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Tuberculosis

La tuberculosis es la enfermedad infecciosa más letal. A nivel mundial, cada año hay más de 10 millones
de nuevos casos y 1,8 millones de muertes. En Bolivia, unas 8.000 personas tienen tuberculosis y más de
200 murieron por esta enfermedad en 2016, según datos del Programa Nacional de Control de
Tuberculosis del Ministerio de Salud. Santa Cruz es el que tiene más casos, le sigue La Paz y después
Cochabamba.

La tuberculosis (TB) es una de las 10 principales causas de mortalidad en el mundo, según la


Organización Mundial de la Salud (OMS) que en el marco del Día Mundial contra la Tuberculosis, que se
conmemora cada 24 de marzo, hace un llamado a trabajar unidos para poner fin a esta enfermedad y no
dejar a nadie atrás.

Datos en Bolivia

“El 2016, en Bolivia se registraron 7.764 casos de personas con TB. Santa Cruz fue el departamento que
mayor cantidad de casos tuvo (3.215), le siguió La Paz (1.752) y Cochabamba (1.149)”, según Freddy
Ergueta, responsable del Programa Nacional de Control de Tuberculosis.

“Estos tres departamentos reportan el 78,7 por ciento de los casos notificados en la gestión 2016”, dijo
Ergueta.

En lo que va de 2017, la ciudad de Cochabamba tiene ya registrados hasta marzo más de 180 casos,
informó a ABI el responsable de la Unidad de Tuberculosis del Sedes, Amilcar Apaza.

Precisó que la mayor cantidad de pacientes registrados son jóvenes que viven en la zona sur urbana de
esa ciudad.

Asimismo, informó que la mayor parte de los enfermos llegan con ese mal bastante avanzado, porque no
asistieron a tiempo a centros médicos para recibir un tratamiento especializado y adecuado.

Unir fuerzas
La TB es un problema de salud pública de gran magnitud y trascendencia.

Por ello, a principios de este mes, el Ministerio de Salud y el Fondo de Población de las Naciones Unidas
(PNUD) firmaron un convenio para fortalecer la lucha contra la Tuberculosis en el país y disminuir hasta
2019 la tasa de incidencia y las muertes por esta enfermedad.

Ergueta explicó que se introducirá tecnología de punta para la detección de la enfermedad en los
departamentos de Santa Cruz, La Paz, Cochabamba, Tarija y Chuquisaca.

Así, el equipo Gene Xpert diagnosticará si la persona tiene TB e identificará si el paciente tiene
resistencia al medicamento rifampicina en tan sólo dos horas.

En las Américas

La región de las Américas ha reducido considerablemente los nuevos casos y las muertes por TB en los
últimos 25 años. Sin embargo, se estima que casi 270.000 personas contrajeron la enfermedad en 2015 y
casi 50.000 no saben que la tienen, según la OMS/OPS.

Este año, el lema del Día Mundial es “No dejar a nadie atrás. Unidos para poner fin a la tuberculosis”,
busca promover el acceso a una atención de salud de calidad, algo de lo que carece más de un tercio de
las personas con TB a nivel mundial.

Asimismo, apunta a fomentar la acción multisectorial para prevenir nuevos casos mediante el combate a
la pobreza —uno de sus determinantes—; mejorar el diagnóstico, el tratamiento y la curación; impulsar
la investigación y la innovación, y poner fin al estigma y a la discriminación, que pueden ser barreras para
el acceso a la atención.

Así, la OMS emitió ayer un código ético que debe guiar la atención que se presta a las personas con
tuberculosis, reducir el estigma y discriminación que sufren y poner de lado prácticas como el
aislamiento involuntario del enfermo, salvo en casos excepcionales.
Entre los conflictos éticos que surgen frente a este mal figura el aislamiento de enfermos, con un número
limitado de casos registrados en distintos países, en particular cuando éstos se niegan a recibir atención
sanitaria.

Las causas de ese rechazo suelen estar relacionadas con las dificultades del tratamiento, sea por su
duración (entre seis meses y dos años), la toxicidad de los medicamentos y el gasto que todo esto puede
engendrar en entornos que habitualmente ya padecen de pobreza y exclusión.

En una rueda de prensa, el especialista del Programa Global para la Tuberculosis de la OMS, Ernesto
Jaramillo, señaló que el aislamiento puede ser utilizado únicamente como último recurso y justificarse
solamente cuando todas las alternativas han sido agotadas y bajo ciertas condiciones estrictas.

La guía ética de la OMS recomienda igualmente la forma de tratar a inmigrantes y refugiados, y a


prisioneros y niños que sufren tuberculosis, atendiendo a sus circunstancias particulares.

UNA BACTERIA

La tuberculosis es causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis o bacilo de Koch que destruye el
tejido pulmonar y se trasmite a través del aire al toser o estornudar.

La enfermedad se ceba, sobre todo, con los más pobres, ya que tiene como caldo de cultivo ideal la falta
de salubridad y ventilación.

Además, el riesgo de infección es mayor para personas con el sistema inmunitario dañado, como
pacientes con VIH, desnutrición, diabetes, consumidores de tabaco o alcohol .

En 1882, Robert Koch anunció el descubrimiento de la bacteria responsable de esta enfermedad.

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En Bolivia, la gestión 2017 reportó 7.538 personas enfermas con Tuberculosis (TB), los departamentos de
La Paz, Cochabamba y Santa Cruz aportan con el 79% de los casos, mientras que 192 corresponden a los
centros penitenciarios.

Esta situación epidemiológica fue evaluada por el equipo técnico del Programa Nacional de Control de
Tuberculosis, del Ministerio de Salud y los nueve programas departamentales para definir acciones
destinadas a cumplir las metas del Plan Nacional de Control de TB en Bolivia 2016-2020.

“Como país hemos mejorado bastante, la pobreza es uno de los factores asociado a la Tuberculosis, los
indicadores económicos del país son favorables, la pobreza disminuyó, por tanto, no estamos lejos de
acabar con esta enfermedad”, afirmó Rodolfo Rocabado, director general de Servicios de Salud, del
Ministerio de Salud.

Una de las metas de salud incluida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es acabar con la epidemia
de Tuberculosis hasta 2030, por esto, el equipo de salud que se reunió en la ciudad de Sucre, evaluó los
resultados de las intervenciones de control de la Tuberculosis, desarrolladas durante la gestión 2016 –
2017 y primer trimestre de 2018.

Analizaron el cumplimiento de compromisos asumidos y estrategias de fortalecimiento en el control de


la Tuberculosis a nivel departamental.

De acuerdo a los datos de la gestión 2017, al momento, el departamento de Santa Cruz reporta
3.141casos de Tuberculosis, La Paz 1.706 y Cochabamba 1.136 casos, haciendo el 79% del total de casos
en el país.

Tarija tiene 356 enfermos con Tuberculosis, Potosí 327, Chuquisaca 293, Beni 327, Oruro189 y Pando
registra solo 108 casos de esta enfermedad.

Rocabado explica que del total de casos de TB TSF (Tuberculosis en Todas Sus Formas) 6.458, accedieron
a la prueba rápida para VIH, lo que representa un 85% de los casos. El año pasado se detectaron 292
casos de TB/VIH (3,85%). Por otro lado, la tasa de éxito de tratamiento de los casos Tuberculosis
Pulmonar representa un 87.6%.
“La incidencia en Bolivia de la TB TSF está disminuyendo en aproximadamente un 1.5% al año, ritmo que
habría que acelerar a un 4.5% anual si se quiere alcanzar el hito fijado para el 2020 en la Estrategia Fin a
la Tuberculosis”, sostuvo la autoridad nacional.

A nivel de los centros penitenciarios (2017) se reportaron 192 casos de Tuberculosis. Las cárceles de
Palmasola y Montero, de Santa Cruz, suman el 61 % de los casos de TB TSF a nivel nacional.

El diagnóstico situacional del Programa Nacional de Control de Tuberculosis 2016 - 2017 y primer
trimestre 2018, permitirá avanzar en la eliminación de esta enfermedad.

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28 SEPTIEMBRE 2018

Datos y cifras

La tuberculosis es una de las 10 principales causas de mortalidad en el mundo.

En 2016, 10,4 millones de personas enfermaron de tuberculosis y 1,7 millones murieron por esta
enfermedad (entre ellos, 0,4 millones de personas con VIH). Más del 95% de las muertes por
tuberculosis se producen en países de ingresos bajos y medianos.

Siete países acaparan el 64% de la mortalidad total; encabeza esta triste lista la India, seguida de
Indonesia, China, Filipinas, el Pakistán, Nigeria y Sudáfrica.

Se estima que en 2016 enfermaron de tuberculosis un millón de niños y que 250 000 niños murieron
debido a esta causa (inlcuidos los niños con tuberculosis asociada al VIH).

La tuberculosis multirresistente (TB-MDR) sigue constituyendo una crisis de salud pública y una amenaza
para la seguridad sanitaria. Según las estimaciones de la OMS, hubo 600 000 nuevos casos de resistencia
a la rifampicina (el fármaco de primera línea más eficaz), 490 000 de los cuales padecían TB-MDR.

Se estima que entre 2000 y 2016 se salvaron 53 millones de vidas gracias a la dispensación de servicios
de diagnóstico y tratamiento contra la tuberculosis.

Acabar para 2030 con la epidemia de tuberculosis es una de las metas relacionadas con la salud incluidas
en los Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados en 2015.

La tuberculosis es causada por Mycobacterium tuberculosis, una bacteria que casi siempre afecta a los
pulmones. Se trata de una afección curable y que se puede prevenir.
La infección se transmite de persona a persona a través del aire. Cuando un enfermo de tuberculosis
pulmonar tose, estornuda o escupe, expulsa bacilos tuberculosos al aire. Basta con que una persona
inhale unos pocos bacilos para quedar infectada.

Se calcula que una cuarta parte de la población mundial tiene tuberculosis latente, término este aplicado
a las personas infectadas por el bacilo pero que aún no han enfermado ni pueden transmitir la infección.

Las personas infectadas con el bacilo tuberculoso tienen un riesgo a lo largo de la vida de enfermar de
tuberculosis de un 5-15%. En cambio, las personas inmunodeprimidas, por ejemplo las que padecen VIH,
desnutrición o diabetes, y los consumidores de tabaco corren un riesgo mucho mayor de enfermar.

Cuando alguien desarrolla tuberculosis activa, los síntomas (tos, fiebre, sudores nocturnos, pérdida de
peso, etc.) pueden ser leves durante muchos meses. Esto puede hacer que la persona afectada tarde en
buscar atención médica, con en consiguiente riesgo de que la bacteria se transmita a otros sujetos. Una
persona con tuberculosis activa puede infectar a lo largo de un año a entre 10 y 15 personas por
contacto directo. Sin no se proporciona un tratamiento adecuado, morirán sobre el 45% de las personas
VIH-negativas con tuberculosis y la práctica totalidad de las personas con coinfección tuberculosis/VIH.

¿Quiénes presentan el mayor riesgo?

La tuberculosis afecta principalmente a los adultos en los años más productivos de su vida, lo que no
significa que los demás grupos de edad estén exentos de riesgo. Más del 95% de los casos y de las
muertes se concentran en los países en desarrollo.

Las personas infectadas por el VIH tienen entre 20 y 30 veces más probabilidades de desarrollar
tuberculosis activa (véase el apartado «Tuberculosis y VIH»). Ese riesgo también es más elevado en las
personas que padecen otros trastornos que dañan el sistema inmunitario.

En 2016 enfermaron de tuberculosis aproximadamente un millón de niños (de 0 a 14 años), y 250 000
niños (incluidos los niños con tuberculosis asociada al VIH) murieron por esta causa.
El consumo de tabaco aumenta considerablemente el riesgo de enfermar de tuberculosis y de morir por
esta misma causa. Se calcula que a nivel mundial el 8% de los casos de tuberculosis son atribuibles al
tabaquismo.

Repercusión de la tuberculosis en el mundo

La tuberculosis está presente en el mundo entero. En 2016 el mayor número de nuevos casos de
tuberculosis se registró en Asia, a la que correspondió el 45%, seguida de África, con un 25%.

En 2016 alrededor del 87% de nuevos casos de tuberculosis se registraron en los 30 países considerados
de alta carga de morbilidad por esta enfermedad. Seiete de ellos acaparan el 64% de los nuevos casos de
tuberculosis: la India, Indonesia, China, Filipinas, el Pakistán, Nigeria y Sudáfrica. El logro de avances a
nivel mundial está supeditado a la mejora de los servicios de prevención y tratamiento de la tuberculosis
en los citados países.

Síntomas y diagnóstico

Los síntomas comunes de la tuberculosis pulmonar activa son tos productiva (a veces con sangre en el
esputo), dolores torácicos, debilidad, pérdida de peso, fiebre y sudores nocturnos. Son muchos los países
que siguen dependiendo para diagnosticar la tuberculosis de la baciloscopia de esputo, una prueba que
viene utilizándose desde hace mucho tiempo. Este método consiste en el examen microscópico de
muestras de esputo por técnicos de laboratorio para detectar la presencia de la bacteria de la
tuberculosis. Sin embargo, la microscopía solo detecta la mitad de los casos de tuberculosis y es incapaz
de determinar si hay farmacorresistencia.

El uso de la prueba rápida Xpert MTB/RIF® se ha ampliado considerablemente desde 2010, cuando la
OMS recomendó su empleo por primera vez. La prueba detecta de forma simultánea la tuberculosis y la
resistencia a la rifampicina, que constituye el fármaco más importante contra esta enfermedad. Este
método, que permite obtener un diagnóstico en el plazo de dos horas, está recomendado por la OMS
como prueba de diagnóstico inicial en todas las personas con signos y síntomas de la tuberculosis. Más
de 100 países han empezado ya a utilizarlo, y se han adquirido a nivel mundial un total de 6,9 millones
de cartuchos en 2016.

El diagnóstico de la tuberculosis multirresistente y la tuberculosis ultrarresistente (véase el apartado


«Tuberculosis multirresistente»), así como el de la tuberculosis asociada al VIH, puede ser complejo y
caro. La OMS ha recomendado en 2016 cuatro nuevas pruebas diagnósticas: una prueba molecular
rápida para la detección de la tuberculosis en centros de salud periféricos en los que no es posible
emplear la prueba rápida Xpert MTB/RIF, y tres pruebas para detectar la resistencia a fármacos
antituberculosos de primera y segunda línea.

En los niños es particularmente difícil diagnosticar esta enfermedad, y la prueba Xpert MTB/RIF es por
ahora el único método generalmente disponible para el diagnóstico de la tuberculosis pediátrica.

Tratamiento

La tuberculosis es una enfermedad que se puede tratar y que tiene cura. La forma activa sensible a los
antibióticos se trata con una combinación estándar de cuatro medicamentos que se administra durante
seis meses y que debe ir acompañada de las pertinentes tareas de información, supervisión y atención
del paciente a cargo de un agente sanitario o de un voluntario capacitado al efecto. Sin ese apoyo, el
cumplimiento terapéutico puede ser difícil, lo que propiciaría la propagación de la enfermedad. La gran
mayoría de los casos tienen cura, siempre que se disponga de los medicamentos necesarios y que estos
se tomen correctamente.

Se calcula que entre 2000 y 2016 se salvaron unos 53 millones de vidas gracias al diagnóstico y el
tratamiento de la tuberculosis.

Tuberculosis y VIH

Las personas con VIH tienen entre 20 y 30 veces más probabilidades de desarrollar tuberculosis activa
que las VIH-negativas.

La combinación de la infección por el VIH con la tuberculosis es letal, ya que la una acelera la evolución
de la otra. En 2016 fallecieron unos 0,4 millones de personas por tuberculosis asociada al VIH. Ese mismo
año, aproximadamente un 40% de las muertes registradas en personas VIH-positivas se debieron a la
tuberculosis. Se estima que en 2016 se registraron unos 1,4 millones de nuevos casos de tuberculosis en
personas VIH-positivas, el 74% de ellos en África.

La OMS recomienda para reducir esas muertes un método de 12 componentes que prevé actividades de
lucha conjunta contra la tuberculosis y el VIH basadas en la colaboración, en particular medidas de
prevención y tratamiento de la infección y la enfermedad.
Tuberculosis multirresistente

Los medicamentos antituberculosos corrientes llevan décadas utilizándose. En todos los países
estudiados, se ha comprobado la existencia de cepas del bacilo que presentan resistencia a al menos un
medicamento antituberculoso. La farmacorresistencia surge debido a una mala utilización de los
medicamentos antituberculosos, ya sea a través de su prescripción incorrecta por los dispensadores de
atención de salud, o por la mala calidad de los medicamentos o la interrupción prematura del
tratamiento por los pacientes.

La tuberculosis multirresistente (TB-MDR) es la causada por una cepa que no responde al tratamiento
con isoniazida y rifampicina, los dos medicamentos antituberculosos de primera línea más eficaces de
que se dispone. La forma multirresistente se puede tratar y curar con medicamentos de segunda línea.
Sin embargo, las opciones de tratamiento de segunda línea son limitadas y requieren quimioterapia de
larga duración (hasta dos años de tratamiento) con fármacos que además de caros son tóxicos.

En algunos casos, se pueden alcanzar grados aún más preocupantes de farmacorresistencia. La


tuberculosis ultrarresistente (TB-XDR) es una forma más grave de tuberculosis farmacorresistente
causada por bacterias que no responden a los medicamentos antituberculosos de segunda línea más
eficaces, lo que deja a muchos pacientes sin otras opciones de tratamiento.

En 2016, la TB-MDR siguió constituyendo una crisis de salud pública y una amenaza para la seguridad
sanitaria. Según las estimaciones de la OMS hubo 600 000 nuevos casos de resistencia a la rifampicina (el
fármaco de primera línea más eficaz), 490 000 de los cuales padecían TB-MDR.

La carga de tuberculosis multirresistente recae en buena parte sobre tres países –la India, China y la
Federación de Rusia–, que juntos suman casi la mitad de los casos registrados a nivel mundial. En 2016
cerca del 6,2% de los casos multirresistentes presentaban tuberculosis ultrarresistente.

A nivel mundial, apenas el 54% de los enfermos con tuberculosis multirresistente y el 30% de los
enfermos con tuberculosis ultrarresistente reciben actualmente un tratamiento eficaz. La OMS ha
aprobado en 2016 el uso de un régimen normalizado de corta duración para enfermos con tuberculosis
multirresistente en los que no se han detectado cepas resistentes a los fármacos antituberculosos de
segunda línea. Este régimen terapéutico, que varía entre los 9 y 12 meses, es mucho menos caro que los
tratamientos convencionales contra la tuberculosis multirresistente que pueden durar hasta 2 años. Los
pacientes con tuberculosis ultarresistente o farmacorresistencia a los antituberculosos de segunda línea,
sin embargo, no pueden utilizar este régimen y deberán seguir tratamientos más largos contra la
tuberculosis multirresistente, a los que se podrán añadir uno de los nuevos fármacos (bedaquilina y
delamanida).

La OMS también ha aprobado en 2016 una prueba de diagnóstico rápido para identificar cuanto antes a
estos enfermos. Más de 35 países de África y Asia han empezado ya a utilizar regímenes más cortos
contra la tuberculosis multirresistente. En un esfuerzo por mejorar la eficacia de los regímenes
terapéuticos contra esta forma de la enfermedad, 89 países habían introducido para junio de 2017 la
bedaquilina y 54 países, la delamanida.

Respuesta de la OMS

La OMS desempeña seis funciones básicas con respecto a la tuberculosis:

Asumir el liderazgo mundial en asuntos de importancia decisiva con relación a la tuberculosis.

Elaborar políticas, estrategias y patrones con bases científicas para la prevención, atención y control de la
enfermedad, y seguir de cerca su aplicación.

Prestar apoyo técnico a los Estados Miembros, ser agente catalizador del cambio y crear una capacidad
sostenible.

Vigilar la situación mundial de la tuberculosis y cuantificar los progresos realizados en la atención, el


control y la financiación.

Preparar el programa de investigaciones sobre la tuberculosis y estimular la producción, la traducción y


la divulgación de conocimientos valiosos.

Facilitar la forja de alianzas contra la tuberculosis y participar en ellas.

La estrategia Alto a la Tuberculosis de la OMS, adoptada por la Asamblea Mundial de la Salud en mayo
de 2014, ofrece a los países un modelo para poner fin a la epidemia de tuberculosis, reduciendo la
mortalidad y la incidencia de esta enfermedad y eliminando los costos catastróficos conexos. Este
instrumento incluye una serie de metas de impacto a nivel mundial que, por un lado, prevén reducir las
muertes por tuberculosis en un 90% y los nuevos casos en un 80% entre 2015 y 2030, y por otro lado,
evitar que ninguna familia tenga que hacer frente a costos catastróficos debidos a esta enfermedad.
Acabar para 2030 con la epidemia de tuberculosis es una de las metas relacionadas con la salud incluidas
en los Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados en 2015. La OMS ha dado otro paso más,
estableciendo para 2035 la meta de reducir las tasas de mortalidad e incidencia en un 95% y un 90%,
respectivamente, para situarlas en niveles similares a los actualmente imperantes en los países con baja
incidencia de tuberculosis.

La estrategia de la OMS descansa sobre tres pilares estratégicos que se deben poner en práctica para
acabar eficazmente con la epidemia:

Pilar 1: atención y prevención integradas y centradas en el paciente;

Pilar 2: políticas audaces y sistemas de apoyo;

Pilar 3: intensificación de la investigación y la innovación.

Para que la Estrategia dé el fruto esperado, los países deberán respetar los cuatro principios básicos
siguientes al ejecutar las intervenciones descritas en relación con cada uno de los pilares:

rectoría y rendición de cuentas por los gobiernos, con la debida función de seguimiento y evaluación;

coalición sólida con las organizaciones de la sociedad civil y las comunidades;

protección y promoción de los derechos humanos, la ética y la equidad;

adaptación de la estrategia y las metas al contexto nacional, con colaboración mundial.

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