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La emisión inicial de energía se produce en un 80% o más en forma de rayos gamma pero éstos
son rápidamente absorbidos y dispersados en su mayoría por el aire en poco más de
un microsegundoconvirtiendo la radiación gamma en radiación térmica (pulso térmico) y energía
cinética (onda de choque) que son en realidad los dos efectos dominantes en los momentos
iniciales de la explosión. El resto de la energía se libera en forma de radiación retardada (lluvia
radiactiva y fallout) y no siempre se suele contar a la hora de medir el rendimiento de la explosión.
Las explosiones a gran altitud producen un mayor daño y flujo de radiación extrema debido a la
menor densidad del aire (los fotones encuentran menos oposición) y, consiguientemente se genera
una mayor onda expansiva.
Durante tiempo antes de la invención de la bomba algunos científicos creyeron que su detonación
en superficie podría provocar la ignición de la atmósfera terrestre generándose una reacción en
cadenaglobal en la que los átomos de nitrógeno se unirían para formar carbono y oxígeno. Este
hecho pronto se demostró imposible ya que las densidades necesarias para que se produzcan
dichas reacciones han de ser mucho más elevadas que las atmosféricas y si bien es posible que
haya reacciones adicionales de fusión en el corazón de la explosión estas no aportan energía
suficiente para amplificar y propagar la reacción nuclear al resto de la atmósfera y la producción de
elementos pesados cesa enseguida. A pesar de todo esta idea persiste en la actualidad como un
rumor malentendido entre mucha gente
Radiación ionizante 5%
En un artefacto nuclear todas las reacciones de fisión nuclear y fusión nuclear se completan
estando la bomba aún intacta. En una bomba típica de unos 20 Mt se alcanza una temperatura en
su interior de unos 300 millones de °C. Téngase en cuenta que el centro del Sol tan solo alcanza
los 20 millones de grados. Para encontrar temperaturas de ese orden hay que ir a los núcleos de
las gigantes rojas de helio. La temperatura alcanzada en cuestión de nanosegundos es enorme,
pero ni siquiera esto representa el grueso de la energía de la bomba. La mayor parte de esta
energía se libera en forma de radiación.
Conviene destacar que existen considerables diferencias entre el rango y la calidad de los efectos
si la bomba es detonada a ras de suelo (groundburst)daños insignificantes o a una cierta altitud
sobre el objetivo (airburst)daños estratosfericos.
Cráter producido por una detonación nuclear. El cráter mide 100 metros de profundidad y 390 metros de ancho con
un total de 12 millones de toneladas de tierra desplazadas.
Ésta es la zona situada en la vertical de donde se produce la explosión (epicentro) y sus cercanías.
Aquí la mortalidad alcanza el 100% y todos los efectos se reciben simultáneamente sin desfase
alguno. El efecto conjunto es tan brutal que no puede quedar nada en pie. Se le conoce también
como área de devastación o aniquilación total. De hecho, lo único que puede quedar tras la
explosión en ese lugar es un enorme cráter de varias decenas o cientos de metros. La zona cero
solo está presente para explosiones a muy baja altitud , subterráneas poco profundas o a ras de
suelo. Para la bomba que nos ocupa el resultado es un cráter de 3 km de diámetro y 60 metros de
profundidad, la altura de un edificio de 20 plantas.
A continuación se describen los principales efectos ordenados por el tiempo con que alcanzan un
objetivo situado a cierta distancia de la zona cero yendo de menor a mayor.
La letra C designa la velocidad de la luz, 299.792.458 m/s
Conviene no confundir esta radiación con la radiactividad remanente tras la explosión (las
partículas α y β en suspensión en el ambiente y sobre todo la radiactividad proveniente de los
núcleos hijos, que son radiactivos). El pulso de radiación empieza y acaba con la explosión y
obviamente, es letal, además de ser mucho más intenso que la radiación posterior. A pesar de
esto, la radiación posterior remanente puede perdurar millones de años (la semivida de
los isótopos hijos de la reacción nuclear). Este hecho puede significar que la radiación remanente
sea mucho más letal (en promedio temporal) que la producida por la radiación γ.
Para una bomba de un megatón la radiación ionizante mataría a todo ser vivo situado en 15 km a
la redonda. Sin embargo, en el caso de la bomba mayor, como en el ejemplo propuesto de 20 Mt,
los daños producidos por dicha radiación no son importantes. Esto es porque su rango de efecto es
menor que el del choque térmocinético, lo que vulgarmente se conoce como la bola de fuego de la
explosión que se detalla más adelante. En el caso de artefactos más pequeños como los que
estallaron en las ciudades japonesas sus daños sí son considerables. Aquí su radio de efecto es
mayor que el de la bola de fuego y pueden producir lesiones graves en los organismos vivos que
sobrevivan a todos los demás daños.
Éste es el motivo de que muchos japoneses supervivientes de las explosiones murieran a las
pocas semanas del ataque. Los primeros síntomasson sed intensa, náuseas, fiebre y manchas en
la piel producidas por hemorragias subcutáneas. Estos síntomas parecen remitir pocas horas
después. El paciente entra en un periodo de latencia durante el cual las defensas (glóbulos
blancos) y la capacidad regeneradora del individuo menguan considerablemente dejándolo más
expuesto a enfermedades e infecciones. Una o dos semanas más tarde se entra en la fase
aguda:diarreas, pérdida de cabello y hemorragias intestinales. Durante estas semanas la víctima
puede morir o recuperarse o puede sufrir distintos tipos de traumas o retrasos.
Pulso electromagnético[editar · editar código]
Primer artefacto termonuclear detonado con un rendimiento de 10,4 Mt. Se observa que toda una franja de aire ha
quedado ionizada adquiriendo un tono azulado. Por encima de la capa de nubesaltas se levanta una gigantesca
nube quecondensa debido a la inestabilidad térmica generada por la explosión.
La generación del EMP se explica por el flujo de radiación ionizante procedente de la explosión
tanto más intenso cuanto más potente sea la bomba en cuestión. Dicha radiación impacta sobre
las moléculas de aire arrancándoles los electrones de sus capas más externas por efecto
Compton. De ahí que se llame radiación ionizante, porque ioniza. El efecto es que los fotones son
de tan alta frecuencia que colisionan elásticamente con los electrones. Estos últimos adquieren
gran parte del momento lineal de los rayos gamma incidentes y salen disparados a velocidades
relativistas. Toda carga en movimiento genera un campo magnético y, a su vez, está sujeta a los
campos magnéticos que hubiere previamente como es el caso del campo magnético terrestre.
Explosionando en la alta o baja troposfera el flujo de electrones y fotones se frena rápidamente
debido a la elevada densidad del aire en esa capa, la más densa con diferencia de toda
la atmósfera terrestre. El área afectada por ese flujo de cargas en movimiento se carga con un
poderoso campo electromagnético del orden de miles y hasta decenas de miles de voltios por
metro. El resultado es que todos los sistemas electrónicos que haya en esa zona y que no estén
protegidos por una jaula de Faraday dejan de funcionar quedando averiados de forma irreversible.
Una de las consecuencias bellas, por decirlo así, es la aparición de auroras cerca del área de
detonación debido a la mencionada ionización que se produce. Debido a esta virtud las bombas
EMP reciben el nombre de bomba del arco iris.
Los posibles daños directos a personas y animales no se conocen pero si que hay posibilidades de
recibir daños por estar próximo a líneas dealta tensión ya que estas recibirán sobrecargas que
pueden provocar enormes chispazos y descargas e incluso explosiones e incendios eléctricos en
las cercanías.
En el caso de una detonación en la alta atmósfera, es decir más allá de los 50 km que alcanza
la estratosfera, los daños producidos por el citado efecto pueden ser mucho mayores. Esto es
debido a que a esas altitudes la densidad del aire es muy baja y los rayos gamma pueden viajar
casi sin oposición. Para cuando éstos entran en la atmósfera la superficie afectada por ellos puede
ser enorme, del tamaño de continentes incluso. Un ataque así podría hacerse sentir en casi todo
un hemisferio al completo. A esto se le llama ataque de pulso electromagnético de altitud o más
conocido por sus siglas en inglés como HEMP. La diferencia con respecto a los otros ataques EMP
es que en este caso los efectos no se restringen a un nivel local sino que alcanzan magnitudes
globales. Los daños de algo así resultan imposibles de calcular. No solo se dañarían todos los
circuitos electrónicos de un gran número de países sino que hay que tener en cuenta que no se
podría fabricar ni reparar apenas nada ya que en la sociedad tecnificada actual casi no hay nada
que no sea electrónico. Naciones enteras quedarían paralizadas a merced de los envíos de
repuestos que otras naciones aliadas les pudiesen suministrar.
Por esta razón en todos los ensayos nucleares es obligado llevar puestas gafas especiales ya que
a pesar de encontrarse a distancia segura para todos los demás efectos el del flash luminoso es,
con diferencia, el que más alcance tiene.
El flash lumínico se produce por los mismos mecanismos de absorción y reemisión por los que se
produce el pulso térmico que se detalla más abajo.
Se puede decir que con la explosión aparecería de repente un segundo sol mucho más luminoso
que el real. Este sol no solo luciría con mucha más intensidad durante unos milisegundos sino que
también quemaría con más fuerza como se verá en el siguiente apartado. Si la detonación ocurre
en plena noche, durante unos diez a veinte segundos la zona afectada estará más iluminada que a
plena luz del día.
Pulso térmico[editar · editar código]
Quemaduras visibles en mujer expuesta al pulso térmico de Hiroshima. Los colores más oscuros son de su kimono,
y la piel sin ropa tiene claramente intensos quemados térmicos.
Bola de fuego de una detonación en la zona de pruebas de Nevada con un rendimiento de 23kT.
Mecanismo de propagación: radiación térmica inducida por el flujo intenso de rayos gamma
combinada con la conducción térmica del plasma resultante.
Velocidad: próxima a c en las cercanías. Disminuye con la distancia.
Tras el primer fogonazo lumínico se puede distinguir una gigantesca bola de fuego que se forma
casi al instante. A partir de ese momento la bola de fuego esférica se expande lentamente hasta
estabilizarse y empezar a disgregarse. El proceso es bastante complejo y se origina a partir de una
serie de fenómenos químicos y radiantes muy poderosos que se dan en las cercanías de la
explosión.
Los rayos gamma y el resto de radiación directa emitida por las reacciones nucleares ya está lejos
del epicentro. Mientras tanto, las moléculas de aire se han disociado por completo,
los átomos libres resultantes se han ionizado y sus orbitales más interiores se hallan
sobreexcitados por lo que hay una enorme energía potencial contenida en los átomos a punto de
liberarse en cuestión de microsegundos. Y todo esto ha sido inducido por la citada radiación
ionizante. El 80% de la energía inicial de la bomba. Pocos instantes después estos átomos
empiezan a recuperar estados menos energéticos. Los electrones disminuyen sus niveles de
excitación en cascada, nivel a nivel y algunos iones empiezan ya a capturar los primeros
electrones libres. Ambos fenómenos, la captura de electrones y las desexcitaciones en cascada,
son fuente de radiación. Inicialmente es radiación en alta frecuencia pero en seguida decae y se va
imponiendo la radiación térmica (infrarrojos, ola de calor) y la visible (flash de luz). Esto es porque
los fotones ionizantes o excitantes son más energéticos que los reemitidos en las capturas y
desexcitaciones subsiguientes. Este fenómeno cuántico provoca la aparición en cuestión de pocos
microsegundos de un flujo enorme de radiación térmica que se propaga naturalmente, a velocidad
c.
Se puede decir que una buena parte de la energía en forma de radiación ionizante se ha
transformado mediante este proceso en radiación térmica. El aire absorbe parte de la radiación
penetrante y reemite esa energía en frecuencias más bajas. Al final, aproximadamente el 35% de
la energía de la bomba se liberará en forma radiación térmica. Esta radiación se expande en forma
de una especie de onda de calor o pulso térmico que abrasa todo lo que encuentra provocando en
las regiones más próximas a la zona cero la combustión de todo lo inflamable, personas incluidas.
Se funden y evaporan metales y roca, en la zona cero todo se volatiliza, más lejos se siguen
quemando cosas y se origina un gran incendio pudiendo desembocar en una violenta tormenta
ígnea como se verá más adelante. Incluso a gran distancia el pulso todavía puede
provocarquemaduras de consideración a todos los que queden expuestos al flujo térmico. Para una
bomba de 20MT cualquier persona expuesta a 45 km de distancia sufrirá quemaduras de segundo
grado.
Pero el efecto va más allá aún. El aire, en condiciones normales, es muy mal conductor
térmicopero en esa situación extrema se alcanzan diferenciales de temperatura de decenas o
hasta centenares de miles de grados en cosa de pocos metros. El rendimiento del transporte
térmico por conducción, aun siendo bajo, contribuye de forma importante a expandir aún más el
alcance de la bola de fuego tras su formación y a homogeneizar bastante la temperatura en su
interior. Esa bola de fuego característica se produce por la propia incandescencia y combustión del
aire. Las temperaturas que alcanza hacen que oxígeno y nitrógeno reaccionen entre sí
formando óxidos de nitrógeno lo cual absorbe una parte de la energía.
Y todo esto ocurre momentos antes de que llegue la brutal onda de choque.
En la estrategia militar para el ataque a ciudades se ideó el ataque de altitud para incrementar el
área de efecto de la onda expansiva. Esto es porque a ras de suelo la onda de choque pierde
energía más rápidamente al estar en contacto con el suelo. Si bien la destrucción en el epicentro
es mucho mayor que en una bomba de altitud el radio de efecto de la onda de choque será menor,
no así el del pulso térmico. En las bombas de altitud la onda expansiva tiene además
características distintas ya que es más un aplastamiento contra el suelo que un empuje horizontal.
En ese caso la onda llega con más potencia a zonas más lejanas pero no se origina un cráter ni
una avalancha brutal de desechos y ruinas. El ataque aHiroshima fue un ataque de altitud y aun
siendo una bomba menos potente que la de Nagasaki provocó mayores daños también ayudada,
todo hay que decirlo, por un terreno más llano y desprotegido. Los ataques directos quedarían
reservados solamente a los búnkeres y otros objetivos militares llamados duros.
Existe una fórmula para medir el daño estadístico producido por la onda sobre colectividades de
individuos que se encuentren en la zona de la explosión atendiendo a la sobrepresión producida
por la onda de choque.
Es la siguiente:
Esta lluvia no hay que entenderla en un sentido literal. Son partículas que caen y se van
depositando paulatinamente contaminándolo todo. Pero puede ocurrir que por las condiciones
meteorológicas del momento llueva de verdad en alguna parte cercana a la explosión. En esos
puntos sí se produce una lluvia radiactiva en un sentido estricto, rainfall. Estos lugares reciben una
especial dosis de contaminación por lo que allí donde llueve realmente, suele quedar lo que se
llama un punto caliente donde la intensidad de la contaminación es muy elevada.
Por este motivo a las bombas que maximizan la emisión de rayos gamma no solo se las llama
bombas EMP sino también bombas blackout. Esta propiedad ha sido aprovechada por la estrategia
militar nuclear para crear áreas de blackout antes del ataque real lo que impediría la posible
intercepción de los misiles verdaderos o simplemente cegaría a la nación atacada y posiblemente
la dejaría indefensa ante ataques de otra índole. De la misma forma que se puede producir un
EMP de gran altitud se producirá también un blackout de gran altitud que puede cubrir continentes
enteros. No es de extrañar que tales artefactos sean objeto del más alto secreto.
Onda de choque
Onda de calor
¹) Para la radiación directa se muestran los efectos en distancia real en vez de en distancia
respecto al nivel del suelo porque algunos efectos no se dan a ciertas alturas. Para saber la
distancia respecto al epicentro de la explosión (punto del suelo donde cae la proyección de la
vertical que pasa por el punto de la detonación aérea) solo hace falta aplicar el teorema de
Pitágoras, conociendo la altitud de la misma.
²) El Síndrome de radiación agudo corresponde a una dosis de un gray, mientras que la dosis es
letal a diez grays. Hay que tener en cuenta que esto solo es una estimación aproximada dado que
las condiciones ambientales y de cada individuo no son tenidas en cuenta.
En un ataque nuclear limitado sobre ciudades la principal causa de muerte a lo largo de las horas
posteriores a la detonación serán sin duda los incendios. Estos se forman a lo largo de toda el área
de efecto de la bola de fuego. Pero también en la periferia principalmente fruto de las múltiples
explosiones de conducciones de gas, gasolineras y vehículos. Estos incendios aislados pueden ser
extremadamente virulentos si las condiciones se prestan. Dependerá en gran medida de las
características de construcción de edificios y de la cantidad de vegetación colindante (parques,
jardines...) el que dichos incendios crezcan. Igual de importantes serán las condiciones
atmosféricas (un aire ventoso y seco sería lo ideal). Pero el viento está garantizado en las zonas
próximas a la explosión. El reflujo de retorno avivará las llamas y aportará oxígeno a los incendios
que se unirán rápidamente entre sí. Si las condiciones son óptimas el incendio central irá
absorbiendo todos los fuegos periféricos hasta formar una gran masa llameante autosostenida. El
calor producido en su centro funde metales y quiebra los edificios aún en pie. No tarda en formarse
un sistema de bajas presiones debido al aire abrasador que asciende desde el epicentro. El aire
circundante empieza a caer en espiral formándose una corriente ciclónica que a medida que el
incendio toma proporciones gigantescas crece en velocidad e intensidad. Esta corriente mantiene
el incendio con un aporte constante de oxígeno renovando el aire continuamente. Se crea así
una tormenta de fuego imposible de detener que acaba engullendo toda la ciudad por completo.
Si la ciudad no es evacuada rápidamente las llamas, las elevadas temperaturas y los gases tóxicos
acabarán con todo ser vivo que haya permanecido entre sus ruinas. Algo parecido ocurrió tras el
bombardeo de Hiroshima.
Pero aún hay un efecto peor. Se trata de la lluvia radiactiva global. En inglés, global fallout. En
las bombas de hidrógeno gran cantidad de residuos son impulsados a altitudes estratosféricas,
capa en la cual permanecen durante años o décadas. Esto hace que tengan tiempo de dispersarse
por todo el globo y cuando estos residuos vuelvan a caer lo hagan en quién sabe qué región. Éste
fue uno de los motivos que impulsó el tratado de prohibición de pruebas atmosféricas, espaciales y
submarinas. Y es que aún actualmente la mayor parte de la contaminación radiactiva de
la atmósfera terrestre es debida a las pruebas nucleares atmosféricas llevadas a cabo a partir de la
década de los 50.
Si el intercambio nuclear adquiere magnitudes globales entonces la capa de ozono se verá muy
debilitada por la presencia de abundantes óxidos de nitrógeno en la atmósfera y por el propio calor
de las explosiones. Esto llevaría a una sinergia producida por el propio holocausto que se
materializaría en un aumento de la radiación ultravioleta y por consiguiente una potenciación de
las malformaciones, esterilidad, mutaciones ycánceres ya muy incrementados por el aumento
de radiactividad en el ambiente.
A más largo plazo están ya los efectos climáticos de un ataque nuclear mutuo y masivo, lo que en
la jerga estratégiconuclear se conoce comointercambio nuclear completo. Naturalmente este efecto
no se puede producir en un ataque limitado a pocos objetivos. Pero en el caso de un ataque
generalizado los efectos se dan por la multiplicidad y la simultaneidad de las explosiones a lo largo
de gran parte del globo. Se consideran dos efectos climáticos conocidos. Ambos van encaminados
a incrementar el nivel de oscurecimiento global. Por una parte se hacen más absorbentes las
capas altas de la atmósfera mediante el aporte de cenizas y polvo procedentes de los incendios y
detonaciones. Esa capa oscura tapa los rayos solares como un manto oscuro. Se sabe que una
alta atmósfera más cálida conlleva una superficie más fría y eso es lo que ocurre. Asimismo, como
se ha comentado antes, las detonaciones atmosféricas generan grandes cantidades de óxidos de
nitrógeno. Gas que a baja altitud contribuye al calentamiento (efecto invernadero) pero que a las
alturas a las que es transportado por las explosiones nucleares se convierte en un potente gas
reflector, que absorbe y priva a la superficie de una parte importante de la radiación que incide
sobre la Tierra.
Todo esto hace que la Tierra se enfríe durante los días siguientes al conflicto nuclear siendo este
enfriamiento tanto más importante cuanto mayor haya sido el número de megatones detonados,
así como el número de ciudades atacadas.
Es de prever que un estado atacado convoque el estado de emergencia o algo parecido, en esas
circunstancias el ejército puede hacer uso de las armas contra la población civil en caso de ser
necesario pudiéndose dar casos de abuso de autoridad sin que estos sean jamás advertidos por
sus superiores. Si la administración del estado ha quedado mucho más afectada se puede dar el
caso de una escisión del estado en pequeños estados feudales gobernados por individuos
particulares que no obedecerán órdenes del estado. Es posible que la policía quedara relegada a
funciones de orden público desobedeciendo las órdenes de un gobierno central.
Para tales eventualidades EEUU y la URSS prepararon una serie de búnkeres antinucleares
distribuidos por gran parte de su territorio que deberían salvaguardar sectores clave de la
administración y del ejército que serían rápidamente trasladados a su interior al primer aviso de
ataque. Se pensaba que tras el ataque el estado debería contar con la capacidad de desplegar de
nuevo una fuerza de actuación rápida que impusiese unaley marcial en las zonas atacadas. Tras
el 11 de septiembre varias personas fueron trasladadas a un complejo secreto para mantener un
estado paralelo si la situación se les iba de las manos. Exactamente ese operativo de
administración paralela era el que se debía poner en práctica cuando el país fuera atacado.
La detonación provoca heridas en multitud de personas y también las somete a altas dosis de
radiación.
Una irradiación provoca mayor predisposición a sufrir infecciones así que las heridas que
hayan sufrido pueden agravarse con mayor probabilidad.
Asimismo la destrucción en infraestructuras es tan grande que la insalubridad y la muerte
campan a sus anchas por las calles y no tardan en aparecer las enfermedades sin que haya
hospitales que puedan hacer nada dado que las ciudades vecinas también han sido
bombardeadas.
Dado que el ataque es sobre los principales centros neurálgicos toda la infraestructura de
extinción de incendios ha sido severamente dañada si no anulada por completo. Ello conlleva
que los incendios ardan libremente durante días, semanas o incluso meses.
La radiactividad debilita las defensas de las víctimas por lo que éstas contraen las
enfermedades con mayor facilidad.
El reflujo tras la explosión provoca una corriente convergente sobre la zona cero que aporta
aire fresco al gran incendio originado por la bola de fuego térmica. Este nuevo oxígeno aporta
comburente a las llamas y la corriente de aire las aviva y las propaga. Con mucha probabilidad
y si las condiciones atmosféricas acompañan se forma una tormenta de fuego.
Si el ataque ha sido generalizado la idea de ver la propia civilización reducida a ruinas coloca
al individuo en un estado de postración que no le ayuda a superar sus dolencias e incluso le
acaba llevando a la muerte con resignación.
Ante la situación de caos y descontrol bandas de gente que antes se encontraban en el
escalafón más bajo de la sociedad ahora se entregan al pillaje y el saqueo. Si la ley y el orden
han sucumbido también lo hacen los buenos modales. Puede que la vida pierda valor
rápidamente, así como que se recupere el valor concreto de ciertos recursos (el dinero pierde
su valor abstracto).
Las únicas dos ciudades habitadas que han sufrido una detonación
nuclear, son Hiroshima y Nagasaki, durante la segunda guerra mundial.
Los científicos se han dedicado durante años a estudiar los efectos a
corto y largo plazo en la salud de sus ciudadanos. Identificaron que la
radiación y el polvillo radioactivo afectan las células divisivas en el
cabello, intestino, médula ósea y órganos reproductivos.
Los síntomas van desde las náuseas, vómito, diarrea, pérdida de pelo y
células sanguíneas, hasta cataratas, leucemia, cáncer, infertilidad y
defectos de nacimiento.
En los años 80, una década crítica para los accidente nucleares, la
comunidad científica evaluó los posibles efectos de una guerra nuclear
(es decir, la detonación de múltiples bombas en distintas partes del
mundo) y propuso la teoría de un “invierno nuclear.”
En ese escenario, las explosiones crearían grandes nubes de polvo y
material radioactivo que llegaría hasta la atmósfera de la Tierra. Estas
nubes bloquearían la luz de sol y como consecuencia, la temperatura de
la superficie disminuiría y con ella la fotosíntesis de las plantas y
bacterias.
Las armas nucleares tienen un poder destructor a largo plazo que viaja
mucho más lejos que el objetivo original. Las terribles consecuencias en
Hiroshima y Nagasaki no deben tomarse a la ligera por el paso del
tiempo, al contrario.