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LA REDUCCIÓN FENOMENOLÓGICA EN HUSSERL Y SUS PROBLEMAS

Saymmond Cely Buitrago


Universidad Libre de Colombia
Seminario de contemporánea siglos XIX – XX

Resumen
El presente escrito aborda el tema de la reducción fenomenológica en Husserl con el fin
de mostrar algunos problemas del mismo, en especial, el problema del solipsismo. Para
esto, se caracterizará en qué consiste la reducción fenomenológica. Luego, se abordarán los
problemas que se derivan de la reducción para dar paso a las consideraciones sobre el
solipsismo en la fenomenología.

Palabras claves: FENOMENOLOGÍA, REDUCCIÓN, SOLIPSISMO, INMANENCIA

Introducción
La Fenomenología es un intento de dar solución a la posibilidad misma del conocimiento.
El problema para Husserl radica en la justificación de todo conocimiento. Los medios para
afrontar el problema serán la reducción y el análisis de la correlación entre el fenómeno del
conocimiento y el objeto de ese conocimiento. Por ende, la reducción fenomenológica, vale
decir, constituye el método de la fenomenología. De entrada, es un método con <<difíciles

consideraciones>> (Husserl, 1962, p. 139), cuyo punto de partida aún es incierto para el
Husserl de la época de Ideas, convirtiéndolo, entonces, en un método con múltiples y
complejas ejecuciones. Así pues, esta ponencia tratará la cuestión de la reducción
fenomenológica en Husserl y las dificultades que conlleva la práctica misma de la
reducción, con el fin de analizar si dicho método empuja a la fenomenología hacia un
solipsismo. En las sesiones anteriores se ha trabajado el tema de la conciencia para la
fenomenología, sin embargo ¿Cómo se demuestra la existencia de otras conciencias, de
otros yoes en la fenomenología?, en otras palabras, ¿cómo se demuestra la existencia del
otro? Para desarrollar el objetivo, se abordará el capítulo sobre las reducciones
fenomenológicas del texto Ideas con el objeto de exponer concisamente en qué consiste
dicha reducción y así pasar a los problemas del mismo, para intentar abordar el problema de

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la amenaza del solipsismo en el que puede, posiblemente, caer la reducción
fenomenológica.

La reducción fenomenológica en Husserl


Se puede definir inicialmente la reducción como una vuelta del pensar a los fenómenos.
En el inicio de la actividad fenomenológica <<[…] hay, pues, que adjudicar el índice de
problemático al mundo entero, a la naturaleza –tanto física como psíquica– y, en fin,
también al propio yo humano, a una con toda las ciencias que se refieren a estos objetos. La
existencia de ellos, su validez quedan en tela de juicio>> (Husserl, 1982, p. 37). Así, lo que
hay que reducir en un primer momento es: <<toda clase de productos de la cultura, las obras
de las artes técnicas y bellas, las ciencias, los valores estéticos y prácticos de toda forma.
Igualmente, como es natural, realidades de la índole del Estado, la costumbre, el derecho y
la religión. Por ende, sucumben a la desconexión todas las ciencias de la naturaleza y del
espíritu con su contenido epistemológico entero, justo como ciencias que han menester de
la actitud natural>> (Husserl, 1962, pp. 131,132). De esta forma, en este primer momento se
entiende la reducción como una reducción de algo. Lo anterior, pone el acento en lo que es
reducido, en lo que es puesto “entre paréntesis”, esto es, en la ἐποχή (epojé). Este paso hace
posible el acceso a los fenómenos. <<La ἐποχή que ha de practicar la crítica del
conocimiento no puede tener el sentido de que la crítica no solo comience por, sino que se
quede en poner en cuestión todos los conocimientos –luego también los suyos propios– y
no dejar en vigencia dato alguno –luego tampoco los que ella misma comprueba–. Si no le
es licito suponer nada como ya previamente dado, entonces ha de partir de algún
conocimiento que no toma sin más de otro sitio, sino que, más bien, se da ella a sí misma,
que ella misma pone como conocimiento primero>> (Husserl, 1982, pp. 37-38). Lo que la
ἐποχή busca dejar en suspenso es que haya un mundo y un yo como cosa del mundo, siendo
ambos trascendentes, es por esto que la trascendencia es lo que, principalmente, la ἐποχή
busca poner en tela de juicio. Mas, esta reducción de toda trascendencia implica un segundo
momento en la reducción, a saber, una reducción a la inmanencia de la cogitatio y del
cogito como datos puros de la conciencia. Sin embargo, ¿basta con la suspensión del juicio
para poder ver algo, para poder abordar los fenómenos? Cabe insistir, en que la ἐποχή no es

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precisamente una negación de la existencia del mundo, sino una abstención de la creencia
en la existencia del mismo.
En el mencionado segundo momento, la reducción se entiende como un retorno o una
reconducción a un lugar originario. En este punto el énfasis se pone en aquello a lo que
retorna el acto de reducción, a saber, los fenómenos puros. Para esto, hay que conducir la
mirada a la propia conciencia. Hay que recordar aquí el sentido de inmanencia en Husserl,
ya que éste, presupone la reducción fenomenológica. En el sentido tradicional, la
inmanencia es el carácter propio de ciertos objetos. En el nuevo sentido fenomenológico,
este término no caracteriza los objetos en sí mismos, sino su donación. Todo objeto cuya
presencia es absoluta y auténtica es inmanente; todos los otros que no cuentan con esta
presencia serán trascendentes. Luego, la inmanencia pura define toda presencia absoluta y
auténtica constituida de manera evidente. Esta reducción de la trascendencia a la
inmanencia revela la esfera de la donación, la esfera de la presencia absoluta y auténtica,
dando paso a lo que, según Husserl, supuestamente conduce en última instancia la
reducción: la conciencia pura. Ni la conciencia como objeto, como cosa entre cosas, ni la
conciencia como sujeto psicológico de vivencias es dada de manera absoluta y auténtica.
Por ende, hay que reducir el cogito psicológico a fenómeno puro de la conciencia, a
conciencia pura. La conciencia está más allá de toda duda solamente como fenómeno puro.
En suma, el punto de partida se da en la suspensión de las creencias ingenuas en la
existencia de los objetos del mundo desconectando todo aquello que haga referencia a lo
trascendente para adentrarse en la inmanencia pura reconduciendo los fenómenos a la
misma esfera de la inmanencia. Es esta la actividad inicial del fenomenólogo para lograr
dar respuesta al problema de la posibilidad del conocimiento.

Problemas del método


De entrada, las dificultades del método fenomenológico se hacen patentes y Husserl era
consciente de ello. <<Pero, ¿cómo encontrar el justo punto de partida? De hecho, el punto de
partida es aquí lo más difícil y la situación insólita. No yace el nuevo campo extendido ante
nuestros ojos con abundancia de datos destacados de tal suerte que podamos echarles
sencillamente mano y estar seguros de la posibilidad de hacer de ellos objetos de una
ciencia, ni mucho menos, pues, seguros del método con arreglo al cual proceder en ella>>

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(Husserl, 1962, p. 145). La fenomenología carga sobre sí el hecho de ser una forma de
filosofía nueva, de no tener terreno ganado y partir de cero. No hay un esfuerzo metódico
previo acreditado y experimentado en ella que le sirva de guía en la construcción de su
propio método. En palabras de Husserl a la fenomenología le falta: <<la familiaridad debida
al ejercicio de la intuición, la herencia de teorías y métodos ajustados a las cosas. Como se
comprende de suyo, falta incluso al método ya desarrollado la comoda familiaridad que
pudiera nutrirse de múltiples aplicaciones comprobadas y fructuosas a las ciencias ya
reconocidas y en la práctica de la vida>> (Husserl, 1962, p. 146). Así las cosas, la
fenomenología tiene que proyectar sobre el método la más completa claridad para hacer
frente a todas las objeciones serias. Una de dichas objeciones es el solipsismo.

Fenomenología y solipsismo
En la fenomenología llega un momento en que aparece el fantasma del solipsismo, ya que
al adoptar un punto de vista egológico, un punto de vista desde el yo, cuando se lleva a
cabo la ἐποχή fenomenológica, se practica una reducción a su propio ego y se convierte en
el único ego. <<El ego así reducido lleva a cabo, pues, una especie de filosofar solipsista>>
(Husserl, 1996, p. 39). La posición solipsista hay que entenderla aquí, como la que afirma
que no es posible demostrar o conocer que aparte de mí mismo existen otros yoes. La
argumentación de Husserl contra el solipsismo puede consistir en mostrar que o bien otros
egos existen o que yo conozco que otros egos existen. De esta forma afirma: <<¿de dónde
sé, o de dónde puedo saber a ciencia cierta yo, el que conoce, que no solo existen mis
vivencias, estos actos cognoscitivos, sino que también existe lo que ellas conocen, o que en
general existe algo que hay que poner frente al conocimiento como objeto suyo? […]
¿Debo, pues, instalarme en el punto de vista del solipsismo?>> (Husserl, 1982, pp. 29-30).
Husserl deja, pues, planteada la posibilidad de que los análisis fenomenológicos corran el
riesgo de caer en una postura solipsista. Así, si el mundo extrae su sentido a partir de mi
conciencia, entonces ¿cómo evitar el solipsismo?
El problema del solipsismo plantea para Husserl la necesidad de demostrar la existencia
del otro y, en consecuencia, la del mundo intersubjetivo. Para esto, el filósofo alemán hace
una exploración más profunda de la conciencia. Así, realiza una nueva reducción
fenomenológica para descubrir, en la intimidad trascendental del ego, otros egos y fundar

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de esta forma la unidad intersubjetiva. Husserl afirma la existencia de la subjetividad de los
otros, ahondando en la inmanencia. Siguiendo este camino, ¿superará el solipsimo?
Así las cosas, Husserl afirma que se confunde la inmanencia psicológica y psicologista
con la inmanencia verdaderamente fenomenológica, ya que, precisamente, la inmanencia
psicológica es la solipsista. Luego, hay que atender al sentido profundo de la inmanencia
fenomenológica para apartar el fantasma del solipsismo de la fenomenología.
En efecto, la objetividad esencial en cuanto universal es trascendente: supera la
singularidad del acto realmente inmanente. Pero en cuanto dado de manera absoluta y
auténtica en este acto, es inmanente. Se llega, entonces, al conocimiento absoluto de una
realidad que no es realmente inmanente, pero que lo es intencionalmente Esto es, el
descubrimiento de la trascendencia en la inmanencia o la reducción de la trascendencia a la
inmanencia, sin que la trascendencia pierda su carácter de alteridad (Herrera, 1986, p. 204).
Este sentido de inmanencia trascendental introduce una parte del objeto en la inmanencia
fenomenológica. Por otro lado, en la inmanencia psicológica, el correlato intencional es una
representación que, por estar incluido realmente en la conciencia humana, no puede ir más
allá de sí misma y acceder a objetos trascendentes. En otras palabras, la inmanencia
fenomenológica contiene el acto intencional y el objeto intencional dado con evidencia, lo
que significa que la reducción fenomenológica no conduce exclusivamente a la conciencia
sino, también, a cosas de la experiencia, siendo éstas índice para una multiplicidad infinita
de experiencias. Debido a esto, queda abierta la posibilidad para la consideración de otros
egos a través del análisis de las implicaciones intencionales, dado que el análisis
fenomenológico incluye aspectos trascendentes que la inmanencia psicológica deja de lado.

Conclusión
En suma, la complejidad de la aplicación del método fenomenológico puede llevar a
confusiones y problemas que el mismo Husserl trató de evitar. La confusión entre la
inmanencia psicológica y la inmanencia fenomenológica puede explicar, de alguna manera,
el problema del solipsismo en la fenomenología. A través del análisis de las implicaciones
intencionales sería posible llegar a demostrar la existencia del otro, como una posible salida
al problema del solipsismo. Para finalizar, no hay que olvidar que Husserl veía una
limitación en el método fenomenológico en tanto que reduce la experiencia del mundo a

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mis experiencias, y a esta limitación la llama solipsista llevandolo necesariamente por
razones metódicas a esbozar una fenomenología solipsista. Así las cosas, ¿hay una
limitación solipsista pero no un solipsismo? ¿Se esboza una fenomenología solipsista pero
se evita el solipsismo?

BIBLIOGRAFÍA
Herrera, Daniel (1986), Escritos sobre fenomenología, Bogotá: Universidad Santo Tomás.
Husserl, Edmund (1962), Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía
fenomenológica, México D.F.: Fondo de cultura económica.
Husserl, Edmund (1982), La idea de la fenomenología, México D.F.: Fondo de cultura
económica.
Husserl, Edmund (1996), Meditaciones cartesianas, México D.F.: Fondo de cultura
económica.

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