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La APEC, un horizonte

Tras la presencia significativa, en Lima, de 21 países que suman el 40% del Producto Interno Bruto
Mundial (PIB), los mensajes debieran suscitar acciones.
Lo primero que hay que decir es que la cuenca del Pacífico se convirtió en un espacio con futuro, donde
varios países despliegan iniciativas de comercio e intercambio que enriquecen las relaciones entre
pueblos del gran océano.
La cumbre de Lima empezó y terminó con el potente mensaje del presidente del Perú, Pedro Pablo
Kucynski: ‘más comercio y menos proteccionismo’.
Esa idea circula en un nuevo momento de la geopolítica planetaria donde la apertura y el comercio
deben marcar el futuro inmediato. Máxime cuando Estados Unidos plantea una aventura que puede ir
contra esa corriente.
Los países de nuestra América han desplegado desde hace varios años acuerdos comerciales bilaterales.
Se han beneficiado con la apertura de nuevos mercados y con la creación de múltiples plazas de empleo,
con el consiguiente impacto social y económico.
La cuenca Asia-Pacífico debiera suponer, para un país como el nuestro, un reto. La idea de quedarse
apenas en la condición de país observador tendría que cambiarse en un nuevo gobierno a partir de una
ofensiva diplomática para conseguir insertarse en ese escenario en cuanto sea posible.
Ese inmenso mercado tiene un potencial importante, indispensable para seguir expandiendo las
exportaciones y mejorando la competitividad.

Respiro para el turismo


La reactivación del turismo en un año particularmente complicado por la recesión y los fenómenos
naturales es algo positivo.
A juzgar por los testimonios de hoteleros y restauradores, en la cita de Hábitat III se dejó una buena
imagen que acaso incentive futuras visitas.
En el caso del turismo interno, los largos feriados, deprimen varias actividades pero a la vez estimulan
los negocios relacionados con el turismo: la hotelería y la gastronomía.
La mitad del año 2015 fue particularmente difícil para ciertas zonas cercanas al volcán Cotopaxi. Este
año tuvimos el sismo, que apagó la actividad turística durante meses en las franjas de la Costa norte del
país y que apenas están empezando a levantar cabeza.
El factor del diferencial cambiario con los países vecinos y el alto costo de los pasajes, suelen ser
problemas muchas veces complicados de salvar. Pero pese a no contar con cifras oficiales del largo
feriado de inicios de mes, la reportería de este Diario en las zonas más visitadas muestra una mejoría.
Cosa parecida sucedió en agosto.
Otro asunto que seguramente podrá ordenar los flujos comerciales de la actividad dinámica de la ciudad
y de las actividades que tienen que ver con el turismo, es saber con la debida antelación los calendarios
de feriados.
Una decisión acaso tardía pero indispensable, si miramos lo que sucede en países vecinos. Hay que
apoyar al turismo, la industria sin chimeneas, más aún en la zona afectada por el sismo.
La baja inflación sigue
La inflación en los últimos doce meses es de apenas 1,31%, la más baja desde 1970. Esa cifra muestra
que los precios en el país han venido creciendo a un ritmo cada vez menor durante este año, pero
sobre todo en el primer semestre.
La tendencia continuó hasta el mes pasado, al punto que en tres meses: julio, agosto y octubre la
inflación fue negativa. Este indicador se ha mantenido por debajo del 2% desde abril pasado.
Los productos medidos y que llevan a una inflación baja son alimentos y bebidas no alcohólicas,
calzado y prendas de vestir, comunicaciones, muebles, artículos para el hogar.
En el caso ecuatoriano, la inflación baja y constante es el síntoma de una economía que se encuentra
contraída.
La caída de los precios del petróleo ocasionó un círculo vicioso que derivó en una reducción del gasto
público, considerado el motor de la economía nacional porque generaba mayor consumo, inversión y
ventas.
Además, la apreciación del dólar abarató los productos importados. Y pese a la aplicación de
salvaguardias, la competencia de productos extranjeros obligó a los productores locales a bajar sus
precios para seguir en el mercado. Esto explica las promociones constantes en los centros comerciales,
un fenómeno que lleva alrededor de un año.
Aunque la menor inflación mantiene el poder adquisitivo de los consumidores, es deseable que esta
se produzca por una mayor oferta de productos y no por una caída en la demanda.

Quito mira al futuro


Los retos de Quito de hoy son muchos y agobian. La seguridad, el colapso del tráfico, la congestión y la
contaminación.
Una de las ideas que se puso de manifiesto en la reunión mundial Hábitat III tiene que ver con todo eso.
Los expertos del Instituto Metropolitano de Planificación Urbana, IMPU, ya avizoran el Quito del año
2040.
Cualquier cambio, para mejor o peor no llega solo. Depende de las acciones de cada ciudadano y de las
tareas colectivas que se articulen y armonicen.
No es tema de los arquitectos y planificadores solamente. No se trata de depositar un voto en una urna
cada cuatro años y legar toda la responsabilidad al Cabildo. No. Se busca una conciencia colectiva para
una composición de espacios, obras, aspiraciones e intereses que pongan por delante y prioricen todo
en función de los valores de vivir en comunidad. Una geografía tan bella como intrincada, un Centro
Histórico que es Patrimonio de la Humanidad y causa admiración es un punto de partida hacia la ciudad
del futuro.
Hábitat III nos dijo con claridad que en el año 2050 el 75% de las personas de todo el planeta vivirán en
ciudades.
Es tarea de todos hacer que este gran escenario de la capital sea amable, armónico, respirable y
transitable. Planes de movilidad, lucha contra la contaminación y generosidad colectiva para que, como
dice el IMPU en 2040, podamos vivir en comunidad los tres millones y medio de vecinos. La tarea que
empieza ya. Es impostergable.

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