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Jorge Eduardo Espinosa 17 Ene 2016 - 9:04 pm

La mediocridad y el periodismo
Jorge Eduardo Espinosa

En Colombia no se necesita tarjeta profesional para ejercer el periodismo.


Por: Jorge Eduardo Espinosa

Fue en 1998 cuando el magistrado Carlos Gaviria Díaz argumentó que “los privilegios y aún los
deberes éticos y jurídicos que al periodista incumben, derivan del ejercicio de su actividad y no del
hecho contingente de poseer o no una tarjeta expedida por una agencia oficial”. Aquella sentencia, la C-
087 de 1998, declaró la inexequibilidad de la Ley 51 de 1975, que reglamentaba el ejercicio del
periodismo creando la tarjeta profesional. Hoy, ningún medio de comunicación del país exige una tarjeta
que acredite o certifique un “conocimiento” particular para contratar a sus periodistas. Desde entonces,
en las salas de redacción del país hay cada vez menos comunicadores sociales y más graduados de
otras carreras, como derecho, ciencia política, economía o filosofía. Esta circunstancia le ha hecho
mucho bien al ejercicio periodístico.

¿Qué ha llevado a los directores de algunos medios a preferir profesionales de carreras distintas? La
respuesta es sencilla: están mejor preparados. Y es que el periodismo debería ser una especialización
o una maestría, nunca un pregrado. La experiencia demuestra que un egresado de, pongamos,
derecho, escribe mejor y tiene más disciplina de lectura que un comunicador social. Leer y escribir.
Recuerdo ahora la anécdota del mexicano Juan Villoro, invitado hace un par de años al lanzamiento de
la maestría de periodismo de la Universidad del Rosario, cuando concluyó diciendo: “Así pues, jóvenes,
el único consejo que les puedo dar es que lean, o terminan de periodistas”. El público soltó una
carcajada. Debió llorar también. Y Villoro tenía razón. Uno de tantos males de nuestro periodismo es
que los egresados de las carreras de comunicación no leen, y cuando digo no leen, hablo también de
las lecturas más básicas de cualquier periodista: los periódicos, revistas y columnas de opinión.

Haga la prueba: vaya a un salón de cuarto o quinto semestre de comunicación en la universidad que le
quede cerca de casa, y pregunte las cuatro noticias del día, pida el contexto y diga que escriban una
cuartilla. Un porcentaje muy alto de aquellos estudiantes, muchos de los cuales quieren escribir en un
periódico, trabajar en radio o en televisión, no pueden contestar. No abren el periódico, no saben qué
está pasando en su ciudad, en su país, y mucho menos en el mundo. Su mundo, el de ellos, suele
acabar en algún video de gatos publicado en Facebook, o en un chat lleno de horrores ortográficos y
emoticones pendejos. La consecuencia, por supuesto, es el mediocre nivel de escritura de los jóvenes
que llegan como practicantes a las redacciones de los medios. Desconocen las reglas ortográficas, la
puntuación no existe, y como escribía Piedad Bonnett en una columna reciente, “menosprecian el
lenguaje, no tienen el menor interés en corregir, no leen lo que escriben”.

Este no es un mal exclusivo de los comunicadores sociales. Sucede, tristemente, cada vez más en otras
profesiones. Y sin embargo, creo que ningún otro caso es tan patético como el de los comunicadores.
Tal vez esto tiene que ver con la superficialidad que algunos, erróneamente, atribuyen a la carrera.
Muchos de los que ingresan a las facultades de comunicación quieren salir en televisión, ganar
seguidores en redes sociales y volverse famosos. Lo importante, creen, está en el parecer, no en el
saber, y eso es evidente cuando hablan, escriben y opinan. Capítulo aparte merece el salario miserable
que muchos de los egresados ganan cuando entran a trabajar en medios de comunicación. Con
frecuencia, apenas supera el salario mínimo. Sucede entonces que muchos jóvenes preocupados por
su formación, que leen, se informan, discuten y se cuestionan, prefieren la comunicación empresarial,
donde pagan mejor, que una sala de redacción. Al periodismo colombiano le falta autocrítica. Una
buena manera de empezar sería que las tantas facultades de comunicación social del país dejaran de
graduar a tanto mediocre. Si eso no cambia pronto, las redacciones terminarán ocupadas con
egresados de otras carreras. Sí, están mejor preparados.

@espinosaradio

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