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Experimentos Alquímicos Sobre La Mortificación de La Materia - Von Eckhartshausen PDF
Experimentos Alquímicos Sobre La Mortificación de La Materia - Von Eckhartshausen PDF
Pero éste último tipo de descomposición fue considerado como imposible, y por
lo tanto, según se razonaba, el otro procedimiento se consideró también imposible. Sin
embargo, la experiencia prueba que el hombre no debe juzgar precipitadamente las cosas
de que no ha tenido experiencia previa, y una persona modesta dirá:
Así pensaba yo, y esa manera de pensar me guió hacia la realidad de una
verdadera transmutación de metales, hecho con el cual quedó demostrada
satisfactoriamente esa posibilidad. Así, la experiencia práctica es la mejor demostración.
Si alguien me preguntara: “¿Puede usted fabricar oro?” yo le contestaría:
“Analizar los metales y hacer luego la síntesis de ellos es un procedimiento muy diferente
al de producirlos o generarlos”.
Por ejemplo, se sabe bien como pueden separarse diversas clases de cuerpos en
sus componentes constitutitos, y se sabe también combinarlos de nuevo; pero sin que se
pueda reproducir artificialmente los cuerpos originales en sí.
De esta verdad procede otra: A menos que busquéis primero y por encima de
todas las cosas el Reino de Dios, no se os dará ninguna otra cosa de Orden Divino.
Mientras el hombre no haya adquirido ese arte del análisis interior que le permite
distinguir lo sagrado de lo profano y lo puro de lo impuro, mientras ese tiempo no haya
llegado, el hombre no podrá distinguir en el mundo exterior las bendiciones de las
maldiciones; y las bendiciones externas están relacionadas con las internas de la misma
manera. Para triunfar en esta ciencia, que creo que es la mas elevada, el conocimiento
teórico ordinario no basta.
A este conocimiento es necesario agregarle la práctica, y a ésta práctica agregarle
la fortaleza, y a esta fortaleza un poder que desciende del Altísimo y que no puede
comunicarse de un hombre a otro.
Todo aquel que piense de otro modo acerca de estos asuntos, está equivocado. O
bien se engaña a si mismo, o ha sido engañado por otros, porque no conoce la
concatenación que existe entre las leyes esotéricas de Dios y las leyes exotéricas de la
naturaleza. Bien conozco la manera como algunas personas aseveran que la naturaleza
actúa de acuerdo con leyes inmutables. El azufre y el mercurio producen siempre
cinabrio. El arsénico y el azufre producen siempre oropimente. Dos veces dos es siempre
cuatro, ya sea que estos números han sido compuestos por hombres buenos o por
hombres malos. Por lo tanto, según ordinariamente se razona, la química superior
obedece principios idénticos!. Así, todo aquél que conozca las propiedades de la materia,
que conozca su síntesis, ha observado y aprendido la operación de esta síntesis con los
demás, y podría tener buen éxito en estos experimentos, lo mismo que cualquier otro
hombre. La naturaleza no puede privarnos de sus tesoros, si la dominamos mediante sus
propias leyes. Así se expresan los sofismas de aquella gente que trata de forzar su camino
hacia el santuario, entrando a él a través del techo. Pero muchos de esos ladrones no
siempre recuerdan que cuando finalmente llegaron a la puerta para escapar, el dueño de la
casa ha aparecido súbitamente, exigiendo y recobrando de ellos toda la propiedad robada.
Por ésta razón, creo que es verdaderamente una temeridad y una locura que
cualquier persona aspire al santuario de la naturaleza (que es conocido de muy pocos y
que será siempre compartido por muy pocos) sin haber alcanzado primero el Santuario de
la Gracia, en el recinto más profundo de su propio corazón.
Aquél que lee la Biblia, especialmente la escuela de los Profetas, descubrirá que
el oro es el producto más insignificante, cuyo descubrimiento nos ha sido concedido por
el Primer Principio material, y que muchas fuerzas superiores y mucho más asombrosas
de la naturaleza están relacionadas y unidas a él. Pero ¿quién tiene derecho a hacer
exigencias a este Primer Principio de las fuerzas materiales? ¿Es ésta en verdad la labor
de un luchador o de un buscador? ¿O es más bien un acto de gracia y de compasión?.
No niego que la ambición de llegar a ser ricos haya conducido a algunos hombres
a útiles y nuevos descubrimientos, y que la ciencia de la química debe mucho a la
Alquimia. Pero con respecto al Universalíssimum (el Solvente Universal) me parece que
sólo lo concede el Universalissimus (Espíritu Universal), y que ha sido custodiado por un
noble propósito para ser cumplido únicamente por Dios Mismo, al cual tenemos que
someternos humildemente sin investigar más el cómo, el cuándo y el de qué modo, tendrá
lugar este suceso.
Copyright
Este artículo fue publicado por el Consejo Supremo de la Orden Rosacruz AMORC, en la
revista El Rosacruz correspondiente al mes Marzo de 1950, por la Suprema Gran Logia
de AMORC – Todos los derechos reservados.-