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ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERÍA ELECTRONICA

Nombre: Luis Angel Salazar Pacheco


Profesor: J.Rendulich
Curso: Introducción a la Ingenieria
Tema: Fracasos de la Ingeniería
Titulo: Desastre del transbordador espacial Challenger
C.U.I: 20140515
Grupo : B

Año 2014
RESUMEN

El Challenger se destruyó a los 73 s del lanzamiento de la misión STS-51-L, la


décima misión del orbitador, el 28 de enero de 1986, cuando una junta tórica de
su cohete impulsor derecho falló en su función de estanqueidad. En el momento
del despegue, el impulsor derecho deja escapar un humo negro nueve veces y se
detiene cuando la nave se impulsa. Al momento del despegue el transbordador
cabecea 1 m de lado a lado antes de impulsarse, con cada cabeceo escapa el
humo negro.

Las juntas fallaron debido principalmente a la sobrecompresión repetida durante


el montaje y que las bajas temperaturas agravaron aún más. Esta anomalía fue
advertida por los ingenieros de Morton Thiokol, los fabricantes de las partes del
impulsor, se advirtió a la NASA, pero por presión de la misma NASA los
ingenieros de Morton Thiokol cedieron y autorizaron el despegue.

A los 58 s, el transbordador pasó aun momento de inestabilidad cuando cruzó por


una fuerte corriente de viento, esto abrió nuevamente la junta. Esto hizo que una
columna de fuego se escapase del impulsor y quemase el tanque de
combustible externo. El hidrógeno líquido del tanque externo derramado comenzó
a arder, cortando las abrazaderas que mantenían al impulsor. El impulsor se
balanceó y golpeó el ala derecha del Challenger. Esto causó que el montaje
completo girara bruscamente y el Transbordador quedó expuesto a
fuerzas aerodinámicas incontroladas.

El transbordador entonces se vio envuelto en una gigantesca bola de fuego a los


73 s del despegue, desintegrándose casi en su totalidad.

Los 7 tripulantes fallecieron al impactar la cabina de la nave contra el océano, tras


una larga caída de casi tres minutos
INTRODUCCIÓN

Hace 28 años (martes 28 de enero de 1986), gran parte del mundo vio en vivo
cómo el transbordador espacial Challenger explotaba en el espacio, a sólo 73
segundos de haber despegado. Era entonces la mayor crisis de la NASA desde la
explosión de la cápsula Apolo 1 el 27 de enero de 1967.

La misión del Challenger era poner en órbita un satélite de comunicaciones, algo


que se había hecho común. Pero en el fondo, esa vez se trataba de un ejercicio
de relaciones públicas: era la primera nave espacial estadounidense en la que
viajaba un ciudadano común, una maestra de escuela de 37 años, Christa
McAuliffe. La NASA quería demostrar que los viajes especiales eran seguros y el
plan era que la maestra diera una clase desde el espacio.

A pesar del tiempo, la situación es una crisis de comunicación de la que muchas


organizaciones aún pueden aprender.

El accidente del Challenger con frecuencia se ha utilizado como un estudio de


caso en el estudio de temas como la ingeniería de seguridad, la ética de la
denuncia de irregularidades, las comunicaciones, el grupo de toma de decisiones,
y los peligros del pensamiento de grupo.

Los desastre no ocurren si mas son una cadena de acontecimientos críticos


fueron unos segundos catastróficos finales.

DESARROLLO

La misión STS-51-L del transbordador estadounidense tenía que haber sido


rutinaria. Su tarea principal era poner en órbita sus satélites de comunicaciones
TDRS-B y SPARTAN-Halley. Los TDRS (Tracking and Data Relay Satellite que
tienen como misión establecer comunicación entre los controladores de tierra y
otros satélites en órbita. Se diseñaron especialmente para el programa espacial
tripulado y los satélites militares. El Challenger debía haber llevado el segundo
TDRS a órbita. En esta misión, la SPARTAN tenía como uno de sus objetivos el
estudio del cometa 1P/Halley, que en aquel entonces se encontraba cerca
del perihelio.

El Challenger tenía previsto aterrizar el 3 de febrero de 1986.


Una tarea que otros transbordadores ya habían hecho anteriormente. En 1986
había habido 24 misiones de transbordadores y el Challenger había viajado al
espacio nueve veces. Pero esta misión, la décima, tenía otro objetivo. Era un
ejercicio de relaciones públicas. Iba ser el primer cohete espacial estadounidense
en el que viajaría un ciudadano de a pie. La NASA (National Aeronautics and
Space Administration) estaba deseando demostrar lo seguros que eran los viajes
espaciales.
La candidata seleccionada fue la maestra de 37 años Shar ' on Christa McAuliffe.
La eligieron entre más de 10.000 candidatos para el Space Flight Participant
Program, y el plan era que emitiera una lección desde el espacio. «Quiero
desmitificar la NASA y los vuelos espaciales», declaró McAuliffe.

Desde el principio, la misión 51 L parecía condenada al fracaso. El despegue se


aplazó dos veces debido a problemas técnicos. El martes 28 de enero de 1986
hacía mucho frío y la tripulación pensó que el lanzamiento volvería a retrasarse.
Pero en la reunión antes del desayuno les comunicaron que cabía la posibilidad
de que despegaran alrededor de las 11 de la mañana. Poco después de las 9:00,
la tripulación se puso los trajes azules de vuelo.

Cinco de los tripulantes eran expertos astronautas: el comandante Dick Scobec, el


piloto Mike Smith y los tres técnicos: Judy Resnik, Ron McNaii y Ellison Onizuka.
El otro neófito era el ingeniero Greg Jarvis, que llevaba varios años en el
programa espacial. Aunque ya le habían seleccionado para otros viajes
anteriores, era la primera vez que participaba en una misión espacial.

Cuando los astronautas llegaron a la plataforma de lanzamiento 39B, vieron que


había placas de hielo Y carámbanos colgando alrededor de la estructura de
lanzamiento. La cuenta atrás para el despegue empezó, pero al equipo de
dirección de la misión le preocupaba tanto que el hielo, al caer, pudiera afectar al
lanzamiento, que detuvieron la maniobra nueve minutos antes del despegue para
valorar los riesgos. A las 11:15 decidieron que no había peligro. La cuenta atrás
se reanudó a las 11:29, Y el lanzamiento estaba previsto para las 11:38.

Los familiares y amigos de la tripulación se situaron en la zona VIP del mirador a


cinco kilómetros de la plataforma de lanzamiento. Entre los espectadores se
encontraban los padres de McAuiiffe, su marido Steven, abogado, y sus dos hijos:
Scott, de nueve años, y Caroline, de seis. También había un grupo de alumnos
suyos de la Concoid High School de Massachusetts, donde McAuliffe enseñaba
economía, derecho e historia de América.

Los ordenadores de a bordo del Challenger hicieron las últimas comprobaciones.


Entonces, a seis segundos del despegue, la tripulación oyó el ruido del motor
principal al encenderse. Cuando el motor alcanzó la potencia máxima, el ruido se
convirtió en un rugido ensordecedor. Entonces se conectaron los dos cohetes
impulsores del transbordador-, montados sobre el enorme depósito naranja de
combustible líquido. Unas nubes de humo envolvieron al Challenger mientras
ascendía sobre una columna de fuego.

En el mirador, el grupo de espectadores aplaudió mientras el Challenger- se


separaba de la torre e iniciaba el vuelo que elevaría al transbordador sobre las
claras y azules aguas del océano Atlántico. Treinta y seis segundos más tarde el
Challenger atravesó la barrera del sonido. De pronto el transbordador fue
golpeado por un violento viento de costado. Al detectar graves fluctuaciones en la
ruta de vuelo, el sistema de guía, navegación ' y control de a bordo comunicó la
desviación y ordenó al sistema de potencia de los cohetes impulsores que la
compensara.

En tierra, el sistema de megafonía anunciaba con tono tranquilizador el avance


del transbordado-. «Distancia recorrido cuatro punto tres millas náuticas.»
Entonces los motores del transbordador aumentaron la potencia un 104 %.

« Challenger, potencia máxima, ordenó el control de la misión. «Roger, potencia


máxima», replicó el comandante Scobee. En ese momento, con la tensión
aerodinámica al máximo, una lengua de fuego que no había sido detectada
empezó a lamer las junturas del cohete impulsor de estribor. Cuando el
transbordador llevaba setenta y dos segundos volando, el hidrógeno que se
filtraba del depósito de combustible se encendió. El cohete impulsor giró sobre
sus amarres y perforó el depósito de combustible, que se desgarró de arriba
abajo. En la explosión resultante, cientos de toneladas de combustible líquido
envolvieron al transbordador en una bola de fuego. Los dos cohetes impulsores
salieron despedidos, y luego la explosión desprendió el transbordador. Todo pasó
tan deprisa que no hubo tiempo para poner en marcha ninguna maniobra de
emergencia. En cualquier caso, el transbordador no iba equipado con asientos
eyectables.

El comandante Scobee había abierto el canal de radio, pero no tuvo tiempo de


decir nada. Oyeron al piloto Smith exclamar: ,Oh, oh». Mientras el transbordador
se desintegraba en el aire, algunos integrantes intentaron activar sus suministros
de oxígeno de emergencia. Pero aunque la cabina se conservó prácticamente
intacta hasta precipitarse en las frías aguas del océano Atlántico, a catorce
kilómetros, la presión aerodinámica mató a todos los que sobrevivieron a la
explosión inicial.

Los familiares y amigos de los tripulantes contemplaban el cielo, horrorizados.


Pese a ser evidente que algo terrible había ocurrido, el sistema de megafonía
seguía proporcionando datos de la altitud y la velocidad del transbordador.

Finalmente el hechizo se rompió. La voz flemática del sistema de megafonía


anunció: «Los controladores de vuelo están analizando meticulsamente la
situación. Parece ser que se ha producido un grave fallo. Hemos perdido el
contacto. El oficial de dinámica de vuelo informa que el vehículo ha explotado. El
director de vuelo lo ha confirmado. Vamos a ponernos en contacto con el equipo
de rescate para ver qué se puede hacer».

Edward y Gratos. » Corrigan, los padres de McAuliffe, anonadados, se quedaron


mirando los restos de la nave que caían del cielo y las estelas de vapor del
transbordador. Luego ropieron a llorar. Los oficiales de la NASA se los llevaron
del mirador, aturdidos y con los ojos llorosos. El presidente Reagan aplazó su
discurso del Estado de la Unión y apareció por televisión para dirigirse a la nación.
«Continuaremos explorando el espacio -afirmó-.
Luego rindió un conmovedor homenaje a los siete astronautas que habían perdido
la vida, comparándolos con Sir Francis Drake, que había muerto un día como
aquél, 390 años atrás. «Los miembros de la tripulación del transbordador espacial
Challenger nos honraron con la vida que llevaron -dijo-. Nunca los olvidaremos, ni
olvidaremos la última vez que los vimos, esta mañana, mientras nos decían adiós
con la mano y comprendían un viaje que los acercaría a Dios.»

ANÁLISIS

Respecto al análisis del desastre del Challenger se puede decir que hubo pasos
del planeamiento que no se cumplieron. Hubo tareas programadas que fueron
salteadas o pasadas por alto. Los procesos de control que pertenecen a una parte
importante del planeamiento no fueron realizados, para seguir adelante con el
plan, que al final de dicha tarea no realizada fue lo que llevo a que explote el
Challenger.

Otro análisis que podemos hacer es sobre la departamentalización. Es algo que al


parecer fallo en gran medida, sobre todo en la comunicación entre ellos. Por el
texto se puede observar que existía una departamentalización por funciones,
agrupados por sus tareas y actividades de acuerdo a las funciones. Los
departamentos estaban divididos en Administración e ingeniería.

La toma de decisiones jugó un papelfundamental en el desastre, ya que no puede


hablarse de un plan sino se ha seleccionado un curso de acción. Al tomar la
decisión de pasar por alto el proceso de control, que era una tarea programada,
dio lugar a un probable accidente, que al final ocurrió. Podemos concluir que no
deben pasarse por alto tareas por más insignificantes que parezcan, porque dan
lugar dejar pasar un detalle que resulto determinante. Pequeños detalles dan
lugar a grandes acontecimientos .

Estos son los factores de la destrucción del challenger:


 Corrientes de viento eliminaron la escoria del combustible (Aluminio) que
sellaba el agujero del tanque derecho y provocaba la perdida de combustible.
 La aplicación de baja calidad de los sellos SBR (estireno-butadieno).
 Las temperaturas inusualmente bajas.
 La sobrecompresión repetida de las juntas tóricas durante el montaje.
 La falta de sistemas de verificación por parte de la NASA.
 Subestimación de los ingenieros de Tyco acerca de la posibilidad de
accidente.
 Falta de un plan de emergencia cuando el transbordador corre peligro al
momento del despegue.
Todos estos factores se encadenaron uno a uno y fueron las causantes del
desastre del Challenger.
CONCLUSIONES

Llegue a la conclusión de que los aros de goma que debían haber sellado la junta
torica entre los segmento del cohete impulsor habían fallado en el despegue. Se
debió a un diseño defectuoso .Concluyo, que fueron los efectos de la temperatura
,las características de los materiales, lo efectos de la repetición del uso y la
reacción a la carga dinámica».

El accidente del Challenger fue "un accidente arraigado en la historia" . Ha sido


calificado como el accidente más grave en la historia de la aeronáutica.

La NASA estaba jugando «a una especie de ruleta rusa cada vez que lanzaban el
transbordador». Algunos ingenieros de la empresa habían llegado a aconsejar
que los lanzamientos se suspendieran hasta que se encontrara una solución al
problema.

En 1988, cuando los científicos de la NASA quedaron satisfechos, los vuelos


espaciales se reanudaron, y desde entonces no se ha producido ningún
accidente. Pero para esa mejoría de las condiciones de seguridad siete
astronautas tuvieron que dar la vida.

BIBLIOGRAFIA

http://www.escalofrio.com/n/Catastrofes/El_Desastre_del_Challenger/El_Desastre
_del_Challenger.php

http://es.wikipedia.org/wiki/Accidente_del_transbordador_espacial_Challenger

http://fiudecgrupo08.wikispaces.com/4.+Los+10+fracasos+mas+estruendosos+de
+la+ingeniera

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