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Originales

Las crisis existenciales


del nuevo siglo
Ana Isabel Zuazu Fabricio de Potestad
Psicóloga de la Clínica de Rehabilitación de Jefe de Serv. de Psiquiatría y dtor. del Sector
Salud Mental del Serv. Navarro de Salud. I-A de S. Mental del Serv. Navarro de Salud.

Resumen
El narcisismo, la fobia social, la depresión y su consecuencia más grave, el suici-
dio, constituyen una variedad de problemas psicopatológicos muy comunes, que
parecen estrec hamente ligados, por lo menos en parte, al devenir socioeconómi-
co de la civilización occidental. Sin pret ender huir de los posibles factores neuro-
biológicos o genéticos in volucrados en su génesis, nos hemos centrado especial-
mente en las formas de r eacción clínico-adaptativas, derivadas de acontecimien-
tos vitales desfavorables, no tanto en cuanto a su incidencia puntual, sino a su
influencia socio-estructural. Esto es, describimos los tres trastornos adaptativos
mencionados como formas existenciales del ser vinculadas a los problemas y
características específicas del nuevo siglo.

Summary
Narcissism, social phobia, depression and the most serious of its consequences,
sucide, constitute a variety of very common psychopathological problems which
seem to be closely connected, at least to a certain extent, to the socio-economic
evolution of western civilization. While not tryng to disregard possible neurobio-
logical or genetic factors involved in their genesis, we have focused specially in
the different forms of clinical-adative reactions derived from negative life expe-
riences, not so much in what relates to their immediate impact as their socio-
structural influence.That is, we describe the three aforementioned adaptive disor-
ders as existential forms of the individual linked to the specific problems and cha-
racteristics of the new century.

Palabras claves.- Narcisismo, fobia social, depresión, suicidio.


Key words.- Narcissism, social phobia, depression, suicide.

I ntroducción la manera del idealismo, sino en una forma


concreta, original y personal. El ser huma-
Tras años de incertidu mb re, el h om br e no sabe que está ahí, simplemente, sin por
moderno afronta el nuevo siglo con una qué, sin para qué, sin sentido ni finalidad.
sensación de inquietante angustia colecti- S e sabe un ser contingente, perfectamente
va. El siglo XXI ha surgido bajo el impacto grat uito , im puls ado n eces aria men te a
de la ciencia, la tecnología y el pensamien - obrar, a desarrollar una acti vidad incesan-
to racional. Fenómeno que ha obligado al te, tendente a construirse a sí mismo en
ser humano contemporáneo a concentrar- cada momento. El ser humano es cons-
se en su yo individual y concreto, y a bus - ciente de que no es más que el conjunto de
car la salvación en su conciencia subjetiva sus actos. Es un ser que se lanza libremen-
y en la realidad de su mundo interior, pero te hacia un porvenir, solo y sin excusas,
no en una forma abstracta y universalista a con total responsabilidad de lo que hace y

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de lo que es, sin la posibilidad de encontrar gía, cultura, información, comunicacio-


valores o normas en un cielo inteligible, sin nes, además de la economía.
directrices ni en sí ni fuera de sí a las que -Libre comercio.
aferrarse. S in apoyo alguno ni socorro -Pérdida de soberanía de los estados y
posible, está condenado a inventarse a naciones.
cada instante. -Aparición de un fuerte estado transna -
El ser humano, cada vez más laicizado, se cional integrado por el Banco Mundial
enfrenta a situaciones de riesgo que nadie y el Fondo Monetario Internacional.
en la historia había tenido que afrontar. -Resurgimiento de los nacionalismos
Muchos de los riesgos e incertidumbres locales como respuesta a las tenden-
nuevos le afectan independientemente de cias globalizadoras.
donde viva y de lo privilegiado o margina- -Empobrecimiento insostenible del ter-
do que sea: la mujer está entrando masi - cer mundo.
vamente en el mercado laboral; la familia -Incesante flujo de inmigrantes legales
tradicional está amenazada; se está produ- e ilegales.
ciendo un calentamiento global del plane - • Mercado laboral.
ta; las tradiciones, como las vinculadas a la -Incorporación masiva de la mujer al
religión, experimentan grandes transfor- trabajo.
m acion es; u n fundam e ntalis mo violento -Incremento del trabajo eventual.
nace precisamente en un mundo de tradi- -Empleo precario.
ciones en derrumbe; el miedo a ser objeto -Mov ilización y in estab ilid ad del
de ataques terroristas se extiende por todo empleo.
el mundo, mientras el bioterrorismo confi- -Paro.
gura un nuev o frente de intimidación inter- -Mayor división del trabajo y aparición
nacional; y, finalmente, un nuevo orden constante de nuevas subespecialida-
mundial se está instaurando ligado a la glo - des.
balización política, informativa, tecnológica • Medio ambiente.
y cultural, además de económica. Tras años -Efecto invernadero y cambio climáti -
de angustia existencial y de náusea sin co.
esperanza, un fuerte estado transnacional, -Deterioro de la capa de ozono.
integrado por el Banco Mundial y el Fondo -Lluvia ácida.
Monetario Internacional, rigen los destinos -Desertización de amplias zonas del
de un mundo cada vez más exigente y planeta.
competitivo . El hom bre n o es ajeno al -Disminución de la biodiver sidad.
carácter profundamente cambiante, inexo- -Co ntam in ación atm os férica de lo s
rable y trágico del nuevo siglo, al que mira mares y de las aguas continentales.
con recelo y lo percibe como una amenaza. -Contaminación acústica.
Unos pocos triunfan, algunos se adaptan, -Crecimiento sostenible como nuevo
pero la mayoría sucumbe. paradigma del desarrollo.
• Ciencia y tecnología.
Cara cte rís tica s d el n u evo sig lo. El -Consolidación de la Informática.
mundo tiene prisa y se aceca a su fin, dijo -Expansión de Internet.
un arzobispo llamado Wulfstan en un ser- -Descubrimiento del genoma humano.
món pronunciado en York, en el año 1014. -Ingeniería genética.
Hoy es fácil imaginar estos mismos presa- -Fertilización in vitro.
gios, pues hay buenas razones para pensar -Clonación.
que atravesamos por un periodo crucial de -Descubrimiento de un nuevo estado
transición histórica . Al o bjeto de e vitar de la materia por condensación.
extend ern os d e fo rm a inneces aria, nos -Teoría del Big Bang sobre el origen del
vamos a limitar a enumerar las característi - universo.
cas más relevantes que conforman el perfil -Descub rimient o d e los ag uje ro s
del siglo XXI. negros, probable destino apocalíptico
de toda materia.
• Nuevo orden mundial. • Comunicaciones.
-Extensión planetaria del capitalismo. -Telefonía móvil.
-Globalización de la política, tecnolo - - Correo electrónico.

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La s c ris is ex ist enc ia l e s d el nu e vo s iglo

• Política. Cada ser humano apenas tiene un cierto


-Tendencia al bipartidismo. parecido consigo mismo, pues no es otra
-Sustitución de la política de confronta- cosa que el resultado de una sucesión de
ción por la de consenso. enajenaciones, esto es, su propia mentira.
-Convergencia en materia política, eco- El ser humano es tan sólo un hacerse, un
nómica y social por parte de los parti - devenir y ninguna mism ida d. La gente
dos políticos que se alternan en el común, en el curso de su existencia, no
poder. busca un cambio radical de su historia per-
- Organización de los partidos políticos sonal, sino que se conforma con una ade-
como potentes empresas de gestión cuación al instante presente, que le permi-
económica y de administración eficien- ta vi vir conforme al estándar social esta-
te de los recursos públicos. blecido, sin evocar ni un ápice de extrañeza
• Religión. u originalidad que le sitúe fuera del ámbito
-Retroceso de las creencias. de sus semejantes.
-Destradicionalización de la sociedad. Sin embargo, la abrumadora humillación y
-Avance de la racionalidad. descalificación a la que sistemáticamente
-Irrupción del integrismo, fundamenta- se ve sometido el ser humano desde su
lismo y teocracia, como respuestas al más temprana edad, debida a las exigen-
retroceso de la religiosidad. cias desproporcionadas de una pedagogía
• Familia. apo lo gética de la devastadora sociedad
-Familia tradicional amenazado. competitiva, termina por abrir una profun-
-Aceptación creciente de la homose- da herida en los cimientos de su autoesti-
xualidad. ma, que le impele a perseguir con patética
-Mayor frecuencia de la cohabitación. falta de pudor la reparación de su erosio-
-Mayor incidencia de la separación y el nada personalidad. El egocentrismo con-
di vorcio. temporáneo, la insolidaridad, la competiti-
-Descenso de la natalidad. vidad salvaje, la falta de compasión y, en
-Aumento de la esperanza de vida. definitiva, el desamor causan la imperiosa
-Igualdad y libertad sexual. necesidad de ser más, más de lo que real-
• Una nueva forma de guer ra. mente se es y se puede llegar a ser. La ideo-
-Ar mam ento alt ament e sofisticad o logía popular es, sobre todo, la búsqueda
frente a quimio y bioterrorismo. desesperada del éxito a corto plazo y a
-Enemigo invisible. cualquier precio. Las masas han sido edu-
-Choque de ci vilizaciones: judeocristia- cadas para idolatrar el progreso material, el
nismo versus islamismo. principio de rendimiento y eficiencia, la
-Reacciones básicas de terror de alto categoría del éxito, la fama, el poder y la
poder de contagio. riqueza por encima de cualquier considera-
-Quiebra de la supuesta invulnerabili- ción moral. Todo parece valer en esta estú-
dad de los EEUU, garante de la ci viliza- pida carrera por instalar se en la erótica del
ción occidental. dinero y del prestigio. En esta sociedad fas-
cinada por el renombre, indiferente a cuán
Formas de derrumbe existencial débil y efímera pueda ser la arquitectura de
la celebridad, el necesitado de ser más sólo
Tres formas de desmoronamiento existen- necesita dejarse arrastrar por la arrogancia
cial parecen haber cobrado una relevancia generalizada y auparse por sorpresa sobre
especial en este siglo que nos ha tocado la espalda de los demás.
vi vir: la necesidad de ser más, el temor de Hace unas décadas, el narcisismo era tan
ser y la renuncia a ser. sólo el problema de un puñado de perso-
nas que habían sufrido por defecto o por
• La necesidad de ser más, pretender exceso un grave daño en su autoestima,
incrementar a toda consta la identidad per- producido por las severas descalificaciones
sonal, ese núcleo diferenciado y original por parte de sus progenitores o por haber
del que nadie participa, sabiendo que el Yo sido colmados de una excesiva admiración
no es más que una leyenda épica, una y reconocimiento. Hoy es un mal cada vez
lucha por hacerlo realidad, o al menos más generalizado. Las exigencias de la era
creíble, es una pasión inútil y peligrosa. de la globalización económica son tan des-

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proporcionadas, que los seres humanos de a desplegar su capacidad en algo con-


desde su nacimiento llevan grabada en su creto, exista la posibilidad real de recibir
piel la fecha cercana de caducidad. El senti- rápid amen te la ad mirac ió n pre tendid a,
miento generalizado de inutilidad y breve - pues la vital necesidad de ser más es muy
dad que les invade, quiebra con facilidad impaciente. Él, por el contrario, se muestra
las bases de su personalidad. Después, ingrato y poco proclive a reconocer las cua-
ponen en marcha una estrategia encamina- lidades de sus semejantes.Si fracasa, ter -
da a disimular el insufrible sentimiento de mina por odiar a todos los que decaen en el
inferioridad, precariedad y fugacidad, pre - elogio y a todos los que osan ignorarle.
sentándose ante la sociedad con una más- Envidia a todos aquellos que brillan con luz
cara de autosuficiencia y superioridad, que propia, y los envidia de forma solapada y
tiene como objeto buscar, con vergonzante abyecta , lo cual devora día a día lo más
mendicidad, el aplauso y el reconocimiento indefenso de su personalidad. En su inte-
de los demás, en un intento desesperado rior no participa de nada, tan sólo finge
de supervivencia. apasionarse. Los problemas, el dolor y el
Este tipo de ser humano se muestra vani - sufrimiento de sus congéneres son cosas
doso, esclavo de un anhelo de notoriedad por las que sólo se interesa para sacar pro -
permanentemente insatisfecho y de una vecho.
penosa sensación de insuficiencia general Vive, sin embargo, en el horror a la sole -
que le empuja a per seguir la adhesión dad, sombría como las tinieblas, que ame-
inco ndic io nal d e sus s emejantes . S in naza por sofocar sus pretensiones estela -
embargo, los momentos estelares de su res. Su estrellato, empero, es superficial:
vida, cuando su vanidad se ve al fin colma- prefiere mirarse en las aguas de un estan-
da, son tan fug aces, que sólo representan que, pues su reflejo es más difuminado,
instantes que van de la nada a la nada. Su irreal, temb lo ro so e indulgente, lo cu al
propia estima es tan frágil que depende de hasta le permite idealizarse; que mostrarse
la admiración que los demás le profesen. ante el espejo real, implacable taller de
Necesita ocupar un lugar de pri vilegio en la desguace de autoestimas, que le devuelve
mente de sus amigos, de su pareja y de sus una imagen cruda y sin clemencia, y le con-
compañeros de trabajo; le urge creerse duce irremediablemente al fallecimiento de
capaz de ocupar puestos de responsabili- la ilusión de ser más que los demás.
dad; precisa ser el héroe en los momentos No le gusta llevar una vida rutinaria. La
más difíciles; desea sentir se único, diferen- rutina está bien para la mayoría de los mor -
te y superior a los demás; tiende a rodear- tales, pero no para él. Antes prefiere nutrir
se de mediocres aduladores, porque le su b iogr afía de quim e ras , de histo rias
hacen sentirse impor tante. Pasa por humil - in ventadas y personajes irreales, que con-
de, por virtuoso o por pacífico, para resul - formarse con una realidad mediocre y pro -
tar atractivo a los demás y así conquistar su saica. Su vanidad irrestricta, su pretenciosi -
adm irac ió n. S ó lo as í pu ede qu ererse y dad centrada en sus atributos y éxitos, el
aceptar se. Depende pues de la constante exhibicionismo constante de sus excelsas
aprobación de sus congéneres, que son los cualidades, el irritante brillo de su talento
que dan testimonio de su propia valía. Es personal y sus exageradas aspiraciones,
mendigo del elogio y sin él no vale nada. Si esconden, no obstante, la dramática nece-
el suministro de adulaciones le falla, se sidad de aceptarse solamente bajo una
desmorona y cae en una profunda depre - forma ideal de ser. De ahí, el ánimo depre-
sión. Entonces, le invade un total desinte - si vo y la rabia apenas contenida que mues-
rés por todo lo que le rodea y huye de la tran como respuesta ante sus propias limi -
p res encia de lo s otr os s eres h um anos taciones, el fracaso, la crítica y la indiferen-
como de la peste. Es incapaz de amar ni de cia de los demás.
interesar se sinceramente por nadie ni por Su tragedia alcanza su cenit cuando su
algo. Sólo le interesa la gente, el trabajo o insuperable necesidad de ser más que los
las causas nobles, si le sirve para promover dem ás, única fuen te d e satis facc ió n, le
su propio prestigio. El anhelo de ser reco- lleva de form a irr emed iab le a rev alidar
nocido es, sin embargo, errante. Da igual constan tem en te sus supuestas elevad as
que sea en esto o aquello. Lo que importa, capacidades ante los demás, mediante una
en última instancia, es que, cuando se deci- dese nf renad a y agot adora ca rrer a por

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La s c ris is ex ist enc ia l es d el nu e vo s ig lo

sobresalir, falsificando incluso su propia dos de forma provisional y tan sólo en apa-
historia, si el guión lo exige. Su drama riencia del ambiente familiar. La inmadurez
comienza precisamente ahí, cuando se da y la dependencia irresuelta pasan pronto
cuenta de que no le basta con percibir se él factura. Si el Yo no es más que una heren-
mismo como una persona importante, sino cia con denominación de origen, un mon-
que requiere de forma desgarradora que tón de deudas, una mediocre imitación, un
los demás le vean como él mismo se ima- producto prê orter o, en definitiva, el resul-
gina. Y cuando esto no acontece, hecho que tado de una lectura deformada por la pro-
ocurre con relativa frecuencia, la perentoria pia subjetividad de cada uno; la identidad
necesidad de restañar su herida narcisista del temeroso de ser o fóbico social arriba
y recuperar su autoestima, le conduce a patéticamente a la noción de conformismo.
crueles y retorcidas venganzas, en un torti - Si como decía Freud: la felicidad es la satis -
cero intento de demostrar su omnímodo facción de un deseo prehistórico, la dicha
poder. del que no se atreve a ser él mismo, se
¿Quién puede resistir se a reconocer la san- apaga en la infranqueable contraposición
tidad de una persona abnegada, generosa, entre su deseo y la realidad amenazadora.
humilde y devota, aunque sea interiormen - El temeroso de ser se siente, en efecto,
te mezquina? ¿Quién va a negar el voto a obstaculizado en su despliegue personal
un entusiasta político que promete modes - por una angustia irracional e invencible
tamente subvertir el orden de las cosas y hacia el complejo entramado social. Sin
pr oc eder a un eq uitativo r eparto de la embargo, la sociedad, de acuerdo con el
riqueza, sin despeinarse y sin hacer retóri - sentido común, no debería provocarle tal
ca de los primores del mercado? temor. Él es, empero, racionalmente cons-
La necesidad de ser importante, que tiene, ciente de que su miedo es injustificado,
en principio, como destinatario a sus segui- pero sin que por ello consiga vencerlo. El
dores y después, a cuantos más mejor, encuentro con la situación temida es, por lo
acaba resonando ensordecedoramente en tanto, ciego: el fóbico no afronta realmente
su desasosegado mundo interior y en su la escena que es fuente de angustia tal y
mediocre e inaguantable realidad que se como es, sino que la distorsiona con sinies-
niega a admitir. Si tiene que elegir entre la tras pro yecc io nes pro ce dente s d e s u
verdad y su excelsa quimera se queda inconsciente, creando en torno a ella un
indudablemente con su impostura. mito destructivo, que no es capaz de mirar-
Al final, todos los esfuerzos y amagos del lo frente a frente, y en el momento preciso,
narcisista se van enfriando por entropía cuando intuye cercana su presencia, se
natural, por el cansancio del mismísimo recluye en el efectivo baluarte de la evita-
vi vir y porque las aspiraciones absoluta- ción, que, en definitiva, no es otra cosa que
mente frustradas y no reconocidas dejan negarse a una verificación de la realidad
una flojedad psicológica difícil de superar. para que así sobreviva el enigma.
Al fin y al cabo, el deseoso de notoriedad El miedo a ser se basa siempre en la inse-
es en realidad un ser humano gris y con guridad del sujeto sobre su posible manera
escasos matices, que no se sale de lo de reaccionar. En este punto guarda el fóbi-
común, pero que vi ve en un mundo total- co una estrecha relación con el narcisista,
capitalista, bucanero y salvaje. pues lo que en realidad le paraliza no es la
situ ación tem id a en s í mism a, sino el
• El temor de ser miedo a la inadecuada e inadmisible res-
puesta que podría dar en el caso de verse
No cabe duda de que la vida es difícil y obligado a enfrentar se con el objeto de su
cada vez más exigente. Está, sin duda, llena temor. Encierra pues un miedo ir reductible
de injusticias y sinsabores. Ante unas y al ridículo y al subsiguiente sentimiento de
otras, el ánimo, frecuentemente, se encani- humillación. Dicho de otra manera, el fóbi-
ja y vacila. co no puede permitir se el lujo de que se
La salvaje competencia, amparada en la ponga en evidencia su posible inferioridad.
racionalidad económica del sistema capita- El fóbico es un narcisista que no se atreve
lista, toma con la globalización proporcio - a serlo.
nes inquietantes, y quiebra con relativa Así pues, el temeroso de ser él mismo es
facilidad a los seres humanos independiza - un ansioso con una intensa preocupación

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acerca del control racional e inteligente con nes, el temblor, la sudoración y una ino-
el que cree que debe afrontar las situacio- portuna sequedad de boca acuden a la cita
nes que le horrorizan y que podrían poner con puntualidad inglesa y atenazan impla-
en entredicho su dignidad y su capacidad cablemen te su discurso ante la m ir ada
de control emocional. En el fondo, lo que escrutadora del público.
teme es el resultado catastrófico de una La valoración que hace de sí mismo es baja
liberación imprevista e inadmisible de sus y tiende, por ello, a considerar a los demás
deseos inconscientes. El fóbico es pues como críticos despiadados, por lo que opta
necesariamente un reprimido, además de por el laconismo en cuanto intuye la pre -
ser un inseguro. sencia de un semejante. Odia a los demás,
El temor de ser uno mismo nace de la ine- pues problematizan más aún su vida, que
luctable tendencia a encerrar los deseos ya de por sí es una angustiosa incógnita.
más recónditos en una razón entendida S e siente incómodo ante las figuras de
c om o rep re sió n, o rde n, n ormalida d y autoridad. No es extraño pues que adopte
moral. La fobia social es, en este sentido, frente a ellas una actitud sumisa e incluso
una negación del derecho de desear. El suplicante.
fó bico ap arta de su c onsc ie ncia to dos Nunca se atreve a negar se a nada ni pro-
aquellos afectos, emociones e instintos ina - testa si cree ser víctima de un engaño. Es
ceptables, e intenta abolirlos con tal rigidez un artista de la resignación, un especialista
que quedan cautivos en el inconsciente, en la aquiescencia y un mártir sin causa.
pero con tal fuerza per turbadora que pare- Ejerce sus derechos ciudadanos con timi-
cen una olla a presión a punto de estallar. dez, de puntillas y sin hacer ruido, pidiendo
El control de los deseos a los que ha neg a- perdón por el atrevimiento.
do el derecho de existencia es difícil, hasta Es más espectador que actor de su propia
el punto de que éstos pugnan constante - biografía. Dubitativo ante las exigencias
mente por emerger y arrastrarle hacia con- cada vez mayores de la vida social y labo-
ductas que teme sean repudiadas por su ral, se muestra huidizo de los compromisos
entorno, y en particular por las personas de y responsabilidades.
autoridad. Inseguro y dependiente, el temeroso de ser
El deseo, que la represión ha separado de exterioriza una queja permanente en forma
su representación simbólica por miedo al de cansancio crónico, ansiedad y temor a la
repudio, queda libre en forma de angustia, soledad, nacida de un agrietamiento de su
la cual es elaborada y ligada a numerosas frágil estructura psicológica; derivada, a su
s itu aciones sociales . Ad emás , el fób ico vez, de la frustración producida por su
tiene interiorizado un orden moral tan rígi- insignificancia existencial, que choca fron -
do, per secutorio y destructivo, que necesi- talmente con un mundo extremadamente
ta reproyectarlo y ubicarlo fuera, donde lo complejo.
percibe amenazador, formándose median- Prefiere hablar por teléfono o expresarse
te este complejo mecanismo las situacio- por escrito que enfrentar se a la hostil mira-
nes temidas, que incluyen tanto el deseo da del otro. Alérgico a la burocracia, detes -
como su recusación. Quedan así estrangu- ta ir a las ventanillas de la administración
ladas sus posibilidades de un desenvolvi- pública, sobre todo si va con la razón, pues
miento social satisfactorio. teme no saber defender sus intereses y
El fóbico se siente sofocado en sus iniciati- quedar además como un imbécil.
vas y empobrecido en sus posibilidades Vive las relaciones interper sonales como
personales. Evita mirar cara a cara, pues su c on flicto s in evitab les q ue pr ovo can la
escasa seguridad queda en evidencia. No necesidad de protegerse de ellas. De ahí, la
le gusta que le observen mientras desar ro- urgencia de enviar su cuerpo adecuada-
lla una actividad que no domina, ni ser mente vestido a luchar contra los elemen-
objeto de críticas ni de comentarios chisto- tos, mientras su propio Yo queda en casa
sos. Se retrae, se refugia en un mundo ima- bien arropado.
ginario, no atiende a las solicitudes de los Está de tal modo habituado a temer el ridí -
demás y parece ensimismado. culo, la crítica o la desaprobación, que su
Hablar en público tiene para él connotacio- mirada, su voz y sus gestos, contra su
nes apocalípticas, supone un apunte dra - voluntad , expr esan u n miedo irracional
mático, urgente y dantesco. Las palpitacio- ante la proximidad de cualquier potencial

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L as c ris is e x ist e nc ial es d e l nu evo s ig lo

adversario. Es una de esas patéticas per so- ritmo desenfrenado propio del crecimiento
nas cuyo principal problema consiste en material y tecnológico. Llega un momento
protegerse de los demás. Es rígido, caute- en el que la marea humana, impregnada de
loso, silencioso si es necesario, receloso olor a fatiga social, se ve desbordada y, tras
siempre e incapaz de mostrarse natural y una titánica lucha por mantener se de pie en
confiado. Ante el prójimo su escasa espon- su frágil peana freudiana, repleta de com-
taneidad se pierde y su despreocupación plejos, termina por claudicar. Su mundo se
termina. convierte en un pequeño rincón sin luces.
Parece resignado con el espacio logrado. Su horizonte se pliega y se centra sobre un
No siente demasiada curiosidad por lo que punto único y trágico: la muerte.
rebasa la línea de su horizonte, pues teme El mundo occidental acostumbra a utilizar
a lo que puede haber más allá. Insiste una las fiestas, los banquetes, los regalos, las
y otra vez en lo conocido, en un inamovible vacaciones, los homenajes, los premios,
recorrido dentro del repertorio de lo con - los juegos, las bromas, el humor e incluso
suetudinario. Sus iniciativas se reducen a el sexo, para reactivar y mantener el clima
la consumación de recorridos harto repeti - eufórico que la sociedad considera acepta-
dos y familiares, en un marco social atesta - ble. Sin embargo, el estable bienestar, que
do de temores injustificados, del cual sólo lógicamente se deriva de un empleo esta-
emerge hacia destinos estrictamente pre- ble y de una justa distribución de la rique-
vistos. Y si traspasa este umbral, no lo hace za, se excluye paradójicamente como esti-
sin la presencia de su acompañante habi- mulo apropiado para producir alegría. Los
tual-objeto contrafóbico-, con quien man - ricos, en consecuencia, son cada vez más
tiene una estrecha relación dependiente, ricos y los pobres cada vez más numero-
inmadura y cargada de agresi vidad, que sos. Y para qué nos vamos a engañar, los
incluso puede llegar a ser sádica. pobres de solemnidad, no están para sara-
Como todo solitario tiene una gran voca- os y cuchipandas, pues la miseria no se fes-
ción de masas, vive y sobrevive rodeado teja.
de gente, aunque sea imaginaria. Hace las Cuando el desmoronamiento personal es
cosas para que lo quieran los demás, y vivido como un hecho lógico y comprensi-
también para que le odien un poco, que el ble, como ocurre ante un desengaño amo-
odio bien llevado acompaña mucho. roso, el sujeto es consciente de que puede
En fin, en esta sociedad darwiniana, en la salir de su estado de crisis; pero cuando la
que hasta para comprar el pan se necesita depresión viene marcada por la soledad,
una anfetamina, lo que se lleva es tempe - la s des gr acias, la s enfer med ades, el
ramento, mucho temperamento, una cosa desempleo o el trabajo eventual, las inhu-
que ya inventaron los románticos. manas condiciones de trabajo o la insopor-
table turnicidad laboral; cuando el futuro
• La renuncia a ser está desprovisto de perspecti vas, la fractu-
ra vital asume características estables. Si
El opulento mundo desarrollado vestido de en un principio, la crisis se atribuye a las
volantes de billetes y adornado con abalo - miserables condiciones de vida, pasado un
rios de monedas, vive inmerso en una tiempo, el deprimido llega a convencer se
danza de flujos financieros y de capitales, de que es, en realidad, un perdedor, un fra-
en un baile de oro y piedras preciosas, en casado que no ha sabido luchar con el sufi-
un frívolo ritual de dinero. Por mor de la ciente coraje, y se encierra en una clausura
riqueza se vive en un permanente conflicto, autopunitiva.
enfrentados unos contra otros. Todos con- A partir de este momento, la vida se con-
tra todos. De esta forma, el estrés produci- vierte para él en un abismo de dolor, el
do por la feroz competencia ha alcanzado tiempo se detiene y eterniza; la idea de
una magnitud de tales proporciones que tener que soportar un día más le asusta: no
no es extraño que haga estallar a un núme - consigue imaginarse cómo conseguirá lle-
ro cada vez mayor de per sonas. Son los nar unas pocas horas que se le antojan
mártires del andamiaje capitalista, los que vacías, inútiles y desprovistas de sentido.
ignoran dónde está Wall Street. Las aturdi - El desazonado y pequeño hombrecillo que,
das calles de las ciudades están llenas de lejos de aspirar a una vida regalada, sor-
hombres y mujeres incapaces de seguir el prendente y atractiva, tan sólo buscaba un

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Originales

insignificante lugar en el planeta, un rin- condenado a una existencia sin aliento


concito donde vivir con dignidad, se da vital; después, melancólico, abatido y ago-
cuenta, de pronto, de que su existencia es tado, se siente como un reo que presiente
incolora, uniforme y petrificada. P rivado de cercano el patíbulo.
creatividad e incapaz de formular proyec- Hay momentos en los que se resigna a la
tos concretos, percibe que está escribiendo muerte, la llega a desear, se da por muerto,
la página más inútil de su vida. Se ve, por pero algo esencial falta: el grito final, el
ello, obliga do a rep lan tears e de fo rm a estremecimiento definitivo, el sentido últi -
urgente, profunda y radical su relación con mo de lo irreparable, la autenticidad de la
la sociedad y consigo mismo, sin embargo, muerte misma.
cuando experimenta sobre su propio pelle - Aturdido, inmóvil y con el corazón enajena -
jo la dureza e inutilidad de sus afanes con- do, nada tiene ya para él resonancia emo-
testatar ios, se torn a, tras los p rimer os cional. Sus afectos no pueden ser proyec-
embates, manso hasta la impertinencia. Se tados en ninguna de las múltiples direccio -
encoge hasta hacerse diminuto y entonces, nes posibles. La ilusión y la esperanza se
cuando ya no ve salida alguna, sucumbe y derrumban conjuntamente. Presiente con -
da todo por concluido. ¿Qué puede esperar fuso que se halla ante un extraño umbral
de la degradación de la generosidad, la de sombras, tras el cual le acecha la nada.
solidaridad y la compasión, magnitudes La depresión llega a ser espantosa. Una
óptimas para la vida del ser humano, sino sensación atroz, una descomposición del
el colapso personal? Su suerte está echa - espíritu y un horrible espasmo del pensa -
da. miento, estallan finalmente en un llanto
Después, vaga entre tinieblas buscando incoercible y angustioso. Cuando, presa del
algún camino que modifique su deprimido desaliento y ausentes las metas y, con
y afligido estado de ánimo, que si por algo ellas, las razones de la existencia, las fuer-
se caracteriza es por su arrasadora esterili- zas se agotan y el deseo se disuelve, el pen -
dad. Con el pensamiento ralentizado, la samiento se orienta unidireccionalmente
despensa casi vacía de ideas, la memoria hacia la muerte. Hasta pierde el apetito, se
jadeante y asmática, la concentración en desnutre, y el cuerpo, poco a poco, se con -
Babia, el sexo a punto de desencuadernar - sume. Es la muerte, precisamente, la que
se y una congoja devastadora, es incapaz puede poner fin a una vida miserable, sin
de dar un paso adelante ni siquiera para sentido, sin objeto alguno y sin actitud
acostarse. digna y erguida. La muerte se convierte en
Si sus aspiraciones están suspendidas, sus el único deseo. Llega un momento en el
obligaciones, dester radas: hacer la compra, que no le es posible aferrarse a la vida a
arreglar la casa, hacer la comida, asear se, toda costa y a cualquier precio, no puede
ver la televisión, ir al cine, leer la corres- exigirse aguantar lo insoportable. El sufri-
pondencia o salir a tomar un café, suponen miento forzoso y acentuado choca frontal-
un dispendio que no puede permitirse. mente con su maltrecho decoro, y si no
Su vida es ciertamente esquinada, sombría puede hacer nada, si no puede cambiar las
y gélida. Nada le colma de satisfacción y cosas, si se encuentra con unas circunstan-
nada le divierte. Lo que antes, en algún cias que ni ha creado ni puede modificar:
momento, le arrancaba instantes de felici- ¿qué otra cosa puede desear más que su
d ad, ah ora no es cap az d e p rocu rar le propia muerte? Cuando no puede más, la
siquiera un efímero destello de alegría. Le muerte le parece la única elección posible.
embarga una tristeza inmensa y torturante. La fatiga se hace irrever sible y una inquie-
El reloj vital se detiene y el espacio se espe - tud difusa se apodera de él. El cuerpo le
sa: ya no camina, repta. El temor viene de tiembla y un sudor frío le empapa la piel.
todas partes y de ninguna; espera lo peor, Instantes después, los somníferos o un
lo que le hace estar al acecho, insomne una soga eficazmente anudada al cuello siegan
noche tras otra. su vida definiti vamente. Inicia un insensi-
Una corriente fría y lacerante se le cuela ble y delicado viaje hacia una profunda
por todos los poros de su piel hasta produ- oquedad tranquilizadora, sin fondo ni dis-
cirle un extraño sentimiento de culpabili- tancias, sin puntos de referencia, vacía e
dad, tan asfixiante como inmerecido. Así, insonorizada, interminable e irreconocible
sin un juicio justo, rebajado y humillado, es y, sin embargo, familiar. Una sima absur -

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Las c ris is e x ist enc ia l es de l nu e vo s ig lo

damente lógica. Pierde la sensación de su desafortunados sucumben en la profundi-


cuerpo, es testigo de su caída, deshacién - dad de su desgracia y avanzan por el nuevo
dose, disolviéndose y desapareciendo de milenio con la incertidumbre de quien avi-
su propia mirada. Se aleja, duerme en la zora un abismo.
indecisa frontera de la nada, desprovisto de
palabras y deshabitado de recuerdos. La Independientemente de la vulnerabilidad
huella de su identidad, tenue y evanescen- individual derivada de anomalías genéti-
te, casi imperceptible y remota, va desapa- cas, de experiencias traumáticas precoces
reciendo de umbral de la consciencia y des - o de daños neurobioquímicos, la explosión
flecándose insensiblemente hacia la nada. de contradicciones lentamente acumuladas
El suicidio se ha consumado. Ha renuncia - y durante demasiado tiempo irresueltas,
do para siempre a ser. Éste es, velis nolis, determinan un viaje al sufrimiento, que ter-
el final de muchos desheredados de la tie- mina por desencadenar una situación de
rra de promisión. crisis existencial de mayor o menor enver-
gadura y duración, en muchos casos tan
Conclusiones persistente, que adopta la forma de reac-
ciones del ser frente a un mundo hostil. No
S e pueden extraer tres conclusiones de lo se trata pues de excrecencias casuales del
expuesto anteriormente: psiquismo, y tampoco de fortuitos giros
-El mundo actual es cada vez más intrinca- viciosos a lo largo de la línea de la propia
do, competitivo y exigente. biografía: son, por el contrario, parte inte-
-A esta dificultad creciente, sólo podrán grante y significativa del acontecimiento
adaptarse los mejor dotados y más prepa- hum ano en u na vid a c on cr eta, de una
rados. época histó rica det ermina da y de una
-Los más vulnerables sucumben víctimas estructura socioeconómica bien definida.
de importantes desajustes adaptativos. En El ser humano, esa cosa tan insignificante y
efecto, la vorágine de cambios tan profun- transitoria, tan reiteradamente aplastada
dos y sobre todo vertiginosos, han deter- por catástrofes y guerras, tan cruelmente
m in ado la conf or mac ió n de un m un do puesta a prueba por enfermedades y muer-
cada vez más complejo, desafiante, compe- tes de seres queridos, se enfrenta ahora a
titi vo e inflexible. El mundo en que nos una sociedad virtual que le aleja del cora-
encontramos hoy en vez de estar cada vez zón de las cosas y le hunde en una indife-
más bajo nuestro control, parece fuera de rencia metafísica que le hace olvidar el lati-
él. El progreso de la ciencia y la tecnología do de la vida. Es la crisis de una concepción
parecían augurar una vida más segura y del mundo y de la existencia. En nuestra
predecible para la humanidad, sin embar- experiencia, tres han sido las posiciones
go, hemos podido constatar que tienen a existenciales identificadas como respuesta
menudo el efecto contrario. La inseguridad a esta difícil encrucijada de la historia: la
y la incertidumbre impregnan el futuro de necesidad de ser más, el temor de ser y la
la condición humana. El ser humano pare- renuncia a ser.
ce un pigmeo zarandeado por las fluctua - Únicamente los valores del espíritu nos
ciones de la economía mundial, los riesgos pueden salvar de la catástrofe que ame-
ecológicos, los incesantes cambios tecno- naza la condición humana.
lógicos, el exceso de información que debe
procesar y por la pérdida de valores: lo que
ayer parecía venerable y digno, de la noche
a la mañana, parece pintoresco o incluso
ridículo. La humanidad no ha tenido tiem -
po para adaptarse a las bruscas y potentes Dirección de contacto:
trasformaciones que se han producido a su Fabricio de Potestad Menéndez
alrededor. Este desajuste exige un titánico S ancho El Fuerte, 69 bis, 5º C
esfuerzo adaptativo, que sólo los mejor 310 07 Pamplona.
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Originales

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