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Universidad de Guanajuato

EL NEOCONSTITUCIONALISMO Y LA CONSTITUCIÓN MEXICANA

Como se ha señalado por el doctor Carlos Manuel Villabella en su libro nuevo


constitucionalismo latinoamericano, el neoconstitucionalismo no cuenta con una
explicación univoca, pues se ha utilizado para significar una multiplicidad de
fenómenos en el ámbito de la teoría del derecho y del Estado y del derecho
constitucional, sin embargo desde el punto de vista constitucional los ejes de dicha
doctrina so el principismo, la materialidad, el garantismo, la ampliación y
progresividad de los derechos, la interpretación axiológica y la
constitucionalización del derecho y estado constitucional, así pues en el presente
trabajo se abordara grosso modo dichos ejes a la luz de la constitución mexicana.

El principismo es pues la incorporación de cláusulas generales y principios que


presuponen fines, comunican valores y proyectan deberes cívicos, proporcionn un
techo ideologico que condiciona la actuación del poder político, los cuales
conforman una noción axiológica de constitución, en la constitución mexicana si
bien pueden encontrar ciertos principios y directrices como la libertad y la justicia
que en cierto modo emanan de la ideología de la revolución mexicana así como de
la evolución del derecho mexicano, lo cierto es que dichos principios son
meramente legales, que si bien responden a un movimiento social no reflejan el
ideal cívico sino meramente garantista y legal.

Ahora bien no por ello cobran menor importancia los principios jurídicos que se
encuentran en nuestra constitución pues algunos de ellos conllevan techos
ideológicos de actuación, como el principio de legalidad, que si bien regula el
comportamiento de los órganos del estado en el ámbito jurídico, su constante
aplicación implica un proceso educativo para mejorar la actuación de dichos
órganos, los cuales poco a poco han llegado asumir de manera voluntaria dicho
principio para volverlo interno, así mismo tenemos los principios ideológicos de
conformación del estado que si bien son principios políticos, los mismos
presuponen un ideal del estado, ya que por ejemplo al indicar que el estado
mexicano tiene la connotación de democrático, nos india el ideal perfecto de
democracia y no el de una democracia en desarrollo o peor aún una democracia
aparente. Así pues nuestra constitución si persigue ideales deontológicos, que si
bien no son tan marcados como en otras constituciones no se puede llanamente
negar su existencia.

Por lo que toca a la materialidad, la cual se refiere a que los preceptos


constitucionales poseen siempre un significado nuclear, un contenido esencial que
posibilite su aplicación mediata, no se encuentra del todo en nuestra constitución,
ya que nuestras disposiciones no tienen plena eficacia por si solas y requieren de
su reglamentación para poder entenderla plenamente, no obstante, este tema me
parece tiene una connotación más cultural, ya que tendemos a creer que para
poder aplicar una disposición constitucional se requiere una plena y agotada
explicación de su funcionamiento, volviéndonos más formalistas y olvidándonos
del contenido mismo del precepto, ello pues depende mucho del sentido
interpretativo e instrumental que se le dé a la constitución, así pues a mi parecer
no solo depende de que un precepto cuente con un significado nuclear, sino que el
mismo sea así manejado y no frenado por los formalismos que permean en
nuestro sistema jurídico.

Por lo que toca al garantismo, al cual le corresponde la elaboración y la


implementación de las técnicas de garantías idóneas para asegurar el máximo
grado de efectividad constitucional, podemos señalar que el estado mexicano si
cuenta con instrumentos que velan por asegurar su efectividad, tanto en el sector
general como en el de las garantías específicas, en el sector general cuenta con
los reglados procesos de reforma y la división del poder vertical y horizontal, así
mismo en el área de las garantías especificas se cuenta con el juicio de amparo, la
acción de inconstitucionalidad, las controversias constitucionales, el procedimiento
de investigación de la SCJN, el juicio para la protección de los derechos político-
electorales del ciudadano, el juicio de responsabilidad política, el sistema no
jurisdiccional de defensa de los derechos humanos, entre otros, los cuales buscan
la reintegración del orden constitucional, así pues el estado mexicano cuenta con
un sistema establecido por la constitución de manera material, para su propia
defensa, ya que permite la salvaguarda de la ley suprema ante la posibilidad de
ser infringida o vulnerada, con el objetivo de proteger y mantener el orden
constitucional.

Por lo que toca a la ampliación y progresividad de los derechos, es evidente que el


estado mexicano ha ido evolucionando en el tema con ciertos tropiezos, pero que
no por ello se niegue su ampliación y progresividad, así pues con la creación de
un bloque de convencionalidad que se compone de un cuerpo normativo de
derechos comprendidos en diversos instrumentos internacionales vanguardistas,
han sido integrados en México paulatinamente con los precedentes sentados por
la Corte Interamericana así como por la interpretación realizada por la Suprema
Corte de Justicia de la Nación y por las reformas constitucionales, es impensable
que varios años atrás se pudiera pensar en derechos no contemplados por
nuestro ordenamiento jurídico, pues parecía que el derecho se agotaba en el
techo constitucional, el cual no permitía una ampliación libre y conforme al mejor
derecho, sino limitado y conforme al único derecho, así mismo la evolución de los
derechos se vio estancada por el formalismo jurídico que colmaba nuestro
sistema, no obstante tras las reformas de 2011 en materia de derechos humano,
se logró un gran avance en esta área, ya que se introdujeron nuevos principios y
directrices que marcan una pauta importante para la progresión y ampliación del
derecho, pues basta mencionar el principio pro persona contemplado en el artículo
primero de nuestra constitución que nos dirige a una protección más amplia de
todas las personas, sumado a ello tenemos el control de convencionalidad que
cada vez es más aceptado por los jueces y autoridades de todo tipo, en este
sentido se crea un cuerpo jurídico de protección de los derechos como tan amplio
exista en el área interamericana.

No obstante como ya es por muchos conocido, la suprema corte de justicia de la


nación dio un paso regresivo al establecer un nuevo criterio en el que se
estableció que si bien los tratados internacionales de Derechos Humanos tienen la
misma eficacia normativa que los previstos en la Constitución, es decir, el mismo
rango constitucional, se determinó que cuando haya una restricción expresa en la
Constitución al ejercicio de los derechos humanos, se deberá estar a lo que indica
la norma constitucional.

Lo anterior sin duda representa un estancamiento en la ampliación y progresividad


de los derechos, sin embargo es un camino sin terminar que puede volverse abrir
en un futuro no muy lejano.

En cuanto toca a la interpretación axiológica, la cual está determinada por la


incorporación en los textos de principios, presupuestos teleológicos y
presupuestos programáticos, lo cual como señala nuestro autor de referencia
vuelve la interpretación un proceso intelectivo en el que se atribuye significado al
enunciado y se concreta su aplicación de acuerdo con las condiciones específicas
que se presentan, por lo que se vuelve insuficiente un método gramatical,
histórico, sistemático y teleológico, se puede decir que en México se está entrando
en este paulatinamente en esta nueva forma de interpretar el derecho, lo cual
representa un cambio de paradigmas para los jueces formalistas que se rigen por
la subsunción como regla inamovible, no obstante este cambio ha empezado a
darse pues no son pocos los casos en lo que se ha empezado a realizar
verdaderos ejercicios de ponderación y de interpretación conforme y convencional,
los cuales van tomando cada vez más importancia en nuestro sistema. En esta
parte cabe señalar que no hay que caer en un uso inmoderado y descontrolado de
estos nuevos medios de interpretación, pues dichos métodos interpretativos deben
ser utilizados con mesura y prudencia ya que si cargamos la báscula
completamente en este sentido, poca razón tendría de ser del derecho ya que al
final de cuenta todo se resumiría a un juicio de valores, y no a un verdadero juicio
de derecho.

Finalmente por lo que toca a la constitucionalización del derecho y estado


constitucional, el cual se caracteriza por una constitución extremadamente
invasora, entrometida, persuasiva, capaz de condicionar tanto la legislación como
la jurisprudencia y el estilo doctrinal, la acción de los actores políticos, así como
las relaciones sociales, no podemos decir que en México se cuente con una
constitución de esa índole, ya que en la práctica lo que realmente sucede es que
la constitución se acopla a los intereses de los diferentes grupos políticos y no a la
inversa, lo que deja una puerta muy endeble del neoconstitucionlismo, ya que
parece bastar una simple determinación para alterar considerablemente nuestra
llamada norma fundamental.

Así pues tenemos que falta mucho por mejorar en nuestro sistema jurídico, por lo
que es importante entender los fenómenos culturales e ideológicos por los que
atravesamos, y hacer uso de nuestros controles de constitucionalidad para la
defensa efectiva de nuestra constitución así como para su mejora y completa
adecuación al sistema ideal que se pretende alcanzar, por lo que si el
neoconstitucionalismo nos ofrece esta oportunidad, debemos adoptarla en la
medida que mejor se engrane con la ideología y cultura del pueblo mexicano.

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