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26 de abril de 2019
gastronomía, arquitectura, pintura, ciencias, religión, lingüística, flora, fauna y dio lugar a
americanos propiciaron una integración étnica y un patrimonio cultural común que no tiene
parangón en la historia.
transformación política y social que, nos recuerdan casas de un solo piso, piezas esteradas,
taburetes de cuero con espaldar pintado de colores abigarrados y “cuadros” sobre los episodios
de Hernán Cortés. Sin mencionar la araña de cristal suspendida del cielo raso, lujo que pocos
adultos y niños. Su obra nos traslada también, a una temible suerte de doctrina militar, que
emula la estética de hombre fuerte, valiente y digno de carácter. Valeroso, atroz e implacable,
obstante, anhelo humano hacia lo inaprensible y sus rituales “solemnes” para infundir
veneración y santo temor; su música de órgano para elevar el espíritu y cultivar unión y
Ante el templo, al igual que ante las plazas y los colegios militares, se planta la “esperanza de
la Patria” y los tres lugares antes mencionados, sirven de gala para dar muestra de religiosidad,
La Ciudad y los perros gira en torno a la estancia en una academia militar, y el deseo por
Este ensayo, no pretende pues, centrar su atención en el proceso político del siglo pasado, ni
en el papel desempeñado por la región, los altibajos de las guerras civiles o las luchas
emancipadoras y mucho menos en detalles de los personajes de la obra. Más importante para
el autor, es comprender porqué para la obra, la ciudad simboliza el espacio que permitirá la
culturales; cambiantes y florecientes para la época, crean una nueva dinámica libertaria y
había excepciones. Téngase en cuenta que hasta el año 1862, la ciudad era un pueblo grande,
con vestigios en su gran mayoría, de construcciones anteriores por indígenas útiles, o sea, en
capacidad de tributar.
paisaje urbano como las costumbres, las tradiciones, y claro está; la forma de pensar.
No obstante, el afán por pensar la ciudad en términos de progreso, trajo consigo pérdidas
irreparables. Dicha magnificencia tenía también sus aspectos sombríos que enturbiaban las
costumbres de los pueblos. Con la aglomeración se produjeron desórdenes, que tuvieron por
Este factor, nos lleva pues, a pensar en los habitantes de nuestro continente y de nuestros
y sus relaciones reciprocas (migraciones internas) en esas grandes ciudades, puesto que, “en el
imaginario colectivo lo que cuentan, no son exclusivamente los microespacios: (los espacios
referenciales tienen dimensiones más amplias y, en general, coinciden con los estados
¿Acaso la obra de Vargas Llosa, no tiene por tarea evidenciar la gran ausencia latinoamericana
de identidad, en tanto prejuicios raciales y diferencias irreconciliables entre las clases sociales
¿Acaso el autor dibuja el colegio militar, como una suerte de preparación para comprender
La forma de ultimar, atentar, matar, dar de baja, dar muerte, causar la muerte, ser muerto, o ser
ultimado de Ricardo Arana (el esclavo); da muestra de los valores que pierde o no ha tenido
En la semántica de “matar”, cabe la elección, deliberada o no, de ciertos términos para hacer
referencia a la muerte violenta de personas que indica una valoración indiscriminada de las
víctimas. Según la categoría que se les asigna en el entramado sociopolítico de la nación, los
“muertos” de un lado parecen asimilarse a cosas que se abaten, mientras que los muertos del
otro lado, los agentes del Estado, son asesinados, aplicando el termino especifico a la ley de lo
Así pues, el verbo matar al igual que asesinar, parecieran llevar una impronta clasista
hacia la modernidad. En este orden, tal vez podamos comprender mejor la intención de la
el ejercicio del arte y la cultura, frente a la inculta barbarie del encierro en los Colegios
militares.
social, de esplendor y miseria. Sin el entramado de las calles y edificios, sin sus organismos
podría hacer parte del ecosistema cultural donde ha vivido y sin el espectro de la Ciudad que
Tal vez Vargas Llosa, obtiene su propia lógica emancipadora, en la medida en la cual piensa a
sus personajes, a perseguir su propio anhelo, su propio modus vivendi, a saber; emanciparse
en la Ciudad.