la implicancia y recusación que se haya hecho valer.

8.- RENOVACIÓN.

De conformidad a lo previsto en el artículo 128 del C.P.C. “cuando sean varios los
demandantes o los demandados, la implicancia o recusación deducida por alguno de ellos, no
podrá renovarse por los otros, a menos de fundarse en alguna causa personal del recusante.”

LOS ÓRGANOS JURISDICCIONALES

TITULO I. GENERALIDADES.

1.- CONCEPTO.

El tribunal es el órgano público establecido en la ley, para los efectos de ejercer la función
jurisdiccional, a través del debido proceso.
Couture define al tribunal como el órgano del Poder Judicial, unipersonal o colegiado,
investido de la función jurisdiccional Para los efectos de determinar el carácter de tribunal de
un órgano público debe atenderse a la función que desempeña según las facultades conferidas
por la ley, puesto que la función es la que caracteriza al órgano y no el órgano el que
caracteriza a la función.

De acuerdo con ello, es posible que nos encontremos en presencia de un tribunal que forme
parte del Poder Judicial que ejerza funciones de carácter legislativo, como ocurre en los casos
en que dicta auto acordados por mandato de la ley, o funciones de carácter administrativo,
como cuando dicta auto acordados internos para el mejor desempeño de la función judicial.
Por otra parte, es posible que nos encontremos en presencia de un órgano legislativo que
ejerza funciones jurisdiccionales como ocurre con el Senado cuando conoce del juicio político,
o de un órgano administrativo que ejerza funciones jurisdiccionales, como ocurre cuando el
Subcontralor General de la República conoce en primera instancia del juicio de cuentas.

Los tribunales se encuentran compuestos por uno o más jueces, quienes son los sujetos
encargados de dictar las resoluciones destinadas a dar curso progresivo al proceso y resolver el
conflicto sometido a su decisión, y por funcionarios auxiliares de la administración de justicia,
esto es, como su nombre lo indica las personas que asisten y colaboran con los jueces para el
ejercicio de la función jurisdiccional.

En este sentido, juez sería el sujeto individual o plural, idóneo y eminentemente imparcial
que integra un órgano público, para ejercer la función jurisdiccional a través del debido
proceso.

Las cosas que hacen de un hombre un buen juez, todas de carácter no técnico, habían sido así
enumeradas por Hobbes: 1) Un recto entendimiento de esa principal ley de la naturaleza que
se llama equidad, que depende no de la lectura de los escritos de otros hombres, sino de la
bondad de la propia razón natural de un hombre y de su capacidad de reflexión…; 2) un
desprecio por riquezas y honores innecesarios; 3) la capacidad, a la hora de juzgar, de
despojarse de todo miedo, indignación, odio, amor y compasión; 4) paciencia para escuchar;
diligente atención a lo que se oye, y memoria para retener, digerir y aplicar lo que se ha oído.

2.-CLASIFICACIONES.

Los tribunales han sido objeto de numerosas clasificaciones, siendo las principales las
siguientes:

2.1.- En atención a su órbita de competencia.

Los tribunales en atención a la órbita de competencia que se le ha encomendado por la ley se


clasifican en tribunales ordinarios, especiales y arbitrales.

Los tribunales ordinarios son aquellos a quienes les corresponde el conocimiento de la


generalidad de los conflictos que se promuevan en el orden temporal dentro del territorio
nacional. (Art. 5° inc. 1°.C.O.T.)
Revisten el carácter de tribunales ordinarios los jueces de letras, los tribunales unipersonales
de excepción, las Cortes de Apelaciones y la Corte Suprema.

Con motivo de la entrada en vigencia del nuevo sistema procesal penal, se crearon los jueces
de garantía, actuando con este carácter los jueces de letras en las comunas donde no se ha
contemplado su existencia, y los tribunales de juicio oral en lo penal, dependiendo ambos al
igual que los jueces de letras de la Corte de Apelaciones de su territorio jurisdiccional.

Los tribunales especiales son aquellos a quienes les corresponde únicamente el conocimiento
de las materias que el legislador específicamente les ha encomendado en atención a la
naturaleza del conflicto o la calidad de las personas que en él intervienen.

Los tribunales especiales que forman parte del Poder Judicial son los juzgados de familia, los
Juzgados de Letras del Trabajo, los Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional y los Tribunales
Militares en tiempo de paz, los cuales se regirán en su organización y atribuciones por las
disposiciones orgánicas constitucionales contenidas en la ley Nº 19.968, en el Código del
Trabajo, y en el Código de Justicia Militar y sus leyes complementarias, respectivamente,
rigiendo para ellos las disposiciones de este Código sólo cuando los cuerpos legales citados se
remitan en forma expresa a él. ( Art. 5°, inciso 3° COT, modificado por Ley N° 20.086 de 15 de
diciembre de 2005).

Además, existen otros tribunales establecidos en leyes especiales que no forman parte del
Poder Judicial, como son los Juzgados de Policía Local, el Director del Servicio de Impuestos
Internos, el Tribunal de la Libre Competencia; etc

Los tribunales arbitrales son aquellos jueces nombrados por las partes o por la autoridad
judicial en subsidio, para la resolución de un asunto litigioso. (art. 222 del C.O.T.).- De acuerdo
a la forma en que resuelven el conflicto y el procedimiento que aplican para la tramitación del
asunto se clasifican en árbitros de derecho, árbitros arbitradores y árbitros mixtos.( Art. 223
del C.O.T.).-

2.2°.- En atención a su composición.

Los tribunales en atención a su composición se clasifican en tribunales unipersonales y


tribunales colegiados.

Los tribunales unipersonales son aquellos que están constituidos por un solo juez, sea que
actúe cono titular, subrogante, suplente o interino.

Revisten el carácter de tribunales unipersonales en nuestro país la generalidad de los


tribunales ordinarios y especiales que ejercen su competencia en asuntos de única o primera
instancia. De acuerdo con ello, tienen el carácter de tribunales unipersonales los tribunales
ordinarios de jueces de letras, y tribunales unipersonales de excepción; y los tribunales
especiales de Tribunales Militares en tiempo de paz, los Juzgados de Policía Local, etc.

En el nuevo sistema procesal penal, los juzgados de garantía son colegiados en cuanto a su
estructura puesto que están conformados por uno o más jueces (arts.14 y 16 del C.O.T), pero
se trata de tribunales unipersonales en su funcionamiento porque el ejercicio de la
jurisdicción por parte de los jueces que forman parte del juzgado de garantía en caso de estar
conformado por varios jueces, siempre se ejerce por uno sólo de ellos. De allí que en este caso,
los juzgados de garantía son órganos judiciales que administrativamente se conforman en los
casos previstos por el legislador por varios jueces, pero debe ejercerse la función jurisdiccional
por uno sólo de ellos. En otras palabras, los juzgados de garantía son tribunales ordinarios,
colegiados generalmente en cuanto su estructura, pero siempre unipersonales en cuanto a su
funcionamiento.

Los juzgados de familia, los nuevos Juzgados de Letras del Trabajo, y los Juzgados de Cobranza
Laboral y Previsional se han creado siguiendo en líneas generales las características de los
juzgados de garantía del nuevo sistema procesal penal. Es por ello, que las leyes orgánicas que
regulan dichos tribunales especiales se remiten para su aplicación supletoria a las normas que
regulan a los juzgados de garantía del nuevo sistema procesal penal contemplado en el Código
Orgánico de Tribunales.

Los tribunales colegiados son aquellos que se encuentran constituidos por más de un juez y
deben ejercer la función jurisdiccional actuando conjuntamente varios jueces de acuerdo con
el quórum de instalación y decisión previsto por la ley.

Los tribunales colegiados de conformidad a lo previsto en la ley, deben ejercer la función


jurisdiccional para resolver las materias entregadas a su conocimiento en Pleno o en Sala. El
legislador respecto de cada una de dichas formas de actuación establece quórum distintos de
funcionamiento como para la adopción de los acuerdos que dan origen a la resolución que
ellos pronuncian.

Revisten este carácter en nuestro país la generalidad de los tribunales ordinarios y especiales a
quienes se ha entregado el conocimiento de asuntos en segunda instancia y de los recursos de
casación en la forma y en el fondo, como del recurso de nulidad que se contempló en el nuevo
sistema procesal penal. Tienen el carácter de tribunales colegiados los tribunales ordinarios:
Cortes de Apelaciones y Corte Suprema; y los tribunales especiales: Cortes Marciales, que
forman parte de la justicia militar en tiempo de paz, el Tribunal Constitucional, el Tribunal de
Libre Competencia, etc

En el nuevo sistema procesal penal, los tribunales de juicio oral en lo penal siempre están
conformados por varios jueces y deben funcionar en Salas compuestas de tres miembros,
determinándose su integración por un sorteo anual que se efectuará durante el mes de enero
de cada año (arts.17 y 21), por lo que se trata claramente de tribunales colegiados, tanto en
su estructura como funcionamiento. A los tribunales orales en lo penal les corresponde
conocer, en única instancia, del juicio oral en lo penal que se siga respecto de los crímenes o
simples delitos dentro del nuevo sistema procesal penal.

"En favor del juez único se argumenta que la actividad de una sola persona - y de una sola
mentalidad - es más rápida que la integrada por actividades de varias personas - el caso del
juez colegiado - ; que, al saber el juez único que es el sólo, el que va a instruir el proceso y
emitir o dictar sentencia, ello aguza su sentido de la responsabilidad; el coste del proceso -
factor que precisa también tener en cuenta - será menor, etc.
"En su contra- y en favor del Juez colegiado- se arguye que mejor resolverán el litigio varias
mentalidades que una sola; los jueces colegiados se vigilan entre ellos en cuanto a sus deberes
y responsabilidades; la deliberación del colegio o tribunal, si no excluye errores disminuye su
posibilidad, lo cual no puede suceder cuando es el juez único el que delibera consigo mismo,
con contradicción de otra mentalidad, etc.

"Pero también hay contra-argumentos, en favor del juez unitario frente al colegiado: esa
distribución de la responsabilidad entre los magistrados , puede conducir al exceso ; a que
fiando los unos en los otros, la responsabilidad se diluya ; un tribunal colegiado no puede
actuar con la necesaria rapidez cuando se trate de adoptar medidas procesales que exigen
rapidez - sobre todo, en el proceso penal -, lo cual , si puede hacer un juez unitario.

"Este problema a menudo se ha resuelto legislativamente de manera salomónica: combinando


en la organización judicial a jueces únicos y a jueces colegiales o colegiados. Es el problema de
las instancias."

2.3°.- En atención a su preparación técnica.

Los tribunales en atención a su preparación técnica se clasifican en tribunales o jueces legos y


tribunales o jueces letrados.

Los tribunales o jueces legos son aquellos en que la función jurisdiccional es ejercida por
jueces que no requieren poseer el título de abogado.

En la actualidad, no existen jueces legos dentro de los tribunales ordinarios y la mayoría de los
tribunales especiales se encuentran integrados por jueces letrados.

Excepcionalmente, nos encontramos ante la existencia de un tribunal en los cuales la función


puede ser ejercida por quien no posee el título de abogado en el caso de los Tribunales
militares en tiempo de paz en la primera instancia, en que el Juez institucional es el
Comandante en Jefe de la respectiva División, pero que es asesorado por un auditor que posee
el título de abogado; en el caso de los jueces de Policía Local cuando la función es ejercida por
el Alcalde ; en el caso de los miembros del Tribunal de la Libre Competencia, compuesta de 5
miembros, de los cuales su Presidente y dos de sus miembros deben ser abogados, siendo los
otros dos miembros legos por mandato legal, etc. En el caso de los árbitros, la excepción más
clara es la relativa a los árbitros arbitradores.

Los tribunales o jueces letrados o técnicos son aquellos en que la función jurisdiccional es
ejercida por jueces que necesariamente requieren poseer el título de abogado.

La totalidad de los jueces ordinarios que existen en nuestro país revisten el carácter de
letrados, así como los jueces de los tribunales de familia y de los juzgados laborales y juzgados
de cobranza laboral y previsional. Los jueces de Policía Local en que la función no es ejercida
por el Alcalde, sino que por un juez designado para desempeñar el cargo también tienen el
carácter de juez letrado.

Los árbitros de derecho tienen el carácter de letrado, por cuanto su nombramiento debe
recaer en un abogado.
“La alternativa entre jueces- magistrados y jueces-ciudadanos ha sido siempre la opción más
decisiva en materia de ordenamiento jurídico. Más allá de las formas múltiples y variadas de
organización de la justicia, todos los jueces pueden reconducirse a una u otra de estas dos
figuras opuestas: “ personas privilegiadas”, como los llamó Carrara, o “ ciudadanos libres”; “
jueces legistas” y “ funcionarios” o “ jueces populares”; “ jueces a sueldo”, “ estables”, “
permanentes”, “togados”, “Técnicos” o “ de profesión” o bien “ jueces temporales” , “
jurados” o “ pares” del imputado, elegidos por el pueblo y/o entre el pueblo y la expresión
directa de todos los asociados.

Se trata de una alternativa clara que recorre y caracteriza a toda la historia del proceso penal y
que es buena medida correlativa a la tradición acusatoria y tradición inquisitiva como se ha
examinado antes. Pues, en efecto, mientras al sistema acusatorio le corresponde un juez
espectador dedicado sobre todo a la objetiva e imparcial valoración de los hechos y, por ello,
más sabio que experto, el rito inquisitivo exige sin embargo un juez actor, representante del
interés punitivo y, por ello, leguleyo, versado en el procedimiento y dotado de capacidad de
investigación.

“Así, ha sucedido, en la historia de las instituciones judiciales, que los dos modelos de juez- del
mismo modo, por lo demás, que los dos modelos de acusación, popular y burocracia- se han
reproducido de forma más o menos paralela, según la alternativa entre método acusatorio y
método inquisitivo.”

2.4°.- En atención al tiempo que los jueces duran en sus funciones.

Los tribunales en atención al tiempo que duran en el cargo los jueces que ejercen sus
funciones se clasifican en tribunales perpetuos y temporales.

Tribunales perpetuos son aquellos en que los jueces son designados para ejercer
indefinidamente el cargo y permanecen en él mientras dure su buen comportamiento y no
alcancen la edad de 75 años.

La totalidad de los jueces designados para integrar los tribunales ordinarios y la gran mayoría
de los designados para integrar tribunales especiales revisten éste carácter en nuestro
derecho.

Tribunales temporales son aquellos que por disposición de la ley o acuerdo de las partes sólo
pueden ejercer su ministerio por un período de tiempo limitado.

En nuestro país, revisten el carácter de jueces temporales los árbitros.( Art. 235 inc. 3° del
C.O.T.), los miembros del Tribunal Constitucional, quienes duran nueve años en sus cargos, se
renuevan por parcialidades de tres años, son inamovibles, no pueden ser reelegidos, salvo
aquel que lo haya sido como reemplazante y haya ejercido el cargo por un periodo menor a
cinco años, y cesan en sus funciones al cumplir 75 años ( art.92 inc. 2° y 3º de C. Pol..)16 y los
miembros del tribunal de la Libre Competencia que duran seis años en sus cargos, reelegibles,
pero debiendo renovarse parcialmente cada dos años.
2.5°.- En atención a su nacimiento y duración frente a la comunidad.

Los tribunales en atención su nacimiento y duración frente a la comunidad se clasifican en


tribunales comunes o permanentes y tribunales accidentales o de excepción.

Los tribunales comunes o permanentes son aquellos que se encuentran siempre y


continuamente a disposición de la comunidad, cualquiera sea el asunto sometido a su
conocimiento.

Los tribunales accidentales o de excepción son aquellos que no se encuentran siempre y


continuamente a disposición de la comunidad, sino que se constituyen para el conocimiento
de un asunto determinado en los casos previstos por la ley.

Revisten el carácter de tribunales accidentales los tribunales unipersonales de excepción y los


jueces árbitros.

Debemos tener presente, que a partir de la dictación de la Ley 19.810, publicada en el Diario
Oficial de 11 de Junio de 2002, que las Cortes de Apelaciones respecto de los jueces que
ejercen jurisdicción en materia penal en su territorio jurisdiccional pueden ordenar que se
aboquen exclusiva y extraordinariamente a la tramitación de causas de su tribunal relativas a
la investigación y juzgamiento de uno o más delitos en los que se encontrare comprometido un
interés social relevante o que produzcan alarma pública, o que el juez titular de un juzgado de
letras de competencia común se aboque exclusivamente al conocimiento de todos los asuntos
de naturaleza criminal que se ventilen en dicho tribunal. La resolución que decreta el
funcionamiento extraordinario señalará la periodicidad con que el juez debe informar de los
avances obtenidos en el curso de los procesos que se trate,. La atribución de decretar el
funcionamiento extraordinario o exclusivo deben ser ejercidas por una Sala de la Corte de
Apelaciones integrada por Ministros titulares, y a partir de ese momento se entiende para
todos los efectos legales que el juez falta en su despacho, asumiendo a partir de ese momento
el secretario las demás funciones que le corresponden al juez titular en carácter de suplente y
por el solo ministerio de la ley.( Arts 66 ter, 66 ter A, 66 ter B, y 66 ter C del Código de
Procedimiento Penal).

Estos jueces de dedicación exclusiva o funcionamiento extraordinario se diferencian


claramente de los tribunales unipersonales de excepción18, atendido a que el origen de su
funcionamiento procede de una resolución que debe ser pronunciada por una Sala de la Corte
de Apelaciones y deben conocer sólo de los procesos penales que se contemplen en dicha
resolución que se encuentran siendo conocidos por él, en cambio, los tribunales
unipersonales de excepción se encuentran contemplados en la ley, y deben funcionar sin
necesidad de dictación de resolución alguna, para el conocimiento de asuntos que prevé
anticipadamente el legislador y que no se encuentran ya sometidos a su conocimiento.

Finalmente, debemos hacer presente que los jueces de dedicación exclusiva o funcionamiento
extraordinario se diferencian de los Ministros en visita extraordinaria, dado que en el caso del
Ministro en Visita siempre actúa como tal un Ministro de Corte de Apelaciones o Corte
Suprema y nunca un juez de letras, el que debe ser designado por los tribunales superiores
(art. 559 COT), siendo las causas que justifican su nombramiento las previstas en el artículo
560 del C:O.T. La designación de Ministro en Visita siempre se efectúa por un tiempo
determinado (art. 562 OT), debiendo el Ministro visitador dar cuenta de su visita cuando lo
exija el tribunal y a lo menos mensualmente ( art. 563 C.O.T.).

En el nuevo sistema procesal penal no se contempla la actuación de jueces de letras de


dedicación exclusiva o funcionamiento extraordinario al encontrarse ellos regulados en el
Código de Procedimiento Penal respecto del antiguo procedimiento penal; y por otra parte,
tampoco se contempla la participación de los tribunales unipersonales de excepción y de los
ministros en visita conforme a la modificación introducida a los artículos 50,51, 52 y 559 del
C.O.T. por la Ley 19.665.La única excepción la podríamos encontrar respecto del tribunal
unipersonal de excepción Ministro de la Corte Suprema para conocer de los delitos de
jurisdicción de los tribunales chilenos cuando puedan afectar las relaciones internacionales de
la República con otro Estado, al no haberse eliminado el Nº 2 del art. 52 del C.O.T. por la Ley
19.665, lo que implica una clara omisión al pugnar ese precepto con los actuales artículos 76 y
83 de la C. Pol. que reserva la dirección de la investigación de los delitos exclusivamente al
Ministerio Público.

2.6°.- En atención a la misión que cumplen en la tramitación y fallo.

Los tribunales en atención a la misión que cumplen respecto de la tramitación y fallo se


clasifican en jueces substanciadores, tramitadores o instructores; jueces sentenciadores y
jueces mixtos.

Juez substanciador, tramitador o instructor es aquel que tiene por objeto tramitar el
procedimiento hasta dejarlo en una etapa determinada para que la sentencia sea pronunciada
por otro órgano jurisdiccional.

Juez sentenciador es aquel cuya misión se reduce a pronunciar sentencia en un procedimiento


que ha sido instruido por otro tribunal.

Juez Mixto son aquellos que cumplen la función de tramitar el procedimiento y pronunciar la
sentencia dentro de él.

En nuestro país, en el antiguo procedimiento penal los jueces en primera instancia tienen el
carácter de jueces mixtos, puesto que a ellos les corresponde la instrucción del sumario,
acusar y dictar sentencia dentro del proceso. Esta situación se vió claramente modificada con
motivo de la reforma penal, estableciéndose ya en la Carta Fundamental que creó el Ministerio
Público, que corresponderá a éste dirigir la investigación, bajo el control de un órgano
jurisdiccional denominado juez de garantía.

De acuerdo con ello, en el nuevo procedimiento penal, no existen los jueces instructores o
mixtos, dado que la investigación le corresponde dirigirla exclusivamente al Ministerio Público
( arts. 83 C.Pol. y 3, 77 y 180 NCPP), correspondiéndole al juez de garantía sólo autorizar
previamente toda actuación del procedimiento que privare al imputado o a un tercero del
ejercicio de los derechos que la Constitución asegura, o lo restringiere o perturbare.( art. 9
NCPP).
Los jueces del tribunal oral son básicamente jueces sentenciadores, con la modalidad que ellos
no juzgan con el mérito de antecedentes que se hubieren recopilado con anterioridad, sino
que por regla general, sólo sobre la base de las pruebas que las partes hubieren rendido ante
ellos en el juicio oral.(art. 296 NCPP).

2.7°.- En atención al lugar en que ejerce su función.

Los tribunales en atención al lugar en que ejercen su función se clasifican en tribunales


sedentarios y tribunales ambulantes.

Tribunales sedentarios son aquellos que deben ejercer sus funciones dentro de un
determinado territorio jurisdiccional, teniendo su asiento en un lugar determinado de ella al
cual deben acudir las partes para los efectos de requerirle el ejercicio de su función.

En nuestro país, los tribunales tienen el carácter de sedentarios, puesto que respecto de todos
ellos se establece el territorio dentro del cual ejercerán su competencia y se les establece una
sede para el ejercicio de la función jurisdiccional.

Tribunales ambulantes son aquellos que acuden a administrar justicia en las diversas partes
del territorio que recorre, sin tener una sede fija para tal efecto.

Es el caso de algunos tribunales en Brasil, en el cual se ha dotado a los jueces de aviones o


vehículos terrestres motorizados para recorrer la zona del Amazona con el fin de atender los
conflictos que ciudadanos acuden a poner en su conocimiento.

En el nuevo proceso penal, los tribunales de juicio oral en lo penal pueden excepcionalmente
pasar a tener el carácter de ambulantes respecto de determinados procesos, conforme a lo
previsto en el artículo 21 A del C.O.T..

Debemos tener presente que tenían el carácter de itinerantes en forma permanente la sala de
los tribunales orales en lo penal dependientes de las Cortes de Apelaciones de Valparaíso,
Rancagua, Chillán, Concepción, Valdivia, Puerto Montt, Santiago y San Miguel que debían
constituirse antes de la entrada en vigencia de la reforma procesal penal mientras no se
hubieren instalado nuevos tribunales oral en lo penal en el territorio del juzgado de garantía,
debiendo el tribunal de juicio oral en lo penal funcionar en el juzgado de garantía de la
respectiva localidad.( Art. 1º Nº 3 Ley 19.861, publicada en el Diario Oficial de 31 de enero de
2003.)

2.8°.- En atención a su jerarquía.

De acuerdo a la Constitución Política, los tribunales en atención a su jerarquía se clasifican en


tribunales superiores y tribunales inferiores.

Revisten el carácter de tribunales superiores la Corte Suprema y las Cortes de Apelaciones,


correspondiéndole al Senado resolver las contiendas de competencia que se promuevan entre
ellos y las autoridades políticas o administrativas.( Art. 53 N°3 C.Pol.).

Revisten el carácter de tribunales inferiores los juzgados de garantía, los tribunales de juicio
oral en lo penal, los jueces de letras y los tribunales unipersonales, correspondiéndole al
Tribunal Constitucional resolver las contiendas de competencia que se promuevan entre ellos
y las autoridades políticas o administrativas.( Art. 93 N° 12 y 16° transitorio de la C.Pol.)

Excepcionalmente, el artículo 19 del NCPP contempla que la Corte de Apelaciones puede en


algunos casos resolver los conflictos que se susciten con motivo de la información requerida
por el fiscal o el tribunal de garantía a alguna autoridad si ésta se negare a proporcionarla..

En el Código Orgánico de Tribunales los tribunales superiores eran los jueces de letras, Cortes
de Apelaciones y Corte Suprema, y tenían el carácter de tribunales inferiores los jueces de
distrito y subdelegación, habiendo quedado esta clasificación obsoleta por la eliminación de
estos dos últimos tribunales.

2.9º.-En atención a la extensión de la competencia que poseen.

Los tribunales en atención a la extensión de la competencia que se les entrega por la ley para
el conocimiento de los asuntos se clasifican en tribunales de competencia común y tribunales
de competencia especial.

Los tribunales de competencia común son aquellos tribunales ordinarios que están facultados
para conocer de toda clase de asuntos, cualquiera sea su naturaleza.

Los tribunales de competencia especial son aquellos tribunales ordinarios que están
facultados para conocer sólo de los asuntos determinados que la ley les ha establecido.

La regla general que rige respecto de los tribunales en nuestro país, es la de competencia
común, sin perjuicio de poder apreciar que claramente la tendencia de estos últimos años es ir
hacia la especialización.

En efecto, antes de la entrada en vigencia del nuevo sistema procesal penal, la regla general
era que los jueces de letras poseían una competencia común, esto es, conocían de las causas
civiles y criminales; y además de las laborales y de menores si no existe dentro de la comuna
respectiva un juzgado del trabajo, de menores o de familia.

Excepcionalmente, en las Comunas de Antofagasta, Mejillones y Sierra Gorda ( art. 29),


Valparaíso, Juan Fernández, y Viña del Mar (Art. 32); Rancagua, Graneros, Mostazal, Codegua,
Machalí, Coltauco, Doñihue, Coinco y Olivar ( art. 33); Chillan, Pinto, Coihueco, chillan viejo,
Concepción, Penco, Hualqui, San Pedro de la Paz, Chiguayante y Talcahuano ( art.35), Temuco,
Vilcún, Melipeuco, Cunco y Freire (art.36) y todas las comunas de la Región metropolitana, con
excepción de las de San Bernardo, Talagante, Peñaflor, Melipilla, Buin y Colina ( art 40 del
C.O.T.) se contemplaba la existencia de juzgados civiles y juzgados del crimen. Las Cortes de
Apelaciones poseen toda competencia común, correspondiéndoles conocer de los asuntos
civiles, penales, laborales, familia, policía local etc., sin que se contemple de manera alguna
cierta especialización para su funcionamiento, ya sea en Salas o en Pleno.

La Corte Suprema posee competencia común correspondiéndole conocer de diversos asuntos


civiles, penales, laborales, menores, familia, policía local etc.. Sin embargo, para su
funcionamiento ordinario o extraordinario en Salas, debe hacerlo a través de Salas
especializadas conforme a lo previsto en los artículos 95 y 99 del C.O.T., distribuyéndose entre
ellas los asuntos por materia o especialidad conforme a lo previsto actualmente en el Auto
Acordado de la Excma Corte Suprema de 31 de marzo de 2006. (Véase en Apéndice COT)

A partir de la entrada en vigencia el nuevo sistema procesal penal, sólo se introdujeron


modificaciones en relación con los tribunales inferiores, manteniéndose el principio de la
competencia común respecto de las Cortes de Apelaciones y la Corte Suprema en la forma
antes indicada.

Los tribunales de juicio oral en lo penal siempre tendrán el carácter de tribunales de


competencia especial, dado que sólo poseen competencia penal o conexa a ella conforme a lo
previsto en el artículo 18 de C.O.T..-

Tratándose de los juzgados de garantía, la regla general será que ellos sean tribunales con
competencia especial en lo penal.( art. 16 del C.O.T).

Sin embargo, y sólo excepcionalmente, en aquellas comunas en las cuales se estimó que la
carga de trabajo no justificaba la creación de un juzgado de garantías, se entregó la
competencia de ellos a tribunales con competencia común como se prevé sólo respecto de
ciertas y específicas comunas pequeñas ubicadas dentro de la Segunda, Quinta, Sexta, Octava,
Novena y Región Metropolitana, las que se indican expresamente en los artículos 29, 32, 33,
35, 36 y 40 del C.O.T.

Con la entrada en vigencia el nuevo sistema procesal penal, no sólo se contempló la creación
de los juzgados de garantía y tribunales orales en lo penal, sino que ello implicó la supresión de
varios juzgados de letras con competencia común o especial conforme a lo previsto en el
artículo 10 y 4º transitorio de la Ley 19.665. Ello significó que las causas que subsistan una vez
suprimido el tribunal, serán distribuidas por la Corte de Apelaciones respectiva entre los
juzgados de letras de la misma jurisdicción, entendiéndose para todos los efectos
constitucionales y legales que los juzgados a los que sean asignadas son los continuadores
legales del suprimido.( art. 4º transitorio de la Ley 19.665).

Esta especialización se ha visto profundizada con posterioridad con la creación de los


Tribunales de Familia y los juzgados laborales y juzgados de cobranza laboral y previsional.

2.10°.- En atención a la instancia en que resuelven el conflicto.

Los tribunales en atención a la instancia en que resuelven el conflicto promovido ante ellos se
clasifican en tribunales de única instancia, tribunales de primera instancia y tribunales de
segunda instancia. El concepto de instancia se encuentra vinculado a la procedencia del
recurso de apelación en contra de la sentencia que se dicte para la resolución del conflicto.

Tribunales de única instancia, son aquellos tribunales que resuelven el conflicto, sin que
proceda el recurso de apelación en contra de la sentencia que pronuncian.

Actualmente, en nuestro país los jueces de letras poseen competencia en única instancia para
resolver las causas civiles y de comercio cuya cuantía no exceda de 10 Unidades Tributarias
Mensuales; las Cortes de Apelaciones conocen en única instancia de los recursos de casación
en la forma en contra de las sentencias de los juzgados de letras de su territorio jurisdiccional
o uno de sus ministros, de los recursos de queja en contra de jueces de letras, jueces de Policía
local, jueces árbitros y órganos que ejerzan jurisdicción dentro de su territorio jurisdiccional; y
de las consultas de las sentencias civiles y criminales dictadas por esos mismos tribunales ( Art.
63 N° 2 C.O.T.). ; y la Corte Suprema conoce de la mayoría de los asuntos en única instancia,
como ocurre con el recurso de casación en la forma contra sentencias de las Cortes de
Apelaciones, recurso de casación en el fondo ; recursos de queja en contra de tribunales no
comprendidos en la letra anterior, etc. La excepción, es que la Corte Suprema conozca de
asuntos en segunda instancia, como ocurre con los recursos de amparo, protección, y amparo
económico.

En el nuevo proceso penal, los tribunales de juicio oral ejercen su competencia en única
instancia, puesto que en contra de sus resoluciones no es procedente el recurso de
apelación.(art.364 NCPP).

Igualmente, los juzgados de garantía ejercen competencia por regla general en única instancia,
puesto que sólo procede el recurso de apelación respecto de las resoluciones expresamente
previstas por el legislador ( art 370 NCPP), siendo la resolución más trascendentes respecto de
la cual se contempla el recurso de apelación la sentencia definitiva que se pronuncia por el
juez de garantía en el procedimiento abreviado.(Art. 414NCPP). En contra de la sentencia
definitiva que se pronuncia en el procedimiento simplificado no se contempla la procedencia
del recurso de apelación.( art. 399 NCPP).

En consecuencia, en el nuevo procedimiento penal se ha alterado claramente el principio de la


doble instancia que regía en nuestro ordenamiento jurídico, al ser procedente el recurso de
apelación sólo en contra de la sentencia definitiva que dicta el juez de garantía en el
procedimiento abreviado ( art. 414 NCPP) y no ser procedente la doble instancia respecto de la
sentencia definitiva pronunciada en el juicio oral y en el procedimiento simplificado.

Tribunales de primera instancia son aquellos tribunales que resuelven el conflicto,


procediendo el recurso de apelación en contra de la sentencia que pronuncian, para que ella
sea revisada por el tribunal superior jerárquico.

Actualmente, en nuestro país los jueces de letras, sean ordinarios o especiales, son los
depositarios de la casi plenitud de la competencia para conocer de los asuntos en la primera
instancia. Las Cortes de Apelaciones excepcionalmente poseen competencia en primera
instancia para conocer de los Desafueros, recursos de amparo, protección, y amparo
económico, procesos de amovilidad contra jueces de letras y otros asuntos que las leyes le
encomienden. Art. 63 N° 3 del C.O.T. La Corte Suprema no conoce de asuntos en primera
instancia, puesto que no existe un tribunal superior jerárquico que pueda conocer de la
apelación.

En el nuevo procedimiento penal, los juzgados de garantía ejercen competencia en primera


instancia por ser procedente en contra de las resoluciones que pronuncien el recurso de
apelación en los casos previstos en el art. 370 del N.C.P.P. Sin perjuicio de ello, podemos
apreciar del examen de esa norma que el recurso de apelación es concebido claramente como
una excepción y no una regla de carácter general, limitándose incluso éste respecto de
importantes resoluciones como son las que ordenan, mantienen, niegan, o revocan la prisión
preventiva la que solo es apelable cuando se dicta en una audiencia (art.149 NCPP).

Tribunales de segunda instancia son aquellos tribunales que conocen del recurso de apelación
interpuesto en contra de la sentencia pronunciadas por el tribunal de primera instancia.

Actualmente, en nuestro país las Cortes de Apelaciones, sea respecto de tribunales ordinarios
o especiales, son las depositarias de la casi plenitud de la competencia para conocer de los
asuntos en la segunda instancia. La Corte Suprema conoce de algunos asuntos en segunda
instancia, como ocurre con los recursos de amparo, protección, y amparo económico.

El concepto de la segunda instancia que actualmente predomina en materia civil no es el


amplio, entendido como una posibilidad de reproducción de todo lo tratado en la primera
instancia, y aún de su ampliación mediante la aportación de hechos nuevos, sino que un
concepto restringido, en cuanto a que el tribunal de segunda instancia solo posee una
competencia específica para conocer de las peticiones formuladas por los recurrentes, sin que
como regla general se posibilite rendir nuevas pruebas y agregar hechos nuevos.-

En consecuencia, en el sistema de apelación restringido el tribunal de segunda instancia tiene


una competencia especifica, limitada a lo que los recurrentes le hubieren solicitado a través de
las peticiones concretas, no pudiendo ir más allá sin incurrir en el vicio de ultra petita, que
permite solicitar la anulación del fallo por la vía del recurso de casación en la forma.

2.11°.- En atención a la forma en que resuelven el conflicto.

Los tribunales en atención a la forma en que deben fundamentar sus sentencias para resolver
el conflicto promovido ante ellos se clasifican en tribunales de derecho y tribunales de
equidad.

Tribunales de Derecho son aquellos que deben pronunciar su sentencia para resolver el
conflicto con sujeción a lo establecido en la ley.

En nuestro derecho, la regla general es que los tribunales sean de derecho, puesto que sólo en
defecto de la ley se encuentran facultados para resolver el conflicto aplicando los principios de
equidad. (Art. 170 N° 5 del C.P.C.).-

Tribunales de Equidad son aquellos que se encuentran facultados para pronunciar su


sentencia aplicando los principios de equidad.

Uno de los ejemplos más claros de tribunales de equidad en nuestro ordenamiento jurídico
son los árbitros arbitradores, puesto que ellos se encuentran facultados para fallar
obedeciendo a lo que su prudencia y equidad le dictaren. ( Art. 233 C.O.T.).

TITULO II. BASES DEL EJERCICIO DE LA JURISDICCIÓN

1.- NOCIONES GENERALES

El ejercicio de la función jurisdiccional se encuentra entregado a los tribunales establecidos por


la ley, de acuerdo a lo previsto en el artículo 76 de la Constitución Política.
Para el adecuado ejercicio de la función jurisdiccional por parte de los tribunales, se han
establecidos diversos principios fundamentales en la Constitución Política, en el Código
Orgánico de los Tribunales y en otros cuerpos legales.

Estos principios para el ejercicio de la función jurisdiccional son esenciales y han permanecido
casi inalterables durante la historia constitucional.

Varias de las bases que se establecen para el ejercicio de la función jurisdiccional se


encuentran estrechamente vinculadas con los principios formativos del procedimiento.

Ello resulta lógico puesto que los principios en los cuales se sustenta el establecimiento y
funcionamiento de los órganos jurisdiccionales deben necesariamente guardar la
correspondiente armonía con los que regulan el desarrollo de un procedimiento para arribar a
la resolución de un conflicto.

De acuerdo con lo expuesto, las bases para el ejercicio de la jurisdicción son todos aquellos
principios establecidos por la ley para el adecuado y eficiente funcionamiento de los órganos
jurisdiccionales.

Las bases que por su importancia se encuentran contempladas constitucionalmente son la


legalidad, la independencia, la inamovilidad, la responsabilidad y la jerarquía. Las demás son
establecidas por parte del legislador.

2.- BASE ORGÁNICA DE LA LEGALIDAD

Esta base orgánica se ha denominado también por la doctrina como de la constitucionalidad o


juridicidad.

La legalidad como base para el ejercicio de la función jurisdiccional, que aparece contemplada
en la C.Pol. 1 y el C.O.T.2, puede ser apreciada desde tres puntos de vista:

A.- LEGALIDAD EN SENTIDO ORGÁNICO

Sólo en virtud de una Ley se pueden crear Tribunales. El art. 76 inciso 1º de la C.Pol. establece
que "la facultad de conocer de las causas civiles y criminales, de resolver y de hacer ejecutar lo
juzgado, pertenece exclusivamente a los tribunales establecidos por la ley".

a) En cuanto al instante en que debe verificarse el establecimiento del tribunal, ello debe
acontecer necesariamente con anterioridad a la iniciación del proceso.

b) Por otra parte, el art.77 de la C.Pol. exige que la organización y atribuciones de los
tribunales se determine a través de la dictación de una LEY ORGÁNICA CONSTITUCIONAL.

De acuerdo a lo previsto en el art.4º transitorio de la C.Pol. mientras no se proceda a la


dictación de esa ley orgánica constitucional, debe entenderse que permanecen plenamente
vigentes las leyes que regulan la organización y atribuciones de los tribunales, materias que en
la actualidad se encuentran mayoritariamente establecidas en el C.O.T.

La aprobación, modificación o derogación de la ley orgánica constitucional relativa a la


organización y atribuciones de los Tribunales requiere su aprobación por las cuatro séptimas
partes de los diputados y senadores en ejercicio Art. 66 inc. 2º C. Pol.), sólo podrá llevarse a
cabo, oyendo previamente a la Corte Suprema al momento de darse cuenta del proyecto o en
cualquier momento antes de su votación en sala, ( Inciso 2º del art.77 de la C. Pol. y art. 16 de
la Ley 18.918 Orgánica Constitucional del Congreso Nacional, modificada por la Ley 19.750,
publicada en el diario Oficial de 18.8.2001); requiere el control precio de constitucionalidad del
Tribunal constitucional antes de su promulgación Art. 93 Nº 1 C. Pol.) y no puede delegarse en
el ejecutivo la facultad de regularse mediante D.F.L. ( art. 64 inc. 2º C. Pol.).

B.- LEGALIDAD EN SENTIDO FUNCIONAL

Los Tribunales deben actuar dentro del marco que les fija la ley y deben fallar los conflictos
dándole a ella la correspondiente aplicación.

a) Los arts.6º y 7º de la C.Pol. se encargan de establecer la existencia del Estado de Derecho,


debiendo los tribunales como órganos públicos actuar dentro de la orbita de competencia
prevista por el legislador y conforme al procedimiento previsto en la ley.

De acuerdo con dicha normativa, los poderes del Estado, uno de los cuales es el jurisdiccional,
deben someter su actuación a la constitución y a la ley.

Las actuaciones de los órganos jurisdiccionales que se verifiquen fuera del marco de la ley,
generan su nulidad y la consiguiente responsabilidad para los infractores.

El marco dentro del cual pueden actuar los tribunales se encuentra establecido por la ley, al
tratar de la competencia en los arts.108 y siguientes del C.O.T.

Los actos que los Tribunales efectúen apartándose de la órbita de atribuciones que les confiere
la ley adolecen de nulidad.

Las vías a través de las cuales se puede alegar la nulidad de las actuaciones, realizadas por los
tribunales apartándose de las atribuciones conferidas, son fundamentalmente la oposición de
excepciones (art. 303 Nº1 y 464. Nº1 del C.P.C.)3, la promoción de incidentes de nulidad
(art.84 del C.P.C.) y la interposición del recurso de casación en la forma (art.768 Nº1 y 4 del
C.P.C.).En el nuevo proceso penal, en lugar del recurso de casación en la forma se contempla el
recurso de nulidad( art. 374 letra a) NCPP)

b) Por otra parte, los asuntos que se encuentran sometidos a su decisión deben ser fallados
por los Tribunales aplicando la ley que se encuentra vigente.

Es así, como los arts.170 Nº5 del C.P.C., 500 Nº6 del C.P.P. y 342 letra d) del NCPP, establecen
que el tribunal debe, al dictar la sentencia definitiva que resolverá el conflicto, contemplar en
aquella las consideraciones de derecho que fundamentan su decisión.

Si el tribunal resuelve el asunto apartándose de la ley, el fallo adolecerá de nulidad y podrá ser
impugnado a través de la interposición del recurso de casación en el fondo. (art.767 del C.P.C.
y 546 del C.P.P.) . Este recurso sólo procede respecto de sentencia definitivas o de sentencias
interlocutorias que pongan término al juicio hagan imposible su continuación, inapelables, y
dictadas por la Corte de Apelaciones o por tribunales arbitrales de derecho de segunda
instancia en negocios de competencia de dichas Cortes. En el nuevo proceso penal, la vía para
impugnar la sentencia definitiva que se dicta con infracción de ley es el recurso de nulidad. (
art. 373 letra b) NCPP).

Excepcionalmente, los árbitros arbitradores no fallan el conflicto conforme a la ley, sino que
según lo que su prudencia y equidad le dicteNºart.233 inc. del C.O.T).

Además, el art.170 Nº5 del C.P.C. faculta, sólo en materia civil, a los jueces para que a falta de
ley, fallen el conflicto con arreglo a los principios de equidad.

Estos dos casos sólo configuran una excepción aparente al principio de la legalidad, puesto que
en definitiva la fuente para obrar de tal manera se encuentra establecida en la ley.

C.- LEGALIDAD EN EL SENTIDO DE GARANTÍA CONSTITUCIONAL

En este sentido, el principio de la legalidad importa la igualdad en la protección de los


derechos de las personas dentro de la actividad jurisdiccional.

El art.19 Nº3 de la C.Pol. establece este aspecto de la base y garantía de la legalidad, velando
porque todas las personas tengan acceso a proteger sus derechos a través del ejercicio de la
función jurisdiccional en un debido proceso y con la asistencia jurídica necesaria para ello.

Para la existencia de esta igualdad en el ejercicio de los derechos dentro de la actividad


jurisdiccional, se contempla en ese precepto constitucional los siguientes aspectos:

a) Derecho a la defensa jurídica (art.19 Nº3 inc.2º y 3º del C.Pol.).

b) Prohibición de juzgamiento por comisiones especiales (art.19 Nº3 inc. 4º del C.Pol.).

c) La existencia previa de un debido proceso, para que como culminación de él se dicte el fallo
que resuelva un conflicto (art. 19 Nº3 inc. 5º del C.Pol.).

d) Prohibición de presumir de derecho la responsabilidad penal (art. 19 Nº3 inc. 6º del C.Pol.).

e) Irretroactividad de la ley penal sancionatoria (art.19 Nº3 inc. 7º del C.Pol) y

f) Prohibición de establecer leyes penales en blanco (art. 19 Nº3 inciso final del C.Pol).

3.- BASE DE LA INDEPENDENCIA

La razón de la independencia judicial no necesita explicación: si el juez no está libre de


cualquier interferencia o presión exterior, no podrá administrar justicia imparcialmente según
la Ley.

La independencia de los jueces en el ejercicio de las funciones que les han sido asignadas y su
libertad frente a todo tipo de interferencia de cualquier otro detentador constituye la piedra
final en el Edificio del Estado democrático constitucional de Derecho.

El moderno Estado de derecho sólo puede estar sostenido por un poder judicial
independiente, convenientemente instrumentalizado y asistido por medios que le permitan
enfrentarse, con calidad y eficacia, a las situaciones de conflictos surgidos entre los propios
ciudadanos, o entre ellos mismos y la administración.
El juez es jurídicamente independiente porque se le quiere hacer totalmente dependiente de
la ley o, más bien, del ordenamiento jurídico en su totalidad. La independencia como categoría
instrumental es una institución funcionalmente dirigida a asegurar la efectiva realización de un
principio que la trasciende: el de legalidad.

La independencia de los tribunales la podemos apreciar desde tres puntos de vista: Orgánico o
Político; Funcional y Personal.

Respecto de estas tres formas o aspectos para apreciar la independencia judicial se ha


señalado que “aunque cada una de estas formas es esencial para el adecuado ejercicio de la
función de los jueces, ninguna es absoluta.”

A.- INDEPENDENCIA ORGANICA O POLITICA

La independencia del Poder Judicial desde el punto de vista orgánico o Político, consiste en que
el Poder Judicial goza de autonomía frente a los demás Poderes del Estado, sin que exista una
dependencia jerárquica de éste respecto del Poder Legislativo o Ejecutivo.

En nuestro país, el art. 76 de la C.Pol. contempla expresamente esta estructura del Poder
Judicial no subordinada jerárquicamente a los otros Poderes del Estado al prescribir que "La
facultad de conocer las causas civiles y criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo
juzgado, pertenece exclusivamente a los tribunales establecidos por la ley".

Dado que el Poder Judicial es independiente de los otros Poderes del Estado, el inciso segundo
del art.77 de la C.Pol. establece perentoriamente la necesidad que se dicte una ley orgánica
constitucional relativa a la organización y atribuciones de los tribunales, la que sólo podrá ser
modificada oyendo previamente a la Corte Suprema.

De acuerdo a lo previsto en el art.4º transitorio de la C.Pol, debemos entender que


permanecen vigentes las leyes que regulan la organización y atribuciones de los tribunales,
especialmente el Código Orgánico de Tribunales, en tanto no se dicte la Ley Orgánica de
Tribunales respecto de esa materia.

Ninguna actuación podría ejercerse por parte del Poder Legislativo o Ejecutivo que tengan por
objeto atentar en contra de la estructura independiente del Poder Judicial que contempla la
constitución.

Al efecto, debe tenerse presente que el art.7º de la C.Pol. establece que "Ninguna
magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aun a pretexto de
circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los expresamente se les hayan
conferido en virtud de la constitución o las leyes".

“Todo acto en contravención a este artículo es nulo y origina las responsabilidades y sanciones
que la ley señale”.

El art.12 del C.O.T. ratifica lo establecido en la C.Pol., al establecer que "el Poder Judicial es
independiente de toda otra autoridad en el ejercicio de sus funciones."
Pero esta independencia del Poder Judicial no se contempla sólo en un sentido positivo, sino
que también en el negativo, esto es, en la prohibición del Poder Judicial de inmiscuirse en la
independencia de los otros Poderes del Estado en su actuar. Al efecto, el art.4º del C.O.T.
establece que "Es prohibido al Poder Judicial mezclarse en las atribuciones de otros poderes
públicos y en general ejercer otras funciones que las determinadas en los artículos
precedentes".

Respecto de la independencia orgánica debemos tener presente que se ha señalado que "la
independencia del Poder Judicial no ha existido nunca, completa, integral, fundamentalmente
debido a la carencia de una independencia económica que es uno de los pilares en que hubiere
de sustentarse un Poder Judicial verdaderamente autónomo. Siempre el Poder Judicial ha
estado sujeto a lo que digan los otros dos Poderes del Estado: el Legislativo y el Ejecutivo, en
orden a cuanto le fijan como presupuesto para sus necesidades. Desde hace muchos años
Presidentes de la Corte Suprema, Ministros de ellas y personas de fuera del Poder han
abogado porque se nos dé un trato diferente".

Sin ir más lejos, es menester tener presente que el Sr. Presidente de la Excma. Corte Suprema
en su discurso de inauguración del año judicial de 1989 señaló al respecto que "frente a la
organización del estado que se separa tripartitamente en el manejo del poder es posible
concebir la necesidad de la heterotutela. Cada uno de los poderes vela para que el otro no
utilice mal el que le corresponde. Pero, primordialmente, no es posible hablar de poder
independiente si, a mas de la heterotutela, uno de ellos se ve disminuido frente a los otros,
teniendo que aceptar una pequeña cantidad de dinero conforme su presupuesto de cada año.
La autonomía económica se ha dicho por muchos de mis antecesores es uno de los
fundamentos más vitales de la independencia de la magistratura".

En nuestro derecho veremos más adelante como la independencia plena no puede ser
alcanzada entre los diversos poderes conforme a la teoría de la división de los poderes
atendida la necesaria relación que debe existir entre los diversos Poderes del Estado.

B.- LA INDEPENDENCIA FUNCIONAL

La independencia funcional consiste en que no sólo existe un Poder estructurado


independiente a los otros con una autonomía propia, sino que además la función jurisdiccional
que se les ha encomendado se ejerce sin que los otros Poderes del Estado se inmiscuyan en
cualquier forma en el desempeño del cometido que se les ha confiado.

Esta independencia funcional se encuentra expresamente contemplada en la C.Pol., quien se


encargó de establecer la exclusividad del desarrollo de la función jurisdiccional por los
tribunales establecidos por la ley y excluye de ella toda intervención por parte de los otros
Poderes del Estado.

Al respecto, prescribe el inciso primero del art. 76 de la C.Pol, que "La facultad de conocer las
causas civiles y criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece
exclusivamente a los tribunales establecidos por la ley. Ni el Presidente de la República ni el
Congreso pueden, en caso alguno, ejercer funciones judiciales, avocarse causas pendientes,
revisar los fundamentos o contenido de sus resoluciones o hacer revivir procesos fenecidos".
Con el fin de mantener esa independencia funcional de los otros Poderes del Estado, el
constituyente le reconoce expresamente al Poder Judicial su carácter de tal, dotándole de la
facultad de requerir directamente la fuerza pública para hacer cumplir sus resoluciones e
impidiendo a la autoridad pública ejercer funciones contraloras para los efectos de ponerse en
actividad para que ese cumplimiento se materialice.

Sobre esta materia, establecen los incisos 3º y 4º del art.76 de la C.Pol, que: "Para hacer
ejecutar sus resoluciones y practicar o hacer practicar los actos de instrucción que determine
la ley, los tribunales ordinarios de justicia y los especiales que integran el Poder Judicial,
podrán impartir órdenes directas a la fuerza pública o ejercer los medios de acción
conducentes de que dispusieren.

Los demás tribunales lo harán en la forma que la ley determine. La autoridad referida deberá
cumplir sin más trámites el mandato judicial y no podrá calificar su fundamento u oportunidad
ni la justicia o legalidad de la resolución que se trata de ejecutar".

Esta independencia funcional se encuentra expresamente reconocida también por el legislador


en el art.11 del C.O.T., el cual prevé al efecto: "Para hacer ejecutar sus sentencias y practicar o
hacer practicar las actuaciones que decreten, podrán los tribunales requerir de las demás
autoridades el auxilio de la fuerza pública que de ellas dependiere, o los otros medios de
acción conducentes de que dispusieren.

La autoridad legalmente requerida debe prestar el auxilio, sin que le corresponda calificar el
fundamento con que se le pide ni la justicia o legalidad de la sentencia o decreto que se trate
de ejecutar".

Sin embargo, y dado que se prohíbe a los otros órganos del Estado inmiscuirse en el ejercicio
de la función jurisdiccional, sancionando con la nulidad de los actos que en tal sentido realicen,
sin perjuicio de las responsabilidades y sanciones que la ley señale y que ya citamos en el
párrafo anterior, el constituyente estableció respecto del Poder Judicial la obligatoriedad del
ejercicio de la función a través del establecimiento de la base orgánica de la Inexcusabilidad.

Al respecto, establece el inciso segundo del art.76 de la C.Pol., que "Reclamada su intervención
en forma legal y en negocios de su competencia, no podrán excusarse de ejercer su autoridad,
ni aún por falta de ley que resuelva la contienda o asunto sometidos a su decisión".

A esta base orgánica de la inexcusabilidad, necesario complemento de la independencia


funcional, nos referiremos mas adelante.

C.- INDEPENDENCIA PERSONAL

La independencia del Poder Judicial desde el punto personal, importa que las personas que
desempeñen la función jurisdiccional son enteramente autónomas del resto de los Poderes del
Estado e incluso dentro del Poder Judicial para los efectos de construir el juicio lógico de la
sentencia que ha de resolver el conflicto sometido a su decisión.

Esta forma de independencia, denominada también autonomía individual por Owen Fiss, se
refiere “a la relación entre jueces individuales y otros miembros de la judicatura y exige que el
juez, al decidir cuestiones de hecho y de derecho, no esté sometido a presiones de naturaleza
profesional o institucional. De conformidad con esta regla, las decisiones judiciales son asuntos
de conciencia por los que asume una responsabilidad personal.

La obligación que se impone a los jueces de fundamentar y firmar sus resoluciones refleja y
fortalece esta segunda forma de independencia. La exigencia de que los jueces respondan
personalmente por sus decisiones fomenta la responsabilidad judicial.

El constituyente para proteger la actuación independiente de las personas que ejercen la


función jurisdiccional ha establecido un cierto privilegio o beneficio de inviolabilidad. Al efecto,
el art. 81 de la C.Pol. establece que "Los magistrados de los tribunales superiores de justicia,
los fiscales judiciales y los jueces letrados que integran el Poder Judicial, no podrán ser
aprehendidos sin orden del tribunal competente, salvo el caso de crimen o simple delito
flagrante y sólo para ponerlos inmediatamente a disposición del tribunal que debe de conocer
del asunto en conformidad a la ley".

Además, se establece para cautelar esta independencia personal en el ejercicio de sus


funciones, que “Los jueces permanecerán en sus cargos durante su buen comportamiento;
pero los inferiores desempeñaran su respectiva judicatura por el tiempo que determinen las
leyes". (art.80 inc.1º de la C.Pol.).

Esta base de la inamovilidad representa también un necesario complemento de la


independencia personal, puesto que con ello se asegura a los que desempeñan la función
jurisdiccional su permanencia en el cargo para evitar que se puedan ejercer presiones sobre él
para conducirlo hacia un camino distinto a aquel que le conduce su soberano razonamiento.

En la actualidad, no existen jueces inferiores ordinarios que desempeñen su judicatura por


tiempo que determinen las leyes, puesto que los jueces temporales de distrito y subdelegación
fueron suprimidos por la Ley 18.776, publicada en el Diario oficial de 18 de Enero de 1989.

Por otra parte, el inciso segundo del referido art. 80 de la C.Pol., establece que no obstante lo
anterior (inamovilidad), los jueces cesarán en sus funciones al cumplir 75 años de edad; o por
renuncia o incapacidad legal sobreviniente o en caso de ser depuestos de sus destinos, por
causa legalmente sentenciada. La norma relativa a la edad no regirá respecto del Presidente de
la Corte Suprema, quien continuará en su cargo hasta el término de su período.

Sobre el particular, el artículo octavo transitorio establecía que "las normas relativas a la edad
establecidas en el inciso segundo del actual art. 80 regirán a contar del 1° de enero de 1998,
respecto de los magistrados de los tribunales superiores de justicia que se hallaban en servicio
al 11 de marzo de 1981".

Al respecto, se ha señalado que "no está en contradicción con el principio de la inamovilidad,


la disposición de retiro obligatorio por haber alcanzado una edad determinada".

Las otras causales de cesación en el cargo no son mas que una consecuencia de la base
orgánica de la responsabilidad, que es el contrapeso que se contempla respecto de la
independencia e inamovilidad de los jueces.
La independencia personal nos conduce a señalar que "el juez está sometido a la ley, tal como
le ha sido dictada por el legislador designado constitucionalmente o tal como él la encuentre
en la conciencia común de la comunidad. La ley, y solo la ley, es su dueño".

Este principio de la independencia personal de los jueces reconoce en consecuencia una


limitación en la ley en el actuar de los órganos jurisdiccionales, lo que se refleja en el principio
de la legalidad al cual nos refiriéramos anteriormente.

En consecuencia, la independencia (personal) de la función judicial significa que el juez en el


cumplimiento de su tarea, tiene que estar libre de influencias e intervenciones extrañas, tanto
si provienen del gobierno, del parlamento, del electorado o de la opinión pública. En la
sentencia de un caso que le haya sido presentado, no tendrá que estar sujeto a órdenes del
gobierno o en especial del Ministro de Justicia, si es que éstos deben de existir, tal como
ocurrió en el abuso de las instrucciones a los jueces (Richterenveisungen) durante el régimen
nacionalsocialista en la última guerra. El juez no deberá estar sometido ni a las instrucciones
del parlamento ni a los de un tribunal jerárquicamente superior".

La independencia orgánica o política y funcional ya analizadas garantizarían que no se ejerciera


esta inferencia por el Ejecutivo o Legislativo en nuestro país.

Por otra parte, en cuanto a la independencia personal del juez dentro del Poder Judicial
respecto de los otros tribunales se encuentra garantizada por la base orgánica de la
inavocabilidad de cuyo estudio nos preocuparemos más adelante y que se consagra en el art.
8º del C.O.T. al establecer que “Ningún tribunal puede avocarse el conocimiento de causas o
negocios pendientes ante otro tribunal, a menos que la ley le confiera expresamente esta
facultad".

Es por ello que en el conocimiento de un asunto por un tribunal superior a través de los
recursos jurisdiccionales no existe un atentado en contra de la independencia personal. Ello no
es más que la consecuencia de la conformación jurídica del proceso judicial y no influencias
extrañas o ilícitas en la independencia judicial.

A pesar de todo lo expuesto, creemos necesario para la consagración plena de la


independencia judicial en nuestro país, la implementación de una carrera judicial y la
regulación del recurso de queja en términos de acotarlo al ejercicio de facultades disciplinarias
en caso de flagrante falta o abuso, sin que pueda conducir a la modificación de resoluciones
judiciales, situaciones que se han logrado en gran medida, pero no plenamente, con las
modificaciones legales dictadas en el último tiempo.

La implementación de la carrera judicial es necesaria no sólo es para mejorar la preparación


del personal que desempeña la función jurisdiccional, sino que también para neutralizar toda
inferencia política que pudiere existir en el ingreso o ascenso dentro del Poder Judicial.

La independencia no debe confundirse con la imparcialidad que debe reunir el juez o


magistrado que ejerce la función jurisdiccional. Al efecto, se ha señalado que “la
independencia y la imparcialidad se distinguen sobre todo porque tienen distintos momentos
de aplicación, esto es, ambos principios actúan con diferente proyección e intensidad variable
en la vida orgánica del juez y en el pleito concreto. Recientemente la doctrina procesalista ha
expuesto las diferencias entre imparcialidad e independencia en forma diáfana: La
imparcialidad está vinculada a la independencia, si bien no deben ser confundidas, pues
afectan a dos momentos diferentes del ejercicio de la jurisdicción. La independencia constituye
una nota esencial de la jurisdicción como potestad, mientras que la imparcialidad afecta a la
jurisdicción como función. La primera se predica del momento constitucional, la segunda del
momento procesal.

Por otra parte, la independencia constituye un presupuesto y un instrumento de la


imparcialidad, necesario pero no suficiente.

La imparcialidad es una posición orgánica o estructural de un juez o tribunal, pero sobre todo y
ante todo la imparcialidad es una imagen y un estado de ánimo del juzgador, una actitud, que
nos muestra que éste juzga sin interferencias ni concesiones arbitrarias a una parte. Tal como
ha sido reconocido, la jurisdicción es órgano (juez o tribunal), pero también es actividad , y es
aquí donde precisamente actúa con toda su energía la imparcialidad: no puede haber juicio si
no hay, tal como hemos visto, un tercero parte desinteresada, que se sitúa por encima de los
propios afectados y actúa en condiciones de plena imparcialidad. Las notas que cualifican la
imparcialidad, y que nuestra jurisprudencia constitucional repetirá en forma constante, no son
otras que las de desinterés y neutralidad. De ahí que no quepa extrañarse de que si bien en un
plano orgánico, o si se prefiere subjetivo del propio juez, la independencia sea la nota más
sobresaliente, para el ciudadano concreto que se sitúa ante un juez o tribunal es mucho más
relevante la imagen de imparcialidad, que en última instancia será la que imbuya en ese
ciudadano confianza en los tribunales y, en suma, actuará como factor de legitimidad del
Estado constitucional.

“Se puede decir, en efecto, que independencia e imparcialidad son dos principios estructurales
básicos del poder judicial, distintos pero complementarios. Ahora bien, la independencia es un
“prius” de la imparcialidad judicial, pero no puede confundirse con ella: un juez imparcial
equiere, por definición, ser independiente (difícilmente podría predicarse de un juez
dependiente su imparcialidad), mientras que un juez puede ser independiente y, sin embargo,
no ser imparcial a la hora de conocer una causa determinada o una serie de causas. De ahí la
dificultad de aprehender el alcance de la imparcialidad como nota distintiva de una actividad,
pero, eso sí, predicable de una persona (juez o Magistrado), que es, en suma, el titular o que,
cuando menos, forma parte del órgano judicial que ha de resolver determinado litigio”.

Pero la nota de imparcialidad cumple, asimismo, otras funciones no menos importantes en el


Estado constitucional. Como ya hemos puesto de relieve en un pasaje anterior, la idea de
imparcialidad está directamente conectada con la imagen de la institución y, por tanto, con la
idea de legitimidad de la justicia en general y del Estado en particular. La idea ha sido muy bien
expresada por Rebbufa en los siguientes términos: “Tradicionalmente se postula una relación
estrecha entre independencia e imparcialidad y se subraya que la función de la independencia
para la construcción de una imagen de imparcialidad. Con esta última expresión me refiero
aquí al modo en el cual el ejercicio de la función judicial, el papel institucional de árbitro entre
las partes, viene percibido por la opinión pública, por los usuarios de la administración de
justicia. La importancia de la imagen de imparcialidad deriva del hecho que a través de ella se
proyecta la legitimidad de la función judicial, el consenso previo y la aceptación de sus
decisiones, la expectativa de que en cualquier caso sus decisiones serán observadas incluso
por la parte perdedora. En conclusión, la imagen de imparcialidad del juez es decisiva para la
seguridad de todo el orden jurídico, para el mantenimiento de su legitimidad.”

D.- LA INDEPENDENCIA DE FUNCIONES EN LOS PODERES Y EN RELACIONES EXISTENTES


ENTRE ELLOS.

En la realidad, se encuentra superada históricamente la concepción de Montesqueiu de la


separación de los poderes, en virtud de la cual la función judicial se deberá limitar a ejecutar la
decisión política y no extenderse a las otras dos funciones, esto es, a la toma de decisión
política y al centro político.

En nuestros días, más que hablar de una separación de los poderes, cabe referirse a una
supremacía de la función, en el sentido que al Poder Judicial preferentemente le corresponde
ejercer la jurisdicción, pero ello no implica que el Poder que la detenta se encuentre separado
y privado de ejercer cualquier otro tipo de función.

Para los efectos de limitar la concentración del poder absoluto en manos de un único
detentador se distribuye éste en varios poderes del Estado.

Con el fin de velar por el correcto ejercicio por cada poder de las funciones que se le han
encomendado por la Constitución, se han establecido por ella diversas técnicas de control.

En el marco de esta nueva evolución los tribunales ostentan por propio derecho fuertes y
eficaces controles frente a los otros detentadores del Poder.

El control judicial sobre la administración pública se verifica fundamentalmente de las


siguientes formas:

1) Conocimiento y fallo de los asuntos contenciosos administrativos.

El art.38 de la C.Pol. establece que "Cualquier persona lesionada en sus derechos por la
Administración del Estado, de sus organismos o de las municipalidades, podrá reclamar ante
los tribunales contenciosos administrativos que determine la ley, sin perjuicio de las
responsabilidad que pudiere afectar al funcionario que hubiere causado el daño".

Mediante la Ley 18.825 se modificó el artículo 38 de la C.Pol., suprimiendo la expresión "


contenciosos administrativos.

En consecuencia, en la actualidad corresponde a los tribunales ordinarios el conocimiento y


fallo de los asuntos contenciosos administrativos.

2) Protección de las libertades civiles y derechos fundamentales que ostentan de igual forma
todos los destinatarios del poder.

Para tal efecto, se han contemplado en nuestra Constitución una serie de medios para
posibilitar la adecuada protección de las libertades, derechos y garantías que contemplan
nuestra Constitución, siendo los más importantes de ellos los siguientes:
a) La acción de reclamación ante la Corte Suprema por acto o resolución administrativa que
prive o desconozca a un ciudadano de su nacionalidad chilena (art.12 de la C.Pol.).

b) El recurso de amparo ante cualquier acción u omisión ilegal o arbitraria de la autoridad


administrativa que prive, perturbe o amenace a un ciudadano respecto de su libertad personal
o seguridad individual. (art. 21 de la C.Pol.).

c) El recurso de protección ante cualquiera acción u omisión ilegal o arbitraria de la autoridad


administrativa que prive, perturbe o amenace a un ciudadano respecto de los derechos y
garantías que se indican en el art. 20 de la Carta Fundamental.

3) Resolución sobre conflictos que se pueden producir en el ejercicio de las funciones


asignadas a los otros poderes del Estado.

En nuestro país, le corresponde al Tribunal Constitucional conocer de las contiendas de


competencia que se susciten entre las autoridades administrativas y los tribunales inferiores
de justicia. (art.93 N° 12 de la C.Pol.).

Por otra parte, el control judicial sobre el Poder Legislativo se verifica fundamentalmente de
la siguiente forma:

1) El Tribunal Constitucional, en Pleno y por la mayoría de sus miembros, a petición de parte o


por el juez que conoce del asunto, podrá declarar inaplicable para el caso particular que se siga
ante un tribunal ordinario o especial, todo precepto legal contrario a la Constitución; y en
Pleno y por cuatro quintos de sus miembros, luego de declarada la inaplicabilidad para un
asunto particular, a través del ejercicio de una acción pública o de oficio, la declaración de
inaplicabilidad general del precepto legal inconstitucional, de acuerdo a lo previsto en el art.93
N°s 6 y 7 y 16 transitorio de la C.Pol.

El recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad de la ley y la declaración general de


inaplicabilidad por inconstitucionalidad de la ley, constituyen los medios más trascendentes de
control intraórgano respecto de las actuaciones del Poder Legislativo.

En todo caso, este es un control que opera con posterioridad a la dictación de la ley y no con
un carácter preventivo durante la formación de ella.

El control preventivo de constitucionalidad de la ley también se encuentra entregado por la


Carta Fundamental al Tribunal Constitucional en el N° 1 del artículo 93 de la Constitución.

2) Los Senadores y Diputados sólo pueden ser acusados o privados de su libertad previo
desafuero, el que es de competencia en primera instancia del Pleno de la Corte de Apelaciones
respectiva. (art.61 de la C.Pol.).

3) A la Corte Suprema, y actualmente al Tribunal Constitucional, le corresponde conocer de las


contiendas de competencia que se susciten entre las autoridades políticas y los tribunales
inferiores de justicia. (art.93 N° 12 de la C.Pol.).
En cuanto a las funciones de control que ejerce el Poder Ejecutivo respecto del Poder Judicial
y de las otras relaciones que existen entre éstos dos poderes podemos señalar las siguientes:

a) El Poder Ejecutivo interviene en el nombramiento de los jueces de acuerdo a lo previsto en


los arts. 32 Nº 12 y 78 de la C.Pol. y arts.279 y siguientes del C.O.T.

b) El Presidente de la República puede requerir a la Corte Suprema para declarar que los jueces
no han tenido buen comportamiento para que se verifique su remoción del cargo (art.80 inc.3°
de la C.Pol.).

Al respecto, debe tenerse presente que al Oficial del Ministerio Público Judicial que
corresponde, debe cumplir los requerimientos que el Presidente de la República tenga a bien
hacer con respecto a la conducta ministerial de los jueces y demás empleados del Poder
Judicial reclamando las medidas disciplinarias respectivas del tribunal competente y en fin, si
hubiere mérito bastante, entablando la correspondiente acusación (art. 353 Nº 3 del C.O.T. y
32 Nº 13 de la C.Pol.).

3) Al Presidente de la República le corresponde la iniciativa exclusiva del proyecto de ley de


Presupuesto, dentro de la cual se contemplan los recursos que se deben destinar al Poder
Judicial para su funcionamiento dentro del año respectivo. (arts. 65 inc.3° y 67 de la C.Pol.).

4) El Presidente de la República puede conceder indultos, los que son procedentes una vez que
se ha dictado una sentencia ejecutoriada en el respectivo proceso (art.32 Nº 14 de la C.Pol.).

Finalmente, en cuanto a las funciones de control que ejerce el Poder Legislativo respecto del
Poder Judicial y de las otras relaciones que existen entre estos dos poderes, podemos
señalar las siguientes:

a) El Senado interviene en el nombramiento de los Ministros de la Corte Suprema de acuerdo a


lo previsto en los arts. 32 Nº 12 y 78 de la C.Pol., modificados por la Ley 19.519 publicada en el
Diario Oficial de 22 de Diciembre de 1997.

b) Conocer de las acusaciones que se entablen en contra de los magistrados de los tribunales
superiores de justicia por notable abandono de sus deberes (arts. 52 Nº 2 letra c) y 53 Nº 1
letra a) de la C.Pol.).

c) Al Senado, le corresponde conocer de las contiendas de competencia que se susciten entre


las autoridades políticas o administrativas y los tribunales superiores de justicia. (art.53 Nº 3
de la C.Pol.).

d) Dictar las leyes que concedan indultos generales y amnistías y las que fijen las normas
generales con arreglo a las cuales debe ejercerse la facultad del Presidente de la República
para conceder indultos particulares. (art.63 Nº 16 de la C.Pol.).

4.- BASE DE LA INAMOVILIDAD

Vinculada íntimamente a los principios de la independencia y de la responsabilidad se


encuentra la base de la inamovilidad.
La independencia del juez queda asegurada de un modo práctico con el principio de la
inamovilidad judicial, la cual impide que un Juez o Magistrado pueda ser privado del ejercicio
de su función, bien sea de manera absoluta o limitada en cuanto al tiempo, lugar o forma en
que se realiza, si no es con sujeción a las normas establecidas por la Ley.

"Se considera que una de las garantías esenciales para la independencia e imparcialidad del
juez es su inamovilidad, o sea la garantía de no poder ser removido de su cargo".

"Con este apoyo el juez tiene la libertad indispensable para determinarse exclusivamente
según los dictados de la justicia y sin temor, que del contenido del fallo llegue a depender
hasta la pérdida de su empleo".

"El Magistrado, como cualquier persona, debe disponer de los medios para subvenir a las
necesidades propias y de los suyos, y resulta así indispensable que la administración de justicia
se preste sin la angustia susceptible de dominar en quien cuenta con una fuente precaria de
subsistencia, sometida al capricho de autoridades superiores que estén en condiciones de
privarle de su base de sustentación económica y de su posición colectiva".

"La inamovilidad nació impuesta por el espíritu público en contra de las exageraciones del
absolutismo monárquico, y esta institución, como otras, fueron también los ingleses quienes la
sostuvieron con energía. La inamovilidad de los jueces, esto es, la posibilidad de no ser
removidos de su cargo, se mantiene mientras éstos mantengan su buen comportamiento.

Porque la inamovilidad resguarda no sólo la independencia personal del Magistrado sino que
la del Poder Judicial en relación con los demás órganos del Estado, especialmente del Congreso
y, con mayor razón del Ejecutivo, no puede dejar de consagrarse en todo sistema democrático
y, con mas vigor, debe afirmarse en el presidencialismo, que se caracteriza por una
pronunciada separación de las funciones principales.

El beneficio de la inamovilidad no puede ser absoluto y ya también en Inglaterra se impuso el


principio de que tiene vigencia sólo mientras dure el buen comportamiento del juez de manera
que no tiene valor ante una actuación que importe falta grave a la actitud y funciones propias
del magistrado”.

“La inamovilidad, si bien es una garantía de la independencia del Poder Judicial, no es absoluta
y así lo ha entendido el Constituyente al establecer en el art.80, inc.1º de la carta fundamental
que: "Los jueces permanecerán en sus cargos durante su buen comportamiento; pero los
inferiores desempeñaran su respectiva judicatura por el tiempo que determinen las leyes".

La inamovilidad no se aplicaba plenamente a los jueces de distrito y de subdelegación, ya que


éstos ejercían su ministerio por tiempo determinado (arts.15 y 27 del C.O.T. hoy derogados).

FORMA DE PONER TÉRMINO A LA INAMOVILIDAD.- La ley ha establecido una serie de


procedimientos para poner término a esta garantía que es la inamovilidad. Tales son:

a) el juicio de amovilidad:

Este procedimiento, regulado en los arts. 338 y 339 del C.O.T. ha dejado de tener aplicación
práctica, toda vez que existen dos posibilidades más que lo suplen con creces.
Señala el art. 338 del C.O.T. que "Los Tribunales Superiores instruirán el respectivo proceso de
amovilidad, procediendo de oficio o a requisición del fiscal judicial del mismo tribunal.

La parte agraviada podrá requerir al tribunal o al fiscal judicial para que instaure el juicio e
instaurado, podrá suministrar elementos de prueba al referido fiscal judicial".

De los juicios de amovilidad corresponde conocer a las Cortes de Apelaciones cuando se trate
de jueces de letras (art.63, Nº 2, letra "c" del C.O.T.); al Presidente de la Corte de Apelaciones
de Santiago cuando se trate de los ministros de la Corte Suprema (art.51, Nº 1 del C.O.T.), y al
Presidente de éste último tribunal cuando se trate de los ministros de las Cortes de
Apelaciones (art.53, Nº 1 del C.O.T.).

Este juicio se tramita como procedimiento sumario (art.339, inc.1º del C.O.T. en relación con el
art.680, inc.2º Nº 1 del C.P.C.), oyendo al juez inculpado y al fiscal judicial, fallándose
apreciando la prueba de acuerdo a las reglas de la sana crítica conjuntamente con la
culpabilidad del juez.

Las Cortes de Apelaciones deben designar, en cada caso, a uno de sus ministros para que
forme proceso y lo trámite hasta dejarlo en estado de sentencia (art.339, inc.2).

"Toda sentencia absolutoria en los juicios de amovilidad debe ser notificada al fiscal judicial de
la Corte Suprema, a fin de que, si lo estima procedente, entable ante el Tribunal Supremo, el o
los recursos correspondientes" (art.339, inc.3).

b) la calificación anual:

Este es un procedimiento indirecto por el cual un juez que, gozando de inamovilidad, ha sido
mal calificado es removido de su cargo por el solo ministerio de la ley.: "El funcionario que
figure en la lista Deficiente o, por segundo año consecutivo, en lista Condicional, una vez firme
la calificación respectiva, quedará removido de su cargo por el solo ministerio de la ley. En
tanto no quede firme la mencionada calificación, el funcionario quedará de inmediato
suspendido de sus funciones”. (art. 278 bis del C.O.T.).

c) La remoción acordada por la Corte Suprema:

Señala el art.80, inc.3º de la Constitución que "En todo caso, la Corte Suprema por
requerimiento del Presidente de la República, a solicitud de parte interesada, o de oficio,
podrá declarar que los jueces no han tenido buen comportamiento y, previo informe del
inculpado y de la Corte de Apelaciones respectiva, en su caso, acordar su remoción por la
mayoría del total de sus componentes. Estos acuerdos se comunicarán al Presidente de la
República para su cumplimiento".

Finalmente, es necesario hacer notar que la inamovilidad comprende las permutas a cargos de
igual jerarquía "La Corte Suprema, en pleno especialmente convocado al efecto, y por la
mayoría absoluta de sus miembros en ejercicio, podrá autorizar u ordenar, fundadamente, el
traslado de los jueces y demás funcionarios y empleados del Poder Judicial a otro cargo de
igual categoría" (art.80, inc. final, modificado por la Ley 19.541).
La inamovilidad rige respecto de los jueces propietarios, de los interinos y de los suplentes. La
inamovilidad de los interinos dura hasta el nombramiento del propietario y la de los suplentes
hasta que expire el tiempo por el cual hubieren sido nombrados (art. 247 del C.O.T.).

Para finalizar, es necesario hacer notar que el buen o mal comportamiento tiene siempre un
sentido de calificación. La ley ha presumido de derecho la existencia del mal comportamiento
de los jueces en algunos casos (art. 337 del C.O.T.). Asimismo, el juez no puede ejercer sus
funciones cuando incurra en las causales de suspensión, contempladas en el art. 335 del
C.O.T.; o cuando haya incurrido en las causales de expiración de funciones (art. 332 del C.O.T.)
entre las cuales cabe destacar, precisamente, a la expiración "por sentencia ejecutoriada
recaída en el juicio de inamovilidad, en que se declare que el juez no tiene la buena
comportación exigida por la Constitución Política para permanecer en el cargo" (Nº4).

Por último, el art.80, inc.2º de la Constitución ha señalado el límite de edad como causal de
expiración de funciones al indicar: "No obstante lo anterior, los jueces cesarán en sus
funciones al cumplir 75 años de edad; o por renuncia o incapacidad legal sobreviniente o en
caso de ser depuestos de sus destinos, por causa legalmente sentenciada. La norma relativa a
la edad no regirá respecto al Presidente de la Corte Suprema, quien continuará en su cargo
hasta el término de su período".

Las normas relativas a la edad establecidas en el inciso segundo del actual art. 80 rigen a
contar del 1° de enero de 1998, respecto de los magistrados de los tribunales superiores de
justicia que se hallaban en servicio al 11 de marzo de 1981.", lo que motivó el alejamiento del
Poder Judicial de diversos Ministros y que respecto de la Corte Suprema se efectuará la nueva
designación respetando la nueva composición que respecto de ella se establece actualmente
en el art. 75, modificado por la Ley 19.541.

5.- BASE DE LA RESPONSABILIDAD

5.1. CONTENIDO.-

Como consecuencia inexcusable del principio de la independencia, debe establecerse el de la


responsabilidad de los jueces.

No debemos olvidar que una de las exigencias ineludibles del sistema democrático es que
todos los poderes que emanen directa o indirectamente del pueblo han de responder del
ejercicio de las funciones que tengan atribuidas. Resultaría totalmente contrario a la lógica del
estado democrático la existencia de un poder incontrolado e irresponsable.

En cuanto a la responsabilidad judicial, cabe tener presente que “tradicionalmente desde el


constitucionalismo liberal en el sistema continental europeo, se ha presentado vinculada a los
principios de independencia e inamovilidad judicial, configurándose como un complemento,
contrapeso o límite. Para evitar la concentración de todo el poder del estado en un único
órgano y garantizar los derechos y libertades de los ciudadanos, se formula el principio de
separación de los poderes y se proclama la independencia judicial. Ésta significa que el juez, en
el ejercicio de la función judicial, no ha de estar sujeto a las órdenes, instrucciones
provenientes de los otros poderes del Estado, de ahí que se le someta únicamente al imperio
de la ley – que es la expresión de la voluntad del pueblo manifestada en el Parlamento-
privándole además de toda facultad de interpretación de la misma. Esta sumisión estricta del
juez a la ley y su aplicación mecánica, sin posibilidad de interpretación, se debe, como también
se ha dicho, a la desconfianza de los revolucionarios liberales hacia los jueces, como
consecuencia del pulso y del enfrentamiento abierto que habían mantenido con el monarca en
el Antiguo Régimen. Posteriormente, el Poder Judicial se organiza estructuralmente en una
“carrera”, creándose la figura del juez-funcionario, quien estará sometido a ciertos controles,
entre los que se encuentra un sistema de responsabilidad judicial. Es aquí donde nos
encontramos con una situación paradójica del liberalismo, puesto que, de un lado, concibe la
responsabilidad judicial como contrapartida de la independencia judicial; sin embargo, de otro,
al igual que había sucedido en el antiguo Régimen, la responsabilidad judicial, sobre todo, la
disciplinaria será utilizada también por el Poder ejecutivo para asegurarse la sumisión de la
magistratura, vulnerándose con ello los principios de la independencia e inamovilidad judicial”.

“Por el contrario, en el sistema anglosajón predominó el principio de la irresponsabilidad


judicial, para evitar que con la implementación de mecanismos de responsabilidad judicial se
vulnerase el principio de la independencia judicial. Esto era debido a que los revolucionarios
no desconfiaban de unos jueces que compartían sus mismos valores y en cuya elección
participaba además el propio pueblo. Por lo tanto, no existía razón alguna para implantar un
estricto régimen de responsabilidad judicial. Por todo lo expuesto, puede afirmarse que la
configuración de un modelo de independencia judicial depende, en cierto modo, del sistema
constitucional de responsabilidad judicial que se establezca”.

“En definitiva, el binomio independencia-responsabilidad judicial se caracteriza por su


instrumentalidad, en cuanto tiene por objeto asegurar la sumisión del juez a la ley, sin que
pueda absolutizarse ninguno de los dos principios, siendo preciso llegar a un equilibrio entre
los mismos, sin que la independencia pueda excluir todo control y responsabilidad judicial y sin
que la responsabilidad pueda atentar contra la independencia judicial. En esta interacción, en
esta relación entre independencia y responsabilidad estamos ante un problema de límites, de
tal forma que la responsabilidad constituya un límite, un contrapeso a la independencia
judicial; pero la responsabilidad ha de tener también unos límites que determinen que la
misma sea exigida de modo efectivo y sobre aspectos exclusivamente relacionados con el
ejercicio de la función judicial”.

“En este sentido, como más adelante se verá detalladamente, cada tipo de responsabilidad
judicial, además del limite genérico derivado de su finalidad (retributiva o preventiva la penal,
reparadora la civil y garante de los deberes y obligaciones estatutaria la disciplinaria), tendrá
también unos límites específicos de carácter sustantivo o procesal. Incluso, de la armonización
y conciliación que ha de presidir la relación existente entre los principios de independencia y
responsabilidad judicial, podría depender, en buena medida, el aumento de la confianza del
pueblo en la justicia.”

La base de la responsabilidad es la consecuencia jurídica derivada de actuaciones o


resoluciones de los tribunales que la ley sanciona según la naturaleza de la acción u omisión en
que el juez ha incurrido en el ejercicio de sus funciones.

Esta base se encuentra consagrada en el art. 79 de la Constitución, pero limitándola a una


categoría de responsabilidad, cual es, la responsabilidad ministerial: "Los jueces son
personalmente responsables por los delitos de cohecho, falta de observancia en materia
sustancial de las leyes que reglan el procedimiento, denegación y torcida administración de
justicia y, en general, de toda prevaricación en que incurran en el desempeño de sus
funciones.

Tratándose de los ministros de la Corte Suprema, la ley determinará los casos y el modo de
hacer efectiva esta responsabilidad".

A nivel legal, los arts. 324 y ss. del C.O.T. y 223 y ss. del C.P. regulan directamente la
responsabilidad ministerial, estableciendo este último Código una serie de figuras típicas que
sólo pueden cometer los jueces.

Por su parte, el art.13 del C.O.T. indica que "Las decisiones o decretos que los jueces expidan
en los negocios de que conozcan no les impondrán responsabilidad sino en los casos
expresamente determinados por la ley".

5.2.A) RESPONSABILIDAD COMUN.-

Es la consecuencia de actos u omisiones que el juez realiza en su carácter de individuo


particular y no como funcionario del orden judicial.

Esta categoría de responsabilidad, que no es una de las bases del ejercicio de la jurisdicción, se
dice común porque a ella están afectas todas las personas por la comisión de hechos penales o
civiles ilícitos.

En todos aquellos casos en que se trate de hacer valer esta clase de responsabilidad se
produce, en virtud del fuero, una alteración de las reglas de competencia. En efecto, el art. 46
del C.O.T. señala que las causas criminales en que sea parte o tenga interés un juez letrado de
una comuna o agrupación de comunas conocen los jueces de letras de comunas asientos de
Corte; y el art.50, Nº 3 del C.O.T. que es de competencia de un ministro de Corte de
Apelaciones el conocimiento en primera instancia "de las causas por delitos comunes en que
sean parte o tengan interés los miembros de la Corte Suprema, los de las Cortes de
Apelaciones, los fiscales de estos tribunales y los jueces letrados de las ciudades de asiento de
las Cortes de Apelaciones". Debemos hacer presente que cuando entre a regir el nuevo
sistema procesal penal no existirá el fuero, y tanto la investigación como el juicio oral si lo
hubiere con posterioridad a ella se regirá por las reglas generales al haberse derogado el Nº 3
del art. 50 del C.O.T. por la Ley 19.665.

Este fuero, como se puede apreciar, no se extiende a la responsabilidad civil común.

5.2.B) RESPONSABILIDAD DISCIPLINARIA.-

Hemos visto con anterioridad que los tribunales están jerárquicamente organizados y que en
su virtud, los superiores ejercen facultades disciplinarias sobre los jueces inferiores. La
responsabilidad disciplinaria es la consecuencia de actos que el juez realiza con falta o abuso,
incurriendo en indisciplina o faltando al orden interno del Poder Judicial.
Ya hemos visto cuáles son los medios a través de los cuales se puede hacer efectiva esta clase
de responsabilidad y las variadas y posibles sanciones, por lo que nos remitiremos a los antes
expuesto.

5.2.C) RESPONSABILIDAD POLITICA.-

Esta clase de responsabilidad no proviene de una actividad sino que de una abstención,
afectando únicamente a los tribunales que, de acuerdo con la Constitución, son los "superiores
de Justicia". En efecto, señala el art.52, Nº 2 letra c) que los magistrados de los tribunales
superiores de justicia pueden ser sometidos a juicio político por la vía de la acusación
constitucional "por notable abandono de sus deberes".

Ya hemos señalado que, para la Constitución, sólo son tribunales superiores de justicia las
Cortes de Apelaciones y sus equivalentes, y la Corte Suprema.

Corresponde a la Cámara de Diputados declarar si ha o no lugar a las acusaciones que no


menos de diez ni más de veinte de sus miembros formulen en contra de los magistrados
indicados; bastando para admitirla la mayoría de los diputados presentes. El acusado quedará
suspendido de sus funciones desde el momento en que la Cámara declara que ha lugar la
acusación. La suspensión cesará si el Senado desestima la actuación o si no se pronuncie sobre
ella dentro de los treinta días siguientes (art. 52, inc.final de la C.Pol.).

El Senado resuelve como jurado, limitándose a declarar si el acusado es culpable o no del


delito, infracción o abuso de poder que se le imputa (art. 53, Nº 2 de la C.Pol.).

Se ha discutido en doctrina el alcance de la expresión "notable abandono de sus deberes",


habiéndose formulado dos conceptos a su respecto: Restringido y amplio.

El concepto restringido implicaría que el notable abandono de deberes solamente abarcaría la


infracción de deberes meramente adjetivos."Se refiere a la conducta externa o formal de los
magistrados en el cumplimiento de la función jurisdiccional, pues el Congreso no puede entrar
a calificar la forma cómo los tribunales aplican la ley, ni el fundamento de sus fallos. Por lo
tanto, esta causal no abarca los delitos contemplados en el artículo 76 de la CPR, y en especial,
respecto de los ministros de la Corte Suprema, no comprende la torcida administración de
justicia ni la inobservancia de las leyes que reglan el proceso.

"El fundamento de esta posición se encuentra en la necesidad de garantizar a los magistrados


la debida independencia y autonomía, por cuanto la aceptación de la tesis amplia, supone que
el Parlamento puede revisar las sentencias de los tribunales, vulnerándose así el principio de
separación de poderes contenido en el artículo 76 de la C.Pol."

El concepto amplio, configura el notable abandono de deberes "como un ilícito constitucional


de relativa amplitud que comprende no sólo la infracción de deberes de carácter meramente
adjetivos o administrativos, sino que también la infracción de deberes sustantivos por parte de
los magistrados o del Contralor, incluyendo, especialmente respecto de los Ministros de la
Corte Suprema, las conductas de denegación o torcida administración de justicia.
"Seguir un criterio diverso significaría quitar eficacia al mecanismo de la acusación cercenando
indebidamente las atribuciones que al Congreso Nacional corresponde en esta materia, con lo
cual puede llegarse al absurdo que un juez o un Contralor que cumple prolijamente con sus
deberes adjetivos, pero que transgrede sostenida y sistemáticamente los sustantivos, no
pueda ser sancionado ni destituido en forma alguna por el ordenamiento jurídico”.

Mientras algunos consideran que comprende tanto acciones como omisiones; otros sostienen
que sólo se pena éstas últimas.

Tomado en consideración que no merece dudas cuáles son los deberes de los magistrados de
los tribunales superiores de justicia, vistos a lo largo de estas páginas, aunque no en forma
orgánica, corresponde deslindar el concepto de las expresiones "notable abandono".

En su sentido natural y obvio, esto es, el consignado en el Diccionario de la Real Academia de


la Lengua, según lo ha señalado en innumerables ocasiones la Corte Suprema, la locución
"notable" significa, en su primera aceptación, "digno de nota, reparo, atención o cuidado", y,
en una segunda significación, "dícese de lo que es grande y excesivo, por lo cual se hace
reparar en su línea".

Por su parte, "abandono" es "acción y efecto de abandonar". Abandonar es "dejar, desamparar


a una persona o cosa"; y dejar es "retirarse o apartarse de algo o de alguien" u "omitir".

De este breve recorrido por el léxico se puede desprender que, en su sentido corriente, la
expresión "notable abandono" significa retirarse, apartarse de algo o no hacer algo con exceso,
por lo cual se hace reparar en su línea. Notable abandono es una omisión excesiva, digna de
notar.

Lo que acarrea responsabilidad política de los magistrados de los tribunales superiores de


justicia es, precisamente, la omisión digna de nota, reparo o atención en el cumplimiento de
sus deberes.

La función jurisdiccional impone un deber de "hacer", en muchísimas oportunidades. La


omisión de ese hacer es la que acarrea responsabilidad, siempre que sea notable.

Finalmente, no debemos dejar de hacer presente que se ha señalado actualmente en España


que “es opinión común en la doctrina que la admisión de un sistema de responsabilidad
política judicial resultaría contrario a los principios constitucionales de independencia judicial,
que supone la sumisión exclusiva del juez al imperio de la ley, excluyendo que cualquier otro
poder del Estado controle el modo en que el juez ejerce su función, y de inamovilidad judicial,
impidiendo la imposición a un juez de la sanción política de remoción o cese en el cargo”.

Lo que resulta importante para hacer efectiva en forma indirecta la responsabilidad difusa o
social del poder judicial es la exigencia de cumplimiento de la publicidad de las actuaciones
judiciales y de la fundamentación de las resoluciones judiciales, para que así se puedan emitir
juicios y valoraciones críticas por parte de los ciudadanos, poniendo de manifiesto ciertos
abusos o defectos.
No debemos olvidar por lo demás, que “la facultad de los ciudadanos y de los medios de
comunicación social de emitir juicios críticos tiene además su fundamento en los derechos
constitucionales de libertad de expresión e información. Actualmente existe una tendencia
generalizada a la admisión y reconocimiento de este instrumento de fiscalización social de la
actividad judicial por la mayor parte de los ordenamientos jurídicos de los países del ámbito
anglosajón y continental europeo”.

5.2.D) RESPONSABILIDAD MINISTERIAL.-

Es la consecuencia jurídica de actos o resoluciones que los jueces pronuncian en el ejercicio de


sus funciones.

A esta categoría de responsabilidad se refiere el art.79 de la Constitución, complementado por


los arts. 324 y ss. del C.O.T. 223 y ss. del C.P. y 623 y ss. del C.P.P.

El art. 324 del C.O.T. explícita el precepto constitucional al decir: "El cohecho, la falta de
observancia en materia sustancial de las leyes que reglan el procedimiento, la denegación y la
torcida administración de justicia y, en general, toda prevaricación o grave infracción de
cualquiera los deberes que las leyes imponen a los jueces, los deja sujeto al castigo que
corresponda según la naturaleza o gravedad del delito, con arreglo a lo establecido en el
Código Penal.

Esta disposición no es aplicable a los miembros de la Corte Suprema en lo relativo a la falta de


observancia de las leyes que reglan el procedimiento ni en cuanto a la denegación ni a la
torcida administración de la justicia".

Como se puede apreciar, todos los jueces están sujetos a esta clase de responsabilidad, pero
se excluye a los miembros de la Corte Suprema de dos tipos delictivos:

a) la falta de observancia de las leyes que reglan el procedimiento, y

b) la denegación o la torcida administración de la justicia.

El alcance de esta disposición ha sido discutido doctrinariamente, incluso desde el punto de


vista de su constitucionalidad, puesto que se ha afirmado que el art.324, inca. 2º del C.O.T. no
excluye a los miembros de la Corte Suprema de responsabilidad penal, sino que sólo explícita
dos casos especiales en que tal responsabilidad no puede hacerse efectiva.

El argumento que normalmente se esgrime para defender este precepto, argumento que por
lo demás se funda en la historia inequívoca del establecimiento del precepto, radica en el
hecho de que no existe tribunal superior jerárquico de la Corte Suprema que pueda calificar
esta falta de observancia o la denegación o torcida administración de justicia. Por otra parte,
por razones prácticas el constituyente y el legislador han preferido presumir que los miembros
de tan alto tribunal no van a incurrir en falta tan grave lo que, en todo caso, no los excluye de
la eventual responsabilidad política en que pudieren incurrir.

El art. 79, inc.2º de la Constitución al señalar que "Tratándose de los miembros de la Corte
Suprema, la ley determinará los casos y el modo de hacer efectiva esta responsabilidad", se
está refiriendo al art.324 del C.O.T.
Es necesario dejar constancia de que el conocimiento de los asuntos en que se pretende hacer
efectiva la responsabilidad civil o criminal ministerial de los jueces se radica en ministros de
fuero.

En efecto, de acuerdo al art.50, Nº 4 del C.O.T. un ministro de la Corte de Apelaciones


respectiva conoce en primera instancia "de las acusaciones o demandas civiles que se entablen
contra los jueces de letras para hacer efectiva la responsabilidad criminal o civil resultante del
ejercicio de sus funciones ministeriales".

Por su parte, el art.51, Nº 2 entrega al conocimiento del Presidente de la Corte de Apelaciones


de Santiago "las acusaciones o demandas civiles que se entablen contra uno o más miembros
de la Corte Suprema o contra su fiscal para hacer efectiva su responsabilidad por actos
cometidos en el desempeño de sus funciones".

Finalmente, toca conocer de tales acusaciones o demandas civiles entabladas con igual
finalidad en contra de uno o más miembros o fiscales de las Cortes de Apelaciones, al
Presidente de la Corte Suprema (art.53, Nº 2 del C.O.T.).

En el nuevo sistema procesal penal no existe el fuero, y tanto la investigación como el juicio
oral si lo hubiere con posterioridad a ella se regirán por las reglas generales, permaneciendo
vigentes esas normas sólo respecto de las demandas civiles que se interpongan conforme a las
modificaciones introducidas a esos preceptos del Código Orgánico por la Ley 19.665.

5.2.B.1. RESPONSABILIDAD PENAL MINISTERIAL.-

Esta deriva de la comisión de ciertos delitos por parte del juez en el ejercicio de su ministerio.
Es más, el Código Penal en su Libro II, Título V, Párrafo 4º; arts.223 y ss., contempla una serie
de figuras delictivas que sólo pueden ser cometidas por personas que tengan la calidad de
funcionarios (delitos con tipos activamente calificados o de sujeto activo determinado).

Veremos más adelante que esta responsabilidad no puede ser exigida directamente, sino que
es menester efectuar un procedimiento de calificación previa, denominado "querella de
capítulos". De esta manera, el legislador, sabiamente, ha evitado que acusaciones sin
fundamento puedan perturbar el normal ejercicio de la actividad jurisdiccional.

5.2.B.2. RESPONSABILIDAD CIVIL MINISTERIAL.-

Más adelante estudiaremos que de un delito deriva una pretensión penal para el castigo del
culpable y puede nacer una pretensión civil para exigir las indemnizaciones correspondientes
de parte del infractor o, en los términos del Código respectivo, "se concede acción penal para
impetrar la averiguación de todo hecho punible y sancionar, en su caso, el delito que resulte
probado. En el proceso penal podrán deducirse también, con arreglo a las prescripciones de
este Código, las acciones civiles que tengan por objeto reparar los efectos civiles del hecho
punible, como son entre otras, las que persigan la restitución de la cosa o su valor, o la
indemnización de los perjuicios causados (art.10 del C.P.P.). En tal situación se ha puesto el art.
325 del C.O.T. al señalar que "Todo juez delincuente será, además, civilmente responsable de
los daños estimables en dinero que con su delito hubiere irrogado a cualquiera personas o
corporaciones".
En segundo lugar, como un resguardo doble en beneficio del afectado, el art.326, inc.1º del
C.O.T. establece una responsabilidad civil emanada de un cuasidelito: "La misma
responsabilidad afectará al juez si el daño fuere producido por un cuasidelito".

El legislador establecía una exención de responsabilidad civil de los jueces de distrito y de


subdelegación, en atención a que éstos eran iletrados y, como de todos modos debían aplicar
la ley, es fácil que cometan errores: Lo dispuesto en este artículo no comprende a los jueces de
distrito ni a los de subdelegación" señalaba el art.326, inca.2º del C.O.T. hoy derogado.

Surge ahora un importante problema, ¿puede un juez ser civilmente responsable aunque no
haya cometido un delito penal?.

Los textos mayoritariamente se inclinan por decir que no hay responsabilidad civil
independiente del delito penal. Sin embargo, a juicio del autor Mario Mosquera R. ello es
perfectamente posible, en virtud de los siguientes fundamentos:

a) El art.327 del C.O.T. señala que "La responsabilidad civil afecta solidariamente a todos los
jueces que hubieren cometido el delito o concurrido con su voto al hecho o procedimiento de
que ella nace".

La conjunción "o" es disyuntiva, señalando una alternativa entre las diferentes fuentes de la
responsabilidad civil, la que deriva de:

1.- la comisión de un delito penal,

2.- la comisión de un hecho que causa daño, o

3.- de un procedimiento

Hay que interpretar el art.327 del C.O.T. como el legislador hubiera querido decir, aunque no
muy apropiadamente en el uso del idioma: "La responsabilidad civil... a todos los que hubieran
cometido el delito de que ella nace, o hubieran incurrido con su voto al hecho de que la
responsabilidad civil nace o concurriendo al procedimiento de que la responsabilidad civil
nace..." De otra forma las expresiones "hecho o procedimiento" estarían de más.

b) Enseguida, el art.328 del C.O.T. habla de “acusación o demanda civil". La locución


"acusación" debe entenderse en su sentido lato y no en su significado técnico de la fase de
plenario y ésta, a su vez, es la segunda etapa en la que se desarrolla un juicio criminal. Lo que
el legislador trata de evitar es la interposición directa de una querella o de otra forma de
iniciar el procedimiento y mal podría referirse a una actuación que, necesariamente,
presupone la existencia de aquél y, más aún, la presencia de un reo en la causa, reo que no
será otro que el juez.

Es por lo anterior que la locución "acusación" es sinónima de cualquier medio para iniciar un
procedimiento criminal, especialmente, de una querella.

Si bien una demanda civil puede estar ligada a un procedimiento penal, también puede no
estarlo lo que en ningún caso la libraría de la aplicación del art. 328 del C.O.T.
c) Por otro lado, el art.329 del C.O.T. vuelve a utilizar la conjunción "o" en forma disyuntiva -
alternativa, caso que reitera el art.330 del C.O.T.

d) Lo anterior se ve corroborado por lo expresado en los arts.50 Nº 4, 51 Nº 2 y 53 Nº 2 del


C.O.T.

e) Finalmente, sería absurdo e ilógico perdonar la negligencia o la malicia del actuar de un juez
que, pese a causar un daño en forma ilícita, no incurriera en un delito penal. Sería convertir al
juez en un irresponsable civil de sus faltas en el ejercicio de su ministerio.

Todas las argumentaciones se han visto confirmadas por la Ley 19.665, que ha establecido
diversos órganos jurisdiccionales para conocer de las acusaciones penales, respecto de las
cuales en el nuevo sistema penal rigen las reglas generales, y las demandas civiles respecto de
las cuales se mantienen las reglas anteriores y que son conocidas por diversos tribunales
unipersonales de acuerdo a la jerarquía del juez demandado.

5.2 .B.3. RESGUARDO LEGAL DE LA ACTIVIDAD JUDICIAL.-

Toca ahora referirnos a los mecanismos ideados por el legislador para evitar la proliferación de
procedimiento en contra de jueces sin que exista el fundamento suficiente para ello. Estos
mecanismos son los siguientes:

a) Debe haber un examen de admisibilidad o calificación. A él se refiere el art. 328 del C.O.T.
"Ninguna acusación o demanda civil entablada contra un juez para hacer efectiva su
responsabilidad criminal o civil podrá tramitarse sin que sea previamente calificada de
admisible por el juez o tribunal que es llamado a conocer de ella".

Este precepto nos conduce a la "querella de capítulos", procedimiento que "tiene por objeto
hacer efectiva la responsabilidad criminal de los jueces, fiscales judiciales y fiscales del
Ministerio Público por actos ejecutados en el ejercicio de sus funciones que importen una
infracción penada por la ley. (arts. 424 y sgtes N.C.P.P.).

El art. 424 del NCPP y los siguientes que regulan este procedimiento parten de la base de que
lo que se persigue es la responsabilidad penal ministerial y no la civil. Pese a ello, nuestra
jurisprudencia ha fallado que "la querella de capítulos constituye una garantía establecida por
el Código para evitar que se entablen en contra de los jueces demandas o acusaciones
injustas".

Este procedimiento, por expresa disposición de la ley comienza por querella y persigue
responsabilidad penal y civil conexa, y no-responsabilidad civil proveniente de un hecho que
no reviste caracteres de delito penal. No existe en la ley un procedimiento previo o ante-juicio
que persiga calificar la demanda civil intentada en contra de un juez. Sin embargo, la doctrina
nacional ha considerado que en esta situación el procedimiento previo tiene el carácter de
incidente, del que conoce el mismo tribunal que fallará sobre la demanda .En este incidente
necesariamente debe oírse al juez demandado.

A juicio del Sr. Mosquera ese procedimiento no es un incidente, puesto que contra tal
interpretación se levantaban los arts. 50 Nº 4; 51 Nº 2; 53 Nº 2 del C.O.T. que indican la
existencia de tribunales unipersonales de excepción como jueces calificados tanto de la
"acusación" como de la "demanda civil".

Por otra parte, los incidentes son cuestiones accesorias a un juicio y mal podría haber algo
accesorio cuando aún no existe lo principal.

Es por lo anterior que el Sr. Mosquera considera que aplicando por analogía el procedimiento
de amovilidad a esta materia, la calificación de la demanda civil se tramita en juicio sumario
ante el ministro de fuero que corresponda. Ello en virtud de lo dispuesto en el art. 339, inc.1º
del C.O.T. que señala que los tribunales procederán en estas causas "breve y sumariamente,
oyendo al juez imputado y al fiscal judicial y las fallarán apreciando en la prueba en
conformidad a las reglas de la sana crítica.. La expresión "breve y sumariamente" hace
aplicable la tramitación del juicio sumario, en virtud de lo dispuesto en el art.680, inc.2º, Nº1
del C.P.C.

b) La causa en la que la responsabilidad ministerial se ha originado ha debido terminar por


sentencia ejecutoriada. Prescribe el art. 329 del C.O.T. que "No podrá hacerse efectiva la
responsabilidad criminal o civil en contra de un juez mientras no haya terminado por sentencia
firme la causa o pleito en que se supone causado el agravio".

Una sentencia se encuentra firme o ejecutoriada cuando cumple con los requisitos señalados
en el art.174 del C.P.C., según ya hemos visto.

c) "No puede deducirse acusación o demanda civil en contra un juez para hacer efectiva su
responsabilidad criminal o civil si no se hubieren entablado oportunamente los recursos que la
ley franquea para la reparación del agravio causado" (art.330, inc.1º primera parte del C.O.T.).

El concepto de sentencia ejecutoriada, para los efectos de este artículo y del precedente, vale
cuando se han hecho valer todos los recursos legales en tiempo y forma. Se ha fallado que "si
no se hubieren entablado los recursos que la ley franquea para la reparación del agravio
causado, no puede deducirse acusación o demanda civil contra un juez para hacer efectiva su
presunta responsabilidad criminal o civil".

d) Finalmente, la demanda o la acusación deben interponerse en un término bastante breve:


seis meses. "No puede deducirse acusación o demanda civil contra un juez... cuando hayan
transcurrido seis meses desde que se hubiere notificado al reclamante la sentencia firme
recaída en la causa en que supone inferido el agravio" (art.330, inc.1º, segunda parte del
C.O.T.).

"Para las personas que no fueren las directamente ofendidas o perjudicadas por el delito del
juez cuya responsabilidad se persigue, el plazo de seis meses correrá desde la fecha en que se
hubiere pronunciado sentencia firme" (art.330, inc. 2º del C.O.T.).

Finalmente, el art.330, inc. 3º autoriza a los jueces a actuar de oficio cuando el juez incurra en
responsabilidad penal: "Siempre que, por el examen de un proceso o de los datos o
documentos estadísticos, o por cualquier otro modo auténtico, llegaren a noticia de un
tribunal antecedentes que hagan presumir que un juez o funcionario del ministerio público ha
cometido en el ejercicio de sus funciones algún crimen, o simple delito, mandará sacar
compulsa de los antecedentes o datos que reciba al respecto, y los hará pasar al ministerio
público para que entable en el término de seis días la respectiva acusación contra el
funcionario responsable".

5.2.B.4. EFECTOS DE LA CONDENA AL JUEZ POR RESPONSABILIDAD MINISTERIAL.-

Nos estamos refiriendo a los efectos de la sentencia pronunciada por el juez contra el cual se
ha admitido una acusación o demanda que lo constituyen en responsable ministerial de los
perjuicios causados. El legislador se ha encargado de señalar, categóricamente, que "Ni en el
caso de responsabilidad criminal ni en el caso de responsabilidad civil la sentencia pronunciada
en el juicio de responsabilidad alterará la sentencia firme" (art.331 del C.O.T.).

El legislador, entre la responsabilidad de los jueces y la cosa juzgada, ha optado por ésta
última, sin perjuicio de que establece un correctivo para invalidar sentencias injustamente
ganadas: el denominado "recurso de revisión".

En materia civil, el "recurso" de revisión debe interponerse dentro del término fatal de un año
contado desde la última notificación de la sentencia objeto del recurso, y fundado
precisamente en la causal Nº 3 del art.810 del C.P.C.: "Si la sentencia firme se ha ganado
injustamente en virtud de cohecho, violencia u otra maquinación fraudulenta, cuya existencia
haya sido declarada por sentencia de término".

En materia penal, el "recurso" sólo procede en contra de sentencias condenatorias firmes o


ejecutoriadas por crimen o simple delito, no existiendo término dentro del cual ha de
interponerse.

La revisión debe fundarse, en este caso, en el Nº4 del art.657 del C.P.C.: "Cuando, con
posterioridad a la sentencia condenatoria, ocurriere o se descubriere algún hecho o apareciere
algún documento desconocido durante el proceso, que sean de tal naturaleza que baste para
establecer la inocencia del condenado". La responsabilidad ministerial del juez sería uno de
estos hechos desconocidos durante el procedimiento.

En el nuevo proceso penal se contempla una causal especifica para la revisión del fallo al ser
procedente la anulación del fallo cuando la sentencia condenatoria hubiere sido pronunciada a
consecuencia de prevaricación o cohecho por el juez que la hubiere dictado o de uno o más
jueces que hubieren concurrido a su dictación, cuya existencia hubiere sido declarada por
sentencia judicial firme. (art 473 letra e) NCPP).

5.3. LA RESPONSABILIDAD EL ESTADO JUEZ.

Actualmente, además de la responsabilidad personal del juez, de carácter civil, penal,


disciplinaria y política, por los actos dolosos o errores graves en que incurre en el desempeño
de su función pública se ha contemplado la existencia de una responsabilidad del Estado en el
sistema europeo continental, sin perjuicio del derecho de repetición por parte de éste, en
caso de ser condenado, en contra del juez o jueces que hubieren con sus actuaciones u
omisiones generado esa responsabilidad.
El artículo 19 N°7 letra i), al regular el derecho a la libertad personal y la seguridad individual,
establece la responsabilidad del Estado al establecer:i) Una vez dictado sobreseimiento
definitivo o sentencia absolutoria, el que hubiere sido sometido a proceso o condenado en
cualquier instancia por resolución que la Corte Suprema declare injustificadamente errónea o
arbitraria, tendrá derecho a ser indemnizado por el Estado por los perjuicios patrimoniales y
morales que haya sufrido. La indemnización será determinada judicialmente en procedimiento
breve y sumerio y n él se apreciará la prueba en conciencia.

De la sola lectura del precepto y de su ubicación se desprende que éste se ha contemplado


sólo respecto de materias penales y que no se ha previsto la responsabilidad estatal por el
error judicial en otro tipo de materias. En tales casos no previstos por el legislador no cabe mas
que considerar que no es posible contemplar la responsabilidad del Estado, debiendo tener
presente además lo establecido por la Corte Suprema en cuanto a que “el ordenamiento
jurídico no contiene disposiciones de carácter general que establezcan responsabilidades
objetivas para los particulares o el Estado, requiriendo esta clase de responsabilidad una
declaración explícita del legislador que describa las circunstancias precisas que pueden
generarla.”

Por otra parte, cabe tener presente que esa norma constitucional está contemplada para regir
solamente respecto del antiguo procedimiento penal y que no se arribó a acuerdo para
modificar su redacción ajustándola para que rigiera respecto del nuevo sistema en la reforma
constitucional que se introdujera a la Carta Fundamental por la Ley 20.050 de 2005, puesto
que se vetó por el Presidente de la República la modificación que pretendía ajustarla al nuevo
sistema, señalándose expresamente que no era posible contemplar una doble responsabilidad
estatal por los actos dolosos o gravemente negligentes que se cometieran por el juez y el
Ministerio Público en un mismo proceso penal.

En esas circunstancias, sólo se contempla actualmente en el nuevo sistema procesal penal la


responsabilidad del Ministerio Público, más no la del Estado por los actos dolosos o arbitrarios
de los jueces.

Al efecto, el artículo 5 de la Ley 19.640, Orgánica Constitucional del Ministerio Público


establece que el Estado será responsable por las conductas injustificadamente erróneas o
arbitrarias del Ministerio Público.

La acción para perseguir esta responsabilidad patrimonial prescribirá en cuatro años, contados
desde la fecha de la actuación dañina.

En todo caso, no obstará a la responsabilidad que pudiere afectar al fiscal o funcionario que
produjo el daño, y, cuando haya mediado culpa grave o dolo de su parte, al derecho del Estado
de repetir en su contra.

En consecuencia, sólo cabe concluir que respecto de la actual regulación de las responsabilidad
del Estado por el error judicial estaríamos en el mejor de los casos ante una democracia
meramente formal, dado que los derechos de los ciudadanos no se encuentran protegidos
ante los actos dolosos o negligencias graves de los jueces, conduciéndonos a la existencia de
un Estado irresponsable respecto de los actos que emanan de uno de sus Poderes, lo que
resulta incompatible con la promoción y el respeto de los derechos fundamentales previsto en
el artículo 5° de nuestra Carta Fundamental.

6.- TERRITORIALIDAD

El principio de la territorialidad consiste en que cada tribunal ejerce sus funciones dentro de
un territorio determinado por la ley.

Esta base orgánica se encuentra establecida en el art.7º del C.O.T., el cual prescribe al efecto:
"Los tribunales sólo podrán ejercer su potestad en los negocios y dentro del territorio que la
ley les hubiere respectivamente asignado".

Los casos en que la ley faculta a un tribunal para ejercer válidamente sus funciones fuera del
territorio asignado son los siguientes:

1.- Actuaciones de los Jueces de Santiago y Presidente Aguirre Cerda.

Los jueces Civiles de la Región Metropolitana en caso que se les fije un territorio jurisdiccional
exclusivo dentro de ella. (Lo que hasta ahora no ha ocurrido), y los jueces del Crimen de las
comunas o agrupación de comunas de las Provincias de Santiago y Chacabuco pueden
practicar actuaciones en los asuntos sometidos a su decisión en cualquiera de las comunas de
la Región Metropolitana (art.43 inc.3º del C.O.T.).

Cuando entró a regir el nuevo proceso penal, esta norma permanecerá vigente sólo respecto
de los jueces civiles, dado que la investigación no es practicada por los jueces sino que por el
Ministerio Público.

Sin embargo, debemos tener presente que conforme al inciso 2º del art. 70 del NCPP, el fiscal
puede pedir directamente, si se tratare de diligencias urgentes, la autorización al juez de
garantía del lugar en que debieren realizarse y no al juez de garantía competente que fuere de
otro lugar, sin perjuicio de darle cuente a éste una vez realizada la diligencia.

2.- Inspección personal del tribunal

Los tribunales pueden realizar las actuaciones que configuran el medio de prueba "inspección
personal del tribunal" fuera del territorio que la ley les ha asignado. (art.403 inc.2º del C.P.C.).

3.- Exhortos.

Los exhortos son comunicaciones escritas que un tribunal exhortante remite a otro exhortado,
para que este último practique una actuación determinada dentro de su territorio,
delegándole la competencia correspondiente para ese solo efecto.

La facultad de un tribunal para encomendar a otro de diverso territorio la realización de una


actuación judicial determinada se encuentra contemplada en los art.7º inciso 2º del C.O.T. , 71
y siguientes del C.P.C. y 20 del NCPP.

Los exhortos de mayor habitualidad son aquellos que se remiten para la práctica de
notificaciones y realización de diligencias de prueba, especialmente de testigos y confesión
judicial provocada.
Los exhortos no constituyen una verdadera excepción de la territorialidad, según se desprende
de lo establecido en el propio inciso 2º del art.7º del C.O.T., ya que no existe un traslado de un
tribunal a otro territorio, sino que una comunicación para la práctica de una actuación por el
tribunal del territorio correspondiente al del lugar en que ella ha de realizarse.

7.- JERARQUIA O GRADO

El principio de la jerarquía o grado es plenamente aplicable a la organización de los tribunales.


Los tribunales tienen una estructura piramidal, que en su base tiene a los jueces ordinarios de
menor jerarquía (Jueces de Garantía, jueces de tribunal oral en lo penal y Jueces de Letras) y va
subiendo hasta llegar a la cúspide, donde se encuentra la Corte Suprema.

La aplicación del principio de la jerarquía o grado tiene gran trascendencia, puesto que debe
ser considerado para los siguientes efectos:

1.- La estructura piramidal de los tribunales se considerada por el legislador para distribuir
entre ellos la competencia para el conocimiento de los diversos asuntos.

De acuerdo a lo previsto en los arts.45, 46, 48, 63, 64, 96, y 98 del C.O.T., las materias son
distribuidas para su conocimiento de acuerdo a las reglas de la competencia absoluta entre los
diversos tribunales según su jerarquía.

2.- La estructura piramidal de los tribunales permite la existencia de la instancia, que se vincula
al recurso de apelación.

La instancia es cada uno de los grados de conocimiento y fallo que corresponde a un


determinado tribunal. En la instancia normalmente se posibilita el examen de las cuestiones de
hecho y de derecho comprendidas en el proceso.

En nuestro ordenamiento jurídico un tribunal puede conocer de su asunto en única, primera o


segunda instancia, de acuerdo a lo previsto en los arts.188 y 189 del C.O.T.

Conocerá de un asunto en única instancia, cuando la resolución que por él se dicte sea
inapelable; conocerá de un asunto en primera instancia, cuando el fallo que por él se dicte sea
apelable; y la segunda instancia, está constituida por el conocimiento mismo del recurso de
apelación.

Según lo expresado, la procedencia del recurso de apelación en contra de la resolución es lo


que determina la instancia en que es conocido un asunto.

Las sentencias que se dictan en la segunda instancia son inapelables (arts.187 y 210 del C.P.C.),
salvo que el tribunal Corte de Apelaciones declare de oficio su incompetencia absoluta, caso
en el cual la resolución es apelable para ante la Corte Suprema.

La regla general dentro de nuestro derecho la constituye la doble instancia, es decir, que los
fallos que se dicten por un tribunal sean objeto de un examen posterior por otro tribunal, a
través del conocimiento y fallo de un recurso de apelación. Esta regla se altera en el nuevo
proceso penal, dado que las sentencias definitivas pronunciadas en el juicio oral y por el juez
de garantía en el procedimiento simplificado son inapelables.( art.364 y 399 NCPP).
3.- El principio de la jerarquía determina también la regla general de la competencia llamada
de la jerarquía o grado.

Esta regla general de la competencia se encuentra establecida en el art.110 del C.O.T.

De acuerdo con dicho precepto, "una vez fijada con arreglo a la ley la competencia de un juez
inferior para conocer en primera instancia de un terminado asunto, queda igualmente fijada la
del tribunal superior que debe conocer del mismo asunto en segunda instancia".

La prórroga de la competencia procede en primera instancia respecto de los asuntos


contenciosos civiles (art.182 del C.O.T.), y nunca será procedente respecto de los asuntos de la
segunda instancia en virtud de lo que define esta regla general de la competencia de la
jerarquía o grado.

4.- El principio de la jerarquía determina las diversas facultades disciplinarias que posee cada
tribunal.

Los tribunales poseen mayores o menores atribuciones para el ejercicio de las facultades
disciplinarias. A mayor jerarquía del tribunal mayor gravedad revisten las sanciones que puede
aplicar en uso de sus facultades disciplinarias.

Por ello, a la Corte Suprema le corresponde la superintendencia directiva, correccional y


económica de todos los tribunales de la nación, con las excepciones indicadas en el inciso 1°
del artículo 82 de la Constitución.

5.- El principio de la jerarquía es considerado por el legislador dentro del régimen de recursos
para determinar el tribunal que deberá conocer de ellos.

En efecto, lo normal es que los recursos sean conocidos por el tribunal superior jerárquico de
aquél que dictó la resolución impugnada. (Recursos de apelación, de queja, de casación en la
forma).

El recurso de casación en el fondo es conocido exclusiva y excluyentemente por la Corte


Suprema y como antes se expresó procede sólo respecto de las sentencias definitivas e
interlocutorias que pongan término al juicio o hagan imposible su continuación, inapelables,
dictadas por Cortes de Apelaciones o por tribunales arbitrales de derecho que conozcan de
asuntos en segunda instancia que sean de la competencia de Cortes de Apelaciones.

En el nuevo proceso penal no se contempla la existencia de los recursos de casación en la


forma y en el fondo, sino que la del recurso de nulidad, respecto del cual rige el principio de la
jerarquía como regla general al conocer de ellos la Corte de Apelaciones, salvo en el caso de la
nulidad per saltum que puede ser conocida por la Corte Suprema.(art 376 NCPP).

6.- El principio de la jerarquía ha sido contemplado por el legislador para determinar el tribunal
competente que conoce de las recusaciones (art. 204 del C.O.T.).
8.- PUBLICIDAD.

1.- NOCIONES GENERALES.

De todos los conflictos que se producen entre los principios del procedimiento, es éste
(oposición entre publicidad y secreto) el que, por encontrarse íntimamente vinculado con los
conceptos de libertad civil, ha ocupado en el continente el lugar ms destacado en la lucha por
la reforma política.

El art.9º del C.O.T. se encarga de establecer el principio de la publicidad respecto de los actos
de los tribunales.

Al respecto, el referido precepto establece que "los actos de los tribunales son públicos, salvo
las excepciones expresamente establecidas por la ley".

En consecuencia, siendo públicos los actos de los tribunales, las partes y cualquier persona
ajena al juicio puede consultar los expedientes que ante ellos se encuentran, escuchar los
alegatos de los abogados en las Cortes, etc..

2.- EL SECRETO Y SU CLASIFICACIÓN

Este principio de la publicidad reconoce excepciones dentro de nuestro derecho, en el sentido


de que el legislador ha establecido procesos o actuaciones que son secretas para las partes y/o
para los terceros.

De acuerdo con ello, se ha clasificado por la doctrina el secreto de la siguiente manera:

a) SECRETO ABSOLUTO: Aquel en que la norma legal impide tener acceso a un expediente o
actuación a las partes y a los terceros que no tengan interés en él. (El secreto es para todos los
miembros de la sociedad).

b) SECRETO RELATIVO: Es aquel en que la norma legal impide a los terceros tener acceso a un
expediente o actuación, pero no a las partes de él.

3.- CASOS DE SECRETO EXISTENTES EN NUESTRA LEGISLACIÓN

Nuestro legislador ha establecido el secreto absoluto en los siguientes casos:

a) El Sumario Criminal por crimen o simple delito de acción penal pública.

El art.78 del C.P.P. establece que "las actuaciones del sumario son secretas, salvo las
excepciones establecidas por la ley".

Entre esas excepciones, el legislador permite que el procesado o reo y el querellante tomen
conocimiento de las actuaciones del Sumario en las situaciones previstas en los arts.79, 80 y
104 del C.P.P.

La razón del secreto establecido por el legislador en el caso del sumario criminal radica en
facilitar el éxito de la investigación que el tribunal debe llevar adelante de oficio.
En los procesos por crímenes o simple delito de acción penal privada las actuaciones del
sumario criminal serán públicas, salvo que por motivos fundados, el juez ordene lo contrario.
(art.580 C.P.P).

En el nuevo proceso penal, la regla es el secreto de la investigación respecto de terceros


ajenos al procedimiento. Los funcionarios que hubieren participado en la investigación y
demás personas que por cualquier motivo tuvieren conocimiento de ellas tienen la obligación
de guardar secreto.( art 182 incs 1º y final)

Respecto del imputado y demás intervinientes, la regla general es la de la publicidad de las


investigaciones que se realizan por parte del Ministerio Público.

Excepcionalmente, el fiscal puede disponer el secreto de la investigación respecto de


determinadas actuaciones registros o documentos por un plazo no superior a 40 días,
pudiendo el imputado o cualquier interviniente solicitar al juez de garantía que le ponga
término al secreto o lo limite en cuanto a su duración, a las piezas o actuaciones abarcadas por
él o a las personas a quien afectare.

El principio de la publicidad es absoluto, no pudiendo nunca el fiscal decretar su secreto,


respecto de:

a) la declaración del imputado

b) cualquiera otra actuación en que hubiere intervenido o tenido derecho a intervenir,

c) las actuaciones en que participare el tribunal, y

d) los informes evacuados por peritos respecto del propio imputado o de su defensor.( Art. 182
inc. penúltimo NCPP).

b) Los acuerdos de los tribunales colegiados

Los acuerdos de las Cortes de Apelaciones y Corte Suprema son privados; pero se podrá llamar
a los relatores u otros empleados cuando dichos tribunales lo estimen necesario. (art.81 y 103
del C.O.T.).

Los tribunales colegiados, para adoptar el acuerdo, deben efectuar una serie de deliberaciones
en la forma establecida por la ley, habiéndose establecido el secreto acerca de ellas para evitar
filtraciones antes de haberse adoptado éste.

En el nuevo proceso penal, se establece como regla general que en la misma audiencia los
miembros del tribunal oral deben dar a conocer su decisión (art 343 NCPP) sin perjuicio de
redactar la sentencia con posterioridad dentro de los plazos previstos por el legislador. ( art
344NCPP).

Por otra parte, nuestro legislador ha establecido, entre otros, los casos de secreto relativo
siguientes:
a) Reserva en causas de familia para proteger la intimidad.

El artículo 15 de la ley 19.968, titulado protección de la intimidad, dispone que el juez deberá
velar durante todo el proceso por el respeto al derecho a la intimidad de las partes y
especialmente de los niños, niñas y adolescentes. Con ese objetivo podrá prohibir la difusión
de datos o imágenes referidos al proceso o a las partes; o disponer, mediante resolución
fundada, que todas o algunas de las actuaciones del procedimiento se realicen en forma
reservada.

b) Diligencias probatorias en el plenario criminal o reserva excepcional de audiencia de juicio


oral.

El art.454 del C.P.P., faculta al Juez en el plenario criminal para disponer que se mantengan en
secreto las actuaciones de prueba, cuando su publicidad fuere peligrosa para las buenas
costumbres.

En el nuevo sistema procesal penal la regla general es la publicidad del juicio oral, dentro del
cual deben rendirse las pruebas.

Excepcionalmente, el tribunal del juicio oral puede disponer, a petición de parte y por
resolución fundada, una o más de las siguientes medidas:

a) Impedir el acceso u ordenar la salida de personas determinadas de la sala donde se


efectuare la audiencia

b) Impedir el acceso del público en general u ordenar su salida para la práctica de pruebas
específicas

c) Prohibir al fiscal, a los demás intervinientes y a sus abogados que entreguen información o
formulen declaraciones a los medios de comunicación social durante el desarrollo del juicio.

Los motivos por los cuales puede el tribunal de juicio oral puede adoptar una o más de esas
medidas, por estimarlas necesarias, son las siguientes:

a) Proteger la intimidad, el honor o la seguridad de cualquier persona que debiere tomar parte
en el juicio;

b) Para evitar la divulgación de un secreto protegido por la ley.

Los medios de comunicación social podrán fotografiar, filmar o transmitir alguna parte de la
audiencia que el tribunal determinare, salvo que las partes se opusieren a ello. Si sólo alguno
de los intervinientes se opusiere, el tribunal resolverá.( art 289 NCPP).

c) Libro de distribución de causas

El art.176 del C.O.T., establece que el presidente de la Corte de Apelaciones debe distribuir las
demandas asignándoles un número de orden según su naturaleza y dejando constancia de
ellos en un libro llevado al efecto. Dicho libro no puede ser examinado sin orden del tribunal.

d) Libro de palabras o pasajes abusivos


Los jueces de letras se encuentran facultados para hacer tarjar por el secretario las palabras o
pasajes abusivos contenidos en los escritos que presenten las partes y dejar copia de ellos en
un libro que al efecto habrá en el juzgado. Dicho libro tiene el carácter de privado. (art. 531
Nº2 del C.O.T.).

e) Las sesiones tribunales colegiados para la calificación de los funcionarios.

De acuerdo a lo previsto en los artículos 274 y 276 del C.O.T., las sesiones que realizan los
tribunales colegiados para efectuar la calificación son secretas.

f) Adopción

Todos las tramitaciones, tanto judiciales como administrativas y la guarda de documentos a


que de lugar la adopción, serán reservadas, salvo que los interesados en su solicitud de
adopción hayan requerido lo contrario. En este caso, en la sentencia se dejará constancia de
ello y no será aplicable lo dicho en la parte primera de este artículo.

No obstará a la reserva las certificaciones que pidan al tribunal los solicitantes, durante la
tramitación del proceso, a fin de impetrar derechos que les correspondan o realizar
actuaciones en beneficio del menor que tienen bajo su cuidado personal.(art.28 Ley 19.620,
publicada en el Diario Oficial de 5 de Agosto de 1999).

Finalmente, es menester dejar constancia que en la práctica los tribunales colegiados habían
transformado la relación de las causas en una actuación de secreto absoluto con lo cual se
contrariaba en forma flagrante lo dispuesto en el art.9º del C.O.T.- Actualmente, y a partir de
la dictación de la ley 19.317 la relación se debe efectuar en presencia de los abogados de las
partes que hayan asistido a la vista de la causa y se hubieren anunciado para alegar, no
permitiéndose el ingreso a la sala de los abogados comenzada la relación.( Artículo 223 del
C.P.C.)

9.- SEDENTARIEDAD

El principio de la sedentariedad importa que los tribunales deban ejercer sus funciones en un
lugar fijo y determinado.

Es decir, en nuestro país no existen jueces viajeros o ambulantes como en otros países.

Los arts.28 a 40, 54 y 94 del C.O.T. se encargan de establecer el lugar donde deberán ejercer
sus funciones los tribunales ordinarios.

El art.311 del C.O.T. se encarga de establecer la obligación de residencia de los jueces en la


ciudad o población donde tenga su asiento el tribunal en que deben prestar sus servicios.
Dicha obligación rige de igual forma respecto de los secretarios de los tribunales conforme a lo
previsto en el art.474 del C.O.T. Por su parte, el art.312 del C.O.T. impone el deber de
asistencia a los jueces.

Hace excepción a esta regla, el art.. 21 a del COT que permite a los tribunales orales en lo
penal funcionar en localidades situadas fuera de su lugar de asiento cuando se necesario para
facilitar la aplicación oportuna de la justicia penal de conformidad a criterios de distancia,
acceso físico y dificultades de traslado de quienes intervienen en el proceso.

Debemos tener presente que tienen el carácter de itinerantes en forma permanente la sala de
los tribunales oral en lo penal dependientes de las Cortes de Apelaciones de Valparaíso,
Rancagua, Chillán, Concepción, Valdivia, Puerto Montt, Santiago y San Miguel que debe
constituirse antes de la entrada en vigencia de la reforma procesal penal mientras no se hayan
instalado nuevos tribunales oral en lo penal en el territorio del juzgado de garantía, debiendo
el tribunal de juicio oral en lo penal funcionar en el juzgado de garantía de la respectiva
localidad.( Art. 1º Nª 3 Ley 19.861, publicada en el diario Oficial de 31 de enero de 2003.)

10.- PASIVIDAD

Este principio de la pasividad se encuentra establecido en el inciso 1º del art.10 del C.O.T., el
cual señala: que "los tribunales no podrán ejercer su ministerio sino a petición de parte salvo
en los casos en que la ley les faculte para proceder de oficio".

Este principio de ejercicio de la jurisdicción guarda estrecha relación con el principio formativo
del procedimiento denominado "dispositivo".

Concebido en términos amplios, el principio dispositivo consiste en que la intervención del


juez, tanto en el inicio como en general durante el juicio, se encuentra condicionada a la
actuación y requerimiento de las partes.

La aplicación pura del principio dispositivo, implica que "el juicio pertenece a las partes",
siendo ellas quienes deben señalar al tribunal las materias sobre los cuales debe resolver y
aportar las pruebas para acreditarlas, correspondiéndole al juez un papel de espectador en el
cual sólo le corresponderá dictar las resoluciones. El "impulso procesal" radica exclusivamente
en las partes.

Como contrapartida al principio dispositivo, se encuentra el principio inquisitivo, el cual,


concebido en términos amplios, implica que el juez se encuentra obligado a iniciar de oficio el
procedimiento y realizar dentro de éste todas las investigaciones tendientes a determinar los
hechos, teniendo las partes una intervención limitada con el carácter de coadyuvantes de él, si
se puede así decir.

En nuestro derecho, existe una primacía de la pasividad de los tribunales y de la aplicación del
principio dispositivo en el procedimiento, aunque no alcanza, aún en materia civil, las
características de regla general que se le pretende dar. Como consecuencia de la pasividad las
sentencias deben dictarse conforme al mérito de autos, según las pruebas que hayan rendido
las partes y pronunciarse en el fallo sólo acerca de los puntos que se hayan sometido a la
decisión del tribunal (art.160 del C.P.C.). Si el tribunal en su fallo otorga más de lo pedido por
las partes o se extiende a puntos no sometidos a su decisión, la resolución incurrirá en el vicio
de ultrapetita y podrá ser anulado a través del recurso de casación en la forma. (art. 768 Nº4
del C.P.C.).

Sin embargo, esta primacía de la pasividad y del principio dispositivo no implica que no reciba
aplicación la oficialidad y el principio inquisitivo.
En efecto, si bien es cierto que los dos preceptos legales citados caracterizan al procedimiento
civil chileno, ello no importa la elevación de ellos a dogmas absolutos que coloquen al juez en
una situación de un mero espectador pasivo que debe aguardar siempre el requerimiento de
las partes para actuar.

Al efecto, dentro de nuestro ordenamiento jurídico se contemplan una serie de normas que
permiten actuar al tribunal por propia iniciativa para el logro de un ejercicio eficaz de la
función jurisdiccional.

Dentro del Procedimiento Civil, podemos citar como los casos excepcionales más resaltantes
en que juega el principio inquisitivo, los siguientes:

a) El tribunal se encuentra facultado para declarar de oficio la nulidad absoluta cuando


aparece de manifiesto en el acto o contrato; (art. 1.683 del Código Civil);

b) El juez de oficio puede no dar curso a la demanda que no contenga las indicaciones
ordenadas en los tres primeros números del art.254 del C.P.C, expresando el defecto de que
adolece. (art.256 C.P.C.).

c) El juez, en el juicio ejecutivo, puede denegar la ejecución si el título presentado tiene más de
tres años, contados desde que la obligación se haya hecho exigible. (art.442 C.P.C.).

d) El juez puede y debe declarar de oficio su incompetencia absoluta para el conocimiento de


la causa; (Respecto de los tribunales de segunda instancia art.209 del C.P.C.);

e) El juez se encuentra facultado para declarar de oficio la nulidad de lo obrado en el proceso


y rechazar de oficio los incidentes impertinentes (art.84 incisos. 1º y 4º del C.P.C.);

f) El juez puede adoptar de oficio todas las medidas tendientes a evitar la nulidad de los actos
del procedimiento. (art. 84 inca.4º del C.P.C.);

g) El juez puede repeler de oficio la declaración de testigos que se encuentren notoriamente


afectados por alguna causal de inhabilidad absoluta (art. 375 del C.P.C.);

h) El juez puede ordenar de oficio el reconocimiento de peritos en cualquier estado de juicio


(art. 412 del C.P.C.);

i) El juez puede en cualquier estado de la causa llamar a las partes a conciliación y proponerles
bases de arreglo (art.262), sin perjuicio de tener que cumplir con el llamado obligatorio a
conciliación en la oportunidad procesal contemplada en la ley.

j) El juez puede decretar de oficio, una vez citadas las partes para oír sentencia, que se realicen
una o más de las medidas para mejor resolver que establece la ley (art. 159 del C.P.C.);

k) El juez o jueces pueden declarar de oficio la inadmisibilidad de los recursos de apelación y


de casacióNºart.213, 781 y 804 del C.P.C.).

l) El tribunal superior jerárquico puede anular a través de la casación de forma de oficio, una
resolución judicial dictada por el inferior jerárquico (art. 776 del C.P.C.).
m) El juez puede, de oficio, decretar las medidas informativas que estime convenientemente
en los actos judiciales no contenciosos (art.820 C.P.C.).

La tendencia de las modernas legislaciones ha sido establecer procedimiento civiles inspirados


en el principio dispositivo, pero considerando el ejercicio de facultades de oficio por el tribunal
para los efectos de arribar a una solución justa y rápida del conflicto.

11.- COMPETENCIA COMUN

Este principio de organización de los tribunales consiste en que el legislador pretende que los
tribunales conozcan de toda clase de asuntos, es decir, tanto civiles como penales. Para estos
efectos, debemos entender la expresión civil en forma amplia, comprendiéndose dentro de
ella todo aquello que no es penal. En consecuencia, deben quedar comprendido dentro esta
expresión los asuntos civiles propiamente tales, comerciales, contencioso administrativos,
laborales, de menores, mineros, aguas, etc.

Este principio general de la competencia común de los tribunales ordinarios se encuentra


contemplado en el inciso 1° del art.5° del C.O.T..

Sin embargo, a medida que ha aumentado la densidad de la población y atendida la


especialidad de algunos asuntos, el legislador se ha visto en la necesidad de crear tribunales
especiales que han absorbido parte de la competencia de los tribunales ordinarios.

Ello se puede apreciar fundamentalmente en los tribunales inferiores, puesto que las Cortes de
Apelaciones y Cortes Suprema conocen de la generalidad de los asuntos.

Las excepciones a esta regla de la competencia común de los tribunales ordinarios se


encuentran en los siguientes casos:

A.- Creación de jueces de letras del crimen y civiles en algunas comunas o agrupación de
comunas.

Con anterioridad a la entrada en vigencia del sistema procesal penal, la regla general era la
competencia común. Excepcionalmente, el legislador había establecido jueces de letras con
competencia especial en asuntos civiles y otros para asuntos penales en las comunas de
Antofagasta, Mejillones y Sierra Gorda ( art. 29), Valparaíso, Juan Fernández, y Viña del Mar
(Art. 32); Rancagua, Graneros, Mostazal, Codegua, Machalí, Coltauco, Doñihue, Coinco y Olivar
( art. 33); Chillan, Pinto, Coihueco, chillan viejo, Concepción, Penco, Hualqui, San Pedro de la
Paz, Chiguayante y Talcahuano ( art.35), Temuco, Vilcún, Melipeuco, Cunco y Freire (art.36) y
todas las comunas de la Región metropolitana, con excepción de las de San Bernardo,
Talagante, Peñaflor, Melipilla, Buin y Colina ( art 40 del C.O.T.)

En estos casos, la competencia de los jueces de letras había dejado de ser común, habiendo
pasado a ser especial. A unos les corresponde conocer de los asuntos civiles y a los otros de los
asuntos penales.

Una vez que entró en vigencia el nuevo sistema procesal penal, los tribunales de juicio oral en
lo penal siempre tienen el carácter de tribunales de competencia especial, dado que sólo
poseen competencia penal o conexa a ella conforme a lo previsto en el artículo 18 de C.O.T..-
Tratándose de los juzgados de garantía, la regla general será que ellos sean tribunales con
competencia especial en lo penal.( art. 16 del C.O.T).

Sin embargo, y sólo excepcionalmente, en aquellas comunas en las cuales se estimó que la
carga de trabajo no justificaba la creación de un juzgado de garantías, se entregó la
competencia de ellos a jueces de letras con competencia común como se prevé sólo respecto
de ciertas y específicas comunas pequeñas ubicadas dentro de la Segunda, Quinta, Sexta,
Octava, Novena y Región Metropolitana, las que se indican expresamente en los artículos 29,
32, 33, 35, 36 y 40 del C.O.T. A partir de la entrada en vigencia el nuevo sistema procesal
penal, no sólo se contempla la creación de los juzgados de garantía y tribunales orales en lo
penal, sino que ello implicará la supresión de varios actuales juzgados de letras con
competencia común o especial conforme a lo previsto en el artículo 10 y 4º transitorio de la
Ley 19.665. Ello implicará que las causas que subsistan una vez suprimido el tribunal, serán
distribuidas por la Corte de Apelaciones respectiva entre los juzgados de letras de la misma
jurisdicción, entendiéndose para todos los efectos constitucionales y legales que los juzgados a
los que sean asignadas son los continuadores legales del suprimido.( art. 4º transitorio de la
Ley 19.665).

B.- Creación de juzgados especiales

El art.5° del C.O.T. se ha encargado de reconocer la existencia de diversos tribunales especiales


para el conocimiento de asuntos específicos, dentro de los cuales resaltan los juzgados de
familia, los Juzgados de Letras del Trabajo, los Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional y los
Tribunales Militares en tiempo de paz.

Los Tribunales de familia, los Juzgados de Letras del Trabajo, y los Juzgados de Cobranza
Laboral y Previsional no existen en todas las Comunas del territorio de la República por lo que
en esos casos los asuntos son conocidos por los jueces de letras del lugar.

De los asuntos que son conocidos en primera instancia por los Tribunales de familia, los
Juzgados de Letras del Trabajo, los Juzgados de Cobranza Laboral y Provisional, de Policía Local
conocen, en la segunda, las Cortes de Apelaciones respectivas. Tratándose de los juzgados
institucionales, los asuntos son conocidos en la segunda instancia por las Cortes Marciales.

Respecto de todos esos tribunales, le corresponde a la Corte Suprema la superintendencia


directiva, correccional y económica, incluidos luego de la reforma de la Ley 20.050 los Consejos
de Guerra en tiempo de guerra.

El principio de la competencia común de los tribunales ha sido objeto de arduas polémicas en


la doctrina y en nuestra legislación.

En la actualidad la existencia de tribunales especiales para el conocimiento de asuntos


específicos ha adquirido un amplio reconocimiento en nuestro ordenamiento jurídico, puesto
que algunos de ellos requieren de mayor expedición y eficacia en atención a su naturaleza y
urgencia que, por el recargo de trabajo los tribunales ordinarios, estos no se encuentran en
condiciones de prestar. Ello aparece comprobado en nuestros días por el establecimiento de
jueces de garantía y de tribunal oral en lo penal que solo conocen de causas criminales, y el
establecimiento de Tribunales de familia, Juzgados de Letras del Trabajo, y los Juzgados de
Cobranza Laboral y Provisional en las principales comunas del país.

C.- Establecimiento de Salas especializadas en la Corte Suprema.

De acuerdo a lo establecido en los artículos 95 y 99 del C.O.T., modificados por la Ley 19.374,
la Corte Suprema debe funcionar dividida en salas especializadas o en Pleno.

La Corte Suprema debe establecer mediante Auto Acordado, cada dos años, las materias que
debe conocer cada una de las salas en que se divida, tanto en funcionamiento ordinario como
extraordinario. Para tal efecto, debe especificar la o las salas que conocerán de materias
civiles, penales, constitucionales, contencioso administrativas, laborales, de menores,
tributarias u otras que el mismo tribunal determine.

En consecuencia, a partir de esa modificación legal, a cada Sala de la Corte Suprema se le debe
asignar por Auto Acordado materias especializadas para que conozca cada una de las Salas
durante a lo menos dos años, sin perjuicio de poderse modificar esa distribución cuando una
repartición más equitativa de esas materias así lo requiera.( Auto Acordado de la Corte
Suprema que establece una nueva distribución de las causas entre las salas de esta corte
durante el funcionamiento ordinario y extraordinario .Véase Apéndice COT.)

12.- INAVOCABILIDAD

El principio de la inavocabilidad consiste en la prohibición que tienen los tribunales de entrar a


conocer de asuntos de los cuales se encuentra conociendo otro tribunal.

Este principio se encuentra consagrado en el art.8° del C.O.T., al establecer que "ningún
tribunal puede avocarse el conocimiento de causas o negocios pendientes ante otro tribunal, a
menos que la ley le confiera expresamente esta facultad".

Esta prohibición de avocarse el conocimiento de causas pendientes ante otro tribunal juega
respecto de todos los tribunales, sin importar su carácter de especial, ordinario o arbitral o la
jerarquía de ellos.

Este principio aparece consagrado también en caso de existir dos o más tribunales
competentes para conocer de un asunto en la regla general de la competencia denominada de
la inexcusabilidad o prevención, consagrada en el art.112 del C.O.T.

Las excepciones que se señalan respecto del principio de la inavocabilidad son las siguientes:

a) Visitas de los Ministros de Corte

Los Ministros de Corte en visita extraordinaria en un Juzgado de Letras pueden con la


autorización de la Corte respectiva, conocer como juez de primera instancia de algún proceso
que se esté substanciando ante el tribunal visitado. (arts. 560 y 561 del C.O.T.).
b) La acumulación de autos o expedientes

La acumulación de autos o expedientes, los que deben ser fallados por un sólo juez, a fin de
velar por la unidad o continencia de la causa, impidiendo que se dicten sentencias
contradictorias.

La acumulación de autos procede en materia civil (art.92 del C.P.C) y en materia penal (art. 159
del C.O.T. y arts. 229, 259 letra b), 277 letras b), y d y 342 letras b ) y e).

c) El sometimiento de un asunto civil a arbitraje

Las partes pueden de común acuerdo someter un asunto pendiente ante un tribunal a
arbitraje, con lo cual cesa la competencia del tribunal que estaba conociendo del asunto y pasa
a ser conocido éste por el árbitro.

Esta prohibición de avocarse el conocimiento de causas pendientes ante un tribunal no sólo


juega respecto de los otros tribunales, sino que también respecto de los otros Poderes del
Estado.

Esta prohibición respecto de los otros poderes del Estado se encuentra amparada por el
principio de la independencia y la analizamos al referirnos a éste.

13.- INEXCUSABILIDAD

El principio de la inexcusabilidad de los tribunales se encuentra consagrado actualmente con


rango constitucional en el inc.2º del art. 76 del C.Pol.; en el cual se prescribe que "reclamada
su intervención en forma legal y en negocios de su competencia, no podrá excusarse de ejercer
su autoridad, ni aún por falta de ley que resuelva la contienda o asunto sometido a su
decisión".

Con anterioridad, dicho principio sólo se encontraba legalmente consagrado en el inciso 2º del
art.10 del C.O.T. en términos casi idénticos a los del precepto constitucional.

La razón por la cual se consagró constitucionalmente fue, sin duda para darle a éste la
correspondiente jerarquía y resaltar con ello la misión que le corresponde a los tribunales:
velar por el respeto del principio de la igualdad ante la ley.

De acuerdo con ello, cualquier acto arbitrario o ilegal de otro poder del Estado (Legislativo o
Ejecutivo) puede ser controlado por los tribunales, a través del recurso de inaplicabilidad,
recurso de protección o de un juicio de lato conocimiento.

En consecuencia, de acuerdo con el principio de la inexcusabilidad, la falta de ley para la


resolución de un asunto no constituye una justificación válida para que un tribunal se niegue a
conocer de un asunto (art. 10 inc. 2º del C.O.T.).

Ello concuerda con lo establecido en el art. 170 N°5 del C.P.C., en cuanto faculta a los
tribunales para fallar un asunto a falta de ley, basándose en los principios de equidad.

Este principio de la inexcusabilidad aparece además recogido con dicho nombre como una de
las reglas generales de la competencia, la que se encuentra establecida en el art.112 del C.O.T.
Establece ese precepto, que "siempre que según la ley fueren competentes para conocer de
un mismo asunto dos o más tribunales, ninguno de ellos podrá excusarse del conocimiento
bajo el pretexto de haber otros tribunales que puedan conocer del mismo asunto".

De acuerdo con ese precepto en relación con el art.10 inc. 2º del C.O.T., para que opere esta
regla se requiere en forma copulativa que el tribunal sea requerido dentro de la órbita de su
competencia y en la forma prevista por la ley.

Como es natural el tribunal que previene en el conocimiento del asunto, excluye a los demás.

14.- GRATUIDAD.

Este principio consiste en que los tribunales no reciben remuneración de las partes por el
ejercicio de la función jurisdiccional y además en que las partes tengan la posibilidad de contar
con asistencia jurídica sin cobro para ellas dentro del juicio, en caso de no contar con recursos
para procurársela.

Este principio de la gratuidad comprende dos aspectos:

a) Las partes no remuneran directamente a las personas que ejercen la actividad jurisdiccional,
puesto que ellos revisten el carácter de funcionarios públicos.

Constituyen la excepción a este principio los árbitros, puesto que sus honorarios son pagados
por las partes;

b) Las partes deben contar con asesoría judicial dentro del proceso para que exista igualdad en
la protección de los derechos.

Este aspecto se encuentra consagrado constitucionalmente en el art.19 Nº3, incisos 1º a 3º del


C.Pol. Al efecto, prescribe dicho precepto: " La Constitución asegura a todas las personas:

c) La igual protección de la ley en el ejercicio de sus derechos.

"Toda persona tiene derecho a defensa jurídica en la forma que la ley señale y ninguna
autoridad o individuo podrá impedir, restringir o perturbar la debida intervención del letrado si
hubiere sido requerida".

La ley arbitrará los miembros para otorgar asesoramiento y defensa jurídica a quienes no
puedan procurárselos por sí mismos".

Los medios legales que existen para brindar esta asistencia jurídica gratuita son los que siguen:

a) Los abogados de turno, a que se refieren los artículos 595 a 599 del Código Orgánico de
Tribunales.

El deber de estos abogados de intervenir como defensores en las causas criminales terminó
con la entrada en vigencia de la reforma procesal penal, pues pasó a asumir la defensa
obligatoria de los imputados la Defensoría Penal Pública creada por la Ley 19.718, publicada en
el Diario Oficial de 10 de Marzo de 2001; pero se mantienen los abogados del turno para las
demás causas a que se refiere el artículo 595.
Debemos tener presente que el Tribunal Constitucional ha declarado inaplicable por
inconstitucional la norma del abogado de turno, dado que no se contempla remuneración
alguna por la prestación de sus servicios y que cubra los gastos en los que puede incurrir para
asumir semejante carga. En este sentido, en la causa Rol 1.140 de 14 de enero de 2009,
resolvió acoger un requerimiento declarando inaplicable para una causa específica la expresión
“gratuitamente” a que alude el inciso primero del artículo 595 del C.O.T.

b) La asesoría jurídica de las Corporaciones de Asistencia Judicial o de otras instituciones


públicas o privadas que ofrecen tal asistencia gratuita, reconocidas por el Código Orgánico
de Tribunales en los artículos 523 Nº 5º – referente a la práctica profesional de seis meses que
deben realizar todos los postulantes al título de abogado– y 600 – en relación con el privilegio
de pobreza de que gozan los patrocinados por dichas instituciones.

c) El privilegio de pobreza, que consiste en el beneficio legal por el cual las personas de
escasos recursos tienen ciertos derechos:

Según lo que disponen los incisos 2º y 3º del artículo 591, dichas personas “… usarán papel
simple en sus solicitudes y actuaciones y tendrán derecho para ser gratuitamente servidos por
los funcionarios del orden judicial, y por los abogados, procuradores y oficiales subalternos
designados para prestar servicios a los litigantes pobres.

Salvo que la ley exprese otra cosa, quedarán también exentos del pago de las multas
establecidas para los litigantes, pero si procedieren con notoria malicia, podrá el tribunal
imponer la multa correspondiente, conmutable en arresto de un día por cada un vigésimo de
sueldo vital.”

Además, los litigantes pobres no pueden ser condenados en costas, a menos que el tribunal
respectivo declare en resolución fundada que han litigado en forma temeraria o maliciosa
(artículo 600 inciso 3º).

Por otra parte, conforme al artículo 594, “si el litigante pobre obtuviere en el juicio, será
obligado a destinar una décima parte del valor líquido que resultare a su favor para el pago de
los honorarios y derechos causados, distribuyéndose esta suma a prorrata entre todos los
interesados, si no alcanzaren a ser íntegramente cubiertos de lo que se les adeudare”.

El privilegio de pobreza es el necesario complemento para la asistencia gratuita de los


abogados de turno (artículo 596 inciso final –este artículo queda derogado en virtud de la Ley
19.718 antes enunciada) y de las instituciones del inciso 1º del artículo 600.

Él privilegio de pobreza se clasifica en legal y judicial.

El privilegio de pobreza legal es aquel que tienen por el solo ministerio de la ley aquellas
personas patrocinadas por las instituciones del artículo 600 inciso 1º, en los términos que el
mismo artículo impone, así como alguna de las partes en determinados procedimientos que así
lo ordenan expresamente.
El privilegio judicial, por su lado, es aquel que puede solicitar cualquier persona de acuerdo
con los artículos 591 a 593 y que se tramita según las reglas del incidente especial que regula
el Título XIII del Libro I (artículos 129 a 137) del Código de Procedimiento Civil.

d) Para efectos del nuevo sistema procesal penal cabe mencionar la Defensoría Penal Pública,
organismo público creado por la Ley 19.718, D.O. 10.03.2001, que es distinto de los defensores
públicos a que se refiere el Párrafo 2 del Título XI del Código Orgánico de Tribunales y que
tiene por objeto proporcionar la defensa gratuita a que tiene derecho el imputado en el
proceso penal cuando no cuente con un defensor de su confianza, en los términos del Párrafo
5º del Título IV del Libro I (artículos 102 a 107) del Código Procesal Penal. De acuerdo con el
inciso 1º del artículo 102 de ese Código, si el imputado no tuviere uno o más defensores de su
confianza, “el ministerio público solicitará que se le nombre un defensor penal público, o bien
el juez procederá a hacerlo, en los términos de la ley respectiva”.

De acuerdo con la ley que la crea, la Defensoría Penal Pública es un servicio público
descentralizado funcionalmente y desconcentrado territorialmente, dotado de personalidad
jurídica y patrimonio propio, sometido a la supervigilancia del Presidente de la República a
través del Ministerio de Justicia, y tiene por finalidad proporcionar defensa penal gratuita a los
imputados o acusados por un crimen, simple delito o falta que sea de competencia de un juez
de garantía o de un tribunal de juicio oral en lo penal y de las respectivas Cortes, en su caso, y
que carezcan de abogado particular (artículos 1º y 2º).

Ella se encuentra organizada jerárquicamente (artículo 4º), de manera similar al Ministerio


Público, en Defensoría Nacional, defensorías regionales y defensorías locales, siendo estas
últimas sus unidades operativas encargadas de asumir la defensa de los imputados y acusados
(artículos 23 y 25). Sin perjuicio de ello, la Ley 19.718 regula además un sistema de licitación, a
cargo del Consejo de Licitaciones de la Defensa Penal Pública y los Comités de Adjudicación
Regionales, para que abogados y personas jurídicas públicas o privadas, con o sin fines de
lucro, postulen a las nóminas de defensores penales públicos, de modo que la asistencia
gratuita pueda ser cumplida en gran parte por ellos, obteniendo su remuneración del
patrimonio del servicio público (véanse especialmente los Párrafos 3º y 4º del Título V,
artículos 42 y siguientes, de la Ley 19.718).

15.- AUTOGENERACION INCOMPLETA

Esta base se refiere al sistema de nombramiento y designación de los jueces en nuestro país.

El sistema de designación en nuestro país es el de autogeneración incompleta, donde


intervienen el Poder Judicial, que propone, y el Poder Ejecutivo (Presidente de la República),
quien escoge y nombra. Tratándose de Ministros de la Corte Suprema, a partir de la dictación
de la Ley 19.541 interviene también el Senado, quien debe aprobar la proposición del
Presidente de la República.

Señala el art. 78 de la Constitución vigente que "en cuanto al nombramiento de los jueces, la
ley se ajustará a los siguientes preceptos generales.

"La Corte Suprema se compondrá de veintiún ministros."


Los Ministros y Fiscales Judiciales de la Corte Suprema serán nombrados por el Presidente de
la República, eligiéndolos de una nómina de cinco personas que, en cada caso, propondrá la
misma Corte, y con acuerdo del Senado. Este adoptará los respectivos acuerdos por los dos
tercios de sus miembros en ejercicio, en sesión especialmente convocada al efecto. Si el
Senado no aprobare la proposición del Presidente de la República, la Corte Suprema deberá
completar la quina proponiendo un nuevo nombre en sustitución del rechazado, repitiéndose
el procedimiento hasta que se apruebe un nombramiento.

Cinco de los miembros de la Corte Suprema deberán ser abogados extraños a la administración
de justicia, tener a lo menos quince años de título, haberse destacado en la actividad
profesional o universitaria y cumplir los demás requisitos que señale la ley orgánica
constitucional respectiva.

La Corte Suprema cuando se trate de proveer un cargo que corresponda a un miembro


proveniente del Poder Judicial, formará la nómina exclusivamente con integrantes de éste y
deberá ocupar un lugar el ministro más antiguo de la Corte de Apelaciones que figure en lista
de méritos. Los otros cuatro lugares se llenarán en atención a los merecimientos de los
candidatos. Tratándose de proveer una vacante correspondiente a abogados extraños a la
administración de justicia, la nómina se formará exclusivamente previo concurso público de
antecedentes, con abogados que cumplan los requisitos señalados en el inciso cuarto.

Los ministros y fiscales de la Corte de Apelaciones serán designados por el Presidente de la


República a propuesta en terna de la Corte Suprema.

Los jueces letrados serán designados por el Presidente de la República a propuesta en terna de
la Corte de Apelaciones de la jurisdicción respectiva.

El juez letrado en lo civil o criminal más antiguo de asiento de la Corte o el juez letrado civil o
criminal más antiguo del cargo inmediatamente inferior al que se trata de proveer y que figure
en lista de méritos y exprese su interés en el cargo, ocupará un lugar en la terna
correspondiente. Los otros dos lugares se llenarán en atención al mérito de los candidatos.

La Corte Suprema y las Cortes de Apelaciones, en su caso, formarán las quinas o las ternas en
pleno especialmente convocado al efecto, en una misma y única votación, donde cada uno de
sus integrantes tendrá derecho a votar por tres o dos personas, respectivamente. Resultarán
elegidos quienes obtengan las cinco o las tres primeras mayorías, según corresponda. El
empate se resolverá mediante sorteo.

Sin embargo, cuando se trate del nombramiento de ministros de Corte suplentes, la


designación podrá hacerse por la Corte Suprema y, en el caso de los jueces, por la Corte de
Apelaciones respectiva. Estas designaciones no podrán durar más de sesenta días y no serán
prorrogables. En caso de que los tribunales superiores mencionados no hagan uso de esta
facultad o de que haya vencido el plazo de la suplencia, se procederá a proveer las vacantes en
la forma ordinaria señalada precedentemente.

De esta materia se ocupan los arts.263 a 291 del C.O.T. y a ellas nos referiremos al analizar el
nombramiento de los jueces de cada tribunal.
- ESTATUTO LEGAL DEL NOMBRAMIENTO DE LOS JUECES. REFERENCIA

El C.O.T. se encarga de señalar, con minuciosidad, los requisitos, inhabilidades generales y


especiales, etc., para la designación de los jueces. Por ser una materia de suyo detallista y más
propia del Derecho Administrativo, sólo daremos algunas breves nociones de ella.

En primer término, el art.244 del C.O.T. indica las calidades en que pueden ser nombrados los
jueces (propietarios, interinos o suplentes); el art.245 del C.O.T. presume la designación de
juez en calidad de propietario si nada se dice al respecto; el art.246 del C.O.T. indica que las
vacantes no pueden durar más de cuatro meses y el art.247 del C.O.T. hace aplicable la base
de la inamovilidad a las tres categorías de jueces.

Los arts.250,252, 253, y 254 del C.O.T. se refieren a los requisitos generales y especiales para
ser juez de letras, ministro de Corte de Apelaciones y ministro de Corte Suprema,
respectivamente, los que deben entenderse modificados en lo pertinente por el actual art. 78
de la Constitución en los referente a los Ministros y Fiscal Judicial de la Corte Suprema; el
art.256 del C.O.T. indica cuáles son las inhabilidades generales para ser juez; el art.257 del
C.O.T. establece una prohibición temporal respecto de ciertas personas que hubieren ocupado
determinados cargos para ser nombrados jueces o Ministros.

El art.258 del C.O.T. indica una inhabilidad fundada en el parentesco: "No pueden ser
simultáneamente jueces de una misma Corte de Apelaciones, los parientes consanguíneos o
afines en línea recta, ni los colaterales que se hallen dentro del segundo grado de
consanguinidad o afinidad".

Respecto del parentesco establece el art.259 del C.O.T.: "No podrá ser nombrado ministro de
Corte de Apelaciones ni ser incluido en la terna correspondiente quien esté ligado con algún
ministro o fiscal de la Corte Suprema por matrimonio, por parentesco de consanguinidad hasta
el tercer grado inclusive, por afinidad hasta el segundo grado o por adopción. ".

El art.261 del C.O.T. establece una inhabilidad en razón de la remuneración: "Las funciones
judiciales son incompatibles con toda otra remunerada con fondos fiscales, o municipales, con
excepción de los cargos docentes, hasta un límite máximo de doce horas semanales.

En seguida, los arts.264 y siguientes del C.O.T. comienzan a regular el escalafón judicial. Éste es
un ordenamiento que se hace de los funcionarios por antigüedad y cargo que ocupan.

El art.264 del C.O.T. indica que el Escalafón General de Antigüedad del Poder Judicial está
compuesto de dos ramas (Escalafón, Primario y Escalafón Secundario), el primero se divide en
categorías y el segundo en series y categorías, además contempla la existencia de un Escalafón
Especial del personal subalterno. El art.265 del C.O.T. señala qué funcionarios deben figurar en
cada Escalafón. El art.266 del C.O.T. señala las normas de antigüedad en orden al cual se
forman los escalafones56. El art.267 del C.O.T. indica su división en siete categorías y quiénes
pertenecen a cada una de ellas. El art.269 del C.O.T. regula al Escalafón Secundario,
dividiéndolo en seis series.-
El art.270 del C.O.T. señala que "el Escalafón judicial de antigüedad será formado por la Corte
Suprema, y se publicará en el Diario Oficial, dentro de los quince primeros días del mes de
marzo de cada año".

El art.271 del C.O.T. regula un recurso de reclamación en contra de errores u omisiones que
aparezcan en el escalafón; el art.272 del C.O.T. se refiere a las modificaciones que se pueden
hacer al Escalafón en virtud de reclamaciones, vacancias y nombramientos; los arts.273 y 274
del C.O.T. regulan las calificaciones anuales funcionarias estableciendo quienes deben
efectuarlas y los antecedentes que deben recopilarse para ellas ; el art.275 del C.O.T. permite a
cualquier persona dentro de los diez primeros días del mes de noviembre de cada año hacer
llegar opiniones respecto de los funcionarios a ser calificados ; el art. 276 se refiere a la forma
de poner en conocimiento del funcionario la calificación anual y los recursos que proceden en
contra de ella; el art, 277 establece la hoja de vida funcionaria, el art. 277 bis establece los
elementos que deben considerarse para efectuar la calificación, el art. 278 establece cinco
listas para la calificación de acuerdo con el puntaje obtenido y el art. 278 bis establece que el
funcionario que figure en la lista Deficiente o, por segundo año consecutivo, en lista
Condicional, una vez firme la calificación respectiva, quedará removido de su cargo por el solo
ministerio de la ley. En tanto no quede firme la mencionada calificación, el funcionario
quedará de inmediato suspendido de sus funciones.(art.278 bis del C.O.T.).

El art.279 del C.O.T. se refiere a los concursos para proveer a los cargos vacantes; el art.280 del

C.O.T. se refiere a una regla para la promoción de funcionarios de una categoría a otra; los
arts.281 y ss. del C.O.T. establecen reglas sobre la formación de listas, ternas o propuestas; el
art.283 del C.O.T. se refiere a la quina de la que se elegirá un ministros o fiscal de Corte
Suprema; los arts.284 a 289 bis del C.O.T. se refiere a las ternas y su composición en la
designación de ciertos funcionarios, establece la preferencia de los abogados para ocupar los
cargos que no requieran título de abogado y el art.291 del C.O.T. regula la remisión de las
ternas y quinas al Ministerio de Justicia.

Los arts.292 a 294 del C.O.T. se refieren a la composición en siete categorías y a las ternas para
el nombramiento de los empleados del Escalafón del personal subalterno, y el art. 295 del
C.O.T. los requisitos que deberán cumplir los postulantes a cargos de personal subalterno.

En general, todos los cargos del Poder Judicial se proveen previo concurso público.

Pueden suceder que se forme una terna de una manera distinta a la señalada por la ley, como,
por ejemplo, si un funcionario judicial es postergado para la formación de la terna no obstante
tener la antigüedad necesaria para ello. En tal caso, existe un recurso aplicable a esa situación.
En efecto, de acuerdo al art.551, inciso 4º y ss. del C.O.T. "de las resoluciones que en el
ejercicio de sus facultades económicas pronuncien los tribunales indicados en el inciso primero
de este artículo, sólo podrá reclamarse dentro del plazo de tres días, ante el tribunal que haya
dictado la resolución.

Este la elevará, con todos sus antecedentes, dentro de las 48 horas siguientes a su
presentación.

El superior jerárquico deberá resolverla de plano, y si fuere un tribunal colegiado, en cuenta.


Si la reclamación versa sobre la formación de una terna y el tribunal superior la desechare,
éste, junto con devolver los antecedentes al inferior, remitirá la terna al Ministerio de Justicia".

El recurso antedicho se denomina "de reclamación".

16.- ESTATUTO DE LOS JUECES (breve referencia)

Los jueces como depositarios del ejercicio de una función pública tienen regulado no sólo su
sistema de nombramiento, sino que la forma en la cual deben instalarse en el ejercicio de las
funciones, sus obligaciones, prohibiciones, prorrogativas y honores.

A.- INSTALACION DE LOS JUECES

La instalación de los jueces, momento en que pueden ellos comenzar a ejercer la función, esta
configurado por dos elementos: el nombramiento y el juramento.

La instalación de los jueces de letras y ministros de corte se configura por el nombramiento y


el juramento de acuerdo al art.299 y ss. del C.O.T..

Una vez prestado el juramento, se hace constar la diligencia y el decreto supremo respectivo
en el libro correspondiente, y de ella se dará testimonio al nombrado, el cual entrará
inmediatamente en el ejercicio de sus funciones (art.305 del C.O.T.).

Cuando un juez que ha prestado el juramento correspondiente fuere nombrado para un


puesto análogo al que desempeña no será obligado a prestar nuevo juramento" (art.302 del
C.O.T.).

"Tampoco serán obligados a prestar juramento los fiscales judiciales que, con arreglo a lo
establecido en el presente Código fueren llamados a integrar accidentalmente una Corte de
Apelaciones o la Corte Suprema. Los abogados llamados a integrar una Corte de Apelaciones
sólo prestarán juramento la primera vez que entren a desempeñar este encargo; pero respecto
de ellos, el juramento prestado en un tribunal no se tomará en cuenta en otro, para el efecto
de este artículo" (art.303 del C.O.T.).

B.- PROHIBICIONES DE LOS JUECES.-

Los jueces, en el ejercicio de sus funciones, se encuentran sometidos a una serie de


prohibiciones, las que tienen por finalidad, precisamente, evitar la distracción de la actividad
ordinaria.

Estas prohibiciones son:

a) Ejercer la abogacía.

b) Los jueces no pueden desempeñarse como árbitros y no pueden aceptar compromisos.-

c) Los jueces no deben expresar opinión anticipada de los asuntos que van a conocer:

d) Los jueces se encuentran afectos a la prohibición de adquirir cosas o derechos litigiosos:

e) Existe una prohibición de adquirir pertenencias mineras:


f) Finalmente, el art.323 del C.O.T. establece otras prohibiciones a los funcionarios judiciales.

C.- OBLIGACIONES DE LOS JUECES.-

Estas obligaciones se reducen a los deberes de residencia, de asistencia y de cumplimiento


diligente de sus funciones, fundamentalmente.

a) Deber de residencia (Art. 311 COT)

b) Deber de asistencia (Art. 312).

c) Deber de cumplimiento diligente de sus funciones (Art. 319).

D.- HONORES Y PRERROGATIVAS DE LOS JUECES: A esta materia se refieren cuatro artículos
del C.O.T., siendo los siguientes:

a) el art.306 del C.O.T., que establece el tratamiento que debe dárseles a los jueces, según su
jerarquía: "La Corte Suprema tendrá el tratamiento de Excelencia y las Cortes de Apelaciones
el de Señoría Ilustrísima.

Cada uno de los ministros de estos mismos tribunales y los jueces de letras tendrán
tratamiento de Señoría".

b) el art.307 del C.O.T., se refiere a la ubicación en ceremonias públicas: "Los jueces ocuparán
en las ceremonias públicas el lugar que les asigne, según su rango, el reglamento respectivo".

c) de acuerdo al art.308 del C.O.T., "los jueces están exentos de toda obligación de servicio
personal que las leyes impongan a los ciudadanos chilenos".

d) en cuanto a los jueces jubilados, éstos "gozarán de las mismos honores y prerrogativas que
los que se hallan en actual servicio".

Es necesario consignar que los jueces, como funcionarios públicos, tienen todos los derechos
que el Estatuto Administrativo señala; especialmente, derecho a la remuneración y al feriado,
etc.

17.- CONTINUATIVIDAD

La jurisdicción se ha señalado que constituye no sólo un Poder, sino que también un Deber
para el Estado.

Ello significa que el Estado debe tener siempre a disposición de los habitantes una
organización encargada de actuar a requerimiento de ellos para solucionar los conflictos que
se susciten con el fin de mantener la paz social.

Esta función pública debe ser ejercida en forma continua, de manera que en cualquier tiempo
que se produzca el conflicto la función jurisdiccional a través de un proceso pueda dar solución
a éste.

El legislador, con el fin de mantener la continuidad del ejercicio de la función jurisdiccional, ha


establecido dos instituciones que deben operar ante la falta o inhabilidad de un juez,/uno o
varios ministros o de un tribunal colegiado en su totalidad, siendo estos: La subrogación y la
integración.

1.- LA SUBROGACION

Es el reemplazo automático y que opera por el solo ministerio de la ley respecto de un juez o
de un Tribunal colegiado que están impedidos para el desempeño de sus funciones.

La subrogación opera tanto respecto de tribunales unipersonales como de los tribunales


colegiados. Es así, como la subrogación puede operar respecto de un juez de letras como
respecto de toda una Corte de Apelaciones.

La subrogación sólo opera respecto de los tribunales colegiados cuando el impedimento o


inhabilidad afecta a todo el tribunal y no solo a algunos de los miembros de éste, puesto que
en tal caso se deben aplicar las normas de integración.

Por otra parte, la subrogación opera por el sólo ministerio de la ley. Ello significa que los
subrogantes entran a reemplazar al juez o jueces impedidos o inhabilitado sin necesidad de
nombramiento y en virtud del solo llamado que la ley establece para el evento de acaecer
alguna de esas circunstancias.

Además, la subrogación opera no sólo en los casos en que el juez está impedido para toda la
tramitación de un asunto, sino que también cuando está impedido para realizar determinadas
diligencias del proceso.

Para que opere la subrogación se entenderá que un juez “falta” en caso de muerte,
enfermedad, permiso administrativo, implicancia o recusación.

También se entenderá que “falta” el juez para los efectos de la subrogación, si no hubiere
llegado a la hora ordinaria de despacho o si no estuviere presente para evacuar aquellas
diligencias que requieren su intervención personal tal como son las audiencias de pruebas, los
remates, los comparendos u otras semejantes, de todo lo cual dejará constancia en los autos,
el secretario que actúe en ellos. En tales casos, la subrogación sólo dura el tiempo de la
audiencia. (art. 214 del C.O.T.).

La ley ha establecido diversas formas en que opera la subrogación atendiendo a la jerarquía


del tribunal y al número de ellos que existen en una comuna o agrupación de comunas.

A.- SUBROGACIÓN DE LOS JUECES DE GARANTIA.

Regla general

El juez de garantía que falte o no pueda intervenir en determinadas causas, será subrogado
por otro juez de garantía del mismo juzgado. art.206 inc.1º del C.O.T.

Si el juzgado de garantía contare con un solo juez, éste será subrogado por el juez del juzgado
con competencia común de la misma comuna o agrupación de comunas y, a falta de éste, por
el secretario letrado de este último. art.206 inc.2º del C.O.T.
Reglas supletorias:

Si no se pudiere aplicar la regla general, se deben aplicar las siguientes reglas;

1.- La subrogación se hará por un juez del juzgado de garantía de la comuna más cercana
perteneciente a la jurisdicción de la misma Corte de Apelaciones.

2.- A falta de dicho juez de garantía, subrogará el juez del juzgado con competencia común de
la comuna o agrupación de comunas más cercana y, en su defecto, el secretario letrado de
este último juzgado

3.- En defecto de todos los designados en las reglas anteriores, la subrogación se hará por los
jueces de garantía de las restantes comunas de la misma jurisdicción de la Corte de
Apelaciones a la cual pertenezcan, en orden de cercanía.

Para estos efectos, las Cortes de Apelaciones fijarán cada dos años el orden de cercanía
territorial de los distintos juzgados de garantía, considerando la facilidad y rapidez de las
comunicaciones entre sus lugares de asiento. (art. 207 C.O.T.)

4.- Cuando no resultare aplicable ninguna de las reglas anteriores, actuará como subrogante
un juez de garantía, a falta de éste un juez de letras con competencia común o, en defecto de
ambos, el secretario letrado de este último, que dependan de la Corte de Apelaciones más
cercana. Regirán con este objeto las reglas previstas por los incisos segundo, tercero y cuarto
del artículo 216. (art. 208 C.O.T.)

Un juez de garantía sólo puede subrogar a otro juez de garantía y a jueces de tribunal oral en
lo penal en los casos que proceda conforme a la ley. (art. 209 C.O.T.)

C.- SUBROGACION DE JUECES DE TRIBUNALES ORALES EN LO PENAL.

1º.- En todos los casos en que una sala de un tribunal oral en lo penal no pudiere constituirse
conforme a la ley por falta de jueces que la integren, subrogará un juez perteneciente al
mismo tribunal oral y, a falta de éste, un juez de otro tribunal oral en lo penal de la jurisdicción
de la misma Corte, para lo cual se aplicarán análogamente los criterios de cercanía territorial
previstos en el artículo 207. Para estos fines, se considerará el lugar en el que deba realizarse
el juicio oral de que se trate. (art. 210 inc 1ºC.O.T.)

2º.- A falta de un juez de un tribunal oral en lo penal de la misma jurisdicción, lo subrogará un


juez de juzgado de garantía de la misma comuna o agrupación de comunas, que no hubiere
intervenido en la fase de investigación. (art. 210 inc 2ºC.O.T.)

3º.- Si no resultare posible aplicar ninguna de las reglas anteriores, sea porque los jueces
pertenecientes a otros tribunales orales en lo penal o a los juzgados de garantía no pudieren
conocer de la causa respectiva o por razones de funcionamiento de unos y otros, actuará como
subrogante un juez perteneciente a algún tribunal oral en lo penal que dependa de la Corte de
Apelaciones más cercana o, a falta de éste, un juez de un juzgado de garantía de esa otra
jurisdicción. Regirán, con tal fin, las reglas previstas en los incisos segundo, tercero y cuarto del
artículo 216. (art. 210 inc 3ºC.O.T.)
4º.- En defecto de las reglas precedentes, resultará aplicable lo dispuesto en el artículo 213 o,
si ello no resultare posible, se postergará la realización del juicio oral hasta la oportunidad más
próxima en que alguna de tales disposiciones resultare aplicable. (art. 210 inc 4ºC.O.T.)

Los jueces pertenecientes a los tribunales orales en lo penal sólo subrogarán a otros jueces de
esos tribunales. (art. 210 A C.O.T.)

Si con ocasión de la aplicación de las reglas de subrogación señaladas hubiere más de un juez
que debiere subrogar al juez del juzgado de garantía o al juez del tribunal oral en lo penal, la
subrogación se hará por orden de antigüedad, comenzando por el menos antiguo. (art. 210 B
C.O.T.)

C.- Subrogación de los jueces de letras

Regla general

El juez de letras que falte o se encuentre inhabilitado para conocer de determinados asuntos,
será subrogado por el secretario del mismo tribunal siempre que sea abogado. art.211 inc.1º
del C.O.T.

Reglas supletorias:

Sólo a falta de secretario abogado en el tribunal que falte o se encuentre inhabilitado el juez,
se deben aplicar las siguientes reglas;

1.- Si en la comuna o agrupación de comunas hay dos jueces de letras, aunque sean de distinta
jurisdicción. La falta de uno de ellos será suplida por el secretario del otro que sea abogado. A
falta de éste, por el juez del otro juzgado.

2.- Si en la comuna o agrupación de comunas hay más de dos jueces de letras de una misma
jurisdicción.

La subrogación de cada uno se hará por el que le sigue en el orden numérico de los juzgados y
el del primero reemplazara al del último. Ello implica que si existen tres juzgados de letras de
jurisdicción común, el segundo subroga al primero, el tercero al segundo y el primero subroga
al tercero.

3.- Si en la comuna o agrupación de comunas hay más de dos jueces de letras de distinta
jurisdicción. La subrogación corresponderá a los otros de la misma jurisdicción según la regla
anterior.

Si ello no es posible, la subrogación se hará por el secretario que sea abogado del tribunal de la
misma jurisdicción o por el secretario abogado del juzgado de la otra jurisdicción a quien
corresponda el turno siguiente.

A falta de éste, la subrogación se hará por el juez de la otra jurisdicción a quien corresponde el
turno siguiente.

4.- Si en la comuna o agrupación de comunas hay un sólo juez de letras, el juez es subrogado
por el defensor público o por el más antiguo de ellos, cuando haya más de uno.
A falta o inhabilidad del defensor público, el juez es subrogado por alguno de los abogados de
la terna que anualmente formará la Corte de Apelaciones respectiva, siguiéndose
estrictamente el orden de ella.

En defecto de todos ellos, subrogará el secretario abogado del juez del territorio jurisdiccional
más inmediato. Se entiende por tal aquel con cuya ciudad cabecera sean más fáciles y rápidas
las comunicaciones, aunque dependan de distintas Cortes de Apelaciones, pero sin alterar la
jurisdicción de la primitiva Corte.

En defecto de todos ellos, la subrogación se hará por el juez del juzgado del territorio
jurisdiccional más inmediato.

Tanto el secretario como el juez del territorio jurisdiccional más inmediato pueden constituirse
en el juzgado que se subrogue.

Facultades de los jueces subrogantes. Para tal efecto, el legislador ha distinguido entre las
diversas personas que efectúan la subrogación:

a) El subrogante es juez de letras, defensor público o secretario abogado del mismo tribunal:
Ejercer en su plenitud la función jurisdiccional, sin que tengan limitación alguna para el
ejercicio del cargo art.214 inc.4º del C.O.T.

b) El subrogante es un abogado: Estos abogados solo pueden dictar sentencias definitivas en


aquellos negocios en que conozcan por inhabilidad implicancia o recusación del titular.
(art.214 inc.4º). Respecto de las otras causas solo pueden tramitar éstas hasta dejarlas en
estado de dictar sentencia.

c) Los secretarios de los juzgados que no sean abogados: Pueden subrogar al juez, pero para el
sólo efecto de dictar las providencias de mera substanciación, esto es, los decretos,
providencias o proveídos que define el art.70 del C.O.T.

D.- Subrogación de la Cortes de Apelaciones

Si en una sala de las Cortes de Apelaciones no queda ningún miembro hábil se diferirá el
conocimiento del negocio a otra de las salas de que se componga el tribunal.

Si la inhabilidad o impedimento afecta a la totalidad de los miembros, pasará el asunto a la


Corte de Apelaciones que debe subrogar.

Se subrogaran recíprocamente las Cortes de Apelaciones de Arica con la de Iquique; la de


Antofagasta con la de Copiapó; la de La Serena con la de Valparaíso; la de Santiago con la de
San Miguel; la de Rancagua con la de Talca; la de Chillan con la de Concepción; y la de Temuco
con la de Valdivia..

La Corte de Apelaciones de Puerto Montt será subrogada por la de Valdivia. La Corte de


Apelaciones de Punta Arenas lo será por la Puerto Montt. La Corte de Apelaciones de
Coihaique será subrogada por la de Puerto Montt.

En los casos en que no puedan aplicarse las reglas precedentes, conocerá la Corte de
Apelaciones cuya sede esté más próxima a la de la que debe ser subrogada. art.216 del C.O.T.
D.- Subrogación de la Corte Suprema

En casos que no pudiere funcionar la Corte Suprema por inhabilidad de la mayoría o de la


totalidad de sus miembros, será integrada por Ministros de la Corte de Apelaciones de
Santiago, llamados por su orden de antigüedad. (art.218 inc.1º del C.O.T.).

2.- LA INTEGRACION

La integración es el reemplazo por el sólo ministerio de la ley de alguno o algunos de los


Ministros de los tribunales colegiados que estén impedidos o inhabilitados para el desempeño
de sus funciones.

La integración sólo opera tratándose de los tribunales colegiados y ellas tiene por objeto
completar el quórum necesario para que pueda funcionar el tribunal colegiado.

A.- Integración de las Cortes de Apelaciones

En caso que por falta o inhabilidad de algunos de sus miembros quedare una Corte de
Apelaciones o cualquiera de sus salas sin el número de jueces necesario para el conocimiento y
resolución de las causas que les estuvieren sometidas, se integraran:

1.- Con los miembros no inhabilitados del mismo tribunal.

2.- Con sus fiscales; y

3.- Con los abogados que se designen anualmente con este objeto. (Abogados integrantes).

El llamamiento a integración se debe efectuar en este orden. Los abogados se llamaran en el


orden de su designación en la lista de su nombramiento.

Anualmente, el Presidente de la República debe designar quince para la Corte de Apelaciones


de Santiago; nueve para las Cortes de Apelaciones de Valparaíso, San Miguel y Concepción;
cinco para las Cortes de Apelaciones de Arica, Antofagasta, La Serena, Rancagua, Talca,
Temuco y Valdivia; y tres para cada una de las demás Cortes, previa formación por la Corte
Suprema, de las respectivas ternas.

La designación de los abogados integrantes se debe efectuar en el mes de Enero de cada año.

En las Cortes de Apelaciones, las salas no se pueden integrar con mayoría de abogados
integrantes a partir de la modificación introducida en ese sentido al artículo 215 del COT por la
Ley 19.810.

Los abogados o procuradores de las partes podrán, por medio del relator de la causa, recusar
sin expresión de causa a uno de los abogados de la Corte, no pudiendo ejercerse este derecho
sino respecto de dos miembros aunque sea mayor el número de partes litigantes. Esta
recusación deberá hacerse antes de comenzar la audiencia en que va a verse la causa, cuando
se trate de abogados que hayan figurado en el acto de instalación del respectivo tribunal o en
el momento de la notificación a que se refiere el art.166 del C.P.C. en los demás casos. Art. 198
inc 2º C.O.T.
Para hacer valer la recusación se debe pagar en estampillas el impuesto que contempla el
inciso final del art.198 del C.O.T.

En caso de recusación de un abogado integrante, el Presidente de la respectiva Corte


procederá de inmediato a formar sala llamando a otro miembro que puede integrar no
inhabilitado salvo que ello no fuere posible por causa justificada (art.113 inciso final del C.P.C.).

En tal caso, normalmente se producirá la suspensión de la vista de la causa conforme a la


causal contemplada en el Nº2 del art.165 del C.P.C.

En materia penal, existe una regla especial para evitar que se produzca esa situación y se
establece la integración en forma obligatoria. Al efecto, el inc.2º del art.62 bis del antiguo
Código de Procedimiento Penal establece que "si en el juicio criminal se recusa un abogado
integrante, el Presidente de la Corte deberá proveer a su inmediato reemplazo, para la misma
audiencia, por un Ministro u otro integrante".

B.- Integración de la Corte Suprema

Al respecto, debemos distinguir dos situaciones:

A.- La falta o inhabilidad afecta a menos de la mayoría de los miembros de la Corte Suprema o
alguna de sus salas. En tal caso ella se integra:

a) Con los Ministros no inhabilitados de la misma Corte Suprema.

b) Con el Fiscal.

c) Con los abogados integrantes que se designen para tal efecto por el Presidente de la
República.

El Presidente de la República debe designar doce abogados para la Corte Suprema por un
período de tres años, efectuándose el nombramiento en el mes de Enero en que comienza el
trienio respectivo.

El llamamiento de los integrantes se hará en el orden indicado, pero los abogados serán
llamados guardando entre sí el orden de preferencia respecto de la o las salas especializadas a
las cual hubiesen sido asignados por la Corte Suprema. Art. 217 C.O.T.

Las salas de la Corte Suprema no podrán funcionar con mayoría de abogados integrantes,
tanto en su funcionamiento ordinario como extraordinario. (art.218 del C.O.T.), tal como
ocurre en las Cortes de Apelaciones, después de la modificación del art. 215 del C.O.T. Lo
demás señalado respecto de las normas de recusación, formación de sala y suspensión de la
vista de la causa respecto abogados integrantes de las Cortes de Apelaciones tiene plena
aplicación en la especie.

B.- La falta o inhabilidad afecta a más de la mayoría de los miembros de la Corte Suprema.

En caso que no pudiere funcionar la Corte Suprema por inhabilidad de la mayoría o de la


totalidad de sus miembros, será integrada por Ministros de la Corte de Apelaciones de
Santiago, llamados por su orden de antigüedad.( Art.218 inc.1 del C.O.T.).
- PARTE ESPECIAL -
CAPITULO I.-

LOS TRIBUNALES ORDINARIOS (Enfoque en materias civiles)

TITULO I: LOS JUECES DE LETRAS

1.- Fuentes Legales.-

Estos jueces están regulados fundamentalmente en los arts.28 a 48 del C.O.T., que son los
preceptos vigentes que componen el párrafo 2º del Título III de ese Código.

Al respecto es menester hacer presente, que dichas normas fueron modificadas en su mayoría
por el D.L. 2416, publicado en el Diario Oficial de 10 de Enero de 1979, D.L. 3583 publicado en
el Diario Oficial de 29 de Enero de 1981, D.L. 3648 publicado en el Diario Oficial de 10 de
Marzo de 1981, la Ley Nº18.176 publicado en el Diario Oficial de 25 de Octubre de 1982 (que
los denominó, definitivamente "Jueces de Letras"); la Ley Nº 18.776, publicada en el Diario
Oficial de 18 de Enero de 1989, que les fijó su territorio jurisdiccional adecuándolos a la
regionalización del país; y la Ley 18.969, publicada en el Diario Oficial de 10 de Marzo de 1990,
además de otras leyes posteriores que han ido creando nuevos juzgados de letras en
diferentes comunas.

Mediante la Ley 19.665, modificada por la Ley 19.708, se contempló la creación de los juzgados
de garantía y de los tribunales oral en lo penal que conocerán a partir de la entrada en vigencia
gradual territorial de los procesos penales respecto de los hechos que se cometan con
posterioridad a esa fecha.

Dado que la entrada en vigencia de dicha ley eliminará la competencia criminal de los juzgados
de letras para conocer de los delitos cometidos con posterioridad a la entrada en vigencia de la
reforma procesal penal, en el artículo 10 de la Ley 19.665 se contempla la eliminación de los
juzgados de letras con competencia especial en materia criminal y de otros juzgados con
competencia común.

La oportunidad en que se debe verificar dicha eliminación se contempla en los artículos 4 y 5


transitorio de la Ley 19.665, sin perjuicio de tener presente que siempre se deberá mantener
un juzgado de competencia especial en dichos lugares al corresponderle a éste, el
conocimiento de los delitos que se cometan con anterioridad a la entrada en vigencia de la
reforma procesal penal.

De acuerdo con ello, debemos tener presente claramente esta circunstancia dado que la fecha
de la comisión del delito determinará el tribunal competente y el procedimiento aplicable una
vez que entre en vigencia la reforma procesal penal.

Si el delito se ha cometido con anterioridad a la entrada en vigencia de la reforma procesal


penal, permanecerán vigentes las normas de competencia que la confieren a los juzgados de
letras para conocer de esos delitos y se aplicará el procedimiento penal contemplado en el
Código de Procedimiento Penal o en leyes especiales. En cambio, si el delito se comete una vez
que haya entrado en vigencia el nuevo sistema procesal penal, su investigación le
corresponderá al Ministerio Público, quien deberá dirigir la investigación requiriendo las
autorizaciones necesarias al juez de garantía competente y el procedimiento a aplicar será
aquel que se contempla en el Nuevo Código Procesal Penal.

Lo anterior implica, que tendremos un Código Orgánico de Tribunales antiguo, sin que incluya
las modificaciones de la Ley 19.665 respecto de la competencia de los jueces de letras, en lo
que dice relación con los delitos cometidos con anterioridad a la entrada en vigencia del nuevo
sistema procesal penal; y un Código Orgánico de Tribunales con las modificaciones de
competencia contempladas en esa ley que regirá solo para los procesos penales que deban
regirse por el nuevo sistema procesal penal. Al efecto dispone el artículo 7º transitorio de la
Ley 19.665 que "las disposiciones de esta ley que incorporan, modifican o suprimen normas
del Código Orgánico de Tribunales relativas a la competencia en materia penal, entrarán en
vigencia en la fecha que señala para la respectiva región el artículo 4º transitorio de la Ley
Orgánica Constitucional del Ministerio Público, Nº 19.640, en relación con los hechos
acaecidos a partir de dicho momento.

En consecuencia, las normas del Código Orgánico de Tribunales relativas a la competencia en


materia penal continuarán aplicándose, después de esa fecha, respecto de las causas cuyo
conocimiento corresponda a los juzgados del crimen y los juzgados de letras con competencia
en lo criminal, por referirse a hechos acaecidos con anterioridad a la reforma procesal penal.
Lo anterior es sin perjuicio de las reglas sobre nueva competencia territorial de los juzgados
del crimen que se fijen por las Cortes de Apelaciones respectivas en virtud del artículo 5º
transitorio...".

2.- Concepto.-

Son tribunales ordinarios, unipersonales, letrados, de derecho y permanentes, que ejercen sus
facultades sobre una comuna o agrupación de comunas y conocen en primera instancia de
todos los asuntos no entregados a otros tribunales, siendo depositarios de la generalidad de la
competencia.

Su superior jerárquico es la Corte de Apelaciones respectiva.

Dicho tribunales dejarán de tener competencia en materia penal, respecto de los hechos
acaecidos con posterioridad a la entrada en vigencia del nuevo sistema procesal penal, los que
serán de competencia de los jueces de garantía y de los tribunales en lo penal.

3.- Requisitos

Para ser juez de letras deben reunirse los siguientes requisitos:

a) Ser chileno.

b) Tener el Título de abogado.

c) Haber cumplido satisfactoriamente el programa de formación para postulantes al Escalafón


Primario del Poder Judicial, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 284 bis del C.O.T.

d) Tener la experiencia profesional o funcionaria requerida por la ley. ( Art. 252 C.O.T.)
Además, deben cumplir con los requisitos en el párrafo 3° del Título X del C.O.T. y los
señalados en el párrafo 2ª del Título I del DFL 338 sobre Estatuto Administrativo, cuando se
trate del ingreso a la carrera.( art. 250 del C.O.T.)

En la actualidad, como regla general para ingresar al poder judicial en el cargo de juez o
secretario de juzgado de letras, no sólo se requiere ser abogado, sino que haber aprobado el
programa de formación para postulantes al Escalafón Primario del Poder Judicial que imparte
la Academia Judicial.( art, 284 bis del C.O.T.).-

Los abogados que no hubieren aprobado dicho curso sólo excepcionalmente pueden ingresar
como secretario o juez de comuna conforme a lo prescrito en el artículo 284 letra c) y 284 bis
del C.O.T..-

En la actualidad, un abogado extraño al Poder Judicial sólo puede entrar como juez en la
categoría de juez de comuna y no de capital de provincia o asiento de Corte de Apelaciones,
aun cuando hubiere aprobado dicho curso.

El procedimiento para los efectos de formar las ternas para la designación de jueces de letras
es el concurso (art.279 del C.O.T.) y las ternas deben formarse conforme a las normas previstas
en el art. 284 del C.O.T.

Los jueces cesan en sus funciones al cumplir 75 años de edad, salvo el Presidente de la Corte
Suprema, quien continuará en su cargo hasta el término de su período (80 inc. 2 C.pol) . Esta
norma es aplicable a todos los jueces de letras y a los magistrados de los tribunales superiores
de justicia con motivo de la reforma introducida por la Ley 19.541 al art. 8 transitorio de la
Constitución.

Finalmente, la persona que se designe en el cargo no puede encontrarse afecta a alguna de las
inhabilidades o incompatibilidades que establecen los arts.256 a 261 del C.O.T.

4.- Nombramiento.-

Los jueces de letras son designados por el Presidente de la República de una terna propuesta
por la Corte de Apelaciones de la jurisdicción respectiva (art.80 del C.Pol. y 284 a) del C.O.T.).

Las ternas para la designación de jueces de tercera categoría del Escalafón Primario del Poder
Judicial (Jueces de Tribunal oral en lo penal, Jueces de Letras y Jueces de Juzgado de garantía,
todos ellos de asiento de Corte de Apelaciones) y cuarta (Jueces Tribunal oral en lo penal,
Jueces de Letras y Jueces de Juzgado de garantía, todos ellos de Capital de Provincia) se
formarán con el juez de tribunal oral en lo penal, juez de letras o juez de juzgado de garantía
más antiguo de la categoría inferior calificado en lista de méritos y que exprese interés en el
cargo y con dos integrantes de la misma categoría del cargo que se trata de proveer o de la
inmediatamente inferior, que se hayan opuesto al concurso, elegidas según sus calificaciones,
a igualdad de calificaciones prefieren los oponentes por orden de categoría, y a igualdad de
ésta, deberá considerarse el puntaje de la última calificación y la antigüedad en el cargo entre
sus otros antecedentes.. (art.284 letra b) y 281 del C.O.T. cuyo texto actual fue fijado por la Ley
19.390 y 19.665).
Las ternas para la designación de jueces de letrados de la quinta categoría del escalafón
Primario (Jueces Tribunal oral en lo penal, Jueces de Letras y Jueces de Juzgado de garantía,
todos ellos de comuna o agrupación de comunas) se formarán con el funcionario más antiguo
de la categoría inferior que se encuentre calificado en lista de méritos y que exprese interés
en el cargo y con uno o dos integrantes de la misma categoría del cargo que se trata de
proveer o de la inmediatamente inferior, elegidos en la forma establecida en el inc. 1° del art.
281, o con uno o dos abogados extraños al Poder Judicial que se hayan opuesto al concurso,
elegidos en conformidad con lo dispuesto en el artículo 284 bis. (art.284 letra c) del C.O.T.,
cuyo texto actual fue fijado por la Ley 19.390).

De lo expuesto de desprende que se puede ingresar a la carrera judicial en el cargo de juez de


comuna o agrupación de comunas, más no en el de juez de provincia o asiento de Corte al
impedir la ley que abogados extraños al Poder Judicial integren las ternas que deben
confeccionarse para su designación por la Corte de Apelaciones respectiva.

5.- Características.-

a) Son tribunales ordinarios.

b) Son tribunales unipersonales.

c) Son tribunales letrados, en cuanto para desempeñar el cargo de tal se requiere contar con el
título de abogado.

d) Son tribunales de derecho, en cuanto deben fallar conforme a lo que establece la ley, salvo
en los casos en que se encuentran en la obligación de fallar en equidad por falta de ley
aplicable en la solución del conflicto (Véase arts.10 inc.2º del C.O.T. y 170 Nº5 del C.P.C.).

e) Son permanentes, puesto que se mantienen en sus cargos mientras dure su buen
comportamiento y no superen la edad de 75 años de acuerdo a lo establecido en el art. 80 de
la C.Pol.

f) Son responsables civil, criminal y disciplinariamente en el desempeño de sus cargos.

g) Su territorio o radio de competencia es una comuna o agrupación de comunas.

h) Tienen la plenitud de la competencia en primera instancia, esto es, en defecto de norma


expresa en contrario, les corresponde el conocimiento de todas las causas civiles y criminales
que determinen las reglas de la competencia relativa. Además, conocen de las causas laborales
y de menores si no existiere dentro de su territorio jurisdiccional un Tribunal del Trabajo o de
Menores.

h) Esa competencia puede ser común o especial en el sentido de que en algunos territorios los
jueces conocen de todos los asuntos civiles (incluidos asuntos de trabajo y de menores, si
fuere procedente) y penales; y en otros lugares conocen de asuntos civiles en general un
determinado número de jueces y otros sólo de asuntos penales.

Hasta antes de la entrada en vigencia de la reforma procesal penal, la regla general es la


competencia común.
Excepcionalmente, existían tribunales con competencia especial en asuntos civiles y otros con
competencia especial para asuntos penales en las Comunas de Antofagasta, Mejillones y Sierra
Gorda (art. 29), Valparaíso, Juan Fernández, y Viña del Mar (Art. 32); Rancagua, Graneros,
Mostazal, Codegua, Machalí, Coltauco, Doñihue, Coinco y Olivar ( art. 33); Chillan, Pinto,
Coihueco, Chillán Viejo, Concepción, Penco, Hualqui, San Pedro de la Paz, Chiguayante y
Talcahuano ( art.35), Temuco, Vilcún, Melipeuco, Cunco y Freire (art.36) y todas las comunas
de la Región Metropolitana, con excepción de las de San Bernardo, Talagante, Peñaflor,
Melipilla, Buin y Colina ( art 40 del C.O.T.)

Cabe señalar que los Jueces del Crimen de las comunas o agrupación de las comunas de las
provincias de Santiago y Chacabuco ejercen sus funciones dentro del territorio que a cada uno
de ellos les designe el Presidente de la República, previo informe de la respectiva Corte de
Apelaciones (art.43 del C.O.T.). A este efecto se han dictado diversos Decretos Supremos del
Ministerio de Justicia fijando los límites territoriales de esos tribunales.

La competencia de los Jueces de Letras en las últimas décadas del siglo XX se vio notoriamente
incrementada.

En primer lugar, los Jueces de Letras pasaron a conocer de los asuntos que eran de
competencia de los Jueces de letras de Menor Cuantía, los que fueron suprimidos por el
D.L.2.416 ya citado.

Establece al respecto el art.15 de dicho D.L. que "las disposiciones de la ley que entreguen
competencia sobre determinados asuntos a los juzgados de letras de menor cuantía y que no
aparezcan derogados o modificados en el presente decreto ley, deberán entenderse referidas
a los juzgados de letras de mayor cuantía civiles o criminales en su caso".

En segundo lugar, los Jueces de Letras en lo civil pasaron a ser competentes para conocer de
las causas del trabajo a raíz de la supresión de los Juzgados del Trabajo, establecida por el
Decreto ley Nº 3.648 publicado en el Diario Oficial de fecha 10 de Marzo de 1981.

Sin embargo, con posterioridad se dictó la ley 18.510, publicada en el Diario Oficial de fecha 14
de Mayo de 1986, en el cual se crearon nuevamente los Juzgados de Letras del Trabajo.
Actualmente se contemplan en el Código del Trabajo un juzgado de letras del trabajo en las
comunas de Iquique, Antofagasta, La Serena, Rancagua, y Magallanes, dos juzgados en las
comunas de Valparaíso, Concepción y San Miguel y nueve juzgados en la comuna de Santiago.
(Actualmente art. 416 del Código del Trabajo).

No obstante, dado que la creación de los juzgados de Letras del Trabajo se efectuó sólo en las
comunas de mayor densidad poblacional, se establece que "en las comunas que no sean
territorio jurisdiccional de los Juzgados de Letras del Trabajo, conocerán de las causas
laborales los Juzgados de Letras en lo Civil. (Actualmente art. 421 del Código del Trabajo).

Finalmente, por la mencionada ley 18.776, se eliminaron los Jueces de Distrito y


Subdelegación, pasando las materias que eran de conocimiento de éstos a incrementar la
competencia de los Jueces de Letras.
Sin embargo, a partir del siglo XXI, la competencia de los juzgados de letras ha tendido hacia su
especialización. En primer lugar, la regla general de la competencia común a partir de la
entrada en vigencia del nuevo sistema procesal penal se vio alterada, en atención a que los
jueces de letras dejaron de poseer competencia en materia penal respecto de todos los delitos
cometidos con posterioridad a esa fecha, los que pasaran a ser de competencia de los juzgados
de garantía y de los tribunales de juicio oral en lo penal.

De acuerdo con ello, los jueces de letras pasaron a tener preferentemente una competencia
especial, al conocer sólo de los asuntos civiles, luego de la entrada en vigencia del sistema
procesal penal.

Esta regla reconocerá como excepciones las siguientes:

a.- Los jueces de letras deberán seguir conociendo de los delitos que se cometan con
anterioridad a la entrada en vigencia de la reforma procesal penal;

b.- En la comuna respecto de las cuales no se hubiere creado un juez de garantía por el poco
volumen de causas penales, los jueces de letras poseerán la competencia del juez de garantía,
pero jamás conocerán del juicio oral, el que sólo será de competencia del tribunal de juicio oral
en lo penal.

Por otra parte, en lo que dice relación con los asuntos civiles, los jueces de letras por regla
general no conocerán de los asuntos de familia, los que serán de competencia de los Juzgados
de Familia, que han entrado en funcionamiento a contar del 1° de octubre de 2005, conforme
a lo establecido en la Ley 19.968; y por otra parte, por regla general no continuarán
conociendo de las causas laborales, dado que mediante la Ley N° 20.022, publicada en el Diario
Oficial de 30 de Mayo 2005, se crean los juzgados laborales y juzgados de cobranza laboral y
previsional y se suprimen los actuales juzgados de trabajo. La creación de los juzgados de
cobranza previsional se contempla nueve meses después de la publicación de la ley, esto es, a
contar del 1° de Marzo de 200659, y la creación de los nuevos juzgados laborales empezará a
regir el 1° de marzo de 2007.(art. 16 Ley 20.022).

j) Se clasifican en jueces de comunas o agrupación de comunas, de capital de provincia y de


asiento de Corte de Apelaciones.

Esta clasificación tiene importancia para los efectos de la competencia, especialmente para el
conocimiento de asuntos en que tengan participación integrantes del Poder Judicial, para su
nombramiento y para el escalafón Judicial.

k) Tratándose de jueces de letras que cuenten con un juez y un secretario, las Corte de
Apelaciones pueden ordenar que los jueces se aboquen de un modo exclusivo a la tramitación
de una o más materias determinadas, de competencia de su tribunal, cuando hubiere retardo
en el despacho de los asuntos sometidos al conocimiento del tribunal o cuando el mejor
servicio judicial así lo exigiere.(art. 47).

Esta atribución debe ser ejercida por una Sala integrada solamente por Ministros titulares.(art.
47 B)
La Corporación Administrativa del Poder Judicial informará anualmente a las Cortes de
Apelaciones y al Ministerio de Justicia respecto de la aplicación que hubiese tenido el sistema
de funcionamiento extraordinario y de las disponibilidades presupuestarias para el año
siguiente.

Cuando se iniciare el funcionamiento extraordinario, se entenderá para todos los efectos


legales, que el juez falta en su despacho. En esa oportunidad, el secretario del mismo tribunal
asumirá las demás funciones que le corresponden al juez titular, en calidad de suplente, y por
el solo ministerio de la ley.

Quien debiere cumplir las funciones del secretario del tribunal, de acuerdo a las reglas
generales, las llevará a efecto respecto del juez titular y de quien lo supliere o reemplazare.
(art.47 A).

Conforme a lo previsto en el artículo 134 de la Ley 19.968, publicada en el Diario Oficial de 30


de Agosto de 2004, estas modificaciones deben empezar a regir a contar del día 1 de octubre
de 2005.

l) Tienen como superior jerárquico a la Corte de Apelaciones respectiva.

6.- Territorio en que ejercen sus Funciones.-

El artículo 27 del C.O.T. se establece que sin perjuicio de lo que se previene en los artículos 28
al 40, en cada comuna habrá, a lo meno, un juzgado de letras.

Los nuevos juzgados que se instalen tendrán como territorio jurisdiccional la respectiva
comuna y, en consecuencia, dejarán de ser competentes en esos territorios los juzgados que
anteriormente tenían jurisdicción sobre esas comunas.

Los arts. 28 a 40 del C.O.T. se han encargado de establecer respecto de cada Región el número
de Juzgados de Letras que debe tener en cada una de ellas, la comuna en la cual tienen su
asiento, el territorio jurisdiccional de cada uno de ellos y la naturaleza de la competencia que
poseen común o especial).La regla general la constituyen los juzgados de letras de
competencia común, existiendo sólo juzgados de competencia especial en asuntos civiles y
otros con competencia especial para asuntos penales en las comunas antes señaladas.

En los artículos 28 a 40 del C.O.T., modificado por la Ley 19.665, se señalan los juzgados de
letras que funcionaran en forma definitiva una vez que entre a regir el nuevo sistema procesal
penal, considerando la instalación de los jueces de garantía y tribunales de juicio oral en lo
penal, y la supresión o creación en su caso de jueces de letras conforme a lo contemplado en
dicha ley.

7.- Competencia.-

Los jueces de letras tienen la plenitud de la competencia para conocer de los asuntos civiles
(contenciosos y no contenciosos), laborales y de familia si no existieren en el lugar juzgados de
trabajo y de familia; y criminales. Debemos hacer presente que esta competencia se vio
alterada con motivo de la entrada en vigencia de la reforma procesal penal, entendiéndose
que todas las disposiciones que se indican respecto de la materia penal se encontrarán
derogadas, respecto de los delitos que deban ser conocidos conforme al nuevo sistema
procesal penal, pero que a su vez, permanecerán vigentes respecto de los delitos que se
cometan con antelación a la fecha de entrada en vigencia del nuevo sistema.

TITULO II: LOS TRIBUNALES UNIPERSONALES DE EXCEPCION

1.- Fuentes Legales.

Estos jueces están regulados fundamentalmente por los arts. 50 a 53 del C.O.T., que son los
preceptos que componen el Título IV de ese Código.

2.- Concepto.-

Son integrantes de los tribunales ordinarios, unipersonales, letrados, de derecho y


accidentales, que ejercen sus facultades en primera instancia conociendo de los asuntos que
las leyes les encomienden. Son designados nominativamente por la ley y unidos al cargo que
se desempeña (Presidente de la Corte de Apelaciones de Santiago y Presidente de la Corte
Suprema) o según un turno. (Ministro de la Corte de Apelaciones respectiva o Ministro de la
Corte Suprema). Su territorio coincide con el del tribunal al que pertenecen y sus superiores
jerárquicos los indica la ley en cada caso.

Estos tribunales unipersonales de excepción se diferencian claramente de los Ministros en


Visita que trata el Código Orgánico de Tribunales en los artículos 559 y 560. El ministro
visitador designado por la Corte a que pertenece sustituye al juez o a los jueces del tribunal
competente, pero no es en sí, un tribunal distinto. Además, la designación de un ministro en
visita por los tribunales superiores se realiza en virtud de las facultades disciplinarias de éstos y
no podría constituir la formación de un nuevo tribunal, porque tal atribución corresponde
exclusivamente al legislador según los artículos 19 nº 3º inciso 4º y 76 de la Constitución.

3.- Generalidades

No obstante que la plenitud de la competencia para conocer en primera instancia de las causas
civiles, laborales y criminales ha sido entregada por el C.O.T. a los jueces de letras, el mismo
cuerpo legal ha reservado el conocimiento en primera instancia de determinadas causas a los
llamados "Tribunales Unipersonales de Excepción", tanto por consideraciones que dicen
relación con la naturaleza de ciertos procesos (fuero real), cuando por consideraciones que
dicen relación con la calidad o estado de las personas que figuran como partes o tienen interés
en determinados procesos (fuero personal).

Estos Tribunales Superiores de Justicia paralelamente pueden ejercer sus funciones como
Tribunales Unipersonales de Excepción y como miembro del Tribunal Colegiado que
corresponda.

Los Tribunales Unipersonales de Excepción que establece el C.O.T. son:

1) Un Ministro de Corte de Apelaciones, (competencia en primera instancia de las materias


indicadas en el Art. 50 COT)
2) Un Ministro de Corte Suprema (competencia en primera instancia de las materias indicadas
en el Art. 52 COT),

3) El Presidente de la Corte de Apelaciones de Santiago (competencia en primera instancia de


las materias indicadas en el Art. 51 COT) y

4) El Presidente de la Corte Suprema (competencia en primera instancia de las materias


indicadas en el Art. 53 COT).

TITULO III: LAS CORTES DE APELACIONES.

1.- Reglamentación.-

Las Cortes de Apelaciones están reguladas en el Título V del COT. (arts.54 a 92). En dicho título
se reglamentan sucesivamente la organización y atribuciones de las Cortes de Apelaciones, los
acuerdos de las Cortes de Apelaciones y las atribuciones de los Presidentes de éstas.

2.- Concepto.

Las Cortes de Apelaciones son tribunales ordinarios, colegiados, letrados, de derecho y


permanentes, que ejercen sus funciones dentro de un territorio que es normalmente una
Región o parte de una Región y son depositarias de la casi totalidad de la competencia de
segunda instancia, conociendo además en única instancia o primera instancia de los demás
asuntos que las leyes les encomienden. Están compuestas por un número variable de jueces
llamados Ministros, uno de los cuales es su Presidente y hay 17 Cortes de Apelaciones en todo
el país. Son superiores jerárquicos de los Jueces de Garantía, de los Tribunales de juicio oral en
lo penal y de los Jueces de Letras y dependen de la Corte Suprema.

3.- Requisitos.-

Para ser Ministro o Fiscal de una Corte de Apelaciones se requiere:

1) Ser chileno.

2) Tener título de abogado.

3) Haber aprobado el programa de perfeccionamiento profesional para ser Ministro de Corte


de Apelaciones.

4) Poseer determinada experiencia funcionaria.

En ningún caso podrá ser ministro de Corte de Apelaciones quien no haya desempeñado
efectiva y continuamente la función de juez letrado por un año a lo menos (Art. 253), sin
perjuicio de cumplir, además, con la antigüedad en la categoría contemplada en el artículo
280.

Ello es sin perjuicio de regir la regla general de promoción, consistente en que no se podrá
promover a una categoría superior al funcionario que tenga menos de 3 años de servicios en
su categoría, salvo que en la inmediatamente inferior hubiere servido más de cinco años, en
cuyo caso necesitará de sólo uno. Podrá, no obstante, ser ascendido si no se interesare por el
cargo ningún funcionario que desempeñe un cargo de la misma categoría del que se trata de
proveer o que tenga tres años o más de servicios en la categoría inmediatamente inferior (Art.
280 C.O.T.).

Por otra parte, deben reunirse además los otros dos requisitos comunes que establece el art.
250 del C.O.T.

Finalmente, la persona que sea designada en el cargo no debe encontrarse afecta a algunas de
las inhabilidades o incompatibilidades que establecen los arts. 256, 257, 258, 259, y 261 del
C.O.T..

4.- Nombramiento.-

Los Ministros de las Cortes de Apelaciones son designados por el Presidente de la República de
una terna confeccionada para tal efecto por la Corte Suprema (art.78 C.Pol. y 284 del C.O.T.).

Las ternas para proveer los cargos de los Ministros de las Cortes de Apelaciones deben
formarse con el juez de tribunal de juicio oral en lo penal, el juez de letras o el juez de juzgado
de garantía más antiguo de asiento de Corte calificado en lista de méritos y que exprese
interesarse en el cargo y con dos Ministros de Corte de Apelaciones o integrantes de la
segunda y tercera categoría que se hubieren opuesto al concurso elegidos en conformidad a lo
establecido en el artículo 281 (art.284 letra a) del COT., cuyo texto actual fue fijado por la Ley
19.390 de 30 de mayo de 1995 y 19.665).

Mediante la primera modificación legal se volvió a cerrar el escalafón del Poder Judicial,
impidiéndose el ingreso en el cargo de Ministro de las Cortes de Apelaciones a los abogados
extraños a la administración de justicia.

5.- Características.-

Las Cortes de Apelaciones presentan las siguientes características:

a) Son tribunales ordinarios.

b) Son tribunales colegiados, compuestos por un número variable de miembros llamados


Ministros.

c) Son tribunales letrados y de derecho.

d) Son tribunales permanentes, puesto que sus miembros permanecen en el cargo mientras
dure su buen comportamiento.

e) Ejercen sus funciones dentro de un determinado territorio jurisdiccional, que generalmente


es una Región o parte de una Región. Actualmente hay 17 Cortes de Apelaciones, con el
territorio jurisdiccional que se indica para cada una en el Art. 55 COT.

f) Tiene la plenitud de la competencia en segunda instancia, pues la ley les asigna el


conocimiento de los recursos de apelación que se deduzcan en contra de las resoluciones
dictadas por los jueces de letras.
g) Son tribunales de competencia común, pues conocen indistintamente de causas Civiles,
Laborales, de Menores, Policía Local y Criminales.

h) Sus miembros están afectos a responsabilidad criminal, civil disciplinaria y política.

6.- Organización.-

A diferencia de lo que ocurre con los jueces de letras, que en su organización administrativa
tienen un personal compuesto del Juez, del secretario y de los oficiales de secretaría
(corresponde al oficial 1º subrogar al secretario), las Cortes de Apelaciones tienen una
organización administrativa más completa puesto que poseen un personal compuesto de
Ministros, Fiscales, Relatores, Secretarios y Oficiales de Secretaría.

Los Ministros tienen el rango y precedencia correspondiente a su antigüedad en la categoría


correspondiente del escalafón (art. 57 inc. 2º del C.O.T.).

Las Cortes de Apelaciones son regidas por un Presidente. Sus funciones duran un año contado
desde el 1º de Marzo y son desempeñadas por los miembros del tribunal turnándose cada uno
por orden de antigüedad en la categoría del correspondiente escalafón (Art.57 inc. 1º del
C.O.T., sustituido por el artículo único de la Ley 18.783 publicada en el Diario Oficial de 16 de
febrero de 1989).

Los Fiscales Judiciales son los funcionarios judiciales que ejercen el Ministerio Público ante los
tribunales colegiados (ver art. 58 sustituido por Ley 18.176, publicado en el Diario Oficial de 25
de Octubre de 1982).

Los Relatores son los funcionarios encargados de efectuar al tribunal una exposición metódica
y sistemática del contenido del expediente llamada relación, que permite a éste resolver
adecuadamente las causas sometidas a su conocimiento (ver art. 59 sustituido por Ley 18.176
y modificado por la Ley 19.861, publicada en el diario Oficial de 31 de enero de 2003).

Los Secretarios son funcionarios encargados de dar fe de las resoluciones expedidas por el
Tribunal y velar por el buen funcionamiento de la Secretaría, sin perjuicio de otras funciones
que la ley les señale en asuntos específicos como los del trabajo (ver art.60, modificado por el
D.L. 3.648).

Los Oficiales de Secretaría cumplen funciones subalternas (corresponden al oficial 1º subrogar


al Secretario).

El número de funcionarios de cada Corte es variable (ver Arts. 56, 58, 59 y 60 COT).

7.- El funcionamiento de las Cortes de Apelaciones.-

El C.O.T. distingue entre el funcionamiento en Pleno y en Sala y, además, el funcionamiento


ordinario y extraordinario, generándose esté último según si existe o no retardo. (Se entiende
que hay retardo cuando dividido el total de las causas en estado de tabla y de las apelaciones
que deban conocerse en cuenta, inclusive las criminales, por el número de Salas, el cuociente
es superior a ciento, conforme a la regla del art.62 del C.O.T.).
En funcionamiento ordinario, las Cortes trabajan en Pleno. Aún cuando esta regla se enuncia
como general, ella en la práctica constituye la excepción, dado que en el funcionamiento
ordinario sólo funcionan en Pleno las Cortes de Apelaciones de Iquique, Copiapó, Chillán,
Puerto Montt, Coyhaique y Punta Arenas.

En el funcionamiento ordinario, las Cortes de Apelaciones de Arica, Antofagasta, La Serena,


Rancagua , Talca, Temuco y Valdivia sesionan en 2 Salas; las Cortes de Apelaciones de
Valparaíso y Concepción en cinco Salas, la Corte de Apelaciones de San Miguel en seis Salas y la
Corte de Apelaciones de Santiago en nueve salas. Cada una de las salas en que se dividan
ordinariamente las Cortes de Apelaciones tendrán tres ministros, a excepción de la primera
sala que constará de cuatro. Para la constitución de las diversas salas en que se dividan las
Cortes de Apelaciones para su funcionamiento ordinario, se sortearán anualmente los
miembros del tribunal, con excepción de su Presidente, el que quedará incorporado a la
Primera Sala, siendo facultativo para él integrarla. El sorteo correspondiente se efectuará el
último día hábil del mes de enero de cada año.

En el funcionamiento extraordinario, las Cortes de Apelaciones sesionan dividiéndose en Salas


de tres miembros cada una. Para los efectos de completar el número de tres miembros, las
Salas se integran con sus Fiscales Judiciales y con los abogados integrantes (art.62). Las salas
en las Cortes de Apelaciones no pueden funcionar con mayoría de abogados integrantes a
partir de la modificación introducida por la Ley 19.810 al art. 215 del C.O.T., lo que no ocurría
ni puede ocurrir en la Corte Suprema de acuerdo a lo dispuesto en el art.218 del C.O.T.-
Además, en caso de funcionamiento extraordinario, si no bastaren los relatores en propiedad,
el tribunal designará por mayoría de votos los relatores interinos que estime conveniente,
quienes gozarán durante el tiempo en que sirvieren de igual remuneración que los
propietarios.

El quórum necesario para el funcionamiento del Pleno es, como lo expresa el art.67, "la
mayoría absoluta de los miembros que se componga la Corte". En cambio, con arreglo al
mismo precepto legal, "las Salas no podrán funcionar sin la concurrencia de tres jueces como
mínimo". En todo caso, la Sala representa a la Corte en los asuntos que conoce de acuerdo a lo
previsto en el inc.2 del art.66 del COT.-

Ahora bien, es importante tener presente que hay ciertas materias que son del conocimiento
de las Salas y ciertas materias que son del conocimiento del Pleno (ver Art. 66 COT).

8.- Competencia.-

Las Cortes de Apelaciones conocen en salas y en pleno y, además, en única, primera y


segunda instancia, otras materias aparte del recurso de apelaciones que es, si se puede así
decir, su misión fundamental.

9.- La manera como las Cortes de Apelaciones conocen y resuelven los asuntos sometidos a
su decisión.-

Dentro del funcionamiento de las Cortes de Apelaciones, debemos preocuparnos


especialmente de la manera como ellas conocen y resuelven los asuntos sometidos a su
decisión, teniendo presente que las Cortes de Apelaciones son Tribunales Colegiados y que
pueden funcionar en Salas o en Pleno.

Para estos efectos, es menester distinguir si el asunto sometido a la decisión de la Corte


requiere o no de tramitación antes de ser resuelto.

1.- Si el asunto requiere de tramitación antes de ser resuelto, dicha tramitación


corresponderá a la llamada "Sala Tramitadora", que es la Primera Sala cuando la Corte se
componga de más de una Sala (art. 70 inc. 1º). La Sala Tramitadora conoce de los asuntos que
requieren de una tramitación previa a su resolución, por la cuenta diaria que debe dar el
secretario respecto de las solicitudes que fueren presentadas por los litigantes (recuérdese
que en ciertos casos la cuenta debe ser dada por el relator, art.372 Nº 1 C.O.T.). La Sala
tramitadora va ordenando la tramitación del proceso mediante resoluciones que son dictadas
con la concurrencia de todos sus miembros, luego de tomar conocimiento de las solicitudes a
través de la cuenta. Con todo, las providencias de mera substanciación (decretos, providencias,
proveídos) pueden ser dictadas por un sólo Ministro. En efecto, las resoluciones que se dicten
durante la tramitación del asunto pueden ser de distinta naturaleza y complejidad. Pues bien,
cuando se trata de dictar providencias de mera substanciación, esto es, aquellas "que tienen
por objeto dar curso progresivo a los autos, sin decidir ni prejuzgar ninguna cuestión debatida
entre partes" (art. 70, inc. 3º COT), el inciso 2º del art. 70 autoriza que ellas sean dictadas por
un sólo Ministro (En la práctica son dictadas por el Presidente de la Corte o de la Sala
respectiva, en su caso).

2.- Si el asunto no requiere de tramitación antes de ser resuelto o si la tramitación respectiva


está cumplida, la Corte debe entrar a resolverlo en Sala o en Pleno, según corresponda.

Las Cortes deben resolver los asuntos sometidos a su conocimiento "en cuenta" o " previa
vista de la causa".

La resolución "en cuenta" significa que procederá a fallarlos con la cuenta que les dé el
Secretario o Relator, sin que exista fijación de la causa en tabla y alegato de abogados.

La resolución "previa vista de la causa" significa que procederá a fallarlos luego que se
cumplan ciertos actos que en su conjunto reciben la denominación de "vista de la causa"
(como la Relación que debe hacer el relator y los alegatos que pueden hacer los abogados). En
consecuencia, la tramitación del asunto sometido a la decisión de la Corte debe
necesariamente concluir con una resolución que ordena "dése cuenta" o con una resolución
que ordena "autos en relación".

El problema consiste en saber cuándo la Corte debe resolver los asuntos en cuenta o cuándo
debe resolver previa vista de ellos, pues el art. 68 del C.O.T. se limita a expresar que "las Cortes
de Apelaciones resolverán los asuntos en cuenta o previa vista de ellas, según corresponda",
sin señalar cuando debe procederse de una u otra manera. Una interpretación sistemática de
nuestro ordenamiento procesal permite concluir que los asuntos jurisdiccionales se resuelven
previa vista de la causa, y que los asuntos relativos a las atribuciones disciplinarias,
económicas y conservadoras de los tribunales se resuelven en cuenta. Ello, sin perjuicio de
algunas excepciones tales como las cuestiones relativas a la deserción del recurso de
apelación, órdenes de no innovar en recurso de apelación, sobreseimientos temporales y
sentencias definitivas consultadas sin informe desfavorable del Fiscal (que, siendo asuntos
jurisdiccionales, se resuelven en cuenta por expresa disposición de ley); y, por otra parte; los
recursos de queja, que siendo de carácter disciplinario, deben fallarse previa vista de la causa
por mandato de la ley o como los recursos de amparo y protección que emana de facultades
conservadoras y tienen señaladas tramitaciones especiales. Sin embargo, las principales
modificaciones respecto a asuntos jurisdiccionales que se ven en cuenta son los siguientes:

l.- La apelación de toda resolución que no sea sentencia definitiva se verá en cuenta, a menos
que cualquiera de las partes, dentro del plazo para comparecer en segunda instancia, solicite
alegatos.

Vencido este plazo, el tribunal de alzada ordenará traer los autos en relación, si se hubieren
solicitado oportunamente alegatos. De lo contrario, el Presidente de la Corte ordenará dar
cuenta y procederá a distribuir, mediante sorteo, la causa entre las distintas salas en que
funcione el tribunal.

Las Cortes deberán establecer horas de funcionamiento adicional para el conocimiento y fallo
de las apelaciones que se vean en cuenta.

2.- La consulta de la sentencia definitiva en el juicio de Hacienda se ve en cuenta para el sólo


efecto de ponderar si esta se encuentra ajustada a derecho (Art.751 inc.2 del C.P.C.).

En el nuevo proceso penal se han contemplado normas especiales respecto de la vista de la


causa en los recursos (apelación y nulidad), dado que en ellos se establece expresamente que
"La audiencia se iniciará con el anuncio, tras el cual, sin mediar relación, se otorgará la palabra
a el o los recurrentes para que expongan los fundamentos del recurso, así como las peticiones
concretas que formularen. Luego se permitirá intervenir a los recurridos y finalmente se
volverá a ofrecer la palabra a todas las partes con el fin de que formulen aclaraciones respecto
de los hechos o de los argumentos vertidos en el debate.

En cualquier momento del debate, cualquier miembro del tribunal podrá formular preguntas a
los representantes de las partes o pedirles que profundicen su argumentación o la refieran a
algún aspecto específico de la cuestión debatida.

Concluido el debate, el tribunal pronunciará sentencia de inmediato o, si no fuere posible, en


un día y hora que dará a conocer a los intervinientes en la misma audiencia. La sentencia será
redactada por el miembro del tribunal colegiado que éste designare y el voto disidente o la
prevención, por su autor." (Art. 358 NCPP).

En consecuencia, la vista de la causa en el nuevo proceso penal presenta la característica de


no contemplar el trámite de la relación, por lo que anunciada la causa se comienza ella
directamente con la exposición de las partes en la forma antes señalada.

10.- La vista de la causa.-

La vista de la causa está regulada en los arts.162 a 166 y 222 a 230 del C.P.C.
La vista de la causa es un trámite complejo, pues está compuesto de varios actos. Los actos
que componen la vista de la causa son, según el orden en que se realizan, los siguientes:

a) La notificación de las resoluciones que ordenan traer los autos en relación;

b) La fijación y la colocación material de la causa en tabla.

c) El anuncio de la iniciación de la vista de la causa propiamente tal;

d) La relación; y

f) Los alegatos.

No existe unanimidad para calificar estos actos como propios de la vista de la causa, pues se
suele afirmar que los dos o tres primeros son "actos previos a la vista de la causa" y que los
tres o dos siguientes constituyen propiamente "la vista de la causa" (anuncio, relación y
alegato) o bien sólo la relación y alegatos). Como quiera que sea, el hecho es que deben
cumplirse todos estos actos para que la Corte de Apelaciones quede en condiciones de
resolver el asunto sometido a su decisión).

a) La notificación del decreto que manda traer los autos en relación.

Como se ha dicho, la resolución que concluye la tramitación de un asunto ante una Corte de
Apelaciones puede ser aquella que ordena traer los autos en relación, si corresponde en la
especie el trámite de la vista de la causa. Esta resolución debe ser notificada a las partes para
que produzca los efectos legales pertinentes. A partir de ese momento, el asunto queda "en
estado de tabla", toda vez que se ha puesto término a su tramitación.

b) La fijación de la causa en tabla.

Los asuntos que queden en "estado de tabla" deben ser incluidos en ellas para los efectos de
su vista, según el orden de la conclusión de su tramitación y no según el orden de su ingreso a
la Corte de Apelaciones). Sobre el particular, el art.162, inc. 1ºdel C.P.C. expresa
categóricamente que las causas en los tribunales colegiados deben verse y resolverse según el
orden de su conclusión. Se consideran expedientes en estado de relación aquellos que hayan
sido previamente revisados y certificados al efecto por el relator que corresponda (Art. 69
C.O.T.).

Sin embargo, el mismo artículo 162 establece una serie de excepciones que configuran las
denominadas "causas que gozan de preferencia", esto es, que se incorporan con antelación a
otras causas para su vista sin respetar el orden de conclusión de su tramitación. En efecto, en
el inciso 2º se dispone que gozarán de preferencia para su vista, las causas que allí se
enumeran deserción de recursos, depósito de personas, alimentos provisionales, competencia,
acumulaciones, recusaciones, desahucio, juicios sumarios y ejecutivos, etc.) y las que el
tribunal, fundado en circunstancias calificadas, decida darles preferencia. Además, gozan de
preferencia para su vista los recursos de apelación en los cuales se hubiere concedido orden de
no innovar de acuerdo a lo previsto en el inciso tercero del art.192 del C.P.C. y el recurso de
queja de acuerdo a lo establecido en la letra c) del art. 549 del C.O.T.. El que una causa goce de
preferencia significa que se debe anteponer a los otros asuntos desde que estén en estado
para su vista y fallo.

Corresponde al Presidente de la Corte de Apelaciones formar la tabla para la semana siguiente,


obligación que debe cumplir en el último día hábil de cada semana. En las tablas deberá
designarse un día de la semana para conocer las causas criminales y otro día distinto para
conocer las causas de familia, sin perjuicio de la preferencia que la ley o el tribunal les
acuerden (art. 69 inc. 3º, modificado por la Ley 19.968).

Las consultas o apelaciones en juicios de nulidad de matrimonio se ven en audiencia especial


después de la hora de audiencia.

De conformidad a lo previsto en el inciso final del art.199 del C.P.C., las Cortes deberán
establecer horas de funcionamiento adicional para el conocimiento y fallo de las apelaciones
que se vean en cuenta.

Si la Corte funciona en varias Salas, el Presidente debe formar tantas tablas como Salas haya,
y debe distribuir las causas entre ellas por sorteo. Excepcionalmente, no se sortean las causas
radicadas como los recursos de amparo, las apelaciones que se deduzcan en un mismo proceso
respecto de la resolución auto de procesamiento de cualquiera de los inculpados, de la
resolución que no da lugar a pronunciarlo, o que acoge o rechaza la petición de modificarlo o
dejarlo sin efecto, y las apelaciones o consultas relativas a la libertad provisional de los
inculpados o procesados, cuando una Sala haya conocido por primera vez de estos recursos,
apelaciones o consultas, pues en tales casos estos asuntos deben verse precisamente por
dicha Sala. La radicación operará incluso si no se procediere a la vista de la causa por
desistimiento del recurrente o por cualquier otro motivo.

En el nuevo sistema procesal penal, se cambian las causas respecto de las cuales se produce la
radicación al no contemplarse la libertad provisional, el auto de procesamiento, y la consulta
dentro de él. De acuerdo con ello, en el nuevo proceso penal se contempla la radicación
respecto de los recursos de amparo y las apelaciones relativas a la libertad de los imputados u
otras medidas cautelares personales en su contra serán de competencia de la sala que haya
conocido por primera vez del recurso o de la apelación, o que hubiere sido designada para tal
efecto, aunque no hubiere entrado a conocerlos.

Serán agregados extraordinariamente a la tabla del día siguiente hábil al de su ingreso al


tribunal, o el mismo día, en casos urgentes:

1º Las apelaciones relativas a la prisión preventiva de los imputados u otras medidas


cautelares personales en su contra;

2º Los recursos de amparo, y

3º Las demás que determinen las leyes.

Se agregarán extraordinariamente, también las apelaciones de las resoluciones relativas al


auto de procesamiento señaladas en el inciso cuarto, en causas en que haya procesados
privados de libertad. La agregación se hará a la tabla del día que determine el Presidente de la
Corte, dentro del término de cinco días desde el ingreso de los autos a la secretaría del
tribunal. Así lo establecen los artículos 90 Nº3 y 69 inc.4 del COT.

Tampoco se sortean para su vista los recursos de apelación en las cuales se hubiere concedido
orden de no innovar, puesto que el recurso de apelación queda radicado para que sea
conocido por la Sala que hubiere otorgado esa orden. Artículo 192 inc.3 (del C.P.C.).
Finalmente, tampoco se sortean los recursos de queja para su vista, en caso que se hubiere
solicitado orden de no innovar, puesto que en ese caso le corresponderá a la sala que se
hubiere pronunciado sobre esa orden conocer del recurso de queja de acuerdo a lo
establecido en el inciso final del artículo 548 del C.O.T..

El Presidente debe formar la tabla el último día hábil de cada semana cumpliendo con las
exigencias establecidas en el art.163 del C.P.C., esto es, debe individualizar las causas con el
nombre de las partes en la forma como aparece en la carátula del expediente y debe señalar el
día en que debe verse y el número de orden que le corresponde (en la práctica se suele
agregar en la tabla el número de la Sala ante la cual se hará la vista de la causa, el nombre del
Relator que tendrá a su cargo la relación, e incluso mediante abreviaturas la materia de la vista
de la causa). Además, los relatores, en cada tabla, deberán dejar constancia de las
suspensiones solicitadas por alguna de las partes o de común acuerdo y de la circunstancia de
haberse agotado o no el ejercicio de tal derecho (art.165 inc. final C.P.C.). Naturalmente, se
podrá incurrir en errores al fijarse la causa en tabla. Al respecto, el artículo 165 inc. penúltimo
del C.P.C. prescribe que "los errores, cambios de letras, alteraciones no sustanciales de los
nombres o apellidos de las partes no impiden la vista de la causa". En consecuencia, teniendo
presente este precepto legal y la circunstancia de encontrarse regida la vista de la causa por
los principios de la audiencia bilateral y de la publicidad, es menester concluir que los errores
substanciales, esto es, los errores que se traducen en la pérdida de la individualidad de la
causa y que pueden producir la consiguiente indefensión, vician de nulidad el acto de fijar la
causa en tabla.

En todo caso, el Presidente al confeccionar la tabla debe tener presente que en ella deberán
figurar todos los recursos de carácter jurisdiccional que inciden en una misma causa,
cualquiera sea su naturaleza (art.66 inc. 2º C.O.T.). Asimismo, en caso que además de haberse
ejercido recursos jurisdiccionales, se haya deducido recurso de queja, éste se acumulará a los
recursos jurisdiccionales y deberá resolverse conjuntamente con ellos (Art. 66 inc.3º C.O.T.).
Esta acumulación del recurso de queja a recursos de carácter jurisdiccional es excepcional,
puesto que por regla general el recurso de queja no procede cuando son procedentes recursos
ordinarios o extraordinarios en contra de la resolución, por lo que la acumulación del recurso
de queja con un recurso jurisdiccional queda limitada sólo al caso de acumulación del recurso
de queja con una casación en la forma, deducidos en contra de una sentencia definitiva de
primera o única instancia dictada por un árbitro arbitrador.( Art.545 del C.O.T.).

Por último, con arreglo a lo previsto en el inciso 2º del art. 163 del C.P.C., la tabla debe fijarse
en un lugar visible, requisito que se cumple en la práctica fijando un ejemplar de la tabla en un
fichero general y otro ejemplar en la puerta de la Sala que corresponda.

c) La instalación del tribunal. El retardo o la suspensión de la vista de la causa.


La vista de la causa debe hacerse en el día y en el orden establecido en la tabla, para cuyo
efecto es menester que previamente se instale el Tribunal. La instalación del Tribunal debe
hacerla el Presidente de la Corte, quien debe hacer llamar, si fuere necesario, a los
funcionarios que deban integrar cada Sala. El Presidente debe levantar un acta de instalación
en la que señalará el nombre de los ministros asistentes y de los inasistentes, expresando la
causa de la inasistencia. Una copia de esta acta debe fijarse en la tabla de la correspondiente
Sala. Así lo establece el art. 90 Nº 2 del C.O.T.

Instalado el tribunal, debe iniciarse la audiencia, procediéndose a la vista de las causas en el


orden en que aparecen en la tabla. Sin embargo, dicho orden puede verse alterado por la
existencia de causas que tengan preferencia para verse antes o cuando alguno de los abogados
tienen otra vista o comparecencia. En estos casos, se dice que la vista de la causa "se retarda".
Las causas que tienen preferencia para verse antes son aquellas cuya vista quedó interrumpida
en el día anterior y que en consecuencia debe continuarse el día siguiente, y las llamadas
"causas agregadas", esto es, las causas que gozan de una preferencia especial que permite que
sean agregadas para su vista con antelación a la tabla ordinaria y en los primeros lugares
(como es el caso de libertad provisional, del recurso de amparo y del recurso de protección).
Así lo establece el Nº1 del inc. 1º y el inc. 2º del art.165 del C.P.C., los dos últimos incisos del
art. 69 del C.O.T. y el Nº3 del Auto Acordado sobre el Recurso de Protección. De acuerdo a lo
establecido en el Nº 9 del Auto Acordado de 2 de septiembre de 1994, de la Excma. Corte
Suprema, publicado en el Diario Oficial de 16 de Septiembre de 1994, salvo en los casos de los
recursos de amparo y de la apelación y consulta de excarcelaciones, las demás causas que
deban agregarse extraordinariamente a la Tabla, lo serán para una audiencia no anterior al día
subsiguiente de su ingreso a la Corte.

La vista de la causa puede suspenderse, es decir, es posible que la causa no se vea el día fijado
para ese efecto. Ello ocurrirá en los casos que señala el mismo art.165 del C.P.C. (por impedirlo
el examen de causas que la anteceden, por solicitarlo de común acuerdo las partes, por
muerte del abogado patrocinante, del procurador o litigante que gestione por sí en el pleito,
por petición de alguna de las partes, etc.).

Entre los casos que permiten la suspensión de la vista de la causa tiene especial importancia el
contemplado en el Nº5 del art. 165 del C.P.C. Con arreglo a esa norma, la vista de la causa
puede suspenderse a petición de alguna de las partes, las que podrán hacer de este derecho
por una sola vez. Esta última limitación plantea el problema de saber si debe entenderse
ejercido este derecho cuando la causa no hubiere podido verse por otra razón como por
ejemplo, por haberlo impedido el examen de otras causas. El legislador estableció una regla
legal que modificó el criterio sentado por nuestros tribunales, quienes entendían que la
facultad sólo se entiende agotada si la vista sobrepasa el número que corresponde en la tabla
a la causa suspendida. En la actualidad, se establece perentoriamente que "la sola
presentación del escrito de suspensión extingue ese derecho aún si la causa no se ve por
cualquier otro motivo. El derecho a suspender no procederá respecto del amparo.

El escrito en que se solicita la suspensión debe ser presentado hasta las doce horas del día
hábil anterior a la audiencia correspondiente. La solicitud presentada fuera de plazo será
rechazada de plano.
En la actualidad, a partir de la dictación de la Ley 19.317 publicada en el Diario Oficial de 8 de
Agosto de 1994, que modificó el inciso tercero del Nº 5 del artículo 165 del C.P.C., el escrito en
que se solicite la suspensión deberá ser presentado antes de las doce horas del día hábil
anterior a la audiencia correspondiente. La solicitud presentada fuera de dicho plazo será
rechazada de plano. Este escrito pagará en la Corte Suprema un impuesto especial de media
unidad tributaria mensual y en las Cortes de Apelaciones de un cuarto de unidad tributaria
mensual y se pagará en estampillas de impuesto fiscal que se pegarán en el escrito respectivo.

De acuerdo a lo establecido en el Nº 1 del Auto Acordado de 2 de Septiembre de 1994, de la


Excma. Corte Suprema, publicado en el Diario Oficial de 16 de Septiembre de 1994, el señor
secretario de la Corte Suprema y los señores secretarios de las Cortes de Apelaciones, en su
caso, dispondrán las medidas convenientes para la oportuna recepción de los escritos de
suspensión de las causas en tabla. Para ese efecto, personal de la secretaría atenderá de lunes
a sábado, en horario que se extenderá de 9 a 12 horas. En el cargo de recepción de la solicitud
se estampará, además de la fecha, la hora de su presentación.

Las causas que se ordene tramitar, las suspendidas y, las que por cualquier motivo, no hayan
de verse, serán anunciadas en la tabla antes de comenzar la relación de las demás. Asimismo,
en esa oportunidad deberán señalarse aquellas causas que no se verán durante la audiencia,
por falta de tiempo. La audiencia se prorrogará si fuere necesario, hasta la última de las causas
que resten en la tabla (Art.373 inc.2º C.O.T.).

En el nuevo proceso penal, el artículo 356 del NCPP establece la prohibición de suspender la
vista de la causa de un recurso por falta de integración del tribunal. Al efecto, se señala que no
podrá suspenderse la vista de un recurso penal por falta de jueces que pudieren integrar la
sala. Si fuere necesario, se interrumpirá la vista de recursos civiles para que se integren a la
sala jueces no inhabilitados. En consecuencia, la audiencia sólo se suspenderá si no se
alcanzare, con los jueces que conformaren ese día el tribunal, el mínimo de miembros no
inhabilitados que debieren intervenir en ella.

Por otra parte, el artículo 357 del mencionado Código nos señala que la vista de los recursos
penales no podrá suspenderse por las causales previstas en los numerales 1, 5, 6 y 7 del
artículo 165 del Código de Procedimiento Civil.

Al confeccionar la tabla o disponer la agregación extraordinaria de recursos o determinar la


continuación para el día siguiente de un pleito, la Corte adoptará las medidas necesarias para
que la sala que correspondiere no viere alterada su labor.

Si en la causa hubiere personas privadas de libertad, sólo se suspenderá la vista de la causa por
muerte del abogado del recurrente, del cónyuge o de alguno de sus ascendientes o
descendientes, ocurrida dentro de los ocho días anteriores al designado para la vista del
recurso.

En los demás casos la vista sólo podrá suspenderse si lo solicitare el recurrente o todos los
intervinientes facultados para concurrir a ella, de común acuerdo. Este derecho podrá
ejercerse una sola vez por el recurrente o por todos los intervinientes, por medio de un escrito
que deberá presentarse hasta las doce horas del día hábil anterior a la audiencia
correspondiente, a menos que la agregación de la causa se hubiere efectuado con menos de
setenta y dos horas antes de la vista, caso en el cual la suspensión podrá solicitarse hasta antes
de que comenzare la audiencia.

d) El anuncio.

En la actualidad, a partir de la dictación de la Ley 19.317 publicada en el Diario Oficial de 8 de


Agosto de 1994, que modificó los incisos segundo y tercero del artículo 222 del C.P.C., las
causas que se ordene tramitar, las suspendidas y las que por cualquier motivo no haya de
verse, serán anunciadas antes de comenzar la relación de las demás. Asimismo, en esa
oportunidad deberán señalarse aquellas causas que no se verán durante la audiencia por falta
de tiempo. La audiencia se prorrogará si fuere necesario, hasta ver la última de las causas que
resten en la tabla".-

El Auto Acordado de la Excma. Corte Suprema de 2 de septiembre de 1994 establece en su Nº


5 que para los efectos del anuncio de las causas que no se verán por falta de tiempo, a que se
refiere el inciso segundo del artículo 165 del C.P.C. y también, para la aplicación del artículo
223 del mismo Código, "los abogados que quisieren hacer uso de su derecho de alegar
deberán anunciarse personalmente con el respectivo Relator, antes del inicio de la audiencia
en que deba verse la causa, indicando el tiempo aproximado que emplearán en su alegato,
circunstancia que se hará constar en el expediente."

Después de la vista de la causa, el Relator certificará si el abogado alegó, o no concurrió a la


audiencia a oír la relación y hacer el alegato.-

El art.163 del C.P.C. exige que llegado el momento en que debe iniciarse la vista de la causa, se
anuncie ese hecho mediante la colocación en un lugar conveniente el respectivo número de
orden, el cual se mantendrá fijo hasta que se pase a otro asunto.

e) La relación

Una vez anunciada la causa, debe procederse a su relación. Con todo, el Relator debe cumplir
previamente con ciertas obligaciones que le impone la ley, a saber:

a.- Si el tribunal está integrado por personas que no figuran en el acta de instalación, el Relator
hará saber sus nombres a las partes o a sus abogados para que puedan hacer valer las
implicancias y recusaciones que correspondan.

En estos casos, el reclamo que se deduzca debe formalizarse dentro de tercer día,
suspendiéndose en el intertanto la vista de la causa (art. 166 del C.P.C.).

b.- El Relator debe dar cuenta al Tribunal de todo vicio u omisión sustancial que notare en el
proceso (art.373 del C.O.T. y art. 222 del C.P.C.). En este caso, es posible que el tribunal ordene
que se complete la tramitación de la causa, de modo que la causa "saldrá en trámite" y se
suspenderá su vista, aunque conservándose el número de orden (ver el Auto Acordado de la
Corte Suprema de fecha 12 de agosto de 1963 que figura en el apéndice del C.O.T.).

Al respecto, hay que tener presente que, de acuerdo al N° 7 del art.165 del C.P.C., cuando se
trata de traer algún expediente o documento a la vista, no se suspenderá la vista de la causa y
la resolución se cumplirá terminada ésta. En estos casos, los Relatores, conforme a lo previsto
en el art.372 N° 3 del COT, deben revisar los expedientes para traer los documentos o procesos
en forma previa a la vista de la causa (Art 69 inc 1 del COT.)

c.- El Relator debe dar cuenta al tribunal de las faltas o abusos que pudieran dar lugar al
ejercicio de las facultades disciplinarias del tribunal (art.373 del C.O.T.), y

A continuación, el Relator debe hacer la relación de la causa al tribunal, esto es, debe hacer
una exposición oral y sistemática para informar suficientemente al tribunal del asunto que
debe resolverse. La relación debiera ser pública, al igual que todos los actos procesales, pero
en la práctica era un acto privado o de secreto absoluto. La relación pasó a ser de un acto
privado o de secreto absoluto como era en la práctica a ser un acto de secreto relativo a partir
de la modificación introducida por la Ley 19.317, puesto que el relator debe efectuar la
relación ante los abogados de las partes que hayan asistido y se hubieren anunciado para
alegar, no permitiéndose el ingreso de otras personas. Sobre la materia, en la actualidad, a
partir de la dictación de la Ley 19.317 publicada en el Diario Oficial de 8 de Agosto de 1994,
que modificó el artículo 223 del C.P.C., establece en el inciso primero de éste que la vista de la
causa se iniciará con la relación, la que se efectuará en presencia de los abogados de las partes
que hayan asistido y se hubieren anunciado para alegar. No se permitirá el ingreso a la sala de
los abogados una vez comenzada la relación. Los ministros podrán durante la relación,
formular preguntas o hacer observaciones al relator, las que, en caso alguno, podrán ser
consideradas como causales de inhabilidad.

En caso que en un proceso penal uno o más de los abogados no tengan derecho a conocer del
proceso o de un cuaderno de éste, estos no podrán presenciar la relación (Art.63 inc. final del
C.P.P.).

En el nuevo proceso penal, debemos recordar que no se contempla el trámite de la relación


para la vista de los recursos (Art. 358 inciso 3º NCPP).

f) Los alegatos.

Los alegatos son defensas orales que pueden hacer los abogados habilitados para el ejercicio
de la profesión. No obstante, los postulantes que estén realizando su práctica para obtener el
título de abogado en las Corporaciones de Asistencia Judicial creadas por la Ley 17.995 podrán
hacer tales defensas ante la Corte de Apelaciones y Marciales en favor de las personas
patrocinadas por esas entidades. Para estos fines, el representante de ellas deberá otorgar al
postulante un certificado que lo acredite como tal (art.527 del COT, modificado por el D.L.
3.637 y Ley 18.274). Concluida la relación, se procederá a escuchar, en audiencia pública los
alegatos de los abogados que se hubieren anunciado.

Durante los alegatos, el Presidente de la sala podrá invitar a los abogados a que extiendan sus
consideraciones a cualquier punto de hecho o de derecho comprendido en el proceso, pero
esta invitación no obstará a la libertad del defensor para el desarrollo de su exposición. Una
vez finalizados los alegatos, y antes de levantar la audiencia, podrá también pedirles que
precisen determinados puntos de hecho o de derecho que considere importantes (Art.223
inc.5º del C.P.C.).
Está prohibido presentar, en la vista de la causa, defensas escritas o leer en dicho acto tales
defensas (art.226 del C.P.C.). Sin embargo, al término de la audiencia, los abogados podrán
dejar a disposición del tribunal una minuta de sus alegatos (art.223 inc.6º del C.P.C.). De
acuerdo a lo establecido en el Nº 6 del Auto Acordado de 2 de septiembre de 1994, de la
Excma Corte Suprema, publicado en el Diario Oficial de 16 de septiembre de 1994, "concluida
la vista, el Relator dejará constancia en los autos si el abogado que se anunció para alegar
efectivamente lo hizo y si además asistió a escuchar la respectiva relación. Hará constar,
asimismo, si se acompañó minuta de alegatos."

Sólo puede alegar un abogado por cada parte (art.225 del C.P.C.). Debe alegar, en primer
término, el abogado del recurrente y, a continuación, el del recurrido sin perjuicio de que
ambos, posteriormente, puedan hacer uso de la palabra para rectificar solamente errores de
hecho, sin poder replicar en lo concerniente a puntos de derecho (art.223 inc.3º del C.P.C.). Si
son varios los apelantes, alegarán los abogados en el orden que hayan interpuesto las
apelaciones. Si son varios los apelados, los abogados intervendrán por el orden alfabético de
aquéllos.

La duración de los alegatos de cada abogado se limitará a media hora. El tribunal, a petición
del interesado, podrá prorrogar el plazo por el tiempo que estime conveniente (art. 223 inc. 4º
del C.P.C.). La duración de las alegaciones se limitará a una hora en los recursos de casación
en la forma y ante la Corte Suprema a dos en los de casación en el fondo. En los demás
asuntos que conozca la Corte Suprema, las alegaciones sólo, podrán durar media hora. El
tribunal podrá, sin embargo, por unanimidad, prorrogar por igual tiempo la duración de las
alegaciones. Con todo, si se tratare de una materia distinta de la casación, el tribunal podrá
prorrogar el plazo por simple mayoría (art. 783 C.P.C.).

En materia penal, el tribunal resolverá las apelaciones y consultas relativas a la libertad


provisional sin oír el alegato del abogado del inculpado o reo, si después de escuchada la
relación no lo estima necesario para concederla. (Art.63 Bis A del C.P.P.). Este procedimiento
los tribunales lo aplicaban desde antes de la dictación de esa nueva norma legal, el que
también se hace extensivo a otras materias.

Concluidos los alegatos, debe entenderse terminada la vista de la causa. Como se podrá
advertir, la vista de la causa es un trámite de suma importancia y de allí que la ley la considera
un "trámite o diligencia esencial", cuya omisión puede acarrear la nulidad del fallo por vicio de
casación en la forma (art.768 Nº9 en relación con el art.800 Nº4 del C.P.C.). La vista de la causa
suele asimilarse a la citación para oír sentencia en primera instancia, y se dice que ella
constituye la citación para oír sentencia en la segunda instancia.

Terminada la vista de la causa, ésta puede ser fallada de inmediato o puede quedar en
acuerdo. Las causas pueden quedar en acuerdo en los siguientes casos:

a) Cuando se decrete una medida para mejor resolver (art.227 CPC);

b) Cuando el tribunal manda, a petición de parte, informar en derecho. El término para


informar en derecho será fijado por el tribunal y no podrá exceder de 60 días, salvo acuerdo de
las partes; y
c) Cuando el tribunal resuelve dejarla en acuerdo para hacer un mejor estudio de ella.

En estos casos, las causas civiles deben fallarse en un plazo no superior a 30 o 15 días, según si
la causa ha quedado en acuerdo a petición de varios o un Ministro (art.82 del C.O.T.) y
tratándose de causas penales deben ser falladas en una plazo de 6 días que se prorrogará
hasta 20 días si uno o mas de los jueces lo pidiere para estudiar mejor el asunto (art. 526 inc.
2º C.P.P.).Sin embargo, cuando la sentencia de primera instancia contuviere una condena a
muerte, el tribunal no podrá fallar la causa de inmediato, y deberá hacer una segunda
deliberación no antes de tres días.(Art.526 inc 3º del C.O.T.).-

Por último, es importante recordar que si la causa no fuere despachada inmediatamente, los
Relatores deberán anotar en el mismo día de la vista los nombres de los jueces que hubieren
concurrido a ella (art. 372 Nº 4 del C.O.T.).

En el nuevo proceso penal, se establece como regla general respecto del fallo de los recursos
en el artículo 358 del NCPP, que el tribunal pronunciará sentencia de inmediato o, si no fuere
posible, en un día y hora que dará a conocer a los intervinientes en la misma audiencia. La
sentencia será redactada por el miembro del tribunal colegiado que éste designare y el voto
disidente o la prevención, por su autor.

11.- Los acuerdos de las Cortes de Apelaciones.-

Toda sentencia que se pronuncia para el fallo de un asunto constituye un juicio lógico, que es
establecido luego de un examen preliminar sobre la trascendencia de los hechos, la
interpretación de los resultados de la prueba, la valorización de estos resultados, la
construcción del hecho específico concreto a base de los juicios singulares de hecho y la
calificación jurídica de aquél, comparación de hecho específico cuya certeza se ha establecido
con el hecho específico legal y la determinación del efecto jurídico.

Cuando nos encontramos ante un tribunal unipersonal, el estudio del proceso para la
construcción de este juicio lógico no ofrece mayores dificultades, por cuanto es sólo una
persona la que ha de recorrer las diversas etapas que le permitirán llegar a pronunciar el fallo
que resuelva el conflicto sometido a su decisión. Ella tendrá el proceso a su disposición para su
estudio y no habrá nadie que en el recorrido de estas fases le objete las premisas previas que
vaya sentando para la formulación del fallo.

Pero si se trata de un tribunal colegiado, el camino para arribar a la formulación de la


sentencia que resuelve el conflicto se dificulta notoriamente. En este caso, el proceso debe ser
estudiado por diversas personas y pueden existir discrepancias entre ellas respecto de algunas
de las diversas etapas previas que han de recorrerse para arribar a la formulación del juicio
lógico que resuelva el conflicto. Así algunos podrán estimar que los hechos en que se
fundamenta la pretensión del demandante se encuentran probados y otros que ello no
acontece; unos podrían otorgar al hecho establecido el carácter de un contrato determinado y
el resto negárselo, etc.

A fin de precaver los inconvenientes que pueden suscitarse ante un tribunal colegiado
respecto del estudio de los antecedentes del proceso y dar una solución a las diversas
discrepancias que pudieran plantearse en la determinación de las premisas previas que
servirán de base para el pronunciamiento de la sentencia por esta clase de tribunales, nuestro
C.O.T. ha establecido las normas sobre los acuerdos.

Esta importante materia se encuentra regulada en el párrafo 2º del titular V del C.O.T. (art. 72
a 89), precepto en los cuales se resuelven los problemas referentes a las personas que
intervienen en los acuerdos y la forma en que deben adoptarse éstos.

a. Personas que intervienen en los acuerdos.

Sobre el particular, el C.O.T. establece las siguientes reglas:

1) No pueden tomar parte en un acuerdo los jueces que no hubieren concurrido a la vista de la
causa (art.75).

2) Si algún juez ha cesado en sus funciones o se encuentra física o moralmente imposibilitado


para intervenir en el acuerdo, queda relevado de esta obligación art. 79).

3) Si antes del acuerdo falleciera, fuere destituído o jubilara alguno de los jueces que
concurrieron a la vista de la causa se procederá a ver de nuevo el negocio (art. 77).

4) Si antes del acuerdo uno de los jueces que estuvieron en la vista de la causa se
imposibilitara por enfermedad, se procederá a una nueva vista de la causa si no pudiera dicho
juez comparecer dentro de los 30 días siguientes o dentro del plazo menor que convinieren las
partes (art. 78), y

5) No se procederá a una nueva vista de la causa en los casos de reglas 2º, 3º y 4º, cuando el
fallo fuere acordado con el voto conforme de la mayoría total de los jueces que concurrieron a
la vista (art. 80).

b. Forma de alcanzar el acuerdo.

Los acuerdos son secretos y se adoptan por mayoría absoluta de votos conforme (art.81 y 72
del C.O.T.). Excepcionalmente la ley establece otros quórum de votación:

a) La pena de muerte no puede ser acordada en segunda instancia sino con el voto unánime
del tribunal. Cuando para imponerla resulta simple mayoría se aplicará la pena
inmediatamente inferior en grado (art. 73 del C.O.T.).Este artículo fue derogado por la Ley
19.734, publicada en el diario Oficia de 5 de junio de 2001.

b) Si en materia criminal se produce un empate la opinión más favorable al reo hará mayoría
(art. 74 del C.O.T.) y

c) La declaración de carecer un juez de la buena conducta exigida por la Constitución y las leyes
debe ser acordada por la Corte Suprema por la mayoría del total de sus miembros (art. 77 del

C.POL.).

Los acuerdos se forman a través de un procedimiento reglamentado en los arts. 83 y 84 del


C.O.T.

En síntesis, debe procederse de la siguiente manera:


a) Primeramente, se resuelven las cuestiones de hecho (Art.83 Nºs 1 a 3 del C.O.T).

b) A continuación, se resuelven las cuestiones de derecho (Art 83 Nºs 4 y 5 del C.O.T.).

c) Las resoluciones parciales se toman como base para dictar la resolución final (Art.83 Nº 6)

d) Se vota en orden inverso a la antigüedad. El último voto será siempre el del Presidente (Art.
84 del C.O.T.); y

e) Hay acuerdo cuando existe mayoría legal sobre la parte resolutiva del fallo y sobre un
fundamento a lo menos en apoyo de cada uno de los puntos que dicho fallo comprenda, esto
es, cuando hay mayoría legal sobre la parte dispositiva de la sentencia y sobre alguna de las
consideraciones de hecho y/o de derecho que sirven de fundamento a la parte resolutiva de la
sentencia (Art.85 del C.O.T.).

c. La discordia de votos.

Durante la formación de un acuerdo puede producirse discordia de votos, sea porque hay
empate, sea porque hay dispersión de votos. En estos casos, debe procederse con arreglo a las
siguientes reglas:

c.1.- En materia civil.

Los artículos 86 y 87 del C.O.T. establecen:

a) Que debe votarse cada opinión separadamente excluyéndose la que reúna menor número
de sufragios y repitiéndose la votación hasta que se tenga la mayoría legal.

b) Que si dos o más opiniones reúnen el menor número de sufragios, debe votarse cuál de
ellas debe ser excluida, y

c) Que si no es posible aplicar estas reglas deben llamarse tantos Ministros cuantos sean
necesarios para que cualquiera opinión forme mayoría, quedando el Tribunal constituido en
todo caso por un número impar de miembros. En estos casos se procederá a una nueva vista
de la causa y si ninguna opinión obtuviere mayoría legal, se limitará la votación a las opiniones
que hubieren quedado pendientes al momento de llamarse a los nuevos jueces.

c.2.- En materia penal.

Los artículos 73, 74 y 88 establecen:

1.- Que si hay simple mayoría para la pena de muerte debe aplicase la pena inmediatamente
inferior en grado; El art.73 que establecía esta regla fue derogado por la Ley 19.734, publicada
en el diario Oficia de 5 de junio de 2001.

2.- Que si hay empate, prevalece la opinión más favorable al reo (y si se produce empate
acerca de cual es la opinión más favorable al reo, prevalece la que cuenta con el voto del
miembro más antiguo del tribunal); y

3.- Que si se produce dispersión de votos, debe excluirse la opinión más desfavorable al reo,
repitiéndose la votación hasta que se llegue a la mayoría legal o el empate.
En el nuevo proceso penal, se establece que, si con ocasión de conocer alguna causa en
materia criminal, se produce una dispersión de votos entre los miembros de la Corte, se
seguirá las reglas señaladas para los tribunales de juicio oral en lo penal (art. 74 del C.O.T.), las
que se contemplan actualmente en el artículo 19 del C.O.T.63

d. Formalidades posteriores al acuerdo.

Con arreglo a lo prescrito en los art.85 y 89 del C.O.T., una vez que hay acuerdo debe
procederse a la designación de un Ministro Redactor de la sentencia, por medio de una
resolución que se notificará a las partes. En la práctica, existe un turno para ese efecto. El
Ministro Redactor deberá entregar el proyecto de sentencia conforme a lo acordado y el
Secretario certificará el hecho de la entrega. Los Ministros deberán suscribir la sentencia
dentro del tercer día. En la sentencia deberá indicarse el nombre del Ministro redactor y los
nombres de los Ministros que han sostenido una opinión contraria. En el libro de acuerdos se
consignarán los votos disidentes y sus fundamentos, y las razones especiales de algún
miembro de la mayoría que no hubieren quedado en la sentencia ("prevenciones").

12. Funciones del Presidente de la Corte de Apelaciones. .

Las atribuciones de los Presidentes de las Cortes de Apelaciones se encuentran indicadas en el


art.90 del C.O.T., sin perjuicio de otras que se le confieren en otros preceptos.

Las resoluciones que adopte el Presidente no podrán prevalecer en contra del voto del
tribunal, salvo si se tratara de las atribuciones contempladas en los Nos. 1, 2, 9 y 10 del art. 90.

En ausencia del Presidente de una Corte de Apelaciones, hará sus veces el Ministro más
antiguo de los que se encontraren reunidos en la Sala del tribunal.

TITULO IV: LA CORTE SUPREMA.

1.- Reglamentación.-

La organización y competencia de la Corte Suprema está regulada en el Título VII del C.O.T.
(arts 93 a 107).

2.- Generalidades.-

La Corte Suprema es un tribunal ordinario, colegiado, letrado, de derecho y permanente, que


es el detentador de la superintendencia directiva, correccional y económica respecto de todos
los tribunales de la República, con las excepciones que se indican por el constituyente. Su
principal misión, en cuanto a competencia exclusiva y excluyente es conocer de los recursos de
casación en el fondo y revisión. Está compuesta por veintiún (21) Ministros, uno de los cuales
es su Presidente y tiene su sede en Santiago por ser la capital de la República. Es superior
jerárquico directo de todas las Cortes de Apelaciones del país.

La Corte Suprema es el más alto tribunal de la República. Tiene por funciones la de ejercer la
superintendencia directiva, económica y correccional sobre todos los Tribunales de la Nación
y, en general, la de velar por la correcta aplicación de la Constitución y las Leyes.
La Corte Suprema tiene sus orígenes en el llamado "Tribunal Supremo Judiciario" que instituyó
el Reglamento Constitucional de 1811 y fue mantenido en términos más o menos similares por
el Reglamento Constitucionales de 1812 y por las Constituciones Políticas de 1818 y 1822. La
Constitución de 1823 llamó a este Tribunal "Suprema Corte de Justicia" y le encomendó el
ejercicio de la superintendencia directiva, correccional y económica sobre todos los Tribunales
de la República. La Constitución de 1828 le dio su denominación actual la que fue confirmada
por la Constitución de 1833. Posteriormente, se amplió la órbita de sus atribuciones al
conocimiento del recurso de nulidad (que era una especie de recurso de casación en la forma)
y más tarde a recurso de casación en el fondo (La ley orgánica de 1875 le entregó competencia
exclusiva para conocer del recurso de casación en el fondo, pero este recurso sólo pudo
interponerse a partir de la vigencia del C.P.C. y del C.P.P. que reglamentaron su existencia).
Finalmente, la Constitución de 1925 ratificó la existencia de la Corte Suprema y agregó a sus
funciones la de conocer del recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad. Dichas
funciones se mantienen en la que entró en vigencia el 11 de Marzo de 1981.

La competencia que le asignan la Constitución y las leyes a nuestra Corte Suprema permite
afirmar que ésta es un órgano que cumple funciones preferentemente jurisdiccionales, entre
las que destaca el conocimiento del recurso de casación en el fondo, sin perjuicio de
desempeñar también algunas funciones políticas. En la actualidad, una de las materias a las
cuales la Corte Suprema dedica gran parte de su tiempo es el conocimiento en segunda
instancia del recurso de protección.

3.- Requisitos.-

Para ser designado Ministro de la Corte Suprema se requiere reunir los requisitos generales
de:

1.- Ser chileno

2.-Tener el título de abogado.

3.- Cumplir, tratándose de proveer un cargo que corresponda a un miembro proveniente del
Poder Judicial, con los requisitos que establece el artículo 283 COT.

4.- Cumplir, tratándose de abogados extraños a la administración de justicia, con quince años
de título, haberse destacado en la actividad profesional o universitaria y cumplir con los demás
requisitos que señale la ley orgánica constitucional respectiva.

Deben reunirse además el resto de los requisitos que se establecen para ser designado
Ministro de Corte de Apelaciones y no encontrarse efecto a algunas de las inhabilidades o
incompatibilidades que se establecen respecto de éstos.

4.- Nombramiento.-

Los Ministros de la Corte Suprema son nombrados por el Presidente de la República,


eligiéndolos de una nómina de cinco personas (cinquena) que en cada caso, debe proponer la
Corte Suprema, y con acuerdo del Senado.
En la cinquena para proveer el cargo de Ministro de Corte Suprema que corresponda a un
miembro proveniente del Poder Judicial deberán figurar exclusivamente integrantes de éste, y
deberá ocupar un lugar en ella el miembro más antiguo de las Cortes de Apelaciones que
figure en la lista de méritos y los otros cuatro lugares se llenarán en atención a los méritos de
los candidatos. Tratándose de proveer una vacante correspondiente a abogados extraños a la
administración de justicia, la nómina se formará exclusivamente, previo concurso público de
antecedentes, con abogados que cumplan con los requisitos antes señalados. (arts. 78 C.P.E y
283 del COT.).

La Corte Suprema debe formar el quina en un pleno especialmente convocado al efecto, en


una misma y única votación, donde cada uno de sus integrantes tendrá derecho a votar por
tres personas.

Resultarán elegidos para integrar la cinquena quienes obtengan las cinco primeras mayorías. El
empate se resolverá mediante sorteo. (Art. 78 C.Pol.)

El Presidente de la República debe elegir una persona de entre las cinco propuestas y solicitar
al Senado su acuerdo respecto de esa designación. (Art. 78 C.Pol.)

El Senado debe aprobar la proposición por los dos tercios de los miembros en ejercicio, en
sesión especialmente convocada al efecto. Si el Senado no aprobare la proposición del
Presidente de la República, la Corte suprema deberá completar la quina proponiendo un
nuevo nombre en sustitución del rechazado, repitiéndose el procedimiento hasta que se
apruebe un nombramiento. (Art. 78 C.Pol.)

En consecuencia, a partir de la reforma constitucional en la designación de los ministros de la


Corte Suprema, se refiera la designación a cargos que correspondan a miembros del Poder
Judicial o extraños a él, ha pasado a tener intervención el Senado, puesto que a éste le
corresponde aprobar la proposición que efectúa el Presidente de la República, sin que éste
pueda ahora efectuar directamente la designación como ocurría con anterioridad.

5.-.- Organización de la Corte Suprema.-

La Corte Suprema es un tribunal colegiado compuesto de veintiuna ministros, uno de los


cuales es su Presidente.

De los 21 Ministros de la Corte Suprema, corresponde que 5 Ministros deben ser abogados
extraños a la administración de justicia, que tengan a los menos 15 años de título, haberse
destacado en la actividad profesional o universitaria y cumplir con los demás requisitos que
señale la ley orgánica constitucional respectiva; y los otros 16 Ministros deben corresponder a
miembros provenientes del poder judicial que reúnan los requisitos antes señalados. (Art. 78
C.Pol.)

El Presidente de la Corte Suprema es elegido por la misma Corte de entre sus miembros y dura
dos años en sus funciones, no pudiendo ser reelegido.( Art. 93 inc.2° del C.O.T.).

Los demás miembros se llaman Ministros y gozan de procedencia los unos respecto de los
otros por el orden de su antigüedad. Para los efectos del artículo 266 del Código Orgánico de
Tribunales, si dos miembros de la Corte Suprema que son abogados extraños a la
administración de justicia, resultaren en iguales condiciones de antigüedad por fecha de
nombramiento y de juramento, preferirá: a) aquel que sea abogado integrante de la Corte
Suprema, sobre los demás; b) en subsidio, quien sea abogado integrante de Corte de
Apelaciones respecto de quienes no tengan esa calidad; c) si dos a más miembros se
encuentran en la misma situación, se tendrá por más antiguo al que lo sea en la respectiva
clase de Corte; d) entre quienes lleven igual tiempo en una Corte de Apelaciones, o entre los
que no sean abogados integrantes, su antigüedad se determinará por la fecha de su título de
abogado; y e) si dos abogados integrantes de la Corte Suprema igualan en permanencia,
preferirá el que lo haya sido más tiempo en una Corte de Apelaciones. "Auto Acordado Sobre
Orden y Precedencia entre los miembros de la Corte Suprema que no provengan del Escalafón
Judicial"

La Corte Suprema tiene 1 Fiscal Judicial, 1 Secretario, 1 Prosecretario y 8 Relatores (art.93).

En caso de que la Corte Suprema funcione extraordinariamente, ella puede designar a los
relatores interinos que estime necesarios, quienes gozarán durante el tiempo en que sirvieren
el cargo igual remuneración que los titulares.

6.- Sede y Funcionamiento de la Corte Suprema.-

La Corte Suprema tiene su sede en la capital de la República (art. 94) y puede tener un
funcionamiento ordinario o extraordinario (art. 95).

a) Funcionamiento Ordinario

La Corte Suprema funciona ordinariamente dividida en tres Salas especializadas o en Pleno (Art
95).

Para el conocimiento de los asuntos a que se refiere el artículo 98 (asuntos que deben ser
conocidos en sala), la Corte funcionará ordinariamente dividida en tres salas o
extraordinariamente en cuatro, correspondiéndole a la propia Corte determinar uno u otro
modo de funcionamiento.

En cualquier caso, las salas deberán funcionar con no menos de cinco jueces cada una y el
pleno con la concurrencia de once de sus miembros a lo menos.

Corresponderá a la propia Corte, mediante auto acordado, establecer la forma de distribución


de sus ministros entre las diversas salas de su funcionamiento ordinario o extraordinario. La
distribución de ministros que se efectúe permanecerá invariable por un período de, a lo
menos, dos años.

En Auto Acordado de 7 de Marzo de 1995, publicado en el Diario Oficial de 10 de Marzo de


1995, la Excma. Corte Suprema estableció en su número primero que "la distribución de los
Ministros entre las tres Salas del funcionamiento ordinario se hará por votaciones sucesivas.-
Para integrar la Cuarta Sala del funcionamiento extraordinario se sortearán dos Ministros de la
Primera Sala, uno de la Segunda Sala y otro de la Tercera Sala."
En el acta de siete de Marzo de 1995 de la Excma. Corte Suprema se estableció la distribución
de sus Ministros entre las diversas Salas del tribunal, por el período de dos años, a contar de
esa fecha.

La integración de sala será facultativa para el Presidente de la Corte. Si opta por hacerlo, podrá
integrar cualquiera de las salas.

Cada sala en que se divida la Corte Suprema será presidida por el ministro más antiguo,
cuando no esté presente el Presidente de la Corte."

b) Funcionamiento Extraordinario

El funcionamiento extraordinario se producirá cuando la Corte Suprema así lo determine


conforme a lo contemplado en el artículo 95 del C.O.T. y no sólo su Presidente como se
establecía en el art.101 inc.1º del C.O.T, hoy derogado, sin que por ello sea aplicable para
dicho efecto el concepto de retardo previsto en el art.62 del C.O.T. para el funcionamiento
extraordinario de las Cortes de Apelaciones.

Durante este funcionamiento extraordinario, la Corte Suprema se divide en cuatro Salas


especializadas. Las Salas no pueden funcionar con mayoría de abogados integrantes. Se aplican
al funcionamiento extraordinario las mismas normas de quórum que rigen para el
funcionamiento ordinario. Por último, en los casos de funcionamiento extraordinario la Corte
puede designar los relatores interinos que estime necesarios.

7.- Competencia de la Corte Suprema.-

La Corte Suprema conoce de los asuntos que la ley ha colocado dentro de la esfera de sus
atribuciones en Salas especializadas o en Pleno. Por regla general conoce de los asuntos de su
competencia en Sala, pues como lo expresa el Nº8 del art. 98 corresponde a las Salas conocer
de los "negocios judiciales de que corresponda conocer a la Corte Suprema y que no estén
expresamente entregados al conocimiento del Pleno", mientras que con arreglo al Nº7 del art.
96 corresponde a la Corte Suprema conocer en Pleno, sin perjuicio de las materias que señala
el mismo precepto legal, "todos los asuntos que leyes especiales le encomienden
expresamente".

Es importante tener presente que en la Corte Suprema hay Salas especializadas, esto es, Salas
que deben avocarse al conocimiento de ciertos asuntos. En efecto, de conformidad a lo
prescrito en los art.99 del C.O.T., los asuntos cuyo conocimiento corresponda a las Salas
especializadas se distribuyen entre ellas de acuerdo a un Auto Acordado de la Corte Suprema.
Al efecto establece ese precepto legal que " corresponderá a la Corte Suprema, mediante auto
acordado, establecer cada dos años las materias de que conocerá cada una de las salas en que
ésta se divida, tanto en funcionamiento ordinario como extraordinario. Al efecto, especificará
la o las salas que conocerán de materias civiles, penales, constitucionales, contencioso
administrativas, laborales, de menores, tributarias u otras que el propio tribunal determine.
Asimismo, señalará la forma y periodicidad en que las salas especializadas decidirán acerca de
las materias indicadas en el inciso primero del artículo 781 y en los incisos primero y segundo
del artículo 782, ambos del Código de Procedimiento Civil, respecto de los recursos de
casación que hayan ingresado hasta quince días antes de la fecha en que se deba resolver
sobre la materia. En todo caso, la mencionada periodicidad no podrá ser superior a tres meses.

Corresponderá al Presidente de la Corte Suprema, sin ulterior recurso, asignar los asuntos a
cada una de las salas, según la materia en que incidan, en conformidad a lo dispuesto en el
inciso anterior.

No obstante lo dispuesto en el inciso primero, la Corte Suprema, siempre mediante auto


acordado, podrá modificar la distribución de las materias de que conoce cada una de las salas,
cuando una repartición más equitativa de las mismas así lo requiera.

En caso que ante la Corte Suprema se encuentren pendientes distintos recursos de carácter
jurisdiccional que incidan en una misma causa, cualesquiera sea su naturaleza, éstos deberán
acumularse y verse conjunta y simultáneamente en una misma sala. La acumulación deberá
hacerse de oficio, sin perjuicio del derecho de las partes a requerir el cumplimiento de esta
norma.";

En el número 9 del artículo 1 de la ley 19.374 se dispone suprimir el artículo 101 del Código
Orgánico de Tribunales relativo al funcionamiento extraordinario, por encontrarse este
regulado en los actuales artículos 95 y 99 del Código.

Asimismo, en el número 10 del artículo 1º de la ley 19.374 se dispone eliminar el inciso final
del artículo 102 relativo al sorteo anual de los miembros de la Corte Suprema que deben
formar las salas en que debe dividirse, por ser ella una materia que debe ser regulada por Auto
Acordado e inmodificable por a lo menos dos años de acuerdo a lo previsto en el actual
artículo 95.

Finalmente, coincidente con la derogación del artículo 101, en el número 12 del artículo 1º de
la Ley 19.374 se dispone suprimir en el inciso segundo del artículo 218, las palabras finales que
dicen: "de que trata el artículo 101". De acuerdo con ello, el texto del inciso segundo del
artículo 218 queda redactado de la siguiente manera: "Las salas de la Corte Suprema no
podrán funcionar con mayoría de abogados integrantes, tanto en su funcionamiento ordinario
como en el extraordinario."

En Auto Acordado, publicado en el Diario Oficial de 31 de Marzo de 2006, que reemplazó el


Auto Acordado de 31 de agosto de 2001, que se incluye en el apéndice del COT, se regula
actualmente a contar del 3 de abril de 2006, por la Excma. Corte Suprema la distribución de los
asuntos entre sus diversas salas durante el funcionamiento ordinario y extraordinario.

FUNCIONAMIENTO ORDINARIO.-

Para tal efecto, dicho Auto Acordado estableció en su número primero que "durante el
funcionamiento ordinario de la Corte Suprema, en el que se dividirá en tres Salas, éstas
conocerán:

PRIMERA SALA O SALA CIVIL:

1º.- De los recursos de casación en la forma y en el fondo, de revisión y de queja en materia


civil;
2º.- De los recursos de casación en la forma y en el fondo, de revisión y de queja en materia
laboral y previsional;

3º.- De los demás asuntos que incidan en procesos civiles que corresponda conocer a la Corte
Suprema y que no estén entregados expresamente al Tribunal Pleno o a otra Sala.

SEGUNDA SALA O SALA PENAL:

1º.- De los recursos de casación en la forma y en el fondo, de revisión, de queja y nulidad en


materia penal;

2º.- De los recursos de apelación deducidos en contra de las sentencias dictadas en los
recursos de amparo, cualquiera sea la materia en que incidan, con la única excepción de las
que recaigan en la acción constitucional a que se refiere el artículo único de la Ley Nº18.971,
sobre infracción al artículo 19 Nº 21 de la Constitución Política de la República;

3º.- De las apelaciones y consultas de las sentencias o resoluciones dictadas por uno de los
Ministros del Tribunal en las causas a que se refiere el artículo 52 del Código Orgánico de
Tribunales;

4º.- De los demás asuntos que incidan en procesos penales e infraccionales que corresponda
conocer a la Corte Suprema y que no estén entregados expresamente al Tribunal Pleno o a
otra Sala.

TERCERA SALA O SALA CONSTITUCIONAL Y CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO:

1º.- De los recursos de casación en la forma y en el fondo deducidos contra las sentencias de
segunda instancia dictadas por las Cortes de Apelaciones en los casos a que se refiere el
artículo 122 del Código Tributario y de los recursos de revisión y de queja en materia de orden
tributario;

2º.- De los recursos interpuestos en contra de las sentencias dictadas por las Cortes de
Apelaciones en materias o reclamaciones contenciosos administrativas;

3º.- De las apelaciones y consultas de las sentencias recaídas en los recursos sobre amparo
económico, previsto en el artículo único de la Ley 18.971, sobre infracción al artículo 19 Nº 21
de la Constitución Política de la República;

4º.- De las apelaciones de las sentencias dictadas por el Presidente de la Corte Suprema en las
causas a que se refieren los números 2º y 3º del artículo 53 del Código Orgánico de Tribunales,

5º.- De los recursos de casación en la forma y en el fondo, de revisión y de queja en materias


regidas por el Código de Aguas y el Código de Minería;

6º.- De las apelaciones recaídas en recursos de protección en primera instancia por las cortes
de Apelaciones del país; y

7º.- De los demás asuntos del orden constitucional y contencioso administrativo que
corresponda conocer a la Corte Suprema y que no estén entregados expresamente al Tribunal
Pleno o a otra Sala.
Debemos hacer presente que, desde que se estableciera por la ley 19.374 de 18 de febrero de
1995 el funcionamiento de la Corte Suprema en Salas especializadas, ella nunca ha sesionado
de acuerdo a las normas del funcionamiento ordinario, esto es, dividida en tres Salas.

B.- FUNCIONAMIENTO EXTRAORDINARIO.

En el número segundo del Auto Acordado, se establece que durante el funcionamiento


extraordinario de la Corte Suprema, ella se dividirá en cuatro Salas, las que conocerán:

LA PRIMERA SALA O SALA CIVIL:

1º.- De los recursos de casación en la forma y en el fondo, de revisión y de queja en materia


civil y quiebras;

2º.- De los demás asuntos que incidan en procesos civiles que corresponda conocer a la Corte
Suprema y que no estén entregados expresamente al Tribunal Pleno o a otra Sala.

LA SEGUNDA SALA O SALA PENAL:

1º.- De los recursos de casación en la forma y en el fondo, de revisión, de queja y nulidad en


materia penal;

2º.- De los recursos de apelación deducidos en contra de las sentencias dictadas en los
recursos de amparo;

3º.- De las apelaciones y consultas de las sentencias o resoluciones dictadas por uno de los
Ministros del Tribunal en las causas a que se refiere el artículo 52 del Código Orgánico de
Tribunales;

4º.- De los demás asuntos que incidan en procesos penales e infraccionales que corresponda
conocer a la Corte Suprema y que no estén entregados expresamente al Tribunal Pleno o a
otra Sala

LA TERCERA SALA O SALA CONSTITUCIONAL Y CONTENCIOSO ADMINISTRATIVA:

1º.- De los recursos de casación en la forma y en el fondo deducidos contra las sentencias de
segunda instancia dictadas por las Cortes de Apelaciones en los casos a que se refiere el
artículo 122 del Código Tributario y de los recursos de revisión y de queja en materia de orden
tributario;

2º.- De los recursos interpuestos en contra de las sentencias dictadas por las Cortes de
Apelaciones en materias o reclamaciones contenciosos administrativas;

3º.- De las apelaciones y consultas de las sentencias recaídas en los recursos sobre amparo
económico, previsto en el artículo único de la Ley 18.971, sobre infracción al artículo 19 Nº 21
de la Constitución Política de la República;

4º.- De las apelaciones de las sentencias dictadas por el Presidente de la Corte Suprema en las
causas a que se refieren los números 2º y 3º del artículo 53 del Código Orgánico de Tribunales,
5º.- De los recursos de casación en la forma y en el fondo, de revisión y de queja en materias
regidas por el Código de Aguas y el Código de Minería;

6º.- De los recursos de orden civil, relativos a materias de responsabilidad extracontractual;

7º.- De las apelaciones recaídas en recursos de protección resueltas en primera instancia por
las Cortes de Apelaciones del país;

8ª.- De los recursos de casación en la forma y en el fondo, de revisión y de queja en materia


civil en que sea parte el Estado en el ejercicio de sus funciones administrativas;

9º.- De los demás asuntos del orden constitucional y contencioso administrativo que
corresponda conocer a la Corte Suprema y que no estén entregados expresamente al Tribunal
Pleno o a otra Sala.

LA CUARTA SALA O SALA LABORAL O PREVISIONAL:

1º.- De los recursos de casación en la forma y en el fondo, de revisión y de queja en materia


laboral y previsional;

2º.- De los recursos de orden civil, relativos a materias de familia y demás asuntos relativos a
ella, exhortos internacionales y exequátur;

3º.- De los demás asuntos que le corresponda conocer a la Corte Suprema y que no estén
expresamente entregados al conocimiento del Pleno o de otra Sala.

Debemos hacer presente que, desde que se estableciera por la ley 19.374 de 18 de febrero de
1995 el funcionamiento de la Corte Suprema en Salas especializadas, ella nunca ha sesionado
de acuerdo a las normas del funcionamiento ordinario, esto es, dividida en tres Salas.

La competencia de la Corte Suprema para el conocimiento de los asuntos puede


esquematizarse de la siguiente manera:

MATERIAS DE COMPETENCIA DEL PLENO DE LA CORTE SUPREMA

a. Contiendas de competencia que se suscitan entre las autoridades Políticas o administrativas


y los tribunales de justicia, que no correspondan al Senado conforme al artículo 53 Nº 3 hasta
la entrada en vigencia de la reforma constitucional contenida en la Ley 20.050 conforme a lo
previsto en el artículo 16 transitorio de la Constitución. Ello significa, que a partir del 27 de
febrero de 2006, el conocimiento de esta materia es competencia del Tribunal Constitucional.(
art 93 N° 12 C.Pol).

b. Apelaciones de desafueros de Senadores y Diputados.

c. Apelaciones en juicio de amovilidad conocidos en primera instancia por las Cortes de


Apelaciones o el Presidente de la Corte Suprema, seguidos en contra de jueces de letras o
Ministros de Cortes de Apelaciones, respectivamente..

d. Reclamación pérdida nacionalidad (art.12 C.Pol.; D.L.175 de 1973 y D.L. 335 del 1974,
D.L.1.301 de 1976 y Auto Acordado Corte Suprema de 26 de Enero de 1976).
e. Declaración de injustificado o erróneo sometimiento a proceso o condena para efectos
tener derecho a indemnización (art.19 Nº7 C.Pol.).

f. Ejercicio facultades disciplinarias económicas y administrativas.

g. Informes pedidos por el Pdte. de la República sobre la administración de justicia. (art.77


inc.2º C.Pol.).

h.-Informar las modificaciones que se propongan a la Ley Orgánica Constitucional relativa a la


Organización y Atribuciones de los Tribunales de acuerdo a lo dispuesto en el art.96 N° 6 del
C.O.T.

i.-Conocer y resolver la concesión o revocación de la libertad condicional, en los caos en que se


hubiere impuesto el presidio perpetuo calificado.

j. Otros asuntos que las leyes especiales le encomienden expresamente conocer en pleno.

MATERIAS DE COMPETENCIA DE UNA SALA DE LA CORTE SUPREMA

1. De los recursos de casación en el fondo;

2. De los recursos de casación en la forma interpuestos contra las sentencias dictadas por las
Cortes de Apelaciones o por un tribunal arbitral de segunda instancia constituido por árbitros
de derecho en los casos en que estos árbitros hayan conocido de negocios de la competencia
de dichas Cortes;

3. De los recursos de nulidad interpuestos en el nuevo sistema procesal penal contra de las
sentencias definitivas dictadas por los tribunales de juicio oral, cuando el recurso se fundare en
la cual de haberse pronunciado la sentencia infringiendo sustancialmente derechos o garantías
asegurados por la Constitución o por tratados internacionales ratificados por Chile y que se
encuentren vigentes; y cuando en la sentencia se hubiere hecho una errónea aplicación del
derecho que hubiere influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo, siempre que respecto
de la aplicación del derecho impugnada existieren distintas interpretaciones sostenidas en
diversos fallos emanados de los tribunales superiores.(Arts 374 y 376 NCPP). De acuerdo con
ello, cabe resaltar que no procede el recurso de casación en la forma y en el fondo en el nuevo
sistema procesal penal, y que la regla general es que el recurso de nulidad sea conocido por la
Corte de Apelaciones respectiva, a menos que nos encontremos ante una de las dos
situaciones de aplicación errónea del derecho antes señalada. En contra de la sentencia
pronunciada por la Corte de Apelaciones conociendo de un recurso de nulidad no se ha
contemplado la procedencia del recurso de nulidad, por lo que cabría deducir con motivo de
su dictación el recurso de queja, si se hubiere incurrido en grave falta o abuso en la dictación
de la sentencia por parte de los Ministros que la pronunciaron.

4. De las apelaciones deducidas contra las sentencias dictadas por las Cortes de Apelaciones en
los recursos de amparo y de protección;

5. De los recursos de revisión y de las resoluciones que recaigan sobre las querellas de
capítulos;
6. En segunda instancia, de las causas a que se refieren los números 2 y 3 del artículo 53 del
COT (2. De las demandas civiles que se entablen contra uno o más miembros o fiscales
judiciales de las Cortes de Apelaciones para hacer efectiva su responsabilidad por actos
cometidos en el desempeño de sus funciones; 3. De las causas de presas y demás que deban
juzgarse con arreglo al Derecho Internacional);

7. De los recursos de queja, pero la aplicación de medidas disciplinarias será de la competencia


del tribunal pleno;

8. De los recursos de queja en juicio de cuentas contra las sentencias de segunda instancia
dictadas con falta o abuso, con el solo objeto de poner pronto remedio al mal que lo motiva;

9. De las solicitudes que se formulen, de conformidad al nuevo sistema procesal penal, para
declarar si concurren las circunstancias que habilitan a la autoridad requerida para negarse a
proporcionar determinada información o para oponerse a la entrada y registro de lugares
religiosos, edificios en que funcione una autoridad pública o recintos militares o policiales

10. De los demás negocios judiciales de que corresponda conocer a la Corte Suprema y que no
estén entregados expresamente al conocimiento del pleno.

Finalmente, debemos tener presente que las sentencias que dicte la Corte Suprema al fallar
recursos de casación en el fondo, de forma, de queja, de protección, de amparo y de revisión
no son susceptibles de recurso alguno, salvo el de aclaración rectificación y enmienda que
establece el artículo 182 del código de Procedimiento Civil. Toda reposición o reconsideración
a las resoluciones a que se refiere este artículo es inadmisible y será rechazada de plano por el
Presidente de la Corte, salvo la reposición que se establece en los artículos 778, 781 y 782 del
Código de Procedimiento Civil. (Art. 97 C.O.T.)

8.- Asuntos de la competencia privativa o exclusiva de la Corte Suprema.-

De la narración que se ha hecho respecto de los asuntos de que conoce la Corte Suprema en
Pleno o Sala, resulta que existen ciertos asuntos que son de la competencia privativa o
exclusiva de la Corte Suprema. En efecto, corresponde privativamente a ella:

1. Conocer de los recursos de casación en el fondo.

Este recurso tiene por objeto invalidar las sentencias que se han dictado con infracción de ley
que influye sustancialmente en lo dispositivo del fallo. Cabe advertir que, sin perjuicio de los
otros requisitos, el recurso de casación en el fondo solo procede respecto de las sentencias
definitivas o interlocutorias que hubieren puesto término al juicio o hicieran imposible su
continuación, inapelables y que hubieren sido pronunciadas por las Cortes de Apelaciones o un
tribunal arbitral de segunda instancia constituido por árbitros de derecho en los casos en que
estos árbitros hayan conocido de negocios de la competencia de dichas Cortes. (arts. 98 Nº1
del C.O.T. y 767 del C.P.C.).

A diferencia de lo que ocurre con el recurso de casación en el fondo, que es de la competencia


exclusiva de la Corte Suprema, el recurso de casación en la forma debe ser conocido por el
Tribunal Superior de aquel que dictó la sentencia que se pretende casar. En consecuencia, la
Corte Suprema sólo conoce de los recursos de casación en la forma interpuestos contra
sentencias dictadas por las Cortes de Apelaciones o por un tribunal arbitral de segunda
instancia constituido por árbitros de derecho en los casos en que estos árbitros hayan
conocido de negocios de la competencia de dichas Cortes (art. 98 Nº2).

En el nuevo proceso penal se derogan los recursos de casación en el fondo y en la forma, los
que fueron reemplazados por el recurso de nulidad, el que sólo procede contra la sentencia
definitiva.

2. Conocer de los recursos de revisión.

Este recurso, que más bien es una acción, tiene por objeto que la Corte Suprema anule una
sentencia firme o ejecutoriada cuando ésta ha sido obtenida injustamente en un proceso
fraudulento o viciado y por las causas que la ley permite imponerlo.

3. Ejercer la superintendencia directiva, correccional y económica sobre todos los tribunales


de la República, con arreglo al art. 82 de la Constitución Pol. y al art. 540 del C.O.T. (Ej. Autos
Acordados, calificación del personal judicial aplicación de medidas disciplinarias).

9.- La manera como se tramitan y resuelven los asuntos sometidos al conocimiento de la


Corte Suprema.-

Sobre el particular, sólo cabe decir que se aplican las mismas normas que rigen para las Corte
de Apelaciones, pudiendo los asuntos ser vistos en cuenta o previa vista de la causa por la
Corte Suprema según el criterio sustentado al respecto al tratar ésta materia respecto de las
Cortes de Apelaciones.

Así la Corte Suprema ve algunos asuntos en cuenta, (por regla general, la apelación del recurso
de protección) y otros previa vista de la causa (por ej. recursos de casación en el fondo y en la
forma y recurso de queja).

Las modificaciones que existen para la tramitación de los asuntos que debe resolver la Corte
Suprema, con relación a las normas señaladas sobre la materia respecto de las Cortes de
Apelaciones son las siguientes:

a.- Corresponde al Presidente de la Corte Suprema atender el despacho de la cuenta diaria y


dictar los decretos o providencias de mera sustanciación.

b.- Las Tablas no se sortean, sino que el Presidente de la Corte asigna los asuntos a cada una
de las Salas especializadas según las materias de su competencia,

c.- La Corte Suprema puede destinar el comienzo de las audiencias de cada día y ante de la
vista de las causas de la tabla a despachar los asuntos que deben resolverse en cuenta, en
estudio de proyectos de sentencias y en el acuerdo de las mismas.

d.- La Corte Suprema tiene una sesión solemne el primer día hábil del mes de Marzo de cada
año, en la cual el Presidente debe dar cuenta de las materias indicadas en el artículo 102 del
C.O.T.
10.- El Presidente de la Corte Suprema.-

Sin perjuicio de la función que el art. 102 le encomienda al Presidente de la Corte Suprema en
el sentido de dar cuenta anual sobre el trabajo judicial y otras materias, el art. 105 le entrega
las siguientes funciones:

a.- Ejercer respecto a la Corte Suprema las funciones que los Nos. 1, 2, 4, 5, 6, 7 y 8 del art. 90
del C.O.T. confieren a los Presidentes de las Cortes de Apelaciones.

b.- Forma la tabla para cada Sala, según el orden de preferencia asignado a las causas y hacer
la distribución del trabajo entre los Relatores y demás empleados del tribunal.

Previo estudio de los asuntos que deberán ocupar la atención del Tribunal en cada semana, su
Presidente formará la tabla con las siguientes indicaciones: día en que la Corte funcionará en
un solo cuerpo como Tribunal Pleno; días en que se dividirá en tres o cuatro salas, días que se
destinarán a los Acuerdos y horas precisas en que se dará comienzo a la vista de las causas.

Si en alguna ocasión y por motivos graves y urgentes, acordare el tribunal retardar estas horas,
dará de ello inmediata noticia, que se fijará en la tabla.

c.- Atender el despacho de la causa diaria y dictar los decretos o providencias de mera
sustanciación de los asuntos que correspondan conocer al tribunal o a cualquiera de sus Salas.

d.- Vigilar la formación del rol general de las causas que ingresan al tribunal y de los roles
especiales para las causas que califique de despacho urgente u ordinario;

e.- Disponer la formación de estadísticas del movimiento judicial de la propia Corte Suprema y
de las Cortes de Apelaciones, en conformidad a los estados bimestrales que éstos últimos
deben entregar.

f.- Adoptar las medidas convenientes para que las causas de que conocen la Corte Suprema y
las Cortes de Apelaciones se fallen dentro del plazo que establece la ley y velar porque las
Cortes de Apelaciones cumplan igual obligación respecto de las causas de que conocen los
jueces de sus respectivos territorios.

g.- Oír y resolver las reclamaciones que se interpongan contra subalternos de la Corte
Suprema; y

h.- Designar a uno de los miembros del tribunal para que quede de turno durante el feriado de
vacaciones.

El Ministro que ejerciere este cargo tendrá la facultad de convocar extraordinariamente al


tribunal siempre que algún asunto urgente y grave así lo exija.

En caso de licencia, imposibilidad u otra causa accidental, será reemplazado por el Ministro
más antiguo del mismo tribunal que se halle presente.

Los Presidentes de las Salas de la Corte Suprema tienen las mismas atribuciones que el art. 92
del C.O.T. confiere a los Presidentes de las Salas de las Cortes de Apelaciones.
CAPITULO II.-

LOS TRIBUNALES ESPECIALES.

De acuerdo a lo prescrito en los incisos 3° y 4° del artículo 5° del C.O.T., podemos distinguir dos
categorías de tribunales especiales: 1°) Tribunales especiales, que forman parte del Poder
Judicial; y 2°) Tribunales especiales, que no forman parte del Poder Judicial.

Al efecto dispone el inciso 3° ese precepto que forman parte del Poder Judicial, como
tribunales especiales, los juzgados de familia, los Juzgados de Letras del Trabajo, los Juzgados
de Cobranza Laboral y Previsional y los Tribunales Militares en tiempo de paz, los cuales se
regirán en su organización y atribuciones por las disposiciones orgánicas constitucionales
contenidas en la ley Nº 19.968, en el Código del Trabajo, y en el Código de Justicia Militar y sus
leyes complementarias, respectivamente, rigiendo para ellos las disposiciones de este Código
sólo cuando los cuerpos legales citados se remitan en forma expresa a él.

1. Tribunales especiales, que forman parte del Poder Judicial.

Forman parte del Poder Judicial, como tribunales especiales, los siguientes:

a.- Los Juzgados de Familia, los que se rigen en su organización y atribuciones por las
disposiciones orgánicas constitucionales contenidas en la Ley 19.968. Se estudiará al tratar lo
relativo al procedimiento seguido ante los Tribunales de Familia.

Dichos juzgados de familia sustituyeron en el conocimiento de las causas de menores,


ampliando su competencia a todos los asuntos de familia, a los Juzgados de Letras de
Menores, los que se regían en su organización y atribuciones por las disposiciones orgánicas
constitucionales contenidas en la Ley 16.618 (Ley de Menores, que se contenía en el Apéndice
del C.O.T.);

b.- Los Juzgados de Letras del Trabajo y los Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional, los
que se rigen en su organización y atribuciones por la disposiciones orgánicas constitucionales
contenidas en el Código del Trabajo (Específicamente, en el Libro V del Código del Trabajo
denominado “De la Jurisdicción Laboral”) modificadas por la Ley 20.022 publicada en el Diario
Oficial de 30 de Mayo de 2005; y

c.- Los Juzgados Militares en Tiempo de Paz, los que se rigen en su organización y atribuciones
por las disposiciones orgánicas constitucionales contenidas en el Código de Justicia Militar.

Estos Tribunales especiales forman parte del Poder Judicial, los que se rigen en su organización
y atribuciones por la disposiciones orgánicas constitucionales especiales precedentemente
señaladas, rigiendo para ellos las disposiciones del Código Orgánico de Tribunales sólo cuando
dichas normas orgánicas constitucionales especiales se remitan en forma expresa a él.(Art. 5°
inc. 3° del C.O.T.)

2.- Tribunales especiales, que no forman parte del Poder Judicial.

El legislador ha establecido otros tribunales especiales, que no forman parte del Poder Judicial,
pudiendo destacar como los más importantes de ellos los siguientes:
a.- El Tribunal Constitucional

b.- Los Juzgados de Policía Local, los que se rigen en su organización y atribuciones por la
disposiciones orgánicas constitucionales contenidas en la Ley 15.231 sobre Organización y
Atribuciones de los Juzgados de Policía Local, cuyo texto refundido se fijó por el Decreto
supremo 307 de 23 de Mayo de 1978, estableciéndose en la Ley 18.287, de 7 de febrero de
1984, el Procedimiento ante los Juzgados de Policía Local, conteniéndose ambos textos legales
en el Apéndice del Código Orgánico de Tribunales..

c.- Los Juzgados Militares en Tiempo de Guerra, los que se rigen en su organización y
atribuciones por las disposiciones orgánicas constitucionales contenidas en el Código de
Justicia Militar.

c.- La Contraloría General de la República, quien a través del Subcontralor General de la


República en primera instancia, y el Tribunal de Cuentas, en segunda instancia, integrado por
Contralor General de la República y dos abogados designados por el Presidente de la República
a propuesta del Contralor , conoce de los juicios de cuentas fiscales de conformidad a lo
establecido en los artículos 107 y 118 de la Ley 10.336, Orgánica de la Contraloría General de la
República, modificados por la Ley 19.817, publicada en el D. Of. de 26.7.2002.;

d.- El Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, a quien le corresponde conocer a petición


del Fiscal Nacional Económico o a petición de parte, las situaciones que pueden constituir
infracciones a las normas de la libre competencia contenidas en el D.L. 211 de 1973, cuyo texto
refundido coordinado y sistematizado se contiene en el DFL 1 de Economía, publicado en el
Diario Oficial de 7 de Marzo de 2005.

e.- El Director Regional del Servicio de Impuestos Internos, conoce en primera o única
instancia, las reclamaciones deducidas por los contribuyentes y las denuncias por infracción a
las disposiciones tributarias, salvo que expresamente se haya establecido una regla diversa.
(art. 115 Código Tributario)

f.- El Director del Servicio Nacional de Aduanas,

g.- Los Alcaldes, quienes deben conocer de las reclamos que se interpongan en contra de
resoluciones u omisiones ilegales de la Municipalidad, sea que provengan del propio Alcalde o
de sus funcionarios, de conformidad a lo establecido en el artículo 140 de la Ley 18.695, Ley
Orgánica Constitucional de Municipalidades, contenida en el DFL 1- 19.704, de 3 de mayo de
2002, contenido en el Apéndice de la Constitución Política.

h.- El Tribunal de Marcas, que deben conocer de los juicios de oposición, nulidad de registro o
de transferencias, como de cualquier reclamación relativa a la validez, efectos o derechos de
propiedad industrial, en primera instancia a través del Jefe del Departamento de Propiedad
Industrial dependiente del Ministerio de Economía, fomento y Reconstrucción, y en instancia a
través del Tribunal Arbitral de Propiedad Industrial, de conformidad a lo establecido en el
artículo 17 de la Ley 19.039, de 25 de enero de 1991, que establece normas aplicables a los
privilegios industriales y protección de los derechos de propiedad industrial, y artículos 115 y
siguientes del Decreto Supremo 177 de 30 de septiembre de 1991, Reglamento de la Ley
19.039, contenidos en el Apéndice del Código Civil.
Estos tribunales especiales no forman parte del Poder Judicial, y se rigen por las leyes que los
establecen y reglamentan, sin perjuicio de quedar sujetos a las disposiciones generales del
Código Orgánico de Tribunales. (Art. 5° inc. 4° del C.O.T.)

CAPITULO III.-

LOS ÁRBITROS.

1.- GENERALIDADES.

Los árbitros son uno de los tribunales que se mencionan en el art. 5° del COT que pueden
resolver los conflictos civiles que se promueven entre las partes, previéndose en el inciso final
de ese precepto legal que “los jueces árbitros se regirán por el Título IX de este Código.

Los motivos que se han señalado para justificar la existencia del arbitraje son los siguientes:

1° Celeridad: Se dice que el Arbitraje como Institución para obtener la solución de un conflicto
es mucho más rápida que acudir a la Justicia Ordinaria; lo que obedece a que el Árbitro sólo
tiene un caso que resolver y en todo caso, menores casos que los que debe conocer y resolver
un juez de un tribunal ordinario.

2° Especialidad: En el Arbitraje existen Jueces con mejor preparación, respecto del


conocimiento requerido para la resolución del conflicto específico que se les encarga conocer;
a diferencia de un Juez ordinario, que tiene un conocimiento general.

En el arbitraje las partes pueden elegir al árbitro en razón de los conocimientos que posee en
una determinada materia para la resolución del conflicto, lo que no puede suceder en relación
con los tribunales ordinarios en razón de las normas de la competencia.

3° Privacidad: El Arbitraje, a diferencia de los Tribunales Ordinarios, permite una mayor


privacidad. Con esta privacidad se obtiene un mayor acercamiento entre las partes, se evita la
divulgación y el conocimiento del asunto a la opinión pública; lo que permite lograr una mejor
solución del conflicto dentro de este círculo privado.

4° Autonomía de la voluntad y mayor extensión: El Arbitraje presenta una ventaja respecto de


los Tribunales Ordinarios y los Especiales en cuanto existe una mayor aplicación del principio
de democracia en la elección del tribunal, ya que las partes pueden, de común acuerdo, elegir
el o los árbitros que resolverán el conflicto. Además al poder seleccionar el árbitro, sin que se
requiera que sea abogado, pueden someter a su solución no sólo cuestiones jurídicas, sino que
también aspectos técnicos.

5° Economía: El arbitraje al ser más breve y poderse elegir el lugar en que se desarrolla debería
implicar menos gastos para las partes y contar con mayor rapidez con la norma particular que
emana de la sentencia arbitral para regular las relaciones entre ellas.

Esto se inserta dentro de una concepción de la jurisdicción y del rol que el Estado debe jugar
dentro de la sociedad cuando se presenta un conflicto. Los árbitros serían una especie de
privatización de la función jurisdiccional, lo que implica no ejercer una función pública.

Se ha sostenido que el Arbitraje tendrían que ser la excepción, porque:


1º El sistema no es más rápido, sino que la organización que pueda tener un árbitro o un
tribunal ordinario, puede ser más rápida o más lenta.

2º.- El acceso a la jurisdicción es gratis, siendo obvio que un Arbitraje no lo es al tenerse que
remunerar por las partes al árbitro. En consecuencia, de generalizarse las materias de arbitraje
forzoso el Estado asumiría un mayor costo en la administración de justicia al tenerse que hacer
cargo de la parte de la remuneración de los árbitros que no pueden ser cubiertas por las
personas de escasos recursos, además de la de sus abogados.

3º Los árbitros no tienen una estructura preestablecida, mientras que la justicia ordinaria si la
tiene.

El mejor funcionamiento del árbitro dependerá en consecuencia:

a) de la persona que nombremos como árbitro;

b) de su organización; y

c) de su estructura de trabajo.

Por otra parte, si bien se reconoce en el arbitraje a las partes derecho a elegir un árbitro
arbitrador que solucione el conflicto apartándose de una jurisdicción de derecho, en caso de
errarse en la elección de esta opción se deben asumir las consecuencias, ya que por regla
general los tribunales ordinarios rechazan todo recurso interpuesto contra el fallo de un
árbitro arbitrador.

4º El éxito de la función del juez como conciliador no depende del juez, sino de las partes.

No se debe confundir lo que es la mediación con lo que es el Arbitraje. La mediación busca


llegar a una solución, en una fase extrajudicial, para así resolver el conflicto, evitando seguir el
proceso; en cambio, el Arbitraje busca la solución del conflicto mediante la dictación de una
sentencia.

Hoy se tienden a confundir estos dos roles, y tanto es así, que se cree que el árbitro primero
tiene que tratar de mediar en la solución del conflicto, y en caso de fracasar, debe fallar el
conflicto, siendo obviamente funciones incompatibles.

Tanto se confunden estos roles que nuestro C.O.T. denomina a los árbitros arbitradores
también como amigables componedores. La primera función del árbitro es resolver el
conflicto, y no la mediación o composición que es extrajudicial y busca solucionar el conflicto
para evitar el juicio, estimándose incluso perjudicial para la imparcialidad e imagen del juez
que tomen contacto privado con una de las partes.

De acuerdo con lo anterior, el Arbitraje debiera ser:

a) obligatorio, en el caso conflictos entre sociedades anónimas abiertas y de entidades con


mayores recursos o materias complejas de resolver en atención a la multiplicidad de asuntos
que comprenden como las liquidaciones de patrimonios, porque importan un mayor costo en
cuanto a su dedicación por parte del aparato estatal debiendo los jueces ordinarios distraer
una gran cantidad de su tiempo a resolver este tipo de asuntos atendida su complejidad y
cuantía.

b) facultativo, para el resto de los asuntos en atención a que las partes voluntariamente
siempre pueden convenir en acudir al árbitro, evitándose la existencia de cláusulas de
adhesión que conduzcan a arbitraje a las personas de escasos recursos.

2.- REGLAMENTACIÓN

El arbitraje se regula en su aspecto orgánico, esto es, en relación con los árbitros, en el Título
IX del C.O.T. (Arts. 222 y S.S.); y al procedimiento que deben aplicar los árbitros se refiere el
título VIII del libro III del C.P.C.( arts 628 a 644). Al procedimiento especial que debe seguirse
en los juicios de partición se refiere el título IX del C.P.C. (arts. 645 a 666).

3.- NATURALEZA JURIDICA DEL ARBITRAJE.

Respecto de la naturaleza jurídica del arbitraje se han sustentado tres teorías: 1°.- Privatista o
Contractualista. 2° Publicista o Jurisdiccional y 3° Mixta o Intermedia.

3.1. Teoría Privatista o Contractualista.

El arbitraje reconoce su origen en la autonomía de la voluntad. La misión del árbitro surge del
contrato celebrado por las partes, ya que mediante tal éstas le encomiendan la solución de un
conflicto. Y es así que el árbitro al dictar la sentencia o laudo cumple con el cometido confiado.

El arbitraje se equipara a un contrato privado, como una manifestación más de la soberanía y


poder de disposición de las partes sobre sus relaciones jurídicas.

Los actos contractuales que las partes celebran para confiar al árbitro la solución del conflicto
son el compromiso y la cláusula compromisoria.

“Tanto el proceso arbitral como la calidad y funciones de los árbitros es de carácter privado y,
por consiguiente, estos últimos no administran justicia en nombre del Estado, sino por
voluntad de las partes, y ello se explica, pues, no son funcionarios estatales, sino simples
particulares a los cuales se les ha encomendado la misión de resolver una determinada
cuestión sobre un derecho transigible de las partes y es precisamente en base a éste de donde
derivan las facultades del árbitro.

“Los árbitros no ejercen jurisdicción porque ella una facultad exclusiva e indelegable del
Estado, y es por ello que no gozan de imperium para lograr el cumplimiento de su decisión.

“El arbitraje, en consecuencia, testimonia fundamentalmente el acuerdo de las partes, las que
libremente han decidido como, por qué personas y según qué reglas debe ser resuelto el
litigio.

3.2. Teoría Publicista o Jurisdiccional.

El arbitraje reconoce su origen en la ley, la que permite a un tercero, denominado árbitro, la


solución de un conflicto mediante la dictación de una sentencia o laudo, la que se puede hacer
cumplir coercitivamente ejerciéndose la facultad de imperio por los tribunales ordinarios.
Es el Estado el que otorga la calidad de juez al árbitro; las partes sólo se limitan a nombrarlo.

Es el legislador quien le asigna al árbitro el carácter de juez, por lo que no estaríamos en


presencia de una delegación del ejercicio de la jurisdicción.

El laudo o la sentencia que pronuncia el árbitro se equipara a la sentencia que dicta un juez
estatal, por lo que se le reconoce a ambos su carácter de título ejecutivo para obtener su
cumplimiento, desconociéndose a los árbitros sólo su imperio, atendido el carácter de
particulares que revisten.

Según esta concepción, los árbitros cumplen una función similar a los tribunales ordinarios de
justicia, porque dirimen con sus fallos las controversias entre las partes, dando a cada uno lo
que les corresponde. Se trataría de una actividad jurisdiccional entregada en manos de entes
privados.

3.2. Teoría Mixta o Intermedia.

La polémica en torno a la naturaleza jurídica del arbitraje ha decaído por la adopción de esta
teoría, según la cual el arbitraje es una institución sui generis, de naturaleza híbrida, en la que
conviven, como un todo indisoluble, el origen contractual de la misma, el acuerdo arbitral, con
sus efectos procesales que ella produce, como ocurre con la sentencia.

Según esta teoría en el arbitraje nos encontraríamos con una jurisdicción convencional.

En su origen, el arbitraje tendría un carácter contractual, dado que la decisión de someter el


asunto a la solución del árbitro emanaría de la voluntad de las partes.

De allí, que el desconocimiento del compromiso celebrado por las partes por haber acudido
una de las partes a plantear el conflicto ante la justicia ordinaria, permite hacer valer la
excepción de compromiso que las obliga a acudir para la solución del conflicto ante el árbitro.

En cuanto a la decisión del conflicto por parte de la sentencia o laudo del árbitro, ésta se
asimilaría en cuanto a su naturaleza y efectos a un acto de naturaleza pública, como lo es la
sentencia que se pronuncia por parte de los tribunales ordinarios.

De acuerdo con ello, es que se asimila el laudo del árbitro a la sentencia pronunciada por los
tribunales ordinarios, generando ambas la acción y efecto de cosa juzgada.

La doctrina española moderna nos señala que el arbitraje es una institución contractual por su
origen y procesal por sus efectos.

4.- CLASIFICACION DEL ARBITRAJE.

El arbitraje se puede clasificar desde diversos puntos de vista:

a.- Según el número de árbitros: Singular o plural

b..- Según la forma en que el árbitro resuelve el conflicto: Arbitraje de derecho o de equidad

c.- Según forma en que se administra el arbitraje y se designa el árbitro: Arbitraje Ad Hoc y
Arbitraje Institucional.-
Nos encontraremos en presencia de un arbitraje institucional en los casos en que la
administración del arbitraje y la designación del árbitro se encomienda a una persona jurídica,
como ocurre con la Cámara Internacional de Arbitraje; y en nuestro país, con la Cámara de
Comercio..

En el arbitraje ad hoc son las partes quienes directamente designan el árbitro y administran el
arbitraje, sin que intervenga ninguna institución.

d.- Según la materia en que recae el arbitraje: Arbitraje Forzoso, Arbitraje Prohibido y Arbitraje
Facultativo.

e.- Según los factores que intervienen en el conflicto: Arbitraje Nacional y Arbitraje
Internacional.

Dicho carácter se determina según los tratados, y en subsidio por la ley interna de los Estados.
Ej. art 1° N° 3 de la ley 19.971.94

5.- CONCEPTO

Los árbitros han sido definidos por el legislador en el artículo 222 del C.O.T. al señalarnos que
“se llaman árbitros los jueces nombrados por las partes, o por la autoridad judicial en subsidio,
para la resolución de un asunto litigioso”.

De la definición legal se pueden extraer las siguientes características:

a) Son jueces, porque la ley así lo dispone.

b) Su origen, no en cuanto a órgano, sino en cuanto a que la persona concreta que va a ocupar
el cargo, puede ser decidido por: 1. Las partes; o 2. la autoridad judicial en subsidio.

c) La misión del árbitro, como todo juez, es la solución de un conflicto.

El conflicto que puede resolver el árbitro, es sólo aquel que las partes de común acuerdo
someten a su conocimiento, a menos que se trate de un asunto de arbitraje forzoso, en cuyo
caso es el legislador el que precisa la materia que debe resolver el árbitro.

6.- CLASES DE ÁRBITROS

El art. 223 del C.O.T. señala dos categorías, existiendo una tercera variante, pudiendo
distinguirse:

a) árbitro de derecho.

b) árbitro arbitrador o amigable componedor.

c) árbitro mixto.

Esta clasificación de los árbitros se efectúa en consideración:

1. A la forma en que deben fallar el asunto; y

2. Al procedimiento que deben aplicar.


a) Árbitros de derecho.

De conformidad al artículo 223 inc.2º del C.O.T., el árbitro de derecho fallará con arreglo a la
ley y se someterá, tanto en la tramitación como en el pronunciamiento de la sentencia
definitiva, a las reglas establecidas para los jueces ordinarios, según la naturaleza de la acción
deducida.

De acuerdo con ello, el árbitro de derecho:

1. Falla con arreglo a la ley al igual que los jueces ordinarios.

2. En el procedimiento se someterán a las reglas establecidas para los jueces ordinarios según
la naturaleza de la acción (pretensión) deducida.

b) Árbitros arbitradores.

De conformidad al artículo 223 inc.3º del C.O.T., el arbitrador fallará obedeciendo a lo que su
prudencia y la equidad le dictaren, y no estará obligado a guardar en sus procedimientos y en
su fallo otras reglas que las que las partes hayan expresado en el acto constitutivo del
compromiso, y si éstas nada hubieren expresado, a las que se establecen para este caso en el
Código de Procedimiento Civil.

De acuerdo con ello, el árbitro arbitrador:

1. Falla de acuerdo a lo que su prudencia y equidad le dictaren (art. 640 nº4 C.P.C.).

2. Tramita el asunto conforme al procedimiento establecido por las partes, y a falta de éste,
debe aplicar las normas mínimas que establece el C.P.C., que consisten en oír a las partes y
agregar al proceso los instrumentos que se le presenten. (art. 627 C.P.C.), siendo sólo estas las
normas ineludibles de aplicarse en la tramitación por el árbitro arbitrador. Como ejemplo de
ello, el art. 638 del C.P.C. establece que el arbitrador recibirá la causa a prueba sólo si lo estima
conveniente.

c) Árbitros mixtos.

De conformidad al inciso final del artículo 223 inc.3º del C.O.T., “en los casos en que la ley lo
permita, podrán concederse al árbitro de derecho facultades de arbitrador, en cuanto al
procedimiento, y limitarse al pronunciamiento de la sentencia definitiva la aplicación estricta
de la ley.

De acuerdo con ello, el árbitro mixto es un árbitro de derecho, pero que se caracteriza por
otorgársele facultades de arbitrador en cuanto al procedimiento.

Conforme con lo anterior, el árbitro mixto:

1. Falla con arreglo a la ley.

2. Tramita el asunto como árbitro arbitrador según las reglas ya señaladas.

El árbitro mixto es un árbitro de derecho al que se le han dado atribuciones de arbitrador sólo
en cuanto al procedimiento, por lo que procede el recurso de casación en el fondo en contra
de la sentencia definitiva o interlocutoria que ponga término al juicio o haga imposible su
continuación, inapelable y pronunciada por un árbitro mixto en asuntos de competencia de
una Corte de Apelaciones.

7.- REQUISITOS PARA SER ÁRBITRO.

Se pueden distinguir requisitos positivos y negativos.

Los requisitos positivos se establecen en el art. 225 del C.O.T y ellos son:

1. Tener mayoría de edad (18 años). Los abogados habilitados para ejercer la profesión,
pueden ser árbitros aún cuando sean menores de edad.

2. Tener la libre disposición de los bienes (capacidad de ejercicio).

3. Saber leer y escribir.

4. Para ser árbitro de derecho, se requiere ser abogado.

Los requisitos negativos son verdaderas prohibiciones para desempeñarse como árbitros.- De
acuerdo con ello, no pueden ser árbitros:

1. Las personas que litigan, excepto en el caso de la partición de bienes (Arts. 226 COT y 1324 y
1325 del C.C.).

2. El juez que actualmente estuviere conociendo de la causa, excepto cuando el nombrado


tuviere con alguna de las partes originariamente interesadas en el litigio, algún vínculo o
parentesco que autorice su implicancia o recusación (arts. 226 y 317 C.O.T.).

3. Los fiscales judiciales no podrán aceptar compromisos, excepto cuando el nombrado tuviere
con alguna de las partes originariamente interesada en el litigio, algún vínculo de parentesco
que autorice su implicancia o recusación (art. 480 C.O.T.).

4. Los notarios (art. 480 C.O.T.)

Conforme con estos requisitos positivos y negativos se desprende que en nuestra legislación
sólo pueden ser árbitros las personas naturales que cumplan dichos requisitos y no las persona
jurídicas.

8.- NUMERO DE ÁRBITROS QUE PUEDEN DESIGNARSE PARA LOS EFECTOS DE DESEMPENAR
EL COMPROMISO.

Esta materia se encuentra regulada en los artículos 237 y 238 del COT, y 631 y 641 del CPC.

El principio general, es que las partes de común acuerdo pueden designar el número de
árbitros que deseen para la resolución del conflicto, debiendo en todo caso estar todas las
partes de acuerdo en la designación del árbitro.

En el inciso 1º del artículo 232 se contempla la exigencia de que las partes deben estar todas
de acuerdo en la persona del árbitro que debe resolver el conflicto. Al efecto, nos señala ese
precepto que “el nombramiento de árbitros deberá hacerse con el consentimiento unánime de
todas las partes interesadas en el litigio sometido a su decisión”.

En cuanto al número de árbitros que las partes pueden designar para la solución del asunto
sometido a arbitraje, ellas son libres para los efectos de determinar el número de árbitros. Al
efecto, dispone el artículo 231 del C.O.T. que “pueden las partes, si obran de acuerdo, nombrar
para la resolución de un litigio dos o más árbitros”.

Sin embargo, en los casos en que estemos en presencia de un arbitraje forzoso o de una
cláusula compromisoria y no hubiere acuerdo entre las partes respecto del número de árbitros
a designar, el legislador establece las siguientes reglas respecto del nombramiento que debe
hacerse por la justicia ordinaria:

a.- Se aplica el procedimiento para el nombramiento de peritos contemplado en el artículo 414


del C.P.C.;

b.- El juez sólo puede designar como árbitro a solo individuo

c.- El juez no puede designar como árbitros a uno de los dos primeros indicados por cada parte
en las proposiciones que cada una de ellas pudiera haber efectuado, (art. 231 inc. 2º del COT).

Si se nombran dos o más árbitros, estos deben actuar durante el curso del período arbitral, de
acuerdo con lo que las partes decidan. Si estamos ante tribunal arbitral colegiado, las partes
podrían designar a uno de los árbitros como juez substanciador. A falta de acuerdo de las
partes, los árbitros deben concurrir conjuntamente a dictar todas las resoluciones para la
substanciación de la causa (art. 237 COT).

Si los árbitros no se ponen de acuerdo (por esto siempre resulta aconsejable nombrar un
número impar de árbitros), para poder dictar una sentencia se deben aplicar las normas de los
acuerdos de las Cortes de Apelaciones.

Existe, excepcionalmente, una institución que sólo se da en el Arbitraje, llamada Tercero en


Discordia.-

Al no haber mayoría para tomar una decisión por parte de los árbitros designados, las partes
pueden contemplar que sea llamado un tercero para que éste se reúna con los árbitros y así
poder tomar una decisión (art. 237 inc. 2º del COT). Este Tercero en Discordia es una persona
que se integra al tribunal arbitral, para llegar a acordar la sentencia en conjunto con los
árbitros designados, en conformidad a las reglas de los acuerdos de las Cortes de Apelaciones.
Por lo tanto, el Tercero en discordia no puede, él solo, tomar la decisión, puesto que ésta sería
nula, pudiendo interponérsele el recurso de casación en la forma por faltar a las normas del
COT en cuanto a la integración del tribunal para dictar sentencia. ( Art. 768 Nª 2 del C.P.C.)

Si no se logra el acuerdo entre los árbitros designados sin que exista contemplada la existencia
del tercero en discordia, o luego de llamado el Tercero en Discordia no se alcanza el acuerdo,
tenemos que distinguir:

1. Si nos encontramos en presencia de un Arbitraje voluntario, y se contempla recurso de


apelación, deben elevarse todos los antecedentes al Tribunal de Alzada, para que resuelva la
cuestión, ya sea de acuerdo a las normas de derecho, si el desacuerdo es de árbitros de
derecho, ya sea en equidad si el desacuerdo es entre arbitradores.

2. Si nos encontramos en presencia de un Arbitraje voluntario, y no se contempla el recurso


de apelación, se deja sin efecto el compromiso, y las partes deben nombrar otro árbitro o
acudir a los tribunales ordinarios.

3. Si nos encontramos en presencia de un Arbitraje forzoso, y no procede recurso de


apelación, se deben nombrar nuevos árbitros.

4. Si nos encontramos en presencia de un Arbitraje forzoso y procede recurso de apelación, se


deben elevar los antecedentes al Tribunal de Alzada, que resolverá de acuerdo a derecho el
desacuerdo.

9.- PERSONAS QUE SE ENCUENTRAN FACULTADAS PARA NOMBRAR ÁRBITROS.

La facultad que deben tener las partes para la designación de árbitro se encuentra
estrechamente relacionada con el carácter que se asigna al árbitro.

Para el nombramiento de los árbitros de derecho se aplican los requisitos generales previstos
por el Código de Civil respecto de la capacidad que deben poseer las partes para concurrir a la
celebración de las convenciones que tengan por objeto la designación de un árbitro y el
sometimiento de un asunto a arbitraje.

Tratándose de los árbitros arbitradores, de conformidad a lo previsto en el inciso 1º del art.224


del C.O.T., “sólo las partes mayores de edad y libres administradoras de sus bienes podrán dar
a los árbitros el carácter de arbitradores.”

Tratándose de los árbitros mixtos, de conformidad a lo previsto en el inciso 2º del art.224 del
C.O.T., “por motivos de manifiesta conveniencia podrán los tribunales autorizar la concesión al
árbitro de derecho de las facultades de que trata el inciso cuarto del artículo anterior, aun
cuando uno o más de los interesados en el juicio sean incapaces.”

De acuerdo con ello, las reglas que rigen para la designación de un árbitro son muy simples:

a.- Las personas capaces, personalmente o a través de un mandatario, y los incapaces a través
de sus representantes legales pueden nombrar un árbitro de derecho para la solución de un
asunto.

b.- Sólo las personas capaces y jamás los incapaces, pueden nombrar un árbitro arbitrador
para la solución de un asunto.

c.- Las personas capaces, y los representantes de los incapaces, pero previa autorización
judicial y por motivos de manifiesta conveniencia, pueden nombrar árbitros mixtos.

En cuanto a las facultades de los mandatarios judiciales para designar árbitros debemos tener
presente que para la designación de árbitros de derecho y mixtos basta que el mandatario
posea las facultades ordinarias. En cambio para la designación de árbitros arbitradores y para
la renuncia de los recursos legales es necesario que el mandatario judicial cuente con
facultades especiales, las que deben serle conferidas en forma expresa conforme a lo previsto
en el inciso 2º del art. 7º del C.P.C..-

10.- IMPLICANCIAS Y RECUSACIONES DE LOS ÁRBITROS.

El art. 243 del C.O.T. altera la regla general de implicancias y recusaciones, en razón del origen
basado en el principio de la autonomía de la voluntad que puede tener el nombramiento del
árbitro.

De acuerdo con ello, se posibilita que, salvo disposición contraria de la ley, las partes puedan
nombrar a un árbitro afectado por una causal de implicancia y recusación, renunciando a hacer
valer éstas y entendiéndose que tal renuncia se da tácitamente si se efectúa el nombramiento
conociendo las partes de dicha inhabilidad.

De acuerdo con dicha norma legal, el principio general es que los árbitros nombrados por las
partes no pueden ser inhabilitados por causas de implicancia o recusación.

Excepcionalmente, las partes pueden reclamar de la implicancia o recusación que afecte al


árbitro en los siguientes casos:

a.- Si las causales de implicancia o recusación se ignoraban al tiempo de pactar el compromiso

b.- Si las causales de implicancia o recusación se configuraron con posterioridad al momento


en que pactaron el compromiso

11.- CLASIFICACIÓN DEL ARBITRAJE SEGÚN LAS MATERIAS EN QUE RECAE.

El arbitraje en atención a las materias en que recae se ha clasificado en:

1.- Arbitraje Facultativo

2.- Arbitraje Forzoso

3.- Arbitraje Prohibido

1.- Arbitraje Facultativo.

El arbitraje facultativo constituye la regla general.

En efecto, las partes pueden someter voluntariamente a arbitraje todos los conflictos respecto
de los cuales el legislador no lo hubiere prohibido (arbitraje prohibido) o respecto de las cuales
el legislador haya establecido obligatoriamente que deben ser sometidos a arbitraje (arbitraje
obligatorio).

De acuerdo con ello, el arbitraje facultativo siempre tiene su fuente en la voluntad de las
partes a través del compromiso o la cláusula compromisoria, sin que ninguna de ellas se
encuentre obligada a sustraer un asunto de la justicia ordinaria o especial para someterla al
conocimiento de un árbitro.
Al efecto, el artículo 228 del C.O.T., prevé que fuera de los casos expresados en el artículo
precedente (arbitraje obligatorio), nadie puede ser obligado a someter al juicio de árbitros una
contienda judicial.

2.- Arbitraje Forzoso u obligatorio.

El legislador ha establecido diversas materias de arbitraje obligatorio, en atención


fundamentalmente al tiempo que debe dedicarse para la solución del asunto por la
complejidad que revisten, los que comprenden no sólo asuntos jurídicos, sino que de
liquidación de patrimonios mediante la celebración de uno o varios actos de administración y
de disposición de determinados bienes para liquidar activos y saldar deudas y la realización de
diversos cálculos numéricos para liquidar un patrimonio pagando los derechos a quienes
concurren a éste.

En otras palabras, los asuntos de arbitraje obligatorio son de competencia del árbitro,
habiendo sido el legislador quien los ha sustraído en atención de la materia del conocimiento
de los tribunales ordinarios y especiales.

Los casos de arbitraje forzoso se establecen el art. 227 del C.O.T., y ellos son:

1. La liquidación de una sociedad conyugal o de una sociedad colectiva o en comandita civil, y


la de las comunidades; Excepción en que no es competencia del árbitro la liquidación de la
sociedad conyugal: Los interesados de común acuerdo, pueden también solicitar al juez que
conoce del procedimiento de separación judicial, la declaración de nulidad del matrimonio o
divorcio, que liquide la sociedad conyugal o el régimen de participación en los gananciales que
hubo entre los cónyuges.

2. La partición de bienes;

3. Las cuestiones a que diere lugar la presentación de la cuenta del gerente o del liquidador de
las sociedades comerciales y los demás juicios sobre cuentas. Respecto de las cuentas se
deben distinguir tres situaciones:

a) El asunto en relación con la cuenta puede consistir sólo en la determinación de si existe la


obligación de rendir la cuenta. Este no es un asunto contencioso civil de arbitraje forzoso
siendo de competencia de los tribunales ordinarios. Este conflicto debe tramitarse y resolverse
conforme a las normas del juicio sumario según lo previsto en el artículo 680 Nº 8 del C.P.C.

b) La rendición de la cuenta, ya sea que se haga por la parte que tiene la obligación de rendirla
o por la otra parte en lugar de ésta en caso de encontrarse aquella remisa en el cumplimiento,
tampoco es un asunto de arbitraje forzoso, regulándose el procedimiento conforme al cual
debe efectuarse la presentación de la cuenta en el Título XII del Libro III ( Del Juicio de Cuentas)
del C.P.C..- (arts. 693 a 696).

c) La solución de las objeciones que se realicen respecto una cuenta que se hubiere
presentado dentro del procedimiento del Juicio de Cuentas es un asunto de arbitraje forzoso y
debe ser resuelto por un árbitro.
4. Las diferencias que ocurrieren entre los socios de una sociedad anónima, o de una sociedad
colectiva o en comandita comercial, o entre los asociados de una participación, en el caso del
artículo 415 del Código de Comercio;

5. Los demás que determinen las leyes.

Pueden, sin embargo, los interesados resolver por sí mismos estos negocios, si todos ellos
tienen la libre disposición de sus bienes y concurren al acto, sin perjuicio de lo dispuesto en el
artículo 645 del Código de Procedimiento Civil96

3.- Arbitraje Prohibido.

El legislador, en atención a tratarse de asuntos de orden público, ha excluido la posibilidad de


que determinados asuntos puedan sustraerse por las partes del conocimiento de los tribunales
ordinarios y especiales, con lo cual nos encontramos en presencia de situaciones de asuntos
respecto de los cuales el arbitraje se ha prohibido de ser utilizado como un medio para arribar
a la solución del conflicto.

Las materias de arbitraje prohibido que el legislador ha contemplado son las siguientes:

1º.- Las cuestiones que versen sobre alimentos. Art. 229 C.O.T

2º.- Las cuestiones que versen sobre el derecho de pedir la separación de bienes entre marido
y mujer. Art. 229 C.O.T

3º.- Las causas criminales. Art. 230 C.O.T.

4º.- Las causas de policía local. Art. 230 C.O.T.

5º.- Las causas en que debe ser oído el fiscal judicial Art. 230 C.O.T.

El artículo 357 del C.O.T. establece las causas en que debe ser oída la fiscalía judicial y en las
cuales no puede someterse el asunto a arbitraje, siendo ellas:

a.- Las contiendas de competencia suscitadas por razón de la materia de la cosa litigiosa o
entre tribunales que ejercen jurisdicción de diferente clase;

b.- Los juicios sobre responsabilidad civil de los jueces o de cualesquiera empleados públicos,
por sus actos ministeriales;

c.- Los juicios sobre estado civil de alguna persona;

d.- Los negocios que afecten los bienes de las corporaciones o fundaciones de derecho público,
siempre que el interés de las mismas conste del proceso o resulte de la naturaleza del negocio
y cuyo conocimiento corresponda al tribunal indicado en el artículo 50, y

e.- En general, en todo negocio respecto del cual las leyes prescriban expresamente la
audiencia o intervención del ministerio público.
6º.- Las causas que se susciten entre un representante legal y su representado. Art. 230 C.O.T.

Respecto de los casos en los cuales nos encontremos en un asunto en que concurran a la vez
normas que nos señalen que es una materia de arbitraje prohibido con otras que establecen la
obligatoriedad del arbitraje, deben primar en su aplicación para la solución de la
contraposición de normas las que contemplan el arbitraje obligatorio o forzoso.

Al efecto, el inciso final del art. 230 del C.O.T. nos señala que las normas de arbitraje prohibido
deben entenderse sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 227, esto es, las que establecen el
arbitraje obligatorio. Así, por ejemplo, si debe efectuarse una partición de la herencia del
abuelo entre el padre y su hijo menor de edad como heredero, prima la norma que establece
el arbitraje obligatorio de la partición respecto de aquella que prohíbe el arbitraje en las
causas que se suscitan entre un representante legal y su representado.

13.- LAS FUENTES DEL ARBITRAJE.

a.- La Ley

b.- El Testamento

c.- Resolución Judicial

d.- La voluntad de las partes

13.a. La Ley

La ley es una fuente remota de todo arbitraje por cuanto se limita a establecer la procedencia
del Arbitraje, ya sea en forma obligatoria o facultativa, pero dejando la designación del árbitro
a la voluntad de las partes y en subsidio a una resolución judicial. La ley es la que posibilita la
existencia del Arbitraje como mecanismo de solución de conflictos.

Este tema es de gran importancia porque siempre debe existir una ley que contemple la
posibilidad de un Arbitraje, puesto que en caso contrario se infringiría el principio de la
legalidad orgánica contemplado en el artículo 76 de la Constitución Política.

La designación del árbitro queda entregada a la voluntad de las partes y en subsidio a una
resolución judicial.

¿Qué sucedería si se designara por la ley a una determinada autoridad para que resolviera
todos los conflictos que se susciten dentro de una materia determinada con las facultades de
un árbitro? ¿Estaríamos ante un árbitro o ante un tribunal especial?

En este caso claramente nos encontraríamos en presencia de un tribunal especial y no de un


árbitro, dado que estos se caracterizan por ser accidentales; por otra parte, es de la esencia
que la designación del árbitro la efectúen las partes o en subsidio a la resolución judicial; y
finalmente, el árbitro no se constituye para conocer de toda una clase de materias, sino que
sólo respecto del conflicto específico que las partes someten a su conocimiento por medio del
compromiso o la cláusula compromisoria.
13.b. El Testamento

De acuerdo a lo previsto en los artículos 1318 y 1325 del Código Civil, se establece que el
testador es uno de los sujetos que puede hacer la partición en su testamento; y por otra parte,
se contempla que el testador puede designar en su testamento a la persona que ha de
efectuar la partición de la herencia en una sucesión testada.

Sin perjuicio de lo anterior, debemos tener presente que en la partición prima el principio de la
Autonomía de la voluntad, puesto que 1) Los herederos de común acuerdo pueden efectuar la
partición ( art. 1325 C. Civil) y 2) De no lograrse lo anterior, pueden de común acuerdo
designar un árbitro partidor, pudiendo incluso impugnar la designación del árbitro que
efectuará la partición efectuada por el causante o testador por alguna causal de implicancia o
recusación ( art. 1324 C.Civil) . La partición, que es una especie de arbitraje, será necesaria sólo
en caso que no exista acuerdo entre los herederos para efectuarla ellos de consuno.

13.c. La Resolución Judicial

No es una fuente en cuanto al origen de la obligación de ir a Arbitraje, puesto que la obligación


de acudir al arbitraje se encuentra siempre en la ley (arbitraje forzoso u obligatorio) o en la
voluntad de las partes (arbitraje facultativo).

Sin perjuicio de ello, la resolución judicial puede ser una fuente supletoria de la voluntad de las
partes en cuanto a la designación del árbitro. Para tal efecto es importante distinguir:

a) Arbitraje Forzoso: La obligación de llevar el asunto al conocimiento del árbitro es


establecida por el legislador.

En este caso está claro que el conflicto debe ser resuelto por Arbitraje, ya que el acuerdo de
voluntades se limita a designar un árbitro; y si las partes no llegan a acuerdo en la designación,
opera la resolución judicial para efectuar dicha designación. Para alegar la incompetencia de
un tribunal, en vista de estar ante una materia de Arbitraje Forzoso, nos basaremos en la ley
(su fuente).

b) Arbitraje Facultativo: El origen directo del Arbitraje es la voluntad de las partes a través del
compromiso o de una cláusula compromisoria.

El compromiso es una convención en virtud de la cual se sustrae por las partes el conocimiento
de un determinado conflicto de los tribunales ordinarios para someterlo al conocimiento y
resolución de un árbitro, el que se designa en el mismo compromiso.

Si el árbitro designado no acepta el cargo, el compromiso terminará (el contrato de


compromiso no pudo producir sus efectos) por lo que el conflicto vuelve a los tribunales
ordinarios, sin que pueda el juez en subsidio de las partes nombrar un árbitro.

En la Cláusula Compromisoria, en cambio, se sustrae de la justicia ordinaria el conocimiento de


un determinado conflicto para someterlo al conocimiento de un árbitro a ser designado de
común acuerdo por las partes con posterioridad a su celebración; y a falta de acuerdo, la
designación del árbitro se debe hacer por la autoridad judicial.
Aquí, aunque no acepten los árbitros designados por las partes, igual llegaremos a un árbitro
porque este lo designará la autoridad judicial, y serán incompetentes los tribunales ordinarios
para conocer del conflicto sometido a la resolución del árbitro.

La resolución judicial en cuanto a la designación del árbitro, es, necesariamente, fuente


subsidiaria en los casos de Arbitraje Forzoso, y será fuente supletoria de la voluntad de las
partes en los casos que se hubiere celebrado una cláusula compromisoria.

No será fuente supletoria la resolución judicial en el compromiso, porque si los árbitros


designados en el compromiso no aceptan, se termina el compromiso y el asunto vuelve a la
justicia ordinaria.

En consecuencia, la ley reglamenta el Arbitraje y permite que se lleve a cabo en ciertas


materias. En el caso del Arbitraje Forzoso determina que necesariamente ciertas materias sean
resueltas por un árbitro, caso en el que la voluntad de las partes queda limitada sólo a la
designación del árbitro.

En el arbitraje facultativo la labor de las partes es doble: 1) Deciden sustraer la resolución del
conflicto de los Tribunales Ordinarios; y 2) Designan el árbitro que debe dar solución al
conflicto.

La competencia del árbitro en los casos de Arbitraje Facultativo o Permitido se basa en el


acuerdo de las partes que consta en el compromiso o en la cláusula compromisoria. Las partes
en el arbitraje facultativo deben celebrar una convención para el efecto de sustraer el
conocimiento del asunto de los tribunales ordinarios para entregárselos al árbitro.

La fuente de la competencia en este caso es el acuerdo de las partes (compromiso o cláusula


compromisoria)

De acuerdo con ello, si se alega la INCOMPETENCIA de un Tribunal Ordinario, tenemos que:

a) En un Arbitraje Forzoso, la excepción se basará en la ley; y

b) En un arbitraje facultativo, la excepción se basará en el COMPROMISO o en la CLÁUSULA


COMPROMISORIA

En los asuntos de Arbitraje Prohibido si se designa igualmente un árbitro, esa designación será
absolutamente ineficaz, ya que ese árbitro no tendría ni jurisdicción ni competencia. En ese
caso la voluntad de las partes, por primar el Orden Público, está absolutamente excluida.

13.d. La Voluntad de las Partes

En los asuntos de Arbitraje Prohibido si se designa igualmente un árbitro, esa designación será
absolutamente ineficaz, ya que ese árbitro no tendría ni jurisdicción ni competencia. En ese
caso la voluntad de las partes, por primar el Orden Público, está absolutamente excluida.

En el Arbitraje Facultativo, la voluntad de las partes se manifiesta a través de:

a) El compromiso
b) La cláusula compromisoria

Aquí, como se señaló anteriormente, la voluntad de las partes será tanto fuente de la
obligación de ir a Arbitraje como de la designación de la persona del árbitro.

14.- EL COMPROMISO

14.1. CONCEPTO

El Compromiso es la convención por medio de la cual las partes sustraen del conocimiento de
los tribunales ordinarios uno o más asuntos litigiosos determinados, presentes o futuros, para
someterlos a la resolución de uno o más Árbitro que se designan en el acto mismo de su
celebración.

¿Por qué el compromiso es una convención y no contrato?

En este caso se dice que el compromiso es una convención y no un contrato porque el


compromiso EXTINGUE una obligación procesal como es la de concurrir a la resolución del
conflicto ante los tribunales ordinarios, debiendo acudir ante los árbitros que se designan en
dicha convención.

El compromiso no genera ninguna obligación procesal, sino que está extinguiendo una
obligación procesal, como era la de acudir a los Tribunales ordinarios para la resolución del
conflicto.

En cambio, la cláusula compromisoria se caracteriza por ser un contrato.

14.2. CARACTERISTICAS DEL COMPROMISO COMO CONVENCION

a) Es una convención, porque para los efectos de sustraer el conocimiento del asunto de los
tribunales ordinarios y someterlos a la resolución del árbitro requiere el consentimiento de
todas las partes en el conflicto;

b) Es una convención o acto jurídico procesal, porque está dirigida a producir sus efectos en el
proceso.

14.3. EFECTO QUE SE PERSIGUE A TRAVÉS DEL COMPROMISO

El compromiso persigue como efecto sustraer del conocimiento de los tribunales ordinarios
determinados conflictos presentes o futuros para someterlos a la resolución de uno o más
árbitros, los que se designan en la convención.

En consecuencia, el compromiso es una excepción a la regla general de la competencia de la


radicación, porque si yo estoy llevando a cabo un proceso ante un tribunal ordinario (conflicto
presente) puedo celebrar un compromiso y sustraer el conocimiento de ese conflicto del
tribunal ordinario (porque ya estaba radicado) y someterlo al conocimiento del árbitro que
designa en el compromiso.

Si estamos ante un conflicto futuro no hay una excepción a la radicación, porque en este caso
voy directamente ante el árbitro para iniciar el proceso.
¿Qué pasa si una de las partes desconoce esta situación y decide, a pesar de haber celebrado
el compromiso, ir a la justicia ordinaria?

En este caso se generó una excepción dilatoria que se ha denominado EXCEPCION DE


COMPROMISO que no aparece específicamente mencionada en el art. 303 CPC y por ello se
debe encuadrar en la excepción del Nº6 (excepción de la dilatoria de compromiso)

El compromiso válidamente celebrado genera el efecto impeditivo para las partes de no poder
acudir a los tribunales ordinarios y de allí nace la denominada excepción de compromiso para
que se oponga en caso de desconocerse los efectos que genera la celebración de esa
convención.

De acuerdo con lo anterior, podemos concluir que los efectos que genera el compromiso son
los siguientes:

1) Extingue la jurisdicción del tribunal ordinario para conocer del asunto que ha sido sometido
a compromiso, siempre y cuando se trate de un arbitraje facultativo, ya que tratándose de un
arbitraje obligatorio la sustracción del conocimiento del tribunal ordinario la hace el legislador.

Celebrado que sea el compromiso se genera la excepción de compromiso, la cual se opone


para impedir que un tribunal ordinario conozca del asunto (Excepción dilatoria ART 303 Nº6
C.P.C)

2) Como convención procesal es obligatoria para las partes, encontrándose éstas ligadas al
árbitro designado para la resolución del asunto. Por su parte el árbitro está obligado, una vez
aceptado el compromiso, a desempeñar el arbitraje

3) Como toda convención puede ser dejada sin efecto por acuerdo de las partes, ya que prima
el principio de la autonomía de la voluntad. Incluso, el legislador contempla el caso de termino
tácito del compromiso si las partes acuden de común acuerdo a la justicia ordinaria o a otros
árbitros. ART. 240 Nº 1 DEL C.O.T.

14.4. ELEMENTOS

El compromiso es un acto jurídico procesal nominado, por cuanto se encuentra regulado por
parte del legislador en el Código Orgánico de Tribunales.

Respecto de la regulación del compromiso en el Código Orgánico de Tribunales, podemos


distinguir los requisitos generales, sin perjuicio de los contemplados además en el Código Civil
y requisitos específicos.

14.4.1. Requisitos Generales

a.- El consentimiento:

Revistiendo el compromiso la naturaleza jurídica de una convención, se requiere para su


existencia, como primer elemento, el acuerdo de las partes de un conflicto destinado a
perfeccionar su celebración.
El artículo 232 del C.O.T previene que “el nombramiento de árbitros deberá hacerse con el
consentimiento unánime de todas las partes interesadas en el litigio sometido a su decisión.”

El consentimiento puede ser manifestado por los representantes legales de las partes en
conformidad al 1448 C.C., excepto cuando se trata del nombramiento de árbitros arbitradores;
porque en este caso se necesita de la capacidad de ejercicio para constituir el compromiso. Al
efecto, el artículo 224 del C.O.T. previene que “sólo las partes mayores de edad y libres
administradoras de sus bienes podrán dar a los árbitros el carácter de arbitradores.”.-
Tratándose de árbitros mixtos se requiere de la autorización judicial previa conforme a lo
establecido en el inciso 2º del mencionado art.224.

Tratándose de los representantes convencionales y los mandatarios judiciales debemos tener


presente que la facultad de constituir compromiso y la de designar Árbitro arbitrador no están
comprendidos dentro de las facultades del mandatario general, ni tampoco dentro de las del
mandatario judicial.

Respecto del mandatario convencional, prevé expresamente el artículo 2141 del C. Civil que la
facultad de transigir no comprende la de comprometer ni viceversa”.

Por su parte, el artículo 7º del C.P.C establece que un mandatario judicial no posee dentro de
sus facultades ordinarias las de comprometer y designar un árbitro arbitrador, por lo que para
poder ejercer esas facultades se requiere que ellas se confieran expresamente por el
mandante al mandatario judicial conforme a lo previsto en el inciso 2º de ese precepto, el que
enumera las facultades extraordinarias, las que requieren ser conferidas expresamente al
mandatario para que las posea y pueda ejercerlas.

La sanción que se contempla para un mandatario que compromete y confiere a un árbitro la


facultad de arbitrador sin habérsele otorgado las facultades especiales que se requieren para
tal efecto es la inoponibilidad procesal. El compromiso celebrado no va a empecer (afectar) a
la parte que no hubiere concurrido a celebrarlo a través de un mandatario judicial que carezca
de facultades para ello.

b.- La Capacidad:

Respecto de la capacidad se contemplan las siguientes reglas:

a) Para nombrar un árbitro arbitrador se requiere ser mayor de edad y tener libre
administración de los bienes Art. 224 inc. 1º C.O.T.

b) Para nombrar un árbitro mixto, lo pueden hacer los representantes legales de los incapaces,
pero previa autorización judicial, la que debe ser otorgada sólo por motivos de manifiesta
conveniencia. Art. 224 inc. 2º C.O.T.

c) Para nombrar un árbitro derecho se requiere poseer capacidad de goce y de ejercicio. Sin
embargo, en caso de incapacidad de ejercicio de una parte, puede su representante legal
designar un árbitro de derecho, sin requerir de autorización judicial previa para ello.

Sin perjuicio de lo anterior, es menester tener presente las siguientes reglas especiales:
a.1. ) El artículo 396 del C. Civil establece que el tutor o curador puede proceder a la partición
de los bienes raíces o hereditarios que el pupilo posea con otros proindiviso previa
autorización judicial. art. 396 C.C. -> partición de bienes hereditarios

a.2.) El artículo 400 del Código Civil prevé que el tutor o curador requiere de decreto judicial
previo para someter a compromiso derechos del pupilo que se valúen en más de un centavo o
sobre bienes raíces, debiendo con posterioridad, además, someterse el fallo del
compromisario a la aprobación judicial bajo pena de nulidad, medidas que se adoptan para
proteger el pupilo.

c.- Objetivo Lícito:

El objeto del compromiso está constituido por el nombramiento de uno o más árbitros,
sustrayendo el conocimiento del asunto de los tribunales ordinarios para entregárselo a él.

En consecuencia, nos encontraremos que un compromiso adolecerá de objeto ilícito en todos


los casos en que se nombre un árbitro para la resolución de asuntos que sean materias de
arbitraje prohibido, y que se contemplan en los artículos 230 y 231 del C.O.T.

4.- Causa Lícita

La causa será lícita cuando su objetivo sea sustraer el asunto de los tribunales ordinarios para
la decisión del conflicto por parte del árbitro.

No habría una causa lcita, cuando las partes acuden a un árbitro para los efectos que resuelva
el compromiso en un determinado sentido previamente convenido por ellas con el fin de
perjudicar a un tercero.

5.- Solemnidad.

El compromiso es una convención solemne, puesto que de conformidad a lo previsto en el


inciso 1º del art. 234 del C.O.T. “el nombramiento de árbitro deberá hacerse por escrito.”

La solemnidad consiste en la simple escrituración, por lo que el compromiso puede constar en


un documento público o privado.

Además, el compromiso puede celebrarse como una cláusula dentro de un determinado


contrato o en un documento separado en el cual se contemplen todas las menciones previstas
por parte del legislador, sea con anterioridad o luego de haber surgido un conflicto entre las
partes sobre una determinada materia.

14.4.2. REQUISITOS ESPECÍFICOS.

El compromiso es un contrato nominado, pudiendo distinguir a su respecto elementos


esenciales, de la naturaleza y accidentales
A. ELEMENTOS DE LA ESENCIA.

Los elementos de la esencia del compromiso se contemplan en los Nºs 1, 2, y 3; del artículo
234 del C.O.T. y son los que permiten identificar a un proceso, pudiendo distinguir los
elementos subjetivos (tribunal y partes) y el elemento objetivo ( el conflicto).

Los elementos de la esencia subjetivos del arbitraje y que también deben concurrir respecto
del proceso son:

a.- Determinación de las partes.

Al efecto, prevé el artículo 234 en su Nº 1 que “en el instrumento en que se haga el


nombramiento de árbitro deberán expresarse: 1. El nombre y apellido de las partes litigantes”.

b.- Determinación del tribunal.

Al efecto, prevé el artículo 234 en su Nº 2 que “en el instrumento en que se haga el


nombramiento de árbitro deberán expresarse: 2. El nombre y apellido del árbitro nombrado”

El elemento de la esencia objetivo del arbitraje y que también deben concurrir respecto del
proceso consiste en:

c.- La determinación del conflicto que debe resolverse.

Al efecto, prevé el artículo 234 en su Nº 3 que “en el instrumento en que se haga el


nombramiento de árbitro deberán expresarse: 3. El asunto sometido al juicio arbitral.

Estos elementos esenciales son los que deben concurrir en toda convención para que nos
encontremos en presencia de un compromiso. Si no concurre alguno de estos tres elementos
no nos encontraremos ante un compromiso. Al efecto, prevé inciso final del 234 que “faltando
la expresión de cualquiera de los puntos indicados en los No. 1., 2. y 3., no valdrá el
nombramiento.”

B.- ELEMENTOS DE LA NATURALEZA.

Son todos aquellos previstos por el legislador que, sin ser esenciales al compromiso, se
entienden incorporados a él sin necesidad de la estipulación de una cláusula especial, pero que
pueden ser modificados por las partes.

Los elementos de la naturaleza que contempla el legislador respecto del compromiso son los
siguientes:

b.1. Facultades del árbitro.

Si las partes no expresaren con qué calidad es nombrado el árbitro, se entiende que lo es con
la de árbitro de derecho. Art. 235 inc. 1º del C.O.T.

b.2. Lugar en que debe desarrollarse el compromiso o arbitraje.

Si faltare la expresión del lugar en que deba seguirse el juicio, se entenderá que lo es aquel en
que se ha celebrado el compromiso. Art. 235 inc. 2º del C.O.T.
b.3. Tiempo en que debe desarrollarse el compromiso o arbitraje.

Si faltare la designación del tiempo, se entenderá que el árbitro debe evacuar su encargo en el
término de dos años contados desde su aceptación. Art. 235 inc. 2º del C.O.T.

Respecto del tiempo para desarrollar el arbitraje debemos tener presente que:

b.3.1..- El plazo para que el árbitro cumpla con su encargo no se cuenta desde su designación,
sino que desde el momento en que éste acepta el cargo.

El árbitro generalmente es nombrado por las partes en una cláusula de un determinado


contrato.

Suscitado el conflicto que en el contrato se ha sometido a arbitraje, una de las partes o ambas
actuando de consuno deben proceder a efectuar las gestiones para que el árbitro acepte el
cargo.

Una posibilidad es el árbitro manifestará su aceptación al cargo y jure desempeñar su cargo


por escritura pública.

Otra posibilidad, es que una vez que se hubiere generado un conflicto, una de las partes del
compromiso acuda ante los tribunales ordinarios para solicitarles que se notifique al árbitro
para que manifieste éste si acepta el cargo. El árbitro es notificado por un receptor y debe
aceptar y jurar desempeñar el cargo ante el Receptor o ante el Secretario del tribunal, quien
debe levantar un acta dejando constancia de la aceptación y el juramento prestado por el
árbitro, lo que pueden efectuar al momento de la notificación o posteriormente ante el
ministro de fe.

El momento a partir del cual se empieza a computar el plazo de dos años o el estipulado por
las partes es a partir de la aceptación del cargo por el árbitro, quien debe prestar juramento de
desempeñar el cargo fielmente. Al efecto, el artículo 236 del C.O.T. prevé que “el árbitro que
acepta el encargo deberá declararlo así, y jurará desempeñarlo con la debida fidelidad y en el
menor tiempo posible.”

b.3.2.- El plazo para el desarrollo del arbitraje se suspende en su computo en los casos
previstos por la ley.

De acuerdo a la modificación introducida por la Ley 18.969, que introdujo al efecto un inciso
final art. 235 del C.O.T., el plazo para el desarrollo del compromiso se entenderá suspendido:

a) Si durante el arbitraje el árbitro debiere elevar los autos a un tribunal superior, y

b) Si el procedimiento arbitral se hubiere paralizado por resolución de un tribunal superior.

Un ejemplo del primer caso, sería aquel en que el tribunal superior conociendo de un recurso
en Contr a del árbitro (recurso de queja) o de un recurso deducido en contra de una resolución
pronunciada por el árbitro (recurso de apelación en contra de árbitro de derecho) le hubieren
requerido remitir el expediente arbitral ante ellos.
Un ejemplo del segundo caso, sería que los tribunales superiores conociendo de algún recurso,
hubieren impartido una orden de no innovar respecto del procedimiento arbitral. (Ejemplo,
orden de no innovar en recurso de apelación concedida en el solo efecto devolutivo por un
árbitro de derecho en contra de una resolución pronunciada por él, o recurso de queja
deducido en su contra)

En estos casos, el plazo para el desarrollo del arbitraje se entenderá suspendido sólo mientras
hubiere durado el impedimento, esto es, durante el periodo que media entre la remisión del
expediente al tribunal superior y su devolución por éste al árbitro; o el periodo que media
entre la fecha en que se notificó al árbitro la orden de no innovar y la fecha en que se notificó
que ella se dejó sin efecto.

b.3.3. El árbitro se encuentra excepcionalmente autorizado por el legislador para los efectos de
notificar la sentencia y proveer los recursos que se hubieren deducido en contra de la
sentencia definitiva, aún cuando hubiere expirado el plazo del compromiso.

De acuerdo a la modificación introducida por la Ley 18.969, se introdujo al efecto un inciso


penúltimo al art. 235 del C.O.T., estableciendo que “no obstante, si se hubiere pronunciado
sentencia dentro de plazo, podrá ésta notificarse válidamente aunque él se encontrare
vencido, como asimismo, el árbitro estará facultado para dictar las providencias pertinentes a
los recursos que se interpusieren.”

Conforme a dicha norma, si el árbitro hubiere dictado sentencia dentro del plazo del
compromiso, este puede después del vencimiento de ese plazo:

a.- Notificar a las partes válidamente la sentencia que hubiere dictado;

b.- Dictar las providencias respecto de los recursos que hubieren deducido las partes en contra
de la sentencia pronunciada por el árbitro.

En todo caso, debemos tener presente que el plazo para el desarrollo del compromiso puede
ser siempre de carácter convencional, por lo que puede ser prorrogado de común acuerdo por
las partes cuando veces lo consideren ellas necesario.

b..4. El número de árbitros que deben designarse para la solución de un conflicto.

El nombramiento de árbitros deberá hacerse con el consentimiento unánime de todas las


partes interesadas en el litigio sometido a su decisión. (Art. 232 C.O.T.).

En los casos en que no hubiere avenimiento entre las partes respecto de la persona en quien
haya de recaer el encargo, el nombramiento se hará por la justicia ordinaria, debiendo en tal
caso recaer dicho nombramiento en un solo individuo y diverso de los dos primeros indicados
por cada parte, se procederá en lo demás, en la forma establecida en el Código de
Procedimiento Civil para el nombramiento de peritos.

En otras palabras, cuando el nombramiento de un árbitro debe efectuarse por la justicia


ordinaria, lo que ocurrirá en los casos de arbitraje forzoso o de una cláusula compromisoria,
ésta solo puede designar un solo individuo como árbitro. Sólo las partes de común acuerdo
pueden designar dos o más árbitros para la solución del conflicto, lo que resulta atendible
atendido el costo que representa el arbitraje y que debe ser soportado por el patrimonio de las
partes.

b.5. El procedimiento que debe seguirse ante los arbitradores lo establece la ley, si las partes
no lo han regulado.

De conformidad al artículo 223 inc.3º del C.O.T., el arbitrador fallará obedeciendo a lo que su
prudencia y la equidad le dictaren, y no estará obligado a guardar en sus procedimientos y en
su fallo otras reglas que las que las partes hayan expresado en el acto constitutivo del
compromiso, y si éstas nada hubieren expresado, a las que se establecen para este caso en el
Código de Procedimiento Civil.

Al efecto, el artículo 636 del C.P.C. nos señala que el arbitrador no está obligado a guardar en
sus procedimientos y en su fallo otras reglas que las que las partes hayan expresado en el acto
constitutivo del compromiso. Si las partes nada han dicho a este respecto, se observarán las
reglas establecidas en los artículos que siguen.”

El artículo 637 del C.P.C. nos indica cuales son las normas mínimas de procedimiento que
deben respetar los arbitradores en caso de no haberse regulado el procedimiento que debe
seguirse ante ellos por las partes. Al respecto nos señala ese precepto que “el arbitrador oirá a
los interesados; recibirá y agregará al proceso los instrumentos que le presenten; practicará las
diligencias que estime necesarias para el conocimiento de los hechos, y dará su fallo en el
sentido que la prudencia y la equidad le dicten.

Podrá oír a los interesados por separado, si no le es posible reunirlos.

De conformidad con lo anterior, el arbitrador debe obligatoriamente cumplir con los siguientes
trámites:

• Oír a los interesados

• Recibir y agregar al proceso los instrumentos que le presenten

b.6.Los trámites esenciales que posibilitan deducir el recurso de casación en la forma en


contra de un árbitro arbitrador.

Por regla general, el recurso de casación en la forma procede en contra de sentencia dictada
por árbitro arbitrador.

Sin embargo, el recurso de casación en la forma en contra de árbitros arbitradores presenta


una particularidad. El artículo 795 del C.P.C enumera trámites esenciales en primera instancia,
cuya omisión faculta para deducir el recurso de casación en la forma por la causal contemplada
en el Nº 9 del art. 768 de ese Código.

Tratándose del recurso de casación en la forma en contra de árbitros arbitradores y siendo


congruente el legislador con los trámites mínimos que deben cumplirse por el arbitrador en un
procedimiento a falta de regulación por las partes, el artículo 796 del C.P.C, nos señala que son
trámites esenciales los que las partes establecen en la parte constitutiva del compromiso, y si
ellas nada dicen, sólo existen dos trámites esenciales:
• Emplazamiento de las partes en la forma prescrita por la ley. ART. 795 Nº1

• Agregación de los instrumentos presentados oportunamente por las partes, conciliación o


bajo el apercibimiento legal que corresponda respecto de aquella contra la cual se presenta.
795 Nº 5 C.P.C.

En consecuencia, si las partes nada han dicho en el compromiso respecto de los trámites
esenciales de la primera instancia al regular el procedimiento que ha de seguirse ante un
árbitro arbitrador, sólo podrá deducirse el recurso de casación en la forma por la causal Nº 9
del artículo 768 del C.P.C. sólo por la omisión de los trámites esenciales contemplados en los
Nºs 1 y 5 del artículo 795 del C.P.C.

c) ELEMENTOS ACCIDENTALES

Son aquellos que no forman parte del compromiso, que las partes deben incorporar mediante
estipulaciones expresas y se encuentran destinados a modificar los elementos de la naturaleza
que ha contemplado el legislador respecto del compromiso.

De acuerdo con ello, son estipulaciones de elementos accidentales los siguientes:

• Otorgamiento al Árbitro de facultades de arbitrador o mixto. Si nada se dice se presumirá


Árbitro de derecho.

• Lugar para el desarrollo del compromiso, puesto que si nada se dice será el lugar de su
celebración.

• Tiempo para el desarrollo del compromiso, puesto que si nada se dice será de dos años a
contar de la aceptación.

• Reglamentación del procedimiento que se debe seguir ante los árbitros arbitradores. Si nada
se dice se aplican las normas mínimas de tramitación que contempla el legislador (ART. 637
C.P.C).

• Deben establecerse los trámites esenciales para el recurso de casación en la forma contra
arbitradores, puesto que si nada se dice sólo procederá por la omisión de los trámites
esenciales del Nº 1 y 5 del artículo 795 del C.P.C.

• La reserva de recurso de apelación en contra de árbitros arbitradores en primera instancia,


puesto que sólo será posible deducirlo si al momento de designar al arbitrador se han
cumplido con dos requisitos:

- Establecer la procedencia del recurso de apelación

- Designar quienes conocerán de la apelación con carácter de árbitro arbitrador. (ART. 239
C.O.T inciso final)

• Renuncia a los recursos legales. Existe una cláusula tipo que se coloca en las convenciones de
arbitraje en que se renuncia a todo recurso legal en contra de la sentencia arbitral, incluso al
de casación. La jurisprudencia señala que esta renuncia es válida ya que la ley faculta a las
partes para ello en el inciso primero del artículo 239 del C.O.T. Así las partes mayores de edad
y libres administradores de sus bienes pueden renunciar a los recursos legales. Tratándose de
mandatario judicial requiere facultades especiales para renunciar a los recursos legales
conforme a lo previsto en el inciso segundo del artículo 7º del C.P.C.

Sin embargo, la renuncia a los recursos, por amplia y genérica que sea, jamás podrá
comprender el recurso de casación en la forma por las causales de incompetencia y ultrapetita,
puesto que en tal caso el árbitro estaría resolviendo sobre un conflicto para el cual no ha sido
designado o requerida su intervención. Tampoco podrá comprender la renuncia al recurso de
queja ya que este es de orden público y emana de la superintendencia directiva correccional y
económica de la Corte Suprema siendo su finalidad primordial de naturaleza disciplinaria, al
tener por objeto corregir una falta o abuso.

Debemos tener presente, que si estamos en presencia de un árbitro arbitrador, al no


encontrarse éste obligado a fallar de conformidad a la ley, sino que de acuerdo a lo que su
prudencia y equidad le dictaren, existen dos recursos que no proceden contra sus sentencias:

• Recurso de casación en el fondo y

• Recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad.

14.5.- EL TÉRMINO DEL COMPROMISO

Las causales de terminación del compromiso se encuentran contempladas en los artículos 240,
241 y 242 del C.O.T, siendo ellas las siguientes:

1) El modo normal de dar término al compromiso es por el cumplimiento del encargo. De


acuerdo con ello, el compromiso terminará cuando el árbitro dicte sentencia en el plazo que le
fijan las partes o el legislador en subsidio.

Sin perjuicio de ello, el árbitro puede conocer también de la ejecución de la sentencia si el que
ha obtenido en el juicio se lo ha requerido y aún le resta plazo para desempeñar el
compromiso. Al efecto, el artículo 635 del C.P.C. establece que “para la ejecución de la
sentencia definitiva se podrá ocurrir al árbitro que la dictó, si no está vencido el plazo por el
que fue nombrado, o al tribunal ordinario correspondiente, a elección del que pida su
cumplimiento. Tratándose de otra clase de resoluciones, corresponde al árbitro ordenar su
ejecución.

Sin embargo, cuando el cumplimiento de la resolución arbitral exija procedimientos de


apremio o el empleo de otras medidas compulsivas, o cuando haya de afectar a terceros que
no sean parte en el compromiso, deberá ocurrirse a la justicia ordinaria para la ejecución de lo
resuelto.”

2) Si el árbitro fuere maltratado o injuriado por alguna de las partes.

3) Si las partes concurren ante la justicia ordinaria o ante otro árbitro para la resolución de
asunto,
4) Si el árbitro contrae una enfermedad que le impida seguir cumpliendo sus funciones. Cabe
señalar que el árbitro no puede ser reemplazado en un compromiso si no existe acuerdo de las
partes, ya que tiene el carácter de intuito personae.

5) Si por cualquier causa el árbitro deba ausentarse por largo tiempo del lugar del lugar donde
se debe seguir el juicio.

6) Por revocación de común acuerdo de las partes (ART. 241 C.O.T),

7) Por la muerte del árbitro

La muerte de alguna de las partes genera los efectos de sucesión, pasando a ser esta
subrogada por sus herederos, los cuales deben ser debidamente notificados, de lo contrario el
proceso será nulo (ART. 242 C.O.T).

15.- LA CLÁUSULA COMPROMISORIA.

15.1. Concepto.

La cláusula compromisoria es un contrato mediante el cual se sustrae del conocimiento de los


tribunales ordinarios determinados asuntos litigiosos, actuales o futuros, para entregarlos a la
decisión de un árbitro que no se designa en ese instante, pero que las partes se obligan a
designar con posterioridad.

15.2. Características.

La cláusula compromisoria es un contrato procesal autónomo ya que genera una obligación


entre las partes que consiste en designar al árbitro que debe conocer el conflicto y además,
sustrae el conocimiento de los tribunales ordinarios.

La diferencia entre el compromiso y la cláusula compromisoria es que en el primero la


designación del árbitro es intuito personae, en cambio en la cláusula compromisoria lo
relevante no es la existencia del árbitro, sino la substracción del conocimiento de un asunto de
la justicia ordinaria.

Además el nombramiento del árbitro en la cláusula compromisoria a falta de acuerdo de las


partes puede ser realizada por la justicia ordinaria.

De acuerdo con ello, pueden designar el árbitro en la cláusula compromisoria:

1) Las partes, las que pueden ponerse de acuerdo en cualquier momento posterior a la
celebración de la cláusula compromisoria;

2) En subsidio, la justicia ordinaria para lo cual se aplican las normas de designación de perito.

Respecto de esta designación por la justicia ordinaria algunos señalan que constituye la
primera gestión de un juicio arbitral y otros que es un acto judicial no contencioso.

El artículo 646 C.P.C contempla prácticamente las misma normas que para el nombramiento
de árbitro.
15.3. Requisitos de la Cláusula Compromisoria

Respecto de la cláusula compromisoria se contemplan los siguientes elementos:

Elementos esenciales:

1) Individualización de las partes

2) La determinación del conflicto que se somete a arbitraje

3) La sustracción del conocimiento del asunto de la justicia ordinaria asumiendo la obligación


de someterlo a la resolución de los árbitros que se comprometen a designar con posterioridad.

Elementos de la naturaleza:

No tiene por ser contrato autónomo y no nominado o regulado por el legislador.- Sin embargo,
se ha entendido que respecto de la cláusula compromisoria se aplicarían las reglas del
compromiso en esta materia.

Elementos accidentales:

Son los que incorporan las partes en virtud del principio de la autonomía de la voluntad,
fundamentalmente para regular las materias de la naturaleza del compromiso ya analizadas.

15.4. Efectos de la Cláusula Compromisoria.

Los efectos de la cláusula compromisoria son los siguientes:

1) Sustrae el conocimiento del conflicto de los tribunales ordinarios, generándose la excepción


de cláusula compromisoria.

2) Somete el conocimiento del asunto a un árbitro

3) Genera la obligación para las partes de designar al árbitro, el que a falta de acuerdo entre
las partes deberá ser designado por la justicia ordinaria.

En la redacción de una cláusula compromisoria sugerimos:

1) Evitar designar árbitros arbitradores, en especial si dicho nombramiento recae en personas


que no conocemos o que deben ser designadas por un tercero o la justicia ordinaria; y

2) Contemplar respecto del árbitro a designarse características y requisitos mínimos que este
debe cumplir para desempeñar un correcto y justo arbitraje, limitando con ello las facultades
que posee la justicia ordinaria para designar al árbitro.

15.5. Terminación de la cláusula compromisoria.

Se han contemplado por la doctrina y jurisprudencia como causales de terminación de la


cláusula compromisoria las siguientes:

1) Por mutuo acuerdo de las partes


2) Por cumplimiento del encargo por el árbitro

3) Por transacción o cualquier otro equivalente jurisdiccional

4) Por declaración de quiebra

16.- EL CONTRATO DE COMPROMISARIO

El contrato de compromisario es aquel por el cual una persona se obliga a desempeñar el


cargo de árbitro entre otras personas que litigan, y éstos a remunerar sus servicios con un
honorario.

En la práctica este contrato no se celebra formalmente, siendo la única constancia en el


proceso arbitral de que el árbitro ha aceptado el cargo el acta o la escritura pública de
aceptación, en la cual debe constar también su juramento.

A partir de la aceptación se entiende celebrado este contrato.

Respecto de los honorarios del árbitro, este nunca puede fijarlos unilateralmente, sino que
formula normalmente una proposición a las partes para su aceptación. Esencialmente, el
árbitro previa conversación con las partes o sus abogados dicta una resolución en la que fija el
monto de sus honorarios y la fecha en que se debe hacer el pago.

Para la jurisprudencia esta resolución que fija los honorarios no es mas que una propuesta que
debe ser aceptada por las partes, las que si no están de acuerdo con la proposición que
efectúe el árbitro, la fijación del monto de los honorarios deberá ser determinada por la
justicia ordinaria a través de un juicio de cobro de honorarios (caso extremo).

17.- DESENVOLVIMIENTO DEL ARBITRAJE.

17.1. Nombramiento del árbitro, la aceptación del cargo por el árbitro y su juramento.

El origen del arbitraje se puede encontrar en la ley, si nos encontramos ante un arbitraje
forzoso, en cuyo caso a las partes sólo les cabe designar de común acuerdo el árbitro, o a falta
de éste, acudir a la justicia ordinaria para que proceda a su designación.

En el arbitraje forzoso el propósito de la presentación que efectúan las partes a la justicia


ordinaria no va a ser que se notifique al árbitro, sino que se proceda a la designación del
árbitro. La naturaleza jurídica de esta petición es discutida, sosteniéndose por algunos que nos
encontramos en presencia del primer trámite del juicio arbitral y por otras, ante un asunto
judicial no contencioso.

Si nos encontramos en presencia de un arbitraje facultativo, el origen de arbitraje es el


compromiso o la cláusula compromisoria.

En el compromiso no existe necesidad de nombrar a un árbitro porque este ya está se


encuentra designado en dicha convención celebrada por las partes. En este caso, lo que
procede es efectuar una presentación a la justicia ordinaria para que ordene notificar al
árbitro, a fin que éste ante un Ministro de Fe acepte o rechace el cargo. En caso de
nombramiento de árbitros sucesivos, es muy importante la notificación sucesiva en el mismo
orden en el que se nombra a los árbitros por las partes; y en el mismo orden deben
pronunciarse los árbitros si aceptan el cargo, por lo que debe continuarse con las
notificaciones de los árbitros posteriores designados por las partes sólo en caso que los
primeramente designados hubieren rechazado el desempeño del cargo.

En la cláusula compromisoria el objeto de la presentación en el arbitraje facultativo será citar a


la otra parte a un comparendo para que se designe de común acuerdo al árbitro; o de no
mediar acuerdo, por la justicia ordinaria conforme a la norma de la designación de peritos. El
tribunal no puede designar como árbitros a las personas que figuren en los dos primeros
lugares de la lista que las partes han propuesto.

Efectuado el nombramiento del árbitro, lo que sigue es el trámite de notificación del


nombramiento, el que es practicado por el receptor.

Según el artículo 236 del COT el árbitro debe cumplir con dos trámites ineludibles:

a) Aceptar el cargo

b) Jurar desempeñar el cargo con la debida fidelidad y en el menor tiempo posible.

La notificación:

a) se efectúa según el artículo 44; y

b) es personal y no existe inconveniente en que el árbitro manifieste al receptor si acepta o no


el cargo. Si acepta debe jurar.

El juramento del árbitro es un requisito de validez del Arbitraje, y si se omite conlleva la


nulidad del Arbitraje. Si bien cabe una aceptación tácita, jamás cabe un juramento tácito.

El ministro de fe ante el cual el árbitro debe jurar puede ser:

a) El receptor, cuando acepta de inmediato; o

b) El Secretario del tribunal cuando se reserva aceptar con posterioridad.

17.2. El Procedimiento Arbitral.

Las normas aplicables al procedimiento arbitral se encuentran el Título VIII del Libro III del CPC
(art. 628 y SS.).

1.-Los árbitros de derecho deben tramitar según el procedimiento que corresponda en


atención a la naturaleza de la acción deducida. Al efecto, dispone el artículo 628 del C.P.C. que
“los árbitros de derecho se someterán, tanto en la tramitación como en el pronunciamiento de
la sentencia definitiva, a las reglas que la ley establece para los jueces ordinarios según la
naturaleza de la acción deducida.”

En consecuencia, se deben aplicar las reglas de descarte vistas en clase como si se tratara de
un Juez de Letras:

1° Procedimiento Especial
2° Procedimiento Sumario

3° Juicio Ordinario de Mayor Cuantía (Libro II CPC).

2.- Los árbitros arbitradores deben tramitar el asunto según:

1° El procedimiento que las partes le señalen;

2° Si las partes nada han señalado, de acuerdo con las normas mínimas comunes a todo
procedimiento arbitral consistentes en:

a) Oír a las partes; y

b) Agregar al expediente los documentos que se le entreguen.

Al efecto, el artículo 636 del C.P.C. nos señala que el arbitrador no está obligado a guardar en
sus procedimientos y en su fallo otras reglas que las que las partes hayan expresado en el acto
constitutivo del compromiso. Si las partes nada han dicho a este respecto, se observarán las
reglas establecidas en los artículos que siguen.”

El artículo 637 del C.P.C. nos indica cuales son las normas mínimas de procedimiento que
deben respetar los arbitradores en caso de no haberse regulado el procedimiento que debe
seguirse ante ellos por las partes. Al respecto nos señala ese precepto que “el arbitrador oirá a
los interesados; recibirá y agregará al proceso los instrumentos que le presenten; practicará las
diligencias que estime necesarias para el conocimiento de los hechos, y dará su fallo en el
sentido que la prudencia y la equidad le dicten.

Podrá oír a los interesados por separado, si no le es posible reunirlos.”

3.-Procedimiento del Juicio de Partición de Bienes

Normas aplicables: Art. 646 y SS. CC.

17.3. La primera resolución del árbitro.

Cuando el árbitro acepta y jura, su primera actuación es dictar una resolución para constituir el
compromiso y citar a las partes a un primer comparendo, cuyo objetivo es determinar:

a) Cuáles son las partes;

b) Cuál es el conflicto; y

c) Cuál es el procedimiento que se tendrá que aplicar para la resolución del conflicto.

Esto es aún más importante en los arbitradores que son además amigables componedores.

17.4 Principales diferencias entre el Procedimiento aplicable por el árbitro de derecho y el


árbitro arbitrador.

Las principales diferencias que se pueden observar en la tramitación ante un árbitro de


derecho y un árbitro arbitrador son las siguientes:
1. Notificaciones.

a) Árbitro de derecho:

No se contempla la existencia de notificaciones por el estado diario.

Conforme a lo previsto en el artículo 629 del C.P.C., las notificaciones se harán personalmente
o por cédula. Sin perjuicio de ello, las partes unánimemente pueden acordar otra forma de
notificación, como puede ser por ejemplo por cartas certificadas, fax, e-mail, etc.

b) Árbitros arbitradores:

En el procedimiento seguido ante árbitros arbitradores se notifican las resoluciones a las


partes y terceros en la forma que acuerden las partes, y si las partes nada dicen, se notifica
personalmente o por cédula.

2.- Ministro de fe.

a) Árbitro de derecho:

En el procedimiento que se sigue ante árbitros de derecho es obligatoria la designación de un


ministro de fe, quien de autorizar las resoluciones del árbitro (632 C.P.C.).

b) Árbitro arbitrador:

En el procedimiento que se sigue ante árbitros arbitradores la designación de un ministro de fe


es facultativa (art. 639 C.P.C.).

Si no se cumple el requisito de autorización de la resolución por el Ministro de Fe, la resolución


del árbitro de derecho adolece de nulidad, y la del árbitro arbitrador no.

3.- Facultad de imperio.

No existe diferencia, ya que ambos tienen facultad de imperio restringida. (Arts. 633 y 635 del
C.P.C árbitros; 635 y 643 árbitro arbitrador).

4.- Sentencia.

a) Árbitro de derecho: al dictar la sentencia deben cumplir los mismos requisitos que la de los
tribunales ordinarios (art.170 C.P.C. y A.A. de 1920 de la C.S.).

b) Árbitro arbitrador: no se rigen por el art. 170 del C.P.C., sino que por el 640 del C.P.C.,
según el cual la sentencia debe contener:

1. Designación de las partes litigantes.

2. Enunciación de las peticiones.

3. Enunciación de las alegaciones del demandado.

4. Las razones de prudencia o equidad que sirven de fundamento a la sentencia.


5. La decisión del asunto controvertido.

Según el art. 223 del C.O.T., el arbitrador fallará obedeciendo a lo que su prudencia y equidad
le dictaren. Esta diferencia no es más que un juego de palabras, ya que deben concurrir ambas.

¿Qué es la prudencia y la equidad?

La Prudencia es una de las virtudes cardinales, y consiste en distinguir lo que es bueno o malo,
para seguirlo o huir de ello. Significa también en nuestro idioma, templanza, moderación,
discernimiento, buen juicio, cautela, circunspección, precaución. Todo ello apunta claramente
a una facultad de la inteligencia al distinguir entre lo bueno y lo malo, pero también a una
característica de la voluntad al operar con templanza, moderación, discernimiento. No actuaría
pues, con prudencia el arbitrador que por ejemplo, expidiera su fallo en forma precipitada, sin
haber oído debidamente a alguna de las partes, o sin analizar los antecedentes con el debido
cuidado.(Julio Philippi Izquierdo. Notas sobre el juicio seguido ante arbitradores. Revista
Estudios Jurídicos Universidad Católica. Volumen 3. 1973. Página 266. )

La Equidad

1. Aristóteles: en la “Ética Nicomaquea” señala que “lo equitativo siendo justo, no es lo justo
según la ley”..La equidad no es lo establecido en la ley, porque la ley está destinada a regular
situaciones universales. Cuando un arbitrador está facultado para fallar en equidad, se le
faculta para juzgar un caso concreto aplicando normas que la ley no considera.

2. Sto. Tomás de Aquino: “la equidad es una excepción del caso particular al caso concreto”, y
se define la equidad como “justicia aplicada al caso concreto”; “lo equitativo es mejor que lo
justo legal, ya que coincide con lo justo natural”.

3. Coviello: La equidad no se contrapone al derecho no es tampoco el espíritu de la ley, sino


que constituye la justicia de un caso determinado. La justicia aplicada al caso concreto debe
ser razonada, ya que de lo contrario puede llegarse a la arbitrariedad.

Es por esto, que el art. 640 del C.P.C. dice que además de fallarse conforme a la prudencia y
equidad, se debe fundamentar estos conceptos, o “dar razón de equidad y prudencia”.

“ Si bien la definición que se dé al concepto de equidad puede variar según cual fuere el
criterio jusfilosófico en el cual se encuadre, pensamos que ha de coincidirse en estimarla como
aplicación a un caso particular de lo justo, entendido, no como sinónimo estricto de lo legal,
sino como expresión de ese sustrato de derecho vigente que impera en la vida social y que se
afinca, en último termino, en la propia naturaleza del hombre.

“Este somero análisis permite, pues, concluir que la prudente estimación de la equidad hecha
por el arbitrador, si bien descansa en su propia convicción y raciocinio, no es producto de su
capricho o mero arbitrio, sino que estriba en detectar cuidadosamente lo que en verdad es
justo frente al caso particular. Como la conclusión está fundada en su propia valoración, no
podrá ser revisada, a menos que se haya contemplado alguna adecuada instancia superior.
(Julio Philippi Izquierdo. Notas sobre el juicio seguido ante arbitradores. Revista Estudios
Jurídicos Universidad Católica. Volumen 3. 1973. Página 268.)
De acuerdo con lo anterior, cabe formularnos respecto del árbitro arbitrador las siguientes
interrogantes:

1. ¿Puede un árbitro arbitrador que no está sometido a la ley, fallar apartándose a las
normas de procedimiento?

No puede, porque es un juez, y como tal debe obedecer el mandato constitucional que obliga
otorgar un debido proceso de ley y a que su sentencia emane de un racional y justo
procedimiento.

Además, debemos tener presente que “nuestro ordenamiento procesal contempla


disposiciones sobre la casación de forma en contra de sentencias de arbitradores, como es el
artículo 796 del Código de Procedimiento civil, si bien su procedencia en ciertos casos ha dado
origen a dificultades.”(Julio Philippi Izquierdo. Ob. Cit. página 269. )

2. ¿Puede el árbitro arbitrador, que falla según lo que su prudencia y equidad le han dictado,
conocer de otra materia distinta de la sometida a su conocimiento?

No puede, aún cuando lo considere necesario y equitativo.

El arbitrador no puede avocarse a asuntos ajenos a la materia sometida a su conocimiento y de


allí su sentencia, aun cuando se hubieren renunciado a todos los recursos será casable en la
forma por incompetencia y por ultra petita. Así se ha resuelto en repetidas oportunidades por
nuestros tribunales. (Julio Philippi Izquierdo. Ob. Cit. página 269.)

3. ¿Puede el árbitro arbitrador fallar contra ley?

Según Julio Philippi sí puede fallar contra ley, ya que lo justo aplicado al caso concreto lo
determina el árbitro y no el legislador. “ No cabe duda que el arbitrador puede fallar en contra
de ley expresa, pues en eso consiste su facultad de guiarse por la equidad. (Julio Philippi
Izquierdo. Ob. Cit. Página 269.)

4. Sin embargo, se debe tener presente si puede el árbitro arbitrador fallar contra cualquier
ley, es decir, ¿podría fallar concretamente contra una norma de orden público?

Nuestra Corte Suprema ha señalado que el arbitrador tiene un límite que son los preceptos de
orden público. La amplitud del arbitrador no llega a tanto como para desconocer una norma
de orden público.

5. ¿Podría el arbitrador dictar una sentencia en contra de normas de Derecho Privado, pero
de orden público, como por ejemplo, desconocer normas de filiación, relativas a contrato?

Aquí la doctrina se divide:

a) Según algunos, se podría desconocer, ya que el arbitrador está facultado para hacer justicia
al caso concreto, pudiendo, por ejemplo, aceptar instrumentos privados cuando se exigen
instrumentos públicos.
b) Según otros, no puede hacerlo porque importaría desconocer el orden público, y todos los
miembros de la sociedad deben respetarlo, no pudiendo el árbitro abusar de las atribuciones
que se le han conferido.

6. ¿Puede un arbitrador fallar conforme a Derecho?

Si, pero dependerá de la sola voluntad del árbitro, y ello ocurrirá, generalmente, cuando el
arbitrador sea un abogado.

El arbitrador puede sujetarse a los preceptos legales en el fallo de un asunto, puesto que su
calidad de tal no lo obliga a despreciar las normas de derecho.

Debemos tener presente que las facultades que se confieren a un arbitrador para resolver un
asunto son amplísimas y que los casos en los cuales puede obtenerse la revisión de su fallo por
los tribunales superiores son excepcionales.

Al respecto se ha resuelto, que “puesto que el arbitro arbitrador está llamado a fallar
conforme a la prudencia y equidad, pudiendo incluso fallar en contra de ley expresa, la errada
calificación jurídica de un plazo, si existiere no es suficiente para acoger un recurso de queja en
contra de la sentencia dictada por un juez árbitro arbitrador. Para que ello ocurra es menester
que la sentencia sea inmoral, dolosa, manifiestamente inicua, contradictoria, ininteligible, o
imposible de cumplir. (Corte Apelaciones de Santiago. 5.8.1997. Gaceta Jurídica 1997. Agosto
Nº 206 Pág.80).

5.- Recursos en contra las sentencias de los Árbitros.

1. Árbitros de derecho:

a) Recurso de Apelación.

Procede de acuerdo con las reglas generales y conocerá del mismo la Corte de Apelaciones
respectiva.

b) Recurso de Casación en el Fondo o en la Forma.

Procede igual que si fuera un Tribunal Ordinario y según las reglas generales de cada uno de
ellos.

c) Recurso de Queja:

El caso de este recurso es especial pues ha sufrido una doble modificación.

Hasta la dictación de la Ley Nº 19.374, no se establecía expresamente ante qué tribunal debía
interponerse este recurso, asumiéndose que debía entablarse ante la Corte Suprema en virtud
de la superintendencia correctiva que posee sobre todos los tribunales.

Actualmente, mediante la modificación introducida por la Ley Nº 19.374, el recurso de queja


en contra de árbitros de derecho es conocido en única instancia por la Corte de Apelaciones
del lugar donde se celebró el compromiso (art. 63 nº 2 letra d) COT).
Por otra parte, el recurso de queja en contra de las sentencias dictadas por árbitros de derecho
sólo procederá si se cumplen los requisitos que actualmente prevé el artículo 545 del C.O.T.,
luego de la dictación de la ley Nº 19.374, esto es, cuando concurran los siguientes requisitos
copulativos:

a.- No ser procedentes los demás recursos, ordinarios o extraordinarios.

Con ello, en la práctica se elimina la procedencia del recurso de queja, al ser procedente
diversos otros recursos ordinarios y extraordinarios en contra de la sentencia que pronuncia el
árbitro de derecho.

2.- La falta o abuso debe haberse cometido en una sentencia definitiva o interlocutoria, que
ponga término al juicio o haga imposible su continuación.

2. Árbitro arbitrador

a.- Recurso de Apelación.

Por regla general, el recurso de apelación no procede en contra de la sentencia de estos


árbitros, y si éste procediera, jamás serán conocidos por la justicia ordinaria, sino que por un
tribunal de árbitros arbitradores de segunda instancia.

Los requisitos necesarios que deben cumplirse para que sea procedente el recurso de
apelación en contra de las sentencias dictadas por árbitros arbitradores de conformidad a lo
previsto en el inciso 2º del artículo 239 del C.O.T., son:

1.- Las partes, en el instrumento en que constituyen el compromiso, deben expresar que se
reservan dicho recurso para ante otros árbitros del mismo carácter;

2.- Las partes, en el instrumento en que constituyen el compromiso, deben designar las
personas que han de desempeñar este cargo de tribunal arbitral arbitrador de segunda
instancia.

b.- Recurso de casación en la forma y en el fondo.

Para determinar si procede o no el Recurso de Casación, hay que distinguir si es de fondo o de


forma:

El de fondo no procede nunca en contra de sentencia dictada por árbitro arbitrador (art. 239
in. 2º COT) .Tampoco sería procedente el llamado recurso de inaplicabilidad por
inconstitucionalidad de la ley, porque los árbitros arbitradores no deben fallar conforme a la
ley.

El de forma procede sólo por las causales del artículo 768 y sólo son trámites esenciales para la
causal del Nº 9, las que se contemplan en los Nºs 1 y 5 del artículo 795 del C.P.C. (art. 796
C.P.C.).

El tribunal que lo conoce será la Corte de Apelaciones respectiva, si la sentencia es de un


arbitrador de primera instancia, o la Corte Suprema, si la sentencia es de un tribunal arbitrador
de segunda instancia.
c.- Recurso de queja.

El art. 545 del C.O.T. contempla una excepción en cuanto a que el recurso de Queja no es
procedente en caso que procedan otros recursos.

En efecto, en ese precepto se contempla la procedencia del recurso de queja en contra de las
sentencias definitivas de primera o única instancia, dictadas por árbitros arbitradores,
conjuntamente con el recurso de casación en la forma.

CAPITULO IV.-

ALGUNOS LOS AUXILIARES DE LA ADMINISTRACION DE JUSTICIA

I.- LOS SECRETARIOS

1.- CONCEPTO.-

Los Secretarios de las Cortes y juzgados, son Ministros de fe pública, encargados de autorizar,
salvo las excepciones legales, todas las providencias, despachos y actos emanados de aquellas
autoridades, y de custodiar los procesos y todos los documentos y papeles que sean
presentados a la Corte o juzgado en que cada uno de ellos debe prestar sus servicios (art.379).

2.- ORGANIZACION.-

Los Juzgados de Letras y Cortes de Apelaciones cuentan con un Secretario. Sin embargo, la
Corte de Apelaciones de Santiago cuenta con tres Secretarios y la Corte de Apelaciones de San
Miguel con dos Secretarios.- Cada tribunal reglará el ejercicio de las funciones de sus
secretarios y distribuirá entre ellos el despacho de los asuntos que ingresen a la Corte, en la
forma que estime más conveniente para el buen ejercicio (art.60).

La Corte Suprema tiene un Secretario y un prosecretario (art.93 inc. final).

En el nuevo sistema procesal penal no se contempla la existencia de Secretarios en los


juzgados de garantía (art. 16 C.O.T.) y en los tribunales orales en lo penal ( art. 21 C.O.T.),
puesto que los encargados de organizar y controlar la gestión administrativa corresponde al
nuevo cargo creado denominado administradores de tribunales con competencia en lo
criminal.

3.- REQUISITOS.-

Para ser Secretario de un Juzgado de Letras se requiere ser abogado (art.466).

Para ser Secretario de la Corte Suprema o de las Cortes de Apelaciones se requieren las
mismas condiciones que para ser juez de Letras de comunas o agrupación de comunas
(art.463).

Para ser prosecretario de la Corte Suprema se requiere ser abogado (art.285 bis).
4.- NOMBRAMIENTO.-

Los Secretarios son designados por el Presidente de la República, previa propuesta en terna de
la Corte Suprema o de la Corte de Apelaciones respectiva (art.459 y 284 del C.O.T.).

La propuesta se hace por la Corte Suprema en forma uninominal sólo cuando se trata del
Prosecretario que prestará servicio ante ella.

Las ternas para proveer el cargo de Secretario deberán formarse en la forma que establece el
art.284.

5.- FUNCIONES GENERALES.-

Las funciones de los Secretarios se señalan en el art.380 del C.O.T. y éstas son:

a) Dar cuenta diariamente a la Corte o Juzgado en que presten sus servicios de las solicitudes
que presentaren las partes (art.380 Nº1).

De acuerdo a lo señalado al tratar de las funciones de los Relatores, vimos que a los
Secretarios correspondía dar cuenta a las Cortes sólo de los asuntos que pueden despachar
por la sola indicación de la suma según el estudio comparativo de los art.372 Nº1 y 380 Nº1.
Sin embargo, en la práctica son los Relatores los que dan cuenta a las Cortes de todos los
escritos, sea que puedan despacharse o no con sola indicación de la suma o que revistan el
carácter de urgente.

b) Autorizar las providencias o resoluciones que sobre dichas solicitudes recayeren y hacerlas
saber a los interesados que acudieren a la oficina para tomar conocimiento de ellas,
anotando en el proceso las notificaciones que hicieren y practicar las notificaciones por el
estado diario (art.380 Nº2). LA LEY 20.886 SUSTITUYÓ EL PRESENTE NUMERAL, indicando en
su reemplazo: “Dar a conocer las providencias o resoluciones a los interesados que acudieren a
la oficina para tomar conocimiento de ellas, registrando en la carpeta electrónica las
modificaciones que hicieren, y practicar las notificaciones por el estado diario.".

La autorización de las providencias o resoluciones equivale a dar fe de la autenticidad de la


firma del juez que la suscribe y ella es esencial para la validez de éstas.

Hacer saber de las resoluciones a los interesados que acudan a su oficina para tomar
conocimiento de ellas, significa que el Secretario puede notificar personalmente esas
resoluciones a las partes en su oficio de acuerdo a lo prescrito en los arts.44 y 41 del CPC. La
notificación de las resoluciones fuera del oficio del Secretario corresponde a los Receptores
(art.390).

Practicar la notificación por el estado diario, significa que los Secretarios se encuentran
facultados para efectuar la forma más común de las notificaciones de las resoluciones
judiciales, y que consiste en hacer figurar la causa y el número de resoluciones que se dicten
en el proceso en una nómina o estado que se confecciona diariamente de acuerdo al art.50 del
C.P.C.
Esta función que debe desempeñar el Secretario podrá ser desempeñada por el Oficial 1º, pero
bajo responsabilidad de aquél (art.389 del C.O.T.).

c) Dar conocimiento a cualquiera persona que lo solicitare de los procesos que tengan
archivados en sus oficinas y de todos los actos emanados de la Corte o Juzgado, salvo los
casos en que el procedimiento debe ser secreto en virtud de una disposición expresa de ley
(art.380 Nº3).

Esta función que deben desempeñar los Secretarios no es mas que una aplicación de la base
orgánica de la publicidad establecida en el art.9º del C.O.T.

d) Guardar con el conveniente arreglo los procesos y demás papeles de su oficina,


sujetándose a las órdenes e instrucciones que la Corte o Juzgado les diere sobre el particular.

Dentro de los seis meses de estar practicando la visita en que trate el art.564, enviaran los
procesos iniciados en su oficina y que estuvieren en estado, al archivo correspondiente
(art.380 Nº4).

e) Autorizar los poderes judiciales que puedan otorgarse ante ellos (art.380 Nº5).

Al respecto, el art.6º del CPC establece que el mandato judicial puede otorgarse por medio de
una declaración escrita hecha por el mandante y autorizada por el secretario del tribunal que
está conociendo de la causa.

Hay otras formas de constituir el mandato judicial, pero la señalada es la de mayor aplicación
práctica.

f) Las demás que les impongan las leyes (art.380 Nº6). Por vía de ejemplo pueden citarse:

a) Autorizar las resoluciones de los árbitros de acuerdo a lo dispuesto en el art.632 del C.P.C.

b) Autorizar las actuaciones de los particulares, si es secretario juzgado de letras (art.648 del
C.P.C.).

c) Pueden autorizar los inventarios solemnes si cuentan con autorización del tribunal (art.859
del C.P.C.).

d) Pueden ser designados, de común acuerdo por los interesados y Dirección de Impuestos
Internos, como tasadores de los bienes muebles hereditarios en las gestiones sobre
determinación y pago del impuesto de herencia.

Los secretarios que desempeñan las funciones indicadas tienen derecho a honorarios.

En los juzgados de garantía y tribunales orales en lo penal las funciones del otorgamiento de
certificaciones, autorización de mandato judicial, formación del estado diario le corresponde al
jefe de la unidad administrativa que tenga a su cargo la administración de causas. ( art. 389 G
C.O.T.)
6.- FUNCIONES ESPECÍFICAS DE ALGUNOS SECRETARIOS:

a) Secretario de juzgados de Letras.

a.- Deben hacer la relación de los incidentes y el despacho diario de mero trámite, el que será
revisado, y b) firmado por el juez, art.381 del COT.

b) Secretarios de los Juzgados del Crimen.

Estos no se limitan a preparar el despacho de mera tramitación, sino que desempeñan


funciones más importantes como son:

1.- Provee por sí solos las solicitudes de mera tramitación que no requiera de conocimiento de
los antecedentes para ser proveídas (art.382 del C.O.T. y 51 inc.1º del C.P.P.).

2.- Declarar las rebeldías, de oficio o a petición de parte, según proceda (art.382 del C.O.T. y 51
inc.2º del C.P.P.).

3.- Firmar las comunicaciones, oficios y diligencias de mero trámite que se indican en el inc.3º
del art.382 del C.O.T. y 52 del C.P.P.

En estos casos, la firma del secretario no debe ser autorizado por ningún funcionario y debe
anteponérsele las palabras "Por el Juez".

Si se discutiere la validez del proveído puesto por el secretario, resolverá el juez sin ulterior
recurso, enmendando o no la resolución dictada (art.382 inc. final y art.52 inc. final C.P.P.).

El artículo 382 del C.O.T. se encuentra derogado respecto de los jueces de garantía y tribunales
orales en lo penal que se deben crear para la entrada en vigencia del nuevo sistema procesal
penal, puesto que no se contempla la existencia de secretario en esos tribunales.

c) Secretario de los Juzgados Civiles:

a.- Deben proveer por sí solos las solicitudes de mera tramitación que no requieren
conocimiento de los antecedentes para ser proveídos.

Las resoluciones que dicten los secretarios en cumplimiento de esta disposición deben ser
autorizadas por el oficial primero del tribunal.

Estas facultades se agregaron respecto de los secretarios de los juzgados civiles por la ley
18.705, modificada por la Ley 18.882, las que modificaron el art.33 del C.P.C.

d) Secretario de las Cortes de Apelaciones que consten de una Sala.

Deben hacer la relación de la tabla ordinaria durante los días de la semana que acuerde el
tribunal de acuerdo con el art.383 del C.O.T..

7.- OBLIGACIONES DE LOS SECRETARIOS.-

Los Secretarios tienen la obligación de llevar los libros y registros que ordena la ley o el
tribunal.
A modo de ejemplo, Y CON ANTERIORIDAD A LA ENTRADA EN VIGENCIA DE LA LEY 20.886
SOBRE EXPEDIENTE ELECTRÓNICO, podemos señalar que los secretarios deben llevar los
siguientes libros:

a) Registro foliado compuesto por copias escritas a máquina, autorizadas por el secretario, de
las sentencias definitivas e interlocutorias que se dicten en asuntos civiles y penales (art.384
Nº1).

b) Registro de depósito de los dineros que efectúan a la orden del tribunal en el Banco del
Estado (art.384 Nº2).

c) Los demás que ordenen las leyes o el tribunal. A título de ejemplo, podemos citar, el libro de
ingreso, libro de recepción, libro de procuradores, libro de peritos, libro de exhortos, registro
acta de remate de inmuebles que se verifican en juicios ejecutivos sometidos a su
conocimiento (art.495 del C.P.C.), registro pedimentos mineros (art.35 Cód. Minería).

BAJO EL AMPARO DE LA LEY 20.886, la nueva formulación del Art. 384 sería la siguiente:

“Artículo 384.- Los secretarios estarán a cargo de la confección de los siguientes registros:

1º Un registro electrónico de las sentencias definitivas que se dicten en los asuntos civiles,
contenciosos o no contenciosos, con la debida firma electrónica avanzada del juez o jueces
involucrados.

También se incluirán en dicho registro electrónico las sentencias interlocutorias que pongan
término al juicio o hagan imposible su continuación.

En los tribunales colegiados se formará el mismo registro electrónico señalado en los incisos
precedentes.

2º El registro electrónico de los depósitos a que se refiere el artículo 517.

3º Un registro electrónico de las resoluciones relativas al régimen económico y disciplinario del


juzgado, con la debida firma electrónica avanzada del juez o jueces involucrados.

4º Los demás que ordenen las leyes o el tribunal, los que deberán ser conformados
electrónicamente”.

Los secretarios de los tribunales colegiados deben llevar además los libros que se señalan en el
art.386 del C.O.T. y que son: (BAJO LA LEY 20.886, HOY SE HABLA DE “REGISTROS
ELECTRÓNICOS” EN VEZ DE “LIBROS”).

a) Libro de acuerdo del tribunal en asuntos administrativos.

b) Libro de juramentos.

c) Libro de integraciones y de asistencias al tribunal.

d) Libro de acuerdo, en el cual los ministros de los tribunales colegiados que no opinaren como
la mayoría deberán exponer y fundar su voto particular en los asuntos en que hubiere
conocido el tribunal (libro de votos disidentes). (DEROGADO BAJO LA LEY 20.886).
8.- REMUNERACIONES.-

Los Secretarios reciben sueldo del Estado y en consecuencia, no pueden cobrar emolumentos
de ninguna clase en los asuntos en que intervengan (art.492 inc.1º y 2º del C.O.T.).

Excepcionalmente, los Secretarios pueden recibir emolumentos cuando desempeñen los


cargos de actuario en juicios arbitrales, ministros de fe en facción de inventarios (art.492,
inc.2º del C.O.T.) y perito tasador en las gestiones de posesión efectiva de la herencia (art.46
Ley Nº 16.271).

9.- SUBROGACION.-

La subrogación de los secretarios se encuentra claramente establecida en el art.388 del C.O.T.


De acuerdo con dicho precepto, cuando algún secretario se enfermare o falleciere, o estuviere
implicado, o fuera recusado, o faltare por cualquiera otra causa, será subrogado en la siguiente
forma:

El secretario de la Corte Suprema, por el prosecretario, y el de una Corte de Apelaciones, por el


otro, si lo hubiere. El de un Juzgado de Letras, por el Oficial 1º de la secretaría.

Cuando no puedan observarse las reglas dadas en los dos incisos anteriores, la subrogación se
hará por el Oficial 1º de la Corte o por el ministro de fe que respectivamente designe los
presidentes de la referidas Cortes o el Juez en su caso.

II.- LOS RECEPTORES

1.- CONCEPTO.-

Los Receptores son funcionarios auxiliares de la administración de justicia, que revisten el


carácter de ministros de fe pública y se encuentran encargados de hacer saber a las partes,
fuera de las oficinas de los secretarios, los decretos y resoluciones de los tribunales de justicia
y de evacuar todas aquellas diligencias que los mismos tribunales le cometieren (art.390 del
C.O.T.).

Deben recibir, además, las informaciones sumarias de testigos en actos de jurisdicción


voluntaria o en juicios civiles y actuar en estos últimos como ministros de fe en la recepción de
la prueba testimonial y en la diligencia de absolución de posiciones.

2.- ORGANIZACION.-

En cada comuna o agrupación de comunas que constituya el territorio jurisdiccional de


Juzgados de Letras habrá el número de receptores que el Presidente de la República determine
previo informe de la respectiva Corte de Apelaciones (art.392 inc.1º).

Los Receptores se pueden clasificar en:

a) Receptores de Corte Suprema, Cortes de Apelaciones y Juzgados de Letras del juzgado de


letras del territorio jurisdiccional al que están adscritos (art.391 inc.1º del C.O.T.).
En la actualidad, no existen los Receptores de Jueces de Subdelegación y de Distritos al
haberse suprimido esos juzgados y como lógica consecuencia el cargo de Receptor.

b) Receptores ocasionales o ad-hoc, que son aquellos empleados de secretaría de tribunal


designado por éste para la realización de una diligencia determinada que no pueda realizarse
por ausencia, inhabilidad u otro motivo calificado, por los receptores judiciales (art.392 inc.2º
del C.O.T.), y

c) Receptores de instituciones, que son aquellos funcionarios dependientes de un determinado


organismo y que se encuentran facultados para realizar todas las notificaciones en que éstos
intervengan.

Los Receptores ejercen sus funciones en todo el territorio jurisdiccional del respectivo tribunal
que estén adscritos.

Sin embargo, también podrán practicar las actuaciones ordenadas por este, en otra comuna
comprendida dentro del territorio jurisdiccional de la misma Corte de Apelaciones (art.391
inc.2º del COT).

3.- REQUISITOS.-

Para ser designado receptor no se requiere ser abogado, debiendo sólo cumplirse con los
requisitos que establece el art.467 inc.1º del C.O.T.-

4.- NOMBRAMIENTO.-

Son designados por el Presidente de la República, previa propuesta de una terna de la Corte de
Apelaciones respectiva de conformidad a las disposiciones del párrafo Tercero del Título X del
C.O.T. (arts.289 y 459 inc.1º).

5.- FUNCIONES.-

Las funciones que deben cumplir los Receptores son las siguientes:

a) Notificar, fuera de las oficinas de los secretarios, las resoluciones de los tribunales
(art.390, inc.1º del C.O.T.).

Los Receptores se encargan de practicar las notificaciones personales y por cédula que
reglamenta el C.P.C. Asimismo, deben efectuar los requerimientos de pago y embargo en el
juicio ejecutivo.

La práctica de la notificación por cédula es privativa de los Receptores. En cambio, la


notificación personal puede ser practicada por los Secretarios en sus propias oficinas, y por los
Receptores en los otros lugares hábiles que señala la ley y que se encuentren fuera de las
oficinas de los secretarios.

b) Evacuar todas aquellas diligencias que los tribunales de justicia les cometieren (art.390
inc.1º del C.O.T.).
Los Receptores se encuentran obligados a realizar todas las actuaciones que los tribunales les
encomienden mediante la dictación de una resolución.

Por ejemplo, el tribunal puede ordenar al Receptor que realice un embargo, que requiera la
entrega material de una especie embargada, que practique un lanzamiento, que estampe una
certificación en autos, etc.

El art.427 del CPC. establece que se reputan verdaderos los hechos certificados por un ministro
de fe, a virtud de orden de tribunal, salvo prueba en contrario.

c) Autorizar la prueba testimonial o la absolución de posiciones en los juicios civiles (art.390


inc.2º del C.O.T.).

En este caso, el Receptor actúa como Ministro de fe en dos de los medios probatorios más
importantes que se empleen en materia civil.

d) Recibir y autorizar las informaciones sumarias de testigos en actos de jurisdicción


voluntaria y en los juicios civiles (art. 390 inc.2º del C.O.T.).

Se entiende por notificación sumaria de testigos, aquella que se rinde sin notificación ni
intervención de contradictor y sin previo señalamiento de término probatorio.

La información sumaria de testigos en los juicios civiles recibía gran aplicación para la práctica
de la notificación del art.44 del C.P.C., habiéndose ella suprimido por la Ley 19.382 publicada
en el diario Oficial de 24 de Mayo de 1995.

e) Deben desempeñar las otras funciones que la ley les asigna.

A título meramente ejemplar, podemos citar las siguientes: hacer la oferta en el pago por
consignación sin necesidad de resolución previa del tribunal (art.1.600 Nº5 del Cód. Civil);
expresar al ejecutado en el requerimiento de pago, el plazo para oponer excepciones (art.462
del CPC.); desempeñarse como actuario en los juicios arbitrales (art.632 del CPC.); actuar de
ministro de fe en la confección de inventario solemne (art.859 inc.1º del CPC.), remitir carta
certificada cuando efectúen una notificación personal subsidiaria conforme a lo prescrito en el
art.46 del C.P.C.; etc.

6.- OBLIGACIONES.-

Los Receptores deben cumplir con las siguientes obligaciones:

a) Permanecer diariamente en sus oficinas durante las dos primeras horas de audiencia de los
tribunales, a disposición de éstos y de los litigantes, especialmente para los efectos de recibir y
autorizar informaciones sumarias de testigos y actuar de ministro de fe en la prueba
testimonial y absolución de posiciones (art.475 inc.3º).

Sin embargo, el juez de la causa puede autorizar su ausencia para el cumplimiento de


diligencias urgentes.

b) Cumplir con prontitud y fidelidad las diligencias que se les encomendaren ciñiéndose en
todo a la legislación vigente (art.393 del C.O.T.).
c) Dejar en autos testimonio íntegro de las diligencias que practiquen (art.393 del C.O.T.).

d) Anotar al margen de los testimonios que estamparen en autos, bajo su firma y timbre, los
derechos que cobraren.

Dicha anotación reviste gran importancia para la regularización de las costas procesales en
caso de que alguna de las partes haya sido condenada a su pago.

e) Otorgar con la debida especificación, la boleta de honorarios por los derechos que se les
pagaren (art.393 del C.O.T).

f) Servir gratuitamente a los pobres de acuerdo a un turno mensual que fija la Corte de
Apelaciones (arts.595 y 600 del C.O.T.).

g) Devolver a la Secretaría del tribunal respectivo, los expedientes en que se anotaren los
testimonios de las diligencias efectuadas y derechos cobrados dentro del segundo día hábil
siguiente a aquél en que hubieren practicado la diligencia encomendada, con la debida
constancia de todo lo obrado.

Los receptores no podrán retardar la devolución de los expedientes más allá del plazo
señalado bajo ningún pretexto, puesto que ello constituye una falta grave que debe ser
sancionada por el tribunal, con audiencia del afectado, con algunas de las medidas
contempladas en los números 2, 3 y 4 del art.532.

En caso de reincidencia, el juez debe aplicar la medida de suspensión de funciones por un


mes.( art.393 del C.O.T.)

7.- REMUNERACIONES:

No reciben sueldo del Estado, sino que son remunerados por la parte que le encomienda la
diligencia (art.492 del C.O.T.).

Los derechos que pueden cobrar los Receptores se encuentran fijados en el arancel fijado por
Decreto Supremo Nº 77 exento que aparece publicado en el Diario Oficial de 21 de Marzo de
1994, no pudiendo cobrar derechos superiores a este.( Art. 393 del C.O.T.)

III.- LOS NOTARIOS

1.- REGLAMENTACION.-

El régimen notarial chileno se encuentra contemplado, a contar del 1º de Enero de 1983, en el


párrafo séptimo del Título XI del COT. sustituído íntegramente por la Ley Nº18.181.

2.- CONCEPTO.-

Son ministros de fe pública encargados de autorizar y guardar en su archivo los instrumentos


que ante ellos se otorguen, de dar a las partes interesadas los testimonios que pidieren, y de
practicar las demás diligencias que la ley les encomiende (art.399 del C.O.T.).

En la definición del actual art.399 del C.O.T. no se contempla la expresión "redactar" los
instrumentos que ante ellos se otorguen.
Sin embargo, de la concordancia de los art.399, 401 Nº1 y 9 y 413 del C.O.T. se colige que la
facultad de redactar las escrituras no se ha suprimido respecto de los Notarios, la que es
ejercida ya sea por un intervención profesional directa en la redacción del contrato o porque
controla lo que ha sido redactado por otro profesional del derecho.

En consecuencia, las escrituras públicas deben seguir siendo redactadas y extendidas en la


Notaría, en forma que los peticionarios sólo podrán presentar minutas a la consideración del
Notario.

3.- ORGANIZACION.-

En cada comuna o agrupación de comunas o agrupación de comunas que constituya territorio


jurisdiccional de Jueces de Letras, habrá a lo menos un Notario.

En aquellos territorios jurisdiccionales formados por más de una agrupación de comunas el


Presidente de la República previo informe de la Corte de Apelaciones respectiva, podrá crear
nuevas notarías disponiendo que los titulares establezcan sus oficios dentro del territorio de
una determinada comuna.

Estos notarios podrán ejercer sus funciones dentro de todo el territorio del juzgado de Letras
civil que corresponda.

En aquellas comunas en que exista más de una notaría, el Presidente de la República asignará
a cada una de ellas una numeración correlativa, independiente del nombre de quienes las
sirven.

Ningún notario podrá ejercer sus funciones fuera de su respectivo territorio (art.400 del
C.O.T.).

3.- REQUISITOS.-

El Notario para ser designado debe cumplir con los requisitos para ser jueces de letras y no
hallarse afecto por alguna de las incapacidades e inhabilidades que contempla la ley (arts.464,
465 del C.O.T.).

4.- NOMBRAMIENTO.-

Son designados por el Presidente de la República, previa propuesta en terna por la Corte de
Apelaciones respectiva, en conformidad a las disposiciones contenidas en el párrafo 3º del
Título X del C.O.T. (arts.287 y 459).

5.- FUNCIONES.-

Se encuentran contempladas en el art.401 del C.O.T. y son las siguientes:

1) Extender los instrumentos públicos con arreglo a las instrucciones que, de palabra o por
escrito, les dieren las partes otorgantes.

Principalmente se extienden ante los Notarios las escrituras públicas y los testamentos.

2) Levantar inventarios solemnes.


Los inventarios solemnes pueden hacerse por notario o por otro ministro de fe con
autorización del tribunal, observando los requisitos que contempla el Título VII del Libro IV del
CPC (arts.858 a 865).

3) Protestar letras de cambio y demás documentos mercantiles.

La forma en que deben realizarse los protestos de las letras de cambio y demás documentos
mercantiles se encuentra establecida en el párrafo 7º del Título I de la Ley Nº18.092, publicado
en el Diario Oficial de 14 de Enero de 1982.

4) Notificar los traspasos de acciones y constituciones y notificaciones de prenda que se les


solicitaren.

5) Asistir a las juntas generales de accionistas de sociedades anónimas, para los efectos que
la ley o reglamento de ellas lo exigieren.

6) En general, dar fe de los actos para los cuales fueren requeridos y que no estuvieren
encomendados a otros funcionarios.

7) Guardar y conservar en riguroso orden cronológico los instrumentos que ante ellos se
otorguen, en forma de precaver todo extravío y hacer fácil y expedito su examen.

8) Otorgar certificados o testimonios de los actos celebrados ante ellos o protocolizados en


sus registros.

9) Facilitar, a cualquier persona que lo solicite, el examen de los instrumentos públicos que
ante ellos se otorguen y documentos que protocolicen.

10) Autorizar las firmas que estampen en documentos privados, sea en su presencia o cuya
autenticidad les conste; y

11) Las demás que les encomienden las leyes.

Les corresponde también ser actuarios en los juicios de partición y en los que se sigue ante
árbitro de acuerdo a los arts.648 y 632 del C.P.C. Deben efectuar las ofertas de pago en las
gestiones sobre pago por consignación (art.1.600 del C.C.). Autorizar los documentos que den
cuenta de la constitución de compraventa de bienes muebles con prenda, de una prenda
agraria y de la prenda industrial según las leyes respectivas. Finalmente, les corresponde
practicar las notificaciones en las localidades donde nu hubiere receptor, de acuerdo a lo
previsto en el artículo 58 del Código de Procedimiento Civil. Finalmente, pueden certificar el
abandono del inmueble arrendado para solicitar la restitución del inmueble arrendado cuando
éste se hubiere abandonado por el arrendatario sin restituirlo al arrendador para solicitar al
juez de letras, quien dispondrá de su entrega sin forma de juicio. Art. 6º Ley 18.101,
modificado por la Ley 19.866, publicada en el diario Oficial de 11 de abril de 2003.

7.- SUBROGACION.-

El Juez de Letras de turno o el Presidente de la Corte de Apelaciones, según el oficio del


Notario se encuentren dentro o fuera del asiento de ésta, designará al abogado reemplazante
del Notario "ausente" o "inhabilitado".
El Notario puede proponer al abogado reemplazante y el lapso de ese reemplazo no tiene
limitación temporal (art.402 del C.O.T.).

Excepcionalmente, el Notario puede pedir "permiso" para ausentarse por motivos particulares
al Juez de Letras de Turno o al Presidente de la Corte de Apelaciones respectiva.

El permiso puede otorgarse por una duración máxima de dos meses en cada año calendario
por el juez de letras o Presidente de la Corte de Apelaciones respectiva; y si el permiso
excediere de ese plazo por el Presidente de la República.

8.- REMUNERACION.-

Los Notarios no perciben remuneración del Estado, sino que gozan de los emolumentos que
les paguen las partes y que les corresponde con arreglo al arancel (art.492 del C.O.T.).

El arancel de lo honorarios de los Notarios fue fijado por Decreto Supremo Nº 74 exento,
publicado en el Diario Oficial de 21 de Marzo de 1994.

CAPITULO V.

LOS ABOGADOS.

1.- Regulación.

Los abogados se encuentran regulados en el Título XV, artículos 520 a 529, del Código Orgánico
de Tribunales.

2. Concepto

El Código Orgánico de Tribunales no contempla a los abogados como auxiliares de la


administración de justicia, por cuanto no son funcionarios, y los regula en un Título distinto y
especial.

Los abogados, si bien no son auxiliares de la administración de justicia, cumplen un papel de


coadyuvante importantísimo en el ejercicio de la jurisdicción.

El artículo 520 define los abogados como aquellas “personas revestidas por la autoridad
competente de la facultad de defender ante los Tribunales de Justicia los derechos de las
partes litigantes”.

Los abogados son entonces aquellas personas naturales, revestidas por la autoridad
competente, de la facultad para desempeñar la función más trascendente, como es la de
defender los intereses de las partes, sea oralmente o por escrito, ante los tribunales.

La autoridad que inviste a los abogados de la facultad necesaria para actuar como tales es el
Pleno de la Corte Suprema, en audiencia pública y previo juramento del postulante, del cual se
deja constancia en un libro especialmente llevado al efecto y autorizada por el secretario de
dicho tribunal. De esa audiencia pública debe levantarse acta (artículos 521 y 522).

3. Requisitos para ser abogado (artículo 523)


El cumplimiento de los requisitos debe ser comprobado por la Corte Suprema antes de la
audiencia de investidura de abogado.

Los requisitos para ser abogado son:

1) Tener al menos veinte años de edad

2) Tener el grado de licenciado en Ciencias Jurídicas otorgado por una universidad, en


conformidad a la ley;

3) No haber sido condenado ni estar actualmente acusado por crimen o simple delito que
merezca pena aflictiva

4) Antecedentes de buena conducta; lo que se comprueba normalmente mediante


información sumaria de testigos

5) Haber cumplido satisfactoriamente una práctica profesional por seis meses en alguna
Corporación de Asistencia Judicial. Están exentos de esta obligación los postulantes que sean
funcionarios o empleados del Poder Judicial, si se han desempeñado allí por al menos cinco
años, en las primeras cinco categorías del Escalafón del Personal de Empleados.

Para poder ejercer la profesión, la ley impone al abogado otros dos requisitos:

a) Ser chileno, sin perjuicio de los tratados internacionales vigentes al respecto (artículo 526)

b) Pagar la patente municipal que fija el artículo 3º del Decreto Ley 3.637, D.O. 10.03.1981, de
una UTM anual. (Ésta obligación de pagar la patente, actualmente sólo es obligación para
efectos tributarios, mas no para autorizar acreditar la calidad de abogado, la que se acredita
exhibiendo la cédula de identidad en donde conste la profesión de su titular o el título de éste)

4. Relación entre el abogado y el cliente

La relación entre el abogado y su cliente está regulada básicamente en el artículo 528 y


también en la Ley 18.120, D.O. 18.05.1982, sobre Comparecencia en Juicio.

La defensa de los derechos de una persona en juicio se pacta en un contrato de mandato


llamado patrocinio, que se sujeta fundamentalmente a las disposiciones relativas al mandato
del Código Civil, salvo en cuanto a la extinción de los efectos del contrato por la muerte del
mandante, ya que el artículo 529 dispone expresamente que el contrato no termina por esa
causa. También difiere el patrocinio del mandato común en cuanto al cobro de la
remuneración. Los honorarios del abogado por servicios prestados en juicio pueden cobrarse
por dos vías especiales, cuales son (artículos 697 y 680 nº 3º, respectivamente, del Código de
Procedimiento Civil):

a) En forma incidental al final del proceso

b) En forma principal en juicio sumario

Las defensas orales ante cualquier tribunal de la República sólo puede hacerlas un abogado
habilitado para el ejercicio de la profesión. No obstante, los postulantes que estén realizando
su práctica para obtener el título de abogado pueden hacerlas ante las Cortes de Apelaciones y
Marciales a favor de sus patrocinados, para lo cual requieren un certificado de la Corporación
que los acredite como postulantes. En ningún caso pueden los postulantes alegar ante la Corte
Suprema (artículo 527).

En el nuevo sistema procesal penal, la defensa penal pública se encuentra a cargo de la


defensa penal pública, no pudiendo por ello intervenir en defensa de imputados personas que
no revistan el carácter de abogados, y además se elimina la institución de los abogados de
turno respecto del nuevo sistema procesal penal.

5. Responsabilidad de los abogados en el ejercicio de la profesión

El abogado se hace responsable de las consecuencias de los actos que realice en el ejercicio de
su profesión. Tal responsabilidad puede ser civil, penal o disciplinaria.

1) Responsabilidad civil: El abogado celebra con su cliente un contrato de mandato. Si como


mandatario no cumple fielmente su encargo, el mandante puede demandarle indemnización
de perjuicios por incumplimiento o mala administración conforme a la regulación civil de aquel
contrato.

Tratándose de los abogados que postulan en las licitaciones que efectúa la defensa penal
pública ellos se encuentran afectos a esta clase de responsabilidad conforme a la Ley de
Defensoría Penal pública y al contrato que hubieren celebrado, del cual forman parte las bases
de licitación. Arts. 68 y sgtes. Ley 19.718.

2) Responsabilidad penal: Los artículos 231 y 232 del Código Penal establecen penas al
abogado que delinca por abuso malicioso del oficio o por perjudicar a su cliente o revelar sus
secretos, así como por patrocinar, en un mismo juicio, a partes contrarias.

3) Responsabilidad disciplinaria:

Como regla general, la responsabilidad disciplinaria de un abogado se hacía efectiva ante los
tribunales ordinarios con motivo de actos desdorosos, abusivos o contrarios a la ética
profesional.

Las sanciones que se pueden aplicar al abogado que resulte responsable son aquellas
contenidas en la ley orgánica del Colegio de Abogados99 o en las normas de ética vigentes; en
la actualidad las sanciones pueden llegar hasta a la suspensión del ejercicio de la profesión. La
sentencia que pronunciaba el tribunal en este juicio, debía tramitarse conforme a las reglas del
juicio sumario, y producía cosa juzgada en el juicio civil por el cual se exija indemnización de
perjuicios al profesional (véase el artículo 4º del Decreto Ley 3.621, D.O. 07.02.1981100).

Sin perjuicio de lo anterior, el estatuto del Colegio de Abogados de Chile, al cual ya no es


obligatorio afiliarse de acuerdo con el citado D.L., dispone la posibilidad de aplicación de
sanciones disciplinarias a sus socios por parte de sus propios Consejos Regionales o Nacional; y
esas sanciones pueden llegar hasta a la expulsión del infractor de la asociación gremial (véase
el artículo 7º del citado estatuto).
En la reforma constitucional introducida por la Ley 20.050, se modificó el artículo 19 Nº 16 de
la Constitución, estableciéndose que los colegios profesionales constituidos en conformidad a
la ley y que digan relación con tales profesiones, estarán facultados para conocer de las
reclamaciones que se interpongan sobre la conducta ética de sus miembros. Contra sus
resoluciones podrá apelarse ante la Corte de Apelaciones respectiva. Los profesionales no
asociados serán juzgados por los tribunales especiales establecidos en la ley.

Sin embrago, conforme a lo previsto en el artículo 20 transitorio de la Carta Fundamental, en


tanto no se creen los tribunales especiales a que alude el párrafo cuarto del número 16° del
Artículo 19, las reclamaciones motivadas por la conducta ética de los profesionales que no
pertenezcan a colegios profesionales, serán conocidas por los tribunales ordinarios.

También podría gustarte