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Cuando ocurre un acontecimiento histórico se suele preguntar qué hacía uno cuando ocurrió el

hecho en cuestión. Hace veinticinco años, cuando regresaba de la Universidad me enteré de la


fatídica noticia del incendio en el Gran Teatre del Liceu; era un lunes 30 de enero de 1994
cuando una mera labor de mantenimiento se convirtió en un incidente que fue agravándose a
medida que las llamas se iban apoderando de la propia sala principal del Teatro hasta
derrumbarse el techo. No voy a entrar en historias de culpabilidades, le "tocó" al teatro
barcelonés como, dos años después, aconteció en otro mítico: el Teatro la Fenice en Venecia. Un
desastre sin paliativos que afectó a una ciudad y, obviamente, a los amantes a la ópera y la
música clásica. Prácticamente, España se quedaba sin un referente global en el mundo de la
ópera, con un reciente Teatro de la Maestranza en Sevilla, o Bilbao, Valencia(aún no estaba el
Palacio de las Artes),etc. Afortunadamente, en el lustro siguiente el propio teatro liceista volvió a
ser lo que fue y se unieron el Teatro Real madrileño y el citado Palacio de las Artes en Valencia
como referentes de la ópera.

Fue un lustro complicado. Toda esa perspectiva de reconstruir el teatro situado en la Rambla,
planteado la misma tarde del desastre, no se llevó a cabo tan rápido como las administraciones
públicas deseaban. Cinco años de negociaciones entre administraciones y los propietarios del
teatro, el propio proceso de reconstrucción que empezó en septiembre de 1995 que buscó dos
propósitos: rehacer la sala como estaba y, sobre todo, dotarle de unas infraestructuras de
seguridad en consonancia con el nuevo edificio-aparte de todo el equipamiento correspondiente
al escenario; como valor añadido, conseguir la unión entre la zona nueva y la que se logró
mantener en pie tras el incendio porque, afortunadamente, no afectó a determinadas áreas-
aunque se procedió a restaurarlos pero a otro nivel.

En lo artístico, el Teatro del Liceu se había quedado con "Mathis, der Maler", de Paul Hindemith,
estrenada el día 20 de enero, once días antes.Se preveía que, para el 28 de febrero se iba a
poner en escena una producción de "Turandot"(G.Puccini) con Eva Marton en el papel
protagonista y culminar, en julio, con una versión excepcional de "Lucia di Lammermorr"con
Edita Gruberova,Alfredo Kraus y Joan Pons en los papeles protagonistas. Pero el fuego se llevó
por delante esos propósitos. Durante el lustro de reconstrucción, con todo, la ópera no dejó de
sonar en Barcelona utilizando varios escenarios(Palau de la Música Catalana, Teatro
Principal,Teatro Victoria,etc) hasta que la reconstrucción se culminó en 1999 y se estrenaba con
la ópera que debía seguir allá por 1994. Un guiño al recuerdo.

Por esos azares del destino, 2019 es un año en el que nos encontramos con los 25 años de ese
desastre que, vía reconstrucción, permitió que este "Ave Fénix" surgiera de las cenizas más
fuerte allá por 1999, también cifra redonda de 20 años. Terminamos la entrada con un vídeo
realizado en esa época de reconstrucción y que explicaba el proyecto y los propósitos.
https://vimeo.com/124908770

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