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• Dios es nuestro Creador. Él es amoroso, santo y justo.

Un día ejecutará perfecta justicia


contra todo pecado. 


• Las personas fueron hechas a la imagen de Dios. Somos criaturas maravillosas y


asombrosas con dignidad, honor y valor. Pero por nuestra voluntaria rebelión contra Dios,
hemos pasado de ser sus hijos a ser sus enemigos. Sin embargo, todos los seres humanos
tienen la capacidad de estar en una relación restaurada con el Dios vivo.

• Cristo es el Hijo de Dios, y su vida sin pecado le dio la capacidad de convertirse en el


sacrificio perfecto. Con su muerte en la cruz, rescató a personas pecadoras. La muerte de
Cristo pagó por los pecados de todos aquellos que vienen a él con fe. La resurrección de
Cristo de entre los muertos es la reivindicación definitiva de la veracidad de estas
declaraciones. 


• La respuesta que Dios requiere de nosotros es que reconozcamos nuestro pecado, nos
arrepintamos y creamos en Cristo. Así que le damos la espalda al pecado, especialmente al
pecado de incredulidad, y nos volvemos hacia Dios en fe, entendiendo que le seguiremos el
resto de nuestra vida. 


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