Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
OPTATIVA:
Derecho Probatorio
Docente
John Jairo Peña
R: La dignidad humana es entendida como todo aquello que posee el hombre por el hecho
de ser humano y que se respeta en aquellos Estados constitucionales, donde la soberanía y
protección del Estado, giran alrededor de la persona, a la cual se busca garantizar derechos
y obligaciones, con el fin de permitir su realización humana y la convivencia social.
En cuanto a la intimidad, se entiende como la esfera personal del hombre, aquel espacio
donde este actúa con toda naturaleza y muestra todas sus fases, pues se supone que no
cuenta con vigilancia alguna.
El derecho a la intimidad puede ser estudiado o se puede delimitar su alcance, desde una
perspectiva individual, el de las relaciones interpersonales, el del domicilio y las
comunicaciones:
- La intimidad del ámbito individual: es aquella que se manifiesta en los aspectos más
personales del hombre, aquellos espacios que solo ha reservado para su desarrollo; por
su lado, la corte constitucional ha establecido en el campo de la intimidad individual
que se define como 1“el ámbito exclusivo que incumbe solamente al individuo, que es
resguardo de sus posesiones privadas, de sus propios gustos y de aquellas conductas o
actitudes personalísimas que no está dispuesto a exhibir, y en el que no caben
legítimamente las intromisiones externas”.
1
Corte Constitucional. Sentencia T-552 de 1997.
- La intimidad de las comunicaciones: La inviolabilidad de las comunicaciones privadas
supone el reconocimiento de su carácter íntimo con total independencia de su
contenido. El mero hecho de que el autor de la comunicación escoja al destinatario,
decida remitirla exclusivamente a él y emplee el canal adecuado para asegurar que
llegue sólo al destino elegido, tiene que ser suficiente para que la comunicación sea
inviolable, esto es, que nadie pueda acceder a su contenido si no es por decisión del
remitente, o también del destinatario a partir de la recepción.
3. Establezca las reglas para el manejo del documento como medio sin prueba sin irrumpir
en el derecho a la intimidad
5. Que alcance y de manera se puede usar material probatorio obtenido mediante invasión
de la intimidad
Aunque todo material probatorio por definición goce de vocación probatoria, su utilidad no
se contrae a la representación de ciertos hechos en el escenario del proceso judicial. Con
frecuencia las personas se esmeran por acceder a elementos de prueba que sólo quieren
conocer y conservar en su archivo individual, sin intención de emplearlos como prueba en
un determinado escenario, sino más bien con el propósito de suplir las deficiencias de la
memoria humana en la recordación futura de hechos que se estiman de alguna importancia.
Así sucede, por ejemplo, con los álbumes familiares en los cuales reposan fotografías o
videograbaciones que contienen la representación de hechos que la persona o la familia
desea tener la posibilidad de recrear con fines exclusivamente sentimentales. Y aun cuando
la consecución de determinado material probatorio esté ligada al propósito de exhibir la
representación de ciertos hechos ante otros sujetos, no tiene que ser necesariamente ante
las autoridades, y mucho menos en el escenario de un proceso; bien puede ser para
sustentar alguna reclamación ante la autoridad o incluso ante un particular.
A semejanza de los demás elementos de prueba, los creados o hallados gracias a la incursión
en la intimidad sólo en algunos casos están destinados a servir para la demostración de
hechos y sólo en pocas ocasiones dentro de un proceso judicial; talvez la mayor parte de las
veces son usados en actividades extraprocesales y no siempre con fines legítimos. Por ello,
en aras de la claridad, parece conveniente estudiar por separado el uso extraprocesal de
dicho material probatorio y su empleo en el escenario del proceso.
La fórmula constitucional descarta la eficacia de toda prueba obtenida “con violación del
debido proceso”, expresión cuya indeterminación ha obligado a la jurisprudencia
constitucional a precisar su alcance, tarea en la cual no ha sido del todo afortunada. En un
primer intento por definir qué significa que una prueba se obtenga “con violación del debido
proceso”, a propósito de una demanda contra el régimen taxativo de las causales de nulidad
previstas en el artículo 140 del Código de Procedimiento Civil por omitir la derivada de la
cláusula de exclusión, la Corte identificó la violación del debido proceso con la inobservancia
de las “formalidades legales esenciales requeridas para la producción de la prueba,
especialmente en lo que atañe con el derecho de contradicción por la parte a la cual se
opone”15, explicación tan vaga como desatinada. Ciertamente, aunque el uso de la
expresión “formalidades legales esenciales” parece estar destinado a descartar la idea de
que cualquier informalidad en el recaudo probatorio, por minúscula que sea, constituye
violación del debido proceso y por consiguiente acarrea la invalidez de la prueba, en lo cual
se puede hallar un aporte interesante, lo cierto es que su indeterminación no es menor que
la de la fórmula constitucional, pues no ofrece referente alguno que permita establecer
cuáles son las formalidades legales esenciales en la práctica de la prueba.
Además la fórmula jurisprudencial luce del todo desatinada, especialmente por dos razones.
La primera, porque en la tarea de definir las “formalidades legales esenciales” en la práctica
de las pruebas terminan siendo identificadas con los elementos estructurales de cada medio
probatorio (la presencia del testigo y su declaración en el testimonio, la del juez y su
percepción en la inspección judicial, la del perito y su opinión en el peritaje, etc.), los cuales
son determinantes de la existencia de la prueba, de modo que en ausencia de ellos la prueba
no puede existir y por consiguiente sería no solo inútil sino imposible realizar juicio de
validez alguno17. En segundo lugar porque la fórmula contrae el alcance de la cláusula de
exclusión a los aspectos formales de la actividad probatoria intraprocesal, omitiendo
considerar que en ejercicio de ella pueden resultar ofendidos los derechos sustanciales,
incluso los garantizados constitucionalmente, y que no toda la actividad probatoria se
desarrolla en el seno del proceso.