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Dificultades para coger un lápiz

Recientemente, en un artículo publicado por el diario británico The Guardian, la


terapeuta ocupacional pediátrica principal de la Fundación Heart of England NHS
Trust, Sally Payne, alertaba de que muchos niños ingresan hoy en la escuela sin
capacidad siquiera para sostener un lápiz porque no han adquirido previamente
las habilidades fundamentales de movimiento. "Para poder agarrar un lápiz y
moverlo necesitas un fuerte control de los músculos finos de tus dedos. Los niños
necesitan muchas oportunidades para desarrollar esas habilidades", afirmaba. Y al
parecer, no las tienen.

¿Estamos llegando realmente a estos extremos? ¿Puede incentivar estos


problemas el uso abusivo de la tecnología en edades tempranas? “Sí, claramente
sí. Desde mi práctica, sí. Y desde las evidencias científicas, también. El ser
humano se desarrolla sobre la base de la exposición a la experiencia, tanto
corporal y física como emocional. Si tú privas al niño de esa experiencia o
solamente la limitas al uso visual, táctil y, si me apuras, un poco al pulgar, digamos
que el resto de sistemas sensoriales y psicomotrices no se van a desarrollar de la
misma manera que si ese niño tuviese muchas oportunidades de juego en
contextos naturales”

Generan retrasos en el cumplimiento de las etapas del desarrollo infantil, con las
consiguientes repercusiones negativas en las aptitudes esenciales para la
alfabetización. Los jóvenes de hoy, preparados desde el principio para la
velocidad, llegan al colegio con problemas en su capacidad de autorregulación y
de atención, dos elementos necesarios para aprender, y que al final acaban por
ser problemas importantes de control del comportamiento para los profesores en
el aula.

Los niños pequeños necesitan dos o tres horas al día de juegos activos para
adquirir una estimulación sensorial apropiada de sus sistemas vestibular,
propioceptivo y táctil. La estimulación táctiol recibida al tocar, abrazar y jugar es
fundamental para el desarrollo de la praxis, las pautas planificadas de movimiento.
Además, el tacto activa el sistema parasimpático, que disminuye el cortisol, la
adrenalina y la ansiedad. La naturaleza y el espacio verde no solo ejercen una
influencia tranquilizadora sino que restablecen la atención y fomentan el
aprendizaje.
Falta juego simbólico
Cuando los niños son pequeños necesitan fantasear con construir el mundo y crear historias en
su cabeza. De ese modo podrán imaginarse como profesores, bomberos, cantantes o médicos.
Es importante que cojan un trozo cartón y simulen que es una varita mágica, que pinten un
dragón en una hoja y hagan como que lo derrotan.

Si escuchamos jugar solos a niños de 3 años (o con sus juguetes no interactivos) veréis
exactamente lo que significa «juego simbólico». Supone poder usar la imaginación y el
simbolismo en lo que nos rodea; es siempre una creación única y maravillosa de la mente de los
niños.

Evidentemente no estamos hablando de juego cuya finalidad directa sea educativa, no se trata
de que aprendan e interioricen normas, sino de algo muy importante y que determinará su
desarrollo cognitivo: la capacidad de pensar, de simbolizar el mundo, de entendernos con
un lenguaje común.

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