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Un grupo de matemáticos israelíes encabezados por Eliyahu Rips (uno de los expertos mundiales
en teoría de grupos, el modelo matemático en el que se basa la física cuántica), habría descubierto
este código secreto de la Biblia a finales del siglo XX, gracias a la ayuda de una computadora, sin
la cual no habría sido posible el descubrimiento, ya que el método habría sido propuesto medio
siglo antes por el rabino H.M.D. Weissmandel, el cual no pudo descifrarlo por no disponer de la
tecnología necesaria. Posteriormente, otro físico israelí, Doron Witztum, completó el modelo
matemático propuesto por Rips para descifrar el código. Rips, por cierto, encontró el código oculto
en la Biblia en el idioma original en que escrita la Biblia, es decir, el texto en hebreo del Antiguo
Testamento, la primera versión escrita del libro sagrado.
Michael Drosnin, autor del best seller “El código secreto de la Biblia”, un libro publicado en 1997
que postulaba la veracidad del trabajo del matemático israelí Eliyahu Rips y su hipótesis de la
existencia de un código bíblico en la Torá judía (el Pentateuco de la Biblia cristiana), explicó que “la
Biblia tiene la forma de un gigantesco crucigrama. Está codificada de principio a fin con palabras
que al conectarse entre sí, revelan una historia oculta. Sin embargo, la Biblia no es una bola de
cristal: es imposible encontrar algo si uno no sabe qué es lo que está buscando”.
Drosnin agregó que las supuestas profecías contenidas en la Biblia se diferencian de otras
profecías, como las que formuló Michel de Nostradamus en el siglo XVI, por que no son ambiguas
o crípticas. “No dicen cosas como “una estrella surgirá del oriente y caerá el Gran Rey”. En la
Biblia, aparecen los detalles precisos, señalando nombres, fechas, ciudades y eventos como
holocausto, guerra, terremotos y asesinatos”, aseguró Drosnin, quien destacó que varias frases de
varios sabios inspiraron el trabajo de Rips y sus colegas, como la que escribió en el siglo XVIII un
sabio llamado el Genio de Vilna: “Es regla que todo lo que fue, es y será hasta el fin de los
tiempos, está incluido en la Torá, desde la primera hasta la última palabra”. O la que sostuvo el
físico Albert Einstein: “Por persistente que sea, la distinción entre pasado, presente y futuro es pura
ilusión”, refiriéndose a que el tiempo no es lo que parece y no fluye en una única dirección, pues,
para él, el futuro y el pasado coexisten.
Así, por ejemplo, cuando se encontró la palabra “alunizaje”, aparecieron cerca las palabras “nave
espacial” y “Apolo 11”. Y el año en que empezó la Segunda Guerra Mundial, 1939, aparecería junto
a las palabras «guerra mundial”, “A. Hitler” y “nazi”. La palabra “holocausto”, en tanto, se encuentra
codificado junto a la cifra 1942, el año de la “solución final”, cuando se dio comienzo el exterminio
masivo de judíos en Europa. En el código también figurarían los nombres de todos los líderes de la
Segunda Guerra Mundial, como Roosevelt, Churchill y Stalin, además de Hitler, que aparecen
codificados junto a los nombres de los principales países implicados en la contienda: Alemania,
Inglaterra, Francia, Rusia, Japón y Estados Unidos.
En otra parte, junto a la palabra Kennedy aparecerían las palabras “presidente”,
“Dallas” y “tirador”, junto a una frase que describía precisamente como éste último
mató al presidente norteamericano en 1963: “disparará a la cabeza, [a] muerte”. El
nombre del hermano del presidente asesinado, “R. F. Kennedy»”, y la predicción
de su muerte también aparecerían. De hecho, ambos homicidios se hallan
codificados en el mismo lugar. En una misma matriz figurarían las palabras
“presidente Kennedy, morir”, “Dallas”, “R. F. Kennedy” y “segundo mandatario
morirá”. El nombre “R. F. Kennedy”, por cierto, estaría atravesado por el nombre
de su asesino, “S. Sirhan”.
En la parte del Génesis 14, aparecieron también codificadas las palabras
“Hussein”, “Scuds” y “misil ruso”, junto a otra frase que rezaba: «Hussein escogió
un día”. Lo curioso es que en esa parte de la Biblia, donde se narra la historia de
las guerras de Abraham con los reinos vecinos, se puede leer una fecha: «fuego el
3 Shevat», que en el calendario judío equivale al 18 de enero de 1991,
casualmente el mismo día en que Iraq lanzó el primer misil Scud contra Israel.