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PRODUCCIÓN DE LECHE Y CARNE ORGÁNICA

De acuerdo con los principios de la producción orgánica, se debe procurar que todos
los actos y procesos, interactúen de modo que, sin degradación de la capacidad
productiva y sin contaminación, entreguen un beneficio económico apreciable al
productor y a la comunidad.

La carne y leche orgánica son el resultado de un sistema de producción basado en el profundo


conocimiento de la naturaleza. Esto permite al productor trabajar en armonía con los ciclos
naturales, en lugar de forzar incrementos en la producción utilizando hormonas, antibióticos,
agroquímicos u otras sustancias que puedan ser perjudiciales para la salud humana o para el
medio ambiente. Es posible producir carne y leche orgánica, respetando los patrones de
conducta inherentes a la especie animal. Además, el sistema de pastoreo utilizado debe
permitir un aprovechamiento eficiente del forraje y crear las mejores condiciones de duración y
productividad de las praderas.

La creación de un sistema orgánico va más allá de la mera producción de carne o leche sin
residuos. El fin que se persigue es lograr un producto de calidad superior, a través de un
proceso sustentable y limpio, mediante un adecuado flujo de energía y nutrientes, con un
mínimo empleo de insumos.

ADECUACIÓN A LAS NORMAS DE PRODUCCIÓN ORGÁNICA:

En la producción agrícola, se debe trabajar el suelo de manera conservacionista. Las plagas y


malezas deben ser controladas en forma biológica y mecánica, y se deben cuidar las
rotaciones de cultivos a fin de mantener o incrementar la fertilidad del suelo y cortar los ciclos
de reproducción de plagas.

Por tratarse de tecnologías de proceso, en contraposición con las hoy tan difundidas
tecnologías de insumos, es preciso tener información detallada de todas las etapas, para
corregir las pautas de manejo y garantizar un adecuado rastreo o trazabilidad del proceso
productivo. En producción animal orgánica, donde es necesario corregir eventuales carencias
minerales o vitamínicas y adecuar los manejos sanitarios, es necesario y preciso la
desinfección individual de los animales y la mantención de registros actualizados de los
tratamientos veterinarios, stocks, etc.

ADECUACIONES EN EL MANEJO GANADERO:

Las praderas, ya sean naturales o sembradas, transforman en biomasa una parte de la energía
solar que reciben. Esta, a su vez, se compone de raíces, tallos, hojas, microorganismos,
insectos, lombrices y otros seres vivos. Las técnicas de manejo que permiten el
aprovechamiento correcto de las praderas, supone conocer e interrelacionar los factores
determinantes de su biología.
MANEJO DE LAS PRADERAS NATURALES:

La pradera natural comprende una asociación de especies vegetales que incluye gramíneas,
leguminosas, compuestas y otras. El manejo de la pradera natural incluye, entre otras medidas:

-Reducción de los riesgos de sobrepastoreo, especialmente en épocas de escasez de agua,


adecuando la rotación del ganado.

-Control mecánico de malezas

-Adecuado sistema de conservación del forraje

-Introducción de especies de mejor calidad, ya sean nativas o mejoradas, con características


que correspondan al tipo de suelo y clima del lugar, con el objetivo de repoblar áreas
desnudas, reemplazar la vegetación destruida por heladas, fuego o sequías, mejorar la
cantidad y calidad del forraje, ampliar la estación de pastoreo, proteger el suelo contra la
erosión, etc.

El manejo de las praderas depende de las especies que la componen. Al respecto, existen
métodos adecuados para aprovechar al máximo la producción de la pradera, sin perjudicar su
buen estado. Dentro de éstos métodos, la producción orgánica emplea aquellas técnicas que
están insertas dentro del pastoreo racional.

Con el manejo racional del pastoreo, la pradera es capaz de producir más y mejor, a medida
que transcurre el tiempo. Este manejo asegura, además, la protección y regeneración de la
fertilidad y estructura del suelo.

CONSERVACIÓN DE FORRAJE:

Mediante las prácticas de conservación de forraje se transfiere la sobreproducción de la


estación de mayor crecimiento de la pradera hacia la estación de menor productividad. Se
puede conservar el forraje como heno o silo, siempre que el proceso se realice con materiales
provenientes de explotaciones orgánicas.

SIEMBRA DE PRADERAS Y CONTROL DE MALEZAS:

Esta práctica requiere una atención especial, ya que en la producción orgánica no está
permitido el empleo de productos químicos para la desmalezadura, ni el empleo de fertilizantes
sintéticos. Para lograr una población inicial adecuada, se recomienda aumentar la densidad de
siembra, favoreciendo el establecimiento de las especies que componen la mezcla y evitando
la proliferación de malezas. Después de establecida la pradera, se puede realizar control de
malezas con una desmalezadora rotativa, la que permite, sin dañar la pradera, cortar y picar las
malezas que presenten un crecimiento más rápido que las praderas sembradas.

SUPLEMENTACIÓN:
La base de la alimentación en la producción orgánica la constituyen las praderas tanto
naturales como sembradas. No obstante, es muy importante considerar las necesidades de
suplementación vitamínica y mineral como eventualmente energética y proteica. De ésta
manera, se logra un equilibrio fisiológico que previene, en gran medida, los riesgos de contraer
enfermedades por parte del ganado.

SUPLEMENTOS VITAMÍNICOS:

En general, la disponibilidad de vitaminas en la pradera es adecuada y cubre los


requerimientos de las distintas categorías de ganado (cría, recría y engorda), por lo que la
aplicación sistemática de vitaminas por vía inyectable no es necesaria. Sin embargo, los
períodos de sequía, invierno-primavera o estival, son recurrentes en algunas regiones. Esto
produce un insuficiente aporte de pastos frescos y, como consecuencia, una disminución en la
oferta de vitaminas. Las categorías de ganado más expuestas a éste déficit nutricional, son los
animales jóvenes en crecimiento y los vientres que deben iniciar el servicio de monta. Estas
situaciones se corrigen con el aporte de complejos vitamínicos permitidos por vía inyectable.

SUPLEMENTOS MINERALES:

Los suplementos minerales están mostrando una marcada importancia en el balance de las
dietas, mejorando la eficiencia del aprovechamiento de los recursos forrajeros. Las deficiencias
minerales varían según la región en la que se ubique la ganadería. Si bien existen zonas en las
que no se evidencian carencias, generalmente hay una respuesta positiva al consumo de sales
minerales por parte del ganado. Este consumo puede sufrir variaciones estacionales o por
categorías de ganado.

Es aconsejable realizar un perfil mineral en distintas épocas del año, para establecer la
situación frente a posibles deficiencias, muchas de ellas subclínicas, que puedan intervenir
negativamente en la producción de carne y/o leche. Esto da la posibilidad de establecer la
composición del suplemento mineral a suministrar.

Este suplemento se puede ofrecer en forma de sales en bateas para el libre consumo del
rebaño. Pueden presentarse situaciones especiales, en las que la vía de administración no sea
la ingesta, sino la vía inyectable. Estos casos deben estar debidamente justificados.

SUPLEMENTOS ENERGÉTICOS Y PROTEÍCOS:

Sólo se emplea grano como refuerzo en épocas críticas del año, o ante contingencias
climáticas excepcionales. La utilización de suplementos se ajustará a los siguientes límites:
-30% de la dieta diaria, cuando los suplementos sean producidos en el mismo establecimiento
-20% de la dieta diaria, cuando los suplementos provengan de otros sistemas orgánicos
certificados
-10% de la dieta diaria (se podrán utilizar suplementos provenientes de sistemas
convencionales) en caso de fuerza mayor y en forma ocasional. Se realizarán análisis previos a
su uso, en los que no deben detectarse residuos de insecticidas clorados, fosforados o de
cualquier otro elemento que lo inhabilite para su uso en producción orgánica.

Los valores mencionados están referidos a la participación total de la suma de los ingredientes
que se utilicen como suplementos en la dieta diaria, medida en materia seca.
MANEJO SANITARIO DE LOS ANIMALES:

Como se ha mencionado, se debe procurar que los animales alcancen un grado de equilibrio
fisiológico mediante una alimentación adecuada y la corrección de eventuales carencias
mediante la suplementación. Además, se previenen las enfermedades, proporcionando un
ambiente sano, en el que los animales expresen sus condiciones de adaptabilidad, resistencia
e inmunidad.

Las medidas preventivas, que surgen de una adecuada estrategia en el manejo, la


manifestación de resistencia natural en los individuos y la utilización de biotipos y razas
adecuadas, son el camino más indicado para la producción de carne y leche en rebaños sanos.

En caso de enfermedad, se puede recurrir, en algunos casos, a la utilización de productos que


estén autorizados por las normas de producción orgánica, dentro de límites que hacen
referencia a la frecuencia de uso y al tiempo de espera que debe mediar entre la
administración y la venta del animal con destino al mercado o
la leche.

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