A lo largo de la lectura, se ha podido leer diversos casos de personas que no
han actuado con una diligencia ordinaria, a razón de ello nuestra normativa en intentos por buscar “solucionar” dichas situaciones ha aplicado algunos mecanismos de protección legal, es así que la normativa también obliga al consumidor a cumplir con el criterio de razonabilidad, y así promover una cultura de consumo responsable.
En esa línea, la normativa también exige a lo proveedores que cumplan con
cierto criterios y que tomen las precauciones adecuadas; es decir, que exige a los proveedores que también actúen dentro del marco de la razonabilidad.
A razón del desarrollo de dicha normativa, se ha generado todo un debate -la
cual ha sido desarrollado en la presente lectura por Alfredo bullard- sobre el nivel o estándar de conducta que debe usarse para proteger a los consumidores. Respecto a este tema, ha existido toda una evolución normativa y todo un debate en la doctrina nacional.
A continuación, en el presente trabajo se abarcará desde el meollo del problema
que el concepto del consumidor razonable, seguidamente se resaltará la importancia de contar con un estándar de consumidor diligente o razonable. Asimismo, se realizará un cuadro diferenciador entre el consumidor razonable y el consumidor idiota.
Por último, se realizará una crítica a la adopción de un estándar de consumidor