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Alcoholismo

El alcoholismo se caracteriza por un consumo excesivo de


alcohol, hasta tal punto que la persona padece dependencia del
mismo; por lo general, la situación se da durante un largo periodo
de tiempo. Se considera un trastorno de salud de carácter grave,
que puede dar lugar a enfermedades potencialmente mortales,
como cáncer o cirroris, entre otras.

Uno de los principales problemas que plantea al alcoholismo es


que la gran mayoría de alcohólicos son incapaces de reconocer
la dependencia que tienen hacia el alcohol y, por tanto, no
buscan ningún tipo de ayuda.

En muchos casos, son los familiares y amigos quienes advierten


a las personas alcohólicas de su problema, quienes, aún así, no
perciben el problema. Una vez este tipo de adictos solicitan
ayuda profesional, el tratamiento requiere de una intervención
urgente que abarca diversos ámbitos médicos para tratar los
aspectos tanto físicos como psicológicos de la dependencia.

Factores de riesgo

Existen una serie de factores de riesgo que aumentan de manera


considerable las probabilidades de que una persona desarrolle
una dicción al consumo de alcohol.

Familiar alcohólico
Algunas investigaciones han puesto sobre la mesa que aquellas
personas que han convidido con una persona alcohólica, sobre
todo durante su infancia, tienen mayores probabilidades de
desarrollar esta misma adicción.

Hasta hace no muchos años, los estudios apuntaban a que esto


se debía a una teoría de aprendizaje/educación. No obstante, las
investigaciones más recientes señalan a una hipótesis
puramente genética; parece que la presencia de determinados
genes aumenta el grado de predisposición de un individuo a
desarrollar determinadas conductas como el alcoholismo.

Problemas psicológicos

También determinados problemas psicológicos como la baja


autoestima o la excesiva irritabilidad son uno de los factores de
riesgo del abuso del alcohol. En estos casos, los individuos
utilizan el alcohol como un mero instrumento para escapar de
este tipo de sensaciones.

Emociones positivas

En muchos casos, el alcoholismo también se da a consecuencia


de las emociones positivas. Actualmente, el consumo de alcohol
está plenamente aceptado en la sociedad, y es muy frecuente en
cualquier tipo de evento: celebraciones, cenas con amigos,
fiestas… Así, los bebedores ocasionales, también presentan un
riesgo importante de convertirse en alcohólicos en el medio y
largo plazo.

Relaciones sociales

Otro de los factores de riesgo en relación al consumo excesivo


de alcohol tiene que ver con las relaciones sociales negativas,
sobre todo con familiares y amigos: problemas económicos, falta
de habilidades sociales que llevan a un individuo a beber para
sentirse más seguro de sí mismo…

Síntomas del alcoholismo

El alcoholismo se define como una dependencia o adicción física


al alcohol. Un trastorno que engloba una serie de síntomas
determinados. A continuación señalamos cuáles se dan con
mayor frecuencia.

Por supuesto, la que se da en prácticamente el 100% de las


personas alcohólicas es el deseo intenso de beber alcohol, cuyo
grado va en aumento de manera progresiva. A medida que el
trastorno avanza, los individuos tienen una cada vez mayor falta
de control sobre el consumo de alcohol, tanto en lo relativo a la
necesidad de comenzar a beber como de terminar de hacerlo.

En la gran mayoría de los casos, las personas alcohólicas beben


cuando se encuentran solas, de modo que tratan de ocultar su
conducta tanto a sus amigos como a sus familiares.

Cuando no consumen alcohol sufren síndrome de abstinencia, el


cual da lugar a una serie de síntomas físicos y psicológicos que
llevan a los individuos a beber para aliviarlos.

También se da lo que se conoce como tolerancia. Los


alcohólicos cada vez tienen que consumir mayores cantidades de
alcohol para conseguir los mismos efectos.

Y, por último, destacar que el alcoholismo en muchos casos


interfiere con la vida cotidiana: los individuos abandonan de
manera progresiva actividades con las que antes disfrutaban,
disminuye su capacidad tanto de atención como de
concentración, su rendimiento laboral se ve afectado…

Tratamiento del alcoholismo

El tratamiento de la adicción al alcohol se compone de una serie


de fases.

La primera etapa del tratamiento consiste en el reconocimiento


de la adicción por parte del individuo; numerosos profesionales
coinciden en que esta es la fase más complicada de todas.

A continuación, cuando la persona alcohólica interrumpe el


consume de alcohol, se da lo que se conoce como síndrome de
abstinencia, el cual debe ser tratado por parte de profesionales.
En algunos casos se requiere el ingreso hospitalario del propio
paciente. Es lo que se conoce como desintoxicación. Durante la
última fase de la misma, se trabaja con el objetivo de que el
paciente permanezca abstemio para siempre.

Y, por último, una vez desintoxicado, el paciente debe continuar


un programa de prevención de recaídas. Además, en función de
cómo haya afectado su adicción a sus relaciones sociales, puede
ser necesaria la terapia familiar o de pareja.

Consecuencias del alcoholismo

Los efectos inmediatos al consumo de alcohol son muy


placenteros. Los individuos se sienten relajados y comunicativos,
mateniendo una actitud extrovertida con las personas de su
entorno. La siguiente fase pasa por la pérdida de memoria y la
confusion mental; los individuos presentan cada ve mayores
dificultades para hablar, asi como para entender lo que se les
dice. Y, por ultimo, son incapaces para sostenerse en pie;
tambien son frecuentes los vomitos en esta última etapa.

En relación a las consecuencias del abuso del alcohol a largo


plazo, estas se pueden dividir en tres grandes categorías: físicas,
psicológicas y sociales.

Físicas

En los siguientes puntos señalamos algunas de las enfermedades


que se dan con mayor frecuencia a causa del abuso del alcohol
durante un largo periodo de tiempo.

Cirrosis: la cirrosis es un trastorno grave del hígado que en un


alto porcentaje de casos se da por el alcoholismo crónico. La
formación de cicatrices en este órgano impiden que funcione con
normalidad y, por tanto, no pueda eliminar correctamente las
sustancias perjudiciales del organismo, ni limpiar la sangre.
Generalmente, la cirrosis no da lugar a síntomas hasta fases
avanzadas de la enfermedad; cansancio, sangrado con facilidad,
sensación de picazón en la piel e icteria son algunos de ellos.

Pancreatitis: este trastorno se caracteriza por una inflamación


generalizada en el páncreas; un órgano cuya función principal es
la de la producción de glucosa. Uno de los indicios que se
presenta con mayor frecuencia es el dolor, localizado en la zona
abdominal superior, que se extiende a la espalda y que empeora
después de las comidas.

Hemorragia cerebral: las personas alcohólicas tienen un mayor


riesgo de sufrir una hemorragia cerebral. Se conoce como tal a
una acumulación de sangre en el cerebro tras la rotura de un
vaso sanguíneo. Una enfermedad potencialmente mortal que
requiere de asistencia médica urgente.

Disfunción eréctil: el alcoholismo también puede dar lugar a la


disfunción eréctil en el caso de los hombres. Se conoce como tal
a la incapacidad permanente tanto para lograr como para
mantener una erección suficiente para poder mantener
relaciones sexuales.

Psicológicas

Más allá de las consecuencias a nivel físico, las personas


alcohólicas también sufren de trastornos psicológicos, algunos
de los cuales pueden ser permanentes.

En un alto porcentaje de casos, los alcohólicos sufren depresión.


Se trata de una enfermedad mental que va muchísimo más allá
de la tristeza. Mientras que esta última consiste en un estado
mental pasajero, la depresión supone una situación de malestar y
desazón de carácter crónico. Algunos de los síntomas más
frecuentes de la depresión son los siguientes: irritabilidad,
estado de ánimo bajo prácticamente todo el tipo, cansancio,
falta de energía, sentimientos de odio y culpa a uno mismo, y
cambios en el apetito.

En aquellos casos en los que las personas alcohólicas tienen


pareja, la celotipia es otra consecuencia psicológica común. Un
trastono que se da en personas extremadamente posesivas,
quienes sienten unos celos obsesivos hacia la persona amada.
Por lo general, es una enfermedad progresiva, que con el paso
del tiempo se va volviendo más fuerte. Así, a medida que avanza,
en la mente del individuo surgen nuevas ideas delirantes fruto de
los celos compulsivos que siente.

Sociales

Por supuesto, las consecuencias del alcohol también están


relacionadas con el ámbito social. Prácticamente todos los
alcohólicos se aíslan de manera progresiva de su entorno y dejan
de realizar actividades con las que antes disfrutaban.

Así, surgen una gran cantidad de problemas tales como


desestructuración laboral o problemas laborales y económicos.
Debido al abuso del alcohol, las personas que padecen este tipo
de adicción pierden en muchos casos a su familia, así como el
empleo, razón por la cual se dan numerosos problemas
económicos.

Señales para identificar a una persona alcohólica


Hay una serie de señales que permiten identificar a una persona
alcohólica, debido a cambios en su personalidad. A continuación
señalamos cuáles son las más relevantes.

Nivel de tolerancia: un alcohólico necesita consumir una cada


vez mayor cantidad de alcohol para realmente sentir sus efectos.
Desde el punto de vista social, este tipo de personas consumen
más bebidas alcohólicas que el resto y, sin embargo,
permanecen sobrias. Una situación que, de mantenerse en el
tiempo, puede causar daños de carácter grave al hígado.

Abstinencia: cuando los alcohólicos están en abstinencia, es


habitual que experimenten un conjunto de síntomas tales como
temblores, sudoración excesiva, aumento del ritmo cardiaco,
dificultad para concentrarse… En los casos de abstinencia más
graves, los síntomas engloban alucinaciones, convulsiones y
confusión.

Comportamiento: una de las principales señales para identificar


a una persona alcohólica tiene que ver con cambios en su
comportamiento. De manera progresiva evita actividades con las
que antes disfrutaba ya que únicamente desea beber. De este
modo, es habitual que poco a poco, vaya descuidando cada vez
más las relaciones tanto sociales como familiares. Un hábito
muy habitual en personas con este tipo de adicción es el de
culpar a terceros o a situaciones ajenas de sus problemas.

Deterioro de las relaciones: los alcohólicos tienden cada vez en


mayor medida a evitar cualquier tipo de relación tanto con sus
familiares como amigos. Es por ello que su grado de aislamiento
va en aumento, lo cual da lugar a consecuencias tales como
pérdida del empleo, divorcio, pobreza económica…
Alcohol en la adolescencia

Actualmente, la edad a la que los jóvenes comienzan a beber


alcohol se sitúa en los 12 años. Una de las principales razones
por las que se da el consumo de alcohol a edades tan tempranas
tiene que ver con la necesidad de integración en grupos sociales.

La adolescencia es una etapa de transición entre la niñez y la


vida adulta, en la que los jóvenes se encuentran en una fase de
desarrollo tanto a nivel físico como mental. Así, las
consecuencias del abuso del alcohol pueden ser más
perjudiciales que las que se dan en los adultos, como por
ejemplo carencias en el pensamiento maduro.

No hay que olvidar que el alcohol también afecta de forma


negativa a determinadas zonas del cerebro, sobre todo aquellas
responsables de la memoria y del aprendizaje. Habilidades que
son muy importantes en el desarrollo de los jóvenes.

Además de los riesgos relacionados con el desarrollo de los


jóvenes, el consumo de alcohol puede afectar de forma notable a
su conducta. Pueden presentar un comportamiento agresivo que
dificulte en gran medida las relaciones sociales.

La influencia del entorno familiar juega un papel clave para que


los jóvenes sigan unos hábitos saludables y de este modo eviten
el consumo abusivo y continuado de alcohol.

Consejos para evitar el alcoholismo

A continuación señalamos algunos tips que merece la pena tener


en cuenta sobre cómo evitar el alcoholismo.

·0 Personas cercanas: una persona alcohólica debe buscar el


apoyo de los familiares y amigos más cercanos; de lo
contrario, la recaída es muchísimo más probable.

·1 Deporte: el deporte es en muchos casos la mejor medicina


ante cualquier tipo de adicción. Además de despejar la
mente y mejorar el sistema cardiovascular, mantiene a las
personas ocupadas.

·2 Alimentación: el abuso del alcohol en muchos casos


provoca la pérdida de determinados nutrientes esenciales
para el organismo. Es por ello que es tan importante seguir
una dieta equilibrada.

·3 Tolerancia cero: por supuesto, una persona alcohólica, una


vez comience su proceso de recuperación, debe mantener
el alcohol alejado en todo momento. En ningún caso vale
aquello de «es una ocasión especial» o «sólo es una copa».
Y es que una simple gota puede acabar con el trabajo de
meses, incluso años.

·4 Tiempo libre: una persona alcohólica debe mantenerse


ocupada con actividades que realmente le llenen y sean
especiales. Hay muchísimas opciones disponibles: viajar,
leer, caminar…

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