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I. Introducción
Tenga en mente estas implicaciones mientras continúa leyendo este documento acerca de por
qué la “orientación sexual” no es un derecho humano.
Algunos grupos internacionales y un pequeño número de países han acudido a las Naciones
Unidas para promover su agenda a favor de la homosexualidad, con la esperanza de imponer
su agenda sobre el mundo entero por medio de la Comisión de Derechos Humanos y otros
organismos de las Naciones Unidas. La “orientación sexual” ha sido enmarcada como un
asunto de discriminación, cegando los ojos de muchas personas a lo que todo esto significa.
Aun así, los avances que los homosexuales han logrado en algunos países están haciendo
más difícil el oponerse a su agenda.
En otros países, como Holanda y Bélgica, los “matrimonios” homosexuales ya han sido legales
por algún tiempo. Argentina legalizó las uniones civiles homosexuales en 2003. También Suecia
hizo ilegal el expresar opiniones que puedan ser ofensivas para los homosexuales. Estos datos
demuestran una tendencia emergente que, si no se detiene, pudiera traer la destrucción de las
instituciones del matrimonio y de la familia, y su definición, en muchas naciones alrededor del
mundo.
De acuerdo con Austin Ruse, presidente del Catholic Family and Human Rights Institute
(Instituto Católico de la Familia y los Derechos Humanos):
“El papel fundamental del derecho internacional en la decisión del Tribunal Supremo, parece
confirmar las preocupaciones de los eruditos legales conservadores que han advertido, desde
hace mucho tiempo, que las leyes desarrolladas en Europa y en la ONU pueden imponerse en
Estados Unidos. La opinión de la mayoría fue guiada, específicamente, por las resoluciones a
favor de los homosexuales hechas por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos”.3
Al escribir la opinión de la mayoría, el juez Anthony Kennedy citó a Mary Robinson, ex alta
comisionada para los derechos humanos. Ella afirmó en su informe de “Friends of the Court”
(“Amigos del Tribunal”):
“Este tribunal no debe decidir aisladamente si la criminalización de la sodomía del mismo sexo,
entre adultos que realizan este acto por su propia y libre voluntad, viola las garantías
constitucionales de privacidad y protección equitativa. Otras naciones que tienen historias,
sistemas legales y culturas políticas similares ya han contestado afirmativamente a estas
preguntas. [...] Este tribunal debe presentar sus respetos a estas opiniones de la humanidad”.4
A pesar de lo que dijo el juez Kennedy, es importante recordar que la gran mayoría de la gente
a través del mundo reconoce que la conducta homosexual no es un derecho humano. De
hecho, el “matrimonio” homosexual es una violación del derecho al matrimonio y a la familia. Se
les debe recordar a los gobiernos y a los oficiales gubernamentales alrededor del mundo que
reconocer al “matrimonio” homosexual y reconocer la conducta homosexual como derechos
humanos, es de hecho, una violación de la ley natural y de la ley de las naciones.
Todo el concepto de la ley sobre los derechos humanos está basado en el hecho de que cada
ser humano tiene derechos inalienables debido a su dignidad intrínseca. Estos derechos
existen porque cada ser humano ha sido creado a imagen de Dios. La fuente básica de
cualquier derecho humano no se encuentra en los gobiernos o en las organizaciones
internacionales, sino en las leyes naturales y divinas.
Esta verdad se ve en la creación del sistema internacional para la protección de los derechos
humanos. Como respuesta a las atrocidades cometidas por el régimen nazi, la comunidad
internacional creó un sistema para la protección de los derechos humanos fundamentales. La
piedra angular de ese sistema es la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la cual,
de acuerdo con Rene Cassin, uno de sus autores principales, está fundada en los Diez
Mandamientos de la Biblia.5 La influencia de la ley natural se nota en el reconocimiento del
derecho a la vida, el derecho a la familia y el derecho a la libertad de religión, como derechos
humanos fundamentales de la Declaración Universal.
Señalando la importancia que la Declaración Universal tiene para todos los países, la profesora
de derecho de la Universidad de Harvard, Mary Ann Glendon, escribió:
“Junto con los Principios de Nuremberg del derecho penal internacional, desarrollados por los
aliados en 1946 para los juicios de los criminales de guerra alemanes y japoneses, y la
Convención sobre Genocidio de 1948, la Declaración Universal de los Derechos Humanos se
convirtió en un pilar del nuevo sistema internacional bajo el cual el trato que una nación daba a
sus ciudadanos ya no era inmune al escrutinio externo. Al sancionar las acusaciones por
atrocidades internas cometidas durante tiempos de guerra, los Principios de Nuremberg
representaron la determinación de castigar los asaltos más violentos sobre la dignidad humana.
La Convención sobre Genocidio obligó a sus signatarios a prevenir y castigar los actos de
genocidio cometidos tanto en tiempos de guerra como en tiempos de paz. [Sin embargo,] la
Declaración Universal era más ambiciosa. Al proclamar que ‘la negligencia y el desprecio por
los derechos humanos han dado como resultado actos brutales, los cuales han ultrajado la
conciencia de la humanidad’, ésta estaba dirigida a la prevención en vez del castigo.
“Hoy, la Declaración Universal es el único punto de referencia más importante para las
discusiones internacionales acerca de cómo ordenar nuestro futuro juntos, en este mundo
interdependiente y cada vez más atormentado por los conflictos”.6
(1) “Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna
por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia”.
“Se reconoce el derecho del hombre y de la mujer a contraer matrimonio y a fundar una familia
si tienen edad para ello”. (Artículo 23.2)9
“Un fenómeno perturbador que está ganando terreno actualmente se puede describir mejor
como la apropiación sistemática de los derechos humanos para servir a intereses especiales y
promover agendas dudosas de naturaleza política y generalmente secular”.11
III. La destrucción del significado y contenido de los derechos humanos internacionales.
Para poder entender el origen de los nuevos intentos de promover la conducta homosexual
como un derecho humano y destruir el significado del derecho a constituir una familia y el
derecho a la libertad de religión, es importante entender la cosmovisión jurídica de los que
promueven la homosexualidad.
El fundamento de la ley natural de los derechos humanos internacionales está siendo atacado
constantemente por las fuerzas del deconstruccionismo y de los estudios jurídicos críticos.
Estas perspectivas jurídicas rechazan la existencia objetiva del derecho internacional y del
derecho natural. De acuerdo con el profesor Burns H. Weston:
“Al comienzo de los años ochenta, un intento, que hace reflexionar, para volver a formular los
fundamentos de la teoría jurídica tradicional empezó a hacerse sentir en el área del derecho
internacional, desafiando la perspectiva del derecho como racional, objetivo y de principios, al
deconstruir los argumentos jurídicos tradicionales y de ese modo exponer las contradicciones y
la falta de claridad de las doctrinas, los principios y las reglas jurídicas. Una extensión de la
investigación jurídica ‘postmoderna’ es llamada ‘estudios jurídicos críticos ’ o ‘jurisprudencia
crítica’”.12
“Para los proponentes de los estudios jurídicos críticos, la objetividad no existe, sino dentro de
las mentes y los prejuicios de los ingenuos…”13
“Para los proponentes de los estudios jurídicos críticos, las afirmaciones de las reglas
racionales u objetivas únicamente encubren las verdaderas fuerzas detrás de todo el lenguaje y
la estructura jurídicos: la política”.14
“Los derechos humanos y las libertades fundamentales son derechos de nacimiento de todos
los seres humanos, que la naturaleza universal de esos derechos y libertades está más allá de
todo cuestionamiento y que la orientación sexual no debe de ninguna manera invocarse para
impedir el disfrute de tales derechos y libertades”.17
La resolución preliminar también hace un llamado “a todos los estados a promover y proteger
los derechos humanos de todas las personas, cualquiera que sea su orientación sexual”.19
Este requisito violará el derecho a la libertad de religión, que es un derecho humano
fundamental, universalmente reconocido, y también violará el deber de todas las naciones de
proteger ese derecho para sus propios ciudadanos. El cristianismo y otras religiones del mundo
consideran la conducta homosexual como una violación de las leyes de Dios, y si la resolución
a favor de la homosexualidad es aprobada, entonces se violará el derecho a la libertad de
religión de millones de cristianos alrededor del mundo que podrían ser castigados legalmente
sólo por expresar sus creencias en contra de la conducta homosexual.20
La resolución también observa que “la atención dedicada a las violaciones de los derechos
humanos, fundadas en la orientación sexual, por parte de los mecanismos especiales en sus
informes ante la Comisión de Derechos Humanos, así como por parte de los organismos
encargados de monitorear el cumplimiento de los tratados, [...] alienta a todos los mecanismos
especiales de la Comisión de Derechos Humanos para que dentro del marco de sus
respectivos mandatos, presten la debida atención al tema”.21
La Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas no fue creada para promover los
deseos de grupos que tienen intereses especiales, sino para promover la protección de los
derechos humanos genuinos, tales como la libertad de religión y el derecho a la familia, de la
gran mayoría de la gente alrededor del mundo.
No es sorprendente que entre los países miembros de la comisión que apoyaron la resolución
estaban Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda,
Irlanda, Italia, Liechtenstein, Luxemburgo, Noruega, Portugal, República Checa, Suecia y el
Reino Unido.22 La promoción del aborto y de los derechos especiales para los homosexuales
es parte de la agenda de muchas naciones europeas. Lo que es realmente sorprendente es la
posición del gobierno brasileño, el principal patrocinador y defensor de los “derechos” de los
homosexuales en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. La posición del
nuevo gobierno de Brasil es contraria a las leyes y la cultura de América Latina. Qué paradoja
que un país tan grande como Brasil, con su enorme población de católicos y evangélicos, esté
promoviendo la creación de derechos especiales para los homosexuales como una prioridad de
su política exterior.
V. La influencia de las resoluciones de las Naciones Unidas en los derechos internos de las
naciones.
Esto significa que los proponentes de la agenda homosexual en todo el mundo podrán
argumentar que la conducta homosexual es un derecho humano, y por lo tanto, que los
homosexuales tienen el “derecho legal” al matrimonio, y siendo un grupo oprimido, también
tienen el derecho a las políticas de acción afirmativa. Así mismo, argumentarán que existe una
norma emergente del derecho consuetudinario internacional que reconoce a la conducta
homosexual como un derecho humano.
Comúnmente, se presume que las declaraciones que surgen de las Naciones Unidas, las
cuales han sido negociadas y aprobadas por consenso o por la mayoría de las naciones
miembros, son irrelevantes por el hecho de no constituir tratados internacionales obligatorios.
En el ambiente jurídico internacional actual, esta suposición es falsa. Las declaraciones
internacionales pueden convertirse en prueba de la existencia de normas de derecho
consuetudinario. De acuerdo con Thomas Buergenthal, un renombrado catedrático en derecho
internacional y juez del Tribunal Internacional de Justicia en La Haya:
B. ¿Cómo otros actos, distintos de los tratados, llegan a convertirse en una prueba de la
existencia del derecho internacional?
Según Buergenthal:
Si los diplomáticos en las Naciones Unidas apoyan el lenguaje tal como “orientación sexual”,
entonces sus acciones pueden contribuir a hacer que el “derecho” a la conducta homosexual
sea una norma del derecho consuetudinario internacional, la cual, a su vez, puede ser aplicada
en sus naciones (o en contra de sus naciones).
No se debe permitir que un pequeño grupo de personas haga una nueva versión del mundo
entero, a su imagen.26 La gente, en todo el mundo, debe tratar a la comunidad homosexual de
una forma compasiva, sabiendo que muchos de nosotros luchamos constantemente contra
algunas adicciones. Pero también debemos responder de una manera firme, dado que
debemos luchar para proteger nuestros derechos fundamentales humanos (el derecho a la
vida, el derecho a la familia, y el derecho a la libertad religiosa).
“Al haber fallado en la arena política, en donde nosotros democráticamente deliberamos acerca
de cómo debemos ordenar nuestra vida juntos, el movimiento homosexual no tiene otra
alternativa que poner sus esperanzas en los tribunales, las regulaciones gubernamentales, las
organizaciones profesionales y las burocracias del sistema escolar público. En estas arenas,
sus victorias han sido sustanciales, y sus aspiraciones son aun mayores. En todas estas
arenas, el movimiento [homosexual] debe ser retado a cada paso, sin temor, con calma,
razonablemente, sin cesar. El bien de innumerables individuos... y el bien común, depende de
esto”.27
“Si las leyes en contra de la discriminación se extienden para incluir la orientación sexual,
entonces muy pronto, después de esto, nos encontraremos con la acción afirmativa para los
homosexuales declarados. Es seguro que sucedería lo siguiente: Si ahora está mal tomar en
cuenta la homosexualidad en cualquier decisión para contratar a alguien o para conceder
vivienda, entonces también ha estado mal a través de décadas y siglos pasados. Pero eso
equivale a decir que los homosexuales pueden afirmar que tienen una larga historia de injusta
opresión, tal como los estadounidenses de origen africano y otras minorías. Y el remedio
reconocido para ese tipo de cosas es la acción afirmativa. Es claro, entonces, que tenemos, no
simplemente un cambio gradual, el cual permite que algunos ciudadanos adicionales hagan lo
que deseen hacer, sino que tenemos un cambio radical, es decir, la movilización de todo el
sistema de la justicia social, el cual se originó en el movimiento de los derechos civiles, para
promover cierto estilo de vida”.28
Para evitar tal distorsión trágica del concepto de los derechos humanos y la justicia social, es
importante entender que el comportamiento homosexual no puede igualarse con las
características raciales y la identidad étnica, las cuales no pueden cambiarse. También,
diferente de lo que sucede con muchas de las minorías étnicas, las personas homosexuales
generalmente son más opulentas y tienen un acceso desproporcionado al poder político. De
acuerdo con Dan García, antiguo analista de política de la organización Family Research
Council:
Aquellos que creen en la justicia objetiva tienen la obligación moral de defender conceptos tales
como los derechos humanos y civiles, de las fuerzas que están tratando de derrumbar el
significado de la familia, el matrimonio, los derechos y el género. De acuerdo con Richard
Neuhaus:
“Debe estar claro, de forma inequívoca, que nuestra preocupación es una preocupación por la
justicia. La justicia para la gente, especialmente para la gente joven atrapada en la perplejidad
sexual, y asaltada por dentro y por fuera, por presiones para que se entreguen a una forma de
vida que está marcada por la compulsión, la soledad, la depresión y la enfermedad. También
por la justicia para la integridad de nuestra vida pública, la cual requiere que la verdad se diga
con candor y que los desacuerdos sean arreglados con cortesía. Finalmente, la justicia para
millones de [personas]: madres, padres y niños, que necesitan todo el apoyo que puedan
obtener para sostenerse en el presente y transmitir al futuro el ‘pequeño pelotón’ de amor y
fidelidad que se supone que la familia sea”.30
VIII. Conclusión
Vivimos en una era en la que las acciones que son equivocadas son consideradas correctas y
las acciones que son correctas son consideradas equivocadas. La única forma para restablecer
la objetividad y la racionalidad en el debate de los derechos humanos, es reconocer la
existencia de normas objetivas que funcionan independientemente de la opinión subjetiva de
los seres humanos. La gran mayoría de las personas alrededor del mundo sabe, de forma
racional o intuitiva, que está mal el cometer genocidio y torturar a gente inocente, que está bien
el respetar a los padres y a los abuelos, que el matrimonio es la unión entre un hombre y una
mujer, y que la familia es el núcleo fundamental de la sociedad. Las normas de los derechos
humanos deben reflejar los valores morales objetivos y universales de la humanidad.
El respeto a las instituciones de la familia y el matrimonio es uno de los valores más altos de la
humanidad. El derecho a la vida, a la familia y a la libertad de religión son derechos humanos
fundamentales. Respetar estos derechos es esencial para lograr las metas del respeto por la
dignidad humana y los derechos humanos.
Notas