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Concepto
Cuando se habla de dirección estratégica se está haciendo referencia directa a la
función de planificación. Como ya sabemos, la planificación es una función directiva
secuencial que supone el establecimiento de los objetivos que la empresa desea lograr
y las acciones a desarrollar para alcanzarlos. Por lo tanto, la dirección estratégica tiene
que ver con la generación de objetivos y estrategias.
Sin embargo, la dirección estratégica va un poco más allá de la mera función de
planificación. No sólo pretende señalar los objetivos deseados por la organización y el
camino que ésta debe seguir para lograrlos, sino también, indicar cómo se va a
implantar la estrategia, qué acciones concretas se llevarán a cabo, así como establecer
las medidas de control que van a servir para establecer el grado de éxito.
Entonces podríamos afirmar que la dirección estratégica es un proceso en el que se
establecen unos objetivos deseables, unas acciones para alcanzarlos, la forma en que
se van a implementar esas acciones y unos controles que van a determinar el grado de
éxito.
‐ Reflexión: ¿Por qué es importante la dirección estratégica?
El proceso de dirección estratégica
El proceso de dirección estratégica comprende todas aquellas actividades necesarias
para desarrollar la estrategia de una organización. En este proceso están involucrados
los directivos de la organización, quienes mediante el desarrollo de las distintas
funciones directivas, persiguen la consecución de los objetivos establecidos.
Aunque ya hemos introducido el concepto de dirección estratégica, debemos
mencionar que algunos autores utilizan el término planificación como sinónimo de
dirección estratégica. En este sentido, nosotros hemos estudiado que la planificación
consiste en el establecimiento de objetivos y estrategias. Otros autores consideran que
la planificación lleva implícito todo del proceso al que hemos denominado dirección
estratégica. Realmente son términos muy similares y no podría decirse que la
utilización de una u otra denominación sea errónea.
De hecho, existe la posibilidad de dividir el proceso de planificación o la dirección
estratégica, en dos partes relacionadas: la planificación estratégica y la operativa. La
planificación estratégica estaría relacionada con las etapas de análisis y formulación de
la estrategia, mientras que la operativa tendría que ver con la implantación o puesta
en práctica de la estrategia. La figura siguiente muestra el proceso general de
planiificación o dirección estratégica, con sus disstintas etap
pas. Los párrrafos siguientes
trataarán de expllicar este prroceso, analizando cad da una de su us etapas.
En aquellas
a mpresas quee nunca haayan desarrrollado una fase de planificació
em ón, la
planiificación esttratégica coomenzará ccon una etapa de prep planificaciónn. Su finalidad es
alcannzar el apoyyo y el comp promiso necesarios en n los diferen ntes niveles de la institución
para acometer la planificaación con garantías
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d éxito. En n esta activvidad es prreciso
identtificar los individuos y grupos claves en el proceso o, así comoo establece er las
activvidades a desarrollar en
e el proceeso. Se defiinirá la organización ddel plan (órrgano
encargado, resp ponsable, recursos)
r y el calendaario de dessarrollo. Enn organizacciones
comp plejas este proceso prrevio a la planificación n puede con nsumir un ttiempo dilaatado,
pero resulta fun ndamental para expliccar y aunar voluntadess. La iniciattiva debe contar
con eel apoyo claaro y decididdo de los mmáximos responsables d de la entidaad.
ETAP PA 1: IDENTTIFICACIÓN DE MISIÓN N, VISIÓN, O OBJETIVOS Y Y ESTRATEG GIAS ACTUA ALES
La deeclaración d de la misión
n exige el annálisis previo de las exp pectativas yy aspiraciones de
los grupos de in nterés preseentes en la institución. La misión de la entidaad debe intentar
recogger esas asspiraciones e interesees. Como saabemos, esstos gruposs de interéss son
tantoo internos (accionistaas, emplead dos, directiivos, jugadores, etc.) como exte ernos
(com
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gobieernos, etc.) Con independencia de incluir un n mayor o m menor númeero de aspe ectos,
la deeclaración d de la misiónn debe dejaar claro a to odos los aggentes, internos y exte ernos,
cuál es la razón de ser de laa entidad y los motivoss de por quéé hace lo qu ue hace.
La formulación de la visión consiste en la proyección del concepto de misión hacia el
futuro. Es la imagen futura deseada de la entidad, no siempre declarada formalmente
pero que está presente en las mentes de los líderes y, a ser posible, de la mayoría de
los miembros de la organización. La misión establece la razón de la existencia del club
o empresa deportiva; pero la existencia no es suficiente, es preciso conocer la
dirección a seguir que viene determinada por la imagen deseada de la entidad. En
muchas ocasiones, la visión es la referencia a un modelo al que la institución quiere
asemejarse. Ese modelo o imagen debe forjarse en la mente de los líderes deportivos y
empresariales y debe ser coherente con el análisis interno y externo realizado, pero
también ha de ser ambicioso para poder movilizar los recursos de la entidad. La
creación de la visión normalmente corresponde al presidente, pero se va forjando
poco a poco cuando se comparte esa imagen con el equipo directivo y otros miembros
destacados de la entidad, dando lugar a una discusión que permitirá depurar su
formulación. La difusión de la visión tiene como finalidad introducir esa imagen en la
actividad corriente de la entidad para que sirva de inspiración y guía a las distintas
iniciativas que se propongan.
ETAPA 2: ANÁLISIS DEL ENTORNO
El análisis del entorno consiste en la obtención, tratamiento y análisis de la
información externa relevante para la organización. La finalidad es identificar y
comprender las amenazas y oportunidades que el entorno plantea a la entidad. A
efectos de su análisis, el entorno puede ser clasificado en dos categorías:
macroentorno o entorno general y microentorno o entorno específico.
¿Cómo podemos analizar el entorno de una empresa?
El procedimiento más adecuado para analizar el entorno de una empresa consiste en
analizar por un lado el entorno genérico y por otro el entorno específico. Una vez
llevadas a cabo estas actividades, sería recomendable presentar, de forma conjunta,
las conclusiones obtenidas en ambos análisis, junto a las obtenidas en el análisis
interno de la empresa (recursos, factores, capacidades y habilidades que dispone), en
una matriz o análisis DAFO, también conocido por su expresión en inglés SWOT.
El entorno general comprende todas aquellas influencias de carácter general que
afectan o pueden afectar al funcionamiento de la entidad deportiva. Estos factores
generales pueden, a su vez, sistematizarse en función de su naturaleza: política,
económica, social y tecnológica.
La entidad deportiva deberá reflexionar sobre la influencia que determinados
factores de naturaleza política pueden tener en su funcionamiento. Factores
como la actitud de los gobiernos acerca del deporte, el desarrollo de
normativas específicas, la aparición de normas supranacionales que regulan
aspectos de las actividades deportivas o que tienen influencia sobre ellas, etc.
También deberá llevar a cabo un análisis sobre los factores económicos, como
la evolución de la coyuntura económica, los cambios en la estructura
económica, la emergencia de nuevos sectores relacionados con la actividad
deportiva, la tendencia de la inversión pública en deportes, el papel y la
importancia de las empresas deportivas en el desarrollo económico del país y
de la región, etc.
El examen de los factores tecnológicos llevará a preguntarse por los posibles
impactos de los cambios tecnológicos que están ocurriendo, impactos sobre las
fuentes de ingresos (canales de televisión), sobre cuestiones operativas (venta
de entradas por internet) o de control y seguridad (tornos de entrada, cámaras
de vigilancia, etc.)
Finalmente, el estudio de los factores sociales ha de conducir a considerar la
influencia de las tendencias demográficas y de los cambios en los hábitos y
comportamientos de los consumidores, la actitud y valoración del deporte, el
cambio en los estilos de vida, la actividad deportiva como medio para la
solución de determinados problemas sociales, etc.
El análisis de los factores no es sencillo, pues existen muchas y diversas fuerzas que
actúan sobre estos. Esta complejidad no debe conducir a la realización de un estudio
exhaustivo cuya utilidad para el plan estratégico sería reducida. El análisis debe
concretarse en una serie de documentos en los que se expongan de forma clara y
breve los impactos que los factores más relevantes del macroentorno pueden tener
sobre la entidad deportiva. Son documentos de discusión orientados a suscitar, en los
diversos grupos de interés de la organización, la reflexión acerca de las principales
amenazas y oportunidades que plantea el entorno.
El entorno específico comprende aquellas influencias más próximas y directas,
específicas de la entidad considerada. En el ámbito empresarial, el microentorno se
conoce como entorno sectorial, es decir, el sector de actividad de la empresa. Para el
análisis del entorno sectorial se han desarrollado modelos ampliamente utilizados en
las empresas. El modelo de la rivalidad ampliada o de las cinco fuerzas competitivas de
Porter supone que la intensidad de la competencia depende de cinco fuerzas: la
amenaza de entrada en el sector de nuevas empresas, la rivalidad interna entre los
competidores directos actuales, la amenaza de productos sustitutivos, el poder de
negociación de los compradores y el poder de negociación de los proveedores. Cada
una de estas fuerzas viene condicionada por todo un conjunto de factores
estructurales extensamente estudiados en la literatura especializada.
Aunque en el sector del deporte la competencia es un rasgo típico de esta actividad,
ésta se entendía exclusivamente en el ámbito deportivo, mientras que ahora también
se compite por la consecución de otro tipo de recursos distintos al logro deportivo.
Para la comprensión de esta rivalidad es posible aplicar el modelo de las cinco fuerzas
competitivas al sector del deporte.
Así, la reflexión sobre los competidores potenciales supone pensar en aquellas
entidades que pueden penetrar a corto o medio plazo en el ámbito de
actuación de un determinado club profesional. Se puede afirmar que esto es
bastante difícil en la medida que las ligas suponen competiciones muy
reguladas y la creación de un nuevo club implica un periodo muy dilatado y de
desarrollo incierto. Pero en un mundo cada vez más globalizado, ¿qué
consecuencias tendría para los clubes españoles la proliferación por televisión
de partidos internacionales?
El examen de los competidores actuales debe conducir a reaccionar y anticipar
las iniciativas de los otros clubes. Hasta ahora esas actuaciones se limitaban a
temas estrictamente deportivos (fichar un jugador estrella cuando el rival
también lo hacía), pero cada vez más los clubes deben observar y aprender de
las iniciativas de los demás.
Los sustitutos de las actividades deportivas son muy numerosos y pueden
provenir de las fuentes más variadas pues, en definitiva, el deporte se incluye,
en buena medida, dentro del sector ocio. El análisis de los sustitutivos conduce
a preguntarse por otras actividades que pueden desarrollar los individuos en su
tiempo de ocio. Ahora mismo, proliferan numerosas tipologías de actividades
deportivas. El deporte tiene un enorme atractivo sobre la población, pero
también se observan en ciertas modalidades y actividades un cierto
estancamiento.
El poder de negociación de los compradores y proveedores requiere una
reflexión acerca de los proveedores y clientes de las entidades deportivas
(empresas de medios de comunicación, patrocinadores, jugadores, sociedad en
general) y de su capacidad de influencia en la actuación de la organización. En
ocasiones, actuaciones colectivas permiten disminuir el poder de negociación
de un grupo determinado, como ha sucedido en determinadas modalidades
deportivas con la limitación salarial.
Al igual que en el análisis del entorno general, el análisis del entorno específico debe
concretarse en un documento que exponga con claridad las amenazas y oportunidades
que se derivan de la evolución del sector del deporte.
El análisis interno consiste en la identificación y valoración de los recursos y
capacidades de la entidad. Los recursos son todos los factores que la organización
utiliza para desarrollar su actividad. Es posible clasificar los recursos en tres categorías:
tangibles, intangibles y humanos. Los edificios, instalaciones, medios de transporte,
materiales, etc., son recursos tangibles. La imagen del club, su reputación, sus
relaciones con empresas e instituciones, sus sistemas de entrenamiento, etc., son
recursos intangibles. Finalmente, los conocimientos, capacidades y habilidades de las
personas que trabajan en el club constituyen el capital humano de la organización. Las
capacidades pueden definirse como las habilidades de la organización para desarrollar
una determinada actividad. Una capacidad supone un conjunto de recursos trabajando
de manera coordinada en el desarrollo de una actividad. La capacidad de explotar la
cantera, de integrar jugadores de diversa procedencia, de gestionar los contratos
deportivos, de control y eficacia en el gasto, de organización de actividades
complementarias, son ejemplos de capacidades de las entidades deportivas. La
identificación de las capacidades exige la utilización de un criterio que permita la
sistematización de las actividades que se desarrollan en la organización; normalmente
se emplea el criterio funcional con la distinción entre funciones deportivas,
económicas y administrativas.
ETAPA 3: FORMULACIÓN DE LOS OBJETIVOS Y ESTRATEGIAS
El proceso de ajuste entre el análisis externo, el análisis interno y la declaración de la
misión y visión, debe dar como resultado el establecimiento de los objetivos y
acciones estratégicas. Constituye la etapa central en el proceso de planificación
estratégicas a emprender. Estos objetivos y estrategias pueden ser muy variados, pero
suelen estar relacionados con las funciones básicas de la organización (actividades
económicas, funciones administrativas, etc.). Constituyen las grandes líneas de
actuación prioritaria en cada una de esas funciones y deberán potenciar las fortalezas
y corregir las debilidades de la organización para aprovechar las oportunidades y evitar
las amenazas que emanan del entorno.
Estas actuaciones no serán muy diferentes, salvo en un proceso de reorientación
amplio de la entidad, a las que están siendo ya realizadas por la organización, sin que
tenga formalmente elaborado un plan estratégico. Realmente es así. El diseño de una
estrategia no supone un cambio total en las actividades de la organización. La mayoría
de las iniciativas propuestas en el plan ya estarán siendo desarrolladas por la
organización. El plan supone integrar todas esas actuaciones dentro de un todo
coherente, elaborado siguiendo una sistemática y fomentando la participación de los
diversos grupos interesados en la entidad, e indicando con claridad la razón de
desarrollar una determinada acción y el objetivo que persigue. Los objetivos y
estrategias generales constituyen el maco de referencia en el cual se insertan los
objetivos y acciones de las distintas unidades y departamentos de la entidad.
Las opciones estratégicas deben ser sometidas a un proceso de evaluación que permita
seleccionar las mejores alternativas para la entidad. Esta evaluación se suele realizar
en función de tres criterios:
Conveniencia. Una estrategia es conveniente cuando se ajusta a la misión y se
orienta hacia la visión y propósitos que persigue la organización. Además,
también es conveniente si da respuesta a los resultados del análisis estratégico:
si se apoya en las fortalezas y corrige las debilidades de la organización y, si
aprovecha las oportunidades y evita las amenazas que proceden del entorno.
Factibilidad. Una estrategia es factible si la entidad puede llevarla a cabo, es
decir, la organización dispone de, o puede conseguirlos, los recursos necesarios
(financieros, humanos, tecnológicos, etc.) para la puesta en marcha de las
acciones estratégicas.
Aceptabilidad. Este criterio hace referencia al grado en que la estrategia es
aceptable y aceptada por los diferentes grupos de interés presentes en la
organización, tanto internos como externos. El grado de aceptación dependerá
de las aspiraciones y metas de los diferentes grupos, pero también de su
compromiso con la misión y visión establecidas.
En esta etapa no debemos olvidar los conceptos aprendidos en el capítulo anterior
sobre objetivos y estrategias.
ETAPA 4: IMPLANTACIÓN
Una vez identificados los objetivos y estrategias de la organización, es el momento de
llevarlas a cabo, es decir, de implantarlas y desarrollarlas. La etapa de implantación
estratégica puede dividirse en un conjunto de subetapas, de esta manera, hablaríamos
de un proceso de implantación que puede concretarse en cinco etapas:
1. Designar quiénes serán el/los responsable/s de la implantación estratégica.
2. Desarrollar planes de acción donde se indique cómo debe ejecutarse la
estrategia.
3. Elaborar un cronograma que refleje cuándo debe estar ejecutada cada una de
las acciones propuestas, señalando los objetivos que persigue cada acción así
como las medidas de control.
4. Otorgar a los responsables los recursos necesarios para la ejecución de la
estrategia.
5. Hacer responsables de la ejecución de las actividades al personal asociado a
cada una de ellas.
ETAPA 5: CONTROL
Como ya hemos estudiado anteriormente, el control es otra de las funciones
directivas. La aplicación del control dentro del proceso de planificación estratégica
implica comprobar que las acciones estratégicas se realizan según lo planificado y
corregir cualquier desviación que se produzca.
El proceso de control conlleva tres etapas:
1. Fijación de indicadores: Consiste en fijar indicadores capaces de medir el
desempeño de los trabajadores, grupos de trabajo, departamentos, etc.,
teniendo en cuenta los objetivos y planes previamente establecidos. Los
indicadores pueden ser cuantitativos (número de ventas, ingresos, gastos, etc.)
o cualitativos (grado de fidelidad o satisfacción de los clientes). Estos últimos
no son fácilmente medibles, aunque existen sistemas como la escala de Likert
(1…7).
2. Medición de los resultados: En esta etapa se procede a la medición de los
resultados obtenidos, a priori o a posteriori. La medición a priori se centrará en
los valores de las entradas del sistema. La idea es comparar los resultados con
el referente o los estándares previamente establecidos para detectar las
desviaciones respecto a lo estándares. Se debe dar respuesta a:
• ¿Qué medir? Habría que centrarse en la medición de los aspectos
fundamentales, utilizando las variables clave para conoce la marcha de
la empresa.
• ¿Cómo medir? Hay que pensar los medios y sistemas de información
que se van a utilizar en la medición: equipos encargados de tomar los
datos, forma de tomar datos, utilización de muestreo, etc.
• ¿Cuándo medir? A priori, a posteriori, una combinación de ambos. Si los
controles serán a corto plazo (quincenales, mensuales) o a largo plazo
(anuales, bianuales, etc.).
3. Corrección de las desviaciones: Por último, el administrador debe analizar las
causas de las desviaciones para actuar sobre ellas. En el caso de encontrar
desviaciones el administrador puede actuar sobre ellas a través de las distintas
funciones secuenciales. Puede modificar la planificación de acciones, organizar
y reasignar mejor los recursos o incluso utilizar medidas de motivación y
liderazgo con el personal.
Consideraciones prácticas
En el ejemplo siguiente se recoge la información acerca de un club deportivo radicado
en una ciudad pequeña. Este caso nos servirá para ir comentando algunos aspectos del
proceso de planificación estratégica y operativa en entidades deportivas. El objetivo de
este análisis consiste en orientar al lector sobre los temas, anteriormente tratados,
respecto a la gestión y dirección de una organización.
Caso práctico. La planificación de un club profesional.
El Hispania Club acaba de ascender a la División de Plata de fútbol sala español. Se
trata de un club radicado en una ciudad de tamaño medio, en torno a los 150.000
habitantes, en la que no existe una gran tradición deportiva, aunque tiene un equipo
de baloncesto en la liga EBA. No obstante, el fútbol sala es la mayor atracción
deportiva de la ciudad y, en los últimos años, debido a las buenas temporadas
deportivas luchando por el ascenso, la media de espectadores ha rondado las 2.000
personas por partido, casi la plena capacidad del estadio municipal en el que juega el
equipo.
La plantilla de jugadores que ha conseguido el ascenso es casi completamente
nacional: los deportistas proceden de todos los puntos de la geografía española, pero
se han integrado perfectamente en la ciudad y algunos de ellos llevan ya bastante
tiempo en el club. La media de edad de los jugadores es elevada, aunque en la
temporada pasada han destacado dos o tres jóvenes de gran porvenir que han
surgido de los equipos juveniles de la ciudad y de la provincia. En toda la provincia no
existe ningún otro club de fútbol sala que se encuentre en la misma división que el
Hispania, ni siquiera en la división inmediatamente inferior. En toda la zona existe
una amplia afición al fútbol sala, que tiene mucho de ocio y de relaciones sociales,
con la presencia de varias peñas en distintos pueblos de la provincia.
La estructura organizativa y directiva del club es muy poco profesional, con una
dirección muy personalista, un personal de administración poco cualificado y
recurriendo a asesores externos no especializados en el mundo del fútbol sala. El
secretario técnico era un antiguo jugador del club, una verdadera institución en la
ciudad, de edad avanzada, que conocía perfectamente el fútbol a nivel de las
divisiones inferiores. La entidad estaba constituida como club deportivo y el
presidente era un empresario de la ciudad, muy aficionado al este deporte, que
había sido capaz de movilizar a amigos y conocidos para constituir una junta
directiva muy animosa. A todos los miembros de la junta, pero sobre todo al
presidente, esta afición les costaba el dinero, aunque no suponía grandes cantidades.
El club había obtenido algunas líneas de crédito de entidades financieras de la zona
y, aunque habían sido utilizadas con mesura, las deudas habían ido aumentando, si
bien la situación financiera del club no era preocupante. No obstante, el ascenso a la
División de Plata, con la exigencia de presupuestos más elevados, asustaba un poco
al presidente y a la junta directiva, que con buen criterio consideraron la necesidad
urgente de modernizar las estructuras de la entidad.
Los poderes públicos, tanto locales como provinciales y regionales, están dispuestos
a apoyar al equipo, fundamentalmente debido a la actitud claramente positiva de
una mayoría de la población en los últimos tiempos y sobre todo a la euforia
desatada durante el ascenso. Sin embargo, toda esta afición es relativamente
reciente y se debe a las buenas temporadas realizadas en los últimos años. Cuando el
equipo se encontraba en mitad de la tabla, luchando muchas veces contra el
descenso, los asistentes a los partidos eran casi una familia: escasamente pasaban de
los 600 en algunos partidos; y los comentarios populares acerca del club eran
bastante jocosos. No obstante, esa situación parece agua pasada, aunque no se sabe
bien que ocurrirá si el club no hace una temporada aceptable en la nueva división.
La junta directiva, a petición del presidente, ha decidido contratar a un gerente
profesional, que dirija la andadura del club en el próximo futuro. Esta persona tiene
el encargo de elaborar un plan y una estructura adecuada para el club.
Como ya sabemos, todo proceso de planificación se inicia con una fase de
preplanificación, que en el caso se ha comenzado con la contratación de un gerente
profesional que debe organizar todo el sistema de dirección. Es preciso que este
directivo perciba el grado de apoyo que tiene del presidente, de la junta directiva y de
los distintos estamentos de la entidad, así como el compromiso de los responsables
por llevar a cabo una dirección rigurosa y sistemática. Las buenas intenciones suelen
desaparecer o cuestionarse cuando los problemas, que necesariamente aparecerán,
no se resuelven con toda la prontitud que los grupos desean y esperan. En este sentido
es importante conocer y comprender las expectativas de los diferentes agentes y saber
gestionarlas adecuadamente.
Tras esta primera etapa se debe desarrollar el diagnóstico y el establecimiento de la
misión y la visión de la entidad. Con frecuencia se plantea el debate acerca de qué
debe hacerse antes: el diagnóstico o la fijación de la misión. No obstante, se trata de
un debate más académico que real, pues en la práctica las fases no se encuentran
separadas sino estrechamente relacionadas y la misión y visión se va configurando a
medida que se habla y discute con los diferentes grupos y se conoce el entorno y las
fortalezas y debilidades de la organización.
El diagnóstico comprende el análisis externo e interno. El primero implica el examen
de los factores políticos, económicos, sociales y tecnológicos que pueden afectar a la
entidad. En el caso aparecen algunos de esos factores que el directivo debe considerar
para comprender si constituyen amenazas y oportunidades para el club: el posible
apoyo de las instancias políticas, la ausencia de otros clubes en la provincia, la
vinculación del club con la ciudad, la afición al fútbol sala de los habitantes, la
inconsistencia de esta afición, etc., son factores que pueden representar amenazas y
oportunidades que la entidad puede sufrir y aprovechar. Sin embargo, existen otras
muchas variables que el gerente debe considerar y que pueden ser importantes para
las estrategias a desarrollar.
El análisis interno supone la revisión de los recursos y capacidades que la entidad
posee o puede disponer de ellos. Recursos como la reputación en la ciudad, las
relaciones con instituciones, las instalaciones que posee, la plantilla de jugadores, el
cuerpo técnico, la situación financiera del club, la necesaria conversión en Sociedad
Anónima Deportiva, etc., pueden ser fortalezas y debilidades para la implantación de
determinadas actuaciones. El directivo debe estudiar la forma de superar las
debilidades de todo tipo (financieras, deportivas, etc.) que tiene la entidad y
aprovechar sus fortalezas (reputación, relaciones institucionales, jugadores jóvenes,
etc.)
El análisis externo e interno debe permitir determinar y conocer las amenazas y
oportunidades del entorno y las fortalezas y debilidades de la organización. Estos
factores suelen recogerse y sintetizarse en la matriz DAFO, que constituye un buen
instrumento de reflexión acerca de la situación y debe servir de orientación para la
fijación de los objetivos y estrategias generales del club.
El análisis DAFO, también conocido por FODA o su expresión en inglés SWOT, consiste
en el análisis de las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de la empresa.
Este tipo de análisis va más allá que un simple análisis del entorno, pues engloba tanto
el análisis del macro y microentorno, así como el análisis de los factores internos de la
empresa, es decir, el análisis de los recursos, factores, capacidades y habilidades que
dispone.
El objetivo del análisis DAFO es ofrecer una base para idear una estrategia que, en
función de los recursos disponibles de la empresa, los utilice de la mejor forma
posible, aprovechando las oportunidades y protegiéndose de las amenazas del
sector.
Una fortaleza es algo que la empresa hace bien o un atributo propio de la empresa
que la distingue del resto de las del sector incrementando su ventaja competitiva.
Puede ser:
Una habilidad, experiencia o capacidad.
Unos activos fijos valiosos.
Activos humanos o capital intelectual valioso.
Activos organizacionales especiales, como un sistema de control o producción.
Activos intangibles.
Alianzas con empresas.
Por el contrario, una debilidad representa una carencia de la empresa o algo que la
empresa realiza mal o peor que sus rivales, colocándola en desventaja.
Las oportunidades aparecen en forma de mercados, recursos, y otras realidades que
las empresas pueden explotar para crecer y obtener ganancias. Mientras que las
amenazas son fuerzas del entorno que pueden hacer peligrar el crecimiento, la
efectividad o incluso la supervivencia de las empresas.
Forta
alezas Debilidad
des
•Prodductos diferen
nciados •Falta dee estrategia
•Cappacidades espeeciales •Objetivoos ambiguos
•Sisteemas de contrrol •Muchas deudas
valio
osos •Escaso ccapital intelecctual
•Fuerte publicidadd y
prommoción
Oporrtunidades Amenaza
as
•Secttor en crecimiiento •Aumentto de la rivaliddad
•Pocas barreras dee entrada interna
a nu
uevos mercados •Entrada de nuevos
•Alia
anzas empresa ariales competiidores
•Apaarición de nuevos •Aumentto del poder dee
merrcados negociacción de los clieentes
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sector
Al mismo
m tiempo, la orgaanización debe
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de laa entidad. La misión debe ser capaz de expresar laas metas im mportantess que
persiigue el club y los valorees o princippios que reggirán su actuuación. Su d declaración debe
ayuddar a establecer los ob bjetivos gen nerales y estrategias dee la entidad d. Se señalaa que
debee ser capaz d de respond
der a una seerie de cuesstiones básicas:
¿Quiénees somos y ccuáles son laas caracteríísticas de nuuestra entid dad?
¿A qué cciudadanos y público nos dirigimos?
¿Qué neecesidades oo intereses tienen las p personas qu ue pretendeemos satisfaacer?
¿Cuáles es nuestra ffilosofía y n
nuestros valores como entidad?
¿Qué noos diferenciaa de los demmás?
La misión debe orientar la visión de la entidad. Los líderes transforman las
organizaciones a través de la introducción y difusión de nuevas metas y valores que
configuran el estado futuro deseado para la organización. La visión de la entidad debe
tener una serie de características:
Debe ser inspiradora de las actuaciones de la organización
Ha de ser clara, desafiante y relacionada con la excelencia
Debe tener sentido para la colectividad
Debe ser estable pero también flexible y cuestionada a medida que cambian las
circunstancias
Ha de proporcionar un sentido de dirección a la entidad
Debe ser motivadora
En nuestro caso, la meta principal de la entidad podría ser “consolidar al club tanto
deportiva como socialmente”. El contexto interno y externo condiciona la posible
visión de la entidad, aunque no deben constituir un obstáculo insalvable. Resulta
utópico que un club de una pequeña ciudad, con pocos socios, se proponga como
meta a largo plazo la conversión en un club de ámbito internacional, que participe
regularmente en la UEFA Cup. No obstante, una consolidada la entidad, la experiencia
nos demuestra la existencia de clubes profesionales que han dado ese salto cualitativo
en ciudades de tamaño medio.
A partir del diagnóstico previo y de la misión y visión difundida, los dirigentes deben
establecer los objetivos generales que va a perseguir la entidad. Muchas
organizaciones deportivas no tienen definidos objetivos generales, o los tienen fijados
de forma vaga e imprecisa. Sin la existencia de estos objetivos resulta complicado
comprender la orientación de la entidad y, sobre todo, evaluar la eficacia de sus
actuaciones. Como se comprenderá, no se trata de ninguna tarea complicada, ni exige
unos conocimientos sofisticados, simplemente se requiere una reflexión pausada y una
comprensión profunda del diagnóstico realizado y de la misión y visión de la entidad.
En el caso de Hispania Club es posible señalar tres objetivos generales:
Mantener la categoría del equipo: se trata de un objetivo medible, que conecta
con la idea de la misión de consolidar el club deportivamente y que puede ser
alcanzable en función de los recursos disponibles del club.
Conseguir un mínimo de 2000 abonados o socios: que se vincula a la
consolidación social y deportiva del club y que es asumible en función de los
resultados del análisis externo (afición al fútbol sala, vinculación del club con la
comunidad, etc.)
Mejorar las instalaciones del club: para lo cual puede contar con el apoyo de las
administraciones públicas y que puede permitir una mejor imagen de la
entidad.
Estos objetivos generales deben materializarse en las estrategias que van a permitir
conseguirlos. Las estrategias representan ya líneas de actuación, todavía bastante
generales, pero que permiten integrar los programas operativos y proyectos. Esta
etapa comprende la generación de alternativas estratégicas, la evaluación de las
mismas y la selección de aquellas que se van a llevar a cabo. En la búsqueda de
posibles estrategias el dirigente se ha de apoyar en su propia creatividad, pero
también en la observación y aprendizaje de lo que están haciendo otras entidades. No
siempre se puede, ni siquiera es conveniente, sir pionero en todas las iniciativas, pero
sí debe tener la organización la capacidad de aprender y adaptar las actuaciones que
se desarrollan en otras latitudes. Para ello, los sistemas de información externos son
fundamentales; en ocasiones, algo tan simple como la lectura de la prensa
especializada, la asistencia a reuniones, la visita a otros clubes o el análisis de las
páginas web.
En el caso que estamos examinando los responsables han seleccionado tres
estrategias que en principio permiten alcanzar los tres objetivos generales planteados.
Estas tres estrategias son las siguientes:
Mejorar la calidad de la plantilla, que comprenderá un conjunto de actuaciones
que pueden facilitar la permanencia del club en la nueva división.
Potenciar la imagen del club, mediante algunas herramientas de marketing
que, entre otras cosas, permita alcanzar la cifra de abonados deseada.
Construir un nuevo estadio, que indudablemente servirá para mejorar las
instalaciones del club.
Las estrategias generales deben finalmente concretarse en proyectos concretos, en los
que se indique las actuaciones a desarrollar, los recursos que se cuentan, el tiempo
disponible y las personas responsables. Se pasa de esta forma de la planificación
estratégica a la planificación operativa. En muchas organizaciones esta planificación se
plasma en el plan operativo anual, que está asociado al presupuesto de la institución.
Los proyectos y programas pueden ser muy variados y dependen del tipo de entidad
deportiva y la actividad que desarrolla. Algunos ejemplos de proyectos en entidades
deportivas podrían ser (París Rocha, 2001):
Federación:
Curso de formación de entrenadores
Campeonatos nacionales
Campañas de promoción
Construcción de instalaciones deportivas
Patronato o Instituto Municipal
Apertura y puesta en marcha de instalaciones
Campañas escolares de natación.
Organización de competiciones municipales
Construcción de instalaciones deportivas
Club Deportivo
Organización de un torneo anual del club
Una escuela de iniciación deportiva
La edición de un boletín de noticias
La participación en competiciones nacionales, municipales, etc.
Instalación Deportiva
La sustitución y renovación de un equipamiento
La contratación de servicios externos de temporada (monitores de natación)
Análisis del grado de satisfacción de los socios y usuarios
Cursos de formación para el personal
Club Profesional
Realización de la pretemporada
Desplazamiento del equipo para los partidos de competición
La campaña de captación de socios y abonados
La apertura de tiendas para la venta de merchandising
En el caso del Hispania Club, los responsables han decidido llevar a la práctica cinco
programas de actuaciones relacionados directamente con los objetivos y estrategias
previamente establecidas. Estos proyectos serían los siguientes:
Programa de fichajes de jugadores, que llevará a cabo la secretaría técnica del
club con el asesoramiento o control del entrenador.
Programa de desarrollo de los equipos base, para lo cual se piensa contratar
nuevos técnicos y establecer acuerdos de colaboración con clubes de inferior
categoría y con colegios y centros de enseñanza.
Programa de publicidad y promoción; la dimensión y carencias del club exigen
que estas campañas sean contratadas a una empresa especializada, aunque
con la supervisión directa del gerente y de la junta directiva.
Programa de creación de una opinión favorable a un nuevo estadio, que
necesariamente desarrollará la junta directiva y el gerente, contando con el
apoyo de socios de reconocida reputación y la influencia de los medios de
comunicación locales.
Programa de obtención de recursos financieros, que pasa por la búsqueda de
patrocinadores y la explotación de otros activos del club (terrenos,
instalaciones, imagen de marca) de la misma forma que ya están realizando
otros clubes.
Los proyectos deben estar adecuadamente definidos, de forma sintética pero precisa;
se debe indicar quienes son los responsables, que puede ser una persona o una unidad
de la organización; se ha de indicar igualmente la fecha de inicio y fin, de forma que
permita conocer la duración del proyecto; se tienen que especificar los recursos que
serán empleados, principalmente los recursos financieros; finalmente, también se
deben indicar las distintas actuaciones que comprende ese proyecto, de forma que sea
más fácil su seguimiento y evaluación.
El seguimiento y evaluación exigen que en los proyectos estén claramente
identificados los objetivos que se pretenden alcanzar, las actuaciones a llevar a cabo y
una serie de indicadores que permita conocer de forma objetiva el grado de ejecución
y el logro de las metas. Estos indicadores no tienen que ser muy sofisticados, sino
pertinentes para lo que se pretende medir. Pueden ser indicadores cuantitativos,
como el número de espectadores que asiste a los partidos y la recaudación obtenida o
el número de abonados, en el caso de un club profesional; el número de licencias
solicitadas y que se han concedido, para una federación deportiva; las medallas y
diplomas olímpicos obtenidos en unas competiciones internacionales (Juegos
Olímpicos, Europeos, etc.). También es posible establecer indicadores cualitativos: el
mantenimiento de la categoría o la participación en una competición internacional,
para un club profesional; obtener la certificación de calidad, en el caso de cualquier
entidad deportiva; albergar una competición de máximo nivel en el estadio, para la
gestora de instalaciones deportivas.
En el caso que nos ocupa, los directivos del Hispania Club deberían concretar los
programas que han propuesto en actuaciones concretas y establecer indicadores que
permitieran su evaluación y seguimiento. Estas operaciones permiten la
retroalimentación de todo el proceso y, por tanto, el control tanto de naturaleza
estratégica como operativa. El objetivo de este control es actualizar permanentemente
los objetivos, estrategias y actuaciones de la organización. Por ejemplo, en el programa
de fichajes de jugadores los responsables deportivos deberían indicar los puestos que
necesitan ser cubiertos de forma prioritaria, indicando las características de los
jugadores y la unidad económica, es este caso el gerente, ha de indicar el presupuesto
que se puede gastar el club en fichajes. Habrá que establecer indicadores que
muestren el grado en que los nuevos jugadores están cumpliendo las expectativas y
haber pensado con anterioridad, lo que permite la flexibilidad, qué actuaciones se
podrían llevar a cabo en caso de que no se vayan alcanzando los objetivos.
Como se puede apreciar, todo este proceso es muy difícil y estará sujeto a excepciones
(decisiones no previstas que no se ajustan a los programas diseñados) que, como
muchas veces se afirma, no se pueden evitar en una actividad como el deporte
profesional donde la suerte juega un papel fundamental. Aunque mucho se podría
decir de esta última afirmación, al menos se estará de acuerdo que las excepciones
deben ser lo que su nombre indica y no convertirse en la norma de actuación directiva.
Es más, con un adecuado sistema de dirección, las contingencias que dan origen a
dichas excepciones podrán estar previstas y convertirse en reglas de decisión, con el
consiguiente ahorro en el consumo de recursos.