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Reporte de observación de un cruce peatonal1

Instrumento de investigación
- Objetivo: Describir y analizar la interacción entre los transeúntes y los comerciantes
locales y venezolanos.
- Espacio: Cruce peatonal ubicado entre la calle Jirón de la Unión y la avenida
emancipación
- Tiempo: Viernes- noche (5:00- 7:00 pm), Sábado (8:00-10:00 am)
- Metodología: Observación no participante/ método cualitativo; entrevistas.
- Variables/ indicadores: Género, edad, ocupación, lugar de origen (nacionalidad),
comercio ambulatorio, comercio no ambulatorio, informalidad, frecuencia de ventas,
comunicación no verbal, tránsito/ circulación, fiscalización, delincuencia, entorno.
Etnografía
La etnografía la realizamos dos miembros del equipo un sábado de 10 a.m. a 12
p.m. Un ambiente soleado y con un clima adecuado contribuía a que más gente confluya
por el Jirón de la Unión. Una gran parte de la observación se dio desde una banca contigua
al cruce peatonal ubicado entre Jiron de la Unión y la avenida Emancipación. Otra fue
realizada al lado derecho de donde nos encontrábamos, al extremo de un quisco de
comidas; y debido a que nos hicimos pasar como pareja, pudimos estar parados fingiendo
concentrarnos en nosotros mientras lo que en verdad ocurría era que estábamos escuchando
las distintas conversaciones que se realizaban.
Este cruce peatonal se encuentra entre la Plaza San Martin y la Plaza de Armas de
Lima, donde se encuentra el Palacio de Gobierno, la sede central de la Municipalidad de
Lima, y el Palacio Arzobispal de Lima; es un lugar turístico y recreativo para la población
local, ya que también a lo largo de todo Jirón de la Unión se encuentras centros comerciales,
salas de cines, salas de juegos, discotecas, etc., y por ello podemos ver a todo tipo de actores
sociales movilizándose. Hay personas provenientes de diferentes naciones, desde
norteamericanos hasta koreanas. Y también personas locales de diversa procedencia
regional, y desde luego actores que pertenecen a distintas clases sociales. Todo esto es una
intuición pero se constata con la evidente diferencia entre personas bien vestidas y otros

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Elaborado por Esteban Quispitupa Romaní para el curso de Conocimiento Etnográfico.

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indigentes que duermen en las calles. Por supuesto podemos constatar que hay varones,
mujeres, y transexuales, de diferentes edades y con comportamientos variados.
Hay dos carriles que van en direcciones contrarias, y entre ellas hay un carril más
delgado donde no pasan automóviles y los peatones pueden parar temporalmente. Uno de
los carriles es para uso de todo tipo de móvil mientras que el otro sin embargo es para
movilidad del servicio de metropolitano; y debido a que el tránsito de este se da con
intervalos de tiempo extenso la gente, a pesar de que el semáforo está en rojo, siempre
cruza hasta el carril intermedio, e incluso si no pasan carros o si demoran en pasar por el
carril de libre tránsito, cruzan intempestivamente. De acuerdo a nuestra posición de
observación definiremos los carriles: por donde transcurren los buses del metropolitano
será denominado el carril posterior, mientras por donde fluyen los demás automóviles será
nombrado como carril anterior, y el que está entre ambos será el carril intermedio.
Antes de comenzar con los detalles pasaremos a definir algunos conceptos; pero
también queremos mencionar que si bien el fin de la investigación fue estudiar las
relaciones entre la población y los comerciantes peruanos y venezolanos, esto no pudo ser
posible debido a la ausencia de comerciantes migrantes de Venezuela; y por otro lado
tampoco la presencia de comerciantes peruanos era importante en el cruce peatonal; por
tanto decidimos estudiar en las diferentes interacciones, de manera general, sin delimitar
los actores, cuestión fructífera pues permite describir la complejidad del lugar y sus
momentos. Vale decir también que solo realizamos observación no participante, más no
hicimos uso de las entrevistas u otros métodos de la investigación cualitativa.
Para estudiar las diferentes interacciones en un lugar pequeño el autor que más nos
sirve es Erving Goffman, el sociólogo de las micros interacciones. Si bien es importante
tener en cuenta los factores estructurales como la clase social, la orientación de las
instituciones, la procedencia, el sexo, etc., para entender los fenómenos sociales, Goffman
menciona que “las fuerzas que de algún modo crean las características estructurales
de los sistemas sociales son muy distintas de las actividades de los individuos
en su vida diaria” (Caballero, 1998, p. 122). En el plano de las interacciones personales y
cercanas no importa mucho las características económicas, sociales, etc. 2, pues el actor

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Sin embargo habría que ser más críticos con esta afirmación debido a que en el plano de las interacciones
actitudes como el clasismo, racismo, o sexismo se sustentan en estructuras sociales e ideológicas de dominación.

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desprende toda una serie de actuaciones que tiene como fin producir o controlar “en los
demás una impresión que le interese producir”(Caballero, 1998, pp. 129-130), Los actores
tratan de manipularse mutuamente la impresión que tiene sobre la situaciones, esto es lo
que llamamos interacción, que puede ser focalizada o no focalizada, es decir, directa o
indirecta. Para el caso del cruce peatonal existe más interacciones no focalizadas, pues no
hay conversaciones entre la gente, pero también hay interacciones focalizadas en
momentos donde al parecer el orden se altera.
A lo largo de la observación vimos que eran un sinnúmero de personas las que iban
de un lado a otro; eran gente de distinta procedencia, algunos extranjeros, altos, gringos.
No eran muchos pero sí transcurrían por ahí. Había también diferenciaciones de clase
social, unos parecían de clase media y otros pobres.
A pesar de ser un cruce con bastante concentración de gente no hubo muchos
comerciantes informales, solo vimos a uno del cual hablaremos líneas abajo. Este cruce
era una muestra más de lo premura de tiempo con la que se mueven los transeúntes, ya que
al parecer consideran pérdida de tiempo esperar a que el semáforo este en verde para poder
cruzar, hay por tanto una urgencia por cruza que lleva a no respetar las señales de tránsito.
Es una conducta generalizada, incluso entre los vigilantes o serenazgo que nada hacen
porque se respete las normas. Las personas suelen cruzar hacia el carril intermedio,
aprovechando que no pasa buses del metropolitano por el carril posterior, y a pesar de que
la señal roja este en el semáforo, la gente cruza o apresura a los autos a que se muevan para
que ellos puedan cruzar. Sin duda esto debe generar problemas entre peatones y taxistas,
donde la posición de mando muchas veces lo tienen los peatones.
Otra interacción producida esta vez entre varones y mujeres es la relativa al acoso
sexual, un señor con su bicicleta lanzó unos piropos a una chica con short que pasaba por
el cruce. Estás actitudes están normalizadas, nadie increpó al señor y la mujer solo atinó a
ignorarlo y caminar más rápido. La impresión de prepotencia es la que el actuante acosador
quiso dar.
En un momento una monja apareció discutiendo a lado de una señora de edad
avanzada. Esta señora sufría de demencia senil, había escapado de caso y la monja trataba
de retenerla para llevarla de nuevo a su aposento, hacerlo no obstante era difícil, pues la
señora estaba empecinada en seguir su camino a través del Jirón de la Unión. Se quedaron

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mucho rato en el carril intermedio y dos agentes de seguridad trataron de calmar a la señora,
mas esta no entendía y seguía insistiendo en cruzar. Toda la gente alrededor se quedaba
por ratos mirando sorpresivamente este hecho, unos se metían, pensando que algún abuso
estaba ocurriendo por parte de los guardias, pero luego de saber la situación, se alejaban,
En un momento la señora quiso cruzar pero los agentes se interpusieron lo que causo el
grito de “abusivo” desde otros lugares. Los agentes nunca se alteraron y tampoco se
sobrepusieron pues querían dar a entender que la situación estaba controlado, y por otro
lado aquellos que veían e intercedían solo querían interceder fugazmente y mostrarse
empáticos, mientras que lo que gritaron “abusivos” mostraron su rol fiscalizador y anti
autoridad; al parecer estos eran pequeños comerciantes informales que quizá en varias
oportunidades fueron recriminados por los guardias y que era parte de su vida cotidiana
criticarlos. Al final la señora siguió caminando, solo quedó un guardia tratando de apoyar
el control que la monja quería tener sobre la señora. No vino más personal a solucionar el
problema.
Por otro lado los taxistas paraban antes de pasar el semáforo, ya que lo consideraban
como paradero para que gente pueda abordar el taxi, El hecho que este lugar no fuera
paradero, pues generaba un tráfico considerable, no tenía importancia tanto para los taxistas
que paraban ahí como para los usuarios que pedían el servicio. Había una gran indiferencia
frente a este hecho, las interacciones no focalizadas trataban siempre de mantener el orden.
Sin embargo entre los taxistas a veces hubo recriminaciones en forma de insultos
machistas. Por ejemplo un taxista que paso a lado de otro que se paró antes de cruzar el
semáforo vociferó “venado”, que quiere decir cornudo o poco hombre. Estas reacciones
son parte de la cotidianidad de estos cruces donde la cantidad de gente y el apresuramiento
permiten que se sea indiferente frente a esto.
Por último constatamos que los señores de los quioscos establecidos a lado del
puente son conocidos, muchos se ayudan. Algo importante que anotar es que mientras
estábamos parados, fingiendo vernos o conversar escuchábamos conversar a un señor, que
todo el día se paraba cerca al cruce tratando de vender prospectos de admisión, con un
trabajador del quiosco, entre las cosas que mencionaba, una importante era al trabajo que
recibía, que deberían darle otro. Es curioso pues en todas las horas que paraba gritando
tratando de vender sus prospectos no vendió ni uno solo. Y en una ocasión, cuando

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reemplazo temporalmente a un trabajador del quiosco que fue al baño, saludó rápidamente
a tres chicos que pasaron por ahí y que tenían aspecto delictivo. Sospechamos que el señor
que vendía prospectos en verdad era lo que se conoce como “campana”, es decir, persona
que alerta o avisa a los ladrones sobre cualquier situación. La gente no mostró importancia
ante su oferta de prospectos y los guardias, que quizá también estaban involucrados,
tampoco. Para que no sospechen que escuchábamos sus conversaciones los observadores
nos hicimos pasar como enamorados concentrados el uno en el otro

Bibliografía
Caballero, J. J. (1998). La interacción social en Goffman. Reis: Revista española de

investigaciones sociológicas, 121-149.

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