Está en la página 1de 2

LA OBEDIENCIA COMO PROBLEMA MORAL

Carlos Efraín Montúfar Salcedo

Carlos Efraín Montufar Salcedo. Maestría en Educación Universitaria (ESPE). PhD en Antropología Cognitiva Atlantic I.
University de los Estados Unidos. Médico (UCE) Especializado en Salud Pública Internacional e Historia de Religiones en la
Universidad Católica de Louvain-La-Neuve Bélgica (Beca del Reino de Bélgica AGCD 1995). Posgrados en Desarrollo local
UCA Nicaragua y Marketing Mix EENI España. Autor de obras como: Globalizaciones (in) gobernables, Antropología
filosófica y política, Genero, sexualidad y sociedad, Salud y ecología, Epistemología y lenguaje. Actualmente Director
Distrital Ministerio de Salud Pública: 10D03. Ecuador.

ORCID: https://ORCID.org/0000-0002-4707-0837

2017

La moral son las costumbres, normas, tabúes y convenios establecidos por cada
sociedad y que rigen el comportamiento de las personas, contribuyendo a la
estabilidad de la estructura social. La moral parte de las tradiciones y los valores
del contexto en que nos engendramos. Incluso el escritor Anatole France llegó a
propugnar que la moral era la regla de las costumbres. Y las costumbres eran los
hábitos. La moral es, por consiguiente, la regla de los hábitos.

Uno de los hábitos inculcados en la educación en general es la obediencia, que se


define como la actitud de acatar órdenes, normas o comportamientos, es decir,
aceptar la voluntad de la autoridad. Obedecer proviene del latín “ob audire”, “saber
escuchar“, obediencia refiere al proceso que se inicia en escuchar y termina en la
acción de obedecer.

No obstante, Tomas de Aquino afirma “que no es una virtud teologal, porque su


objeto no es propiamente Dios, sino el mandato de cualquier superior, explícito o
implícito” Deja entonces en claro que tiene por objeto el mandato proveniente de
un ser humano, constituido en calidad de superior. Sin embargo previene que
como virtud moral (y no teologal), puede desvirtuarse tanto por defecto como por
exceso. Por defecto se desvirtúa al no obedecer a quien se debe; por exceso es
obedecer a quien no debe o en cosas que no debe. Santo Tomás afirma que hay
dos casos de falsa obediencia u obediencia ilícita, o sea, donde no se debe
obedecer. El primero se da cuando justamente el mandato del superior contradice
claramente un mandato de orden superior, sobre todo de Dios. Sería el caso de
una autoridad que obligara a cometer pecado. El otro caso se da cuando el
superior ordena algo claramente fuera de su competencia.

En estos casos, la obediencia se convierte en dilema moral. Podemos desplazar la


responsabilidad de nuestra obediencia, culpando a los demás de nuestras
decisiones, diluyendo la responsabilidad con el argumento de todos lo haríamos
así, pero en conclusión, la obediencia como problema moral presenta dilema y
conflicto. Existen tres teorías de lo moral, la pre convencional nos dice que el fin
justifica los medios y es autocrática, la convencional justifica el hecho no moral
bajo el argumento de la obediencia al líder o su imitación y finalmente la pos
convencional que se dirige en función de la verdad absoluta y está más allá de la
ley.

Regresando a la sociedad contemporánea del siglo XXI, plagada de eufemismos,


de desatenciones e indiferencias a las consecuencias y re atribuciones de culpa,
considero que el Enfoque de la ética de los grupos de interés es una opción
técnica y moral. Este enfoque se basa en promocionar la visión ganar – ganar con
la pregunta clave: ¿Me siento orgulloso de dar a conocer mi decisión a todas las
personas y grupos de interés que concierne? ¿Mi obediencia es beneficiosa a
todas las partes, realmente?

BIBLIOGRAFÍA

Achua, C., & Lussier, R. (2005). Liderazgo, Teoría-Aplicación-


Desarrollo de Habilidades. Thompson Internacional.
Aquino, T. D. (2005). Suma teológica II. Edicoes Loyola.
France, A. (2016). La rebelión de los ángeles. Anatole France.

También podría gustarte