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INTRODUCCIÓN

En el presente ensayo quiero enfatizar diciendo que actualmente en las escuelas

de educación básica especialmente en la primaria, una de las críticas principales

que podemos identificar sobre evaluación es que no existe una congruencia entre

lo que se enseña y lo que se evalúa.

Es por ello que a lo largo de este ensayo me referiré como aportación principal la

teoría de la autora Frida Díaz Barriga quien nos brindará las bases conceptuales

y procedimentales para conocer la llamada evaluación auténtica así como

sugerencias de instrumentos de evaluación que se pueden implementar para

evaluar más que contenidos curriculares el proceso de aprendizaje que siguieron

los alumnos para llegar a sus producciones, autoevaluarse y coevaluarse para ser

parte del proceso de enseñanza y aprendizaje, en especial en los distintos

momentos de la evaluación y que lo más importante es que este tipo de evaluación

se logre implementar en el aula de manera óptima y satisfactoria para el aprendizaje

considerando sus retos e implicaciones inmersas en la práctica docente ya que de

manera parcial responde a una vertiente totalmente contraria a la evaluación

tradicionalista. La premisa central de la evaluación es que hay que evaluar

aprendizajes contextualizados, relevantes y funcionales para la vida extraescolar y

profesional de los alumnos, y que para ello la evaluación autentica se enfoca en que

el alumno además de entender pueda comprender y analizar los nuevos

conocimientos y dejar atrás la enseñanza tradicionalista en donde el profesor tenía

el conocimiento absoluto y los alumnos tienen que aprenderlo todo de memoria. Se

pretende que lo que enseña sea lo que se evalué y se genere conocimientos


significativos y que no solo se proceda a otorgar calificaciones finales sin cambios

de mejora y con la finalidad de sancionar o evidenciar a los mismos alumnos.

Conoceremos que este tipo de evaluación autentica genera un cambio de

paradigma en la práctica docente, en el tipo de evaluación que hasta ahora han

implementado los docentes para cumplir con demandas meramente administrativas,

pero sin lograr llegar a procesos metacoghnitivos superiores en los alumnos. Sin

duda alguna este cambio tendrá efectos retroactivos en ambos procesos educativos

ya que si se cambia la evaluación cambia la forma de enseñar. La evaluación

auténtica destaca la importancia de la aplicación de la habilidad en el contexto de

una situación de la vida real.


La evaluación autentica centrada en el desempeño: una alternativa

para evaluar el aprendizaje

La evaluación autentica se enfoca principalmente en el desempeño del alumno,

pretende que este logre solucionar, intervenir y comprender asuntos que se le

presenten en la vida cotidiana. Busca evaluar lo que se hace, comprender y

entender el proceso de desempeño en un determinado contexto, pero es aquí en

donde se encuentra realmente el reto complejo ya que los docentes tienen sus

propias creencias de lo que es evaluar y cómo evaluar desde las experiencias que

han tenido a lo largo de su servicio, consideran a una sola evaluación como única y

funcional para asignar una calificación aprobatoria o reprobatoria pero no realmente

saben cómo usar dicha evaluación en un porcentaje adecuado para retroalimentar

y mejorar en la adquisición de determinados conocimientos, habilidades o

actitudes.

Y esa es una de las principales implicaciones para que se dé un cambio en la

evaluación acorde a lo que se les enseña y aprenden los alumnos; los docentes que

ya llevan muchos años laborando activamente en educación básica se rehúsan

muchas veces a autodirigirse por el aspecto cualitativo que cuantitativo, consideran

que es un procesos complejo porque no solo evalúan contenidos sin razón de ser,

sino que implica que evalúen aspectos además de conceptuales, los

procedimentales y actitudinales que el alumno pone en juego al momento de

aprender una cierta tarea y además involucran al mismo alumno en este proceso

consciente de autoevaluación y coevaluación para constatar con la evaluación del

docente. Sin dejar a un lado que también se involucran implicaciones de poder del

sistema educativo en nuestro país por parte del gobierno quien más que pedirle a
los maestros que evalúen para mejorar les piden que evalúen para un seguimiento

de control y rendición de cuentas de la totalidad de contenidos que han cumplido de

planes y programas que se les exigen y obtener calificaciones administrativamente

para que los alumnos sigan egresando en los distintos niveles educativos. La

enseñanza y aprendizaje debe verse desde un enfoque constructivista que aunque

normativamente sepamos que su práctica en las escuelas de Educación Básica se

está llevando a cabo, en el ámbito de la evaluación no se ha hecho casi nada, he

conocido a lo largo de mi experiencia y preparación como docente en Formación

que los docentes del siglo XXI frente a grupo aún sigue evaluando de manera

tradicionalista, y no llevan a la práctica una evaluación autentica, es decir evalúan

sin que haya congruencia entre el tipo de evaluación y enseñanza. Esta evaluación

llega a ser autentica cuando se permite la vinculación de la escuela con la vida,

cuando se le permite al alumno pensar y reflexionar significativamente, sus errores

y áreas de oportunidad en su desempeño académico y es aquí que este tipo de

evaluación tiene sentido para que el alumno no se preocupe por que su evaluación

será centrada en la heteroevaluación del docente como autoridad sino que existe

una motivación hacia el cambio y mejora en su aprendizaje, porque conocerá por

qué se le evaluara y cómo se le evaluara. Para propiciar este tipo de evaluación

autentica en el aula, el docente debe partir de los intereses, necesidades y estilos

de aprendizaje de sus alumnos pero principalmente su enseñanza debe identificar

y retomar problemas fundamentales a los que se pueden llegar a enfrentar en un

futuro no lejano el alumno en su vida cotidiana. Implica retar todo el tiempo a los

alumnos para que movilicen sus conocimientos previos, buscar y encontrar la

solución de lo que se le plantea, utilizando el camino que el prefiera para llegar a

esa solución, si se lo permite el docente le hará retroalimentación del proceso que


está siguiendo para que modifique si es necesario y avanzar en la tarea. Se trata de

que el alumno pueda aplicar lo que aprendió en el aula a las condiciones reales de

su vida extraescolar. La evaluación centrada en el desempeño demanda a los

estudiantes demostrar que poseen y ponen en práctica ciertos conocimientos y

habilidades con las que pueden enfrentar situaciones de reto y que para ellos les

son significativas. Y si por alguna circunstancia el aprendizaje no es óptimo ni

favorable el docente puede realizar un cambio de estrategias para lograr una

verdadera evaluación auténtica en el desempeño del alumno, como el uso de los

portafolios de evidencias y las llamadas rubricas. En este caso son las rúbricas que

son instrumentos complejos y ordinales de una evaluación cualitativa que sirven y

permiten evaluar y que se autoevalúen su propio desempeño en el trabajo que

realizan los alumnos, potencializando sus capacidades ya sea de manera individual

o en equipo. Su elaboración no es nada fácil, porque implica considerar y dar a

conocer transparentemente indicadores de desempeño significativos y adecuados

para los alumnos, con el nivel de sus competencias y guardando concordancia y

fidelidad con el producto que se le pide; el que los alumnos evalúen su propio trabajo

y contrastarlo con sus demás compañeros y con los parámetros que le está dando

la rúbrica, le da pauta a poder revisar, modificar, redirigir y autorregular su

aprendizaje, ya que analizando sus resultados y valorando la retroalimentación del

maestro y/o sus compañeros toma decisiones para mejorar, para desarrollar sus

competencias con una motivación intrínseca de su propio desempeño en cuanto a

lo conceptual, lo procedimental y lo actitudinal. El portafolio, en cambio, permite

evaluar lo que el alumno hace, identificar el trabajo académico que realiza durante

el tiempo escolar, muestra los aprendizajes logrados y el desempeño del alumno.

Suele ser útil para darse cuenta que el alumno lleva a cabo procesos metacognitivos
conscientes del avance que ha tenido en su aprendizaje, realizar un seguimiento

sistemático del mismo para que a partir de la recolección de evidencias relacionadas

con su desempeño, le permita al docente el análisis crítico y hasta una propuesta

de mejora de este instrumento de evaluación. Una ventaja importante de estos tipos

de instrumentos de evaluación es que permiten ejercicios de evaluación continua

como la oportunidad de autoevaluacion y coevaluación acomodando-reajustando,

perfeccionando y revisando nuestro propio trabajo y desempeño. Así como también

desarrollar la reflexión sobre nuestras fortalezas y deficiencias de lo que si estamos

haciendo bien y de lo que no, para pedir apoyo por parte del maestro y de nuestros

compañeros. Uno de los objetivos principales de este tipo de evaluación es fungir

como un instrumento de cambio y de reflexión tanto de los aprendizajes obtenidos

por los estudiantes, como de la práctica que se está llevando a cabo por parte del

docente.
Conclusión

Para una mejor práctica docente en cuanto a la evaluación, puedo concluir

sugiriendo a los docentes que lleven a cabo diferentes estrategias de evaluación

que le permitan conocer el nivel de dominio y el avance del desempeño de cada

uno de sus alumnos a partir de instrumentos adecuados, auténticos y funcionales

como los que nos mencionaba Frida Díaz Barriga, para brindar al alumno

indicadores de mejora realizando distintas formas de evaluación (autoevaluaciones

y coevaluaciones) para que de manera interiorizada y consciente se mejoren y

autorregulen a la par estos dos tipos de procesos. La forma de enseñar y evaluar

sea entorno a actividades complejas y auténticas en donde el alumno use sus

conocimientos previos, relacione su aprendizaje nuevo junto con sus habilidades

cognitivas, físicas y sociales para enfrentarse y resolver problemáticas auténticas,

contextualizadas y reales. Que no se considere como única evaluación el resultado

de exámenes estandarizados y objetivos sino que se evalué más ampliamente con

situaciones in situ como: proyectos académicos interdisciplinares como una feria de

ciencias, una presentación artística, una colección de trabajos integrados en un

portafolio de evidencias, la ejecución de un recital de danza, música o teatro, en la

participación de debates sobre asuntos típicos o emergentes o en la presentación

de escritos originales de su propia creación. Es una alternativa innovadora en

cuanto a que los alumnos desarrollan o perfeccionan sus competencias que ponen

en juego para aprender y que por medio de la observación o autoevaluación,

coevaluación, diarios de clase y el uso de rúbricas o escalas de valoración se

asignen una calificación valorando en qué aspectos se están desempeñando de

manera competente y en cuales no, asimismo retroalimentar a sus compañeros para

obtener un aprendizaje significativo.

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