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R. U1 CONCEPTO-ASPECTOS-COMPETENCIA-TEORIAS DE FORMULACION PPN - INTEGRALIDAD-BASE JCA T2M3 JN
R. U1 CONCEPTO-ASPECTOS-COMPETENCIA-TEORIAS DE FORMULACION PPN - INTEGRALIDAD-BASE JCA T2M3 JN
COMPETENCIA DE PODERES
Los diferentes sistemas elaborados en diferentes paises son: a) Concurrencia; b) Separación y asignación
de fuentes para cada nivel de organización estatal; c) Participación con sus variantes; d) Cuotas adicionales;
e) Asignaciones globales; 1) Asignaciones condicionadas.
1_ Concurrencia: Este sistema equivale a la ausencia total de coordinación. Es una decisión positiva en
favor de la libre concurrencia en las medidas financieras de las entidades de los distintos niveles. Todas
ellas tienen libre acceso a todas las fuentes financieras. Ventajas:
1 .Mayor fuerza financiera de cada nivel de gobierno, 2. Responsabilidad de cada Poder legislativoen la
elección de los instrumentos tributarios y en la altura de las alícuotas, sólo se logra cuando los poderes
deliberativos están constituidos por representantes de los mismos contribuyentes. Las desventajas son: la
utilización excesiva y no sistemática de ciertos impuestos por dos o más niveles de la organización estatal;
2_ Multiplicación deadministraciones fiscales y, para los contribuyentes, sujeción a repetidas
fiscalizaciones. 3. Creación de diferencias regionales en la presión tributaria. En efecto, los impuestos
asignados a los distintos niveles se desarrollan con un ritmo y medida diferente de las
necesidadesfinancieras. Las deficiencias de financiación y las medidas paliativos que se adopten
introducen en el sistema las brechas que conducirán -luego-- a un cambio de sistema. Por otro lado, el
Estado federal empuja hacia una modificación del sistema clásico de la separación y trata de conquistar el
acceso a los impuestos directos. No sólo en el aspecto de la suficiencia de los recursos para las cambiantes
necesidades financieras del Estado resulta inadecuado el sistema de la separación. También lo es respecto
del problema de la política fiscal. de la equitativa distribución de la carga según el principio de la capacidad
contributiva, de la redistribución de ingresos, de la estabilización y la separación de fuentes es una solución
insatisfactoria, .
2_Participación: El sistema de la participación -como los tres que siguen-tiene la característica diferencial
respecto del anterior, -de no distribuir, las fuentes de los ingresos sino el producto. .. Dentro del sistema de
la participaciónpueden distinguirse dos formas: la primera, participación en sentido estricto, consiste en
que se reparte de acuerdo con índices apropiados el producto de cada impuesto por separado. La segunda,
que los autores alemanes denomina "unión tributaria", consiste,en la formación de una masa de recursos
financieros producidos por diferentes impuestos.las dos formas tienen la misma naturaleza y los mismos
efectos.
Las ventajas del sistema de la participación son las siguientes:
1. Se evita toda superposición de gravámenes, tanto vertical como horizontalmente.
2. Se eliminan duplicaciones o multiplicaciones de administración y de fiscalización de los contribuyentes.
3. Se puede seguir una política fiscal unitaria en sus múltiples aspectos de adecuación a la capacidad
contributiva de conjunto y sectorial de redistribución de ingresos, de estabilidad y desarrollo económico-
social.
4. Se hace posible a los Estados participantes y a las entidades descentralizadas territoriales, como los
Municipios contar con los recursos procedentes de las mayores fuentes tributaria.
La desventaja es la privación de la posibilidad de estructurar en la forma que mejor les plazca sus
impuestos diferenciar la carga tributaria según sus propias valoraciones de capacidad contributiva y
propósitos de redistribución de ingresos, como también la imposibilidad de adecuar la altura de la
explotación de las fuentes tributarias a la magnitud de las erogaciones. Este cercenamiento de la
autonom1a de los Estados miembros y de las entidades públicas menores es el precio de las ventajas que
hemos enumerados. Sin embargo, también se puede aceptar que si la participación se establece en un
Estado federal mediante un régimen convencional la autonomía de los participantes queda salvaguardada,
al menos en el aspecto de la distribución del producto de los impuestos aun cuando la elaboración de los
índices de distribución sometidos a la libre adhesión de ,los Estados participantes puede ser el fruto de
difíciles tratativas y regateos y concluya -necesariamente- en una solución transaccional entre diferentes
exigencias y puntos de vista.
3. Cuotas adicionales : El sistema de cuotas adicionales tiene en común con el anterior el hecho que el
poder fiscal dicta la Norma tributaria, mientras que otros organismos estatales situados en otros niveles
establecen cuotasadicionales sobre los impuestos del primero. Normalmente se fijan topes a los
porcentajes adicionales. se diferencia del sistema de la concurrencia porque la estructura de los
gravámenes es unitaria y. especialmente cuando hay topes. Por otro lado, el sistema de las cuotas
adicionales --como el de la participación-permite, a diferentes niveles de la organización estatal,
aprovechar las mayores fuentes tributarias con sus ventajas de productividad y flexibilidad. . También tiene
en común con la participación la ventaja de la unicidad, de la administración y de las fiscalizaciones. Los
poderes fiscales con facultad de establecer cuotas adicionales gozan de mayor autonomía que en el
sistema de la participación porque la fijación de las cuotas queda librada a la decisión de los órganos
deliberativos. El sistema de las cuotas adicionales evita totalmente las superposiciones horizontales o sea
entre Estados, pero la dificultad consiste -precisamente-en la técnicade asignación a diferentes Estados de
la facultad de sobre imponercuando los hechos económicos sujetos al tributo se verifican en vías
jurisdicciones.
4_Asignaciones globales: Se distinguen también las asignaciones globales de las condicionadas. Las
primeras son entregas de fondos sin afectación a gastos determinadosvinculadas al cumplimiento, por
parte de los Estados beneficiarios, de alguna tarea, creación de servicios o mantenimiento de los mismos.
Las ventajas del sistema de asignaciones globales son las siguientes:
1. Se tienden a distribuir los recursos; de acuerdo con la evaluación unitaria, según las necesidades
financieras de cada ente estatal.
2. Se eliminan todas las superposiciones,
3. Se pueden lograr finalidades de redistribución de ingresos, estabilización económica y desarrollo.
En contra de estas ventajas, están las asignaciones, incluyendo en el género la especie de las
asignaciones condicionadas, constituyen el método de coordinación de las finanzas entre los distintos
niveles de gobierno más alejados de la autonomía financiera y política de los Estados, que las reciben.
Además, las asignaciones globales pueden ser distribuidas entre 105 Estados en función de índices
preestablecidos por ley. El sistema se diferencia de grado entre las participaciones propiamente dichas, las
uniones tributarias y las asignaciones globales. Las primeras consisten en la distribución de un impuesto
determinado o de varios impuestos, pero cada uno de acuerdo con criterios particulares. Las segundas
consisten en la distribución de una masa de medios financieros resultantes de la recaudación de varios
impuestos. Finalmente, las terceras consisten en la distribución de medios financieros obtenidos de los
recursos del Estado en general desvinculados del producto de uno o más impuestos.
5) Asignaciones condicionadas: Este sistema se diferencia del de asignaciones globales por cuanto las
asignaciones están supeditadas al cumplimiento -por los participantes de algunas tareas, por la
implantación y mantenimiento de algún servicio público u otras condiciones. Son comunes a este sistema
las ventajas indicadas en relación con las asignaciones globales pero tienen una ventaja más acentuada con
respecto a la satisfacción de los fines de política fiscal en el sentido de las finanzas modernas, puesto que
las condiciones a las que están supeditadas las asignaciones globales, el inconveniente de suprimir o
reducir la autonomía financiera y política de los Estados que las reciben. En efecto, las finanzas de esos
Estados no dependerán de las asignaciones de fondos por el Estado federal. Habrá, pues, un control pleno
de la actividad financiera del Estado miembro por el Estado federal y de las Municipalidades por los
Estados. Este inconveniente, gravísimo desde el punto de vista político porque contrasta con el sistema
federal en su pureza, puede ser superado. aunque se modifique el sentido original del federalismo, con
asignaciones condicionadas que sean el fruto de un plan elaborado por organismos en los que intervengan
no sólo representantes del Estado federal sino también de los Estados miembros.
Puede decirse que hay dos enfoques para explicar la formación del presupuesto público. Una corriente
sostiene que el estado interviene para mejorar el nivel de satisfacción general y trabaja alrededor de una
función de utilidad agregada, función que resulta de la suma de las funciones de los individuos de la
sociedad que se trata. La otra corriente sostiene que el presupuesto es el resultado de un conjunto de
fuerzas políticas donde priman las relaciones de intercambio voluntario entre los individuos, y que para
perfeccionarlo es necesario entender ese proceso político.
La maximización del bienestar: La idea central es que el presupuesto y su composición pueden estudiarse
en términos económicos, procurando ver en cada caso cómo las distintas situaciones afectan a la función
de bienestar de la sociedad. Una abundante literatura sobre el tema muestra que si se parte de un
conjunto razonable de principios respecto a la forma de las funciones individuales de utilidad que se
pretende agregar, también bajo supuestos razonables, hay una imposibilidad de contar con tal función.
Como es sabido, el principal problema radica en que no pueden hacerse comparaciones interpersonales de
utilidad. Con todo, la sociedad a través del proceso político parte de la idea de que las personas tienen
funciones de utilidad similares y asigna valores sociales a la utilidad del ingreso (Musgrave y Musgrave,
1973). Arrow, impone a su función de bienestar las condiciones de universalidad, consistencia paretiana,
independencia y ausencia de imposición. Lo relativo a universalidad significa que la función es válida con
independencia de la forma en que se hace una votación sobre programas de gobierno. La segunda
condición se refiere a que si todos los individuos prefieren una solución A a otra B, entonces el resultado
de la decisión colectiva debe indicar que A es preferible a B. La tercera condición nos dice que un
ordenamiento entre dos alternativas no debiera verse alterado por cambios sobre las preferencias
individuales en materia de alternativas no relevantes. La cuarta condición implica que el juego de las
preferencias individuales es suficiente para encontrar una solución sobre lo que quiere una sociedad.
Todas estas condiciones no pueden ser cumplidas al mismo tiempo, y de allí se derivó el nombre de
"Teorema de la imposibilidad". Desde que Arrow formuló su teorem concluyo que no existe una función
que cumpla con todas aquellas condiciones. Hay aquí un serio dilema: muchos economistas sienten que
conocen cuáles son las políticas que conducen a un mayor bienestar, y sin embargo, no están en
condiciones de probarlo. Como el análisis económico de las decisiones que debe tomar la sociedad se basa
en tal función, la solución es que tal función debe ser impuesta. Aquí se robustece la idea de planificación y
se llega a la formación del presupuesto como un ejercicio en que una agencia gubernamental se erige en
intérprete de las preferencias individuales. En este caso, por una diferencia entre costos de información y
beneficios difusamente percibidos, puede desembocarse en la indiferencia generalizada por parte de los
votantes. Los críticos de la teoría del bienestar sostienen que los supuestos en que se basa el análisis
económico son débiles y que por lo tanto sus conclusiones son erróneas o en el mejor de los casos,
dudosas. Aquí podríamos distinguir dos niveles fundamentales de análisis. Uno en el que prescindimos de
consideraciones distributivas y otro en el que damos lugar a ello. Si nos contentamos con el primer nivel de
análisis podríamos agregar funciones de demanda individuales y trabajar con datos del mercado para
analizar las consecuencias de distintas alternativas presupuestarias (Harberger, 1971). Sin embargo, debe
reconocerse que en el mercado se revelan las preferencias individuales, que se traducen en demandas
efectivas en tanto que ello no sucede con los bienes públicos, que provee el estado, en que no se aplica el
principio de exclusión. Las personas tienen preferencias por determinados bienes y servicios, pero esas
preferencias no se "revelan" en forma de demandas en el mercado. Esa es la razón por la cual el "voto" en
el mercado, que se manifiesta por el poder de compra, debe ser sustituido por el voto político. El segundo
nivel es cuando introducimos consideraciones distributivas. En este caso, el análisis se complica, y es difícil
llegar a una solución de aceptación general, puesto que cada solución depende de los supuestos que se
adopten. Por razones de espacio no podemos incluir aquí una discusión detallada del tema.
La teoría de las decisiones colectivas: La otra corriente de pensamiento considera que el presupuesto es
producto de una serie de fuerzas que actúan en el mercado político. El principal exponente es James
Buchanan. Esta escuela concibe al votante como un cliente de los dirigentes políticos, quienes tratan de
atraerlo y seducirlo "vendiéndole" ideas o promesas. Para Buchanan resulta inconcebible la idea de que un
ente público, el estado, se comporte como una entidad diferente de los individuos que la componen. Esta
corriente de pensamiento pone de manifiesto las restricciones existentes en los mercados políticos, que
impiden una mejor correlación entre las preferencias de los votantes y las decisiones que se toman a
través del presupuesto. Así marca las limitaciones en la motivación de los votantes y señala el contenido
racional de la abstención; por un lado, por el amplio espacio de tiempo entre cada elección, y por el otro
por la falta de control que tiene todo sistema político sobre diferencias entre promesas electorales y su
cumplimiento. Pero también analiza lo relativo a los grupos de presión, a quienes buscan rentas
extraordinarias, al trabajo de cada uno de los poderes de una república y al funcionamiento de la
burocracia. Algunos de los sostenedores de esta corriente conciben al presupuesto -y en general al
gobierno- como el punto donde confluyen individuos racionales que procuran maximizar su propia
satisfacción actuando en un medio que hace posible distribuir ingresos y riqueza a través del estado.
La motivación del voto:En la teoría de las decisiones colectivas ha cobrado un cierto arraigo la tesis de
que las preferencias de los votantes tienden a coincidir con un votante típico, el que corresponde a la
mediana del ingreso. La teoría parte de una serie de supuestos, en particular que los votantes están
suficientemente informados de los programas que se les ofrecen, que la elección corresponde a un sistema
bipartidario, que los partidos se muestran flexibles a ajustar sus plataformas a lo que perciben como
preferencia de los votantes, que éstos son capaces de penalizar a quienes no cumplen con sus promesas
electorales y, además, que no hay mayores abstenciones. La teoría tiene importancia para explicar el
comportamiento presupuestario. La posibilidad de que un votante pueda influir en el resultado de una
elección es pequeñísima; solamente la idea de deber ciudadano, la obligatoriedad del voto o un error en el
cálculo de probabilidades le llevará a votar. Una conducta racional quizás lo lleve a abstenerse y esto abre
la puerta para que los grupos de presión influyan o tomen control del proceso electoral o manipulen los
medios de comunicación. El proceso electoral como medio para reflejar las preferencias de los ciudadanos
tiene varias debilidades. Entre ellas cabe destacar el limitado poder que tiene el votante, que sólo lo hace
por programas de gobierno sin ninguna posibilidad de desagregar el paquete de medidas prometidas, la
poca relevancia que tienen para los partidos políticos las cuestiones de largo plazo, y la poca memoria que
con frecuencia tienen los votantes.
Principales actores en la formación del presupuesto: Con frecuencia se ha sostenido que las fallas de
mercado pueden ser corregidas por la intervención del estado. El problema es que debemos preguntarnos
qué incentivos existen en el gobierno para hacer tal o cual cosa, quién gana y quién pierde y si las buenas
intenciones realmente se materializan en buenos resultados.
El esquema político está formado básicamente por cuatro categorías de actores: los votantes, los
políticos, los miembros de la burocracia y los grupos de interés. Cada grupo controla algo y está dispuesto
a intercambiar algo o todo de lo que controla para conseguir sus objetivos. Los votantes son individuos
racionales que procuran maximizar su utilidad, que pueden dar su voto y que quieren a cambio programas
que satisfagan sus deseos. Entonces estarán dispuestos a dar su voto a los políticos que se los puedan
proporcionar, pero también desean buenos servicios públicos y respuestas a los problemas nuevos,
demandas que los burócratas deben enfrentar. Los políticos son profesionales de la conducción del
gobierno que procuran "comprar" votos con promesas y con obras de gobierno.El dirigente basa los
cambios en el nivel y composición de gastos e impuestos en una evaluación sobre el número de votos
adicionales que habrá de recibir como consecuencia de esos cambios. En cada caso ponderará cuántos
votos gana y cuántos pierde por permitir que un grupo mejore su posición mientras que otros retroceden.
Las fuerzas que gobiernan la burocracia pueden entenderse mejor si se las ve en dos planos diferentes. Un
grupo estará motivado por la ley del menor esfuerzo, otro grupo estará dispuesto a poner una gran dosis
de esfuerzo e imaginación. Este último grupo requiere sólo mayor seguridad en su trabajo y mayores
recursos para producir más. Pero el esfuerzo simultáneo de varios gerentes que procuran hacer más de lo
que se les ha encomendado provoca un aumento en el gasto total. Estas motivaciones dan origen a un
sinnúmero de reglas para encuadrar la conducta de funcionarios públicos de tal manera que respondan a
lo que los otros actores desean. Dado que en la administración pública no hay mecanismos de mercado
que guíen la asignación de recursos, aquellas reglas tratan a veces de reemplazarlo. Los ciudadanos saben
que si se organizan en grupos alrededor de fines comunes aumentan las posibilidades de conseguir sus
objetivos por las ventajas que da la división del trabajo, la especialización y la concentración de esfuerzos.
La organización en grupos de interés ha transformado el funcionamiento de algunas democracias. A
medida que esos grupos se tornan más activos y poderosos, el gobierno también aumenta su poder. La
competencia política tiende a suplantar en algunas áreas a la competencia económica. Muchos ven que
pueden obtener una ganancia mayor a través del sistema político que a través del mercado, y así hay
grupos que tienden a obtener beneficios para sí sin una correlativa mejora en el orden público o en la
cantidad de bienes a disposición de la sociedad. El problema es que las enormes ganancias de corto plazo
que estos grupos generan constituyen una amenaza de parálisis para el largo plazo. Esta teoría desemboca,
en su aspecto normativo, en las formas de corrección de las fallas de los sistemas políticos para permitir
que se logre una mejor correspondencia entre las preferencias de los votantes y las decisiones de la
sociedad.
POSIBILIDAD DE UNA INTEGRACIÓN ENTRE LAS DOS ESCUELAS:
La teoría de las finanzas públicas ha sido construida mirando a las fallas de mercado e ignorando las fallas
de los procesos políticos. La teoría de las elecciones colectivas se fija más en las fallas del proceso político y
minimiza las fallas de mercado. Hay un paralelismo en las dos escuelas: las medidas y los cambios que
propone la escuela del bienestar parten de comparar diferentes situaciones con un modelo ideal de
asignación de recursos, mientras que la escuela de las decisiones colectivas compara los procesos políticos
con un ideal de instituciones democráticas. Las dos escuelas proporcionan importantes lecciones. La
escuela de la teoría del bienestar sostiene que debe buscarse una función de bienestar social y que en la
práctica es posible, de manera implícita, trabajar con esa función. Entonces, lo mejor es ver cómo se
aplican los conocimientos económicos para mejorar el bienestar de la sociedad. En tal sentido, todo el
aparato del análisis económico es valioso y sirve de guía para elegir entre distintas alternativas.
La escuela de las decisiones colectivas sostiene que es preferible estudiar cómo se llega a distintas
soluciones y la mejor manera de proveer reglas adecuadas para ordenar la acción del estado bajo un
sistema de gobierno o de organización social reputada como deseable.
Richard Musgrave, el más claro expositor de la teoría de las finanzas públicas basada en la teoría del
bienestar, ha producido un modelo abstracto que permite racionalizar la formación del presupuesto. Dicho
modelo parte de la idea de que existen tres ramas en la formación del presupuesto, cada una gobernada
por alguno de los fines centrales de la política económica: a) la rama asignación, b) la rama distribución y c)
la rama estabilización. Cada una opera a través de una combinación de impuestos y gastos por medio de la
cual obtiene su propio óptimo. El presupuesto resulta del logro simultáneo y coordinado de los óptimos de
cada rama.
Es difícil pensar que la preparación del presupuesto siga este modelo, pero debe reconocerse la
legitimidad de la abstracción para facilitar el análisis. No puede negarse que el análisis económico cumple
un papel en la identificación y análisis de alternativas. Tampoco puede decirse que el análisis económico es
completamente ignorado al momento de tomar las decisiones. En muchos países industrializados, y cada
vez más en los otros países, el análisis económico es parte de las discusiones presupuestarias. La escuela
de la teoría del bienestar va a seguir produciendo estudios de alternativas.
Lo importante es conocer qué fuerzas moldean los incrementos y qué información desean tener quienes
representan, forman o comandan esas fuerzas. Y en esto queda insinuada la posibilidad de una síntesis
entre las dos escuelas. Como puede verse, los dos enfoques son necesarios. Es mejor considerar cada
medida a la luz de un análisis económico. Del mismo modo, es importante saber qué lectura van a hacer
los grupos interesados del análisis económico de cada medida y cómo los distintos fines pueden resultar
reordenados según sea la preferencia, la fuerza y la capacidad negociadora de cada grupo. Ninguna de las
dos escuelas puede esperar una realización o una verificación completa de sus esquemas. Pero sí puede
esperar que sus estudios influyan en las decisiones. La segunda escuela va a poder demostrar cómo cada
nueva partida del presupuesto tiene un correlato en una negociación y cómo un grupo obtiene una cosa a
cambio de otra, pero también verá los límites cuando ese algo contradiga abiertamente principios de
análisis económico o no pueda sustentarse en una teoría medianamente presentada. En esta disputa
juegan un papel importante las instituciones. Por eso, quienes desean la armonización de los grupos
sociales deben preocuparse de dotar a la sociedad de instituciones funcionalmente sólidas.
El presupuesto es una de las instituciones centrales. En la medida que exista un proceso presupuestario
eficiente, podrán ponerse en funcionamiento métodos para corregir algunas fallas del mercado que hoy la
sociedad no puede atacar porque los costos de hacerlo superan los beneficios que traería tal corrección.
Artículo 3º, en donde se establece el régimen de los gastos de carácter reservado y/o secretos y los
organismos autorizados para ello.
Artículo 4º, mediante el cual se autoriza a los presidentes de la Cámaras del Congreso Nacional a
reajustar los créditos de sus presupuestos, dentro del total de los créditos autorizados, debiendo al
respecto comunicar a la Jefatura de Gabinete de Ministros las modificaciones que se fueren efectuando.
Artículo 5º, por el cual se autoriza al Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación a reajustar
los créditos de su presupuesto jurisdiccional debiendo comunicar al Jefe de Gabinete de Ministros las
modificaciones que se dispusieran, dentro del respectivo total de créditos autorizados.