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Todo aquel que está sujeto al reino de Dios, mira con desdén el propósito humano
que no está ligado a la voluntad de Dios, pues sabe que tarde que temprano va a
terminar dañando su integridad, y su lealtad al rey del reino divino.
Algo muy claro que se necesita saber para comprender el reino de Dios, es que el
cristiano siempre va a tener propósitos humanos, deseos que nos llaman la atención y
los vemos como fin último de nuestra alegría; estudiar alguna carrera académica,
conseguir algún buen empleo, tener éxito económico, o conseguir un amor verdadero
que le acompañe en sus diversos momentos de la vida.
Ya que moran en el mismo cristiano el plan divino, y los planes humanos; ¿qué pues
diremos? ¿Debe el hombre seguir su instinto humano y guiarse por el propósito
humano? En ninguna manera. Pues el plan divino es superior al plan humano, y si el
plan humano contradice en su trayecto al plan divino, este debe ser desechado para
agradar y cumplir el deseo sublime; pues hay que recordar que cuando fuimos
bautizados en cristo Jesús, aceptamos ser propiedad de él y de su propósito. “cumplir
el propósito es la única obligación del hombre”
“El propósito, es aquello que siempre deseaste hacer. Todas las personas, al
comienzo de su juventud, saben cuál es su propósito. En ese momento de la vida se
ve claro, todo es posible, y ellas no tienen miedo a soñar, y desear todo lo que les
gustaría hacer en sus vidas. No obstante, a medida que el tiempo va pasando, una
misteriosa fuerza trata de convencerlas de que es imposible realizar su propósito”
(Paulo coelo, el alquimista. Ediciones la cueva. Pag 25)
Sin propósitos
King, señala que este deseo del hombre por enseñar que no hay propósito alguno
constituido, es un deseo que proviene de la irreligión (negar el valor de la religión) de
los hombres que no aceptan que están desligados con el creador, y por ende
necesitan volverse a unir con él y con su designio.
¿Estás consciente del propósito de Dios en ti, o crees que no tienes un propósito en la
tierra?
Algunos intentando conocer por sus propios medios a Dios y su voluntad, caen en el
descontento ontológico (menospreciar su ser), y el maligno aprovecha esa variación
en su interior para sembrar su propósito en él. A esto hay que añadir que el maligno
intenta convencer al hombre que puede acceder con estrategias humanas al propósito
de Dios, pero “Su voluntad es demasiado perfecta y sus propósitos demasiado
amplios para caber en el limitado receptáculo del tiempo y entre los estrechos muros
de la tierra” (la fuerza de amar. Martin Luther King P.132).
Antítesis maligna
Hay que poner en claro, que el propósito mayor del enemigo es impedir la obra
salvadora de Dios en la tierra, pues sabe que por el pecado, el hombre está ya
condenado a la perdición; pero la única salida y rescate está en el plan divino y
salvífico de Dios, por ello, el mundo infernal pone todo su empeño en hacer que el
plan salvador no sea eficaz ni tenga relevancia entre los mortales.
Después que el ser humano peco en el principio, Dios dio una sentencia profética al
maligno; “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te
herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Génesis 3:15). Desde ese momento, el
aniquilar la descendencia de la mujer, se convirtió en el propósito número uno del
maligno; pues sabía que de ella iba a nacer el que le daría en la cabeza, y esto
equivale a destruir sus planes.
Después de tantas profecías, nació aquel a quien el diablo temía; Jesús llamado el
Cristo. Por primera vez vio el maligno su imperio en apuros, por esta causa pensó;
“antes que él destruya mis planes, voy a destruirle a él y su propósito”. El maligno con
su propósito de impedir la salvación de los humanos, mandó eliminar toda opción de
amenaza, matando a los niños menores de dos años; pero aquél que vino a cumplir el
propósito salvífico fue librado de tal matanza.
El diablo por más que intentó frenar el propósito de Jesús, no pudó descifrar sus
movimientos; cuando está ayunando, quiere que haga señales y maravillas, cuando
está haciendo señales y maravillas quiere matarle, y cuando anuncia su muerte,
quiere impedir que muera. Luego en la cruz le hace el último ataque para que
desistiera de su propósito; “De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciendo,
se decían unos a otros, con los escribas: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar. El Cristo, Rey
de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos. También los que estaban
crucificados con él le injuriaban” (Marcos 15:31-32).
Cuando muere Jesús, el enemigo cree que le venció, pero Jesús utilizó la muerte para
cumplir su propósito y destruir los propósitos del diablo (de esto hablaremos más
ampliamente en otra sección), o como Juan lo dice; “para deshacer las obras del
diablo”, luego confirma esto con su resurrección; su victoria y su propósito redentor
estaba culminado.
Después de la derrota
El diablo fue destruido, el propósito de Jesús venció al propósito del mal, la profecía
fue cumplida; la descendencia de la mujer (Jesús) hirió en la cabeza a la serpiente (el
maligno), y desintegró su propósito de dominio en la humanidad.
Une iglesia-estado: hay un dicho popular que dice; “si no puedes con tu enemigo,
únete a él”. Esto es lo que paso en el siglo IV, cuando Constantino, emperador
romano, dio libertad de culto al cristianismo, que más tarde se convirtió en la religión
oficial del imperio romano. Aunque algunos estudiosos confiesen que esta unión dio
un avance al cristianismo, creemos que esta unión fue un ataque maligno para hacer
un sincretismo religioso, y para debilitar la esencia de la fe cristiana.
El imperio del mal consiguió en cierta medida su propósito, dando como resultado una
inmensa y permanente variación del cristianismo; pero la esencia del evangelio nunca
se perdió, y el mensaje de la cruz siguió latente en algunos que decidieron no
contaminarse, ni cambiar su esencia.
Ahora el mal sigue con el mismo propósito de intentar callar el mensaje divino de
salvación; pone duda en el cristiano de la eficacia del mensaje, utiliza la comodidad
como arma de distracción, e intenta poner una verdad a media en la mente del
predicador moderno, para que el efecto no sea el mismo.
Por más que el mal intente frenar la obra de Cristo en la tierra, su propósito quedará
estancado; porque así como Cristo venció sobre el diablo, así su mensaje de
salvación vencerá sobre toda confusión, y todo impedimento u obstáculo maligno.
¿Crees que el maligno está vencido? ¿Ha permeado el propósito del mal en tu vida?