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Hemos hablado en muchas ocasiones de como obtener una mejor calidad de sonido en casa

por medio de altavoces de calidad y equipos de sonido, pero no en tantas ocasiones hemos
comentado cómo obtener la mejor calidad dentro de nuestras posibilidades y en función de
la localización de los altavoces.

Y en este artículo vamos a comentar como debemos situar los altavoces de nuestro Home
Cinema, ya sea en las variantes de sistemas 2.1, 5.1, 7.1 o 9.1 de forma que el sonido
obtenido ofrezca la máxima calidad, siempre claro, en función de las circunstancias de nuestra
vivienda, en forma de muebles, espacio o posibilidades de cableado.

Vamos a partir de la necesidad de usar esos cables (suponiendo que no tenemos en casa un
Home Cinema inalámbrico), de forma que vamos a tener que llevar a cabo pequeñas labores
de bricolaje con casi con toda seguridad, en un estudio previo de los metros de cable que
podemos necesitar así como de los lugares por los que tendrá que pasar, pero sobre todo de
los lugares en los que vamos a situar los satélites de nuestro equipo.

Y es que hay verdaderas maravillas de sistemas de cine en casa que pueden quedar en
mediocridades si no llevamos a cabo una instalación adecuada, porque no, no se trata de
montar una sala de cine en casa, pero sí al menos de acercarnos lo máximo posible con unos
sencillos consejos.

Así que sin más preámbulos vamos a ver como colocar los altavoces adecuadamente para
mejorar el sonido en equipos de cine en casa.

En el caso de sistemas 2.1

Partimos de lo que podemos tomar como base, el sistema más sencillo pero que puede ser
más que suficiente para aquellas personas que no tengan demasiado espacio en el que
disponer de un mayor número de altavoces. Vamos a ver como debemos configurar los dos
altavoces básicos y el subwoofer.
Un sistema estéreo que proporciona dos canales de sonido, uno para el altavoz izquierdo y
otro para el derecho (2.0) que pasan a ser 2.1 en el caso de venir acompañador de un
subwoofer potenciando en ese caso los graves y mejorando los efectos de baja frecuencia.

Para esta situación debemos en primer lugar tener en cuenta la distancia mínima entre los
altavoces izquierdo y derecho, pues esta no tiene nunca que ser inferior a los 2 metros,
vigilando que ambos estén situados a una altura similar a la que se encuentra nuestra cabeza
una vez estemos sentados o en su defecto, algo por encima de la misma.

Y en lo referente al subwoofer, este puede estar casi en cualquier posición, mucho mejor si es
en la parte inferior, cerca del suelo, vigilando que no se encuentre arrinconado y escondido de
forma que dificulte la salida del sonido.

Con estos consejos vamos a obtener un sonido óptimo y de calidad con un equipo básico, que
además podemos mejorar si en el caso de los altavoces "normales" los colocamos angulados
de forma que el oyente sería con los mismos la punta de un triángulo isósceles. Basta con
girarlos unos 25 grados para obtener un mejor efecto de sonido.

Si usamos sistemas 5.1

Crece el número de altavoces, ya vamos por cinco, a los que se viene a sumar el subwoofer de
turno. Vamos a precisar de un mayor espacio para colocarlos, tratándose del sistema más
extendido y el que veremos de forma más habitual cuando vayamos a adquirir un Home
Cinema.

Junto a los dos altavoces del sistema anterior nos vamos a encontrar con un altavoz central y
dos traseros de izquierda y derecha, pasando a ver como debemos colocarlos. Vamos a
mantener los dos básicos y el subwoofer como en el caso anterior, por lo que vamos a explicar
como situar las nuevas incorporaciones.
Para la ubicación del altavoz central, cuya función es sobre todo la dedicada a la reproducción
de los diálogos, debemos buscar el que este se coloque bajo la misma pantalla o lo más
próxima a esta posición, centrado respecto a nuestra televisión. Si no es posible bajo la
pantalla podemos situarlo sobre la misma, pero siempre centrado.

Respecto de los altavoces traseros, su nombre ya lo dice todo y deben ir situados en la medida
de lo posible a una altura similar a la que tiene la cabeza del oyente formando un ángulo de
unos 90 grados, pues con estos altavoces vamos a reproducir los efectos extra de sonido o
ambientales.

Para sistemas 7.1


Ya hemos superado la media y vamos a tocar un sistema que podemos catalogar como de
calidad superior. Ya vamos por siete altavoces y el subwoofer, de forma que en un piso de 50
metros cuadrados no puede quizás representar la mejor opción a usar... pero veamos más en
detalle.

A todo el conjunto que ya teníamos de subwoofer, altavoces básicos, altavoz frontal y traseros
izquierdo y derecho, ahora sumamos otros dos satélites con los que vamos a añadir dos
nuevos canales de sonido surround de forma que el sonido logrado parezca más real.

Y como en el caso de los altavoces traseros, estos también deben situarse por detrás del
oyente, a la misma altura que los anteriores (esto es, similar a la altura de la cabeza) y
formando un ángulo con la misma de entre 135 y 150 grados para que así no se mezclen
sonidos y ofrezca una calidad óptima.

Colocación en sistemas 9.1


A estas alturas no sabemos donde vamos a meter en un salón de tamaño medio (los pisos cada
vez son más pequeños) nueve altavoces y un subwoofer, pero si aún así quieres hacerte con
uno esta es la distribución ideal (otra cosa es que luego se pueda plasmar en la realidad).

La diferencia con lo anteriormente visto es que ahora sumamos dos nuevos satélites que
vienen a colocarse en la parte frontal, delante del oyente con el fin de mejorar el sonido
general y lograr una mayor sensación de inmersión el la película, serie o proyección que
estemos contemplando.
Una absoluta maravilla que peca sin embargo, como en el caso de las televisiones 4K, de una
escasez de contenido adaptado que los convierte por ahora en opciones infra aprovechadas.

Como puedes apreciar, se trata de unos consejos de colocación muy sencillos de llevar a cabo
si tenemos eso sí, el espacio adecuado. Tenemos además que vigilar el sistema de cableado a
usar y los lugares por los que pasar todo el sistema de cables, ya sea bien bajo las paredes, por
las cajas de la luz o bajo los marcos de las puertas... pero eso ya, eso ya es otra historia.

¿Cómo debemos colocar los altavoces de nuestro home cinema?

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19 Septiembre 2013 Paco Rodríguez

Uno de los factores que más influyen en la experiencia sonora de nuestros equipos de cine en
casa es la colocación de los altavoces en la sala, hasta tal punto que puede que tengamos un
equipo de alta gama y muy buenas características y no obtengamos el buen resultado
esperado.

En este artículo vamos a tratar de comentar los aspectos fundamentales que tenemos que
tener en cuenta a la hora de ubicar los altavoces en nuestras salas para obtener un verdadero
sonido de cine.

El principal problema de las instalaciones de cine en casa domésticas es que, en general, no


podemos contar con una sala especial dedicada a la visualización de películas que esté
perfectamente acondicionada acústicamente hablando y libre de obstáculos que nos permitan
colocar los altavoces en el lugar deseado.

En vez de esta situación ideal solemos tener salas con mala acústica y repletas de obstáculos
como muebles, estanterías, lámparas, sillones, mesitas, televisores de gran formato, etc. que
dificultan la situación ideal de los bafles. No obstante, siguiendo las recomendaciones que os
vamos a contar deberíamos ser capaces de obtener un sonido más que satisfactorio en la
mayoría de los casos.

Trío frontal

En nuestro especial sobre altavoces de cine en casa vimos los diferentes tipos de altavoces
frontales y sus misiones a la hora de disfrutar del cine. En las salas comerciales lo habitual es
que el trío frontal de altavoces (canal izquierdo, derecho y central) se sitúen detrás de la
pantalla microperforada, todos en el mismo plano y dando la sensación de que el sonido viene
realmente de detrás de la misma.
<img alt="pantalla
cine" src="https://i.blogs.es/42bef0/thx-speaker-layout-baffel-wall616w/450_1000.jpg">

En casa las cosas son bien distintas, ya que lo habitual es tener un televisor o una pantalla de
proyección convencional detrás de la cual no podemos colocar ningún altavoz. En estos casos
tenemos que situar los bafles izquierdo y derecho a ambos lados de la pantalla y el canal
central encima o debajo de ésta.

Es necesario que los tres altavoces se encuentren en el mismo plano frontal de emisión de
sonido, de forma que podamos minimizar los problemas de difracción ocasionados por los
muebles e igualar distancias (aunque esto se puede corregir con el receptor A/V).

El problema que se nos puede plantear aquí suele estar en el plano vertical, ya que el altavoz
central muchas veces se encuentra desplazado verticalmente con respecto a los tweeters de
las torres o monitores frontales derecho e izquierdo.

<img
alt="altavoces frontales trío frontal posicion"
src="https://i.blogs.es/1482e5/hometheaterguide_0110_fig05b/450_1000.jpg">

Lo ideal sería que estuviesen todos a la misma altura, pero como esto pocas veces es posible,
por lo menos debemos tratar de que el altavoz central esté tan cerca de la pantalla como sea
posible. Por ejemplo, es un error muy común tener dos torres para los canales frontales
principales de una altura de entre 80-90 centímetros y luego poner el altavoz central en el
suelo. Esto dará como resultado una escena sonora poco convincente.
El canal central debería estar siempre situado justo enfrente del oyente, con el tweeter
apuntándonos directamente y a cero grados con respecto del punto de escucha principal. Esta
situación puede hacer que en ocasiones no de la sensación de que el sonido procede de dentro
de la pantalla, sino más bien de debajo, sobre todo si tenemos una pantalla muy grande de
proyección (100 o más pulgadas).

<img alt="mi sala


de cine" src="https://i.blogs.es/c820cb/mi-20sala-20de-20cine/450_1000.jpg">

Mi sala con los altavoces frontales ligeramente por encima de la base de la pantalla

¿Cómo solucionarlo? Pues hay varias formas. La más sencilla es que los altavoces frontales
tengan su sección de medios y agudos en una posición ligeramente superior a la del central,
en un nivel más o menos intermedio con respecto a la altura de la pantalla.

Para que esta ubicación sea efectiva y de calidad, conviene que los altavoces izquierdo y
derecho cuenten con unos agudos algo más remarcados de lo normal, ya que al no estar
situados justo a la altura de nuestros oídos perderemos dispersión a altas frecuencias y por
tanto podría dar la sensación de un sonido apagado (situación que también se puede
solucionar parcialmente con ecualización).

La otra solución pasa por usar alguno de los modos DSP que se suelen incluir en los receptores
A/V de nueva generación y que utilizan canales virtuales de posicionamiento para dar la
sensación de que el sonido sale de detrás de la pantalla.

Esta solución puede ser efectiva siempre que el modo DSP no aplique ecualización excesiva y
siempre que los altavoces de posicionamiento sean de una calidad similar al resto de
altavoces, ya que de lo contrario estaremos empeorando la calidad global más que
mejorándola.
<img
alt="altavoces frontales posicion" src="https://i.blogs.es/de8455/dtsneox/450_1000.jpg">

Y, ¿qué hay de la orientación de los altavoces frontales? Pues depende de cuantos oyentes
seamos en la sala. Lo recomendado es que entre el altavoz izquierdo y derecho se forme un
ángulo de 60 grados con respecto al asiento central, aunque según como sea nuestra sala y
cuántos asientos tengamos podemos variar este ángulo hasta obtener el resultado óptimo.

Altavoces de sonido envolvente

La misión de los altavoces surround o de sonido envolvente es ayudar a recrear una escena
sonora realista sumergiéndonos en la acción por medio de la reproducción de efectos de
localización, parte de la banda sonora e incluso voces secundarias.

La teoría nos dice que en los sistemas 5.1 los altavoces de efectos deberían estar situados con
un ángulo de entre 90 y 100 grados con respecto a la esfera imaginaria que envuelve al
espectador. Es decir, más o menos detrás de nuestras cabezas apuntando directamente a
nuestros oídos.

<img
alt="Altavoces traseros" src="https://i.blogs.es/3ab598/dolby-digital-ex-131106-
new/450_1000.png">
Esto sería el caso ideal, pero en la realidad no siempre podemos optar por esta disposición,
con lo que muchas veces tenemos que colocarlos donde buenamente podamos. ¿Significa
esto que no podremos obtener un sonido de calidad ni realista? Pues no tiene por qué,
siempre que tengamos en cuenta una serie de detalles.

En primer lugar la altura de los altavoces. Deben estar situados por encima del nivel de
nuestras cabezas, de forma que el sonido se distribuya creando un ambiente algo difuso por la
habitación. ¿A qué altura? Pues lo normal es que nos digan que entre 50 y 70 cm con respecto
a nuestros oídos, aunque esto depende de cómo sea el altavoz y sobre todo de donde tenga el
tweeter y la sección de medios, ya que éstos drivers determinarán la altura real de colocación.

Así, en general deberemos tomar como punto para calcular la altura el tweeter, y a partir de
ahí orientar el altavoz directamente hacia nuestros oídos (inclinándolo si es necesario) para
obtener un sonido más directo, o bien si optamos por un sonido más difuso orientarlo hacia el
altavoz de efectos opuesto.

Todo esto varía si los altavoces surround que tenemos son de tipo dipolar, en cuyo caso no
tiene sentido orientarlos hacia nuestros oídos, ya que en esa dirección se produce un nulo a
ciertas frecuencias medias-graves.

Si contamos con un sistema 7.1, los altavoces surround back o traseros deberían colocarse
formando un ángulo de entre 135 y 150 grados, de forma que refuercen y centren la presencia
de los efectos en la zona trasera de la sala. Existe también otra posibilidad, que es usar esta
ubicación de entre 135 y 150 grados para colocar los bafles surround en sistemas 5.1. ¿Qué
inconvenientes presenta? Pues que perdemos una parte del sonido trasero-lateral y los efectos
vendrán siempre de la parte trasera de la sala.

<img
alt="Altavoces traseros" src="https://i.blogs.es/c7ac2b/dolby-20truehd-20down-
20mixing/450_1000.jpg">

Dependiendo de la acústica de la misma y de las características de los altavoces podemos


obtener un resultado bastante bueno o muy pobre en efectos traseros, perdiendo gran parte
de la presencia surround, por lo que sólo deberíamos optar por esta colocación si no tenemos
más remedio.

Lo mejor es que probéis varias configuraciones in situ hasta dar con la que mejores resultados
os ofrezca. Para ello os recomiendo, además de pasar los típicos tests de ruido rosa o blanco
para establecer el nivel de audición, que cojáis varias películas de diferente estilo (por ejemplo
de acción, de misterio, etc.) y probéis hasta obtener unos efectos convincentes a un nivel de
volumen adecuado.

Esto último lo debería calcular automáticamente el sistema de corrección acústica de la sala de


vuestro receptor A/V. Si no tenéis un equipo con calibración automática, tratad de que en el
punto de escucha el volumen de los traseros esté al mismo nivel que el del resto de altavoces.

Ya sé que muchas veces estamos tentados de subirle un poco más el volumen para que se
"escuchen con más presencia" y mejorar el nivel de efectos traseros, situación que también se
suele dar con el altavoz central para mejorar el nivel de los diálogos. Esto puede ser bueno en
algunos casos extremos, pero en general empeoraremos la escena sonora perdiendo parte de
esa sensación de "conjunto empastado" que debemos buscar en las instalaciones de cine en
casa.

Colocación del subwoofer

Ya hemos comentado muchas veces que el subwoofer es uno de los altavoces más
importantes de los equipos de home cinema. Además de reproducir el canal LFE o de efectos
de bajas frecuencias, nos ayuda a reproducir los graves que el resto de altavoces de nuestra
instalación doméstica no son capaces de alcanzar.

Sin embargo, por el hecho de tratar con frecuencias de menos de 120-150 Hz, los subwoofers
se mueven en el rango de longitudes de onda de las dimensiones físicas de nuestras salas, es
decir, de las distancias entre paredes y entre suelo y techo.

¿Qué supone esto? Pues que dependiendo de donde coloquemos el subwoofer podemos
excitar o no ondas estacionarias en la sala, produciendo incrementos en la potencia de ciertas
frecuencias que empeorarán la calidad del conjunto con el típico sonido retumbón que no
sabemos muy bien de donde sale pero que nos puede llegar a molestar bastante.

<img
alt="subwoofer posicion" src="https://i.blogs.es/c7ac2c/cm--gallery--6-
portada/450_1000.jpg">

Esto suele darse principalmente a frecuencias de entre 40 y 100 Hz, y es un problema que los
sistemas de calibración de sala no suelen ser capaces de corregir de forma automática, o por lo
menos no del todo.

Además, a frecuencias inferiores a esos 40 Hz suele darse un problema adicional de


resonancias con elementos de la decoración de la sala o de su estructura de construcción.
Muebles, paredes, techos, vigas y cimientos pueden vibrar a esas frecuencias produciendo un
sonido bastante molesto en algunas ocasiones.

¿Cómo resolver estos problemas? Pues sobre todo este último es bastante difícil, ya que la
mejor opción sería aislar acústicamente la sala. No obstante la situación puede mejorar algo si
tenemos cuidado con dónde colocamos el subwoofer. En el caso ideal podríamos contar con 2
o 4 subwoofers instalados en los puntos clave que nos permitieran reducir las resonancias y la
creación de ondas estacionarias. Como os podéis imaginar, la mayoría de nosotros no
podemos instalar 4 subwoofers en casa, por lo que tenemos que apañarnos con uno.

<img alt="Posicoin múltiples


subwoofers" src="https://i.blogs.es/fdedeb/multiplesubwoofers/450_1000.jpg">

Multiples subwoofers

Aún así, podemos tener en cuenta unos consejos básicos. En primer lugar, no colocarlo justo
en las esquinas, ya que en este caso estaremos excitando todos los modos resonantes de la
sala.

Si lo vamos a colocar en la parte frontal, lo mejor es situarlo a unos 40-50 cm de las paredes
laterales y separándolo un poco de la pared frontal, sobre todo si es de tipo bass-reflex y tiene
la salida de aire hacia atrás. No obstante, puede que obtengamos mejores resultados
colocándolo en una de las paredes laterales detrás de la posición del espectador y apuntando
hacia la pared opuesta.

Todo dependerá de las dimensiones de la sala y de las capacidades frecuenciales de los


altavoces frontales, ya que si son de espectro completo en esta ubicación podemos corregir la
onda estacionaria longitudinal de la sala, que suele ser una de las más molestas.

Claro que todo esto es en teoría, ya que cuando llegamos a casa y buscamos a ver donde
podemos colocar el subwoofer muchas veces las opciones por falta de espacio o estéticas se
reducen considerablemente.

Mi consejo es que a la hora de instalarlo por primera vez, primero tratéis de encontrar el
punto idóneo. ¿Cómo? Pues os buscáis algún test de frecuencias graves (por ejemplo de esos
que van reproduciendo escalas de frecuencias hasta unos 150-200 Hz) y algunas películas o
trozos de películas que conozcáis bien y empecéis a hacer audiciones tratando de buscar el
punto en el que los graves están lo más controlados posible pero sin perder en impacto ni
contundencia.

<img alt="altavoces
posición total" src="https://i.blogs.es/b90369/z11roomdiag/450_1000.jpg">

Para ello retiráis el sillón en el que os sentaréis para ver las películas y colocáis ahí el
subwoofer. Le dais al play en vuestro reproductor y escucháis las películas y tests moviéndoos
por la sala buscando ese "punto de escucha dulce", que una vez encontrado será el lugar
donde deberemos colocar el subwoofer.

Puede que justo ahí haya algún mueble y resulte imposible colocar el subwoofer. En este caso
deberemos buscar el siguiente punto de escucha dulce. Si hay un obstáculo pero podemos
situarlo un poco desplazado, digamos a unos pocos centímetros, en este caso podemos jugar
con el control de fase del subwoofer (si tiene uno) para terminar de ajustar la posición.

Colocar adecuadamente el subwoofer en nuestra sala puede darnos un montón de


quebraderos de cabeza. Incluso puede darse el caso de que lo pongamos donde lo pongamos
nunca consigamos una respuesta totalmente plana en la banda de graves, sobre todo si el
resto de altavoces no son capaces de ayudarnos.

¿Qué quiero decir? Si habéis seguido el resto del especial recordaréis mi insistencia en que
todos los altavoces del home cinema sean capaces de bajar hasta por lo menos 40 Hz. De esta
forma tendremos más margen a la hora de ajustar las frecuencias de corte óptimas y
minimizar problemas de ondas estacionarias jugando con la posición del subwoofer y con la
frecuencia de corte.

Anatomía del altavoz: Factores que influyen en la calidad del sonido


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25 Junio 2013 Paco Rodríguez

Que todos los altavoces del mercado no suenan igual ni siquiera en gamas de productos
similares es algo que a nadie se nos escapa. Las causas son múltiples y de orígenes bien
distintos, aunque a pesar de lo que se nos quiera vender por ahí no hay nada de "magia",
(aunque quizá exista algo de esoterismo), sólo física, teoría de materiales y más física.

En este artículo vamos a tratar de desgranar algunas de estas claves y explicar de forma
sintetizada el porqué de la diferencia en el sonido de los altavoces.

Todo altavoz convencional está básicamente formado por un conjunto de transductores


electromagnéticos que transforman la energía eléctrica procedente del amplificador en ondas
sonoras.

Estos transductores se instalan en las denominadas cajas acústicas, que a diferencia de las de
los instrumentos musicales, en general no tienen la misión de amplificar el sonido (aunque se
pueden diseñar para que sí lo hagan), sino de evitar que las ondas de la parte trasera de la
membrana salgan hacia la parte delantera produciendo el denominado 'cortocircuito acústico'
que produce anulaciones de ondas a diferentes frecuencias (sobre todo graves).

<img alt="CC-
Acústico" src="https://i.blogs.es/51e3b0/cc-acustico/450_1000.png">

Tipo, materiales y tamaño de los drivers

La primera causa del diferente sonido de los altavoces es el diseño y construcción de los
transductores, también conocidos como drivers. Aunque la forma básica y las diferentes partes
suelen ser prácticamente idénticas, su tipología y sobre todo los materiales con los que están
construidos varían enormemente, haciendo que el resultado final, así como el precio, se
mueva dentro de un amplio abanico de posibilidades.

Así, en función del tipo podemos encontrarnos, entre otros, con drivers de funcionamiento
dinámico o de bobina móvil tanto de cúpula como de cono (son los más comunes y los que
todos conocemos normalmente), electrostáticos, piezoeléctricos, de cinta, etc.

Cada uno de estos tipos tiene sus peculiaridades y casos de uso recomendados. Por ejemplo,
los dinámicos de cono son los típicos que todos conocemos para frecuencias medias y graves, y
los de cúpula son empleados para tweeters en los que se necesita buena dispersión horizontal
y vertical aunque menos potencia, en caso contrario se usan los de cinta.

<img alt="Drivers
de un altavoz" src="https://i.blogs.es/490d95/speakerdriver/450_1000.png">

Además de la tipología tenemos un sinfín de materiales de construcción, destacando sobre


todo la variedad de las membranas de los altavoces de cono. Desde los primeros fabricados
papel, que siguen siendo utilizados en la actualidad, pasamos por materiales sintéticos como el
polipropileno, el polimetilpenteno, la fibra de carbono, el kevlar, o el aluminio y el titanio en el
caso de los tweeters.

Como os podéis imaginar, cada material aporta características y diferentes. Así, por ejemplo, el
papel suele usarse por ser barato y ofrecer unos excelentes resultados con una respuesta en
frecuencia bastante plana, aunque presenta el inconveniente de que es menos resistente que
el resto de materiales, por lo que debe ser revestido con barnices o lacas que le doten de
mayor dureza y resistencia ante por ejemplo la humedad, que de lo contrario lo deterioraría
rápidamente.

¿Otro ejemplo? pues tenemos el kevlar, material que se usa para fabricar desde el fuselaje de
aviones y barcos hasta chalecos antibalas. Se caracteriza por su alta resistencia y por mantener
sus cualidades mecánicas muy bien con el paso del tiempo. Suele ser empleado en membranas
de altavoces que vayan a soportar mucha potencia, aunque como contrapartida ofrece cierta
tendencia hacia la resonancia de algunas frecuencias medias-altas que le restan calidad al
sonido final reproducido si no se tiene cuidado.

<img
alt="Materiales altavoz" src="https://i.blogs.es/c6d6f0/113479/450_1000.jpg">
Para terminar este apartado, no podemos dejar de hablar del tamaño de los drivers, un factor
determinante a la hora de ofrecer un sonido de calidad, sobre todo a bajas frecuencias (podéis
ver aquí el artículo que dedicamos a este tema en relación con los televisores planos).

Y es que la respuesta en frecuencia de los drivers está íntimamente relacionada con su


tamaño. Por ejemplo, para reproducir con fidelidad frecuencias graves a niveles de presión
acústica adecuados necesitamos drivers con membranas de tamaño considerable (de 6
pulgadas para arriba).

De lo contrario obtendremos un sonido con falta de graves (inferiores a unos 80-100 Hz) e
incluso en algunos casos extremos de medias-graves (hasta unos 200-300 Hz) de calidad. Es
decir, no son capaces de mantener una amplitud decente con niveles de distorsión por debajo
de lo audible por el usuario medio.

Y de forma inversa sucede con las frecuencias agudas, que requieren de tamaños más
reducidos que les permitan vibrar a la velocidad requerida y sin problemas de
sobrecalentamiento del conjunto móvil.

<img alt="Tweeter"
src="https://i.blogs.es/86ce1b/tweeters_1280/450_1000.jpg">

Ejemplo Tweeter de cúpula

El filtro de frecuencias, ese gran desconocido

¿Qué pasa si utilizamos un driver fuera del rango ideal de funcionamiento? Pues que no se
comportará correctamente e incluso puede llegar a dañarse. Por ejemplo, si usamos un
tweeter como altavoz de graves lo más probable es que no soporte la potencia del
amplificador y acabe por romperse rápidamente.

También tenemos el caso contrario, es decir, tomamos un altavoz grande diseñado para
reproducir graves y le obligamos a que reproduzca altas frecuencias a gran potencia. Además
de que la respuesta frecuencial y de dispersión sonora no será todo lo buena que debería, el
conjunto móvil podría sufrir de un calentamiento excesivo si no está bien ventilado y el driver
se deteriorará en poco tiempo.

¿Cómo resolver este problema? Pues mediante los filtros de frecuencia, que son básicamente
componentes electrónicos que separan la señal de audio que queremos reproducir en
diferentes bandas de frecuencia, a partir de la llamada frecuencia de corte, que se solapan
entre sí y que son enviadas a cada uno de los drivers del bafle.
<img alt="Esquema
filtro de frecuencias" src="https://i.blogs.es/f1d2b4/cross6/450_1000.png">

Ejemplo filtro 3 vías

Este proceso nos da lugar a las denominadas 'vías del altavoz', que no es más que la cantidad
de bloques de frecuencia en los que se ha dividido la señal musical. Por ejemplo, los más
comunes son los de 2 vías (dos bloques de frecuencia, uno para los medios-graves y otro para
los agudos) y los de tres vías (tres bloques de frecuencia: graves, medios y agudos).

No hay que confundir número de vías con número de drivers o transductores dentro de un
altavoz, ya que no tienen por qué coincidir. Así, por ejemplo, podemos tener un altavoz de dos
vías con una determinada frecuencia de corte (por ejemplo 3 KHz) que tenga un tweeter y un
driver de medios-graves, o bien otro con la misma frecuencia de corte con un tweeter y 4
drivers de medios-graves.

¿Por qué poner más drivers? pues principalmente para incrementar la potencia soportada por
el bafle (generalmente a bajas frecuencias) y así conseguir más presión acústica en el punto de
escucha que con un solo transductor.

Los filtros pueden ser de muy diferentes clases y órdenes (a mayor orden mayor es la caída y
menor el solapamiento entre bandas) y estar construidos con muy variados materiales que
influyen en la calidad del sonido y en la potencia eléctrica soportada.
<img alt="Filtro
frecuencias" src="https://i.blogs.es/692ea1/120170/450_1000.jpg">

Además, en general podemos distinguir dos tipos, los filtros pasivos y los activos. Los primeros
son los que se incluyen en las cajas pasivas y no cuentan con alimentación eléctrica. Están
formados por bobinas, condensadores y resistencias y son los más comunes, los que
encontramos en la mayoría de bafles domésticos del mercado. Los activos, por su parte,
necesitan de alimentación y suelen formar parte de la sección de amplificación y usarse en
actividades más profesionales (altavoces de monitorización, por ejemplo).

La caja acústica: Materiales y formatos

El siguiente gran factor determinante de la calidad y color o tonalidades frecuenciales


predominantes en un altavoz es la caja acústica que aloja los drivers. Aunque las destinadas a
gamas bajas pueden construirse en materiales plásticos, lo normal es que se use algún tipo de
madera, ya que este material ofrece mejores cualidades físicas, aunque claro, hay que saber
elegir la madera que usemos en la caja.

<img alt="Madera"
src="https://i.blogs.es/bc3ccc/maderas_y_revestimientos.carpinteria.tablero_al_corte.tablero
_dm.1/450_1000.jpg">

Lo normal hoy en día es usar madera de densidad media, también conocida como DM, por sus
buenas propiedades mecánicas y estabilidad en todas las direcciones espaciales a lo largo del
tiempo, y también , por qué no decirlo, por su reducido precio. El problema que presenta esta
madera es su relativamente poca densidad que nos obliga a usar espesores elevados si
queremos un buen aislamiento.

No obstante, es infinitamente mejor que el aglomerado que se ha usado en los altavoces de


gama baja (y no tan baja) durante bastante tiempo debido a su reducido precio y que cuenta
con la desventaja de tener muy baja densidad, permitiendo que la caja vibre introduciendo
interferencias, además de tener muy malas cualidades a la hora mecanizar la madera.

<img
alt="Laminado" src="https://i.blogs.es/826e76/800--craft--cabinet/450_1000.jpg">

Ejemplo de construcción de superficie curva con laminados

En los altavoces de gama más alta, sin embargo, suelen huir de este tipo de maderas de
conglomerado (tanto del aglomerado como del DM que al fin y al cabo no dejan de ser virutas
de madera prensadas) y se decantan más por madera maciza natural o por laminados
prensados a alta presión, ya sean éstos realizados por las propias marcas a partir de finas
láminas individuales (por ejemplo para realizar curvaturas en marcas como Bowers & Wilkins o
Sonus Faber) o comprados directamente a distribuidores en tableros de grosores de entre 1 y
3 cm.

Las ventajas de estos laminados (que no son lo mismo que los contrachapados de los centros
de bricolaje) son una mayor densidad que los conglomerados e incluso que la madera maciza,
una gran resistencia y dureza y unas propiedades acústicas excelentes, ya que se minimizan las
vibraciones, apenas colorean el sonido y si lo hacen es a frecuencias en las que se puede
controlar con aislantes acústicos internos. (Si os gusta el mundillo del Do It Yourself os
recomiendo usar este tipo de maderas laminadas, ya que son las que mejores resultados os
darán. Por ejemplo, son las que usé al hacer el esqueleto del Subwoofer Sub Delta).
<img
alt="Subwoofer Sub Delta" src="https://i.blogs.es/d8c25c/subwoofer-diy-sub-delta-high-
1250/450_1000.jpg">

Construcción del esqueleto de nuestro SubDelta

Además de los materiales, el formato o configuración de la caja acústica es también


determinante a la hora de obtener una cierta calidad sonora. Así, en función de dicha
configuración encontramos básicamente dos cajas en el mercado (en realidad hay muchas
más, pero las más comunes son estas) de tipo cerrado o sellado y bass-reflex (y variaciones de
estas como los radiadores pasivos).

Las cajas selladas tienen la ventaja de que ofrecen un sonido en general más plano en baja
frecuencia (también depende de cómo esté diseñada), sin retardos, con menos variaciones de
fase, son más pequeñas y fuerzan menos los drivers a baja frecuencia. Sin embargo no dan
tantos graves como las configuraciones bass-reflex.

<img alt="Cajas
selladas y bass-reflex" src="https://i.blogs.es/1b32d5/speaker-bass-reflex/450_1000.jpg">

Estas últimas cuentan con una cavidad resonante (un tubo por el que sale el aire del interior)
que sirve para mejorar la respuesta a bajas frecuencias, incrementando notablemente los
graves. El inconveniente que tienen es que requieren de cajas bastante más grandes, someten
a los drivers a mayores esfuerzos que las selladas e introducen tanto retardos a ciertas
frecuencias como incluso ruidos producidos por el aire al salir del tubo o conducto que
conforma la cavidad resonante.
¿Cuál es mejor? Pues depende de cada caso concreto, de nuestras necesidades y espacio
disponible para instalarla. Las bass-reflex puede que nos den más graves, aunque quizá
tengamos más problemas al colocarlas en la sala, mientras que las selladas por lo general
serán más fáciles de instalar, ofrecerán un sonido más seco, pero también con menos graves.

<img alt="esquema
respuesta en frecuencia" src="https://i.blogs.es/805de3/grafica-frecuencia/450_1000.png">

Respuesta en frecuencia de un altavoz en dos cajas diferentes

Aislamiento y formas de la caja

Por último, no podemos dejar de comentar otros dos de los grandes factores que influyen en
el sonido de los bafles: la forma de la caja y el aislamiento sonoro interno. Al vibrar la
membrana del driver se produce una onda que viaja hacia la parte delantera (donde está el
oyente) pero también una onda hacia la parte trasera, es decir hacia el interior de la caja.

Esta onda (que es la causante del cortocircuito acústico que comentábamos al principio)
comienza a rebotar por las paredes de la caja y vuelve a salir atravesando la membrana del
driver, esta vez con un cierto retardo. Dicho retardo es el causante de un cierto efecto "eco"
que puede ser claramente percibido a frecuencias medias-altas y que ensucia el sonido. Pero
además, a ciertas frecuencias concretas se da el fenómeno de las ondas resonantes en el
interior de la caja, que colorean el sonido final obtenido.

¿Cómo solucionar estos problemas? Pues muchos altavoces de gama baja no lo hacen en
absoluto, de ahí que se sonido final no llegue a ser nítido y su respuesta en frecuencia no sea
demasiado plana. Los bafles de gama media y alta, sin embargo usan diferentes técnicas para
minimizar estos problemas.

Por ejemplo, para evitar la excitación de modos resonantes se construyen las cajas con formas
que no tengan lados paralelos, como por ejemplo curvas o prismas truncados que además de
hacerlas más bonitas visualmente permiten que no se creen ondas estacionarias en su interior.
<img alt="Aislante
acústico" src="https://i.blogs.es/c92fce/eggboxfoam/450_1000.jpg">

Además, para evitar que la onda trasera vuelva a atravesar la membrana introduciendo un
desfase se colocan en el interior de la caja aislantes acústicos que absorben parte de la
energía y permiten disminuir la amplitud de estas ondas que rebotan en el interior.

¿En qué medida? Pues eso ya depende del material empleado, del grosor del mismo (a mayor
grosor mayor capacidad de absorción) y de la banda de frecuencias a considerar (a mayor
frecuencia en general mejor capacidad de absorción).

Este aislante tiene además otro efecto secundario, que no es otro que el de aumentar
virtualmente el volumen de la caja, permitiendo obtener en ciertos casos algo más de graves.
Así, por ejemplo, dos bafles con cajas y drivers idénticos pueden sonar ligera o bastante
diferentes únicamente variando la cantidad de aislante que coloquemos en su interior.

<img
alt="Colocando asilante a mis altavoces frontales"
src="https://i.blogs.es/f4ba87/dsc_0579/450_1000.jpg">
Colocando aislante en mis altavoces frontales

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 Esto es lo que tienes que saber sobre los altavoces frontales para tu Home Cinema

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<img
alt="Altavoces colocación en multicanal"
src="https://i.blogs.es/335d32/multicanal/450_1000.jpg">

En caso de que contéis con este tipo de altavoces con buena respuesta en graves mi
recomendación personal (aquí hay mil opiniones diferentes, escoged la que más os guste) es
que tratéis por todos los medios de eliminar esas frecuencias que producen un sonido
retumbón, aún a riesgo de perder potencia en ellas.

Solemos percibir mayor calidad sonora (o por lo menos nos damos menos cuenta) con una
caída puntual a una cierta frecuencia grave que nos resulta problemática (digamos por
ejemplo una caída de 9 dB a 40 o 50 Hz) que una elevación de la ganancia de la misma
magnitud a dichas frecuencias, algo que llamará inmediatamente nuestra atención y que nos
hará estar fijándonos constantemente en el problema.

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El Subwoofer: Características, misión y funciones en nuestro home cinema

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17 Mayo 2013 Paco Rodríguez

Para algunos es la pieza más importante de un sistema de cine en casa, para otros una caja
enorme e innecesaria que les da dolores de cabeza en instalaciones domésticas. Para la
mayoría un elemento más de nuestro home cinema que nos permite mejorar la calidad global
del sonido a bajas frecuencias.

El subwoofer o altavoz para frecuencias graves tiene dos misiones básicas: reproducir sin
distorsión frecuencias a las que el resto de altavoces no son capaces de llegar y reproducir el
sonido almacenado en las pistas de audio .1 de los formatos multicanal.

Este .1 es también conocido como canal de efectos de bajas frecuencias o LFE y en él nos
encontramos sonidos de sub-graves (por debajo de unos 40 Hz) cuyo objetivo es hacer vibrar al
espectador en efectos como explosiones y disparos, pero también recrear un ambiente realista
reproduciendo los sonidos de muy baja frecuencia de motores, estancias cerradas, escenarios
de exterior, etc.

Las primeras pistas de audio que integraban este canal LFE lo usaban de forma esporádica y
sólo para resaltar ciertos momentos clave de la acción. Sin embargo, en la actualidad la
mayoría de las películas lo usan de forma casi continuada no sólo para reforzar algunos
sonidos, sino más bien para recrear una escena sonora realista.

Esto ha hecho que se hayan convertido en un elemento casi esencial de todo buen sistema de
cine en casa que se precie. Y decimos casi porque puede ser sustituido en algunos casos por
los altavoces frontales, si éstos son capaces de reproducir bajas frecuencias sin problemas y el
receptor A/V soporta la opción de pasar el canal LFE a los frontales.

Tipos de subwoofers

Podemos distinguir fundamentalmente dos tipos de subwoofers (sin entrar en formas, colores,
potencia, formatos o tipología de cajas, etc.), los pasivos y los activos.

Los primeros, como su nombre indica, no tienen elementos activos de amplificación que les
doten de la potencia suficiente como para producir sonido. Son, por así decirlo, un transductor
metido en una caja, algo similar al resto de bafles frontales, centrales y de efectos que hemos
comentado a lo largo del especial, pero enfocado a la reproducción exclusiva de bajas
frecuencias.
<img
alt="Subwoofer-DIY-Sub-Delta" src="https://i.blogs.es/e4c4fb/subwoofer-diy-sub-delta-1543-
20-copiar-/450_1000.jpg">

Subwoofer Sub-delta de construcción propia

Los pasivos, por tanto, necesitarán de un amplificador externo que les proporcione la potencia
eléctrica necesaria para mover su membrana y producir el sonido. No tienen controles de
volumen ni de fase o frecuencia, algo que deberemos gestionar desde el receptor A/V o desde
el amplificador que usemos para alimentarlos. Un ejemplo claro de cómo construir un
subwoofer pasivo paso a paso lo podéis ver en nuestro especial proyecto Sub-Delta.

Los subwoofers activos, por el contrario, cuentan con una etapa de amplificación integrada
generalmente en la propia caja acústica. Suelen ser los más frecuentes de encontrar en el
mercado, ya que incorporan todo lo necesario para ponerlos a funcionar desde el primer
minuto, con sólo conectarlos a la toma eléctrica y al receptor.

Además suelen incorporar funcionalidades extra como control de volumen, control de fase,
gestión de la frecuencia de corte, realce de ciertas frecuencias graves, incluso sistemas de
encendido y apagado automático, mando a distancia o comunicación inalámbrica con el
receptor.
<img
alt="Subwoofer parte trasera"
src="https://i.blogs.es/bbb60e/747192117672_2/450_1000.jpg">

Características de un buen subwoofer

Un buen altavoz de graves debería ser capaz de reproducir idealmente todas las frecuencias
hasta casi cero Hz sin distorsión y con una presión acústica suficiente. Como os imagináis esto
no suele suceder, ya que reproducir frecuencias por debajo de 10 o incluso de 20 Hz sin
distorsión (o con una distorsión no perceptible) es bastante difícil.

Tanto que la mayoría de receptores del mercado filtran las señales de baja frecuencia con las
que trabajan (muchos ponen el límite real en unos 5 o 10 Hz) y una gran parte de los
subwoofers activos que podemos encontrar en las tiendas tienen filtros subsónicos que
trabajan con señales de hasta 20 o 25 Hz para proteger al altavoz de las frecuencias más bajas.

Y es que trabajar a frecuencias menores hace que, en general, los altavoces tengan que
esforzarse mucho para dar un sonido sin distorsión y que sea relativamente sencillo que salgan
de la zona lineal de funcionamiento, dependiendo de sus características y de cómo esté
construida la caja, favoreciendo la posible rotura del altavoz (o reduciendo su vida útil) si lo
ponemos a volúmenes elevados.
<img alt="Focal
electra" src="https://i.blogs.es/3b3f0e/focla-electra-sw-1000-be/450_1000.jpg">

Focal Electra SW1000

Esto no quiere decir que un subwoofer filtrado a 20 o 25 Hz sea malo, es más, en la mayoría de
instalaciones domésticas puede que el resultado sea más satisfactorio que uno de gama
completa, ya que este último tenderá a producir vibraciones indeseadas en objetos y
elementos decorativos de la habitación (muebles, estanterías, lámparas, cuadros, e incluso
suelo y paredes) que aunque llamativas en una primera escucha, con el tiempo nos llegarán a
cansar.

Si me preguntáis mi opinión, un buen subwoofer para cine en casa debería ser capaz de bajar
de forma pasiva, sin contar con la acústica de las sala y sin problemas de distorsión hasta
frecuencias de unos 30-35 Hz con caídas de unos 3-6 dB y llegar a unos 20 Hz con caídas
máximas de unos 9 dB (por supuesto luego todo esto es ecualizable).

Para lograr estos requisitos tendremos que tener un driver de por lo menos 8 pulgadas, siendo
recomendable uno (lo óptimo sería tener 2 o 4 subwoofers, aunque esto se escapa de las
posibilidades de la mayor parte de salas domésticas no dedicadas) de 10, 12 e incluso de 15
pulgadas si podemos permitirnos instalarlo.

En cuanto a la forma de la caja, al reproducir frecuencias muy bajas, las longitudes de onda
serán más altas que el tamaño de la caja, por lo que sirven perfectamente formas cúbicas y
rectangulares.

Con respecto al formato de diseño, lo habitual en el mercado es encontrar subwoofers de tipo


bass-reflex (sobre todo en los de menos pulgadas) o con elementos pasivos que permiten
bajar más en frecuencia, pero tienen la contrapartida de introducir un retardo de grupo en el
sonido final que en ocasiones puede llegar a ser molesto dando la sensación de un sonido más
blando, con menos pegada, o incluso dificultar la ubicación de la caja en la sala.
<img alt="SVS
Subwoofers" src="https://i.blogs.es/3a49d0/svs-subwoofers/450_1000.jpg">

Subwoofers de SVS

En mi opinión, si podéis elegir, mejor un subwoofer en caja sellada con un driver lo más
grande que vuestro presupuesto y tamaño de sala os permitan. Con él conseguiremos
generalmente un sonido con más impacto, con más pegada, aunque probablemente perdamos
algo de extensión en bajas frecuencias (algo que por otra parte es solucionable con
ecualización y que generalmente no es necesario si como hemos dicho antes llegamos bien
hasta los 30-35 Hz).

Con respecto al corte en alta frecuencia, lo normal es trabajar hasta frecuencias de entre 100 y
200 Hz, punto a partir del cual la señal LFE de las pistas de audio deja de tener contenido en la
mayoría de los casos (aunque en los últimos años he visto ediciones de pistas cuyo canal LFE
llega muy por encima de 500-600 Hz, algo poco habitual y que no tiene mucho sentido la
verdad)

¿Qué potencia necesito?

¿Y la potencia?, ¿cuánta necesitaré? Bueno, depende del resultado final que queramos
conseguir. Sobre todo porque las pistas de audio en el cine tienen un rango dinámico bastante
elevado a nivel del canal LFE que hace que en el caso ideal sea necesaria mucha, mucha
potencia para poder ofrecer la presión acústica que demanda la banda sonora.

Sin embargo, como en la mayoría de los casos no tenemos una sala dedicada ni unos oídos a
prueba de bomba (si buscáis por Internet podréis ver casos de gente que configura sus equipos
domésticos para tener presiones sonoras de más de 115 o incluso 120 dB, algo exagerado que
puede ser perjudicial para nuestros oídos), lo normal es rebajar las expectativas de presión
sonora del subwoofer hasta niveles con los que nos vayamos a sentir cómodos en las cerca de
dos horas que suelen durar las películas.

En general, para una sala de tamaño medio de unos 20-25 metros cuadrados, con unos 150-
250 vatios RMS debería ser suficiente para nuestro subwoofer, aunque por supuesto esto
dependerá de múltiples factores internos y externos. Entre los primeros tendremos
lógicamente la sensibilidad del altavoz, algo que no podremos variar y en función de la cual
obtendremos para una misma potencia una mayor o menor presión sonora (a mayor
sensibilidad mayor presión sonora para la misma potencia de excitación).
<img alt="Polk
Audio PSW125" src="https://i.blogs.es/f088e3/747192117696_1/450_1000.jpg">

Polk Audio PSW 125

Y entre los factores externos tendremos que considerar cómo está asilada acústicamente la
sala, la posición del subwoofer en ella y sobre todo cómo son el resto de altavoces de nuestro
home cinema. Si habéis seguido el especial habréis notado que me ponía muy pesado con eso
de que todos los altavoces llegasen por lo menos hasta 40 Hz (y que los frontales a ser posible
fuesen de banda completa).

Uno de los motivos de esta manía personal es que si el resto de altavoces son capaces de bajar
mucho en frecuencia, el rango de éstas que tendremos que mandar al subwoofer será más
reducido, minimizando la potencia necesaria en el altavoz de sub-graves a la vez que
facilitamos su instalación en la sala.

Si por el contrario nuestros altavoces principales son pequeños e incapaces de reproducir


frecuencias por debajo de 80 o incluso 100 o 150 Hz (como los típicos altavoces de efectos de 3
pulgadas que nos venden con los kits 5.1), todas esas frecuencias se las tendremos que
mandar al subwoofer, necesitando que éste soporte más potencia y obteniendo un sonido
menos localizado.

Ver galería completa » Subwoofers home cinema (6 fotos)


 <img alt="image01"
src="https://i.blogs.es/86e4dd/747192117672_2/240_240.jpg">

 <img alt="image01"
src="https://i.blogs.es/558368/747192117696_1/240_240.jpg">

 <img alt="image01"
src="https://i.blogs.es/fa57a8/focal-sub-utopia-em-portada/240_240.jpg">
 <img alt="image01"
src="https://i.blogs.es/834dfd/focla-electra-sw-1000-be/240_240.jpg">

 <img alt="image01"
src="https://i.blogs.es/ce9332/subwoofer-diy-sub-delta-1543-20-copiar-
/240_240.jpg">

 <img alt="image01"
src="https://i.blogs.es/25f7f3/svs-subwoofers/240_240.jpg">

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16 Abril 2013 Paco Rodríguez

En todo sistema de cine en casa lo primero que no debe faltar es un conjunto de altavoces
situados en el plano principal de la pantalla (en muchas salas de cine comerciales se colocan
tras una pantalla acústicamente transparente) que denominamos trío frontal.

Está formado básicamente por dos altavoces frontales principales (derecho e izquierdo) más
un altavoz central ubicado en el punto intermedio de dicho plano frontal.

Altavoces frontales principales: Función en nuestro Home Cinema

Situados a izquierda y derecha de la pantalla y apuntando al centro de escucha, estos altavoces


son los herederos de los sistemas HiFi estéreo convencionales. Su misión en nuestro sistema
de cine en casa será doble. Por un lado, serán los encargados de reproducir la música que
tengamos en formatos como CDs en modo estéreo, ya que el receptor o procesador A/V los
tomará como los altavoces principales del equipo y les enviará dichas señales.

Además, cuando los usemos para cine, estos altavoces serán los que generen la mayor parte
de la escena sonora fundamental, reproduciendo la banda sonora de la película y una gran
parte de los efectos especiales, tanto los considerados como principales (disparos, explosiones,
golpes, etc.) como ruidos ambientales que nos posicionan en la acción.

Su papel es, por tanto, primordial. Son los más importantes dentro de nuestro equipo y por
ello debemos prestarles la mayor atención y dedicarles una gran parte del presupuesto.

<img alt="Mi sala


de cine" src="https://i.blogs.es/33cf67/mi-20sala-20de-20cine/450_1000.jpg">

Mi actual trío frontal

Características básicas a tener en cuenta

Podemos encontrar en el mercado dos formatos básicos: los altavoces de suelo o columna y
los de estantería. ¿Qué opción es mejor?, ¿cuál debo elegir? Depende de nuestras
circunstancias, y sobre todo del presupuesto y del tamaño y disposición de la sala. Lo ideal es
que integren drivers de más de 7 u 8 pulgadas o como mínimo de 6 o 6,5, para que sean
capaces de bajar sin problemas hasta frecuencias graves sin distorsionar.

Si están bien diseñados, con estos tamaños deberían poder reproducir frecuencias de por lo
menos 40-45 Hz (rango hasta el que baja una gran parte de la música convencional) con caídas
máximas de entre 3 y 6 dB y un nivel sonoro o presión acústica sin distorsión que pueda llenar
la sala sin problemas.

Lo habitual cuando vamos a una tienda es que nos digan que para cine, incluso para música, no
es necesario que los altavoces bajen tanto en frecuencia (mucha gente y certificaciones como
THX recomiendan cortarlos a 80 Hz), ya que el resto las reproduciremos a través del
subwoofer. Sin embargo, cortar un altavoz a una cierta frecuencia no significa que no tenga
que reproducir frecuencias inferiores (lo veremos cuando hablemos de frecuencias de corte).

<img alt="Swans M6"


src="https://i.blogs.es/c1add9/swans_m6_highend-
lautsprecher_01_fc1d59ec1e/450_1000.jpg">

A mí, personalmente, me gusta tener altavoces frontales de rango completo capaces de


reproducir todas las frecuencias musicales sin depender de un subwoofer externo (veremos
este punto en un posterior artículo). De hecho, tener dos altavoces frontales con drivers
grandes de espectro completo es como tener dos altavoces pequeños de estantería para
frecuencias medias-altas más dos subwoofers, pero todo integrado en una misma caja.

En cuanto a la potencia, para salas de tamaño medio (entre 20 y 30 metros cuadrados), con
una potencia RMS soportada mínima de 60-80 vatios por bafle (potencia musical mínima de
entre 120 y 160 vatios) debería ser más que suficiente para obtener presiones sonoras medias
de unos 80-85 dB (aproximadamente y hablando en términos generales, pues el nivel sonoro
alcanzado dependerá de otros factores como la sensibilidad de los altavoces, su impedancia, el
amplificador utilizado, la acústica de la sala, distancia al altavoz, etc.)

Este nivel de presión sonora también es un factor muy subjetivo y que debemos valorar al
comprar un altavoz, ya que hay a quien le gusta un volumen de sonido moderado con el que
percibir todos los detalles sin fatiga auditiva ni riesgo para la salud de nuestros oídos (algo que
conseguimos por ejemplo con niveles de entre 75-90 dB) y hay quien prefiere volúmenes muy
fuertes con picos de graves que literalmente nos sacudan el cuerpo, algo que se empieza a
conseguir a partir de 105-110 dB.

En este último caso, los requisitos de potencia soportada por los altavoces (y también de
potencia entregada por el amplificador) serán mucho mayores, ya que necesitaremos utilizar
mucha más potencia para excitar los transductores hasta alcanzar esa presión acústica.

<img alt="PM1"
src="https://i.blogs.es/42122e/pm1-overview-1/450_1000.jpg">

¿Torres o monitores de estantería?

<img alt="Swans Diva 6" src="https://i.blogs.es/27407a/diva6-


2f_l_02_b588d91019/450_1000.jpg">

Estos requisitos de potencia y frecuencia nos llevan a la conclusión de que los altavoces de
columna, siempre que podamos instalarlos en nuestra sala, suelen ser los mejores candidatos
para conformar nuestra pareja de canales principales izquierdo y derecho.
La mayoría de fabricantes opta por dos modalidades de diseño (hablaremos sobre esto con
más profundidad en un artículo dedicado): O bien muchos drivers relativamente pequeños
para dar mayor presión sonora (por ejemplo dos, tres o cuatro de 6,5 pulgadas) en las
frecuencias graves, o bien uno solo o dos pero más grandes (de 8 o 10 pulgadas). ¿Cuál es
mejor?

Otra vez, depende del modelo y diseño en concreto, pero por lo general cuanto mayor sea el
driver para graves, mejor será la respuesta en baja frecuencia y con menos distorsión ya que la
excursión máxima de la membrana no sobrepasará el rango de funcionamiento lineal.

Mi opinión personal es que si podéis escoger entre por ejemplo un altavoz con dos o tres
drivers de 6 pulgadas y otro con dos de 8 o uno de 10, vayáis a por estos últimos (a igualdad
de precios y condiciones y previa escucha de todos ellos, ya que no deberíamos nunca comprar
una caja sin haberla escuchado previamente).

Entonces, ¿los altavoces de estantería no me valen como canales frontales? Claro que sirven,
hay modelos muy válidos. El único problema que tienen es que, por lo general, no soportarán
tanta potencia como los de columna, ya que incorporan drivers más pequeños (lo normal son
6 pulgadas, aunque también los hay de hasta 8 pulgadas) y en menos cantidad (habitualmente
uno aunque hay modelos con más).

<img
alt="Monitores estantería"
src="https://i.blogs.es/600410/swans_m3_high_end_lautsprecher_01_8c55da9046/450_1000
.jpg">

Swans_M3

Las cajas o monitores de estantería serán nuestra opción si no tenemos espacio en la sala para
colocar unas buenas columnas o si nuestro presupuesto no llega para ello. (A igualdad de
presupuesto es mejor comprar dos buenos monitores de estantería que dos columnas de mala
calidad).
Eso sí, deberán cumplir los requisitos anteriormente mencionados de contar con drivers de por
lo menos 6 pulgadas y para mi gusto una respuesta en frecuencia un poco más relajada,
bajando hasta unos 50 o 60 Hz. El resto de frecuencias graves las enviaremos al subwoofer,
como veremos en el artículo correspondiente.

Canal central: ¿Es realmente necesario tener un altavoz central?

La misión del canal central en los sistemas de cine 5.1 o superiores es la de reproducir los
diálogos principales de la película, de forma que éstos queden siempre claros y localizados a
pesar del resto de música y efectos de la banda sonora.

En un principio, los cines reproducían los diálogos por los altavoces frontales principales
izquierdo y derecho, con resultados muy dispares en función de la posición del oyente, de ahí
la incorporación de un canal central que permitiese la mejor localización del sonido en el
centro de la pantalla.

<img alt="Mi
altavoz central de construcción propia" src="https://i.blogs.es/36f969/center-
speaker/450_1000.jpg">

Mi altavoz central de construcción propia

Hay quien afirma que en los equipos domésticos de home cinema se puede prescindir por
completo del altavoz central, siempre que los altavoces frontales ofrezcan una buena imagen
sonora. Esto es cierto, pero sólo a medias. Si vamos a escuchar una película en una sala
nosotros solos y nos situamos en el punto de escucha “dulce” (en el centro de la señal
procedente de todos los altavoces) probablemente la imagen sonora será adecuada y no
notemos problemas.

Pero si como suele ser habitual somos varios oyentes cada uno en una posición que puede
llegar a ser muy diferente con respecto a este punto de escucha ideal, podemos perder
precisión espacial y dar la sensación de que las voces salen de la izquierda o la derecha y no
del centro de la pantalla.

De ahí que sea recomendable en la mayor parte de los casos contar con un altavoz central que
se encargará de centrar, de localizar los diálogos y otros efectos sonoros principales de la
película.
<img alt="Bowers
& Wilkins HTM2 Diamond" src="https://i.blogs.es/8ec742/htm2-
diamond_rosenut_off/450_1000.jpg">

Bowers & Wilkins HTM2 Diamond

Características de un buen altavoz central

¿Cómo debe ser este altavoz? En un caso ideal tendría que ser exactamente igual que los
altavoces frontales principales, de forma que el timbre de la escena sonora se mantenga
constante.

Imaginad por ejemplo un actor que vaya de izquierda a derecha de la pantalla hablando. Si la
respuesta en frecuencia del canal central es muy diferente al resto de altavoces notaremos
como la voz cambia de forma brusca al pasar del canal izquierdo al central y luego otra vez del
central al derecho. Y de forma similar sucede con otros efectos de disparos, coches que pasan,
etc.

Como en la mayor parte de las salas domésticas no es posible tener los tres altavoces
principales iguales, debido a problemas para ubicarlos correctamente, a muebles que
molestan, estanterías y cosas similares, por lo menos deberíamos buscar que el altavoz central
sea de la misma gama y/o modelo que los dos frontales.

Dada su gran importancia, ya que se encargará de reproducir las voces de los actores, es
importante que no escatimemos a la hora de comprar un altavoz central, ya que uno de baja
calidad puede hacernos bajar muchos enteros en la calidad global del equipo, pues si
distorsiona, no tiene suficiente potencia o es demasiado brillante lo notaremos rápidamente.
Como siempre, lo mejor es que escuchéis varios modelos antes de decidiros. No obstante, ahí
van mis recomendaciones personales: Procurad que tenga drivers de por lo menos 6,5
pulgadas para que baje sin problemas hasta los 40 Hz. Esto debería permitirnos tener
suficiente flexibilidad a la hora de elegir la frecuencia de corte óptima de la banda enviada al
subwoofer.

<img alt="Klipsch
RC-64 II" src="https://i.blogs.es/d3af43/217152750/450_1000.jpg">

Klipsch RC-64 II

Que no sea demasiado brillante (medios y agudos muy marcados), ya que aunque esto se
puede corregir con ecualización, no todos los usuarios saben hacerlo y puede que lo que en un
principio os llame positivamente la atención a medio plazo os acabe cansando y produciendo
fatiga auditiva.

Que soporte una potencia RMS de por lo menos 70-80 vatios (musical de al menos 150 vatios)
para salas de tamaño medio (unos 25 metros cuadrados), ya que con potencias inferiores
probablemente no conseguiremos llenar (como he dicho antes, esto depende de otros
factores como la sensibilidad) satisfactoriamente el volumen de la sala a niveles de presión
sonora adecuados y sin distorsión.

En cuanto a su configuración, lo habitual es que cuente con dos drivers para medios y agudos
situados a derecha e izquierda y un tweeter en el centro (también es frecuente ver
disposiciones de dos drivers laterales y uno de frecuencias medias bajo el tweeter).

Hay quien opina que esta disposición no es la ideal para dispersar el sonido horizontalmente
por la habitación y prefiere utilizar un monitor de estantería, generalmente igual al usado en
los canales frontales.

Es otra opción, aunque como siempre todo depende de si lo vamos a poder situar
correctamente debajo o encima de la pantalla que usemos para ver las películas. Además, este
tipo de monitores al contar con menos drivers que un altavoz central en configuración
convencional, por lo general soportará menos potencia, con lo que si queremos grandes
volúmenes pueden llegar a quedarse cortos.

Esto es lo que tienes que saber sobre los altavoces surround para tu home cinema
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10 Mayo 2013 Paco Rodríguez

La misión de los conocidos como altavoces de efectos, surround o de sonido envolvente es


ayudarnos a recrear en nuestra sala de audición el escenario de la película o concierto,
permitiéndonos una mejor y más realista inmersión en la acción.

Para ello reproducirán todo tipo de efectos, pero también música e incluso diálogos
secundarios desde diferentes puntos de la sala, tanto traseros como frontales y laterales,
dando la sensación de que éstos provienen de diversos lugares de origen.

Cuando los primeros sistemas de cine en casa comenzaron a hacerse populares, lo habitual era
que las mezclas de las pistas de audio tuviesen poca o ninguna información dedicada a estos
canales de sonido envolvente, algo que condicionó el formato de los primeros altavoces
surround y que en mi opinión ha ayudado a que se les reste importancia y les prestemos poca
atención.

Me estoy refiriendo a los primeros sistemas analógicos Dolby Pro Logic y a las primeras
versiones del Dolby Digital que aparecieron con el nacimiento de los DVD. En aquellos
primeros años, los altavoces de efectos, también conocidos como surround o traseros, ya que
normalmente se colocan tras la posición del oyente, eran más un extra de los sistemas de cine
en casa que una parte esencial de los mismos.

<img alt="Surround
speakers" src="https://i.blogs.es/fd24a4/7-1-speaker-setup-400x300/450_1000.jpg">

De ahí que fueran poco tenidos en cuenta y que no resultara extraño que los fabricantes y
sobre todo los vendedores nos recomendasen altavoces de muy baja calidad y prestaciones,
con la excusa de que “eran sólo para reproducir unos cuantos efectos y ecos”.

Puede que esto fuera así al principio, pero con la madurez de los formatos de audio digital y
sobre todo con la llegada del audio multicanal en alta definición la situación ha cambiado
notablemente y ahora, los altavoces surround son casi tan importantes como el resto, si
queremos tener un sonido “de cine”.
Antes de meternos a fondo con las características que debe tener un buen altavoz de efectos,
debemos señalar qué tipos nos vamos a encontrar en el mercado. Básicamente existen 3
clases: monopolares, dipolares, y bipolares.

Altavoces dipolares

Están formados por dos conjuntos de transductores que se sitúan apuntando hacia lados
opuestos de la caja acústica (con un cierto ángulo) y que eléctricamente suelen estar
conectados en desfase.

<img alt="dipolar" src="https://i.blogs.es/d64b70/dipole-


radiation/450_1000.jpg">

Esta característica hace que los patrones de radiación sonora creen un nulo en la parte central
de la caja, la que apunta a nuestros oídos, y que el resto del sonido sea difuso, difícil de
localizar y con una notable falta de frecuencias graves, ya que se habrán cancelado por la
interferencia destructiva de las ondas en contrafase.

¿Por qué se diseñan así? Pues en un principio (sobre todo con el audio surround analógico)
ayudaban a recrear las escenas sonoras produciendo un ambiente difuso en donde nos costara
saber la procedencia exacta del sonido, ya que lo que percibimos en la mayoría de los casos
son como ecos.

Este tipo de sonidos deslocalizados crea efectivamente una atmósfera sonora que puede
llegar a ser bastante realista, aunque para ello deberemos tener una sala acústicamente
acondicionada y una disposición de los altavoces como la que se instalan en las salas de cine
comerciales.
<img alt="Swans_M6"
src="https://i.blogs.es/f47e67/swans_m6_dipole-lautsprecher_03/450_1000.jpg">

Swans_M6

Como esto en la mayoría de nuestras casas no es posible, el resultado obtenido no será tan
efectivo, e incluso puede que no nos guste en absoluto.

Altavoces monopolares y bipolares

Los monopolares son los típicos altavoces que todos conocemos, que radian el sonido en una
dirección y generalmente en fase a todas las frecuencias (no siempre es así, ya que depende
de cómo esté diseñado y construido el filtro, pero supondremos que sí). Esto tiene como
resultado un sonido direccional y fácilmente localizable que nos permite conocer la
procedencia de los efectos de forma inmediata.

<img alt="Bipolar"
src="https://i.blogs.es/96843c/bipolar-radiation/450_1000.jpg">

Una variación de estos altavoces monopolares son los bipolares. Con un aspecto en ocasiones
similar al de los dipolares, la principal diferencia es que los dos conjuntos de transductores
ahora se sitúan en fase, con lo que ya no se produce ese nulo de ondas sonoras en el centro
del bafle, el sonido es más localizado y no tiene el problema de falta de graves que presentan
los dipolares.

La construcción de estos altavoces en cuanto a forma y disposición de los drivers es tan


parecida a los dipolares que muchas marcas de gama media-alta integran ambas formas de
funcionamiento en un mismo altavoz con una modificación del filtro, permitiendo que sea el
usuario el que elija el modo de funcionamiento que más se adapte a sus necesidades con un
simple interruptor.

¿Entonces?, qué tipo de altavoz es mejor. Pues como en todo en esta vida, depende. Depende
por ejemplo del momento histórico y sobre todo de nuestros gustos. En los comienzos del cine
en casa los dipolares jugaron un factor importante ya que ayudaban a recrear efectos y
ambientes sonoros con señales analógicas contenidas en pistas estéreo. Aún recuerdo mi
primer receptor Dolby Pro Logic y sus pequeños altavoces de efectos que prácticamente sólo
emitían una especie de ecos y sonidos ambientales muy vagos y difusos.

<img alt="B&W
DS3" src="https://i.blogs.es/814e7a/20189/450_1000.jpg">

Bowers & Wilkins DS3

Esto ha pasado a la historia y ahora tenemos pistas multicanal con formatos 5.1 y 7.1 que no
sólo tienen sonidos ambientales poco definidos, o efectos aislados de disparos, explosiones,
etc. sino que cada vez con más frecuencia incorporan una parte importante de la banda
sonora principal de la película (no hablemos ya de si lo que tenemos es un disco de música
multicanal) e incluso efectos que cobran una relevancia principal en la trama (por ejemplo
pisadas desplazándose por toda nuestra sala) y algunos diálogos aislados.

Además, hay que tener en cuenta que los altavoces de efectos en algunos casos y
dependiendo del receptor A/V y del modo de audición seleccionado, también se están
empezando a usar en posiciones frontales superiores, a ambos lados de la pantalla para
mejorar el posicionamiento del canal central y dar la sensación de que las voces salen del
centro de la pantalla.

Por estos motivos, en mi opinión, los altavoces dipolares no deberían ser una opción a
considerar en la mayoría de situaciones domésticas, debiendo optar por altavoces
monopolares o como mucho bipolares.
<img alt="Swans_M3"
src="https://i.blogs.es/b9162d/swans_m3_high_end_lautsprecher_01_8c55da9046-
1/450_1000.jpg">

Swans_M3

Características de un buen altavoz de efectos

En un mundo ideal, todos los altavoces de nuestro home cinema deberían ser idénticos, con lo
que no tendríamos variación tonal en ninguno de los canales. Como esto pocas veces puede
suceder, no solo por motivos económicos sino porque no suele ser posible por ejemplo colocar
unas torres de grandes dimensiones a ambos lados o detrás del oyente, lo habitual es que los
altavoces de efectos sean diferentes al resto y tengan unas prestaciones menores que sus
hermanos frontales.

Esta situación no debería ser preocupante, siempre que respetemos algunos conceptos básicos
y sobre todo tengamos en cuenta que un altavoz de muy baja calidad empeorará el sonido
global que percibamos.

De ahí que, aunque diferentes al trío frontal, es recomendable que los altavoces de efectos
pertenezcan a la misma gama que el resto, con lo que conseguiremos un sonido más
homogéneo. Si tenemos unos altavoces antiguos que queremos reciclar, podremos usarlos
como traseros en la mayoría de los casos y generalmente con buenos resultados, aunque lo
ideal es que sean lo más parecidos al trío frontal que podamos.

Mi recomendación es que por lo menos deberían tener drivers de 6 pulgadas con los que bajar
sin problemas a frecuencias graves de unos 40 Hz (si habéis seguido todo el especial os habréis
dado cuenta de que es la frecuencia que elijo para todos los altavoces) y dar suficiente presión
sonora.
<img
alt="Altavoces traseros" src="https://i.blogs.es/cba81f/altavoces-20traseros/450_1000.jpg">

Mis altavoces traseros de construcción propia

Hay certificaciones como la THX que recomiendan altavoces traseros cortados a 80 Hz, algo
que ha tenido como consecuencia la proliferación de bafles de poca calidad que soportan
poca potencia a esa e inferiores frecuencias y no son capaces de dar la presión acústica
suficiente como para obtener un sonido “de cine” sin distorsión, que al fin y al cabo es lo que
estamos buscando.

En cuanto al resto de características, ya va en gustos y en los resultados que queramos


obtener. Lo que sí me gustaría es dejaros con una reflexión: La calidad final del sonido que
percibamos en nuestra sala en general estará limitada por el peor de los componentes que
tengamos.

Con esto me estoy refiriendo a que no nos servirá de nada tener los mejores altavoces
frontales del mercado y un central impresionante si luego por ahorrar, el resto de bafles no
están a la altura y producen un sonido de baja calidad, con distorsiones y una acústica poco
realista. En estos casos casi es mejor esperar a poder comprar unos altavoces de efectos
decentes e "ir tirando" con un buen trío frontal que poner lo primero que caiga en nuestras
manos.

¿Cómo debemos colocar los altavoces de nuestro home


cinema?
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19 Septiembre 2013 PACO RODRÍGUEZ

Uno de los factores que más influyen en la experiencia sonora de nuestros


equipos de cine en casa es la colocación de los altavoces en la sala, hasta tal
punto que puede que tengamos un equipo de alta gama y muy buenas
características y no obtengamos el buen resultado esperado.
En este artículo vamos a tratar de comentar los aspectos fundamentales que
tenemos que tener en cuenta a la hora de ubicar los altavoces en nuestras
salas para obtener un verdadero sonido de cine.
El principal problema de las instalaciones de cine en casa domésticas es que,
en general, no podemos contar con una sala especial dedicada a la
visualización de películas que esté perfectamente acondicionada
acústicamente hablando y libre de obstáculos que nos permitan colocar los
altavoces en el lugar deseado.
En vez de esta situación ideal solemos tener salas con mala acústica y
repletas de obstáculos como muebles, estanterías, lámparas, sillones,
mesitas, televisores de gran formato, etc. que dificultan la situación ideal de
los bafles. No obstante, siguiendo las recomendaciones que os vamos a contar
deberíamos ser capaces de obtener un sonido más que satisfactorio en la
mayoría de los casos.

Trío frontal

En nuestro especial sobre altavoces de cine en casa vimos los diferentes tipos
de altavoces frontales y sus misiones a la hora de disfrutar del cine. En las
salas comerciales lo habitual es que el trío frontal de altavoces (canal
izquierdo, derecho y central) se sitúen detrás de la pantalla microperforada,
todos en el mismo plano y dando la sensación de que el sonido viene
realmente de detrás de la misma.
<img
alt="pantalla cine" src="https://i.blogs.es/42bef0/thx-speaker-layout-baffel-
wall616w/450_1000.jpg">
En casa las cosas son bien distintas, ya que lo habitual es tener un televisor o
una pantalla de proyección convencional detrás de la cual no podemos colocar
ningún altavoz. En estos casos tenemos que situar los bafles izquierdo y
derecho a ambos lados de la pantalla y el canal central encima o debajo de
ésta.
Es necesario que los tres altavoces se encuentren en el mismo plano frontal
de emisión de sonido, de forma que podamos minimizar los problemas de
difracción ocasionados por los muebles e igualar distancias (aunque esto se
puede corregir con el receptor A/V).
El problema que se nos puede plantear aquí suele estar en el plano vertical, ya
que el altavoz central muchas veces se encuentra desplazado verticalmente
con respecto a los tweeters de las torres o monitores frontales derecho e
izquierdo.
<img
alt="altavoces frontales trío frontal posicion"
src="https://i.blogs.es/1482e5/hometheaterguide_0110_fig05b/450_1000.jpg"
>
Lo ideal sería que estuviesen todos a la misma altura, pero como esto pocas
veces es posible, por lo menos debemos tratar de que el altavoz central esté
tan cerca de la pantalla como sea posible. Por ejemplo, es un error muy común
tener dos torres para los canales frontales principales de una altura de entre
80-90 centímetros y luego poner el altavoz central en el suelo. Esto dará como
resultado una escena sonora poco convincente.
El canal central debería estar siempre situado justo enfrente del oyente, con
el tweeter apuntándonos directamente y a cero grados con respecto del punto
de escucha principal. Esta situación puede hacer que en ocasiones no de la
sensación de que el sonido procede de dentro de la pantalla, sino más bien de
debajo, sobre todo si tenemos una pantalla muy grande de proyección (100 o
más pulgadas).

<img alt="mi sala


de cine" src="https://i.blogs.es/c820cb/mi-20sala-20de-20cine/450_1000.jpg">
Mi sala con los altavoces frontales ligeramente por encima de la base de la pantalla
¿Cómo solucionarlo? Pues hay varias formas. La más sencilla es que los
altavoces frontales tengan su sección de medios y agudos en una posición
ligeramente superior a la del central, en un nivel más o menos intermedio
con respecto a la altura de la pantalla.
Para que esta ubicación sea efectiva y de calidad, conviene que los altavoces
izquierdo y derecho cuenten con unos agudos algo más remarcados de lo
normal, ya que al no estar situados justo a la altura de nuestros oídos
perderemos dispersión a altas frecuencias y por tanto podría dar la
sensación de un sonido apagado (situación que también se puede solucionar
parcialmente con ecualización).
La otra solución pasa por usar alguno de los modos DSP que se suelen incluir
en los receptores A/V de nueva generación y que utilizan canales virtuales de
posicionamiento para dar la sensación de que el sonido sale de detrás de la
pantalla.
Esta solución puede ser efectiva siempre que el modo DSP no aplique
ecualización excesiva y siempre que los altavoces de posicionamiento sean de
una calidad similar al resto de altavoces, ya que de lo contrario estaremos
empeorando la calidad global más que mejorándola.

<img
alt="altavoces frontales posicion"
src="https://i.blogs.es/de8455/dtsneox/450_1000.jpg">
Y, ¿qué hay de la orientación de los altavoces frontales? Pues depende de
cuantos oyentes seamos en la sala. Lo recomendado es que entre el altavoz
izquierdo y derecho se forme un ángulo de 60 grados con respecto al
asiento central, aunque según como sea nuestra sala y cuántos asientos
tengamos podemos variar este ángulo hasta obtener el resultado óptimo.

Altavoces de sonido envolvente

La misión de los altavoces surround o de sonido envolvente es ayudar a


recrear una escena sonora realista sumergiéndonos en la acción por medio de
la reproducción de efectos de localización, parte de la banda sonora e incluso
voces secundarias.
La teoría nos dice que en los sistemas 5.1 los altavoces de efectos deberían
estar situados con un ángulo de entre 90 y 100 grados con respecto a la
esfera imaginaria que envuelve al espectador. Es decir, más o menos detrás de
nuestras cabezas apuntando directamente a nuestros oídos.

<img
alt="Altavoces traseros" src="https://i.blogs.es/3ab598/dolby-digital-ex-
131106-new/450_1000.png">
Esto sería el caso ideal, pero en la realidad no siempre podemos optar por esta
disposición, con lo que muchas veces tenemos que colocarlos donde
buenamente podamos. ¿Significa esto que no podremos obtener un sonido de
calidad ni realista? Pues no tiene por qué, siempre que tengamos en cuenta
una serie de detalles.
En primer lugar la altura de los altavoces. Deben estar situados por encima del
nivel de nuestras cabezas, de forma que el sonido se distribuya creando un
ambiente algo difuso por la habitación. ¿A qué altura? Pues lo normal es que
nos digan que entre 50 y 70 cm con respecto a nuestros oídos, aunque esto
depende de cómo sea el altavoz y sobre todo de donde tenga el tweeter y la
sección de medios, ya que éstos drivers determinarán la altura real de
colocación.
Así, en general deberemos tomar como punto para calcular la altura el tweeter,
y a partir de ahí orientar el altavoz directamente hacia nuestros oídos
(inclinándolo si es necesario) para obtener un sonido más directo, o bien si
optamos por un sonido más difuso orientarlo hacia el altavoz de efectos
opuesto.
Todo esto varía si los altavoces surround que tenemos son de tipo dipolar, en
cuyo caso no tiene sentido orientarlos hacia nuestros oídos, ya que en esa
dirección se produce un nulo a ciertas frecuencias medias-graves.
Si contamos con un sistema 7.1, los altavoces surround back o traseros
deberían colocarse formando un ángulo de entre 135 y 150 grados, de forma
que refuercen y centren la presencia de los efectos en la zona trasera de la
sala. Existe también otra posibilidad, que es usar esta ubicación de entre 135 y
150 grados para colocar los bafles surround en sistemas 5.1. ¿Qué
inconvenientes presenta? Pues que perdemos una parte del sonido trasero-
lateral y los efectos vendrán siempre de la parte trasera de la sala.

<img
alt="Altavoces traseros" src="https://i.blogs.es/c7ac2b/dolby-20truehd-
20down-20mixing/450_1000.jpg">
Dependiendo de la acústica de la misma y de las características de los
altavoces podemos obtener un resultado bastante bueno o muy pobre en
efectos traseros, perdiendo gran parte de la presencia surround, por lo que sólo
deberíamos optar por esta colocación si no tenemos más remedio.
Lo mejor es que probéis varias configuraciones in situ hasta dar con la que
mejores resultados os ofrezca. Para ello os recomiendo, además de pasar los
típicos tests de ruido rosa o blanco para establecer el nivel de audición, que
cojáis varias películas de diferente estilo (por ejemplo de acción, de misterio,
etc.) y probéis hasta obtener unos efectos convincentes a un nivel de
volumen adecuado.
Esto último lo debería calcular automáticamente el sistema de corrección
acústica de la sala de vuestro receptor A/V. Si no tenéis un equipo con
calibración automática, tratad de que en el punto de escucha el volumen de los
traseros esté al mismo nivel que el del resto de altavoces.
Ya sé que muchas veces estamos tentados de subirle un poco más el volumen
para que se "escuchen con más presencia" y mejorar el nivel de efectos
traseros, situación que también se suele dar con el altavoz central para mejorar
el nivel de los diálogos. Esto puede ser bueno en algunos casos extremos, pero
en general empeoraremos la escena sonora perdiendo parte de esa
sensación de "conjunto empastado" que debemos buscar en las instalaciones
de cine en casa.

Colocación del subwoofer

Ya hemos comentado muchas veces que el subwoofer es uno de los altavoces


más importantes de los equipos de home cinema. Además de reproducir el
canal LFE o de efectos de bajas frecuencias, nos ayuda a reproducir los graves
que el resto de altavoces de nuestra instalación doméstica no son capaces de
alcanzar.
Sin embargo, por el hecho de tratar con frecuencias de menos de 120-150
Hz, los subwoofers se mueven en el rango de longitudes de onda de las
dimensiones físicas de nuestras salas, es decir, de las distancias entre paredes
y entre suelo y techo.
¿Qué supone esto? Pues que dependiendo de donde coloquemos el subwoofer
podemos excitar o no ondas estacionarias en la sala, produciendo
incrementos en la potencia de ciertas frecuencias que empeorarán la calidad
del conjunto con el típico sonido retumbón que no sabemos muy bien de
donde sale pero que nos puede llegar a molestar bastante.

<img
alt="subwoofer posicion" src="https://i.blogs.es/c7ac2c/cm--gallery--6-
portada/450_1000.jpg">
Esto suele darse principalmente a frecuencias de entre 40 y 100 Hz, y es un
problema que los sistemas de calibración de sala no suelen ser capaces de
corregir de forma automática, o por lo menos no del todo.
Además, a frecuencias inferiores a esos 40 Hz suele darse un problema
adicional de resonancias con elementos de la decoración de la sala o de su
estructura de construcción. Muebles, paredes, techos, vigas y cimientos
pueden vibrar a esas frecuencias produciendo un sonido bastante molesto en
algunas ocasiones.
¿Cómo resolver estos problemas? Pues sobre todo este último es bastante
difícil, ya que la mejor opción sería aislar acústicamente la sala. No obstante
la situación puede mejorar algo si tenemos cuidado con dónde colocamos el
subwoofer. En el caso ideal podríamos contar con 2 o 4 subwoofers
instalados en los puntos clave que nos permitieran reducir las resonancias y la
creación de ondas estacionarias. Como os podéis imaginar, la mayoría de
nosotros no podemos instalar 4 subwoofers en casa, por lo que tenemos que
apañarnos con uno.
<img alt="Posicoin múltiples
subwoofers" src="https://i.blogs.es/fdedeb/multiplesubwoofers/450_1000.jpg">
Multiples subwoofers
Aún así, podemos tener en cuenta unos consejos básicos. En primer lugar, no
colocarlo justo en las esquinas, ya que en este caso estaremos excitando
todos los modos resonantes de la sala.
Si lo vamos a colocar en la parte frontal, lo mejor es situarlo a unos 40-50 cm
de las paredes laterales y separándolo un poco de la pared frontal, sobre todo
si es de tipo bass-reflex y tiene la salida de aire hacia atrás. No obstante,
puede que obtengamos mejores resultados colocándolo en una de las paredes
laterales detrás de la posición del espectador y apuntando hacia la pared
opuesta.
Todo dependerá de las dimensiones de la sala y de las capacidades
frecuenciales de los altavoces frontales, ya que si son de espectro completo en
esta ubicación podemos corregir la onda estacionaria longitudinal de la
sala, que suele ser una de las más molestas.
Claro que todo esto es en teoría, ya que cuando llegamos a casa y buscamos a
ver donde podemos colocar el subwoofer muchas veces las opciones por falta
de espacio o estéticas se reducen considerablemente.
Mi consejo es que a la hora de instalarlo por primera vez, primero tratéis de
encontrar el punto idóneo. ¿Cómo? Pues os buscáis algún test de frecuencias
graves (por ejemplo de esos que van reproduciendo escalas de frecuencias
hasta unos 150-200 Hz) y algunas películas o trozos de películas que
conozcáis bien y empecéis a hacer audiciones tratando de buscar el punto en
el que los graves están lo más controlados posible pero sin perder en
impacto ni contundencia.

<img alt="altavoces
posición total" src="https://i.blogs.es/b90369/z11roomdiag/450_1000.jpg">
Para ello retiráis el sillón en el que os sentaréis para ver las películas y
colocáis ahí el subwoofer. Le dais al play en vuestro reproductor y escucháis
las películas y tests moviéndoos por la sala buscando ese "punto de escucha
dulce", que una vez encontrado será el lugar donde deberemos colocar el
subwoofer.
Puede que justo ahí haya algún mueble y resulte imposible colocar el
subwoofer. En este caso deberemos buscar el siguiente punto de escucha
dulce. Si hay un obstáculo pero podemos situarlo un poco desplazado,
digamos a unos pocos centímetros, en este caso podemos jugar con el control
de fase del subwoofer (si tiene uno) para terminar de ajustar la posición.
Colocar adecuadamente el subwoofer en nuestra sala puede darnos un montón
de quebraderos de cabeza. Incluso puede darse el caso de que lo pongamos
donde lo pongamos nunca consigamos una respuesta totalmente plana en la
banda de graves, sobre todo si el resto de altavoces no son capaces de
ayudarnos.
¿Qué quiero decir? Si habéis seguido el resto del especial recordaréis mi
insistencia en que todos los altavoces del home cinema sean capaces de bajar
hasta por lo menos 40 Hz. De esta forma tendremos más margen a la hora de
ajustar las frecuencias de corte óptimas y minimizar problemas de ondas
estacionarias jugando con la posición del subwoofer y con la frecuencia de
corte.
<img
alt="Altavoces colocación en multicanal"
src="https://i.blogs.es/335d32/multicanal/450_1000.jpg">
En caso de que contéis con este tipo de altavoces con buena respuesta en
graves mi recomendación personal (aquí hay mil opiniones diferentes,
escoged la que más os guste) es que tratéis por todos los medios de eliminar
esas frecuencias que producen un sonido retumbón, aún a riesgo de perder
potencia en ellas.
Solemos percibir mayor calidad sonora (o por lo menos nos damos menos
cuenta) con una caída puntual a una cierta frecuencia grave que nos resulta
problemática (digamos por ejemplo una caída de 9 dB a 40 o 50 Hz) que una
elevación de la ganancia de la misma magnitud a dichas frecuencias, algo que
llamará inmediatamente nuestra atención y que nos hará estar fijándonos
constantemente en el problema.

 ¿Qué necesito para tener un auténtico "sonido de cine" en casa? [Home


Cinema (I)]
 ¿En qué debemos fijarnos al comprar el receptor A/V? [Home Cinema (II)]
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Receptores A/V, los corazones de nuestro home cinema (I): funciones y características
básicas

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características básicas

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22 Mayo 2012 Paco Rodriguez @pacoxataka

Cuando nos iniciamos en el mundillo del cine en casa nos surgen multitud de dudas acerca de
los numerosos tipos de dispositivos, componentes, equipos, altavoces, reproductores y demás
parafernalia tecnológica que está a nuestra disposición en las tiendas especializadas. Pero sin
lugar a dudas, uno de los que más dudas suscita es el denominado receptor A/V o receptor de
audio y vídeo.

Son esos voluminosos, calientes y pesados aparatos a los que generalmente están conectados
los altavoces y que forman el corazón de nuestro home cinema. ¿No sabéis qué son, para qué
sirven ni cuáles son las diferencias que presentan con respecto a otro tipo de dispositivos tales
como preamplificadores, etapas de potencia, procesadores de señales, etc.? En esta serie de
artículos vamos a tratar de clarificarlo.

Comenzaremos por el principio. En un sistema de cine en casa que se precie de serlo, contar
con un buen sonido es tan importante como la calidad de la imagen que obtengamos
mediante proyectores o televisores. Debido a las características físicas y técnicas de estos
últimos, resulta casi imposible que incorporen altavoces de calidad, o por lo menos con las
dimensiones apropiadas como para reproducir todo el rango de frecuencias audibles a niveles
de potencia adecuados.
Por ello, se hace necesario utilizar altavoces externos que, a su vez, necesitarán de un sistema
electrónico que les proporciones la potencia eléctrica necesaria para mover los electroimanes
y producir el sonido. Esta es la tarea de los amplificadores de audio en general, utilizados
habitualmente en todo tipo de dispositivos como cadenas de música, reproductores de MP3,
televisores, barras de sonido, etc.

Por otra parte, las películas de hoy en día suelen contar con audio multicanal digital, lo que
significa que para disfrutarlas en su máximo esplendor tendremos que tener un número de
altavoces que se corresponda con el número de canales de la grabación (habitualmente 5
canales normales y uno de graves) y algún dispositivo que nos descodifique este audio digital
y lo transforme en señales analógicas comprensibles por la electrónica de los altavoces.

Receptores A/V: Receptor y decodificador de audio

Es aquí donde los receptores A/V entran en juego, ya que una de sus principales funciones es
la de ser los decodificadores de este audio insertado digitalmente en los DVDs y Blu-Rays (en
formatos de tipo Doby Digital, DTS, etc.), transformando los ceros y unos en señales analógicas
sinusoidales que una vez amplificadas alimentarán a los diferentes altavoces que tengamos
instalados.

Es decir, su primera y más importante función es la de “recoger” las señales de audio


procedentes del exterior, ya sean estas en formato digital o analógico, desde las múltiples y
diferentes fuentes que tengamos conectadas (DVD, Blu-Ray, lector de CD, televisor,
videoconsola, PC, etc.) y adaptarlas al lenguaje que entienden los altavoces: voltios y vatios.

Para ello, los receptores A/V suelen contar con multitud de conexiones en su parte trasera,
tanto analógicas como digitales, que nos permitirán conectarle las diferentes fuentes de
reproducción de contenidos que tengamos en casa y seleccionar en cada momento la que
queramos escuchar.
Receptores A/V: preamplificador, DSP y etapa de potencia

La segunda y más importante función de los receptores A/V es la de servir también de


preamplicador y de etapa de potencia. El preamplificador es el dispositivo que adapta los
niveles eléctricos de las señales de entrada a niveles adecuados para su posterior procesado
por parte de un DSP (procesador digital de señales) o amplificador.

La etapa de potencia, como su nombre indica, es la encargada de elevar los milivoltios que le
proporciona el preamplificador o DSP a voltios, para generar los vatios necesarios como para
mover los conos de los altavoces, es decir, es la parte que nos genera la potencia final que irá
a nuestros altavoces.

La tercera función fundamental de un receptor A/V es la de actuar como procesador digital de


las señales de audio, aplicándoles diferentes efectos, ecualizaciones, retardos, etc.
adaptándolas a las características frecuenciales de nuestros altavoces y a las características
acústicas de la sala (veremos en profundidad estas funciones en un posterior artículo).

Además, según los modelos, también pueden incorporar funciones avanzadas para manejar
las señales de vídeo digitales o analógicas que les conectemos, realizando o no el procesado
de las mismas para adaptarlas a las diferentes resoluciones y sistemas finales de
representación (TV o proyectores), por ejemplo pasando una señal en baja definición a una en
1080p mediante reescalado.
Ejemplo de etapa de potencia de Onkyo

Receptores A/V: Resumen de funciones

Reumiendo, los receptores A/V son los dispositivos encargados de recibir las señales de audio
(y también de vídeo) procedentes de las diferentes fuentes que tengamos en casa, realizar la
decodificación de las digitales (Dolby Digital, DTS, etc.), adaptarlas a un nivel de señal
adecuado para ser procesadas, procesarlas para modificar su amplitud, fase y respuesta en
frecuencia (ecualización), adaptarlas a las características de nuestros altavoces y sala, y
finalmente amplificarlas hasta los niveles de potencia necesarios para que podamos
escucharlas por los altavoces.

Es decir, los receptores A/V integran en un solo aparato la etapa de preamplificación, el


decodificador digital y procesador de audio multicanal, el procesador digital de señales (tanto
de audio como de vídeo) y las etapas de potencia (una por cada altavoz), reduciendo los
costes y simplificando la gestión de todos estos dispositivos.

En posteriores artículos repasaremos más a fondo estas funciones y comentaremos las


funcionalidades avanzadas que han convertido a los receptores A/V en los centros
neurológicos de nuestros sistemas de cine en casa.

Índice del especial

Receptores A/V (I): funciones y características básicas


Receptores A/V (II): Consigue un “sonido de cine” gracias a la ecualización
Receptores A/V (III): Procesado de audio multicanal Receptores A/V (IV): Funcionalidades
avanzadas

Receptores A/V (II): Consigue un "sonido de cine" gracias a la ecualización


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5 Junio 2012 - Actualizado 16 Julio 2017, 13:05 Paco Rodriguez @pacoxataka

En la anterior entrega de nuestro especial sobre receptores A/V vimos en qué consistían estos
dispositivos, para qué servían y cuales eran sus funcionalidades básicas. En esta ocasión vamos
a centrarnos en una de sus funciones más importantes para aplicaciones de cine en casa: la
ecualización de los altavoces en función de las condiciones acústicas de la sala.

Tradicionalmente, los más puristas del sonido de alta fidelidad han renegado de los sistemas
de ecualización utilizados comúnmente por los usuarios, argumentando que modificar la
respuesta en frecuencia del sonido de los altavoces varía la fidelidad del audio y puede
modificar los matices que su creador pretendía transmitirnos.

Parece que esta forma de pensar tiene su lógica, y de hecho sería así en un mundo ideal en
donde el creador de la música (me refiero al productor o editor, no al que la compone) tuviera
un equipo de reproducción (y unos oídos) con respuesta plana y en donde los usuarios finales
contásemos con altavoces también de respuesta plana y con una sala de audición que no
introdujese perturbaciones al sonido.

Como os podéis imaginar este mundo perfecto no existe, por lo que básicamente tenemos dos
opciones para incrementar el grado de fidelidad en nuestras audiciones: gastar ingentes
cantidades de dinero en unos altavoces con respuesta muy plana en todo el rango frecuencial
y en acondicionar acústicamente la sala o bien optar por ecualizaciones de sala y ajustes en el
dominio del tiempo que arreglen con mayor o menor fortuna los problemas de nuestros
equipos y lugares de audición.

Pues bien, esta es la solución a la que en la mayoría de los casos podemos optar los usuarios
comunes y que poco a poco se va poniendo de moda también entre los más audiófilos, que
hasta ahora renegaban de modificar la respuesta frecuencial e incluso temporal de sus
altavoces.

Receptores A/V: Un “sonido de cine” en nuestros salones

Una de las misiones fundamentales de los receptores A/V modernos de gama media y media-
alta es la de actuar como ecualizadores de nuestro sistema de reproducción, tratando de
adecuar la respuesta de nuestros altavoces a las características acústicas concretas de la sala
en la que vamos a instalarlos.

Esta tarea puede parecer sencilla a simple vista y seguro que más de uno me diréis que alguna
vez habéis ecualizado la respuesta de algún equipo de audio manualmente variando la
amplitud a determinadas frecuencias con resultados que aparentemente, a oído, os parecían
correctos. Sin embargo, ecualizar correctamente para eliminar las aberraciones acústicas de la
sala y las introducidas por los altavoces no es una tarea fácil ni inmediata, suponiendo que
queramos conseguir un resultado óptimo.

Es aquí donde entran en juego los receptores A/V y sus procesadores de última generación,
capaces de realizar los cálculos necesarios como para ajustar la respuesta en frecuencia y
temporal del sonido, optimizándolo para cada situación en concreto.
Receptores A/V: Ajustando la respuesta en frecuencia

Comencemos por describir qué es la ecualización o ajuste en el dominio de la frecuencia. Se


trata básicamente de variar la amplitud de las señales en cada rango de frecuencias
(idealmente en cada frecuencia) en función de las características de la sala y los altavoces,
tratando de obtener una respuesta lo más plana que sea posible.

Para ello, los receptores modernos suelen incorporar un micrófono que, mediante la emisión
de una serie de tonos de prueba por los bafles que tengamos conectados, captura el sonido
procedente de cada altavoz detectando sus defectos y las aberraciones introducidas por éste y
por la sala.

Existen diferentes tecnologías para realizar esta captura y posterior cálculo y procesado del
sonido, cada una con sus características particulares, aunque para el uso doméstico las más
habituales son la YPAO utilizada por marcas como Yamaha o las tecnologías de Audyssey
usadas por otras firmas como Onkyo o Denon, cada una con sus variantes y especificaciones
concretas.

El funcionamiento básico de estos sistemas es el siguiente: Se coloca el micrófono


proporcionado junto con el receptor en diferentes puntos de audición (en todos aquellos
lugares en donde vaya a sentarse el usuario a escuchar música o ver una película) y el equipo
reproduce unos tonos de prueba por cada uno de los altavoces registrando la respuesta en
frecuencia (y también en el dominio del tiempo, como veremos):

El resultado es una respuesta aproximada de cómo se comportan nuestros altavoces y


nuestra sala, que de forma gráfica podríamos representar de la siguiente forma:
señal original

Como se puede apreciar, la respuesta presenta diferentes picos y dista mucho de ser plana.
Por ello, el receptor de A/V realizará ahora una serie de complejos cálculos matemáticos para
generar una señal complementaria a la detectada:

Señal complementaria
Al sumar ambas señales mediante diferentes técnicas, la resultante será otra señal con una
respuesta frecuencial mucho más plana que la original, habiéndose corregido los defectos de
nuestros altavoces y de la sala.

O al menos en teoría, ya que en la realidad el resultado depende de muchos parámetros, como


de la cantidad de aberraciones que tengamos, de cuántos dB sea la amplitud que haya que
corregir, del número de altavoces que pretendamos analizar (cuantos más altavoces menor el
efecto logrado en cada uno de ellos), del número de puntos de audición que deseemos
considerar, del rango de frecuencias a corregir, etc.

Señal corregida

No obstante, tras pasar este tipo de ecualizaciones de sala lograremos un sonido que en
general será más limpio, fiel y equilibrado que el que teníamos antes de realizar la
ecualización, sobre todo en sistemas de audio con múltiples altavoces que no son todos
iguales, ya que estas técnicas nos permiten acercar las respuestas en frecuencia de todos ellos
hasta un punto intermedio, dando la sensación de un mayor empaste del sonido, lo cual es
muy útil a la hora de disfrutar del cine en casa.

Receptores A/V: Correcciones en el dominio del tiempo

Los receptores A/V también tienen en cuenta la respuesta temporal de los altavoces y de la
sala a la hora de realizar los ajustes. Es decir, analizan cuánto tardan en llegarnos las señales de
sonido desde los diferentes altavoces, teniendo en cuenta las reflexiones y las fases de cada
señal para corregirlas en el punto de audición de forma que escuchemos señales en la misma
fase.
Esto es importante, ya que el desfase entre señales puede hacer que se cancelen parte de las
ondas sonoras a según qué frecuencias y el exceso de reverberación sin duda ensuciará el
resultado final que escuchemos.

Para evitar estos problemas los receptores identifican la posición de cada altavoz calculando
su distancia hasta el punto de escucha y posteriormente ajustan la fase de cada señal
retrasando (o adelantando, según se mire) el audio unos pocos milisegundos en el altavoz que
lo necesite, para que al llegar a nuestros oídos se encuentren todas las ondas sonoras en fase.
También se aplican diferentes filtros de respuesta al impulso para dotar de más intensidad a
las señales directas y minimizar el efecto de las reflejadas, logrando un sonido más impactante
y con menos reverberaciones, de forma que los defectos temporales de sala se minimicen.

Ejemplo de corrección temporal

Como vemos, los receptores A/V no se limitan a reproducir los sonidos que les pasemos por
sus múltiples entradas, sino que se encargan de ajustar en tiempo real las señales a las
características concretas de nuestros altavoces y sala, por lo que en general obtendremos un
sonido más armonizado y equilibrado, minimizando ciertos defectos, sobre todo en
frecuencias medias y medias-altas, ya que estos sistemas tienden a perder eficacia a la hora de
corregir los defectos más serios en bajas frecuencias, como por ejemplo las bolas de graves,
pero esa es otra historia.

En próximos artículos abordaremos más funcionalidades avanzadas de los receptores A/V,


como los modos de audición, DSP, configuración de los altavoces, procesado de vídeo, etc.
Para tener un poco más claro de qué vamos hablando os pongo el índice del especial con los
temas ya tratados:

Índice del especial

Receptores A/V (I): funciones y características básicas


Receptores A/V (II): Consigue un “sonido de cine” gracias a la ecualización
Receptores A/V (III): Procesado de audio multicanal Receptores A/V (IV): Funcionalidades
avanzadas

Receptores A/V (III): Procesado de audio multicanal

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4 Julio 2012 - Actualizado 27 Julio 2017, 15:32 Paco Rodriguez @pacoxataka

En la anterior entrega del especial sobre receptores A/V vimos cómo estos potentes
dispositivos eran capaces de corregir algunas de las desviaciones acústicas de nuestra sala y
altavoces por medio de avanzados sistemas de ecualización.

En esta ocasión vamos a centrarnos en una de sus más interesantes funcionalidades, la


relacionada con el procesado del audio multicanal, imprescindible para disfrutar de una
auténtico sonido de cine en nuestras casas.

Hasta hace poco más diez años, los receptores A/V de gama media contaban con mínimas
capacidades de procesamiento (o por lo menos comparadas con las que tienen hoy en día)
para cambiar las características del sonido que posteriormente amplificaban.

Con el paso del tiempo y a medida que la Ley de Moore se imponía en la electrónica digital, los
DSPs o procesadores digitales de señales se han convertido en una parte imprescindible de los
receptores A/V, permitiendo añadir nuevos efectos y modos de ecualización avanzados a
nuestros equipos.

Receptores A/V: Configuración avanzada de altavoces

Seguro que la mayoría de vosotros ha tenido algún equipo de música o minicadena en el que
prácticamente lo único que podíais configurar era el tono o nivel de graves y agudos a una
frecuencia o banda de frecuencias predefinida muchas veces desconocida.

Los receptores A/V modernos son capaces de ésto y de mucho más, ya que aparte de realizar
las correcciones acústicas automáticas que vimos en el anterior artículo, en la mayoría de los
casos permiten variar la respuesta en frecuencia de los altavoces en diferentes bandas de
forma manual.

Ésto puede resultar útil en el caso de que no obtengamos los resultados esperados con el
sistema automático o bien contemos con un equipo externo que nos permita medir de forma
más fiable la respuesta en diferentes puntos de la sala para su posterior corrección.
Además, una de las funciones más útiles consiste en el filtrado de la señal en función del
“tamaño” o mejor dicho de las capacidades frecuenciales de los altavoces que tengamos
instalados. Como en el mundo de los altavoces el tamaño sí importa, para reproducir
frecuencias graves se necesitan altavoces de grandes dimensiones, no siendo recomendable
hacerlo con altavoces pequeños ya que pueden distorsionar o incluso dañarse físicamente.

Los receptores A/V nos permiten configurar frecuencias de corte paso-alto (o paso bajo, según
se mire) para los diferentes altavoces conectados, enviando las frecuencias inferiores a la
seleccionada al altavoz de graves o subwoofer. Por ejemplo, si tenemos un altavoz central con
conos de 5 o 6 pulgadas podemos marcarlo como “medium o small” (esta terminología
depende de la marca y modelo) y seleccionar por ejemplo una frecuencia de corte de 70 u 80
Hz, con lo que todas las frecuencias inferiores a ésta se enviarán al subwoofer.

Normalmente esta selección la realiza automáticamente el receptor, pero también podemos


posteriormente ajustar los diferentes parámetros a mano para mejorar los resultados finales.
Además, es posible variar manual o automáticamente el volumen de cada altavoz que
tengamos conectado, por ejemplo incrementando el del canal central para que nunca más nos
perdamos los diálogos de las películas.
Receptores A/V: Modos de audición

Los técnicos de sonido de los estudios de grabación generalmente crean el ambiente que ellos
consideran apropiado en la pista de audio de cada película. Nosotros podemos seleccionar en
el receptor algún modo de sonido que no aplique ningún tipo de efecto, para mantener la
máxima fidelidad con el sonido original.

Sin embargo, en ocasiones puede gustarnos más aplicar un cierto “color” a las bandas sonoras,
es lo que se conoce como modos de audición. Estos modos tienen varias funciones: por una
parte aplican ecualizaciones predefinidas para conseguir un cierto ambiente o sensación con
diferentes configuraciones, por ejemplo una para películas de ciencia ficción, otra para pelis de
acción, terror, para simular estar en un concierto, etc.

Por otra, consiguen variar la respuesta temporal y modificar las reverberaciones de la sala con
diferentes trucos técnicos, como el de añadir canales extra de posicionamiento. ¿En qué
consiste esto? Muy sencillo, seguro que habéis oído hablar de sistemas de audio 7.1, 9.1 o
incluso 11.1 y os habéis preguntado ¿de donde se sacan y para qué sirven estos canales extra
si el DVD sólo tiene 5.1 canales o el Blu-ray en el mejor de los casos es 7.1?

Muy sencillo, el receptor A/V puede analizar el sonido de la pista de audio e “inventarse” esos
canales extra a partir de los ya existentes para mejorar la presencia sonora en la sala. Por
ejemplo, algunos receptores incorporan los llamados altavoces de presencia que se instalan
en la parte superior de la pantalla, a ambos lados, y que permiten simular el efecto de que el
sonido del canal central sale por detrás de la pantalla, en vez de por el altavoz central.
Este tipo de efectos puede resultar útil en según que casos, como por ejemplo si tenemos una
pantalla muy grande y nuestro altavoz central está situado muy por debajo de ella o no tiene
una buena dispersión vertical del sonido.

Aunque todos estos modos de audición pueden resultar muy espectaculares las primeras veces
que los utilizas, sin embargo, puede que al final os canséis de ellos y prefiráis un sonido más
puro, algo más en la línea de lo que el productor quería transmitirnos. No hay problema, con
sólo pulsar un botón en el mando a distancia la mayoría de los receptores A/V modernos nos
permiten seleccionar lo que denominan “Pure Audio”, “Direct Mode”, “Pure sound” o algo
similar.

Se trata de modos de audición en los que el sonido apenas sufre procesamiento y en general
se limita a pasar desde la entra hacia la salida (con la amplificación que sea necesaria) Además,
en estos modos de sonido “puro” suele ser habitual que toda la circuitería extra se
desconecte, como por ejemplo las partes de procesamiento de vídeo e incluso la pantalla LCD
de información del receptor, todo con la finalidad de minimizar las interferencias en el sonido
y mantener la máxima fidelidad. Vamos, el paraíso de los amantes del HiFi.
Receptores A/V: Procesado avanzado del audio

En esta última parte de este tercer capítulo vamos a comentar algunas funciones de procesado
avanzado que cada vez están más presentes en los receptores A/V. Para empezar
comentaremos los modos de audición nocturnos.

Seguro que en más de una ocasión os habéis puesto a ver una película por la noche y para no
molestar a los vecinos o a vuestra propia familia tuvisteis que bajar tanto el volumen que al
final os costaba seguir los diálogos. Esta situación puede resolverse fácilmente subiendo el
volumen del canal central, como ya hemos comentado, aunque también haciendo uso de la
Compresión dinámica insertada en algunas pistas de audio.

El rango dinámico nos indica la diferencia entre los sonidos más suaves (un susurro o el aletear
de un mosquito) y los más ruidosos (un disparo o una explosión). Los receptores modernos
pueden jugar con este rango incrementando el volumen de los sonidos más suaves y
disminuyendo el de los más fuertes de modo que todo se mantenga en un rango tolerable sin
que nos perdamos los pequeños detalles.

Lo normal es que la propia pista de audio contenga información extra sobre esta compresión
dinámica, permitiendo al receptor saber qué debe atenuar o reforzar y en qué medida, aunque
cada vez más DSPs son capaces de ajustar sobre la marcha este tipo de parámetros para
ofrecernos un control de decibelios que se ajuste a nuestras expectativas.

Son los llamados modos EQ avanzados o de volumen inteligente y tienen varias funciones. Por
una parte, mantener constante el nivel de presión sonora con independencia de la fuente que
estemos escuchando. Por ejemplo, seguro que os ha pasado que al cambiar de canal, poner un
CD y luego un DVD o conectar la radio el volumen se dispara. Pues esta es una de las cosas que
se intenta solucionar.
Pero además, los receptores de gama media-alta realizan complejos cálculos para tratar de
mantener constante la percepción acústica a cualquier nivel de volumen. Es decir, que
disfrutemos de todos los detalles y sutilezas del sonido tanto a volúmenes muy bajos como a
muy elevados.

Es lo que algunas marcas como Audyssey llaman ecualización dinámica, que no es otra cosa
que ir variando la respuesta de los altavoces en frecuencia y en amplitud (volumen), canal por
canal, en función de las características instantáneas de la señal de entrada y del volumen que
tengamos seleccionado en el receptor.

Por ejemplo, si vemos una película con el volumen muy bajo, las voces o los efectos por los
altavoces traseros pueden llegar a desaparecer, al igual que ciertas frecuencias medias o
graves. La ecualización dinámica trata de compensar estos problemas manteniendo un sonido
equilibrado a cualquier nivel de audición que deseemos.

Índice del especial

Receptores A/V (I): funciones y características básicas


Receptores A/V (II): Consigue un “sonido de cine” gracias a la ecualización
Receptores A/V (III): Procesado de audio multicanal Receptores A/V (IV): Funcionalidades
avanzadas

Receptores A/V (IV): Funcionalidades avanzadas

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19 Marzo 2013 Paco Rodriguez @pacoxataka

En las anteriores entregas del especial sobre receptores A/V hemos ido repasando las
funcionalidades relacionadas específicamente con la gestión y procesado de las señales de
audio.

En esta ocasión vamos a centrarnos en toda una serie de características y funciones extra,
especiales o avanzadas que en principio se fueron incorporando a los receptores de alta gama
pero que cada vez están más presentes en los de gama media e incluso baja, dotándoles de
prestaciones que hasta hace sólo unos años no podíamos ni imaginar en equipos domésticos.

Receptores A/V: Procesado y escalado de vídeo

Los receptores de A/V además de tratar de muy diversas formas las señales de audio,
gestionan, modifican y procesan las de vídeo, tanto las analógicas como las digitales. Para ello
cuentan con una gran cantidad de conexiones de diferente naturaleza en su parte trasera.

Gracias a estas múltiples entradas y salidas analógicas y digitales es posible tener conectados
todo tipo de reproductores multimedia, consolas, lectores de CD, sintonizadores, televisores,
etc. de forma simultánea a nuestro receptor A/V, pudiendo seleccionar en cada momento cuál
queremos usar, por qué salida y con qué características.

Generalmente podemos distinguir dos formas de actuar con las señales de vídeo. La primera,
que podemos denominar de "paso directo", Pass-Through o paso sin procesar. Básicamente
coge las señales de entrada y las saca sin realizar ninguna modificación. Ésto es útil por
ejemplo para las señales procedentes de entradas HDMI que ya están en HD y a las que no
queremos hacer ningún cambio.

Pero el verdadero potencial de los receptores A/V lo encontramos a la hora de procesar estas
señales de vídeo. En general, la mayoría de modelos son capaces de realizar algunos ajustes en
las señales de entrada, como por ejemplo escalar señales en baja definición hasta los famosos
1080p (con mayor o menor acierto), modificar su relación de aspecto (16/9, 4/3, etc.), cambiar
parámetros como brillo, contraste, etc. o incluso pasar a digitales algunas entradas analógicas.
El escalado de señales hacia resoluciones superiores es un tema complejo. De hecho, aquí
debemos guiarnos por la máxima de que "de donde no hay no se puede sacar". Es decir, por
muy buenos que sean los sistemas de procesamiento digitales, lo que harán será inventarse
píxeles que no existen en las señales originales y aplicar efectos de realce o filtrado, por lo que
el resultado obtenido siempre será de peor calidad que si tuviésemos una fuente en HD real (la
vida real no es como los laboratorios de CSI).

No obstante, la calidad final del escalado en los equipos de más alta gama puede ser bastante
"resultona", por ejemplo al pasar fuentes 720p a 1080p. No esperéis milagros al escalar DVDs
a HD, sobre todo si los vais a visualizar en una pantalla de grandes dimensiones (80 pulgadas o
más).

Por último, señalar que desde hace un par de años están saliendo al mercado receptores A/V
con capacidades de escalado hasta 4K (3.840 x 2.160 pixels), que queda muy bien sobre el
papel pero que a día de hoy no podemos aprovechar puesto que ninguno de nosotros
tenemos en casa una tele o proyector que soporte estas resoluciones.
Receptores A/V: Amplificación multizona

Además de amplificar los 5, 7, 9 o más canales de audio del sistema de cine en casa principal,
la mayoría de los receptores A/V modernos cuentan con la interesante funcionalidad de la
amplificación multizona. Ésta consiste básicamente en una serie de amplificadores adicionales
que nos permitirán alimentar un segundo, tercer o incluso cuarto juego de altavoces estéreo
(o en algunos modelos también 5.1) desde el mismo equipo.

Para ello los receptores cuentan en su parte trasera con conectores para una o varias parejas
de altavoces que pueden ser controlados de forma independiente al sistema multicanal
convencional, permitiéndonos instalar altavoces en otras habitaciones de la casa con sólo
llevar los cables hasta el receptor A/V.

El control de estas zonas secundarias de audición se realiza desde el propio receptor, o desde
el mismo mando a distancia, aunque en ocasiones estos amplificadores secundarios pueden
funcionar de forma completamente independiente al sistema principal, pudiendo tener éste
último apagado y sólo encender el ampli secundario de la zona concreta que queramos.
¿Para qué puede servir esto? Pues imaginemos un receptor A/V 7.1 con amplificación trizona.
Podemos tenerlo instalado en el salón junto con el sistema 7.1 de altavoces para ver películas.
Pero además, en nuestra habitación (o en la terraza, cocina o el jardín, etc.) podemos contar
con otro sistema estéreo y en la habitación de los peques con un tercer sistema 2.0 para sus
juegos, películas, etc. todo ello controlable desde el salón y que podemos usar sin tener que
encender el sistema 7.1 principal.

En este punto es necesario comentar que, en función de la gama de nuestro receptor A/V, las
características y funciones de estos amplificadores secundarios pueden variar. Por ejemplo, en
los de gama media normalmente sólo podremos escuchar por ellos audio procedente de
entradas analógicas y no podremos ecualizar el sonido más allá del típico balance de agudos y
graves, mientras que en los modelos de más alta gama incluso podremos hacer un calibrado
automático multizona con el micrófono incorporado.

Receptores A/V: Conexiones con la Red, se rompió el aislamiento

Los lectores de medios de almacenamiento óptico no son las únicas fuentes de audio de
calidad. Cada vez es más común que los usuarios escuchemos música directamente desde
archivos digitales almacenados en memorias USB o en discos duros de red.

Para acceder a estos contenidos suele ser necesaria la conectividad con nuestra red doméstica
e incluso con Internet si queremos acceder a medios online. Por ello, los receptores A/V
modernos (desde hace unos dos años) suelen incorporar de serie en casi todas sus gamas la
posibilidad de reproducir este tipo de contenidos, ya sea en streaming o bien directamente
desde memorias conectadas a alguno de sus puertos USB.

Aquí es importante que nos fijemos en los tipos de archivo que soportan los receptores para
comprobar si son los que habitualmente utilizamos. Por ejemplo, de nada nos serviría
comprarnos un receptor A/V que no soporte FLAC si la mayoría de los archivos musicales que
tenemos están en este formato de audio.

La mayoría de los receptores soportan tecnologías de streaming como DLNA o Airplay, lo cual
nos permitirá transmitir contenidos directamente desde nuestros smartphones, tabletas o
portátiles.

Pero además, cada vez resulta más común que podamos conectarnos directamente a Internet
para acceder a ciertos servicios de radios online como Pandora o Spotify, ampliando el
abanico de posibilidades musicales hasta prácticamente el infinito.
Receptores A/V: Otras funcionalidades

Por último, señalar algunas funcionalidades extra incorporadas el estos núcleos de ocio que
son los receptores A/V modernos. Para empezar no podemos dejar de comentar que la
mayoría de ellos cuentan con sintonizadores de radio analógicas, tanto FM como AM, algo que
quizá muchos no uséis ya pero que puede resultar bastante útil sobre todo si lo combinamos
con la amplificación multizona, para por ejemplo poder escuchar la radio en cualquier parte de
la casa.

También hemos de destacar los avances en las interfaces gráficas de los nuevos modelos.
Hasta hace unos años configurar todos los parámetros de los receptores podía ser bastante
complicado, ya que había que hacerlo desde las pantallas LCD de la parte frontal. Ahora todo
es mucho más sencillo, ya que traen de serie la posibilidad de conectarlos al televisor o
proyector e incorporan bonitas interfaces gráficas en las que cambiar y ajustar parámetros es
mucho más fácil, intuitivo, cómodo y rápido.

Además, cada vez podemos olvidarnos más de esos futuristas mandos a distancia con decenas
de botones que nunca sabíamos para qué servían. Ahora en muchos casos podemos acceder a
algunas o muchas funciones del receptor desde nuestros smartphones y tabletas, gracias a
ciertas aplicaciones que las marcas ponen a nuestra disposición para facilitarnos el control.
Índice del especial

Receptores A/V (I): funciones y características básicas Receptores A/V (II): Consigue un “sonido
de cine” gracias a la ecualización Receptores A/V (III): Procesado de audio multicanal
Receptores A/V (IV): Funcionalidades avanzadas

Cómo instalar y configurar tu nuevo receptor A/V (I)


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3 Marzo 2014 - Actualizado 25 Febrero 2018, 10:59 Paco Rodriguez @pacoxataka


Probablemente muchos de vosotros hayáis comprado un receptor A/V recientemente o estéis
pensando en hacerlo. En nuestro especial sobre receptores A/V explicamos qué son estos
complejos aparatos, para qué sirven y cuáles son sus funciones básicas.

Sin embargo, si no tenéis mucha experiencia os surgirán dudas sobre cómo instalar uno de
estos dispositivos en casa y cómo configurarlo prácticamente desde cero. En este artículo
vamos a tratar de explicar de forma sintetizada los aspectos más destacados de esta primera
instalación, que suele ser la más complicada.

En primer lugar, os recomiendo que leáis el manual de instrucciones de vuestro aparato y que
lo tengáis siempre a mano, ya que cada marca y modelo tienen sus peculiaridades que muchas
veces sólo vendrán reflejadas en la letra pequeña del manual. No obstante, aquí van unos
consejos generales que deberían servir para la mayoría de receptores A/V.

Realizar todas las conexiones antes de encender

Tras desempaquetar nuestro receptor A/V y colocarlo en el lugar de la sala en el que lo


vayamos a instalar, lo siguiente que deberíamos hacer es conectar todos los cables de audio y
vídeo (RCA, HDMI, jack, ópticos, etc.) tanto al receptor como a las fuentes de audio y vídeo
(suele ser recomendable que tengáis un televisor o monitor a mano para realizar la instalación
del receptor A/V, ya que éste mostrará los diferentes menús en la pantalla, además de en su
display frontal).

Mi recomendación es que siempre que podáis uséis cables de buena calidad (sin dejaros una
fortuna) y a ser posible HDMI o de fibra óptica si tenéis problemas de interferencias.

Después deberemos conectar los cables de los altavoces, tanto al receptor como a éstos. A
pesar de que en muchas tiendas os recomendarán cables gordos y caros, en la mayoría de los
casos no será necesario ni apreciable la diferencia con respecto a cables convencionales más
baratos. Por ejemplo, con unos cables de entre 0,6 y 1 euros el metro deberíais tener más que
suficiente.

A continuación ya podéis conectar la toma de corriente al receptor y a la línea eléctrica de


vuestra casa y encender por primera vez el equipo. En este punto suele resultar útil haber
leído en el manual qué modo de salida de vídeo viene predeterminado, o en su defecto cómo
seleccionar el adecuado para nuestro caso.

¿Por qué os digo esto? Pues porque hay veces en que por ejemplo la salida por defecto es la
analógica o la digital y nosotros hemos conectado el receptor mediante la contraria,
obteniendo como resultado ninguna imagen en el monitor que usemos para completar la
instalación.

Ajustar la impedancia de los altavoces

El siguiente paso en nuestro proceso de instalación debería ser ajustar la impedancia de los
altavoces, siempre que el modelo adquirido nos permita hacerlo. Esta función suele estar
dentro del menú de configuración del equipo, dentro de las características de los altavoces.

¿Para qué sirve? Pues para decirle al receptor cómo van a ser los altavoces que tiene
conectados, o más concretamente cómo será su impedancia o resistencia al paso de la
electricidad.

Por lo general, los altavoces de consumo tienen impedancias de 4, 6 u 8 ohmios (ohm) y los
receptores suelen poder manejar sin problemas todas ellas, aunque hay que decirles cuál es la
que se van a encontrar para que la circuitería interna se ajuste mejor a ella, sea más eficiente y
pueda entregar la máxima cantidad de potencia sin poner en riesgo a la fuente de
alimentación.

Normalmente basta con mirar en las especificaciones de todos los altavoces que vayamos a
conectar, ver su impedancia uno por uno y seleccionar el valor más bajo. Éste es el que
tendremos que darle al receptor.
Por ejemplo, imaginad que tenemos conectados tres altavoces con una impedancia de 8 ohm y
dos con 4 ohm. Tendremos que decirle al receptor que nuestros altavoces son de 4 ohm, el
valor mínimo de todos ellos.

Ejemplo de ajuste de impedancia en receptor Yamaha

Aunque en la mayoría de los casos es recomendable seguir las instrucciones del fabricante,
debemos tener en mente que por lo general, seleccionar en el receptor niveles bajos de
impedancia puede hacer que se limite la potencia de salida del mismo, para protegerle de
sobrecalentamientos.

Esto no es que sea malo, ni ocurre en todos los modelos, pero podemos llegar a perder parte
de la dinámica de nuestro receptor y podría parecer que le falta potencia, incluso puede que
la etapa de amplificación llegue a saturación antes, que oigamos "clippear" a los altavoces con
mayor facilidad, ya que se limita el rango dinámico para evitar problemas de temperatura.

¿Qué hacer? Pues empezad siguiendo las instrucciones del fabricante y escuchad como se
comporta el equipo. Más tarde, en el caso de que tengáis altavoces de baja impedancia (4
ohm) podéis probar a ver si el conjunto funciona bien seleccionando en el receptor el nivel de
impedancia más alto (6 u 8 ohm).

Aseguraos de que no se sobrecalienta y de que a niveles de escucha normales no saltan las


protecciones. En ese caso deberéis seleccionar de nuevo el valor bajo de impedancia en el
receptor o comprar otros altavoces de mayor impedancia.

Índice del especial

Receptores A/V (I): funciones y características básicas


Receptores A/V (II): Consigue un “sonido de cine” gracias a la ecualización
Receptores A/V (III): Procesado de audio multicanal Receptores A/V (IV): Funcionalidades
avanzadas

Cómo instalar y configurar tu nuevo receptor A/V (I)

Cómo instalar y configurar tu nuevo receptor A/V (II)

La importancia de la corrección automática en los equipos de cine en casa (I): Por qué debo
usarla

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qué debo usarla

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6 comentarios

8 Marzo 2016 - Actualizado 8 Marzo 2016, 12:14 Paco Rodriguez @pacoxataka

Después de ahorrar durante meses o años vas a la tienda y te gastas una pequeña fortuna en
tu nuevo y flamante equipo de sonido. Ya sea una barra, base sonora, un kit 5.1 o un receptor
AV, llegas todo ilusionado a casa, lo enchufas, empiezas a ver alguna película y aquello no
suena como esperabas.

Tienes una respuesta pobre o con exceso de graves, con agudos emborronados y medios
exagerados. ¿Qué está pasando?, ¿no debería sonar perfecto de fábrica? Pues en un mundo
ideal sí, pero probablemente tu casa diste mucho de ser una sala ideal para la audición
musical, de ahí la gran importancia de los sistemas de corrección acústica incorporados.
¿Qué es la corrección y/o ecualización automática?

Hasta hace unos años teníamos que tener unos conocimientos bastante considerables para
dejar todo el sistema de sonido ajustado al milímetro. Afortunadamente hoy en día ya no es
necesario gracias al uso de los sistemas de corrección acústica automatizados que la mayoría
de equipos de gamas media y alta incorporan (y cada vez más también algunos de gama baja).

El término "ecualización" hace referencia solo a una parte de la corrección acústica de sala
total que los nuevos sistemas son capaces de aplicar, aunque comúnmente es la palabra que
se suele utilizar y que con mayor frecuencia veremos por los medios online, incluso la que usan
algunas marcas en la publicidad.

Hay equipos que solo pueden aplicar una ecualización al sonido y otros que realizan una
corrección más completa y sofisticada con la que lograremos mejores resultados. Pero
veamos en qué consiste y por qué debemos usarla.

La corrección acústica trata de adecuar la respuesta de nuestros altavoces a las características


acústicas concretas de la habitación

La idea principal tras la corrección acústica de la sala es la de adecuar la respuesta de nuestros


altavoces a las características acústicas concretas de la habitación en la que vamos a
instalarlos. Es una tarea que puede parecer sencilla, pero hacerlo correctamente para eliminar
las aberraciones acústicas de las paredes, muebles y las introducidas por los altavoces no es
una tarea fácil ni inmediata.

Ecualización o corrección en frecuencia


La primera misión del sistema de corrección acústica será el ajuste del sonido en el dominio de
la frecuencia. Es decir, variará la respuesta en frecuencia de cada altavoz para obtener una
respuesta plana en el punto de escucha. Esto es algo que se puede hacer manualmente
usando un programa informático, pero en general los sistemas automáticos deberían darnos
un buen resultado en la mayoría de los casos y son infinitamente más sencillos de usar.

Solo hay que conectar un micrófono al sistema de audio (normalmente viene incluido de serie
con el equipo) y mediante la emisión de una serie de tonos de prueba por los bafles que
tengamos conectados, captura el sonido procedente de cada altavoz en diferentes puntos de
audición detectando sus defectos y las aberraciones introducidas por éste y por la sala.

Existen diferentes tecnologías para realizar esta captura y posterior cálculo y procesado del
sonido, cada una con sus características, ventajas e inconvenientes, siendo para el uso
doméstico las más habituales: YPAO utilizada por marcas como Yamaha y las diferentes
versiones de Audyssey usadas por otras firmas como Onkyo o Denon.

Ajuste en el dominio del tiempo


El siguiente paso en el proceso de corrección suele ser el ajuste de la respuesta temporal de
los altavoces y la sala, como ya comentamos en nuestro especial sobre receptores AV. Se
analizan cuánto tardan en llegarnos las señales de sonido desde los diferentes bafles, teniendo
en cuenta las reflexiones y las fases de cada señal para corregirlas en el punto de audición de
forma que escuchemos siempre señales sonoras en la misma fase.

¿Qué importancia tiene esto? Pues mucha, ya que el desfase entre señales puede hacer que se
cancelen parte de las ondas sonoras a diferentes frecuencias (sobre todo en las graves por
debajo de 100 Hz) dejándonos un sonido plano, pobre y sin pegada ninguna o justo lo
contrario, es decir, que se realcen ciertas frecuencias por encima del resto.

En este punto se identifica la posición de cada altavoz con respecto al oyente y calculan las
distancias de escucha teóricas (que no tienen por que ser las reales, como veremos en un
segundo artículo) de los altavoces para obtener la mejor respuesta, y especialmente en las
frecuencias problemáticas, como es entre 40 y 100 Hz.
Se ajusta la fase de cada altavoz retrasando (o adelantando, según se mire) el audio unos
pocos milisegundos en el bafle que lo necesite, para que al llegar a nuestros oídos se
encuentren todas las ondas sonoras en fase. También se aplican diferentes filtros de respuesta
al impulso para dotar de más intensidad a las señales directas y minimizar el efecto de las
reflejadas, logrando un sonido más impactante y con menos reverberaciones, de forma que los
defectos temporales de sala se minimicen.

Es decir, con la corrección automática de la sala le estamos dando al equipo de sonido las
herramientas que necesita para saber dónde lo estamos instalando, qué dimensiones tiene la
habitación, qué tipo de altavoces tenemos y qué obstáculos se va a encontrar el sonido. El
resultado del proceso es un audio más equilibrado, con menos problemas de graves que
retumban o agudos y medios pobres.

En la siguiente parte de este especial veremos algunos consejos y problemas que nos
podemos encontrar a la hora de hacer esta corrección acústica de la sala.

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