Tema 7 (Desarrollo)

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TEMA 7: LA AGENDA 21 EDUCATIVA: EJES DE DESARROLLO

1. El modelo Agenda 21: características y tipología

La Agenda21, tb denominada Programa21, es el documento emblemático del desarrollo sostenible.


Fue concebida como una guía para la acción que, por un lado, pudiera ser contextualizada, ajustándola a las
necesidades, posibilidades y circunstancias locales. La Agenda21 local, en la cual cada municipio decide y
planifica su propio camino hacia el desarrollo sostenible.
El texto está articulado en cuatro secciones y un total de cuarenta capítulos. Tras el preámbulo una primera
sección se dedica a las dimensiones social y económica del desarrollo sostenible, y, a continuación, tres más,
respectivamente, a la conservación-gestión de los recursos, al papel de los grupos sociales, y a los medios
para poner en práctica y lograr los objetivos de la Agenda.
Características más genuina y significativas del modelo:
 La construcción de las agendas es un proceso abierto, sujeto a continuos reajustes y propuesta de
mejora permanente.
 Es un proceso endógeno, que debe ser gestado en el interior de las comunidades, cualquiera que
fuere su tipo, y entretejido con la cultura propia de cada grupo humano.
 Un requisito ineludible es la participación pública activa de todos los grupos sociales en los procesos
de toma de decisiones.
 Busca objetivos básicos en todas las múltiples dimensiones del desarrollo sostenible, ecológica,
económica, social, cultural, política, etc.
 Son elementos imprescindibles para la buena marcha del proceso:
-El compromiso de los líderes con los principios y valores de la Agenda global.
-La elaboración de un diagnóstico de situación riguroso, para lo cual es preciso construir
previamente un sistema de indicadores de sostenibilidad.
-El diseño de un plan de acción, a partir de prioridades establecidas por consenso, en el cual
necesariamente se incluyan mecanismos de evaluación de logros, fortalezas y debilidades,
orientada a la mejora.
1.1 La Agenda21 en el ámbito local

La Agenda21 encuentra en el ámbito local, por su mayor proximidad al ciudadano, la escala adecuada para la
eficacia de los procesos de sensibilización ambiental de la población. Las instituciones locales juegan un
papel primordial en la promoción y orientación del rumbo colectivo, y gozan de mayor agilidad que otros
niveles superiores de gestión a la hora de distribuir o reasignar los recursos disponibles, pudiendo
destinarlos a un amplio abanico de estrategias y actividades de educación ambiental.
La elaboración de la Agenda21 Local da lugar a un amplio movimiento mundial con realizaciones
innovadoras.
En el caso de España, es la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) quien asume el reto de
promover las agendas locales. En 2004 la creación de un Código de Buenas Prácticas Ambientales, una guía
de referencia para los Aytos., con el objetivo de reforzar y profundizar la versión española de la Agenda21 y
así sumar fuerzas para impulsar política de desarrollo sostenible y protección del medio ambiente.
El modelo que ofrece el Código propone dos instrumentos complementarios:
a) Una auditoría medioambiental en fases: diagnosis, plan de acción y plan de seguimiento.
b) Un plan de participación social con sus propios instrumentos facilitadores y su propio plan de
comunicación.
Respecto a la Agenda21 Local, mientras que la realización de la auditoría medioambiental es una cuestión
técnica, responsabilidad de expertos, la toma de decisiones sobre las principales y metas ha de ser
consensuada por la ciudadanía si se pretende, que esta se muestre activa y comprometida con el nuevo
modelo socioeconómico que tal desarrollo implica.
En muchas ocasiones es necesario impulsar una alfabetización ambiental básica, dentro del propio Plan de
Participación Social, una de las dos áreas complementarias de trabajo para la elaboración de la Agenda21
Local.
Disponer de Agenda21 Local es una tarea prioritaria que las entidades locales abordan para avanzar hacia el
desarrollo sostenible.
1.2 La Agenda21 en el contexto educativo
La Agenda21 aprobada en Río, en su artículo 36, titulado Fomento de la educación, la capacitación y la
toma de conciencia, se refiere expresamente a la importancia de la educación para dotar a los
ciudadanos de los conocimientos, actitudes, valores, destrezas y habilidades necesarios para un
desarrollo sostenible.
El texto apela a los países, las instituciones y las organizaciones internacionales y nacionales
competentes, confiándoles tres principales áreas de actuación:
a) La reorientación de la educación hacia el desarrollo sostenible; “deben ocuparse de la dinámica del
medio físico/biológico y del medio socioeconómico y el desarrollo humano, integrase en todas las
disciplinas y utilizar métodos académicos y no académicos y medios efectivos de comunicación”.
b) El aumento de la conciencia del público; campaña mundial de educación para reforzar las actitudes,
los valores y las medidas compatibles con el desarrollo sostenible.
c) El fomento de la capacitación; prioridad a la adquisición de conocimientos para el empleo y a la
participación en actividades relativas al medio ambiente y el desarrollo.
En cada una de estas tres áreas formativas, la Agenda global enuncia objetivos concretos y actividades para
facilitar su logro, que las distintas agendas educativas podrán adaptar a las prioridades del propio contexto.
Como estrategia recomienda la construcción de redes de cooperación, que faciliten la interacción entre los
diferentes agentes sociales, las instituciones y la ciudadanía.
Los centros educativos comenzaron a elaborar su particular Agenda21 Educativa, según las modalidades y
facetas: ambientación de la gestión y sostenibilización curricular.
1.2.1 La Agenda21 Escolar
El modelo de elaboración e implementación de la Agenda21 Escolar introduce en la escuela los
parámetros de la sostenibilidad a la vez que desencadena una dinámica comunicativa fluida
entre profesores, estudiantes, padres y madres, dirección, personal de administración y
servicios, y restantes miembros de la comunidad educativa.
El modelo pivota sobre la participación comunitaria en la toma de decisiones. Corresponde a los
miembros de la comunidad educativa establecer las prioridades, valores y principios; tb asignar
los recursos y decidir los procedimientos. Por tanto, el diagnóstico de situación y la evaluación de
resultados son dos mecanismos centrales del proceso.
El diagnóstico se logra habitualmente mediante la realización de una ecoauditoría cuya función
es identificar y valorar la situación del centro docente en los distintos aspectos implicados en la
sostenibilidad: ambientales, sociales, organizativos, educativos, etc. El proceso de reflexión
comunitaria permitirá a cada centro valorar la situación, consensuar las opciones de mejora y
emprender su propio camino para alcanzar modos de vida más sostenibles.
En cuanto a la evaluación de resultados, se orienta en un doble sentido: mejorar la calidad
educativa y medioambiental del centro escolar y promover la sostenibilidad del municipio,
creando para ello vínculos entre la escuela y otros agentes sociales.
El proceso está concebido como un camino es espiral, con etapas que se repiten pero siempre
desde niveles de logro cada vez más avanzados. Se trata de un proceso metodológico que, como
en el enfoque de la investigación-acción participativo, consiste en generar una secuencia
reiterativa de reflexión acción-reflexión.
En un primer momento se constituye un grupo de trabajo con representantes de todos los
sectores de la comunidad educativa y se desencadenan las dinámicas participativas encaminadas
a sensibilizar en el tema a toda la comunidad y poner en marcha la ecoauditoría ambiental, una
herramienta clave del proceso. Tras la toma de decisiones participativa, se elabora un plan de
actuación que se implementará y evaluará para, finalmente, servir de punto de partida a la
repetición del proceso.
El potencial transformador de los procesos de la Agenda21 Escolar no es menor. ”Las propuestas
de la Agenda21 Escolar no solo persiguen reforzar los conocimientos relevantes sobre el
contexto ecológico y sociocultural del centro, sino que lo hacen orientando las actividades a la
acción, incidiendo sobre los problemas para buscar vías de solución, y, de manera
complementaria pero igualmente importante, poniendo en práctica métodos democráticos de
participación y modelos de gestión sostenible”. (Bautista-Cerro)
1.2.2 La Agenda21 Universitaria
Junto a los centros escolares, tb la institución universitaria se sumó tempranamente a los ideales
de la Agenda21 global. Incluso antes de ser aprobado este documento ya se preparaba para
atender a los retos del desarrollo sostenible con un amplio movimiento de creación de
asociaciones y redes.
Diferentes agendas universitarias pretenden tres metas prioritarias:
a) Hacer sostenible la gestión institucional
b) Sensibilizar a toda la comunidad universitaria, muy especialmente a sus estudiantes,
mediante acciones formativas de carácter no formal, e incluso, informal, en las metas,
principios y valores del desarrollo sostenible.
c) Incluir los valores y principios de la sostenibilidad como objetivo formativo explícito en todas
sus titulaciones y programas, ámbito que se conoce como educación formal o estudios
reglados.
Entre las redes que surgen en la década cabe destacar dos principales, promovidas por sendas
organizaciones internacionales, una mundial y otra europea.
En 2000 se crea una red de redes global, la Global Higher, Education for Sustainabílity
Partnership. Inicialmente con cuatro miembros, la Internacional Assciation of Universities, la
University Leaders for Development, Copernicus Campus y la Unesco, hoy cuenta con más de un
millar de instituciones de educación superior.
Desde que la Agenda21 vio la luz, se han conseguido algunos logros; entre ellos: las
universidades han ganado en sensibilidad hacia el desarrollo sostenible, se han visto convocadas
a un elevado número de foros internacionales, han producido un amplio catálogo de
publicaciones científicas, se han asociado para impulsar proyectos de colaboración, han ido
apareciendo en su seno unidades específicas para difundir y practicar los principios de la
sostenibilidad, así como para promover tanto la ambientalización de los campus universitarios
como la sostenibilización de sus planes de estudio y procesos formativos.
En España, en 2008, el Grupo de trabajo para la Calidad Ambiental, el Desarrollo Sostenible, y la
Prevención de Riesgos, constituido seis años antes en el seno de la Conferencia de Rectores de
las Universidades Española, adquiere el rango de comisión sectorial.

2. La Agenda 21 Educativa: ejes de desarrollo


En los centros docentes la Agenda21 exige atender a una doble vertiente complementaria: por un lado, la
ambientalización del centro, y por otro, la promoción de la sostenibilización curricular.
2.1 La ambientalización de los centros docentes
Cada centro docente es un ecosistema básico. La ambientalización de los centros educativos se ha de
contemplar como condición e instrumento para afianzar en sus miembros actitudes generalizadas
favorables a la sostenibilidad.
La cultura del centro, o cultura institucional, un conjunto de intangibles constituido por valores, usos y
costumbres dominantes, normas implícitas y explícitas, todo ello impregnando el correspondiente
proyecto educativo, como un currículum oculto, es a veces tan influyente o incluso más que el propio
currículum explícito por sus consecuencias sobre los procesos formativos.
“Un proceso de reconocimiento de los impactos que se provocan en la cotidianidad y de los cambios que
deben producirse para contrarrestarlos […] Persigue que los individuos sean conscientes del deterioro
que provocan sus actividades y de la capacidad que tienen de modificarlas para que ese deterior sea, en
última instancia, mínimo o inexistente”. (Benayas et ál.)
Y proponen dos estrategias complementarias: la aplicación de una gestión ambiental eficaz y la
implicación en ella de la comunidad educativa mediante lo que denominan alfabetización ambiental.
Por lo que respecta a la gestión ambiental de los centros docentes, requiere una aplicación particular de
un enfoque teórico de larga trayectoria, que se inicia en la pasada década de los años 70 como
“reorientación de parte del pensamiento ambiental y como instrumento de diagnóstico y planificación
para la resolución de los problemas ambientales, cada vez más agudos en los países industrializados”.
Los modelos de gestión ambiental buscan controlar las actividades de las personas que afectan al
ambiente, con el fin de lograr una adecuada calidad de vida, previniendo o mitigando los problemas
ambientales. Estos modelos fomentan actitudes y pautas de comportamiento coherentes con el enfoque
de la sostenibilidad y cumplen así un papel valioso en el terreno de la educación informal.
Aspectos significativos:
a) La recogida de residuos de forma selectiva
b) El ahorro y la eficiencia energética
c) Consumo de agua, con medidas como: mecanismos de microirrigación
d) El transporte sostenible
2.2 La sostenibilización curricular
Definimos la sostenibilidad como el proceso mediante el cual los principios, valores y procedimientos del
modelo de la educación para el desarrollo sostenible logran permear el proyecto docente de un centro
educativo y las distintas materias de las titulaciones que se imparten en él.
La sostenibilidad operaría como un eje transversal de la vida del centro, “un proceso continuo de
producción cultural tendente a la formación de profesionales comprometidos con la búsqueda
permanente de las mejores relaciones posibles entre la sociedad y la naturaleza, atendiendo a los valores
de la justicia, la solidaridad y la equidad, aplicando los principios éticos universalmente reconocidos y el
respeto a las diversidades.”
Se trata de un proceso que permite “facilitar la consecución de los objetivos de formación referidos al
desarrollo de las competencias básicas para la sostenibilidad […] a través de una reorientación del
contenido de las materias o asignaturas, que es preciso trabajar desde el diálogo disciplinar y desde
criterios de sostenibilidad […] para integrar la promoción del aprendizaje de tres tipos de competencias
básicas: cognitivas, metodológicas y actitudinales”.
La educación para el desarrollo sostenible ha de vehicularse como una asignatura independiente, con
entidad propia, punto de vista menos extendido.
Los proyectos docentes deberían: “ impregnar de contenido ambiental el currículo, definir el propio
centro como lugar saludable y sostenible, en cuanto a la gestión de la energía, el respeto del entorno, el
reciclado de materiales, la organización de las salidas…; especificar la implicación de todos los miembros
de la comunidad educativa, familia, alumnado, profesorado y personal no docente, en la consecución de
los objetivos ambientales; fomentar la participación como elemento imprescindible para generar el
compromiso con el entorno natural y social.

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