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Libreto:

Blancanieves y los 7 enanitos


Narrador: Erase una vez, un reino donde todos eran felices y los pájaros cantaban alegremente. El rey y
la reina, sólo tenían un deseo, tener una hijita que corriese y jugara por las verdes praderas de los
jardines de palacio. Un buen día, los reyes recibieron la visita del hada bondadosa quien les anunció:
Hada: -Conforme con vuestros deseos, tendréis una hija que será tan blanca como la nieve, la más
hermosa del reino será, y por su gracia y bondad, la llamaréis Blancanieves.
Narrador: Y así fue, pero al nacer la niña, murió su madre, la reina. Pasaron unos años y el rey tuvo que
partir para la guerra y para no dejar sola a Blancanieves contrajo nuevas nupcias. Desgraciadamente la
madrastra era presumida y orgullosa; Poseía un espejo mágico, al que siempre preguntaba:
Madrastra: -Espejo mágico, dime si soy la más hermosa de este reino.
Espejo: -Majestad, tú eres la más bella.
Narrador: Y pasaron quince años. Un día mientras la reina se contemplaba ante el espejo, le preguntó:
Madrastra: -Espejo, que tienes el poder de las estrellas, dime si de este reino soy la más bella.
Espejo: -Tu hermosura ha sido breve, ahora la más bella es Blancanieves.
Narrador: La reina enfurecida llamó a uno de sus arqueros:
Madrastra: -Vete, llévate al bosque a Blancanieves y esta misma noche la matarás.
Arquero: -Señora, yo no puedo hacer eso.
Madrastra: -Si no lo haces, serás tú el que pierdas la vida. Toma este cofre y tráeme en él el corazón de
Blancanieves.
Narrador: El arquero llevó a Blancanieves al bosque, y una vez allí, sacó repentinamente su cuchillo....
Arquero: -No puedo hacerlo.
Blancanieves: -¿Porqué queréis matarme?
Arquero: -Es vuestra madrastra quien quiere mataros. Corred y esconderos para que la reina nunca pueda
encontraros.
Blancanieves: -Por vuestra bondad quiero daros un beso.
Narrador: Blancanieves anduvo todo el día por el bosque, y se hubiese extraviado a no ser porque los
animales que habitaban en él, la llevaron hasta una casita pequeña, muy pequeña.
Blancanieves: -¡Qué maravilla! Que casita tan pequeña, ¿quién vivirá aquí? Si tiene de todo, pero todo
diminuto. Qué mesita, con siete sillitas y siete camitas, con el sueño que tengo.......Bueno juntaré las
siete y me echaré a dormir en ellas.
Narrador: Y mientras Blancanieves dormía, los siete enanitos que vivían en aquélla casita llegaron para
descansar después de su trabajo día a día. Pero al ver que había luz, ninguno se atrevía a entrar. Al fin,
decidieron hacerlo todos juntos, y cuando llegaron al dormitorio...
Enano 1: -¡Oh! Una niña.............durmiendo en nuestras camas..........
Enano 2: -¡Shhhhhhhh! No la despertéis......
Enano 3: -Y ¿por qué no vamos a despertarla? ¿Qué hace esta niña en nuestras camas?
Enano 4: -Ah..........cre....cre...creo....que....que.....que me he....const....consti.....constipaado. ¡Achúúús!
Blancanieves: -¡Ay! ¿Quiénes sois vosotros?
Enano 1: -Somos los siete enanitos que vivimos en esta casa, ¿Y tú quien eres?
Blancanieves: -Soy Blancanieves, tuve que escapar y esconderme en el bosque porque mi madrastra la
reina quería matarme.
Enano 2: -¿Matarte? Pues quédate con nosotros, aquí no te encontrará.
Narrador: A partir de entonces, Blancanieves cuidó de los siete enanitos, les hacía las camas, les
preparaba la comida, lavaba su ropa, y todos juntos vivían muy felices. Mientras tanto, en su castillo, la
reina, segura ya de que su belleza no tenía rival, se acercó de nuevo al espejo mágico y le preguntó:
Madrastra: -Espejito, ¿Quién es la más bella de este reino?
Espejo: -Oh mi señora, tu hermosura fue muy breve, la más bella sigue siendo Blancanieves......
Madrastra: -¿Cómo, vive todavía Blancanieves? ¿Dónde está?
Espejo: -Tu arquero te engañó, dentro del cofre te trajo el corazón de una paloma, Blancanieves se
encuentra en la casa de los enanitos en el bosque.
Narrador: La reina, loca de furia, bajó corriendo por unas estrechas escaleras de caracol hasta lo más
profundo del castillo. Una vez allí, entre aves siniestras y extrañas, preparó un brebaje con una fórmula
mágica, que vertió sobre la manzana más hermosa que tenía; Se disfrazó de anciana y se encaminó hacia
el bosque para buscar la casita de los enanitos, aprovechando el momento en que ellos estaban
trabajando. En el brazo llevaba una cesta llena de manzanas.
Madrastra: -Jajaja, le ofreceré a Blancanieves esta hermosísima manzana, y cuando la
muerda.....jajaja.......morirá para siempre.........
(Toc, toc, toc.)
Blancanieves: -¿Quién es?
Madrastra: -Soy una pobre anciana que vende manzanas, ¿me dejaréis descansar un poco en vuestra
casa? Soy ya tan mayor y estoy tan fatigada.......
Blancanieves: -Pasad buena mujer, pasad y sentaos.
Madrastra: -Gracias hija......tomad como recompensa......os daré la más hermosa de mis manzanas,
comedla, veréis que rica está.
Narrador: Nada más clavar Blancanieves sus blancos dientes en la manzana, cayó al suelo. En ese
momento llegaron los enanitos, habían sido avisados por los pajarillos del peligro que corría
Blancanieves, sólo les dio tiempo de ver salir corriendo a la reina bruja...
Madrastra: -¡Llegasteis tarde, ya nunca más veréis a vuestra Blancanieves! ¡Jajaja!
Narrador: Los enanitos armados con palos y piedras, y ayudados por los ciervos y demás animales del
bosque, porque todos, todos eran amiguitos de Blancanieves, siguieron a la enorme bruja quién huyó
entre montañas.......Desde allí comenzó a arrojar enormes piedras a los enanitos para impedirles la
ascensión.
Madrastra: -¡Jajaja! ¡No me cogeréis nunca, nunca!
Narrador: En aquellos momentos estalló una terrible tormenta y uno de los rayos fue a caer sobre la
malvada reina convirtiéndola en cenizas. Cuando los enanitos volvieron a la casa encontraron a
Blancanieves tendida en el suelo. Entre todos la colocaron en una urna de cristal y a hombros la llevaron
hasta el centro del bosque donde la depositaron rodeándola de flores, y sucedió que acertó a pasar por
allí un joven y hermoso príncipe montado en un caballo blanco, y al ver a Blancanieves quedó admirado
de su belleza.
Príncipe: -Decidme ¿Quién es esa joven tan bella?
Narrador: Los enanitos contaron al príncipe toda la historia de Blancanieves y conmovido, les pidió
permiso para trasladar a su palacio el cuerpo de la joven. Así pues se pusieron en camino, pero he aquí
que precisamente el enano tartamudo fue y tropezó con una piedra haciendo que todos rodaran por los
suelos.
Blancanieves: -¡Ay! ¿Qué ha pasado, qué ocurre?
Narrador: Muy sencillo, lo que había ocurrido fue que al rodar los enanitos con la urna y Blancanieves
saltó de su garganta el trozo de garganta envenenada que no había llegado a tragar. Todos se alegraron
muchísimo al ver que Blancanieves vivía todavía; Pero el más dichoso fue el príncipe que al poco se
casó con ella. Y claro, los siete enanitos fueron los padrinos de la boda, y todos fueron muy felices.

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