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posesiones?
A. LA FUNCIÓN DE DIOS.
1. ES EL DUEÑO, LEVÍTICO 25:23:
“La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra es mía y ustedes no
son aquí más que forasteros y huéspedes.”
Cuando nos damos cuenta de que Dios es el dueño de todo, cada decisión sobre lo que
vamos a gastar o invertir se vuelve una decisión espiritual.
B. NUESTRA FUNCIÓN.
1. DEBEMOS SER FIELES MAYORDOMOS DE LAS POSESIONES DE DIOS,
1 CORINTIOS 4:2:
“Ahora bien, a los que reciben un encargo se les exige que demuestren ser
dignos de confianza.”
Mayordomía significa administrar las pertenencias de otro. Dios es dueño de todo lo que
nosotros tenemos y nos ha dado la responsabilidad de administrar nuestras cosas, de
una manera fiel, de acuerdo a los principios de la Escritura acerca de las finanzas.
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2. LA LEALTAD CON RESPECTO A LAS POSESIONES DE OTRO PUEDE
DETERMINAR LO QUE USTEDES ESTÁ DANDO, LUCAS 16:12:
“Y si en lo ajeno no han sido honrados, ¿Quién les dará a ustedes lo que les
pertenece?”
No entender los principios financieros de Dios, el no tener “criterio bíblico” en el manejo
del dinero suele llevarnos a tener principios de vida incorrectos. Los principios y valores
incorrectos nos llevan a actitudes incorrectas. Y las actitudes incorrectas nos llevan a
tomar malas decisiones en el campo financiero.
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4. DIOS CONTROLA LOS ASCENSOS Y AVANCES LABORALES, Salmo 75:6-7:
“La exaltación no viene del oriente, ni del occidente, ni del sur, sino que es
Dios el que juzga: a unos humilla y a otros exalta.”
Aunque nos sorprenda mucho, no somos quienes controlamos, quienes nos
ascenderemos (enalteceremos) a nosotros mismos; es el Señor quien controla nuestro
éxito y ascensos.
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F. LOS CUATRO PROPÓSITOS DE DIOS PARA EL DINERO.
▪ Aumentar nuestra fe y visión. Podemos estar seguros de que si Dios nos señala
una dirección clara, y lo confirma por medio de la palabra, El proveerá cualquier
cosa que sea necesaria para llevar a cabo esa instrucción. Fe también es
discernir qué es lo que Dios quiere lograr en y a través de nuestras vidas.
Hebreos 11:7.
▪ Determinar quién es el Señor de nuestra vida. Es fácil decir que es nuestro Señor,
esto se confirma cuando somos obedientes a los impulsos y limitaciones que El
impone a nuestras decisiones diarias. 1 Timoteo 6:17.
▪ Protegernos de cosas dañinas. Pareciera que no importa cuánto nos de Dios,
siempre queremos más, (Adán y Eva). 1 Timoteo 6:9.
▪ Enseñarnos paciencia. La paciencia es necesaria para la madurez espiritual, hay
que pasar por tribulaciones para alcanzarla. Santiago 1:3-4.
▪ Concentrarnos en la verdadera riqueza. A medida que Pablo maduraba su fe,
llegó a entender como lo temporal compite con lo eterno. Filipenses 3:7-8.
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▪ Iniciar acción de gracias. Dar para las necesidades de otros significa que estos
darán gracias a Dios, no solo se suplirá una necesidad, sino que se inicia un
derramamiento de gratitud para con Dios y el dador. 2 Corintios 9:11.
▪ Multiplicar nuestro potencial de dar. Dios compara el dar con la siembra de un
cultivo. 2 Corintios 9:6.