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TEORIAS LITERARIAS Il. ENFOQUES DESDE LA CULTURA Y LA SOCIEDAD Daniel Altamiranda Abt WM P Daniel Altamiranda, Profesor y Licenciado en Letras (Universidad de Buenos Aires), PhD (Arizona State University), Doctor de la Universidad de Buenos Aires. Profesor titular de Teorias Literarias en el INADH, Profesor de Literatura Europea Septentronal en el Instituto de Enseitanza Superior “Mariano Acosta” de la Ciudad de Buenos Aires. Ha publicado estudios sobre teria lterara y diversos temas de literatura, con énfasi en autores hispanoamericanos. Es editor del Boletin de Humanidades del Colegio de Gra {dandos de la Facultad de Filosofia y Letras, dela Universidad de Buenos Aires. Coveditor de las series Spanish American Literature (New York: Garland) Enure sus publicaciones recientes se incluyen: Basta calla, segiin el manuscrito Res. 91 (Biblioteca Nacional de Madrid), ce P. Calderén de la Barca (1995), Actas de las equ. das Jomadas Internacionales de Lteratura Argentina-Conparatstica (1998), Relecturas, reescrituras. Artculaciones discursivas (1999). Coautor de Paralogtas, Una lectura del ‘mito del encuentro entre Expafa y América (1996), Coeditor de Literatura espafola: ura antologa (1995) y Theoretical Debates in Spanish American Literature (1991), Diversosarticulos y nota fueron publicados en Chasqui (EEUU), Torre de papel (EEUU), Excrtos (Universidad de Puebla, México), Cuadernos de Literatura Inglesa' Norteamne ‘ricana (Universidad CatSlica Argentina), Inver Literas (Universidad de Buenos Aires), Parecidos & Diferentes (Portugal), ncipit (CONICET), Romanistisches lahrbuch (Ale mania). Teorias Literarias 2. Enfoques desde la cultura y la sociedad DANIEL ALTAMIRANDA. Disefo de tap | Sergio Eduardo Dinger indice general Preliminar 9 Unidad 1 Hermenéutica y teorfas de la recepcién u 1. Introduccin - see u 2. Teorfa de la recepcién ‘alemana svn seseeevene 2 3, Jauss y la dimension histérica: el horizonte de expectativas «sneer 2B 4, Iser: el proceso de lectura y Janocién de lector impl¥eito ses 2» 5. Reader-response criticism: el lector competente y 1a comunidad intepretativa ce 35 6. Interpretacién y sobreinterpretacién... ce 43 Unidad 2 ‘Teorias de base psicoanalitica y psicolégica 45 1. Introduccién 2 Psicoandlisis freudiano y literatura .. .. 3. Explicacién psicoanalitica del procesocreador ws. 56 4. La critica arquetipica 5, El psicoanilisis estructural lacaniano sesesenenenenenes 62, 6. La lectura lacaniana de un cuento de Poe ....... sevsserseeeee OF ‘Queda Hecho ef depsito que mara ta Ley 11.723 nae , Restos nds fv deco Critica politica y teoria cultural 75 copyright © 2001 By Edtrial DOCENCTA Agilero 2260 @ 4805-5485/5329/8333/8434 (1425) Buenos Aires 1. Introduccién bene 7 1 oe7s06.060-8 2. Lakics y el debate sobre el arte modemd s..nnsne-r-nnnnn 82 3. Marxismo y estructuralismo a a1 ce sine ee oti 2001 4, Marxismo angloamericano contemporine0 «nner 99 gens 260 5. Raymond Williams y el andlisis de la ctltura ...eerrnseenese 107 8 Teortas iterarias It Unidad 4 Postestructuralismos y postmodernidad MS 1 Introduceién i ssn sess MS 2. Lyotard y las condiciones generales del conocimiento en los tiempos de la tecnologta de la informaci6n ..n.1nnnrnenone DA 3. Habermas y la defensa del proyecto de la modemnidad wn. 132 4, Jameson y ta postmodemidad como légica cultural del capitalismo taro wnnnnnnm 5, Teorfas sobre la ficcién y la metaficcién 6, La cuesti6n postmodemia en América Latina, Unidad 5 ‘Tendencias actuales 1. Introduces... 2. Foucault: discurso y poder... 3. Feminismos.... 4, Teoria del género 5, Estudios étnicos ... 155 155 157 6. Teorfas postcoloniales 182, Para terminar EI fin de la teoria? 193 194 197 1. En un contexto de guerras culturales 2. Las astillas del postestructuralismo .... 3. Cierre provisional Referencias bibliogréficas 205 Preliminares Reconstr es bueno, porque demuestra que siempre hhay partes que sobran: cualquier ‘odo es menor que la summa e sus partes. sear de Ia Borbola, Filosofia para inconformes n Jos preliminares de Teorfas literarias I, nos preguntébamos qué clase ide “saber” es la teorfa literaria, Para ayudar al lector a responder esta pregunta, exploramos una serie de modelos quedominaron lareflexién te6rica cenel campo de los estudio literarios durante el siglo XX: el Formalismo Ruso, la Escuela de Praga, el estructuralismo de los aos 60, el deconstruccionismo y la semitica de Tartd. Como tvimos ocasién de ver, todos estos programas de investigaci6n comparten una determinaciénheuristica comin: su abordaje de las distintas manifestaciones de lo literario como fendmenos de lenguaje. Es incuestionable que el lenguaje cumple, en la vida social, muy diversas funciones ~expresiva, representativa, prefiguradora del pensamiento— que oconstituyen en un poderoso mediador, en los planos cognoscitivo y comu- nicativo, entre el individuo y lo que lo rodea material (Ios demas individuos, larealidad exterior) y culturalmente (el ilimitado espacio de lo pensable). Sin ‘embargo, algunos pensadores contempordneos, en la Iinea de Jacques Derrida, han llegado a sostener que, en el universo de lo humano, no hay nada fuera del lenguaje. Si aceptéramos esta tesis extrema, no habrfa lugar para consi- derar otros recortes conceptuales que no tolerarfan la reducci6n de lo litera- rio a fenémenos puramente lingifsticos. Para dar cuenta de estas corrientes de reflexién alternativas, en Teorfas literarias II nos concentraremos en otra serie de enfoques que, sin dejar de reconccer la importancia del lengua- je, inscriben Io literario en las esferas de lo social y lo cultural, raz6n por la cual se justifica su agrupaci6n y tratamiento conjunto: las versiones contem- poréneas del modelo hermenéutico y su correlato en teorias centradas en el lector; las indagaciones de base psicolégica y psicoanalitica; la critica politi- 10 Teortas literarias 11 ca y Ia teorfa cultural; algunas variantes del postestrueturalismo y la Postmodernidad, ademas de varias tendencias recientes. Antes de dar por terminada esta breve introduccién, conviene recordar algunos de los principios que guiaron nuestra tarea de organizacidn y elabo- racién de tendencias y marcos conceptuales, durante el proceso de prepa- raci6n de estos materiales de formacién inicial en teoria literaria, En primer lugar, su cardcter panordmico, que determiné la seleccién de conceptos bisicos, textos y posturas representativos por su relevancia y significatividad, Lucgo, su carécter didéctico, al que se atiende a partir de 1a distribucién de la informacién en dos niveles: el de In exposicién teérica y el de las propues- tas de trabajo, orientadas a ampliar, complementar y aplicar, cuando esto resulta viable, las ideas y planteos te6ricos. Por iltimo, en el plano ‘metodoldgico, el respeto por los postulsdos de coherencia interna, determi- nacion histérica de la terminologia utilizada y sincronta explicativa que es necesario sostener al abordar la exposicién de un programa de investiga. cin, en la medida en que los datos empiricos no se manifiesten en contrario. En relacién con el procedimiento utilizado para realizar citas y remisio- hes bibliogréficas, nos atenemos al mismo criterio que empleamos en Teo- ‘las literarias I: una versiGn simplificada de la modalidad de citacin pro- uesta por la Asociacién de Lenguas Modernas. Por ello, se indica entre Paréntesis 0 corchetes, al final de la cita, Ia pdgina de la que se transcribe. Cuando es necesario, debido a que el contexto en que se incluye la referen- cia puede resultar ambiguo o poco preciso, se menciona el apellido del autor Citado y/o una palabra clave del titulo de la obra respectiva. Ademés, cuan- do se indica un estudio por primera vez, se seftala la fecha de edicién origi- nal. Las citas completas de las versiones utilizadas podrén encontrarse en la seeciGn “Referencias bibliogrdficas”, al final del libro Unidad 1 Hermenéutica y teorfas de la recepcién 1. Introduccién a actividad reflexiva centruda en el lector ha propiciado una reorientacién gener ene ebjes de estudio den invesgaion lesan, Serge, por ses are aj la esignacin de “Esa dela eeepeisn” (Recepondshenit) 0 *Teorfa de a recepcién”, contemporineamente coa el auge del estructuralismo en Francia, la vertiente dlemana se propone como una inslancia de superacién Ge as limitciones de los modsos eins precedents en paticul el forma lismo y el marxismo. Los sostenedores de la estética de la recepeisn han sido agrupados bajo la denominacién comiin de “Escuela de Constanza’, pomuees precisamente en la Universidad de Constanza, fundada en 1967 como institu- Cidn experimental en el marco de la reforma educativa entonces en marcha en Alemania Occidental donde desarollavon sus aividaes Fans Robert Jas C1g2t-)y Wetfgang ler (1926), as como tambien ss cscpos Rainer War sing. Hans Uich Gumbrecty Kanhenz Stel. aralelamente en os Estados Unidos varios esfuerzos individuales, entire los que se destacan los de Jonathan Culler, Stanley Fish (1938-),E. D. Hirsch, I (1928-), David Bleich (1940-) y Norman Holland (1927-) esponen aun problemi sil, dew pepe tivas teéricas diferentes aunque complementaris, Io que ha permitidoasociartos bajo ln expresion Readerresponse criticism. El axioma comin de estas post- :25 reas sosene quel sentido de un texto cali depend node autor 1 de objeto en sino de lo que el estor aorta en el acto de etura. Obra en consecueciamponereconsderar el valor eatin deca instancia de lao rmunicacién literati y desplazar el centro de interés iedrico hacia e estudio dela relacin ene texto y lector. Esta nueva perspectva, aunque cure un conjunto inorgdnico de esfuerzos, responde con todo a uns tendencia general que esta- blece una diferencia bisiea en los intereses de la investigacién en relacién con 2 Teoria literarias It {os alemanes: dejando de lado el problema del efecto del texto sobre el lector! Se Ocupa mayormente dela funciGn del lectoren la construcci6n del significado {2 obra, las convencionesinterpretativas y las diversas clases de leciores que los textos implican, Este conjunto de desarrollos recientes en Ia teorfa literaria entroncan, de ‘manera mas 0 menos directa, con la fenomenologfa y la hermenéutica cor tempordneas, disciplinas claramente interrelacionadas entre si, En relacion con esto, Mueller-Vollmer sefala que las Investigaciones légicas (1900) Ge Edmund Husserl (1859-1938), sientan las bases fenomenolégicas para la teorfa hermenéutica actual, “porque son mucho més que una exploracion de 6gica o de a sintaxis légica del lenguaje. También se ocupan de las condiz iones ontol6gicas del discurso significatvo y la estructura de aquellos actos de coneiencia que hacen posible que nuestras palabras ‘vayan més allé de af rismas hacia las cosas en el mundo’ [J. N. Findlay]” (29)? En la entrada escrita por el propio Husserl para la decimocuarta edicién de la Enciclopedia briténica (1929), se define Ia fexomenologia como “la fiencia de todos tos fenémenos coneretos propios a la subjetividad y la intersubjetividad” (663a), que ha desarrollado un método que cubre tanio la Psicologia como la filosofia, Para él, los seres humanos estamos acostum. brados a concentramos en los asuntos, pensamientos y valores del momen, to sin prestar, de ordinario, atencién al “acto de’experiencia” en que los aprehendemos. Pero dicho acto puede revelarse por medio de la reflexion dues aplicada a valores, asuntos, fines, etcétera, nos lleva a ver las experien- Cias subjetivas en que estos aparecen. La apariencia de estos fendmenos es Ser “conciencia-de” su objeto, ya sea real o ideal. Para aclarar la cues, ‘ion, Husserl desarrolla el siguiente ejemplo: [Le pereepcién de un cubo [..J revela una intencién® miikipe y sintética: una vatiedad continuada en la “apaticién” del cubo, de acuerdo con diferencias ca ee ee 1, a forma mds adicional de esa preocupacién se plasma en el anni de ta “atncion atria’ cs dcr, el esi de as actos de ot ares aca Ss pon al en ot las capectativas convenionales de su pubic, snare una ches disperse ee Feepucss emacionales ¢ itletsles por pare de sus Iecore, A aves can Cre sstledo de examen dels diversas convencons de que dponen sory nice vec sc erfico popone como tues fundamental inons In hia se ie 2 Ens primera de its insesgaioes, Hane describe ln as de conten de gait ta como ocen en nestor y presenta un resumen de Ua eos dl oe eno sig, desrllads a pair dele estuctuas dela experiencia emomanatrne ete 2 Musser aclara gue of tenn “intencional™ ha edo toma de Te ocdene iar e sani de "cfrenci" senile! ennene Hermenéutica y teor‘as de la recepeién 13 dena diferencias en “per unos de vista dead a uses svso 9 gue carresponden a ne Posty toda eifreci snr ln pare de alate ‘oietihane en ome ya pre de a gue noe vita ie pemanse, por oo tla indtermin’y in ase spon gamete La Gin de esta “coven de-aspects-aparcidny del modo de ssfei, mesa auc cada fase intevaloesyaen si mista una “eonienea-de” alg. (6593) Af, la fenomenologfadstingue Ia concienia, como fucultad del suet, del mundo exterior pero reconoce que sujeto y objeto estan interrelacionados, de manera tal que no puede existir un acto de conciencia sin su objeto ni puede haber un objeto sin un sujeto que lo aprehenda. ' En el terreno de la teorfaliteraria, el impacto més directo de Hlusser! se dio através de a obra desu dsepulo Roman Ingarden (1893-1970), quien expuso su ideas en dos estuios complementais: La obra de at itera ria (1929) y Sobre la cognicién de la obra de arte (1937). En el primero de ellos, se describe la obra de arte literaria en términos te6ricos, ulizando ampliamentelaconcepeisn fenomenoogic, para eaborarun nisi d os modes en gue experinentamos Is teratura como asootcimiento nico la concenca, Ingaren seala que “mientras no asumamos una actnad fenomenoligiea hacia objeto de nuestra investigei, dg baci esencia de la cosa, tendremos la tendencia de pasar por alto lo especiicament iteraro, dereduciloaalgo qe yastbemos”yagrega que “tal es el caso de casi todas las consideraciones de Ia obra literaria. Es todas telidas psicologisticamente” (29). Retomando la dstinién entre objets eles dealesdesrrollada por é © is ra lite- cl, Ingarden se pregunta a qué clase corresponde asignar la o fart En su respuesta restara le compronson dela bra tao et cuanto abjeto pu Last a er tidad fisica porque con- pjeto puramente ideal as{ como también en tanto enti 0 sidera que, fen a esta duaidad a obra de ate debe ser tratada como un objeto inteneional, conti ena conieneiaa través den ato de lect ra. El siguiente pasaje permite ver el modo de argumentacién que emplea el autor en el tratamiento de la cuestién: 1, Muter-Vollnes ha crcerizao te lain ene exo oxen de siguiente mare: in La ove terra Inga Yas ests de un ora teal ode sparentement ota independiente el sho de gue ue obra de ae costye an bee 28 pun so dao.) Em Ste I aici cra de rte dese ea ae 3 esta oa en rein oni irene tides eau como srs, adits del proceso de “cotprensidn’ y “conctetizais Sin expla de ages das La ln rn ane icra eo pol soa ngs de i inerpcaion como aettdad mea “seteese” GD 14 Teortas literarias It un chet fea eal. De iamedito nos comvenceenes fe ee resolver este problema de “fo, dbidaa que bay vaio ager om ‘especioa cada nade estas os posibldaes muuamene cate nes or jth leg ser enon puna pccisoenelemposPoderSa re ae ‘con cierto prado de certeza, la época de su formacidn. Todos estin de acuerdo enan Fauso ha exis desazel momento eu ortneiéa, tone mene lo qu bier deciresodehublarde sy exitena Canter ee adentrfamos de acuerdo engue desl tempo desfornaionrsn ses lc Goste haya ena sujeta camblos de algin ips vente onda ee axe rid Sueno madedpoaracinchoceauee sh en sje introduc ot. A pesar de eto la obra itsars en eam en siempre y cuando los cambios no sean demasiado extensos. Luepo, con ba: 4 pseveraciones, se tiene que considerar una obra literaria como un obj val Peto sermons te iterara como ut ejea ea Pea ee aegacque ese mismo Faso es bjs eal Pte hesha,jquéméses ext cbasinouma mull deen ee cee eaeaaiee Mas, el enunciado, la oracién gramatical, no es nada real, como se obser a co frevuencia, ies que no se supone que es un sede sn del ee the es tid de un tio de conepos(eskunmngen que oats oer ee ja ua alga un su gneie Sila oa tear ation Se ae chen ideal seiinconebibe que legussetenntiompads ee oe urane el deveni desu existent. Commo en elidad seh foe ‘obra literaria difiere radicalmente de otras objetivaciones ideales, satin 1a glo consecuencia de esta imposibilidad de caracteizar adecuadamente The aicién del objeto en tos términos heredados de la fenomenologia “fuarden genera una nueva categoria, la de los objetos puramente son ainacionales’- que son aquellos que dependen dela voluntad dei autor y iden pee ea as expeiencas subjetvas que ls creron (37), Esta sar de ser anticipada con carécter provisional, le permite av. le ; ite avanzar gel indagecion de le naturaleza de la obra iterari, cuya estructura funda- ental est constituida por varios estr rogéneos, interrelaci poet pe atos heterogéneos, interrelacionados Hermenéutica y teorfas de la recepeién 15 cas), Iuggo, el “lado” de ls objeto y sus vicistudes que logranrepresentaciénen los enunciados correlativos. (52), Ingarden dedica la mayor parte de su estudio a caracterizar cada uno de los niveles definidos. Los dos primeros, que conesponden a los niveles f6nico yy seméntico, no presentan mayores dificultades de comprensién pero los ‘timos requieren de algunos comentarios aclaratotios. En principio, el es- trato de aspecios esquematizados, que se refiere a las diversas perspectivas desde las cuales se ven los estados y situaciones, predetermina el modo de aparicién de Ios objetos representados.' Por otra parte, en el estrato de objetos representados, proyectados en la obra de arte como “un esquema formal de muchos puntos indeterminados” (295), se incluyen el espacio y el tiempo y todos los elementos “temticos” de la obra. Como advierte Ingarden, la naturaleza multi-estratificada de la estructa- ra no agota en sf misma la esencia peculiar de Ta obra literaria. Es a través del juego de estos estratos que la obra se concretiza en la conciencia y es esta concretizacién la que rompe con Ia separacién tradicional entre la sub- jetividad de nuestra interpretacin y la objetividad de la existencia del libro ‘como cosa, ‘Si no hubiera concretizaciones de la obra es.arfa totalmente separada de la vida humana conereta como por un muro impenetrable Las concretizacionesconsttuyen, a su manera, el eslabsn que conecta al lector con Ia obra; emergen cuando el lector se acerca als obra cognaseitivayesttieamente Sin embargo, yaque lasconcretizaciones son la nica forma en que Ta obra puede manifestarse a lector en su pleno desdobla- ‘miento y son la tnica en que puede aprehender la db: y y2que, al mismo tiempo, cada cconcretizacin contiene,ademds de los elementos que expresan la obra, oiros que la ‘complementan y la modifican en varios aspectosy, Finalmente, ya que Ia abrunmadora ‘mayorfa de las concretizaciones expresan la obra s6loinadecusdamente,el desarrollo el canjunto de coneretizaciones tiene influencia considerable sobre la obra misma sufre varias transformaciones debida a ls cambios ocurrides en las concretizaciones. ‘Obviamente, eta es posible so bao la condiciénadicional de que, cuando eee lector ( espectader en una fancién) tenga una cients actiud hacia Ia obra; pero esto 85, Aespués de todo, el caso més fecuente yes totalmente natural. (410) 1. Ingarden presenta el siguiente comentario para carifiar a eign de aspect: “Por ejemplo ts historia de novela de Romain Rela, Ame enchonce “ke eva a cabo (0 "tome gat) Aono solemos decic~ en Pals Se representan en ln novela civersaseales de la capital frances, Dents por sata gue ello de eta novela na cone Paris por propia exper ia Bn estar, "actulca enzo de oss cos, lo spect predeterinaos 2a Hvels de is cae dd Sim amar, detda «go none he expemetad en cle ey peepeigh “cunizadon por puedo ser semejantes en detalle on for aopests qe hubs expermentade a ver eta sos eal Los podeermipados eagucmas (oe enquemat) de aspects siempre se xin cumplieno y siempre te llenan, mice el Tetr lee" (10. 16 Teorlas titerarias It En Sobre la cognicién de la obra de arte,’ Inego de resumit st estudio cial de Teneo Serie de “Enunciados bésicos acerca de la estructura esen Gial de la obra literaria de arte”, Mega ala siguiente definicion de In misma como una estructura intencional: une formacién puramenteintencional que tiene la fuente de su seren actos de [opeeTsiaeeativos desu autor y cuyo fundamento fsicg est en el ext sao (J En virtad del estrato du ¥ reproducible, de manera que se convierte en un os Felativoa una comunidad de lectores. De este modo noew.on ha ino que teasciende todas las expetiencias de conciencia, ana lector (Warning 36). Como la obra es una formacicn esquemética, posee “lugares de indeter- sentac£8 Particular en el estrato objetivo, ya que ningin objeto repr seul Puede estar exhaustivamenteespeciticado. Ello abre dos wodalda, Sep de Hectura: una, concentrada en identificar los lugares de inderer wie, cin y dejarlos asf para aprehender la obra en su estrietura caractetistica; y rag la mas frecuente, que “completa” dichos lugares: “En la consreun 4a obra literaria se sueten eliminar algunos lugares de indeterminacién, le- Fg tos con detales concretos o al menos se restrnge la gamma de sovata, lidad de esos detalles" (45), La hermenéutica, tradicionalmente entendida como una disciplina uni- Faisal orientada ala comprensién de textos, adquiere una dimension tcc, fica en pensadores como Martin Heidegger y Hans-Georg Gadamer, cuyas indagaciones sobre el problema de lainterpretacion provecarenres signifi. cativo impacto en la teorfa literaria actual, [apublicacién en 1960 de Verdad y método de Gadamer inicié un agita £ debate en los campos dela ilosofa, Inhistoria, las ciencias seca ylas humanidades que condicion6, en buena medida ls diseesiones, ideot6gicas 2 snc todol6gicas en Alemania Occidental durante ia déeada del seconts yel Gadannas cil siguiente. En el prologo ala segunda edcisn alemana (1963), ido considerar que las “cien- ——— ee dismene ue ted” 20, Tadn obra gu lize o twin “ogicién en lve espurcncsde accrAten) 3 fla de uno mejor para ears code a roe edad Mcgee ge 0 Conair de erat Hegases ame #8 tiie a line observa en una nota gue vem pana re onto alebea Comptcnda, aus fea, POD, Qu claret iden una sain erga att conduces un cuslure oponeie a pookif que designs ua selsideh grain awe ‘onduce 2 un eonosimienta efectva” (2095 Hermenéutica y teorfas de la recepeién 7 7 ismo alemén y fue- as humanas hist6ricas, tal como surgieron del romanticismo al - son imbuidas del espiritu vier ua hetenci humanistica que ls dstingue de tos las ota clases deinvestgucin mo- derna y las conecta con otras experiencias diferentes, extracientificas God de validarse a sf misma sobre la base de lo que construye como. Unidad 2 Teorfas de base psicoanalitica y psicolégica 1. Introduccién A pesar de que, como sefiala el critico inglés David Daiches, las obser- vaciones y comentarios “psicolégicos” sobre el proceso creativo y los tex- tos literarios son tan antiguos como la reflexién misma sobre la literatura, s6lo con el surgimiento del psicoandlisis, en la Viena de fines del siglo XIX, se inicia una discursividad sistemética y con orientacién te6rica que aborda los estudios literarios desde la perspectiva de este constituyente particular de la naturaleza humana, Elpsicoandlisis es una disciplina clinica einterpretativa que ha impactado en los estudios humanisticos por varias razones. En su sentido més amplio, como observa Lionel Trilling en La imaginacién liberal: La psicologfa freudiana es la nica explicacin sistemstica de la mente humans ue, en sutleza y complejidad, por su interés y poder trigico, merece ser destacada entre lamasa eastica de observaciones psicoldgiess que laliteraturalha acumulado ao largo de los siglos, Pasar de la Jectura de una gran obra literaria a un tatado de psicologfa académica es pasar de un orden de percepcién @ otro, pero la naturaleza humana dela psicologiafreudianaes exactamente la materia sobre la que el posta ha siempre ejercido su arte, Por lo tanto, noes sorprendente que la teora psicoanalitica haya tenido un efecto tan grande sob la literatura. Mis adn, la elacin es recfproca y el efecto de Freud sobre la literatura no ha sido mayor que el efecto del literatura sobre Freud. (50) Las teorias de Sigmund Freud (1856-1939) sobre la cultura, la sexuali- dad y la constitucién del yo despertaron un apasionado interés entre los principales escritores de la primera mitad del siglo XX, entre otros James Joyce, Virginia Woolf, T. S. Eliot y los surrealistas, asi como también viru- lentos rechazos, como el de Jorge Luis Borges. Numerosos investigadores han reconocido que el enfoque analitico desarrollado por Freud contribuye a explicar los ‘significados latentes” de las obras de arte y la naturaleza del artista en tanto hombre. Este énfasis abri6 una etapa de exploracién inicial, si6n por la neurosis del artista, lo dominada por una parte por la preocupa 46 ‘Teorias lterarias IT que condujo a una Ifnea de indagacién que podemos denominar psicobiogrifica, y por otra por la relacign entre el arte y el suefio. Sin em- bargo, con el correr del siglo XX, el psicoandlisis freudiano y sus derivacio- nes llegaron mucho més lejos al poner en circulacién ideas y configuracio- Fes conceptuales que permiten iluminar problematicas centrales de la teorfa literaria, tales como la del Lenguaje, el sujeto y Jos procesos de lectura ‘Como ya se ha dicho, el primer desarrollo de una investigaci6n literaria de base psicoanalitica se orient6, fundamentalmente, a la actividad critica antes que a la te6rica, Sin embargo, por el cardcter especulativo propio del psicoandlisis,' los elementos tedricos —nociones y conceptos— aparecie- ron desde e! principio imbricados en los comentarios de textos particulares. Las primeras generaciones de eriticos freudianos adoptaron un modelo de lectura que se basaba, principalmente, en el comentario temitico o, si se quiere, “terapéutico”, de las obras literarias. El presupuesto que comparten estos investigadores es que la obra despliega las fantasfas inconscientes del autor. En consecuencia, el texto y su creador ocupan el lugar que corre: onde al analizado en la entrevista psicoanalitica en tanto que el rol comple- mentario corresponde al eritico. Evidentemente, esta ha sido una postura reduccionista que provocé innumerables objeciones, ya que las condiciones de comunicacisn durante e! tratamiento psicoanalitico de un paciente con- creto son diferentes de las de la comunicacién literaria. ‘Aparte de varios comentarios puntuales de textos hechos por Freud, que veremos mas adelante, los primetos trabajos psicoanaliticos sobre la litera- tura giraron en tomo a la aplicacién de la teorfa de los suefios, como se aadvierte por ejemplo en “La poesia y los suefios” (1912) de Frederick Prescott Pocos alios més tarde, Ernest Jones (1879-1958) elabors un ensayo sobre ‘La teorfa del simbotismo” (1916) en el cual articulaba las estructuras ele- mentales de la representacién simbélica en el sueio y la literatura. Sin em- bargo, Jones es més reconocicio por “El complejo de Edipo como explica- i6n del enigma de Hamlet", publicado en el American Journal of Psychology (1910), texto que después de una compleja trayectoria edito- Hal, que implicé diversas reescrituras y ampliaciones, se edit6 en forma de libro como Hamlet y Edipo (1948). Aqui, jones reclabora las observacio- I Uns de las cuestiones mis fervientemente debalidas en torno del psicoandlsis es su extatus lento. Segun Wright, "si se da ala ciencia una defiicin posts el psteoanaiss no pede omtrse entre as cients fsieas. Por lo tao, o se puede evaluar sus porblgadcs si an oo Se precisa qué es 0 qué puede hacer una eienca. Y, presisameme el apore mls initesate det Psicoanlisis consiste en su implfeito evestionamiento de Tas Teoras ilsGtiew tradctowales Acerca de emo se adguiere el conocimiento" (2) Teortas de base psicoanalitica y psicoldgica 47 nes de Freud sobre ambos personajes, para puntualizar las motivaciones edipicas que pueden descubrirse detrés de la postergacién de la venganza que debe llevar adelante el personaje shakespeareano, En el capitulo inicial, titulado “Psicologia y estética”, Jones desta aportaciones del psicoandlisis al estudio de los textos culturales: a las nel curso dels skims aos sha renovado el interés por a Investigacion anaes delay has de ae logan os amino etude Feud quehan sri itor ls nis ana doie pee ce rsa y pois, Preud ha demostado qu eh lo conceriente asus principales Caractere, les mecantses enen ches puntos en comin con aquelos que “Sibyacenen proceso sigue sparentrente it nts, camo el she, fa clabre- Cin de juga de pala y tox snonaspso-eurtcos: ms An, aos estos proces extn ftimamentecelaionados cn las fanasts, a reaiacién Je deseosinconsciets, a represion psiolgie Ia prc de recuerdos ffalesy invida ucosexol del indian Comm era deeper os conesmenosaguiios tredlaneel metodo picoanalico de Freud an esta ser unaayuda my vallosa paca recalve ls problemas plcodgiosplaneado pot los mis oscuros més de TE scciony el dese delos hombres De hecho es difsiaginr una forma entfca de abordar estos problemas gue prescinda de apace diecin de os lementos ins profunos y secrets dela sigue (11-12) Otro de los primeros discipulos de Freud que realiz6 importantes con- teibuciones al estudio de la literatura y de la cultura desde esta perspectiva fue Otto Rank (1884-1939). En E! mito del nacimiento del héroe (1909) presenta una erudita recopilacién de varios motivos centrales en los mitos culturales, como son el héroe, el doble y el tera del incesto. Sobre este ‘timo tema profundiza en El tema del incesto en ta literatura y la leyen- da (1912), Finalmente, en El doble (1914) retine ejemplos de Doppelganger en la obra de E. T. A. Hoffmann, F. Dostoievski, Robert Louis Stevenson, Oscar Wilde, Guy de Maupassant y Edgar Allan Poe. Ademas de ofrecer noticias biogrificas pertinentes, elabora varios planteos tedricos sobre nar- cisismo y proyeccion. En Ia linea psicobiografica se destaca et tretado de Marie Bonaparte (1882-1962), Edgar Poe, estudio psicoanalitico (1933), que merecié un breve pero elogiaso prélogo de Freud: c yeetado Ta luz del Mi amiga y diseipula Marie Bonaparte con est libro ha proy pcos sobre a vida a obra de wn gran ret patlgicamente setae, ‘Merced a su labor de interpretacin, comprendems ahora euntos de los earac ue aparecen en sus obras extn eondicianados por Ia personalidad del autor: pero también aprendemos que ésa ea, au va, el sedimento de intense Fciones afectivas y de dolorosas vivencias de su temnprana juventud. Tales estudios no pi 48 Teorias literarias IT tenden explicarel genio del pocta, pero demuestran qué motivos lo han despertado y {qué temas e impuso el destino, Hay, sin duda, un particular atractivo en estudiar Ie Heyes de la vida psiquica humana en los individuos més sobresalientes, (Wuevos lecciones 3223) Bonaparte adopta la tesis freudiana segin la cual las obras artisticas, cuya construccién se parece a Ja de los suefios,revelan la psicologia profun. dda del creador y presenta a Poe como un escritor que transformé en ficcién sus traumas personales, en particular la muerte de su madre cuando tenia dos aos, De acuerdo con este enfoque, la finalidad artistica inconsciente de Poe habria sido reestablecer un vinculo vivo con una mujer muerta, del cual quedan sefiales en el contenido superficial de los textos y que puede Teconstruirse a partir de los personajes, los paisajes y la arquitectura como Tepresentaciones sobredeterminadas de figuras y temas obsesivos." 2. Psicoandlisis freudiano y literatura Alo largo de su carrera, Freud recurrié a la historia cultural y, en particu- Jar, ala literatura para hallar ejemplos que confirmaran sus hailazgos elfni- Cos: los modelos descriptivos de los procesos psiquicos, el concepto de re- presiGn y la significacién de la sexualidad infantil ~el complejo edipico — €n la experiencia humana normal y neurética. Freud analiz6 los personajes de Edipo y Hamlet en La interpretacién de los suefios (1900); algunos aspectos de El mercader de Venecia (la eleccién de Bassanio de un cofte de plomo que contiene el retrato de Porcia) y El rey Lear (la reconciliacién de Lear y Cordelia) en un ensayo de 1913, “El tema de los tres cofies”: los personajes de Lady Macbeth, Ricardo TIT la heroina de Romersholm (1886) de Ibsen, Rebecca West, en Varios tipos de cardcter descubiertos en la labor analitica (1915). También escribié un minucioso andlisis (1907) de Gradiva de Wilhelm Jensen y un estudio de Los hermanos Karamazov de Dostoievski (1927), 1. Ouos destacas ericosfreudanos fueron Exc Erikson (1902-7), Lionel Tiling (1905-75), ‘utr de yo en cpovcion (1955) y Sinceridad y atenlcided (1972) y Eamued Ween vise [2720 quien en The wound and the how (La heriday e] arco, 1941) toma la obea de Schoen, Filoctees como alegota del artista: Filocietes, que habia sido abandonado co una ile dene Porque suis de una herida pestle, uc requcido por sus computers tess pores he ban su arco mégico para la guerra de Troys. MetafGricament, al aista cospties ous vines ‘aivas con un enfermedad que lo apata de Ia comunidad, Mas recientemen, Feder Cons (4938-) contibuy6 a ls erica psicoanaltica con Lou pecados del padres fos toms hence Hawthorne (1866) y Psicoandiss y proces lterarls 1910) Teorias de base psicoanattica y psicoldgica 49 Entre los estudios sefialados, La interpretacién de los sueflos ocupa un Inga canal debido a aoe petite cont wt odo henmenfason que puede aplicarse tanto a los suefios como a las obras literarias, Para Freud, el suefio pose un contenido manifiesto y otto latente, que el procedimiento analitico lleva a descubrir: “Las ideas latentes ye! contenido manifiesto se os muestran como dos veisiones el mismo contenido, en dos idiomas dis- tintos, 0, mejor dicho, el contenido muinifiesto s2 nos aparece como una version dees ideas ltentes a una dstnta forma expresivacuyos signs y regis de consuucc6n hems de apreer or Ia comparacin dl orginal con la traduccién’ (516). De manera setnejante, ef contenido superficial 0 manifiesto de una obra literaria contiene un significado profundo, latente, que puede descifrarse a través de Ie interpretaciG Uno de los pasajes mas notables del estudio sobre los sueftos es un co- mentario de la leyenda de Edipo, tal como ha sido transmitida en Ia obra de Sotoces Su inelusin es pertinent en a medi que Feud etiende que esta leyenda “procede de un antiquisimo teria onitico” (508); el tema del incesto. sincere ai pd Layo ee ye Ys. htm tmnt ir, ues un oil i preico sep i! Mo ge Yaa Heauenes em ten Recipes ele El TE Gna ete’ pe Dasma ori hee cou aan gas oe woh nes a re To potencialmente erstico, es pues proponer la hipétesis de Ia falta de rupcura potencial del continauin entre 10 Ihomosocial y lo homosexual, un continuum cuya visibilidad, para los hombres Je ‘nuestra sociedad, estéradicalmenteinterumpida. (1-2) Sedgwick observa que, en las sociedades patriarcales modernas y a di- ferencia de lo que sucede en las primitivas, como por ejemplo la griega, se establece el principio impricito de “heterosexualidad obligatoria” o compulsiva, a partir de un sistema de parentesco dominado por el vardn que tiene por finalidad asegurar el dominio y control social del subgrupo. En este tipo de estructuracidn social, la homofobia se vuelve una consecuenci necesaia o, 1 Naomi Schor scala, ademés, toe ts clomenos a ener en cuenta ara defini rien de ‘ee programa de investiguidn: el cambio generaional, el agolsmiento del paredigma guc habia ominado el feminismo hasta entonces el impacto prosvcigo gor La historia deta sexualided de Foucault a 174 Teortas literarias 11 como establece Gayle Rubin, “La supresi6n del componente homosexual de Ja sexualidad humana, y como consecuencia, la opresién de los homosexua~ les es... producto del mismo sistema cuyas reglas y relaciones oprimen a las mujeres” (apud Sedgwick, Between men 3) A partir de esta observacién, el examen de la relacién entre deseo sexual ¥y poder politico se orienta, por una parte, a recuperar las diversas formas de anélisis que permiten describir adecuadamente las asimetrias, hist6ricamen- te variables, del poder (clase, sexo, raza) y, por otra, a examinar las modali- dades de representacién o, en otros términos, de qué manera la sexualidad funciona como significante de las relaciones de poder. El debate que abren los estudios de género sobre supuestos culturales ampliamente aceptados (por aquiescencia o imposicién), obligan a Sedgwick a acotar y contextualizar sus indagaciones en los siguientes términos: Como mujer y feminista que escribe (en parte) sobre la homosexualidad maso lina, siento que debo explicitar especialmente las bases poltias, los supuestos y ambieiones de este estudio. Mi intencin a lo argo de 1 ha sido conducie una inves tigacién antihomofdbica y feminista. Sin embargo, la mayor parte de los (pocos) andlisis poblicados hasta ahora sobre a elacinentte las mujeres y lahomosextali= ‘dad masculina han estado en un nivel ms bajo de sofisticacién y cuidado que los nilisis feministas o de los gays por separado. Por la ausencia de formulaciones Dracticables sobre el espectro homosocial masculino, esta literatura ha suscripto,con ppocas excepciones uno de dos supuestos: o bien que los gays y todas las mujeres ‘comparten una alianza “natural”, ranshist6ricay una identidad esencial de intereses (por ejemplo, romper los estereotipos sexuales),o bien que la homosexualidad es un epitome, una personificacién, un efecto o quad una eausa primaria de la misoginia ‘Yo no cteo que ninguno de estos supuestos sea verdadero, En especial, ya que este estudio discute un continuum, una congruencia estructural potencal,y una elacion (Gesplazada) de significacién entre as rlaciones homosexuales masculinas y las relaciones patriarcales masculinas que oprimen alas mujeres, es importante enfatizar |que no doy por supuestoni sostengo que el poder pariarcal sea primariao necesari. ‘mente homosexual (como algo distnto de lo homosocial) o que el deseo homosexual ‘masculino establezea una relacin primariao necesaria con la misoginia. Cualquiera de estos argumentos seria homofébico y, cto, inadecuado, Sostendré, sin embargo, «que la homofobia dirigida por los hombres contra los hombres es miségina y que tal vez esto sea una asociacidn transhstéria, (Por “mis6gina” quiero decir no solo que 6 opresivo de lo que se llama ferenino en los hombres sino que es opresivo de las mujeres). El mayor potencial dela confusinradica aqui. Debido a que Ia “homose- xualidad” y la “homofobia” son, en cualquiera de sus avatares, construcciones his- \Gricas, debido a que parecen preocuparse intensamente una de la otra y suponer formas entrelazadas o especulares, ya que el teatro de su lucha parece ser intrapsi- {quico o intranstitucional, asf como también pblico, no es siempre fei (a veces apenas posible) distinguiras ente sf. Ast, por ejemplo, el estudio freudiano del Dr. ‘Schreber muestra con claridad que la vepresidn del deseo homosexual enn hombre Tendencias actuales 175 «que, para os parimetros del sentido comin era heterosexual, le provoes una psicosis Paranoide;e] empleo psicoanaltico deestapercepciGn sin embargo, ha sido, no contra | homofobia y su fuerza esquizofréniea sino contra la homosexwalidad -contra los hhomosexuales~a favor de una asociaeién ene “homosexualidad” y enfermedad men- iones semejantes han marcado las discusicnes dela relacign entre “homo y fascismo. A medida que la naturaleza historicamente construida de la en tanto institucién se vuelva mds plenamente conocida, er posible comprender estas distinciones en un contex te6rico més exacto y menos prejuicioso. (19) En sintesis, los estudios de géneto establecen un programa intelectual en el que las tareas criticas mas importantes son: la especificacién de la sexua- Jidad, el andlisis de las posturas antihomofébicas, la desnaturalizacién de la heterosexualidad y, en términos ms amplios y ala vez més estrechamente relacionados con ja investigacién literaria, los problemas de representacién. Propuestas de trabajo 1. Identifique en los pasajes seleccionados de Produccién cultural ¢ identidades homoerdticas (2000), det critico estadounidense David William Foster, los temas centrales de los estudios de género, prestando particular atenci6n a su inflexién latinoamericana: Cusiquier intenco de enablar una discusién scercede una herencia lesbiana y gay para América Latina, remite, en forma inevitable einmediata al problema de las culturas dominantes, tales como las de los principales centros mundiales (general- ‘mente europeos) y Ins de grupos estables reconacidas(tipicamente blancos, de clase ‘media, y hombres). Desde el principio, es necesario entender el panorama entrelaza- ddode los impactos de la cultuas dominantes sobre grapos de sociedades que alguna vez [pudieron} haber sido caracteizadas como del tercer mundo o dependientes, y ‘uizd ahora puedan ser ventajosamente examinadar desde las perspectivas de ia ‘marginalidad. Ambos, ¢l concepto médico-eriminal de homosexualidad (definida como enfermedad y/o come crimen) y la instancia que afirma que lahomosexualidad es una identidad sexual legtima hoy comnmente llamada teorfa queer, érmino privilegis do para cubrit ambas sensbilidades, la gay y la lesbian, en sus aspectos comunes y ‘ensus diferencias), son términos de la sociedad domirante que tienen una aplicacion imperfecta y hasta distosionada en lo que a América Latina se refiere, Esta mala aplicaciGn es aiin més grave si tomamos en consideraciGn las regiones, cultura, tradiciones lingtisticas, clases sociales ytradiciones étnicasy raciales vastamente diferentes de América Latina. Si uno habla en forma global de América Latina, es entonces difcil evitarel ser superficial, si uno hablaacerca de sociedades especti ces de América Latina, entonces exist el riesgo dela parcializacién del fendmeno en el sentido en que el rango de los datos puede que no sea lo suficientemente extenso ‘como para garantizar conclusiones persuasivas. (..] 176 Teorias literarias I argentino Manuel Puig (1932-00) se vuelve necesariamente el punto de refe- rencia pars una discusin de la escrtura gay en América Latina, no tanto por las referencias especficu ala homosexualidad en sus novelas (las cuales abundan), sino pot la forma general en que su obra esté comprometida sin Fisuras con la euestiones de dsidencia sexual. ET bexo de la mujer avaia (1976)es, sin lugar a dudas, lanovela ‘ns famosa de Puig, en parte porque fue subsecuentemente convertda por sy com atriota Héctor Babenco en una plfcula ganadora Gel Oscar. [.] lanovela es excep- ‘onal por sus propios méritas, por Ia forma en que demuestra cémo Ia liberacion sexual ya iberacin politica deben ser vistas como parte integral del mismo proceso, La novela tiene muchas dimensiones, pero las dos que ms resaltan son fa relacion centre cultura popular e ideologia politica, y Ia interseccin entre la bisqueda de la ‘propia sexualidad de un hombre y la liberacién politica del oto, La seduecin de este ‘ukimo por los {eonas cultualesafeminados del primero y su aceptacin del proyecto politico del seducido, por otro lado levan ala uniGn sexual y ala profunda relacién ‘emocional entre ambos hombres, ‘demas de desde la sbreimposicién de lo personaly lo politico en la socie dad homofobica y represivamenteautoritaia, la novela de Puig modela una interpre= ‘tacign del texo social en el eu la iberacin debe involucrar mds que un cambio enka estructura del proceso politico, uno en el que el espectro de materiales culturales {Porque son contestataros,resistenes a lahegemonta heterosexista y desafiantes de Ia jerarqufa social) sea dil para la representaciGn de los modos alternativos de vida aque dichos materiales proven. Especificamente, Puig demuestra cémo el camp.! ‘como parodia de normas culturales y como bricolae de maliples orfgenes cltuales, ‘es unespacio important paralaevaluacién erticade las ideologia sexuales. Aunque este valor ha sido por mucho tiempo atribuida al camp en el caso de la cultura homosexual en los Estados Unidos, por la interrelacién defo hegemenico y lo subs ‘temo los sistemas cultualesintemcionales vs los nacionalesregionales, lanovela hha offecido una frescura fascinante a los letores anglohablantes, y su fama en los Estados Unidos y Europa ha, por lo mismo, incrementado la reputacign del autor en ‘América Latina. (7-93) 2. Con el surgimiento de los estudios de género, se inicié un proceso de recuperacién de textos, que por su tematica homosexual, habfan sido sosta yados/silenciados con anterioridad. A continuacién se transcriben dos poe- mas, uno del mexicano Salvador Novo y otto del espafiol Federico Garcia Lorca. Analice comparativamente ambos textos a partir de la cuestién de los problemas de representacién de las sexualidades alternativas 1. Bn su ongen, exe término se emple6 para designar la cultura dela juventdnorteamericana det pevodo de entegueras, caracterizada por la adopeisn lo mis cui el arte la mode. oe Tendencias actuales 177 Si yo tuviera tiempo, escribirfa mis memorias en libros minuciosos; retratos de politicos famosos, gente encumbrada, sabia y de valfa iUn Proust que vive en México! Y harfa por sus hojas pasar los deliciosos Y prohibidos iditios silenciosos de un chofer, de un ladrdn, de un policfa. Pero no puede ser, porque juiciosa- mente pasa la doble vida mfa en su sitio poniendo cada cosa, Que los sabios disponen de mi di y me aguarda en la noche clamorosa a renovada sed de un policta. La estatua de sal. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1998. (124) El amor que duerme en el pecho del poeta ‘Tii nunca entenderds lo que te quiero porque duermes en mf y estas dormido. Yo te oculto tlorando perseguido por una voz de penetrante acero. Norma que agita igual came y lucero traspasa ya mi pecho dolorido y las turbias palabras han mordido las alas de tu espiritu severo. Grupo de gente salta en los jardines esperando tu cuerpo y mi agonfa en caballos de luz y verdes crines. Pero sigue durmiendo, vida mia. Oye mi sangre rota en los violines! Mira que nos acechan todavia! Sonetos del amor oscuro, Barcelona: Altera, 1995. (36) 178 Teorias literarias IT 5. Estudios étnicos En “Ethnic and minority’ studies” (Estudios étnicos y de minorfas), el estadounidense Henry Louis Gates Jr. (1950-) adopta como punto de parti- da la consideracién de las mismas tesis opuestas sobre la constitucién cultu- ral de la sociedad que consideramos en el apartado anterior: la monoculturalista y la multiculturalista, Para él, la primera no sélo hace que una cultura “local” pase por cultura comtin, sino que, ademis, se pre- sente como tinica heredera de la “tradiciéa occidental”.' La segunda, en ‘cambio, al reconocer la existencia de la diversidad, afirma el principio de tolerancia social y cultural. Siguiendo la argumentacién de Paula Guan Allen (1939-), puede afirmarse que, debido a las similitudes existentes entre las civilizaciones occidentales, se suele dar por supuesto que la cultura es un campo unificado, cuyas manifestaciones dependen de una matriz cultural comtin a todas las civilizaciones. A partir de este “centrismo” occidental, con el que han venido trabajando los estudios europeos ~no en sentido espa- cial sino cultural-de la literatura, se comprende la aplicacién indiscriminada de una matriz analitica comtin, Parece evidente que, sin un aparato critico que permita que una variedad de manifestaciones literarias diversas sea explorada en sus contextos pertinentes, las obras de quienes no pertenecen a la tradicién occidental quedan condenadas a la oscuridad. ‘Asi, a partir del rescate de la postura multiculturalista, cuyo presupuesto fundamental es que la cultura publica comiin todavia debe construirse, se constituye una nueva orientacidn en los estudios literatios, en la que conflu- ‘yen diversos movimientos sociales y politicos iniciados en la década de 19607 En principio, hace falta pasar revista a una serie de problemas terminol6gicos, el primero de los cuales afecta directamente al empleo del término “étnico”. De acuerdo con el Diccionario académico, se define como tal lo “perteneciente a una nacién, raza o etna” pero la palabra pose también connotaciones negativas como “gent, id6latra, pagano”. Enel émbito de las sociedades modernas, suele emplearse en contraste con la poblacién 1. Por ejemplo, en el caso dela sociedad norteamericana, Ia pte blanca y de oxigen sepentio~ nal de a poblacion que, hatriamente, ha marginado al esto de los grupos, como los de ongen {rieano, os latinos os indigenas,etetera. 2 siguiendo cor el ejemplo de Tos Estador Unidos, resulta signiicaiva la consttacién de una “Comision sobre grupos minoritris” (1972), en el reno de la Asociacion de Lenguas Moderna, pare dar lugar a estuios centrados en diversos subgrupos cultrles: Jo aff-amerieanos, los Isidtico-americanos, los chicanos, los smerieanos natives, los puerocriquetos, Tendencias actuales 179 que forma parte de la denominada cultura central o hegeménica, constitu yendo asf una oposicién binaria jerdrquica, cuyas implicancias para los pro- ‘cesos de estructuracién del poder deben ser sometidas a escrutinio y denun- ciadas piblicamente, Por ello, quienes se dedican a los estudios culturales se fijan como meta politica la ampliacién de las fronteras del término para que cubra todos los sectores de una sociedad determinada, incluso los gru- pos “mayoritarios” El término “minorfa’, en su sentido de “parte de la poblacién de un esta- do que difiere de la mayoria de la misma poblacién por la raza, la lengua ola religion”, es susceptible de un esfuerzo de reconceptualizacién similar. Lo preocupante de Ia oposiciGn mayorfa/minorfa es su. supuesta neutralidad descriptiva por basarse en un aspecto meramente cuantitativo de distribu- cién de la poblacién, Una vez més, para que se haga manifiesto el complejo juego de fuerzas ¢intereses politicos implicitos en esta oposicidn, se prefie- re el uso de otras denominaciones, como por ejemplo centro/margen, aun- que sin dejar de tener en cuenta que los nuevos términos répidamente pue- den adquirir connotaciones indeseables. En otto plano, adquiere prioridad a relacién entre el autor y la cultura Einica, Frente a la forma mds frecuente de definir las tradiciones literarias minoritarias a partir de los datos disponibles sobre Ia ascendencia de los autores, esta nueva corriente propone categorizarlas sobre la base de los valores y rasgos culturales distintivos de los textos. Asi, en el nivel expresi- Vo, se atiende a las marcas de oralidad y las variantes dialectales y diastratic yyen el de la comunicacién literaria, ala supervivencia, evolucién y conta- ‘minacién de convenciones y géneros vernculos y hegemdnicos. Este rescate y reconfiguracién de las manifestaciones literarias “marginadas” conduce, necesariamente, a la reformulacién del canon literario y a considerar criticamente su estrecha conexién con la construcci6n de la identidad cultural. Propuestas de trabajo 1. A partir de los siguientes pasajes, entresacades de un trabajo de Paula Gunn Allen, elabore un ensayo sobre la necesidad de rescatar la experien- cia de los modos de conciencia no occidentales. a, Un texto existe en relacin con otros textos -en particular [...] en relacién con textos-madre, es decir, histories sagradas que dan energfa y forma a la conciencia humana en lugar de darse en 180 Teortas literarias IL aislamiento autocritico, narcisista y carente de antecesores; de- beria ser evidente que los textos son artefactos culturales y deri- van necesariamente de, pertenecen y revelan supuestos y valo- res ocultos. (309) b. En el mundo de los patriarcas todo tiene que ver con la politica; ppara Ia mayor parte del resto del mundo, la politica ocupa muy poco espacio en nuestras preocupaciones. Los americanos nati- ‘vos estén preocupados por otra problemética, centrada en las te- laciones entre lo fisico y lo no-fisico y varias inteligencias-ener- fas planetarias de distintas especies. La idea de perder la fuerza vital en contflictos de opresién y resistencia resulta extrafia atin hoy para la mayorfa de los aborigenes. (310) c. Como mujer y aborigen soy pasionalmente consciente de que existe ‘un niimero de verdades més alld de la cultura eurocéntrica que permiten no slo desafiar a la injusticia sino vivir de una manera {que intensifica la justicia verdadera de crear y nutrir vida. Y como ‘mujer y aborigen debo protestar contra la aftogancia de todo su- puesto critico que afirme el origen europeo de toda sociedad hu- mana y que todo poder de cualquier clase que sea reside en él. G12) 4. No se trata de reconstruir el canon o de deshacernos del concepto de canon, de calidad literaria, de normas estéticas. El reciente movimiento de supresién de los debates sobre estas dimensiones fundamentales de la critica literaria, a decir verdad del pensa :miento mismo, es apenas una respuesta itil a la encrucijada [con- tempordnea], aunque es dificil imaginar alternativas creativas a la situacién cuando se est metido en los modos de pensamiento occidentales. (309) 2. A continuacién, transcribimos algunos fragmentos de Figures in black (Piguras de negro), de H. L. Gates. Lea la seleccién y clabore un comenta- rio destacando en qué medida este tipo de indagacién contribuye arelativizar los supuestos de Ia cultura occidental. No necesito trazar en estas paginas Ia historia del concepto de significacién. Desde Ferdinand de Saussure pot lo menos, la significacion se ha convertido en un aspecto crucial de buena parte de la teorfa contempordnea. Me resulta sorprendente ‘que este neotogismo de la adicién occidental se eruce con un término de latradici6n negra vemnécula que tiene aproximadamente dos siglos. Los cuentos tradicionales de lun personae llamado Signi/ying. Monkey [‘mono que juega con el significado de las ie Tendencias actuales 181 palabras’ uvieron su origen en la esclavitud. Ciento de ellos fueron reeopilads & Piel siglo XIX En lames epa [se)patson{vomeross] eansiones tls das “The Signifying Monkey" o simplemente “Signifyin(e)”. Mi toria de lasigniti- caci6n, a la cual llegué desde adentro de Ia matriz caltural negrs es una teorfa de revisionismo formal, es tropoldgica, a menudo caracterzada como pastiche y, lo que ‘es ms importante, aetiva a repeticin de la estructura formalesy sus diferencias. La significacin es una teoria de la lectura que surge de la cultura afro-americana;, aprender significar esa menudo parte de nuestra educacién durante Ia adolescencia, ‘Que no haya so plasmada anteriormente como teora de la critica da estimonio de su transparente familiridad en el idioma. Deby situame afuera de mi cultura para desfamiliaizarel concepto traduciéndoto aun nuevo modo de discurso, antes de que pudiera advertisu potencialidad para a teorfa critica, Mi trabajo con lasignificacisn ‘me lleva ahora a intentar desarollar el andlisis de los principios de interpretacign impliitos en la decodificacion de signos empleados en el oriculo If, ain vigente entre tos yorubas de Nigeria...) Tal vez en el discutso miticoafro-americano, s6l3 Tar Baby sea una figura tan enigmitic y apremiante como es ese oximoron llamado Signifying Monkey. Lainver- sin irénica de una imagen racista heredada, en latradcicn occidental del negrocon aspecto simiesco, el Signifying Monkey ~aquél que reside en los mérgenes del discur 50, siempre haciendo retrugcanos, siempre armando topos, siempre dando cuerpo a Jas ambiguedades del lenguaje—es nuestro topo paralarepeticion y la revisin, de hhecho nuestro tropo del quiasmo mismo, que repitee invierte simulténeamente ‘com Io hace, en un hébil acto dicursivo. (.) Signifying, claro est ene discurso negro quiere éecir modos de figuracin ..) LLatradicién negra misma tiene sus propias subdivisiones del signifying, que rapida- ‘mente podriamos identificar con la tipologia de figuras recibida de la retérica clisica yy medieval {J Los troposret6ricos negros, subsumidos bajo ladesignacién signifying, incluiefan el sefialamiento (marking), hablar en voz al, presentarse como testigo de un hecho, invocar (e! nombre de alguno), sounding, hacer rapping,*playing the dozens. eters Consideremos las definiciones heredadas del ato de signifying y del arquetipico signficante de la mitologia negra, el Signifying Monkey. El Signifying Monkeycorres- ;ponde ala figura de un embustero, paralelo ala figuradel embustero de la mitologia ‘yoruba (Esu-Elegbara en Nigeria y Legba entre los fen en Dahomey), cuyas figura- Ciones en el Nuevo Mundo (Esw en Brasil, Fehu-Elegua en Cuba, Papa Legha en el ppanteén de foa del vudi en Haiti y Papa La Bas en la oa del vudi do los Estados Unidos) hablan elocuentemente de! arco ininterrumpido de presuposicin y de los 1, De acuerdo con Robert L Chapman, sound enue los hablantesnegros quiere deve ‘sgnifiar™ (Cte American Slang New York! Harper and Row, 1987.84). ° 2 Rapping signiticabs originalmente “dar un golpe corto y seeo', por extensiOn ‘comunicar flgin mensaje por golpes"A parur de los afos 6b, adquiere el sentido de ‘conversa, charlar informalmente'.ente los grupos negros y contraculturales. 3. Play the doxens 0 play the dirty docens implica jugar un elaborao juego de palabras de insults Teciprocos, especialmente aludiendo a fa madre del oponent. 182 Teorias literarias It sironesmetfsicos de figwacién compatdos atest empo y tesco ete [prutugs negras de Afi oceldena,Amnésia dl Sur el Caribe los Estados Udo Eaus figuras muse, api de son preiaiamente medidas Son cmibuntres son mediadoresy ss medion son embustes Tas versiones de Enso todos mensjeros dos dses age que interpreta a ‘olustad de os paras gna ue love los esos detagent aos doses. Et Tiel de as eneecjudas maestro de esto est, dos lc de Ia erase a ecunddad met dela aera nists qu separa undo diving Seer Er conei omo a ings dvin,eleuitador dase Vagos cone ae Olodumare rede oniverso [.] Loestdoor an ergo comentan dat cieoempo temp pele de I plan signing ene dssurso Oe ton ngrs. Aunque compare algunas eran cb apa el inglsestndarsigyng” Ven enone ms bicmcaen snes eo. Roger. raha Ia dtie st Signing parece ser un tEemino neg, en sos 90 en orgen Puede auoet dost uchas cosas en el eas del rns en honor dl Signing Monkeys aerelere con seguridad alabablidad del embustero para abla con fran iinet, para ctu lisonjearfastdary ment Ea otascieune- Einias puede qute incr i propensién a habla en foro aun tem, sn Shtrarce materia en ning momento, Puede siiicarnidializar ana pe Sona iucion Tambien poo deol hablar eo las manos 91s ojos Sheste send sbarce un conjunt tal de expresiones gesos. Ast, near {Tplea ene vecinosdiiendo mena es signg, bua db un pallet predando sus movimientos asus esas es stenyng: per un Peaazo de tot diciendo “i esmano necesta Un pedazo de cota” i ibn. En eseneia, Abrahams concluye, signifying es una “\éonica de argumentacién indirect o persuasion’, "un lenguaje de implicacién”, “implica, inetar, pedir lar- ‘ear por medios verbaleso gestuaesindirectos’- Concluye que “el término “signifying” {demuestra que el mono es un embustero” y que signifying “eso lenguaje del engaio, tse conjunto de palabras o gestos que Iogran “lo direeto através de lo indirecto” de Hamlet". El mono, en suma, no es sélo un maestro de la técnica, seguin concluye “Abrahams es la tenica, o estilo, 0 Titeraredad del lenguajeliterario; es el gran sig- hifcante, En este sentido, no se sigaifia algo se significa de certa manera. 35.39) 6. Teorias postcoloniales Con la paulatina independizacion de las colonias europeas en Asia, Afri- ca y América Latina a partir de la Segunda Guerra Mundial, comenz6 a prestarse atencién a los fenémenos residuales del imperialismo, es decir, los efectos que la imposicién del estatus colonial ha provocado tanto en las -_ Tendencias actuales 183 estructuras politicas y econémicas de los pueblos dominados, como en toda Taeesfera de la cultura, desde el lenguaje hasta la religién Las denominadas “teorfas postcoloniales” (también Hamadas “neocoloniales” o simplemente “‘coloniales”) han llegado a constituir un campo interdisciplinario innovador que procura examinar las miiltiples manifesta- ciones del colonialismo europeo. De acuerdo con la definicién de Bill Ashcroft, Gareth Griffiths y Helen Tiffin, el término. encapsula un debate activo e irresuelto entze aquellos que consideran lo ‘postcolonial coma designacisn de un canjunto amoxfo de prdctcas discursivas, imi- Jares ala postmodernidad, y aquellos que lo consideran como designacién de wn Conjunto de estratgias culiuales més especificas e“histricaments” localizadas. Esta ltimapostura se divide, ademis, entre aquellos eve creen que lo postcolonial refiere slo al perfodo posterior a la independencia de las colonias y aquellos que sostienen [..] que es mejor uilizarlo para designar ha totlidad de las préctcas, en toda rica diversidad, que caracteriza alas sociedade: del mundo postcolonial desde el momento de la colonizacin ala actualidad, puesto que ¢ colonialism no termina cconel mero hecho de Ia independencia politica y eoninGa activa bajo un modo neo colonial en muchas sociedades, (xv) Como programa teérico y politico, los criticos postcoloniales se proponen cuestionar los efectos de los procesos imperialistas, que se presentan como instancias “civilizadoras” y/o “modemnizadoras” delas culturas “primitivas”; recuperar las voces “subalternas”, excluidas 0 marginadas; y teorizar las complejidades de la identidad (post)colonial Entre los antecedentes de Jas teorfas postcoloniales, hay que mencionar, entre otros, una serie de documentos culturales aparecidos en las décadas del 50 y 60: el Discours sur le colonialisme ([Discurso sobre el colonialis- mo] 1955) de Aimé Césaire (1913-), los estudios de Franz Fanon (principal- mente, Piel negra, mdscaras blancas de 1952), quien a partir de un enfo- que psicoanalitico, se ocupé de reflexionar sobre el sujeto colonial en su doble condicién de sujeto y de colonizado, y la narrativa de Chinua Achebe. Otro testimonio importante, aunque algo posterior, es el ensayo del cubano Roberto Fernéndez Retamar (1930-),titulado Caliban, apuntes sobre la cultura de nuestra América (1971), Uno de los problemas centrales para las teorfas postcoloniales es el de 1a Tepresentaci6n. La cultura occidental construye al Ilamado Tercer Mundo como su “Otro”, inscribiéndolo inscribiéndose a sf misma en una serie de oposicio- nes binarias en que lo otro se identifica con lo negativo, mientras que lo occ dental asume con naturalidad el papel de los valores positivos. A partir de estas jugadas discursivas, que responden en iiltima instancia a los intereses 184 Teortas literarias II politicos de las naciones hegemdnicas, se establecen estereotipos omnipresentes enlos textos académicos (de la antropologfa y la historia, por ejemplo) y tam- bign en los medios masivos (la televisi6n, el cine y los periddicos). El punto de partida para esta clase de indagacisn fue Orientalism (1978) de Edward Said (1935-), a quien se considera la figura central en el desa- rrollo actual de las teorias postcoloniales. Dicho en pocas palabras, Said se ocupa de analizar cémo las representaciones literarias y culturales eurocéntricas del Oriente, al igual que los reportes elaborados por las di plinas académicas que se ocupan del tema, estén comprometidos con las politicas de sometimiento y dominio de los pueblos no occidentales El Oriente fue précticamente una invencién europea y ha sido desde la antighedad un sitio de maravillas, sees excticos, recuerdos ypaisajesinguietantes, experiencia ‘otables, [J El Oriente no s6lo es préximo a Europa, es ademés el lugar de las colonias mds grandes, rica y antiguas de Europa, a fuente de sus cvilizaciones y sus Tenguajes, sucontendiente cultural y una de sus imagenes mas profundas y ecurren- tes del Otro, (1) En esta concepein, el término orientalismo se refiere, especfficamente, a Ja suma de discursos sobre el Oriente que la cultura occidental ha puesto en circulacién, Toda esta compleja discursividad aparece plasmada en un vasto Conjunto de textos antropolégicos, hstéricos, sociol6gicos y lterarios. En cuanto tal, el orientatismo es més revelador de los mecanismos dominantes de la cultura occidental y sus fantasfas que de la cultura oriental en sf:““mi argumen- to real es que el orientalismo es -y no simplemente representa una dimen- sign considerable de la cultura politico-intelectual moderna, y como tal tiene ‘menos que ver con el Oriente que con ‘nuestro’ mundo” (12). Otra de las personalidades de esta Ifnea critica es Gayatri Chakravorty Spivak (1942-), quien puso en primer plano el problema de los sujetos postcoloniales y sus posibilidades de expresién bajo el régimen dominante del discurso colonial. En “Can the subaltern speak?” (,Puede hablar el sub- alterno}," sostiene que tanto la legislacién como la economia politica y la ideologia occidental han presentado la historia de Europa como “Sujeto”, que se ha convertido en transparencia a través de una serie de denegacio- nes, pero que pertenece al lado de los explotadores en la divisién internacio- nal del trabajo. 1. Originalmente presentado como conferencia en 1983, este ensayo fue publiado en diversas versiones entre 1985 y 1988. Tendencias actuales 185 De acuerdo con Spivak, tendencias supuestamente superadoras como el postestructuralismo no pueden evitar que "todo lo que leen, crftico 0 acritico, est{é] atrapado en el debate de la produccién del Otro, sosteniendo o criti~ cando la constitucién del Sujeto como Europa’ (280), Ello obliga a pregun- tarse qué posibilidades tiene el intelectual progresista contempordneo de evitar ser “cémplice de la persistente constitucidn del Otro como la sombra del Yo". Para esta autora, “una posibilidad de préctica politica para el inte- lectual seria poner en cuestionamiento lo econdmico, ver el factor econémi- co come irreductible en la medida en que reinscrite el texto social, incluso como si fuera borrado, aunque de manera imperfecta, cuando exige ser el determinante final o el significado transcendental” (ibid.). Enel siguiente pasaje, Spivak avanza y profundiza en su argumentacién El ejemplo més claro de [a] violencia epistémica, « nuestra disposicién, es el proyecto, remotamente orquestado, lejano y heterogéneo, de constituir et sujeto colonial como Otro, Este proyecto es también In obliteracin asimétricade latraza de ese otro en su precaria Subjet-ividad: Es bien sabido que Foucault siti la violencia epistémica, una revisién completa de ia episteme, en laredefinicion de lasalud a fines dels, XVIII europeo, Pero él ;qué sucederfa si esa redefinicin particular fuera no slo una parte del relato dela historia en Europa sino también en las colonias? ;Qué pasarfa st los dos proyectos de revisinepistémica operaran como partes dislocadas yo econocidas de una vasto mecanisma de das mancs? Tal vez esto no sea masque Preguntar sel subtexta del rlatopalimséstico del imperialismo es reconocido como “saber sojuzgado”, “un conjunto total de saberes que han sido descalificados como inadecuados para sutareao insuficientemente elaborados:saberesingenios,stuados ‘muy abajo en lajerarqufa, mis abajo del nivel de cognicién o cientificidadrequerido™. sto no significa deserbir “la forma en que las cosas son en realidad” privilegiar lrelato de I historia como imperialismo como la mejor versiGn de la historia, Se trata mds bien de ofrecer una versiGn de eSmo se establecieron como normativas una, explicacin yun relato dela realidad ..] Pasemos a considera los mérgenes (también puede decirse el centro silent, silenciado) dl circuitoestablecido por la violencia epitémica los hombres y mujeres {que forman parte del eampesinado anelfabeto, los miembros de la tribu, los esratos nds bajos del subprotetariado urbano, De acuerdo con Foucault y Deleuze (en el Primer Mundo, bajo la estandarizaciGn y regimentalizaciGn del capital socalizado, aunque ellos no parecen retonocerl), el oprimido si tiene la oportunidad (no es posible evitar aqu el problema de ia representacin) ysis diige al solidaridad a través de polticas de alianza (aqui opera una temétca marxista) puede hablar y ‘conocer sus condiciones. Ahora debemos enfrentar I siguiente cuestin: jen el ox lao del divisin internacional de trabajo del capital socializado, dentro y fuera del circuito de violencia epistémicn de la legislacisn y la educacin imperialist que suplementa un texto econémico anterior, el subalremo puede hablar? (280-83) 186 Teorlas literarias El andlisis de las condiciones coercitivas que las naciones dominantes im- ponen a las demés y sus consecuencias en los procesos de constitucién de los sujetos conducen, de acuerdo con Spivak, a una respuesta final negativa. Por tiltimo, hay que referirse a la obra de Homi K. Bhabha (1949-), {quien profundizando en las lineas abiertas por Said y Spivak, somete accriti- ca las nociones tradicionales de nacionalidad y sujeto colonial, a fin de des- tacar su condicién de construcciones culturales. Apoydndose en las estrate~ zgias deconstructivas, establece el funcionamiento de una serie de dicotomias {que presuponen que la cultura nacional es homogénea y unitaria: occidente/ oriente, centro/periferia, imperio/colonia, opresor/oprimido, yo/otro, Para superar las limitaciones de las oposiciones jerdrquicas indicadas, Bahbha propone la nocién de hibridez, que le permite contrarrestar las nociones restrictivas de la identidad cultural: {Como se eserbe la modemidad de la naci6n como acontecimiento cotidiano y xdvenimient de lo que hace époce? El lenguaje dela prtenencia nacional viene eargado {e apslogosativicos, que han levado a Benedict Anderson a preguntarse;"{Per por {qué lasnacionescelebran su vetustez, no su sorprendentejuventad?” La demanda del ‘aia a la modemnidad, come forma autGnomao soberana de racionalidad politica. ¢sen particular cuestionabl s[.] adoptamos la perspectiva postcolonial: El nacionalismo[..]procura representase asf mismo en la imagen del ‘luminismo y fracas, Porque e!Iuminismo, para airmar su soberanfa como ideal universal, necesita su Oto; si pura actualizarse a sf mismo en et mundo real como verdaderamente universal, se destruirfaasf mismo. (Partha Chatterjee, Pensamiento nacionalistay mundo colonial, 1986) Esta ambivatencia ideol6gica sostene la paraddjica perspectiva (J de que la neces histérica dela idea de nacisn entra en conflicto con tos signos y simbolos Contingentesy arbitrarios que signfican la vida afectiva de la cultura nacional, La nnacin puede ejemplificar la cohesién social moderna pero, EI nacionalismo no es lo que parece y sobre todo to que parece para si mismo [.-] Los trozos y parches culturales que usa el nacionalismo son, a ‘menudo, inveneiones historieasarbitrarias. Cualquer viejo tro2o podra ha- ber servido igualmente, Pero de ninguna manera se sigue que el principio del nacional [.] seaen sf mismo contingentey accidental. (E. Geller, Na- cones y nacionalismos, 1983] Los problemsticos limites de a moderidad se representan en las temporalidades ambivalentes del espacio-naci, Ellenguaje dela cultura lacomunidad s siti en las fisutas del presente, convirigndose en figuras retricas de un pasado nacional. Los histriadores que paralizaron el acontecimiento y los origenes de la nacin y los polit6logos que se apropiaron de las otalidades "modernas” de la nacidn ~‘susrasgos Fundamentals son la homogeneidad,e nivel delfsbetizacién y lsanonimiad” {Geller} ‘nunca se formulan Ia ineémada pregunta sobre la representaién disyuntva de lo social, Tendencias actuales 187 en esos dos emp dels nsin, De hecho, slo ee emo disyunivo de t ‘oder dea nai como un seberdsjut en a atonal polis y punto meno entre ls troosy parses da sig ein cultural la certet de {nu peagogis aconlstree que legana pote as pregunssbe a acon Coin elt, Coo ena elt de naan que dsb mdiaren clinton Intleologia de progreo qo se vets ene dxcrs“sermpor” dela aconlia? {Coo eomrener aa “homogncad de a moderate poebo~ gue ffvasufetenemeate eos, pcs ssumiralgn parsto cone cuerpo asco dela masa despaico tala En medi det progeny modern. lenge dea alec evea una politica sin drstns como ensbleisiguna ves, en ona provocidor,Alusser "On epi silogaes, sn emg sin uracin” [Monesguen, Ronssans Mars, 1972), Pat la hsra de lara exige oe ates arbre da alr Peron castor tnt progrva dea coestn social dera of como uno~-qo compan ins torasorgnias el holsmo ds culury la comanidad y os tebrics que aan elgénr, aces olaracacomotoalidades sociales racalmene “expres (293.94) En sintesis, los planteos de Bhabha suman una nueva dimensién critica a la discusién de los constituyentes de Ia subjetividad (ademas del sexo, la raza, la diferencia sexual): al reconocer la importancia de la identidad nacio- nal, de su cardcter de construccidn socio-histérica y la necesidad de reconsiderar sus implicaciones, se amplfan y profundizan las bases para el andlisis de los problemas de representacién cultural y literaria. Propuestas de trabajo 1. A partir del siguiente pasaje, analice el discurso en las culturas orientales, ipacto del orientalismo como Latransicin de una aprehensin, formulacino definicién meramente textual del COriente a la puesta en pritica de todo esto en el Oriente tuvo efectivamente lugar {..] Durante su época de oro en el siglo XIX, [el orientalismo} produjo eruditos; increments el nimero de lenguas estadiadas en Occidenteylacantidad de manuseri- tos editados, traducidos y comentads; en muchos casos, conect6 al Oriente con estudiantes europcos comprensivos, genuinamente irteresados en cuestiones tales ‘como la gramilica del sénsero, la numismticafeniciay la poesfa drabe. Sin embargo, ¥ esto debe quedar muy claro, el orientalismo anul6 al Oriente. Como sistema de ‘pensamiento sobre el Oriente, siempre se dirigid desde el detalle especificamente humana hacialo transhumano general una observacin sobre un poet abe de siglo °X se multiplies como politica hacia (y sobre) la mentalidad oriental de Egipto, Irak o ‘Arabia, De manera similar, un verso del Corda habria de ser eonsiderado la mejor Cevideneia dela imborrablesensualidad mahometana El orientalismo presupone un 188 Teortasliterarias U Oriente inalterabe, absolatamente diferente (las razones cambian segin las 6pocas) de Oceidente. [1 La proximidad entre la politica y el orientalismo, o para decirlo de manera mas circunspeet, la gran probabilidad de que las ideas sobre el Oriente que se extraen del Orientalismo sean empleadas con fines policos, es una verdad importante aunque ‘muy deicada, Hace plantear euestiones sobre a predisposicién hacia lainocencia ola Culpabilided, el desinterés erudito o la complicidad de los grupos de presién, en {eampos tales com los estudios sobre la mujer o sobre Ia cultura negra. Provocs, ‘necesariamente, malestar en la conciencia de uno sobre ls generalizaciones cultura- Jes. racialesohistrieas, us uso, valor, grado de objetividad eintencién fundamen- tal Ms que nada, las circunstancias poltias y culturales en gue ha florecido et ‘rientlismo oceidental dirigen la aenci6n ala posicién degradada del Oriente ode 10 oriental como abjeto de estado. [.] Encierto sentido, as limitaciones dl orientalismo son [..] las limitaciones que se siguen de despreciar, esencalizar, despojar la humanidad de otra cultura, pueblo o ‘region geografic. Pero el orientalisino ha ido un paso ms lejos: concibe al Oriente ‘Como algo cuya existencia no s6lo ha sido expuesta sino que fue fijada enel tiempo y {nel espacio por Oscdente, El ito deseriptivo y textual del orientalismo ha sido tan impresionante que periodos enteos de la cultura, la poltica y la historia social de (Oriente ce consideran meras respuestas a Oceidente, Oceidente es el actor, Oriente, reacciona de manera pasiva, Baward Said, Orientalism (96-109) 2. Tomando en cuenta la siguiente seleccin, elabore un informe compa rativo entre las concepciones de Said y Bhabha sobre los efectos del impe- rialismo. Homi Bhabha hizo una contribucign crucial y necesaria cuando indies una limita ign en li postura de Said, en particular de que “siempre existe (..} la sugerencia de {que el poder y el discurso coloniales estin plenamente en manos del colonizador”. Gomo contrapropuesta, Bhabha sostuvo que el esfuerzo de orientalizacién debe siempre fracasar ya que el sujeto colonial se construye en “un repertorio de posturas confictivas”; las misma o vuelven “el sitio de Ia fijeza y la fantafa en un proceso {que no puede ser sino desigual,dividido, incompleto y por fo tanto potencialmente resistemt. ‘Bhabha estudia varios meeanisinos que amenazan la dominacién cultural, inelu- yendo el fetichismo, la paranoia la cortesfa maliiosa(..] Quiero subrayar que el proyecto de Bhabha se establece como un discurso de confrontacin que surge at poner ambivalencias de distinto ipo con la ijeza que, con todo derecho, aribuye a laconceptualizacién de Sai. En su coleccién de ensayos, The location ofeulture {El lugar dela.cultura, 1994), Bhabha sostiene que existe un espacio “entre las designaciones de identidad” y que ‘este pasaje interstcial entre designacionesfijs abre la posibilidad de una hibridez coltural que considera la diferencia sin una erarqufa asumida oimpuesta”(p. 4). fs Tendencias actuales 189 La hibridez puede tener tres significados -en términos biol6gicos, étnicos y culturales, Etimolégicamente, significa cl resultado de una cerda domesticada y un jabali,iybrida, y este componente genético constiuye el primer significado. Se supone que dos miembros de una especie cuentan como miembros de la misma especie si juntos pueden reproducirs: el producto de a unin de un alsaciano y un spaniel es un perro mestizo, un ejemplo de hibridez genética. Aparte de sus nfastas aplicaciones politcas, este tipo de andlisis presenta una seria dificultad frente al problema de definicién dificultad qu se ha incrementado enormemente con el descu- ‘brimiento del ADN. ‘Como segunda definicisn de hibridez puede entenderse un individuo “que tiene acceso adoso mis identidades énicas” alguien como 1 propio Homi Bhabha que fue criado como parsfen una cultura predominantemente hindd y que luego adopta una identidad en la cultura angl6tona occidental Pero una Vez és aqut hay problemas. {supone la hibridez en su definicin nica que las dos identidades unidas eran ante jormente puras? Segunda pregunta: {qué es la etnicidad? Al igual que “raza”, snicidad” no posee una definicién consensuada.(.]Podrfa lahibvidezespecificar a.alguien come yo que tiene un padre inglés y una made ilandesa? ;O alguien nacido ten el seno de la clase trabajadora que asistié a 1a universidad, adquiriendo ast dos identidades culturales? Como observa Alan Sinfield, “es muy diffil coneebie una cultura que no ses brida, Llegados a este punto, el concepto de hibridez comienza perder definicién porque {quién o qué noes hirido? Y si todo es hfbrido, el termina seria completamente inti Homi Bhabha desarolla su nociGn de hibridez a partir de Mijsil Bajtin, quien la usa para distinguir textos con una “sola voz” (los poemas lrios) de aquellos bivoeales (como las novelas, euyo narradoreita personajes que hablan con su propia vor, estos textos son hfbrides). Al igual que en su ertica de Said, la version de Bhabha de hilbridez puede comprenderse como una definicidn confrontativa, es decir, resulta ‘evidente que la hibridez se define contra aguelio que noes hibrido, Anthony Easthope, “Bhabha, hybridity and identity” (341-42) 3. A modo de sintesis, analice los presupuestos ideol6gicos sobre la cons- titucién del sujeto, considerando los aspectos sexuales, raciales y coloniales, en el siguiente pasaje de la novela picaresca titulada Periquillo Sarniento (1816) del mexicano J. J. Fernéndez de Lizardi. Nacfen México, capita de la América Septentional, en la Nueva Espafia. Ningu- nos elogios serfan bastantes en mi boca para dedicarios a mi cara patria; pero, por serlo, ningunos més sospechosos. Los que la habitany los extranjeros que la han Visto pueden hacer su panegitico mas crefbles, pues no tienen cl estorbo dela parc Tidad, euyo lente de aumento puede a veces distrazarlos defectos, © poner en grande Jas ventajas de la patria aun a fos mismos naturales; y asf dejando Ia descripeién de ‘México para los euriosos imparciales, digo: que nacfen esta rca y poputosa ciudad por los alos de 1771 a 73, de unos padres no opulentos, pero no constituidos en la miseria; al mismo tiempo que eran de una limpia sangre, lahacfan luiry conocer por 190 Teorfas literarias II su vind, Oh, siempre loshijssgueranconsntemente os buenos ejemplos de sus pads! (2) Bauteronme, por fn, ypsizonme por nomibe Petro, Nevado después, come esuso el apelid de pate, que ea Saint. ‘Misade ra brit, mi pref amaba con extrem con eso con a pers sia de mis crass se determin nein discrepant adarme ostizaochihigua om se decimos. +A jos! Si os casi algn ly toveessuesin nol encomend&is los cxidts mrenris desta case gens lo wo pong eset sons Glan yal menor deseuid son causes de qu senermen losis, pus como no foe aman yada Tos allentan por st mecenari ines, no se guardan de hacer CGloran de comer mi cosas que Gan sl, yor consignee lade seats Series conan nde comer ouos excesot perjuies, que no digo por 0 ‘Tender wuesua modest; yl ot, porgue es una cosa qe esandaliza a a natura- {ees que una mare asional haga lo que no ace una bara, une gt, ona pes sguna hembra porament animal y dstuida de az, {Cush de és ae euiado deus ios ato brut, auna hombre mismo? ZY cl hdmbre dovado de fardn ha detropelar a lees dea naturaeza,yabandonat a Statijoren tos brazovanigulads eeungir nda, egrao blanca, sana enferma, de busnasodepravadascosimbres, puesto qe en tenendo leche de nade ms 9 stroma fos tres con escndolo a pers dea gats, de lab yd toda as tes radiinaes? {AI Si estas pobescrituras de quienes hablo tuviran sndéess instante uete eran ls noceies bandonass de nus madres Gm dra ens de dolory ‘Mfosioumor "Mujeres eres por qué tenis cl desea ya insolencia de amaros Suave? [Conocesacas. alta cgnidad de ura adr? abe as sees qu a Caraterian? calls stndio alguna vez alos fans quelecuesta una glia la Shscracion de unos polos? Ah! No. Vostas no conebistis por apetito 03 fares por neccsidad nos lars hfs por costombve sacar al cual vez vor camplimento, nos abandons por un demasiado amor propio o por una recat ujria 3, no averponzaros de cecil oro sefalad con ved si os Stoves lacus porque os somos fastdoson Aexcepeidn de un cso gravsimo en ‘fsetiterese vest ald cuyaceridumbre espresso quel atoice un médica ‘Xfi viuonoy no frjado a vueto gusto, deidnos Os muevenaeste abandon Shtos motos rs aad qe el deo cafeimarosy angular voesta hermosa? Cronarens no sor cos vuesos criminals pretextos, mares coeles,inignas de Sor amahle nombre: ya conocemos el amor gue hos tens ya saberos que nos Sufrseis en voewo viene po a focra,y ya nos juzgamos desobligados dst precopo dela pand, pus apens pode, nos rots en os brazos de unset, fea que no heel brto ao" Ass produjoran esos pbrenils si uve expedlos os os de aan del lengua ‘Qicdé pues encomendadoalcuidado o deseudo demi chihigua, quien segura nen cart deen nal xt es de nespita be formas poraes esro rls pimeros aliments que ns nies nou hacen adguii alguna propiedad de ‘Mien oslo minista, de sorte queel no quien acriado una aban ser micho ievalga demasiado traviesoy sar, como sea visto escier esto digo: ve Tendencias actuales 191 ‘mi primera nodriza erade un genio maldito,segdn queyo sal de mal inteneionado, mucho ms cuando no fue una sola a que me dio sus pechos, sino hoy una, mafana otra, pasado matiana ova, y todas, o las mis, a eual peres: porque la que no era bborracha, era golosa la que no era goosa, estaba gic la que no tenia este mal, tenia ‘otro; In que estaba sana, de repente resultabaencinta,y esto era porlo que toca as enfermedades del cuerpo, que por lo que toca las del expt, raraseralaqueestata aliviada. $i as madres advirtieran, alo menos, estas resultas de su abandono,quiza no fueran tan indolentes con sus hijs. Periquillo Sarniento. Madrid: Bditora Nacional, 1976. (75-80) 4. ;Qué tratamiento dan las diferentes tendencias presentadas en esta unidad a la relacién entre el Yo y el Otro? 5, Elabore un informe de sfntesis sobre las implicancias del pensamiento binario en la cultura occidental y sus efectos sociales. 6, Escriba una ensayo especulativo a partir de la siguiente afirmacién: “Yo no pienso, el lenguaje piensa a través de mf Para terminar gEl fin de la teorfa? 'n Ja primera pégina de su més reciente manual sobre teorfa literaria, ‘Literary Theory: A Very Short Introduction ({Teoria literaria: brevisi- ‘ma introducci6n} 1997), Jonathan Culler inserta una afirmacién que, por renunciar implfcitamente a toda especificidad del campo, obliga a pregun- {arse siel titulo asignado a la obra no ha sido, euando menos, desacertado: “En los estudios literarios y culturales en la actualidad se habla mucho de teoria, no de teorfa de Ia literatura sino simplemente de ‘teorfa’” (1). Con ello Culler, avala la constitucién de un espacio intelectual —la teoria— que, derivacién histrica de los estudios de teorfa literaria, adquiere independen- ccia y establece una particular relacién con los estudios literarios propiamen- te dichos y los estudios culturales, En otro lugar, define con mayor precisién esta relaci6n: ““Teorfa’ es la teorfa y los estudios culturales son la practica. Los estudios culturales son la prictica cuya teorta es lo que lamamos abreviadamente ‘teorta’ (43, el subrayado en el original), Evidentemente, esta afirmacién por mo- ‘mentos redundante testimonia una transformacién radical de la teorialitera~ ria contemporénea. Si el relato hist6rico establece que la teoria surge en el Ambito de los estudios literarios como reaccién y, al mismo tiempo, comple mento de las précticas criticas pretendidamente o-tedricas y si los estudios culturales comienzan a desarrollarse como una transferencia de metodologias analiticas previamente empleadas para el estudio de la literatura a nuevos objetos, tales como la cultura popular, los productos de la televisiGn y la industria cinematogréfica, etcétera, esta recomposicién de relaciones entre espacios de indagacién préximos supone una nuevs jerarquizacién y orde- namiento, Los estudios literarios se subsumen a Jos culturales, como una rama algo vergonzante debido a sus antiguos compromisos con la literatura de elite y el autoritarismo que regia en las comunidades de intelectuales que solfan desarrollarlos -constitucién del canon, principio de autoridad interpretativa, apego al texto-, y la teorfa, esa discursividad miiltiple que s6lo puede nombrarse abreviadamente, deja de ser discusién dirigida a cons- ‘tuir un conocimiento critico de la realidad, del lenguaje y del pensamiento 194, Teorias literarias H yrumano, para pasar a ser un conglomerado de saberes transferibles a la prictica analitica 1. En un contexto de guerras culturales A fines de los aiios 80, Allan Bloom (1930-) en The Closing of the ‘American Mind ((El cietze de la mentalidad norteamericana] 1987), atrin- chetado en el terreno de la gran filosofia occidental, atacaba la sistematica importacién de pensamiento desconstruccionista y postestructural francés cen la que, como hemos visto en diversas oportunidades, buena parte de la intelectualidad estadounidense habia estado embarcada desde hacia por lo ‘menos veinte aftos, El impacto de las criticas de Bloom y las numerosfsimas réplicas que recibié, tanto bajo la forma de articulos de opinién en varios suplementos culturales como de reseitas aparecidas en diversas publicacio- nes académicas, testimonian quiz la primera de las grandes guerras cultu- rales qué el fin de siglo ha tenido que ofrecer. Como ha observado Joan de Jean para este caso, el debate sobre asuntos literarios ha servido como foro ppara que se ventilaran cuestiones bastante més profundas que tienen que ver con las ansiedades que genera la nueva distribucién del control de la transmisién de cultura asf como también la contaminacién de la supuesta pureza del humanismo tradicional con el surgimiento y la atencién de fend- menos “nuevos”, como el mestizaje y los problemas relacionados con las determinaciones culturales de género/sexo. Otro enfrentamiento -articulado como denuncia de la falta de seriedad “cientifica’’ de los estudios humanisticos pero que silencia un conflicto més elemental por ladistribuci6n de los recursos destinados a lainvestigacién en el contexto de reducciones presupuestarias impuestas por las politicas neoliberales frente a todo lo que pueda considerarse Saber suntuario~ corresponde a lo que el Premio Nobel Steven Weinberg (1933-) llam6 “Sokal’s Hoax” (La trampa, el engafio de Sokal). Para recuperar la historia interna de este escan- daloso episodio, hay que remitir ala publicaci6n del ensayo “Transgressing the Boundaries” {Trasgredir os limites] de Alan Sokal (1955-), profesor de fisica de la Universidad de New York, en Ta hasta entonces prestigiosa revista So- cial Text. A partir de la lectura critica de una vastisima bibliograffa que comprende no sélo textos de su campo de especializacién sino de clisicos de las cien- cias sociales y las humanidades ~entre estos itimos varios estudios de Stanley ‘Aronowitz, Jonathan Culler, Gilles Deleuze/ Felix Guattari, Jacques Derrida, Sandra Harding, Barbara Johnson, Jacques Lacan, es decir, varios de los Tendencias actuales 195 ‘miembros més caracterzados del pantebn de la “Yeon” contemporénes- ora un ensayo que contiene una interpretacién filosofica de algu. nos rips i fsica, que han legado a circular en la discutsividad mis gresista” y exitosa de la intelectualidad actual. Parodiando pues estos wen Sn neue mee , que la realidad fisica es una construscién social y lingtifstica x be e ea | ae cientifico carece de objetividad universal Sr la ideologfa dominante y de las relaci propia de In comunidad que lo produce, A sabendss,y con le intencion indiscutible de extremar las posturas, el autor subraya que no se esté refi Fiendo as teria sobre a realidad sino ala realidad misma" Obviamentey esta negacién taxativa de la base empirica, que de hecho es sumamente seductora para el representante estereotipico de la nueva teoria, no es mas que la acumulacién de declaraciones si ae leclaraciones sin apoyo de evidencia o argumenta- ““Transgressing the Boundaries”, origin ri publicadoa rinipios de 1996 en un numero epecal de Soil Textconee una not al evista Lingua Franca, que ta do a vonocer con tuo de A Psi Experiment with Cultural Stuis” [Un fico experinenta les]. En ella, reconoce haberse pro war ade- lant un experiments “modesto aunque esonoekanene acon) (62), motivado en su preocupacién por la declinacién de los principios de ‘igurosidad en algunas dreas ce las humanidades, Sokal sefala, por tin ado, Cuales haan sido los “espropéstos” a partir dels cules armé su pasti- che ~Derrida y ta teorfa general de Ia relatvided. Lacan y la topologt Trgaray y la gravedad cunts y, por ot, los meeaismos retreos que Condiionaban yen su opinisn, propiiaban is aceptbilidad del ensayo: tas, ttoridad, juegos de palabras, afirmaciones y analogfas sorprendentes ‘eet ine ce a ees Bie en ney ah ance saa titucion de ta ciencia como empresa cognoscitiva de aleance universal. mene es fj 196 Teorias literarias 11 ‘Ahora bien, es claro que el “modesto experimento” de Sokal no es otra cosa que una intervenci6n politica que, ulteriormente, se niega a teconocer- se como tal. Frente a la declarada intencidn de determinar si “una destaca- da publicacin periddica norteamericana dedicada a los estudios culturales” aceplatia publicar un articulo elaborado como parodia a condicién de que ppareciera serio y reafirmara los preconceptos ideol6gicos de los editores, el experimento no parece dirigirse simplemente a denunciar una debilidad de las instituciones a fin de corregirla sino més bien a deslegitimar todo un campo de produccién intelectual por su inadecuacién a los principios heuristicos de las ciencias duras. Involuntariamente, Sokal confirma esta interpretaciGn al sefialar que lo que le preocupa es “un tipo particular de sinsentido y de pensamiento chapucero”, que niega la existencia del mundo real El debate iniciado por el experimento de Sokal y su denuncia publica convocd a intelectuales de todas las extracciones y disciplinas. En primer lugar, los editores responsables de Social Text, Bruce Robbins (1948-) y Andrew Ross (1956-), intentaron articular una débil respuesta, que sdlo ha servido para poner en evidencia la magnitud del error que cometieron: afir- ‘man que la revista no tiene referato y que se trata de una publicaciGn desti- nada a difundir opiniones politicas y e] andlisis cultural. Explicitando la pre- ‘ocupacién que les causa la falta de ética que ejemplifica la actuaciGn de Sokal, reconocen que el articulo les habia parecido un “intento honesto de un cientifico profesional para buscar sostén en la filosofia postmoderna para los desarrollos de su campo” (55). A esto, volvié a responder Sokal, indican- do que su ensayo puede leerse como una bibliograffa anotada de charlata neria y sinsentido (“Alan Sokal replies.” [A. S. responde...]) y que su intencién no habia sido defender la ciencia sino advertir a los intelectuales de izquierda de los errores a que conduce una importaci6n superficial de saberes de otras ciencias.! Sokal y Bricmont retomaron la cuestién en Impostures intelleciueles ((imposturas intelectuales] 1997), en cuya Introduccién sostienen 1. Las repefeuiones dl debate son innumerables. Vétse, en principio, e) aniulo de Weinberg y "he Sokal Hoax: A Forum’, que contiene opiniones de eepeiaistae en historia y hteraturay eh historia y filovotfa de las clencias, Ademée, “Sokal’s Hoax: An Exchange” contiene valiosas fsportaciones desde el campo de las humanidades. La mayor pate de los documentos relevantes fe recogida por los editres de Lingua Franca en un volumen iuado The Sokal Hoax. The sham thot shook the academy (La tampa de S. La parodia que sacudi a a academia) 2000) Tendencias actuales 197 Desde hace algunos afos, estamos asombrades y molesios por la evalucién intelectual de cicrtos medios universitaros estadounidenses, Vastos sectores de los {studios iterarios y de las ciencias humanas parecea haberse convertido a lo que liamaremos, para simplifiear, postmovdenidad, corrente intelectual caracerizada por el rechazo mas o menos explivito de la tradiciGn racionalista det Hluminismo, por claboraciones te6ricas independiente de toda prueba empiric y por un relatvismo cognitive y cultural que tat a as eiencias como “relatos” o construcciones sociales, ap Con todo, el nuevo texto ya no se articula come burla parédica sino como estudio serio encaminado a identificar los reiterados abusos cometidos por un grupo importante de figuras claves del pensamiento contemporéneo ~otra vez Lacan, Irigaray y Deleuze/Guattari pero también Kuisteva, Latour, Baudrillard y Virilio~ al emplear conceptos y términos que provienen de las ciencias fisi- ‘co-matematicas como metéforas descontextualizadas y carentes de sentido. Como inversi6n sinétrica de estas indagaciones, aungue de modo comple- mentario, David Simpson ha llevado adelante una vigorosa denuncia del pro- ceso de adopcidn de terminologia y conceptos provenientes de la critica litera- tia tradicional por el resto de las disciplinas humanisticas: Lo que detectamos como nuevo noes, o no necesariamente, el mundo en general sino mas bien el grado enque los fildsofos, los que sedeican alas ciencias sociales, los historiadores, los antropslogos, ls hstoriadores de a ciencia“radicales”,einclu- s0 algunos cientifcosestin dispuestos a aceptar los vocabularios tradicionales de la ‘rticaliteraria como viables para sus propias tareas descriptvas. (2) Por una u otra vfa, ya sea por la del andlisis critico de las importaciones conceptuales, ya por la de la imposicién de la “regla de la literatura” que describe Simpson, lo que pasa a ser el centro de la crisis actual es Ia deter- minaciGn heurfstica que suspende el abordaje del universo de fendmenos y Jo posterga indefinidamente, en raz6n de las limitaciones de las capacidades cognitivas del hombre. 2. Las astillas del postestructuralismo El contexto mundial de los noventa se define en la confluencia de una serie imprevista de fendmenos hist6ricos y culturales entre los que cabe destacar la finalizacidn de la guerra frfa, la cafde del muro de Berlin y la desaparicién concomitante de los regimenes gubernameniales de filiacién ‘marxista, una reduccién considerable del impacto del psicoandlisis freudia- no y sus derivaciones en las disciplinas humanisticas, y una globalizacién de Ja economfa cuyos resultados no parecen de ninguna manera acordes con 198 Teorlas literarias It ninguno de los valores del proyecto fundado por el Huminismo para alcanzar el bienestar generalizado-de ios hombres. A ello se suma el avance de los Estados Unidos sobre el resto de las estructuras nacionales para situarse como arbitro y contralor del orden planetario y cumplir asf el mandato cultu- ral que le impone su confianza en el destino manifiesto del pueblo norteame- ricano. ‘Todo ello repercute, directa ¢ indirectamente, en el funcionamiento del ‘campo intelectual ya que, por una parte, afecta la distribuci6n de fondos en funci6n de otros intereses de desarrollo’ y, por otra, porque los intelectuales definen para s{ mismos nuevos compromisos. Con el correr del tiempo, el recambio de generaciones de profesores e investigadores, el crecimiento geométrico del mimero de congresos, reuniones y publicaciones periédicas destinadas a pomover y difundir los estudios tedricos, la configuracién ac: tual de programas de formaci6n e investigaci6n literaria ha naturalizado la dimensién te6rica como un constituyente bésico. En este contexto, el nuevo establishment académico norteamericano, cuyas rafces remiten a la van- guardia critica y militante surgida a comienzos de la década del setenta, ha cempezado a sentir los embates de posturas alternatives. Sin embargo, la alarma de algunos sectores no responde al reacomodamiento de intereses intelectuales, consecuencia del cardcter hist6rico de la disciplina, sino aque se haya vuelto parte del sentido comén asimilar autométicamente el postestructuralismo a las posturas politicas progresistas. En palabras de William A. Cain (1952-): La izquierda supone, en mi opinign, ersineamente que los modos de enseanza y crtica que estin en boga despertarén alos lectoresy estudiantes al radicalism y los impolsarén a huchar contra la injusticia y la intolerancia en Estados Unidos, En ‘cambio, sostengo que es mis factible servi ala causa de la Izquierda impulsando alos ‘estudiantes ser esoépticos y tener una mente abirtay sometiendo arigurosa critica Tas conelusiones politics que Ia mayor parte de la gente de izquierda ha llegado aceplac: que el canon tradicional es en sf mismo represivo, que hay que desmitficar alos textos eldsicos para denunciar la parcalidad de sus autores y, por limo, que las formas de erudicisn y pedagogta radicales(deconstrueci6n, marxismo, nehistoricismo, feminismo) se traducirén directamente en actos de radiealismo social y politico en la esferapibica, (131-22) 1. A ato de eemlo,timese en consderacin ast stale Ios departs de ‘cinisinen lv ener notexnercanms Une or gue eapenae el man ha dca de Ser pa erie de a aca nero de a mail ae ecamens ee fresco ari sbedtenonoy treo nana, el presiuedo dexinado a desar™ Aide grogtanae de formation proelced nveaigacin se Ture 0 cimina Tendencias actuales 199 La posibilidad de articular una critica en estos términos se abre a partir de una renuncia parcial del humanismo tradicional. Antes del auge Postestructuralista era impensable que los intelectuales humanistas asumie- ran otro compromiso, liso y Hano, que el de la busqueda de la verdad. Cain, sin renunciar a ello, levanta el guante de la argumentacién politica pero somete su finalidad al tamiz de su propia agenda para definirle un alcance universal La critica “politica” es no s6lo justificada sino ademés necesaria ya que el debate iniciado por los postestructuralistas se apoy6 reiteradamente en esta dimensin, Es cierto que la reformulacién de Cain centrifuga la fuerza efectiva de la acci6n politica intediata, reduciendo el espacio piiblico al que aspiraban los partidarios del postestructuralismo a lamera conciencia indivi- dual. Pero igualmente cierto es que los resultados de la prédica progresista no condujeron a ninguna accidn inmediata que excediera la implementacién, de una politica intimidatoria, como la denunciada por Frederick Crews: ‘Lo que nos preocupa a muchos de los que compartimos cotidianamente nuestro lugar de trabajo con a vanguardia postestrcturalista noes el sistema de valores que proclama sino su uso de la intimidaciGn moral para desalntar las criticas de su propio ¥ flagranteapriorismo. No hay dati real par cl indiferete cuerpo politico sino para i causa de la acionalidad empirica, ue a sido técitamentesubvalorada por muchos postestructuralistas y explicitamente condenads como apresiva por algunas. (vii) Efectivamente, a partir de la incorporacién de lo politico como uno de los, pardmetros que deben guiar la investigacion y formacién de nuevos recur- 505, se llegé a establecer correlaciones fijas entre posturas politicas y deter- minaciones heuristicas (objetos de investigaci6n, procedimientos analiticos, estructuracién estiistica del informe, etcétera). Ello ha conducido a que la {6pica precedente fuera vista como politicamente reaecionaria y que, por un mecanismo de inversién especular, los temas y problemas literarios aborda- dos por el postestructuralismo automsticamente pasaran a ser juzgados como revolucionarios. Desde la vereda de enfrente, Harris enumera los aspectos centrales de la nueva doctrina: 4, En up linea semejante, Livingston anota: “Si todo es, en dkms jnstancia, cuestdn de ‘lo Social’, por favor adoptemos alguns socologi seria no un nieve gefto del concept Titerario lsealisia de "trdicign', que remte alas relaciones entre mentes sin everpo denzo de una bible, toca ideal” (Literary Knowledge 16-17) ——— 200 Teorfas literarias II Se acepta, amplia y acrticamente, que debemos abstenemos de considerar fa intencign del autor, que los significados son indecidibes, que nose justifies buscar la tinidad en un texto; gue toda las jerarqu de valores son reversbles, que ahistoria hho ev otra cosa que una competenciaabierts entre construcciones narrativasaltema~ tivas y que la misma naturaleza del lenguaje hace imposible la falsibilidad de Tos tenunctados sobre ia experiencia (Beyond poststructuraism Xi) Aunque los planteos criticos resumidos hasta aqui se refieren cespecificamente a la situacién de fa “teorfa” en el mbito norteamericano, ‘no resultarfa ni dificultoso ni injustificado extenderlos al resto de los paises occidentales/occidentalizados. Sin entrar en dicha tarea, nos limitaremos ‘hora a apuntar las eriticas més vigorosas que Hevan a cuestionar el futuro de la teoria lteraria, En primer lugar esti la cuestién de los conceptos de “escritor”, “obra” reemplazados por “texto”, y “lector” y el replanteo de su conceptualizacién consciente aunque débilmente idealogizada. Ello remite a los trabajos de Roland Barthes de fines de los afios sesenta y comienzos de los setenta, en particular “La muerte del autor", donde rechaza la perspectiva tradicional segiin la cial e} autor es el origen del texto y, en consecuencia, la fuente de su significado, y “De la obra al texto”. Al negar la concepcién humanistica del autor, Barthes cree liberar al lector ~y liberarse como lector de toda autoridad interpretativa, puesto que no existirfa ninguna via “correcta” de acceder al texto (Cfr. Altamiranda, “Del texto literario”), Paisley Livingston (1951-) ha realizado una cuidadosa evaluacién de la argumentacién barthesiana que sostiene la “revolucién textual” y las implicancias pragm: ticas de abandonar por completo la nociGn de obra. Para él, los textos sirven como formas de mediacién de las interacciones de individuos reales, en particular cuando éstos los conciben como obras y no como textos despersonalizados: [Las relaciones entre escttores y ouos esertores, entre escritores y lectores Y centre lectoresy otto lectores pueden implicar a interacciGn en dos sentidos, devil y fuerte, El sentido fuerte se reflere, por ejemplo, al echo de que un lector, al teflexio~ har sobre el significado de una obra, considera no silo que es significado depende de qo que el escritor ten‘a en mente sino también de las expectatives espectficas det escrtor sobre lo que el lector podria esperar, eteétera, ("From Text to Work” 102) Por otra parte y desde sus mismos orfgenes, los postestructuralistas ha- ‘rian propiciado la adopcién de una perspectiva (falsamente) interdisciplinaria. Richard Levin ha descripto cudles son los procedimientos especfficos que siguen aquellos que se autoproclaman como interdisciplinarios: sin adquirit —

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