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Consideraciones en torno de la infancia en las culturas prehispánicas.

Proyectar la visión y/o las consideraciones que las culturas americanas tenían en torno de la

infancia al momento de la conquista Española en el año 1492, puede considerarse una labor

altamente especulativa y si se quiere subjetiva, por la escasa y si se quiere inexistente

información primaria que haga referencia específica del tema, tal y como se infiere de la

siguiente afirmación:”Entre los innumerables hechos asombrosos de las culturas prehispánicas

Americanas, probablemente uno de los menos conocidos es el de su elevado concepto de la

infancia(…) Sin embargo, continúan siendo menos conocidos sus sistemas y formas de vida

familiar(…) El del valor que tenían los niños indígenas antes de la llegada de los Españoles”.1

Abordar la explicación del tema desde estas dos premisas nos parece lo más comprensible, si

tenemos en cuenta la contextualización del hecho motivo de estudio con el momento auténtico

que viven cada una de las culturas nativas al momento de la conquista y el alto grado de

heterogeneidad en cuanto al desarrollo cultural; en razón de la coexistencia de imperios como

los Mayas y los Incas; con registro de alto grado de desarrollo por la magnitud de las

construcciones y conocimientos de la astrología (movimiento de los planetas, una vez

establecidas las variaciones cíclicas producto del desplazamiento del sol y de la luna), aplicada a

las prácticas de la agricultura, mientras la cultura Muisca sobresalía por él alto grado de

organización social.

Teorizar entonces con respecto de la infancia en las culturas prehispánicas nos lleva a

plantearnos la veracidad de las fuentes de información, entre lasque se tienen: Los testimonios

recogidos por los cronistas, los códices prehispánicos y coloniales y los registros cerámicos

1
Rodríguez Jiménez, Pablo. Historia de la infancia en América Latina. Época prehispánica. Editorial cordillera s.a.c.
Impresa en Colombia. 1ª Edición Julio de 2007.p29.
prehispánicos con un obstáculo predominante como lo es el hecho fundamental de que estas

civilizaciones ancestrales al momento de la conquista no contaban con un dialecto o lengua

escrita que facilitara la documentación tal y como lo hacemos hoy en día, con el agravante de

que los conocimientos y la misma cultura, Eran transmitidos de generación en generación de

forma verbal a un selecto grupo de sus integrantes, los cuales eran seleccionados bajo rigurosas y

graduales practicas secretas y/o restringidas, ejercidas por los caciques o sacerdotes quienes los

presentaban a sus deidades “ … y les transmitían solo a los escogidos las practicas y

conocimientos ancestrales producto de su cosmovisión.”2 Tradición que aun hoy en día es

aplicada por comunidades indígenas como los U’was residentes en los municipios de Cubara

Boyacá y Toledo en Santander del Norte también conocidos despectivamente como Tunebos.

Situación que se asimila a las practicas de los aztecas para la formación para el sacerdocio y la

administración, instrucción que se recibía en el calmecac; mientras la mayoría se formaba en el

telpohcalli en la que se recibía una educación menos rígida.

La subjetividad en la interpretación y narración de los hechos se evidencia en la crónica de

Fray Bernardino de Sahagún que al narrar la anunciación de la preñes a los familiares y

conocidos decía: “(…) al final un anciano, en medio de todos y sentado en cuclillas decía estas

palabras:( …) oíd pues señores (…) quiere nuestro señor hacer la misericordia y poner dentro de

ella una piedra preciosa y una pluma rica (…) nuestro señor se a acordado de vos (…) por

ventura lo han merecido vuestros suspiros y vuestras lagrimas(…) y las peticiones y oraciones

que habéis ofrecido en presencia de nuestro señor(…)3. Se nota el alto contenido y esencia

religiosa de la narración; y al final de la ceremonia se reconocía la sumisión al considerarse la

2
Cobaria Gilberto. Etnoeducador comunidad U´wa, municipio de Cubara, diálogos informales.
3
Ibíd., p 31
embarazada como siervo y criado. Debemos tener en cuenta igualmente que estaba reservado

solo a los sacerdotes la función de cronistas ya que eran los únicos letrados y su trabajo estaba

orientado simultáneamente a la evangelización pues los conquistadores, que luego se

constituyeron en encomenderos en su gran mayoría no sabían leer ni escribir, recordemos que en

las primeras expediciones de conquista enviaron fue a presos y delincuentes.

Así, el horizonte de la infancia consideramos que estaba enfatizado de una parte en el alto

grado de valoración del nacimiento de mujeres en razón de su fecundidad y en el asombro y la

sorpresa, ante la perfección y desconocimiento del funcionamiento del cuerpo humano; lo que

los llevo a plasmar en estatuillas el momento del parto, como una forma de perpetuar un hecho

tan trascendental para la sobrevivencia del grupo humano, pero a la vez incomprensible;

encomendando a los Dioses la gestación y el momento del parto. Al encargar a las Deidades

estas dos etapas, reconocían implícitamente su impotencia ante los resultados imprevistos que

eventualmente se pudieran presentar, pero a la vez colocaban en primer nivel de importancia el

interés de que el fruto naciente alcanzara la perfección de la naturaleza, es decir, que no naciera

con malformaciones; de ahí que fueran invocados como " piedras preciosas y pluma rica.”4

Dicha consideración obedecía al pensamiento y /o creencia de la predestinación entendida como

la circunstancia de inmodificabilidad por parte de ellos de las cosas ya que la naturaleza por

voluntad de los Dioses era quien cumplía la función creadora.

En cuanto al momento del parto y en razón del alto grado de importancia asignado a la

naturaleza, en las culturas más primitivas muy seguramente se recurrió a la práctica del parto

auto asistido en el que la madre se retira a un paraje generalmente un riachuelo y abandonada a

4
Ibíd., p 31
su suerte y al instinto, o si se quiere reflejo espontaneo; da curso libre al alumbramiento y a

bañar la criatura, como un acto de purificación previo a la presentación del infante a los

familiares y amigos.

En aquellos grupos más avanzados (Mayas, Incas) que han alcanzado la etapa del

sedentarismo y despertado los sentimientos de solidaridad y apoyo es decir en que los lazos de

familiaridad y vecindad afloran y en los que ya se hace evidente la existencia de clases sociales

muy seguramente se presento el surgimiento de las parteras, labor encomendada a las mujeres

mayores y con algún grado de destreza en el conocimiento de la anatomía femenina y a las que

se les consideraba cierto carácter sacerdotal al reconocerlas como madres espirituales con una

connotación mágico religiosa en función de las supersticiones en torno al embarazo

recomendando guías y prohibiciones con el fin de proteger al niño por nacer y en otros casos

acudiendo a hechiceras.

En razón de la importancia otorgada a la perpetuación de la especie, una vez acaecido el

nacimiento, cabe preguntarse qué destino se le asignaba a los niños con mal formaciones; muy

seguramente se les consideraba imperfectos y se les abandonaba, siendo presa de las fieras,

serian para su madre un estigma ante la comunidad y lo más conveniente sería deshacerse de la

criatura, o fueran sacrificados, para implorar el perdón de los Dioses. De otra parte, las criaturas

consideradas bien nacidas constituían el centro de atención del grupo femenino de la comunidad,

y en razón del interés de su supervivencia y del alto grado de religiosidad, fueron objeto de la

aplicación de un conjunto de ideas, creencias, cuidados, atenciones y tradiciones aplicados por

medio de ritos y ceremonias fundamentados en los roles asignados según el género, los hombres

a la consecución del alimento y la defensa del grupo y las mujeres a las labores del hogar y la

cestería.
En este contexto lo más probable es que la formación de los hombres correspondió a los

padres y la de las niñas a las madres, pero dicha educación (léase preparación para la vida),

debió darse en lo que hoy conocemos como el periodo de la adolescencia; como lo interpreta

Jacques Soustelle al escudriñar el Códice Mendocino y concluir “que el Códice presenta lo que

se podría llamar etapas de la educación de los niños”5.En los primeros años muy seguramente la

formación estaba orientada a inculcar la disciplina y por encima de todo el acatamiento del

respeto a los mayores y a los ancianos; la imitación de los roles de los mayores debió ser el

camino de asimilación y aprendizaje de los infantes, el cual se da por generación espontanea y

puede ser verificado al observar el actuar de los pequeños aun en tiempos contemporáneos que

por medio del juego e imitación de roles, acompañados de cantos y sonidos representaban la vida

adulta de sus semejantes

Ahora bien, en lo que sí coinciden los historiadores es en afirmar que los pueblos

prehispánicos tenían un alto sentido religioso pues adoraban al sol, la luna y se maravillaban de

la contemplación de la naturaleza; su preocupación se centraba en la preservación de la especie

,por lo que era normal que tan pronto la mujer llegaba a la edad fecunda “con sus primeras

menstruaciones”, en torno a los trece años y tal y como ocurre con los U’was hoy en día, la

adolecente entraba en una especie de retiros o preparación para el matrimonio, y para denotar su

condición, era vestida con prendas confeccionadas con vegetales específicos, e instruidas por las

mujeres mayores en su nueva condición de mujer adulta, apta para el matrimonio y presentada

en la comunidad. Se le escogía pareja y se le permitía embarazare y se consideraba que la mujer

5
Citado por Rodríguez Jiménez, Pablo. Historia de la infancia en América Latina. P41. Soustelle. La vida cotidiana, p
172.
tenía como función natural la procreación y las familias deberían ser por dicha condición

numerosas. Los hijos se ofrecían al Dios sol y a la Diosa tierra para que los guiaran, proveyeran.

Si bien la apreciación de la infancia en las culturas prehispánicas puede segmentarse en

marcos de observación precisos que destaquen en detalle las consideraciones que considera de

importancia el investigador, lo que se quiere destacar con el presente artículo es que los estudios

de las ciencias sociales y en especial de las culturas ancestrales (que adolecen de fuentes

primarias que permitan abordar y asociar desde diferentes ópticas su estudio) se hallan altamente

influenciados por los intereses y/o afectos de quien lo estudia y que en tal medida los resultados

presentados como producto de la investigación podemos inscribirlos en el lenguaje

contemporáneo como: una adaptación en la medida en que sus planteamientos contengan un alto

grado de objetividad o realismo; o lo que los guionistas de películas y dramatizados llaman

versión libre, en donde los planteamientos si bien se relacionan con el tema tratado, no

representan ni describen la realidad; sino que por el contrario lo que se pretende es enaltecer y

vender los planteamientos recurriendo al desfiguramiento de la realidad.

AUTORA: MARIA MARLEN AREVALO DIAZ

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