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Pedagogia Reflexiva

La formación de docentes competentes es la meta de la madurez de las


concepciones teóricas y proyecciones en la acción de la práctica pedagógica, cuyo
resultado es la actividad docente como profesional, transformadora y formadora de
ciudadanos autónomos.

El discurso teórico de la práctica pedagógica, articulado a su desarrollo


práctico, determina su autonomía, resignificada como la comprensión del quehacer
docente desde el enfoque hermenéutico – reflexivo. Este permite implementar
procesos articulados, entre investigación y docencia, caracterizados por desarrollo de
estructuras consultivas, participativas y humanizantes. La profesionalidad docente,
investiga sus teorías y sus acciones en el escenario de la práctica pedagógica.

Los principales propósitos de la práctica pedagógica son: un desarrollo


profesional docente, a partir de la transformación de la propia práctica; producción de
un conocimiento válido que se fundamente en los saberes científicos, culturales y
educativos; procesos individuales y colectivos de reconstrucción racional del
pensamiento y la teoría; actuación racional de las nuevas generaciones; construir
nuevos enfoques y modelos pedagógicos; aprender a transformar colectivamente la
realidad que no nos satisface y el desarrollo social - individual.

Origen de la pedagogía reflexiva

Para dirigirse hacia una verdadera practica reflexiva, es necesario que esta
postura se convierta en algo casi permanente y se inscriba dentro de una relación
analítica con la acción que se convierte en algo relativamente independiente de los
obstáculos que aparecen o de las decepciones. Una práctica reflexiva supone una
postura, una forma de identidad. Su realidad no se considera según el discurso o las
intenciones, sino según el lugar, la naturaleza y las consecuencias de la reflexión en el
ejercicio cotidiano del oficio, tanto en situación de crisis o de fracaso como a un
ritmo normal de trabajo.

La figura de practicante reflexivo es una figura antigua en las reflexiones


sobre la educación cuyas bases se detectan ya en Dewey, especialmente con la nocion
de reflective action (Dewey, 1933, 1947, 1993). Se puede encontrar la misma idea en
los grandes pedagogos, quienes cada uno a su manera, han considerado al enseñante o
al educador como un inventor, un investigador, un artesano, un aventurero que se
atreve a alejarse de los senderos trazados y que se perdería si no fuera porque
reflexiona con intensidad sobre lo que hace y aprende rápidamente de su propia
experiencia.

Modelo Pedagógico Reflexivo

El modelo pedagógico reflexivo se basa en un conjunto de principios,


orientaciones y recomendaciones interconectadas y estructuradas para realizar su
actividad educativa. Es decir, la institución le apuesta de cierta manera a la forma
como deben ser educados los estudiantes. La institución toma conciencia y hace
explícitas las formas de educar haciendo conciencia sobre sus modelos, enfoques o
marco pedagógico en el cual se origina la propuesta de formación. En este horizonte,
reflexiona sobre las preguntas básicas de la pedagogía: ¿qué enseñar?, ¿para qué?, ¿a
quién?, ¿cómo?, buscando estrategias pedagógicas apropiadas.

El proceso de una pedagogía reflexiva comienza al recoger información de los


maestros en una denominación que le otorgara identidad a su quehacer y que
resumiera la esencia del punto hacia donde se quería ir. Todo ello condujo a que se
empezara a hablar de un modelo pedagógico social reflexivo.

Se deben realizar para lograr este modelo jornadas pedagógicas, encuentros,


eventos y talleres, con participación de todas las áreas, docentes de la escuela e
invitados asesores y teniendo en cuenta además, como referente las preguntas básicas
de la pedagogía, se parte de la premisa que plantea que el ser humano es un ser social
por naturaleza, que hoy más que nunca necesita de más de “cinco sentidos”. La
empatía o capacidad para ponerse en el lugar de los otros es uno de esos “sentidos”
que en términos de Howard Gardner sería algo así como desarrollar la inteligencia
interpersonal; pero también necesitamos “reconocer nuestra propia piel”,
reconocernos a nosotros mismos, que términos de David Goleman sería desarrollar la
inteligencia emocional. Hoy se requiere de personas competentes para trabajar en
equipo donde los intereses colectivos predominen sobre los intereses individuales.
Recordemos que en las empresas se está imponiendo la contratación de personal
calificado por proyectos y estos no son realizados individualmente, es decir, por una
solo persona, sino por equipos de personas.
La complejidad de las relaciones requiere el desarrollo de la racionalidad
comunicativa, para comprender el punto de visa del otro y como garante para
negociar los múltiples conflictos que a diario surgen en la vida cotidiana y en las
comunidades, sobre todo en aquellas como la nuestra biodiversa étnica y
culturalmente. Por todo esto, es necesario que las nuevas generaciones se formen en
ambientes donde prevalezca la tolerancia, la reflexión constante y la concertación
frente a las problemáticas sociales, ambientales, económicas, ideológicas, crisis de
valores, y ello requiere alternativas de solución.

Se necesita de una educación que nos haga más personas, más humanos,
desarrollando la capacidad de participación, y negociación de conflictos mediante
pactos sociales de convivencia. Las sociedades democráticas necesitan de un alto
sentido de lo social y de lo público. Una escuela, con un modelo pedagógico social
reflexivo, busca que predomine la dinámica del trabajo en equipo, el foro, la mesa
redonda, la puesta en común de experiencias; que los estudiantes sean activos,
participativos, desarrollen sus competencias comunicativas y desarrollen un espíritu
investigativo.

El enfoque crítico del modelo, contribuye a la formación de sujetos capaces de


transformar su propia realidad, tomar decisiones con criterios, desarrollar el
pensamiento reflexivo, emancipatorio, que para nosotros significa transformar;
desarrollar la capacidad de participación. Los procesos de transformación de la
realidad son abordados por sus protagonistas asumiendo la metáfora de la espiral
reflexiva: observación, reflexión, planeación y acción, y además, reflexión en, desde,
y sobre la acción. Desde el punto de vista crítico la realidad es dinámica y evolutiva.

El modelo se operativiza a través de la corriente constructivista del


aprendizaje, la cual concibe al estudiante, como un ser activo que aporta desde sus
propias experiencias y es productor de conocimientos. Considera que el conocimiento
se produce en la interacción del sujeto con el objeto, y que en el aprendizaje la
significatividad de lo que aprende es fundamental. En cuanto a la enseñanza, se
rebasan las prácticas mecánicas y repetitivas, se privilegia la comprensión y la
reflexión, por lo cual se respeta la libertad, la toma de decisiones, y se trabaja por
procesos.
La pedagogía reflexiva siempre ha estado en las ideas de algunos filósofos y
científicos sociales de la Escuela de Frankfurt: Theodor Adorno, Horckeimer,
especialmente a Jurgen Habermas, y de pedagogos como Paulo Freire, Klafki, Lev
Vigotsky, Luria, Basil Berstein, Jerome Bruner, Abraham Magednzo, Henry Giroux,
Rafael Porlan, Lawrence Stenhouse, Jean Piaget, Ausubel, Howard Gardner, Daniel
Goleman. Por Latinoamérica los colombianos Mario Díaz y Nelson López.

Enfoque y estructura curricular

En este proyecto, se concibe al currículo como “el proceso educativo de una


institución con la participación de todos sus estamentos, que impregna por
consiguiente, lo conceptual, lo pedagógico, lo investigativo, lo metodológico y lo
comunitario. Visto todo esto, a través de una estructura curricular en la cual se
integren los ambientes educativos, dinamizados por áreas del conocimiento, y sus
períodos de formación a través de un plan de estudios, concebido este como
“pretexto” mediante el cual se operacionaliza la distribución espacio – tiempo de
unos conocimientos” .

Visto desde esta perspectiva este concepto involucra lineamientos académicos,


tales como:

 Analiza la pertenencia social, es decir, construida acorde a las necesidades


reales del contexto participante en su desarrollo, para dar respuesta a las
exigencias de arraigo, identidad y compromiso de todos y la pertinencia
académica como la relación existente entre el currículo y los fines educativos,
las necesidades del medio, el desarrollo social, el desarrollo individual.
 Involucra la investigación y la innovación como eje transversales del
currículo, desde la construcción del mismo hasta concebirlo no sólo como la
introducción de cursos de investigación en su plan de estudios sino como
elemento fundamental de formación, principio del conocimiento y de la
práctica, recreación del proceso educativo cuyo fin es transformar estructuras,
métodos, programas y los procesos básicos de enseñanza y aprendizaje.
 Introducción de conceptos como la participación, la flexibilidad, la practicidad
dado el carácter de transformación social inherente al currículo.
 Considera la interdisciplinariedad definida como “concurrencia simultánea o
sucesiva de saberes sobre un mismo problema, proyecto o área temática” y la
transdisciplinariedad que ocurre cuando varias disciplinas interactúan
mediante la adopción de alguna o algunas disciplinas o de otros recursos
como las lenguas que operan como nexos analíticos, conceptos estos
considerados actualmente como criterios fundamentales en la construcción de
procesos curriculares.
CONCLUSIONES

Aprender a leer la realidad tiene mucho que ver con actos de conocimiento,
que llevan a la formulación de actos políticos, transformadores de la persona por sí
misma y para ella misma; los que le dan una visión más completa de su propio
mundo, para que pueda articularlo a otros mundos a partir de sus propios análisis
críticos. El logro de aprehender a tener conciencia de uno mismo tiene la utilidad de
llevar a participar, a los individuos, en la definición de las realidades políticas,
económicas, culturales y religiosas que les afecten; es, a final de cuentas, una
necesidad apremiante para entender la actualidad política y, sobre todo para construir
estrategias que sirvan para alcanzar un futuro mejor del individuo que está sumergido
en una sociedad que lo hace invisible.

En el sistema de la escuela al revés (Galeano 2007) la cultura es transmitida


para que el "educando" esté mayormente predispuesto por el gusto burgués y para que
desprecie lo tradicional, argumentando que representa el rezago, es refractario, de
bajos logros y lleva a los bajos rendimientos (Hopenhayn 2009). Althusser (1990)
argumentó en su libro "Ideología y aparatos ideológicos del estado" que la función de
la escuela capitalista consistía en la reproducción de la ideología de ese tipo de
sociedad y que toda acción pedagógica sería una imposición arbitraria de las clases
dominantes.

Ante lo dicho por Galeano se puede afirmar que la educación como sistema de
aprendizaje debe asignarse a sí misma la ardua labor de generar en las aulas un
proceso de concientización que catalice acciones de resistencia contra las diferentes
formas de poder, las que deben conformarse como un movimiento social desde el
aprendizaje que haga visibles las relaciones de poder para ubicar su posición,
encontrar sus puntos de aplicación y los métodos utilizados.

La praxis pedagógica reflexiva precisa tener un docente que funja como un


intelectual que le quite el cerrojo al sistema del educar para domesticar, en este
ámbito deben de darse posturas de aprendizaje y aprehendizaje donde los alumnos no
sean considerados como un auditorio, sino como un elemento integrante de una
comunidad con preocupaciones compartidas —la complejidad social y ecológica—
en la que se espera ellos y el educador puedan participar activamente en la
construcción de visiones de realidad más apegada a la complejidad de la realidad. Sin
embargo, el sistema educativo contribuye al sometimiento y al adormecimiento hasta
un punto en el que un estudiante disciplinado y ordenado, acorde a las normas
establecidas por políticas alienantes, se convierte en un buen estudiante porque repite
al pie de la letra lo "repetido" por el "maestro" y renuncia al pensamiento crítico;
adecuándose a los modelos que le ofrece el instructor, contentándose a contenidos
impregnados por una ideología que impone los intereses de la élite dominante.

Bibliografia

Desarrollar la práctica reflexiva en el oficio de enseñar

Perrenoud Philippe (2007) Editorial Grax. España

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