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ARTÍCULO ORIGINAL

Psiquiatría y lenguaje: Filosofía e historia


de la enfermedad mental
Psychiatry and language: Philosophy an history
of mental disease
José Carlos Bermejo B.1

In this article we analyse the theoretical assumptions on which is based the concept of mental
disease. The Philosophy and the History are here used as knowledges that will allow unravel
political and social practices linked since always to the development of the Psychiatry, and are
also defined a series of general principles useful for studying the mental diseases, which are: a)
the notion of system, that affects to all the living beings and allow that we see the mental disease
as a complex process with a mixture of social and emotional factors, as well as the usual
biochemical and anatomical ones; b) The concept of symbol, since the symbolic systems contribute
to the shaping of the Self; c) The concepts of imagination and unreality, connected to the world
of feelings. The history of the mental disease is essential to know the history of the human being,
of his happiness and his pain.

Key words: Imagination, language, madness, mental disease, psychiatry, psychoanalysis, reality,
symbol, system.
Rev Chil Neuro-Psiquiat 2007; 45 (3): 193-210

E l texto que a continuación sigue no es el fru-


to de la experiencia clínica de un psiquiatra
o un psicólogo, desarrollada en un marco insti-
cepto de enfermedad mental. Unos presupuestos
que, en muchos casos, poseen unas claras impli-
caciones metafísicas y que, curiosamente, han lle-
tucional, sino simplemente una reflexión históri- gado a condicionar en muchas ocasiones, tanto
ca y filosófica elaborada a partir de algunas ex- el estudio como la terapéutica de las llamadas
periencias personales y del análisis de una deter- enfermedades mentales.
minada bibliografía. El propósito que se persi- La reivindicación de un espacio para la teoría
gue en él no es, ello sería tan pretencioso como no se concibe en lo que a continuación sigue
vano, desarrollar ningún método que tenga va- como algo totalmente al margen de la práctica,
lor terapéutico, sino sencillamente analizar los ni mucho menos como una negación de la expe-
presupuestos teóricos sobre los que se basa el con- riencia cotidiana de la enfermedad mental, como

Recibido: 4 de octubre de 2007


Aceptado: 17 de Noviembre de 2006

Sin conflictos de interés.

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ocurrió en el célebre caso de Gilles Deleuze y Felix definió R. G. Gollingwood (R. G. Collingwood,
Guattari (G. Deleuze, F. Guattari, 1972), que lle- 1972), es el que utilizaremos a continuación. Es
garon a escribir un libro sobre la esquizofrenia decir, se entiende por metafísica el análisis de los
en el que sostenían su estrecha vinculación con el principios abstractos, no la descripción o el estu-
desarrollo del capitalismo y en el que reconocen, dio de una serie de supuestas sustancias.
al finalizar su texto, que nunca han visto a un Partiendo de este supuesto, creemos, siguien-
esquizofrénico ni les interesaría verlo. Este tipo do el análisis de la ciencia de Hans Vaihinger (H.
de teoría no es más que una especie de poética de Vaihinger, 1924), que toda ciencia no es más que
esta enfermedad, según la cual el esquizofrénico una forma de hablar. Toda ciencia es un lenguaje
es el único ser humano capaz de liberar los flujos reduccionista que, con el fin de poder analizar
de sus deseos y de rechazar el peso de las estruc- –y en algunos casos, de manipular técnicamen-
turas familiares, sociales, económicas y políticas te– la realidad, procede a una reducción de lo
del capitalismo. Para estos autores, por ejemplo, real a unos pocos elementos. La ciencia es un
el psicoanálisis –cuya eficacia para el tratamien- "como si". La mecánica clásica habla de los cuer-
to de la esquizofrenia es más que dudosa– sería pos "como si fuesen sólidos contenidos en el es-
rechazable, en tanto que el proyecto psicoanalí- pacio y dotados de masa", por ejemplo, que pue-
tico, al tratar de lograr la integración del enfer- den desarrollar una determinada velocidad o po-
mo en la sociedad, supondría un auténtico pro- seer una determinada inercia, pero cuyas restan-
ceso de domesticación. tes propiedades no nos interesan, ya que precisa-
Todo ello estaría muy bien si los esquizofré- mente la mecánica consiste en hablar de los cuer-
nicos fuesen idílicamente felices y espontáneas má- pos "como si" sólo poseyesen las propiedades que
quinas de liberación de los flujos deseantes, y no la mecánica les atribuye.
personas que tienen que soportar unos terribles Del mismo modo, una ciencia como la econo-
sufrimientos, producto de todo un proceso de de- mía habla del homo economicus, el sujeto de la
rrumbamiento personal y social. Los esquizofré- teoría económica como si fuera una persona que
nicos de Deleuze y Guatari se parecen más a un intenta minimizar sus gastos y maximizar sus be-
grupo de intelectuales parisinos que viven en una neficios en una relación de intercambio, dejando
sociedad opulenta, en la que se goza de una gran de lado las principales características, no sólo de
libertad de acción y expresión, que a un grupo cada individuo, sino de las realidades históricas
de seres humanos torturados con electroshocks o y sociales.
mutilados con lobotomías –en tiempos no muy Esa reducción que nos lleva a hablar "como
lejanos– y que serían capaces de cualquier cosa, si" es fundamental para que pueda desarrollarse
excepto de formar un grupo social coherente o una ciencia, sobre todo si pretendemos someter-
de desarrollar felizmente su esquizofrenia como la a un formalismo matemático –lo que en mu-
un proyecto vital. Quizá el propio suicidio de chos casos no es necesario–, pero puede tener con-
Gilles Deleuze pudiese ser interpretado como un secuencias sociales y personales funestas cuando
síntoma de que la realidad siempre se toma la a partir de una reducción de este tipo se procede
revancha frente a una mala teoría. a establecer el tratamiento de los seres humanos
Lo que a continuación se entiende por teoría enfermos y, sobre todo, de aquellos "enfermos"
es lo que académicamente se suele denominar fi- cuyas patologías pueden depender mucho de las
losofía de la ciencia o filosofía del lenguaje. Es circunstancias históricas o sociales.
decir, trátase de llevar a cabo el análisis interno La misión de la filosofía y de la historia, dos
de una práctica científica con el fin de observar saberes inseparables, puesto que la historia es la
cuáles son los presupuestos metafísicos sobre los materia de la filosofía y la filosofía el método con
que dicha práctica se sustenta. Este sentido de la el que esa materia se estudia, pueden en este caso,
palabra metafísica, tal y como en su momento la paradójicamente, poseer una vertiente práctica,

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en tanto que pueden permitirnos desentrañar los y remiten históricamente, como ocurrió con el
presupuestos de prácticas políticas y sociales que caso de la histeria y su historia, estudiada por
siempre han estado unidas al desarrollo de la psi- Ilza Veith ( I. Veith, 1970), lo mismo que aconte-
quiatría. Unos presupuestos que terapeutas, ju- ció con otras patologías orgánicas, como la le-
ristas e investigadores científicos manejan de for- pra, que retrocede enormemente a fines de la Edad
ma prácticamente inconsciente. Media, o la tuberculosis, "enfermedad de los ro-
mánticos".
I. El estudio histórico de las enfermedades Diferentes historiadores, como Roy Porter (R.
mentales posee un enorme interés, no sólo como Porter, 2003) o George Rosen (G. Rosen, 1974)
recopilación de curiosidades o como base de da- han llevado a cabo síntesis sobre el desarrollo his-
tos de tipo epidemiológico, útil para el médico tórico de las enfermedades mentales. En sus li-
preventivo o el psiquiatra actual, sino también bros, además de analizar la historia epidemio-
porque pone de manifiesto que ese tipo de enfer- lógica de algunas de ellas, no han podido dejar
medades, como mucho de las demás enfermeda- de poner de manifiesto como los prejuicios reli-
des orgánicas –aunque en un grado mucho ma- giosos, sociales y a veces filosóficos, limitaron la
yor– son el resultado de la interacción entre los comprensión de esas enfermedades y condiciona-
seres humanos y sus medios sociales y biológicos. ron el trato social dado a sus pacientes.
Partiendo de esta premisa se ha llegado a po- Así, por ejemplo, la concepción religiosa de la
siciones extremas, basadas en el relativismo cul- "locura" como posesión trajo como consecuencia
tural, según las cuales la enfermedad mental no que su tratamiento oscilase entre la exclusión y el
existe como tal, sino que es siempre el producto temor, ante la presencia de un dios o espíritu, o
de un determinado tipo de sociedad. Cada cultu- el respeto y la veneración. En cientos de culturas
ra crea sus propios enfermos mentales, que na- existió una institución conocida con el nombre
cen, crecen y se extinguen con ella. En este senti- de chamanismo; un chamán es una persona que
do, Thomas Szasz (T. Szasz, 1999) llegó a hablar es capaz de entrar en contacto con el mundo so-
del "mito de la enfermedad mental". Decía Szasz brenatural, ya sea mediante el uso de drogas o
que si yo le hablo a Dios soy una persona devota, sin ellas, gracias a lo cual consigue entrar en un
pero que si Dios me contesta soy un esquizofré- proceso de trance, en el que sus sueños, visiones
nico, lo cual sólo en parte es verdad, ya que las o alucinaciones le permiten aportar mensajes fun-
variaciones en las patologías mentales, aunque damentales para lograr la cura de alguna enfer-
están histórica y culturalmente condicionadas, si medad o para predecir el futuro. Los chamanes
que son auténticos procesos patológicos, aunque solían ser lo que podríamos llamar "neuróticos"
sean muy difíciles de definir. o "psicóticos", pero en su mundo no sólo eran
El estudio antropológico e histórico de la en- considerados personas normales, sino seres ex-
fermedad mental se ha llevado a cabo básicamen- traordinarios, dignos de respeto, e incluso privi-
te desde dos perspectivas: a) como un análisis po- legiados económica o socialmente.
sitivo de las patologías, y b) como el análisis de Algo similar podríamos decir de muchos mís-
los discursos acerca de la enfermedad mental. En ticos y sus visiones, mensajes auditivos y revela-
ambos casos suele ser frecuente que la propia teo- ciones, que en la actualidad los llevarían más al
ría acerca de la enfermedad condicione los análi- internamiento que a la subida a los altares.
sis del historiador, lo mismo que ocurre en otros En la historia de la enfermedad mental pode-
terrenos, como la economía, la sociedad o la po- mos ver cómo a veces incluso los prejuicios mo-
lítica. rales dificultan la observación clínica, como es el
El análisis histórico positivo pone de mani- caso de la "parálisis general progresiva", última
fiesto dos cosas. En primer lugar, que hay enfer- fase de la sífilis, cuyo estudio se vio condicionado
medades que poseen su propia historia: aparecen por el prejuicio social que asociaba la sífilis a la

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prostitución y al desorden moral, como ha seña- deben ser dueños de sí mismos y capaces de con-
lado G. Rosen. trolar sus pasiones y su "entusiasmo", por lo que
La epidemiología histórica de las enfermeda- llegó a considerar cualquier pequeño fallo en el
des es inseparable de su conceptualización, pu- dominio de sí mismo como muestra de melanco-
diendo darse, en algunos casos, modelos alterna- lía o desorden mental.
tivos. En Grecia, como ha señalado Benet Simon Siguiendo sus pasos, Michel Foucault (M.
(B. Simon, 1978) conviven tres modelos de la en- Foucault, 1964; 1976), tras desarrollar una teo-
fermedad mental: el religioso, según el cual la en- ría acerca de la unidad de todas las enfermedades
fermedad es una posesión divina –que es el so- mentales en un único tipo –eliminando la fron-
cialmente aceptado–; el médico, según el cual la tera entre neurosis y psicosis–, escribió la histo-
enfermedad mental es una enfermedad del cere- ria de la locura en la Europa moderna, entendi-
bro –o, por lo menos, de alguna parte del cuer- da como el relato de un discurso de exclusión.
po–; este segundo modelo organicista es el desa- Tras el fin de la Edad Media y el retroceso de
rrollado en el célebre tratado hipocrático. Sobre la lepra, la figura del excluido por antonomasia
la enfermedad sagrada, en el que se discutió, por –que hasta entonces se encarnaba en el leproso
primera vez, el origen sagrado de la epilepsia, atri- encerrado en el lazareto–, pasa a ser definida a
buyéndola a problemas cerebrales; y por último través de una serie de pasos. En una primera fase,
el modelo filosófico o moral, según el cual la en- y tras el fin de la figura medieval del "loco sabio",
fermedad mental es un desorden del alma y de consagrada en el Elogio de la locura, de Erasmo
sus tres facultades: el pensamiento, la voluntad y de Rotterdam, –un loco que circulaba libremen-
las pasiones, desorden en el que se rompe el equi- te por las calles–, vendrá a desarrollarse la figura
librio y la subordinación que debe haber entre del excluido, que será encerrado en las workhouses
ellas. La enfermedad mental, en este modelo de inglesas, en las que se albergaban todo tipo de
origen platónico, es siempre un desorden pasio- desviados: locos, alcohólicos, prostitutas, men-
nal. En la reflexión filosófica griega sobre la en- digos, subnormales... A todos ellos se les intenta
fermedad mental se llegó incluso a establecer una educar y disciplinar mediante el trabajo, con el
clara vinculación entre la creatividad intelectual fin de hacerlos socialmente útiles, pero también
y la psicosis, como ha señalado María Grazia de retirarlos de las calles, en las que se implanta
Ciani (M. G. Ciani, 1983), cuestión que formuló progresivamente el "orden burgués" y el nuevo
Aristóteles en sus Problemata en forma de pre- concepto creado por él: el de policía.
gunta: ¿Por qué todos los grandes filósofos han Los avances en la historia de este discurso acer-
sido melancólicos? ca del "otro" absoluto consistirán en afinar el en-
La vinculación entre las enfermedades menta- cierro y separar progresivamente locos de delin-
les y sus concepciones históricas llevó a un segun- cuentes e inadaptados sociales, para crear así la
do grupo de autores a desarrollar la historia de entidad nosológica de la locura, de forma para-
la locura entendida como la historia de un dis- lela al nacimiento de una institución que ha de
curso. albergarla: el manicomio.
El primer gran tratado acerca del prolífico rei- El último episodio de esta historia, tras la
no de las enfermedades mentales escrito en Euro- humanización del trato de los locos y su conside-
pa es la Anatomía de la Melancolía de Robert ración como enfermos, será la propia disolución
Burton (1632) (R. Burton, I-II-III, 1997), en el del concepto de locura, que nunca correspondió
que este autor inglés sistematizó todos los tipos a una entidad clínica concreta, y del propio con-
de desviación de conductas: eróticos, violentos, cepto de enfermedad mental, cuyos límites irían
depresivos, atestiguados en la literatura clásica y retrocediendo progresivamente. Así, por ejemplo,
la Biblia como formas de melancolía. Burton, lo que en el siglo XIX, en la Psicopathologia
como neoestoico que era, creía que los hombres Sexualis de Krafft Ebbing, se consideraban abe-

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rraciones sexuales (lesbianismo, homosexuali- psíquica, y al que podríamos tener acceso, o bien
dad...), hoy se consideran conductas sexuales mediante la hipnosis, o bien a través del "camino
normales. real" hacia el inconsciente, que sería la interpre-
El fin del discurso de la locura estaría, según tación de los sueños, a la que Freud dedicó su
Foucault, muy directamente relacionado con el libro, con este título, publicado precisamente en
nacimiento del psicoanálisis, que curiosamente el primer año del siglo XX ( S. Freud, 1981).
siempre dejó al margen a los verdaderos "locos" La idea de inconsciente es muy anterior a
(los psicóticos), por ello deberemos pasar a ana- Freud, que no siempre reconoció sus deudas filo-
lizar los presupuestos metafísicos de éste, con el sóficas. En el año 1882 Eduard Von Hartmann
fin de intentar observar si esos presupuestos pue- (E. Von Hartmann, 1931), un discípulo de Arthur
den condicionar la observación de la realidad de Schopenhauer –quien ya había formulado esta
la enfermedad. idea bajo la forma de la voluntad–, publicó todo
un tratado titulado precisamente Filosofía del in-
II. Decía Sigmund Freud que a lo largo de su consciente, en el que sostenía, partiendo del esta-
historia la humanidad –entiéndase el hombre eu- do de desarrollo de las ciencias de su época, que
ropeo– había sufrido tres ataques en su narcisis- además de la inteligencia racional, tendría que
mo. El primero vendría con Copérnico, al descu- existir en la naturaleza una inteligencia incons-
brir que la Tierra no está en el centro del Univer- ciente que explicaría todos los procesos teleoló-
so y que, consecuentemente, no ocupamos en el gicos –el mundo de la vida– que la mecánica clá-
Cosmos un lugar privilegiado. El segundo ata- sica era incapaz de abordar. Recordemos que ya
que vendría por parte de Darwin, al poner de Kant en la Kritik der Urtheilskraft, decía que la
manifiesto que los seres humanos no somos más mecánica era incapaz de explicar el nacimiento
que otro eslabón en la cadena del desarrollo de de una simple brizna de hierba.
la vida, y el último ataque vendría de parte del El hecho de que haya seres que se reproduz-
propio Freud, al manifestar que el hombre no es can, que busquen su expansión y que estén en un
básicamente un animal racional, como se supone movimiento de autorregulación constante sólo
que lo definió Aristóteles, sino un ser en el que la se explicaría, según Von Hartmann, si apelamos
mayor parte de su vida psíquica transcurre a ni- a esa noción de inconsciente que podríamos con-
vel inconsciente. siderar, algo anacrónicamente, como un prece-
Sabemos que, en realidad, Aristóteles nunca dente de nuestras nociones de sistema autorre-
dijo que el hombre fuese un animal racional, gulado o incluso de gen.
como se suele afirmar, sino que para él el hom- Otros autores desarrollaron también esta idea,
bre es un animal que "tiene el logos", el lenguaje. cuya historia ha trazado A. C. MacIntyre (A. C.
Esta observación no posee un interés meramente MacIntyre, 1958), pero lo que sería original en
filológico. Por el contrario, es muy importante Freud consistiría en la vinculación de esta idea
porque los dos conceptos fundamentales que ha- con la práctica clínica, y la fuerte vinculación de
bría que analizar en Freud serían el de "incons- la misma con la noción de lenguaje.
ciente" y el de "lenguaje". Freud desarrolló, sobre todo en sus primeras
Todos sabemos que Freud comenzó su carre- obras, una idea de narrativa del inconsciente. Sus
ra como neurólogo, y que sus circunstancias po- únicos pacientes: los neuróticos/as de clase me-
líticas y culturales le impidieron el acceso a una dia y alta deben intentar reconstruir su historia,
cátedra en la Universidad de Viena, lo que le lle- en la que han de descubrir un acontecimiento o
varía al campo de la clínica psiquiátrica. Freud, un conjunto de acontecimientos en los que se ha
tras su estancia en París con Charcot, formula la de hallar el origen de la enfermedad. Esta idea de
idea de la existencia del inconsciente o el ello, en- la narración y de la historia coincide en lo sus-
tendido como el primer motor de nuestra vida tancial con la idea de la historia nacional y polí-

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tica de la Europa del siglo XIX, una Europa cuyo lenguaje, sino que además de ello, la limitación
reflejo será constante en la obra de Freud. de los significados trae consigo la incapacidad de
En la propia historia, e incluso en los delirios lograr la expresión de los sentimientos, que el en-
de los pacientes de Freud o en casos analizados fermo se ha de ocultar a sí mismo, puesto que es
por él, como el del Presidente Schreber, una par- lo que la demanda social impone, radicando aquí
te de la enfermedad no es más que un reflejo de el origen de la enfermedad.
las circunstancias externas: sociales y políticas de Tan importante como el lenguaje es el silen-
la vida del enfermo, como ha puesto de manifies- cio, mecanismo fundamental de la ocultación, y
to Eric L. Santer (E. L. Santer, 1996), estudiando ese silencio está directamente unido a la soledad
las Memorias de este famoso psicópata. No se tra- y al aislamiento, lugares en los que nace la neu-
ta sólo de un condicionamiento externo, sino de rosis. Ernest Gellner (E. Gellner, 2002) analizó
que la propia estructura de las enfermedades, e este problema y, al hacerlo, puso también de ma-
incluso la propia estructura de los sueños, sufre nifiesto cómo Freud no supo, o no quiso, ver los
importantes variaciones en las diferentes cultu- componentes sociales de la enfermedad y como
ras. no quiso, o no supo, entrar en lo más profundo
Roger Caillois y G. E. Von Grunebaum (R. de ella –nunca trató a un psicótico–. Su terapia
Caillois ; G. E. Von Grunebaum, 1967) recopila- requería disciplina para poder desarrollar las se-
ron un libro señalando estas variaciones, e inclu- siones, pero también dinero, y como él mismo
so un antropólogo y psicoanalista estrictamente dice en una carta a su mujer, Martha Bernays,
freudiano, como Georges Devereux (G. Devereux, cultura, para que el enfermo pueda verbalizar su
1973) puso claramente de manifiesto la impor- historia.
tancia de las variaciones culturales a la hora de La teoría freudiana no es capaz de superar la
lograr una definición del inconsciente. barrera entre lo individual y lo social, como han
Pero no sólo se trata de condicionamientos. señalado Fred Weinstein (F. Weinstein, 2001) y
En realidad, el problema es más profundo. La Jacques Szaluta (J. Szaluta, 2001), pero es que
propia concepción del lenguaje como algo que además de ello, trabaja con unos conceptos y
manifiesta sólo una parte de la realidad, pero que unos supuestos que pueden llegar a convertirse
oculta lo más profundo de ella, que Freud com- en auténticas entidades metafísicas.
parte con Wittgenstein, sin que haya ninguna in- Deberíamos comenzar por una cuestión de
fluencia entre ellos, está directamente en relación método. En la concepción freudiana del lenguaje
con la situación social y política de la Viena de su se parte del principio de que cada uno de noso-
tiempo, como ha señalado Silvia Tubert (S. tros únicamente puede acceder a la superficie de
Tubert, 1999). En el católico y burgués Imperio sí mismo, quedando en nuestro lenguaje y en
Austrohúngaro, en efecto, se establece una dis- nuestro pensamiento un iceberg significativo ocul-
tinción muy clara entre la esfera de lo decible y to. Por esta razón es necesario el psicoanálisis, y
de lo indecible –la de lo místico de Wittgenstein–, por eso mismo todo analista ha de ser psicoana-
quedando el sexo, la pasión y muchas otras cosas lizado antes de ejercer su profesión. Nadie puede
como la opresión o la explotación en el terreno psicoanalizarse a sí mismo, excepto Freud, como
de esas cosas que "no se pueden decir". ha señalado Ernest Gellner (E. Gellner, 1993).
Todo lenguaje posee una dimensión comuni- Freud es el inventor del método, no podía recu-
cativa y una dimensión expresiva, a las que rrir a nadie que lo psicoanalizase. A partir de él
Gottlob Frege, un matemático y lógico contem- se desarrolló una genealogía de psicoanalizados
poráneo de Freud, llamó Bedeutung y Sinn, refi- que llegaría desde el presente hasta la Viena de
riéndose a los niveles de cada enunciado. 1900.
Lo que, en realidad, descubre Freud es que no El proceso psicoanalítico es un proceso lingüís-
sólo hay muchos significados que no caben en el tico en el que se intenta hacer coincidir el signifi-

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cado con el sentido, en el que se pretende que el como principios abstractos, como divinidades
lenguaje llegue a ser transparente, y en el que se –como en el maniqueismo o en el gnosticismo–
persigue, como decía el propio Freud, que: "don- o como dos ángeles, bueno y malo, que nos en-
de estuvo el ello, llegue a estar el yo". Freud en el vían constantemente sus mandatos.
fondo era un racionalista, aunque siempre fue La única manera de superar esta limitación
consciente de que la racionalidad era únicamen- metafísica del pensamiento de Freud sería partir
te un deseo, puesto que él mismo reconoce que el de dos supuestos. El primero de ellos es que la
proceso analítico es, en realidad, interminable, y enfermedad mental no puede definirse como la
que se le pone fin cuando se consigue la remisión enfermedad de un individuo y como el producto
de los síntomas patológicos. de los desequilibrios internos de su psique, úni-
La falta de perspectiva sociológica en Freud y camente. Consistiendo, en este caso la curación,
su concepción de la neurosis como una patología en el establecimiento o reestablecimiento de un
individual le llevó a concebir la vida psíquica proceso de autodominio similar al que concebía
como un enfrentamiento o una negociación en- el estoico Robert Burton –también Freud tenía
tre tres sustancias metafísicamente concebidas: el algo de estoico–.
super-ego, el ego y el id. Estas tres sustancias dan Y, en segundo lugar, cosa a la que, por cierto,
la impresión de ser tres auténticos sujetos inde- Freud siempre aspiró, debemos suprimir las ba-
pendientes. Cada uno de ellos posee una dinámi- rreras entre lo psíquico y lo somático, evitando
ca propia, sigue su propia lógica y lucha por im- caer en el dualismo cartesiano de las dos sustan-
ponerse frente a los otros dos. Corresponde al cias –res cogitans y res extensa–, tal y como pro-
ego, equivalente del auriga platónico que guía al pone el neurólogo Antonio Damasio (A. Dama-
carro del alma por el camino de la virtud, tener sio, 2005) en su último libro, en el que apela a un
satisfechos al ello y sus deseos y al super-ego y sus filósofo discípulo de Descartes, Baruch de Spinoza,
represiones, con el fin de conseguir un estado de que negó este dualismo y estableció la existencia
equilibrio que se parece mucho a una negocia- de una única sustancia para poder comprender
ción parlamentaria entre un gobierno y varios el funcionamiento de la emoción y los sentimien-
partidos. tos. Las emociones y los sentimientos poseen unas
El problema radica en saber si los diferentes bases bioquímicas, pueden ser químicamente in-
tipos de capacidades: sensoriomotrices, cognitivas ducidos, pero no explicados. Reducir las emocio-
y apetitivas corresponden a uno de ellos o a los nes a procesos químicos es un error del lenguaje,
tres. Está claro que es el ego el que percibe pero, presupone hablar "como si" toda la realidad fue-
a veces, al leer a Freud, da la impresión de que el se mera bioquímica. Negar los componentes
ello es otro yo que habla a mi yo en sueños o que neurológicos y bioquímicos también supone uti-
se manifiesta plenamente dividido en la alucina- lizar un lenguaje incorrecto, ya que presupone
ción o el delirio. Es evidente que da la sensación considerar que nuestros estados de ánimo pue-
de que el sueño quiere decir confusamente algo. den ser independientes de nuestro cuerpo, "como
Y está claro que los esquizofrénicos oyen voces y si" existiese una sustancia independiente a la que
reciben órdenes. Sin embargo, explicar estos he- tradicionalmente se le ha venido llamando alma.
chos como una conversación entre un ello que Partiendo del principio epistemológico y me-
demanda la realización de un deseo, un super-yo tafísico, según el cual no puede haber un único
que lo prohíbe y un pobre yo que tiene que te- lenguaje que nos permita hablar de todos los as-
nerlos contentos a los dos, puede tener alguna pectos de la realidad, sino de que, por el contra-
concomitancia con algún tipo de representación rio, cada lenguaje científico, en tanto que se cons-
religiosa en la que nuestro yo debe situarse en un tituye como tal, nos da acceso a una parte de la
punto de equilibrio en la lucha entre el principio realidad, pero oculta muchas otras, intentaremos
del bien y el principio del mal, ya sea concebidos definir a continuación algunos principios gene-

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rales, deducidos de algunos estudios de síntesis sinapsis, sino por su estructuración en sistemas
acerca del cerebro, las emociones y la enferme- complejos con funciones diferenciadas que no
dad mental, que sirvan para poner de manifiesto siempre se pueden localizar topográficamente.
los presupuestos de los que se parte a la hora de Partiendo de esta situación, lo más sencillo será
estudiar estas enfermedades. Presupuestos no del describir los niveles de funcionamiento del siste-
todo inocentes, ya que, en función de ellos se lle- ma, sin aspirar a identificarlos anatómicamente,
van a cabo las diferentes terapias. siguiendo un anticuado estilo frenológico, sino
señalando sus funciones. La descripción de este
III. El primer presupuesto del que hemos de sistema no pretende, como ya dijimos, ser una
partir es la noción de sistema. guía para la terapéutica o la investigación en
Un sistema es un todo, dotado de una estruc- neurociencias, pero sí puede ser útil simplemente
tura interna, que se encuentra en constante co- a nivel higiénico, para evitar algunos errores que
rrelación con un medio externo en el que se pueden derivarse de un uso erróneo de princi-
interrelaciona con otros sistemas, llegando ideal- pios metafísicos y de una utilización del lenguaje
mente a un estado de equilibrio. Todos los orga- en la que el investigador no es consciente de sus
nismos vivos son sistemas autorregulados, que propios límites lingüísticos.
mediante un proceso de homeostasis se mantie- Un ser humano es un sistema complejísimo,
nen en equilibrio con su medio, consiguiendo pre- que se encuentra en interacción con su medio y
servar su estado y duplicarse (o reproducirse). con otros sistemas. Constantemente intercambia
Todos los sistemas cambian con el medio o con su medio compuestos químicos y físicos que
con otros sistemas, flujos físicos y flujos de infor- le permiten mantener sus funciones vitales me-
mación. En los seres vivos los flujos físicos son de diante la respiración, alimentación y excreción.
tipo físico y químico. Pero cuando un ser vivo La relación con el medio está básicamente regu-
desarrolla un sistema nervioso, a esos flujos se lada por el cerebro que controla el estado inter-
añaden los flujos de "información". no del cuerpo y sus relaciones con el exterior me-
En los seres pluricelulares, en los que se crea diante el sistema sensorio motriz, que le permite
un tipo de células específicas para procesar la in- buscar su alimentación, y mediante el procesa-
formación –las neuronas–, se desarrollan órga- miento de la información.
nos encargados de procesarla, y esos órganos son El cerebro percibe simultáneamente dos esta-
los precedentes de nuestro cerebro. dos: el del propio cuerpo (estado interno) y el
Nuestra larga historia evolutiva hace que nues- del mundo exterior, debiendo alcanzarse un equi-
tra situación biológica sea muy compleja, puesto librio entre ambos. Este doble sistema de percep-
que acumulamos tres tipos de cerebros: el repti- ciones se rige por dos principios, que en un ser
liano, el paleomamífero y el neomamífero (J. R. vivo sin sistema nervioso serían simplemente el
Ratey, 2001; A. Damasio, 2001; J. Pankseep, 1998; de equilibrio o desequilibrio físico-químico, y en
L. K. Obler y K. G. Gjerlow, 2001). La superpo- el caso de los seres vivos dotados de sistema ner-
sición de estos tres cerebros es fundamental para vioso, estarían regulados por dos principios: pla-
poder comprender la dinámica de las enferme- cer y dolor. Podríamos representar la situación
dades mentales, aunque a veces los neurólogos mediante el esquema siguiente:
no parecen tenerla en cuenta, cuando, por ejem-
PLACER
plo, se estudia el funcionamiento de los neuro-
transmisores utilizando la mosca del vinagre o EXTERIOR INTERIOR (Estado 1)
las ratas, que poseen unos cientos o miles de DOLOR
neuronas, frente a los cien mil millones de neuro-
nas de un cerebro humano, importantes, no sólo En el punto de intersección entre los dos ejes
por su cantidad y su número elevadísimo de se situaría la conciencia, o el yo, no concebido en

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JOSÉ CARLOS BERMEJO B.

términos sustancialistas ni metafísicos, tal y como mutuamente interconectados (A. Damasio, 2005),
critica acertadamente A. Damasio (A. Damasio, y ello explica que las alteraciones de uno de ellos
2001), sino entendido como el mecanismo regu- puedan influir en el estado de los otros dos. Los
lador de un sistema complejo que se forma me- problemas psicológicos pueden afectar al sistema
diante la interrelación de diferentes elementos o inmunológico, y esos mismos problemas pueden
sistemas, y que puede aparecer en un momento afectar al sistema endocrino debido al mal fun-
que no se puede predecir. cionamiento del hipotálamo, alterando funcio-
Douglas R. Hofstadter (1987) lo explica con nes como el sueño, la alimentación, el deseo sexual
el siguiente ejemplo. Un tornado es un mecanis- o la temperatura corporal.
mo que se autorregula a partir del momento en El cerebro puede estar básicamente en tres es-
el que se forma. Para que se forme un tornado tados: en coma o en sueño, en estado de vigilia y
debe haber diferencias de temperatura entre dis- en estado de orientación. Para que se dé el estado
tintas masas de aire. Esto es una condición nece- de orientación es necesario previamente que se
saria, pero no suficiente. El momento en el que se dé el estado de vigilia. En él es necesaria, además
forma no se puede predecir. Por eso se desarrolló de la correcta percepción espacio-temporal, el
precisamente la física del caos, cuyas ecuaciones mantenimiento de la memoria, ya que del fun-
no permiten hacer predicciones lineales. cionamiento de la memoria depende el manteni-
Una vez que se forma un tornado, se alimenta miento de nuestra identidad.
a sí mismo y se expande, hasta que agota su ener- La percepción interna y externa se dan simul-
gía y desaparece. Un tornado no es una sustancia táneamente. Para poder percibir el mundo exte-
ni un mecanismo inconsciente que inteligente- rior necesitamos ser conscientes de nuestro pro-
mente regula la circulación de masas de aire de pio cuerpo, sentirnos identificados con él y en-
diferente temperatura, sino un sistema autorre- contrarnos a gusto con él mismo, sensación de la
gulado, que se forma y se extingue. que disfrutamos mientras nos sentimos sanos y
Douglas R. Hofstadter propone algo muy si- que se altera en los estados de enfermedad, pu-
milar para definir la conciencia, sin recurrir a la diendo identificarse el componente químico que
metafísica. El yo no es una sustancia, sino el re- produce la sensación de estar enfermo (J. Panskepp,
sultado de un equilibrio entre diferentes sistemas, 1988). La percepción del propio cuerpo va acom-
que se puede colapsar en determinadas circuns- pañada por la idea de control del mismo, gracias
tancias, y que es lo que origina la enfermedad al desarrollo del sistema sensorio-motriz, que nos
mental. Este colapso puede ser a veces meramen- permite controlar nuestros movimientos, desen-
te químico o anatómico y, otras veces, a ello se volvernos espacial y temporalmente, y que es fun-
sumarían factores emocionales y sociales. Conti- damental para que pueda producirse la construc-
nuemos, pues, con la descripción de los demás ción de la conciencia.
subsistemas, partiendo del primer estado, al que En este estado podemos tener, como dice A.
hemos llamado Estado 1. Damasio: "la sensación de lo que ocurre" (A.
El cuerpo humano posee tres sistemas simul- Damasio, 2001), y sentirnos físicamente integra-
táneos para regular sus relaciones con el mundo dos en el mundo gracias a las percepciones de los
exterior y para mantener su equilibrio interno: cinco sentidos. Pero esas percepciones tienen que
el sistema endocrino, el sistema inmunológico y ir acompañadas de una percepción de que perci-
el sistema nervioso. De ellos depende el funcio- bimos. A esto Aristóteles y los escolásticos le lla-
namiento de los órganos internos, la capacidad maban el sensus comunis y Kant: "la unidad sin-
sensorio motriz, relacionada con la percepción tética de la percepción", que es inseparable de la
externa, necesaria para que el individuo pueda sensación de ser conscientes.
obtener los recursos que necesita para subsistir: Pero, en el caso de los seres humanos, debe-
alimentos, abrigo, etc. Estos tres sistemas están mos tener en cuenta que a este sistema de percep-

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PSIQUIATRÍA Y LENGUAJE: FILOSOFÍA E HISTORIA DE LA ENFERMEDAD MENTAL

ciones somáticas –externas e internas– se unen En los seres humanos la ruptura del equili-
las percepciones sociales. Ya Hegel había señala- brio entre el individuo y el mundo social, y la
do en Fenomenología del Espíritu que la auto- alteración en él de las percepciones de lo exterior
conciencia sólo podía surgir en la relación yo-tú. y lo interior, van unidas al equilibrio de las sen-
Un psicólogo, George Herbert Mead (G. H. Mead, saciones de placer y dolor. Es evidente que los
1934), desarrolló sistemáticamente esta teoría, placeres y los dolores no se pueden cuantificar, a
poniendo claramente de manifiesto que, del mis- pesar de que algunos utilitaristas lo hayan inten-
mo modo que las percepciones sensoriales exter- tado, como señala Rem B. Edwards (1979). Los
na e interna son simultáneas, lo mismo ocurre placeres son de diferentes tipos y podemos jerar-
con la idea de Self o yo, que siempre se forma en un quizarlos. Se supone que los placeres meramente
proceso de interrelación social, en el que, por su- físicos son inferiores a los psíquicos o a los espiri-
puesto, la familia va a desempeñar un papel fun- tuales. El problema es que no se pueden conmu-
damental en las primeras fases de la vida del niño. tar, ni mucho menos cuantificar. Lo único que
Cuando un agente externo: virus, bacteria u podríamos decir es que esos placeres forman un
hongo, provoca una enfermedad, el cuerpo reac- sistema, en el cual de los inferiores depende el
ciona mediante su sistema inmunológico, reajus- disfrute de los superiores: el hambre o el dolor
tando su relación con el mundo exterior y tra- extremo impedirían el disfrute de placeres estéti-
tando de regularse a sí mismo con mecanismos cos, por ejemplo. En ese sistema, dejando a un
de defensa, como la fiebre, el cansancio... En el lado los placeres que van unidos a la mera super-
caso de la enfermedad mental el proceso debería vivencia física: hambre, sueño, salud, parece cla-
ser el mismo. Un individuo deja de estar en equi- ro que el equilibrio de placeres y dolores es muy
librio con su medio físico y social debido a dife- complejo.
rentes tipos de factores y se reequilibra patológi- Esto es así porque los placeres humanos, ade-
camente, desarrollando síntomas somáticos (al- más de ser físicos –toda sensación placentera tie-
teraciones del sueño, la temperatura, cambios ne una base física– son básicamente sociales. En
endocrinos...) con el fin de lograr erróneamente muchas ocasiones no sólo deseamos un objeto o
el equilibrio perdido. a una persona, sino el propio deseo. Decía San
La relación del individuo con el medio puede Agustín en Las Confesiones que él no sólo ama-
analizarse en dos ámbitos, tal y como hizo en su ba, sino que amaba amar. Nosotros no sólo de-
momento el sociólogo y fenomenólogo Alfred seamos algo concreto, sino que también desea-
Schutz (1932) (A. Schutz, 1967). Cada uno de mos el propio deseo. Y en el caso de muchas rela-
nosotros vive en un Mitwelt, o mundo social, ciones sociales, como las amorosas, lo que desea-
como señalaba Mead, pero ese Mitwelt está in- mos es el deseo del otro, que el otro nos desee y
cluido en un Lebenswelt o mundo de la vida, que nos reconozca, siendo el reconocimiento un me-
se compone de un medio ambiente físico, un canismo básico de la vida social, como ya había
mundo de habitáculos y objetos de uso y consu- señalado el propio Hegel.
mo, que está asociado a todo un sistema de sen- En el año 1956, el psicoanalista Paul Diel (P.
saciones socialmente compartidas que, a su vez, Diel, 1966) desarrolló una teoría general de la
van unidas a sistemas de valores: estéticos, éticos enfermedad mental según la cual en nuestra vida
y políticos. Ese mundo es, a su vez, histórico. Pro- psíquica, el igual que en el resto de nuestra vida
viene del mundo de nuestros antepasados: Vorwelt, orgánica, funcionan dos mecanismos básicos de
y se prolonga en el mundo de nuestros descen- estímulo y respuesta: la agresión del exterior y la
dientes: Forgelwelt, razón por la cual el estudio respuesta a ésta. Frente a la agresión se desarro-
de los seres humanos y la sociedad –y, consecuen- lla el miedo como mecanismo defensivo. Si el mie-
temente, el de la enfermedad mental– es insepa- do no produce la respuesta adecuada, en vez de
rable del mundo de la historia. responder contra el medio o el ser agresor, el or-

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ganismo reacciona contra sí mismo –al igual que Esa falta de recursos psicológicos y sociales se-
en las enfermedades infecciosas–. Esa acumula- ría también la que en el caso de un sociólogo
ción de miedo y agresión no encauzados explica- como Erwin Goffman (E. Goffman, 1971) le per-
ría, según Diel, el origen de la neurosis y la psico- mitió interpretar las enfermedades mentales
sis. La diferencia entre ambas no estaría en su como un fracaso en la negociación social. En esa
etiología, sino en la intensidad de la agresión. negociación nosotros nos construimos un yo,
No obstante, frente a esta teoría se podría Self, que debemos intentar sea reconocido por
plantear una objeción. La agresión no se puede aquellos que forman nuestro Mitwelt. Si lo lo-
cuantificar, al igual que el placer o el dolor, y lo gramos, gracias a nuestros recursos económicos,
que habría que explicar es por qué a partir de un sociales, políticos o mentales, lograremos un es-
límite se pasa de encauzar el miedo no liberado tado de salud mental. Si fracasamos, caeremos
en síntomas somáticos o emocionales, o bien ese en la enfermedad.
mismo miedo rompe los mecanismos de percep- Los planteamientos sociológicos consiguen ex-
ción sensorial del propio cuerpo, llega a anular plicar la difusión de ciertas enfermedades menta-
la diferencia entre la percepción interior y la ex- les y su distribución por grupos de población,
terior y nos desconecta de la realidad, llegando a por sexos, por niveles de riqueza y cultura, e in-
producirse una psicosis, en la que, por ejemplo, cluso la repentina aparición y desaparición de
transformamos el miedo interior en un supuesto síndromes, como el de la "personalidad múltiple",
agente exterior que nos persigue o nos da órde- estudiado por Ian Hacking (I. Hacking, 1955),
nes. La ruptura total, o parcial, del equilibrio que, además de depender de las propias tipologías
del sistema es muy difícil de predecir. Puede ha- nosológicas, poseen una vida y una historia que
ber factores externos claros: circunstancias fami- depende de factores históricos o sociales.
liares, sociales, herencia..., pero el momento exac- No hay ninguna explicación unilateral de la
to en el que se puede producir la ruptura, crean- enfermedad mental en general, ni de ninguna de
do un nuevo sistema que intenta regularse desor- ellas en concreto. Jean Garrabé (J. Garrabé, 1996)
denadamente es imposible de predecir, al igual ha trazado la historia de todas las teorías que
que el tornado del ejemplo de Hofstadter. Sería intentaron explicar la esquizofrenia y ninguna de
un ejemplo de un proceso caótico. ellas resulta totalmente satisfactoria. Únicamen-
En el año 1927, Eugene Minkowski (E. te consiguen dar cuenta de algunos de sus aspec-
Minkowski, 2000) desarrolló una teoría acerca tos aislados: sean familiares, sociales, genéticos o
de la psicología de los esquizoides y de los bioquímicos. Al final acaba denominando a esta
esquizofrénicos en este sentido, interpretando el enfermedad, "la noche oscura del ser".
proceso esquizofrénico como la respuesta a una A lo largo de la historia de la psiquiatría se
agresión psíquica y social, y como un fracaso en han venido desarrollando todo tipo de explica-
el logro del reconocimiento. Muchos años más ciones unilaterales de la enfermedad, que por exa-
tarde todo el movimiento antipsiquiátrico vino a gerar un solo aspecto pueden llegar a rozar en el
reforzar todavía más el peso de los factores fami- ridículo. Wilhelm Reich (W. Reich, 1985), al des-
liares, sociales, e incluso políticos, llegando a afir- tacar la importancia del grupo de sensaciones de
mar, como en el caso de R. D. Laing (A. Collier, placer y dolor en el desarrollo de la neurosis, cre-
1981), que la esquizofrenia era, un realidad, un yó descubrir una especie de energía placentera
problema político o existencial. Esto sería lo que cuantificable, llegando a caer en una especie de
afirmaría otro de los antipsiquiatras, David charlatanería pseudomística. Alfred Adler (A.
Cooper (D. Cooper, 1986), que concebía la enfer- Adler, 1984), destacando unilateralmente la im-
medad mental como un simple fracaso vital, aun- portancia del reconocimiento y el dominio del
que fuese un fracaso estrepitoso, por no saber ma- otro, exageró un componente básico de la neu-
nejar lo que él llamó la "gramática de la vida". rosis que pudo dar lugar a problemáticas inter-

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PSIQUIATRÍA Y LENGUAJE: FILOSOFÍA E HISTORIA DE LA ENFERMEDAD MENTAL

pretaciones políticas basadas en el deseo de do- foque que podríamos llamar sistémico, como el
minio. que proponemos, según el cual la enfermedad
En la actualidad, el discurso de los neurotrans- mental, en primer lugar existe, pero debe ser en-
misores y la molécula mágica puede ser igualmen- tendida como un proceso bioquímico, anatómi-
te unilateral. Es evidente que se conoce el funcio- co, psicológico a nivel cognitivo, pero también
namiento de los neurotransmisores, como la social y afectivo, puede dar lugar, no a una com-
serotonina o la dopamina, y que se pueden desa- prensión perfecta, porque eso es imposible por
rrollar medicamentos parcialmente eficaces para definición, pero sí a contemplar los diferentes as-
algunas enfermedades como la depresión o la pectos de un modo complementario, como pro-
esquizofrenia. ponía Georges Devereux (G. Devereux, 1973), al
Sin embargo, como señala A. Damasio (A. tratar los aspectos psíquicos, sociales y culturales
Damasio, 2005), esos medicamentos son enorme- en el psicoanálisis.
mente toscos, pudiendo ser equiparados a las an- Precedentes de esta comprensión de la enfer-
tiguas amputaciones. Además, las estadísticas de- medad mental podemos encontrarlos en las obras
muestran que su éxito o fracaso no pueden ser de grandes filósofos que, a su vez, fueron psicólo-
explicados causalmente. Como señala Andrew gos, psiquiatras, y que poseían una formación
Solomon (A. Solomon, 2001), las depresiones médica, como los casos de William James (W.
tratadas químicamente remiten en un cincuenta James, 1989) y Karl Jaspers (K. Jaspers, 1993),
por ciento, exactamente igual que aquéllas trata- cuyas obras siguen siendo de interés en la actua-
das con psicoterapia. Lográndose con ambos tra- lidad, precisamente por sus enfoques sistémicos y
tamientos combinados una eficacia del ochenta existenciales. Para ellos la enfermedad era un sis-
por ciento. tema complejo, en el que intervenían diferentes
Las mujeres se deprimen más que los hombres factores, pero que afectaba a la totalidad de la
y los ancianos más que los jóvenes. ¿Ello se debe vida personal y social de quién la sufría.
a que mujeres y ancianos poseen un nivel más Partiendo de estas perspectivas quisiéramos
bajo de serotonina –lo que es cierto– o a sus cir- reivindicar, para terminar, el valor de dos con-
cunstancias sociales? ¿Por qué en Estados Unidos ceptos que pueden ser útiles para mejorar en al-
la depresión afecta mayoritariamente a los cesan- gún punto la comprensión de la enfermedad men-
tes? Es evidente que tras el discurso de la molécu- tal. Se trataría de los conceptos de símbolo y de
la mágica están los intereses de las multinaciona- imaginación e irrealidad.
les farmacéuticas. Sobre todo si tenemos en cuen- Desde el nacimiento de la lógica, con Aristó-
ta que en Estados Unidos el diez por ciento de la teles, y a lo largo de la historia de la gramática,
población consume antidepresivos recetados, no se ha venido concibiendo el lenguaje como bási-
por psiquiatras, sino por médicos de cabecera. camente descriptivo. Una oración, o un enuncia-
También pueden darse casos en los que se uti- do, construida mediante sujetos, verbos y predi-
lice una terapia como la ECT (terapia electro- cados, describe un estado de hecho y se refiere a
convulsiva) cuyo mecanismo de funcionamiento la realidad.
se ignora y cuya eficacia puede ser aleatoria, Decíamos anteriormente que ya G. Frege ha-
como puede verse en las estadísticas sobre este bía señalado las limitaciones de este planteamien-
tema en el libro de A. Solomón. to, puesto que el lenguaje, además de ser descrip-
Todos los enfoques unilaterales poseen una va- tivo, también es expresivo. Aristóteles había de-
lidez únicamente parcial. Si uno de ellos se privi- jado el aspecto descriptivo a la lógica y reservó a
legia sobre otros no es por su eficacia, estadísti- la retórica la dimensión expresiva, partiendo del
camente comprobada, sino por los presupuestos: principio de que los enunciados que estudia la
organicistas, bioquímicos, psicoanalíticos, de di- retórica buscan la persuasión y no la verdad.
ferente tipo, de que se parte. Creemos que un en- A partir de los comienzos del siglo XX, filóso-

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JOSÉ CARLOS BERMEJO B.

fos como Edmund Husserl, o lingüistas como C. ceso biológico y físico de la vida; que no es que
K. Ogden y I. A. Richards (C. K. Ogden; I. A. no tenga sentido, es que es indiferente a la propia
Richards, 1949) llegaron a la conclusión de que idea de sentido. Como ha señalado Xavier Zubiri
esa dimensión expresiva del lenguaje poseía una (X. Zubiri, 2005) sólo se puede vivir en lo real si
naturaleza simbólica, que va unida a la dimen- nos adentramos constantemente en la irrealidad.
sión meramente descriptiva. Nadie puede vivir sólo en la realidad, porque na-
Los símbolos no constituyen un lenguaje pa- die puede vivir sin ilusión.
ralelo, hablado por el inconsciente, ya sea indivi- Para poder vivir no sólo necesitamos salir de
dual, como en Freud, o colectivo, metahistórico la realidad, sino creer en la mentira. Volker
y casi místico, como en el caso de C. G. Jung (C. Sommer (V. Sommer, 1995) ha puesto de mani-
G. Jung, 1982), sino una parte consustancial de fiesto las numerosas estrategias de engaño y
nuestra vida consciente –o inconsciente– y de la autoengaño que se dan, no sólo entre los seres
realidad social. Manejamos los símbolos a través humanos, sino también entre los animales. Nece-
del lenguaje, pero también de los gestos y las imá- sitamos engañar a los demás, ocultando una parte
genes. Como señaló Jean Piaget (J. Piaget, 1959) de nosotros mismos, con el fin de hacer posible
en el proceso de desarrollo psicogénetico del niño la vida social. No podemos sacar a la luz nues-
es fundamental la formación de sistemas simbó- tros deseos de todo tipo: sexuales, de poder, de
licos, mediante los juegos, los ritos sociales, o a dinero, nada más que en algunas ocasiones y ante
través de relatos, como son los cuentos. El desa- determinadas personas. Y además, necesitamos
rrollo de estos sistemas simbólicos está estrecha- también engañarnos a nosotros mismos, crean-
mente unido al proceso de construcción del yo, do una imagen épica de nuestra persona, que co-
de la persona. Y ello podría explicar el caso de la incide con lo que se suele llamar la autoestima.
curación de una esquizofrénica por parte de M. Para alejarnos de la realidad recurrimos al
A. Sechehaye (M. A. Sechehaye, 1979), gracias a mundo de la imaginación. Ese mundo suele estar
la reconstrucción o a la nueva elaboración de un identificado, más que con el mundo real, con el
sistema simbólico roto por la enfermedad y que mundo de los sentimientos. La filosofía europea,
había llevado a la paciente al internamiento y a como señala Martha Nussbaum (M. Nussbaum,
la ruptura con la realidad. 2001) concibió a los seres humanos como seres
Cada sociedad posee un sistema simbólico, pensantes. Los hombres piensan, hablan y están
como han señalado Dan Sperber (D. Sperber, insertos en la realidad. Sus almas son transpa-
1974) o Gilbert Durand (G. Durand, 1971), que rentes y están iluminadas por la luz de la concien-
está formado por un sistema de creencias com- cia. Todo lo que altera el pensamiento debe ser
partidas que se pueden plasmar en una mitolo- considerado negativamente. Y por ello, las emo-
gía, una teología y una religión, o simplemente ciones y las pasiones disfrutaron de tan poco pres-
en sistemas de metáforas de tipo político y social tigio filosófico. Sólo unos pocos filósofos como
que constituyen lo que se dio en llamar ideología. David Hume, quien decía que la "Razón es y debe
Por supuesto, los sistemas simbólicos no son ser esclava de las pasiones", o Schopenhauer, re-
descripciones del mundo real, aunque pueden conocieron la importancia del componente afec-
contener fragmentos de él, sino formas de pensar tivo de la vida humana, luego reivindicado por
que sirven fundamentalmente para otorgar sen- Freud.
tido a la vida de las personas. Decía Soren El mundo de la imaginación posee una lógica
Kierkegaard en su Tratado de la desesperación propia y abarca una serie de campos muy am-
(S. Kierkegaard, 2004) que nadie puede vivir sólo plia, como pueden ser todas las artes, plásticas y
en la realidad. Para poder vivir es necesario creer literarias, o el mundo del juego y el rito. Autoras
en algo falso, ya sea una religión revelada o un como Mary Warnock (M. Warnock, 1981) o Eva
credo político que nos permita soportar el pro- T. H. Brann (E. T. H. Brann, 1991) han intenta-

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PSIQUIATRÍA Y LENGUAJE: FILOSOFÍA E HISTORIA DE LA ENFERMEDAD MENTAL

do analizar su estructura. El mundo de la imagi- del cerebro, un desorden puramente moral o es-
nación está directamente asociado al mundo del piritual o un trastorno bioquímico, pudieron te-
recuerdo, como ha señalado Edward Casey (E. ner en algunos casos aspectos positivos, pero en
Casey, 2000 y 1987), por esa razón es tan impor- otros también los tuvieron funestos, creando au-
tante la memoria para lograr el mantenimiento ténticas víctimas de la terapéutica (como los pa-
de la identidad, y fue por eso que Freud desarro- cientes lobotomizados o los cerebros destruidos
lló su primera teoría de la histeria y la neurosis por el electroshock).
como una teoría narrativa, en la que lo funda- Además de sumergirnos en la irrealidad me-
mental sería el sacar a la luz un recuerdo repri- diante el pacto de la ficción, podemos también
mido que, por no ser asumido, nos impide ser estar inmersos en ella cuando compartimos lo que
plenamente conscientes de nuestra identidad. podríamos llamar un delirio social. El delirio es
Para Freud, ese trauma olvidado es la esencia una construcción intelectual sistemática y erró-
de lo real, y es precisamente el intento de oculta- nea que un enfermo desarrolla como un intento
ción de lo real lo que daría lugar al desarrollo de desesperado y frustrado de lograr un nuevo ajus-
los síntomas neuróticos. Freud era un racionalis- te con la realidad, o lo que es lo mismo, de esta-
ta, y no un irracionalista, como se le suele consi- blecer un nuevo equilibrio con su Mitwelt, inten-
derar por parte de sus enemigos. Freud creía que tando reajustar el estado global de placer-dolor
la religión era una ilusión que debía ser supera- (C. Castilla del Pino, 1998; 2000).
da. Los ritos, en su opinión, serían rituales neuró- Evidentemente, se desarrolla un delirio cuan-
ticos colectivos y los sistemas filosóficos o teoló- do existe un desajuste emocional, un desarreglo
gicos serían similares a los delirios paranoicos. en los sentimientos que el paciente no es capaz de
Para Freud, el niño, el neurótico y el primitivo integrar en la trama social. Si Freud decía que la
tendrían muchos caracteres en común. Todos religión, o la filosofía, eran similares a una para-
ellos vivirían, en gran parte, sumergidos en la noia era porque en los tres casos tenemos cons-
irrealidad, lo que en parte es cierto. trucciones intelectuales complejas y a veces muy
Todos los seres humanos necesitamos vivir en elaboradas, porque en el marco de esas construc-
la irrealidad. Podemos vivir en la irrealidad sien- ciones se pueden canalizar determinados tipos de
do conscientes de ello gracias al desarrollo de la sentimientos, y porque esos sistemas de pensa-
ficción, tal y como ha analizado Charles miento modifican la conducta: estableciendo lis-
Crittenden (C. Crittenden, 1991), y ello es lo que tas de actos permitidos o prohibidos y desarro-
hacemos cuando jugamos o bien cuando crea- llando sistemas de tabúes y ritos.
mos o disfrutamos de las obras de arte. Cuando La relación entre el delirio individual y el co-
se cuenta un cuento, cuando se lee una novela o lectivo puede fluir en dos direcciones: o bien el
se ve una película somos conscientes de que lo delirio colectivo favorece la aparición de un deli-
que vemos u oímos no es real. Aceptamos una rio individual, como ocurre en el caso del chama-
especie de pacto con la irrealidad, que nos es ne- nismo, ya citado, o de la mística –con sus visio-
cesario, porque sólo sumergiéndonos en la irrea- nes, sus voces, sus éxtasis y sus arrobamientos,
lidad podemos dar cuenta de determinados as- bastante parecidos al placer sexual–, o bien un
pectos de la realidad. A la realidad siempre la delirio individual puede estar en el origen de un
conocemos "como si" –incluso cuando produci- sistema de delirio colectivo, como ocurriría en el
mos la ciencia–, y ese "como si" es claramente una caso de algunos creadores de religiones o de ideo-
ficción. En el caso de la enfermedad mental, como logías. Ya habíamos visto como en la Antigüe-
ya habíamos dicho, las ficciones médicas, que die- dad se consideraba que había alguna relación en-
ron lugar a determinadas concepciones científi- tre la psicosis y la creatividad. El examen de la
cas de la locura, a determinadas consideraciones vida de algunos de los grandes filósofos, llevado
de la locura "como si" fuese sólo una enfermedad a cabo por Ben-Ami Sharfstein (B. A. Sharfstein,

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JOSÉ CARLOS BERMEJO B.

1996) pone de manifiesto que también a lo largo ellos, de la génesis y desarrollo de diferentes siste-
de la historia de la filosofía europea hay algo de mas de control de los enfermos, de represión de
verdad en esto. los mismos, de terapias que en ocasiones oculta-
No sólo en el caso de las religiones, sino tam- ron verdaderas formas de tortura y que pusieron
bién en el de algunas ideologías políticas, como de manifiesto un auténtico sadismo por parte de
por ejemplo el antisemitismo nazi –que compar- los supuestos terapeutas. La historia de la enfer-
tió el pueblo más culto de Europa–, el aspecto medad mental es también una historia de la que,
delirante de las representaciones colectivas, en como ocurría en el caso de las antiguas fábulas,
este caso de los judíos como encarnación de to- podemos extraer una lección moral y una lec-
das las figuras del mal, ponen de manifiesto que ción de humildad. Como ha quedado de mani-
también en la vida pública se puede compartir fiesto a lo largo del texto, si es cierto que todo
un delirio, delirio que en el caso del antisemitis- conocimiento de la realidad es fragmentario, y
mo llegó a alcanzar una duración secular, como en cierto modo ficticio (es un conocimiento del
podemos ver en el libro de Leon Poliakov (L. "como si"), en el caso de la enfermedad mental la
Poliakov, I, II, III, IV, V, 19-84, 1986). soberbia de los supuestos científicos que la anali-
Evidentemente, el que existan delirios colecti- zaron y pretendieron explicarla ha traído consi-
vos no quita que los delirios individuales dejen go, muchas veces, consecuencias funestas en el pla-
de ser patológicos. Sin embargo, lo que si es cier- no terapéutico y humano. Todos los intentos que
to es que las formas sociales de inducir y com- se han llevado a cabo para explicarla sólo han
partir el delirio, unidas a la consideración social tenido una validez parcial. Por ello, a nivel clíni-
de la que puede gozar el loco iluminado, sabio o co, si es cierto que cada enfermedad puede
genial pueden hacer que el propio estigma social definirse como una realidad triple: a) un proceso
de la locura posea enormes variantes sociológi- patológico; b) un proceso psicológico y c) un pro-
cas e históricas. ceso social; en el caso de la enfermedad mental el
Todas las enfermedades traen consigo el sufri- aspecto psicológico y social pueden llegar a ser
miento, el dolor, y algunas veces la muerte. Las fundamentales, quedando reducido el meramen-
enfermedades mentales también, pero el sufri- te patológico a un nivel secundario. Esto es cier-
miento que las acompaña posee una característi- to si tenemos en cuenta las variables en las tipo-
ca propia, y es que afecta a la totalidad de la per- logías nosográficas de esas enfermedades, si ob-
sona. La historia de la enfermedad mental es la servamos como constantemente los mismo sín-
historia de las pesadillas, las alucinaciones, los tomas son bautizados con diferentes nombres y
dolores físicos inexplicables, los sufrimientos psí- como en la construcción de las entidades clínicas
quicos, los trastornos emocionales, las explosio- interfieren toda clase de ideas religiosas, morales
nes de violencia y furia, las caídas en los pozos de y sociales.
la melancolía y la depresión, las crisis de angus- Por ello, podríamos concluir afirmando que
tia, los grandes y pequeños éxtasis. También es la la historia de la enfermedad mental ha sido y es,
historia de la destrucción de las personas, de agu- sencillamente, la historia de la felicidad y la infe-
dos conflictos familiares y sociales y, unidos a licidad.

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PSIQUIATRÍA Y LENGUAJE: FILOSOFÍA E HISTORIA DE LA ENFERMEDAD MENTAL

Resumen
En este artículo se analizan los presupuestos teóricos en los que se basa el concepto de
enfermedad mental. Para ello se recurre a la filosofía y a la historia como saberes que permi-
tirán desentrañar prácticas políticas y sociales unidas desde siempre al desarrollo de la psi-
quiatría, y se definen una serie de principios generales útiles para estudiar las enfermedades
mentales, y que son: a) la noción de sistema, que afecta a todos los seres vivos y que nos
permite ver la enfermedad mental como un proceso complejo en el que conviven factores
sociales y afectivos, además de los consabidos bioquímicos y anatómicos; b) El concepto de
símbolo, pues los sistemas simbólicos contribuyen a la formación del yo; c) Los conceptos de
imaginación e irrealidad que entroncan con el mundo de los sentimientos. La historia de la
enfermedad mental es esencial para conocer la propia historia del ser humano, de sus dichas
y dolores.
Palabras clave: Enfermedad mental, imaginación, lenguaje, locura, psicoanálisis. psi-
quiatría, realidad, símbolo, Sistema.

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E-mail: humanizar@humanizar.es

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