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Emor: Diles

Resumen de la parashá

La avodá (servicio) de los Cohanim y su santidad


A causa de su posición privilegiada, el cohén debía ser modelo de pureza y perfección especialmente
elevado. Tenía prohibido asistir a funerales, salvo los de sus familiares más cercanos, pues el contacto con la
muerte lo contaminaba y le impedía cumplir con sus sagrados deberes. Además, no podía casarse con una
mujer que no fuera casta, ni con una divorciada. Reglas aún más rígidas se aplicaban al Cohén Gadol (Sumo
sacerdote), que no debía asistir a funerales, incluso al de su pariente más cercano, y sólo podía casarse con
una mujer virgen. Cualquier defecto físico descalificaba al cohén para oficiar en el Mishcán (Santurio),
aunque conservaba el derecho a su parte de las ofrendas.

También éstas debían estar libres de mácula. Sólo podía ofrecerse un animal de ocho días de vida. Una
hembra y su cría no podían ser sacrificadas el mismo día.

Durante el año, cierta cantidad de días eran proclamados como de asambleas sagradas, en las cuales se
reunía todo el pueblo para rendir culto en el Mishkán. Estos días sagrados, en los cuales estaba prohibido
trabajar, eran proclamados en el siguiente orden:

a) El Shabat, séptimo día de la semana

b) El primero y el último día de Pésaj, la fiesta del pan ázimo. Esta festividad debía ser observada desde el
15 al 21 del mes de Nisán. Una vez que los israelitas hubieran tomado posesión de la tierra de Canáan,
debían presentar una gavilla de los primeros frutos de la cosecha de cebada el 16 de dicho mes. Esta ofrenda
debía agitarse en el altar como expresión de gratitud a Hashem, y era llamada Omer

c) Shavuot, la fiesta de las semanas. Debía ser observada el 16 de Siván, el quincuagésimo día desde el
comienzo del Omer. Se contaban siete semanas desde el segundo día de Pesaj y luego se llevaba al altar una

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ofrenda de comida consistente de dos hozagas hechas de la nueva cosecha de trigo. Se recordó a los
israelitas su deber de dejar para los pobres las espigas caídas de la cosecha.

d) Rosh Hashaná, fiesta del año nuevo, tiene lugar el primer día del añó, Rosh Jodesh Tishrei. Este día es
especial: en él se hace sonar el shofar.

e) Iom Kipur, Día de la expiación, se celebra el décimo día de Tishrei. Es una fecha en la cual el pueblo debe
ayunar y rezar por la expiación de sus pecados.

f) Sucot, fiesta de las cabañas. Debía ser observada entre el 15 y el 21 de Tishrei, con gran regocijo. El
pueblo debía llevar cuatro especies (Etrog, Lulav, Hadasim, Aravot) como símbolo de acción de gracias, y
vivir en cabañas durante ese período para recordar su deambular por el desierto. Sheminí Atzéret, el 22 de
Tishrei, debía ser observado también como día de descanso solemne.

Después de esto se le recordó al pueblo su deber de proveer aceite de oliva puro para las lámparas del Bet
Hamikdash (Templo sagrado de Jerusalen), que los cohanim debían mantener encendidas continuamente. El
pan de proposición debía ser hecho con doce medidas de harina fina, dispuestas en dos filas.

Un converso que había blasfemado contra D-s fue ejecutado por orden del bet din (tribunal)

6. Emor

Estudiando 3 pesukim (versículos) sobresalientes

"Di-s le dijo a Moshé; habla a los cohanim, los hijos de Aharon y diles: "Ninguno de ustedes se
contaminará por una persona muerta entre su pueblo"" (21:1)

PREGUNTA: Dado que dice "emor el hacohanim" -"habla a los cohanim" -las palabras "veamarta aleihem" -
"y diles" -son superfluas.

RESPUESTA: Un jasid de Rabí Shneur Zalmen de Liadi, fundador de Jasidut Jabad, dijo una vez que a través
de la jactancia había vencido el deseo de transgredir. Toda vez que su ietzer hará (instinto al mal) se le
aproximaba, él gritaba "¿No sabes quién soy? Soy una persona prominente, un jasid de un gran Rebe.
¿Cómo puedes esperar que peque?"

Hashem le está transmitiendo dos mensajes a los cohanim, uno general y uno específico. Primeramente,
Hashem le dijo a Moshé "emor el hacohanim" -"habla a los cohanim" -"Bnei Aharon" -"recuerden siempre
que son los hijos de Aharon. Como hijos de un padre tan prominente deben conducirse de una manera
acorde con su genealogía". En adición, "veamarta aleihem" -"diles las reglas de impureza que se aplican a
ellos".

"Cuando nace un buey, un carnero o una cabra, estará siete días bajo su madre y del octavo día en
adelante es aceptado como holocausto a Di-s" (22:27)

PREGUNTA ¿Por qué se debe esperar hasta el octavo día después del nacimiento antes de sacrificar a un
animal?

RESPUESTA: Ni bien nace un animal está total y completamente formado. El curso del tiempo sólo le agrega
tamaño y fuerza. El hombre, sin embargo, está completamente formado en el momento de nacer pero le

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falta desarrollo. No camina ni habla y está totalmente sin educar. A lo largo de los años de su vida, madura y
crece en su servicio a Hashem.

En consecuencia, uno puede pensar que dado que el tiempo no juega un papel tan relevante en la
maduración de un animal, éste es apto para el sacrificio a Hashem ni bien nace. La Torá niega esta teoría y
requiere esperar hasta el octavo día antes que pueda ser ofrendado.

El significado del número ocho es que asciende por encima de la esfera de este mundo material y físico y
alude a lo exaltado y santo. En el mundo natural, el tiempo está basado en una semana de siete días y
todos los sucesos están controlados por sheva kojavei lejet -los siete planetas orbitales. Hashem
trasciende todo esto, y por lo tanto el número ocho representa Su elevada Santidad. En consecuencia, una
vez que el animal llega a su octavo día, es apto para ser consagrado como un sacrificio para Hashem.

"Cuando nazca un buey, o una oveja, o una cabra, estará durante siete días bajo su madre y desde el
octavo día en adelante es aceptado como holocausto para Di-s. Al buey y al carnero no degollarán en el
mismo día con su cría. Y cuando ofrendaren un sacrificio de agradecimiento... En el mismo día será
comido; no dejarán sobrar nada hasta la mañana; Yo soy Di-s" (22:27-30)

PREGUNTA: ¿Por qué después de esas tres leyes consecutivas, la Torá concluye con las palabras "Ani
Hashem" -"Yo soy Di-s"?

RESPUESTA: Estas tres leyes parecen contradecirse una a la otra en cuanto al concepto de día y noche. En la
primera ley, que analiza el sacrificio de un buey, o una oveja, o una cabra recién nacidos, se nos dice que no
puede ser hecho antes del octavo día. Dado que en la ley de la Torá, el día usualmente comienza con la
noche precedente, el animal debe ser degollado sólo a partir de la mañana del octavo día (Zevajim 12 a). Por
ello la noche es considerada una extensión del día anterior.

Con respecto a la ley de no degollar a la oveja junto con su cria en el mismo día, la Guemará ( Julín 83 a) dice
que también se aplica a la noche previa. Así, en este caso la noche es considerada el comienzo del día
siguiente.

En el tercer caso, con respecto a comer los sacrificios, está prohibido dejar algo de ellos hasta la mañana,
sino que en la noche anterior deben ser comidos. Así, nuevamente la noche es una extensión del día
anterior.

En vista de estas contradicciones, uno podría estar desconcertado y por lo tanto ser negligente en observar
estas reglas. Por consiguiente la Torá concluye "Ani Hashem" -"Yo soy Di-s" -"Así es como lo prescribí y
ustedes no tienen permiso para cuestionarlo".

6. Emor

Ansiedad en el Cumplimiento

Gentileza Drasha torah.org

Observar algo no significa necesariamente participar activamente en lo que se esta observando, por lo
menos en el sentido etimologico de la palabra. He tenido muchos años de experiencia con judios que no
observan las leyes de la Torah. En general, cuando les pregunto si observan las leyes, suelen contestarme
con ocurrencia, "por supuesto Rabino, yo soy un judio observante". !Si alguien realiza una mitzvah en mi

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presencia, yo observo cómo hacen esa mitzvah!" Desde ya que en nuestro vernaculo, cuando decimos que
una persona observa una mitzvah, entendemos que la cumple también!

Escribo esto pues esta semana me llamo la atencion un versiculo de la parasha que exhorta la observancia..y
cumplimiento de las mitzvot. Dice el passuk (versiculo): "u-shmartem et mitzvotav, v-asitem otam -
observaran las mitzvot y las cumpliran" (Levitico 22:31). Que significa "observar" las mitzvoth ? Por que nos
dice la Torah que hay que observar las mitzvot ademas de realizarlas?

El 7 de Adar pasado, dia que se designo para honorar el aniversario del fallecimiento de Moshe Rabbeinu, y
dar reconocimiento tambien a la Chevra Kadisha (grupo que realiza entierros), el Rabino Paysach Krohn dio
un brillante e inspirador discurso en una ceremonia de honor que se llevo a cabo en el templo del Beit
HaChaim de Brooklyn. En su discurso, el Rab Krohn hablo sobre temas relacionados con la muerte, la
dignidad, y el honor a los difuntos. Conto ademas la siguiente historia que sucedio en la comunidad del
rabino Yehuda Laib en Amsterdam. La comunidad de Amsterdam, como toda comunidad, tiene una Chevra
Kadisha que atiende las necesidades del difunto, asegurando un entierro digno y ayudando a los familiares
en el proceso de duelo. En Amsterdam, es un privilegio ser miembro de la Chevra Kadisha y solo personas
destacadas de la kehilla (comunidad) son escogidas. Hay un grupo de gente que, por mas sobresalientes que
sean, nunca son aceptados en la Chevra: los kohanim. A los kohanim les es prohibido entrar el contacto con
un cuerpo muerto, y por lo tanto rara vez participan en un entierro.

Aconteció que la comunidad del Rab Lewis compro un terreno para hacer un nuevo cementerio. Poco
después de la inauguración del cementerio falleció un miembro de la comunidad. Esta persona iba a ser el
primero en ser enterrado en el nuevo cementerio. Al día siguiente, los familiares en duelo llegaron con el
difunto para enterrarlo. Llevaban las palas para comenzar a hacer el pozo, pero cuando llegaron al lugar, se
sorprendieron al ver que el pozo ya había sido cavado! Después de enterrar al hombre, averiguaron por qué
el pozo ya estaba hecho.

Moshe Cohen, un miembro de la comunidad (y un kohen), toda su vida quiso poder cumplir la gran mitzvah
de enterrar a un muerto. Sin embargo, por ser un kohen nunca pudo hacerlo. Pero cuando el Sr. Cohen oyo
que habia un cementerio nuevo donde nadie habia sido enterrado , vio la oportunidad que tanto habia
esperado. ¡Y por lo tanto decidio ir solito para preparar el pozo y participar asi de la mitzvah!.

El Chatam Sofer explica que en otro lugar la Torah tambien utiliza la palabra "observar". Cuando habla de los
sueños de Yosef, dice el versiculo que Yaakov, "observo el incidente". Rashi explica que el termino "observo"
se refiere a rezar y esperar con ansiedad el cumplimiento de ese sueno. El Chatam continua explicando que
la Torah en la parasha de esta semana nos enseña que ademas de hacer una mitzvah, debemos esperar con
ansiedad y ganas poder cumplirla. Nos exhorta a anticiparnos para cumplirla y aguardar atentos las
oportunidades que surgen. Rabi Akiva, mientras los romanos lo mataban rastrillando y quemando su piel
con peines de acero, dijo a sus estudiantes, "toda mi vida espere poder cumplir la mitzvah de decir el Shema
aunque me quiten mi alma, y poder devolverla pura al Todopoderoso. Me pregunté mucho tiempo ¿cuando
vendra el momento en el que yo la pueda cumplir?"

La Torah nos pide esta semana que observemos las mitzvot para después cumplirlas ¡No basta con ser un
mero observador, debemos anticiparnos con ganas para cumplirlas también!

6. Emor

Farbrenguen

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En ocasión de Shabat Parshat Emor publicamos parte de la Sijá correspondiente a la Sección Emor, del
Volumen I de Likutei Sijot.

En esta Sijá el Rebe presenta un profundo análisis halájico de cómo entender el concepto de la Cuenta del
Omer – Sefirat HaOmer. Y lo más interesante es que la conclusión práctica del análisis está conectada con la
inminente llegada del Mashíaj.

1. [El precepto de Sefirat HaOmer –la “Cuenta del Omer”– requiere que cada noche –a partir de la segunda
de Pesaj y hasta la previa a Shavuot– se cuenten los días y las semanas trascurridos, diciendo, por ejemplo:
“Hoy son 10 días, que son 1 semana y 3 días, del Omer”, recitando previamente una bendición]. La Ley Judía
(Halajá) establece que quien omitió realizar la Cuenta un día [entero], seguirá haciéndolo en los días
restantes, pero sin recitar [antes] la bendición.

El fundamento [de este dictamen] es el siguiente:

Hay una postura [en la Halajá] que considera el conteo de cada uno de los 49 días de la Sefirá como una
mitzvá independiente [de modo que desde su comienzo hasta su culminación se habrán cumplido 49
mitzvot]. Por lo tanto, si la persona [saltea y] “pierde” un día, ello no afectará a [la Cuenta que debe
realizarse en] los días restantes [y en consecuencia recitará no obstante la bendición previa al conteo de
todos los días siguientes,] pues [la omisión de un día no afecta al precepto que rige para los demás ya que]
cada día constituye una mitzvá independiente.

Según otra opinión, sin embargo, [todos] los días de la Sefirá conforman una única mitzvá –la de contar “49
días íntegros”–. Así, quien “pierde” siquiera un día, dañó la integridad [de los 49 días], y por lo tanto ha
quedado imposibilitado de continuar cumpliendo la mitzvá. Para este caso, la Halajá dispone que se
continúe [normalmente] con la cuenta de los días siguientes, pero sin recitar la bendición [previa].

[Ahora bien, desde la óptica de la segunda opinión] se plantea la siguiente dificultad: Si la Cuenta de los 49
días constituye una única mitzvá [cuyo cumplimiento se realiza en el curso de 49 días], ¿por qué recitamos
una bendición individual cada vez que contamos, [totalizando] 49 bendiciones? [Aparentemente] ésta
debería recitarse únicamente una vez: al comienzo, o al final, de la Cuenta. Es más: Según esta postura, la
“pérdida” de 1 día afecta no sólo al conteo de los días siguientes sino también al de los días pasados, pues
[todos] constituyen una única mitzvá; por lo tanto, no debería recitarse bendición alguna sino hasta el
último día, [que es el que completa la mitzvá], pues siempre cabe la contingencia de olvidar de contar [algún
día, y de suceder esto, ello estaría] transformando en brajot lebatalá (bendiciones recitadas en vano) todas
las que han sido pronunciadas los días anteriores.

[En respuesta] se podría decir que son, en verdad, 49 mitzvot independientes. [La Cuenta de] cada noche es
una mitzvá en mérito propio, [aislada de las de las otras]. Pero la mitzvá consiste en que en la primera noche
se cuente la primera Sefirá, en la segunda la segunda, en la tercera la tercera, y así sucesivamente. Por lo
tanto, si se ha omitido contar un día ya no se puede seguir haciéndolo, pues si –por ejemplo– se omitiera la
Cuenta del segundo día, ya no se podría continuar diciendo “Hoy son 3 días del Omer”, “Hoy son 4 días del
Omer”, etc., pues no puede haber un tercer o cuarto día cuando no hubo antes un segundo. De este modo,
la omisión de un día sólo afecta a los siguientes, pero no a los precedentes, ya que cada día es una mitzvá
independiente [vinculada, simultáneamente, a las otras].

2. En relación con el concepto de “contar” [ya sean días, años, conjuntos de años, etc.,] existe un análisis [de
cuál es el peso de la acción de contar. El contar puede verse de dos maneras. Una manera es que] la mera

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“cuenta” tiene peso y sentido, [es decir, la persona, al contar, torna significativo y asigna valor a lo que
cuenta] y [en virtud de ello] la Torá toma este “elemento contado” y enuncia que [dado que ha adquirido
esta condición, fue “contado”,] pasa a constituir una mitzvá; tal sería el caso de Sefirat HaOmer, [la Cuenta
de los años para establecer el de] Shemitá (el Año Sabático) y [la Cuenta de las Shemitot para establecer el]
Iovel (Año de Jubileo).

O, alternativamente, [podría considerarse que] el conteo, por sí mismo, si no está vinculado a una
ordenanza (mitzvá), carece de toda relevancia y significado; la sumatoria [de algo], por sí misma, no agrega
ningún sentido adicional, ningún peso, [a los elementos individuales contados; según esta tesitura] sólo en
virtud de [que] la [Torá impuso esta cuenta como] mitzvá, ésta cobra importancia y significado.

La adopción de uno u otro de estos dos puntos de vista tiene consecuencias prácticas en la Ley [de la Torá,
por ejemplo]: Si un esclavo fue puesto en libertad en medio de los días de Sefirat HaOmer, y antes de su
liberación ya había iniciado la Cuenta [del Omer a partir del inicio de la Sefirá], ¿podrá continuar su Cuenta
los días restantes [tras ser liberado] recitando la bendición correspondiente?

Si asumimos [la postura del primer punto de vista,] que el conteo per se tiene peso y es significativo, como
éste ya contó [los días previos, y con ello les confirió la condición de importancia de “algo contado”,] puede
continuar con su Cuenta recitando la respectiva bendición. Sin embargo, si la única significación del conteo
obedece exclusivamente al hecho de constituir una mitzvá [como sostiene la segunda postura,] dado que
antes [de ser liberado] no regía sobre él mitzvá alguna [de contar el Omer –y por lo tanto su Cuenta carecía
de significación–, para él] la cuenta no existió; es tal como si no hubiera contado [día alguno] y, por lo tanto
ahora, [una vez liberado,] no puede recitar la bendición –esta duda no existe en cuanto al prosélito que se
convirtió al judaísmo en medio de Sefirat HaOmer, ya que la conversión lo volvió una nueva persona; es
como un niño recién nacido–.

También Minjat Jinuj trata este interrogante, pero con la diferencia de que aborda el tema considerando los
49 días de la Sefirá de acuerdo a la opinión de que los mismos constituyen una única mitzvá y no porque el
conteo fuera una actividad insustancial. Desde esta óptica, el interrogante es aplicable no sólo al caso del
esclavo liberado [mencionado antes,] sino también al de un menor de edad que alcanzó su adultez
[cumpliendo 13 años] en medio del período de Sefirat HaOmer. Dado que [según Minjat Jinuj] la duda [de si
contar el Omer recitando previamente la bendición o no] se enuncia considerando todos los días de la Sefirá
como una única mitzvá, la misma es aplicable asimismo a un menor que llegó a la mayoría de edad [en
medio de la Sefirá].

Si bien el conteo realizado por un niño menor de Bar Mitzvá también tiene cierto grado de mitzvá, por
[virtud de su entrenamiento y educación en la senda de las mitzvot,] jinuj, dado que esto mismo [–su jinuj–]
es sólo un precepto de carácter rabínico, es posible que una mitzvá establecida por los Sabios, [en este caso,
la Cuenta del Omer por parte de un menor de edad,] carezca de la facultad de completar una mitzvá
impuesta por la Torá, [como lo es la Cuenta de un mayor de 13 años].

Sin embargo, en concordancia con lo explicado antes –que el conteo de cada día es una mitzvá individual y
que la razón [de que quien “perdió” la cuenta de un día no puede seguir contando recitando la bendición] es
porque no puede haber un “tercer día” sin que haya habido [antes] un “segundo día”– la inclusión de los
días anteriores es esencial no por su condición de mitzvá [es decir, debido a que hay una mitzvá diaria de
contar], sino porque [los días anteriores] son tenidos en cuenta como parte [significativa] del conteo.

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En este contexto, sólo perdura la duda en relación con el esclavo liberado [en medio de la Sefirá] pues, en su
caso, antes, [mientras era esclavo,] no tenía del todo la mitzvá de contar, por lo que [es posible que] su
Cuenta no existió como tal. Sin embargo, en el caso del menor que alcanzó su mayoría de edad, no hay
ningún problema pues incluso una imposición rabínica es una mitzvá, y en virtud de ella [su cuenta anterior
a su Bar Mitzvá también tenía signi.cación y] existe como Cuenta.

3. ¿Qué conclusión atañe a nosotros de todo este análisis?

Nuestra fe en la llegada del Mashíaj es tal que “Aguardo su llegada cada día”, esta misma noche, o mañana
por la mañana, en medio de los días de la Sefirá. (El Rebe Tzemaj Tzedek habló cierta vez acerca de la
inminente llegada del Mashíaj en un día del que se ha escrito que él no puede venir en éste. Alguien le
preguntó: “¿Cómo puede ser? ¡Está escrito que en un día como éste no puede venir!” El Tzemaj Tzedek
respondió: “Que [el Mashíaj] venga, y cuando llegue habrá respuestas para todas las preguntas, ¡y también
ésta será resuelta!”).

[La relación de lo explicado antes con la inminente llegada del Mashíaj durante la Cuenta del Omer, es que]
aun según las autoridades halájicas que sostienen que hoy en día nuestra Cuenta del Omer es meramente
una obligación impuesta por los Sabios [y no un precepto de la Torá], podremos continuar la Sefirá recitando
la correspondiente bendición [día a día], tal como se explicó arriba [en relación con el menor que cumple 13
años en medio de los días de la Sefirá].

4. Nuestros Sabios dijeron –y Rambán (Najmánides) lo analiza extensamente– que las mitzvot que
observamos en el presente constituyen “‘señales’ de las mitzvot que se observarán en el Futuro Venidero
(en la Era Mesiánica)”. Es así que decimos: “Allí haremos ante Ti... como lo impone Tu voluntad”. Sólo en el
Futuro Venidero la observancia de las mitzvot será perfectamente “como lo impone Tu voluntad”. En el
presente, éstas aún no tienen el nivel ideal de perfección; son un preparativo para el Futuro Venidero.

Esto no significa, Di-s libre, que uno puede tomar a la ligera la preciosa importancia de las mitzvot que se
cumplen en el presente, pues es sólo en virtud de éstas que llegaremos a aquellas que se cumplirán en el
Futuro Venidero. A ello alude el famoso axioma que dice que “la causa de algo es superior a su efecto”. Este
principio [de observar las mitzvot en la actualidad como preparación para su cumplimiento en la Era
Mesiánica] es observado especialmente en la mitzvá de Sefirat HaOmer –cuyo concepto es el de constituir
una preparación para Matán Torá–, pues sólo contando ahora podremos hacerlo recitando su bendición
después de la llegada del Mashíaj [de producirse en medio de la Sefirá].

De todo lo antedicho percibimos la especial importancia del servicio (avodá) del presente, en la época del
galut, como dijeran nuestros Sabios: “Es mejor una hora de teshuvá (arrepentimiento) y buenas acciones en
Este Mundo, que toda la vida del Mundo Venidero”.

6. Emor

Maor Hashabat: Una melodía cautivadora

Veniqdashtì Betoj Bené Israel...

Y seré santificado en medio de los hijos de Israel..

La siguiente historia fue contada por un Talmid Jajam que la escuchó directamente del hijo de Rab Aharon
Leib Shteiman.

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La contaremos con la máxima precisión sin aumentar ni disminuir una palabra.

Un Abrej, que vivía en Estados Unidos, se comunicó con Rabí Aharon Kesler, uno de los allegados a Rab
Shteiman, solicitándole que le hablara al Rab para que le aconseje qué debía hacer, ya que estaba
sumergido en terribles sufrimientos.

Al presentarle este Abrej la lista de sus padecimientos, pudo comprobar que se trataba, realmente, de
dolores extremos.

En primer lugar, llevaba muchos años de casado, y aún no había podido tener hijos.

En segundo lugar, estaba endeudado por montos altísimos, que ni siquiera sabía como comenzaría a pagar.
Y por último, recientemente habían descubierto en él una grave enfermedad.

Estos son solo los sufrimientos más destacados, a grandes rasgos, pero la lista seguía con gran cantidad de
padecimientos de distintos orígenes.

Por último, prácticamente desmoronado, le dijo a Rab Kesler que no sabía qué hacer con tanto sufrimiento
´Por favor, acérquese al Rab y pregúntele qué me aconseja hacer´, pidió el Abrej.

Como Rabí Aharon Kesler hace Tefilá con Rab Shteiman en el primer Minian, se acercó al finalizar la Tefilá, y
le trasmitió la situación tal como la había escuchado.

El Rab le respondió según las palabras del Midrash, que cuenta acerca de un músico, virtuoso intérprete de
violín. Tan maravillosa era su música que se había ganado la simpatía y el afecto del rey.

Cada vez que el rey tenía algún sufrimiento o tristeza, pedía que le trajeran al violinista, y ni bien este
empezaba a tocar su música, se terminaban todos sus pesares.

Una vez el músico trasgredió una ley del reinado, cometiendo un grave delito.

Cuando el rey se enteró, se despertó su furia, y lo llamó para reprocharlo, pero cuando el músico estuvo
frente a la corte real, mientras esperaba el veredicto, comenzó a acariciar distraídamente las cuerdas de su
violín, y el alma del rey quedó cautivada por los delicados acordes que se desprendían del instrumento.
Hasta que se olvidó para qué había hecho llamar al violinista, pidiéndole que siguiera tocando más y más.

Y así ocurrió una y otra vez.

El músico violaba las leyes del reino, el rey lo mandaba a llamar para juzgarlo, el violinista volvía a tocar su
instrumento, y el rey olvidaba su furia…

Así es la relación de Hakadosh Baruj Hu con el pueblo de Israel, continúa el Midrash, y dice, por cuanto
Hakadosh Baruj Hu ama el canto de Israel en el ´Amen, Iehe Shemé Rabá…´ (estrofa que se contesta en el
Kadish), también si, D-s no lo permita, se despierta sobre ellos el fiscal acusador, cuando cantan frente al
Creador este cántico, y dicen con voz alta y melodiosa ´Amen, Iehe Shemé Rabá…´, Hashem se deleita al
escucharlos y deja pasar todos sus pecados.

´Ve y dile a ese Abrej, le dijo Rab Shteiman a Rab Kesler, que a pesar que no está al alcance de nuestro
entendimiento, esto es lo que está escrito. A Hakadosh Baruj Hu le agrada esa melodía, y hay secretos
escondidos entre sus estrofas para perdonar toda acusación´

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Contó Rab Kesler: llamé inmediatamente al Abrej, y le trasmití las palabras del Rab, tal cual como las dijo.
Este, las escuchó con agitación y comenzó a hacer hincapié en decir ´Amen, Iehe Shemé Rabá…´ con mucha
concentración, yendo de un Minian a otro para responder ´Amen, Iehe Shemé Rabá…´ y así hizo durante un
tiempo.

Y de pronto… Milagros fabulosos!

La enfermedad desapareció como si nunca hubiese existido. El problema de las deudas se solucionó de
forma asombrosa: uno de los integrantes de la comunidad se acercó a él por propia iniciativa, ofreciéndole
un préstamo por tiempo ilimitado. Además de todo esto, tuvo el mérito de tener hijos.

Desde aquel entonces, pasaron ya algunos años, y este Abrej continúa corriendo de un Minian a otro para
poder decir ´Amen, Iehe Shemé Rabá…´ con recogimiento.

No nos podemos imaginar cuanto repercute la Tefilá con Minian en el Shamaim, Dice el Jafetz Jaim que
además de provocar que el honor de Hashem se eleve mucho más que con el rezo individual, tenemos el
mérito de cumplir con muchas Mitzvot: respondiendo Amenim, y diciendo Amen Iehe Sheme Rabá, y
Kedushá, estas Mitzvot son muy apreciadas por Hashem, y a través de ellas se despierta su cariño al pueblo
de Israel, recuerda su sufrimiento en la diáspora y se apresura a salvarlos.

Dice el Midrash: "Hashem pregunta cuando volveré a mi santuario, cuando recogeré a mis hijos de entre las
naciones..." y esto ocurre en el momento que se reúnen diez hombres en el Bet Hakneset contestando
Amen Iehe Shemé Rabá.

Todo esto al margen de las palabras de Rabí Ioshua Ben Leví citadas en la Guemará (Shabat 119.2) "Todo el
que contesta Amen Iehe... con todo su empeño, se le anulan decretos en el Juicio..."

Cuanto debemos cuidarnos y reforzarnos para no perder la oportunidad de recitar la Kedushá en la Jazará
(repetición de la Amida por parte del Jazan), o el Amen Iehe Sheme Raba... y sobre todo no perdernos de
contribuir con nuestra presencia a la formación del Minian.

Ciertamente, esta Mitzvá es una de las que sus frutos son saboreados en este mundo, ya que por medio de
la santificación de su Gran Nombre, también se santifica nuestra alma, esto está insinuado en el Pasuk:
Venikdashtì Betoj Bené Israel, Ani Hashem Mekadishjém. Y seré santificado en medio de los hijos de
Israel...Yo soy Hashem que os santifico.

6. Emor

Estudiando los Comentarios

Primer comentario (Enseñanza Semanal de Jabad Lubavitch, www.jabad.org.ar)

Segundo comentario (Rab Daniel Oppenheimer, www.ajdut.com.ar)

Tercer comentario (Rab Moshe Hoffer)

Primer comentario - "Tres situaciones en la educación - Los adultos son responsables de los actos de los
niños"

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En el comienzo de nuestra Parshá, la Torá ordena a los Cohanim (los sacerdotes), que no deben
impurificarse y les prohíbe permanecer bajo el mismo techo que un muerto. Lo llamativo es que el texto
aparece redundante: “Dile a los Cohanim hijos de Aarón y les dirás a ellos”. Rashi, el gran comentarista de la
Torá, explica que él “les dirás” es para “responsabilizar a los adultos por los pequeños”. Esta no es la única
oportunidad en que la Torá encomienda a los mayores por la conducta de los niños. Nuestros Sabios indican
que esta regla aparece en tres oportunidades: en la prohibición de comer bichos e insectos, en la
prohibición de comer o beber sangre y en la prohibición a los Cohanim de impurificarse.

No darse por vencido

¿Por qué la Torá ve necesario acentuar la importancia de la educación justo en estos tres temas?. Esto se
debe a que en estas tres situaciones el educador puede pensar que en este caso no es posible educar a un
niño en el alto standard de exigencia de la Torá. Por eso la Torá lo alienta ya que aquí también es
responsable de educar al menor para que no transgreda. Lo característico en la prohibición de comer bichos
y reptiles es que, es algo que de por sí produce repugnancia. En cuanto al consumo de sangre, era una
conducta a la que los judíos estaban acostumbrados a ver en los egipcios, y que imitaban. Y con respecto a
las leyes de los Cohanim, su particularidad es que el concepto de la impureza es algo no racional. Del hecho
que la Torá acentúa velar por la conducta de los niños en estos tres casos especialmente, aprendemos tres
reglas fundamentales en educación.

Educar a quien come abominaciones

1) Cuando nos enfrentamos a una situación escabrosa, o frente a una reacción grosera o poco amable del
educando, podemos pensar que en este caso es imposible lograr una mejora. Por eso viene la Torá y nos
enseña que aunque se trate de una persona que come tarascas - un nivel de degradación moral grave-de
todos modos debemos educarlo y encaminarlo en la senda correcta.

2) Algunos opinan que la educación es aplicable mientras la persona no esté acostumbrada a transitar el mal
camino, pero si sus malas costumbres se convirtieron en hábitos, es en vano todo esfuerzo por instruirlo. La
Torá nos guía entonces, mostrándonos que incluso cuando los iehudim se encontraban totalmente
habituados a la ingesta de sangre como lo hacían los egipcios, pudieron abandonar esta conducta por
mandato de la Torá. También con los niños, por medio de una educación adecuada, podemos revertir los
malos hábitos.

Enseñar a tener fe

Otros sostienen que la Torá y el judaísmo pueden instruirse a los jóvenes y principiantes sólo con conceptos
racionales posibles de ser explicados con la lógica, pero los temas de fe, supra-racionales, son imposibles de
transmitir a los niños en edad o en preparación espiritual. Nos puntualiza la Torá que incluso un tema como
el de la impureza, que es irracional, más allá del intelecto humano, debe ser enseñado y cumplido por los
niños. Los temas de la fe judía, se pueden y deben enseñar y transmitir. En su fuero íntimo, todo judío es
creyente, y la enseñanza que le proporcionamos sirve para revelar esta fe que ya se encuentra en él (aunque
sea en forma potencial). El solo hecho que la Torá nos ordena algo, nos demuestra que esto es posible. Pero
además, la orden de Di-s nos otorga las fuerzas necesarias para llevar a cabo la Mitzvá. Di-s no pide de la
persona cosas que no están a su alcance, y si El nos manda en la Torá y en el Shulján Aruj, actuar de cierta
manera, ya nos ha dado las energías necesarias para lograrlo.

Segundo Comentario - EL ARTE DE "CORREGIR" II

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En el número anterior comenzamos a definir las especificaciones de la compleja Mitzvá de ayudar a
perfeccionar las conductas morales ajenas.

Quedó bastante claro que no se trata de una Mitzvá sencilla de cumplir, y por lo tanto, si no considera las
recomendaciones de nuestros Sabios previamente, fácilmente una persona puede causar el efecto contrario
al deseado.

Pensemos, por unos instantes, cuánto nos costó o nos cuesta a nosotros mismos modificar una actitud
(nociva) propia, si es que alguna vez lo intentamos, y recién entonces podremos identificarnos y
solidarizarnos con nuestro interlocutor (¿o será nuestra víctima...?), de quien pretendemos cambie algo
substancial de su vida. Es que únicamente de ese modo la Mitzvá de reprobar podrá estar enmarcada en el
contexto más amplio de la Mitzvá de amar al prójimo. En las palabras de los Sabios, esto se denomina “nosé
be’ol im javeró”, quien carga el yugo con su compañero (Avot cap. 6). Quien cree que por el mero hecho de
advertir al otro acerca de algún defecto, podrá modificar algo para ser mejorado en su vida, que sepa que
está equivocado y puede (como suele serlo) empeorar la situación en lugar de beneficiarlo, pues quien
escucha un reproche de otro que le habla desde su soberbia, tratando de personificar al perfecto que nunca
se equivoca, le surge un rechazo instantáneo, y, salvo que se trate de una persona realmente modesta, las
palabras “le entrarán por un oído y le saldrán por el otro” (más el odio que se crea por el sentimiento de
sentirse invadido).

Cuentan del R. Arye Levin sz”l, el “tzadik de Ierushalaim”, que solía circular por las calles de Jerusalén los
viernes por las tardes para alertar a los comerciantes que cerraran sus negocios ante la proximidad del
Shabat. En cierta ocasión, un día muy caluroso, vio que frente a la heladería se extendía una “cola” muy
larga de clientes a quienes faltaba atender. R. Arye comprendió inmediatamente la dificultad del dueño del
local. Se acercó y se sentó en una de las mesas. El propietario, un tanto incómodo, se le arrimó y le preguntó
si le podía ser útil en algo. R. Arye simplemente le respondió: “En verdad, si yo estuviera en tu lugar, no sé si
tendría la fortaleza para no sucumbir a la seducción del ingreso de dinero por tantos clientes..., pero ¿qué se
puede hacer? Es Shabat...” El Rav lo saludó con su gesto habitual afectuoso y se alejó. Apenas había llegado
a la esquina, pudo ver que el dueño del comercio había disuadido y desbandado a la clientela y estaba
bajando las persianas para Shabat.

Ahora bien. Lo que suele ocurrir es que la gente piensa: “si yo pude hacerlo, entonces él también debe
poder”. Esta noción es, a su vez, falsa. No nos quepa la menor duda que, así como en otros órdenes de la
vida no poseemos todos la misma capacidad y destreza, lo mismo ocurre cuando de corregir algún mal se
trata. Es que cada ser humano goza de una cantidad de experiencias personales que lo diferencian de los
demás y que lo convierten en único. Cada suceso de la vida nos afecta de manera distinta a cada uno de
nosotros. Todo esto hace que la compenetración en el problema del otro sea un tanto más compleja. Pero...
la Torá nos ordenó interiorizarnos y aportar nuestra buena voluntad y consejo para ayudar al otro.

A medida que avanzamos en este análisis, vemos entonces por qué esta Mitzvá es tan delicada de observar y
por qué tantas veces la “embarramos”... Sumado a todo esto, no podemos desmerecer el alcance que tiene
en nuestra manera de pensar la costumbre de prejuzgar las actitudes ajenas. Por inclinación propia o por la
fuerte influencia de los medios sobre nosotros, caemos con facilidad en el terreno de las suposiciones (¿por
qué pensar bien, si se puede pensar mal?). Por más común que sea en la sociedad en que vivimos, esta
disposición es sumamente grave. En el lenguaje de los Sabios, esta actitud se denomina “joshed bikesherim”
(quien sospecha de la gente recta) y está considerado éticamente inadmisible. Cuando se superponen el

11
deseo de corregir, con la mala información acerca de las intenciones del otro, el resultado suele ser nefasto.
Uno se siente agredido injustamente, y el otro ofendido y desengañado.

Unas palabras más acerca de los métodos a emplear, no estarán demás. En Europa, durante los últimos
siglos existía la figura del Magguid. ¿Quién era el Magguid? Era la persona que iba de pueblo en pueblo y
disertaba ante la gente para que ésta enmendara su respectiva conducta. El Maguid vivía habitualmente de
lo que la gente podía pagar después de escuchar su “alocución”. En aquellas épocas, ser un Ba’al Teshuvá
(quien retorna al camino de la Torá) no era la aspiración de sólo quienes no habían tenido oportunidad de
aprender Torá en su niñez, sino que eran el empeño y la ambición de los judíos más simples de día a día,
quienes “la tenían clara” que una persona nunca “llegó” y que debe insistir y seguir creciendo moralmente.

Una de las prácticas más comunes eran los Meshalim (ejemplos) de la vida real o de la ficción. Estos
meshalim ayudaban, no sólo a amenizar la disertación (¿a quién no le gustan los relatos?), sino que
permitían a la gente ver su propia vida - y sus propios errores - reflejados en la historia de los personajes de
aquellos “cuentos”. Todos y cada uno de nosotros es subjetivo cuando de su propia conducta se trata. Es
muy difícil reconocer los errores propios. Las historias nos dan la posibilidad de no ser tan condescendientes
con nosotros mismos. El ejemplo más claro de este concepto, lo encontramos en el Tana”j, cuando el
profeta Natan le presenta al rey David la historia de un hombre rico que quitó la única oveja a su vecino
pobre. Una vez que el rey había dado su veredicto sobre el tema, el profeta le hizo ver la analogía que existía
entre el ejemplo y la actitud del rey con Batsheva. En la Europa jasídica, habían dos hermanos que más tarde
se convirtieron en líderes de muchos jasidim. Uno se llamó el Rav Elimelej de Lizensk y su hermano, el Rav
Susha de Anipoli. Cuando conocían de alguna persona que había cometido alguna ofensa o lo veían relajado
en la observancia de algún precepto, uno de los hermanos se dirigía al otro y le reprochaba el error como si
realmente lo hubiera cometido él. Esto siempre debía ocurrir a oídos de quien verdaderamente necesitaba
la censura. De ese modo, le daban el espacio necesario al “interesado” para poder estudiar su situación
ética, sin la presión de sentir vergüenza por la mirada de quien lo critica ni la urgencia de responder de
inmediato o de defenderse ante la “acusación”.

La Teshuvá genuina y duradera debe ocurrir como consecuencia del peso del reconocimiento de la
equivocación, y no por temor a ser descubierto por otros. Pues, como ya hemos advertido, y ahora con más
razón, al conocer las artimañas y la astucia con que trataron estos tzadikim nuestros temas por demás
delicados, queda claro que estamos hablando de una de las Mitzvot más complicadas. Que D”s nos otorgue
la inteligencia y que tengamos el corazón y el amor necesarios para poder cumplirla adecuadamente.

¿Cuál es nuestra escala de valores?

Cuando un hombre contrae matrimonio, debe decirle a la mujer: "He aquí quedas consagrada para mi" y
colocarle un anillo. Desde ese momento automaticamente están casados. ¿Que cambios notamos en esa
mujer? ¿Acaso no es la misma persona? ¿Que diferencia hay entre una casa y un Bet Hakneset? Acaso no
estan construidos con el mismo material? De un libro de matematicas a un libro de Tora... ¿Que diferencia
hay? ¡El material es el mismo! ¿Por que el Cohen bendice al pueblo? ¿No es una persona "comun", como
todos nosotros? ¿A que se debe el imperativo vekidashto "y lo santificaras"? Los cohanim suben primero al
Sefer Tora, por ende son los primeros en hacer la beraja, ¿por que son diferentes?

La optica de la Tora es muy distinta a la de la calle. En la actualidad muchas personas creen que todo es lo
mismo, que todo tiene el mismo valor, tanto a las cosas como a la gente se las trata como algo mas. La Tora
nos enseña a poner cada cosa en su lugar, nos marca la escala de valores. No es la misma mujer antes de ser
consagrada para alguien que despues. Antes estaba permitida para todos, luego es exclusiva de un solo

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hombre. Tanto las personas (por ejemplo el caso del cohen), como las cosas (por ejemplo un libro), cuando
estan consagradas para la Tora automaticamente estan en otro nivel. Si a un Bet Hakneset lo considero un
espacio que tiene "paredes", logicamente no voy a encontrar motivo para respetarlo, por lo menos mas que
a mi casa. En cambio si lo considero como un recinto sagrado, cambia mi conducta hacia el por completo. La
Tora me enseña a diferenciar, pues todo lo que tiene Kedusha (santidad) esta en un nivel superior. Aun
dentro de las mismas cosas que son santas, hay algunas de mayor y otras de menor nivel. Sobre esto la
Halaja nos indica: "Se asciende en el Kodesh, pero no se desciende de nivel". Por ejemplo un Bet Hakneset
se puede transformar en una Ieshiba pues esta ultima es superior al primero. Un Bet Hakneset destruido no
pierde su Kedusha por lo tanto hay que respetarlo.

Hashem no solo quiere que lo que nacio Kadosh sea respetado: tambien nos pide que en nuestra manera de
pensar y actuar tengamos Kedusha. "Ustedes seran para Mi un reino de sacerdotes y un pueblo santo".
Nuestras acciones convierten lo vano en sagrado. Por ej. cuando recibimos al shabat con anticipacion y lo
despedimos con retraso, estamos cumpliendo con "Laasot et Hashabat" (hacer el shabat), es decir
transformar un dia comun en Shabat. Todo lo sagrado, cuando lo valoramos, repercute sobre nuestras vidas.

Observemos a traves de este relato que importante es no considerar a todas las cosas por igual, sino darle el
lugar que les corresponde. En medio de la desesperacion se acercan varios alumnos a un Rab para relatarle
que un companiero estaba por el camino de la asimilacion. El Rab lo cito en el Bet Hakneset por la noche; alli
estaba todo oscuro, le pidio al muchacho que se acerque al Hejal (donde se guarda el libro de la Tora) y que
lo abra. El joven no entendia nada. De repente el Rab le indico que arroje el sefer (libro) al suelo, que lo pise
y lo salive y el muchacho se nego rotundamente. este argumentaba: "siempre respete a la Tora, ¡como voy a
hacer semejante profanacion!" El Rab le dijo que la accion que estaba pensando realizar, era mas grave que
profanar el Sefer Tora. Luego de una profunda reflexion, B"H, dejo de transitar por ese camino. Si
analizamos profundamente el tema nos daremos cuenta que el Rab lo pudo hacer reflexionar, gracias a que
este muchacho anteriormente valoraba lo sagrado. De esta manera el Rab pudo hacer la comparacion. Si al
joven todo le daba lo mismo, por mas comparacion que hiciera no iba a entrar en razon.

Todos los sabados a la noche decimos Ata jonantanu (dentro de la beraja - bendición- "Ata Jonen"). En ella
basicamente se plantea el tema de la inteligencia, como Hashem le otorga entendimiento al hombre. Los
jajamim (sabios) explicaron por que la beraja fue establecida en ese lugar. Alli se habla sobre la diferencia
que Hashem realiza entre lo sagrado y lo profano. Para diferenciar necesitamos la inteligencia. Por eso
debemos suplicarle a Hashem que nos otorgue la capacidad de discernir para de esa forma aprender a
apreciar y diferenciar lo bueno y lo malo pero principalmente para valorar lo sagrado.

6. Emor

Estudiando algunos midrashim

Se les ordenaba a los Kohanim que no se Hagan Tamé (impurifiquen) con el Muerto

Todo el Klal Israel debía santificarse. Sin embargo, los Kohanim debían cumplir leyes de santidad que
superaban a aquéllas que regían al resto de la nación porque ellos efectuaban el servicio de Hashem en la
Santa Casa, el Beit Hamikdash.

Cuando el cocinero jefe ingresaba al servicio del rey, se le advertía, "¡Eres responsable de la preparación de
todas las comidas que se sirvan en la mesa real. El rey está acostumbrado a la comida más refinada
preparada de la manera más estética. En caso de que alguna vez tocases un cadáver mientras realizas las

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compras en el mercado, su olor se impregnará. La esencia será perceptible en el palacio, y el paladar
sensible del rey la detectará en la comida. Por lo tanto, tenga cuidado de tomar contacto alguna vez con un
cadáver!

De manera similar, los kohanim, quienes ofrendaban los sacrificios en el Beit Hamikdash, deben estar puros
de tumá (impurezas) de las que están impregnadas los cadáveres. (Sin embargo, la tumá de los cadáveres no
tiene un origen físico. Se trata de impurezas espirituales ordenadas por el Todopoderoso).

El mandamiento que les ordena preservarse ellos mismos libres de toda impureza inherente a los cadáveres
afecta a los kohanim en todas las generaciones. Ellos no pueden tocar un cadáver o permanecer bajo un
mismo techo con uno de ellos.

Deberán educar aún a sus hijos pequeños para que eviten tumat hamet, cadáveres.

Sin embargo, las leyes de pureza de los sacerdotes no rigen para las mujeres; la esposa o hija de un kohén
puede tocar un cadáver. Para ello hay dos razones:

1- Las mujeres no realizan la avodá (servicio) en el Beit Hamikdash, y, por lo tanto, no necesitan mantener el
alto nivel de pureza de los kohanim hombres que efectúan el Servicio.

2- Desde Javá, la primera mujer, que causó la muerte a toda la humanidad, las mujeres perdieron el
privilegio de participar en la santidad que se adquiere al protegerse uno mismo del contacto con los
cadáveres. También quedan excluídos de las leyes de pureza los jalalim, kohanim que nacieron de uniones
prohibidas. Sin embargo, a los kohanim con una impureza física también se les prohibe tocar cadáveres,
aunque no pueden efectuar servicios en el Beit Hamikdash como explicaremos más adelante.

Un kohén no puede siquiera tocar un trozo de carne u órgano de un cadáver. Si bien estas leyes son difíciles
de cumplir, los kohanim eran siempre meticulosos para hacerlo. Ello es evidente teniendo en cuenta las dos
situaciones que se mencionan a continuación:

El kohén Iosef ben Pikjín padecía un gran sufrimiento debido a una herida infectada en su pierna. Los
médicos decidieron amputarle la pierna a fin de salvarle la vida. El hijo del kohén estuvo presente durante la
operación. El hombre enfermo dijo a los médicos, "No separen inmediatamente la pierna del cuerpo.
Déjenla conectada al cuerpo por medio de un hilo y háganme saber cuando lleguen a tal punto en la
operación."

Tan pronto como el médico le hizo saber que su pierna estaba unida al cuerpo por sólo un hilo, el kohén,
que permanecía acostado sobre la camilla y que estaba sufriendo mucho, le pidió a su hijo que abandonara
la habitación. "No te quedes hasta el final de la operación", le dijo. "La pierna amputada te va a impurificar!"

Los Sabios le aplicaron a aquel kohén el pasuk (versículo) (Kohelet 7:15), " Iesh tzadik oved betzidkó", cuya
interpretación significa "Aunque un tzadik sufra y su vida esté a punto de extinguirse, su rectitud y su fe
permanecen en él."

La Prohibición de Jilul Hashem (La Profanación del Nombre Divino)

Ordenó Hashem, "Y tú no deberás profanar Mi Nombre Sagrado!" (Vaikrá 22:32).

Todos los judios, hombres y mujeres por igual, deben evitar la profanación del Nombre de Hashem en
cualquiera de las siguientes situaciones:

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- Si alguien le ordena a un judío, "O adoras a ídolos (o cometes un asesinato, o pecado con una de las
relaciones matrimoniales prohibidas), o bien Yo te mataré, " él debe permitir que lo maten antes que
transgredir la prohibición. Si él acepta violarla, profana el Nombre del Todopoderoso.

Debe sacrificar su vida únicamente por las tres prohibiciones antes mencionadas, a saber, matanza,
adoración a los ídolos, e inmoralidad ya que son considerados pecados capitales. En caso de que fuera
amenazado de muerte, salvo que transgreda otro mandamiento de la Torá, él está obligado a cometerlos
antes que sacrificar su vida (ya que la mitzvá de preservar la vida propia está por encima del resto de las
mitzvot excepto estas tres).

- En el supuesto de que una persona que no es judía en presencia de otros diez hombres adultos judíos lo
desafía a violar cualquier mitzvá de la Torá, debe someterse él mismo a muerte antes que transgredirla, ya
que en estas circunstancias especiales, él profanaría públicamente el Nombre del Todopoderoso si
consintiera la petición del no judío.

- Durante un período de persecución religiosa, cuando se les prohibe a los judíos por edicto oficial cumplir
con la totalidad de la Torá o algunas mitzvot, un judío debe sacrificar su vida para evitar cometer algún
pecado, aún si diez judíos no se encuentran presentes ( y por lo tanto su pecado no sería considerado
público). (Por ejemplo, cuando con posterioridad a la destrucción del Segundo Templo los romanos
prohibieron a los judíos la práctica de mitzvot o cuando los tribunales de la Inquisición Española pidieron a
un judío que transgrediera la Torá, él tuvo que sacrificar su vida para evitar el jilul Hashem que resultaría de
la comisión del pecado).

Se incluyen dos transgresiones más en la categoría de "profanación del Nombre del Cielo":

- Si un judío - aún en privado - peca, no porque haya sido vencido por la tentación o porque se beneficia
personalmente, pero simplemente con el propósito de hacer enojar al Creador y desafiar a Su Deseo,
profana el Nombre del Cielo (degradó el honor de Hashem en sus propios ojos.)

- Si alguien públicamente actúa más allá de los niveles de piedad esperados, él profana el nombre de
Hashem, ya que la gente perderá su respeto por la Torá y las mitzvot (o por una mitzvá determinada).

Cuanto más respetada y conocida es la persona, más cuidadosamente debe evitar cualquier acción o palabra
que pueda causar una mala impresión y profanar el Nombre de Hashem en los ojos de otros.

¿Con qué clase de acción uno profana el Nombre del Todopoderoso? Depende de su lugar en la sociedad.

El gran Sabio Rav explicó una vez, "Si yo comprara carne en la carnicería y no pagara la cuenta de inmediato,
yo profanaría el Nombre del Todopoderoso".

Rav era una persona famosa. Si se atrasaba en el pago, el carnicero podía sospechar que él estaba tratando
de evitar pagar todo junto, y así, su respeto por un talmid jajam estaría disminuído.

Asimismo, el carnicero tendría un ejemplo para él mismo, al pensar que no necesita ser meticuloso para
evitar el robo si aún una gran persona como Rav trató a la prohibición sin seriedad.

Rabi Iojanán explicó, "Yo profanaría el Nombre Divino si alguna vez fuera visto caminando por ahí y no
estuviera comprometido con la Torá o no estuviera usando tefilin (filacterias)." (La gente no se daría cuenta

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de que yo no me sentía bien, sin embargo, concluirían que el estudio de la Torá no puede ser tan
importante, después de todo, si un Sabio de renombre como yo no estaba constantemente ocupado con él.)

Cada persona debe contemplar lo que constituye un jilul Hashem para él de acuerdo a su posición en la
sociedad. Alguien que estudia la Torá tiene una gran obligación respecto de ella. Si el demuestra mal
carácter o conducta poco refinada, profana el honor de la Torá y por lo tanto de El quien nos la dio.

El pecado de profanar el Honor de Hashem es tan severo que aún la teshuvá (arrepentimiento) no puede
reparalo por completo. Sólo la muerte puede exonerar a una persona de su culpa.

Los hijos del gran sacerdote Elí profanaron el honor del Mishkán al tratar de manera irreverente al Servicio
de los sacrificios. Ellos fueron castigados con la muerte por causar un jilul Hashem. Ellos cayeron en la
batalla, y se ordenó que todos sus descendientes debían morir durante su juventud.

Si alguien profanaba el Nombre de Hashem y deseaba hacer teshuvá, ¿cómo debía expresarla?

Debía santificar al Gran Nombre en todas las maneras en las que las profanó anteriormente. Por ejemplo, si
habló lashón Hará (calumnias), causó un jilul Hashem con sus labios, él debería, por lo tanto, usar sus labios
para hablar palabras de la Torá. Si él usó incorrectamente sus pies al caminar en dirección a un destino
pecaminoso, debería apurarse a realizar mitzvot. Si empleaba sus manos con maldad, él debería ponerse
tefilin y dar caridad, etc.

El versículo que prohibe la profanación del Gran Nombre de Hashem también ordena, "Y deberá ser
santificado en el medio de los Bnei Israel"(22:32). Las dos mitzvot se unen en la Torá como para darnos a
entender que debemos remediar un jilul Hashem con el correspondiente kidush Hashem.

HAY VINO Y HAY VINO

Una de las guematrias más conocidas y citadas, pues aparece en el Talmud


(Eruvin 65 a), es la de Iain (‫)יין‬, “vino”, 70. Sin embargo algunos autores

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defienden que el valor numérico de la Nun Sofit (‫ )ן‬no es 50, sino 700, con lo
cual la guematria de Iain (‫ )יין‬se convierte en 720. Veamos qué puede tener
que ver con uno de los temas más polémicos de la parashah de Emor.

‫ לנפש‬,‫הכהנים בני אהרן; ואמרת אלהם‬-‫ אמר אל‬,‫משה‬-‫ויאמר יהוה אל‬


‫יטמא בעמיו‬-‫ל ֹא‬
“Y dijo IHWH a Moisés, habla a los Kohanim hijos de Aarón y diles ningún alma se impurificará con una persona muerta de su pueblo

¿Quiénes son los “hijos de Aharón”? La respuesta está en el mismo versículo: los Kohanim. Pero podemos aferrarnos a la letra y decir
que se trata de Nadav y Avihu que, como vimos en la parashahShemini (en Levítico X-1, murieron por ofrecer “un fuego extraño” ( ‫אש‬
‫)זרה‬.
Si Tsarah (‫)זרה‬, la palabra que se suele traducir como “extraño” significa en realidad “impuro” y sabemos que el fuego purifica, hay algo
que no se entiende.
¿Qué es un fuego impuro?

En algunas sociedades secretas el vino recibe el nombre de “fuego”. “Vino y “fuego” representan el secreto.

Si calculamos la guematria de Emor el haKohanim Beni Aharon (‫הכהנים בני אהרן‬-‫)אמר אל‬, “habla a los Kohanim hijos de Aarón”, vemos
que es 720.
241 = ‫אמר‬

161 = ‫הכהנים‬-‫אל‬

62 = ‫בני‬

256 = ‫אהרן‬

——————-

720

Rashi, citando a Rabbí Ishmael declara que:

“Habían entrado en el Santuario embriagados con vino”.

Calculamos la guematria de Iain con la Nun Sofit, y vemos que también es 720:
10 = ‫י‬

17
10 = ‫י‬

700 = ‫ן‬

————-

720

A partir de todo esto podemos vislumbrar una enseñanza muy sutil: el vino nos permite entrar en el Santuario.

Pero “hay vino y hay vino”. Probablemente el pecado de los hijos de Aarón haya sido entrar en el Santuario después de embriagarse
inadecuadamente, con un “vino impuro”.

LA BELLEZA Y EL MAL DE OJO

Si hay algo que despierta la envidia en este mundo, es la belleza. El sabio


refrán declara que “la suerte de la fea, la guapa la desea”, de lo que se
deduce que las guapas no suelen tener suerte. ¿Por qué? Debido a que están
más expuestas al Mal de Ojo, Ayin Ra, o sea a la envidia de las demás mujeres
y a las miradas impúdicas de algunos hombres. En la Torah nos encontramos
con un claro ejemplo de esto en la mujer kushita.

Al principio de la parashah de Emor descubrimos que tanto Miriam, una mujer, como Aarón, un hombre:

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-‫ כי‬:‫אדות האשה הכשית אשר לקח‬-‫ על‬,‫ותדבר מרים ואהרן במשה‬
‫ לקח‬,‫אשה כשית‬
“maldijeron a Moisés a causa de la mujer etíope con quien se había desposado, pues había desposado una etíope”.

Según Rashi el texto insiste en la palabra Kushit (‫)כשית‬, “etíope”:


“con el objeto de que el Mal de Ojo (‫ )עין רע‬no tenga efecto sobre ella”.

El Midrash Tanjuma (Tzav, 13) nos dice que la mujer kushita era “hermosa de aspecto” y nos descubre que la guematria de Kushit (‫)כושית‬
es 736 y coincide con la de la expresión Iafat MeRoe (‫)יפת מראה‬, “hermosa de aspecto”, literalmente “bella para ver”. Una alusión a la
vista y, por ende, al ojo.

20 = ‫כ‬

6=‫ו‬

300 = ‫ש‬

10 = ‫י‬

400 = ‫ת‬

————

736

490 = ‫יפת‬

246 = ‫מראה‬

————

736

EL MATRIMONIO DEL SUMO SACERDOTE

19
Uno de los personajes principales de la parashah Emor es el Kohen haGadol( ‫כהן‬
‫)הגדול‬, el Sumo Sacerdote, a propósito del cual está escrito que no podrá
casarse con cualquier mujer. El texto de laTorah (Levítico XXI-13) dice:
‫ אשה בבתוליה יקח‬,‫והוא‬

“Y él tendrá que casarse con una mujer virgen”.

A lo que el sabio Maimónides añadirá en su tratado Sobre el estudio de la Torah: “es decir, una muchacha”.
En hebreo “es decir, una muchacha” se dice Zo Neera (‫ )זו נערה‬y los sabios cabalistas han descubierto que la guematria de esta expresión,
338 más su millui o relleno suma 831:
13 = ‫זו‬

325 = ‫נערה‬

60 = (‫ין)ז‬

6 = (‫ו)ו‬

56 = (‫ון)נ‬

60 = (‫ין)ע‬

310 = (‫יש)ר‬

1 = (‫א)ה‬

——————

20
831

Si calculamos la guematria atbash de BeBetuliah (‫)בבתוליה‬, “con una mujer virgen”, obtendremos también 831:
300 = ‫ב‬

300 = ‫ב‬

1=‫ת‬

80 = ‫ו‬

20 = ‫ל‬

40 = ‫י‬

90 = ‫ה‬

—————–

831

El Sumo Sacerdote, el Kohen haGadol está destinado a casarse con una mujer pura e íntegra, unaIshah Tmimah (‫)אשה תמימה‬.Más
adelante, en esta misma parashah, quedará bien claro que el Kohen haGadol no se casará con “una viuda, una divorciada o una mujer
profana”, pero, ¿por qué insisten los cabalistas en estas complicadas guematrias para llegar a este número? No se trata, aparentemente, de
un número muy significativo, de una guematria particularmente conocida, pero si calculamos la guematria Shemi o completa de Kohen
haGadol (‫)כהן הגדול‬, nos llevamos la sorpresa de que también es 831:
100 = ‫כ‬

6=‫ה‬

106 = ‫ן‬

6=‫ה‬

83 = ‫ג‬

434 = ‫ד‬

22 = ‫ו‬

21
74 = ‫ל‬

——————-

831

Y, finalmente, si calculamos ahora la guematria Raguil de LeIshah Tmimah (‫)לאשה תמימה‬, “para una mujer íntegra”, descubrimos que
también es 831.

336 = ‫לאשה‬

495 = ‫תמימה‬

—————

831

LA SEPARACIÓN DEL CUERPO

22
Un sorprendente pasaje del Zohar nos enseña que “no hay nada tan duro
para el alma como la separación del cuerpo”. El texto, que se halla en la
parashah Emor (III-88 a), nos dice lo siguiente:

“Observad que cuando un hombre está en su lecho de muerte y por partir al otro mundo, se le envían tres mensajeros, y él ve en este
mundo lo que otros hombres no pueden ver. Ese día es un día de juicio celestial en el cual el Rey reclama la devolución de su depósito.
Feliz el hombre que puede restituir el depósito exactamente como le fue dado; porque si ha sido contaminado con la impureza del cuerpo,
¿qué dirá al dueño del depósito? El ve al ángel de la muerte de pie ante él con su espada tendida, y todos sus miembros están relajados y
nada hay tan duro para el alma como su separación del cuerpo”.

La guematria Raguil de Emor (‫ )אמור‬es 247:

1=‫א‬

40 =‫מ‬

6=‫ו‬

200 = ‫ר‬

————

247

23
En el texto del Zohar destaca una palabra: depósito. ¿De qué se trata? El término arameo es Pikadona(‫)פקדונא‬. Si calculamos su guematria
y le añadimos el número de letras que forman esta palabra, de nuevo obtenemos 247:

80 =‫פ‬

100 = ‫ק‬

4=‫ד‬

6 =‫ו‬

50 = ‫נ‬

1=‫א‬

—————————

241 + 6 letras = 247

Cuál es esa Pikadona (‫ )פקדונא‬es algo difícil de contestar, pero probablemente sea lo que se conoce como el Tetragrama, el Nombre de
Dios en el hombre. Si calculamos el valor numérico de la raíz Pakad(‫)פקד‬, vemos que es 184, un número que los cabalistas han asociado
con el Tetragrama.
80 = ‫פ‬

100 = ‫ק‬

4=‫ד‬

————–

184

‫י‬
20 = 4 = ‫; ד‬6 = ‫; ו‬10 = ‫י‬

24
‫יה‬
‫ה = ‪ ;5‬י = ‪35 = 10‬‬ ‫י = ‪ ;10‬ו = ‪ ;6‬ד = ‪;4‬‬

‫יהו‬
‫ו = ‪ ;6‬י = ‪ ;10‬ו = ‪57 = 6‬‬ ‫ה = ‪ ;5‬י = ‪;10‬‬ ‫י = ‪ ;10‬ו = ‪ ;6‬ד = ‪;4‬‬

‫יהוה‬
‫י = ‪ ;10‬ו = ‪ ;6‬ד = ‪ ;4‬ה = ה = ‪ ;5‬י = ‪ ;10‬ו = ‪ ;6‬י = ‪ ;10‬ו = ‪ ;6‬ה = ‪ ;5‬י = ‪72 = 10‬‬

‫‪—————————————————————————————-‬‬

‫‪72 + 57 + 35 + 20 = 184‬‬

‫‪25‬‬

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