Globalizaciones múltiples ofrece una perspectiva poco habitual de los entresijos del que quizá sea el tema central de los tiempos modernos, que está cambiando no sólo Occidente, sino también el mundo en vías de desarrollo.
Título original
Globalizaciones Multiples. La diversidad cultural en el mundo contemporáneo
Globalizaciones múltiples ofrece una perspectiva poco habitual de los entresijos del que quizá sea el tema central de los tiempos modernos, que está cambiando no sólo Occidente, sino también el mundo en vías de desarrollo.
Globalizaciones múltiples ofrece una perspectiva poco habitual de los entresijos del que quizá sea el tema central de los tiempos modernos, que está cambiando no sólo Occidente, sino también el mundo en vías de desarrollo.
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La diversidad tn Jen elm
Huntington
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it up orango
reparog { opeys] sopiegINTRODUCCION
Les dindmicas culturales de la globalizacién
Peter L. Berger
El propésito de esta introducci6n no es resumir el tice y variado eon.
tenido del presente libro, sino mostrar un eusdee (que, a estas alturas, se
ie antoje ya verosimil) de las dinémicas culturales ce slobalizecién. La
ravers de los datos que configuran ese cuadzo procede del proyecto de
ined gen el ue se base el libro, Me he abstenide. oe obstance, de
incluir cediosas referencies cruzadas « los capitulos sobre los diferentes
balses estudiados en el proyecto, puesto que se encuentran aqui agrupa.
dos en un mismo volumen
Comentaba una vez un colege un tanto cinico gue le meta de toda em.
Presa académica es mostrar que la teoria de alguies cx incorrecta, En este
caso, ese alguien una exageracién decir que yo ya te.
ala une teoria de ral, i que me habia hecho uns cies,
ta imagen de esa teotia y consegui, més o mann convencer 2 Save)
Huntington, codirector del Proyecto, y al equipo investigador internacio.
nal pare que aceptaran ese euadro como pusto de Partida de le investiga.
Cia (0, pare ser debidamente wissensehufilch, corns conjunto de hipéte.
Sis de partida), Como era de esperar, duramre hoe mis de dos siios de
Eroyesto, la mayoria de ellos contimuaton diseccionando ese cuadro y, al
ial, he tenido que aceptar le mayor parte de las tices. En mi opinion,
se han mantenido indemnes, cuando menos, las que eran las caracteri
Cés bisicas del cuadro original, pero también ee cere que éste se ha com.
Blicado considerablemente. Como les suelo deci iis estudiantes, uno
de los placeres de ser un cientifico social (a diferencia, por ejemplo, de un
fl6sofo 0 de un tedlogo) es que uno puede divertirse tanto cuando se de.
Cena HUE €St4 equivocedo como cuando se demucsna gue esté en lo
cierto.
La imagen inicial que tenia el Proyecto era de reto y respuesta, muy al
estilo de Toynbee. Supuestamente, el rere lo plantea una cultura global
emireente, de procedencia occidental en su shayor parte (estadsaiaiden. ~
Eee cided), que penetra en el resto del mundo tonto en el nivel de le
lite como en el nivel popular. Se considece entonces que la respuesta deGlobalizeciones multiples
las sociedades receptoras oscila en une escala que va de Is acepraciéa al
rechazo, y en la que hay posiciones intermedias de coexistencia y sintesis
Creo que este cuadro sigue siendo valido. No obstante, se le debe anadir
ai dato de que esas sociedades destinatarias presenten un conjunto mucho
mas multicolor de reacciones, incluides las que surgen por iniciativa de
sus propios gobiesnos.
Quiero hacer algunas observeciones preliminares adicionales antes de
pesar a describir ese cuadro més complejo. El término «globalizacién» he
adquiride una cerge emocional en el discurso piblico. Para algunos con-
lleva la promesa de una sociedad civil internacional que puede conducir @
tuna nueva era de pez y democratizaci6n. Para otros comporta le amenaza
politica estedounidense, cuys consecuen-
mundo homogeneizado parecido @ une especie de
6
de una hegemonfa econé:
cia cultural serie &
Disneylendia metascética (al que un miembro del gobierno francés apl
el encantador apelative de «Chernobyl cultural»)
‘Para mi es evidenre que tanto le promesa como la amenaza han sido
ampliamente es
gel cuadro complejo que se desp:
Jas transformaciones econémicas y tecnoiégicas que sirven de impulso al
fenomeno de la globalizacién hen creado, sin lugar a dudas, problems
sociales 9 politicos de gran alcence, como el de la bifuscacién entre gana
Gores y perdedores (tanto entre sociedades como dentro de cada una de
cil) y el del desafio « Jas nociones tradicionales de soberania nacional.
‘Aqui no podemos tratar estos problemas,’aunque, por supuesto, ban de
ser tenidos en cuenta come un trasfondo siempre presente. El tema que
nos ocupe ¢s el de Ja dime:
téemino «culturan sa signififado convencional en ciencias sociales: las
creencias, valores y estilos de vide de les personas corrientes en su exis:
rencia cotidians -
No siempre Jo que todos damos por asumido es incorrecto. Exisie, de
hecho, una cultura global emergente y su origen y su contenido son, en
realidad, de fuerte componente estadounidense. Estén sucediendo més
cosas, como trataré de dejar claro, pero esa cultura global emergente es la
mnds importante de todas y probablemente seguiré siéndolo en el fururo
inmediato, El historiador chileno Claudio Veliz ha hablado de ella como
la ease helenistica de la civilizacién afigloamericana», una expresién que
trata de disociarla de las explicaciones que la asocian con el imperialismo,
E] mundo relevante de aquel entonces se helenizé en un momento en el
que Grecia ys no tenia pricticamente ningtin poder imperial. Hoy en dia,
ageradas, y esta convicsi6n es en buena medida deadore
de de nuestra investigacion. Ademés,
cultural del fenémeno, y equi se le de al
i
i
g
;
fvow
.
(rote wee reer es aS FTTESTTTEIEUTTY
Introducciéa
aunqu
Estados Unidos tiene sin duda mucho poder, no esta imponiendo
su cultuia a ottos paises por medios coercitivos,
:~Ahore'como entonces, la lengua es un factor crucial de esa difusién
cultucal. El vehiculo principal del helenismo fue la coing, el gziego bésico
y, en buena medida, vulgar en el que, no por casualidad, se habia escrito
el Nuevo Testamento. Actualmente, la lengua inglesa, més en su variante
estadounidense que en su vatiante briténica, es la coiné de la cultura glo-
bal emergente. Con independencie de cuél sea el futuro del poder impe
Hal estadounidense, no se aprecia rival elguno en perspectiva. Los millo.
nes de personas que emplean cada vez mas el inglés como lengua franca lo
hacen fundamentalmente por razones pricticas. Los jévenes chinos que
importunan a los turiscas para que les dejen practicar eu inglés lo hacen
Porque quieren acceder a Internet y mejorar sus persoectivas de trabeio,
no para leer a Shakespeare o a Faulkner
Pero las persons no uzilizan la lengua de forma inocente. Toda len-
gua lleva consigo su carga cultural de connotaciones cognitives, normati
vas ¢ incluso emocionales. El inglés estadounidense también, incluso con
independencia de las creencias y los valores propagades por los medios
estadounidenses de comunicacién de masas, Pensemds, sin ir més lejos,
én términos aparentemente inocuos como los de religious preference o so.
xual orientation, o en exptesiones como «1 cannot express myself in this
job», « need more space in this relationship» 0 «You have th
your opinion». :
La cultura global emergente se difunde® través de vehiculos popule
resy de élite, Puede que el vehiculo de élite més importante sea aquel paca
el que Samuel Huntington acufié la feliz denominacién de «cultura de
Davos» (por la reunién anual de la Cumbre Econémica Mundial que se
celebra en ese estacién invernal suiza), una cultura internacional de lide.
res del mundo de los negocios y la politica. Su motor basico son los nego.
cios internacionales, el mismo motor que impulse la globalizacién econé.
mica y tecnolégice. Pero resultaria engafioso concebir esa cultura sélo en
funcién de los pocos que pueden ser invitados a Davos, Hay millones de
Personas que querrian ser invitadas y que toman parte en lo que los soci
Jogos han llamado acertadamente una «socializacién anticipatorian
\¢ tight zo
* La traduecién mis o menos literal de estas.expresiones al castellano.setin, respecti-
vamenté, eprefecencia religiosa», worientacién sexualn, «No puedo expresarme en este es,
bajo» (en l sentido de «so puedo dar slid a mi expresividadn), «Necesito més espacio
en esta relaciénm y «Tienes derecho a opinar asi». (N. def ¢.)16 Globslizaciones miltipl
venes ambicicsos en el mundo
Hay, por ejemplo, une red globel de
profesional y de los negocios que ha florecido en cada uno de los paises
cseudiados: una especie dé asociacién yuppie, cuyos miembros hablan un
inglés fluido, se visten y actian de manera similar, canto en el trabajo
os de diversién, y, hasta cierto punto, llegan a pensar
como en ios mom
de un mode parecido (v esperan que al
bres de la élite). Sin embargo, se ha de tener cavt
aque esta eparente homogeneidad abarque todes los émbitos de su exis
tencia. Si que es asi para algunos de ellos: se trata de personas que, pare
bien o para mal, son cosmopolites hasta le médula. Pero hay otros que se
les arreglan para lleger a une compartiinentaci6n creativa y buscan coniu-
gat su participacién en la culture de los negocios global con unes vides
mrsoneles dominades por temas culzurales muy diferentes. Determiner
endl de esas dos opciones ¢s az
una cuestién empiric
La comparacion entre Alemania del este y la India es interesante en
este aspecto. Tras la unificacién, una horda de consultores financieros se
gue Repibblice Democrética Alemana, fotmando y
cerca de como compottarse en la nueva economia (decdmo
Wes pesa
gia del Exce) ha sido agria y
urales disponibles paca mantener 0 pata
alsersftivos han sido muy escasos. Por
in dia puedan estar en las cum-
la ala hora de asumir
3
ble 2 un grupo concrerc serd siempre
4s, wasicamente).” de que le resistencia mos-
, los recursos cu
nistruir estilos de vida persoria
el contretio, a pesar de Ja plévade de~escyelas de estudios empresaniales y
Ge cursos de formacion pare ensehar # Tos indios como deben comportar-
se como pacticipentes en la economia global, muchos de los profesionales
Ta informética de Bangalore logran combinat esa pasticipacioa
tilos de vida personales en los
cionales.
Existe otro sector de élite de le cultura global emergente que, en oca
siones, se funde con la cultura de los negocios y, otras veces, entra en ten-
tidn con ella, $e trata de le globalizaci6n de le intelligentsia occidental. Yo
In he denominado, con no tanta fortuna, la «cultura de faculty club».** Se
se predominan los valores 4
* Wessies: alemanes occidentales. Ossies: alemanes oriencales.(N. del t.)
=» Faculty lub: local socal babituelmente reservado al personal docente de ls uni
versidades anglossjonas dentro del propio carpus, en el que tanto los académices de Je
propia insticacién como, en oc
juntos y discutie cuestiones de su incerés. (N. del 4)
‘ones, sus invitados suelen reunicse para comer o beberInyoduccién 17
tragsmite a través de una serie de vehicules: redes académicas, fundacio-
nes, organizaciones no gubernamentales (ONG), ciertos organismes gu-
bernamentales « intergubernamentales. También persigue ia creacién de
mercados en todo el mundo y participe activamente en ello, pero los pro-
ductos que promueve no son los de las compaiifas multinacionales, sino
ideas y conductas inventadas por intelectuales occidentales (mayoritaria-
mente estadounidenses), como, por ejemplo, las ideologias de los dere-
chos humanos, el feminismo, el ecologismo y e! multiculturalismo, asi
como la politica y les estilos de vida que esas ideologias representan
Del mismo modo que los aspirantes germano-orientales ¢ indios a
participar de la cultura de los negocios de élite han de aprender la con-
ducta apropiada y las opiniones aceptables de esa cultura, también, muta-
tis mutandis, los que quieren tener éxito en la cultura intelectual de élite
deben hacetlo. Por otra parte, dado que esta dltima cultura es, por defi-
nicién, mucho més ideoldgica que el pragmitico munde delos negocios,
el precio de la admisién a la cultura de faculty club es mas elevade en lo
que se refiere a su incidencia en la vida personal. Por decirlo en términos
sencillos, un hombre de negocios de la Europa del este puede actuar
como up estadounidense en le sala de juntas, pero luego. buede irse a su
case y, siguiendo la més tipica tradicién autéctona, pegar 2 su mujer y dar
drdenes a sus hijos, Pero el intelectual de Je Europa del es
mantener una buena relacin con Ja Fundacién Ford tend:
cho més cauto si quiere mantener una compartimentacién comparable
Las dos culturas se entrecruzan con frecuencia, De ahi que haya empresas
que contratan a académicos melenudos para efisefiar «sensibilidad» inter-
cultural o de género a sus empleados (en base 2 la creencia, posiblemente
errénea, de que esto aumentaré la productividad). Por otro lado, los acti.
vistas del ecologismo y de la defensa de los derechos humanos atacan a les
empresas por supuestas conducts indebidas de diverse indole. Las dos
culturas entran entonces en conflicto.
La que puede ser llamada dé forme genérica «ideologia de la salud»,
que tiene su origen en la clase intelectual estadounidense, se ha extendi
do mas alla de ésta y ha afectado los valores y al comportamiento de ma:
sas mas amplias de personas; ha llegado incluso s conllevar un activismo
politico global. Le cultura de los Aegocios ha absorbido buena parte de
todo esto instituyendo programas de wellneis y promoviendo el fitness.
No obstante;-ha habido ocasiones en las que ambas culturas han entrado
en conflicto, como en el caso de la ofensiva del movimiento antitabaco
contra la industria tebaquera. La historia de Ia legislaci6n antitabaco en
gue quiere
4 que sex mu.Globalizaciones mitluples
frica resulta instructiva en este senti
do. Tras la caida dei régimen del
apartheid, se hizo con el poder un gobierno dominado por personas que *
venian tras de si una larga relacién positive con las ONG occidentales. Le
legislacion antitabaco (presentada, con érgullo, como la més restrctiva
del mundo) fue resultado directo de ello (extrafio resultado en un pais al
borde de una catastréfica epidemia de sida). Era evidente que esta acci6n
no era consecuencia de una valoracién pragmatica de las necesidades sa-
itarias més acuciantes del pais, sino de la influencia de la cultura de fa-
culty club de inspiraci6n occidental
Resulta fascinente observar las dos culturas de élite desde la éptica
dela vieja teoria neomarxista dela dependencia. Las cultures de Davos y de
faculty club tienen unos ceatros «metropolicanos» y una periferian que
depende de ellos. Pero los centros de la primera de esas culturas ye no son
exclusivamente occidentales. También cuenta co! podero:
os centros en
Tokio, Hong Kong j Singapur, y Shanghai y Bombay son incorporaciones
potenciales. La «mets6polis» de la intelligentsia glcbelizada ¢s mas exclo-
Fivamense occidental (estadounidense, « decir verdad). Asi pues, cuando
‘ea el término «imperialismo cultural», reselte probeblemente més
scable a la East 43rd Street, donde se vbica la impresionante sede de le
n Ford, que @ los bastion: sariales de Well Street y de
Madison Avenue. Permitaseme afiadir que la que acabo de hacer es una
5 descriptive y no necesasiamente un juicic de valor. Uno puede
deplorar o alegrarse de le
Fundaci
ismacii
influencies que emanen de cualquiera de eses
«, le posicién de preponderancia de Estados Unidos en
sera de toda duda, Se deduce, pues, que los principales
ambas élites esté fy
“globalizadores son esiédougidenses. James Hunter ha proporcionsde
tun retrato de ese grupo, 4€cuyos miembros liama «cosmopolites provin-
e se mueven de pais en pais con la mayor de las faci
lidades a la vez que permanecen en una «burbujar protettore que las ais
Je de cualquier contecio serio con Jas culturas eutéctones sobre Tas que
inciden. La burbuja también los mantiene aislados de cualquier duda se-
ris acerca de lo que hacen. Hunter encuentra este tipo de personas tanto
en las empresas como en las ONG, con le dinica excepei6n, quiza, de quie-
nes se embarcan en misiones evangélicas.
La descripcién que hace Hunter de estos «globalizadores» ha recibi-
do criticas: puede que haya obviado la presencia de miembros mas sofis
ticados de ambas élites. No obstante, describe con gran verosimilitud a un
importante segmento de los intelectuales y de los hombres y lus mujeres
cianos»: personas qui~~ ww vreowewvvVvVv EVV Sy
Inteoduccién 19.
de negocios estadounsde:
cuert
s que participan en actividades globales. Re
5 a! famoso viajante de Arthur Miller, que va por el mundo «sin
mis recursos que una sontisa y unos zapatos bien limpios»* (todo un ar-
quetipo estadounidense), En comparacién con «misiones civilizadoras»
anteriores (por ejemplo, las britdnicas o las francesas, por no hablar de la
soviética), este «imperialismo cultural» estadounidense tiene un cierto
halo de inocencis (que no se hace necesariamente simpatica). Se hace mas
evidente cuando eses mismes persones se sorprenden con toda franqueza
de las reacciones hostiles que despiertan sus esfuerzos.
La manifestacién més visible (y con diferencia) de la cultura global
emergente la hallamos en el vehiculo de la cultura popular. Empresas de
cod tipo (Adidas, McDonald's, Disney, MTV, etc.) propagan esta cultu-
ra, Aunque las élites ejercen el control sobre esas empresas, la cultura po-
pular penetra en amplias mases de personas en todo el mundo. Es dificil
ex:
erar el enorme elcance de esa penetracién. Tomemos, como nuestra,
un Ginico indicader estadistico: en 1970, el 10,3 % de los hogeres chilenos
tenia televisores; en 1999, la cifra era del 91,4 %. Aunque algunos de los
programas que transmite le televisién chilena son de produccién nacionel:”
una parte ingente de los contenidos procede del extranjeto, sobre todo,
de los medios de comunicacién estadounidenses. L
Puede que buena parte del consumo que se hace de
pular sea superficial, es dei
sta culture po-
que no tenga un efecto profundo sobre las
creencias, los valores o Ja conducta de las pefsones. En principio, un indi-
viduo pod
a llevar vaqueros 5 zapatillas deportivas, comer hamburgue-
sas, o incluso ver dibujos animados de Disney, y continuer plenameate
arraigado en una determinade cultura tradicional. Sin embargo, un habi-
tante de un barrio de chabolas chileno que lleve una camiseta en la que se
puede leer «Make Love Not Warm** puede ester expresando un cambio
més significative. Tampoco es probable que cuando unos javenes chile-
nos b:
fan frenéticamence a ritmo de rock estén consumiendo un produc-
to cultural de importacién que no tiene ninguna consecuencia significati-
va en sus actitudes y su comportamiento (y los guardianes oficiales de los
valores tradicionales son bien conscientes de ello).
Yo sugerisfa una diferencincién entre el consumo «sacramental» y el
«no sacramental». La teologia anglicana define el sacramento como el sig-
* La cite en castellano esté tomada de Arthur Miller, Muerte de un vigiante, Barcelo-
tna, Tusquets, 2000. (W. def t.)
* «Haz el amor y no la guerra.»20 Globalizaciones multiples
acia i
no visible de w wisibie, Esa definicion es aplicable, mutatis m
tandis, a este caso también. Una parse del consumo de la cultura popu
global no tiene nada de «sacramental», Parafraseando a Freud, a veces una
hamburguesa es sélo una hamburguesa. Sin embargo, en 0:10s casos, co-
merse una hamburguesa, especialmente cuando se hace bajo el icono do
rado de un restaurante McDonald's, consiituye ua signo visible de la par-
ticipacién real o imaginada en la modernidad global. La investigacién
sobre los restaurantes McDonald's en el este asidtico que llevaron a cabo
el antropélogo de Harvard, james Watson, y su equipo (del cual forinaba
parte Yunxiang Yan), sugieve que se va produciendo uns sransicién des
de el consumo «sacramental» hacia el «no sacramental» a medida que este
0 de comide répida se euelve comin con el paso del viempo. En Pekin,
como en otros lugares, cuando MicDonald’s era una novedad las personas
modo vice-
rio en iz modernided ai estilo amecicano, En Tokio o en Taipel, donde
McDonald's habia estade presente durante mucho mas tiempo, ir alli no
era més que una.opcida entre muchas disponibles pars el consumidor: la
esa. Ni que decir tiene ov
iba
alli no sdlo a comer hamburguesas, sine a part
hamburguesa era solo una hambu:
empre queda reservada a! estudio enipirico,
ve se transinice por movimientos
populares de diversos tipos. Algunos estén vinculados 2 la cultura de fa
culty club, como los movimientos fe acologistes 0 lo que la socié.
mo de los de!
cchos bumanosm. A veces, los esfuerzos de sus patrocinadcres occidentales
Fracesan a le hora de pzoducir movimientos populares auténricos, en cuyo
caso, empleando e! lenguaje de ls teorfa de | tes
auzéctonos constisuyen une «tle necias «me
tropolitanas». No obstanre, en otr2s ocasiones, esa misién apostélica tiene
éxito y acaben por surgit movimientos populares que gozan de un gran
atractivo, También en este caso, sélo una cuidadosa investigacién empiri-
ca puede determinar cual de eses dos posibilidades entra en juego.
Hace ya tiempo que sostengo y no he cambiado de opinién) que el
protestantismo evangélico, especialmente en su versi6n pentecostal, es el mo-
yimiento popular més importante que sirve de vehiculo (inadvertido en su
mayor paste) de la globalizacién cultural. Se trata de un movimiento que
ha conseguido un alcance increible (en amplias zonas del este y del sudes-
re asiético, en Has isles del Pacifico, en el Africa subsahariana y, de manera
més espectacular, en América Latina). El sociélogo britanico David Mar-
de
dependencia, los acti
epradoran al servicio de
cacwwrensesanai I
Lon lan nam naman OOO @asatIntroduccign 21
fios al estudio cle este fendmeno, esti
que ha dedicado muchos
que afecta, al menos, a 250 millones de personas en todo el mundo. ¥,
como Martin ha mostrado, conlleva una espectacular revolucién cultural.
Los datos pare Chile y Sudafrica, por ejemplo, muestran cémo la conver:
si6n a este tipo de religion transforma las actitudes de las personas en lo
referente a la familia, la conducta sexual, la educacién de los hijos y, sobre
todo, el trabajo y las actitudes econémices en general.
‘A grandes rasgos se puede decir que ésta es una religién que, tanto
ahora como (en Gran Bretafia y en Estados Unidos) en épocas anteriores,
fomenta lo que Max Weber denominé la «ética provestenten: una morali-
dad que se adecua de manera singular « les personas que buscan progre-
sar en el estadio naciente del capitalismo moderno. Aunque esta forma de
protestantismo es de claro origen anglosajén (el pentecostalismo moder-
en Estados Unidos hace aproximadamente cien aios), ha
sido asimilada en Ja cultura autéctona alli donde ha logrado penetear.
Normalmente no emplea la lengua inglesa y su culto (sobre todo en lo que
a su mAsica se zefiere) adopta numerosas formas autéctonas. Sin embar-
go, el cespiritu expresado tiene resgos inconfundiblemente anglosajo-
nes, especialmeate ea lo que respecta a su poderosa combinacién de e:
pia individual, igualitarismo (especialmente entre hombres y
y capecidad de crear asociaciones voluntarias, Por tanto, no sélo
facilite la movilided social en economias de mercado en vies de desarrollo
(ca! y como evidentemente era la esencia de la tesis weberiana), sino que
también facilita la participacién, real o esperada, en la nueva economia
global. A esto se debe afiadir el hecho de que entre los lideres de este mo-
vimiento existe la conciericia de formar parte de un movimiento global en
el que los contactos trangnacionales enzre ellos y Jos centzos del evangelis-
mo en Estados Unidos siguen en aum
Como ya se ha apuntado enteriocmente, entre los dife
la globalizacién cultural se producen tensiones y convergencias por igual,
tanto en el nivel de la élite como en el popular. Si algtin tema les es comin
a todos es el de la individuacién: todos los sectores de la cultura global
‘emergente potencian la independencia del individuo por encima de la tra-
dicién y de la colectividad. La individuacién ha de ser considerada como un
proceso social y psicolégico, que se manifiesta empiricamente en la con:
ducta y la conciencia de las persones, independientemente de lus ideas que
puedan tener al respecto. Por decirlo de otro modo, la individuaciéa como
fendémeno empirico ha de ser diferenciade del «individualismo» como ideo-
logia (aunque, claro esta, se los suele vincular con mucha frecuencia)
ag se origin!
70,
sntes sectores de22 Globalizaciones maltipies
Esta apreciacién es dell, puesto que ayuda a explicar por qué la nueva
cultura global tiene un atractivo tan extendido, La opinién generalizada
Gurante smicho tiempo ha sido la de que la modernizacién socava una auto
ridad, Is de la tradicién y la colectivided, que se daba hasta entonces por
sentade, con lo que, por defecto, ecentta le independencia del individuo,
Esto constituye una «liberacién», pero puede ser también experimentado
como una gran carga. El «individualismo» como ideologia legitime la al
beraciénn y, si es necesario, ayuda a aligerat Ja enrge. En cualquier caso, la
nueva cultura global tiene una afinidad intrinseca con el proceso de me:
dernizacién. De hecho, son muchas les partes del mundo en las que hay
en dia es idéntica a ese proceso,
sonas atrapadas én las fases iniciale
acion nueva ce
del proceso de mo-
posibilidades que se
Para les p
desnizecién, lo que prime es la sen:
aren y la aspiracién a una mayor libertad (le sensacién de carga suele
aparecer més tarde), Por ello, le cultura global emergente results atracti-
va para todos los que veloran Je individuacién que ye hen experi
y espiran a que se materialice aiin més. Vale la pena s
sentido, Je’ culeiita Gobel se asemnejarelth
adividue y sp lucha pe
de la eradicion-(le x
Elcuadro-qu2 tiemos ahora, pues, :
afecta practicamente-4codes les partes del mundo. Las distintas persones
respondén de maneratdistinta a Jas sacudidas de ese terremoto. Se dan ca-
sos de aceptacion pasiva, sin més (la asociacién yuppie mencionada con
anterioridad es un buen ejemplo), También hay intentos de rechazo mili-
tance, ya sea bajo ei estandarte de le religisn (los telibanes) o del necion
lismo (C ic te de]
zura global hay que aislarse casi per completo de le economia
costes de un posicionamiento de ese tipo son francamente elevades. Pero
se producen también formas menos totalistas de rechazo, puestas en pric-
tica normalmente par gobiernos que intentan equilibrar Is participacién
en [a economia global con uns resistencia a 1a cultura global: China ¢s el
caso més importante de este tipo. Se trata de un dificil acto de equilibrio.
Los casos intermedios entre le aceptacién y el rechazo resultan ser més in-
trigantes,
En casi todas parres se produce lo que James Watson ha denominado
elocelizacién»: se acepta la cultura global, pero con significativas modi-
ficaciones locales. Come el propio Watson sefiala, McDonald’s tiene un
contrato implicito con sus clientes en Estados Unidos: proporciona comi-
entado
jalar que, en este
baal
ambiér exe!
arse apsolutam:
rea de] Nortel, Dado que para
abal, jos‘WUVUTUUVVUFOVV Oe wwTUTwT TT sre TTT Tew TrwTor www ss
introduccién 23
da limpia y.econémica. Ellos se la comen y se van enseguida. Después de
todo, por ¢s0 se ie llama comide.rdpida. En el este asiaitico este contrato
quvo que ser modificado porque alli los clientes se quedan mis tiempo
Son dos los grupos que lo hacen de manera muy especial: las amas de casa
gue se toman un momento de descanso en el restaurante después de sus
compras o,de hacer otros recados, y los escolares antes de irse a sus casas
Los atractivos que se les ofrecen son instalaciones limpias, lavabos accesi-
bles y (en el caso de las amas de casa) proteccién conira posibles proposi-
ciones inoportunas. Esta localizacién es de especial interés, ya que tiene
consecyencias econémicas obvias a las que la direccidn de McDonald's se
ha tenido que adaptar.
Pero las localizaciones pueden tener aspectos de més largo alcance,
Por ejemplo, los movimientos budistas en Taiwan han adoptado muchas
de las formas organizatives del protestantismo estadounidense para pro-
pagar un mensaje decididamente no estadounidense y no occidental, Otro
ejemplo: una institucidn especificamente slemana, la Love Parade, copié
las formas de los desfiles estadounidenses del orgullo gay, pero los trags-
formé en un festival pan-erético marcado por una seriedad metédica.dis-
tintivamente alemana (dando al traste, quizé, con la tesis segtin la cual una
«orgia a la alemana» era un oximoron). L
Las influencias globales pueden también originar la revitalizacion de
formas culturales autéctonas. Asi, Ja introduccién de cadenas occidenta-
les de comide répida en la India y Japén ha comportado Ja preliferacién
de puestos de comida rapida de platos tradicionales, y la invasién de mo,
das occidentales en Japén ha provocado el desarrollo de una industria de
la moda sutéctona caracterizeda por uns estética tipicamente japonésa
‘También se entrevén los efectos de la localizaci6n en otro tipo de res-
puesta. El término que mejor la describe es el de «hibridacién». Se trate
del intento deliberado de sintesis entre rasgos foréneos y nativos. Japon
desde la restauracion de le era Meiji, ha sido una pionera de gran éxito en
ese tipo de respuesta, pero hay otros muchos ejemplos, El desarrollo de
una culture de los negocios china en el extranjero, en Ja que se combinan
las técnicas empresariales més modernas con el personalismo chino tradi-
cional, constituye un caso muy importante de ese tipo, dado el gran éxito
econémico de Ja didspora china en todo el mundo. No obstante, ahora
que la propia China se va integrando en la economia global, se puede
apreciar ‘ili mismo una hibridacién muy similar, de la cual es ejemplo la
nocién (tiltimamente de moda) de «mercader confuciano». El caso de los
ingenieros de software de Bangalore, que enguirnaldan sus ordenadores24 Globalizaciones maliiples
en las ceremonias hindues, e: un ejemplo especiaimence i
mazivo del mis
mo fenémeno. En un nivel mucho menos sofisticado, la sintesis entre cris-
tianismo y religiones tradicionales en las llamadas Iglesias Africanas Inde
pendientes (IAI) constituye otro caso fascinante. Todos estos ejemplos
dan muestras sobradas de que la idea de que lo que se esta produciendo
es una homogeneizacién global ciega infravalora en buena medida le ca-
pacidad que tenemos los seres humanos de ser creativos e innovadores
cuando nos vemos confrontados con desafios culturales.
Pero las culturas exhiben diferencias entre s{ en lo que 2 su capacidad
para adaptarse creativamente se refiere. La distincién entre culturas «fuer-
tes» y «débiles» sugerida por Samuel Huntington es ttil « la hora de este-
blecer esa conexién (aunque es importante insistir en que se trate de ca-
regorias descriptivas y no de juicios de valor). Las culcuras del este y del
sudeste asidtico —sobre todo en Japon, Chine v la India— han sido espe
cialmente «fueztes», mientras que las cultures afticanas y algunas de las
europeas hain sido relativamente «débilesn
El caso aleman es de un especial interés, Le intuicién nos podria lle-
var a pensar que se trata de una cultura «liierten, pero resulta que noloes.
Los motivos son claros. La sensibilidad que despertaba cualquier posible
acusacién de resurgir nacionalista tras la experiencia de! Tercer Reich he
minado la disposicién a eseverar la autoestima cultural germana y he pro
vocado una postura reletivamente pasiva frente « las influencias proce:
dentes del exterior, Esto se hace més evidente a! comparer Alemania con
otras sociedades europeas (Francia, sobre todo) y explica en buene medi-
da por qué Alemania (concretamente, la Alemania al oeste del antiguo Te-
Jon de Acero) parece ser el pais mas wamiericanizado» de Europa.
Algunos de los conceptos que habiamos desarrollado en la década de
los serenta Brigitte Berger, Hansfried Kellacs y yo mismo, en el contexto
de Is teorfa de la modernizacién, resultan sorprendentemente aplicables
al fenémeno que aqui nos ocupa. Nosotros deciamos que la modemnidad
aparece en. «paquetes» que contienen pautas tanto de conducta como de
conciencia, Algunos de esos paquetes pueden desensamblarse y reensamn-
blasse sin que se detenge el proceso de modernizacidn, como en el caso
del paquete formado por el cristianismo y la medicina moderna que lleve-
ban consigo los misioneros occidentales, Denominabamos a ese tipo de
conexiones «extrinseces». Otros paquetes no pueden ser descompuestos
sin que con ello se pare el proceso de modemizacién, como en el caso de la
conexién entre la medicine moderna y la conceptualizacién cientifice de
Ja causalidad. A éstas las denominaébamos conexiones «intrinsecas». Cuan-SUTETITIE HST TISESESTITITTCVT LGV ESTKUTE
1
a
do los paquetes se difunden de un sector social a otro, hablabamos de
ia» {como cuando la inercia hace que se transfiera el peasamiente
econémico en términos de costes y beneficios a la vicla familiar —y se ha-
bla del matrimonio como un contrato, de los hijos como inversiones,
}. ¥ para los casos en los que se intenta limitar esa difusién, nosotros
“ utilizabamos el cérmino «interrupcién» (por ejemplo, cuando las personas
se comportan de un modo deserminado en su trabajo y de otro muy dis-
tinto cuando se van a sus casas —el caso del hombre de negocios japonés
que se quita su traje azul marino, se pone un yukata y practica su caligra-
fie), Creo que estos conceptos siguen siendo ditiles a Ia hora de enten
der las diferentes respuestas ala cultura global emergente.
La serie anteriormente expuesca de respuestas al desafio dela cultura
global emergente no configura todavia el cuadro completo al que me re-
ferie. También existe el fenémeno cada vez més signi
lzaciones aliernativas, es decir, de los movimientos culturales de alcance
global que tienen su origen fuera del mundo occidental, pero que ¢j
un impacto efectivo en él (en su andlisis de la esperada nueva «cita con el
destinom de la India, Tulasi Srinivas emples el término «emisiones» para
aludir a ese mismo fenémeno). Se trata de algo importante, no sélo por-
que cortige la notin segiin la cual las cultutas no occidentales y no esta-
dounicienses simplemente reaccionan a las fuerzas de la globalizaciéa cul-
cural, sino porque también implica que puede haber més de un c
hacia la modemidad. Tampoco ésta es una idea nueva en a
aiios recientes ha cobrado aueva vida en las obres del sindlogo de Hs
vard, Tu Weiming, del sotidlogo israeli Shmuel Eisenstadt y de otros au-
tores, Por decirlo‘de.otremédo, las globalizaciones alternativas significan
la posibilidad de que haya shodernidades alternativas
‘También estos movirientos pueden encontracse en el nivel
ls dite, En le lite ha habido movimsentos tanto seculazes como
teligiosos de globalizaci6n alternativa, Aungue su atractivo ha decsido en
los timos afios (para ser mas peeciss, a parce de las recientes dificult
des econdmicas en Asia}, los cisculos empresariales y politicos occidenta-
Jes pugnaron dutante un tiempo por emular la politica industrial japonesa
y sus técnicas de gestién. En el terreno religioso, el Opus Dei, posible
mente la organizacién catélica més influyente del mundo en la actualidad,
constituye un buen ejemplo.
en
ino,
soluts,
ene
* Los conceptos originales en inglés correspondientes a epaquetesm, «inercian e «in
terrupciénn son, respectivamente, packages, carryover v stoppage. (N. del t.)26 Globalizaciones multipies
El Opus Dei se origine en Espaiia, pero tlene una gran influencia ac-
tualmente en América Latina lincluida, y de manera muy especial, Chile),
Filipinas y otras comunidades catdlicas. Su conservadurismo milicante en
Jo que a su teologia y su moralidad se refiere no es dbice para que man
tenga una actitud muy positiva ante el moderno capitalismo global. El
Opus Dei fue muy activo'politicamente en los tltimos afios del régimen
franquista y jugs un papel decisivo en le transicién hacia una economia de
mercado (y posteriormente, al menos de forma indirecta, en la transicié
hacia la democracia en Espafia). Las dos escuelas de estudios emprese-
siales més prestigiosas de Espafia estén gestionadas por el Opus Dei Este
es un caso en el que se produce algo mas que una acomodacién inteligente
al cambio social: hay un intento deliberado de construir una modernidad al-
ternativa, capitalista, democratica, pero, al mismo tiempo, decididamente
jeal alas tradiciones religioses y morales catdlicas, (Esto, por cierto, explt
ca por qué el papa Juan Pablo II ha mostrado una disposicion ten favors:
ble al Opus Dei, que contrasta con su escepticismo respecto a los jesultas,
antaiio la élite del catolicismo militante, pero cuyas lealtades tradicionales
se hab(an tornado insegures en los iltimos afios.) En América Latina tam-
bién ha tenido lugar un intento consciente de formulacién de wna cultura
atélica «integral en contra de la fuerza «americanizadora» del protes-
tantismo evangélico.
En el nivel popular (aunque a veces también alcance estratos sociales
mas elevados), Ia India ha «emitido» una serie de movimientos religiosos
de gran influencia, El movimiento Sei Babs, que asegura contar con 2.000
centros en 137 paises, constituye un buen ejemplo de ello. Puede que les
cifras sean exageradas, pero no hay duda de que hay muchos de esos cen
tos en Europa y América del Norte, Por el énfasis absaluto que pone en
lo sobrenatural, este movimiento supone una alternativa evidente une
cosmovisién cientifica moderna. El movimiento Hare Krishna es un caso
ain més visible de «emisién cultural india. Similar éxito en Occidente
han tenido una serie de movimientos budistas, como el Soka Gakkai, sur-
gido en Japén. El «renacimiento budista» en Taiwan aspira también ate-
net un alcance global. De ahi que la Fundaciéa Tau Chi tenge delegacio-
nes en cuarenta paises.
Los movimientos islémicos en Turquia y en todo el mundo musulman
pretenden claramente establecer una modernidad alternativa: no median-
teun rechazo de la modernidad, al estilo de los talibanes en Afganistén o,
incluso, de las facciones militantes del régimen irani, sino més bien bus-
cando construir una sociedad moderna, que perticipe econdmica y politi-camente en el cisteme global, pes
a or una culesra
cientemente islimica. Fue un movimiento islémico comparable en Indo-
nesia —procapitalista, prodemocritico, tolerante con el pluralismo reli-
gioso, pero decididamente comprometido con la fe musulmana— el que
supuso un factor imporcante en la caida del régimen de Suharto y en le
eleccién de su propio lider, Abdurrahman Wahid, como presidente, Hoy
en dia, esas isndgenes de modemidad alternativa islémica estén eumen-
tando su influencia en todo el mundo musulmén, incluso en Irén
Posiblemente, la influencia cultural més importante en Occidence que
procede de Asia no ¢s la transmitida por los movimientos religiosos orga-
nizados, sino la que llega en forma de le llamada cultura «New Agen. Ese
ha afectado a millones de personas en Europa y América, tanto en el pla-
no de las creencias (la reencarnaciéa, el karma, las conexiones misticas en
tre el individuo y el conjunto de la naturaleza) como en el dela conducta
(la meditacién, el yoga, el shietsw y otras formes de masaje terapéutico, el
taivchi y las artes marciales y, en general, el uso de tradiciones médicas el-
ternativas de procedencia india y china), Por su cardcter no organizado y
difuso, la «New Age» resulta inés difjeil de eprehender que los movi-
mientos réligiosos mencionados anteriormente, pero esta siendo estudia-
da por un mimero cada vez mayor de especialistes en religién. Habré que
ver hasta qué punto la «New Age» tendra una influencia permanente so-
bre la «mett6polis» de la cultura global emergente y acabaré modificando
|e forma de esta tltima. El socidlogo briténico Colin Campbell ha acute
do un revelador término, «orientalizacién», para describir el fenémeno
«New Age».
Enel terreno de la culture popular, Japén ha sido el «emisor con més
éxito. Los productos electrénicos y de eutomocién japoneses se han
nado una reputacién de fi nociones y
técnicas japonesas de control de calidad han tenido una gran influencia en
Ja industria europea y estadounidense, asi como en el comportamiento de
Jos consumidores. Resulta interesante el caso de la empresa de productos
cosméticos Shiseido, similar al de otras industrias japonesas de ls moda y
el disefio, que ha combinado productos modernos con conceptos japone-
ses tradicionales de Ja estética y ha descubierto que se trata de algo que
tiene atractivo mas alla de los confines del propio Japon. En todos estos
ejemplos, por cierto, sigue cesultando instructiva la analogia con el hele.
nismo. En la época final del Imperio Romano, en algunos circulos insatis-
fechos con lo que la civilizacién grecorromana podia oftecer, se produjo
un giro hacia el este en lo que a conductas ¢ ideas se referia (ex oriente
jabilidad y, como consecuencia,clones milkipies
lux). Al final, el movimiento
beneficiario de esa evohucién cultural.
Se debe afadit una complicacién més al cuadso que aqui estamos
ujando, puesto que también existen las que podclamos [amar subglobe-
ca pes movimiientos de aleance tegional mas que globel que, de rodos
cae ge, cesultan decisivos a la hora de vincular alas sociedades en las que
mciden con le culeura global emergente. La «europeizacion» es probable
ei caso ands importante de esta. clase, especilenenre en los P
Gel antiguo blogue soviético. Las influencias alemanas y austrfacas €n
longtia y en ottes sociedades ex comunists, las influencias escendinaves
tiano del occidente asidtico fue el mayor
es
an log Estados bélticos y las influencias turcas en el Aste central, sirven
tanto para «europeizar> como para globelizer. Exists también un proyec-
wn ideoldgico de creacién de una versiGn caracteristicamenss europe! del
vodiurno, que 58 cree que contrasta con le que se considera
aque es ia versién anglosajone. El vinculo entre europeizacion y secular
capitalismo
ize
ae ee un anpecto especialmente interesante de todo ello, Fiay un in:
jible ceurosecule
ssevos paises son ebsorbidos por el «proyecto eUropeor (y
puede apreciar act
dad» que parece formar parte del trato me:
o
i
valmente de manera més espectacular €s€n
sfusién de los medios de comunicecién de Hong
ce asidtico y Chine, asi como la de la cule
japonese en Taiwan, y la penetracién de los medios de comuni
y venezolangs en otros paises latinoaimericanos y ¢#
poblaciés hispana de Estados Unidos. Tambien bay influencias afroame
aon ca Suldirica, con efsotos que a veces resultan irGnicoss los dashi
Ie coloridas camises para hombre que incluyen motivos africanos, Pro
ceden dei Af
perfodo del apariteid. Se hicieron populares entss Jos afroamericanos
como parte de una nueva conciéncia negra, se introdujeron en Sudafi
“Jesde Estados Unidos y se venden ahora como «camisas Mandela» en las
ee jes de moda de Johannesburgo y Ciudad del Cabo. Ninguno és at
ve esuios culsurales forma parte de le cultura global emergente como wal,
pero median entteéstay las culruras més parroquisles sobre les que a pri-
4 pO
cacién mexicano
vee oceidental y no se dejaron ver en Sudafsica durante el
ica
mera incide.
sere claro que, bajo ciestes condiciones politics, las tensiones entre
culeuras globeles y auréctonss pueden dan lugar a lo que Samuel Hun-
ington ba denominado un «choque de civilizactones» Pero también hay
wronilicios culzareles enconados en el interior de las propias sociedades (si
ponerseconflicta ent
> interio
dlites secularizades y movimientos de revitalizacién religiosa cons
especialmente visible en Turgu
en otros paises musulmanes, en Israel y en la India. Las tensiones culture
Jes entre Wessies y Ossies tras la reunificacion alemana han sido ya men-
cionadas. Ademés, como parte del proceso de globalizacién, se exportan
«