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FTO sillabus-DEF - AlexánderHincapiéGarcía
FTO sillabus-DEF - AlexánderHincapiéGarcía
SAN BUENAVENTURA
SECCIONAL CALI
FACULTAD DE EDUCACIÓN
DOCTORADO EN EDUCACIÓN
PROPUESTA DE SILLABUS DE SEMINARIO
En sus conferencias sobre Pedagogía, Kant (2003) afirma que el comienzo del mundo civilizado es la
escritura. Esto significa que la escritura es un logro del espíritu humano a partir del cual el hombre se
transforma a sí mismo. Tal vez sea lícito afirmar que con la escritura el proceso de formación
complejiza lo que el ser humano alcanza y puede hacer de sí. Por su parte, de Nietzsche se puede
extraer que el texto adquiere su singularidad en el proceso de su escritura y en la voluntad por
reescribirlo. Arriesgando una interpretación nietzscheana, el texto principal es el hombre mismo. El
hombre fuerte afirma su fortaleza al asumir el riesgo de la escritura como modo de vida. Nietzsche
(2016b) dirá que para los fuertes la vida no es otra cosa que aceptar los riesgos. En efecto, la escritura
como modo de vida tiene que ver con cómo el hombre afronta los riesgos de llegar a darse forma a sí
mismo y de llegar a hacerse fuerte. Para Nietzsche (2016c) hay que tener necesidad de ser fuerte para
llegar a serlo. Lo que está en juego es la libertad; y esta no es otra cosa que la voluntad de adueñarse
de sí mismo y de convertirse en señor. Más allá de si las anteriores afirmaciones, a juicio del nuevo
imperialismo moral, son declaraciones eurocéntricas que lanzan un velo sobre los pueblos que no
desarrollaron la escritura como práctica sistemática de expresión, lo central estriba en reconocer la
importancia de la escritura, cuando no su necesidad y urgencia, para la creación del mundo.
Sin avanzar en esta dirección, permítaseme un inciso. Para la tradición judía Yavé ( )והיcrea el mundo
a través del lenguaje. Más específico, Yavé da forma a la creación con las palabras; esto es, la creación
es un hecho lingüístico. Pero, esta no está completa hasta que el hombre se confronta con ella en la
escritura. Si bien dentro de la tradición judía, la Torá (el libro sagrado) debe transmitirse de manera
oral de generación en generación, como efecto de la persecución y del exilio del pueblo judío, la
posibilidad de transmitirla adecuadamente se pone en riesgo. En el año 190 de la era común (EC), Rabí
Iehudá Hanasí compila la Torá Oral en forma escrita con el nombre de Mishná (enseñanza en hebreo),
con el propósito de preservarla. Rabí Iehudá la escribe en forma codificada para que los estudiantes
necesiten la explicación de un rabino. En este sentido, la Torá permanece abierta a una interpretación
infinita. Desde entonces, el pueblo judío es conocido como el ‘pueblo del libro’. La Torá no solo es su
marca y signo, también es el espíritu de su supervivencia. A través de la escritura, el hombre comparte
con Yavé la posibilidad de crear algo nuevo, como también actualiza sus capacidades para resistir la
fuerza virulenta de la vida cultural, social y política.
En un ensayo de 1928 titulado Calle de dirección única, Walter Benjamin afirma “Para elaborar una
buena prosa es preciso subir tres escalones: el musical, en el que hay que componerla, el arquitectónico,
en el que hay que construirla, y por fin el textil, en el que hay que tejerla” (Benjamin, 2016: 42). Con
esto indica que la escritura es un proceso complejo que hilvana distintas partes, al tiempo que reclama
el desplazamiento permanente de la posición del que escribe. Esto se puede relacionar con la crítica.
Al respecto, el mismo Benjamin sostiene que esta se define por la distancia correcta. Es decir, todo
conocimiento requiere el pathos de la distancia o la capacidad de percibir la perspectiva adecuada para
cada uno de los objetos del pensamiento. En este mismo ensayo apunta que no hay nada más miserable
que una verdad expresada tal cual ha sido pensada. Es decir, una verdad que se expresa sin ninguna
distancia. En este caso, una verdad que no alcanza ni para ser considerada una mala fotografía o
instantánea. Por lo tanto, Benjamin (2016) desbroza que se escribe para algo y, cercano a Nietzsche,
infiere que los estilos a través de los cuales se escribe no son accesorios o arbitrarios. De hecho, con
Benjamin se infiere que escribir significa activar señales de alarma, avisar el fuego y romper el hechizo
del optimismo.
En Vivir para contar. Escribir tras Auschwitz, Primo Levi sostiene que es un deber prestar testimonio.
Es decir, en la medida en que Auschwitz es una máquina de destrucción imposible de comprender, el
hombre no puede renunciar a testimoniar la perversión y los diques morales hundidos que lo reducen
a la barbarie. “No es lícito olvidar, no es lícito callar. Si nosotros callamos, ¿quién hablará? No por
cierto los culpables y sus cómplices. Si faltase nuestro testimonio, en un futuro no lejano las proezas
de la bestialidad nazi, por su propia enormidad, podrían quedar relegadas al mundo de las leyendas”
(Levi, 2010: 30). Se escribe entonces para preservar la memoria. Lo que se está señalando, para ser
más precisos, es que la escritura es una forma de liberar la vida allí donde está aprisionada por el
fascismo, el totalitarismo y la violencia (como dirá Deleuze, 2006). Por la actividad escritural el
hombre verifica que el mundo no es solo lo dado (lo que ha llegado a ser), sino que también puede ser
otra cosa (aquello que todavía no ha sido o que no ha podido llegar a ser).
Estamos lejos de una perspectiva por la cual la escritura es apenas la expresión del pensamiento. Un
fenómeno secundario, una mediación o un recurso comunicativo como cualquier otro. Parafraseando
a Benjamin, la reducción de la escritura a un mero instrumento de comunicación es una reducción
burguesa que busca conjurar las fuerzas de su propia disolución. Escribir es un modo de pensar. En la
escritura el pensamiento se piensa a sí mismo. Esto, en alguna medida, expresa que es en la escritura
donde el hombre sabe de su pensar. O ¿de qué manera puede verificar que, en efecto, piensa? Pero,
más radical todavía, la escritura es el gesto que comprueba la diferencia en la que el pensamiento se
despliega y, también, es la actividad con la cual el hombre deshace la cárcel de la subjetividad.
Benjamin (1987: 184) lo expresa como ninguno: “He conocido en mi vida a tres mujeres diferentes y
a tres hombres distintos en mí. Escribir la historia de mi vida significaría presentar la formación y la
decadencia de esos tres hombres y los compromisos establecidos entre ellos”.
Expuesto lo anterior, la escritura está relacionada con el arte de vivir. Como sugiere Foucault, se
escribe para perder el rostro, para dejar de ser lo que se ha llegado a ser y para crear otro de sí mismo.
7. JUSTIFICACIÓN
Las capacidades que el seminario se propone son de cuatro tipos: analítica, crítica, argumentativa y
escritural. La capacidad analítica tiene que ver con el acercamiento al texto escrito y a la realidad,
considerando el todo en sus distintas partes. Es decir, análisis significa, aquí, diferenciación sistemática
y ordenada. La capacidad crítica tiene que ver, en el sentido kantiano, con el examen de los límites de
nuestra propia capacidad de conocer. En otras palabras, comprender que el conocimiento humano es
temporal y que la opinión debe ser reemplazada por el trabajo riguroso con el que se produce el
conocimiento. La capacidad argumentativa hace referencia a las estrategias puestas en ejecución para
alcanzar a exponer, de manera clara, los presupuestos elaborados a partir de un ejercicio serio de
lectura. Finalmente, la capacidad escritural también guarda relación con las estrategias necesarias para
exponer los presupuestos elaborados, pero esta vez en el registro del texto escrito. En últimas, se está
asumiendo que el aprendizaje es un proceso complejo que involucra distintas capacidades humanas y
que estas, si bien inherentes al hombre, deben ser desarrolladas a través del proceso de formación.
8. PROPÓSITOS
Sensibilizar a los doctorandos en torno al arte de vivir como una práctica formativa vinculada a la
escritura de sí mismo. El propósito del seminario no versa sobre la curación por medio de la escritura
ni sobre las técnicas para mejorar la escritura, de lo que se trata es de recuperar la pregunta nietzscheana
por cómo se llega a ser uno, no desde la perspectiva de la subjetividad solipsista e introspectiva, sino
de la exterioridad de las prácticas de escritura.
9. SABERES INTEGRADOS
Con respecto a la relación del seminario con el saber específico, es necesario plantear que,
independiente a los fines que cada saber persiga, en último término, todo proceso educativo se refiere
a la formación del ser humano. Hegel (2010) lo evidencia radicalmente al sostener que el hombre
dando forma a la cosa (mediante el trabajo), se da forma a sí mismo. Lo específico, entonces, si bien
no es algo suplementario o sucedáneo, hace parte de un fin mayor que es formar al hombre.
Coherencia entre las ideas: Se trata de mirar si un párrafo mantiene una secuencia lógica y
sistemática con el anterior y con la problemática del texto tratada en
general. ¿Hay claridad expositiva por parte del autor, se esfuerza éste
por lograr la precisión conceptual, vienen al caso las referencias, las
citas, las apreciaciones, etc.?
(VALOR 30 PUNTOS)
11. DIDACTICAS
La didáctica se entiende, en un sentido complejo, como la pregunta por el qué, cómo y para qué
enseñar. Por el tipo de Seminario, tanto los doctorandos como el profesor, deben establecer las
mediaciones en torno al tema: El arte de vivir y la escritura de sí, en este sentido, el qué, el cómo y el
para qué están abiertos a una reelaboración constante que implica la lectura detallada de los textos, las
elaboraciones escriturales a las que da lugar dicha lectura y la comprensión de sí mismo como sujeto
de la formación.
Introducción
Foucault: la ilusión antropológica, el saber, el poder y la ética.
¿Qué es el arte de la existencia?
Escritura de sí
Seminario de ‘lectura comentara’. Se sugiere que los doctorandos tomen nota de las cuestiones
relevantes para discutir durante la sesión y que, a la vez, reflexionen de manera escritural en torno al
propósito del Seminario.
Foucault, Michel. 1999. La escritura de sí. En Estética, ética y hermenéutica. Obras esenciales,
Volumen III. Barcelona: Paidós, pp. 289-305
Nehamas, Alexander. 2005. Un destino para la razón de Sócrates: Foucault y el cuidado de sí. En El
arte de vivir. Reflexiones socráticas de Platón a Foucault. Valencia: Pretextos, pp. 243-291
Schmid, Wilhelm. 2002. Artes de la existência. En En busca de un nuevo arte de vivir. La pregunta
por el fundamento y la fundamentación de la ética en Foucault. Valencia: Pre-textos, pp. 277-
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Medellín
Nehamas, Alexander. 2002. Nietzsche. La vida como literatura. México: Turner – Fondo de la cultura
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Nietzsche, Friedrich. 2005. Doctrina del estilo. En Andreas-Salomé, Lou (autora), Friedrich Nietzsche
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Ong, Walter J. 2009. Oralidad y escritura: tecnologías de la palabra. México Fondo de Cultura
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Rodríguez, Ana Luz. 2004. Pensar la cultura. Los nuevos retos de la historia cultural. Medellín:
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Disponible en: http://www.espaciomurena.com/?p=7920