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3.

¿Cómo se construye ideológicamente la figura de la Quintrala (1877) de Benjamín Vicuña


Mackenna? Y analice y explique cómo se configura: lo colonial, lo nacional y lo genérico-sexual en la
figura de la Quintrala. Su respuesta debe considerar: a. evidencia textual explícita y reconocible, b.
apoyo de las lecturas críticas y c. conocimiento contextual.

“La Quintrala”, siendo una figura del folclor popular, se configura como un enlace entre el
pasado colonial y un Chile de un Mackenna que busca justamente un afianzamiento, la identidad
nacional está recién constituyéndose y es por eso que el autor hable desde términos como “leyenda”

Copio-
sos, vsriados i nuevos docuiiientos surjen de remo-
P
tos e inesploratlos archivos, ___₋→ acerca de la veracidad

leyenda

configura identidad nacional

I por esto creemos presentar hoi una in-


vestigacion no solo completa sin0 documentada de la vida,
hechos, crimenes i costurnbi-es de la famosa dofia Catalina
de 10s IZios 1: Lisperpei* 8

l m ftmiliss que no tienon sangre de


Lisperguer son familias de rulo. 10

El relato histórico de
Vicuña Mackenna
corresponde a una postura civilizadora sobre la posición ideal de las
mujeres en el camino
hacia el progreso, y la justicia con la que deben tratars
e a todos los individuos de una
sociedad liberal y democrática. E
n este sentido, la Quintrala simboliza una época cuyos
vicios y crímenes deben dejarse atrás para avanzar hacia la
constitución de la República.
Doña Catalina de los Ríos y Lisperguer (1603
-
1665) personaje confuso entre la
historia y la literatura, ha permanecido en nuestra memoria nacional
como un ser de
conducta reprobable, representación de la violencia desmedida
facilitada por el poder y
las
influencias que otorga el dinero y el patrimonio.

La vinculación de esta mujer con la muerte, su atractivo y atracción sexual, la brujería


y el
poder, son los temas más próximos a su historia. Es una figura del
imaginario popular,
conocida por sus
orígenes mestizos y aristocráticos, su vida llena de escándalos sobre
abusos y castigos a sus esclavos y sus innumerables amantes y
asesinatos. ¿Serán estas las
razones que hacen de la Quintrala una figura tan atractiva para ser
representada tanto en
produ
cciones históricas, literarias y televisivas?

El contexto histórico del siglo XVII que rodea al personaje es un espacio de estricto
control
masculino, donde la mujer está muy restringida al espacio de lo
doméstico y segregada de
lo público.
__₋→ de esto hablarán personajes como Bilbao

Además, establece una imagen particular de la Quintrala, como depositaria de una


herencia
sangrienta y marcada por el delito, específicamente el
envenenamiento, y la compara con
imágenes femeninas históricas como Luc
recia Borgia, Salomé y Mesalina.
Las desgracias en la familia comienzan con la presencia femenina, justamente con la
madre
de la Quintrala y su abuela paterna, ambas acusadas de
envenenamiento. En e
sta familia el
agente femenino define la oscura historia de la Quintrala, por las
enseñanzas que recibe de
sus antepasadas que la transforma en el monstruo que describe
Mackenna.

lo colonial, lo nacional y lo genérico-sexual

Fuera pasion de intereses, de odio heredado de la madre,


de instinto de crueldad i de sangre, el hecho que aparece
como rnarcando la entrada en el escenario de la vida de do.
fia Catalina de 10s Rios, es el aleve envenenamiento de SIX
padre,, , I en cuSles circunstancias? Cuando el rico i respeta-
do patpicio que habia sido honrado en tres ocasioiies con el
supremo honor en el inando politico de la ciudad, estaba
enfermo i entregado a1 afectuoso cuidado de 10s suyos!

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conviene
notar desde luego que, aparte de la educacion viciosa, de
10s malos ejemplos del hogar i de las propensiones jenera-
trices de su ser i de su sexo, tuvo dofia Catalina de 10s
Rios una estrafia i terrible mixtion de sangre, porque, si
por su padre i su abuela, la Encio, era de estirpe jenuina
de Espafia, por su madre doda Catalina Lisperguer i Flo-
res (Blumen) era dos veces alemana i una vex india chile-
na. Doiia Elvira de Talagante fud su bisabuela materna,
, iHabia en esta rxiezcla de razas fundidas rkpidarnente en
un solo tip0 algo que predisponia a1 crimen i a1 mal?

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lo que corresponde a su sexo, la mezcla de razas

La madre le había enseñado


bien su infame oficio! 78
Mas en esta coyuntura como en el cas0 escandaloso del
envenamiento de Alonso de Rivera, el crimen atroz qued6
impune. L a influencia mal6fica per0 irresistible de 10s
Lisperguer, de su pa’reiitela i su caudal, no admitia contra-
peso en la colonia ni con el baston del capitan jeneral, ni
con el bAculo del obispo, ni con elsello sagrado de la Real
Audiencia, cuyo Gltimo no hacia inucho habia entrado a
la capital del reino, para sii dafio i su oprobio, bajo de
palio.

La colonia impunidad
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Lanzada dofia Catalina en la pendiente del mal por la


atrocidad de un parricidio, no se detuvo delante de ningun
abismo, ni el de la sangre, ni el de la lubricidad, ni el del
asesinato consuetudinario, ni el del sacrilejio. 83

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asesinato de caballero de malta inculpación de siervo

Aquella no solo era justicia vil, era justicia ven-


dida (1)

Habia cumplido en efecto por aquel tiempo la Qzcintrala


veinte i tres o veinte i cuatro 8605, i su naturaleza criolla,
ardiente, voluptuosa i feroz desbordaba de su pecho i de sus
Ubios como de una copa de fuego libada de hirviente licor.
F u d ent6nces cuando su abuela doiia Agueda de Flores,
que por el fallecimiento de sus padres estaba constituida
en su tutora i curadora, resolvi6 casarla a todo trance, bus-
cando algun camino para poner a raya aquella hembra in-
ddmita, arrebatada i casi salvaje, que se habia mostrado
reacia hasta para 10s mas sencillos esfuerzos de la educa-
cion de la mujer i de la infancia.

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atacar a los curas, el sacrilegio


Sea como fuere, lo que el vulgo sabe hasta hoi de aquel
agravio, es que el Cristo de la Agonia volvi6 en una ocasion
airados 10s ojos (cual hoi 10s tiene) sobre el rostro de doiia
Catalina, dicen 10s unos porque se present6 a su vista con
un escesivo descote, i otros porque azotaba i ceroteaba en
su presencia a 10s esclavos, talvez con las ascuas del altar
que lo albergaba. I fud ent6nces cuando la soberbia Qui
trala lo hizo salir de su aposento con estas palabraa que h
conservado la memoria de las muchedumbres: “Yo no
quiero en mi casa hombres que me pongan mala cara-
Afuera!” ( 2 )

Rico de esta suerte don hlonso, i no obstante 10s cri-


menes pdblicos de su consorte, habia aabido hacerse alcalde
de Santia,go en 1643, reemplazando en ese puesto a don
Juan Rodulfo Lisperguer i Solbrzano, su primo, prueba de
aue la influencia domdstica i politica de su familia no
habia descendido un solo punto. 99

hacienda rica, bien vestida, etc, gran heredad

Pero no eran Bstos de burdo tejido, sino


conforme a s u regalada aficion de fastuosa criolla. Asi, pa-
ra sus viajes vestia “una capa de picoton doble con vueltas
de rasillo de Italia, guarnecida de galon de seda azul i
plata”; calzaba “guantes de cordoban de Ciudad Real,” i
adornaba su cabeza con iin “sombrero negro de Sevilla.”
Usaba ademas para montar a cabnllo, cierta especie de es-
calerilla de plata, forrada en terciopelo carmesi, lo que ha-
ce presumir fuera mujer corpulenta o reacia para entregar
el pesado talon a su escudero. Dofia Catalina usaba tam-
bien “antojos de camino” (1).

S u naturnleza bravia i selvhtica se pla-


cia en la muntafia, en el silencio, en el adusto pitisaje de 10s
valles que la noche encierra entre farellones como dentro de
un 16brego i coiosal ataud.
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si hacia morir a sus manos a sus indios i a BUS esclavos, no


cuidaba perder asi su caudal vivo, a trueque de satisfacer
el apetito dorninante de su naturaleza de india: la crueldad
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“naturaleza de india”
matando a sus esclavos

falta a la cristiandad, cuanto tiempo sin una misa

El proceso de dofia Catalina de 10s Rios, juzgada una


vex por parricidio, otra por asesinato aleve, i ahora por una
matanza lenta i cruel de su servidumbre entera en la ciu-
dad i en el campo, sigui6se en 10s estrados de la Real
Audiencia de Santiago con esa lentitud de trAmites que
encuentran siempre 10s poderosos cuando ellos i no el d6bil
son 10s acusados.

121

I por esto d o h Ccztalina de 10s Rios llse alababa que se habia


de sdir con todo, porque tenia dinero i 10s oidores eran sus
amigos. 1 1
123

Era
mujer infinitamente cruel. I no se fijaba por esto, devorada
por su apetito de castigos, en que asi diezmaba su caudal,
cilculo que de seguro habria hecho si hubiera sido avara.
Cada csdhver de negro esclayo le valia de seiscientos a mil
pesos: 10s de indio o india, la mitad del precio …

128

la hacendada rica

I en este arreo masculino no desdecia doiia


Catalina ni de su cardcter ni de su puesto de señor en el
hogar. 132

Fuera de esto, debian aplicdrsele en 10s dias de su en-


tierro otras mil misas, i en este punto, que es peculiar de
su siglo, orden6 que a mas de un vestido de pafio de Qui-
to i algunas ovejas legadas a 10s indios de sus estancias,
se rezasen quinientas misas por las alnias delos que ha-
bian fallecido: “en descargo de lo que podia deberles.”
Esperaba asi la infeliz moribunda apagar el murmullo de
10s jemidos que atormentaban SLI agonia?

La desfachatez del poder del dinero para limpiar la culpa 136


nos bastaria- 148 -
definirlas diciendo con toda la propiedad inoral que es
dable alcanzar en la diversidad de lss Bpocas i de las so-
ciedades, que doiia Catalina de los Rios fuB la “Lucrecia
Borgia” de Chile.

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