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La filosofía oculta en el barroco: TERRA NOSTRA de Carlos Fuentes.

Por Dra. María Teresa Colchero G.

Si aceptamos el carácter neo-barroco que posee la obra de Terra Nostra,, será para

nosotros muy fácil entender la presencia de tantos signos tridentinos en este discurso

narrativo. Estas significaciones se revelan desde distintas perspectivas del intrincado

discurso novelesco. La extensión misma de la obra, el lenguaje altamente barroco, la

descripción de las imágenes pictóricas, el enorme elenco de poetas y creadores tridentinos,

la descripción de la arquitectura asociada a la relevante importancia simbólica que posee

como referente del barroco y como resultado de toda una política. La consideración de

elementos tales como: los espejos, el movimiento, lo circular. La memoria se constituye en

un eje diamantino del proceso artístico, basado en los ejercicios espirituales de San Ignacio

de Loyola. Arte de los extremos, del cuerpo y del alma, de lo exuberante y de lo austero;

pero sobre todo manifiesto de lo sensual y de lo erótico. Movimiento perpetuo, arte de

desplazamientos, “semejante a un espejo en el que constantemente podemos ver nuestra

identidad mutante”, nos dice Carlos Fuentes en su magnífico ensayo El espejo enterrado.

Lo radical y la presencia de los opuestos: la técnica del claroscuro, el uso de intrincadas

metáforas, la puesta en marcha de la mitología griega, de la interpretación hermética, la

presencia de los jeroglíficos indescifrables conformando un estatus ontológico distinto al

mero signo lingüístico. Lo hermético esencialmente está relacionado con las primeras

manifestaciones teológicas, y el intérprete más antiguo es el autor del Corpus Hermeticum,

Hermes Trismigestos.

Octavio Paz describe con claridad el paso y transcurso de todo este saber, hasta
infiltrarse en el pensamiento renacentista. Recuperación realizada por los maestros

italianos, atribuyendo a Hermes la invención de los jeroglíficos. No debemos olvidar que la

cultura grecorromana ya había utilizado ese método de interpretación. Para los griegos

Hermes era el tres veces más grande de la tradición hermética. De ahí que algunos han

considerado, aun tratándose de una base egipcia, que las ideas fundamentales provienen de

Grecia. Por otra parte, su atavismo le concede una impronta milagrosa y esto conlleva a un

conocimiento originario recubierto de un manto oculto, transformándose en un ente oculto

que se desliza magníficamente en el tiempo y en el espacio.

Octavio Paz menciona: “Para el siglo XVI el hermetismo neoplatónico se infiltró en

todos los campos del saber. ¿Y qué significa este hermetismo neoplatónico? Distingamos

tres aspectos:

1. El filosófico. Una mezcla del platónico auténtico con ideas del Corpus

Hermeticum, de La Cábala y otras fuentes.

2. El aspecto científico. Con la nueva ciencia de la astronomía y la física.

3. La misión mágica: la astrología, las ciencias ocultas.

Todos estos elementos eran considerados altamente subversivos por la ortodoxia que

ejercía por la monarquía defensora de la religión cristiana.

Otros elementos presentes en el arte tridentino son: el tratamiento del sueño, su

descripción, la sinestesia, la hipérbole, el hipérbaton y las extensas tiradas de versos, como

las enormes versificaciones.

En la novela Terra Nostra el tema de la filosofía oculta es abordado para refrendar el

carácter neo-barroco de la obra. Encontramos la referencia directa en los capítulos: “la

cábala” (TN: 527), “el zohar” (TN: 528-29), “los sefirot” (TN: 530-531). Estos capítulos

pertenecen a la tercera parte de Terra Nostra, “El Otro Mundo”.


La filosofía oculta surge en el Renacimiento y, según nos dice Yates: “es una especie

de sistema de conceptos construido con el elemento del hermetismo tal como lo revivió

Marsilio Ficino, más una versión cristianizada de la Cábala judía, agregada por Pico della

Mirandola”.

Estas dos disciplinas conforman lo que Yates llama filosofía oculta, pensamiento que

tendrá su verdadero auge en los años anteriores a 1492 y no impedirá que el pensamiento

hebreo sobreviva en España, aunque de manera mutilada, pues destierra a los hombres, pero

no se destierran totalmente las ideas. Así pues, 1492 será para Fuentes la referencia

fundamental para aludir no sólo al anterior pensamiento medieval, sino, y lo que es más

importante, para abordar el posterior pensamiento moderno impulsado en buena parte por

las creencias hebraicas.

En unas líneas del capítulo “Junta de Rumores”, Fuentes traduce todo este

pensamiento:

“[…] en España y su cuadrilla grandes daños son vencidos; y los

judíos más circunspectos, murmuran entre sí, sefirot, sefirot, todo emana

de todo y todo emana de uno, treinta y dos son los caminos de Adonai,

uno es el dios, pero tres son las madres que paren las emanaciones, tres

madres y siete dobles: habló la Cábala, y oyéndoles, el delirante monje

preceptor clama, tuve razón, tuve razón, entre mis flacos dedos se me

escapó el marrano relapso judaizante, montó a real carroza, hechizó a

nuestra Altísima Reyna, hízola prisionera de nuestra verdad de las

unidades, transformase el infiel en pájaro y culebra, culebra, unicornio y

cadáver, siendo el cristiano sólo uno, imagen del Creador que uno es,

aunque el cristiano nazca, padezca y muera, pero siempre uno, uno”


(TN: 82).

A través de ciertos personajes de la novela Terra Nostra, como Simón, Celestina,

Ludovico y Pedro, Fuentes proyecta la ideología inconforme de todos ellos con su contexto

histórico: el mundo de Felipe II. Pero al mismo tiempo, Fuentes señala la incidencia del

trasfondo ideológico que provoca pensamientos progresistas en estos personajes. La base de

tal pensamiento hemos de buscarla en la herencia hebrea y árabe recibida por España. El

exterminio de los judíos y el triunfo de la reconquista da como resultado la implantación de

la religión católica. Sin embargo, las antiguas creencias prevalecen de manera subterfugia

infiltrándose en el arte tridentino, por vía de la corriente de pensamiento despertada por

Marsilio Ficino y Pico della Mirandola.

Como ejemplo citaré un fragmento de uno de los sueños en TERRA NOSTRA: el de

Ludovico. Él es el estudiante versado en el conocimiento cabalístico. Y en su sueño aparece

el hombre como receptor de todos los atributos divinos, y sólo el hombre proyectará estas

emanaciones que son las diez sefirot.

Ludovico y Felipe se encuentran dialogando sobre el mundo perfecto:

“No, le dijo a Felipe, tu silogismo es incorrecto; el mundo perfecto

dependerá de mi propia premisa: la buena sociedad, el buen amor, la

vida eterna sólo serán si cada hombre es Dios; si cada hombre es su

inmediata fuente de gracia.

Entonces Dios será imposible porque sus atributos existirán en cada

hombre. Pero el hombre, al fin, será posible porque ya no ambicionará y

ya no dañará; su propia gracia le bastará para amarse a sí mismo y

amar todas las cosas creadas” (TN: 28).

Carlos Fuentes en Cervantes o la crítica de la lectura señala también otras corrientes


de pensamiento que se revelan a la imposición ortodoxa de la Edad Media, y así nos dice:

“Las tradiciones heterodoxas que minaron los fundamentos del

orden medieval se extienden desde lo aceptablemente debatible (el

nominalismo, por ejemplo) hasta lo francamente perseguido (las herejías

valdense o cátara), pasando por lo meramente sospechoso (la

escatología de Joaquín de Fiora, el averroísmo latino de Siger de

Brabante).

Quienes, secreta o abiertamente, desafiaron las heréldica verbal de

la Edad Media ofrecieron, como rasgo común, una visión contrastante de

la metamorfosis genésica”.

A estas tradiciones hemos de sumar la Cábala y el Zohar judíos y su concepción del

mundo. Todas estas expresiones plurales lograron sobrevivir y así incidieron en la

transformación del mundo, dando como resultado una nueva concepción gracias a la

revolución científica impulsada por Copérnico. En este sentido Carlos Fuentes señala: “El

estudiante de Cracovia otorga a la heterodoxia y al pensamiento multidireccional el espacio

que necesitaban. El centro desaparece de toda composición y se multiplican las visiones, en

sentido estricto, herejes: la visión de la realidad deja de ser única e impuesta

jerárquicamente; se escoge la realidad, se escogen las realidades”.

En este trasfondo aparece la influencia de las interpretaciones realizadas por Pico

della Mirandola en torno a la Cábala y el Zohar; y las traducciones de los escritos

herméticos elaborados por Marsilio Ficino. Pico della Mirandola aprendió de los judíos

españoles las técnicas concernientes, para interpretarlas luego en sentido cristiano, Pico

della Mirandola es el creador de la cábala cristiana, cuyas investigaciones realiza en

Florencia pocos años antes de la expulsión de los judíos de España. Cuando la cultura judía
se traslada de la Península Ibérica, el exilio se produce después de 1492, y se refugian en

Italia, Francia, Alemania y Turquía.

La cábala española se inserta en el neoplatonismo renacentista; es decir, se infiltra en

el centro mismo del pensamiento moderno a través de dos integrantes del círculo de

Médicis: Pico della Mirandola y Marsilio Ficino.

En este sentido Frances Yates señala “[…] al introducir Pico della Mirandola la

Cábala cristiana, un movimiento judío contemporáneo y moderno comenzó a influir sobre

el desarrollo de la mente y el alma europeas. Esta circunstancia, sin duda alguna, era algo

nuevo, una importante herencia de la Edad Media”.

Lo interesante es la visión con la que Carlos Fuentes está enfocando y rescatando la

presencia de la cábala, el zohar, el sefirot, etc. Provenientes de la cultura medieval española

y trasladadas al arte renacentista, hasta que llegaron a poseer un lugar prioritario en la

interpretación y conformación del arte tridentino. Todas estas tendencias, como ya se ha

dicho, se desarrollaron con plenitud dentro de la corriente barroca, y lo más relevante para

Carlos Fuentes es que esta corriente de pensamiento crece en contradicción a las ideas

ortodoxas de la fe cristiana.

Carlos Fuentes nos habla de la importancia de la revaloración del individuo moderno

en contraste con la desvalorización del individuo medieval señalando que las fuerzas

centrífugas sobrepasan a las centrípetas cuando: “Pico della Mirandola introduce las

enseñanzas de la Cábala y del Zohar judíos y su concepto del mundo mutante y recreable;

Marsilio Ficino traduce el cuerpo de los escritos herméticos atribuidos a Trismegisto, el

antiguo sabio egipcio, así como al Asclepio con su vibrante exclamación: ‘¡Oh Asclepio,

qué gran milagro es el hombre, un ser digno de recurrencia y honor!’. Los hermetistas

pronuncian lo impensable: el hombre es Divino”.


En este punto encontramos la coincidencia del pensamiento de Yates con el de

Fuentes en torno a sus apreciaciones del proceso generado para la conformación del mundo

moderno.

El escritor mexicano también alude a la importancia de la visión del mundo de

Giordano Bruno cuando menciona: “Giordano Bruno ve el universo animado por una

tendencia incesante de la metamorfosis: cada ser posee en sí mismo el germen de formas

futuras que son la garantía de su carácter infinito”.

La filosofía oculta en la época Isabelina es la fuente de investigación que proporciona

a Fuentes la base de su teoría en torno a la conformación del mundo moderno en el plano de

las diversas tendencias de pensamiento, apuntando específicamente a la importancia de las

creencias hebraicas, sobre todo por la relación que guarda con la Edad Media española y la

presencia de los judíos, trasfondo ideológico que Fuentes pretende demostrar como

insoslayable en Terra Nostra. La intención del escritor es plasmar el discurso de signos

barrocos por excelencia, citándolos directamente, parafraseando, aludiendo de manera

indirecta, creando una atmósfera cuya base ideológica se sustenta en la filosofía oculta, en

el neoplatonismo, en el pensamiento científico y en las artes ocultas.

En este sentido la Cábala como ejercicio mental ocupa un lugar preponderante dentro

del pensamiento hebreo y por lo mismo tendrá en Terra Nostra un lugar destacado.

Gershom Scholem en su libro La cábala y su simbolismo nos dice: “La Cábala,

literalmente ‘tradición’, esto es, tradición de las cosas divinas, es la mística judía”. La obra

literaria donde se reflejan las ideas de los cabalistas es el Zohar, libro del ESPLENDOR,

que data de fines del siglo XIII. Para Scholem, la Cábala contribuye a la comprensión de la

psicología histórica del judaísmo. Frances Yates, basándose en los estudios de Scholem,

afirma: “La Cábala en España, durante la Edad Media, se desarrolló como un sistema
teosófico basado en el Sefirot (intermediarios o emanaciones de los divino) y que empleaba

ciertas técnicas para interpretar las letras del alfabeto hebreo con fines de contemplación

mística”.

En Terra Nostra encontramos un capítulo intitulado “La Cábala”, donde Carlos

Fuentes nos dice:

“Del cielo descendió la Cábala, traída por los ángeles, para

enseñarle al primer hombre, culpable de desobediencia, los medios de

reconquistar su nobleza y felicidad primeras. Primero, amarás al Eterno,

tu Dios” (TN: 527).

El significado de Fuentes está vinculado al principio de la cabalística, el nombre de

dios, que propone Scholem: “El conjunto, o por lo menos la parte más esencial de la

especulación y doctrinas cabalísticas, se refiere a la esfera de las emanaciones divinas o

Sefirot, en las cuales se despliega la fuerza creadora de Dios”.

Los cabalistas consideran que estas emanaciones provienen del lenguaje divino. De

tal modo que hay que considerar dos tipos de simbolismos: el proveniente de atributos y

esferas de luz, y el de los nombres divinos y las letras que los componen. En este sentido

Scholem explica: “Cuando los cabalistas hablan de atributos divinos y de sefirot, describen

este mundo oculto bajo diez aspectos: pero si, por el contrario, hablan de nombres y letras

divinas, entonces tienen que echar mano necesariamente de las veintidós letras consonantes

del alfabeto hebreo con los que está escrita la Torá, esto es, en las cuales su esencia oscura

se ha hecho comunicable”.

Los tres principios que rigen las concepciones cabalísticas sobre la Torá son: el

nombre de dios, la Torá como organismo, la infinita multiplicidad de sentidos de la palabra

divina.
En España, los primeros cabalistas consideraron la posibilidad de la combinación de

las letras cuyo resultado llevaba a la formación de nombres mágicos; este planteamiento

aparece en Simmuse Tora, donde uno de los relatos se refiere a la ascensión de Moisés al

cielo y la conversación que éste mantuvo con los ángeles al obtener de Dios el libro de la

Torá y las combinaciones secretas de las letras, cuyo resultado es un aspecto esotérico.

Otro de los capítulos de Terra Nostra lleva el nombre de “El Zohar”, donde Carlos

Fuentes alude al sentimiento de culpabilidad del creador, Dios, como primer principio, y

cómo se presenta en los principios de la vida misma, esto es, el lenguaje divino y las

expresiones entendidas como atributos. De este modo, Fuentes escribe:

“Y así, el Anciano entre los ancianos, a fin de reparar la culpa de su

creación, que fue su ausencia del mundo y la causa de la caída común de

Dios y de los hombres, concibió una redención a fin de manifestarse entre

los hombres y permanecer presente entre ellos. Mas como no podía

encarnar en figura humana, ni ser representado como ícono alguno, ni

siquiera con exclamación o punto, sin perder su forma desconocida entre

lo desconocido, manifestóse en los principios mismos de la nueva vida.

Que fueron éstos. Confúndase la vida y el pensamiento. Cuanto es, es

pensado”.

Zohar significa “esplendor”; la luz divina que proviene de la Torá se refleja en este

libro. La Torá (oscuridad) cobra toda su luminosidad en el Zohar. Cada palabra y cada letra

de la torá significa sabiduría e inteligencia. En cada una de estas palabras brillan muchas

luces, cuyo significado final es el carácter infinito de la palabra divina. En el capítulo “Los

Sefirot” de Terra Nostra, Carlos Fuentes se refiere al libro de la creación. La sefirot son las

potencias y modos de actuación del Dios vivo. Scholem nos dice que para los cabalistas
españoles la doctrina cabalística de la unidad dinámica de dios constituye un proceso

teogónico en el que Dios sale de su reserva e inefabilidad de su ser y se manifiesta como

creador. Dios puede ser enfocado a diez categorías fundamentales que corresponden a diez

números arquetípicos en cuanto potencias esenciales de todo ser. Cada sefirá lleva adscrita

una pluralidad de símbolos por medio de los cuales otras imágenes prototípicas quedan

unidas a ella. Es así como el mundo es contemplado como unidad del árbol-sefirot. En este

relato, Fuentes considera el comienzo absoluto de la creación en Dios mismo tal como se

presenta en un pasaje del Zohar. Posteriormente Fuentes revisa el concepto del segundo

sefirot, compartiendo con Scholem el concepto del segundo sefirá de que: “La semilla

universal como máxima potencia fundadora paternal-masculina, se halla sembrada en el

seno primitivo -que por un lado se ha desplegado, procedente de aquélla, y por otro se le

contrapone- de la madre suprema y que, al cobrar en él fertilidad, engendra de ella las otras

siete potencias, que no sólo son interpretadas minuciosamente por los cabalistas como

auténticos arquetipos de toda creación, sino que también son considerados al tiempo, como

los siete días primitivos o estadios primitivos del devenir intradivino”.

De este nivel simbólico del discurso Terra Nostra recoge las disitintas lecturas de la

creación del hombre y el mundo, pero sobre todo los fragmentos referidos a La Cábala, El

Zohar; el árbol sefirot consigna la presencia del retorno a la sabiduría antigua en el periodo

medieval, y este bagaje cultural cobrará un significado especial en las interpretaciones neo-

platónicas del Renacimiento y en especial del periodo barroco. Toda esta corriente de

pensamiento queda infiltrada en la práctica de descifrar jeroglífico de los poetas Luis de

Góngora y Sor Juana Inés de la Cruz. De ahí pues que la presencia de todos estos caracteres

en Terra Nostra sean indispensables para conformar la atmósfera barroca del discurso.

Una y otra vez, Terra Nostra proyecta su barroca cualidad que le permite exponer
todos los componentes del arte tridentino, para así construir un puente coherente de la

fluencia del pensamiento barroco europeo- americano, y la importante relación del pasado

barroco en el presente neo-barroco.

Conclusión

Carlos Fuentes, en su ensayo Cervantes o la crítica de la lectura, establece una nueva

línea de investigación: ¿Cómo alcanzó Cervantes el pensamiento moderno? La evolución

del pensamiento medieval y el rescate de las ideologías heterodoxas son parte crucial del

estudio de Carlos Fuentes. La revisión de la literatura medieval castellana es un tema

significativo de este ensayo. El autor considera que obras tales como: El libro de buen

amor, El collar de la paloma, o La Celestina, son fundamentales en el proceso de

evolución de la literatura castellana. Estas obras son consideradas por el escritor verdaderos

antecedentes de la primera novela moderna, Don Quijote de la Mancha. La interpretación

que Carlos Fuentes hace de ellas tiene que ver con su carácter de denuncia: ellas recogen la

ideología diversa del mundo medieval. También nos habla el autor de la importancia de la

novela picaresca como parte del proceso que culminará con la creación de Don Quijote.

Carlos Fuentes se basa en la obra fundamental sobre este tema, La novela picaresca

española, de Angel Valbuena Prat.

En definitiva, Carlos Fuentes rescata la literatura medieval y la novela picaresca

española para abordar su reflexión sobre la primera novela moderna. Carlos Fuentes ve a

Don Quijote como modelo base del discurso novelesco contemporáneo y considera que

tanto ayer como hoy, aquellos libros portadores de novedades, beligerantes por sus nuevos
enfoques, confrontadores por el tratamiento de lo prohibido, han sido y serán

fundamentales para construir un nuevo camino donde la palabra será la portadora de la

libertad. Todos aquellos escritores como Juan Ruiz, Arcipreste de Hita; el poeta Ibn Hazan,

el judío converso creador de la Tragicomedia de Calixto y Melibea: La Celestina; el autor

anónimo de la novela picaresca El lazarillo de Tormes (1551); Góngora y Las Soledades;

Quevedo y Los sueños; Calderón de la barca y La vida es sueño; Tirso de Molina y El

burlador de Sevilla; Sor Juana Inés de la Cruz y El primero sueño; Miguel de Cervantes

Saavedra y El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, han contribuido

sustancialmente en la escritura no sólo de sus obras, sino de un mundo nuevo y mutante.

Gracias también a la pintura del Bosco y El jardín de las delicias; Diego Velázquez y Las

meninas; Francisco de Goya y Lucientes y Las ‘majas’ desnuda y vestida, por ser la

expresión de un mundo siempre cambiante y, sobre todo, porque estas obras son

precursoras y portadoras de ideas y principios revolucionarios que contribuirán en la

conformación de la nueva concepción del mundo moderno. También han sido

fundamentales para este análisis todas las obras arquitectónicas de distintos periodos del

arte árabe o musulmán: La Mezquita de Córdoba y La Alhambra de Granada con los

Jardines del Generalife. Estas joyas arquitectónicas son consideradas por el autor, símbolos

de libertad y de apertura de pensamiento que posteriormente entrarán en contraste frente a

construcciones tales como El Monasterio del Escorial de Felipe II.

El estudio del movimiento de CONTRARREFORMA es indispensable para lograr

una lectura más profunda de Terra Nostra. No es posible realizar una hermenéutica

adecuada de la novela sin la revisión de los preceptos emitidos por el CONCILIO DE

TRENTO. El análisis de los lineamientos políticos religiosos en materia de arte dictados

por los consejeros nos lleva a descubrir la fuente del gran arte que surge siguiendo esos
lineamientos, desplazándose de Europa hacia América, creando la plataforma artística más

impresionante y original: el barroco americano.

El examen de toda esta corriente de pensamiento y artística constituye para el escritor

mexicano el curso acertado a efecto de alcanzar las huellas, los antecedes, las improntas de

nuestra moderna identidad.


Bibliografía

Obra de Carlos Fuentes

Narrativa:

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Fuentes, Carlos. La muerte de Artemio Cruz. Bruguera, Barcelona. 1980 (1era. ed. 1962).

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Fuentes, Carlos. Cambio de piel. Joaquín Mortiz, México. 1967.

Fuentes, Carlos. Cumpleaños. Joaquín Mortiz, México. 1967.

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Fuentes, Carlos. Los años con Laura Díaz. Alfaguara, México. 1999.

Teatro:

Fuentes, Carlos. Todos los gatos son pardos. Siglo XXI, México. 1970.

Fuentes, Carlos. El tuerto es rey. Joaquín Mortiz, México. 1970.

Fuentes, Carlos. Los reinos originarios. Seix Barral, Barcelona. 1971.

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“Talón de Aquiles”. Columna, Revista Mexicana de Literatura, 1-12 (septiembre-octubre


1995, julio-agosto 1957).

“América Latina y E. U.: Notas para un panorama”. Universidad de México 13 (marzo


1959): 11-15.

“Notas de un novelista: La revolución cubana”. Novedades (febrero 2, 1959): 5.

“Las horas de Cuba”. En: “México en la Cultura”, Suplemento de Novedades (agosto 9,


1959): 3, 11.

“Estados Unidos: Notas para un análisis”. Ciencias Políticas y Sociales 6 (abril-junio,


1960): 251-271.

“Cárdenas en su sitio”. Política (marzo 1, 1961): 17.

“La prensa, el PRI y la conferencia latinoamericana”. Política (marzo 15, 1961): 12-13.

“La hora de la definición: Con el fascismo o con el pueblo”. Política (mayo 1, 1961): 10-
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“Amos y esclavos”. Política (marzo 15, 1961): 20-21.


“Carne y cartón de Stalin”. Política (noviembre 15, 1961): 16-17.

“Coexistencia y fascismo”. Política (febrero 15, 1962): 26-27.

“Latinoamérica: Tierra nuestra”. En “La Cultura en México”, Suplemento de Siempre!


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“América Latina surge a la escena”. Siempre! (abril 4, 1962): 24-25.

“El argumento de América Latina: Palabras a los norteamericanos”. Siempre! (abril 25,
1962): 20-25.

“López Mateos, Goulart y la izquierda”. Siempre! (mayo 23, 1962): 24-25.

“El ángel exterminador: Nadie encontrará una respuesta dogmática”. En “La Cultura en
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