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Recursos para el accionar del docente universitario

desde un enfoque interdisciplinario de la psicología

(Melanie Alba, Jeanine Añez, Sergio Burga, Mauricio Zárate, Armando Arano, Pamela Bahoz,
Mary Cruz Aliaga, Ronald Cabrera, Lucy Altamirano)

Las ciencias y disciplinas universitarias tienen distintas formas didácticas para su enseñanza-
aprendizaje; existen algunas en las que es imposible desvincular la práctica de la teoría y
viceversa. Así, el camino al aprendizaje de diferentes disciplinas varía, por la variable simple
de que cada ciencia tiene un objeto de estudio diferente, y que las metodologías son
diferentes. En esta línea, la docencia universitaria podría entenderse como una complejidad,
en virtud a la cantidad de saberes y disciplinas que están en cuestión, sin embargo, en todo
proceso se aplicara una metodología diferente; independientemente de la profesión que se
esté enseñando o aprendiendo.
La pedagogía universitaria cuenta con herramientas, que permiten realizar los procesos
educativos a partir de distintos enfoques. Ésta tiene como tarea mejorar la educación, a partir
de metodologías que involucran componentes cognoscitivos, afectivos, físicos y
conductuales, entre otros.
Según la Psicología Educativa, los docentes deben contar con una estrategia pedagógica
que tenga en claro los siguientes pilares:
1) Concebir el proceso de enseñanza-aprendizaje como un fenómeno didáctico y personal-
lógico a la vez, en una integridad cualitativa superior de carácter psicodidáctico.
2) La aceptación de profesores y estudiantes como sujetos del proceso de enseñanza y
aprendizaje.
3) La incorporación de aportes de la psicología cognitiva y del enfoque del procesamiento de
la información a la concepción del aprendizaje.
4) La búsqueda de diferentes estrategias que faciliten y estimulen un aprendizaje productivo,
independiente y creativo.
Entendiendo esto, la estrategia pedagógica a seguir para que los estudiantes universitarios
aprendan partirá de su aprendizaje anterior (conocimientos previos), es decir el recibido en el
colegio y en la propia familia; integrando lo anterior con lo nuevo. El paradigma conductista,
aportará insumos para este propósito; pues entendiendo la importancia de la observación de
la conducta como variable a evaluar, los docentes universitarios podrían atender a las
costumbres, reforzarlas con un estímulo positivo si son adecuados para su desarrollo o
eliminarlas con un estímulo negativo si lo detienen. Es en este punto que se aplica el
principio de “Aprender es Vincular Información Nueva con Conocimientos Previos”.
En cuanto al principio de “el Aprendizaje se Orienta a Metas”, puede ir de la mano con el
paradigma cognitivo, puesto que los saberes previos (teóricos y prácticos), son parte de la
construcción del conocimiento, aglomerando los procesos mentales previos con los futuros.
Además, tanto el docente como el estudiante, desarrollarán a lo largo de los cursos
universitarios una serie de habilidades intelectuales y estrategias para conducirse
eficazmente ante cualquier tipo de situaciones de aprendizaje y enseñanza; siempre con el
marco inherente de la percepción, codificación, memoria, análisis y pensamiento. El manejo
de procesos mentales que coadyuven a la comprensión y retención de información, está
íntimamente ligado al aprendizaje universitario, aunque quizás se encuentre particularmente
marcado en la enseñanza de teorías de las distintas disciplinas a enseñar.
Es necesario que la enseñanza universitaria quiebre el patrón-modelo y trascienda en los
estudiantes e incluso docentes; para este propósito se pueden tomar los postulados del
paradigma humanista. Comprender los factores subjetivos como formas de motivación,
reconocer la importancia de satisfacer necesidades psicológicas como el amor, la
autoestima, la aprobación social, la manifestación de la propia personalidad y la creatividad;
provocan que principios como “el Aprendizaje se Orienta a Metas”, sean una realidad, y es
que entendiendo las metas y aspiraciones de los estudiantes, será fácil generar un orden de
prioridades y camino al aprendizaje. En esta línea, el docente puede usar dinámicas y
ejercicios prácticos, donde las experiencias grupales, generen respuestas afectivas,
emocionales, y no sólo cognitivas; que determinarán ciertas formas de interacción y de
autoconocimiento.
En éste punto, debemos entender que la participación dinámica del estudiante es un
elemento que provoca un mejoramiento en el aprendizaje de los mismos y coadyuva en una
vinculación más armónica con los docentes; es decir, a mayor participación dinámica,
mayores son las probabilidades de un aprendizaje significativo, por cuanto se ha visto en
muchas experiencias que la baja calidad de una educación está relacionada a la escasa
participación activa del estudiante y a la enseñanza centrada en la memorización de la
información de manera pasiva. Continuando, el paradigma sistémico, con sus teorías
cibernéticas y de comunicación se manifiestan en el principio de “Aprender es Organizar” y
en el principio de que “el Aprendizaje es Recursivo”; en tanto, la interacción en el contexto
del cambio y dinámica permanente de la ciencia, obligan a que los estudiantes y docentes
organicen sus conocimientos, diferenciándolos cuando es necesario, pero también sabiendo
vincularlo ante la necesidad de hacerlo, generando retroalimentación entre estudiantes y
docentes. Considerando que las ciencias y las formas de percepción de estas varían y
evolucionan; lograr organizar los saberes es esencial para poder aplicarlos prácticamente.
Así mismo, entender que el carácter recursivo de los saberes también depende de la
adaptabilidad de los mismos, facilitando la enseñanza y aprendizaje en momentos de
cambio.
Por último, si el docente se pregunta ¿qué impulsa a este universitario a aprender? ¿Desde
dónde viene su deseo? ¿A qué responde? Probablemente pueda comprender que cada
estudiante tiene una historia que lo precede y que esta marca sus acciones y decisiones.
Seguramente no tendrá que realizar un análisis de la vida de cada estudiante, pero si se da
el caso de que alguno se encuentra tomando decisiones equivocadas, podrá apoyarlo a que
reconduzca su vida y su decisión asumiendo un camino que responda más a su desarrollo
personal, y para ello sin duda, es el paradigma psicoanalítico el que aportará con mayor
fuerza.
Tomando en cuenta el carácter conductista, el aprendizaje está también basado en estímulos
que tendrán efecto en el comportamiento de los estudiantes, por lo tanto el docente
universitario tendrá la capacidad de reflejar la satisfacción que genera el acompañar el
desarrollo de nuevos conocimientos, considerando ésta como un recompensa personal que
aporta en la formación, el saber y el desarrollo de los estudiantes.
Así, es evidente que la enseñanza universitaria debe ir más allá del pensamiento y de los
saberes anteriores, pero que debe ser capaz de tomar estos y adaptarlos a la dinámica del
mundo, y para ello es menester comprender que los paradigmas se pueden interrelacionar,
en procura de una integralidad en la enseñanza.
Detenerse exclusivamente en un paradigma, cae en un simplismo peligroso e improductivo,
esto equivaldría a no comprender que las sociedades evolucionan y los saberes cambian.
Pasa lo mismo con no comprender que las sociedades evolucionan y los saberes cambian.
Es esencial que el docente universitario impulse al estudiante a potenciarse, desarrollarse y
sostener una relación con su entorno. La educación debe complementarse y fundamentarse
en los valores del ser humano, y una visión más amplia y menos rígida del conocimiento.
Lo que significa que se debe motivar el desarrollo de cualidades de la personalidad del
estudiante, tales como: pensamiento crítico, creatividad, integridad, regulación y estabilidad
del comportamiento, entre otras, lo cual se torna una condición fundamental para la
formación y consolidación de las cualidades profesionales del futuro egresado.

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