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Entre los 12 y los 24 meses, el niño/a sabe decir “no”, es uno de los primeros
gestos que aprende del adulto. Con esta negación va a ir diferenciándose como
sujeto, con sus preferencias, rechazando lo que se le ofrece o se le pide.
El niño de 2-3 años puede utilizar la retención de las heces como oposición a la
demanda de la persona que se ocupa de su crianza: rehusa obstinadamente a
vaciar el intestino cuando le ponen en el orinal y se reserva esta función para
cuando él lo desee. El aprendizaje del control de esfínteres, va a formar parte
del proceso de socialización del niño.
Vestirse, lavarse, comer, son actividades cotidianas en las que el niño/a va
progresando no sólo en autonomía sino en adaptación a los usos y tiempos
familiares.
Los componentes crueles de la pulsión: la inhibición en virtud de la cual la
pulsión de apoderamiento se detiene ante el dolor del otro, la capacidad de
comparecerse, se desarrollan relativamente tarde. El niño puede tirar del pelo a
su mamá, arañar, morder a otro niño si quiere arrebatarle algo... sin que
aparezca ningún sentimiento de culpa.
En la fase de transitivismo, cuando el yo-otro no están diferenciados, el niño
puede pegar a otro niño y llorar él. Es mediante la educación, es decir el
refrenamiento de esta pulsión acompañado de las palabras que le aseguran que
el otro también siente, lo que permite que el niño se ponga en el lugar del otro.
Ahí aparece la idea de semejante.
La culpa, es el sentimiento subjetivo de haber hecho algo mal, en el lugar de lo
que debería ser una buena conducta. Los términos bien/mal son adquiridos por
los niños en el proceso de socialización, primero como “lo que dicen los
mayores” (heteronomía, hasta los 6 años) y posteriormente interiorizando las
normas (autonomía moral).
Esta interiorización de la ley, se produce entre 5-6 años, y a lo largo de la vida.
La ausencia de sentimiento de culpa es un indicativo de riesgo patológico.
El placer del movimiento: las sensaciones placenteras que se producen por el
balanceo, el columpiarse, el ser lanzado al aire..etc. produce en los niños gran
satisfacción y piden al adulto la repetición incesante. También la actividad
muscular, en la forma de riñas cuerpo a cuerpo, carreras, y juegos violentos
sobre todo entre los niños, genera una excitación placentera.
En el desarrollo normal, el placer de la actividad, la exploración e investigación
del entorno y de los límites del cuerpo, va aminorando en beneficio de una
mayor simbolización y un placer en las adquisiciones culturales, de los
aprendizajes. A mayor desarrollo en el uso del lenguaje, menor activismo o más
orden en la actividad. Ese es el efecto de la socialización y de la educación.
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CIE – 10
– (F91) Trastornos de conducta
Según el CIE-10“ Los trastornos disociales se caracterizan por una forma persistente
y reiterada de comportamiento disocial, agresivo o retador que en sus grados más
extremos puede llegar a violaciones de las normas, mayores de las que serían
aceptables para el carácter y la edad del indivíduo afectado y las características de la
sociedad en la que vive.”
DSM IV- R
Trastornos por déficit de atención y comportamiento perturbador: incluyen trastornos
cuyas características son la desadaptación impulsividad-hiperactividad, o trastornos
del comportamiento perturbador (violación de derechos de otros, hostilidad, conducta
desafiante). Están incluidos:
Trastorno disocial
QUÉ DESCARTAMOS
Descartamos entidades clínicas definidas que pueden o no presentar trastornos de
conducta secundarios a la patología principal:
QUÉ QUEREMOS
Entender por qué algunos jóvenes se manifiestan, de forma persistente y
repetida, de esta manera.
Evitar la patologización, la discriminación o la criminalización del colectivo.
Sensibilizarnos con la forma de sufrimiento que provoca el trastorno de
conducta.
Reconocer el proceso evolutivo del trastorno y hacer una clasificación operativa.
o vigilancia extrema
Evaluación
• Entrevistas estructuradas o abiertas para realizar la historia clínica con los
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Tratamiento
• Existen una variedad de enfoques al tratamiento del trastorno negativista
desafiante, incluyendo programas de entrenamiento para padres, psicoterapia
individual, terapia familiar sistémica, terapia cognitivo conductual, y
entrenamiento en habilidades sociales.
- la desatención;
- la pobreza;
- violencia en el ambiente
• Tiene una vida narcisista. Todo gira alrededor de sí mismo. Qué conviene saber:
Que el joven no se adapta a su condición de fracasado, como persona, como
alumno,...Lucha por sostener una imagen ideal de sí mismo.
Los comportamientos propios del llamado “Trastorno disocial” pueden dar lugar a:
LA ANGUSTIA
“alegrémonos de que el niño aún nos moleste, significa que aún espera que le
digamos algo, que aún espera algo de nosotros”. (D.W. Winnicott, 1956)
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