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GÓNGORA Y QUEVEDO, LA MÁS FAMOSA DISPUTA DE LA LITERATURA

ESPAÑOLA

A continuación, se encuentran los poemas que se arrojaron los más famosos


autores del Barroco español. No es fácil entender todas las referencias, pero el
ingenio burbujea en cada verso con tanta brillantez como maldad. La ordenación
trata de ser cronológica, aunque no siempre se sigue este orden.

QUÉ LLEVA EL SEÑOR ESGUEVA.


(Letrilla de Góngora para hacer reír a los cortesanos en Valladolid,
Corte y capital de España entre 1601 y 1606.)

¿Qué lleva el señor Esgueva?


Yo os diré lo que lleva.

Lleva este río crecido,


Y llevará cada día
Las cosas que por la vía
De la cámara han salido,
Y cuanto se ha proveído
Según leyes de Digesto,
Por jüeces que, antes desto,
Lo recibieron a prueba.

¿Qué lleva el señor Esgueva?


Yo os diré lo que lleva.

Lleva el cristal que le envía


Una dama y otra dama,
Digo el cristal que derrama
La fuente de mediodía,
Y lo que da la otra vía,
Sea pebete o sea topacio;
Que al fin damas de Palacio
Son ángeles hijos de Eva.

¿Qué lleva el señor Esgueva?


Yo os diré lo que lleva.

Lleva lágrimas cansadas


De cansados amadores,
Que, de puro servidores,
Son de tres ojos lloradas;
De aquél, digo, acrecentadas
Que una nube le da enojo,
Porque no hay nube deste ojo
Que no truene y que no llueva.

¿Qué lleva el señor Esgueva?


Yo os diré lo que lleva.

Lleva pescado de mar,


Aunque no muy de provecho,
Que, salido del estrecho,
Va a Pisuerga a desovar;
Si antes era calamar
O si antes era salmón,
Se convierte en camarón
Luego que en el río se ceba.

¿Qué lleva el señor Esgueva?


Yo os diré lo que lleva.

Lleva, no patos reales


Ni otro pájaro marino,
Sino el noble palomino
Nacido en nobles pañales;
Colmenas lleva y panales,
Que el río les da posada;
La colmena es vidriada
Y el panal es cera nueva.

¿Qué lleva el señor Esgueva?


Yo os diré lo que lleva.

Lleva, sin tener su orilla


Árbol ni verde ni fresco,
Fruta que es toda de cuesco,
Y, de madura, amarilla;
Hácese de ella en Castilla
Conserva en cualquiera casa,
Y tanta ciruela pasa,
Que no hay quien sin ella beba.

¿Qué lleva el señor Esgueva?


Yo os diré lo que lleva.

YA QUE COPLAS COMPONÉIS.


(Respuesta del veinteañero Quevedo —aún estudiante de Teología—
al ya aplaudido y cuarentón Góngora)

Ya que coplas componéis,


ved que dicen los poetas
que, siendo para secretas,
muy públicas las hacéis.
Cólica dicen tenéis,
pues por la boca purgáis;
satírico diz que estáis;
a todos nos dais matraca:
descubierto habéis la caca
con las cacas que cantáis.

De vos dicen por ahí


Apolo y todo su bando
que sois poeta nefando
pues cantáis culos así.
Por lo cual me han dicho a mí
que desde hoy en adelante
diga que obras vuestras cante,
por el mandado de Apolo,
con el son de un rabel sólo,
un rabadán ignorante.

No hay música donde estén


vuestros inmundos trabajos:
que si suenan bien los bajos,
los tiples no suenan bien.
Y cuando tonos les den
de los que el vulgo levanta,
¿cuál hombre o mujer que canta,
si tiene cabeza cuerda,
a pies de coplas de mierda,
hará pasos de garganta?

Con Esgueva es vuestro enojo;


nombre de sucio le dan,
siendo, de puro galán,
todos sus males de ojo.
Con mucha razón me arrojo:
que sólo los bien nacidos
celebramos atrevidos;
que en otra conversación,
por ser sucios, como son,
no pueden ser admitidos.
Vuestros conceptos alabo
pues, de pura buena pesca,
los hacéis a la gatesca,
pues los hacéis por el rabo.
Tenéis un ingenio bravo,
hacéis cosas peregrinas,
vuestras coplas son divinas;
sino que dice un dotor
que vuestras letras, señor,
se han convertido en letrinas.

Que alabe será muy justo


vuestras coplas mi voz sola,
pues por ser todas de cola,
se pegan a cualquier gusto.
Desde el scita al negro adusto,
y desde el Tajo dorado
al Nilo tan celebrado,
no hay ingenio tan machucho
ni crecido; mas ¿qué mucho,
si crece de estercolado?

Son tan sucias de mirar


las coplas que dais por ricas,
que las dan en las boticas
para hacer vomitar.
Un nombre os ando a buscar
que os venga derechamente,
y hallo que os llama un valiente,
que de Córdoba os conoce,
poeta de entre once y doce,
que es cuando vacia la gente.

¿Adónde hallaréis excusa


para lo que vemos todos,
pues fue en verano y sin lodos
tan rabiosa vuestra musa?
Si acaso Circe o Medusa,
o juntas ambas a dos,
os han mudado, por Dios,
que olvidéis tal prelacía
antes que la pulicía
venga a conocer de vos.

Yo, por mí, no pongo duda


en que las coplas pasadas,
según están de cagadas,
las hicisteis con ayuda.
Más valdrá que tengáis muda
la lengua en las suciedades;
dejad las ventosidades:
mirad que sois en tal caso
albañal por do el Parnaso
purga sus bascosidades.
Primer asalto. Ataca Quevedo.
CONTRA DON LUIS DE GONGORA Y SU POESIA

Este cíclope, no sicilïano,


del microcosmo sí, orbe postrero;
esta antípoda faz, cuyo hemisfero
zona divide en término italiano;

este círculo vivo en todo plano;


este que, siendo solamente cero,
le multiplica y parte por entero
todo buen abaquista veneciano;

el minoculo sí, mas ciego vulto;


el resquicio barbado de melenas;
esta cima del vicio y del insulto;

éste, en quien hoy los pedos son sirenas,


éste es el culo, en Góngora y en culto,
que un bujarrón le conociera apenas.

Segundo asalto. Ataca Góngora.

Anacreonte español, no hay quien os tope.


Que no diga con mucha cortesía,
Que ya que vuestros pies son de elegía,
Que vuestras suavidades son de arrope

¿No imitaréis al terenciano Lope,


Que al de Belerofonte cada día.
Sobre zuecos de cómica poesía
Se calza espuelas, y le da un galope?

Con cuidado especial vuestros antojos


Dicen que quieren traducir al griego,
No habiéndolo mirado vuestros ojos.

Prestádselos un rato a mi ojo ciego,


Porque a luz saque ciertos versos flojos,
Y entenderéis cualquier gregüesco luego

Tercer asalto. Ataca Quevedo.

Yo te untaré mis obras con tocino


Porque no me las muerdas, Gongorilla,
Perro de los ingenios de Castilla,
Docto en pullas, cual mozo de camino.

Apenas hombre, sacerdote indino,


Que aprendiste sin christus la cartilla;
Chocarrero de Córdoba y Sevilla,
Y en la Corte, bufón a lo divino.

¿Por qué censuras tú la lengua griega


siendo sólo rabí de la judía,
cosa que tu nariz aun no lo niega?

No escribas versos más, por vida mía;


Aunque aquesto de escribas se te pega,
Por tener de sayón la rebeldía.

Cuarto asalto. Ataca Góngora.

A don Francisco de Quevedo

Cierto poeta, en forma peregrina


cuanto devota, se metió a romero,
con quien pudiera bien todo barbero
lavar la más llagada disciplina.

Era su benditísima esclavina,


en cuanto suya, de un hermoso cuero,
su báculo timón del más zorrero
bajel, que desde el Faro de Cecina

a Brindis, sin hacer agua, navega.


Este sin landre claudicante Roque,
de una venera justamente vano,

que en oro engasta, santa insignia, aloque,


a San Trago camina, donde llega:
que tanto anda el cojo como el sano.

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OTRO SONETO DE QUEVEDO CONTRA GÓNGORA


Y SU VICIO DE JUGADOR

Contra el mismo (Góngora)

Tantos años, y tantos todo el día,


menos hombre, más Dios, Góngora hermano.
No altar, garito sí; poco cristiano,
mucho tahúr, no clérigo, sí arpía.

Alzar, no a Dios: extraña clerecía.


Misal apenas, naipe cotidiano;
sacar lengua y barato, viejo y vano,
son sus misas, no templo y sacristía.
Los que güelen tu musa y tus emplastos,
cuando en canas y arrugas te amortajas,
tal epitafio dan a tu locura:

"Yace aquí el capellán del rey de bastos,


que en Córdoba nació, murió en Barajas
y en las Pintas le dieron sepultura.

QUEVEDO ATACA EL ESTILO DE GÓNGORA Y LOS CULTERANOS (HACIA 1613)

RECETA PARA HACER SOLEDADES EN UN DÍA

Quien quisiere ser culto en sólo un día


la jeri (aprenderá) gonza siguiente:
fulgores, arrogar, joven, presiente,
candor, construye, métrica, armonía;
poco, mucho, si, no, purpuracía,
neutralidad, conculca, erige, mente,
pulsa, ostenta, librar, adolescente,
señas, traslada, pira, frustra, harpía.
Cede, impide, cisuras, petulante,
palestra, liba, meta, argento, alterna,
si bien, disuelve, émulo, canoro.
Use mucho de líquido y de errante,
su poco de nocturno y de caverna,
anden listos livor, adunco y poro;
que ya toda Castilla
con sola esta cartilla
se abrasa de poetas babilones,
escribiendo sonetos confusiones;
y en la Mancha pastores y gañanes,
atestadas de ajos las barrigas,
hacen ya cultedades como migas.
SONETOS QUE SE CRUZARON ENTRE QUEVEDO Y GÓNGORA

Primer asalto. Ataca Quevedo.

CONTRA DON LUIS DE GONGORA Y SU POESIA

Este cíclope, no sicilïano,


del microcosmo sí, orbe postrero;
esta antípoda faz, cuyo hemisfero
zona divide en término italiano;

este círculo vivo en todo plano;


este que, siendo solamente cero,
le multiplica y parte por entero
todo buen abaquista veneciano;

el minoculo sí, mas ciego vulto;


el resquicio barbado de melenas;
esta cima del vicio y del insulto;

éste, en quien hoy los pedos son sirenas,


éste es el culo, en Góngora y en culto,
que un bujarrón le conociera apenas.

Segundo asalto. Ataca Góngora.

Anacreonte español, no hay quien os tope.


Que no diga con mucha cortesía,
Que ya que vuestros pies son de elegía,
Que vuestras suavidades son de arrope

¿No imitaréis al terenciano Lope,


Que al de Belerofonte cada día.
Sobre zuecos de cómica poesía
Se calza espuelas, y le da un galope?

Con cuidado especial vuestros antojos


Dicen que quieren traducir al griego,
No habiéndolo mirado vuestros ojos.

Prestádselos un rato a mi ojo ciego,


Porque a luz saque ciertos versos flojos,
Y entenderéis cualquier gregüesco luego
Tercer asalto: ataca Quevedo

Yo te untaré mis obras con tocino


Porque no me las muerdas, Gongorilla,
Perro de los ingenios de Castilla,
Docto en pullas, cual mozo de camino.

Apenas hombre, sacerdote indino,


Que aprendiste sin christus la cartilla;
Chocarrero de Córdoba y Sevilla,
Y en la Corte, bufón a lo divino.

¿Por qué censuras tú la lengua griega


siendo sólo rabí de la judía,
cosa que tu nariz aun no lo niega?

No escribas versos más, por vida mía;


Aunque aquesto de escribas se te pega,
Por tener de sayón la rebeldía.

Cuarto asalto. Ataca Góngora.

A don Francisco de Quevedo

Cierto poeta, en forma peregrina


cuanto devota, se metió a romero,
con quien pudiera bien todo barbero
lavar la más llagada disciplina.

Era su benditísima esclavina,


en cuanto suya, de un hermoso cuero,
su báculo timón del más zorrero
bajel, que desde el Faro de Cecina

a Brindis, sin hacer agua, navega.


Este sin landre claudicante Roque,
de una venera justamente vano,

que en oro engasta, santa insignia, aloque,


a San Trago camina, donde llega:
que tanto anda el cojo como el sano.
OTRO SONETO DE QUEVEDO CONTRA GÓNGORA
Y SU VICIO DE JUGADOR
Contra el mismo (Góngora)

Tantos años, y tantos todo el día,


menos hombre, más Dios, Góngora hermano.
No altar, garito sí; poco cristiano,
mucho tahúr, no clérigo, sí arpía.

Alzar, no a Dios: extraña clerecía.


Misal apenas, naipe cotidiano;
sacar lengua y barato, viejo y vano,
son sus misas, no templo y sacristía.
Los que güelen tu musa y tus emplastos,
cuando en canas y arrugas te amortajas,
tal epitafio dan a tu locura:

"Yace aquí el capellán del rey de bastos,


que en Córdoba nació, murió en Barajas
y en las Pintas le dieron sepultura.

QUEVEDO ATACA EL ESTILO DE GÓNGORA Y LOS CULTERANOS (HACIA 1613)

RECETA PARA HACER SOLEDADES EN UN DÍA

Quien quisiere ser culto en sólo un día


la jeri (aprenderá) gonza siguiente:
fulgores, arrogar, joven, presiente,
candor, construye, métrica, armonía;
poco, mucho, si, no, purpuracía,
neutralidad, conculca, erige, mente,
pulsa, ostenta, librar, adolescente,
señas, traslada, pira, frustra, harpía.
Cede, impide, cisuras, petulante,
palestra, liba, meta, argento, alterna,
si bien, disuelve, émulo, canoro.
Use mucho de líquido y de errante,
su poco de nocturno y de caverna,
anden listos livor, adunco y poro;
que ya toda Castilla
con sola esta cartilla
se abrasa de poetas babilones,
escribiendo sonetos confusiones;
y en la Mancha pastores y gañanes,
atestadas de ajos las barrigas,
hacen ya cultedades como migas.
LOPE DE VEGA CONTRA LOS CULTERANOS
(Nunca llegó Lope a meterse con Góngora, a quien respetaba,
pero la respuesta de Góngora no se hizo esperar)

-Conjúrote, demonio culterano,


que salgas deste mozo miserable
que apenas sabe hablar, ¡caso notable!,
y ya presume de Anfïón tebano.

Por la lira de Apolo soberano


te conjuro, cultero inexorable,
que le des libertad para que hable
en su nativo idioma castellano.

-¿Por qué me torques bárbara tan mente?


¿Qué cultiborra y brindalín tabaco
caractiquizan toda intonsa frente?

-Habla cristiano, perro. -Soy polaco.


-Tenedle, que se va. -No me ates, tente,
suéltame. -Aquí de Apolo. -Aquí de Baco.

RESPONDE GÓNGORA A LOPE DE VEGA


Atacando a sus seguidores

Patos de la aguachirle castellana,


que de su rudo origen fácil riega,
y tal vez dulce inunda nuestra Vega,
con razón Vega por lo siempre llana:

pisad graznando la corriente cana


del antiguo idïoma y, turba lega,
las ondas acusad, cuantas os niega
ático estilo, erudición romana.

Los cisnes venerad cultos, no aquellos


que escuchan su canoro fin los ríos;
aquellos sí, que de su docta espuma

vistió Aganipe. ¿Huís? ¿No queréis vellos,


palustres aves? Vuestra vulgar pluma
no borre, no, más charcos. ¡Zabullíos!
VUELVE LOPE DE VEGA CONTRA LOS CULTERANOS.
Sin aludir directamente a Góngora.
(Acaso el soneto más gracioso y elegante de toda la porfía)

-Boscán, tarde llegamos. ¿Hay posada?


-Llamad desde la posta, Garcilaso.
-¿Quién va? -Dos caballeros del Parnaso.
-No hay donde nocturnar palestra armada.

-No entiendo lo que dice la criada.


Madona, ¿qué decís? -Que afecten paso,
que obstenta limbos el mentido ocaso
y el sol depingen la porción rosada.

-¿Estás en ti, mujer? -Negóse al tino


el ambulante huésped. -¡Que en tan poco
tiempo tal lengua entre cristianos haya!

Boscán, perdido habemos el camino;


preguntad por Castilla, que estoy loco
o no habemos salido de Vizcaya.

ESTE QUE, EN NEGRA TUMBA, RODEADO.


Poema mortuorio-burlesco de Quevedo tras el fallecimiento de Góngora
(aunque hay quien defiende que se lo compuso en vida)

Este que, en negra tumba, rodeado


de luces, yace muerto y condenado,
vendió el alma y el cuerpo por dinero,
y aun muerto es garitero;
y allí donde le veis, está sin muelas,
pidiendo que le saquen de las velas.

Ordenado de quínolas estaba,


pues desde prima a nona las rezaba;
sacerdote de Venus y de Baco,
caca en los versos y en garito Caco.
La sotana traía
por sota, más que no por clerecía.

Hombre en quien la limpieza fue tan poca


(no tocando a su cepa),
que nunca, que yo sepa,
se le cayó la mierda de la boca.
Éste a la jerigonza quitó el nombre,
pues después que escribió cíclopemente,
la llama jerigóngora la gente.
Clérigo, al fin, de devoción tan brava,
que, en lugar de rezar, brujuleaba;
tan hecho a tablajero el mentecato,
que hasta su salvación metió a barato.

Vivió en la ley del juego,


y murió en la del naipe, loco y ciego;
y porque su talento conociesen,
en lugar de mandar que se dijesen
por él misas rezadas,
mandó que le dijesen las trocadas.
Y si estuviera en penas, imagino,
de su tahúr infame desatino,
si se lo preguntaran,
que deseara más que le sacaran,
cargado de tizones y cadenas,
del naipe, que de penas.
Fuese con Satanás, culto y pelado:
¡mirad si Satanás es desdichado!
POEMAS DE FRANCISCO DE QUEVEDO (CONCEPTISMO)

A LA MAR

La voluntad de Dios por grillos tienes,


Y escrita en la arena, ley te humilla;
Y por besarla llegas a la orilla,
Mar obediente, a fuerza de vaivenes.

En tu soberbia misma te detienes,


Que humilde eres bastante a resistilla;
A ti misma tu cárcel maravilla,
Rica, por nuestro mal, de nuestros bienes.

¿Quién dio al pino y la haya atrevimiento


De ocupar a los peces su morada,
Y al Lino de estorbar el paso al viento?

Sin duda el verte presa, encarcelada,


La codicia del oro macilento,
Ira de Dios al hombre encaminada.

“Miré los muros de la patria mía”


“Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía.

Salíme al campo: vi que el sol bebía


los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados
que con sombras hurtó su luz al día.

Entré en mi casa: vi que amancillada


de anciana habitación era despojos,
mi báculo más corvo y menos fuerte.

Vencida de la edad sentí mi espada,


y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.”
Poesía satírica: “Poderoso caballero es don Dinero”

“Poderoso caballero
es don Dinero.

Madre, yo al oro me humillo,


él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado
de continuo anda amarillo;
que pues, doblón o sencillo,
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero
es don Dinero.

Nace en las Indias honrado


donde el mundo le acompaña;
viene a morir en España
y es en Génova enterrado;
y pues quien le trae al lado
es hermoso aunque sea fiero,
poderoso caballero
es don Dinero.”

Poesía amorosa: “Amor constante más allá de la muerte”

Cerrar podrá mis ojos la postrera


sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;

mas no, de esotra parte, en la ribera,


dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,


venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido:

su cuerpo dejará no su cuidado;


serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
Poesía metafísica: “Miré los muros de la patria mía”

“Miré los muros de la patria mía,


si un tiempo fuertes ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía.

Salíme al campo: vi que el sol bebía


los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados
que con sombras hurtó su luz al día.

Entré en mi casa: vi que amancillada


de anciana habitación era despojos,
mi báculo más corvo y menos fuerte.

Vencida de la edad sentí mi espada,


y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.”
POEMAS DE LUIS DE GÓNGORA (CULTERANISMO)

A CIERTA DAMA QUE SE DEJABA VENCER

Mientras Corinto, en lágrimas deshecho,


La sangre de su pecho vierte en vano,
Vende Lice a un decrépito indïano
Por cient escudos la mitad del lecho.

¿Quién, pues, se maravilla deste hecho,


Sabiendo que halla ya paso más llano,
La bolsa abierta, el rico pelicano,
Que el pelícano pobre, abierto el pecho?

Interés, ojos de oro como gato,


Y gato de doblones, no Amor ciego,
Que leña y plumas gasta, cient arpones

Le flechó de la aljaba de un talego.


¿Qué Tremecén no desmantela un trato,
Arrimándole al trato cient cañones?

LA DULCE BOCA QUE A GUSTAR CONVIDA

La dulce boca que a gustar convida


un humor entre perlas distilado,
y a no invidiar aquel licor sagrado
que a Júpiter ministra el garzón de Ida,
amantes, no toquéis si queréis vida,
porque entre un labio y otro colorado
Amor está, de su veneno armado,
cual entre flor y flor sierpe escondida.
No os engañen las rosas, que a la Aurora
diréis que, aljofaradas y olorosas,
se le cayeron del purpúreo seno;
manzanas son de Tántalo y no rosas,
que después huyen del que incitan ahora,
y sólo del Amor queda el veneno.
MIENTRAS CORINTO EN LÁGRIMAS DESHECHO

Mientras Corinto, en lágrimas deshecho,


la sangre de su pecho vierte en vano,
vende Lice a un decrépito indïano
por cien escudos la mitad del lecho;
¿quién pues se maravilla de este hecho,
sabiendo que halla ya paso más llano,
la bolsa abierta el rico pelicano,
que el pelicano pobre abierto el pecho?
Interés, ojos de oro como gato,
y gato de doblones, no Amor ciego,
que leña y plumas gasta, cien arpones
le flechó de la aljaba de un talego.
¿Qué Tremecén no desmantela un trato,
arrimándole al trato cien cañones?

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